El Estado, ¿un problema o solución?

Los dos enemigos del pueblo son los criminales y el gobierno. Atemos al segundo con las cadenas de la Constitución para que no se convierta en la versión legalizada del primero.

Thomas Jefferson

 

Cuando la corrupción es rampante, más recursos en manos del Estado significa menos recursos para los ciudadanos.

“El estado ocupa una posición especial en la sociedad porque tiene el monopolio de la fuerza armada, pero eso solo hace que sea más vital que no sea sacrosanto. El poder del gobierno no solo debe estar limitado por la ley si los ciudadanos deben ser libres, eso también lo sabían Platón y Aristóteles, sino que debe estar limitado por otros poderes. Debe considerarse como una de esas fuerzas sociales de cuyo equilibrio depende una sociedad libre. Cuando el estado crece demasiado, la actitud de los anarquistas se vuelve, dentro de límites sensibles, relevante y correcta; Así como cuando los banqueros se hinchan y presumen de dirigir un país, la actitud de los marxistas, salvo su reclamo de verdad universal, es correcta.” Max Eastman. Reflections on the Failure of Socialism. 1940. 

“En el mercado libre, es un hecho feliz que la maximización de la riqueza de una persona o grupo redunda en beneficio de todos; pero en el ámbito político, el reino del Estado, una maximización de los ingresos y la riqueza solo puede acumularse parasitariamente para el Estado y sus gobernantes a expensas del resto de la sociedad”. Murray N. Rothbard.

“El Estado utiliza sus ingresos coercitivos, no solo para monopolizar y proporcionar servicios genuinos de manera ineficiente al público, sino también para construir su propio poder a expensas de sus sujetos explotados y acosados.” Murray N. Rothbard.

Ronald Reagan .. “El Gobierno es el problema”

… “El gobierno no es la solución a nuestro problema. El gobierno es el problema. De vez en cuando hemos tenido la tentación de creer que la sociedad se ha vuelto demasiado compleja para ser administrada por el auto gobierno, que el gobierno de un grupo de élite es superior al gobierno para, por y del pueblo “.

… “O creemos en nuestra capacidad de auto gobierno, o abandonamos la Revolución Estadounidense, y confesamos que una pequeña élite intelectual en una capital lejana puede planear nuestras vidas mejor que nosotros mismos”.  Ronald Reagan.

¿Qué es el Estado?

Las personas tienen ideas o conceptos diferentes sobre qué es el Estado. Para los efectos de este artículo, recojo lo que al respecto dice Murray Rothbard en su introducción al tema:

El Estado es considerado casi universalmente como una institución de servicio  público. Algunos teóricos veneran al Estado como la apoteosis de la sociedad;  otros lo consideran como una amigable, aunque algunas veces ineficiente,  organización para el logro de fines sociales; pero casi todos lo consideran como  un medio necesario para lograr los objetivos de la humanidad, un medio a ser  contrapuesto al “sector privado” y que usualmente gana en esta competencia por  recursos. Con el surgimiento de la democracia, la identificación del Estado con  la sociedad se ha redoblado, hasta el punto que es común escuchar la expresión  de sentimientos que virtualmente violan todos los principios de la razón y el  sentido común, tales como “nosotros somos el gobierno”. El útil término colectivo  “Nosotros” ha permitido que un camuflaje ideológico haya sido extendido sobre  la realidad de la vida política. Si“nosotros somos el gobierno”, entonces todo lo  que un gobierno le haga a un individuo no es sólo justo y no-tiránico, sino también  voluntario de parte del individuo involucrado.

 

…Debemos entonces enfatizar que “nosotros” no somos el gobierno, el  gobierno no es “nosotros”. El gobierno no representa en ningún sentido preciso,  a la mayoría del pueblo. Pero aún si lo hiciera, aún si el 70% de la población  decidiera asesinar al restante 30%, eso sería de todas formas asesinato y no  suicidio voluntario de parte de la minoría masacrada. A ninguna metáfora  organicista ni calmante irrelevante de que “todos somos parte del otro” debe  permitírsele oscurecer este hecho básico.

Si, entonces, el Estado no es “nosotros”, si no es la familia humana juntándose  para decidir sobre sus problemas comunes; si no es una reunión de una logia o “Country Club”; ¿qué es el Estado? Brevemente, el Estado es aquella  organización en la sociedad que intenta mantener un monopolio sobre el uso de  la fuerza y la violencia en una determinada área territorial; en particular, el Estado  es la única organización que obtiene sus ingresos, no a través de contribuciones  voluntarias o el pago por servicios prestados, sino a través de la coerción.  Mientras que otros individuos o instituciones obtienen sus ingresos por medio de la producción de bienes y servicios y por la venta voluntaria y pacífica de dichos  bienes y servicios a otros individuos, el Estado obtiene su renta mediante el uso de la compulsión, es decir, la amenaza de la cárcel y la bayoneta. Luego de usar  la fuerza y la violencia para obtener sus ingresos, pasa a regular las demás  acciones sus súbditos individuales. Uno pensaría que la simple observación de todos los Estados a lo largo de la historia y sobre todo el globo terráqueo, sería  suficiente prueba de esta afirmación; pero el aura de mito ha envuelto por mucho  tiempo las actividades del Estado, que cierta elaboración es necesaria. Murray N. Rothbard. Capítulo 3 de El igualitarismo como una revuelta contra la Naturaleza y otros ensayos. (Auburn: Mises Institute, 2000 [1974]), pp. 55-88.

No es difícil encontrar personas que piensan que el Estado tiene la obligación de proveerles no solo salud, educación y seguridad pública gratuita, lo usual en la mayoría de los Estados modernos, sino también otra lista de “derechos” como empleo, vivienda, subsidios, etc.

Tal parece que 75 años después, y aún antes, el análisis que Friedrich Hayek hizo en 1944, sigue teniendo vigencia, advirtiendo del peligro que conlleva sacrificar libertad por seguridad económica y social, que va de la mano con la alteración de los valores que forjaron la democracia y el progreso económico y social en gran parte del mundo, excepto, claro está, donde tales valores no han echado raíces.

  “El empeño general de lograr seguridad por medidas restrictivas, tolerado o favorecido por el Estado, ha producido con el transcurso del tiempo una progresiva transformación de la sociedad, una transformación en la que, como en tantas otras direcciones, Alemania ha guiado y los demás países han seguido. Se ha acelerado esta marcha por otro efecto de la enseñanza socialista: el deliberado menosprecio de todas las actividades que envuelven riesgo económico y el oprobio moral arrojado sobre las ganancias que hacen atractivo el riesgo, pero que sólo pocos pueden conseguir. No podemos censurar a nuestros jóvenes porque prefieran una posición asalariada segura mejor que el riesgo de la empresa, cuando desde su primera juventud han visto aquélla considerada como ocupación superior, más altruista y desinteresada. La generación más joven de hoy ha crecido en un mundo donde, en la escuela y en la prensa, se ha representado el espíritu de la empresa comercial como deshonroso y la consecución de un beneficio como inmoral, y donde dar ocupación a cien personas se considera una explotación, pero se tiene por honorable el mandar a otras tantas. Los viejos quizá consideren esto como una exageración de la situación actual, pero la diaria experiencia del profesor universitario apenas le permite dudar que, como resultado de la propaganda anti capitalista, la alteración de los valores va muy por delante del cambio hasta ahora acontecido en las instituciones británicas. La cuestión es si, al cambiar nuestras instituciones para satisfacer las nuevas demandas, no destruiremos inconscientemente unos valores que todavía cotizamos muy alto.

…Si es dudoso que el espíritu de libertad pueda en algún sitio extirparse por la fuerza, no es seguro que otro pueblo pueda resistir con éxito al proceso por el cual fue lentamente sofocado en Alemania. Allí donde categoría social y distinción se logran casi exclusivamente convirtiéndose en un sirviente a sueldo del Estado, donde la ejecución de un deber asignado se considera más laudable que la elección por sí de su campo de utilidad, donde todas las actividades que no dan acceso a un lugar reconocido en la jerarquía oficial o derecho a un ingreso fijo, se consideran inferiores e incluso algo deshonrosas, sería excesivo esperar que muchos prefieran largo tiempo la libertad a la seguridad. Y donde la alternativa frente a la seguridad en una posición dependiente es la más precaria posición, en la que a uno se le desprecia tanto si triunfa como si fracasa, pocos serán los que resistan a la tentación de salvarse al precio de la libertad. Cuando las cosas han llegado tan lejos, la libertad casi se convierte realmente en objeto de burla, puesto que sólo puede adquirirse por el sacrificio de la mayor parte de las cosas agradables de este mundo. En tal situación, poco puede sorprender que sean cada vez más las gentes que empiezan a sentir que sin seguridad económica la libertad «carece de valor» y están dispuestas al sacrificio de su libertad para ganar la seguridad.

…Sin embargo, como se ha sugerido ya en estas páginas, no es con la Alemania actual, sino con la de hace veinte o treinta años, con la que muestran un parecido cada vez mayor las condiciones británicas. Hay muchos rasgos que fueron entonces considerados como «típicamente alemanes» y que son ahora igualmente familiares en Inglaterra, y muchos síntomas que apuntan a un futuro desarrollo en la misma dirección. Hemos mencionado ya el más significativo: la creciente semejanza entre los criterios económicos de derechas e izquierdas y su común oposición al liberalismo que era la base común a la mayoría de los políticos ingleses. … La creciente veneración del Estado, la admiración del poder y de lo grande por ser grande, el entusiasmo por la «organización» de todo (ahora lo llamamos planificación) y aquella «incapacidad para dejar algo al simple poder del crecimiento orgánico»” Friedrich A. von Hayek Camino de servidumbre. (1944) © 2008 de Unión Editorial, S.A.

“El libro de Hayek generó controversia puesto que explicaba de manera sencilla y clara la relación entre la libertad individual y la planificación económica centralizada. Para Hayek, las ideas colectivistas —ya sean de izquierda o de derecha — no conducen a una utopía sino que al darle cada vez más poder al Estado para controlar la economía, inevitablemente conducen a horrores como los de la Alemania Nazi y la Italia Fascista.” Liberty Fund, Inc. y el Cato Institute.

Aunque todos saben que el dinero para proveer los servicios que el Estado ofrece proviene de los impuestos que pagan los ciudadanos, pocos saben que el gobierno también se endeuda y la inmensa mayoría no tiene una noción precisa de la estructura de los ingresos ni de la estructura de los gastos, es decir no saben de dónde sale el dinero, ni a cuánto asciende ni cómo se gasta ese dinero.

Aun así, pocos se preocupan sobre el tema. La mayoría asume que el Estado es un buen administrador de los recursos que se le confían, pues para eso el pueblo ha elegido a las personas que están al frente del mismo –o al menos así piensan los votantes que lo eligieron, que en las democracias se supone que es la mayoría, dictaduras aparte-.

De tal modo que no es raro escuchar o leer propuestas para crear nuevas dependencias estatales, nuevos programas y proyectos, nuevas reglamentaciones y leyes, que significan contratar más funcionarios para administrar y ejecutar y al fin de cuentas realizar más gastos. De dónde saldrá el dinero para eso? Es lo de menos, se piensa. Ya se inventará un nuevo impuesto o tarifa o se buscará un préstamo. Lo importante es que se realicen obras o se ofrezcan más servicios.

A los políticos les encanta mostrar que están haciendo algo por el pueblo para mantener contentos a los votantes o conseguir más votos para permanecer en el poder. No importa si lo que se hace tiene o no prioridad para el desarrollo del país. Se anuncia y difunde por los medios de comunicación con bombos y platillos para mostrar los “logros” del gobierno de turno, mientras se compara con administraciones anteriores a las que se culpa de todas las desgracias del país.

Pero, ¿quiénes son estos políticos? Algunos han saltado al poder después de ser conocidos empresarios o profesionales, otros eran líderes sindicales, otros eran figuras de diversas ocupaciones lanzadas a la popularidad por los medios de comunicación, pero la mayoría han sido personas con larga carrera en partidos y movimientos políticos, políticos de profesión. Algunos de estos con la sincera voluntad de hacer algo bueno por el país –y que lamentablemente muchos no logran hacerlo- pero otros son guiados por su interés personal egoísta, por el interés de enriquecerse o por los beneficios del poder.

En cualquiera de los casos, una vez que llegan al poder, se rodean de sus más fieles seguidores, Designan en los más altos puestos no a los más idóneos para ellos, sino a los que considera más leales, a aquellos que han contribuido a llevarlos al poder, a los que deben favores o que han contribuido con dinero a su campaña política, y a menudo a familiares y amigos cercanos, no importa si tienen méritos para ocupar dichos puestos. Son nombrados ministros, secretarios, directores, magistrados o presidentes de entidades públicas. Pronto piden nuevos vehículos para transportarse, escoltas, asesores, asistentes, secretarias y remodelar sus oficinas. Piensan que se lo merecen después de años de estar en la llanura.

Estos, a su vez, hacen lo mismo en las dependencias estatales que administran. Si los puestos están ocupados, no faltará un sinfín de pretextos para despedir a los que los ocupaban antes de su llegada, no importando si se trata de personal calificado o idóneo para los puestos. Si es un partido político antagónico el que gobernaba anteriormente, la “barrida” de empleados públicos es general. Hay que dar empleo a los militantes del partido y simpatizantes y privar del empleo a los adversarios, a veces considerados como “enemigos”. También hay que dar empleo a los familiares y a los amigos. El nepotismo se vuelve rampante. El resultado es que entonces el Estado se llena de un ejército de funcionarios y empleados públicos sin experiencia ni calificación y que de lo que menos se ocupan y preocupan es de servir a los ciudadanos, porque antes deben ocuparse y preocuparse de servir y agradar a sus jefes, ya que gracias a ellos tienen empleo y hay que conservarlo a toda costa porque “la calle está dura”.

Los puestos son limitados y la demanda por conseguir un puesto en el Estado es fuerte –el sector privado formal en América Latina no crea los suficientes puestos para los cienes de miles o millones de personas que cada año se incorporan a la fuerza laboral- de modo que se inventan nuevos puestos para atender la demanda de los que reclaman que no se les benefició con empleo al inicio de la toma del poder. El gasto estatal sigue aumentando para satisfacer tales demandas. Y si no es posible contratar a más personas, se recurre al conocido expediente del cheque cobrado sin presencia en el trabajo –los empleados fantasmas-. Como escribieron Mendoza et. al en “Fabricantes de Miseria“: “El Estado no tiene dolientes: quienes manejan el dinero de los contribuyentes, en América Latina, parten de la base de que al ser ese dinero de todos no es de nadie, y por consiguiente se puede repartir o vender alegremente si con ello se consiguen votos”. Aquí decimos “lo que no nos cuesta hagámoslo fiesta”.

Y así, el resultado es que vemos las deficiencias en la atención pública en salud, la pésima calidad de la educación en las escuelas, colegios, institutos y universidades públicas, lo engorroso, lento y a veces incomprensible de los requisitos para realizar trámites gubernamentales, la lentitud de la policía y la justicia para resolver crímenes y disputas

Pero la demanda de obtener un beneficio del Estado nunca se satisface, por la misma razón de que el Estado no tiene dolientes. A las oficinas de los altos funcionarios del Estado, ya no digamos del Presidente, fluye una fila de gente buscando algún tipo de beneficio. Empresarios buscando favoritismo para vender algo al inmenso sistema de compras públicas o arreglos bajo la mesa para ganar licitaciones de proyectos de obras públicas o protección frente a la competencia de bienes y servicios importados. Amistades, simpatizantes partidarios o recomendados buscando preferencia en los beneficios de algún programa estatal o para contratación en una licitación de consultoría. A veces la orden llega “desde arriba” o por la intercesión de otro alto funcionario.

