El Populismo

El populismo es uno de esos términos que -como el neoliberalismo– “se ha convertido en un cajón de sastre empleado por un gran número de profesionales de la comunicación, la disciplina politológica o la economía” tomando las palabras de Eduardo Fernández Luiña, en su ensayo “Los Movimientos Populistas” (2016) en el  cual realiza un análisis de este fenómeno. En su publicación toma elementos del documento de trabajo de Susanne Gratius, “La “tercera ola populista” de América Latina” (2007) que afirma que “Aunque sus orígenes se remontan a la segunda mitad del siglo XIX en Rusia y Estados Unidos (EE.UU.), en la actualidad, el populismo es ante todo un fenómeno latinoamericano.

He incluido este tema debido a su fuerte vinculación con el fenómeno del totalitarismo y el autoritarismo y que se inicia con la manipulación de las masas por líderes carismáticos, la mayoría demagogos, que ofrecen dar respuestas a sentidas demandas populares, llegando al poder por el voto popular en el marco de un sistema democrático, pero una vez que logran el poder se proponen a desmantelar el sistema, para seguir gobernando.

El populismo no es exclusivo de la izquierda, “es una lógica de acción política en la que están involucrados políticos e intelectuales de izquierda y de derecha” (Fernández), pero han sido más numerosos los casos en que los políticos de izquierda han utilizado la retórica populista hasta concluir en la instauración de regímenes populistas autoritarios e implementado políticas socialistas.

Axel Kaiser y Gloria Álvarez identifican cinco elementos característicos del populismo:

Existen al menos cinco desviaciones que configuran la mentalidad populista y que es necesario analizar para entender el engaño que debemos enfrentar y superar. La primera es un desprecio por la libertad individual y una correspondiente idolatría por el Estado, lo cual emparenta a nuestros populistas socialistas con populistas totalitarios como Hitler y Mussolini. La segunda es el complejo de víctima, según el cual todos nuestros males han sido siempre culpa de otros, y nunca de nuestra propia incapacidad para desarrollar instituciones que nos permitan salir adelante. La tercera, relacionada con la anterior, es la paranoia «antineoliberal», según la cual, el neoliberalismo —o cualquier cosa relacionada con el libre mercado— es el origen último de nuestra miseria. La cuarta es la pretensión democrática con la que el populismo se viste para intentar darle legitimidad a su proyecto de concentración del poder. La quinta es la obsesión igualitarista, que se utiliza como pretexto para incrementar el poder del Estado y, así, enriquecer al grupo político en el poder a expensas de las poblaciones, beneficiando también a los amigos del populista y abriendo las puertas de par en par a una desatada corrupción. Axel Kaiser y Gloria Álvarez. El engaño populista. 2016.

Gratius define tres olas de regímenes populistas en América Latina:

  1. Lo que llama “nacional–populismo”. En este primer grupo están los regímenes populistas anteriores a 1975: Juan Domingo Perón en Argentina (1946-1955; 1973-1974), Getúlio Vargas en Brasil (1930-1945; 1951-1954) o Rómulo Betancourt en Venezuela (1945- 1948; 1959-1964).
  2. El populismo de derechas o “neopopulismo”. En este grupo incluye los regímenes de Carlos Menem en Argentina (1989-1999) y Alberto Fujimori en Perú (1990- 2000).
  3. El populismo de izquierdas del siglo XXI. En este grupo están los regímenes populistas del autollamado “Socialismo del Siglo XXI” Hugo Chávez en Venezuela, la derrotada Cristina Fernández de Kirchner en Argentina, el indigenista Evo Morales en Bolivia, Rafael Correa en Ecuador o el sandinista Daniel Ortega en Nicaragua.

Las características comunes de los regímenes populistas de izquierdas o del “Socialismo del Siglo XXI” son las siguientes, según Gratius:

    1. Inventar símbolos colectivos. El culto a la historia política de la nación, culto a los próceres de la independencia –como Bolívar [como Bolívar [y revolucionarios como Sandino]  y culto a determinados movimientos sociales como pueden ser los sindicatos.
    2. Crear movimientos propios, como, por ejemplo, el peronismo [el sandinismo] o el chavismo.
    3. Difamar a la “oligarquía nacional”. Aquellos individuos o grupos organizados que no ingresan en la definición de pueblo. [Estos son caracterizados como enemigos internos]
    4. Cambiar las instituciones, incluyendo la constitución.
    5. Estatizar la economía.
    6. Aumentar del gasto dedicado a proyectos “sociales” que favorecen el clientelismo político y el culto a la figura del líder y su gobierno.
    7. Actuar con y contra la religión.
    8. Defender la independencia y la soberanía [La realidad ha demostrado que es más demagogia que principios aplicados].
    9. Buscar enemigos externos.

Según Fernández, los regímenes populistas presuponen la existencia previa “de un sistema liberal-democrático con sufragio pasivo y activo universalmente habilitado” y un “descontento generalizado con una situación político-social determinada”. Esto implica que hay un sistema democrático en el que el líder populista participa, en el marco de las leyes vigentes.

Su liderazgo carismático es construido generalmente en base al discurso demagógico, prometiendo el fin de los problemas económicos y sociales que aquejan a la población descontenta. En esto no se diferencia mucho de cualquier otro político, puesto que casi todos, en general, buscan atraer simpatizantes y obtener votos prometiendo el cielo en la tierra. Los políticos responsables que se atreven a sincerarse en sus plataformas políticas electorales, generalmente pierden las elecciones.    

Por lo tanto, y a modo de resumen, podríamos sintetizar los pasos populistas de la siguiente forma:

    1. Liderazgo carismático. Se necesita un líder o un grupo pequeño de líderes que guíen el proceso. La política, aunque suene contraintuitivo, es un ejercicio minoritario, de élites. El populista construye su imagen y son pocos los individuos que están a su alrededor participando en la toma real de decisiones.
    2. Fusión entre líder y pueblo. El líder edificará un discurso que evidencie la fusión con el conjunto de los ciudadanos. Dicha fusión facilitará la concentración y centralización de poder en el ejecutivo.
    3. Erosión total o parcial de la división de poderes y de la estructura de derechos y libertades liberales clásicas. El proceso de concentración y centralización de poder facilitará la destrucción del sistema tal y como lo conocíamos.

Axel Kaiser y Gloria Álvarez caracterizan la mentalidad y las políticas populistas en los siguientes párrafos. En primer lugar, refiriéndose a la visión que el populista tiene del Estado y las políticas que pone en marcha:

En la mentalidad populista se espera siempre de otro la solución a los problemas propios, pues se hace siempre a otro responsable de ellos. Es la lógica del recibir sin dar, y, ante todo, es esa cultura según la cual el gobierno debe cumplir el rol de providente y encargado de satisfacer todas las necesidades humanas imaginables.

… La mentalidad populista es liberticida. Es improbable ver a un líder populista diciendo que va a privatizar empresas estatales, que va garantizar la independencia del banco central y la prensa, que va a reducir impuestos, que va a reducir el gasto estatal o que va a recortar beneficios a la población para estabilizar las cuentas fiscales. Tampoco se ha visto a un populista expandir el espacio de libertad civil y cultural de las personas ni reconocer la individualidad de ellas. Al contrario, las diluye en la masa y las desconoce, homogeneizándolas y valorándolas sólo como parte de la muchedumbre. Las promesas siempre son todo lo contrario: utilizar el aparataje del poder estatal para supuestamente elevar al «pueblo» a un mayor nivel de bienestar mediante regalos y prebendas de distinto tipo.

… un Estado gigantesco que se mete en todo y lo controla todo; masiva redistribución de riqueza a través de altísimos impuestos y regulaciones que obligan a los privados a asumir roles fiscalizadores más otros que no les corresponden. Y sumemos otras: altas tasas de inflación, producto de la monetización del gasto estatal; controles de capitales para evitar que los dólares se vayan del país; discrecionalidad de la autoridad en todo orden de asuntos económicos, lo que implica la desaparición del Estado de derecho; burocracias gigantescas e ineficientes; deuda estatal creciente; caída de la inversión privada; incremento del desempleo; corrupción galopante; aumento del riesgo país; deterioro del derecho de propiedad y de la seguridad pública; privilegios especiales a grupos de interés asociados al poder político, y creación de empresas estatales totalmente ineficientes.

Nada de lo anterior es un fenómeno exclusivamente latinoamericano, por cierto. El nazismo alemán y el fascismo italiano, por ejemplo, …, también fueron movimientos populistas que hicieron del odio a la libertad individual y de la adoración del Estado su propulsor fundamental. Lo cierto es que, más allá de la complejidad de la comparaciones, ideológicamente, gente como Mussolini, Hitler, Stalin y Mao estuvieron en la misma trayectoria de un Chávez, Perón, Castro, Iglesias, Allende, Maduro, Morales, [Ortega,] Correa, López Obrador, Kirchner y Bachelet (esta última en su segundo gobierno, en el cual implementó un programa refundacional con el objetivo de terminar el exitoso sistema de libertades prevaleciente por más de tres décadas). Guardando las distancias históricas y culturales, el elemento ideológico antiliberal, anti individualista y anticapitalista radical fue tan de la esencia del nazismo y del fascismo como lo es del socialismo populista del pasado y del socialismo del siglo XXI.

Otro rasgo del populismo es su acendrado victimismo. La imagen de víctima de los “enemigos” identificados como el capitalismo, el neoliberalismo y el imperialismo, es una de sus creencias que busca como infundir en la gente. De ahí que el populista sea anti capitalista, anti neoliberal y anti imperialista. Sobre este aspecto, Kaiser y Álvarez dicen lo siguiente:

Un rasgo esencial de la mentalidad populista ha sido siempre —y continúa siendo— el culpar de todos los males de la sociedad a otros: a los ricos, a los gringos, al capitalismo o la CIA. Difícilmente un líder latinoamericano o europeo populista dirá: «En realidad hemos fracasado en resolver nuestros problemas porque no hemos sido capaces de crear las instituciones que nos saquen adelante». Como hemos dicho, el líder populista fomenta sobre esa base el odio de clases y el resentimiento en contra de algún supuesto enemigo interno y/o externo que conspira para mantenernos en la pobreza y el subdesarrollo. En pocas palabras, siempre somos víctimas y, por tanto, necesitamos de un «salvador» que ponga fin a la conspiración conjunta de las oligarquías nacionales y los perversos intereses capitalistas internacionales.

… La tesis central de [la teoría de la dependencia] seguía la idea estructuralista de centro y periferia de Prebisch, añadiendo el paradigma de Lenin y Rosa Luxemburg, según el cual los países desarrollados «explotaban» a los subdesarrollados del mismo modo en que los capitalistas explotaban a los proletarios. [Más adelante se ofrece una ampliación de esta teoría].

Las ideas de gente como Prebisch y Frank tuvieron un alto impacto en el imaginario colectivo de la región, y, por cierto, no se quedaron en textos académicos de alta complejidad. La misma tesis de que los latinoamericanos somos pobres víctimas explotadas fueron las que popularizó el escritor uruguayo Eduardo Galeano en su best  seller Las venas abiertas de América Latina. [Poco antes de morir Galeano renegó de esta obra. Dijo que cuando la escribió no sabía nada de economía. Posteriormente, Carlos Alberto Montaner escribiría Las raíces torcidas de América Latina, que, además de refutar la teoría victimizante de la dependencia, se ampliaba sobre varios aspectos que inciden en el subdesarrollo latinoamericano.].

La faceta más peligrosa del populismo es su carácter anti democrático. Cuando el populista usa esta palabra distorsiona su verdadero significado para acomodarla a sus intereses autoritarios, pervirtiendo y avasallando las instituciones democráticas. 

Hace ya varias décadas, Carlos Rangel advirtió de que uno de los éxitos más lamentables del marxismo en Latinoamérica había sido erosionar el concepto formal de democracia representativa y los principios de la revolución liberal.[79] Pocos análisis pueden ser más pertinentes para entender la naturaleza de la mentalidad populista que el uso y abuso que esta hace de la idea de democracia, de las  instituciones y de los mecanismos plebiscitarios para concentrar el poder en el Estado y destruir las instituciones republicanas.

… En América Latina, lamentablemente, no triunfó la democracia liberal más que por un breve período en el mejor de los casos. En la región latinoamericana y en España, la democracia como concepto es utilizada hoy como una mascarada, una verdadera farsa para avanzar  proyectos populistas que buscan apariencia de legitimidad popular. En ninguna parte se presenta una preocupación seria por los límites al poder del Estado, por el Estado de derecho, la protección de derechos personales e individuales, la existencia de una prensa realmente libre y una sociedad civil capaz de articularse para enfrentar los abusos del poder. He ahí el impacto que el ideal marxista de democracia denunciado por Rangel ha tenido sobre nuestros países.

…No hay ningún líder caudillista o totalitario socialista de la región latinoamericana que no haya llevado a cabo su programa de demolición institucional sin ponerle la etiqueta de «democrático», e incluso, en los casos más recientes, como los de Venezuela, Ecuador, Bolivia y Nicaragua, se han justificado los proyectos de concentración de poder bajo el pretexto de que son «democráticos» porque el pueblo así lo quiere. Nuevamente, en este aspecto, Venezuela, país convertido hace años en  dictadura —o en «autocracia electoral», para usar el término que emplea el índice de transformación de Bertelsmann Stiftung—,[80] ha marcado el paso. Chávez llegó al poder ganando limpiamente las elecciones de 1998, y de ahí en adelante todo su programa se concentró en mantener la fachada democrática para consolidar una dictadura. Creó una nueva Constitución que también sometió a referéndum y que sirvió de base para liquidar la independencia de los poderes del Estado, especialmente el judicial, hoy completamente alineado con el régimen. Igualmente, la Asamblea Nacional pasó a ser un mero «buzón» de Chávez,  aprobando todas sus iniciativas, algo que más tarde no le fue ya necesario, porque se impuso el gobierno por decreto, como en toda dictadura. [Este guión ha sido seguido por los regímenes llamados del “Socialismo del Siglo XXI“].

La siguiente característica del populismo es su obsesión por la igualdad material, es decir, igualdad de ingresos y riqueza, cuya fuente es la doctrina marxista. En ningún modo significa igualdad de oportunidades, igualdad ante la ley o igualdad de derechos, como en la doctrina liberal.

En América Latina, dada la aplastante influencia marxista, el discurso populista derivado de ella ha puesto siempre el énfasis central en la idea de igualdad material. Si la teoría de la dependencia y el estructuralismo promovidos por la CEPAL se basaban en que había una enorme desigualdad entre los países desarrollados y los latinoamericanos, que los primeros  explotaban en su beneficio y que había oligarquías que, coludidas con el capitalismo internacional, explotaban a los pueblos de la región, la argumentación populista de hoy no es muy distinta. Siempre se alega que hay un grupo que tiene demasiado, y otro, muy poco, y por tanto debe confiscarse al que tiene más para repartir.

…No cabe duda, por supuesto, de que en nuestros países existen élites empresariales y sindicales bastante corruptas que han buscado enriquecerse  mediante sus contactos con el poder político y utilizando los privilegios que así pueden obtener. Pero hay menos dudas aun de que cada vez que el populista llega al poder para hacer «más iguales» a todos, lo que hace es concentrar el poder en sus manos incrementando la desigualdad y condenando a la población a mayor miseria material.

Ellos [los líderes populistas] …se hicieron millonarios mientras pontificaban sobre la igualdad. … hacen de la igualdad su gran bandera de lucha mientras se llenan los bolsillos. ¿Cómo puede ocurrir esto? La respuesta la daría, una vez más, George Orwell en  su célebre Rebelión en la granja. Al final —viene a decir Orwell—, los predicadores de la igualdad que lideran la revolución, en realidad, lo que quieren no es abolir los privilegios, sino transferírselos a sí mismos y asegurárselos para siempre. Entonces el régimen que vienen a instaurar es mucho más radical y crudo que el anterior, porque ahora ellos deben asegurarse de que no les pase lo mismo que a quienes desbancaron. Axel Kaiser y Gloria Álvarez. El engaño populista. 2016.

La idea de beneficiar a los más pobres no es reprochable, sino al contrario. La mayoría de las políticas populistas se orientan a entregar subsidios estatales indiscriminados. Algunos de ellos benefician por igual a pobres y ricos. Es el caso de subsidios como los aplicados a los combustibles, que crean distorsiones de precios en la economía, como en el caso de Venezuela, donde cuesta lo mismo llenar el tanque de un auto de gasolina que comprar una libra de arroz, induciendo el despilfarro de combustibles; o como el reciente caso de Ecuador, donde la eliminación de tales subsidios provocó una airada revuelta azuzada por la izquierda.

Los subsidios conducen a generar dependencia en quienes los reciben y poco les ayuda a salir de la pobreza. Un famoso refrán dice que es mejor enseñar a alguien a pescar en vez de regalarle un pescado. Hay subsidios específicos que sí pueden ayudar a la gente a salir de la pobreza, como los orientados a la educación, salud y nutrición, especialmente para los niños. Este tipo de subsidios, más que un gasto, es una inversión para mejorar el futuro de los beneficiados.

A simple vista, pareciera que la ignorancia populista del funcionamiento de la economía es infinita, ya que se desentienden de los efectos nocivos de los subsidios. Pareciera que no entienden que para que el Estado pueda repartir beneficios primero hay que generar ingresos fiscales que sean sostenibles, es decir, contar con un aparato productivo capaz de generar suficientes ganancias que puedan ser gravadas con impuestos.

Sin embargo, no es esa su prioridad, sino repartir beneficios a cuenta de los fondos del Estado, sin importar de dónde sale la plata, que al final debe provenir de impuestos o deuda pública. Como cargar más impuestos a las empresas o productores es generalmente insuficiente o contraproducente, en la mayoría de los casos se recurre al endeudamiento irresponsable. Para ellos, lo que importa es gastar el dinero en subsidios y dádivas para satisfacer a la clientela, no importando hipotecar el futuro del país. Cuando se agotan las fuentes de préstamos, de manera irresponsable se recurre a imprimir dinero, generando inflación, y todos sabemos que la inflación es como un impuesto indiscriminado que a quienes más afecta es a los más pobres, conduciéndolos a la miseria.

Tal parece que este simple razonamiento no es entendible para los populistas, a menos que sí lo entiendan pero sus razones verdaderas son ocultadas: los efectos negativos, con las desastrosas consecuencias para la economía y para los pobres no importan porque no se dan a corto plazo. Lo que importa es conservar el poder a toda costa, mientras se logra extraer dinero para enriquecerse, pues para cuando eso suceda, ya tendrán listos los discursos para echar la culpa del desastre a los imaginarios enemigos de siempre y ellos estarán forrados de la plata suficiente que los inmuniza de vivir las desgracias que vive el pueblo o dejar que un nuevo gobierno resuelva el desastre que ellos crearon. Esa ha sido la historia recurrente en Latinoamérica.

Arturo J. Solórzano
Noviembre, 2019

Emprendedores y Empresarios: los Impulsores del Desarrollo Económico

El primer pensador económico que presentó el concepto de empresario fue Cantillon (1796) en su libro La naturaleza del comercio en general, al identificarlo con quien asume los riesgos económicos derivados de la incertidumbre:

Si se exceptúa el príncipe y los terratenientes, todos los habitantes de un Estado…pueden dividirse en dos clases: empresarios y agentes asalariados; que los empresarios viven por decirlo así, de ingresos inciertos y todos los demás, los que cuentan con ingresos ciertos el tiempo que de ellos gozan. Geovanny Perdomo Charry. Empresarialidad y Empresa: Una Aproximación desde la Escuela Austriaca. 2010.

En Los errores de la Doctrina Marxista analizamos los errores y fallas que tiene para explicar la realidad. Otra gran falla de la teoría marxista es minimizar, u  obviar, el papel y trabajo del empresario y lo reduce prácticamente al papel de un esclavista.

El mismo Marx quedó muy impresionado con la capacidad de los empresarios para acumular más capital y crear nuevos mercados, tanto en el país como en el extranjero. El Manifiesto Comunista describió este fenómeno en un pasaje famoso: “La burguesía, durante su gobierno de escasos cien años, ha creado fuerzas productivas más masivas y colosales que todas las generaciones anteriores juntas

Su teoría de la explotación de los trabajadores no explica esa capacidad de los empresarios para desarrollar esas fuerzas productivas. Estos eran los enemigos a los que había que destruir para instaurar el socialismo.

Ni Marx ni sus seguidores se preguntaron qué hay detrás de la creación y administración de una nueva empresa, ya sea para hacer o fabricar un producto, ofrecer un servicio o comerciar (comprar y vender). Es necesario mencionar algunas de esas tareas previas y posteriores a la creación de una empresa o negocio:

Identificar una oportunidad de negocio, es decir, identificar una demanda insatisfecha para producir un bien o servicio que satisface una necesidad del consumidor, muchas veces introduciendo innovaciones que lo hacen mejor que los que ya existen; buscando los materiales y componentes para producirlo y negociando con los proveedores; buscando las máquinas o equipos que pueden procesar los componentes, negociando con los proveedores o incluso precisando de introducir innovaciones para adaptar –o usar nuevos- equipos para la producción del nuevo producto; buscando a los trabajadores con el talento y habilidades que se necesitan en todo el proceso de producción y ventas, muchas veces entrenándolos para que adquieran los conocimientos y destrezas necesarias; organizando y supervisando el proceso de compras, producción y comercialización para que funcione de manera eficiente; buscando distribuidores y compradores del producto y negociando contratos de venta; invirtiendo en todo eso el dinero que tiene, adquiriendo un préstamo o buscando socios para reunir el capital requerido; llenando los múltiples requisitos regulatorios que el Estado establece para que las empresas puedan operar (constitución legal, matrículas, permisos, regulaciones sanitarias, ambientales, tributarias, laborales, etc.); y otras tareas, dependiendo del tipo de empresa o negocio. En todo este proceso, los costos de todos los factores no son determinados por el empresario, sino por el mercado.

Así es como los emprendedores hacen negocios, aún en las dificultades. Identificando una necesidad para satisfacerla. A menudo pueden verse ejemplos de novedosos negocios que surgen gracias al ingenio de emprendedores. Para eso se necesita tener una mente capaz de identificarla. Este es un anuncio que apareció en https://www.youtube.com/watch?v=Al0IMrPbxcQ, Ofrece un paquete de alimentación que puede guardarse para usarse en caso de emergencia que impida el acceso a la adquisición de alimentos.
Reserva alimenticia

Ingenio aparte, todo eso Todo eso exige inversión de tiempo y recursos, pero sobre todo, tener la capacidad de coordinar esas múltiples actividades, para lo cual es importante poseer un espíritu emprendedor; además de la habilidad para detectar las oportunidades de negocio, estar dispuesto a correr el riesgo de perder, confianza en sí mismo y optimismo, prever el futuro, fijar metas y planificar, trabajar sin horario, tener tenacidad y perseverancia, priorizar el trabajo al ocio, tener auto disciplina, ser creativo y flexible para adaptarse a las circunstancias, tener iniciativa y capacidad de liderazgo, y ante todo, valorar su independencia y poseer un alto grado de autoestima personal.

Ethan Yang, al comentar el libro de Robert Mulligan, “Entrepreneurship and the Human Experience” expresa lo siguiente:

Los emprendedores mueven la economía e influyen en el mercado tomando decisiones calculadas, innovando, inventando y tomando riesgos. En la página 174 explica que 

“Para implementar un plan empresarial, los empresarios deben visualizar e implementar una hoja de ruta hasta su finalización para adquirir las combinaciones de recursos necesarias, combinarlas en un proceso de producción y comercializar la producción de manera atractiva para la demografía del mercado objetivo, y luego quizás implementar estrategias para ampliar sus nichos de mercado “.

 

En el mercado, el comportamiento empresarial existe debido a la información imperfecta y la ineficiencia. Este comportamiento, a su vez, sirve para capitalizar estas deficiencias, mitigándolas posteriormente como resultado. Ludwig von Mises explica que los empresarios están alertas a este tipo de problemas y actúan sobre la información del mercado. Esto podría adoptar una variedad de formas, como el arbitraje, en el que un empresario capitalizaría una discrepancia en los precios entre los mercados de recursos y productos. Podría venir en forma de entradas cambiantes y mejorar la eficiencia para proporcionar un producto más barato o de mayor calidad. Podría venir en forma de innovación e invención que cambia el mercado, enviando ondas de choque de ajustes posteriores en todas las industrias. 

En última instancia, las ganancias se obtienen cuando se satisfacen los deseos de los consumidores y se recompensa a los proveedores por proporcionar un producto atractivo. En particular, el espíritu empresarial difiere de simplemente reaccionar a la oferta y la demanda porque los empresarios tienden a innovar y crear nuevos productos que nunca antes existieron u ocuparon las mentes de los consumidores.  El emprendimiento y la experiencia humana

Quiénes son los emprendedores?

  • Los emprendedores son capaces de identificar oportunidades de negocios, desarrollando una idea hasta convertirla en realidad.
  • Los emprendedores organizan recursos para producir y vender bienes y servicios.
    • Buscan capital para invertir;
    • identifican los equipos, máquinas, herramientas, materiales, tecnología y otros insumos necesarios para producir un bien o servicio;
    • buscan las personas que necesita para el negocio, las entrena y dirige.
    • Identifica compradores para vender
  • Los emprendedores se arriesgan a iniciar un negocio porque esperan obtener beneficios como recompensa, a pesar del hecho de que muchas empresas nuevas pierden y fracasan.
  • La mayoría de los emprendedores obtienen satisfacción al trabajar por sí mismos.
  • Los emprendedores generan ingresos para sí mismos y para otras personas que contratan. Son generadores de empleo.
  • Los aumentos de productividad y eficiencia resultantes de las prácticas innovadoras de los emprendedores impulsan el crecimiento económico a largo plazo.

Obviamente, no todas las personas tienen tales cualidades. Por eso muchos, en realidad la mayoría, optan por trabajar por un sueldo o un salario, por la comodidad de un flujo periódico y seguro de dinero, sin tener que preocuparse por la incertidumbre de ganar o perder. También es cierto que todos los dueños de negocios no poseen todas las cualidades mencionadas, tal vez poseen unas y no otras, pero para eso está la alternativa de buscar socios o colaboradores que las suplementen. En buena parte de los casos, poseer o carecer de estas cualidades es lo que determina el éxito o fracaso de las empresas.

Se puede decir que el emprendimiento es la chispa que pone en marcha a otros factores de producción (Du Toit et al., 2009:43). Es muy importante señalar que el emprendimiento se moviliza por la confianza, las habilidades, la creatividad y las expectativas de las personas. Según Du Toit et al., (2009:43), son las personas con habilidades y talentos y conocimientos emprendedores las que son capaces de lograr más que otras, especialmente cuando se trata de movilizar recursos productivos y comenzar empresas que tienen el potencial de crecer. Estas personas con habilidades y conocimientos empresariales son raras y valiosas para la sociedad. Wilhelmina Smith and Tendai Chimucheka. “Entrepreneurship, Economic Growth and Entrepreneurship Theories” (2014)

En la teoría económica, hay varias opiniones sobre el papel del empresario.

Existen diferentes puntos de vista sobre lo que es exactamente el emprendimiento o un emprendedor. Los economistas se suscriben a la opinión de que los empresarios combinan diferentes recursos en combinaciones específicas para generar productos y servicios con fines de lucro (Du Toit et al., 2009:41). Su enfoque se centra en lo que hacen los empresarios, y para ellos, son personas que son impulsadas principalmente por el motivo del beneficio. Los conductistas describen a los emprendedores de acuerdo con sus características, por ejemplo su orientación al logro, su propensión a la creatividad y la asunción de riesgos. Los marxistas consideran a los empresarios como explotadores. Según Du Toit et al., (2009), los gerentes corporativos ven a los empresarios como pequeños operadores que carecen del potencial para administrar una gran empresa. Los defensores de una economía de mercado ven a los empresarios como la fuerza económica responsable de la prosperidad de un país (Du Toit et al., 2009:41). Hay diferentes escuelas de pensamiento para las teorías de emprendimiento. Sin embargo, para explicar el papel del emprendimiento en el crecimiento económico, los investigadores utilizan teorías económicas del emprendimiento. Las teorías a utilizar incluyen la teoría de la eficiencia X de Leibenstein, la teoría de Hayek y Kirzner sobre el proceso de mercado, la de Knight sobre el papel de la incertidumbre y la teoría de Schumpeter sobre la innovación. Wilhelmina Smith and Tendai Chimucheka. “Entrepreneurship, Economic Growth and Entrepreneurship Theories” (2014)

Según Israel M. Kirzner:

“La teoría “ingenua” del beneficio considera las ganancias como un pago de la contribución empresarial a la producción. Esta contribución se considera como la decisión que toma el empresario o la aceptación final de los riesgos. Dado que esta contribución es esencial para todos los procesos de producción, la recompensa por hacerse cargo de la incertidumbre y el riesgo. En el sistema de Schumpeter la empresarialidad consiste en la introducción de nuevos procesos de producción: en la producción de nuevos productos o de antiguos productos con nuevas formas. El innovador-empresario trastorna el flujo regular de la producción en el mercado creando nuevas cosas y nuevas maneras de hacerlas. Al cumplir este papel, crea al mismo tiempo beneficios para sí mismo. La empresarialidad, para mí, no consiste tanto en la introducción de nuevos productos o nuevas técnicas de producción como en la habilidad de ver dónde los nuevos productos se han hecho insospechadamente valiosos para los consumidores, y dónde los nuevos métodos de producción, sin saberlo los demás, se han hecho factibles. La teoría del profesor Knight sobre el beneficio es muy conocida. … El beneficio es el residuo, si lo hay, que queda al empresario una vez que ha pagado los ingresos contractuales acordados por el factor contratado. … Lo que yo he llamado perspicacia empresarial Mises lo expresa definiendo la empresarialidad como la acción humana “vista en el aspecto de la incertidumbre inherente a toda acción”.(53) “Empresario quiere decir un hombre que actúa de acuerdo con los cambios que tienen lugar en los datos del mercado”. … . “Lo que hace aparecer las ganancias es el hecho de que el empresario que estima los precios futuros de los productos más exactamente que otras personas, compra algunos o todos los factores de la producción a unos precios que, desde el punto de vista de la condición futura del mercado, son demasiado bajos.”

Robert C. Miller dice lo siguiente:

Baumol señala la importancia del emprendimiento (que considera no suficientemente reconocido) en la teoría económica y en la generación de crecimiento económico. Cita a R. M. Solow en el sentido de que en el período 1909-1949 la producción bruta de los Estados Unidos se duplicó con un 87.5 por ciento atribuible al cambio tecnológico y solo el 12.5 por ciento como resultado del aumento de capital (Solow, 1957). (Estudios más recientes tienden a confirmar la conclusión de Solow de que el espíritu empresarial estimula el crecimiento económico; ver Carree y Thurik, 2003.) Baumol comenta que el cambio técnico requerirá “iniciativa empresarial”.
Mark Casson define a los empresarios como “… personas que se especializan en la aplicación del juicio en las decisiones económicas”. Buen juicio, continúa “… conduce a la innovación oportuna y al arbitraje rentable; elimina el desperdicio causado por la mala asignación de recursos y reduce los riesgos asociados con proyectos importantes. Los emprendedores establecen empresas a través de las cuales pueden explotar su juicio superior, aunque en su lugar pueden tomar el control de las empresas existentes ”(Casson, 2010, p. 3). . Robert C B Miller. Is entrepreneurship a virtue? 2019

Enrique Barriga Manrique ofrece una buena descripción de las empresas, los procesos empresariales y las capacidades (habilidades) empresariales que producen el desarrollo económico.

La obtención de valor agregado y su acrecentamiento no es un proceso mágico ni de buena suerte; exige el establecimiento de unidades productivas exitosas, detrás de las cuales debe haber empresarios talentosos y triunfadores. El éxito es el resultado de una gestión empresarial acertada que demanda identificar las necesidades no satisfechas, conocer las características de los potenciales consumidores ubicándolos en el tiempo y en el espacio, detectar los nichos del mercado, y asegurar que se está en capacidad de producir el bien o el servicio que se está solicitando, en la cantidad, calidad oportunidad al precio adecuado a la competencia y a los ingresos de los consumidores, de manera que provea los márgenes requeridos para permanecer y crecer en el mercado. Ello implica la disposición eficiente de los recursos productivos capital, trabajo, información, tecnología para competir con éxito y así garantizar la supervivencia de la empresa.
Este proceso descrito, que exige tomar decisiones y afrontar los riesgos de llegar a equivocarse, es la gestión empresarial. Esa capacidad empresarial distingue, cualifica, caracteriza a una clase especial de hombres, los denominados empresarios, y no a los empleados, ni a los obreros, ni a los científicos, etc. lo cual no impide que ellos en un momento determinado puedan llegar a ser empresarios.
La capacidad empresarial exitosa requiere adaptarse a las condiciones de un entorno siempre cambiante, no sólo por causa de las medidas económicas que toma el gobierno en sus diferentes niveles, sino por las que toman los de otros países, por las acciones de la competencia tanto interna como externa, por razones de los adelantos científicos y tecnológicos y por otro sinnúmero de circunstancias que escapan al control del empresario (cambio en los gustos y necesidades de los consumidores, modificaciones en los regímenes políticos, etc.) Es aquí donde la información pertinente se convierte en un recurso estratégico que sirve de soporte para una gestión empresarial fructífera.
Las grandes compañías se iniciaron con uno o varios empresarios. …. los empresarios de las grandes corporaciones sólo representan un porcentaje insignificante del total de empresarios. La mayoría de ellos son pequeños empresarios … que con su pujanza, innovación, espíritu de lucha y sacrificio contribuyen de manera significativa a la expansión de la producción, las exportaciones, el empleo, y al sostenimiento del aparato estatal. Por ello y por otras contribuciones, se considera que el recurso más importante de una nación está constituido por los empresarios. Enrique Barriga Manrique. Capacidad Empresarial y Desarrollo Economico. 1994.

La Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (ONUDI) reconoce el papel fundamental de los emprendedores para el desarrollo económico de los países:

  • Los emprendedores identifican lo que las personas en el mercado quieren comprar y convierten las oportunidades en un negocio mediante la movilización de recursos.
  • Producen y venden productos y servicios de acuerdo con las especificaciones de lo que los clientes están dispuestos a pagar y lo que les es rentable.
  • Los clientes pueden ser consumidores o empresas, y toda la economía es una suma de tales cadenas en el mercado.
  • Cuando los emprendedores crean negocios o expanden los existentes, crean empleo, ingresos y riqueza para ellos y para la economía en general, y ayudan a las naciones a reducir la pobreza.
  • Se espera que la expansión de los recursos humanos empresariales acelere la acumulación de una población empresarial en un país, como base nacional para un entorno económico orientado al crecimiento y el desarrollo de un sector privado competitivo. ONUDI. Annual Report. 2007.

Hace ya 15 años, la Unión Europea formuló su “Programa europeo en favor del espíritu empresarial” considerando que “La UE no ha conseguido reducir la diferencia en el PIB per cápita con Estados Unidos; de hecho, la diferencia de productividad se acentúa cada vez más. Para reforzar su posición económica, Europa necesita más espíritu empresarial.
Para liberar todo su potencial empresarial, la UE debe adoptar medidas radicales que conviertan a Europa en un lugar más atractivo para la actividad empresarial. Pero esto no basta para impulsar la dinámica empresarial: se necesita una mentalidad más emprendedora, es decir, fomentar activamente los valores empresariales y atajar el temor a asumir riesgos del mayor número posible de emprendedores potenciales.

De hecho, las políticas de protección social, salarios mínimos, regulación de despidos y contrataciones y otros beneficios en Europa provocaron que las personas se inclinaran por ser empleados en lugar de emprender negocios. Debido a esta situación, las economías europeas crecían menos que la de Estados Unidos y decidieron promover el emprendimiento.

El programa europeo en favor del espíritu empresarial estableció que “El espíritu empresarial es un motor principal de la innovación, la competitividad y el crecimiento.
En sentido amplio, la empresarialidad es considerada como una actitud general que puede usarse de manera útil en todas las actividades de trabajo y en la vida.
La empresarialidad es ahora reconocida como una competencia básica que debiera promoverse en el sistema educativo
.”

La Organización Internacional de Trabajo (OIT) tiene como uno de sus ejes para la creación de empleos el fomento del emprendimiento. En un documento de trabajo estipula que “el sistema educativo debe reconocer la necesidad de desarrollar las habilidades y actitudes que conforman una mentalidad emprendedora como el pensamiento lateral, el cuestionamiento, la independencia y la autosuficiencia. Esta educación debe continuar a través de la formación profesional, la incubación de empresas y la fase de inicio para jóvenes emprendedores.

Entre los factores que contribuyen al éxito de la economía de EE. UU. está su alto nivel de emprendimiento. Durante las últimas décadas, “se da la continua transformación de la economía de EE. UU. hacia una forma de capitalismo más emprendedor. En dicho sistema, las nuevas empresas innovadoras desempeñan un papel inusualmente central en el desarrollo y comercialización de las tecnologías radicales que proporcionan la base de nuevas formas de hacer las cosas y disfrutar de la vida. En el siglo pasado, las innovaciones que han cambiado el panorama social y económico en los Estados Unidos y en gran parte del resto del mundo, como el automóvil, el avión, el aire acondicionado, la computadora personal y su sistema operativo y, más recientemente , muchos de los principales modelos de negocios basados en Internet, todos fueron comercializados por emprendedores.” On the Road to an Entrepreneurial Economy – Kauffman Foundation. July 2007

En los países en que se valora positivamente el papel del empresario se promueve el espíritu emprendedor en la población y dinamiza el progreso económico. “En el este de Asia, los medios de comunicación han retratado efectivamente las vidas y los negocios de los empresarios exitosos, creando modelos a seguir para los futuros empresarios. Este no es el caso en los países latinoamericanos.” Hugo Kantis. Empresarialidad en Economias Emergentes. BID.

Mientras en Asia Oriental se les ve como modelos, en América Latina se les ve como villanos. La mezcla de la herencia cultural ibérica y las ideas marxistas dieron lugar a construir una visión negativa de los empresarios entre la población, que viene a ser uno de los factores que ha retardado el crecimiento económico.

Un elemento importante en la función empresarial es el conocimiento, tanto el que se refiere a contar con información sobre las oportunidades de mercado, como el de cómo hacer las cosas o llevarlas a la práctica,

En cuanto al primer tipo, la habilidad de utilizar información para detectar oportunidades de mercado requiere la habilidad para observar lo que sucede en el mercado, lo que ofrecen los vendedores y lo que adquieren los compradores y una actitud crítica para identificar alternativas de mejoras y necesidades insatisfechas. Nadie está en mejor posición de hacer este trabajo que aquel capaz de observar con escepticismo, de lo que se llama “pensar fuera de la caja” o lo que es lo mismo, de superar la actitud de considerar que lo que sucede es algo que no se puede cambiar, ya sea por las costumbres arraigadas o la resignación. También, alguien que cuenta con información para ser capaz de comparar con otros lugares o países donde las cosas se hacen de manera diferente. Es el caso de los inmigrantes, que son capaces de detectar oportunidades de negocio que la población local no visualiza. Los inmigrantes emprenden más negocios nuevos que los locales en una proporción de dos a cuatro veces. Es el caso de los inmigrantes asiáticos en el continente americano y de los latinos en los Estados Unidos. El economista Ricardo Hausmann asegura que “la falta de inmigrantes en Chile puede explicar parcialmente la escasez de emprendimiento, innovación y diversificación”.    

Veamos ahora lo que se conoce como el “know how” o la tecnología para producir y operar un negocio. Como veremos más adelante, la innovación y el desarrollo de tecnologías ha sido el motor principal del crecimiento de las empresas y la economía en el mundo. Aunque no siempre los inventores o innovadores se han convertido en emprendedores o empresarios, otros sí lo han hecho. En el mundo de hoy, tienen la opción de registrar sus innovaciones como propiedad intelectual y recibir los beneficios por la venta de los derechos sobre la misma. 

Por último, está la objeción que muchos dicen es la principal: se requiere capital para emprender un negocio. El hecho de que muchos empresarios hayan heredado dinero o incluso las empresas que tienen, no contradice el hecho de que una gran cantidad de empresas de todo tamaño hayan sido creadas sin contar previamente con el capital requerido para invertir. Ejemplos hay miles, algunos de ellos emblemáticos pues son mundialmente conocidos.

A veces se confunde al emprendedor con el empresario y con el propietario, siendo los tres conceptos diferentes. En una pequeña empresa, una persona generalmente tiene los tres papeles. El emprendedor es básicamente el que hemos descrito antes y se convierte en empresario cuando ya administra una empresa. El propietario puede o no ser un emprendedor y puede o no ser un empresario. El propietario, como dueño de los recursos tiene la opción de contratar personas para administrar una empresa. En este caso el gerente o los que administran y no el propietario, tienen la función del empresario, aunque con frecuencia no comparten el riesgo, que va a cuenta del propietario o del emprendedor. El emprendedor no necesariamente es propietario de los recursos al momento de iniciar una empresa, ya que estos los puede haber obtenido prestados de terceros (el socio o el financiador) y hasta que los recursos han generado ganancias y se han reinvertido en el negocio, el emprendedor es ya propietario de todo o parte de ellos.

Generalmente, el empresario no tiene poder para imponer los precios de venta y decidir sobre su margen de ganancia, excepto en casos de monopolios y con el consentimiento del Estado. En el mundo de hoy, es aceptado por todos los más prominentes economistas que los precios, en general, los determina el mercado según la ley de oferta y demanda. Hay infinidad de mercados, según hay productos y lugares geográficos. Pueden ser tan específicos como el mercado de maíz de una variedad específica en un lugar determinado o tan amplios como el mercado internacional del petróleo.

Los economistas también advierten que en los diversos mercados pueden haber imperfecciones que limitan o distorsionan el funcionamiento de la ley de oferta y demanda para fijar los precios. Además de los monopolios u oligopolios, los subsidios estatales, los aranceles a la importación o los impuestos introducen distorsiones en los precios en mayor o menor grado, en ciertos bienes o servicios. A pesar de ello, en lo fundamental, los precios son determinados por la oferta y demanda en el mercado. De modo que al igual que los precios, las ganancias de las empresas son determinadas por el mercado, no por el capricho del empresario.

Así como los precios de los bienes o servicios se determinan por la interacción de oferta y demanda en sus respectivos mercados, los precios de lo que los economistas llaman factores de producción, como la tierra, el trabajo y el capital, son determinados de igual manera. Tomemos el caso del trabajo, en el mercado laboral, los sueldos y salarios también se rigen, en general, por esta ley. Los trabajos que requieren mayor especialización, destrezas o conocimientos son mejor remunerados porque son más escasos. La poca oferta de puestos de trabajo frente a una demanda mayor de ellos, ocasiona salarios más bajos, y al revés, los mejores salarios se dan para los puestos en que las empresas compiten por un escaso número de trabajadores con alta calificación. De igual manera, el precio de la tierra, el factor de producción más antiguo, responde directamente a dicha ley. Igual pasa con el capital, mientras mayor es la disponibilidad de capital frente a una demanda restringida, menor su precio, que es la tasa de ganancia o la tasa de interés, según el caso, y al revés, una mayor demanda de capital frente a una escasa oferta del mismo incide en el aumento del precio del mismo –rendimiento de acciones o tasas de interés-.

La ganancia se produce cuando el empresario logra adquirir los factores de producción a precios que resulten menores a los precios de venta de lo que produce. Si los precios de venta posteriores a las fechas de adquisición de factores de producción caen en el mercado, incurrirá en pérdidas. La habilidad de anticipar el futuro es entonces fundamental para el emprendedor y el empresario.

También, en los mercados de factores de producción pueden haber distorsiones, causadas por ejemplo, por leyes de salarios mínimos, fijación de tipos de cambio y tasas de interés que afectan negativamente a trabajadores, ahorrantes o prestatarios.

La ganancia de la empresa es la retribución al emprendedor, empresario o propietario. Tal ganancia (o puede también ser una pérdida) resulta, para simplificar, de los ingresos por la venta de bienes o servicios menos lo que se ha gastado en producirlos. Parte de la ganancia la capta el Estado en forma de impuesto. El objetivo del empresario es que la empresa produzca ganancias. Una empresa que no produce ganancias deja de ser un incentivo para continuar operándola. Aún más, el objetivo de obtener ganancias no es solamente para usarlas para el consumo del empresario. Este, como toda persona, tiene que usar parte de ellas para vivir. Pero está obligado a usar otra parte para reinvertirla en el negocio a fin de que este crezca o al menos pueda sobrevivir frente a la competencia de otras empresas, cada una de las cuales estará buscando lo mismo: crecer obteniendo una mayor cuota de mercado. De este modo, la ganancia ahorrada y no consumida es la fuente de la inversión y la inversión es la fuente de la generación de más producción, de más empleo, de más impuestos, en fin, de mayor riqueza y crecimiento económico.