Así, las licitaciones públicas son un remedo. De antemano está seleccionado el ganador. Como resultado, las compras y obras públicas alcanzan un costo mayor del que normalmente tendría, pues un porcentaje adicional queda en el bolsillo del proveedor y otra en el bolsillo del funcionario. La calidad de las mismas es muchas veces inferior y el tiempo para realizarlas también se alarga.

Al final, el perjudicado es el pueblo, quien recibe menos por los impuestos que paga. Los beneficiados pronto constituyen una nueva clase de ricos que destapan su nuevo estatus trasladándose a vivir en mansiones, adquiriendo propiedades y negocios y exhibiendo sin vergüenza su derroche.

Y aunque muchos sospechan del mal manejo de los recursos públicos, aquellos que se benefician directamente de dádivas, puestos, concesiones y contratos con el Estado, están muy contentos y propugnan por más intervención del Estado.

Para otros, las sospechas son vistas como un mal menor y también propugnan por más Estado por motivos ideológicos. Estos últimos ven al Estado como el gran redistribuidor social de las ganancias que los capitalistas extraen con la explotación a los trabajadores. 

Son muchos los que tienen la visión idílica del Estado como el benefactor de la sociedad. Son menos los que ven al Estado como el gran recaudador que extrae el dinero de los bolsillos de los ciudadanos, dejándoles menos dinero disponible para consumir e invertir y que piensan que una parte importante del dinero recaudado es dilapidado o invertido ineficientemente.

Los siguientes párrafos de Carlos Ball aducen que la pobreza, en buena parte, es causada por los políticos y burócratas:

El verdadero problema latinoamericano es bastante más profundo y mucho más difícil de combatir porque los enemigos del bienestar y la prosperidad son las instituciones mismas: nuestros gobiernos, nuestras leyes, nuestros sistemas judiciales politizados, nuestras constituciones y una educación pública que a lo largo de varias generaciones ha deformado la manera de pensar y de actuar de la ciudadanía. Lejos de promover la responsabilidad individual, la propaganda política en la educación pública enseña a los niños que el gobierno es el tío rico y bondadoso que siempre estará allí para ayudarles, cuidarlos y hacer posible su felicidad.

El inmenso crecimiento de los gobiernos latinoamericanos es el resultado de la concentración del poder político y económico en manos de políticos y burócratas. De allí provienen las decisiones que nos empobrecen, con la concesión de privilegios especiales a grupos sindicales y empresariales que utilizan sus conexiones políticas para destruir la competencia, lo cual golpea la libre iniciativa y elimina la libertad de elegir de los ciudadanos. Los salarios mínimos producen desempleo; los altos impuestos del estado bienestar impiden el ahorro, mientras que los servicios públicos recibidos a cambio son infames y cada día peores; los controles de precios producen escasez; la politización del sistema monetario empobrece a la ciudadanía entera y fomenta la huída de capitales, mientras que la redistribución de la riqueza ha sido el mayor de los fraudes porque sólo los políticos y sus amigos se han beneficiado. Carlos Ball, Director de la agencia AIPE y académico asociado del Cato Institute. El empobrecimiento de América Latina. Marzo 2003.

El problema va mucho más allá, pues no solamente se gasta o invierte ineficientemente, sino que una parte importante va a las manos de corruptos ligados al poder político, que de la noche a la mañana aparecen como dueños de grandes empresas y se constituyen en los nuevos miembros de las oligarquías empresariales que impiden el funcionamiento de la economía de mercado y estancan el progreso económico, lo cual es frecuente en Latinoamérica.

Una reciente (abril 2019) investigación del Fondo Monetario Internacional (FMI) revela cómo la corrupción no solamente produce la pérdida de ingresos fiscales, sino también tiene un costo social.

Dependiendo de su extensión, la corrupción puede tener un efecto profundamente perjudicial en las finanzas públicas, ya que los gobiernos recaudan menos impuestos y pagan en exceso por bienes y servicios o proyectos de inversión. Pero el costo de la corrupción es mayor que la suma de dinero perdido: las distorsiones en las prioridades de gasto socavan la capacidad del estado para promover un crecimiento sostenible e inclusivo. Drenan los recursos públicos de la educación, la atención médica y la infraestructura efectiva, los tipos de inversiones que pueden mejorar el desempeño económico y elevar el nivel de vida de todos.

… Nuestra investigación sugiere que los ingresos son más altos en los países percibidos como menos corruptos; Los gobiernos menos corruptos recaudan 4 por ciento del PIB más en impuestos que aquellos en el mismo nivel de desarrollo económico con los niveles más altos de corrupción.

Si bien la corrupción puede ocurrir en casi cualquier lugar, es más frecuente en algunos puntos críticos. Uno involucra recursos naturales, especialmente petróleo y minería. Las enormes ganancias asociadas con la extracción de recursos naturales son fuertes incentivos para el pago de sobornos, o incluso la captura estatal, donde las políticas y leyes públicas están influenciadas por prácticas corruptas para asegurar el control sobre la riqueza natural de un país. De hecho, los países ricos en recursos tienden a ser más corruptos porque luchan con instituciones más débiles y poca responsabilidad en el uso de su riqueza natural.

La corrupción también es frecuente entre las empresas estatales, donde la administración puede ser susceptible a la influencia indebida de los funcionarios públicos y los funcionarios electos. Como resultado, las empresas estatales en sectores vitales como la energía, los servicios públicos y el transporte son menos rentables y eficientes en países con más corrupción. Varias sondas de corrupción de alto perfil que involucran a tales empresas subrayan el riesgo de abuso de los recursos públicos, incluidos Petrobras en Brasil, Elf Aquitaine en Francia (antes de que se privatizara) y Eskom y Transnet en Sudáfrica. La investigación sugiere, además, que la corrupción es una de las principales razones por las que las empresas privadas tienden a ser más productivas que las empresas estatales. Sorprendentemente, en países donde la corrupción es menos frecuente,

Las compras gubernamentales de bienes y servicios son otro punto caliente, en parte debido a las grandes cantidades de dinero involucradas; La contratación pública representa el 13% del PIB, en promedio, entre los miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, que representa 36 economías avanzadas. Las adquisiciones relacionadas con la inversión pública son particularmente susceptibles porque los grandes proyectos a menudo tienen características únicas, lo que hace que sea más difícil comparar costos y más fácil ocultar sobornos e inflar costos.

Esta es la razón por la cual la gran corrupción generalmente se asocia con proyectos complejos y costosos, como equipos de construcción y defensa. En comparación, es más difícil cobrar sobornos en los salarios de los maestros y trabajadores de la salud. Como resultado, es probable que el gasto en educación y salud sea menor cuando la corrupción es alta, por lo que es menos probable que mejore la productividad de los trabajadores y el nivel de vida. Entre los países de bajos ingresos, la proporción del presupuesto dedicado a educación y salud es un tercio menor en los países más corruptos (ver gráfico).

No debería sorprender, entonces, que los puntajes de las pruebas tienden a ser más bajos en los países donde la corrupción es más frecuente. Si bien los estudiantes en países más corruptos pueden pasar tanto tiempo en el aula como los de otros países, la calidad de la instrucción es peor. No se trata solo de gastar menos en educación. En algunos países, el acceso a trabajos de enseñanza en las escuelas públicas está influenciado por sobornos o conexiones. El ausentismo de los docentes es una forma generalizada de corrupción menor en varias economías en desarrollo, y un estudio en Brasil encontró evidencia de que cuando las transferencias federales a los gobiernos locales para gastos de educación se pierden parcialmente debido a la corrupción, las tasas de deserción son más altas y los puntajes de las pruebas empeoran. IMF. The Cost Of Corruption

Las evidencias de que el Estado en América Latina es un gran despilfarrador de recursos salieron a luz con la publicación del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) de su informe insignia  “Mejor Gasto para Mejores Vidas. Cómo América Latina y el Caribe puede hacer más con menos” (2018) que muestra que cada año, la ineficiencia en el gasto de los Gobiernos de América Latina y el Caribe genera un despilfarro total de 220.000 millones de dólares, el equivalente a un 4,4% del PIB. “Esa cifra, bien invertida, sería suficiente para acabar con la pobreza extrema en la región” asegura Alejandro Izquierdo, economista jefe del BID.

El despilfarro de recursos no es más que una contabilización de la corrupción gubernamental.

“América Latina gasta US$450.000 millones en compras públicas. Pocas actividades públicas ofrecen mayor tentación o más oportunidades para la corrupción. La inversión pública es particularmente vulnerable a la corrupción y el malgasto representa un porcentaje mayor de las adquisiciones totales en América Latina que en la OCDE y funciona con instituciones más débiles. El malgasto de fondos públicos en sobornos y presupuestos abultados parece ser enorme, pues llega a aproximadamente el 26% del costo de los proyectos. El malgasto total en las adquisiciones es de un promedio de alrededor del 17%, lo que equivale a un malgasto del 1,4% del PIB.

El malgasto en salarios es otro tema clave. América Latina tiene una de las brechas salariales público-privadas más altas del mundo a favor de los trabajadores del sector público. Considerando que parte de la brecha no está justificada, cerca del 14,2% del gasto salarial para el país promedio es malgasto. Por último, las filtraciones de los subsidios a la energía, los programas sociales y el gasto tributario equivalen al 65% del gasto focalizado teórico. [Se le llama filtraciones al costo de los subsidios y transferencias que favorecen a personas que no son pobres] En total, en las adquisiciones, la nómina salarial y las transferencias focalizadas, el monto promedio total del malgasto asciende a cerca del 4,4% del PIB y del 16% del gasto público promedio. Esto equivale a US$220.000 millones, un monto entre el PIB de Perú (US$190.000 millones) y el de Chile (US$250.000 millones), dos de las economías más grandes de la región.”

Banco Interamericano de Desarrollo. “Mejor Gasto para Mejores Vidas. Cómo América Latina y el Caribe puede hacer más con menos” (2018)

El informe es revelador y contundente. En América Latina, más recursos para el Estado significa más recursos desviados por la corrupción para beneficiar a unos cuantos corruptos y perjudicar a la mayoría. Pero también significa menos recursos disponibles en el bolsillo de las personas para consumir o para ahorrar e invertir. Menos recursos para expandir la demanda y la producción.

La corrupción daña a los pobres desproporcionadamente, desviando fondos asignados para el desarrollo, minando la capacidad gubernamental de proveer servicios básicos, alimentando la desigualdad y la injusticia, y desalentando la inversión y la ayuda extranjera. La corrupción es un elemento clave en el bajo desempeño económico y un obstáculo principal para el desarrollo y la reducción de la pobreza”-  Kofi Annan, Secretario General de las Naciones Unidas, en su discurso sobre la adopción por la Asamblea General, de  la Convención contra la Corrupción. New York, 31 Octubre 2003.

Aun así, muchos continúan proponiendo más gasto social, para lo que se necesita más impuestos o más deuda, y el papel activo del Estado –es decir de los políticos y burócratas de que habla Carlos Ball, responsables de la corrupción de que habla Kofi Annan- en la redistribución del ingreso, poniendo como ejemplo los logros de los países nórdicos.

Por otro lado, no se dan cuenta de que, para crear un estado benefactor y reducir las desigualdades de ingresos, estos países primero tuvieron que desarrollar el capital humano y la productividad ascendente de las empresas que les permitiera alcanzar el nivel de riqueza necesario para luego empezar a distribuir los beneficios a la población. Todo esto acompañado de niveles de corrupción muy bajos y alto nivel de eficiencia en la administración pública.  

No entender esto lleva a los países al estancamiento económico, creciente endeudamiento, inflación, desempleo y pobreza. Tal ha sido el caso de varios países latinoamericanos durante los gobiernos de izquierda en Argentina, Brasil, Ecuador y Chile. En todos los casos se observa el mismo patrón, aumento desmedido de impuestos a las empresas, aumento desmedido del gasto público teniendo como destino subsidios indiscriminados al consumo, e incremento del déficit fiscal que debió ser financiado con deuda pública.     

No queda casi nada por añadir, excepto señalar el incomprensible e idílico convencimiento de aquellos que propugnan por más Estado en países con sistemas deficientes de educación y altos niveles de corrupción, como solución para reducir la pobreza y la desigualdad.

Dejo al final estas reflexiones entresacadas de la vasta obra de Arthur Seldon.

    1. “La propiedad privada es una potente institución de trabajo. La propiedad pública es … poder político acorralado por un puñado de no propietarios irresponsables”.
    2. “El mercado capitalista … pone el poder (poder adquisitivo efectivo) directamente en manos del hombre y la mujer comunes para que lo usen donde lo deseen … Es por eso que el mercado es más esencialmente democrático que el gobierno”.
    3. “Cambiar la propiedad identificable privada en propiedad pública no identificable es destruir los incentivos para protegerla, conservarla, mejorarla y hacerla productiva al usarla de manera rentable en la fabricación de bienes y servicios por los cuales los consumidores pagarán”.
    4. “A medida que el gobierno se ha inflado … Ha socavado el instrumento que podría haber hecho más por el hombre común”.
    5. “Dondequiera que se use, el gobierno es tan decepcionante o peor, ineficiente, inexplicable y corrupto, que es mejor no usarlo en absoluto, excepto para las funciones donde se deben tolerar todas sus fallas para obtener los servicios requeridos … En resumen, el precio del gobierno es tan alto que debería evitarse siempre que sea posible “.
    6. “El estado se ha mostrado como el falso dios de todos los que lo han buscado”.
    7. “El proceso político … se ha convertido en el amo más que en el servidor del pueblo”.

19 semillas de sabiduría del mejor escritor de economía del que nunca has oído hablar

Arturo J. Solórzano
Abril de 2019

La Dialéctica Hegeliana en la Doctrina Marxista

Marx había asimilado la filosofía historicista de Georg Wilhelm Friedrich Hegel (1770-1831) en los años poco después de la muerte de este último cuando estudió por un período de tiempo en la Universidad de Berlín. Hegel ha declarado que la historia humana siguió una trayectoria de mejora y purificación.

Hegel creía que toda la historia se guiaba por un propósito, un diseño para el cual todo lo que sucedió a través de los tiempos fueron eslabones esenciales en la cadena de cumplimiento histórico de ese propósito. El objetivo final era la “libertad” definida como lo puro, lo perfecto, lo “bueno” como idea e ideal. Toda la historia fueron los pasos, los pasos lógicos, para la perfección de la Idea Pura de la “Mente Perfecta”, el “Espíritu Mundial”, el “Bien”.

El proceso de esta evolución se produjo a través de la “dialéctica”. La aplicación particular de Hegel fue la afirmación de que la verdad se logró a través del conflicto de los opuestos.

Así, surgió la noción de tesis, antítesis y síntesis. La “dialéctica” viene del griego, que significa debatir o discutir, la idea de que a través del conflicto de posiciones y puntos de vista, se alcanza la verdad.