La dinámica propia del capitalismo impulsa a las empresas a reducir el precio de los bienes de consumo, mejorar su calidad o innovar para lanzar nuevos productos al mercado, de modo que hoy los trabajadores tienen acceso a los artículos que antiguamente se consideraron lujos de los monarcas.

La ganancia, vista de otro modo, es un premio para el empresario que mejor satisface las necesidades de los consumidores, un premio otorgado por estos. Las pérdidas, por el contrario, son el castigo del consumidor al empresario que no ha podido satisfacer tales necesidades, a precios y calidades que el consumidor demanda. Como resultado, siempre que hay un juego limpio y competencia en el mercado, habrá empresas que crecen, abarcando mayores cuotas de mercado, mientras que otras desaparecen. De esa manera, el dinero fluye hacia las empresas exitosas, aquellas que mejor satisfacen las necesidades de la gente.

El crecimiento de las empresas permite las llamadas “economías de escala”, concepto que se refiere a la mayor eficiencia lograda con el tamaño. Para el desarrollo de ciertas industrias son necesarias las economías de escala, donde existe un umbral mínimo para el tamaño de la empresa, pues de otra manera no sería rentable determinada actividad económica. El mayor tamaño de la empresa es particularmente muchas veces determinante para la reducción de costos de producción y por ende, de precios en los productos finales, como también es determinante para servir mercados de exportación de amplia demanda. Para vender en el mercado internacional se  requieren altos niveles de producción que permitan alcanzar los niveles de calidad y precio –entre otros factores- que las empresas pequeñas no pueden lograr.

Los impuestos progresivos al ingreso y al capital de las empresas frenan su crecimiento al reducir los incentivos para invertir en la investigación y desarrollo de productos y servicios, orientada a satisfacer las crecientes necesidades de los consumidores, sino también a reducir incentivos para  mejorar la calidad, reducir los precios de venta o aumentar los niveles de producción.

Por tanto, obstaculizar la concentración de capital que va de la mano con el aumento de tamaño de las empresas, produce precisamente lo opuesto a lo que se pretende, que es salir del subdesarrollo, caracterizado precisamente por la debilidad del tejido empresarial, una de cuyas características es el pequeño tamaño de las empresas, orientadas a servir pequeños mercados locales.

En resumen, no existe una base racional para considerar la validez del postulado marxista sobre la explotación de los trabajadores por los “capitalistas” o empresarios.

Como en todo, las excepciones confirman la regla. La naturaleza humana es diversa y no todas las personas se comportan igual frente a las leyes de la economía y la sociedad. De igual forma que hay quienes roban o matan, violando leyes expresas o las normas sociales elementales, médicos que faltan a su juramento hipocrático o sacerdotes a su celibato, también hay empresarios que sí explotan a sus trabajadores pagando menos de los que otros empresarios en condiciones similares lo hacen. En una economía en crecimiento, los trabajadores buscarán otros empleadores. Más aún, la teoría moderna de la administración de negocios establece que un equipo de trabajo bien pagado, satisfecho y motivado, proporciona mayores ganancias a las empresas. Por eso, este tipo de empresarios no sobrevive a largo plazo.

También, en algunos lugares más que en otros, el éxito de las empresas y la acumulación de riqueza de los empresarios, no ha sido consecuencia del apego a las reglas del mercado, sino por el contrario, al uso de influencias y conexiones con el poder político para obtener ventajas sobre el resto de emprendedores y empresarios, distorsionando el funcionamiento de las economías y sumiéndolas en el estancamiento. En “El capitalismo de compinches” vemos cómo la colusión entre empresarios y políticos ha tenido un papel en ello.

Sin honestidad, el empresario es seguramente un criminal. Él puede tener la apariencia de un hombre de negocios pero será uno falso. La honestidad es una virtud empresarial primaria sin la cual el empresario deja de ser creador de riqueza y meramente transfiere riqueza de forma ilegítima de otros a él mismo o a su empresa. Robert C B Miller. Is entrepreneurship a virtue? 2019-

Actualmente, lo que más se difunde de la teoría marxista no es la supuesta explotación del trabajador por el empresario, sino la supuesta falla del sistema de libre mercado, no para producir crecimiento y riqueza, sino para que tal riqueza llegue a todos por igual. Por tanto, como afirma la teoría marxista, en base al uso de la dialéctica hegeliana, el sistema de libre mercado, que el denominó capitalismo, debe ser sustituido por otro sistema superior, que él denominó comunismo, pasando por una fase intermedia que llamó socialismo pero cuya organización y funcionamiento nunca abordó en sus escritos.

La incapacidad de los sistemas de economía planificada para elevar el nivel de vida de sus pueblos y su posterior colapso político en la URSS y los países de Europa Oriental, que los llevó de nuevo a implantar la economía de mercado, demostró la inviabilidad de las ideas marxistas.

Trataron de sustituir al empresario por burócratas a sueldo para manejar empresas estatizadas y a la economía de mercado por la planificación centralizada y el fracaso fue estrepitoso. Tal sistema fue incapaz de producir los bienes y servicios que necesitaba la población, sino bienes inferiores en calidad, cantidad, surtido y opciones a los que se producen en las economías de mercado.

Luego siguieron China y Vietnam que aunque mantienen el sistema político comunista, establecieron el sistema de mercado para la mayor parte de su sistema económico, a lo que deben su continuo crecimiento y desarrollo económico.

Hoy en el mundo solo quedan Cuba y Corea del Norte como los únicos regímenes que persisten en la utopía socialista, tanto en el sistema político como económico, teniendo como resultado el estancamiento económico y el creciente deterioro del nivel de vida de la población, sin mencionar la ausencia de libertad individual.

El capitalismo, con todos sus defectos, ha demostrado ser el único sistema económico que ha llevado el progreso a la humanidad. La empresa privada es el motor del desarrollo y el emprendedor y el empresario son los que hacen funcionar ese motor.

Arturo J. Solórzano

Octubre de 2019

 

Liberalismo y Neoliberalismo

En la actualidad pocas palabras han sido tan usadas por la izquierda como el “neoliberalismo”, identificando este término como una doctrina económica cuya aplicación sirve para enriquecer a unos pocos y empobrecer a la mayoría. Se identifica también con otro término, el “capitalismo salvaje” o el funcionamiento irrestricto del sistema de mercado sin intervención del Estado para corregir las fallas del mercado. La palabra neoliberalismo es usada como una etiqueta para significar cualquier tipo de política económica en favor del mercado como sistema para determinar los precios, que son las señales que orientan a productores para decidir qué producir y a los consumidores para decidir qué comprar, por tanto, que está en contra de la intervención del Estado para imponer precios, incentivos, subsidios y determinar así ganadores y perdedores. 

Para entender de qué estamos hablando cuando nos referimos al neoliberalismo debemos conocer el significado que dan los estudiosos de las ciencias sociales, no los charlatanes, a este término. En primer lugar, el término es un derivado de otro, el liberalismo.

¿Qué es el liberalismo?

Las ideas liberales se remontan al siglo XVII, con las obras de pensadores como Thomas Hobbes y John Locke, aunque el término no fue utilizado sino hasta el siglo XIX. El significado original se refiere a la preponderancia de la libertad individual, en tanto no entre en conflicto con los derechos de otros y el rechazo a todo aquello que trata de menoscabarla. Entre estos derechos está la propiedad privada y los derechos políticos como la libertad de expresión. La base del liberalismo está también en el pensamiento de Lord Acton (1834-1902), quien decía que “La libertad no es el poder de hacer lo que nos gusta, sino el derecho a hacer lo que deberíamos.”

Una definición de liberalismo que cuenta con amplio consenso se publica en Wikipedia:

El liberalismo se identifica como una actitud que propone la libertad y la tolerancia en las relaciones humanas, fundamentada en el libre albedrío y en el principio de no agresión (vid. Escuela de Salamanca). Promueve, en suma, las libertades civiles y económicas y se opone al absolutismo, al despotismo ilustrado y al conservadurismo. Constituye la corriente en la que se fundamentan tanto el Estado de derecho como la democracia representativa y la división de poderes.

Desde sus primeras formulaciones, el pensamiento político liberal se ha fundamentado sobre tres grandes ideas:​

    1. Los seres humanos son racionales y poseen derechos individuales inviolables, entre ellos, el derecho a configurar la propia vida en la esfera privada con plena libertad, y los derechos a la propiedad y la felicidad. Esto se basa en los tres derechos naturales de John Locke: vida, libertad y propiedad privada.
    2. El gobierno y, por tanto, la autoridad política deben resultar del consentimiento de las personas libres, debiendo regular la vida pública sin interferir en la esfera privada de los ciudadanos.
    3. El Estado de derecho obliga a gobernantes y gobernados a respetar las reglas, impidiendo el ejercicio arbitrario del poder. Wikipedia. Liberalismo.

Otra definición bastante completa pero resumida la ofrece Economipedia:

El liberalismo económico es una doctrina que señala que la mejor forma de alcanzar el desarrollo económico y la eficiencia en la asignación de los recursos es a través de un mercado libre sin la intervención del Estado (regulaciones, impuestos, etc.)

El liberalismo económico tiene sus orígenes en el siglo XVIII como una respuesta a los privilegios de la nobleza, que poco aportaban a la sociedad, y al mercantilismo, que defendía la intervención intensiva del Estado en la economía.

De acuerdo al liberalismo económico, las fuerzas de oferta y demanda son la que de forma natural, nos llevarán a un equilibrio en donde los precios reflejan la escasez relativa de los bienes y se produce una asignación de recursos eficiente. Al mismo tiempo, la libre iniciativa de personas o empresas y la búsqueda de rentas impulsan el crecimiento económico.

Cabe mencionar que el liberalismo económico es la tendencia de pensamiento económico que promueve el libre comercio como la mejor forma de alcanzar el desarrollo económico. Esto, gracias a que aprovecha las ventajas comparativas de los países para alcanzar mayores economías de escala, promover la destrucción creativa y destruir los privilegios de grupos de interés protegidos por alguna regulación injustificada. Liberalismo económico

La democracia es uno de los principios del liberalismo. En la tradición liberal inglesa y norteamericana, la democracia debe proteger los derechos fundamentales de los individuos, limitando el poder de los gobernantes. El liberalismo pone por encima del Estado al individuo, no al revés como en las doctrinas socialistas y totalitarias.

El término actualmente tiene significados diferentes según el lugar. Por ejemplo, en América Latina se le asociaba con las ideas que rompían con el statu quo del sistema post colonial conservador basado en las haciendas agropecuarias, el mercantilismo, la vinculación con las autoridades religiosas, la discriminación del voto, entre otras características. Al liberalismo se le asociaba entonces con el impulso a la actividad manufacturera y comercial, el laicismo, ampliación del derecho al voto y adopción de usos y costumbres modernas. Posteriormente se van introduciendo las ideas del liberalismo europeo, consistentes en favorecer la operación de mercados libres de la interferencia del Estado, la doctrina del laissez faire, lo cual, en la práctica nunca se llevó a cabo, predominando siempre el control del mercado por oligarquías en contubernio con los gobiernos. En los Estados Unidos, el término liberal se aplica a las corrientes de centro-izquierda que propugnan por mayor intervención estatal, programas sociales o reclamos de las minorías como las de la comunidad LGTB. En Europa,| por el contrario, el término se asocia con los partidos y movimientos contrarios a la intervención estatal. En el Viejo Continente el término se reserva, por ejemplo, para aquellas personas que respaldan al Partido Democrático Liberal alemán (Freie Demokratische Partei o FDP), que a su vez serían llamadas libertarias (en referencia al Partido Libertario) en Estados Unidos. El liberalismo es pues, un amplio espectro de visiones.

En términos económicos, el liberalismo se basa en la propiedad privada y en el funcionamiento de la economía de mercado, con una interferencia mínima del Estado, justificable para corregir fallas y proteger los derechos de propiedad, libre comercio y libre contratación.

El liberalismo como filosofía moral establece la igualdad de las personas, por lo que se opone a todo tipo de desigualdad o trato diferente en las leyes. Pero como al mismo tiempo defiende la libertad económica, las personas, aunque iguales ante la ley, son libres de producir según sus capacidades, y de gozar del fruto del trabajo individual, produciendo diferentes resultados económicos en un sistema de mercado libre. De ello resulta la desigualdad de ingresos y riqueza. Es lo que se conoce como desigualdad de resultados. Sin embargo, el liberalismo no se opone a la transferencia de ingresos desde los que más generan a los que menos,  Por tanto, no se opone a la función del Estado para llevar a cabo esa transferencia.

En resumen, los liberales creen en un orden social espontáneo, próspero, con respeto mutuo, tolerancia, no agresión, cooperación e intercambio voluntario entre personas libres. La mayoría basan esto en los derechos morales básicos de vida de los individuos, libertad y propiedad, protegidas por un sistema de justicia creíble y fuerte. Favorecen la libre expresión, la libre asociación, el imperio de la ley y los límites al gobierno que previenen la violación de las libertades individuales por las autoridades.  Eamonn Butler. 101 Great Liberal Thinkers. 2019.

El liberalismo económico es definido en Wikipedia de la siguiente manera:

El liberalismo económico es un sistema económico organizado sobre líneas individuales, lo que significa que el mayor número posible de decisiones económicas son tomadas por individuos en lugar de por instituciones u organizaciones colectivas. Incluye un espectro de políticas económicas diferentes, … pero su base se basa en un fuerte apoyo a una economía de mercado y a la propiedad privada en los medios de producción. Aunque los liberales económicos también pueden apoyar la regulación gubernamental hasta cierto punto, tienden a oponerse a la intervención del gobierno en el mercado libre cuando inhibe el libre comercio y la competencia abierta.

El liberalismo económico está asociado con los mercados libres y la propiedad privada de los activos de capital. Históricamente, el liberalismo económico surgió en respuesta al mercantilismo y al feudalismo. Hoy en día, el liberalismo económico también se considera opuesto a los sistemas económicos no capitalistas como el socialismo y las economías planificadas. También contrasta con el proteccionismo debido a su apoyo al libre comercio y a los mercados abiertos.

Una economía que se gestiona de acuerdo con estos preceptos puede describirse como una economía liberal. Wikipedia. Economic Liberalism

Una corriente del liberalismo es el libertarismo, una filosofía política que sostiene que una persona debe ser libre de hacer lo que quiera en la vida, siempre que su conducta sea pacífica. Los libertarios sostienen que el gobierno debería dejarlo solo y su propósito principal es enjuiciar y castigar a las personas antisociales que inician la fuerza contra otros. Los libertarios son escépticos a la idea de que la sociedad obtiene más beneficios que perjuicios del Estado y es frecuente que defiendan la limitación o incluso la eliminación de este último.

En su ensayo “El mito del neoliberalismo”, Enrique Ghersi se refiere a cambios en el concepto tradicional de “liberalismo” en Europa.

Mientras en liberalismo anglosajón no tuvo mayor rivalidad con la religión -antes bien, en algunos casos estuvo fuertemente ligado a ella- el liberalismo continental europeo fue generalmente un enemigo de ella, especialmente en el caso de la Iglesia Católica.

En España, Francia, Italia y Alemania hablar de liberalismo, durante el Siglo XIX era evocar un materialismo racionalista totalmente incompatible con el catolicismo y claramente enfrentado con el poder temporal de esa iglesia.

Mutatis mutandi, tal conflicto se traslada a América Latina, donde en el Siglo XIX tenía predominantemente ese carácter anticlerical propio del liberalismo continental y no del anglosajón.

La influencia de la Ilustración y de la Revolución Francesa hicieron que el desarrollo de las ideas liberales viera como perteneciente al viejo régimen todo vestigio de religiosidad, enfrentándose consiguientemente los liberales con los creyentes. De alguna manera esto marcó el Siglo XIX latinoamericano, pues no se exagera si se dice que esa centuria estuvo caracterizada por la guerra civil entre liberales y conservadores.

Mientras tanto, en el mundo anglosajón, la palabra “liberal” ha tomado una acepción diferente.

Según el Merriam Webster Dictionary, “Para el siglo XVIII, la gente usaba el liberal para indicar que algo “no era estricto ni riguroso”. Los antónimos políticos de liberales y conservadores comenzaron a tomar forma en el siglo XIX, cuando los whigs y tories británicos comenzaron a adoptarlos como títulos para sus respectivos partidos.

Liberal se usa comúnmente como una etiqueta para los partidos políticos en varios países, aunque las posiciones que toman estos partidos no siempre se corresponden con el sentido de liberal que la gente en los Estados Unidos comúnmente le da.” En los Estados Unidos, la palabra liberal se ha asociado con el partido demócrata, mientras que las ideas conservadoras se han asociado al partido republicano. Sin embargo, los principios liberales tradicionales de libertad individual son más practicados por el partido republicano.

Esto puede corroborarse revisando el Cambridge Dictionary, que ofrece las siguientes acepciones para el término “liberal”, entre otras:

    1. Respetar y permitir muchos tipos diferentes de creencias o comportamientos.
    2. Creer o permitir mucha libertad personal
    3. Se utiliza para describir un sistema económico que permite que la industria sea libre de desarrollarse sin la participación del gobierno.
    4. Creer que la sociedad debería cambiar gradualmente para que el dinero, la propiedad y el poder se compartan de manera más justa.
    5. Tiende a enfatizar la necesidad de hacer nuevas leyes cuando sea ​​necesario debido a las condiciones cambiantes y depender del gobierno para proporcionar servicios sociales.
    6. Se utiliza para describir creencias políticas y grupos que apoyan una mayor libertad personal y un reparto más justo de la riqueza y el poder en la sociedad.

Como puede verse, las acepciones 4 y 5 son contrarias a los principios liberales, al igual que la acepción 6 en su segunda parte, el cual no puede conseguirse sin coartar las libertades individuales.

Mario Vargas Llosa se refiere así al concepto:  

“El liberalismo es una doctrina que no tiene respuestas para todo, como pretende el marxismo, y admite en su seno la divergencia y la crítica, a partir de un cuerpo pequeño pero inequívoco de convicciones. Por ejemplo, que la libertad es el valor supremo y que ella no es divisible y fragmentaria, que es una sola y debe manifestarse en todos los dominios —el económico, el político, el social, el cultural— en una sociedad genuinamente democrática. Por no entenderlo así fracasaron todos los regímenes que, en las décadas de los sesenta y setenta, pretendían estimular la libertad económica siendo despóticos, generalmente dictaduras militares. Esos ignorantes creían que una política de mercado podía tener éxito con Gobiernos represivos y dictatoriales. Pero también fracasaron muchos intentos democráticos en América Latina que respetaban las libertades políticas pero no creían en la libertad económica —el mercado libre—, que es la que trae desarrollo material y progreso.

El Estado pequeño es generalmente más eficiente que el grande: ésta es una de las convicciones más firmes de la doctrina liberal. Mientras más crece el Estado, y más atribuciones se arroga en la vida de una nación, más disminuye el margen de libertad de que gozan los ciudadanos. La descentralización del poder es un principio liberal, a fin de que sea mayor el control que ejerce el conjunto de la sociedad sobre las diversas instituciones sociales y políticas. Salvo la defensa, la justicia y el orden público, en los que el Estado tiene primacía (no monopolio), lo ideal es que en el resto de actividades económicas y sociales se impulse la mayor participación ciudadana en un régimen de libre competencia.

El liberalismo ha sido el blanco político más vilipendiado y calumniado a lo largo de la historia, primero por el conservadurismo —recuérdese las encíclicas papales y los pronunciamientos de la Iglesia católica contra él, que todavía perduran pese a la existencia de tantos creyentes liberales— y, luego, del socialismo y el comunismo, los que en la época moderna han presentado al «neo-liberalismo» como la punta de lanza del imperialismo y las formas más despiadadas del colonialismo y el capitalismo. La verdad histórica desmiente estas denigraciones. La doctrina liberal ha representado desde sus orígenes las formas más avanzadas de la cultura democrática y es la que ha hecho progresar más en las sociedades libres los derechos humanos, la libertad de expresión, los derechos de las minorías sexuales, religiosas y políticas, la defensa del medio ambiente y la participación del ciudadano común y corriente en la vida pública. En otras palabras, lo que más nos ha ido defendiendo de la inextinguible «llamada de la tribu».  Mario Vargas Llosa. La llamada de la tribu. 2018.

¿Qué es el neoliberalismo?

Entendido en qué consiste el liberalismo, el neoliberalismo significaría simplemente el “nuevo liberalismo”, ya que “neo” es la voz de origen griego que significa “nuevo” y que se usa en muchas palabras como neologismo, neonato, neorrealismo, neocriticismo, etc.

En el ensayo “El mito del neoliberalismo”, Enrique Ghersi revisa los orígenes de la palabra y los diferentes significados que ha tenido.

“Como suele suceder con las palabras que han hecho fortuna, es probable que “neoliberalismo” sea un término con varios orígenes distintos. Uno primero parece encontrarse en algunos escritos de von Mises; uno segundo es el que le atribuye a la creación colectiva de un coloquio convocado por Walter Lippman la autoría del término; uno tercero es el que lo vincula a la llamada economía social de mercado; y uno cuarto, a la escuela liberal italiana de las entreguerras.” Luego se dedica a examinar más en detalle cada uno de estos orígenes y significados.

A partir del análisis histórico, Ghersi sintetiza cinco conceptos del “neoliberalismo”: “el liberalismo después de la teoría subjetiva del valor, el pseudo liberalismo o socialismo encubierto, una nueva escuela liberal, el liberalismo despojado de anticlericalismo y una estrategia de mercadeo político.”  Luego pasa a examinar brevemente cada uno de ellos.

Luego apunta que “Sin embargo, el uso más notable y perverso del término en nuestros tiempos no ocurre al interior del liberalismo, sino fuera de él. En los lugares donde se lo utiliza, es la prensa, los políticos y los rivales del liberalismo quienes han hecho uso de él preferentemente, pero en sentido generalmente distinto de los anteriormente mencionados.

En efecto, el “neoliberalismo” es utilizado para caracterizar cualquier propuesta, política o gobierno que, alejándose del socialismo más convencional, propenda al equilibrio presupuestal, combata la inflación, privatice empresas estatales y, en general, reduzca la intervención estatal en la economía.”

El término se aplica por aquellos que son adversarios de tales políticas, independientemente de sus resultados.

Finalmente, concluye que “El sentido predominante que se le atribuye al término “neoliberalismo” es consecuencia de que los enemigos de la libertad han utilizado esa palabra como una sinécdoque, como anteriormente otros hicieron con la palabra social a la que convirtieron en una antífrasis. Y otros, antes aún, con la palabra liberal, a la que le pasó lo mismo.

Boas y Gans-Morse investigaron la evolución del término neoliberalismo y encontraron que ha sido más bien una etiqueta a la que se le aplican múltiples significados.

En los últimos años, el neoliberalismo se ha convertido en un eslogan académico. Sin embargo, en contraste con otros conceptos prominentes de las ciencias sociales como la democracia, el significado y el uso adecuado del neoliberalismo curiosamente han suscitado poco debate académico. Basándonos en un análisis de contenido de 148 artículos de revistas publicados entre 1990 y 2004, documentamos tres aspectos potencialmente problemáticos del uso del neoliberalismo: el término a menudo no está definido; se emplea de manera desigual a través de divisiones ideológicas; y se utiliza para caracterizar una variedad excesivamente amplia de fenómenos. Para explicar estas características, trazamos la génesis y evolución del término neoliberalismo a lo largo de varias décadas de debates sobre economía política. Mostramos que el neoliberalismo ha experimentado una transformación sorprendente, desde una etiqueta positiva acuñada por la Escuela Freiberg alemana para denotar una renovación moderada del liberalismo clásico, a un término normativo negativo asociado con reformas económicas radicales en el Chile de Pinochet.” Taylor C. Boas & Jordan Gans-Morse. Neoliberalism: From New Liberal Philosophy
to Anti-Liberal Slogan. 2009.

Uno de esos significados es el que le asigna Scott Sumner en un ensayo del 2008, una mezcla de libre mercado y generosas políticas sociales.

“En las últimas tres décadas se ha producido un cambio en todo el mundo de un aspecto de las políticas económicas socialistas. Este cambio no fue producto de poderosos grupos de intereses especiales ni fue provocado por un cambio de valores. En cambio, los problemas económicos de la década de 1970 llevaron a una visión cambiante del mundo sobre el efecto de las políticas intervencionistas. Las reformas económicas que siguieron a menudo dieron lugar a pocos o ningún cambio en el tamaño del gobierno (medido por la relación entre el gasto público y el PIB), pero dieron lugar a una ola masiva de privatizaciones, desregulación y reducciones en las altas tasas impositivas marginales. Llamaré neoliberalismo a esta mezcla de libre mercado y seguridad social igualitaria.

A riesgo de una simplificación excesiva, puede resultar útil distinguir entre tres formas de liberalismo económico. Los liberales clásicos favorecieron los mercados libres y el gobierno pequeño. Durante gran parte del siglo XX, los liberales estadounidenses y los socialistas europeos favorecieron la redistribución del ingreso y las políticas económicas intervencionistas (o estatistas). El neoliberalismo es entonces un híbrido posmoderno de capitalismo y socialismo del laissez-faire, lo que Tony Blair llamó “la tercera vía”. Espero mostrar que los regímenes de políticas neoliberales ahora tienen más probabilidades de ocurrir en países que tienen valores altamente liberales, definidos como que incluyen (entre otras cosas) un fuerte compromiso para promover el bien común. Casi todos los países se movieron al menos levemente en la dirección de los mercados libres durante las décadas de 1980 y 1990, pero los cambios fueron más efectivos cuando no se resistieron por grupos egoístas de intereses especiales.” Scott Sumner. The Great Danes: Cultural Values and Neoliberal Reforms, 2008. 

Por su parte, Kaiser y Alvarez refieren que se le adjudican diferentes significados en Alemania y en América Latina.

Hoy en día, en Alemania, el  concepto «Neoliberalismus» se refiere a la idea de «economía social de mercado» que concibiera Ludwig Erhard, liberal clásico responsable del milagro alemán de posguerra. Ahora bien, como dicen Boas y Gans-Morse, en América Latina —y luego en el resto del mundo— el término «neoliberalismo» se vino a asociar a las reformas económicas realizadas en Chile bajo Pinochet. La pregunta es: si el sistema de libertades económicas creado por los «Chicago Boys» —como se llamó a los reformadores chilenos— hizo de Chile el país más exitoso de América Latina, ¿por qué deben entonces rechazarse las ideas y reformas  que estos llevaron adelante?

…Lo cierto entonces es que las reformas promercado realizadas en Chile fueron un éxito más allá de las críticas que, justamente, se puedan hacer por el contexto autoritario en que se realizaron y las inexcusables violaciones a los derechos humanos cometidas en la lucha contra la insurgencia marxista.  Axel Kaiser y Gloria Álvarez. El engaño populista  2016. 

Sin embargo, a juzgar por la mayoría de los críticos que usan el término “neoliberal” para referirse a las políticas económicas recomendadas o utilizadas para revertir los efectos negativos de políticas aplicadas principalmente por gobiernos populistas de diferente signo ideológico, el significado más extendido  del término tiene un origen más reciente.  

A partir de 1980, a las ideas liberales básicas se van introduciendo otros elementos más concretos, principalmente relacionados al ámbito de la política económica y social. Estos fueron introducidos como una serie de recomendaciones que propusieron tres importantes organizaciones económicas con sede en Washington DC. A estas se le llamó el “Consenso de Washington”. Estas recomendaciones, basadas en los principios liberales, perseguían mejorar el funcionamiento de los mercados para impulsar el desarrollo económico, corrigiendo las distorsiones que muchos gobiernos habían introducido, al mismo tiempo que hacer más eficiente la inversión estatal en servicios sociales. 

Muchos críticos empezaron a referirse a esas políticas como “neoliberales”. Veamos cuáles eran esas políticas.

El Consenso de Washington

El concepto y nombre del Consenso de Washington fue presentado por primera vez en 1989 por John Williamson, economista del Instituto Peterson, un grupo de expertos en economía internacional con sede en Washington. ​ Williamson usó el término para resumir una serie de temas comunes entre instituciones de asesoramiento político económico con sede en Washington, como el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y Departamento del Tesoro de los Estados Unidos, Williamson incluía diez amplios grupos de recomendaciones políticas relativamente específicas:1

Las recomendaciones se publicaron bajo el título “Qué significa para Washington la Reforma de Políticas?” en abril de 1990.  El siguiente es un resumen de las mismas.

    1. Disciplina en la política fiscal, enfocándose en evitar grandes déficits fiscales en relación con el Producto Interno Bruto;
    2. Redirección del gasto público en subsidios («especialmente de subsidios indiscriminados») hacia una mayor inversión en los puntos claves para el desarrollo, servicios favorables para los pobres como la educación primaria, la atención primaria de salud e infraestructura;
    3. Reforma tributaria, ampliando la base tributaria y la adopción de tipos impositivos marginales moderados;
    4. Tasas de interés que sean determinadas por el mercado y positivas (pero moderadas) en términos reales;
    5. Tipos de cambio competitivos;
    6. Liberalización del comercio: liberación de las importaciones, con un particular énfasis en la eliminación de las restricciones cuantitativas (licencias, etc.); cualquier protección comercial deberá tener aranceles bajos y relativamente uniformes;
    7. Liberalización de las barreras a la inversión extranjera directa;
    8. Privatización de las empresas estatales;
    9. Desregulación: abolición de regulaciones que impidan acceso al mercado o restrinjan la competencia, excepto las que estén justificadas por razones de seguridad, protección del medio ambiente y al consumidor y una supervisión prudencial de entidades financieras;
    10. Seguridad jurídica para los derechos de propiedad
Wikipedia. Consenso de Washington

 

En sus observaciones finales Williamson resume:

“Las políticas económicas que Washington insta al resto del mundo pueden resumirse en políticas macroeconómicas prudentes, orientación hacia el exterior y capitalismo de libre mercado. … La mayor parte del Washington tecnocrático cree que la falta de práctica de lo que se predica perjudica tanto a Estados Unidos como al resto del mundo.”

También dice que no hay un consenso sobre el tema del control versus liberalización de precios para estabilizar la inflación, uno de los más graves problemas en ese entonces; sobre la necesidad de revisar  “qué debe añadirse al asesoramiento de política de Washington para restaurar el crecimiento”, y la eliminación del incentivo fiscal actual para mantener el dinero en el extranjero que también ayudaría (al regreso de los capitales).

Una reflexión final: un hecho sorprendente acerca de la lista de políticas sobre las que Washington tiene una visión colectiva es que todas se derivan de la teoría económica dominante clásica, al menos si a estas alturas se permite contar a Keynes como un clásico.”

El Banco Mundial y el FMI, junto con otros organismos de desarrollo, encargaron una serie de estudios sobre el impacto económico de estos SAP que se establecieron como condiciones de préstamo y el precio de acceder al capital en la reestructuración de la deuda (Morley 1995). La mayoría de estos estudios nunca se publicaron porque tendían a demostrar que estos programas, si bien tenían éxito en el control de la inflación, no colocaban a los países en una senda de crecimiento estable. Por el contrario, Chossudovsky (1997) sostuvo que aumentaron las desigualdades y la pobreza, el descontento social y las protestas políticas que tendían a desestabilizar los regímenes neoliberales democráticos formados en la década de 1980. Esto condujo a la creación de un nuevo consenso en torno a una política social dirigida a la reducción de la pobreza, la necesidad de un activismo estatal de inclusión (conseguir precios correctos no, sino el equilibrio entre el Estado y el mercado) y la “buena gobernanza” descentralizada con la participación (la participación de la “sociedad civil” en el proceso de desarrollo) así como un nuevo “marco de desarrollo integral” en el que el ajuste estructural como un enfoque único- todos serían reemplazados por una nueva política en la que cada país “poseería” desarrollo propio (Banco Mundial 2001). Henry Veltmeyer & Raúl Delgado Wise (2018):Rethinking development from a Latin American perspective, Canadian Journal of Development Studies / Revue canadienne d’études du développement.

Posteriormente estas recomendaciones se han pulido y ampliado considerablemente. Hacia fines de la década de los noventa se añadieron elementos a esta lista conocidos como “de segunda generación”, que tenían un cariz más institucional y se enfocaban a problemas de “gobernanza eficaz”.

Versión “aumentada” del Consenso de Washington (elementos agregados a los 10 originales)

    1. Gobernanza corporativa.
    2. Combate a la corrupción.
    3. Mercados laborales flexibles.
    4. Observancia de los preceptos de la OMC.
    5. Observancia de los códigos y estándares financieros internacionales.
    6. Apertura “prudente” de las cuentas de capital.
    7. Regímenes cambiarios no intermedios.
    8. Bancos centrales independientes / metas inflacionarias.
    9. Redes de seguridad social.
    10. Metas de reducción de la pobreza.
Dani Rodrik. Una economía, muchas recetas. La globalización, las instituciones y el crecimiento económico, 2011

 

En Latinoamérica, la mayoría de los gobiernos que aplicaron varias de recomendaciones, en realidad no todas, lo hicieron a regañadientes, para poder tener acceso a los fondos del FMI y del Banco Mundial. Un objetivo principal de las mismas era tratar de asegurar que la nueva deuda adquirida por los gobiernos fuera bien invertida y que estos pudieran repagarla sin mayores problemas, para romper el círculo de endeudamiento insostenible en que habían incurrido en el pasado y que llevó a muchos gobiernos a declarar su total insolvencia.

Algunas de estas medidas afectaban los intereses de grupos oligárquicos, como las relacionadas a la liberalización del comercio exterior y de la inversión extranjera, subsidios a la producción y combate a la corrupción. La izquierda también era férrea oponente de la liberalización de las importaciones (aunque esta siempre implicaba acceso a bienes con precios más bajos) y de los subsidios a la producción que provocaban incrementos de precios. La privatización de las ineficientes empresas estatales fue adversada por los partidos y movimientos de izquierda ya que en muchos casos eran empresas subsidiadas por el Estado y su privatización originaría aumentos en los precios. En varios países, la privatización no fue realizada de manera competitiva y transparente; quedando en manos de oligarcas coludidos con los gobiernos. La izquierda en general se oponía a la inversión extranjera, aunque la misma creara más empleos, También se oponía a la desregulación que provocaba la reducción de la burocracia estatal y a la reducción del gasto público necesaria para reducir exagerados déficits fiscales. Todos en general, se oponían a la eliminación de los subsidios que no discriminaban entre ricos y pobres. Lo anterior es compartido por este especialista en finanzas internacionales:

Para lograr el desarrollo, el país debe insertarse en el proceso de globalización. Sin embargo, como ello requiere una mayor competitividad, se necesita eliminar los obstáculos a la actividad empresarial y bajar los costos de transacción. Inevitablemente, la modernización institucional y económica afecta a algunos grupos privilegiados que medraban con la ineficiencia e iniquidad del viejo sistema. Estos grupos aprovechan cualquier tropiezo en el nuevo modelo para desprestigiarlo y proponer el regreso al pasado. A fin de facilitar su guerra ideológica encontraron una conveniente etiqueta que pegan a cualquier intento de reforma: neoliberalismo.

La lucha contra el neoliberalismo no es por la justicia social, sino por el restablecimiento del caduco sistema populista que llevó a todos los países de América Latina a la grave crisis que todavía no está superada.” Zbigniew Kozikowski Zarska. Finanzas Internacionales. (2013).

De modo que la aplicación de las recomendaciones del Consenso de Washington tuvo una fuerte oposición, principalmente de los partidos y movimientos de izquierda en todo el sub continente.

Algunos de los críticos a tales políticas empezaron a utilizar el término “neoliberal” para referirse a las personas que defendían la implementación de esas políticas y se referían a las mismas como políticas “neoliberales”.

Como hemos visto, varias de ellas cambiaban el status quo al que estaban acostumbrados los gobiernos, los empresarios, los sindicatos, los consumidores y la sociedad civil en general. Acostumbrados a una economía con un Estado que subsidiaba a diestra y siniestra, a productores y consumidores, para lo cual incurría en altos déficit fiscales que debía de cubrir con endeudamiento. Acostumbrados a una economía artificialmente protegida de la competencia exterior, provocando ineficiencias, baja productividad y mayores precios para los consumidores. Acostumbrados a las restricciones a la inversión extranjera, fuente de empleos y de nuevas tecnologías. Acostumbrados a un Estado interventor e inventor de una maraña de regulaciones que sofocan la actividad emprendedora, plagado de funcionarios contratados por lealtad antes que por mérito. Acostumbrados a un Estado ineficiente que dilapida los recursos obtenidos de los impuestos y de las deudas contraídas, en contubernio con las élites oligárquicas.

Como habría de esperarse, estas medidas tenían que ser adversadas por todos aquellos que se verían perjudicados por ellas a corto plazo.

Toda medicina es amarga, pero necesaria para curar la enfermedad. Y en esto es importante enfatizar el factor tiempo. Si bien a corto plazo algunas medidas, como por ejemplo la eliminación de subsidios indiscriminados, perjudican a muchas personas, a mediano y largo plazo, especialmente los más pobres, se ven beneficiados. Los subsidios indiscriminados no distinguen si los beneficiarios son pobres o ricos. Su eliminación ahorra recursos al Estado para enfocarlos en gastos sociales que sí beneficien a los más pobres.   

Todas las medidas de política económica “neoliberales” recomendadas por el Consenso de Washington, de haber sido aplicadas por gobiernos y funcionarios honestos y técnicamente bien calificados, hubieran conducido a los países latinoamericanos a una transformación económica que los enrumbara hacia la prosperidad. Sin embargo, y esa fue la principal equivocación del FMI y del Banco Mundial, creer que los implementadores practicaban una ética y profesionalismo similar a los de los gobiernos de países desarrollados, los resultados fueron pobres. No tomaron en cuenta el factor cultural ni la naturaleza rentista de las élites en el poder. Muchas de las políticas propuestas fueron mediatizadas, otras no se llevaron a cabo y otras fueron aprovechadas por oligarquías corruptas vinculadas al poder. 

La demostración práctica de la pertinencia de estas políticas “neoliberales” para enrumbar un país hacia el desarrollo económico se puede corroborar en el caso de Chile, donde los denominados “Chicago Boys”, un grupo de jóvenes chilenos que había sido enviado a estudiar a la Universidad de Chicago, asesoraron al gobierno de Augusto Pinochet  en la implementación de las mismas, que fueron continuadas por los sucesivos gobiernos democráticos e hicieron de Chile el país de mayor crecimiento económico de América Latina. Obviamente, la izquierda oculta este ejemplo.

Actualmente, se culpa al capitalismo y al neoliberalismo de todos los males que sufren las sociedades latinoamericanas. La mayoría usa el término y no saben qué significa, equiparan el neoliberalismo con el funcionamiento de la economía de mercado y propugnan por más intervención estatal. Acusan al FMI de “imponer” a los gobiernos medidas de política económica que afectan negativamente a la población. No son medidas “impuestas”, son medidas recomendadas que los gobiernos acceden a implementar si quieren seguir gozando de los beneficios de préstamos blandos que el FMI otorga para estabilizar la balanza de pagos, o lo que es lo mismo, para financiar los déficits de moneda extranjera en que incurre el país cuando los flujos recibidos de divisas son menores a los que salen. La alternativa es devaluar el tipo de cambio y provocar inflación, que funciona como un impuesto indiscriminado que perjudica principalmente a los más pobres.

Las recomendaciones del FMI se basan en las políticas recomendadas por el Consenso de Washington y van dirigidas a evitar que los países caigan en crisis económicas provocadas por mayores egresos que ingresos, tanto externos como internos, que en definitiva son los causantes de las crisis. Por eso recomiendan reducir el déficit fiscal, redireccionar el gasto público eliminando subsidios indiscriminados e invertir en los puntos claves para el desarrollo, como son la educación primaria, salud e infraestructura, así como otras dirigidas a fomentar la producción para reducir el desempleo, como la liberalización del comercio exterior y de la inversión extranjera, entre otras. Ver cita anterior de las políticas del Consenso de Washington.

Los que atacan el neoliberalismo desconocen o pretenden desconocer que la economía de mercado, que exige la libre competencia entre las empresas y donde prevalece el más eficiente para producir lo que demandan los consumidores, no es la que funciona en Latinoamérica, sino una versión distorsionada, en la cual son los empresarios con conexiones políticas los que prevalecen, encareciendo precios y reduciendo la calidad, ahogando de esta manera a la competencia y provocando el estancamiento económico.

Un video que explica con seriedad en qué consiste el neoliberalismo y que acertadamente expresa que la economía de mercado y las políticas liberales no han existido en Latinoamérica puede verse en Neoliberalismo, aunque al final el que habla toma una posición “políticamente correcta” y relativista tratando de “quedar bien con Dios y con el Diablo” como dice el refrán popular.

A pesar de esta realidad, el neoliberalismo es el nuevo caballito de batalla, el nuevo enemigo, junto con el “imperialismo” que ha encontrado la izquierda para endilgarle la culpa de todos los problemas. El Presidente de México llegó a afirmar que el crecimiento de los divorcios era culpa del neoliberalismo.

En 2002, por ejemplo, Chávez diría, con esa inmoderación que lo  caracterizaba, que «el neoliberalismo es el camino al infierno»;[52] y en 2015, Evo Morales sostendría que «el neoliberalismo es el responsable de los problemas de Bolivia».[53] En México, por su parte, el candidato filochavista Manuel López Obrador llegó a afirmar en 2014 que el país estaba «podrido» como producto de treinta años de «neoliberalismo», sistema que, según él, generaba «esclavitud» y que, por tanto, debía ser superado de una vez.[54] Mientras tanto, en 2013, Rafael Correa advertiría de que en Ecuador no iba a permitir «ningún tipo de neoliberalismo»;[55] y, en 2014, en Chile, el senador de la coalición gobernante de la presidenta Bachelet, Jaime Quintana, aseguraba que el gobierno iba a poner «una retroexcavadora» porque había «que destruir los cimientos anquilosados del modelo neoliberal de la dictadura».[56] Cristina Fernández de Kirchner, por supuesto, tampoco perdió su oportunidad para dejar claro en 2014 que todo lo que hacía su gobierno lo hacía porque era antineoliberal. ….[57]

Referencias como estas se encuentran por miles a diario en el discurso político y académico de la región. Axel Kaiser y Gloria Álvarez. El engaño populista. 2016.

Un reciente artículo  de Joseph Stiglitz titulado “El fin del neoliberalismo y el renacimiento de la historia es uno de esos ejemplos. Me he tomado el tiempo para refutarlo en mi blog con el artículo ”Fin del neoliberalismo? Un discurso ideológico”.

La lucha contra las ideas neoliberales es parte de la agenda de la izquierda internacional. Según Anthony R. Santana, quien en su blog publica el artículo “La Agenda de la Izquierda Internacional en Latinoamérica” dice:

Para exportar el “Socialismo del Siglo XXI” se organizó el “Foro de São Paulo”. Hugo Balderrama en su artículo “El Foro de São Paulo y su estrategia para imponer el socialismo” apunta sobre el objetivo principal del Foro: “En 1990, el ahora fallecido Fidel Castro y Lula da Silva fundaron el Foro de São Paulo. Según ambos personajes, el Foro fue constituido para reunir esfuerzos de los partidos y movimientos de izquierda después de la caída del muro de Berlín y las consecuencias del neoliberalismo en los países de Latinoamérica y el Caribe.”

El Congreso Nacional Ciudadano (CNC), una red de organizaciones de la sociedad civil y líderes ciudadanos independientes de México, publica en su sitio web un resumen de la Agenda del Foro de São Paulo para instalar e implementar el comunismo, [en la que uno de sus puntos dice:] Reforzar la Lucha por los pobres con la bandera de la Corrupción y el Neoliberalismo.

Hoy se acusa al capitalismo y al neoliberalismo de producir una creciente desigualdad de ingresos y de riqueza. Si quiere saber más sobre este tema vea en este blog: Desigualdad y crecimiento económico.

Arturo J. Solórzano
Noviembre de 2019

Totalitarismo y Autoritarismo, Fascismo y Socialismo

«En un país donde el único patrón es el Estado, la oposición equivale a una muerte lenta por inanición. El viejo refrán de que el que no trabaja no come, ha sido sustituido por otro: el que no obedece no come.» León Trotsky.

«En mi estudio de las sociedades comunistas, llegué a la conclusión de que el propósito de la propaganda comunista no era persuadir, convencer ni informar, sino humillar, y cuando mucho menos correspondía a la realidad, mejor. Cuando las personas se ven obligadas a guardar silencio mientras escuchan las mentiras más obvias, o peor aún, cuando se ven obligados a repetir las mentiras, pierden su sentido de la probidad de una vez por todas … Una sociedad de mentirosos castrados es fácil de controlar» Theodore Dalrymple.

…«nada representaba tanto el retorno a la «tribu» como el comunismo, con la negación del individuo como ser soberano y responsable, regresado a la condición de parte de una masa sumisa a los dictados del líder, especie de santón religioso de palabra sagrada, irrefutable como un axioma, que resucitaba las peores formas de la demagogia y el chauvinismo.» Mario Vargas Llosa. 

Una característica inseparable del Estado omnipotente en los países que sucumbieron a la imposición violenta del socialismo fue el totalitarismo y el autoritarismo.

Para entender estos conceptos consideremos su opuesto: la democracia liberal.

Tomando como punto de apoyo posiciones como las de Popper, Schumpeter, Buchanan y Hayek, no todas las democracias ofrecen las mismas condiciones para un orden social donde prevalezcan las libertades individuales e incluso, el estado de derecho. La redefinición minimalista de la democracia admite incluso regímenes que coaccionen directamente la libertad. Sólo el tipo específico de democracia denominado “democracia liberal” puede sostener la consistencia entre libertad y democracia, cuyos rasgos fundamentales quedan perfectamente sintetizados en lo que Ralf Dahrendorf consideraba que debía estar en el ámbito de lo permitido por una democracia: i) el cambio de los encargados del gobierno a través de procedimientos pacíficos y objetivos, sin conflictos ni violencia; ii) el control permanente a los que ejercen el poder, a través del sistema de pesos y contrapesos y el examen de las normas por parte de los parlamentos y otras instituciones que canalizan la representatividad del pueblo; y iii) la introducción de las demandas, intereses y preferencias en la vida política de los ciudadanos, de manera directa en las elecciones y de manera indirecta mediante las deliberaciones y negociaciones entre sus representantes. Para Dahrendorf, sólo si la democracia se sostiene en un orden liberal, puede cumplir estas funciones.

Efectivamente, la democracia liberal es una forma particular de democracia. Así, aunque estrictamente el término “democracia” sólo se refiere a un sistema de gobierno en que el pueblo ostenta la soberanía, el concepto de “democracia liberal” supone un sistema con las siguientes características: i) sufragio universal, materializado en el derecho a elegir y ser elegido en votaciones secretas y elecciones libres para una amplia mayoría de la población, que respaldan el mandato de un poder orientado a satisfacer las necesidades que prioriza la mayoría; ii) división de poderes del estado – donde por lo menos, los cuerpos ejecutivo y legislativo son elegidos mediante elecciones abiertas y libres – y una constitución que limita estos poderes y controla el funcionamiento del gobierno; iii) protección de los derechos de propiedad de manera generalizada; iv) existencia de diversidad de partidos políticos; v) libertad de expresión y libertad de prensa, incluyendo el acceso a fuentes de información alternativa a las propias del gobierno; vi) libertad de asociación; vii) libertad de modus vivendi en el marco de la ley; viii) ciudadanos educados e informados acerca de sus derechos y deberes, los cuales son sostenidos en su ejecución por un sistema judicial y coercitivo eficaz; ix) un marco institucional de protección a las minorías que reconozca la aplicación indivisible e inalienable de los derechos humanos; y x) las autoridades elegidas tienen poder y autoridad real para gobernar y no están sujetas a ningún control tutelar de las fuerzas armadas o a los líderes religiosos.

Lo que define a la democracia liberal es democracia basada en la regla de la mayoría con respeto a los derechos para las minorías. Toda democracia liberal debe estar sometida a la ley. Es decir, ser una democracia limitada. Limitada por la ley, que limita, además, el poder del ejercicio del gobierno. Darío. Totalitarismo Democrático o Democracia Liberal ¿Adónde Apunta Latinoamérica?

Por el contrario, los regímenes totalitarios controlan todos los aspectos de la vida de las personas. Todo está permanentemente vigilado. Se controla la economía, la política, la religión, la cultura, la ciencia, el deporte.

“Todo dentro del estado, nada fuera del estado, nada contra el estado”, en las palabras de Mussolini (Gurian, 1978). Zbigniew Brzezinski y Carl Friedrich caracterizaron al estado totalitario como ideología, un partido con un líder omnipotente, una economía controlada por el Estado, un monopolio en todas los formas de comunicación, control sobre el ejército, y un terror organizado de la policía secreta (1965). The Evolution of Totalitarianism

Los orígenes filosóficos del totalitarismo son tan antiguos como la humanidad. De hecho, durante milenios, gobernaron de manera omnímoda y totalitaria los reyes, emperadores, sultanes, zares y otros monarcas.

Dice Rousseau, en su famosa obra El Contrato Social, que las cláusulas del contrato «pueden reducirse a una: la total alienación de cada asociado, junto con todos sus derechos, a la totalidad de la comunidad, pues, en primer lugar, en la medida en que cada uno se entrega absolutamente, las condiciones serán iguales para todos, y esto, siendo así, significa que nadie tendrá interés en convertirse en una carga para otros».[101] El mismo Rousseau pensaba que quien no obedeciera a la autoridad debía ser castigado con la muerte porque ella era la voluntad del pueblo.[102] Más aún, según Rousseau, el espíritu completo de la nación podía «residir en una minoría iluminada que ha de actuar para su  ventaja política».[103] Siguiendo estas ideas, Robespierre sintió que estaba legitimado para asesinar a miles, pues él se veía como el iluminado portador de la voz del pueblo.[104] El célebre jurista alemán Georg Jellinek advirtió de las consecuencias de esta doctrina totalitaria con gran claridad. Dice Jellinek:

El contrato social contiene una sola cláusula, esta es, la completa transferencia a la comunidad de todos los derechos del individuo. El individuo no retiene una partícula de sus derechos desde el momento en que entra al Estado. Todo lo que recibe en cuanto a derecho lo obtiene de la voluntad  general, que es el único juez de sus propios límites y no puede ni debe ser restringida por la ley de ningún poder. Incluso la propiedad pertenece al individuo sólo por virtud de concesión estatal. El contrato social hace al Estado el amo de los bienes de sus miembros, quienes mantienen la posesión sólo como fidecomisarios de la propiedad pública.[105]

Según uno de los filósofos más importantes del siglo pasado, Isaiah Berlin, profesor de la Universidad de Oxford, la doctrina según la cual la libertad de las personas se consuma en el Estado fue la de la «servidumbre absoluta», lo que convierte a Rousseau en uno de los «más siniestros y  formidables enemigos de la libertad en toda la historia del pensamiento moderno».[106]

Tal vez no hay lugar en el mundo en que el concepto de «democracia» carezca más de significado que en América Latina, donde, siguiendo la tradición totalitaria de Rousseau, quien pensaba que no  debía haber límites a las decisiones de las mayorías porque el gobernante siempre representaba de manera infalible la «voluntad general» del pueblo, ha servido para expandir el poder del Estado de manera ilimitada. Axel Kaiser y Gloria Álvarez. El engaño populista. 2016.

El socialismo real y el fascismo fueron la expresión histórica del totalitarismo más relevantes del siglo XX. Lenin, el más pragmático heredero de los dogmas marxistas, y luego Stalin, encarnarían los deseos de justicia social, para lograr los cuales se justificaba que se convirtieran en dictadores con poderes absolutos, decidiendo sobre todo, incluyendo sobre la vida y la muerte.

… la usurpación de Lenin se vio bajo una luz diferente. Era el superhombre brutal cuyo advenimiento era anhelado por los aspirantes a filósofos. Era el espurio salvador elegido por la historia para traer la salvación por medio del derramamiento de sangre. ¿No era acaso el discípulo más ortodoxo del socialismo «científico» de Marx? ¿No era el hombre destinado a realizar los planes socialistas para cuya ejecución los débiles estadistas de las decadentes democracias eran demasiado tímidos? Todas las gentes bien intencionadas pedían el socialismo: la ciencia, por boca de los profesores infalibles, lo recomendaba; las iglesias predicaban el socialismo cristiano; los trabajadores suspiraban por la abolición del sistema de salarios. Aquí estaba el hombre capaz de satisfacer todos estos deseos y lo suficientemente cuerdo para saber que no se puede hacer la tortilla sin romper los huevos.

… Este fue el verdadero significado de la revolución de Lenin. Todas las ideas tradicionales en materia de derecho y legalidad fueron arrojadas por la borda. La regla de violencia irrestricta y de usurpación sustituyó al régimen de derecho. El «estrecho horizonte de la legalidad burguesa», según la apodó Marx, se abandonó. En adelante ninguna ley podría ya limitar por más tiempo el poder de los elegidos. Eran libres de matar ad libitum. Los impulsos innatos del hombre de exterminar por la violencia a todos aquellos por quienes siente aversión, reprimidos por una evolución larga y pesada, brotaron abiertamente. Los demonios fueron desencadenados. Se inauguró una nueva era, la era de los usurpadores. Los malhechores fueron llamados a la acción y escucharon la voz.

… La historia lo había elegido únicamente a él, y le había confiado el poder dictatorial. Él era el único dictador «legítimo», porque… una voz interior se lo había revelado. Lenin no era suficientemente perspicaz para prever que otros hombres, imbuidos de creencias diferentes, serían suficientemente audaces para pretender que ellos también habían sido llamados por una voz interior. Sin embargo, pocos años después, dos hombres parecidos, Mussolini y Hitler, llegaron a descollar considerablemente. Ludwig von Mises. Socialismo: Análisis Económico y Sociológico. Unión Editorial, 2007.

El carácter represivo, genocida e inmoral del comunismo soviético fue revelado por Alexander Solyenitzin en su libro El Archipiélago Gulag publicado a fines de 1974, quien pasó 8 años de prisión en el infierno de los campos de concentración soviéticos.

El Archipiélago Gulag es uno de esos libros que hacen Historia por el sólo hecho de atreverse a narrarla. Antes de su publicación, los simpatizantes del comunismo y los intelectuales marxistas en general podían hasta cierto punto rechazar las críticas al sistema soviético calificándolas de “propaganda capitalista”. Después, hasta los más recalcitrantes tuvieron que terminar admitiendo que el régimen impuesto por la Revolución Bolchevique se apoyó en el terror y en el horror. Y, aún así, — o quizás precisamente también por eso — terminó colapsando y derrumbándose en 1989.

Esta obra de Solyenitzin trata sobre el sistema de campos de concentración y trabajos forzados diseminados por toda Rusia. GULAG es el acrónimo en ruso por “Administración Central de Campos Correccionales de Trabajo” El título original del libro en ruso es: “Arkhipelag GULag” con dos palabras que riman no por casualidad.

La narrativa, compuesta en parte por el testimonio personal de Solyenitzin y en parte por el de 227 testigos que aportaron sus vivencias, sigue el devenir del sistema soviético de campos de concentración y de trabajos forzados desde sus inicios en 1918 hasta, aproximadamente, 1956. Incluye el tratamiento de los decretos originales emitidos por Lenin muy poco después de la Revolución Bolchevique, las diferentes purgas y oleadas o “riadas” que alimentaron la población de los campos y llega hasta el año en que Krushev pronunció su famoso “discurso secreto” (que ya no es secreto) ante el XX Congreso del Partido de 1956 en el cual denunció el “culto a la personalidad” instituido por Stalin.

Hasta la publicación de El Archipiélago Gulag eran muchos los que afirmaban que todo el sistema de campos de concentración soviético no constituía más que una “desviación” del comunismo. Desviación ésta íntegramente imputable al Stalin quien gobernó a Rusia entre 1928 y 1953. Y precisamente, uno de los grandes méritos de Solyenitzin es el haber destruido este mito ya que su obra rastrea la estructura material y jurídica del sistema represor soviético hasta el propio Lenin. De hecho, queda demostrado que esta estructura, en sus características esenciales, no sólo fue instaurada en tiempos de Lenin sino diseñada e implantada directamente por Lenin mismo. A esta conclusión se arriba de una manera forzada considerando las leyes aprobadas y hasta redactadas en borrador por Lenin; con lo cual Stalin emerge, no como el hombre que se apartó del camino trazado por el padre del comunismo soviético, sino como un realizador práctico de procedimientos y objetivos preexistentes a los cuales, indudablemente, les impuso su terrible y siniestra impronta personal.

Ello, demás está decirlo, pone en duda toda la validez moral del comunismo soviético. No se trata, pues, de una bella utopía leninista que degeneró por culpa del stalinismo. De lo que se trata es de una utopía que nació envenenada de odios, rencores, arbitrariedades y crueldades desde sus mismos inicios y que terminó derrumbándose por su propia inviabilidad intrínseca. Prólogo a “El Archipiélago Gulag”  de Alexander Solyenitzin, 2007.

Todos los analistas concuerdan en que fue Iósif Stalin quien llevaría al totalitarismo a su máxima expresión en la Unión Soviética desde 1924 hasta 1953.

Muchos eruditos han argumentado que la Unión Soviética de Stalin no tenía precedentes ni parangón tanto en la escala de sus crímenes patrocinados por el Estado como en el control masivo de su población (Courtois et al., 1999). El terrorismo de Estado fue perseguido por una policía secreta vengativa (NKVD) que era uno de los medios más esenciales para sostener al régimen. El NKVD tenía una amplia gama de agentes civiles y militares. Informaba sobre diversos aspectos de las actividades sociales y políticas, regulaba la censura de la comunicación y la libertad de expresión con fines “preventivos”, y ejecutaba varios millones de posibles y “verdaderos” opositores del Estado. Incluso los miembros del Partido Comunista de la Unión Soviética estaban bajo constante amenaza de ser reportados. Como resultado, alrededor de medio millón de miembros del partido fueron ejecutados en 1938. Así, el Estado penetró no sólo en las vidas de los soviéticos promedio, sino también en las vidas de los representantes del establishment político (Kenez, 2006).

A pesar de la separación formal del poder entre el Estado y el Partido, todos los procesos de toma de decisiones estaban bajo el control total de Stalin: “… no habría ningún Estado sin la función del Partido controlador, ni ninguna nación sin su líder omnipotente” (Shukman, 2005: 10).

Desde una perspectiva ideológica, la Unión Soviética de Stalin percibió el capitalismo como la principal amenaza para la ideología marxista-leninista dominante del partido. Encarnado con el poder político supremo, Stalin inició programas viciosos destinados a limpiar los “restos del capitalismo” de la sociedad (Kennan, 1946: 570). Uno de estos programas fue la colectivización forzada de la agricultura, un proceso llamado Dekulakization. Los Kulaks, la clase de campesinos más ricos, eran considerados “protocapitalistas” (Fitzpatrick, 2002: 43). Sus bienes fueron confiscados y ejecutados, deportados a campos de trabajo o encarcelados por la policía secreta. En teoría, esta “reforma” estaba dirigida a la rápida modernización e industrialización de la economía soviética. En cambio, causó un déficit alimentario y millones de campesinos soviéticos y ucranianos murieron de “genocidio de hambruna” en 1933. El fracaso de los programas económicos fue achacado a las víctimas, una táctica común en el estado soviético estalinista. Los campesinos que se opusieron a la colectivización y la dekulakización fueron acusados de ser “sospechosos contrarrevolucionarios”, lo que fue utilizado como excusa para renovar represiones masivas.

Se puede suponer que el régimen consideraba a los ciudadanos soviéticos como sacrificios necesarios para los “ideales superiores del socialismo” (Naimark, 2010: 18) y veía las muertes humanas como “estadísticas” en la búsqueda de este objetivo (citando a Stalin), o que el Estado priorizaba su propia expansión del poder sobre el bienestar de sus ciudadanos con el fin de lograr un control total sobre la economía, y el terror del Estado fue una parte inicial de “… La visión de la modernización de Stalin” (Lee, 1999: 32). Un cambio gradual en la política soviética ocurrió después de la muerte de Stalin, y las prioridades de los ciudadanos soviéticos pasaron de luchar por la supervivencia a adquirir una posición menos subyugada en relación con el estado (Patrikeef, 2005).

Desde una perspectiva ideológica, la Unión Soviética de Stalin percibió el capitalismo como la principal amenaza para la ideología marxista-leninista dominante del partido. Encarnado con el poder político supremo, Stalin inició programas viciosos destinados a limpiar los “restos del capitalismo” de la sociedad (Kennan, 1946: 570). Uno de estos programas fue la colectivización forzada de la agricultura, un proceso llamado Dekulakization. Los Kulaks, la clase de campesinos más ricos, eran considerados “protocapitalistas” (Fitzpatrick, 2002: 43). Sus bienes fueron confiscados y ejecutados, deportados a campos de trabajo o encarcelados por la policía secreta. En teoría, esta “reforma” estaba dirigida a la rápida modernización e industrialización de la economía soviética. En cambio, causó un déficit alimentario y millones de campesinos soviéticos y ucranianos murieron de “genocidio de hambruna” en 1933. El fracaso de los programas económicos fue achacado a las víctimas, una táctica común en el estado soviético estalinista. Los campesinos que se opusieron a la colectivización y la dekulakización fueron acusados de ser “sospechosos contrarrevolucionarios”, lo que fue utilizado como excusa para renovar represiones masivas. Se puede suponer que el régimen consideraba a los ciudadanos soviéticos como sacrificios necesarios para los “ideales superiores del socialismo” (Naimark, 2010: 18) y veía las muertes humanas como “estadísticas” en la búsqueda de este objetivo (citar a Stalin), o que el Estado priorizaba su propia expansión del poder sobre el bienestar de sus ciudadanos con el fin de lograr un control total sobre la economía, y el terror del Estado fue una parte inicial de “… La visión de la modernización de Stalin” (Lee, 1999: 32). Un cambio gradual en la política soviética ocurrió después de la muerte de Stalin, y las prioridades de los ciudadanos soviéticos pasaron de luchar por la supervivencia a adquirir una posición menos subyugada en relación con el estado (Patrikeef, 2005). The Evolution of Totalitarianism: From Stalin to Putin

Stalin purgó sistemáticamente al Partido Comunista de sus oponentes. Cientos de miembros del partido fueron fusilados. … Todos los miembros del Politburó de Lenin, excepto Stalin y Trotsky, fueron asesinados o se suicidaron para evitar la ejecución.

Desde los días de la Inquisición no se había aplicado la prueba de lealtad ideológica a tanta gente. Y desde los días de la Revolución Francesa muchos murieron por no pasar la prueba. Los arrestos se multiplicaron por diez en 1936 y 1937. Cualquier cosa se utilizó como excusa para un arresto: bailar demasiado tiempo con un diplomático japonés, no aplaudir lo suficientemente fuerte o lo suficiente después de uno de los discursos de Stalin, comprar comestibles de un ex kulak. La gente fue a trabajar un día y simplemente no regresó: fueron asesinados de inmediato o enviados al GULAG. El NKVD [el servicio secreto, hoy KGB]  empleó a millones de informantes secretos que se infiltraron en todos los lugares de trabajo. La mayoría de los académicos y escritores llegaron a esperar el arresto, el exilio y la prisión como parte de sus vidas. Un historiador podría ser enviado al exilio por describir a Juana de Arco como nerviosa y tensa justo cuando la línea general del partido deseaba que la describiera como tranquila frente a la muerte. Cuando una teoría lingüística que sostenía que todo el lenguaje se derivaba de cuatro sonidos fue aceptada como oficial, los profesores que se opusieron a este punto de vista fueron confiscados sus libros. Para 1938, al menos un millón de personas estaban en prisión, unos 8,5 millones habían sido arrestados y enviados al GULAG y casi 800,000 habían sido ejecutados. De hecho, antes de que el KGB se disolviera en 1991, se reveló que 47 millones de ciudadanos soviéticos habían muerto como resultado de la colectivización forzada y las purgas. Esa cifra, por supuesto, representa la cuenta registrada. Cuántas personas más murieron sin ser registradas es una cuestión de conjeturas. Steven Kreis. La era del totalitarismo: Stalin y Hitler, 2000.

En la propia Rusia, todos los líderes posteriores han sido definidos por su actitud hacia él [Stalin]. Nikita Khrushchev en 1956 denunció el “culto a la personalidad” de Stalin y liberó a millones de los campos de trabajo. Pero mantuvo los elementos esenciales del sistema político y económico que heredó de Stalin, y permaneció intacto hasta los años 80.

… Bajo el sucesor de Khrushchev, Leonid Brezhnev, quien gobernó desde 1964 hasta 1982, toda la cuestión de Stalin se volvió a guardar en frío. Simplemente no lo mencionaban, y toda la degradación moral y la confusión causada por esos años no se explicaron a toda una generación.

Como escribió el periódico Izvestiya en un artículo conmemorativo, “solo Dios sabe cuándo [el país] se levantará del foso de Stalin de una vez por todas, pero el proceso ha comenzado”. Angus Roxburgh. How Russia faced its dark past, 2003.

León Trotsky fue un intelectual marxista ortodoxo y un crítico del dictador soviético José Stalin. Al morir Lenin, Stalin se hizo con el poder y Trotsky tuvo que huir y vivir exiliado fuera de Rusia hasta que fue asesinado en la ciudad de México. Para él, el totalitarismo y el desastre económico soviético posterior a la época leninista, eran culpa de Stalin, no del socialismo. Pero la verdad, el totalitarismo era una herencia de Lenin.

Todo lo que Stalin hacía no era socialismo verdadero y comunismo verdadero, sino, por el contrario, su completa negación, una perversión monstruosa de los elevados principios de Marx y Lenin. Todos los rasgos desastrosos del control público de la producción y distribución que se practicaba en Rusia eran resultado de la política de Stalin, según la interpretación de Trotsky, y no las consecuencias inevitables de los métodos comunistas.

Eran fenómenos concomitantes del estalinismo y no del comunismo, y atribuía a la culpa exclusiva de Stalin que una burocracia irresponsable y absolutista se hubiera impuesto, que una clase de oligarcas privilegiados gozaran de lujos mientras las masas vivían en los umbrales del hambre; que un régimen terrorista ejecutara a la vieja guardia de revolucionarios y condenara a millones de gentes a trabajar como esclavos en los campos de concentración, que la policía secreta fuese todopoderosa, que los sindicatos obreros fueran impotentes, y que las masas estuvieran privadas de todos los derechos y libertades. Stalin no era campeón de la sociedad igualitaria, sin clases, sino el iniciador de un regreso a los peores métodos del gobierno de clase y de la explotación. Una nueva capa gobernante, en la proximidad del diez por ciento de la población, oprimía sin piedad y explotaba a la inmensa mayoría de afanados proletariados.

… La verdad de todo esto es que Trotsky le encontraba a Stalin un solo defecto: que era el dictador, en vez de que lo fuera Trotsky. En su rivalidad ambos tenían razón: Stalin, al sostener que su régimen era la encarnación de los principios comunistas, y Trotsky, al asegurar que el régimen de Stalin había convertido a Rusia en un infierno. Ludwig von Mises. Socialismo: Análisis Económico y Sociológico. Unión Editorial, 2007.

El totalitarismo soviético tiene sus raíces en el marxismo. Los principales intelectuales de la revolución bolchevique justificaron sus principios totalitarios. Con Lenin, el reino del terror inició desde el principio de la revolución y Stalin lo llevó a nuevos niveles.  Ralph Raico logra exponer en un solo escrito los orígenes y los hechos aciagos de uno de las mayores procesos de eliminación selectiva de ciudadanos civiles ejecutado por un gobierno en la historia de la humanidad, por lo que transcribo buena parte de su artículo.

Nikolai Bujarin, uno de los principales “viejos bolcheviques”, escribió en 1919, junto con Evgeny Preobrazhensky, uno de los textos bolcheviques más leídos. Fue el ABC del Comunismo, una obra que pasó por dieciocho ediciones soviéticas y fue traducida a veinte idiomas. Bujarin y Preobrazhenski “fueron considerados como los dos economistas más capaces del partido”. 10  Según ellos, la sociedad comunista es, en primer lugar, “una sociedad organizada”, basada en un plan detallado y calculado con precisión, que incluye la “asignación” de mano de obra a las diversas ramas de producción. En cuanto a la distribución, según estos eminentes economistas bolcheviques, todos los productos se entregarán en almacenes comunales, y los miembros de la sociedad los extraerán de acuerdo con sus necesidades autodefinidas. 11

Las menciones favorables de Bujarin en la prensa soviética ahora se consideran signos emocionantes de las glorias del glasnost, y en su discurso del 2 de noviembre de 1987, Mikhail Gorbachev lo rehabilitó parcialmente. 12 Debe recordarse que Bujarin es el hombre que escribió: “Procederemos a una estandarización de los intelectuales; los fabricaremos como en una fábrica” 13  y quien declaró, en justificación de la tiranía leninista:

La coerción proletaria, en todas sus formas, desde las ejecuciones hasta el trabajo forzoso, es, por paradójico que parezca, el método para moldear a la humanidad comunista del material humano del período capitalista. 14

La conformación del “material humano” a su disposición en algo más elevado, la fabricación del nuevo hombre soviético, Homo sovieticus, fue esencial para su visión de todos los millones de individuos en la sociedad que actúan juntos, con una mente y una voluntad, 15  y fue compartido por todos los líderes comunistas. Fue con este fin, por ejemplo, que Lilina, la esposa de Zinoviev, se pronunció a favor de la “nacionalización” de los niños, para convertirlos en buenos comunistas. 16

El más articulado y brillante de los bolcheviques lo expresó de manera más clara y mejor. Al final de su Literatura y Revolución, escrita en 1924, Leon Trotsky colocó las famosas y justamente ridiculizadas últimas líneas: Bajo el comunismo, escribió: “El tipo humano promedio se elevará a las alturas de un Aristóteles, un Goethe o un Marx. Y sobre esta cresta se levantarán nuevos picos”. Sin embargo, esta deslumbrante profecía estaba justificada en su mente por lo que había escrito en las pocas páginas anteriores. Bajo el comunismo, el hombre “reconstruirá la sociedad y a sí mismo de acuerdo con su propio plan”. La “vida familiar tradicional” se transformará, las “leyes de la herencia y la selección sexual ciega” serán obviadas, y el propósito del hombre será “crear un tipo de biología social superior o, si lo desea, un superhombre. (La cita completa se puede encontrar en el artículo sobre Trotsky en este volumen).

Sugiero que lo que tenemos aquí, en la absoluta obstinación de Trotsky y los otros bolcheviques, en su impulso de reemplazar a Dios, la naturaleza y el orden social espontáneo con una planificación total y consciente por sí mismos, es algo que trasciende la política en cualquier sentido ordinario del término. Bien puede ser que para comprender lo que está en cuestión, debemos ascender a otro nivel, y que para comprenderlo es más útil que las obras de los economistas y teóricos políticos liberales clásicos la excelente novela del gran apologista cristiano CS Lewis, That Hideous Strength..

Ahora, los cambios fundamentales en la naturaleza humana que los líderes comunistas se comprometieron a hacer requieren, en la naturaleza del caso, un poder político absoluto en unas pocas manos directas. Durante la Revolución Francesa, Robespierre y los otros líderes jacobinos se propusieron transformar la naturaleza humana de acuerdo con las teorías de Jean-Jacques Rousseau. Esta no fue la única causa, pero seguramente fue una de las causas del Reino del Terror. Los comunistas pronto descubrieron lo que los jacobinos habían aprendido: que tal empresa requiere que el terror se erija en un sistema de gobierno. 18

El terror rojo comenzó desde el principio. En su celebrado discurso de noviembre de 1987, Gorbachov confinó el Reino del Terror Comunista a los años de Stalin y declaró:

Muchos miles de personas dentro y fuera del partido fueron sometidas a medidas represivas al por mayor. Tal, camaradas, es la amarga verdad. 19

Pero de ninguna manera es esta la totalidad de la amarga verdad. A fines de 1917, los órganos represivos del nuevo estado soviético se habían organizado en la Cheka, más tarde conocida por otros nombres, incluidos OGPU, NKVD y KGB. Los diversos mandatos bajo los cuales operaba la Cheka pueden ilustrarse mediante una orden firmada por Lenin el 21 de febrero de 1918: que hombres y mujeres de la burguesía sean reclutados en batallones laborales para cavar trincheras bajo la supervisión de los Guardias Rojo, “aquellos que se resisten serán fusilados”. Otros, incluidos los “especuladores” y los agitadores contrarrevolucionarios, “debían ser fusilados en la escena de su crimen“. A un bolchevique que se opuso a la redacción, Lenin respondió: “¿Seguramente no te imaginas que saldremos victoriosos sin aplicar el terror revolucionario más cruel?” 20

El número de ejecuciones de la Cheka que ascendieron a asesinatos legalizados en el período comprendido entre fines de 1917 y principios de 1922, incluidas las víctimas de los Tribunales Revolucionarios y el propio Ejército Rojo, ni los insurgentes asesinados por la Cheka, ha sido estimado por una autoridad en 140,000. 21  Como punto de referencia, considere que el número de ejecuciones políticas bajo el régimen represivo zarista de 1866 a 1917 fue de aproximadamente 44,000, incluso durante y después de la Revolución de 1905 22  (excepto que las personas ejecutadas fueron sometidas a juicios), y la cifra comparable para el Reino Revolucionario del Terror francés fue de dieciocho a veinte mil. 23 Claramente, con el primer estado marxista algo nuevo había llegado al mundo.

En el período leninista, es decir, hasta 1924, también cayó la guerra contra el campesinado que era parte del “comunismo de guerra” y las condiciones de hambruna, que culminaron con la hambruna de 1921, que resultó del intento de realizar el sueño marxista. La mejor estimación del costo humano de esos episodios es de alrededor de 6 millones de personas. 24

Pero la culpa de Lenin y los viejos bolcheviques, y del propio Marx, no termina aquí. Gorbachov afirmó que “el culto a la personalidad de Stalin ciertamente no era inevitable”.

“Inevitable” es una palabra grande, pero si no hubiera ocurrido algo como el estalinismo, habría sido casi un milagro. Despreciando lo que Marx y Engels habían ridiculizado como mera libertad “burguesa” y jurisprudencia “burguesa”, 25 Lenin destruyó la libertad de prensa, abolió todas las protecciones contra el poder policial y rechazó cualquier indicio de división de poderes y controles y equilibrios en el gobierno. Hubiera ahorrado a los pueblos de Rusia una inmensa cantidad de sufrimiento si Lenin, y Marx y Engels antes que él, no hubieran descartado tan bruscamente el trabajo de hombres como Montesquieu y Jefferson, Benjamin Constant y Alexis de Tocqueville. Estos escritores habían estado preocupados por el problema de cómo frustrar el impulso siempre presente del estado hacia el poder absoluto. Expusieron, a menudo en minucioso detalle, los arreglos políticos que se requieren, las fuerzas sociales que deben nutrirse para evitar la tiranía. Pero para Marx y sus seguidores bolcheviques, esto no era más que “ideología burguesa” obsoleta y sin relevancia para la futura sociedad socialista. Cualquier rastro de descentralización o división del poder, la más mínima sugerencia de una fuerza compensatoria a la autoridad central de los “productores asociados”, era directamente contraria a la visión de la planificación unitaria de toda la vida social.26

El número de víctimas entre los campesinos fue aún mayor bajo la colectivización de Stalin 27  y la hambruna de 1933, esta vez deliberada, destinada a aterrorizar y aplastar a los campesinos, especialmente a Ucrania. Nunca sabremos la verdad completa de este crimen demoníaco, pero parece probable que tal vez 10 o 12 millones de personas perdieron la vida como resultado de estas políticas comunistas, tantos o más que el total de todos los muertos en todos los ejércitos en la primera Guerra Mundial. 28

Uno está aturdido. ¿Quién podría haber concebido que dentro de unos años lo que los comunistas harían en Ucrania rivalizaría con las terribles carnicerías de la Primera Guerra Mundial: Verdun, Somme, Passchendaele?

Murieron en el infierno, lo llamaron Passchendaele.

Pero, ¿qué palabra usar, entonces, para lo que los comunistas hicieron de Ucrania?   Vladimir Grossman, un novelista ruso que experimentó la hambruna de 1933, escribió sobre ello en su novela Forever Flowing, publicada en Occidente. Un testigo presencial de la hambruna en Ucrania declaró:

Entonces llegué a comprender que lo principal para el poder soviético es el Plan. Cumplir el Plan … Padres y madres intentaron salvar a sus hijos, ahorrar un poco de pan, y les dijeron: Odias a nuestro país socialista, quieres arruinar el Plan, son ustedes parásitos, kulaks, demonios, reptiles. Cuando tomaron el grano, les dijeron a los miembros de kolkhoz [granjas colectivas] que serían alimentados con el fondo de reserva. Ellos mintieron. No darían grano a los hambrientos. 29

Los campos de trabajo forzado para “enemigos de clase” ya se habían establecido bajo Lenin, ya en agosto de 1918. 30  Se ampliaron enormemente bajo su sucesor. Alexander Solzhenitsyn los comparó con un archipiélago extendido a través del gran mar de la Unión Soviética. Los campamentos crecieron y crecieron. ¿Quiénes fueron enviados allí? Cualquiera con sentimientos zaristas persistentes y miembros recalcitrantes de las clases medias, liberales, mencheviques, anarquistas, sacerdotes y laicos de la Iglesia ortodoxa, bautistas y otros disidentes religiosos, “destructores”, sospechosos de todas las descripciones, entonces, “kulaks” y campesinos por los cientos de miles

Durante la Gran Purga de mediados de la década de 1930, los burócratas e intelectuales comunistas fueron víctimas, y en ese momento había un cierto tipo de pensador en Occidente que ahora comenzó a notar los campos y las ejecuciones, por primera vez. Se enviaron más masas de seres humanos después de las anexiones del este de Polonia y los estados bálticos; luego los prisioneros de guerra enemigos, las “nacionalidades enemigas” internas y los prisioneros de guerra soviéticos que regresan (vistos como traidores por haberse rendido), que inundaron los campos después de 1945, en palabras de Solzhenitsyn, “enormes y gruesos bancos grises como arenques oceánicos.” 31

El más notorio de los campamentos fue Kolyma, en el este de Siberia, en realidad un sistema de campamentos cuatro veces más grande que Francia. Allí, la tasa de mortalidad puede haber sido tan alta como 50 por ciento por año 32 y el número de muertes probablemente fue del orden de 3 millones. Pero sigue y sigue. En 1940 fue Katyn y el asesinato de los oficiales polacos; en 1952, los líderes de la cultura yiddish en la Unión Soviética fueron liquidados en masa 33, ambas gotas en el cubo de Stalin. Durante las Purgas, probablemente hubo alrededor de 7 millones de arrestos, y uno de cada diez arrestados fue ejecutado. 34

¿Cuántos murieron en total? Nadie lo sabrá nunca. Lo que es seguro es que la Unión Soviética ha sido la peor morgue maloliente de todo el horrible siglo XX, peor incluso que la que crearon los nazis (pero luego tuvieron menos tiempo). 35 La suma total de muertes debidas a la política soviética, solo en el período de Stalin, las muertes por la colectivización y la hambruna del terror, las ejecuciones y el Gulag, probablemente sean del orden de 20 millones. 36

A medida que el glasnost avanza,y estos hitos de la historia soviética se descubren y exploran en mayor o menor grado, es de esperar que Gorbachov y sus seguidores no dejen de señalar con el dedo acusador a Occidente por el papel que desempeñó en enmascarar estos crímenes. Me refiero al vergonzoso capítulo de la historia intelectual del siglo XX que involucra a los compañeros de viaje del comunismo soviético y sus disculpas por el estalinismo. Los estadounidenses, especialmente los estudiantes universitarios estadounidenses, se han familiarizado con los errores del macartismo en nuestra propia historia. Esto es como debería ser. El acoso y la humillación pública de personas privadas inocentes es inicuo, y el gobierno de los Estados Unidos siempre debe cumplir con los estándares establecidos por la Declaración de Derechos.37 y mintió y evadió la verdad para proteger la patria del socialismo, mientras millones fueron martirizados. No solo George Bernard Shaw, 38  Sidney y Beatrice Webb, Harold Laski y Jean-Paul Sartre, sino, por ejemplo, el corresponsal en Moscú del New York Times, Walter Duranty, quien les dijo a sus lectores, en agosto de 1933, en el apogeo de la hambruna:

Cualquier informe de hambruna en Rusia es hoy una exageración o propaganda maligna. Sin embargo, la escasez de alimentos que ha afectado a casi toda la población en el último año y particularmente en las provincias productoras de granos —Ucrania, el Cáucaso del Norte, la región baja del Volga— ha causado grandes pérdidas de vidas. 39

Por su informe “objetivo” de la Unión Soviética, Duranty ganó un Premio Pulitzer. 40

O, para tomar a otro compañero de viaje prácticamente al azar, debemos tener en cuenta el valioso trabajo de Owen Lattimore de la Universidad Johns Hopkins. El profesor Lattimore visitó Kolyma en el verano de 1944, como ayudante del vicepresidente de los Estados Unidos Henry Wallace. Escribió un informe brillante sobre el campo y sobre su jefe de guardia, el Comandante Nikishov, para el National Geographic. 41  Lattimore comparó a Kolyma con una combinación de Hudson’s Bay Company y TVA. 42 El número de los influyentes compañeros de viaje estadounidenses era, de hecho, legión, y no puedo pensar en ningún principio moral que justifique nuestro olvido de lo que hicieron y de lo que hicieron en ayuda.

En su discurso del 2 de noviembre, Gorbachov declaró que Stalin era culpable de “crímenes enormes e imperdonables” y anunció que una comisión especial del Comité Central preparará una historia del partido comunista de la Unión Soviética que reflejará las realidades del gobierno de Stalin.  Andrei Sakharov ha pedido la divulgación completa de “toda la terrible verdad de Stalin y su era”. 43  ¿Pero pueden los líderes comunistas realmente permitirse decir toda la verdad? En el XX Congreso del Partido en 1956, Nikita Khrushchev reveló la punta del iceberg de los crímenes estalinistas, y Polonia se levantó y tuvo lugar la inmortal Revolución Húngara, cuando lo hicieron.

¿Qué significaría revelar toda la verdad? ¿Podrían los líderes comunistas admitir, por ejemplo, que durante la Segunda Guerra Mundial, “las pérdidas infligidas por el estado soviético sobre su propio pueblo rivalizaban con las que los alemanes pudieron infligir en el campo de batalla”? ¿Que “los campos de concentración nazis eran versiones modificadas de los originales soviéticos”, cuya evolución había seguido con cuidado el liderazgo alemán? En resumen, ¿”la Unión Soviética no es solo el estado asesino original, sino el modelo”? 44  Si lo hicieran, ¿cuáles podrían ser las consecuencias esta vez?

Pero el hecho de que las víctimas del comunismo soviético nunca puedan ser plenamente reconocidas en sus países de origen es una razón más por la cual, como una cuestión de justicia histórica, nosotros en Occidente debemos esforzarnos por mantener viva su memoria. Ralph Raico. Marxist Dreams and Soviet Realities.

El fascismo, la otra ideología totalitaria más relevante del siglo XX, comparte muchas características con el socialismo marxista. En su estudio El Fascismo, Stanley Payne establece una tipología de características genéricas que compartían todos los tipos de fascismo:

1) jefatura carismática de un líder; 2) autoritarismo de partido único;3) estado autoritario y economía corporativista, sindicalista o socialista parcial, 4) nacionalismo y discriminación étnica; y 5) activismo violento y voluntarista de la acción política.

A pesar de todo lo que se ha dicho, la memoria popular revela que de todos los regímenes totalitarios del siglo XX, ninguno fue más aterrador que el de la Alemania nazi. Como producto de Hitler, la situación social y política de Alemania, y el ataque general al liberalismo, la Alemania nazi surgió rápidamente después de 1933 cuando Hitler llegó al poder. Los nazis aplastaron a todas las organizaciones independientes, movilizaron la economía y comenzaron el exterminio sistemático de la población judía y otras poblaciones no alemanas.

En el ámbito económico, todas las huelgas se hicieron ilegales y se abolieron los sindicatos. Los miembros de organizaciones profesionales como médicos, abogados, profesores e ingenieros fueron absorbidos en organizaciones nazis. En la esfera cultural, la prensa ahora se siente bajo el control total del estado. Las listas negras se convirtieron en la regla, los libros fueron quemados, el arte moderno fue prohibido y el anti-intelectualismo se convirtió en la regla del día. Steven Kreis. La era del totalitarismo: Stalin y Hitler, 2000.

Para Raymond Aron, la característica central del fascismo fue el totalitarismo, compartida con el comunismo soviético:

El nacionalsocialismo se hizo cada vez menos conservador a medida que su reino se prolongaba. Los jefes del ejército, los descendientes de las grandes familias, fueron colgados de ganchos de carnicero, junto con los líderes de la socialdemocracia, la dirección de la economía ganaba gradualmente, el partido se esforzaba por modelar a Alemania y, si hubiera podido, a Europa entera, conforme a su ideología. Por la confusión entre partido y Estado, por la puesta en línea de las organizaciones independientes por la transformación de una doctrina partidaria en una ortodoxia nacional, por la violencia de los procedimientos y el poder desmesurado de la policía, el régimen hitleriano ¿no se parece más al bolchevique, que a los ensueños de los contrarrevolucionarios? ¿No se reúnen derecha e izquierda, o seudo derecha fascista y seudo izquierda comunista, en el totalitarismo? Raymond Aron. El Opio de los Intelectuales. 1967, Siglo XX.

La idea de que nuestros socialistas del siglo XXI, herederos de Fidel Castro y, luego, de Hugo Chávez, se encuentran emparentados con el fascismo ha sido elaborada de la mejor manera por el intelectual Juan Claudio Lechín en su interesante libro Las máscaras del fascismo. En él, Lechín muestra que si se realiza un estudio comparativo en términos de procedimientos políticos, discursivos y mecanismos de concentración de poder entre Chávez, Castro, Morales, Mussolini, Franco y Hitler, se constata que todos ellos pueden ser considerados fascistas. Lechín desarrolla lo que denomina el «índice facho», compuesto por doce elementos que vale la pena reproducir para entender cómo nuestros líderes del socialismo populista del siglo XXI se emparentan con tiranos europeos.

El caudillo fascista, según Lechín, es mesiánico, carismático y de origen plebeyo; su brazo son grupos de choque militares o paramilitares; su lengua es la de la propaganda política; su fe, la fantasía redentora; su oído, servicios de inteligencia y soplones; busca la refundación de la patria y la reforma constitucional; destruye las instituciones liberales; es antiliberal y antinorteamericano; logra que él sea identificado con el partido; que el partido sea identificado con el Estado; el Estado, con la nación; la nación, con la patria; la patria, con el pueblo, y el pueblo, con la historia épica. El pueblo es adepto al caudillo, y este último se perpetúa en el poder y promueve valores medievales como el coraje militar.[14] Estos son, explica Lechín, los elementos centrales del fascismo, y se aplican a personajes como Castro, Mao Zedong y Stalin, cuyos métodos fueron idénticos a los de Hitler. La reflexión de Lechín es importante porque, además de dejar claro que nuestros populistas son de tradición fascista, plantea de una vez algo que ya diversos historiadores y pensadores han señalado: la identidad entre la doctrina marxista o comunista y el socialismo nacionalista o fascismo. Dice Lechín:

La diferencia más grande entre nazi- fascismo y comunismo soviético es que unos fueron derrotados en la segunda guerra mundial y el otro no. De ahí en adelante, la propaganda comunista fabricó diferencias irreconciliables, aunque inexistentes, con el fin de liberarse de toda asociación con el barco hundido y de poder seguir vendiendo la fantasía ideológica en un mundo por conquistar.[15]

Lechín deja así en evidencia uno de los tantos mitos que ha construido la izquierda mundial, y que consiste en que esta no es fascista, cuando la verdad es que ambas doctrinas, como dice el autor, aplican el mismo modelo político, aunque su impacto, discurso y estilo sean distintos.[16] Esta, por cierto, no es sólo una tesis de Lechín. El prestigioso intelectual francés Jean-François Revel, un excomunista converso, explicó en su ensayo sobre la supervivencia de la utopía socialista exactamente lo mismo. Según Revel, el comunismo y el nazismo son ideologías hermanas a tal punto que el nazismo es el heredero ideológico del comunismo. Revel recuerda que el mismo Hitler confesó en una oportunidad qué él era el «realizador del marxismo» y que era un profundo conocedor de la obra de Marx.[17] Hitler agregaría:

No voy a ocultar que he aprendido mucho del marxismo […]. Lo que me ha interesado e instruido de los marxistas son sus métodos […]. Todo el nacionalsocialismo está contenido en él […], las sociedades obreras de gimnasia, las células de empresa, los desfiles masivos, los folletos de propaganda redactados especialmente para ser comprendidos por las masas. Todos estos métodos nuevos de lucha política fueron inventados por los marxistas. No he necesitado más que  apropiármelos y desarrollarlos para procurarme el instrumento que necesitábamos.[18]

Según explica Revel, el parentesco ideológico del marxismo con el nazismo va tan lejos que incluso el antisemitismo de los nazis fue en buena medida heredado del marxismo. Hitler conocía a la perfección el famoso Ensayo sobre la cuestión judía escrito por Marx, en el que el filósofo daba rienda suelta a su odio contra los judíos. De hecho, Hitler prácticamente plagió pasajes de ese ensayo en su infame libro Mein Kampf. [19]

Benito Mussolini, en su artículo titulado «La doctrina del fascismo», diría lo siguiente: …la concepción fascista de la vida destaca la importancia del Estado y acepta el individuo sólo en la medida en que sus intereses coinciden con los del Estado […]. [El fascismo] es opuesto al liberalismo clásico que surgió como reacción al absolutismo y agotó su función histórica cuando el Estado se convirtió en expresión de la conciencia y la voluntad del pueblo. El liberalismo negó el Estado en nombre del individuo; el fascismo lo reafirma.[9]

Siguiendo esta línea de análisis, el premio Nobel de Economía Friedrich A. Hayek, quien también fue socialista en su juventud, advirtió al público europeo que nazismo y comunismo eran finalmente la misma cosa. Escribiendo en la época de Hitler, Hayek explicó que el conflicto entre derecha nacionalsocialista e izquierda marxista era en realidad un conflicto «entre facciones rivales» que tenían idéntica naturaleza ideológica.[20] Ambos —y esto es lo relevante— detestaban el liberalismo individualista anglosajón y el capitalismo que este engendraba. Axel Kaiser y Gloria Álvarez. El engaño populista. 2016.