Una tesis afirma una posición o proposición; la antítesis lo niega o “niega”; La síntesis abarca lo que es verdad en ambos y acerca el proceso un paso más a la realidad de la perfección de la Idea. Pero luego se examina la síntesis resultante y se encuentra que contiene defectos; así, surge una nueva antítesis oponiéndose a ella, creando las condiciones para una nueva síntesis; Y el proceso comienza de nuevo. Esto continúa hasta que se alcanza la Idea “Pura” o “Perfecta”, o la “verdad”, y la historia a medida que se alcanza la historia de la Perfección de la Idea Pura.

Hay tres “Leyes fundamentales” para la dialéctica de Hegel:

La Ley de Transformación . Los cambios ocurren gradualmente hasta que finalmente se alcanza un punto cuando la mutación cambia de cambios cuantitativos a transformación cualitativa. Por lo tanto, se produce un “salto” o una “revolución” en las ideas.

La Ley de la Unidad de los Opuestos . Una idea o posición implica su opuesto. Es decir, todo “positivo” implica y requiere su reflejo “negativo” para su plena existencia. Por lo tanto, se requieren entre sí y, por lo tanto, los opuestos están conectados en una unidad.

La Ley de la Negación de la Negación. Esto implica que tesis, antítesis y síntesis son etapas de un desarrollo histórico. La síntesis de una tesis y antítesis previa es “negada” o revertida por una nueva antítesis. Esto continúa hasta que la síntesis final representa la perfección contra la cual no se puede imaginar o construir una nueva antítesis.

Así, el conflicto histórico de ideas inevitablemente interconectadas pasa por etapas progresivas de perfección hasta que el proceso histórico llega a su fin. La “historia” termina como la evolución de las ideas hacia la perfección pura.

Marx y su amigo y antiguo colaborador, Fredrick Engels (1820-1895) aceptaron sin reservas la formulación de Hegel del proceso dialéctico. Lo que rechazaron fue que era un proceso dialéctico de ideas. En lugar de ideas que determinan acciones, creencias y modos de vida, argumentaron que fueron los modos de producción y las condiciones materiales de vida los que determinaron las ideas, creencias y pensamientos.

Como lo expresaron Marx y Engels en The German Ideology (1846):

Qué son los [individuos]. . . coincide con su producción, tanto lo que producen como la forma en que producen. La naturaleza de los individuos depende de las condiciones materiales que determinan su producción. . .

La producción de ideas, de concepciones, de conciencia, está. . . directamente entretejida con la actividad material y la relación material de los hombres. . .

Los modos productivos de la materia determinan las imágenes y conceptos en la mente humana. Toda la historia, el orden social, las fuerzas culturales, las formas institucionales económicas, son cosas que emergen, toman forma y se transforman una y otra vez a través de la evolución de los modos materiales de producción.

Todo lo demás es ilusión, una parte de la “superestructura” de la sociedad en cualquier momento de la historia, destinada a facilitar los potenciales transformadores tecnológicos y productivos de los medios físicos de producción que están en esa trayectoria que conducirán al socialismo y al comunismo, separados de e independiente de los deseos y voluntades de los seres humanos comunes atrapados en la corriente de la dialéctica de la historia humana.

Dijo Marx en su Prefacio a la Crítica de la Economía Política (1859), en lo que a menudo se considera la declaración más concisa (si no necesariamente más clara) de su filosofía del desarrollo histórico humano:

En la producción social de su vida, los hombres entran en relaciones definidas que son indispensables e independientes de su voluntad, relaciones de producción que corresponden a una etapa definida de desarrollo de sus fuerzas productivas materiales.

La suma total de estas relaciones de producción constituye la estructura económica de la sociedad, el fundamento real, sobre el cual surge una superestructura legal y política y a la que corresponden formas definidas de conciencia social.

El modo de producción de la vida material condiciona el proceso de vida social, política e intelectual en general. No es la conciencia de los hombres lo que determina su ser, sino, por el contrario, su ser social lo que determina su conciencia.

En una determinada etapa de su desarrollo, las fuerzas productivas materiales de la sociedad entran en conflicto con las relaciones de producción existentes o, lo que no es más que una expresión legal de lo mismo, con las relaciones de propiedad dentro de las cuales han estado trabajando hasta ahora.

De las formas de desarrollo de las fuerzas productivas, estas relaciones se convierten en grillos. Entonces comienza una época de revolución social. Con el cambio de los fundamentos económicos, toda la inmensa superestructura se transforma más o menos rápidamente. . .

Ningún orden social perece antes de que se hayan desarrollado todas las fuerzas productivas para las cuales hay espacio; y las nuevas relaciones superiores de producción nunca aparecen antes de que las condiciones materiales de su existencia hayan madurado en el útero de la vieja sociedad. . .

En líneas generales, los modos de producción asiáticos, antiguos, feudales y modernos burgueses pueden designarse como épocas progresivas en la formación económica de la sociedad. Las relaciones de producción burguesas son la última forma antagónica del proceso social de producción: antagonista no en el sentido del antagonismo individual, sino de uno que surge de las condiciones sociales de vida de los individuos; Al mismo tiempo, las fuerzas productivas que se desarrollan en el seno de la sociedad burguesa crean las condiciones materiales para la solución de ese antagonismo.

Esta formación social, por lo tanto, cierra la prehistoria de la sociedad humana.

El capitalismo será reemplazado por el socialismo, y el socialismo será la etapa de transición hacia el comunismo (la etapa final del desarrollo social humano).

El elemento crucial en el pensamiento de Marx sobre el desarrollo social es que las capacidades tecnológicas de los medios físicos de producción contienen dentro de ellos un conjunto requerido de relaciones entre ellos y el trabajo, si quieren alcanzar su pleno potencial productivo. En otras palabras, la tecnología existente determina las relaciones sociales y económicas apropiadas para que esos medios físicos de producción se utilicen con su máxima eficiencia productiva óptima.

En La pobreza de la filosofía (1847), Marx declaró: “Las relaciones sociales están estrechamente vinculadas con las fuerzas productivas. Al adquirir nuevas fuerzas productivas, los hombres cambian su modo de producción; y al cambiar su modo de producción, al cambiar la forma de ganarse la vida, cambian todas sus relaciones sociales. El molino de mano te da la sociedad con el señor feudal; el molino de vapor, la sociedad con el capitalista industrial “.

En cada período histórico, las relaciones sociales evolucionan y se ajustan a las necesarias para que los medios productivos se utilicen en todo su potencial. Pero oponiéndose a estos medios productivos surgen métodos tecnológicos de producción nuevos y más productivos. Estos nuevos modos de producción se absorben en la propiedad existente y las relaciones de clase, pero con el tiempo se descubre que son incompatibles con esos nuevos modos de producción si, a su vez, se van a utilizar en todo su potencial. Finalmente surge una crisis que resulta en un derrocamiento de las relaciones existentes de producción y propiedad; siendo las nuevas relaciones sociales las consistentes con el desarrollo de los nuevos modos de producción.

El ciclo se repite: Tesis (los modos de producción existentes con sus propiedades y relaciones de clase); Enfrentado por; Anti-Thesis (nuevos modos de producción inconsistentes con las propiedades existentes y las relaciones de clase; Revolución social , que conduce a una nueva Síntesis (un nuevo conjunto de propiedades y relaciones de clase consistentes con los nuevos modos superiores de producción).

Fuente: Richard M. Ebeling. Ideas y errores de Karl Marx sobre el capitalismo y los mercados

Errores económicos del pensamiento marxista

El economista anarco-capitalista estadounidense,  Murray Rothbard en su “Historia del Pensamiento Económico”  critica   varios   aspectos   del   pensamiento   económico  de  Marx. Al  igual  que  los economistas austriacos Carl Menger, Böhm-Bawerk y Mises, Rothbard rechaza la teoría del valor trabajo de Marx y, en general, cualquier teoría que considere que existe un valor objetivo para los bienes finales o factores de producción (consulte mi artículo sobre la teoría del valor). Carece de sentido el proceder de Marx en lo que se refiere a igualar dos bienes que son intercambiados y buscar “algo en común” en ambos, es decir el valor contenido en ambos. En el desarrollo de su teoría del valor,  Marx cometió el error de enfocarse en el objeto material y no en los individuos que son los que deciden hacer el intercambio y los que realizan las valoraciones subjetivas de los bienes que se intercambian en el mercado (y no buscar un supuesto valor objetivo basado en la cantidad de trabajo incorporado).

Rothbard  también  critica  el  concepto  vago  y  reduccionista de “trabajo socialmente necesario” (trabajo  que  toma   como referencia  para   determinar  el   valor  de  los bienes). Marx  tampoco especifica  bien  qué  significa producir un artículo en condiciones “normales”  de producción y con  un  nivel medio” de  cualificación  e   intensidad imperante en cierto momento. El economista norteamericano se refiere también a la incapacidad por parte Marx de dar una respuesta al problema de la baja tendencial de la tasa de ganancia. Siguiendo a Marx, en aquellas industrias donde existiese una composición orgánica (consulte mi artículo sobre este tema) del capital más alta, (mayor uso de bienes de capital que trabajo humano) tendrían una menor tasa de ganancia que aquellas que son más intensivas en trabajo humano o trabajo vivo (que es lo que crea el valor de los bienes). Tal situación sólo podía darse en la mente de Marx, en sus escritos y seguidores, pero no en la vida real. En palabras de Rothbard:

Böhm -Bawerk planteó con claridad y nitidez la grave contradicción interna de la teoría marxiana: Marx defendía que los bienes se cambian en el mercado según la proporción de las cantidades de trabajo incorporado a ellos (es decir, que sus valores son determinados por la cantidad de horas de trabajo que se requieren para producirlos), y también admitió que las tasas de beneficio de todos los bienes tendían a ser iguales. Ahora bien, si la primera cláusula es verdadera, las tasas de beneficio disminuirían sistemáticamente en proporción a la intensidad de la inversión de capital, y aumentarían en proporción al grado de intensidad de trabajo en la producción”[1].

Marx nunca llegó a explicar esto y tampoco sus seguidores, y fue Böhm-Bawerk quien evidenció que Marx no tuvo otra alternativa que ceder ante las contradicciones en las que había caído y reconocer que en el mercado, las tasas de beneficio se igualan y que los precios no eran proporcionales a la cantidad de horas de trabajo invertida en la producción de los distintos bienes. La supuesta solución de que los precios estaban determinados por los costes de producción (o precios de producción) más la tasa media de beneficio sólo significaba que se había abandonado la teoría del valor-trabajo.

El libro tercero de El Capital no resolvió las contradicciones en las que incurrió Marx. El economista italiano, Achille Loria (1857-1943) calificó la obra como “mistificación” y añadió que este volumen (Libro III de El Capital) constituyó la ruina teórica del sistema marxista, la “campaña rusa” napoleónica contra el sistema marxista. Marx nunca dio una respuesta clara a una pregunta tan simple: ¿por qué los capitalistas actuarían de tal manera, por ejemplo aumentando la proporción de capital constante y dejando cada vez más trabajadores desempleados para que estos posteriormente se rebelaran y expropiaran a los numerosos capitalistas? Si el trabajo humano es el que realmente incorpora valor, entonces ¿para que sustituir mano de obra humana por bienes de capital? No existe una explicación convincente de este comportamiento autodestructivo de los capitalistas. El capitalista guiado por el espíritu de tánatos, invierte para percatarse de que su tasa de beneficio cada vez es menor, pero la competencia lo lleva a continuar en el camino de su propia destrucción.

Otra critica de Rothbard apunta a la idea de la concentración del capital, esto es, la tendencia de las empresas a aumentar su tamaño para ampliar la escala de su producción. Rothbard señala que si bien no se sabe a ciencia cierta cuál debe ser el tamaño óptimo de una empresa, sólo pueden ser los empresarios quienes determinen esto teniendo en consideración una serie de factores. Pero lo que sí se puede descartar es la amenaza del establecimiento de un “gran cartel” ya que, a la larga, el mercado pone ciertos límites a la dimensión de la empresa. Siguiendo a Ronald Coase (1910-2013), las empresas existen porque ahorran costos de transacción. La pregunta que podríamos hacernos es ¿por qué razón no se forma una sola gran empresa de producción mundial tal como podría haberlo concebido Marx? En palabras de Jesús Huerta de Soto:

…desde la óptica del argumento original de (Ludwig von) Mises, es claro que la posibilidad de organizar eficientemente una empresa se encuentra inexorablemente limitada por el tamaño de la misma: siempre existirá un determinado tamaño crítico, a partir del cual el volumen y tipo de información que necesite el órgano gestor para dirigir eficientemente su empresa será tan grande y complicado, que sobrepasará con mucho sus capacidades interpretativas y de comprensión, por lo que cualquier crecimiento adicional tenderá a ser ineficiente y redundante[2].

De acuerdo a Huerta de Soto, la tesis de Mises viene a complementar a la de Coase en el sentido de que la “organización empresarial, no sólo tendría beneficios decrecientes y costes crecientes, sino que además, supondría un costo prohibitivo tan pronto como el mercado para determinados factores de producción comenzase a desaparecer[3]. En realidad, como explica Rothbard, ha sido sólo en el socialismo donde el peligro de un “gran monopolio” se ha hecho realidad, un cartel creado y mantenido por el Estado. En palabras de Rothbard:

Quienes abogan por la «planificación central» socialista, pretendiendo que es el método de producción más eficiente en lo que respecta a satisfacer las necesidades del consumidor, tienen que contestar la siguiente pregunta: Si esa planificación central es realmente más eficiente, ¿por qué no ha sido establecida por los individuos que persiguen ganancias en el mercado libre? El hecho de que jamás se haya constituido voluntariamente UN CARTEL ENORME y que se requiera el poder coercitivo del Estado para formarlo demuestra que no habría posibilidad alguna de que fuera el método más eficiente para satisfacer las exigencias de los consumidores[4].

Siguiendo a Ronald Coase podemos afirmar que una empresa tenderá a crecer hasta que los costes de la organización de una transacción adicional dentro de la empresa se igualen a los costes de realización de la misma transacción por medio de un intercambio en el mercado abierto, o a los costos de su organización en otra empresa. Explicaba Coase que, en la medida en que una empresa se hace más grande, existen rendimientos decrecientes de la función del empresario, vale decir, los costos de organizar una transacción adicional dentro de la empresa puede subir.

En resumen, la idea de la concentración del capital resulta ser falsa y, por lo demás, debemos precisar qué pretendemos decir cuando hablamos de monopolio, ya que el verdadero monopolio existe ahí donde existen barreras de entradas para otros productores y donde existen privilegios para ciertas empresas por parte del Estado. En el capitalismo, si bien hay empresas que logran perdurar en el tiempo, existen otras que si no están constantemente innovando, entonces se van a quiebra o pierden poder dentro del mercado, tal como sucedió con Blockbuster frente a Netflix o Kodak frente a las cámaras digitales. Si uno examina, por ejemplo, el Índice Industrial Dow Jones puede percatarse de los cambios en las industrias que integran aquel índice desde 1894 hasta la fecha. En nuestros días los Rothschild, los Carnegie o los Rockefeller han dejado de ser la “gran amenaza monopolista”. Como explica Rothbard, si la ley de la concentración del capital no es en absoluto cierta, entonces la tesis que le sigue, la ley de la centralización del capital, resulta ser más endeble. Nadie es capaz de predecir por donde soplarán los vientos de la competencia, de la creación y el declive, de la innovación y la decadencia. No cabe duda de que una de las tendencias del capitalismo es hacia una gran variedad y gama en la calidad de los productos, y esta tendencia promueve la “descentralización” y no la centralización marxista.