Cómo llegan estos regímenes a convertirse en sistemas totalitarios? Al respecto, los siguientes párrafos de Friedrich Hayek analizan de manera magistral el proceso del surgimiento de los estados totalitarios, en ese entonces, el fascismo y el socialismo:

La probabilidad de imponer un régimen totalitario a un pueblo entero recae en el líder que primero reúna en derredor suyo un grupo dispuesto voluntariamente a someterse a aquella disciplina totalitaria que luego impondrá por la fuerza al resto.

… Hay tres razones principales para que semejante grupo, numeroso y fuerte, con opiniones bastante homogéneas, no lo formen, probablemente, los mejores, sino los peores elementos de cualquier sociedad. Con relación a nuestros criterios, los principios sobre los que podrá seleccionarse un grupo tal serán casi enteramente negativos.

En primer lugar, es probablemente cierto que, en general, cuanto más se eleva la educación y la inteligencia de los individuos, más se diferencian sus opiniones y sus gustos y menos probable es que lleguen a un acuerdo sobre una particular jerarquía de valores. Corolario de esto es que si deseamos un alto grado de uniformidad y semejanza de puntos de vista, tenemos que descender a las regiones de principios morales e intelectuales más bajos, donde prevalecen los más primitivos y «comunes» instintos y gustos. … Si se necesita un grupo numeroso lo bastante fuerte para imponer a todos los demás sus criterios sobre los valores de la vida, no lo formarán jamás los de gustos altamente diferenciados y desarrollados; sólo quienes constituyen la «masa», en el sentido peyorativo de este término, los menos originales e independientes, podrán arrojar el peso de su número en favor de sus ideales particulares.

… el segundo principio negativo de selección: será capaz de obtener el apoyo de todos los dóciles y crédulos, que no tienen firmes convicciones propias, sino que están dispuestos a aceptar un sistema de valores confeccionado si se machaca en sus orejas con suficiente fuerza y frecuencia. Serán los de ideas vagas e imperfectamente formadas, los fácilmente modelables, los de pasiones y emociones prontas a levantarse, quienes engrosarán las filas del partido totalitario.

Con el esfuerzo deliberado del demagogo hábil, entra el tercero y quizá más importante elemento negativo de selección para la forja de un cuerpo de seguidores estrechamente coherente y homogéneo. Parece casi una ley de la naturaleza humana que le es más fácil a la gente ponerse de acuerdo sobre un programa negativo, sobre el odio a un enemigo, sobre la envidia a los que viven mejor, que sobre una tarea positiva. La contraposición del «nosotros » y el «ellos», la lucha contra los ajenos al grupo, parece ser un ingrediente esencial de todo credo que enlace sólidamente a un grupo para la acción común. Por consecuencia, lo han empleado siempre aquellos que buscan no sólo el apoyo para una política, sino la ciega confianza de ingentes masas. Desde su punto de vista, tiene la gran ventaja de concederles mayor libertad de acción que casi ningún programa positivo. El enemigo, sea interior, como el «judío» o el «kulak», o exterior [como el “imperialismo yanqui”], parece ser una pieza indispensable en el arsenal de un dirigente totalitario. …

… varios factores contribuyen a reforzar la tendencia del colectivismo a hacerse particularista y cerrado. De éstos, uno de los más importantes radica en que, como la aspiración del individuo a identificarse con un grupo es muy frecuentemente el resultado de un sentimiento de inferioridad, su aspiración sólo podrá satisfacerse si la condición de miembro del grupo le confiere alguna superioridad sobre los extraños. A veces, al parecer, es un aliciente más para sumergir la personalidad en la del grupo el hecho de que los violentos instintos que el individuo sabe ha de refrenar dentro del grupo pueden recibir rienda suelta en la acción colectiva contra el extraño. Cuando actúan en nombre de un grupo, las gentes parecen liberadas de muchas de las restricciones morales que dominan su conducta como individuos dentro del grupo.

Una vez se admita que el individuo es sólo un medio para servir a los fines de una entidad más alta, llamada sociedad o nación, síguense por necesidad la mayoría de aquellos rasgos de los regímenes totalitarios que nos espantan. Desde el punto de vista del colectivismo, la intolerancia y la brutal supresión del disentimiento, el completo desprecio de la vida y la felicidad del individuo, son consecuencias esenciales e inevitables de aquella premisa básica; y el colectivista puede admitirlo y, a la vez, pretender que su sistema es superior a uno en que los intereses «egoístas» del individuo pueden obstruir la plena realización de los fines que la comunidad persigue.

… Pero mientras la masa de los ciudadanos del Estado totalitario muestra a menudo devoción altruista hacia un ideal, aunque sea uno que nos repugne, la cual les hace aprobar e incluso realizar tales actos, no puede decirse lo mismo en defensa de quienes dirigen su política. Para ser un elemento útil en la conducción de un Estado totalitario no basta que un hombre esté dispuesto a aceptar especiosas justificaciones para viles hazañas; tiene que estar activamente dispuesto a romper con toda norma moral que alguna vez haya conocido, si se considerase necesario para el logro del fin que se le ha encomendado. Como es únicamente el líder supremo quien determina los fines, sus instrumentos no pueden tener convicciones morales propias.

Tienen, ante todo, que entregarse sin reservas a la persona del líder; pero, después de esto, la cosa más importante es que carezcan por completo de principios y sean literalmente capaces de cualquier cosa. No deben tener ideales propios a cuya realización aspiren, ni ideas acerca del bien o del mal que puedan interferir con las intenciones del líder pretender posiciones directivas en la máquina totalitaria, y mucho para apartarlos, habrá especiales oportunidades para los brutales y los faltos de escrúpulos. Habrá tareas que cumplir cuya maldad, vistas en sí, nadie pondrá en duda, pero que tienen que llevarse a cabo en servicio de algún fin superior y han de ejecutarse con la misma destreza y eficacia que cualquier otra. Y como habrá necesidad de actos intrínsecamente malos, que todos los influidos por la moral social tradicional se resistirán a tomar sobre sí, la disposición para realizar actos perversos se convierte en un camino para el ascenso y el poder. En una sociedad totalitaria, los puestos en que es necesario practicar la crueldad y la intimidación, el engaño premeditado y el espionaje, son numerosos. Ni la Gestapo, ni la administración de un campo de concentración, ni el Ministerio de Propaganda, ni las SA o las SS (o sus equivalentes italianos o rusos) son puestos apropiados para el ejercicio de los sentimientos humanitarios. Y, sin embargo, a través de puestos como éstos va el camino que conduce a las más altas posiciones en el Estado totalitario. Es singularmente cierta la conclusión a que llega, después de una breve enumeración análoga de los deberes de las autoridades de un Estado colectivista, un distinguido economista norteamericano: «tienen que hacer estas cosas, lo quieran o no; y la probabilidad de que quienes están en el mando sean individuos que aborrezcan la posesión y el ejercicio del poder es del mismo orden que la probabilidad de que una persona extraordinariamente bondadosa se hiciese cargo del látigo en una plantación de esclavos

… El camino más eficaz para hacer que todos sirvan al sistema único de fines que se propone el plan social consiste en hacer que todos crean en esos fines. Para que un sistema totalitario funcione eficientemente no basta forzar a todos a que trabajen para los mismos fines. Es esencial que la gente acabe por considerarlos como sus fines propios. Aunque a la gente se le den elegidas sus creencias y se le impongan, éstas tienen que llegar a ser sus creencias, tienen que convertirse en un credo generalmente aceptado, que lleve a los individuos, espontáneamente, en la medida de lo posible, por la vía que el planificador desea.

Esto se logra, evidentemente, por las diversas formas de la propaganda. Su técnica es ahora tan familiar que apenas necesitamos decir algo sobre ella. ….  toda la propaganda sirve al mismo fin, todos los instrumentos de propaganda se coordinan para influir sobre los individuos en la misma dirección y producir el característico Gleichschaltung de todas las mentes. … Si todas las fuentes de información ordinaria están efectivamente bajo un mando único, la cuestión no es ya la de persuadir a la gente de esto o aquello. El propagandista diestro tiene entonces poder para moldear sus mentes en cualquier dirección que elija, y ni las personas más inteligentes e independientes pueden escapar por entero a aquella influencia si quedan por mucho tiempo aisladas de todas las demás fuentes informativas.

…  Las consecuencias morales de la propaganda totalitaria que debemos considerar ahora son, por consiguiente, de una clase aún más profunda. Son la destrucción de toda la moral social, porque minan uno de sus fundamentos: el sentido de la verdad y su respeto hacia ella.

… La necesidad de racionalizar las aversiones y los gustos, que, a falta de otra cosa, guiarán al planificador en muchas de sus decisiones, y la necesidad de exponer sus argumentos en forma que atraiga al mayor número posible de personas, le forzarán a construir teorías, es decir, afirmaciones sobre las conexiones entre los hechos, que pasarán a ser parte integrante de la doctrina de gobierno.

Este proceso de creación de un «mito» para justificar su acción no tiene necesariamente que ser consciente.

… El líder totalitario puede guiarse tan sólo por una instintiva aversión hacia el estado de cosas que ha encontrado y por el deseo de crear un nuevo orden jerárquico que se ajuste mejor a su concepto del mérito; puede, simplemente, saber que le molestan los judíos [sustituidos aquí por el yanqui y el burgués], que parecían tan afortunados dentro de un orden que a él no le proporcionaba un puesto satisfactorio. … Así, estará dispuesto a abrazar las teorías que parecen procurarle una justificación racional de los prejuicios que comparte con muchos de sus compañeros. De esta manera, una teoría pseudocientífica entra a formar parte del credo oficial que, en grado mayor o menor, dirige la actividad de todos. … La necesidad de estas doctrinas oficiales, como instrumento para dirigir y aunar los esfuerzos de la gente, ha sido claramente prevista por los diversos teóricos del sistema totalitario. Las «mentiras nobles» de Platón y los «mitos» de Sorel sirven a la misma finalidad que la doctrina racial de los nazis o la teoría del Estado corporativo de Mussolini. Todos se basan necesariamente sobre opiniones particulares acerca de los hechos, que se elaboran después como teorías científicas para justificar una opinión preconcebida.

El camino más eficaz para que las gentes acepten unos valores a los que deben servir consiste en persuadirlas de que son realmente los que ellas, o al menos los mejores individuos entre ellas, han sostenido siempre, pero que hasta entonces no reconocieron o entendieron rectamente. Se fuerza a las gentes a transferir su devoción de los viejos dioses a los nuevos so pretexto de que los nuevos dioses son en realidad los que su sano instinto les había revelado siempre, pero que hasta entonces sólo confusamente habían visualizado. Y la más eficiente técnica para esta finalidad consiste en usar las viejas palabras, pero cambiar su significado. Pocos trazos de los regímenes totalitarios son a la vez tan perturbadores para el observador superficial y tan característicos de todo un clima intelectual como la perversión completa del lenguaje, el cambio de significado de las palabras con las que se expresan los ideales de los nuevos regímenes. [Coincidiendo con George Orwell”]

La que más ha sufrido a este respecto es, desde luego, la palabra libertad. Es una palabra que se usa tan desembarazadamente en los Estados totalitarios como en cualquier parte. Aun pudiera casi decirse —y ello debería servirnos como advertencia para ponernos en guardia contra todos los incitadores que nos prometen nuevas libertades por las viejas — que allí donde se destruyó la libertad tal como la entendemos, casi siempre se hizo en nombre de alguna nueva libertad prometida a la gente. … Como la libertad de éstos, la «libertad colectiva» que aquél nos ofrece no es la libertad de los miembros de la sociedad, sino la libertad ilimitada del planificador para hacer con la sociedad lo que se le antoje. Es la confusión de la libertad con el poder, llevada al extremo. Friedrich A. von Hayek. “Camino de Servidumbre” (1944)

Otro concepto igualmente pervertido por el totalitarismo es la palabra soberanía, tradicionalmente concebida como el poder político supremo que corresponde a un Estado independiente, sin interferencias externas, dando por supuesto de que el Estado (representado por sus gobernantes) es un representante escogido por el pueblo, donde reside en última instancia la soberanía. En los regímenes totalitarios, donde tal poder supremo ha sido impuesto por la fuerza o el engaño, se invoca la soberanía para disuadir la intervención de otros Estados en favor del verdadero soberano, el pueblo. “En situaciones de abuso, el opresor siempre invoca la soberanía y la no intervención. La razón es simple: mantener la opresión en privado. La víctima no tiene dónde recurrir, pues la norma es injusta y no existe una justicia independiente ni la voluntad política de enjuiciar.A la víctima solo le queda la intervención de la comunidad internacional para hacer esa opresión pública y equiparar una relación de poder fundamentalmente asimétrica. La no intervención, como la neutralidad que menciona Tutu (“Si eres neutral en situaciones de injusticia, has elegido el lado del opresor”. Desmond Tutu) es tan solo la herramienta retórica de la complicidad.” El País. La falacia de la no intervención].

… De manera gradual, a medida que avanza este proceso, todo el idioma es expoliado, y las palabras se transforman en cáscaras vacías, desprovistas de todo significado definido, tan capaces de designar una cosa como su contraria y útiles tan sólo para las asociaciones emocionales que aún les están adheridas.

No es difícil privar de independencia de pensamiento a la gran mayoría. Pero también hay que silenciar a la minoría que conservará una inclinación a la crítica. … La crítica pública, y hasta las expresiones de duda, tienen que ser suprimidas porque tienden a debilitar el apoyo público.

Todo el aparato para difundir conocimientos: las escuelas y la prensa, la radio y el cine, se usarán exclusivamente para propagar aquellas opiniones que, verdaderas o falsas, refuercen la creencia en la rectitud de las decisiones tomadas por la autoridad; se prohibirá toda la información que pueda engendrar dudas o vacilaciones. El efecto probable sobre la lealtad de la gente al sistema llega a ser el único criterio para decidir si debe publicarse o suprimirse una determinada información. … Se ocultará a la gente todo lo que pueda provocar dudas acerca de la competencia del gobierno o crear descontento. Las bases de comparación desfavorable con las condiciones de otro lugar; el conocimiento de las posibles alternativas frente a la dirección efectivamente tomada; la información que pueda sugerir el fracaso del gobierno en el cumplimiento de sus promesas o en aprovechar las oportunidades de mejorar la situación, todo se suprimirá.

Lo mismo se aplica también a los ámbitos aparentemente más alejados del interés político, y especialmente a todas las ciencias, aun las más abstractas. … En todos los países totalitarios estas disciplinas [la Historia, el Derecho o la Economía] se han convertido realmente en las más fecundas fábricas de mitos oficiales, que los dirigentes utilizan para guiar las mentes y voluntades de sus súbditos.

… La misma palabra «verdad» deja de tener su antiguo significado. No designa ya algo que ha de encontrarse, con la conciencia individual como único árbitro para determinar si en cada particular caso la prueba (o la autoridad de quienes la presentan) justifica una afirmación; se convierte en algo que ha de ser establecido por la autoridad, algo que ha de creerse en interés de la unidad del esfuerzo organizado y que puede tener que alterarse si las exigencias de este esfuerzo organizado lo requieren. . [Coincidiendo con George Orwell]

… Quizá el hecho más alarmante sea que el desprecio por la libertad intelectual, no es cosa que sólo surja una vez establecido el sistema totalitario, sino algo que puede encontrarse en todas partes entre los intelectuales que han abrazado una fe colectivista y que son aclamados como líderes intelectuales hasta en los países que aún tienen un régimen liberal. Gentes que pretenden hablar en nombre de los hombres de ciencia de los países liberales, no sólo perdonan hasta la peor opresión si se ha cometido en nombre del socialismo y defienden abiertamente la creación de un sistema totalitario; pues llegan a ensalzar francamente la intolerancia. 

… La tragedia del pensamiento colectivista es que, aun partiendo de considerar suprema a la razón, acaba destruyéndola por desconocer el proceso del que depende su desarrollo.

… . Si hemos fracasado en el primer intento de crear un mundo de hombres libres, tenemos que intentarlo de nuevo. El principio rector que afirma no existir otra política realmente progresiva que la fundada en la libertad del individuo sigue siendo hoy tan verdadero como lo fue en el siglo XIX. Friedrich A. von Hayek. “Camino de servidumbre” (1944)

Más tarde, en los inicios de la revolución cubana, el “Ché” Guevara reafirma el carácter totalitario de la misma y la necesidad del uso de “estímulos y presiones” sobre los individuos para someterlos a la “dictadura del proletariado”.

El grupo de vanguardia (los conductores del proceso de ideologización) es ideológicamente más avanzado que la masa; esta conoce los valores nuevos, pero insuficientemente. Mientras en los primeros se produce un cambio cualitativo que le permite ir al sacrificio en su función de avanzada, los segundos sólo ven a medias y deben ser sometidos a estímulos y presiones de cierta intensidad; es la dictadura del proletariado ejerciéndose no sólo sobre la clase derrotada, sino también individualmente, sobre la clase vencedora. Ernesto Guevara, “La educación directa” en El socialismo y el hombre en Cuba, citado en Obras completas, Andrómeda, 2002

Otras frases atribuidas al “Ché” que evidencian su pensamiento totalitario y desprecio al individuo son: «¡Los jóvenes deben aprender a pensar y actuar como una masa. Es criminal pensar como individuos!»; «Para enviar hombres al pelotón de fusilamiento, la prueba judicial es innecesaria. Estos procedimientos son un detalle burgués arcaico. ¡Esta es una revolución! Y un revolucionario debe convertirse en una fría máquina de matar motivado por odio puro.»; «Hay que acabar con todos los periódicos. Una revolución no se puede lograr con la libertad de prensa.» Las 10 frases del Che Guevara (no tan grandiosas)   

Puede que George Orwell haya leído a Hayek antes de escribir sus famosas novelas tituladas “Rebelión en la Granja” y “1984” publicadas en 1945 y 1949 respectivamente y se haya inspirado en “Camino de servidumbre” ya que varios aspectos de la novela son un reflejo de esa obra de Hayek. La novela retrata las características de los regímenes totalitarios y autoritarios, tanto los pasados como los actuales, por lo cual conserva su vigencia 70 años después de su publicación. Vale la pena referirse a la misma y usted podrá identificar que lo que Orwell describió en aquellos tiempos vuelve a manifestarse hoy en ciertos países.

“En resumen, la novela describe un país imaginario donde el personaje principal es conocido como El Gran Hermano. Un personaje que nunca se ve, pero está presente en todo tiempo y en todo lugar. El guía y líder omnipotente, omnipresente y omnisciente. Custodio supremo de la revolución, comandante en jefe, encarnación de los ideales del Partido y juez infalible.

El Gran Hermano observa desde los grandes carteles colocados en edificios y lugares públicos. También vigila desde las telepantallas. Un aparato que sirve para atiborrar con la propaganda oficial. Las telepantallas están situadas en cada calle, en cada edificio, en cada casa, y operan las 24 horas del día. Cumplen además otra función: desde la telepantalla se vigila cada movimiento y se escucha cada conversación. Igual que ahora, los servicios de inteligencia utilizan sistemas de control para fiscalizar llamadas y mensajes.

Uno de los instrumentos de la propaganda del régimen es falsificar la realidad mediante la manipulación del lenguaje. En la obra, el régimen tiene cuatro ministerios:

El Ministerio del Amor, que se ocupa de la represión. Vigila, encarcela, tortura y evapora a los adversarios. Allí funciona la tenebrosa policía del pensamiento.

El Ministerio de la Paz, se encarga de todo lo relacionado con la guerra. Porque el país siempre está en guerra.

El Ministerio de la Abundancia, está a cargo de la economía, esto es, del racionamiento, porque, salvo los jerarcas del partido, el resto de la población vive en permanente penuria.

Finalmente está el Ministerio de la Verdad. Se dedica a la propaganda. A inventar noticias, falsificar libros, periódicos y películas, y adulterar el pasado, para que los hechos coincidan con la versión oficial de la historia, inventada por el partido. La consigna central es “quien controla el presente controla el pasado. Y quien controla el pasado, controla el futuro.”

El lenguaje se manipula de distintos modos. Un equipo especial trabaja en la eliminación de palabras bajo la convicción de que reduciendo las palabras se aniquila la capacidad de pensar de la gente. Por ejemplo, al eliminar del léxico la palabra libertad, con el tiempo la gente dejará de pensar en la libertad.

Otra manera de manipulación son los principales lemas del partido son: “Guerra es Paz, Libertad es Esclavitud, Ignorancia es Fuerza”.

El sentido del lema, la Guerra es Paz es exactamente su inverso: la paz es la guerra. … Cuando se habla de paz, en realidad está pensando y haciendo la guerra.

El criterio del Partido era que el esclavo se siente libre al no conocer otra cosa que el sometimiento. De ahí el lema “La libertad es esclavitud”.

Y la Ignorancia es Fuerza se basaba en que si los súbditos desconocen la verdad, no tendrán ni razones ni en contra de qué o de quien rebelarse.

… En el desarrollo de la novela se relata cómo se quebranta la moral, la dignidad y la capacidad de pensar de las personas. El tristemente célebre lavado de cerebro. O bien los “evaporaban”, borrando todo rastro de su existencia. El amor es un sentimiento que debe ser erradicado, incluso a nivel familiar. De hecho, el partido promueve que los menores vigilen y denuncien a sus padres si les observan algún desvío en el fervor hacia el partido y hacia el Gran Hermano. En la parte más cruda se describen crueles tormentos, físicos y psicológicos, hasta borrar todo sentimiento, toda emoción, toda capacidad de pensar. Las víctimas terminan por aceptar que dos más dos es cinco, si así lo decide el partido. Terminan también por “amar” al Gran Hermano.

Por si algo faltara, el signo del Partido es una V de la victoria. Hasta los cigarrillos y los licores llevaban la etiqueta de la victoria.” Un último detalle. En la novela de Orwell el Gran Hermano tiene bigote. Enrique Sáenz. El Gran Hermano tiene bigote y mata

Sin embargo, el autoritarismo y las dictaduras han implementado diferentes aspectos y hasta han seguido un guión similar. Empecemos por entender estos conceptos.

Dictadura, forma de gobierno en la que una persona o un pequeño grupo posee el poder absoluto sin limitaciones constitucionales efectivas. El término dictadura proviene del título latino dictador, que en la República Romana designaba a un magistrado temporal al que se le otorgaban poderes extraordinarios para hacer frente a las crisis estatales. Los dictadores modernos, sin embargo, se parecen más a los tiranos antiguos que a los dictadores antiguos. Las descripciones de los filósofos antiguos de las tiranías de Grecia y Siciliair muy lejos en la caracterización de dictaduras modernas. Los dictadores suelen recurrir a la fuerza o al fraude para obtener un poder político despótico, que mantienen mediante el uso de la intimidación, el terror y la supresión de las libertades civiles básicas. También pueden emplear técnicas de propaganda masiva para mantener su apoyo público. Dictatorship. Encyclopaedia Britannica.

Una dictadura es una forma autoritaria de gobierno, caracterizada por un solo líder o grupo de líderes y pluralismo político limitado. Según otras definiciones, las democracias son regímenes en los que «quienes gobiernan son seleccionados mediante elecciones competitivas»; por lo tanto, las dictaduras no son «democracias» Dictadura. Wikipedia.

El concepto de dictadura corresponde a un tipo o sistema de gobierno … cuyos poderes estatales legislativos, judiciales y ejecutivos recaen directa y exclusivamente sobre un individuo o, en muchos casos, grupo político como puede ser un partido hegemónico. https://psicologiaymente.com/social/tipos-de-dictadura

En ciencia política y sociología el concepto de “autoritarismo” no tiene una definición unívoca, lo que permite identificar como autoritarias muchas y muy diferentes ideologías, movimientos y regímenes políticosAutoritarismo. Wikipedia.

Según estas definiciones, todas las dictaduras son autoritarias, desde el momento en que impiden las elecciones libres. Sin embargo, no todos los regímenes autoritarios son o han sido dictaduras.

En los gobiernos autoritarios se restringen las libertades civiles e incluso sociales, de pensamiento y de reunión. Cualquier confrontación con el Estado se suele considerar como un acto de conspiración y traición. En ocasiones, sin ningún tipo de evidencia, eludiendo así cualquier tipo de justicia.

Es importante mencionar que los regímenes autoritarios y dictatoriales en América Latina han abrazado ideologías de diferentes extremos del espectro político. Entre las principales podemos mencionar la de Jorge Rafael Videla en Argentina, Hugo Banzer en Bolivia,  Alencar Castelo Branco,  Artur da Costa e Silva, Emílio Garrastazu Médici, Ernesto Geisel y João Figueiredo en Brasil, Fulgencio Batista en Cuba, Augusto Pinochet en Chile, Hosni Mubarak en Egipto, Carlos Castillo Armas en Guatemala, Saddam Husein en Irak, Muammar al-Gaddafi  en Libia, Anastasio Somoza (padre e hijo) y Daniel Ortega en Nicaragua, Hafez al-Asad y su hijo Bashar al-Asad en Siria, Manuel Noriega en Panamá, Alberto Fujimori en Perú, Alfredo Stroessner en Paraguay, Leónidas Trujillo en República Dominicana, Juan Vicente Gómez en Venezuela, entre otros.

Otros países tienen dictaduras de partido único, donde el gobernante lo designa el partido, como en el caso de China, Cuba, Laos y  Myanmar, las monarquías islámicas como en Arabia Saudí y Omán, las dictaduras religiosas como en Irán, los regímenes híbridos que cuentan con rasgos democráticos y autoritarios por la preponderancia permanente de un partido como en Singapur y Sudán.

En todos los casos, los regímenes autoritarios y los dictatoriales concentran el poder en una persona o una organización o partido y el Estado tiene el papel central en conducir la economía y la sociedad.

Sin embargo, desde que existe el Estado, en la historia antigua tanto como en la reciente, los monarcas, los regímenes totalitarios, dictatoriales o autoritarios siempre tuvieron que recurrir al apoyo de una elite generosamente recompensada para sostener su poder.

En los Discursos observa Maquiavelo que todo aquel que pretenda establecer un gobierno de libertad e igualdad fracasará, «a menos que, aparte de esa igualdad general, a un número de los espíritus más osados y ambiciosos los haga caballeros, no solo de nombre sino de hecho, dándoles castillos y posesiones, así como dinero y súbditos, para que, rodeado de ellos, pueda mantener su poder y ellos, con su apoyo, puedan satisfacer su ambición».

En la historia reciente, la mayoría de estos regímenes gobiernan en un sistema económico de mercado distorsionado por la presencia de grupos oligárquicos que medran a la sombra del poder político. En América Latina, el “capitalismo de compinches” ha reinado en todos los países del subcontinente.

El poder arbitrario de muchos regímenes autoritarios no comunistas, además, se fortaleció por muchos años mediante la imposición del Estado para limitar o constreñir el funcionamiento de una economía de mercado. La dictadura militar brasilera (1964-1985) construyó numerosas empresas del Estado para consolidar y ampliar su poder. El último gobierno militar argentino (1976-1983) estableció feudos económicos para proteger el poder del ejército, de la marina y de la aviación. La dictadura del general Augusto Pinochet en Chile se apropió de la gran minería cuprífera chilena para financiar y abastecer el presupuesto militar. La política fiscal del autoritarismo mexicano dependió por décadas de los ingresos de Petróleos Mexicanos, la principal empresa del Estado. El último gobierno militar peruano (1968-1980) se fundó precisamente sobre un intento de reducir en lo posible la importancia de la economía de mercado. En estos y otros casos, la limitación de la economía de mercado por parte del Estado autoritario permitió y estimuló el abuso y la corrupción, y redujo las libertadas democráticas. Jorge I. Domínguez. Cinco falacias sobre la democracia en América Latina

Aunque Domínguez se limita principalmente a ejemplos de las dictaduras militares latinoamericanas, todos los gobiernos autoritarios civiles también han promovido el “capitalismo de compinches”.

Sin embargo, en el mundo de hoy persiste aún el culto al totalitarismo por ciertos grupos opuestos a la democracia y la libertad. Tan reciente como en septiembre de 2019, el Parlamento Europeo publicó una resolución titulada Importancia de la memoria histórica europea para el futuro de Europa recordando que muchos países del este de Europa fueron “sometidos a dictaduras, a veces bajo la ocupación o la influencia directa de la Unión Soviética, durante medio siglo, y continuaron privados de libertad, soberanía, dignidad, derechos humanos y desarrollo socioeconómico”; que “sigue existiendo la necesidad urgente de sensibilizar sobre los crímenes perpetrados por el estalinismo y otras dictaduras, evaluarlos moral y jurídicamente, y llevar a cabo investigaciones judiciales sobre ellos”; y que es de vital importancia para la unidad de Europa “recordar a las víctimas de los regímenes totalitarios y autoritarios, y reconocer y divulgar el legado común europeo de los crímenes cometidos por las dictaduras estalinista, nazi y de otro tipo”.

Acusa directamente a Rusia de seguir “siendo la mayor víctima del totalitarismo comunista y que su evolución hacia un Estado democrático seguirá obstaculizada mientras el Gobierno, la élite política y la propaganda política continúen encubriendo los crímenes comunistas y ensalzando el régimen totalitario soviético; pide, por tanto, a la sociedad rusa que acepte su trágico pasado;” y por “los esfuerzos de los actuales dirigentes rusos por distorsionar los hechos históricos y ocultar los crímenes perpetrados por el régimen totalitario soviético, esfuerzos que constituyen un peligroso elemento de la guerra de la información librada contra la Europa democrática con el objetivo de dividirla, y pide a la Comisión, por tanto, que luche firmemente contra ellos;

En su parte resolutiva “condena en los términos más enérgicos los actos de agresión, los crímenes contra la humanidad y las violaciones masivas de los derechos humanos perpetrados por los regímenes comunista, nazi y otros regímenes totalitarios; … Condena toda manifestación y propagación de ideologías totalitarias, como el nazismo y el estalinismo. … manifiesta su inquietud ante los casos que se han denunciado, en algunos Estados miembros, de colusión entre, por un lado, líderes políticos, partidos políticos y fuerzas de seguridad y, por otro, movimientos radicales, racistas y xenófobos de distintas denominaciones políticas; condenando la distorsión de los hechos históricos y la utilización de símbolos y retóricas que evocan aspectos de la propaganda totalitaria, toda manifestación y propagación de ideologías totalitarias, como el nazismo y el estalinismo, en la Unión; Condena el revisionismo histórico y la glorificación de los colaboradores nazis en algunos Estados miembros de la Unión; Pide una cultura común de memoria histórica que rechace los crímenes de los regímenes fascistas y estalinistas, y de otros regímenes totalitarios y autoritarios del pasado, como medio para fomentar, en particular entre las generaciones más jóvenes, la resiliencia ante las amenazas modernas que se ciernen sobre la democracia;”.

El fantasma del totalitarismo y el autoritarismo todavía deambula por el mundo, los europeos lo reconocen como una amenaza real a la democracia y la libertad y por eso llaman a combatirlo. 

Arturo J. Solórzano
Junio de 2019

 

Lenin desarrolló una forma especial de escritura que hizo posible establecer el “eslogan de fórmula” en la mente del lector u oyente. . . Luego, como el elemento compositivo más importante, existe el uso de la repetición, mediante la cual se forma un rectángulo que concentra la atención, reduce el campo de posibilidades y exprime el pensamiento en un anillo apretado del cual solo hay una salida. . .

El poder total sobre la Palabra le da al Maestro de la Palabra un poder mágico sobre todas las comunicaciones. El discurso soviético es siempre un monólogo porque no hay otra parte con quien hablar. Del otro lado está el enemigo. En el idioma soviético no hay palabras neutrales: cada palabra conlleva una carga ideológica. . . Es por eso que en el idioma soviético las mismas palabras se repiten una y otra vez, hasta que se convierten en una señal que actúa sin ningún esfuerzo de pensamiento. El efecto de frases y consignas establecidas también está asegurado por su repetición siempre en la misma forma. . .

El idioma soviético se convirtió en el medio más importante para evitar que las personas adquieran más conocimiento de lo que el estado deseaba. . . El discurso soviético perdió su libertad. El lenguaje fue elaborado a partir de consignas y citas del Líder [Stalin]. . . La autoridad aplastante e incuestionable de la palabra del Líder es el resultado en gran parte de su derecho y poder para nombrar al Enemigo. . . La palabra que significa que el enemigo debe ser impactante, fácil de recordar, implicando condena por su propio sonido, y siempre imprecisa, para que todos los que en un momento dado no complace al Líder puedan ser incluidos bajo esta rúbrica. . . Richard M. Ebeling Tyrants of the Mind and the New Collectivism

El totalitarismo en China siguió, y sigue hasta el presente pero de manera más sofisticada, el mismo patrón reseñado en la sociedad orwelliana.

Quien no haya conocido China en tiempos de Mao y de sus sucesores inmediatos no percibirá el carácter extraordinario de esta simple conversación en Pekín. Nunca, en la historia contemporánea, había sido tan controlado un pueblo entero: los chinos no sólo debían hablar al unísono, también debían pensar al unísono. A diferencia de los regímenes autoritarios que permiten a sus súbditos conservar su libertad interior con tal de que se callen, el maoísmo exigía que se pensara “como se debía” con sinceridad. El control social alcanzaba hasta la vida privada: el dormitorio, el matrimonio, las prácticas sexuales estaban sometidas a la línea del Partido. En la década de 1970, toda sensibilidad estaba anestesiada; cada uno, transformado en loro, repetía el eslogan del día. Toda conversación aparentemente personal comenzaba con una cita de Mao. No se podía acceder más que a libros mediocres y asistir a ocho óperas “revolucionarias”. Altoparlantes dispuestos en las plazas de las ciudades, en las estaciones, en el interior de los trenes, en las oficinas, en las fábricas, difundían desde el alba y hasta bien entrada la noche músicas militares; prohibían hablar, oírse, reflexionar.

Hay una diferencia esencial entre el maoísmo y el estalinismo: los dirigentes soviéticos sabían que mentían, el pueblo sabía que el comunismo era una impostura, la mentira era proclamada como si fuera una verdad, y pocos la creían; los dirigentes maoístas no quedaban satisfechos con que el pueblo viviera en la mentira al mismo tiempo que confesaba la verdad oficial; les hacía falta que los chinos con el cerebro lavado interiorizaran la mentira. La mentira maoísta debía ser sincera, lo que los acercaba más a la Inquisición católica que al estalinismo ateo. Nada de esto se dice en China, porque la desmaoización todavía no ha ocurrido. Guy Sorman. China: El Imperio de las Mentiras. 2012.

En la Alemania Oriental dominada por el comunismo, la sociedad era vigilada por la Stasi, la policía secreta del régimen, que se dedicaba a identificar cualquier tipo de descontento.

Para mantener el poder durante 40 años mientras su gente moría de hambre y planeaba escapar, el Partido Comunista tuvo que ser muy bueno para controlar a las personas y socavar a los activistas anti estatales. … Su única función era mantener al Partido Comunista en el poder. No les importaba cómo.

… En la década de 1950, la represión era brutal, tortura física. A principios de la década de 1970, ansiosa por ser aceptada en el escenario internacional, la Policía Secreta de Alemania Oriental tuvo que volverse más sutil. El objetivo de Zersetzung (un término militar reutilizado que significa desintegración o corrosión) era “desconectar” a los individuos y grupos activistas que pudieran amenazar al Partido. La policía recopiló registros médicos, escolares y policiales, entrevistas con vecinos y familiares, y cualquier otra evidencia que pudieran obtener y luego personalizaría un impacto directo en la salud mental de un individuo. … Si alguien parecía que podría desafiar la legitimidad o el control del Partido Comunista, la Stasi destruyó sistemáticamente su vida. Usaron el chantaje, la vergüenza social, las amenazas y la tortura. 

…La Stasi tenía 91,000 empleados en su apogeo: aproximadamente uno de cada 30 residentes era un agente de la Stasi. Más de uno de cada tres alemanes orientales (5,6 millones) estaba bajo sospecha o vigilancia, con un archivo abierto de la Stasi. Otro medio millón estaba alimentando la información de la Stasi. Este nivel de vigilancia e infiltración causó que los alemanes orientales vivieran aterrorizados (realmente nunca se sabía si podía confiar en alguien)

La Stasi operaba su propia prisión, Hohenschönhausen. Más de 900 ex reclusos han dado testimonio sobre el horror que sucedió allí, pero mientras la Stasi estaba activa, la instalación era de alto secreto. El área no existía oficialmente y estaba marcada con un espacio en blanco en los mapas de la ciudad. En realidad, la mayor parte del país funcionaba como una prisión al aire libre, ya que a pocas personas se les permitía salir del país con visas de salida.

Las escuelas públicas en Alemania del Este eran campos de entrenamiento para el cumplimiento del estado policial. Niños pequeños cortan y colorean muñecos de papel con máscaras de gas y AK-47 . Se establecieron grupos de estilo juvenil de Hitler para escolares . …Los nazis allanaron el camino al usar ciudadanos como informadores o denunciantes. En ese tipo de cultura chismosa, denunciar a sus vecinos por delitos menores podría mantener a salvo a su propia familia. La policía secreta tenía tanta información personal sobre cada ciudadano y tanta influencia sobre las instituciones (ya sea que pudieras ingresar a la universidad, conseguir un trabajo, comprar un automóvil) su poder era casi absoluto, y absolutamente inexplicable. No tenían que arrestarte, podían paralizarte socialmente. Laura Williams. 10 hechos terroríficos sobre la policía secreta de Alemania del Este.

Es paradójico que la doctrina marxista proclamara que “la religión es el opio del pueblo” y que el advenimiento del socialismo tenía un carácter “científico”, en el socialismo real esta haya adquirido los atributos de una religión, en la que no hay un dios imaginario, sino real, de carne y hueso y un aparato que vela por la integridad de los dogmas de fe, las “verdades” totalitarias, de la nueva religión.

Fue el espíritu religioso que impregna la cultura occidental lo que desnaturalizó el marxismo de los fundadores, convirtiéndolo en la religión secular del siglo XX. Al apartarse de la ciencia, de la mano de la cual había dado sus primeros pasos, y pretender convertirse él mismo en ciencia, el marxismo se volvió una dogmática y se inmunizó contra disciplinas y conocimientos fundamentales, como los que aportaron Freud y el psicoanálisis, que hubieran impedido la disolución del individuo en la noción de clase y que aquél fuera tratado por los regímenes colectivistas como una pieza dispensable del organismo social. Su metamorfosis en religión laica fue apartando al marxismo del mundo real y tornándolo un sistema de ilusiones. E hizo del partido una Iglesia de rígidas jerarquías en las que el vértice —Comité Central, Buró Político, secretario general— tenía el atributo de la infalibilidad. El militante debía obedecer, con la fe del carbonero, las directivas, tesis e interpretaciones de los guardianes de la verdad absoluta, aun en contra de la razón y del simple sentido común. De este modo, el espíritu religioso —la superstición, en el lenguaje del siglo de las luces— consiguió sobrevivir y aun fortalecerse a través de un movimiento nacido, según el designio de Marx, para poner fin al reino de la fe e instaurar el de la razón en la historia. Mario Vargas Llosa. Desafíos a la libertad. 1994.

Otra estrategia utilizada por los regímenes totalitarios ha sido la “fabricación” de opositores “de mentira” para controlar a la disidencia. El siguiente artículo, escritor por un venezolano, explica en qué consiste tal estrategia y señala al cuerpo de inteligencia cubano, conocido como G2, destacado en Venezuela, como el autor intelectual de la misma. Esta práctica ha sido también utilizada en Nicaragua, con la creación de partidos políticos supuestamente opositores pero aliados al régimen, llamados popularmente “zancudos” en alusión a los mosquitos que viven de chupar la sangre de las personas.

Ni la Unión Soviética de Stalin, ni la China de Mao, ni la Alemania de Hitler, ni la Cuba de Fidel, ni la Venezuela de Chávez habrían sido posibles si hubiesen tenido un enemigo real, poderoso y radicalmente opuesto en lo ideológico. El conquistar la mente de los ciudadanos con ideas que vayan de la mano con sus intenciones políticas y que se sostengan sobre los principios del sistema que desean imponer es clave para ganar la primera batalla y -así mismo- la guerra: el socialismo debe gobernar -primero- en la mente de las personas.

Lo hicieron en Rusia. Lo hicieron en China. Lo hicieron en Alemania, en Cuba y también en Venezuela.

En su libro “1984”, George Orwell lo explica perfecto a través del personaje Emmanuel Goldstein: toda dictadura necesita a quién “echarle la culpa”, a quien “amenazar”, a quien “acusar”, a quien “perseguir”. Pero esto -como las comillas lo insinúan- es de mentiritas, porque a los verdaderos enemigos se les encierra y se les mata. Un tirano rara vez deja cabos sueltos; ellos no están jugando.

Es así como surge la necesidad de una oposición diseñada, creada, financiada y dotada de apoyo popular suficiente. Esta representa una de las piezas más poderosas de la inteligencia comunista, que será usada con fines propagandísticos.

¿Por qué? Pues porque con sus propios funcionarios, la dictadura controla la matriz de opinión de sus seguidores. Y con políticos disfrazados de adversarios, la inteligencia comunista controla al otro grueso de la población que podrían convertirse en potenciales disidentes.

Para lograr amarrar el poder en sus manos, la izquierda necesita controlar los dos bultos: el de sus fanáticos convencidos y el de aquellos que no están de acuerdo. ¿Cómo controlar a quienes no están de acuerdo? Diciéndoles lo que quieren escuchar, a través de voces y líderes en los que ellos aprenden a creer, pero que no los llevan a ningún lado, que no actúan, que son inertes. Jose Miguel. Las Mentiras del Socialismo: La Inteligencia Cubana G2 y la “Oposición”. Abril 2019.

En la actualidad, el Gran Hermano también vigila a los ciudadanos y ha encontrado en la tecnología a un aliado en sus propósitos autoritarios de vigilancia y control.

En Rusia, el Kremlin desarrolló el sistema de búsqueda y vigilancia SORM (Systema Operativno-Rozysknikh Meropriyatiy) que vigila las llamadas telefónicas, el tráfico de correo electrónico y actividad de navegación de la web y un nuevo servicio de vigilancia financiera diseñado para proporcionarle una visión completa de lo que la élite política y económica rusa está haciendo con su dinero y su tiempo.

El otro eje de acción es la propaganda a través del Internet para incidir en las opiniones de las personas para favorecer sus intereses, tanto para mantener el control de sus ciudadanos como para influir en la política internacional.

De acuerdo a una investigación de Andrei Soldatov e Irina Borogany que plasmaron en el libro The Red Web: The Kremlin´s War on the Internet. Borogan y Soldatov han pasado una década y media informando sobre el oscuro mundo de los servicios secretos de Rusia a través de su blog, Agentura.ru. Son unos de los principales expertos de Moscú en espionaje, censura y paranoia. Su tesis central aquí es bastante directa: los policías secretos, incluido el mismo presidente -el ex alumno más famoso de la KGB- están constantemente preocupados por el poder “subversivo” de Internet, por lo que han construido una de las redes de espionaje más intrusivas del planeta y están sistemáticamente legislando en contra de las libertades tradicionales del ciberespacio.

“Putin se ha rodeado intelectualmente de unos filósofos y pensadores que adscriben a ideas neo-fascistas, totalitarias y anti democráticas. Estos han ayudado a promover estas ideas por el mundo, ya sea desde la misma retórica del presidente ruso o desde la Agencia de Investigación de Internet, la herramienta rusa para crear granjas de trolls que pueblan de noticias falsas y odio a la web.”

La cadena de televisión anteriormente conocida como Russia Today cuenta con un presupuesto -alrededor de USD 300 millones anuales- que se puede comparar con el de los mayor grupos de medios de comunicación del mundo, como BBC o Fox News.” En palabras del presidente ruso, RT está decidido a romper el “monopolio anglosajón en las corrientes de información global”. Además, Sputnik News, que le pertenece a la agencia estatal de noticias, ha crecido exponencialmente en los últimos años.

— Más allá de promover sus intereses ayudando a elegir líderes pro Putin, el Kremlin diseñó sus misiones de desinformación con el explícito propósito de generar conflictos internos para fomentar las divisiones sociales y deteriorar el pluralismo en los países occidentales.

… hay una dosis diaria de informes falsos o distorsionados que parecen diseñados para explotar las divisiones en la sociedad y la política occidentales, especialmente en temas como la raza, la violencia y los derechos sexuales, y que son promulgados por grupos de operativos que se presentan como ciudadanos comunes en las cuentas de redes sociales. Al armar campañas de desinformación diseñadas específicamente para generar discordia, los rusos intentan utilizar la guerra cibernética como un arma psicológica contra las democracias liberales.

… En The Darkening Web Klimburg indica que, al ser aplicada a nivel nacional como un instrumento de control político e internacionalmente para avanzar en una estrategia de desestabilización, “la doctrina del ciberdominio de Moscú es ominosa y cada vez más efectiva”. Para darle apoyo numérico a esta afirmación, el autor cita un estudio realizado en 2015 que concluye que “los usuarios rusos de Internet se han acostumbrado tanto a la narrativa de Internet del Kremlin como una herramienta de las potencias occidentales que dos de cada cinco rusos desconfían de los medios extranjeros y casi la mitad de los rusos creen que los sitios web de noticias extranjeras deben ser censurados”.

… La estrategia se enfoca en propagar una noticia falsa o una mentira verosímil, de modo que esta narrativa tome una “vida por sí misma” y sea diseminada por cientos de miles. Al volverse masiva, esta empezará a aparecer en portales de noticias, lo cual ayuda a darle legitimidad. Esta entonces se transformará en algo que los medios más grandes deberán cubrir, incluso si es para desmentir la información. Pero el daño ya está hecho: cientos de miles o millones de personas leyeron o vieron la “noticia falsa” y ahora están convencidos de que era cierta.

Complementando su máquina de propaganda, la agencia del gobierno ruso emplea a cientos de trolls de Internet para difundir desinformación y publicar comentarios antagónicos en los medios occidentales.

… Pero, nunca faltó a su método para “desinformar y dividir”, el autor cuenta que la “ofensiva de guerra de propaganda rusa” fue fundamental para la ocupación de Crimea en 2014 e incluyó afirmaciones inventadas de que los bebés habían sido crucificados por soldados ucranianos.

…El Kremlin busca sembrar discordia en regímenes liberales porque es en estos donde se permite la libertad de opinión.  Y eso es un derecho que debemos valorar, “sin dejar que nuestras distintos opiniones nos vuelvan enemigos”. Cómo funciona la maquinaria oculta de Vladimir Putin para golpear las democracias del mundo

En China, el Internet está limitado. Sitios como Facebook, Instagram, Twitter y YouTube, están censurados y bloqueados, y se necesita una tecnología VPN para el acceso. En su lugar, se usa la aplicación china WeChat, controlada por el gobierno. El gobierno obliga a dirigir todo el tráfico en línea a través de tres sistemas de enrutamiento central. Esto facilita que los censores examinen todos los datos que ingresan y salen del país.

El gobierno chino ha introducido recientemente un sistema por el que se pierde el crédito por mala conducta. Ni siquiera tiene que ser por actos ilegales. Jugar demasiados videojuegos o comprar demasiado alcohol, actividad de internet, todo realmente afectará su puntuación y podrá tener  consecuencias negativas. Y todo se basa en la vigilancia de las actividades de los ciudadanos.

El presidente chino, Xi Jinping, se ha embarcado en la creación del llamado sistema de crédito social. Si lograba completarlo, el estado obtendría el control total sobre sus ciudadanos. De manera inquietante, el público chino encuentra atractivo el sistema de crédito social, ya que les brinda servicios que antes carecían, promete perseguir a los delincuentes y ofrece a los ciudadanos una guía sobre cómo mantenerse alejado de los problemas. Aún más inquietante, China podría vender el sistema de crédito social en todo el mundo a los posibles dictadores, que luego se volverían políticamente dependientes de China. George Soros. The Rise of Nationalism After the Fall of the Berlin Wall, Noviembre, 2019.

Con ayuda de la última tecnología, el sistema de vigilancia, recopilación y procesamiento de información permite al gobierno chino concentrar sus actividades en grupos étnicos o religiosos que resisten el esfuerzo gubernamental por uniformar a la sociedad. El país tiene un pequeño ejército (más de 50,000 personas) monitoreando la actividad de Internet en todo momento.

El gobierno está construyendo cientos o miles de campos de reeducación no reconocidos a los que se pueden enviar uigures [etnia de idioma turco] por cualquier motivo o por ninguno. En algunos de ellos las condiciones cotidianas no parecen ser físicamente abusivas tanto como espeluznantes. Un preso liberado ha dicho que no se le permitió comer hasta que le había dado las gracias a Xi Jinping, el presidente chino y al Partido Comunista. Pero ha habido denuncias de tortura a otros.

Kashgar, la ciudad uigur más grande, tiene cuatro campamentos, de los cuales el más grande está en la escuela secundaria número 5. Un jefe de seguridad local dijo en 2017 que “aproximadamente 120.000” personas estaban retenidas en la ciudad. En Korla, en el centro de la provincia, un funcionario de seguridad dijo recientemente que los campamentos están tan llenos que los oficiales en ellos están rogando a la policía que deje de traer gente.

… No se rigen por ningún proceso judicial; las detenciones son por orden de la policía o los funcionarios del partido, no por el veredicto de un tribunal.

Bajo un sistema llamado fanghuiju, los equipos de media docena —compuestos por policías o funcionarios locales e incluyendo siempre un traductor uigur, que casi siempre significa un uigur— van de casa en casa recopilando expedientes de información personal. Fanghuiju es la abreviatura de “investigar las condiciones de las personas, mejorar la vida de las personas, ganar el corazón de las personas”.

Desde la primavera de 2017, la información se ha utilizado para clasificar la “fiabilidad” de los ciudadanos utilizando varios criterios. [que van desde la edad, etnia, religión a tener pasaporte o familiares en el exterior] ,,, Para completar el panorama de la vigilancia humana, el gobierno tiene un programa llamado “convertirse en parientes” en el que las familias locales (principalmente uigur) “adoptan” funcionarios (principalmente de la mayoritaria etnia Han). El funcionario visita a su familia adoptiva regularmente, vive con ella durante períodos cortos, les da regalos y enseña el mandarín local. También verifica la información recopilada por los equipos de fanghuiju. El programa parece ser inmenso. Según un informe oficial de 2018, 1.1 millones de funcionarios han sido emparejados con 1.6 millones de familias. Eso significa que aproximadamente la mitad de los hogares uigures han tenido un espía/adoctrinador chino Han asignado a ellos.

Estos esfuerzos mapean el territorio ideológico de la provincia familia por familia; la tecnología mapea las actividades de la población calle por calle y teléfono por teléfono. En Hotan y Kashgar hay postes que llevan tal vez ocho o diez cámaras de video a intervalos de 100-200 metros a lo largo de cada calle; una red de vigilancia mucho más fina que en la mayoría de las ciudades chinas. Además de ver a los peatones, las cámaras pueden leer las matrículas de los coches y correlacionarlas con la cara de la persona que conduce. Sólo los propietarios registrados pueden conducir automóviles; cualquier otra persona será arrestada, según un funcionario de seguridad pública que acompañó a este corresponsal en Hotan. Las cámaras están equipadas para trabajar tanto por la noche como por el día.

Debido a que el gobierno ve lo que llama “limpieza web” como necesario para evitar el acceso a la información terrorista, se supone que todos en Xinjiang deben tener una aplicación de spyware en su teléfono móvil. No instalar la aplicación, que puede identificar a las personas llamadas, realizar un seguimiento de la actividad en línea y registrar el uso de las redes sociales, es un delito. Los “rastreadores Wi-Fi” en lugares públicos mantienen un ojo, o nariz, en todos los dispositivos en red en el rango.

A continuación, los registros asociados con los documentos de identidad pueden contener datos biométricos, incluidas las huellas dactilares, el tipo de sangre y la información de ADN, así como el registro de detención del sujeto y el “estado de fiabilidad”. El gobierno recoge gran parte de este material biométrico sigiloso, bajo la apariencia de un programa de salud pública llamado “Física para todos”, que requiere que la gente proporcione muestras de sangre.

Un sistema llamado Plataforma Integrada de Operaciones Conjuntas (IJOP), revelado por primera vez por Human Rights Watch, utiliza sistemas de aprendizaje automático, información de cámaras, teléfonos inteligentes, registros financieros y de planificación familiar e incluso un uso inusual de la electricidad para generar listas de sospechosos para su detención. Un informe oficial de WeChat dijo que verificar las listas del IJOP era una de las principales responsabilidades del comité de seguridad local. Incluso sin vigilancia de alta tecnología, el estado policial de Xinjiang es formidable. Con él, se vuelve aterrador. The Economist. “Apartheid with Chinese characteristics“. May 31st 2018.

En 2006, la organización no gubernamental internacional, Reporteros Sin Fronteras que promueve la libertad de prensa, empezó a publicar una lista de “Enemigos del Internet“. La organización clasifica a un país como enemigo del Internet a “todos aquellos países se caracterizan no solo por su capacidad de censurar noticias e información en línea, sino también por su represión casi sistemática de los usuarios de Internet“. Los 5 “Estados enemigos del Internet” nombrados en marzo de 2013 fueron: Baréin, China, Irán, Siria y Vietnam. Esta lista no ha sido actualizada desde entonces. Wikipedia. Censura y vigilancia del internet por país.

Actualmente, existe restricción a noticias políticas en Burundi, Etiopía, Corea del Norte, Cuba, Venezuela, Honduras (parcialmente) y Turquía, y hay restricción a medios sociales en Belarus, Corea del Norte, Etiopía, Turkmenistan, Turquía, Uzbekistan. Arabia Saudita y Rusia impulsaron legislaciones para legalizar el filtrado de información por Internet.

En Corea del Norte la navegación no autorizada de Internet es una actividad peligrosa. Los principales teléfonos inteligentes, tabletas, sistemas operativos y navegadores utilizados en el país fueron desarrollados por el gobierno, y el contenido en los aproximadamente 5,000 sitios web accesibles está estrictamente controlado.

Si hay una historia que pueda resumir las causas contemporáneas de la censura en Internet, esta tuvo lugar en Egipto. En enero de 2011, activistas egipcios, inspirados por un levantamiento exitoso en Túnez, comenzaron a organizar una manifestación usando Facebook. En cuestión de días, miles de manifestantes se reunieron en la plaza Tahrir de El Cairo para protestar contra el régimen de Mubarak.

El gobierno egipcio pronto tomó la “audaz” medida de cortar el acceso a internet del país. La respuesta fue que miles se sumaron a las protestas. El régimen de Mubarak rápidamente se dio cuenta de su error: nunca cortar el acceso a Internet.

Mubarak finalmente fue forzado a renunciar después de solo 18 días de protestas masivas. La Primavera Árabe de Egipto demostró dos cosas: el poder de organización de Internet y la rapidez con la que un gobierno puede decretar la censura en Internet. La censura en Internet: El estatus de la libertad en la red en 2018.

Como puede observarse, el autoritarismo sigue presente actualmente en muchos países y el Gran Hermano hoy usa la tecnología para vigilar y controlar a los ciudadanos.

En las dictaduras de tipo marxista el fenómeno totalitario no es parte intrínseca de la doctrina que las determina pero sí parece ser una consecuencia de su aplicación práctica.

… Las diferentes corrientes marxistas han dado diferentes respuestas al fenómeno desde las restricciones que el marxismo impone a una definición particular de dominación política que implica tanto una ingeniería social consciente como una dominación determinada políticamente, ambas situaciones previstas sólo unas pocas veces en el análisis histórico marxista de la sociedad (que considera irrelevante la autonomía privada de la volición individual como paso necesario para la expresión libre de una determinada consciencia de clase. … Esta subordinación es parte necesaria de la capacidad del socialismo de ejercer un control consciente sobre la construcción de toda la sociedad. … esta subordinación no es voluntaria sino coercitiva, y su competencia interna por el poder va delegando las jefaturas hasta un individuo único, líder e ideólogo, tomado como referente para el ejercicio de un culto a la personalidad. Wikipedia, Totalitarismo.

El guión para construir el estado totalitario que Hakey magistralmente describió hace ya 85 años y Orwell retrató hace 70, fue documentado con evidencias surgidas de fuentes oficiales por Hannah Arendt muy poco después en “Los orígenes del totalitarismo”.

Lo interesante, desde luego, no es que la China comunista sea diferente de la Rusia comunista o que la Rusia de Stalin fuera diferente de la Alemania de Hitler. La ebriedad y la incompetencia que tan ampliamente asoman en cualquier descripción de la Rusia de los años 20 ó de los años 30, y que siguen estando hoy muy extendidas, no desempeñaron papel alguno en la Alemania nazi, mientras que la indecible y gratuita crueldad de los campos alemanes de concentración y de exterminio parece haber estado considerablemente ausente de los campos rusos, donde los cautivos morían de abandono más que de tortura.

… Lo que en nuestro contexto resulta decisivo es que el Gobierno totalitario resulta diferente de las dictaduras y tiranías; la capacidad de advertir esta diferencia no es en manera alguna una cuestión académica que pueda abandonarse confiadamente a los «teóricos», porque la dominación total es la única forma de gobierno con la que no es posible la coexistencia. Por ello tenemos todas las razones posibles para emplear escasa y prudentemente la palabra «totalitario».

… Por lo que se refiere a Stalin, las sorprendentes declaraciones de Kruschev, que —por la obvia razón de que su audiencia y él mismo estuvieron totalmente complicados en el asunto— ocultaban considerablemente más de lo que revelaban, tuvieron el desgraciado resultado de minimizar a los ojos de muchos (y desde luego a los de los eruditos con su amor profesional por las fuentes oficiales) la gigantesca criminalidad del régimen de Stalin, que, al fin y al cabo, no consistió simplemente en la difamación de unos pocos centenares de miles de destacadas figuras políticas y literarias, a las que se podía «rehabilitar» póstumamente, sino en el exterminio de los literalmente indecibles millones de personas a las que nadie, ni siquiera Stalin, podía considerar sospechosas de actividades «contrarrevolucionarias». Y fue precisamente con el reconocimiento de algunos crímenes como ocultó Kruschev la criminalidad del régimen en conjunto, y es precisamente contra este camuflaje y contra la hipocresía de los actuales dirigentes rusos —todos los cuales se prepararon y progresaron bajo Stalin— contra lo que se halla ahora en casi abierta rebelión la joven generación de intelectuales rusos. Porque ellos saben todo lo que es necesario saber sobre «las purgas masivas y la deportación y el aniquilamiento de pueblos enteros». La explicación que de los crímenes formuló Kruschev —la demente suspicacia de Stalin— ocultaba el aspecto más característico del terror totalitario, el de desatarse cuando ha muerto ya toda oposición organizada y el dirigente totalitario sabe que ya no necesita temer nada. Esto es particularmente cierto en lo que se refiere a la evolución rusa. Stalin comenzó sus gigantescas purgas no en 1928, cuando admitió: «Tenemos enemigos internos», y cuando tenía razones para sentir temor —sabía que Bujarin le había comparado con Genghis Khan y que estaba convencido de que la política de Stalin «estaba conduciendo al país al hambre, a la ruina y a un régimen policíaco».

… el Archivo de Smolensko tiende a confirmar lo que ya sabíamos de fuentes menos irrefutables. Esto es incluso cierto en el caso de algunas de sus curiosas lagunas, especialmente las referentes a los datos estadísticos. Porque esta ausencia demuestra simplemente que, como en otros aspectos, el régimen de Stalin era implacablemente consecuente: todos los hechos que no estuviesen conformes o que ofrecieran la posibilidad de no coincidir con la ficción oficial —datos sobre cosechas, criminalidad, auténticos incidentes de actividades «contrarrevolucionarias», a diferencia de las ulteriores conspiraciones ficticias— eran tratados como carentes de existencia. Resultaba, además, completamente de acuerdo con el desprecio totalitario por los hechos y la realidad el que todos estos datos, en vez de ser recogidos en Moscú procedentes de las cuatro esquinas del inmenso territorio, fueran conocidos por vez primera en las respectivas localidades a través de su publicación en Pravda, Izvestia o cualquier otro órgano oficial de Moscú; de esta forma, cada región y cada distrito de la Unión Soviética recibía sus datos estadísticos oficiales y ficticios muy de la misma manera que recibía las no menos ficticias normas que le fijaba el Plan Quinquenal.

Enumeraré brevemente unos pocos de los más sorprendentes puntos que antes podían ser sólo supuestos y que ahora han quedado demostrados por pruebas documentales. Siempre habíamos sospechado, pero no lo sabíamos con certeza, que el régimen nunca fue «monolítico», sino que se hallaba «conscientemente construido en torno a funciones superpuestas, duplicadas y paralelas» y que su estructura grotescamente amorfa era conservada unida por el mismo principio del führer —el llamado «culto de la personalidad»— que hallamos en la Alemania nazi; que la rama ejecutiva de este Gobierno especial no era el Partido, sino la policía, cuyas «actividades operacionales no eran reguladas a través de los canales del Partido»; que las personas enteramente inocentes a quienes el régimen liquidó, a millones, los «enemigos objetivos» en el lenguaje bolchevique, sabían que eran «delincuentes sin un delito»; que fue precisamente esta nueva categoría, diferenciada de los primeros auténticos enemigos del régimen —asesinos de funcionarios del Gobierno, incendiarios y bandidos— la que reaccionó con la misma «completa pasividad» que conocemos también a través de las normas de conducta de las víctimas del terror nazi. Nunca hubo duda alguna de que la «oleada de denuncias mutuas» durante la Gran Purga resultó tan desastrosa para el bienestar económico y social del país como eficaz para fortalecer al dirigente totalitario, pero sólo ahora conocemos cuán deliberadamente puso en marcha Stalin «esta amenazadora cadena de denuncias» cuando proclamó oficialmente el 29 de julio de 1936: Inalienable calidad de cada bolchevique en las circunstancias presentes debe ser la capacidad para reconocer a un enemigo del Partido por muy bien enmascarado que pueda hallarse. (El subrayado es de la autora.) De la misma manera que la «Solución Final» de Hitler significaba para la élite nazi la obligatoriedad de cumplir el mandamiento «Tú matarás», la declaración de Stalin prescribía: «Tú levantarás falso testimonio», como norma directriz de la conducta de todos los miembros del Partido bolchevique. … La verdad es que el precio de la dominación totalitaria fue tan alto que ni en Alemania ni en Rusia ha sido todavía completamente pagado.

… Es cierto que la superioridad de la policía secreta sobre el aparato militar constituye característica determinante de muchas tiranías y no sólo de la totalitaria; pero en el caso del Gobierno totalitario la preponderancia de la policía no responde simplemente a la necesidad de reprimir a la población en el país, sino que encaja con la reivindicación ideológica a una dominación mundial. … Así, los nazis emplearon esencialmente sus tropas SS como fuerza de policía para la dominación e incluso la conquista de territorios extranjeros, con el propósito final de amalgamar el Ejército y la policía bajo la dirección de las SS.

… Menos bien conocido, pero quizá aún más convincente, es el hecho de que el propio y más ambicioso intento de Kruschev de invertir el proceso de des-totalitarización concluyó en un completo fracaso. En 1957 presentó una nueva «ley contra los parásitos sociales» que hubiera permitido al régimen reintroducir las deportaciones en masa, restablecer los trabajos forzados en gran escala y —lo que resulta más importante para la dominación total— desencadenar otra oleada de denuncias en masa; porque se suponía que los «parásitos» habían de ser seleccionados por el mismo pueblo en reuniones de masas. La «ley», sin embargo, tropezó con la oposición de los juristas soviéticos y fue desechada antes siquiera de que hubiera podido ser ensayada. En otras palabras, el pueblo de la Unión Soviética ha pasado de la pesadilla de la dominación totalitaria a los múltiples peligros, dificultades e injusticias de la dictadura de partido único, y aunque es enteramente cierto que esta moderna forma de tiranía no ofrece ninguna de las garantías del Gobierno constitucional, que, «incluso aceptando los presupuestos de la ideología comunista, todo el poder en la URSS es, en definitiva, ilegítimo» y que, por ello, el país puede volver a caer en el totalitarismo de un día para otro sin que se produzcan revueltas importantes, también es cierto que la más horrible de todas las nuevas formas de gobierno, cuyos elementos y orígenes históricos trato de analizar, concluyó en Rusia con la muerte de Stalin de la misma manera que el totalitarismo acabó en Alemania con la muerte de Hitler.  Hannah Arendt. Los orígenes del totalitarismo (1951)

De manera que ese guión para construir el estado totalitario ha sido seguido en todo o en parte por diversos regímenes en todo el mundo. Desde la extinta URSS, sus satélites europeos del “campo socialista”, la China de Mao, la Camboya de Pol Pot, y la actual Corea del Norte. Pero también fue aplicado en gran parte por los regímenes autoritarios y dictaduras –que Arendt distingue de los totalitarios porque en ellos no existe autoridad ni jerarquía intermedia– que se han sucedido en diferentes momentos y lugares del mundo. Tanto el fascismo como el nazismo siguieron el modelo  soviético de dictadura y la represión violenta de los disidentes. Ciertamente, como dice Arendt, “el totalitarismo concluyó en Rusia con la muerte de Stalin de la misma manera que el totalitarismo acabó en Alemania con la muerte de Hitler”. A eso podríamos agregar que también en China con la muerte Mao.

Pero muchos catalogan con este término el franquismo en España, como se conoce al período de la dictadura de Francisco Franco, surgido tras la guerra civil de 1936-1939 y que se prolongó hasta su muerte en 1975. Sus bases fueron el nacionalismo español, el catolicismo, el fascismo y el anticomunismo, que sirvieron de apoyo a una dictadura militar totalitaria que se autoproclamó como «democracia orgánica» en oposición a la democracia parlamentaria.

Sin embargo, el autoritarismo y las dictaduras han implementado diferentes aspectos y hasta han seguido un guión similar. Empecemos por entender estos conceptos.

Dictadura, forma de gobierno en la que una persona o un pequeño grupo posee el poder absoluto sin limitaciones constitucionales efectivas. El término dictadura proviene del título latino dictador, que en la República Romana designaba a un magistrado temporal al que se le otorgaban poderes extraordinarios para hacer frente a las crisis estatales. Los dictadores modernos, sin embargo, se parecen más a los tiranos antiguos que a los dictadores antiguos. Las descripciones de los filósofos antiguos de las tiranías de Grecia y Siciliair muy lejos en la caracterización de dictaduras modernas. Los dictadores suelen recurrir a la fuerza o al fraude para obtener un poder político despótico, que mantienen mediante el uso de la intimidación, el terror y la supresión de las libertades civiles básicas. También pueden emplear técnicas de propaganda masiva para mantener su apoyo público. Dictatorship. Encyclopaedia Britannica.

Una dictadura es una forma autoritaria de gobierno, caracterizada por un solo líder o grupo de líderes y pluralismo político limitado. Según otras definiciones, las democracias son regímenes en los que «quienes gobiernan son seleccionados mediante elecciones competitivas»; por lo tanto, las dictaduras no son «democracias» Dictadura. Wikipedia.

El concepto de dictadura corresponde a un tipo o sistema de gobierno … cuyos poderes estatales legislativos, judiciales y ejecutivos recaen directa y exclusivamente sobre un individuo o, en muchos casos, grupo político como puede ser un partido hegemónico. https://psicologiaymente.com/social/tipos-de-dictadura

En ciencia política y sociología el concepto de “autoritarismo” no tiene una definición unívoca, lo que permite identificar como autoritarias muchas y muy diferentes ideologías, movimientos y regímenes políticosAutoritarismo. Wikipedia.

Según estas definiciones, todas las dictaduras son autoritarias, desde el momento en que impiden las elecciones libres. Sin embargo, no todos los regímenes autoritarios son o han sido dictaduras.

En los gobiernos autoritarios se restringen las libertades civiles e incluso sociales, de pensamiento y de reunión. Cualquier confrontación con el Estado se suele considerar como un acto de conspiración y traición. En ocasiones, sin ningún tipo de evidencia, eludiendo así cualquier tipo de justicia.

Es importante mencionar que los regímenes autoritarios y dictatoriales en América Latina han abrazado ideologías de diferentes extremos del espectro político. Entre las principales podemos mencionar la de Jorge Rafael Videla en Argentina, Hugo Banzer en Bolivia,  Alencar Castelo Branco,  Artur da Costa e Silva, Emílio Garrastazu Médici, Ernesto Geisel y João Figueiredo en Brasil, Fulgencio Batista en Cuba, Augusto Pinochet en Chile, Hosni Mubarak en Egipto, Carlos Castillo Armas en Guatemala, Saddam Husein en Irak, Muammar al-Gaddafi  en Libia, Anastasio Somoza (padre e hijo) y Daniel Ortega en Nicaragua, Hafez al-Asad y su hijo Bashar al-Asad en Siria, Manuel Noriega en Panamá, Alberto Fujimori en Perú, Alfredo Stroessner en Paraguay, Leónidas Trujillo en República Dominicana, Juan Vicente Gómez en Venezuela, entre otros.

Otros países tienen dictaduras de partido único, donde el gobernante lo designa el partido, como en el caso de China, Cuba, Laos y  Myanmar, las monarquías islámicas como en Arabia Saudí y Omán, las dictaduras religiosas como en Irán, los regímenes híbridos que cuentan con rasgos democráticos y autoritarios por la preponderancia permanente de un partido como en Singapur y Sudán.

En todos los casos, los regímenes autoritarios y los dictatoriales concentran el poder en una persona o una organización o partido y el Estado tiene el papel central en conducir la economía y la sociedad.

Sin embargo, desde que existe el Estado, en la historia antigua tanto como en la reciente, los monarcas, los regímenes totalitarios, dictatoriales o autoritarios siempre tuvieron que recurrir al apoyo de una elite generosamente recompensada para sostener su poder.

En los Discursos observa Maquiavelo que todo aquel que pretenda establecer un gobierno de libertad e igualdad fracasará, «a menos que, aparte de esa igualdad general, a un número de los espíritus más osados y ambiciosos los haga caballeros, no solo de nombre sino de hecho, dándoles castillos y posesiones, así como dinero y súbditos, para que, rodeado de ellos, pueda mantener su poder y ellos, con su apoyo, puedan satisfacer su ambición».

En la historia reciente, la mayoría de estos regímenes gobiernan en un sistema económico de mercado distorsionado por la presencia de grupos oligárquicos que medran a la sombra del poder político. En América Latina, el “capitalismo de compinches” ha reinado en todos los países del subcontinente.

El poder arbitrario de muchos regímenes autoritarios no comunistas, además, se fortaleció por muchos años mediante la imposición del Estado para limitar o constreñir el funcionamiento de una economía de mercado. La dictadura militar brasilera (1964-1985) construyó numerosas empresas del Estado para consolidar y ampliar su poder. El último gobierno militar argentino (1976-1983) estableció feudos económicos para proteger el poder del ejército, de la marina y de la aviación. La dictadura del general Augusto Pinochet en Chile se apropió de la gran minería cuprífera chilena para financiar y abastecer el presupuesto militar. La política fiscal del autoritarismo mexicano dependió por décadas de los ingresos de Petróleos Mexicanos, la principal empresa del Estado. El último gobierno militar peruano (1968-1980) se fundó precisamente sobre un intento de reducir en lo posible la importancia de la economía de mercado. En estos y otros casos, la limitación de la economía de mercado por parte del Estado autoritario permitió y estimuló el abuso y la corrupción, y redujo las libertadas democráticas. Jorge I. Domínguez. Cinco falacias sobre la democracia en América Latina

Aunque Domínguez se limita principalmente a ejemplos de las dictaduras militares latinoamericanas, todos los gobiernos autoritarios civiles también han promovido el “capitalismo de compinches”.

Sin embargo, en el mundo de hoy persiste aún el culto al totalitarismo por ciertos grupos opuestos a la democracia y la libertad. Tan reciente como en septiembre de 2019, el Parlamento Europeo publicó una resolución titulada Importancia de la memoria histórica europea para el futuro de Europa recordando que muchos países del este de Europa fueron “sometidos a dictaduras, a veces bajo la ocupación o la influencia directa de la Unión Soviética, durante medio siglo, y continuaron privados de libertad, soberanía, dignidad, derechos humanos y desarrollo socioeconómico”; que “sigue existiendo la necesidad urgente de sensibilizar sobre los crímenes perpetrados por el estalinismo y otras dictaduras, evaluarlos moral y jurídicamente, y llevar a cabo investigaciones judiciales sobre ellos”; y que es de vital importancia para la unidad de Europa “recordar a las víctimas de los regímenes totalitarios y autoritarios, y reconocer y divulgar el legado común europeo de los crímenes cometidos por las dictaduras estalinista, nazi y de otro tipo”.

Acusa directamente a Rusia de seguir “siendo la mayor víctima del totalitarismo comunista y que su evolución hacia un Estado democrático seguirá obstaculizada mientras el Gobierno, la élite política y la propaganda política continúen encubriendo los crímenes comunistas y ensalzando el régimen totalitario soviético; pide, por tanto, a la sociedad rusa que acepte su trágico pasado;” y por “los esfuerzos de los actuales dirigentes rusos por distorsionar los hechos históricos y ocultar los crímenes perpetrados por el régimen totalitario soviético, esfuerzos que constituyen un peligroso elemento de la guerra de la información librada contra la Europa democrática con el objetivo de dividirla, y pide a la Comisión, por tanto, que luche firmemente contra ellos;

En su parte resolutiva “condena en los términos más enérgicos los actos de agresión, los crímenes contra la humanidad y las violaciones masivas de los derechos humanos perpetrados por los regímenes comunista, nazi y otros regímenes totalitarios; … Condena toda manifestación y propagación de ideologías totalitarias, como el nazismo y el estalinismo. … manifiesta su inquietud ante los casos que se han denunciado, en algunos Estados miembros, de colusión entre, por un lado, líderes políticos, partidos políticos y fuerzas de seguridad y, por otro, movimientos radicales, racistas y xenófobos de distintas denominaciones políticas; condenando la distorsión de los hechos históricos y la utilización de símbolos y retóricas que evocan aspectos de la propaganda totalitaria, toda manifestación y propagación de ideologías totalitarias, como el nazismo y el estalinismo, en la Unión; Condena el revisionismo histórico y la glorificación de los colaboradores nazis en algunos Estados miembros de la Unión; Pide una cultura común de memoria histórica que rechace los crímenes de los regímenes fascistas y estalinistas, y de otros regímenes totalitarios y autoritarios del pasado, como medio para fomentar, en particular entre las generaciones más jóvenes, la resiliencia ante las amenazas modernas que se ciernen sobre la democracia;”.

El fantasma del totalitarismo y el autoritarismo todavía deambula por el mundo, los europeos lo reconocen como una amenaza real a la democracia y la libertad y por eso llaman a combatirlo. 

Arturo J. Solórzano
Junio de 2019

 

El control soviético del pensamiento a través del lenguaje

No fue diferente en esta técnica ideológica de flexionar el lenguaje para sus propósitos el régimen comunista en la Rusia soviética. El historiador ruso Mikhail Heller (1922-1997) destacó este aspecto de la sociedad socialista planificada en su perspicaz trabajo, Cogs in the Wheel: The Formation of Soviet Man (1988).

Desde la época de Vladimir Lenin con la llegada de la Revolución Bolchevique en noviembre de 1917 hasta el reinado de veinticinco años de Josef Stalin, a los líderes soviéticos al final del régimen en 1991, se hizo un lenguaje para servir a los medios y fines. del sistema socialista. Heller explicó:

Lenin desarrolló una forma especial de escritura que hizo posible establecer el “eslogan de fórmula” en la mente del lector u oyente. . . Luego, como el elemento compositivo más importante, existe el uso de la repetición, mediante la cual se forma un rectángulo que concentra la atención, reduce el campo de posibilidades y exprime el pensamiento en un anillo apretado del cual solo hay una salida. . .

El poder total sobre la Palabra le da al Maestro de la Palabra un poder mágico sobre todas las comunicaciones. El discurso soviético es siempre un monólogo porque no hay otra parte con quien hablar. Del otro lado está el enemigo. En el idioma soviético no hay palabras neutrales: cada palabra conlleva una carga ideológica. . . Es por eso que en el idioma soviético las mismas palabras se repiten una y otra vez, hasta que se convierten en una señal que actúa sin ningún esfuerzo de pensamiento. El efecto de frases y consignas establecidas también está asegurado por su repetición siempre en la misma forma. . .

El idioma soviético se convirtió en el medio más importante para evitar que las personas adquieran más conocimiento de lo que el estado deseaba. . . El discurso soviético perdió su libertad. El lenguaje fue elaborado a partir de consignas y citas del Líder [Stalin]. . . La autoridad aplastante e incuestionable de la palabra del Líder es el resultado en gran parte de su derecho y poder para nombrar al Enemigo. . . La palabra que significa que el enemigo debe ser impactante, fácil de recordar, implicando condena por su propio sonido, y siempre imprecisa, para que todos los que en un momento dado no complace al Líder puedan ser incluidos bajo esta rúbrica. . . Richard M. Ebeling Tyrants of the Mind and the New Collectivism

El totalitarismo en China siguió, y sigue hasta el presente pero de manera más sofisticada, el mismo patrón reseñado en la sociedad orwelliana.

Quien no haya conocido China en tiempos de Mao y de sus sucesores inmediatos no percibirá el carácter extraordinario de esta simple conversación en Pekín. Nunca, en la historia contemporánea, había sido tan controlado un pueblo entero: los chinos no sólo debían hablar al unísono, también debían pensar al unísono. A diferencia de los regímenes autoritarios que permiten a sus súbditos conservar su libertad interior con tal de que se callen, el maoísmo exigía que se pensara “como se debía” con sinceridad. El control social alcanzaba hasta la vida privada: el dormitorio, el matrimonio, las prácticas sexuales estaban sometidas a la línea del Partido. En la década de 1970, toda sensibilidad estaba anestesiada; cada uno, transformado en loro, repetía el eslogan del día. Toda conversación aparentemente personal comenzaba con una cita de Mao. No se podía acceder más que a libros mediocres y asistir a ocho óperas “revolucionarias”. Altoparlantes dispuestos en las plazas de las ciudades, en las estaciones, en el interior de los trenes, en las oficinas, en las fábricas, difundían desde el alba y hasta bien entrada la noche músicas militares; prohibían hablar, oírse, reflexionar.

Hay una diferencia esencial entre el maoísmo y el estalinismo: los dirigentes soviéticos sabían que mentían, el pueblo sabía que el comunismo era una impostura, la mentira era proclamada como si fuera una verdad, y pocos la creían; los dirigentes maoístas no quedaban satisfechos con que el pueblo viviera en la mentira al mismo tiempo que confesaba la verdad oficial; les hacía falta que los chinos con el cerebro lavado interiorizaran la mentira. La mentira maoísta debía ser sincera, lo que los acercaba más a la Inquisición católica que al estalinismo ateo. Nada de esto se dice en China, porque la desmaoización todavía no ha ocurrido. Guy Sorman. China: El Imperio de las Mentiras. 2012.

En la Alemania Oriental dominada por el comunismo, la sociedad era vigilada por la Stasi, la policía secreta del régimen, que se dedicaba a identificar cualquier tipo de descontento.

Para mantener el poder durante 40 años mientras su gente moría de hambre y planeaba escapar, el Partido Comunista tuvo que ser muy bueno para controlar a las personas y socavar a los activistas anti estatales. … Su única función era mantener al Partido Comunista en el poder. No les importaba cómo.

… En la década de 1950, la represión era brutal, tortura física. A principios de la década de 1970, ansiosa por ser aceptada en el escenario internacional, la Policía Secreta de Alemania Oriental tuvo que volverse más sutil. El objetivo de Zersetzung (un término militar reutilizado que significa desintegración o corrosión) era “desconectar” a los individuos y grupos activistas que pudieran amenazar al Partido. La policía recopiló registros médicos, escolares y policiales, entrevistas con vecinos y familiares, y cualquier otra evidencia que pudieran obtener y luego personalizaría un impacto directo en la salud mental de un individuo. … Si alguien parecía que podría desafiar la legitimidad o el control del Partido Comunista, la Stasi destruyó sistemáticamente su vida. Usaron el chantaje, la vergüenza social, las amenazas y la tortura. 

…La Stasi tenía 91,000 empleados en su apogeo: aproximadamente uno de cada 30 residentes era un agente de la Stasi. Más de uno de cada tres alemanes orientales (5,6 millones) estaba bajo sospecha o vigilancia, con un archivo abierto de la Stasi. Otro medio millón estaba alimentando la información de la Stasi. Este nivel de vigilancia e infiltración causó que los alemanes orientales vivieran aterrorizados (realmente nunca se sabía si podía confiar en alguien)

La Stasi operaba su propia prisión, Hohenschönhausen. Más de 900 ex reclusos han dado testimonio sobre el horror que sucedió allí, pero mientras la Stasi estaba activa, la instalación era de alto secreto. El área no existía oficialmente y estaba marcada con un espacio en blanco en los mapas de la ciudad. En realidad, la mayor parte del país funcionaba como una prisión al aire libre, ya que a pocas personas se les permitía salir del país con visas de salida.

Las escuelas públicas en Alemania del Este eran campos de entrenamiento para el cumplimiento del estado policial. Niños pequeños cortan y colorean muñecos de papel con máscaras de gas y AK-47 . Se establecieron grupos de estilo juvenil de Hitler para escolares . …Los nazis allanaron el camino al usar ciudadanos como informadores o denunciantes. En ese tipo de cultura chismosa, denunciar a sus vecinos por delitos menores podría mantener a salvo a su propia familia. La policía secreta tenía tanta información personal sobre cada ciudadano y tanta influencia sobre las instituciones (ya sea que pudieras ingresar a la universidad, conseguir un trabajo, comprar un automóvil) su poder era casi absoluto, y absolutamente inexplicable. No tenían que arrestarte, podían paralizarte socialmente. Laura Williams. 10 hechos terroríficos sobre la policía secreta de Alemania del Este.

Es paradójico que la doctrina marxista proclamara que “la religión es el opio del pueblo” y que el advenimiento del socialismo tenía un carácter “científico”, en el socialismo real esta haya adquirido los atributos de una religión, en la que no hay un dios imaginario, sino real, de carne y hueso y un aparato que vela por la integridad de los dogmas de fe, las “verdades” totalitarias, de la nueva religión.

Fue el espíritu religioso que impregna la cultura occidental lo que desnaturalizó el marxismo de los fundadores, convirtiéndolo en la religión secular del siglo XX. Al apartarse de la ciencia, de la mano de la cual había dado sus primeros pasos, y pretender convertirse él mismo en ciencia, el marxismo se volvió una dogmática y se inmunizó contra disciplinas y conocimientos fundamentales, como los que aportaron Freud y el psicoanálisis, que hubieran impedido la disolución del individuo en la noción de clase y que aquél fuera tratado por los regímenes colectivistas como una pieza dispensable del organismo social. Su metamorfosis en religión laica fue apartando al marxismo del mundo real y tornándolo un sistema de ilusiones. E hizo del partido una Iglesia de rígidas jerarquías en las que el vértice —Comité Central, Buró Político, secretario general— tenía el atributo de la infalibilidad. El militante debía obedecer, con la fe del carbonero, las directivas, tesis e interpretaciones de los guardianes de la verdad absoluta, aun en contra de la razón y del simple sentido común. De este modo, el espíritu religioso —la superstición, en el lenguaje del siglo de las luces— consiguió sobrevivir y aun fortalecerse a través de un movimiento nacido, según el designio de Marx, para poner fin al reino de la fe e instaurar el de la razón en la historia. Mario Vargas Llosa. Desafíos a la libertad. 1994.

Otra estrategia utilizada por los regímenes totalitarios ha sido la “fabricación” de opositores “de mentira” para controlar a la disidencia. El siguiente artículo, escritor por un venezolano, explica en qué consiste tal estrategia y señala al cuerpo de inteligencia cubano, conocido como G2, destacado en Venezuela, como el autor intelectual de la misma. Esta práctica ha sido también utilizada en Nicaragua, con la creación de partidos políticos supuestamente opositores pero aliados al régimen, llamados popularmente “zancudos” en alusión a los mosquitos que viven de chupar la sangre de las personas.

Ni la Unión Soviética de Stalin, ni la China de Mao, ni la Alemania de Hitler, ni la Cuba de Fidel, ni la Venezuela de Chávez habrían sido posibles si hubiesen tenido un enemigo real, poderoso y radicalmente opuesto en lo ideológico. El conquistar la mente de los ciudadanos con ideas que vayan de la mano con sus intenciones políticas y que se sostengan sobre los principios del sistema que desean imponer es clave para ganar la primera batalla y -así mismo- la guerra: el socialismo debe gobernar -primero- en la mente de las personas.

Lo hicieron en Rusia. Lo hicieron en China. Lo hicieron en Alemania, en Cuba y también en Venezuela.

En su libro “1984”, George Orwell lo explica perfecto a través del personaje Emmanuel Goldstein: toda dictadura necesita a quién “echarle la culpa”, a quien “amenazar”, a quien “acusar”, a quien “perseguir”. Pero esto -como las comillas lo insinúan- es de mentiritas, porque a los verdaderos enemigos se les encierra y se les mata. Un tirano rara vez deja cabos sueltos; ellos no están jugando.

Es así como surge la necesidad de una oposición diseñada, creada, financiada y dotada de apoyo popular suficiente. Esta representa una de las piezas más poderosas de la inteligencia comunista, que será usada con fines propagandísticos.

¿Por qué? Pues porque con sus propios funcionarios, la dictadura controla la matriz de opinión de sus seguidores. Y con políticos disfrazados de adversarios, la inteligencia comunista controla al otro grueso de la población que podrían convertirse en potenciales disidentes.

Para lograr amarrar el poder en sus manos, la izquierda necesita controlar los dos bultos: el de sus fanáticos convencidos y el de aquellos que no están de acuerdo. ¿Cómo controlar a quienes no están de acuerdo? Diciéndoles lo que quieren escuchar, a través de voces y líderes en los que ellos aprenden a creer, pero que no los llevan a ningún lado, que no actúan, que son inertes. Jose Miguel. Las Mentiras del Socialismo: La Inteligencia Cubana G2 y la “Oposición”. Abril 2019.

En la actualidad, el Gran Hermano también vigila a los ciudadanos y ha encontrado en la tecnología a un aliado en sus propósitos autoritarios de vigilancia y control.

En Rusia, el Kremlin desarrolló el sistema de búsqueda y vigilancia SORM (Systema Operativno-Rozysknikh Meropriyatiy) que vigila las llamadas telefónicas, el tráfico de correo electrónico y actividad de navegación de la web y un nuevo servicio de vigilancia financiera diseñado para proporcionarle una visión completa de lo que la élite política y económica rusa está haciendo con su dinero y su tiempo.

El otro eje de acción es la propaganda a través del Internet para incidir en las opiniones de las personas para favorecer sus intereses, tanto para mantener el control de sus ciudadanos como para influir en la política internacional.

De acuerdo a una investigación de Andrei Soldatov e Irina Borogany que plasmaron en el libro The Red Web: The Kremlin´s War on the Internet. Borogan y Soldatov han pasado una década y media informando sobre el oscuro mundo de los servicios secretos de Rusia a través de su blog, Agentura.ru. Son unos de los principales expertos de Moscú en espionaje, censura y paranoia. Su tesis central aquí es bastante directa: los policías secretos, incluido el mismo presidente -el ex alumno más famoso de la KGB- están constantemente preocupados por el poder “subversivo” de Internet, por lo que han construido una de las redes de espionaje más intrusivas del planeta y están sistemáticamente legislando en contra de las libertades tradicionales del ciberespacio.