Fuente: Errores económicos del pensamiento marxista,  por Jan Doxrud

El ABC del Comunismo: Extractos

Del examen del desenvolvimiento del orden social capitalista podemos sacar las conclusiones siguientes: el número de los capitalistas disminuye, pero éstos se hacen cada vez más ricos y poderosos; el número de los obreros aumenta siempre y también aumenta la unión de los mismos, si bien no en la misma medida; el diferente tenor de vida de los capitalistas y los obreros se hace cada vez más resaltante; de aquí que el desarrollo del capitalismo conduzca inevitablemente al choque entre estas dos clases, es decir, a la revolución comunista.

Como hemos visto, el capitalismo se cava su propia fosa, dando origen a sus propios sepultureros, los proletarios, y en proporción con su desarrollo, aumenta el número y la fuerza de sus enemigos mortales. Pero el capitalismo, no sólo cría a sus enemigos, sino que prepara también el terreno para la nueva economía comunista. ¿De qué modo? A demostrar esto vamos. Hemos visto antes (véase 11, El capital) que el capital crece de día en día. El aumento del capital permite una ampliación de la producción. Este aumento del capital, este acrecentarse en una sola mano se llama acumulación o concentración del capital.

También hemos visto, (Lucha entre la grande y pequeña industria) que con el desarrollo del capitalismo se destruye la pequeña y media producción. La propiedad de los pequeños y medios capitalistas va por caminos diversos a terminar en los bolsillos de los grandes bandidos. El capital que antes estaba dividido entre varios propietarios ese concentra ahora en las manos, en el puño que ha vencido en la lucha. Este recoger el capital que antes estaba disperso se llama centralización del capital. … En realidad, los obreros trabajan para la sociedad entera, y el trabajo está, como suele decirse, socializado. Pero la administración y el provecho pertenecen al capitalista.,,, El capitalismo, no sólo produce sus propios enemigos y conduce a la victoria comunista, sino que también crea la base económica para la realización del régimen comunista.

… Ya vimos por qué la sociedad capitalista tenía que morir (hoy la vemos morir ante nuestros ojos). Muere porque existen dos factores que determinan su fin: la anarquía de la producción, que da lugar a la competencia, a las crisis y a la guerra, y el carácter de división de clases de la sociedad, que, inevitablemente, produce la lucha de clases.

… Está claro que la nueva sociedad tiene que estar mucho mejor coordinada que el capitalismo. Apenas el choque de las fuerzas antagónicas haya quitado de en medio al capitalismo, surgirá sobre las ruinas de éste una sociedad que no conozca estos antagonismos. Las características del sistema de producción comunista son las siguientes:

  1. La sociedad estará organizada, es decir, no existirá ni anarquía en la producción, ni concurrencia, ni crisis.
  2. No existirá división en clases, esto es, la sociedad no estará más dividida en dos partes que se combaten mutuamente y no será, por tanto, posible que una sea explotada por la otra. Una sociedad en que no existan clases y en que toda la producción esté organizada no puede ser otra que la sociedad comunista, en la cual todos trabajan solidariamente.

¿Qué significa esta expresión de «la sociedad por entero»? Significa que ninguna clase aislada puede ser propietaria de estos medios, sino todos los individuos que forman esta sociedad. En tales condiciones la sociedad se transforma en una grande y sólida cooperación de trabajo, en la que no puede existir ni desparramo en la producción ni anarquía. En dicho orden la organización de la producción es posible. La concurrencia, en cambio, ya no es posible, porque en la sociedad comunista todas las fábricas, oficinas, minas y cualquier clase de empresa, no son sino otras tantas dependencias de una gran oficina nacional que abarca toda la economía. No hay que decir que una organización tan grandiosa presupone un plan general de producción. Desde el momento que toda la industria y la agricultura forman una inmensa cooperativa única, naturalmente que se necesita pensar cómo hay que distribuir la mano de obra entre las industrias aisladas, cuáles y cuántos productos son necesarios, cómo y dónde haya que distribuir las fuerzas técnicas, etcétera. Todo esto tiene que estar preestablecido, al menos aproximadamente. Con sujeción a este programa hay que obrar. En esto consiste la organización de la producción comunista. Sin un plan y dirección común, y sin una contabilidad exacta, no puede haber organización. En la sociedad comunista existe precisamente un plan de este género.

El sistema de producción comunista no presupone la producción para el mercado. Se produce para satisfacer las necesidades de la sociedad. Por tanto, no existen mercancías, sino sólo productos. Estos productos no son recíprocamente cambiados, no son ni vendidos ni comprados, sino simplemente acumulados en los almacenes comunes y distribuidos a los que los necesitan. El dinero será cosa superflua.

… Se oye decir con frecuencia que en la sociedad futura se realizará el derecho de cada uno al producto íntegro de su trabajo: todo el mundo recibe lo que ha producido. Esto es erróneo y, además, jamás podría ser realizado, porque si todos recibieran lo que han producido no sería posible ni desarrollar ni agrandar y mejorar la producción. Una parte del trabajo prestado debe ser siempre empleada en mejorar la producción.

,,, En la sociedad comunista no existirán clases. El que no haya clases quiere decir que tampoco habrá un Estado. Hemos dicho antes que el Estado es la organización del dominio de clase. El Estado siempre se emplea como medio de opresión de una clase contra otra. El Estado burgués está dirigido contra el proletariado, y el Estado proletario, contra la burguesía. Pero en la sociedad comunista no habrá latifundistas ni capitalistas ni asalariados: sólo habrá hombres, compañeros. No existirán clases, y, por tanto, tampoco lucha de clases ni organización de clases. No siendo necesario tener freno alguno, el Estado se convierte en superfluo. Ahora, alguien podrá preguntar: ¿cómo puede funcionar una organización tan grande sin una dirección? ¿Quién elaborará el plano de la economía colectiva? ¿Quién distribuirá las fuerzas de trabajo? ¿Quién calculará los ingresos y los gastos sociales? En una palabra, ¿quién se cuidará de todo el orden social?

La respuesta a todas estas preguntas no es difícil. La dirección central residirá en las distintas oficinas de contabilidad y en las oficinas de estadística. En ellas, día por día, se llevará cuenta de la producción y de las necesidades; se establecerá dónde la mano de obra tenga que ser disminuida y dónde aumentada, y cuánto haya que producir de un artículo y cuánto de otro. Y puesto que todos estarán acostumbrados al trabajo colectivo desde la infancia y todos comprenderán que es necesario y que la vida es mucho más fácil si todo se desenvuelve según un plan sistemático, no habrá nadie que se niegue a trabajar según las órdenes de estas oficinas de organización. No habrá necesidad de ministros, ni de policía, ni prisiones, ni leyes.

A la manera como en una orquesta todos siguen la batuta del maestro, así seguirán el plan de producción, trabajando según él. Este orden de cosas tendrá lugar en el régimen comunista ya desarrollado y consolidado, después de la victoria completa y definitiva del proletariado. Antes deberá la clase obrera luchar largamente contra sus enemigos, sobre todo con la herencia del pasado, como el ocio, la negligencia, los instintos antisociales y criminales. Será necesario que pasen dos o tres generaciones educadas en las nuevas normas para que puedan suprimirse las leyes y los castigos, la autoridad del Estado y todos los residuos del pasado capitalista. Si hasta entonces el Estado obrero será necesario, en cambio, en la sociedad comunista, ya desarrollada también, desaparecerá el poder estatal del proletariado. El proletariado se confundirá con las demás clases porque todos, poco a poco, habrán sido atraídos en el trabajo colectivo, y después de veinte o treinta años surgirá un nuevo mundo con otros hombres y otras costumbres.

En la sociedad comunista todo parasitismo seta abolido. Todos los valores que en la sociedad burguesa son consumidos y destruidos por los capitalistas, en la sociedad comunista se utilizarán para las exigencias de la producción. Desaparecerán los capitalistas y sus lacras, los curas, las prostitutas, etc. Todos los miembros de la sociedad realizarán un trabajo productivo.

El sistema de producción comunista determinará un inmenso desarrollo de las fuerzas productivas, de modo que el trabajo que cada uno tendrá que ejecutar en la sociedad comunista será mucho menos que antes. La jornada de trabajo será cada vez más breve, y los hombres se libertarán de las cadenas con las que la Naturaleza les tiene atados. Cuando baste a los hombres emplear sólo poco tiempo para procurarse lo necesario para la vida material, podrán dedicar una gran parte del tiempo a su desarrollo espiritual. La civilización humana alcanzará un grado jamás soñado. La cultura será general, y no cultura de clase.

,,, Para poder realizar el orden social comunista, el proletariado tiene que ser dueño de todo el poder y de toda la fuerza estatal. El no puede destruir el viejo mundo hasta que no tenga el poder en sus manos y se haya convertido, por un cierto tiempo, en clase dominante. Se comprende que la burguesía no abandonará su posición sin lucha. Para ella el comunismo representa la pérdida de su posición dominante, la pérdida de la libertad de sacar el sudor y la sangre a la clase obrera, la pérdida del derecho a las ganancias, a las rentas, a los intereses, etc. Por todo esto la revolución, comunista del proletariado, la transformación comunista de la sociedad encuentra una resistencia encarnizada de los explotadores. El poder proletario tiene por misión el romper implacablemente esta resistencia. Como ésta, inevitablemente, ha de ser muy fuerte, el dominio del proletariado tiene que asumir la forma de dictadura. Bajo el nombre de «dictadura» se entiende un rígido sistema de gobierno y la máxima resolución en la represión del enemigo. En tales circunstancias no puede tratarse de «libertad» para todos los individuos.

Bajo la dictadura del proletariado, que sólo es un fenómeno transitorio, los medios de producción pertenecen, como es natural, no a toda la sociedad, sino al proletariado, a su organización estatal. Los medios de producción son transitoriamente monopolizados por la clase trabajadora, es decir, por la mayoría de la población. Por tanto, todavía no pueden existir relaciones de producción verdaderamente comunistas. Sigue persistiendo la división de la sociedad en clases; todavía existe una clase dominante, el proletariado, el monopolio de los medios de producción por parte de esta nueva clase y un poder estatal que suprime a sus enemigos Cuando la resistencia de los antiguos capitalistas, latifundistas, banqueros, generales y obispos haya desaparecido y la idea comunista haya ganado la mente y el corazón de la mayoría de los productores, el régimen de dictadura proletaria morirá sin necesidad de revolución.

… la propiedad privada de los medios de producción, ha de ser sustituida con la propiedad social; esta transformación debe quitar a la burguesía los medios de producción y de cambio (expropiación). Pero, ¿quién puede y debe realizar esta expropiación? Naturalmente que no una persona aislada. Si la pudiese realizar una persona aislada, o aun un grupo aislado, tendríamos, en la mejor de las hipótesis, un reparto, y en la peor, una simple rapiña. Por esto es natural que la expropiación de la burguesía tiene que ser llevara a cabo por el poder organizado del proletariado. Y este poder organizado no es otro sino el Estado obrero dictatorial.

… La dictadura es un arma en manos del proletariado. Quien está en contra de la dictadura, teme las acciones decididas, le disgusta hacer daño a la burguesía y no es un verdadero revolucionario. Cuando la burguesía esté vencida definitivamente, no tendremos ya más necesidad de la dictadura proletaria. Pero mientras se combate la lucha por la vida o la muerte, la clase obrera tiene el sacrosanto deber de suprimir implacablemente a sus enemigos.

… El proletariado ejerce su dictadura mediante la conquista del poder estatal. ¿Pero qué significa la conquista del poder? Muchos creen que arrancar el poder a la burguesía es cosa tan fácil como hacer pasar, a modo de prestidigitador, un reloj de un bolsillo a otro. … En esta lucha el proletariado tiene la misión de atacar, de destruir el estado burgués. Como la fuerza principal del estado burgués reside en el ejército, para poder aniquilar a la burguesía es necesario minar y destruir el ejército burgués.

… Para que pueda vencer en un país el proletariado es menester que éste sea compacto y organizado y que tenga un partido comunista, el cual tiene por misión el poseer una comprensión exacta del desarrollo del capitalismo, de las condiciones políticas y de los intereses reales ds la clase obrera, a quien tiene que dirigir en la lucha.

… Es, pues, natural que el objeto de este partido sea la revolución comunista. Para llegar a esa meta, el partido del proletariado debe ser intransigente. Su misión no es la de parlamentar con la burguesía, sino aniquilarla y romper su resistencia. Este partido tiene que poner en evidencia la antítesis irreconciliable entre los intereses de los explotadores y de los explotados.

¿Qué posición debe tomar nuestro partido frente a la pequeña burguesía? Por lo que arriba hemos dicho, nuestra posición está clara. Debemos demostrar por todos los medios a la pequeña burguesía que toda esperanza de una vida mejor bajo el capitalismo es una mentira y un autoengaño. Tenemos con paciencia y constancia que hacer comprender al campesino medio que él debe pasarse resueltamente al campo del proletariado y luchar junto a él. Tenemos que demostrarles que con la victoria de la burguesía ganarían sólo los grandes campesinos usureros, que se convertirían en nuevos latifundistas. En una palabra, tenemos que traer a todos los trabajadores a que se entiendan con el proletariado y llevarlo al terreno de la clase obrera. La pequeña burguesía y el proletariado están llenos de prejuicios, que son hijos de sus condiciones de vida. Nuestro deber consiste en hacerles ver con evidencia el estado real de las cosas, esto es, que no hay esperanza bajó el capitalismo para la condición del artesano y del campesino trabajador.

… La revolución que se está desarrollando se convertirá en una revolución mundial, por las mismas razones por las que la guerra imperialista se convirtió en guerra mundial. En todos los países, la guerra causó destrucciones terribles, produjo la carestía y la esclavización proletaria, determinó la lenta disgregación y el caos capitalista, trayendo la disolución de la disciplina del látigo en el ejército y la oficina. Y con la misma implacable fatalidad conduce a la revolución comunista del proletariado.

Nada puede parar la disolución del capitalismo ni el avance de la revolución mundial. Toda tentativa de volver a la sociedad humana a las antiguas vías del capitalismo está condena a priori al fracaso.

… La única salvación de la Humanidad está en el comunismo. Y puesto que sólo el proletariado puede realizarlo, aparece éste como el verdadero libertador de la Humanidad de los horrores del capitalismo, de la explotación atroz, de la política colonial, del hambre, del embrutecimiento, de todas las monstruosidades del capitalismo financiero y del imperialismo. Esta es la gran misión histórica del proletariado. Este podrá sufrir derrotas en batallas parciales y hasta en países enteros, pero su victoria final es tan inevitable como fatal la derrota de la burguesía.

… Pero si para la victoria del comunismo es necesaria la victoria de la revolución mundial y la ayuda recíproca de los obreros, esto significa que la condición indispensable de la victoria es la solidaridad internacional de la clase obrera. … La solidaridad internacional no es para los obreros un juego o una bella palabra, sino una necesidad vital, sin la cual la clase obrera estaría condenada a la derrota.

… El proletariado debe aprender de la burguesía. Debe destruir la patria burguesa y no defenderla ni contribuir a su engrandecimiento, Pero en cambio tiene el deber de defender su patria proletaria hasta derramar la última gota de su sangre.