“Putin se ha rodeado intelectualmente de unos filósofos y pensadores que adscriben a ideas neo-fascistas, totalitarias y anti democráticas. Estos han ayudado a promover estas ideas por el mundo, ya sea desde la misma retórica del presidente ruso o desde la Agencia de Investigación de Internet, la herramienta rusa para crear granjas de trolls que pueblan de noticias falsas y odio a la web.”

La cadena de televisión anteriormente conocida como Russia Today cuenta con un presupuesto -alrededor de USD 300 millones anuales- que se puede comparar con el de los mayor grupos de medios de comunicación del mundo, como BBC o Fox News.” En palabras del presidente ruso, RT está decidido a romper el “monopolio anglosajón en las corrientes de información global”. Además, Sputnik News, que le pertenece a la agencia estatal de noticias, ha crecido exponencialmente en los últimos años.

— Más allá de promover sus intereses ayudando a elegir líderes pro Putin, el Kremlin diseñó sus misiones de desinformación con el explícito propósito de generar conflictos internos para fomentar las divisiones sociales y deteriorar el pluralismo en los países occidentales.

… hay una dosis diaria de informes falsos o distorsionados que parecen diseñados para explotar las divisiones en la sociedad y la política occidentales, especialmente en temas como la raza, la violencia y los derechos sexuales, y que son promulgados por grupos de operativos que se presentan como ciudadanos comunes en las cuentas de redes sociales. Al armar campañas de desinformación diseñadas específicamente para generar discordia, los rusos intentan utilizar la guerra cibernética como un arma psicológica contra las democracias liberales.

… En The Darkening Web Klimburg indica que, al ser aplicada a nivel nacional como un instrumento de control político e internacionalmente para avanzar en una estrategia de desestabilización, “la doctrina del ciberdominio de Moscú es ominosa y cada vez más efectiva”. Para darle apoyo numérico a esta afirmación, el autor cita un estudio realizado en 2015 que concluye que “los usuarios rusos de Internet se han acostumbrado tanto a la narrativa de Internet del Kremlin como una herramienta de las potencias occidentales que dos de cada cinco rusos desconfían de los medios extranjeros y casi la mitad de los rusos creen que los sitios web de noticias extranjeras deben ser censurados”.

… La estrategia se enfoca en propagar una noticia falsa o una mentira verosímil, de modo que esta narrativa tome una “vida por sí misma” y sea diseminada por cientos de miles. Al volverse masiva, esta empezará a aparecer en portales de noticias, lo cual ayuda a darle legitimidad. Esta entonces se transformará en algo que los medios más grandes deberán cubrir, incluso si es para desmentir la información. Pero el daño ya está hecho: cientos de miles o millones de personas leyeron o vieron la “noticia falsa” y ahora están convencidos de que era cierta.

Complementando su máquina de propaganda, la agencia del gobierno ruso emplea a cientos de trolls de Internet para difundir desinformación y publicar comentarios antagónicos en los medios occidentales.

… Pero, nunca faltó a su método para “desinformar y dividir”, el autor cuenta que la “ofensiva de guerra de propaganda rusa” fue fundamental para la ocupación de Crimea en 2014 e incluyó afirmaciones inventadas de que los bebés habían sido crucificados por soldados ucranianos.

…El Kremlin busca sembrar discordia en regímenes liberales porque es en estos donde se permite la libertad de opinión.  Y eso es un derecho que debemos valorar, “sin dejar que nuestras distintos opiniones nos vuelvan enemigos”. Cómo funciona la maquinaria oculta de Vladimir Putin para golpear las democracias del mundo

En China, el Internet está limitado. Sitios como Facebook, Instagram, Twitter y YouTube, están censurados y bloqueados, y se necesita una tecnología VPN para el acceso. En su lugar, se usa la aplicación china WeChat, controlada por el gobierno. El gobierno obliga a dirigir todo el tráfico en línea a través de tres sistemas de enrutamiento central. Esto facilita que los censores examinen todos los datos que ingresan y salen del país.

El gobierno chino ha introducido recientemente un sistema por el que se pierde el crédito por mala conducta. Ni siquiera tiene que ser por actos ilegales. Jugar demasiados videojuegos o comprar demasiado alcohol, actividad de internet, todo realmente afectará su puntuación y podrá tener  consecuencias negativas. Y todo se basa en la vigilancia de las actividades de los ciudadanos.

El presidente chino, Xi Jinping, se ha embarcado en la creación del llamado sistema de crédito social. Si lograba completarlo, el estado obtendría el control total sobre sus ciudadanos. De manera inquietante, el público chino encuentra atractivo el sistema de crédito social, ya que les brinda servicios que antes carecían, promete perseguir a los delincuentes y ofrece a los ciudadanos una guía sobre cómo mantenerse alejado de los problemas. Aún más inquietante, China podría vender el sistema de crédito social en todo el mundo a los posibles dictadores, que luego se volverían políticamente dependientes de China. George Soros. The Rise of Nationalism After the Fall of the Berlin Wall, Noviembre, 2019.

Con ayuda de la última tecnología, el sistema de vigilancia, recopilación y procesamiento de información permite al gobierno chino concentrar sus actividades en grupos étnicos o religiosos que resisten el esfuerzo gubernamental por uniformar a la sociedad. El país tiene un pequeño ejército (más de 50,000 personas) monitoreando la actividad de Internet en todo momento.

El gobierno está construyendo cientos o miles de campos de reeducación no reconocidos a los que se pueden enviar uigures [etnia de idioma turco] por cualquier motivo o por ninguno. En algunos de ellos las condiciones cotidianas no parecen ser físicamente abusivas tanto como espeluznantes. Un preso liberado ha dicho que no se le permitió comer hasta que le había dado las gracias a Xi Jinping, el presidente chino y al Partido Comunista. Pero ha habido denuncias de tortura a otros.

Kashgar, la ciudad uigur más grande, tiene cuatro campamentos, de los cuales el más grande está en la escuela secundaria número 5. Un jefe de seguridad local dijo en 2017 que “aproximadamente 120.000” personas estaban retenidas en la ciudad. En Korla, en el centro de la provincia, un funcionario de seguridad dijo recientemente que los campamentos están tan llenos que los oficiales en ellos están rogando a la policía que deje de traer gente.

… No se rigen por ningún proceso judicial; las detenciones son por orden de la policía o los funcionarios del partido, no por el veredicto de un tribunal.

Bajo un sistema llamado fanghuiju, los equipos de media docena —compuestos por policías o funcionarios locales e incluyendo siempre un traductor uigur, que casi siempre significa un uigur— van de casa en casa recopilando expedientes de información personal. Fanghuiju es la abreviatura de “investigar las condiciones de las personas, mejorar la vida de las personas, ganar el corazón de las personas”.

Desde la primavera de 2017, la información se ha utilizado para clasificar la “fiabilidad” de los ciudadanos utilizando varios criterios. [que van desde la edad, etnia, religión a tener pasaporte o familiares en el exterior] ,,, Para completar el panorama de la vigilancia humana, el gobierno tiene un programa llamado “convertirse en parientes” en el que las familias locales (principalmente uigur) “adoptan” funcionarios (principalmente de la mayoritaria etnia Han). El funcionario visita a su familia adoptiva regularmente, vive con ella durante períodos cortos, les da regalos y enseña el mandarín local. También verifica la información recopilada por los equipos de fanghuiju. El programa parece ser inmenso. Según un informe oficial de 2018, 1.1 millones de funcionarios han sido emparejados con 1.6 millones de familias. Eso significa que aproximadamente la mitad de los hogares uigures han tenido un espía/adoctrinador chino Han asignado a ellos.

Estos esfuerzos mapean el territorio ideológico de la provincia familia por familia; la tecnología mapea las actividades de la población calle por calle y teléfono por teléfono. En Hotan y Kashgar hay postes que llevan tal vez ocho o diez cámaras de video a intervalos de 100-200 metros a lo largo de cada calle; una red de vigilancia mucho más fina que en la mayoría de las ciudades chinas. Además de ver a los peatones, las cámaras pueden leer las matrículas de los coches y correlacionarlas con la cara de la persona que conduce. Sólo los propietarios registrados pueden conducir automóviles; cualquier otra persona será arrestada, según un funcionario de seguridad pública que acompañó a este corresponsal en Hotan. Las cámaras están equipadas para trabajar tanto por la noche como por el día.

Debido a que el gobierno ve lo que llama “limpieza web” como necesario para evitar el acceso a la información terrorista, se supone que todos en Xinjiang deben tener una aplicación de spyware en su teléfono móvil. No instalar la aplicación, que puede identificar a las personas llamadas, realizar un seguimiento de la actividad en línea y registrar el uso de las redes sociales, es un delito. Los “rastreadores Wi-Fi” en lugares públicos mantienen un ojo, o nariz, en todos los dispositivos en red en el rango.

A continuación, los registros asociados con los documentos de identidad pueden contener datos biométricos, incluidas las huellas dactilares, el tipo de sangre y la información de ADN, así como el registro de detención del sujeto y el “estado de fiabilidad”. El gobierno recoge gran parte de este material biométrico sigiloso, bajo la apariencia de un programa de salud pública llamado “Física para todos”, que requiere que la gente proporcione muestras de sangre.

Un sistema llamado Plataforma Integrada de Operaciones Conjuntas (IJOP), revelado por primera vez por Human Rights Watch, utiliza sistemas de aprendizaje automático, información de cámaras, teléfonos inteligentes, registros financieros y de planificación familiar e incluso un uso inusual de la electricidad para generar listas de sospechosos para su detención. Un informe oficial de WeChat dijo que verificar las listas del IJOP era una de las principales responsabilidades del comité de seguridad local. Incluso sin vigilancia de alta tecnología, el estado policial de Xinjiang es formidable. Con él, se vuelve aterrador. The Economist. “Apartheid with Chinese characteristics“. May 31st 2018.

En 2006, la organización no gubernamental internacional, Reporteros Sin Fronteras que promueve la libertad de prensa, empezó a publicar una lista de “Enemigos del Internet“. La organización clasifica a un país como enemigo del Internet a “todos aquellos países se caracterizan no solo por su capacidad de censurar noticias e información en línea, sino también por su represión casi sistemática de los usuarios de Internet“. Los 5 “Estados enemigos del Internet” nombrados en marzo de 2013 fueron: Baréin, China, Irán, Siria y Vietnam. Esta lista no ha sido actualizada desde entonces. Wikipedia. Censura y vigilancia del internet por país.

Actualmente, existe restricción a noticias políticas en Burundi, Etiopía, Corea del Norte, Cuba, Venezuela, Honduras (parcialmente) y Turquía, y hay restricción a medios sociales en Belarus, Corea del Norte, Etiopía, Turkmenistan, Turquía, Uzbekistan. Arabia Saudita y Rusia impulsaron legislaciones para legalizar el filtrado de información por Internet.

En Corea del Norte la navegación no autorizada de Internet es una actividad peligrosa. Los principales teléfonos inteligentes, tabletas, sistemas operativos y navegadores utilizados en el país fueron desarrollados por el gobierno, y el contenido en los aproximadamente 5,000 sitios web accesibles está estrictamente controlado.

Si hay una historia que pueda resumir las causas contemporáneas de la censura en Internet, esta tuvo lugar en Egipto. En enero de 2011, activistas egipcios, inspirados por un levantamiento exitoso en Túnez, comenzaron a organizar una manifestación usando Facebook. En cuestión de días, miles de manifestantes se reunieron en la plaza Tahrir de El Cairo para protestar contra el régimen de Mubarak.

El gobierno egipcio pronto tomó la “audaz” medida de cortar el acceso a internet del país. La respuesta fue que miles se sumaron a las protestas. El régimen de Mubarak rápidamente se dio cuenta de su error: nunca cortar el acceso a Internet.

Mubarak finalmente fue forzado a renunciar después de solo 18 días de protestas masivas. La Primavera Árabe de Egipto demostró dos cosas: el poder de organización de Internet y la rapidez con la que un gobierno puede decretar la censura en Internet. La censura en Internet: El estatus de la libertad en la red en 2018.

Como puede observarse, el autoritarismo sigue presente actualmente en muchos países y el Gran Hermano hoy usa la tecnología para vigilar y controlar a los ciudadanos.

En las dictaduras de tipo marxista el fenómeno totalitario no es parte intrínseca de la doctrina que las determina pero sí parece ser una consecuencia de su aplicación práctica.

… Las diferentes corrientes marxistas han dado diferentes respuestas al fenómeno desde las restricciones que el marxismo impone a una definición particular de dominación política que implica tanto una ingeniería social consciente como una dominación determinada políticamente, ambas situaciones previstas sólo unas pocas veces en el análisis histórico marxista de la sociedad (que considera irrelevante la autonomía privada de la volición individual como paso necesario para la expresión libre de una determinada consciencia de clase. … Esta subordinación es parte necesaria de la capacidad del socialismo de ejercer un control consciente sobre la construcción de toda la sociedad. … esta subordinación no es voluntaria sino coercitiva, y su competencia interna por el poder va delegando las jefaturas hasta un individuo único, líder e ideólogo, tomado como referente para el ejercicio de un culto a la personalidad. Wikipedia, Totalitarismo.

El guión para construir el estado totalitario que Hakey magistralmente describió hace ya 85 años y Orwell retrató hace 70, fue documentado con evidencias surgidas de fuentes oficiales por Hannah Arendt muy poco después en “Los orígenes del totalitarismo”.

Lo interesante, desde luego, no es que la China comunista sea diferente de la Rusia comunista o que la Rusia de Stalin fuera diferente de la Alemania de Hitler. La ebriedad y la incompetencia que tan ampliamente asoman en cualquier descripción de la Rusia de los años 20 ó de los años 30, y que siguen estando hoy muy extendidas, no desempeñaron papel alguno en la Alemania nazi, mientras que la indecible y gratuita crueldad de los campos alemanes de concentración y de exterminio parece haber estado considerablemente ausente de los campos rusos, donde los cautivos morían de abandono más que de tortura.

… Lo que en nuestro contexto resulta decisivo es que el Gobierno totalitario resulta diferente de las dictaduras y tiranías; la capacidad de advertir esta diferencia no es en manera alguna una cuestión académica que pueda abandonarse confiadamente a los «teóricos», porque la dominación total es la única forma de gobierno con la que no es posible la coexistencia. Por ello tenemos todas las razones posibles para emplear escasa y prudentemente la palabra «totalitario».

… Por lo que se refiere a Stalin, las sorprendentes declaraciones de Kruschev, que —por la obvia razón de que su audiencia y él mismo estuvieron totalmente complicados en el asunto— ocultaban considerablemente más de lo que revelaban, tuvieron el desgraciado resultado de minimizar a los ojos de muchos (y desde luego a los de los eruditos con su amor profesional por las fuentes oficiales) la gigantesca criminalidad del régimen de Stalin, que, al fin y al cabo, no consistió simplemente en la difamación de unos pocos centenares de miles de destacadas figuras políticas y literarias, a las que se podía «rehabilitar» póstumamente, sino en el exterminio de los literalmente indecibles millones de personas a las que nadie, ni siquiera Stalin, podía considerar sospechosas de actividades «contrarrevolucionarias». Y fue precisamente con el reconocimiento de algunos crímenes como ocultó Kruschev la criminalidad del régimen en conjunto, y es precisamente contra este camuflaje y contra la hipocresía de los actuales dirigentes rusos —todos los cuales se prepararon y progresaron bajo Stalin— contra lo que se halla ahora en casi abierta rebelión la joven generación de intelectuales rusos. Porque ellos saben todo lo que es necesario saber sobre «las purgas masivas y la deportación y el aniquilamiento de pueblos enteros». La explicación que de los crímenes formuló Kruschev —la demente suspicacia de Stalin— ocultaba el aspecto más característico del terror totalitario, el de desatarse cuando ha muerto ya toda oposición organizada y el dirigente totalitario sabe que ya no necesita temer nada. Esto es particularmente cierto en lo que se refiere a la evolución rusa. Stalin comenzó sus gigantescas purgas no en 1928, cuando admitió: «Tenemos enemigos internos», y cuando tenía razones para sentir temor —sabía que Bujarin le había comparado con Genghis Khan y que estaba convencido de que la política de Stalin «estaba conduciendo al país al hambre, a la ruina y a un régimen policíaco».

… el Archivo de Smolensko tiende a confirmar lo que ya sabíamos de fuentes menos irrefutables. Esto es incluso cierto en el caso de algunas de sus curiosas lagunas, especialmente las referentes a los datos estadísticos. Porque esta ausencia demuestra simplemente que, como en otros aspectos, el régimen de Stalin era implacablemente consecuente: todos los hechos que no estuviesen conformes o que ofrecieran la posibilidad de no coincidir con la ficción oficial —datos sobre cosechas, criminalidad, auténticos incidentes de actividades «contrarrevolucionarias», a diferencia de las ulteriores conspiraciones ficticias— eran tratados como carentes de existencia. Resultaba, además, completamente de acuerdo con el desprecio totalitario por los hechos y la realidad el que todos estos datos, en vez de ser recogidos en Moscú procedentes de las cuatro esquinas del inmenso territorio, fueran conocidos por vez primera en las respectivas localidades a través de su publicación en Pravda, Izvestia o cualquier otro órgano oficial de Moscú; de esta forma, cada región y cada distrito de la Unión Soviética recibía sus datos estadísticos oficiales y ficticios muy de la misma manera que recibía las no menos ficticias normas que le fijaba el Plan Quinquenal.

Enumeraré brevemente unos pocos de los más sorprendentes puntos que antes podían ser sólo supuestos y que ahora han quedado demostrados por pruebas documentales. Siempre habíamos sospechado, pero no lo sabíamos con certeza, que el régimen nunca fue «monolítico», sino que se hallaba «conscientemente construido en torno a funciones superpuestas, duplicadas y paralelas» y que su estructura grotescamente amorfa era conservada unida por el mismo principio del führer —el llamado «culto de la personalidad»— que hallamos en la Alemania nazi; que la rama ejecutiva de este Gobierno especial no era el Partido, sino la policía, cuyas «actividades operacionales no eran reguladas a través de los canales del Partido»; que las personas enteramente inocentes a quienes el régimen liquidó, a millones, los «enemigos objetivos» en el lenguaje bolchevique, sabían que eran «delincuentes sin un delito»; que fue precisamente esta nueva categoría, diferenciada de los primeros auténticos enemigos del régimen —asesinos de funcionarios del Gobierno, incendiarios y bandidos— la que reaccionó con la misma «completa pasividad» que conocemos también a través de las normas de conducta de las víctimas del terror nazi. Nunca hubo duda alguna de que la «oleada de denuncias mutuas» durante la Gran Purga resultó tan desastrosa para el bienestar económico y social del país como eficaz para fortalecer al dirigente totalitario, pero sólo ahora conocemos cuán deliberadamente puso en marcha Stalin «esta amenazadora cadena de denuncias» cuando proclamó oficialmente el 29 de julio de 1936: Inalienable calidad de cada bolchevique en las circunstancias presentes debe ser la capacidad para reconocer a un enemigo del Partido por muy bien enmascarado que pueda hallarse. (El subrayado es de la autora.) De la misma manera que la «Solución Final» de Hitler significaba para la élite nazi la obligatoriedad de cumplir el mandamiento «Tú matarás», la declaración de Stalin prescribía: «Tú levantarás falso testimonio», como norma directriz de la conducta de todos los miembros del Partido bolchevique. … La verdad es que el precio de la dominación totalitaria fue tan alto que ni en Alemania ni en Rusia ha sido todavía completamente pagado.

… Es cierto que la superioridad de la policía secreta sobre el aparato militar constituye característica determinante de muchas tiranías y no sólo de la totalitaria; pero en el caso del Gobierno totalitario la preponderancia de la policía no responde simplemente a la necesidad de reprimir a la población en el país, sino que encaja con la reivindicación ideológica a una dominación mundial. … Así, los nazis emplearon esencialmente sus tropas SS como fuerza de policía para la dominación e incluso la conquista de territorios extranjeros, con el propósito final de amalgamar el Ejército y la policía bajo la dirección de las SS.

… Menos bien conocido, pero quizá aún más convincente, es el hecho de que el propio y más ambicioso intento de Kruschev de invertir el proceso de des-totalitarización concluyó en un completo fracaso. En 1957 presentó una nueva «ley contra los parásitos sociales» que hubiera permitido al régimen reintroducir las deportaciones en masa, restablecer los trabajos forzados en gran escala y —lo que resulta más importante para la dominación total— desencadenar otra oleada de denuncias en masa; porque se suponía que los «parásitos» habían de ser seleccionados por el mismo pueblo en reuniones de masas. La «ley», sin embargo, tropezó con la oposición de los juristas soviéticos y fue desechada antes siquiera de que hubiera podido ser ensayada. En otras palabras, el pueblo de la Unión Soviética ha pasado de la pesadilla de la dominación totalitaria a los múltiples peligros, dificultades e injusticias de la dictadura de partido único, y aunque es enteramente cierto que esta moderna forma de tiranía no ofrece ninguna de las garantías del Gobierno constitucional, que, «incluso aceptando los presupuestos de la ideología comunista, todo el poder en la URSS es, en definitiva, ilegítimo» y que, por ello, el país puede volver a caer en el totalitarismo de un día para otro sin que se produzcan revueltas importantes, también es cierto que la más horrible de todas las nuevas formas de gobierno, cuyos elementos y orígenes históricos trato de analizar, concluyó en Rusia con la muerte de Stalin de la misma manera que el totalitarismo acabó en Alemania con la muerte de Hitler.  Hannah Arendt. Los orígenes del totalitarismo (1951)

De manera que ese guión para construir el estado totalitario ha sido seguido en todo o en parte por diversos regímenes en todo el mundo. Desde la extinta URSS, sus satélites europeos del “campo socialista”, la China de Mao, la Camboya de Pol Pot, y la actual Corea del Norte. Pero también fue aplicado en gran parte por los regímenes autoritarios y dictaduras –que Arendt distingue de los totalitarios porque en ellos no existe autoridad ni jerarquía intermedia– que se han sucedido en diferentes momentos y lugares del mundo. Tanto el fascismo como el nazismo siguieron el modelo  soviético de dictadura y la represión violenta de los disidentes. Ciertamente, como dice Arendt, “el totalitarismo concluyó en Rusia con la muerte de Stalin de la misma manera que el totalitarismo acabó en Alemania con la muerte de Hitler”. A eso podríamos agregar que también en China con la muerte Mao.

Pero muchos catalogan con este término el franquismo en España, como se conoce al período de la dictadura de Francisco Franco, surgido tras la guerra civil de 1936-1939 y que se prolongó hasta su muerte en 1975. Sus bases fueron el nacionalismo español, el catolicismo, el fascismo y el anticomunismo, que sirvieron de apoyo a una dictadura militar totalitaria que se autoproclamó como «democracia orgánica» en oposición a la democracia parlamentaria.

Sin embargo, el autoritarismo y las dictaduras han implementado diferentes aspectos y hasta han seguido un guión similar. Empecemos por entender estos conceptos.

Dictadura, forma de gobierno en la que una persona o un pequeño grupo posee el poder absoluto sin limitaciones constitucionales efectivas. El término dictadura proviene del título latino dictador, que en la República Romana designaba a un magistrado temporal al que se le otorgaban poderes extraordinarios para hacer frente a las crisis estatales. Los dictadores modernos, sin embargo, se parecen más a los tiranos antiguos que a los dictadores antiguos. Las descripciones de los filósofos antiguos de las tiranías de Grecia y Siciliair muy lejos en la caracterización de dictaduras modernas. Los dictadores suelen recurrir a la fuerza o al fraude para obtener un poder político despótico, que mantienen mediante el uso de la intimidación, el terror y la supresión de las libertades civiles básicas. También pueden emplear técnicas de propaganda masiva para mantener su apoyo público. Dictatorship. Encyclopaedia Britannica.

Una dictadura es una forma autoritaria de gobierno, caracterizada por un solo líder o grupo de líderes y pluralismo político limitado. Según otras definiciones, las democracias son regímenes en los que «quienes gobiernan son seleccionados mediante elecciones competitivas»; por lo tanto, las dictaduras no son «democracias» Dictadura. Wikipedia.

El concepto de dictadura corresponde a un tipo o sistema de gobierno … cuyos poderes estatales legislativos, judiciales y ejecutivos recaen directa y exclusivamente sobre un individuo o, en muchos casos, grupo político como puede ser un partido hegemónico. https://psicologiaymente.com/social/tipos-de-dictadura

En ciencia política y sociología el concepto de “autoritarismo” no tiene una definición unívoca, lo que permite identificar como autoritarias muchas y muy diferentes ideologías, movimientos y regímenes políticosAutoritarismo. Wikipedia.

Según estas definiciones, todas las dictaduras son autoritarias, desde el momento en que impiden las elecciones libres. Sin embargo, no todos los regímenes autoritarios son o han sido dictaduras.

En los gobiernos autoritarios se restringen las libertades civiles e incluso sociales, de pensamiento y de reunión. Cualquier confrontación con el Estado se suele considerar como un acto de conspiración y traición. En ocasiones, sin ningún tipo de evidencia, eludiendo así cualquier tipo de justicia.

Es importante mencionar que los regímenes autoritarios y dictatoriales en América Latina han abrazado ideologías de diferentes extremos del espectro político. Entre las principales podemos mencionar la de Jorge Rafael Videla en Argentina, Hugo Banzer en Bolivia,  Alencar Castelo Branco,  Artur da Costa e Silva, Emílio Garrastazu Médici, Ernesto Geisel y João Figueiredo en Brasil, Fulgencio Batista en Cuba, Augusto Pinochet en Chile, Hosni Mubarak en Egipto, Carlos Castillo Armas en Guatemala, Saddam Husein en Irak, Muammar al-Gaddafi  en Libia, Anastasio Somoza (padre e hijo) y Daniel Ortega en Nicaragua, Hafez al-Asad y su hijo Bashar al-Asad en Siria, Manuel Noriega en Panamá, Alberto Fujimori en Perú, Alfredo Stroessner en Paraguay, Leónidas Trujillo en República Dominicana, Juan Vicente Gómez en Venezuela, entre otros.

Otros países tienen dictaduras de partido único, donde el gobernante lo designa el partido, como en el caso de China, Cuba, Laos y  Myanmar, las monarquías islámicas como en Arabia Saudí y Omán, las dictaduras religiosas como en Irán, los regímenes híbridos que cuentan con rasgos democráticos y autoritarios por la preponderancia permanente de un partido como en Singapur y Sudán.

En todos los casos, los regímenes autoritarios y los dictatoriales concentran el poder en una persona o una organización o partido y el Estado tiene el papel central en conducir la economía y la sociedad.

Sin embargo, desde que existe el Estado, en la historia antigua tanto como en la reciente, los monarcas, los regímenes totalitarios, dictatoriales o autoritarios siempre tuvieron que recurrir al apoyo de una elite generosamente recompensada para sostener su poder.

En los Discursos observa Maquiavelo que todo aquel que pretenda establecer un gobierno de libertad e igualdad fracasará, «a menos que, aparte de esa igualdad general, a un número de los espíritus más osados y ambiciosos los haga caballeros, no solo de nombre sino de hecho, dándoles castillos y posesiones, así como dinero y súbditos, para que, rodeado de ellos, pueda mantener su poder y ellos, con su apoyo, puedan satisfacer su ambición».

En la historia reciente, la mayoría de estos regímenes gobiernan en un sistema económico de mercado distorsionado por la presencia de grupos oligárquicos que medran a la sombra del poder político. En América Latina, el “capitalismo de compinches” ha reinado en todos los países del subcontinente.

El poder arbitrario de muchos regímenes autoritarios no comunistas, además, se fortaleció por muchos años mediante la imposición del Estado para limitar o constreñir el funcionamiento de una economía de mercado. La dictadura militar brasilera (1964-1985) construyó numerosas empresas del Estado para consolidar y ampliar su poder. El último gobierno militar argentino (1976-1983) estableció feudos económicos para proteger el poder del ejército, de la marina y de la aviación. La dictadura del general Augusto Pinochet en Chile se apropió de la gran minería cuprífera chilena para financiar y abastecer el presupuesto militar. La política fiscal del autoritarismo mexicano dependió por décadas de los ingresos de Petróleos Mexicanos, la principal empresa del Estado. El último gobierno militar peruano (1968-1980) se fundó precisamente sobre un intento de reducir en lo posible la importancia de la economía de mercado. En estos y otros casos, la limitación de la economía de mercado por parte del Estado autoritario permitió y estimuló el abuso y la corrupción, y redujo las libertadas democráticas. Jorge I. Domínguez. Cinco falacias sobre la democracia en América Latina

Aunque Domínguez se limita principalmente a ejemplos de las dictaduras militares latinoamericanas, todos los gobiernos autoritarios civiles también han promovido el “capitalismo de compinches”.

Sin embargo, en el mundo de hoy persiste aún el culto al totalitarismo por ciertos grupos opuestos a la democracia y la libertad. Tan reciente como en septiembre de 2019, el Parlamento Europeo publicó una resolución titulada Importancia de la memoria histórica europea para el futuro de Europa recordando que muchos países del este de Europa fueron “sometidos a dictaduras, a veces bajo la ocupación o la influencia directa de la Unión Soviética, durante medio siglo, y continuaron privados de libertad, soberanía, dignidad, derechos humanos y desarrollo socioeconómico”; que “sigue existiendo la necesidad urgente de sensibilizar sobre los crímenes perpetrados por el estalinismo y otras dictaduras, evaluarlos moral y jurídicamente, y llevar a cabo investigaciones judiciales sobre ellos”; y que es de vital importancia para la unidad de Europa “recordar a las víctimas de los regímenes totalitarios y autoritarios, y reconocer y divulgar el legado común europeo de los crímenes cometidos por las dictaduras estalinista, nazi y de otro tipo”.

Acusa directamente a Rusia de seguir “siendo la mayor víctima del totalitarismo comunista y que su evolución hacia un Estado democrático seguirá obstaculizada mientras el Gobierno, la élite política y la propaganda política continúen encubriendo los crímenes comunistas y ensalzando el régimen totalitario soviético; pide, por tanto, a la sociedad rusa que acepte su trágico pasado;” y por “los esfuerzos de los actuales dirigentes rusos por distorsionar los hechos históricos y ocultar los crímenes perpetrados por el régimen totalitario soviético, esfuerzos que constituyen un peligroso elemento de la guerra de la información librada contra la Europa democrática con el objetivo de dividirla, y pide a la Comisión, por tanto, que luche firmemente contra ellos;

En su parte resolutiva “condena en los términos más enérgicos los actos de agresión, los crímenes contra la humanidad y las violaciones masivas de los derechos humanos perpetrados por los regímenes comunista, nazi y otros regímenes totalitarios; … Condena toda manifestación y propagación de ideologías totalitarias, como el nazismo y el estalinismo. … manifiesta su inquietud ante los casos que se han denunciado, en algunos Estados miembros, de colusión entre, por un lado, líderes políticos, partidos políticos y fuerzas de seguridad y, por otro, movimientos radicales, racistas y xenófobos de distintas denominaciones políticas; condenando la distorsión de los hechos históricos y la utilización de símbolos y retóricas que evocan aspectos de la propaganda totalitaria, toda manifestación y propagación de ideologías totalitarias, como el nazismo y el estalinismo, en la Unión; Condena el revisionismo histórico y la glorificación de los colaboradores nazis en algunos Estados miembros de la Unión; Pide una cultura común de memoria histórica que rechace los crímenes de los regímenes fascistas y estalinistas, y de otros regímenes totalitarios y autoritarios del pasado, como medio para fomentar, en particular entre las generaciones más jóvenes, la resiliencia ante las amenazas modernas que se ciernen sobre la democracia;”.

El fantasma del totalitarismo y el autoritarismo todavía deambula por el mundo, los europeos lo reconocen como una amenaza real a la democracia y la libertad y por eso llaman a combatirlo. 

Arturo J. Solórzano
Junio de 2019

 

El único propósito del [uso y forma de lenguaje nazi] es despojar a todos de su individualidad, paralizarlos como personalidades, convertirlos en ganado irreflexivo y dócil en un rebaño conducido y perseguido en una dirección particular, para convertirlos en átomos en un enorme bloque de piedra rodante. . . Donde [el lenguaje nazi] se dirige al individuo. . . donde educa, enseña medios de criar fanatismo y técnicas de sugerencia masiva.

El control soviético del pensamiento a través del lenguaje

No fue diferente en esta técnica ideológica de flexionar el lenguaje para sus propósitos el régimen comunista en la Rusia soviética. El historiador ruso Mikhail Heller (1922-1997) destacó este aspecto de la sociedad socialista planificada en su perspicaz trabajo, Cogs in the Wheel: The Formation of Soviet Man (1988).

Desde la época de Vladimir Lenin con la llegada de la Revolución Bolchevique en noviembre de 1917 hasta el reinado de veinticinco años de Josef Stalin, a los líderes soviéticos al final del régimen en 1991, se hizo un lenguaje para servir a los medios y fines. del sistema socialista. Heller explicó:

Lenin desarrolló una forma especial de escritura que hizo posible establecer el “eslogan de fórmula” en la mente del lector u oyente. . . Luego, como el elemento compositivo más importante, existe el uso de la repetición, mediante la cual se forma un rectángulo que concentra la atención, reduce el campo de posibilidades y exprime el pensamiento en un anillo apretado del cual solo hay una salida. . .

El poder total sobre la Palabra le da al Maestro de la Palabra un poder mágico sobre todas las comunicaciones. El discurso soviético es siempre un monólogo porque no hay otra parte con quien hablar. Del otro lado está el enemigo. En el idioma soviético no hay palabras neutrales: cada palabra conlleva una carga ideológica. . . Es por eso que en el idioma soviético las mismas palabras se repiten una y otra vez, hasta que se convierten en una señal que actúa sin ningún esfuerzo de pensamiento. El efecto de frases y consignas establecidas también está asegurado por su repetición siempre en la misma forma. . .

El idioma soviético se convirtió en el medio más importante para evitar que las personas adquieran más conocimiento de lo que el estado deseaba. . . El discurso soviético perdió su libertad. El lenguaje fue elaborado a partir de consignas y citas del Líder [Stalin]. . . La autoridad aplastante e incuestionable de la palabra del Líder es el resultado en gran parte de su derecho y poder para nombrar al Enemigo. . . La palabra que significa que el enemigo debe ser impactante, fácil de recordar, implicando condena por su propio sonido, y siempre imprecisa, para que todos los que en un momento dado no complace al Líder puedan ser incluidos bajo esta rúbrica. . . Richard M. Ebeling Tyrants of the Mind and the New Collectivism

El totalitarismo en China siguió, y sigue hasta el presente pero de manera más sofisticada, el mismo patrón reseñado en la sociedad orwelliana.

Quien no haya conocido China en tiempos de Mao y de sus sucesores inmediatos no percibirá el carácter extraordinario de esta simple conversación en Pekín. Nunca, en la historia contemporánea, había sido tan controlado un pueblo entero: los chinos no sólo debían hablar al unísono, también debían pensar al unísono. A diferencia de los regímenes autoritarios que permiten a sus súbditos conservar su libertad interior con tal de que se callen, el maoísmo exigía que se pensara “como se debía” con sinceridad. El control social alcanzaba hasta la vida privada: el dormitorio, el matrimonio, las prácticas sexuales estaban sometidas a la línea del Partido. En la década de 1970, toda sensibilidad estaba anestesiada; cada uno, transformado en loro, repetía el eslogan del día. Toda conversación aparentemente personal comenzaba con una cita de Mao. No se podía acceder más que a libros mediocres y asistir a ocho óperas “revolucionarias”. Altoparlantes dispuestos en las plazas de las ciudades, en las estaciones, en el interior de los trenes, en las oficinas, en las fábricas, difundían desde el alba y hasta bien entrada la noche músicas militares; prohibían hablar, oírse, reflexionar.

Hay una diferencia esencial entre el maoísmo y el estalinismo: los dirigentes soviéticos sabían que mentían, el pueblo sabía que el comunismo era una impostura, la mentira era proclamada como si fuera una verdad, y pocos la creían; los dirigentes maoístas no quedaban satisfechos con que el pueblo viviera en la mentira al mismo tiempo que confesaba la verdad oficial; les hacía falta que los chinos con el cerebro lavado interiorizaran la mentira. La mentira maoísta debía ser sincera, lo que los acercaba más a la Inquisición católica que al estalinismo ateo. Nada de esto se dice en China, porque la desmaoización todavía no ha ocurrido. Guy Sorman. China: El Imperio de las Mentiras. 2012.

En la Alemania Oriental dominada por el comunismo, la sociedad era vigilada por la Stasi, la policía secreta del régimen, que se dedicaba a identificar cualquier tipo de descontento.

Para mantener el poder durante 40 años mientras su gente moría de hambre y planeaba escapar, el Partido Comunista tuvo que ser muy bueno para controlar a las personas y socavar a los activistas anti estatales. … Su única función era mantener al Partido Comunista en el poder. No les importaba cómo.

… En la década de 1950, la represión era brutal, tortura física. A principios de la década de 1970, ansiosa por ser aceptada en el escenario internacional, la Policía Secreta de Alemania Oriental tuvo que volverse más sutil. El objetivo de Zersetzung (un término militar reutilizado que significa desintegración o corrosión) era “desconectar” a los individuos y grupos activistas que pudieran amenazar al Partido. La policía recopiló registros médicos, escolares y policiales, entrevistas con vecinos y familiares, y cualquier otra evidencia que pudieran obtener y luego personalizaría un impacto directo en la salud mental de un individuo. … Si alguien parecía que podría desafiar la legitimidad o el control del Partido Comunista, la Stasi destruyó sistemáticamente su vida. Usaron el chantaje, la vergüenza social, las amenazas y la tortura. 

…La Stasi tenía 91,000 empleados en su apogeo: aproximadamente uno de cada 30 residentes era un agente de la Stasi. Más de uno de cada tres alemanes orientales (5,6 millones) estaba bajo sospecha o vigilancia, con un archivo abierto de la Stasi. Otro medio millón estaba alimentando la información de la Stasi. Este nivel de vigilancia e infiltración causó que los alemanes orientales vivieran aterrorizados (realmente nunca se sabía si podía confiar en alguien)

La Stasi operaba su propia prisión, Hohenschönhausen. Más de 900 ex reclusos han dado testimonio sobre el horror que sucedió allí, pero mientras la Stasi estaba activa, la instalación era de alto secreto. El área no existía oficialmente y estaba marcada con un espacio en blanco en los mapas de la ciudad. En realidad, la mayor parte del país funcionaba como una prisión al aire libre, ya que a pocas personas se les permitía salir del país con visas de salida.

Las escuelas públicas en Alemania del Este eran campos de entrenamiento para el cumplimiento del estado policial. Niños pequeños cortan y colorean muñecos de papel con máscaras de gas y AK-47 . Se establecieron grupos de estilo juvenil de Hitler para escolares . …Los nazis allanaron el camino al usar ciudadanos como informadores o denunciantes. En ese tipo de cultura chismosa, denunciar a sus vecinos por delitos menores podría mantener a salvo a su propia familia. La policía secreta tenía tanta información personal sobre cada ciudadano y tanta influencia sobre las instituciones (ya sea que pudieras ingresar a la universidad, conseguir un trabajo, comprar un automóvil) su poder era casi absoluto, y absolutamente inexplicable. No tenían que arrestarte, podían paralizarte socialmente. Laura Williams. 10 hechos terroríficos sobre la policía secreta de Alemania del Este.

Es paradójico que la doctrina marxista proclamara que “la religión es el opio del pueblo” y que el advenimiento del socialismo tenía un carácter “científico”, en el socialismo real esta haya adquirido los atributos de una religión, en la que no hay un dios imaginario, sino real, de carne y hueso y un aparato que vela por la integridad de los dogmas de fe, las “verdades” totalitarias, de la nueva religión.

Fue el espíritu religioso que impregna la cultura occidental lo que desnaturalizó el marxismo de los fundadores, convirtiéndolo en la religión secular del siglo XX. Al apartarse de la ciencia, de la mano de la cual había dado sus primeros pasos, y pretender convertirse él mismo en ciencia, el marxismo se volvió una dogmática y se inmunizó contra disciplinas y conocimientos fundamentales, como los que aportaron Freud y el psicoanálisis, que hubieran impedido la disolución del individuo en la noción de clase y que aquél fuera tratado por los regímenes colectivistas como una pieza dispensable del organismo social. Su metamorfosis en religión laica fue apartando al marxismo del mundo real y tornándolo un sistema de ilusiones. E hizo del partido una Iglesia de rígidas jerarquías en las que el vértice —Comité Central, Buró Político, secretario general— tenía el atributo de la infalibilidad. El militante debía obedecer, con la fe del carbonero, las directivas, tesis e interpretaciones de los guardianes de la verdad absoluta, aun en contra de la razón y del simple sentido común. De este modo, el espíritu religioso —la superstición, en el lenguaje del siglo de las luces— consiguió sobrevivir y aun fortalecerse a través de un movimiento nacido, según el designio de Marx, para poner fin al reino de la fe e instaurar el de la razón en la historia. Mario Vargas Llosa. Desafíos a la libertad. 1994.

Otra estrategia utilizada por los regímenes totalitarios ha sido la “fabricación” de opositores “de mentira” para controlar a la disidencia. El siguiente artículo, escritor por un venezolano, explica en qué consiste tal estrategia y señala al cuerpo de inteligencia cubano, conocido como G2, destacado en Venezuela, como el autor intelectual de la misma. Esta práctica ha sido también utilizada en Nicaragua, con la creación de partidos políticos supuestamente opositores pero aliados al régimen, llamados popularmente “zancudos” en alusión a los mosquitos que viven de chupar la sangre de las personas.

Ni la Unión Soviética de Stalin, ni la China de Mao, ni la Alemania de Hitler, ni la Cuba de Fidel, ni la Venezuela de Chávez habrían sido posibles si hubiesen tenido un enemigo real, poderoso y radicalmente opuesto en lo ideológico. El conquistar la mente de los ciudadanos con ideas que vayan de la mano con sus intenciones políticas y que se sostengan sobre los principios del sistema que desean imponer es clave para ganar la primera batalla y -así mismo- la guerra: el socialismo debe gobernar -primero- en la mente de las personas.

Lo hicieron en Rusia. Lo hicieron en China. Lo hicieron en Alemania, en Cuba y también en Venezuela.

En su libro “1984”, George Orwell lo explica perfecto a través del personaje Emmanuel Goldstein: toda dictadura necesita a quién “echarle la culpa”, a quien “amenazar”, a quien “acusar”, a quien “perseguir”. Pero esto -como las comillas lo insinúan- es de mentiritas, porque a los verdaderos enemigos se les encierra y se les mata. Un tirano rara vez deja cabos sueltos; ellos no están jugando.

Es así como surge la necesidad de una oposición diseñada, creada, financiada y dotada de apoyo popular suficiente. Esta representa una de las piezas más poderosas de la inteligencia comunista, que será usada con fines propagandísticos.

¿Por qué? Pues porque con sus propios funcionarios, la dictadura controla la matriz de opinión de sus seguidores. Y con políticos disfrazados de adversarios, la inteligencia comunista controla al otro grueso de la población que podrían convertirse en potenciales disidentes.

Para lograr amarrar el poder en sus manos, la izquierda necesita controlar los dos bultos: el de sus fanáticos convencidos y el de aquellos que no están de acuerdo. ¿Cómo controlar a quienes no están de acuerdo? Diciéndoles lo que quieren escuchar, a través de voces y líderes en los que ellos aprenden a creer, pero que no los llevan a ningún lado, que no actúan, que son inertes. Jose Miguel. Las Mentiras del Socialismo: La Inteligencia Cubana G2 y la “Oposición”. Abril 2019.

En la actualidad, el Gran Hermano también vigila a los ciudadanos y ha encontrado en la tecnología a un aliado en sus propósitos autoritarios de vigilancia y control.

En Rusia, el Kremlin desarrolló el sistema de búsqueda y vigilancia SORM (Systema Operativno-Rozysknikh Meropriyatiy) que vigila las llamadas telefónicas, el tráfico de correo electrónico y actividad de navegación de la web y un nuevo servicio de vigilancia financiera diseñado para proporcionarle una visión completa de lo que la élite política y económica rusa está haciendo con su dinero y su tiempo.

El otro eje de acción es la propaganda a través del Internet para incidir en las opiniones de las personas para favorecer sus intereses, tanto para mantener el control de sus ciudadanos como para influir en la política internacional.

De acuerdo a una investigación de Andrei Soldatov e Irina Borogany que plasmaron en el libro The Red Web: The Kremlin´s War on the Internet. Borogan y Soldatov han pasado una década y media informando sobre el oscuro mundo de los servicios secretos de Rusia a través de su blog, Agentura.ru. Son unos de los principales expertos de Moscú en espionaje, censura y paranoia. Su tesis central aquí es bastante directa: los policías secretos, incluido el mismo presidente -el ex alumno más famoso de la KGB- están constantemente preocupados por el poder “subversivo” de Internet, por lo que han construido una de las redes de espionaje más intrusivas del planeta y están sistemáticamente legislando en contra de las libertades tradicionales del ciberespacio.

“Putin se ha rodeado intelectualmente de unos filósofos y pensadores que adscriben a ideas neo-fascistas, totalitarias y anti democráticas. Estos han ayudado a promover estas ideas por el mundo, ya sea desde la misma retórica del presidente ruso o desde la Agencia de Investigación de Internet, la herramienta rusa para crear granjas de trolls que pueblan de noticias falsas y odio a la web.”

La cadena de televisión anteriormente conocida como Russia Today cuenta con un presupuesto -alrededor de USD 300 millones anuales- que se puede comparar con el de los mayor grupos de medios de comunicación del mundo, como BBC o Fox News.” En palabras del presidente ruso, RT está decidido a romper el “monopolio anglosajón en las corrientes de información global”. Además, Sputnik News, que le pertenece a la agencia estatal de noticias, ha crecido exponencialmente en los últimos años.

— Más allá de promover sus intereses ayudando a elegir líderes pro Putin, el Kremlin diseñó sus misiones de desinformación con el explícito propósito de generar conflictos internos para fomentar las divisiones sociales y deteriorar el pluralismo en los países occidentales.

… hay una dosis diaria de informes falsos o distorsionados que parecen diseñados para explotar las divisiones en la sociedad y la política occidentales, especialmente en temas como la raza, la violencia y los derechos sexuales, y que son promulgados por grupos de operativos que se presentan como ciudadanos comunes en las cuentas de redes sociales. Al armar campañas de desinformación diseñadas específicamente para generar discordia, los rusos intentan utilizar la guerra cibernética como un arma psicológica contra las democracias liberales.

… En The Darkening Web Klimburg indica que, al ser aplicada a nivel nacional como un instrumento de control político e internacionalmente para avanzar en una estrategia de desestabilización, “la doctrina del ciberdominio de Moscú es ominosa y cada vez más efectiva”. Para darle apoyo numérico a esta afirmación, el autor cita un estudio realizado en 2015 que concluye que “los usuarios rusos de Internet se han acostumbrado tanto a la narrativa de Internet del Kremlin como una herramienta de las potencias occidentales que dos de cada cinco rusos desconfían de los medios extranjeros y casi la mitad de los rusos creen que los sitios web de noticias extranjeras deben ser censurados”.

… La estrategia se enfoca en propagar una noticia falsa o una mentira verosímil, de modo que esta narrativa tome una “vida por sí misma” y sea diseminada por cientos de miles. Al volverse masiva, esta empezará a aparecer en portales de noticias, lo cual ayuda a darle legitimidad. Esta entonces se transformará en algo que los medios más grandes deberán cubrir, incluso si es para desmentir la información. Pero el daño ya está hecho: cientos de miles o millones de personas leyeron o vieron la “noticia falsa” y ahora están convencidos de que era cierta.

Complementando su máquina de propaganda, la agencia del gobierno ruso emplea a cientos de trolls de Internet para difundir desinformación y publicar comentarios antagónicos en los medios occidentales.

… Pero, nunca faltó a su método para “desinformar y dividir”, el autor cuenta que la “ofensiva de guerra de propaganda rusa” fue fundamental para la ocupación de Crimea en 2014 e incluyó afirmaciones inventadas de que los bebés habían sido crucificados por soldados ucranianos.

…El Kremlin busca sembrar discordia en regímenes liberales porque es en estos donde se permite la libertad de opinión.  Y eso es un derecho que debemos valorar, “sin dejar que nuestras distintos opiniones nos vuelvan enemigos”. Cómo funciona la maquinaria oculta de Vladimir Putin para golpear las democracias del mundo

En China, el Internet está limitado. Sitios como Facebook, Instagram, Twitter y YouTube, están censurados y bloqueados, y se necesita una tecnología VPN para el acceso. En su lugar, se usa la aplicación china WeChat, controlada por el gobierno. El gobierno obliga a dirigir todo el tráfico en línea a través de tres sistemas de enrutamiento central. Esto facilita que los censores examinen todos los datos que ingresan y salen del país.

El gobierno chino ha introducido recientemente un sistema por el que se pierde el crédito por mala conducta. Ni siquiera tiene que ser por actos ilegales. Jugar demasiados videojuegos o comprar demasiado alcohol, actividad de internet, todo realmente afectará su puntuación y podrá tener  consecuencias negativas. Y todo se basa en la vigilancia de las actividades de los ciudadanos.

El presidente chino, Xi Jinping, se ha embarcado en la creación del llamado sistema de crédito social. Si lograba completarlo, el estado obtendría el control total sobre sus ciudadanos. De manera inquietante, el público chino encuentra atractivo el sistema de crédito social, ya que les brinda servicios que antes carecían, promete perseguir a los delincuentes y ofrece a los ciudadanos una guía sobre cómo mantenerse alejado de los problemas. Aún más inquietante, China podría vender el sistema de crédito social en todo el mundo a los posibles dictadores, que luego se volverían políticamente dependientes de China. George Soros. The Rise of Nationalism After the Fall of the Berlin Wall, Noviembre, 2019.

Con ayuda de la última tecnología, el sistema de vigilancia, recopilación y procesamiento de información permite al gobierno chino concentrar sus actividades en grupos étnicos o religiosos que resisten el esfuerzo gubernamental por uniformar a la sociedad. El país tiene un pequeño ejército (más de 50,000 personas) monitoreando la actividad de Internet en todo momento.

El gobierno está construyendo cientos o miles de campos de reeducación no reconocidos a los que se pueden enviar uigures [etnia de idioma turco] por cualquier motivo o por ninguno. En algunos de ellos las condiciones cotidianas no parecen ser físicamente abusivas tanto como espeluznantes. Un preso liberado ha dicho que no se le permitió comer hasta que le había dado las gracias a Xi Jinping, el presidente chino y al Partido Comunista. Pero ha habido denuncias de tortura a otros.

Kashgar, la ciudad uigur más grande, tiene cuatro campamentos, de los cuales el más grande está en la escuela secundaria número 5. Un jefe de seguridad local dijo en 2017 que “aproximadamente 120.000” personas estaban retenidas en la ciudad. En Korla, en el centro de la provincia, un funcionario de seguridad dijo recientemente que los campamentos están tan llenos que los oficiales en ellos están rogando a la policía que deje de traer gente.

… No se rigen por ningún proceso judicial; las detenciones son por orden de la policía o los funcionarios del partido, no por el veredicto de un tribunal.

Bajo un sistema llamado fanghuiju, los equipos de media docena —compuestos por policías o funcionarios locales e incluyendo siempre un traductor uigur, que casi siempre significa un uigur— van de casa en casa recopilando expedientes de información personal. Fanghuiju es la abreviatura de “investigar las condiciones de las personas, mejorar la vida de las personas, ganar el corazón de las personas”.

Desde la primavera de 2017, la información se ha utilizado para clasificar la “fiabilidad” de los ciudadanos utilizando varios criterios. [que van desde la edad, etnia, religión a tener pasaporte o familiares en el exterior] ,,, Para completar el panorama de la vigilancia humana, el gobierno tiene un programa llamado “convertirse en parientes” en el que las familias locales (principalmente uigur) “adoptan” funcionarios (principalmente de la mayoritaria etnia Han). El funcionario visita a su familia adoptiva regularmente, vive con ella durante períodos cortos, les da regalos y enseña el mandarín local. También verifica la información recopilada por los equipos de fanghuiju. El programa parece ser inmenso. Según un informe oficial de 2018, 1.1 millones de funcionarios han sido emparejados con 1.6 millones de familias. Eso significa que aproximadamente la mitad de los hogares uigures han tenido un espía/adoctrinador chino Han asignado a ellos.

Estos esfuerzos mapean el territorio ideológico de la provincia familia por familia; la tecnología mapea las actividades de la población calle por calle y teléfono por teléfono. En Hotan y Kashgar hay postes que llevan tal vez ocho o diez cámaras de video a intervalos de 100-200 metros a lo largo de cada calle; una red de vigilancia mucho más fina que en la mayoría de las ciudades chinas. Además de ver a los peatones, las cámaras pueden leer las matrículas de los coches y correlacionarlas con la cara de la persona que conduce. Sólo los propietarios registrados pueden conducir automóviles; cualquier otra persona será arrestada, según un funcionario de seguridad pública que acompañó a este corresponsal en Hotan. Las cámaras están equipadas para trabajar tanto por la noche como por el día.

Debido a que el gobierno ve lo que llama “limpieza web” como necesario para evitar el acceso a la información terrorista, se supone que todos en Xinjiang deben tener una aplicación de spyware en su teléfono móvil. No instalar la aplicación, que puede identificar a las personas llamadas, realizar un seguimiento de la actividad en línea y registrar el uso de las redes sociales, es un delito. Los “rastreadores Wi-Fi” en lugares públicos mantienen un ojo, o nariz, en todos los dispositivos en red en el rango.

A continuación, los registros asociados con los documentos de identidad pueden contener datos biométricos, incluidas las huellas dactilares, el tipo de sangre y la información de ADN, así como el registro de detención del sujeto y el “estado de fiabilidad”. El gobierno recoge gran parte de este material biométrico sigiloso, bajo la apariencia de un programa de salud pública llamado “Física para todos”, que requiere que la gente proporcione muestras de sangre.

Un sistema llamado Plataforma Integrada de Operaciones Conjuntas (IJOP), revelado por primera vez por Human Rights Watch, utiliza sistemas de aprendizaje automático, información de cámaras, teléfonos inteligentes, registros financieros y de planificación familiar e incluso un uso inusual de la electricidad para generar listas de sospechosos para su detención. Un informe oficial de WeChat dijo que verificar las listas del IJOP era una de las principales responsabilidades del comité de seguridad local. Incluso sin vigilancia de alta tecnología, el estado policial de Xinjiang es formidable. Con él, se vuelve aterrador. The Economist. “Apartheid with Chinese characteristics“. May 31st 2018.

En 2006, la organización no gubernamental internacional, Reporteros Sin Fronteras que promueve la libertad de prensa, empezó a publicar una lista de “Enemigos del Internet“. La organización clasifica a un país como enemigo del Internet a “todos aquellos países se caracterizan no solo por su capacidad de censurar noticias e información en línea, sino también por su represión casi sistemática de los usuarios de Internet“. Los 5 “Estados enemigos del Internet” nombrados en marzo de 2013 fueron: Baréin, China, Irán, Siria y Vietnam. Esta lista no ha sido actualizada desde entonces. Wikipedia. Censura y vigilancia del internet por país.

Actualmente, existe restricción a noticias políticas en Burundi, Etiopía, Corea del Norte, Cuba, Venezuela, Honduras (parcialmente) y Turquía, y hay restricción a medios sociales en Belarus, Corea del Norte, Etiopía, Turkmenistan, Turquía, Uzbekistan. Arabia Saudita y Rusia impulsaron legislaciones para legalizar el filtrado de información por Internet.

En Corea del Norte la navegación no autorizada de Internet es una actividad peligrosa. Los principales teléfonos inteligentes, tabletas, sistemas operativos y navegadores utilizados en el país fueron desarrollados por el gobierno, y el contenido en los aproximadamente 5,000 sitios web accesibles está estrictamente controlado.

Si hay una historia que pueda resumir las causas contemporáneas de la censura en Internet, esta tuvo lugar en Egipto. En enero de 2011, activistas egipcios, inspirados por un levantamiento exitoso en Túnez, comenzaron a organizar una manifestación usando Facebook. En cuestión de días, miles de manifestantes se reunieron en la plaza Tahrir de El Cairo para protestar contra el régimen de Mubarak.

El gobierno egipcio pronto tomó la “audaz” medida de cortar el acceso a internet del país. La respuesta fue que miles se sumaron a las protestas. El régimen de Mubarak rápidamente se dio cuenta de su error: nunca cortar el acceso a Internet.

Mubarak finalmente fue forzado a renunciar después de solo 18 días de protestas masivas. La Primavera Árabe de Egipto demostró dos cosas: el poder de organización de Internet y la rapidez con la que un gobierno puede decretar la censura en Internet. La censura en Internet: El estatus de la libertad en la red en 2018.

Como puede observarse, el autoritarismo sigue presente actualmente en muchos países y el Gran Hermano hoy usa la tecnología para vigilar y controlar a los ciudadanos.

En las dictaduras de tipo marxista el fenómeno totalitario no es parte intrínseca de la doctrina que las determina pero sí parece ser una consecuencia de su aplicación práctica.

… Las diferentes corrientes marxistas han dado diferentes respuestas al fenómeno desde las restricciones que el marxismo impone a una definición particular de dominación política que implica tanto una ingeniería social consciente como una dominación determinada políticamente, ambas situaciones previstas sólo unas pocas veces en el análisis histórico marxista de la sociedad (que considera irrelevante la autonomía privada de la volición individual como paso necesario para la expresión libre de una determinada consciencia de clase. … Esta subordinación es parte necesaria de la capacidad del socialismo de ejercer un control consciente sobre la construcción de toda la sociedad. … esta subordinación no es voluntaria sino coercitiva, y su competencia interna por el poder va delegando las jefaturas hasta un individuo único, líder e ideólogo, tomado como referente para el ejercicio de un culto a la personalidad. Wikipedia, Totalitarismo.

El guión para construir el estado totalitario que Hakey magistralmente describió hace ya 85 años y Orwell retrató hace 70, fue documentado con evidencias surgidas de fuentes oficiales por Hannah Arendt muy poco después en “Los orígenes del totalitarismo”.

Lo interesante, desde luego, no es que la China comunista sea diferente de la Rusia comunista o que la Rusia de Stalin fuera diferente de la Alemania de Hitler. La ebriedad y la incompetencia que tan ampliamente asoman en cualquier descripción de la Rusia de los años 20 ó de los años 30, y que siguen estando hoy muy extendidas, no desempeñaron papel alguno en la Alemania nazi, mientras que la indecible y gratuita crueldad de los campos alemanes de concentración y de exterminio parece haber estado considerablemente ausente de los campos rusos, donde los cautivos morían de abandono más que de tortura.

… Lo que en nuestro contexto resulta decisivo es que el Gobierno totalitario resulta diferente de las dictaduras y tiranías; la capacidad de advertir esta diferencia no es en manera alguna una cuestión académica que pueda abandonarse confiadamente a los «teóricos», porque la dominación total es la única forma de gobierno con la que no es posible la coexistencia. Por ello tenemos todas las razones posibles para emplear escasa y prudentemente la palabra «totalitario».

… Por lo que se refiere a Stalin, las sorprendentes declaraciones de Kruschev, que —por la obvia razón de que su audiencia y él mismo estuvieron totalmente complicados en el asunto— ocultaban considerablemente más de lo que revelaban, tuvieron el desgraciado resultado de minimizar a los ojos de muchos (y desde luego a los de los eruditos con su amor profesional por las fuentes oficiales) la gigantesca criminalidad del régimen de Stalin, que, al fin y al cabo, no consistió simplemente en la difamación de unos pocos centenares de miles de destacadas figuras políticas y literarias, a las que se podía «rehabilitar» póstumamente, sino en el exterminio de los literalmente indecibles millones de personas a las que nadie, ni siquiera Stalin, podía considerar sospechosas de actividades «contrarrevolucionarias». Y fue precisamente con el reconocimiento de algunos crímenes como ocultó Kruschev la criminalidad del régimen en conjunto, y es precisamente contra este camuflaje y contra la hipocresía de los actuales dirigentes rusos —todos los cuales se prepararon y progresaron bajo Stalin— contra lo que se halla ahora en casi abierta rebelión la joven generación de intelectuales rusos. Porque ellos saben todo lo que es necesario saber sobre «las purgas masivas y la deportación y el aniquilamiento de pueblos enteros». La explicación que de los crímenes formuló Kruschev —la demente suspicacia de Stalin— ocultaba el aspecto más característico del terror totalitario, el de desatarse cuando ha muerto ya toda oposición organizada y el dirigente totalitario sabe que ya no necesita temer nada. Esto es particularmente cierto en lo que se refiere a la evolución rusa. Stalin comenzó sus gigantescas purgas no en 1928, cuando admitió: «Tenemos enemigos internos», y cuando tenía razones para sentir temor —sabía que Bujarin le había comparado con Genghis Khan y que estaba convencido de que la política de Stalin «estaba conduciendo al país al hambre, a la ruina y a un régimen policíaco».

… el Archivo de Smolensko tiende a confirmar lo que ya sabíamos de fuentes menos irrefutables. Esto es incluso cierto en el caso de algunas de sus curiosas lagunas, especialmente las referentes a los datos estadísticos. Porque esta ausencia demuestra simplemente que, como en otros aspectos, el régimen de Stalin era implacablemente consecuente: todos los hechos que no estuviesen conformes o que ofrecieran la posibilidad de no coincidir con la ficción oficial —datos sobre cosechas, criminalidad, auténticos incidentes de actividades «contrarrevolucionarias», a diferencia de las ulteriores conspiraciones ficticias— eran tratados como carentes de existencia. Resultaba, además, completamente de acuerdo con el desprecio totalitario por los hechos y la realidad el que todos estos datos, en vez de ser recogidos en Moscú procedentes de las cuatro esquinas del inmenso territorio, fueran conocidos por vez primera en las respectivas localidades a través de su publicación en Pravda, Izvestia o cualquier otro órgano oficial de Moscú; de esta forma, cada región y cada distrito de la Unión Soviética recibía sus datos estadísticos oficiales y ficticios muy de la misma manera que recibía las no menos ficticias normas que le fijaba el Plan Quinquenal.

Enumeraré brevemente unos pocos de los más sorprendentes puntos que antes podían ser sólo supuestos y que ahora han quedado demostrados por pruebas documentales. Siempre habíamos sospechado, pero no lo sabíamos con certeza, que el régimen nunca fue «monolítico», sino que se hallaba «conscientemente construido en torno a funciones superpuestas, duplicadas y paralelas» y que su estructura grotescamente amorfa era conservada unida por el mismo principio del führer —el llamado «culto de la personalidad»— que hallamos en la Alemania nazi; que la rama ejecutiva de este Gobierno especial no era el Partido, sino la policía, cuyas «actividades operacionales no eran reguladas a través de los canales del Partido»; que las personas enteramente inocentes a quienes el régimen liquidó, a millones, los «enemigos objetivos» en el lenguaje bolchevique, sabían que eran «delincuentes sin un delito»; que fue precisamente esta nueva categoría, diferenciada de los primeros auténticos enemigos del régimen —asesinos de funcionarios del Gobierno, incendiarios y bandidos— la que reaccionó con la misma «completa pasividad» que conocemos también a través de las normas de conducta de las víctimas del terror nazi. Nunca hubo duda alguna de que la «oleada de denuncias mutuas» durante la Gran Purga resultó tan desastrosa para el bienestar económico y social del país como eficaz para fortalecer al dirigente totalitario, pero sólo ahora conocemos cuán deliberadamente puso en marcha Stalin «esta amenazadora cadena de denuncias» cuando proclamó oficialmente el 29 de julio de 1936: Inalienable calidad de cada bolchevique en las circunstancias presentes debe ser la capacidad para reconocer a un enemigo del Partido por muy bien enmascarado que pueda hallarse. (El subrayado es de la autora.) De la misma manera que la «Solución Final» de Hitler significaba para la élite nazi la obligatoriedad de cumplir el mandamiento «Tú matarás», la declaración de Stalin prescribía: «Tú levantarás falso testimonio», como norma directriz de la conducta de todos los miembros del Partido bolchevique. … La verdad es que el precio de la dominación totalitaria fue tan alto que ni en Alemania ni en Rusia ha sido todavía completamente pagado.

… Es cierto que la superioridad de la policía secreta sobre el aparato militar constituye característica determinante de muchas tiranías y no sólo de la totalitaria; pero en el caso del Gobierno totalitario la preponderancia de la policía no responde simplemente a la necesidad de reprimir a la población en el país, sino que encaja con la reivindicación ideológica a una dominación mundial. … Así, los nazis emplearon esencialmente sus tropas SS como fuerza de policía para la dominación e incluso la conquista de territorios extranjeros, con el propósito final de amalgamar el Ejército y la policía bajo la dirección de las SS.

… Menos bien conocido, pero quizá aún más convincente, es el hecho de que el propio y más ambicioso intento de Kruschev de invertir el proceso de des-totalitarización concluyó en un completo fracaso. En 1957 presentó una nueva «ley contra los parásitos sociales» que hubiera permitido al régimen reintroducir las deportaciones en masa, restablecer los trabajos forzados en gran escala y —lo que resulta más importante para la dominación total— desencadenar otra oleada de denuncias en masa; porque se suponía que los «parásitos» habían de ser seleccionados por el mismo pueblo en reuniones de masas. La «ley», sin embargo, tropezó con la oposición de los juristas soviéticos y fue desechada antes siquiera de que hubiera podido ser ensayada. En otras palabras, el pueblo de la Unión Soviética ha pasado de la pesadilla de la dominación totalitaria a los múltiples peligros, dificultades e injusticias de la dictadura de partido único, y aunque es enteramente cierto que esta moderna forma de tiranía no ofrece ninguna de las garantías del Gobierno constitucional, que, «incluso aceptando los presupuestos de la ideología comunista, todo el poder en la URSS es, en definitiva, ilegítimo» y que, por ello, el país puede volver a caer en el totalitarismo de un día para otro sin que se produzcan revueltas importantes, también es cierto que la más horrible de todas las nuevas formas de gobierno, cuyos elementos y orígenes históricos trato de analizar, concluyó en Rusia con la muerte de Stalin de la misma manera que el totalitarismo acabó en Alemania con la muerte de Hitler.  Hannah Arendt. Los orígenes del totalitarismo (1951)

De manera que ese guión para construir el estado totalitario ha sido seguido en todo o en parte por diversos regímenes en todo el mundo. Desde la extinta URSS, sus satélites europeos del “campo socialista”, la China de Mao, la Camboya de Pol Pot, y la actual Corea del Norte. Pero también fue aplicado en gran parte por los regímenes autoritarios y dictaduras –que Arendt distingue de los totalitarios porque en ellos no existe autoridad ni jerarquía intermedia– que se han sucedido en diferentes momentos y lugares del mundo. Tanto el fascismo como el nazismo siguieron el modelo  soviético de dictadura y la represión violenta de los disidentes. Ciertamente, como dice Arendt, “el totalitarismo concluyó en Rusia con la muerte de Stalin de la misma manera que el totalitarismo acabó en Alemania con la muerte de Hitler”. A eso podríamos agregar que también en China con la muerte Mao.

Pero muchos catalogan con este término el franquismo en España, como se conoce al período de la dictadura de Francisco Franco, surgido tras la guerra civil de 1936-1939 y que se prolongó hasta su muerte en 1975. Sus bases fueron el nacionalismo español, el catolicismo, el fascismo y el anticomunismo, que sirvieron de apoyo a una dictadura militar totalitaria que se autoproclamó como «democracia orgánica» en oposición a la democracia parlamentaria.

Sin embargo, el autoritarismo y las dictaduras han implementado diferentes aspectos y hasta han seguido un guión similar. Empecemos por entender estos conceptos.

Dictadura, forma de gobierno en la que una persona o un pequeño grupo posee el poder absoluto sin limitaciones constitucionales efectivas. El término dictadura proviene del título latino dictador, que en la República Romana designaba a un magistrado temporal al que se le otorgaban poderes extraordinarios para hacer frente a las crisis estatales. Los dictadores modernos, sin embargo, se parecen más a los tiranos antiguos que a los dictadores antiguos. Las descripciones de los filósofos antiguos de las tiranías de Grecia y Siciliair muy lejos en la caracterización de dictaduras modernas. Los dictadores suelen recurrir a la fuerza o al fraude para obtener un poder político despótico, que mantienen mediante el uso de la intimidación, el terror y la supresión de las libertades civiles básicas. También pueden emplear técnicas de propaganda masiva para mantener su apoyo público. Dictatorship. Encyclopaedia Britannica.

Una dictadura es una forma autoritaria de gobierno, caracterizada por un solo líder o grupo de líderes y pluralismo político limitado. Según otras definiciones, las democracias son regímenes en los que «quienes gobiernan son seleccionados mediante elecciones competitivas»; por lo tanto, las dictaduras no son «democracias» Dictadura. Wikipedia.

El concepto de dictadura corresponde a un tipo o sistema de gobierno … cuyos poderes estatales legislativos, judiciales y ejecutivos recaen directa y exclusivamente sobre un individuo o, en muchos casos, grupo político como puede ser un partido hegemónico. https://psicologiaymente.com/social/tipos-de-dictadura

En ciencia política y sociología el concepto de “autoritarismo” no tiene una definición unívoca, lo que permite identificar como autoritarias muchas y muy diferentes ideologías, movimientos y regímenes políticosAutoritarismo. Wikipedia.

Según estas definiciones, todas las dictaduras son autoritarias, desde el momento en que impiden las elecciones libres. Sin embargo, no todos los regímenes autoritarios son o han sido dictaduras.

En los gobiernos autoritarios se restringen las libertades civiles e incluso sociales, de pensamiento y de reunión. Cualquier confrontación con el Estado se suele considerar como un acto de conspiración y traición. En ocasiones, sin ningún tipo de evidencia, eludiendo así cualquier tipo de justicia.

Es importante mencionar que los regímenes autoritarios y dictatoriales en América Latina han abrazado ideologías de diferentes extremos del espectro político. Entre las principales podemos mencionar la de Jorge Rafael Videla en Argentina, Hugo Banzer en Bolivia,  Alencar Castelo Branco,  Artur da Costa e Silva, Emílio Garrastazu Médici, Ernesto Geisel y João Figueiredo en Brasil, Fulgencio Batista en Cuba, Augusto Pinochet en Chile, Hosni Mubarak en Egipto, Carlos Castillo Armas en Guatemala, Saddam Husein en Irak, Muammar al-Gaddafi  en Libia, Anastasio Somoza (padre e hijo) y Daniel Ortega en Nicaragua, Hafez al-Asad y su hijo Bashar al-Asad en Siria, Manuel Noriega en Panamá, Alberto Fujimori en Perú, Alfredo Stroessner en Paraguay, Leónidas Trujillo en República Dominicana, Juan Vicente Gómez en Venezuela, entre otros.

Otros países tienen dictaduras de partido único, donde el gobernante lo designa el partido, como en el caso de China, Cuba, Laos y  Myanmar, las monarquías islámicas como en Arabia Saudí y Omán, las dictaduras religiosas como en Irán, los regímenes híbridos que cuentan con rasgos democráticos y autoritarios por la preponderancia permanente de un partido como en Singapur y Sudán.

En todos los casos, los regímenes autoritarios y los dictatoriales concentran el poder en una persona o una organización o partido y el Estado tiene el papel central en conducir la economía y la sociedad.

Sin embargo, desde que existe el Estado, en la historia antigua tanto como en la reciente, los monarcas, los regímenes totalitarios, dictatoriales o autoritarios siempre tuvieron que recurrir al apoyo de una elite generosamente recompensada para sostener su poder.

En los Discursos observa Maquiavelo que todo aquel que pretenda establecer un gobierno de libertad e igualdad fracasará, «a menos que, aparte de esa igualdad general, a un número de los espíritus más osados y ambiciosos los haga caballeros, no solo de nombre sino de hecho, dándoles castillos y posesiones, así como dinero y súbditos, para que, rodeado de ellos, pueda mantener su poder y ellos, con su apoyo, puedan satisfacer su ambición».

En la historia reciente, la mayoría de estos regímenes gobiernan en un sistema económico de mercado distorsionado por la presencia de grupos oligárquicos que medran a la sombra del poder político. En América Latina, el “capitalismo de compinches” ha reinado en todos los países del subcontinente.

El poder arbitrario de muchos regímenes autoritarios no comunistas, además, se fortaleció por muchos años mediante la imposición del Estado para limitar o constreñir el funcionamiento de una economía de mercado. La dictadura militar brasilera (1964-1985) construyó numerosas empresas del Estado para consolidar y ampliar su poder. El último gobierno militar argentino (1976-1983) estableció feudos económicos para proteger el poder del ejército, de la marina y de la aviación. La dictadura del general Augusto Pinochet en Chile se apropió de la gran minería cuprífera chilena para financiar y abastecer el presupuesto militar. La política fiscal del autoritarismo mexicano dependió por décadas de los ingresos de Petróleos Mexicanos, la principal empresa del Estado. El último gobierno militar peruano (1968-1980) se fundó precisamente sobre un intento de reducir en lo posible la importancia de la economía de mercado. En estos y otros casos, la limitación de la economía de mercado por parte del Estado autoritario permitió y estimuló el abuso y la corrupción, y redujo las libertadas democráticas. Jorge I. Domínguez. Cinco falacias sobre la democracia en América Latina

Aunque Domínguez se limita principalmente a ejemplos de las dictaduras militares latinoamericanas, todos los gobiernos autoritarios civiles también han promovido el “capitalismo de compinches”.

Sin embargo, en el mundo de hoy persiste aún el culto al totalitarismo por ciertos grupos opuestos a la democracia y la libertad. Tan reciente como en septiembre de 2019, el Parlamento Europeo publicó una resolución titulada Importancia de la memoria histórica europea para el futuro de Europa recordando que muchos países del este de Europa fueron “sometidos a dictaduras, a veces bajo la ocupación o la influencia directa de la Unión Soviética, durante medio siglo, y continuaron privados de libertad, soberanía, dignidad, derechos humanos y desarrollo socioeconómico”; que “sigue existiendo la necesidad urgente de sensibilizar sobre los crímenes perpetrados por el estalinismo y otras dictaduras, evaluarlos moral y jurídicamente, y llevar a cabo investigaciones judiciales sobre ellos”; y que es de vital importancia para la unidad de Europa “recordar a las víctimas de los regímenes totalitarios y autoritarios, y reconocer y divulgar el legado común europeo de los crímenes cometidos por las dictaduras estalinista, nazi y de otro tipo”.

Acusa directamente a Rusia de seguir “siendo la mayor víctima del totalitarismo comunista y que su evolución hacia un Estado democrático seguirá obstaculizada mientras el Gobierno, la élite política y la propaganda política continúen encubriendo los crímenes comunistas y ensalzando el régimen totalitario soviético; pide, por tanto, a la sociedad rusa que acepte su trágico pasado;” y por “los esfuerzos de los actuales dirigentes rusos por distorsionar los hechos históricos y ocultar los crímenes perpetrados por el régimen totalitario soviético, esfuerzos que constituyen un peligroso elemento de la guerra de la información librada contra la Europa democrática con el objetivo de dividirla, y pide a la Comisión, por tanto, que luche firmemente contra ellos;

En su parte resolutiva “condena en los términos más enérgicos los actos de agresión, los crímenes contra la humanidad y las violaciones masivas de los derechos humanos perpetrados por los regímenes comunista, nazi y otros regímenes totalitarios; … Condena toda manifestación y propagación de ideologías totalitarias, como el nazismo y el estalinismo. … manifiesta su inquietud ante los casos que se han denunciado, en algunos Estados miembros, de colusión entre, por un lado, líderes políticos, partidos políticos y fuerzas de seguridad y, por otro, movimientos radicales, racistas y xenófobos de distintas denominaciones políticas; condenando la distorsión de los hechos históricos y la utilización de símbolos y retóricas que evocan aspectos de la propaganda totalitaria, toda manifestación y propagación de ideologías totalitarias, como el nazismo y el estalinismo, en la Unión; Condena el revisionismo histórico y la glorificación de los colaboradores nazis en algunos Estados miembros de la Unión; Pide una cultura común de memoria histórica que rechace los crímenes de los regímenes fascistas y estalinistas, y de otros regímenes totalitarios y autoritarios del pasado, como medio para fomentar, en particular entre las generaciones más jóvenes, la resiliencia ante las amenazas modernas que se ciernen sobre la democracia;”.

El fantasma del totalitarismo y el autoritarismo todavía deambula por el mundo, los europeos lo reconocen como una amenaza real a la democracia y la libertad y por eso llaman a combatirlo. 

Arturo J. Solórzano
Junio de 2019

 

Los nazis, a través de este método, hicieron que las palabras tuvieran un solo significado, el significado colectivo o compartido al servicio de los propósitos de los nazis. “Al hacer que el lenguaje sea el servidor de su terrible sistema, lo consigue en sus medios publicitarios más poderosos, públicos y subrepticios”, explicó Klemperer, y continuó:

El único propósito del [uso y forma de lenguaje nazi] es despojar a todos de su individualidad, paralizarlos como personalidades, convertirlos en ganado irreflexivo y dócil en un rebaño conducido y perseguido en una dirección particular, para convertirlos en átomos en un enorme bloque de piedra rodante. . . Donde [el lenguaje nazi] se dirige al individuo. . . donde educa, enseña medios de criar fanatismo y técnicas de sugerencia masiva.

El control soviético del pensamiento a través del lenguaje

No fue diferente en esta técnica ideológica de flexionar el lenguaje para sus propósitos el régimen comunista en la Rusia soviética. El historiador ruso Mikhail Heller (1922-1997) destacó este aspecto de la sociedad socialista planificada en su perspicaz trabajo, Cogs in the Wheel: The Formation of Soviet Man (1988).

Desde la época de Vladimir Lenin con la llegada de la Revolución Bolchevique en noviembre de 1917 hasta el reinado de veinticinco años de Josef Stalin, a los líderes soviéticos al final del régimen en 1991, se hizo un lenguaje para servir a los medios y fines. del sistema socialista. Heller explicó:

Lenin desarrolló una forma especial de escritura que hizo posible establecer el “eslogan de fórmula” en la mente del lector u oyente. . . Luego, como el elemento compositivo más importante, existe el uso de la repetición, mediante la cual se forma un rectángulo que concentra la atención, reduce el campo de posibilidades y exprime el pensamiento en un anillo apretado del cual solo hay una salida. . .

El poder total sobre la Palabra le da al Maestro de la Palabra un poder mágico sobre todas las comunicaciones. El discurso soviético es siempre un monólogo porque no hay otra parte con quien hablar. Del otro lado está el enemigo. En el idioma soviético no hay palabras neutrales: cada palabra conlleva una carga ideológica. . . Es por eso que en el idioma soviético las mismas palabras se repiten una y otra vez, hasta que se convierten en una señal que actúa sin ningún esfuerzo de pensamiento. El efecto de frases y consignas establecidas también está asegurado por su repetición siempre en la misma forma. . .

El idioma soviético se convirtió en el medio más importante para evitar que las personas adquieran más conocimiento de lo que el estado deseaba. . . El discurso soviético perdió su libertad. El lenguaje fue elaborado a partir de consignas y citas del Líder [Stalin]. . . La autoridad aplastante e incuestionable de la palabra del Líder es el resultado en gran parte de su derecho y poder para nombrar al Enemigo. . . La palabra que significa que el enemigo debe ser impactante, fácil de recordar, implicando condena por su propio sonido, y siempre imprecisa, para que todos los que en un momento dado no complace al Líder puedan ser incluidos bajo esta rúbrica. . . Richard M. Ebeling Tyrants of the Mind and the New Collectivism

El totalitarismo en China siguió, y sigue hasta el presente pero de manera más sofisticada, el mismo patrón reseñado en la sociedad orwelliana.

Quien no haya conocido China en tiempos de Mao y de sus sucesores inmediatos no percibirá el carácter extraordinario de esta simple conversación en Pekín. Nunca, en la historia contemporánea, había sido tan controlado un pueblo entero: los chinos no sólo debían hablar al unísono, también debían pensar al unísono. A diferencia de los regímenes autoritarios que permiten a sus súbditos conservar su libertad interior con tal de que se callen, el maoísmo exigía que se pensara “como se debía” con sinceridad. El control social alcanzaba hasta la vida privada: el dormitorio, el matrimonio, las prácticas sexuales estaban sometidas a la línea del Partido. En la década de 1970, toda sensibilidad estaba anestesiada; cada uno, transformado en loro, repetía el eslogan del día. Toda conversación aparentemente personal comenzaba con una cita de Mao. No se podía acceder más que a libros mediocres y asistir a ocho óperas “revolucionarias”. Altoparlantes dispuestos en las plazas de las ciudades, en las estaciones, en el interior de los trenes, en las oficinas, en las fábricas, difundían desde el alba y hasta bien entrada la noche músicas militares; prohibían hablar, oírse, reflexionar.

Hay una diferencia esencial entre el maoísmo y el estalinismo: los dirigentes soviéticos sabían que mentían, el pueblo sabía que el comunismo era una impostura, la mentira era proclamada como si fuera una verdad, y pocos la creían; los dirigentes maoístas no quedaban satisfechos con que el pueblo viviera en la mentira al mismo tiempo que confesaba la verdad oficial; les hacía falta que los chinos con el cerebro lavado interiorizaran la mentira. La mentira maoísta debía ser sincera, lo que los acercaba más a la Inquisición católica que al estalinismo ateo. Nada de esto se dice en China, porque la desmaoización todavía no ha ocurrido. Guy Sorman. China: El Imperio de las Mentiras. 2012.

En la Alemania Oriental dominada por el comunismo, la sociedad era vigilada por la Stasi, la policía secreta del régimen, que se dedicaba a identificar cualquier tipo de descontento.

Para mantener el poder durante 40 años mientras su gente moría de hambre y planeaba escapar, el Partido Comunista tuvo que ser muy bueno para controlar a las personas y socavar a los activistas anti estatales. … Su única función era mantener al Partido Comunista en el poder. No les importaba cómo.

… En la década de 1950, la represión era brutal, tortura física. A principios de la década de 1970, ansiosa por ser aceptada en el escenario internacional, la Policía Secreta de Alemania Oriental tuvo que volverse más sutil. El objetivo de Zersetzung (un término militar reutilizado que significa desintegración o corrosión) era “desconectar” a los individuos y grupos activistas que pudieran amenazar al Partido. La policía recopiló registros médicos, escolares y policiales, entrevistas con vecinos y familiares, y cualquier otra evidencia que pudieran obtener y luego personalizaría un impacto directo en la salud mental de un individuo. … Si alguien parecía que podría desafiar la legitimidad o el control del Partido Comunista, la Stasi destruyó sistemáticamente su vida. Usaron el chantaje, la vergüenza social, las amenazas y la tortura. 

…La Stasi tenía 91,000 empleados en su apogeo: aproximadamente uno de cada 30 residentes era un agente de la Stasi. Más de uno de cada tres alemanes orientales (5,6 millones) estaba bajo sospecha o vigilancia, con un archivo abierto de la Stasi. Otro medio millón estaba alimentando la información de la Stasi. Este nivel de vigilancia e infiltración causó que los alemanes orientales vivieran aterrorizados (realmente nunca se sabía si podía confiar en alguien)

La Stasi operaba su propia prisión, Hohenschönhausen. Más de 900 ex reclusos han dado testimonio sobre el horror que sucedió allí, pero mientras la Stasi estaba activa, la instalación era de alto secreto. El área no existía oficialmente y estaba marcada con un espacio en blanco en los mapas de la ciudad. En realidad, la mayor parte del país funcionaba como una prisión al aire libre, ya que a pocas personas se les permitía salir del país con visas de salida.

Las escuelas públicas en Alemania del Este eran campos de entrenamiento para el cumplimiento del estado policial. Niños pequeños cortan y colorean muñecos de papel con máscaras de gas y AK-47 . Se establecieron grupos de estilo juvenil de Hitler para escolares . …Los nazis allanaron el camino al usar ciudadanos como informadores o denunciantes. En ese tipo de cultura chismosa, denunciar a sus vecinos por delitos menores podría mantener a salvo a su propia familia. La policía secreta tenía tanta información personal sobre cada ciudadano y tanta influencia sobre las instituciones (ya sea que pudieras ingresar a la universidad, conseguir un trabajo, comprar un automóvil) su poder era casi absoluto, y absolutamente inexplicable. No tenían que arrestarte, podían paralizarte socialmente. Laura Williams. 10 hechos terroríficos sobre la policía secreta de Alemania del Este.

Es paradójico que la doctrina marxista proclamara que “la religión es el opio del pueblo” y que el advenimiento del socialismo tenía un carácter “científico”, en el socialismo real esta haya adquirido los atributos de una religión, en la que no hay un dios imaginario, sino real, de carne y hueso y un aparato que vela por la integridad de los dogmas de fe, las “verdades” totalitarias, de la nueva religión.

Fue el espíritu religioso que impregna la cultura occidental lo que desnaturalizó el marxismo de los fundadores, convirtiéndolo en la religión secular del siglo XX. Al apartarse de la ciencia, de la mano de la cual había dado sus primeros pasos, y pretender convertirse él mismo en ciencia, el marxismo se volvió una dogmática y se inmunizó contra disciplinas y conocimientos fundamentales, como los que aportaron Freud y el psicoanálisis, que hubieran impedido la disolución del individuo en la noción de clase y que aquél fuera tratado por los regímenes colectivistas como una pieza dispensable del organismo social. Su metamorfosis en religión laica fue apartando al marxismo del mundo real y tornándolo un sistema de ilusiones. E hizo del partido una Iglesia de rígidas jerarquías en las que el vértice —Comité Central, Buró Político, secretario general— tenía el atributo de la infalibilidad. El militante debía obedecer, con la fe del carbonero, las directivas, tesis e interpretaciones de los guardianes de la verdad absoluta, aun en contra de la razón y del simple sentido común. De este modo, el espíritu religioso —la superstición, en el lenguaje del siglo de las luces— consiguió sobrevivir y aun fortalecerse a través de un movimiento nacido, según el designio de Marx, para poner fin al reino de la fe e instaurar el de la razón en la historia. Mario Vargas Llosa. Desafíos a la libertad. 1994.

Otra estrategia utilizada por los regímenes totalitarios ha sido la “fabricación” de opositores “de mentira” para controlar a la disidencia. El siguiente artículo, escritor por un venezolano, explica en qué consiste tal estrategia y señala al cuerpo de inteligencia cubano, conocido como G2, destacado en Venezuela, como el autor intelectual de la misma. Esta práctica ha sido también utilizada en Nicaragua, con la creación de partidos políticos supuestamente opositores pero aliados al régimen, llamados popularmente “zancudos” en alusión a los mosquitos que viven de chupar la sangre de las personas.

Ni la Unión Soviética de Stalin, ni la China de Mao, ni la Alemania de Hitler, ni la Cuba de Fidel, ni la Venezuela de Chávez habrían sido posibles si hubiesen tenido un enemigo real, poderoso y radicalmente opuesto en lo ideológico. El conquistar la mente de los ciudadanos con ideas que vayan de la mano con sus intenciones políticas y que se sostengan sobre los principios del sistema que desean imponer es clave para ganar la primera batalla y -así mismo- la guerra: el socialismo debe gobernar -primero- en la mente de las personas.

Lo hicieron en Rusia. Lo hicieron en China. Lo hicieron en Alemania, en Cuba y también en Venezuela.

En su libro “1984”, George Orwell lo explica perfecto a través del personaje Emmanuel Goldstein: toda dictadura necesita a quién “echarle la culpa”, a quien “amenazar”, a quien “acusar”, a quien “perseguir”. Pero esto -como las comillas lo insinúan- es de mentiritas, porque a los verdaderos enemigos se les encierra y se les mata. Un tirano rara vez deja cabos sueltos; ellos no están jugando.

Es así como surge la necesidad de una oposición diseñada, creada, financiada y dotada de apoyo popular suficiente. Esta representa una de las piezas más poderosas de la inteligencia comunista, que será usada con fines propagandísticos.

¿Por qué? Pues porque con sus propios funcionarios, la dictadura controla la matriz de opinión de sus seguidores. Y con políticos disfrazados de adversarios, la inteligencia comunista controla al otro grueso de la población que podrían convertirse en potenciales disidentes.

Para lograr amarrar el poder en sus manos, la izquierda necesita controlar los dos bultos: el de sus fanáticos convencidos y el de aquellos que no están de acuerdo. ¿Cómo controlar a quienes no están de acuerdo? Diciéndoles lo que quieren escuchar, a través de voces y líderes en los que ellos aprenden a creer, pero que no los llevan a ningún lado, que no actúan, que son inertes. Jose Miguel. Las Mentiras del Socialismo: La Inteligencia Cubana G2 y la “Oposición”. Abril 2019.