… Después de la revolución de octubre y la instauración del poder sovietico, Rusia se convirtió en el punto de apoyo principal del movimiento internacional. Para distinguirse de los socialtraidores el partido volvió a adoptar el antiguo nombre glorioso de Partido Comunista. Bajo la influencia de la revolución rusa se formaron partidos comunistas en muchos países. El «Spartakusbund» cambió su nombre por el de Partido Comunista de Alemania. Se constituyeron partidos comunistas en Hungría, en Austria alemana, en Francia y en Finlandia. En América el «centro» expulsó a la izquierda, que se constituyó en partido comunista. En otoño de 1919 se fundó el Partido Comunista de Inglaterra. De la unión de estos partidos surgió la Internacional Comunista. En marzo de 1919 tuvo lugar en el Kremlin, el antiguo palacio del zar en Moscú, el primer Congreso Internacional Comunista, donde se fundó la Internacional Comunista. En este Congreso tomaron parte representantes de los partidos comunistas ruso, alemán, austríaco, húngaro, sueco, noruego, finlandés y de otras naciones, además de algunos compañeros franceses, americanos e ingleses.

… La III Internacional tomó el nombre de Internacional Comunista en recuerdo de la unión de los comunistas, cuyo jefe fue Carlos Marx. Con su acción, la Internacional Comunista ha demostrado seguir las normas de Marx, o sea seguir el camino revolucionario que conduce al derrumbamiento violento del orden capitalista.

… Engels dice en el prefacio al «Manifiesto Comunista» que bajo el término «Socialismo» (en su tiempo) se entendía el movimiento de los intelectuales radicales, mientras el término «Comunismo» denotaba el movimiento de la clase obrera. Hoy se repite el mismo fenómeno. Los comunistas se apoyan exclusivamente en la clase obrera, mientras que los socialdemócratas tienen su base en la aristocracia obrera, en los intelectuales, en el artesano y en el pequeño burgués.

Fuente: Nikolai Bujarin y Evgeni Preobrazhenski. EL ABC del Comunismo. 1920

Algunas nociones fundamentales de la teoría marxista

Toda mercancía tiene … un doble carácter: a la vez un valor de uso y un valor de cambio. El valor de uso de un objeto, de una mercancía, es aquello para lo cual me sirve y por lo que deseo poseerla. Este último [valor de cambio] está ligado únicamente al hecho de que los objetos no son producidos de entrada para la satisfacción de las necesidades sociales, sino para ser vendidos en el mercado. En la sociedad comunista, como en las primeras sociedades humanas, los objetos producidos tendrán siempre una utilidad social, pero ya no valor de cambio.

…¿qué es lo que hace que cantidades de objetos diferentes posean el mismo valor y que se puedan intercambiar? La respuesta es la siguiente: dos mercancías tienen el mismo valor porqué contienen la misma cantidad de una substancia invisible en su forma concreta: el trabajo humano que es necesario para producirlas. El tiempo de trabajo gastado para producir una mercancía es el que determina la magnitud del valor, del valor de cambio. … Cuando decimos que el tiempo de trabajo es la medida del valor contenido en las mercancías, hablamos de un tiempo de trabajo socialmente necesario.

… Existe en la sociedad burguesa una mercancía que posee un valor de uso específico, la capacidad de producir más valor que el necesario para reproducirla. Esta mercancía es la fuerza de trabajo, es decir, la capacidad propia del hombre para movilizar su potencial intelectual y físico para efectuar las tareas productivas más variadas y, finalmente, transformar la naturaleza.

Así, lo que el capitalista compra al proletario no es su trabajo, sino esta mercancía particular, su fuerza de trabajo, su capacidad de trabajo, con el fin de consumirla, en la medida en que su valor de uso consiste precisamente en producir un valor suplementario, un valor extra, una plusvalía, un sobrevalor. Ninguna otra mercancía consumida durante el proceso de producción transmite al producto más que su valor, ni las materias primas ni las máquinas,

… ¿Como se define el valor de la fuerza de trabajo? De la misma manera que todas las demás mercancías: por el tiempo de trabajo medio socialmente necesario para reproducirla. Antes de ser capaz de efectuar un trabajo productivo, un individuo ha sido criado, educado, formado. Además, todos los días debe comer, alojarse, vestirse, consumir electricidad, desplazarse… La suma de todas esas necesidades crea el montante global de lo que es necesario gastar para mantener esta fuerza de trabajo.

… ¿Por qué decimos que la fuerza de trabajo, la capacidad de trabajo es una mercancía capaz de producir más valor del que cuesta a su propietario, el capitalista? Porqué el tiempo de trabajo medio socialmente necesario para reproducir la fuerza de trabajo es inferior al tiempo de trabajo durante el que ella es explotada por el capitalista. Y porqué el valor de una mercancía no es otra cosa que el tiempo de trabajo necesario para su producción, el valor de la fuerza de trabajo es efectivamente inferior al valor creado a lo largo de una jornada o de un mes de trabajo. El capitalista paga el primero y se apropia el segundo. La diferencia entre los dos es lo que nombramos plusvalía o valor excedente. Ella corresponde al trabajo no pagado suministrado por el obrero o sobretrabajo.

… Se ve ahí que las luchas por la reducción del tiempo de trabajo constituyen una componente importante de la relación de fuerzas entre la clase capitalista y el proletariado, puesto que conciernen el tiempo que puede ser destinado a la producción de plusvalía.

Se desprende ellos una consecuencia importante: incluso un capitalista respetuoso, que trata “bien” a sus obreros, que mantiene la jornada de trabajo dentro de los límites legales, que remunera de manera correcta la fuerza de trabajo, que es próximo a sus asalariados, incluso este capitalista, por virtuoso que sea, es un explotador puesto que hace producir trabajo gratuito, que no ha sido pagado.

…Hemos visto que la fuerza de trabajo, como toda mercancía, tiene un valor, que este valor es determinado por el tiempo de trabajo medio socialmente necesario para su reproducción. Como toda mercancía, la fuerza de trabajo tiene también un precio, que es la expresión monetaria concreta del valor.

…Lo que el proletario negocia como salario, es el precio de su fuerza de trabajo. Hemos visto que el valor de ésta está constituido por el tiempo pasado para producirla y reconstituirla. Por ejemplo, un mayor tiempo de estudios, una superior cualificación, pero también un uso más rápido de la fuerza de trabajo por el efecto de un alargamiento de la jornada de trabajo o del incremento de la intensidad del trabajo, tienden a aumentar el valor de la fuerza de trabajo. Pero también nos hallamos la oferta y la demanda, que causan la variación de los precios en torno a este valor medio.

…Independientemente del paro debido a las crisis, Marx muestra que el capital mantiene un “ejército de reserva industrial”, una población supernumeraria cuyo papel es el de mantener una presión constante a la baja sobre los salarios.

…En la búsqueda constante del máximo de plusvalía, la clase capitalista trata de rebajar el precio de la fuerza de trabajo por debajo de su valor, y de hacer bajar este mismo valor.

Para estar en condiciones de explotar la fuerza de trabajo y extorsionarle un máximo de plusvalía, debe disponer igualmente de medios de producción: máquinas, materias primas, energía, edificios y suelos, tierras en el caso de la agricultura… Es lo que Marx llama capital constante. Es llamado constante porque solo transmite su valor al producto en el curso del proceso de producción. Mientras que la parte avanzada para pagar los salarios es llamada capital variable, porque restituye un valor variable, más allá de su valor inicial. … La relación entre capital constante (c) y capital variable (v), expresada por la fórmula c/v representa lo que Marx llama la composición orgánica del capital.

… ¿cuáles son los métodos que el capital puede emplear para empujar cada vez más lejos esta busca de plusvalía? … Marx distingue dos métodos: la producción de plusvalía absoluta y la de plusvalía relativa. … el único medio de aumentar la parte del trabajo no pagado es alargando la jornada de trabajo. A la plusvalía, al valor excedente que resulta de este alargamiento, Marx lo llama plusvalía absoluta.

… Hay que esperar al maquinismo para que el capital pueda generalizar otros métodos para aumentar la cantidad de plusvalía. Al crear una base técnica que le es específica, con la máquina, al eliminar la mano del proceso de producción, el capital, a partir de la gran industria, se da los medios para aumentar la cantidad de plusvalía producida al bajar el valor de la fuerza de trabajo con el desarrollo de la productividad.

Marx llama plusvalía relativa a esta plusvalía que es obtenida ya no con el alargamiento de la duración absoluta del trabajo, sino disminuyendo el valor de la fuerza de trabajo o modificando la relación entre sobretrabajo y trabajo necesario, modificando pues las magnitudes relativas entre las dos partes de la jornada de trabajo, sin alargar la jornada de trabajo.

… Marx distingue, como hicieron antes que él bastantes economistas clásicos, como Adam Smith, el trabajo productivo y el trabajo improductivo. La definición del trabajo productivo en el marco de producción capitalista es muy clara: trabajo productivo es el que produce una plusvalía para el capital. Dicho de otro modo, la expresión “trabajo productivo” no significa un “trabajo que produce alguna cosa”; si así fuera cualquiera que hiciera bricolaje o un cocinero aficionado serían “productivos”, sino trabajo productor de plusvalía.

…Así, uno de los primeros criterios que permiten determinar si un trabajo … es productivo o improductivo, es verificar si se ha cambiado contra capital o contra renta (es el caso, por ejemplo, de todo el funcionariado).

Pero el trabajo puede cambiarse contra capital, y desde este punto de vista reportar un beneficio al capitalista sin ser por ello productivo. Es el caso de todos los trabajos de la esfera de la circulación (bancos, funciones mercantiles del comercio, etc.) o de los falsos gastos de la producción (seguros, contabilidad). Por consiguiente, [solamente] es productor de plusvalía y por tanto productivo el trabajo que se intercambia contra capital en la esfera de la producción material.

… Marx habla entonces de un momento en que el capital somete realmente al trabajo, es decir, que desarrolla una tecnología que le es propia, dictada por el objetivo específico del capital: la producción de un máximo de plusvalía, ya no heredado de las antiguas formas de producción. Así la subordinación real del trabajo al capital es una forma intrínseca, propia del modo de producción capitalista, su forma más desarrollada.

… Es a través del desarrollo del maquinismo, con la revolución industrial, que se hacen posibles las formidables ganancias de productividad que el modo de producción capitalista pone al servicio de la producción de plusvalía y que el comunismo pondrá al servicio de la reducción del tiempo y de la aridez del trabajo para permitir a los humanos gozar de su tiempo libre sin temor al mañana.

… Cuando relaciona el sobretrabajo con el trabajo necesario, la plusvalía con el capital variable, Marx habla de tasa de plusvalía, que se define por la ecuación pl/v (masa de plusvalía producida sobre capital variable avanzado). Mide el grado de explotación de la fuerza de trabajo por el capital.

… La baja tendencial de la tasa de beneficio … se manifiesta en el largo plazo y en ciertas circunstancias.

… Para perseguir su fin, la producción de un máximo de plusvalía, esta plusvalía debe ser, al menos en parte, capitalizada, es decir, retransformada en capital, para iniciar un nuevo ciclo de producción sobre una escala ampliada. Esto forma la base del movimiento del capital, de la acumulación del capital. Marx la llama reproducción ampliada. … El capital, dice Marx, es un valor en proceso, valor que se mueve para incrementarse sin tregua; no puede ser de otro modo dentro de la lógica de la acumulación del capital.

… Esta plusvalía va a escindirse básicamente en beneficio y renta, delimitándose así la clase de los capitalistas y la de los propietarios de tierra. En el seno de la clase capitalista, el beneficio va a ser repartido entre los capitalistas en relación con el capital que han avanzado (igualación de las tasas de beneficio). Los capitalistas del comercio obtienen así una tasa de beneficio medio igual a la tasa general de beneficio como la de los capitalistas industriales incluso si su contribución efectiva a la producción de la plusvalía es menor. El mismo beneficio va a dividirse entre el beneficio de empresa y el interés que retribuye al capitalista financiero. Pero esto no es todo, los impuestos están en la base del Estado, y constituyen una parte de la plusvalía (pero también del salario social). No olvidemos que los salarios de dirección que se atribuyen los capitalistas y los salarios (y medios de producción) de las clases improductivas, que son otras tantas formas de plusvalía.

… Con la acumulación del capital real se desarrolla igualmente lo que Marx, siguiendo a otros economistas, llama el capital ficticio. Inicialmente se trata de títulos (acciones, obligaciones, bonos del tesoro, letras…) correspondientes a un capital real que ha sido prestado (poco importa su destinación). En la medida en que estos títulos pueden ser negociados (por ejemplo en la bolsa, en un banco o en una empresa de factoring las letras y otras facturas emitidas por una empresa), son objeto de un mercado particular, sometido a leyes específicas. Estos mercados son el lugar de una especulación intensa que permite captar una parte de la plusvalía.

… En el corazón del trabajo productivo, en el corazón del proceso de producción, el proletariado produce, con su trabajo, un valor (reproducción del valor avanzado por el capital constante y el salario, más la plusvalía) que no sólo se le escapa sino que se vuelve contra él. Su trabajo se transforma, frente a él, en su contrario, en capital. El proletariado es dominado por su propio trabajo que se le enfrenta. Este fenómeno es calificado por Marx de alienación, es decir, que se hace ajeno a sí mismo.

… La concentración y la centralización del capital son fenómenos relativos y no absolutos. Un proceso darwiniano de selección de los nuevos productores y servicios, de los nuevos mercados, se desarrolla. Ciento se lanzan, diez emergen, uno triunfa. Éste será comprado a buen precio por la gran empresa. Este movimiento de concentración y de emergencia constante de nuevas unidades de producción se aplica igualmente a la agricultura.

,,, La búsqueda del máximo de plusvalía conduce el modo de producción capitalista a crisis de superproducción. Éstas toman un carácter periódico y su gravedad está tendencialmente en relación con el grado de desarrollo de la producción capitalista. Cuanto más desarrollada está, mayor tiende a ser el impacto social de estas crisis. … Al tener dificultades para encontrar mercados a estas masas considerables de mercancías, al restringir la parte de los salarios de la clase productiva y al impulsar los focos de la acumulación que desequilibran la relación entre producción y consumo, la sociedad burguesa favorece la superproducción de mercancías.

… En el libro I del “Capital”, Marx describe así el comunismo: “Representémonos por fin una reunión de hombres libres trabajando con medios de producción comunes y gastando, de acuerdo con un plan concertado, sus numerosas fuerzas individuales como una sola y misma fuerza de trabajo social. El producto total de los obreros unidos es un producto social. Una parte sirve de nuevo como medio de producción y sigue siendo social; pero la otra es consumida y, para ello, debe repartirse entre todos. El modo de repartirlo variará según el organismo productor de la sociedad y el grado de desarrollo histórico de los trabajadores. Supongamos, para situar este estado de cosas en paralelo con la producción mercantil, que la parte acordada para cada trabajador esté en razón a su tiempo de trabajo. El tiempo de trabajo jugaría así un doble papel. Por un lado, su distribución en la sociedad regula la relación exacta de las diversas funciones a las diversas necesidades; por otro, mide la parte individual de cada productor en el trabajo común, y al mismo tiempo la porción que le retorna en la parte del producto común reservada al consumo. Las relaciones sociales de los hombres en sus trabajos y con los objetos útiles que provienen de ellos son aquí simples y transparentes, tanto en la producción como en la distribución.”

…El comunismo es una sociedad que abole el trabajo alienado, el trabajo asalariado, para articular sobre otra base el trabajo necesario y el trabajo libre. Vía la socialización de los medios de producción y de cambio, es la comunidad de los productores asociados la que toma las decisiones y organiza la sociedad. El libre desarrollo de cada uno pasa por la reducción del trabajo necesario y su reparto entre todos los miembros de la sociedad en edad y capacidad de trabajar. Al mismo tiempo que desarrolla una formación politécnica, la sociedad lucha contra la división social del trabajo, generalizando el trabajo manual, la polivalencia de las actividades, y aplicándose a la abolición del antagonismo entre la ciudad y el campo.

En el comunismo, el dinero y la forma valor de los productos del trabajo desaparecen. Se reconoce al individuo su participación al trabajo social durante un tiempo determinado (tiempo que se reducirá considerablemente en relación con el necesario actualmente), en contrapartida de lo cual podrá consumir, una vez descontados los elementos útiles para la expansión de la sociedad, para el consumo colectivo y para los miembros de la sociedad que no están en condiciones de trabajar, para satisfacer sus necesidades (de manera limitada en un primer tiempo y sin otra limitación que las de la saciedad y del buen sentido posteriormente)

La revolución apunta a la abolición del trabajo asalariado. En la comunidad de los trabajadores asociados la relación de dominación entre el poseedor de los medios de producción y el proletario ha desaparecido. Por la mediación de la comunidad, el trabajo del individuo deviene inmediatamente social.

Este carácter inmediatamente social de la producción es subrayado muchas veces por Marx. En el comunismo “no es por la vía de un rodeo, sino directamente, como los trabajos del individuo se hacen parte integrante del trabajo de la comunidad.” (Crítica del programa de Gotha)

… Al impulsar cada vez más la productividad del trabajo, desarrollando las fuerzas productivas, el capital crea las condiciones de una sociedad nueva. Él mismo acaba por demostrar que las relaciones de producción propias del modo de producción capitalista han devenido estrechas para seguir impulsando este desarrollo. Un nuevo modo de producción, nuevas relaciones de producción que corresponden a una sociedad sin clases y que hacen salir a la humanidad de su prehistoria para preparar conscientemente su porvenir deben ser instauradas. El marxismo muestra que esto es un fenómeno ineluctable y que la historia del modo de producción capitalista es la “de la revuelta de las fuerzas productivas modernas contra las relaciones modernas de producción”.

… Para Marx y Engels, sólo a través de su constitución en partido existe el proletariado como fuerza social organizada y, por tanto, consciente. En “La cuestión del alojamiento”, Engels resume así “las concepciones del socialismo científico alemán: necesidad de la acción política del proletariado y de su dictadura como transición a la abolición de las clases y con ellas, del Estado” Él precisa “que han sido ya expresadas en el Manifiesto del Partido comunista e incontables veces después”. En otros pasajes la condición de la “constitución del proletariado en partido político” está claramente planteada.

Al tomar las medidas adecuadas para desmantelar el Estado burgués, abolir la propiedad privada, el intercambio de las mercancías, el proletariado revolucionario rompe el círculo infernal que transforma el trabajo del proletario en su contrario al mismo tiempo que reorienta las fuerzas productivas de la sociedad (lo que no significa que el comunismo pueda realizar inmediatamente su programa integral, sino que existe un salto cualitativo que hace pasar, potencialmente, la sociedad de una esfera a otra; esta fase de transición política es lo que Marx y Engels han llamado la dictadura del proletariado).

Conclusión

El modo de producción capitalista ha jugado un papel crucial en el desarrollo de la humanidad: Al desarrollar la productividad del trabajo, el maquinismo, al crear el mercado mundial, al unificar cada vez más las condiciones de la producción y del cambio, y sobretodo, al crear una clase internacional, el proletariado, capaz de tomar en sus manos el aparato productivo y llevar a la sociedad hacia una sociedad donde no subsisten ni explotadores ni clases sociales. El modo de producción capitalista ha así creado las condiciones para el paso a una sociedad superior.

La continuidad del modo de producción capitalista, su supervivencia, su toma de posesión de todos los medios de producción y de vida, la continuación de su carrera loca son grandes desastres para la humanidad. Al proseguir el desarrollo de la productividad del trabajo, el capital prosigue su carrera hacia el máximo de plusvalía, somete una masa creciente de proletarios al mismo tiempo que el desarrollo de sus resortes productivos los echa a la calle. Al arruinar las otras formas de producción, crea igualmente una situación en qué ni los centenares de millones de campesinos africanos, chinos, brasileños, mejicanos, etc. ni los millones de parados y excluidos de Europa y de los Estados Unidos no podrán encontrar una plaza en una sociedad que reposa sobre la explotación del proletariado.

Cuando existen todas las condiciones para crear un marco de vida armonioso para la humanidad, hambrunas, crisis, guerras y otras catástrofes están en el menú del siglo que comienza. Sólo el proletariado puede levantarse para derribar el orden actual e instaurar la sociedad sin clases: el comunismo.

Robin Goodfellow, El marxismo en resumen. 2013.

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Arturo J. Solórzano A.

 

Cómo los Valores Culturales inciden en el desempeño de las Empresas y la Economía

Las PYMEs, la Cultura Empresarial y su Implicación para el Desarrollo Económico” es un ensayo que escribí en 2005 sobre lo que llamé una “cultura empresarial” que se manifestaba en diferentes elementos. que frenaban el progreso y desarrollo de las empresas.  Esta vez, usaré lo que escribí entonces sin limitarlo al aspecto empresarial, sino al más general de cultura de la sociedad.

La hipocresía, el fingimiento, la simulación y la mojigatería son prácticas que se derivan de la mentira, que están enraizadas en lo profundo de la cultura de gran parte de los latinoamericanos.

La confianza, basada en la práctica de decir siempre la verdad, tiene implicaciones claves para la economía y las empresas. Hágase unas preguntas: ¿Confiaría Ud. en alguien que le miente? ¿Lo haría Ud. su socio? ¿Haría Ud. socio de su negocio a alguien que no conoce? ¿Puede dejar Ud. a sus trabajadores sin supervisión, confiando en que harán bien su trabajo? –Sólo el ojo del amo engorda al caballo– ¿Está Ud. totalmente seguro de que le pagarán el dinero que prestó en el día convenido? ¿Cuántas veces ha dado Ud. un adelanto en dinero para que otros le presten un servicio o le suministren un producto y luego no recibe lo que esperó? – Músico pagado no toca buen son– ¿Dice Ud. toda la verdad sobre su producto o servicio a sus clientes? –Más vale pájaro en mano que cien volando– .

El hecho de mentir, de engañar, de prometer algo y no cumplirlo tiene consecuencias devastadoras en las relaciones personales, en la política y en los negocios. Si no hay confianza en las demás personas, no puede haber ningún tipo de cooperación o relación confiable. Veamos algunos ejemplos:

Al desconfiar de las personas preferimos que en nuestra empresa o en la institución en la que estamos, trabajen familiares, amigos o personas que alguien de confianza nos ha recomendado. Es lo que conocemos como nepotismo, o favoritismo arbitrario. ¿Cuál es el resultado del nepotismo en las empresas? El personal no está ahí por sus méritos, sino por sus conexiones, por tanto no es el más calificado para desempeñar los puestos en el negocio. ¿Y qué pasa cuando el personal no es el adecuado? Ineficiencia general, mala calidad, mal servicio al cliente o al ciudadano y baja competitividad en el caso de los negocios..

El nepotismo tiene nefastas consecuencias en la economía y la sociedad. ¿Para qué alguien va a esforzarse en estudiar, en prepararse para luego recoger los frutos de su esfuerzo, si lo que cuenta más son las conexiones, no el mérito? El nepotismo desincentiva el deseo de superación personal y promueve en las personas vicios de comportamiento negativos como la adulación calculada, el servilismo, el clientelismo, el soborno y la corrupción.

El nepotismo es una práctica recurrente tanto en las empresas privadas como en el Estado. El nepotismo frena el incentivo por la educación y la superación personal, por desarrollar habilidades con la certeza de obtener luego los frutos del esfuerzo personal. En la cultura local, el mérito pasa a segundo plano, se vuelve más importante desarrollar relaciones de amistad, especialmente con las personas de las cuales se puede obtener algún beneficio, ya sea alguien que toma decisiones en una empresa o un funcionario estatal. Se cae a veces en el servilismo para generar confianza en la lealtad para con los superiores o en halagos y regalos para con otras personas de interés. Una vez lograda la confianza, se usa para coludirse en actos reñidos con las leyes, normas o reglamentos, para obtener mutuos beneficios, en otras palabras, en actos de corrupción como obtener una concesión, un contrato o un tratamiento preferencial.

La corrupción es un cáncer que corroe a la sociedad y le extrae recursos para el enriquecimiento ilícito de unos cuantos que se coluden para obtener ventajas exclusivas. Es lo que se ha dado en llamar el “capitalismo de compadres o compinches” en el que las élites en el poder están coludidas con la oligarquía local para extraer las rentas derivadas de las prácticas corruptas, las que de otra manera no pueden obtener participando en el libre juego de la competencia en el mercado, perjudicando así a otros competidores y a los consumidores en general. Esto tiene como consecuencia el desincentivo de la competencia, la innovación y la inversión, fuente principal del desarrollo económico de cualquier país.

Otro resultado de estos valores culturales es el desincentivo que conlleva la desconfianza para la cooperación inter-empresarial. La desconfianza -y con razón- hacia todos los que no están en el estrecho círculo de familia y amistades, impide desarrollar emprendimientos más allá de las propias capacidades. De ahí que una de las características principales de las empresas locales sea el de integrar todos los procesos dentro de la unidad empresarial, porque se descarta la posibilidad de que algunos procesos se puedan contratar con otras empresas, debido a la dificultad para el cumplimiento de los compromisos y contratos que puedan hacerse. Al no existir una cultura de confianza, que honre ante todo la palabra empeñada, el incumplimiento y rompimiento de contratos es algo corriente.

La mentira y el engaño como práctica, imposibilita la confianza y esta la cooperación. Hace surgir el nepotismo y vicios como el servilismo, el clientelismo, y la corrupción, como únicos medios pragmáticos para competir y “triunfar” en un ambiente hostil.

¿Cuántas veces Ud. ha prometido algo que luego no cumple, a veces a sabiendas que no podía cumplirlo cuando lo prometió, aun tratándose de cosas pequeñas de la vida diaria? … la famosa “guatusa” está presente en el comportamiento del nicaragüense. A veces las promesas se hacen con ligereza, sin reflexionar en la capacidad de cumplirlas, y no se establece un plan o con el propósito de hacerlas realidad.

El engaño no es más que la falta de respeto por los demás. No interesa qué pueda pensar la persona cuando lo que le ha prometido Ud. no lo ha cumplido. Lo importante es que Ud. logró lo que quería en el momento, sin importar las consecuencias futuras. Lo importante es lo que pasa en el momento, mañana ya se verá.

Esto conduce a instaurar la práctica de que no hay que preocuparse por el futuro, solamente por el presente. Y eso a su vez, conduce a la despreocupación y falta de hábito por planificar nuestro futuro, dejando todo en manos de lo que determinen los acontecimientos, o en otros casos, del “destino”. Más adelante me refiero sobre otros aspectos de este asunto.

La impuntualidad es otro comportamiento relacionado con estos valores. Si establecemos una cita y llegamos tarde a ella o si prometemos entregar un producto o un trabajo en un plazo convenido, además de quedar como mentirosos, estamos dando muestras del poco respeto que los demás se merecen, sin importarnos las consecuencias -para los demás y para nosotros mismos- de nuestra tardanza. También demuestra la falta de previsión y planificación y el escaso valor que damos al tiempo.

La cultura de impuntualidad, la ocupación de puestos por conexiones y no por mérito, y la falta de confianza en los demás también impide el trabajo en equipo, pilar fundamental de cualquier organización moderna, ya sea una empresa o una institución. De ahí el verticalismo en la toma de decisiones, en contraposición con el trabajo en equipo, que implica reconocer las capacidades de los demás, el respeto por el tiempo de los demás, la disciplina y la cooperación.

Estas actitudes, que se convierten en patrones de comportamiento ampliamente aceptados como normales, son valores culturales que impiden el desarrollo de los negocios. De ahí que prive el individualismo como patrón en el sector empresarial y es parte de la explicación de por qué no se han podido desarrollar en Latinoamérica aglomerados de empresas interdependientes unas de otras, sistemas de cooperación inter empresarial -en los que las PYMEs son la mayoría- que han resultado ser importantes motores del desarrollo económico en otras zonas del mundo.

Estos sistemas, llamados distritos industriales o clusters de desarrollo, no son simples mecanismos contractuales de ventas y suministro de productos o servicios entre empresas. Requieren para su aparición y desarrollo de la existencia de un substrato intangible que haga posible su funcionamiento: la confianza, la puntualidad, el cumplimiento de contratos, y el respeto por el derecho de los demás, valores muy débiles en nuestra cultura . Las cadenas de valor globales, en las que diferentes partes de un producto son elaboradas por diferentes empresas de diferentes partes del mundo,no pueden existir y funcionar sin la práctica de estos valores.

El respeto por el derecho de los demás es tal vez uno de los valores que más se ha deteriorado en nuestra cultura. Esta falta de respeto está presente en todos los ámbitos de la sociedad y es otro de los factores que impiden el desarrollo.

El Estado es el que más irrespeta los derechos de los ciudadanos con sus ineficientes servicios. ¿No es eso obligar a la gente a hacer largas y exasperantes filas en los servicios de salud y otros? ¿No es eso programar una cita médica o una operación que se requiere con urgencia para una fecha en la que el paciente ya estará muerto? ¿No es eso exigir una infinidad de agobiantes trámites que consumen tiempo y dinero? ¿No es eso abusar de los recursos del Estado? ¿No es eso la arbitraria selección y exclusión de quienes son sujetos de recibir beneficios por el Estado? ¿No es eso la administración sesgada de la justicia? Solo para mencionar algunos ejemplos. El pensamiento del funcionario público no es el de un servidor público, consciente de que es pagado por los impuestos de los ciudadanos, sino el de un leal servidor a su jefe, al que debe su puesto de trabajo.

Pero también ese irrespeto los derechos de las personas se manifiesta en varios aspectos del funcionamiento de los negocios. ¿Qué es sino producir o vender productos de baja calidad y prestar un mal servicio al cliente? Cuando una empresa hace lo imposible por no honrar una garantía, cuando un restaurante sirve un refresco que es más agua con hielo y azúcar, cuando no se especifica el peso o los ingredientes en la etiqueta de un producto, etc. En todos estos casos hay un desprecio al derecho de las personas a recibir un buen producto o servicio, ¡por el que están pagando dinero! El pensamiento de estos empleados o dueños de negocios “vivos” es el de sacar ventaja hoy sin importar las consecuencias del mañana.

El respeto y preocupación por el cliente es directamente proporcional a la competencia. A más competencia, menos espacio hay para los negocios que no sirven bien a sus clientes pues los consumidores tienen más opciones para escoger y así aprendan a distinguir aspectos de calidad y a reclamar sus derechos. La globalización, que conlleva más competencia, va cerrando los espacios a aquellas empresas que no se interesan por el derecho de sus clientes a recibir productos y servicios de calidad.

Otra actitud propia de nuestra cultura es la de gozar hoy sin importar mucho lo que pase mañana, de priorizar el ocio, el entretenimiento y el placer antes que el trabajo, de ver el trabajo como un mal necesario más que como una fuente de satisfacción -una canción popular dice que “el trabajo lo hizo Dios como castigo”. Esto es reforzado por el fatalismo y la indulgencia tradicionalmente inculcados por la religión católica.

El catolicismo ha hecho mucho énfasis en la promesa de una vida eterna para los pobres y la negación de ella para los ricos -como ilustra la parábola de la aguja y el camello- como si hacerse rico significara un pecado en sí mismo. De ahí deriva una corriente de pensamiento que cree que lo que una persona obtiene otro necesariamente lo pierde y una actitud de resignación ante la pobreza porque “de los humildes será el reino de los cielos”.

Lo que es pecado es hacerse rico ilícitamente, no mediante el trabajo honesto y diligente. El fatalismo está presente en la cultura popular de dejar todo a un Dios que supuestamente está decidiendo hasta los más mínimos detalles de nuestras vidas, dejando poco espacio a nuestra autonomía como personas para fijarnos objetivos y alcanzar metas. “Si Dios quiere” es una de las frases usuales en las conversaciones populares. Por el contrario, no se enfatiza lo que otras partes de las sagradas escrituras expresan en la dirección opuesta: “Dios dio libre albedrío a las personas” es decir, capacidad para tomar sus propias decisiones y “la fe mueve montañas”, en otras palabras, la convicción, la resolución, el entusiasmo, la confianza en lo que podemos hacer para lograr tales metas u objetivos.

Con el desdeño de la importancia de planificar para el futuro, de vivir el hoy, sin preocuparse mucho por mañana –Dios proveerá– ¿qué negocio podrá tener éxito con esta mentalidad? ¿Podrá esta actitud fomentar la inversión, la investigación y el desarrollo? Quien piense que una empresa puede crecer, o al menos sobrevivir, improvisando, más temprano que tarde quedará fuera del juego.

La influencia del marxismo

Otra influencia dañina ha sido el marxismo, aunque sus teorías no son muy creíbles entre los empresarios, pero sí entre los trabajadores. Según esa corriente, los ricos lo son porque le han quitado el fruto de su trabajo a los trabajadores y por eso estos son pobres. Un juego de suma cero que se aplica a las personas y se extrapola a las relaciones entre los países: hay países ricos porque han robado su riqueza a los que son pobres.

La teoría de la dependencia, que presentaba a América Latina y otros países de la “periferia” del sistema capitalista como una víctima de los países ricos y desarrollados del “centro” no hizo más que reforzar el fatalismo con un análisis falso que intentaba culpar a otros de nuestros propios fracasos e incapacidades, producto de los vicios y valores culturales prevalecientes. Ver Colonialismo y Dependencia.

La teoría marxista de la explotación del trabajo asalariado ha sido demostrada por muchos renombrados economistas como una falacia. La literatura disponible es extensiva. No existe tal explotación sistémica. Puede darse explotación en casos específicos, como seguramente todavía existen. Pero decir que en el sistema capitalista el empresario explota al trabajador es algo que no resiste el análisis económico. Las ganancias no son producto de la explotación de los trabajadores, sino del valor que los consumidores asignan a los bienes y servicios con sus decisiones de compra. También hay que recordar que en las empresas no siempre hay ganancias, pueden haber también pérdidas.

Pero aunque todos los economistas posteriores hayan rebatido y mostrado la falsedad de la doctrina marxista, la tesis marxista de la explotación sigue teniendo un atractivo para los que no comprenden el funcionamiento económico y para todos aquellos que ingenuamente creen que los ricos son ricos por explotar a los pobres. Ya forma parte de las creencias arraigadas en muchas personas y es parte de sus valores culturales.

Desde la antigüedad ha habido líderes que saben perfectamente que la manera de alcanzar y mantener el poder es diciendo a la gente lo que quieren oir, por irreal o inalcanzable que sea. Expertos en el marketing político. El populista se dirige a las masas, a los pobres que son la mayoría, ofreciendo acabar con la miseria, acabando con los supuestos causantes de la misma, la minoría más pudiente, identificada como el enemigo. Para los comunistas el enemigo es la burguesía. Para los nazis fueron los judíos. En otros casos, se escogen “enemigos” externos. Las masas, en su mayoría ignorantes y con bajo nivel de confianza en sus capacidades individuales, acogen los cantos de sirena del populista como una tabla de salvación.

La popularidad del líder se basa entonces en su capacidad de convencer a las masas de que la solución para todos sus males es destruir al enemigo. Destruido éste, todo vendrá por añadidura: la riqueza, la abundancia, la felicidad.

Marx fue un maestro del populismo. Alumnos aventajados como Lenin, Stalin, Mao, Pol Pot, Castro o Chávez en la línea socialista, y otros como Hitler o Mussolini en la fascista, siguieron la misma estrategia para erigirse en dictadores totalitarios. Todos prometieron a las masas traer el cielo a la tierra destruyendo a los identificados como enemigos y erigieron al Estado como el instrumento central para llevar a cabo sus propósitos.
La revolución cubana en 1959 y la nicaragüense en 1979 fueron inspiradas en el marxismo. Aunque disfrazaron su ideología como una lucha popular contra dictaduras, una vez alcanzado el poder se deshicieron de sus aliados democráticos e instauraron regímenes autoritarios demoliendo las instituciones democráticas. Muchos movimientos guerrilleros en Latinoamérica fueron también inspirados en la doctrina marxista y ayudados por Cuba.

La cultura y los modelos de negocio

Además de tales valores, creencias, comportamientos y costumbres que impiden el progreso y el desarrollo, las empresas adolecen de otros lastres que resultan del modelo de empresa individual, familiar o de sociedades cerradas. Este modelo empresarial está determinado por la forma cómo se crean, cómo se organizan y se administran las empresas. Son empresas de propiedad individual o familiar -y en el caso más “avanzado”, de sociedades con amigos y conocidos-. Son empresas cerradas a la inversión de extraños, y por tanto, a la fiscalización de extraños.

En este tipo de empresas, por el mismo hecho de ser cerradas a la participación de extraños, se refuerza la práctica de valores culturales que conducen al fracaso, tales como la desconfianza, el autoritarismo y el nepotismo. De ahí se derivan una serie de problemas y debilidades ya antes analizados que desembocan en la falta de competitividad de estas empresas y sus limitaciones para desarrollarse.

Siguiendo con la característica cerrada de las empresas, por el sólo hecho de ser propiedad de una persona o de un círculo reducido, la empresa no está sujeta a la fiscalización de extraños -salvo los organismos recaudadores y normadores- y carece de transparencia en su gestión. ¿Le interesa a Ud. que puede sucederle a determinadas empresas cuando Ud. no tiene invertido ni un centavo en ellas?

Somos un país subdesarrollado porque tenemos empresas subdesarrolladas. Los países que han logrado desarrollarse lo han hecho principalmente porque una parte importante de sus empresas han superado el modelo de empresa familiar o de sociedades limitadas a amigos y conocidos. Si bien las empresas individuales, familiares o de sociedades cerradas constituyen la mayor parte de los negocios en las economías desarrolladas, las empresas de sociedades abiertas constituyen el sector más dinámico, el que más crece y que más aporta a la economía. Son este tipo de empresas las que pueden crecer, desarrollar economías de escala para servir mercados más amplios, tanto en el país como en el ámbito internacional.

Una gran debilidad de la empresa cerrada es su limitación para crecer y aumentar su escala de producción. Para crecer se requiere invertir y para invertir se requiere capital. Las empresas familiares y de sociedades cerradas están limitadas en su crecimiento por falta de capital. La opción tradicional para invertir son sus ganancias acumuladas, pero cuando estas son insuficientes y los socios no pueden aportar más capital, la opción que queda es recurrir al financiamiento bancario, con la consecuente carga de intereses que afectan el costo de operación.

Los bancos y otras instituciones financieras han mostrado ser el sector económico que más crece de manera sostenida en la economía nacional. Solo basta revisar las publicaciones de la institución que los regula para ver el alto crecimiento que han tenido sus activos y sus ganancias. Tal crecimiento ha sido en parte a expensas de las ganancias de los demás sectores, es decir de los intereses que cobra por los préstamos, con tasas altísimas mientras paga tasas ridículas por los ahorros. Las tasas de interés se sustentan en gran parte en la capacidad de pago y en el riesgo que conlleva la actividad económica de los usuarios del crédito. Estos riesgos son altos cuando se manipula la información que se provee al prestatario para obtener el préstamo, inflando la capacidad de pago prevista. Por eso, los préstamos personales y para las micro y pequeñas empresas tienen un interés más alto. Sin embargo, el margen entre tasas activas y pasivas es el más alto en comparación con los demás países de la región centroamericana.

En conclusión, para las pequeñas empresas, el crédito no puede ser una fuente para la inversión en actividades con márgenes de ganancia modestos o reducidos, sino solamente para negocios de alta rotación de inventarios y altos márgenes de ganancia, que generalmente se dan más en el comercio, siendo esta una de las explicaciones del atraso en el desarrollo económico de la agricultura y la manufactura y especialmente donde predominan las pequeñas empresas.

Por el contrario, las empresas abiertas a la inversión de extraños tienen la ventaja de que pueden obtener el capital que necesitan mediante la venta de acciones de participación, que cualquiera puede adquirir, sin costo financiero de intereses, lo cual les hace tener precios más competitivos, en relación a aquellas que se financian con préstamos bancarios. En los países desarrollados, las bolsas de valores han jugado un papel fundamental pues movilizan el ahorro de millones de personas que invierten en acciones empresariales, impulsando así el desarrollo económico. Pero, por qué alguien confiaría su dinero para comprar acciones de una empresa? Obviamente, se necesita conocer la situación financiera de la empresa, por lo que un requisito para emitir acciones es publicar dicha información debidamente auditada. De ahí resulta que los mercados de capital promueven la transparencia, como requisito esencial para que los inversores puedan tener confianza en sus decisiones de inversión. Esto también beneficia a los gobiernos pues así es más difícil esconder información para evadir impuestos, lo cual es una práctica recurrente en las empresas familiares y de sociedades cerradas.

¿Cuál es uno de los signos de tener una economía desarrollada sino contar con una bolsa de valores? Estas son centros donde se compran y venden diariamente acciones de participación en el capital de las principales empresas que determinan el comportamiento de la economía. Las bolsas de valores donde se comercian acciones de participación en empresas son hoy -y desde hace tiempo atrás-, un símbolo y un indicador de las economías desarrolladas. Realmente, en los países subdesarrollados, las bolsas de valores donde se transan acciones empresariales, o bien no existen, o son incipientes, o se limitan a transacciones de títulos y valores emitidos por instituciones públicas y esporádicas ofertas de acciones empresariales, como es el caso de Nicaragua. Las empresas que se manejan bien y logran la confianza del público -los miles de accionistas- son las que consiguen el éxito, a aquellas que se manejan mal, el público las castiga y fracasan. Los tenedores de acciones siempre buscarán comprar las acciones de las empresas más rentables y exitosas, elevando el valor de las mismas en la bolsa de valores. Por el contrario, buscarán como deshacerse de las acciones de empresas con baja rentabilidad o en peligro de fracasar, precipitando la baja del precio de dichas acciones. Esta es la manera cómo los accionistas premian y castigan a las empresas.

Este es el principal acicate para la competitividad, no las políticas gubernamentales. De esta manera las empresas se ven obligadas a contratar a sus gerentes y empleados por mérito y no por conexiones y parentesco; a invertir en la innovación y mejora constante del producto o servicio, a controlar la calidad; a brindar un buen servicio al cliente, etc., para maximizar las ganancias y de esa manera lograr el incremento del valor de sus acciones que se cotizan en la bolsa, atrayendo más y más inversionistas. Esa es la lógica empresarial moderna. Lo demás es historia. Arturo J. Solórzano. Las PYMEs, la Cultura Empresarial y su Implicación para el Desarrollo Económico . 2004.

Arturo J. Solórzano
Agosto, 2020

Competencias Básicas para Estudiantes de Educación Secundaria

I. Consideraciones Generales

El fin último de la educación debe ser el de contribuir a elevar de manera creciente y sostenida los niveles de vida de la población. En el corto y mediano plazo, un objetivo central del Gobierno es la lucha contra la pobreza, la cual solamente se combate de manera duradera con la creación de empleos e ingresos para los menos favorecidos, siendo el papel de los recursos humanos clave en la creación de más empleos e mejores ingresos. De ahí la importancia de vincular las políticas educativas con las políticas de desarrollo económico y social.

La economía nicaragüense, como la mayoría de economías en el mundo, está enlazada al proceso de globalización, el cual se manifiesta en el sostenido crecimiento del comercio mundial y de la inversión extranjera directa, la integración creciente de los mercados de capital, la estandarización de los bienes y servicios y la integración de cadenas de valor internacionales, gracias a la disponibilidad de comunicaciones cada vez más baratas, rápidas y confiables, que a su vez aceleran la rapidez de los cambios tecnológicos, en un contexto de fuerte crecimiento de economías emergentes que está provocando cambios sustanciales en los niveles y la estructura de la oferta y demanda mundial y los precios de bienes de consumo, intermedios y de capital.

En este entorno, se vuelve fundamental el desarrollo de la producción agropecuaria, industrial y de servicios, para proveer productos de mayor valor agregado, de mayor contenido tecnológico y de mayor competitividad, fórmula que conduce al logro de tasas de crecimiento sostenido capaces de generar los empleos y los ingresos que el país requiere para reducir gradualmente los niveles de pobreza.

Lo anterior solamente es posible mediante la creación de nuevas empresas a una tasa muy por encima del nivel actual, así como mediante la ampliación de las capacidades de producción en las empresas existentes y el incremento en la competitividad (mejor calidad y menores precios) de los productos y servicios que actualmente ofrecen al mercado. Con políticas de fomento adecuadas, dirigidas a estos objetivos pero enfocadas en promover la creación y desarrollo de pequeñas empresas y su vinculación con las empresas grandes en cadenas de valor nacionales e internacionales, es posible lograr que los beneficios del crecimiento lleguen a un número mayor de nicaragüenses incorporándolos al empleo formal y mejorando sus salarios e ingresos.

Hasta ahora, las políticas de fomento a la producción se han enfocado en proveer capacitación, asistencia técnica y acceso al crédito a las micro, pequeñas y medianas empresas, para ayudarlas a superar las deficiencias y debilidades de que adolecen. Sin embargo, las debilidades principales provienen fundamentalmente del bajo nivel de educación de sus propietarios y trabajadores. Esto incide directamente en el bajo nivel tecnológico, bajo nivel de calidad e ineficiencia de la producción que conduce a mayores costos y escasa capacidad de competir en el mercado.

Pero también, el bajo nivel educativo de la población y –para los que han tenido la oportunidad de educarse- una formación carente de los conocimientos, habilidades y destrezas que se requieren para crear nuevas empresas y nuevos bienes y servicios, ha conducido a que tengamos una baja tasa de creación y ampliación de empresas que conduce a una alta tasa de desempleo y sub empleo. La mayoría de las que anualmente se crean –por personas con mínima o nula preparación para ello- son microempresas en el sector comercio y servicios, con alto nivel de informalidad y alta tasa de fracasos en el corto plazo.

Con base en esta realidad, es de vital importancia que las políticas de educación estén estrechamente vinculadas a los objetivos de desarrollo económico y social. Bajo este enfoque, las políticas educativas deben dirigirse a mejorar la calificación de los recursos humanos, tanto en su capacidad y competencia para crear y administrar empresas, como en lo referente a la calificación técnica y científica. Se necesita contar no solamente con obreros, operarios, técnicos, empleados, funcionarios y trabajadores mejor calificados, sino también con gerentes, administradores, supervisores, jefes de planta de producción y empresarios con capacidades gerenciales, creatividad, espíritu y visión empresarial.

La inversión en el desarrollo del capital humano es condición imprescindible para diversificar y ampliar la producción, desarrollar o innovar nuevos productos y procesos, adoptar y aplicar mejores tecnologías, incorporar nuevos insumos y materiales, desarrollar mejores sistemas de organización de abastecimiento de insumos, de producción y de ventas, encontrar o crear nuevos mercados, y en síntesis, mejorar la productividad y la competitividad de las empresas y del sistema económico y social en general.

Para ello es necesario, más no suficiente, revisar los contenidos de los currículos educativos, sino también ampliar la cobertura del sistema de educación básica y media para que alcance a más jóvenes, promover la permanencia en el sistema escolar, ampliar y mejorar la infraestructura escolar, dotar a las escuelas de medios didácticos, computadoras, bibliotecas y laboratorios, formar y recalificar más maestros, mejorar los métodos de enseñanza, etc., todo lo cual necesita de mayor asignación del presupuesto estatal y es un gran reto para la nación.
El esfuerzo del Ministerio de Educación en la revisión del currículo educativo es un gran paso adelante. Los aportes que a continuación se presentan se han hecho con el objetivo de que puedan vincularse los resultados de la labor educativa con las prioridades y necesidades del país en términos de la calificación de los recursos humanos para el desarrollo económico y social.

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Competencias_educacion_secundaria (2007)

La Nación de los Poetas

No cabe duda que es un buen calificativo para Nicaragua, pues si hay algo en que el país ha destacado en el nivel internacional es su fecundidad en la producción de poetas. Sin embargo, carecemos como nación de personalidades que hayan podido ser motivo de igual orgullo y gloria para el país en los campos de la ciencia y de la técnica.

Arturo J. Solórzano. Septiembre 2006.

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El Analfabetismo Económico

Arturo J. Solórzano. Agosto 2006.

Después del analfabetismo simple y llano, es decir, no saber leer y escribir, no hay nada que signifique un lastre más grande para el desarrollo de una nación que el analfabetismo económico. No comprender cómo se crea y se distribuye la riqueza, cuáles son los mecanismos de funcionamiento de un sistema económico y las leyes básicas que rigen esos procesos, especialmente por los que tienen posiciones de poder y toman decisiones que afectan a toda una nación, es una de las causas principales del subdesarrollo.

Varios distinguidos intelectuales han identificado muy claramente este problema y se han referido al tema. En la columna izquierda de esta página hay enlaces a lo que dicen algunos de ellos. Michael Porter1 señala que la ignorancia sobre el funcionamiento de la economía lleva a implantar en la población creencias erróneas que obstaculizan el desarrollo económico. Al respecto señala que “… la cultura económica en una nación está fuertemente influenciada por las ideas prevalecientes o los paradigmas sobre la economía. Han habido numerosas teorías alternativas sobre la prosperidad en este siglo, desde la planificación centralizada a la sustitución de importaciones a la acumulación de factores. Estas ideas se enraízan profundamente en las sociedades a través del sistema educacional, la influencia de los intelectuales y líderes de gobierno, y otra infinita cantidad de medios. Al mismo tiempo, a menudo hay ignorancia sobre la economía internacional y su funcionamiento, aún entre los líderes políticos. La ignorancia crea un vacío que posibilita que estas creencias persistan. … Las naciones que han sido capaces de evitar tales ideas erróneas, por cualquier razón que sea, se han beneficiado en términos de prosperidad económica.”

De hecho, la historia económica de América Latina está plagada de ejemplos de cómo la burocracia estatal llegó a construir un andamiaje de trámites y regulaciones que sofocaban la iniciativa privada y el desarrollo de las empresas, sistema que aún ahora todavía no se termina de desmantelar. Sobre este tema y su impacto en la informalidad hace énfasis el análisis de Hernando De Soto2, particularmente sobre las restricciones que enfrentan grandes segmentos de la población en los países subdesarrollados para incorporarse a la corriente de la economía formal. Especialmente importante es la identificación del sistema legal vigente y la gran cantidad de trámites y regulaciones como la causa principal que obstaculiza la creación de empresas, el crecimiento de la actividad empresarial y el desarrollo de las economías.

Pero el analfabetismo económico no solamente se ha manifestado en la burocracia estatal, legisladores y abogados inventando cada día más trámites, impuestos, aranceles, normas y requisitos para hacerles la vida más difícil y complicada a los empresarios que crean la riqueza de donde salen los impuestos para mantener sus puestos, sino que también en los políticos, los gobernantes, los educadores, los estudiantes, los sindicatos y los trabajadores, los artistas y los intelectuales, los medios de comunicación, muchas ONGs, asociaciones civiles y otros grupos de la sociedad que se manifiestan actuando en contra de lo que la lógica económica prescribe.

El daño que causan es proporcional al poder y la influencia que tienen estos grupos en la economía cuando padecen de analfabetismo económico. De ahí que los mayores daños en la historia de las naciones han sido causados por gobernantes y políticos ignorantes de estos principios. Solamente basta echar un vistazo a la historia reciente de muchos países en el mundo para reconocer las consecuencias de la ejecución de políticas económicas miopes, equivocadas o la ausencia de ellas. El desarrollo hacia adentro, la sustitución de importaciones, el proteccionismo, la nacionalización de empresas y la estatización, la planificación centralizada, la fijación de precios, tipos de cambio y tasas de interés por el Estado, los subsidios a determinados grupos, las “reformas” agrarias y las políticas de “autosuficiencia alimentaria”, la cooperativización y colectivización forzadas, la gratuidad de servicios sociales sin recaudación de impuestos de contrapartida, y otro sin fin de políticas socialistas, populistas, aislacionistas y chauvinistas, no lograron más que disminuir la creación de riquezas y el nivel de vida en las sociedades donde se implementaron. Por qué? Por que todas ellas ignoraron e iban en contra de los mecanismos que propician el progreso económico.

Desde la extinta URSS y los países ex socialistas de Europa Oriental, la China de Mao, Vietnam, Corea del Norte, Mozambique y Cuba en un extremo, pasando por Egipto, Etiopía, Libia, Somalia, hasta la Argentina de Perón, el Perú de Alan García en los 70, los Sandinistas en Nicaragua y gran parte de los gobiernos que en América Latina a medias tintas siguieron algunas de estas recetas, nos muestran ejemplos de los desastrosos resultados que las políticas de sus gobiernos causaron. En muchos de estos casos, los líderes políticos y gobernantes fueron los causantes de haber llevado a sus respectivas naciones al borde del abismo. Y adivinen qué? Todos eran analfabetas económicos, lo cual no es sorprendente, pero al parecer, sus asesores también lo eran. No es difícil pronosticar entonces los resultados que tendrán la Argentina de Kirchner, la Bolivia de Evo Morales y la Venezuela de Chávez.

Lamentablemente, en nuestros países muchas decisiones sobre política económica permanecen en las manos de personas sin ninguna preparación en estos temas. Los partidos políticos que tienen las mayores cuotas de poder tampoco demuestran un conocimiento aceptable, ya no digamos dominio, sobre los temas económicos. Esto es triste y a la vez grave para el futuro del país. Hay decenas de ejemplos en los cuales los políticos toman las decisiones equivocadas que nos tienen anclados en el subdesarrollo.

Pero no solamente los políticos y los que están en los niveles de decisión del Estado pueden causar graves daños a la economía de una nación debido a su analfabetismo económico, sino también otros grupos sociales, y pocos son tan influyentes como los educadores y los comunicadores. Los maestros y profesores de educación básica, media y universitaria por una parte, y los periodistas y dueños de medios de comunicación por la otra, ejercen una influencia determinante en los estudiantes y la población en general. Por desgracia para nuestros pueblos, la mayoría de ellos desconoce el funcionamiento del sistema económico y confiere al Estado poderes ilusorios y hasta mágicos para solucionar los problemas que aquejan a la población: desempleo, pobreza, falta de servicios básicos, etc. De ahí que muchos se dedican a inculcar en su audiencia la necesidad de que el Estado resuelva todo por la vía de crear más empleos públicos, más subsidios para servicios sociales y controles de precios. No hacen falta quienes combinan esto con atacar a quienes consideran causantes de la pobreza, a los empresarios, apoyando la estatización y la nacionalización de empresas, ya que consideran que los pobres son pobres a causa de los ricos, visión sustentada en la vieja teoría marxista y en la obsoleta teoría de la dependencia.

Sin embargo, la realidad es todo lo contrario: las empresas son las únicas creadoras de riqueza en la economía y no pueden haber empresas sin empresarios que las creen y las manejen. Los burócratas han demostrado no ser una alternativa para esto. Sin empresas no hay empleos ni ingresos para los trabajadores, ni impuestos para que el Gobierno los destine a gastos sociales del resto de la población. Quienes aseguran lo contrario casi siempre han vivido de un salario y no tienen ni idea de lo que significa ser un empresario.

El resultado de todo esto es la creación de un sesgo anti empresarial en la sociedad que lleva a reforzar un círculo vicioso de cada vez menos empresas competitivas, cada vez menos empleo, cada vez menos salarios e ingresos, cada vez menos impuestos y cada vez menos gasto social, es decir, un proceso de involución económica causado por cada vez más personas poniendo obstáculos al desarrollo de las empresas; cada vez más personas pidiendo empleo sin tener idea de cómo crearlo y presionando los salarios hacia abajo; cada vez más personas presionando por subsidios y servicios sociales, impulsando a gobiernos irresponsables a endeudar a las próximas generaciones o a disparar la inflación; cada vez más personas pobres, con menos acceso a alimentación, salud, educación, vivienda, etc. que lleva a muchos a la delincuencia, la prostitución, las protestas violentas con destrucción de la propiedad pública y privada, y hasta la guerra civil. Las sociedades que caen en este proceso de involución económica y social también destruyen las instituciones democráticas y se ven incapacitadas de recuperar el control y la gobernabilidad. Esto es lo que se conoce como “Estados fallidos o fracasados” –failed states por su traducción del concepto original en inglés-. En África hay muchos de ellos. En América tenemos a Haití. Es claro que también puede haber otros elementos que influyen en que se llegue a este extremo, como los de orden político, religioso o racial, pero el sustrato económico es el mismo.

Afortunadamente no hemos llegado a estos extremos, debido que una pequeña parte de la población tiene un espíritu empresarial que la motiva y la impulsa a crear empresas, y con ello riquezas, empleo, ingresos, e impuestos. La fuerza de este pequeño contingente de empresarios y personas que comprenden el papel que las empresas desempeñan en la economía, es suficiente no sólo para impedir llegar al punto de involución sino también para mantener un pequeño crecimiento económico. Sin embargo, el tamaño de este contingente pro empresarial no es aún suficiente para lograr un despegue vigoroso de la economía que permita alcanzar en menos tiempo el status de país desarrollado. Hacen falta más personas que quieran ser empresarios en lugar de empleados. Hacen falta más personas que comprendan el funcionamiento del sistema económico y desde sus diferentes puestos en la sociedad contribuyan a la creación y fortalecimiento de las empresas, no al contrario como ahora sucede.

No creamos que esto es un problema solamente de países subdesarrollados. Algunos de los desarrollados también lo padecen. Por ejemplo, los disturbios en Francia en mayo de 2006 fueron una reacción a los intentos -luego fallidos- del gobierno para flexibilizar el mercado laboral y mejorar la competitividad de las empresas. En Alemania, los sindicatos -más flexibles e inteligentes que sus pares franceses- aceptaron un aumento de la jornada laboral y reducción de privilegios. En ambos países, el nivel de productividad de las empresas es capaz de sostener un alto nivel de vida para la población. Sin embargo, llega un momento en que la carga social es tan grande que hace perder competitividad a las empresas frente a las de otros países y es necesario reducir beneficios. Quienes comprenden cómo funciona el sistema económico se ajustan, quienes lo ignoran recurren a la guerra contra los empresarios. Podrá Francia evitar llegar al estancamiento? No lo sabemos. Lo único seguro es que la Unión Europea no le permitirá llegar al punto de involución.

En Nicaragua, a diferencia de Francia, no somos parte de un poder supra nacional que nos obligue a encarrilarnos por el rumbo correcto. Debemos hacerlo por convencimiento propio. Por eso necesitamos acabar con el analfabetismo económico. Qué debemos hacer para lograrlo?

Casi todo mundo está de acuerdo en que un pueblo educado es una condición básica para el desarrollo económico. Organizaciones internacionales, expertos en educación y economía, políticos e intelectuales prominentes coinciden en lo mismo. Pero pocos se dan cuenta de que no basta tener el mayor número de años de estudio, y que lo determinante es qué es lo que se aprende. El tema ausente en los currículos educativos que precisamente se requiere para acabar con el analfabetismo económico y sus consecuencias es la enseñanza de conceptos económicos elementales.

Estos temas hay que introducirlos en las escuelas primarias y secundarias. Es necesario educar a los niños y jóvenes para que conozcan los conceptos básicos de dónde sale el dinero que hace posible que sus padres les provean alimentación, vestuario, vivienda y cubran otras necesidades, cómo se paga a los maestros de las escuelas públicas, quiénes producen la riqueza y por qué es importante el papel del empresario, entre otras cosas. Para los jóvenes en las universidades, no importa la carrera que escojan, una materia obligatoria debe ser la enseñanza de los principios básicos de la economía para que puedan entender cómo funciona el sistema económico.

Si en las universidades y escuelas técnicas o aún en los últimos años de la secundaria -tomando en cuenta que la mayoría de nuestros jóvenes no continúa estudios superiores y se integra a la vida laboral- se les enseñaran los elementos básicos de cómo funciona la economía, aprenderían a valorar el papel que las empresas desempeñan en el progreso de la sociedad. Si esa enseñanza se complementara con el aprendizaje de los pasos y técnicas necesarias para crear y administrar negocios, tendríamos una juventud con espíritu empresarial, preparada para generar empleos, ingresos y riqueza para la sociedad, en lugar de jóvenes que terminan sus estudios y se frustran por no encontrar un puesto de trabajo.

Estos conocimientos ayudarían a los jóvenes a ejercer, una vez que ya están integrados a la vida laboral y desde cualquier posición que desempeñen, una influencia positiva en el fomento a la actividad empresarial y al desarrollo económico. Aún en la vida cotidiana, cuando tengan una conversación, lean el periódico, oigan la radio o vean en la TV a políticos, funcionarios, periodistas, sindicalistas, economistas o profesionales de otras disciplinas refiriéndose a asuntos de índole económica, sabrán distinguir entre los que saben de qué están hablando y los necios que hablan sin saber. Pero lo que es más importante, sabrán votar y escoger gobernantes que propongan y tengan la capacidad de ejecutar programas de gobierno que, aplicando las políticas económicas y sociales correctas, lleven al país por la senda del progreso económico y social.

P.D. Este artículo ha sido escrito corriendo el riesgo de enojar a aquellos que por una u otra razón no conocen de economía. Mis disculpas en caso así sea.