En la actualidad, el Gran Hermano también vigila a los ciudadanos y ha encontrado en la tecnología a un aliado en sus propósitos autoritarios de vigilancia y control.

En Rusia, el Kremlin desarrolló el sistema de búsqueda y vigilancia SORM (Systema Operativno-Rozysknikh Meropriyatiy) que vigila las llamadas telefónicas, el tráfico de correo electrónico y actividad de navegación de la web y un nuevo servicio de vigilancia financiera diseñado para proporcionarle una visión completa de lo que la élite política y económica rusa está haciendo con su dinero y su tiempo.

El otro eje de acción es la propaganda a través del Internet para incidir en las opiniones de las personas para favorecer sus intereses, tanto para mantener el control de sus ciudadanos como para influir en la política internacional.

De acuerdo a una investigación de Andrei Soldatov e Irina Borogany que plasmaron en el libro The Red Web: The Kremlin´s War on the Internet. Borogan y Soldatov han pasado una década y media informando sobre el oscuro mundo de los servicios secretos de Rusia a través de su blog, Agentura.ru. Son unos de los principales expertos de Moscú en espionaje, censura y paranoia. Su tesis central aquí es bastante directa: los policías secretos, incluido el mismo presidente -el ex alumno más famoso de la KGB- están constantemente preocupados por el poder “subversivo” de Internet, por lo que han construido una de las redes de espionaje más intrusivas del planeta y están sistemáticamente legislando en contra de las libertades tradicionales del ciberespacio.

“Putin se ha rodeado intelectualmente de unos filósofos y pensadores que adscriben a ideas neo-fascistas, totalitarias y anti democráticas. Estos han ayudado a promover estas ideas por el mundo, ya sea desde la misma retórica del presidente ruso o desde la Agencia de Investigación de Internet, la herramienta rusa para crear granjas de trolls que pueblan de noticias falsas y odio a la web.”

La cadena de televisión anteriormente conocida como Russia Today cuenta con un presupuesto -alrededor de USD 300 millones anuales- que se puede comparar con el de los mayor grupos de medios de comunicación del mundo, como BBC o Fox News.” En palabras del presidente ruso, RT está decidido a romper el “monopolio anglosajón en las corrientes de información global”. Además, Sputnik News, que le pertenece a la agencia estatal de noticias, ha crecido exponencialmente en los últimos años.

— Más allá de promover sus intereses ayudando a elegir líderes pro Putin, el Kremlin diseñó sus misiones de desinformación con el explícito propósito de generar conflictos internos para fomentar las divisiones sociales y deteriorar el pluralismo en los países occidentales.

… hay una dosis diaria de informes falsos o distorsionados que parecen diseñados para explotar las divisiones en la sociedad y la política occidentales, especialmente en temas como la raza, la violencia y los derechos sexuales, y que son promulgados por grupos de operativos que se presentan como ciudadanos comunes en las cuentas de redes sociales. Al armar campañas de desinformación diseñadas específicamente para generar discordia, los rusos intentan utilizar la guerra cibernética como un arma psicológica contra las democracias liberales.

… En The Darkening Web Klimburg indica que, al ser aplicada a nivel nacional como un instrumento de control político e internacionalmente para avanzar en una estrategia de desestabilización, “la doctrina del ciberdominio de Moscú es ominosa y cada vez más efectiva”. Para darle apoyo numérico a esta afirmación, el autor cita un estudio realizado en 2015 que concluye que “los usuarios rusos de Internet se han acostumbrado tanto a la narrativa de Internet del Kremlin como una herramienta de las potencias occidentales que dos de cada cinco rusos desconfían de los medios extranjeros y casi la mitad de los rusos creen que los sitios web de noticias extranjeras deben ser censurados”.

… La estrategia se enfoca en propagar una noticia falsa o una mentira verosímil, de modo que esta narrativa tome una “vida por sí misma” y sea diseminada por cientos de miles. Al volverse masiva, esta empezará a aparecer en portales de noticias, lo cual ayuda a darle legitimidad. Esta entonces se transformará en algo que los medios más grandes deberán cubrir, incluso si es para desmentir la información. Pero el daño ya está hecho: cientos de miles o millones de personas leyeron o vieron la “noticia falsa” y ahora están convencidos de que era cierta.

Complementando su máquina de propaganda, la agencia del gobierno ruso emplea a cientos de trolls de Internet para difundir desinformación y publicar comentarios antagónicos en los medios occidentales.

… Pero, nunca faltó a su método para “desinformar y dividir”, el autor cuenta que la “ofensiva de guerra de propaganda rusa” fue fundamental para la ocupación de Crimea en 2014 e incluyó afirmaciones inventadas de que los bebés habían sido crucificados por soldados ucranianos.

…El Kremlin busca sembrar discordia en regímenes liberales porque es en estos donde se permite la libertad de opinión.  Y eso es un derecho que debemos valorar, “sin dejar que nuestras distintos opiniones nos vuelvan enemigos”. Cómo funciona la maquinaria oculta de Vladimir Putin para golpear las democracias del mundo

En China, el Internet está limitado. Sitios como Facebook, Instagram, Twitter y YouTube, están censurados y bloqueados, y se necesita una tecnología VPN para el acceso. En su lugar, se usa la aplicación china WeChat, controlada por el gobierno. El gobierno obliga a dirigir todo el tráfico en línea a través de tres sistemas de enrutamiento central. Esto facilita que los censores examinen todos los datos que ingresan y salen del país.

El gobierno chino ha introducido recientemente un sistema por el que se pierde el crédito por mala conducta. Ni siquiera tiene que ser por actos ilegales. Jugar demasiados videojuegos o comprar demasiado alcohol, actividad de internet, todo realmente afectará su puntuación y podrá tener  consecuencias negativas. Y todo se basa en la vigilancia de las actividades de los ciudadanos.

El presidente chino, Xi Jinping, se ha embarcado en la creación del llamado sistema de crédito social. Si lograba completarlo, el estado obtendría el control total sobre sus ciudadanos. De manera inquietante, el público chino encuentra atractivo el sistema de crédito social, ya que les brinda servicios que antes carecían, promete perseguir a los delincuentes y ofrece a los ciudadanos una guía sobre cómo mantenerse alejado de los problemas. Aún más inquietante, China podría vender el sistema de crédito social en todo el mundo a los posibles dictadores, que luego se volverían políticamente dependientes de China. George Soros. The Rise of Nationalism After the Fall of the Berlin Wall, Noviembre, 2019.

Con ayuda de la última tecnología, el sistema de vigilancia, recopilación y procesamiento de información permite al gobierno chino concentrar sus actividades en grupos étnicos o religiosos que resisten el esfuerzo gubernamental por uniformar a la sociedad. El país tiene un pequeño ejército (más de 50,000 personas) monitoreando la actividad de Internet en todo momento.

El gobierno está construyendo cientos o miles de campos de reeducación no reconocidos a los que se pueden enviar uigures [etnia de idioma turco] por cualquier motivo o por ninguno. En algunos de ellos las condiciones cotidianas no parecen ser físicamente abusivas tanto como espeluznantes. Un preso liberado ha dicho que no se le permitió comer hasta que le había dado las gracias a Xi Jinping, el presidente chino y al Partido Comunista. Pero ha habido denuncias de tortura a otros.

Kashgar, la ciudad uigur más grande, tiene cuatro campamentos, de los cuales el más grande está en la escuela secundaria número 5. Un jefe de seguridad local dijo en 2017 que “aproximadamente 120.000” personas estaban retenidas en la ciudad. En Korla, en el centro de la provincia, un funcionario de seguridad dijo recientemente que los campamentos están tan llenos que los oficiales en ellos están rogando a la policía que deje de traer gente.

… No se rigen por ningún proceso judicial; las detenciones son por orden de la policía o los funcionarios del partido, no por el veredicto de un tribunal.

Bajo un sistema llamado fanghuiju, los equipos de media docena —compuestos por policías o funcionarios locales e incluyendo siempre un traductor uigur, que casi siempre significa un uigur— van de casa en casa recopilando expedientes de información personal. Fanghuiju es la abreviatura de “investigar las condiciones de las personas, mejorar la vida de las personas, ganar el corazón de las personas”.

Desde la primavera de 2017, la información se ha utilizado para clasificar la “fiabilidad” de los ciudadanos utilizando varios criterios. [que van desde la edad, etnia, religión a tener pasaporte o familiares en el exterior] ,,, Para completar el panorama de la vigilancia humana, el gobierno tiene un programa llamado “convertirse en parientes” en el que las familias locales (principalmente uigur) “adoptan” funcionarios (principalmente de la mayoritaria etnia Han). El funcionario visita a su familia adoptiva regularmente, vive con ella durante períodos cortos, les da regalos y enseña el mandarín local. También verifica la información recopilada por los equipos de fanghuiju. El programa parece ser inmenso. Según un informe oficial de 2018, 1.1 millones de funcionarios han sido emparejados con 1.6 millones de familias. Eso significa que aproximadamente la mitad de los hogares uigures han tenido un espía/adoctrinador chino Han asignado a ellos.

Estos esfuerzos mapean el territorio ideológico de la provincia familia por familia; la tecnología mapea las actividades de la población calle por calle y teléfono por teléfono. En Hotan y Kashgar hay postes que llevan tal vez ocho o diez cámaras de video a intervalos de 100-200 metros a lo largo de cada calle; una red de vigilancia mucho más fina que en la mayoría de las ciudades chinas. Además de ver a los peatones, las cámaras pueden leer las matrículas de los coches y correlacionarlas con la cara de la persona que conduce. Sólo los propietarios registrados pueden conducir automóviles; cualquier otra persona será arrestada, según un funcionario de seguridad pública que acompañó a este corresponsal en Hotan. Las cámaras están equipadas para trabajar tanto por la noche como por el día.

Debido a que el gobierno ve lo que llama “limpieza web” como necesario para evitar el acceso a la información terrorista, se supone que todos en Xinjiang deben tener una aplicación de spyware en su teléfono móvil. No instalar la aplicación, que puede identificar a las personas llamadas, realizar un seguimiento de la actividad en línea y registrar el uso de las redes sociales, es un delito. Los “rastreadores Wi-Fi” en lugares públicos mantienen un ojo, o nariz, en todos los dispositivos en red en el rango.

A continuación, los registros asociados con los documentos de identidad pueden contener datos biométricos, incluidas las huellas dactilares, el tipo de sangre y la información de ADN, así como el registro de detención del sujeto y el “estado de fiabilidad”. El gobierno recoge gran parte de este material biométrico sigiloso, bajo la apariencia de un programa de salud pública llamado “Física para todos”, que requiere que la gente proporcione muestras de sangre.

Un sistema llamado Plataforma Integrada de Operaciones Conjuntas (IJOP), revelado por primera vez por Human Rights Watch, utiliza sistemas de aprendizaje automático, información de cámaras, teléfonos inteligentes, registros financieros y de planificación familiar e incluso un uso inusual de la electricidad para generar listas de sospechosos para su detención. Un informe oficial de WeChat dijo que verificar las listas del IJOP era una de las principales responsabilidades del comité de seguridad local. Incluso sin vigilancia de alta tecnología, el estado policial de Xinjiang es formidable. Con él, se vuelve aterrador. The Economist. “Apartheid with Chinese characteristics“. May 31st 2018.

En 2006, la organización no gubernamental internacional, Reporteros Sin Fronteras que promueve la libertad de prensa, empezó a publicar una lista de “Enemigos del Internet“. La organización clasifica a un país como enemigo del Internet a “todos aquellos países se caracterizan no solo por su capacidad de censurar noticias e información en línea, sino también por su represión casi sistemática de los usuarios de Internet“. Los 5 “Estados enemigos del Internet” nombrados en marzo de 2013 fueron: Baréin, China, Irán, Siria y Vietnam. Esta lista no ha sido actualizada desde entonces. Wikipedia. Censura y vigilancia del internet por país.

Actualmente, existe restricción a noticias políticas en Burundi, Etiopía, Corea del Norte, Cuba, Venezuela, Honduras (parcialmente) y Turquía, y hay restricción a medios sociales en Belarus, Corea del Norte, Etiopía, Turkmenistan, Turquía, Uzbekistan. Arabia Saudita y Rusia impulsaron legislaciones para legalizar el filtrado de información por Internet.

En Corea del Norte la navegación no autorizada de Internet es una actividad peligrosa. Los principales teléfonos inteligentes, tabletas, sistemas operativos y navegadores utilizados en el país fueron desarrollados por el gobierno, y el contenido en los aproximadamente 5,000 sitios web accesibles está estrictamente controlado.

Si hay una historia que pueda resumir las causas contemporáneas de la censura en Internet, esta tuvo lugar en Egipto. En enero de 2011, activistas egipcios, inspirados por un levantamiento exitoso en Túnez, comenzaron a organizar una manifestación usando Facebook. En cuestión de días, miles de manifestantes se reunieron en la plaza Tahrir de El Cairo para protestar contra el régimen de Mubarak.

El gobierno egipcio pronto tomó la “audaz” medida de cortar el acceso a internet del país. La respuesta fue que miles se sumaron a las protestas. El régimen de Mubarak rápidamente se dio cuenta de su error: nunca cortar el acceso a Internet.

Mubarak finalmente fue forzado a renunciar después de solo 18 días de protestas masivas. La Primavera Árabe de Egipto demostró dos cosas: el poder de organización de Internet y la rapidez con la que un gobierno puede decretar la censura en Internet. La censura en Internet: El estatus de la libertad en la red en 2018.

Como puede observarse, el autoritarismo sigue presente actualmente en muchos países y el Gran Hermano hoy usa la tecnología para vigilar y controlar a los ciudadanos.

En las dictaduras de tipo marxista el fenómeno totalitario no es parte intrínseca de la doctrina que las determina pero sí parece ser una consecuencia de su aplicación práctica.

… Las diferentes corrientes marxistas han dado diferentes respuestas al fenómeno desde las restricciones que el marxismo impone a una definición particular de dominación política que implica tanto una ingeniería social consciente como una dominación determinada políticamente, ambas situaciones previstas sólo unas pocas veces en el análisis histórico marxista de la sociedad (que considera irrelevante la autonomía privada de la volición individual como paso necesario para la expresión libre de una determinada consciencia de clase. … Esta subordinación es parte necesaria de la capacidad del socialismo de ejercer un control consciente sobre la construcción de toda la sociedad. … esta subordinación no es voluntaria sino coercitiva, y su competencia interna por el poder va delegando las jefaturas hasta un individuo único, líder e ideólogo, tomado como referente para el ejercicio de un culto a la personalidad. Wikipedia, Totalitarismo.

El guión para construir el estado totalitario que Hakey magistralmente describió hace ya 85 años y Orwell retrató hace 70, fue documentado con evidencias surgidas de fuentes oficiales por Hannah Arendt muy poco después en “Los orígenes del totalitarismo”.

Lo interesante, desde luego, no es que la China comunista sea diferente de la Rusia comunista o que la Rusia de Stalin fuera diferente de la Alemania de Hitler. La ebriedad y la incompetencia que tan ampliamente asoman en cualquier descripción de la Rusia de los años 20 ó de los años 30, y que siguen estando hoy muy extendidas, no desempeñaron papel alguno en la Alemania nazi, mientras que la indecible y gratuita crueldad de los campos alemanes de concentración y de exterminio parece haber estado considerablemente ausente de los campos rusos, donde los cautivos morían de abandono más que de tortura.

… Lo que en nuestro contexto resulta decisivo es que el Gobierno totalitario resulta diferente de las dictaduras y tiranías; la capacidad de advertir esta diferencia no es en manera alguna una cuestión académica que pueda abandonarse confiadamente a los «teóricos», porque la dominación total es la única forma de gobierno con la que no es posible la coexistencia. Por ello tenemos todas las razones posibles para emplear escasa y prudentemente la palabra «totalitario».

… Por lo que se refiere a Stalin, las sorprendentes declaraciones de Kruschev, que —por la obvia razón de que su audiencia y él mismo estuvieron totalmente complicados en el asunto— ocultaban considerablemente más de lo que revelaban, tuvieron el desgraciado resultado de minimizar a los ojos de muchos (y desde luego a los de los eruditos con su amor profesional por las fuentes oficiales) la gigantesca criminalidad del régimen de Stalin, que, al fin y al cabo, no consistió simplemente en la difamación de unos pocos centenares de miles de destacadas figuras políticas y literarias, a las que se podía «rehabilitar» póstumamente, sino en el exterminio de los literalmente indecibles millones de personas a las que nadie, ni siquiera Stalin, podía considerar sospechosas de actividades «contrarrevolucionarias». Y fue precisamente con el reconocimiento de algunos crímenes como ocultó Kruschev la criminalidad del régimen en conjunto, y es precisamente contra este camuflaje y contra la hipocresía de los actuales dirigentes rusos —todos los cuales se prepararon y progresaron bajo Stalin— contra lo que se halla ahora en casi abierta rebelión la joven generación de intelectuales rusos. Porque ellos saben todo lo que es necesario saber sobre «las purgas masivas y la deportación y el aniquilamiento de pueblos enteros». La explicación que de los crímenes formuló Kruschev —la demente suspicacia de Stalin— ocultaba el aspecto más característico del terror totalitario, el de desatarse cuando ha muerto ya toda oposición organizada y el dirigente totalitario sabe que ya no necesita temer nada. Esto es particularmente cierto en lo que se refiere a la evolución rusa. Stalin comenzó sus gigantescas purgas no en 1928, cuando admitió: «Tenemos enemigos internos», y cuando tenía razones para sentir temor —sabía que Bujarin le había comparado con Genghis Khan y que estaba convencido de que la política de Stalin «estaba conduciendo al país al hambre, a la ruina y a un régimen policíaco».

… el Archivo de Smolensko tiende a confirmar lo que ya sabíamos de fuentes menos irrefutables. Esto es incluso cierto en el caso de algunas de sus curiosas lagunas, especialmente las referentes a los datos estadísticos. Porque esta ausencia demuestra simplemente que, como en otros aspectos, el régimen de Stalin era implacablemente consecuente: todos los hechos que no estuviesen conformes o que ofrecieran la posibilidad de no coincidir con la ficción oficial —datos sobre cosechas, criminalidad, auténticos incidentes de actividades «contrarrevolucionarias», a diferencia de las ulteriores conspiraciones ficticias— eran tratados como carentes de existencia. Resultaba, además, completamente de acuerdo con el desprecio totalitario por los hechos y la realidad el que todos estos datos, en vez de ser recogidos en Moscú procedentes de las cuatro esquinas del inmenso territorio, fueran conocidos por vez primera en las respectivas localidades a través de su publicación en Pravda, Izvestia o cualquier otro órgano oficial de Moscú; de esta forma, cada región y cada distrito de la Unión Soviética recibía sus datos estadísticos oficiales y ficticios muy de la misma manera que recibía las no menos ficticias normas que le fijaba el Plan Quinquenal.

Enumeraré brevemente unos pocos de los más sorprendentes puntos que antes podían ser sólo supuestos y que ahora han quedado demostrados por pruebas documentales. Siempre habíamos sospechado, pero no lo sabíamos con certeza, que el régimen nunca fue «monolítico», sino que se hallaba «conscientemente construido en torno a funciones superpuestas, duplicadas y paralelas» y que su estructura grotescamente amorfa era conservada unida por el mismo principio del führer —el llamado «culto de la personalidad»— que hallamos en la Alemania nazi; que la rama ejecutiva de este Gobierno especial no era el Partido, sino la policía, cuyas «actividades operacionales no eran reguladas a través de los canales del Partido»; que las personas enteramente inocentes a quienes el régimen liquidó, a millones, los «enemigos objetivos» en el lenguaje bolchevique, sabían que eran «delincuentes sin un delito»; que fue precisamente esta nueva categoría, diferenciada de los primeros auténticos enemigos del régimen —asesinos de funcionarios del Gobierno, incendiarios y bandidos— la que reaccionó con la misma «completa pasividad» que conocemos también a través de las normas de conducta de las víctimas del terror nazi. Nunca hubo duda alguna de que la «oleada de denuncias mutuas» durante la Gran Purga resultó tan desastrosa para el bienestar económico y social del país como eficaz para fortalecer al dirigente totalitario, pero sólo ahora conocemos cuán deliberadamente puso en marcha Stalin «esta amenazadora cadena de denuncias» cuando proclamó oficialmente el 29 de julio de 1936: Inalienable calidad de cada bolchevique en las circunstancias presentes debe ser la capacidad para reconocer a un enemigo del Partido por muy bien enmascarado que pueda hallarse. (El subrayado es de la autora.) De la misma manera que la «Solución Final» de Hitler significaba para la élite nazi la obligatoriedad de cumplir el mandamiento «Tú matarás», la declaración de Stalin prescribía: «Tú levantarás falso testimonio», como norma directriz de la conducta de todos los miembros del Partido bolchevique. … La verdad es que el precio de la dominación totalitaria fue tan alto que ni en Alemania ni en Rusia ha sido todavía completamente pagado.

… Es cierto que la superioridad de la policía secreta sobre el aparato militar constituye característica determinante de muchas tiranías y no sólo de la totalitaria; pero en el caso del Gobierno totalitario la preponderancia de la policía no responde simplemente a la necesidad de reprimir a la población en el país, sino que encaja con la reivindicación ideológica a una dominación mundial. … Así, los nazis emplearon esencialmente sus tropas SS como fuerza de policía para la dominación e incluso la conquista de territorios extranjeros, con el propósito final de amalgamar el Ejército y la policía bajo la dirección de las SS.

… Menos bien conocido, pero quizá aún más convincente, es el hecho de que el propio y más ambicioso intento de Kruschev de invertir el proceso de des-totalitarización concluyó en un completo fracaso. En 1957 presentó una nueva «ley contra los parásitos sociales» que hubiera permitido al régimen reintroducir las deportaciones en masa, restablecer los trabajos forzados en gran escala y —lo que resulta más importante para la dominación total— desencadenar otra oleada de denuncias en masa; porque se suponía que los «parásitos» habían de ser seleccionados por el mismo pueblo en reuniones de masas. La «ley», sin embargo, tropezó con la oposición de los juristas soviéticos y fue desechada antes siquiera de que hubiera podido ser ensayada. En otras palabras, el pueblo de la Unión Soviética ha pasado de la pesadilla de la dominación totalitaria a los múltiples peligros, dificultades e injusticias de la dictadura de partido único, y aunque es enteramente cierto que esta moderna forma de tiranía no ofrece ninguna de las garantías del Gobierno constitucional, que, «incluso aceptando los presupuestos de la ideología comunista, todo el poder en la URSS es, en definitiva, ilegítimo» y que, por ello, el país puede volver a caer en el totalitarismo de un día para otro sin que se produzcan revueltas importantes, también es cierto que la más horrible de todas las nuevas formas de gobierno, cuyos elementos y orígenes históricos trato de analizar, concluyó en Rusia con la muerte de Stalin de la misma manera que el totalitarismo acabó en Alemania con la muerte de Hitler.  Hannah Arendt. Los orígenes del totalitarismo (1951)

De manera que ese guión para construir el estado totalitario ha sido seguido en todo o en parte por diversos regímenes en todo el mundo. Desde la extinta URSS, sus satélites europeos del “campo socialista”, la China de Mao, la Camboya de Pol Pot, y la actual Corea del Norte. Pero también fue aplicado en gran parte por los regímenes autoritarios y dictaduras –que Arendt distingue de los totalitarios porque en ellos no existe autoridad ni jerarquía intermedia– que se han sucedido en diferentes momentos y lugares del mundo. Tanto el fascismo como el nazismo siguieron el modelo  soviético de dictadura y la represión violenta de los disidentes. Ciertamente, como dice Arendt, “el totalitarismo concluyó en Rusia con la muerte de Stalin de la misma manera que el totalitarismo acabó en Alemania con la muerte de Hitler”. A eso podríamos agregar que también en China con la muerte Mao.

Pero muchos catalogan con este término el franquismo en España, como se conoce al período de la dictadura de Francisco Franco, surgido tras la guerra civil de 1936-1939 y que se prolongó hasta su muerte en 1975. Sus bases fueron el nacionalismo español, el catolicismo, el fascismo y el anticomunismo, que sirvieron de apoyo a una dictadura militar totalitaria que se autoproclamó como «democracia orgánica» en oposición a la democracia parlamentaria.

Sin embargo, el autoritarismo y las dictaduras han implementado diferentes aspectos y hasta han seguido un guión similar. Empecemos por entender estos conceptos.

Dictadura, forma de gobierno en la que una persona o un pequeño grupo posee el poder absoluto sin limitaciones constitucionales efectivas. El término dictadura proviene del título latino dictador, que en la República Romana designaba a un magistrado temporal al que se le otorgaban poderes extraordinarios para hacer frente a las crisis estatales. Los dictadores modernos, sin embargo, se parecen más a los tiranos antiguos que a los dictadores antiguos. Las descripciones de los filósofos antiguos de las tiranías de Grecia y Siciliair muy lejos en la caracterización de dictaduras modernas. Los dictadores suelen recurrir a la fuerza o al fraude para obtener un poder político despótico, que mantienen mediante el uso de la intimidación, el terror y la supresión de las libertades civiles básicas. También pueden emplear técnicas de propaganda masiva para mantener su apoyo público. Dictatorship. Encyclopaedia Britannica.

Una dictadura es una forma autoritaria de gobierno, caracterizada por un solo líder o grupo de líderes y pluralismo político limitado. Según otras definiciones, las democracias son regímenes en los que «quienes gobiernan son seleccionados mediante elecciones competitivas»; por lo tanto, las dictaduras no son «democracias» Dictadura. Wikipedia.

El concepto de dictadura corresponde a un tipo o sistema de gobierno … cuyos poderes estatales legislativos, judiciales y ejecutivos recaen directa y exclusivamente sobre un individuo o, en muchos casos, grupo político como puede ser un partido hegemónico. https://psicologiaymente.com/social/tipos-de-dictadura

En ciencia política y sociología el concepto de “autoritarismo” no tiene una definición unívoca, lo que permite identificar como autoritarias muchas y muy diferentes ideologías, movimientos y regímenes políticosAutoritarismo. Wikipedia.

Según estas definiciones, todas las dictaduras son autoritarias, desde el momento en que impiden las elecciones libres. Sin embargo, no todos los regímenes autoritarios son o han sido dictaduras.

En los gobiernos autoritarios se restringen las libertades civiles e incluso sociales, de pensamiento y de reunión. Cualquier confrontación con el Estado se suele considerar como un acto de conspiración y traición. En ocasiones, sin ningún tipo de evidencia, eludiendo así cualquier tipo de justicia.

Es importante mencionar que los regímenes autoritarios y dictatoriales en América Latina han abrazado ideologías de diferentes extremos del espectro político. Entre las principales podemos mencionar la de Jorge Rafael Videla en Argentina, Hugo Banzer en Bolivia,  Alencar Castelo Branco,  Artur da Costa e Silva, Emílio Garrastazu Médici, Ernesto Geisel y João Figueiredo en Brasil, Fulgencio Batista en Cuba, Augusto Pinochet en Chile, Hosni Mubarak en Egipto, Carlos Castillo Armas en Guatemala, Saddam Husein en Irak, Muammar al-Gaddafi  en Libia, Anastasio Somoza (padre e hijo) y Daniel Ortega en Nicaragua, Hafez al-Asad y su hijo Bashar al-Asad en Siria, Manuel Noriega en Panamá, Alberto Fujimori en Perú, Alfredo Stroessner en Paraguay, Leónidas Trujillo en República Dominicana, Juan Vicente Gómez en Venezuela, entre otros.

Otros países tienen dictaduras de partido único, donde el gobernante lo designa el partido, como en el caso de China, Cuba, Laos y  Myanmar, las monarquías islámicas como en Arabia Saudí y Omán, las dictaduras religiosas como en Irán, los regímenes híbridos que cuentan con rasgos democráticos y autoritarios por la preponderancia permanente de un partido como en Singapur y Sudán.

En todos los casos, los regímenes autoritarios y los dictatoriales concentran el poder en una persona o una organización o partido y el Estado tiene el papel central en conducir la economía y la sociedad.

Sin embargo, desde que existe el Estado, en la historia antigua tanto como en la reciente, los monarcas, los regímenes totalitarios, dictatoriales o autoritarios siempre tuvieron que recurrir al apoyo de una elite generosamente recompensada para sostener su poder.

En los Discursos observa Maquiavelo que todo aquel que pretenda establecer un gobierno de libertad e igualdad fracasará, «a menos que, aparte de esa igualdad general, a un número de los espíritus más osados y ambiciosos los haga caballeros, no solo de nombre sino de hecho, dándoles castillos y posesiones, así como dinero y súbditos, para que, rodeado de ellos, pueda mantener su poder y ellos, con su apoyo, puedan satisfacer su ambición».

En la historia reciente, la mayoría de estos regímenes gobiernan en un sistema económico de mercado distorsionado por la presencia de grupos oligárquicos que medran a la sombra del poder político. En América Latina, el “capitalismo de compinches” ha reinado en todos los países del subcontinente.

El poder arbitrario de muchos regímenes autoritarios no comunistas, además, se fortaleció por muchos años mediante la imposición del Estado para limitar o constreñir el funcionamiento de una economía de mercado. La dictadura militar brasilera (1964-1985) construyó numerosas empresas del Estado para consolidar y ampliar su poder. El último gobierno militar argentino (1976-1983) estableció feudos económicos para proteger el poder del ejército, de la marina y de la aviación. La dictadura del general Augusto Pinochet en Chile se apropió de la gran minería cuprífera chilena para financiar y abastecer el presupuesto militar. La política fiscal del autoritarismo mexicano dependió por décadas de los ingresos de Petróleos Mexicanos, la principal empresa del Estado. El último gobierno militar peruano (1968-1980) se fundó precisamente sobre un intento de reducir en lo posible la importancia de la economía de mercado. En estos y otros casos, la limitación de la economía de mercado por parte del Estado autoritario permitió y estimuló el abuso y la corrupción, y redujo las libertadas democráticas. Jorge I. Domínguez. Cinco falacias sobre la democracia en América Latina

Aunque Domínguez se limita principalmente a ejemplos de las dictaduras militares latinoamericanas, todos los gobiernos autoritarios civiles también han promovido el “capitalismo de compinches”.

Sin embargo, en el mundo de hoy persiste aún el culto al totalitarismo por ciertos grupos opuestos a la democracia y la libertad. Tan reciente como en septiembre de 2019, el Parlamento Europeo publicó una resolución titulada Importancia de la memoria histórica europea para el futuro de Europa recordando que muchos países del este de Europa fueron “sometidos a dictaduras, a veces bajo la ocupación o la influencia directa de la Unión Soviética, durante medio siglo, y continuaron privados de libertad, soberanía, dignidad, derechos humanos y desarrollo socioeconómico”; que “sigue existiendo la necesidad urgente de sensibilizar sobre los crímenes perpetrados por el estalinismo y otras dictaduras, evaluarlos moral y jurídicamente, y llevar a cabo investigaciones judiciales sobre ellos”; y que es de vital importancia para la unidad de Europa “recordar a las víctimas de los regímenes totalitarios y autoritarios, y reconocer y divulgar el legado común europeo de los crímenes cometidos por las dictaduras estalinista, nazi y de otro tipo”.

Acusa directamente a Rusia de seguir “siendo la mayor víctima del totalitarismo comunista y que su evolución hacia un Estado democrático seguirá obstaculizada mientras el Gobierno, la élite política y la propaganda política continúen encubriendo los crímenes comunistas y ensalzando el régimen totalitario soviético; pide, por tanto, a la sociedad rusa que acepte su trágico pasado;” y por “los esfuerzos de los actuales dirigentes rusos por distorsionar los hechos históricos y ocultar los crímenes perpetrados por el régimen totalitario soviético, esfuerzos que constituyen un peligroso elemento de la guerra de la información librada contra la Europa democrática con el objetivo de dividirla, y pide a la Comisión, por tanto, que luche firmemente contra ellos;

En su parte resolutiva “condena en los términos más enérgicos los actos de agresión, los crímenes contra la humanidad y las violaciones masivas de los derechos humanos perpetrados por los regímenes comunista, nazi y otros regímenes totalitarios; … Condena toda manifestación y propagación de ideologías totalitarias, como el nazismo y el estalinismo. … manifiesta su inquietud ante los casos que se han denunciado, en algunos Estados miembros, de colusión entre, por un lado, líderes políticos, partidos políticos y fuerzas de seguridad y, por otro, movimientos radicales, racistas y xenófobos de distintas denominaciones políticas; condenando la distorsión de los hechos históricos y la utilización de símbolos y retóricas que evocan aspectos de la propaganda totalitaria, toda manifestación y propagación de ideologías totalitarias, como el nazismo y el estalinismo, en la Unión; Condena el revisionismo histórico y la glorificación de los colaboradores nazis en algunos Estados miembros de la Unión; Pide una cultura común de memoria histórica que rechace los crímenes de los regímenes fascistas y estalinistas, y de otros regímenes totalitarios y autoritarios del pasado, como medio para fomentar, en particular entre las generaciones más jóvenes, la resiliencia ante las amenazas modernas que se ciernen sobre la democracia;”.

El fantasma del totalitarismo y el autoritarismo todavía deambula por el mundo, los europeos lo reconocen como una amenaza real a la democracia y la libertad y por eso llaman a combatirlo. 

Arturo J. Solórzano
Junio de 2019

 

Klemperer dijo que no era que los nazis inventaran muchas palabras nuevas, aunque lo hicieron en algunos casos con un diseño intencional. Pero argumentaba que lo que era mucho más desagradable es que a través de sus propios usos particulares de las palabras existentes, una y otra vez en su propaganda, discursos y publicaciones, cambiaron los significados y contextos de estas palabras dadas por supuestas del idioma alemán.

Los nazis, a través de este método, hicieron que las palabras tuvieran un solo significado, el significado colectivo o compartido al servicio de los propósitos de los nazis. “Al hacer que el lenguaje sea el servidor de su terrible sistema, lo consigue en sus medios publicitarios más poderosos, públicos y subrepticios”, explicó Klemperer, y continuó:

El único propósito del [uso y forma de lenguaje nazi] es despojar a todos de su individualidad, paralizarlos como personalidades, convertirlos en ganado irreflexivo y dócil en un rebaño conducido y perseguido en una dirección particular, para convertirlos en átomos en un enorme bloque de piedra rodante. . . Donde [el lenguaje nazi] se dirige al individuo. . . donde educa, enseña medios de criar fanatismo y técnicas de sugerencia masiva.

El control soviético del pensamiento a través del lenguaje

No fue diferente en esta técnica ideológica de flexionar el lenguaje para sus propósitos el régimen comunista en la Rusia soviética. El historiador ruso Mikhail Heller (1922-1997) destacó este aspecto de la sociedad socialista planificada en su perspicaz trabajo, Cogs in the Wheel: The Formation of Soviet Man (1988).

Desde la época de Vladimir Lenin con la llegada de la Revolución Bolchevique en noviembre de 1917 hasta el reinado de veinticinco años de Josef Stalin, a los líderes soviéticos al final del régimen en 1991, se hizo un lenguaje para servir a los medios y fines. del sistema socialista. Heller explicó:

Lenin desarrolló una forma especial de escritura que hizo posible establecer el “eslogan de fórmula” en la mente del lector u oyente. . . Luego, como el elemento compositivo más importante, existe el uso de la repetición, mediante la cual se forma un rectángulo que concentra la atención, reduce el campo de posibilidades y exprime el pensamiento en un anillo apretado del cual solo hay una salida. . .

El poder total sobre la Palabra le da al Maestro de la Palabra un poder mágico sobre todas las comunicaciones. El discurso soviético es siempre un monólogo porque no hay otra parte con quien hablar. Del otro lado está el enemigo. En el idioma soviético no hay palabras neutrales: cada palabra conlleva una carga ideológica. . . Es por eso que en el idioma soviético las mismas palabras se repiten una y otra vez, hasta que se convierten en una señal que actúa sin ningún esfuerzo de pensamiento. El efecto de frases y consignas establecidas también está asegurado por su repetición siempre en la misma forma. . .

El idioma soviético se convirtió en el medio más importante para evitar que las personas adquieran más conocimiento de lo que el estado deseaba. . . El discurso soviético perdió su libertad. El lenguaje fue elaborado a partir de consignas y citas del Líder [Stalin]. . . La autoridad aplastante e incuestionable de la palabra del Líder es el resultado en gran parte de su derecho y poder para nombrar al Enemigo. . . La palabra que significa que el enemigo debe ser impactante, fácil de recordar, implicando condena por su propio sonido, y siempre imprecisa, para que todos los que en un momento dado no complace al Líder puedan ser incluidos bajo esta rúbrica. . . Richard M. Ebeling Tyrants of the Mind and the New Collectivism

El totalitarismo en China siguió, y sigue hasta el presente pero de manera más sofisticada, el mismo patrón reseñado en la sociedad orwelliana.

Quien no haya conocido China en tiempos de Mao y de sus sucesores inmediatos no percibirá el carácter extraordinario de esta simple conversación en Pekín. Nunca, en la historia contemporánea, había sido tan controlado un pueblo entero: los chinos no sólo debían hablar al unísono, también debían pensar al unísono. A diferencia de los regímenes autoritarios que permiten a sus súbditos conservar su libertad interior con tal de que se callen, el maoísmo exigía que se pensara “como se debía” con sinceridad. El control social alcanzaba hasta la vida privada: el dormitorio, el matrimonio, las prácticas sexuales estaban sometidas a la línea del Partido. En la década de 1970, toda sensibilidad estaba anestesiada; cada uno, transformado en loro, repetía el eslogan del día. Toda conversación aparentemente personal comenzaba con una cita de Mao. No se podía acceder más que a libros mediocres y asistir a ocho óperas “revolucionarias”. Altoparlantes dispuestos en las plazas de las ciudades, en las estaciones, en el interior de los trenes, en las oficinas, en las fábricas, difundían desde el alba y hasta bien entrada la noche músicas militares; prohibían hablar, oírse, reflexionar.

Hay una diferencia esencial entre el maoísmo y el estalinismo: los dirigentes soviéticos sabían que mentían, el pueblo sabía que el comunismo era una impostura, la mentira era proclamada como si fuera una verdad, y pocos la creían; los dirigentes maoístas no quedaban satisfechos con que el pueblo viviera en la mentira al mismo tiempo que confesaba la verdad oficial; les hacía falta que los chinos con el cerebro lavado interiorizaran la mentira. La mentira maoísta debía ser sincera, lo que los acercaba más a la Inquisición católica que al estalinismo ateo. Nada de esto se dice en China, porque la desmaoización todavía no ha ocurrido. Guy Sorman. China: El Imperio de las Mentiras. 2012.

En la Alemania Oriental dominada por el comunismo, la sociedad era vigilada por la Stasi, la policía secreta del régimen, que se dedicaba a identificar cualquier tipo de descontento.

Para mantener el poder durante 40 años mientras su gente moría de hambre y planeaba escapar, el Partido Comunista tuvo que ser muy bueno para controlar a las personas y socavar a los activistas anti estatales. … Su única función era mantener al Partido Comunista en el poder. No les importaba cómo.

… En la década de 1950, la represión era brutal, tortura física. A principios de la década de 1970, ansiosa por ser aceptada en el escenario internacional, la Policía Secreta de Alemania Oriental tuvo que volverse más sutil. El objetivo de Zersetzung (un término militar reutilizado que significa desintegración o corrosión) era “desconectar” a los individuos y grupos activistas que pudieran amenazar al Partido. La policía recopiló registros médicos, escolares y policiales, entrevistas con vecinos y familiares, y cualquier otra evidencia que pudieran obtener y luego personalizaría un impacto directo en la salud mental de un individuo. … Si alguien parecía que podría desafiar la legitimidad o el control del Partido Comunista, la Stasi destruyó sistemáticamente su vida. Usaron el chantaje, la vergüenza social, las amenazas y la tortura. 

…La Stasi tenía 91,000 empleados en su apogeo: aproximadamente uno de cada 30 residentes era un agente de la Stasi. Más de uno de cada tres alemanes orientales (5,6 millones) estaba bajo sospecha o vigilancia, con un archivo abierto de la Stasi. Otro medio millón estaba alimentando la información de la Stasi. Este nivel de vigilancia e infiltración causó que los alemanes orientales vivieran aterrorizados (realmente nunca se sabía si podía confiar en alguien)

La Stasi operaba su propia prisión, Hohenschönhausen. Más de 900 ex reclusos han dado testimonio sobre el horror que sucedió allí, pero mientras la Stasi estaba activa, la instalación era de alto secreto. El área no existía oficialmente y estaba marcada con un espacio en blanco en los mapas de la ciudad. En realidad, la mayor parte del país funcionaba como una prisión al aire libre, ya que a pocas personas se les permitía salir del país con visas de salida.

Las escuelas públicas en Alemania del Este eran campos de entrenamiento para el cumplimiento del estado policial. Niños pequeños cortan y colorean muñecos de papel con máscaras de gas y AK-47 . Se establecieron grupos de estilo juvenil de Hitler para escolares . …Los nazis allanaron el camino al usar ciudadanos como informadores o denunciantes. En ese tipo de cultura chismosa, denunciar a sus vecinos por delitos menores podría mantener a salvo a su propia familia. La policía secreta tenía tanta información personal sobre cada ciudadano y tanta influencia sobre las instituciones (ya sea que pudieras ingresar a la universidad, conseguir un trabajo, comprar un automóvil) su poder era casi absoluto, y absolutamente inexplicable. No tenían que arrestarte, podían paralizarte socialmente. Laura Williams. 10 hechos terroríficos sobre la policía secreta de Alemania del Este.

Es paradójico que la doctrina marxista proclamara que “la religión es el opio del pueblo” y que el advenimiento del socialismo tenía un carácter “científico”, en el socialismo real esta haya adquirido los atributos de una religión, en la que no hay un dios imaginario, sino real, de carne y hueso y un aparato que vela por la integridad de los dogmas de fe, las “verdades” totalitarias, de la nueva religión.

Fue el espíritu religioso que impregna la cultura occidental lo que desnaturalizó el marxismo de los fundadores, convirtiéndolo en la religión secular del siglo XX. Al apartarse de la ciencia, de la mano de la cual había dado sus primeros pasos, y pretender convertirse él mismo en ciencia, el marxismo se volvió una dogmática y se inmunizó contra disciplinas y conocimientos fundamentales, como los que aportaron Freud y el psicoanálisis, que hubieran impedido la disolución del individuo en la noción de clase y que aquél fuera tratado por los regímenes colectivistas como una pieza dispensable del organismo social. Su metamorfosis en religión laica fue apartando al marxismo del mundo real y tornándolo un sistema de ilusiones. E hizo del partido una Iglesia de rígidas jerarquías en las que el vértice —Comité Central, Buró Político, secretario general— tenía el atributo de la infalibilidad. El militante debía obedecer, con la fe del carbonero, las directivas, tesis e interpretaciones de los guardianes de la verdad absoluta, aun en contra de la razón y del simple sentido común. De este modo, el espíritu religioso —la superstición, en el lenguaje del siglo de las luces— consiguió sobrevivir y aun fortalecerse a través de un movimiento nacido, según el designio de Marx, para poner fin al reino de la fe e instaurar el de la razón en la historia. Mario Vargas Llosa. Desafíos a la libertad. 1994.

Otra estrategia utilizada por los regímenes totalitarios ha sido la “fabricación” de opositores “de mentira” para controlar a la disidencia. El siguiente artículo, escritor por un venezolano, explica en qué consiste tal estrategia y señala al cuerpo de inteligencia cubano, conocido como G2, destacado en Venezuela, como el autor intelectual de la misma. Esta práctica ha sido también utilizada en Nicaragua, con la creación de partidos políticos supuestamente opositores pero aliados al régimen, llamados popularmente “zancudos” en alusión a los mosquitos que viven de chupar la sangre de las personas.

Ni la Unión Soviética de Stalin, ni la China de Mao, ni la Alemania de Hitler, ni la Cuba de Fidel, ni la Venezuela de Chávez habrían sido posibles si hubiesen tenido un enemigo real, poderoso y radicalmente opuesto en lo ideológico. El conquistar la mente de los ciudadanos con ideas que vayan de la mano con sus intenciones políticas y que se sostengan sobre los principios del sistema que desean imponer es clave para ganar la primera batalla y -así mismo- la guerra: el socialismo debe gobernar -primero- en la mente de las personas.

Lo hicieron en Rusia. Lo hicieron en China. Lo hicieron en Alemania, en Cuba y también en Venezuela.

En su libro “1984”, George Orwell lo explica perfecto a través del personaje Emmanuel Goldstein: toda dictadura necesita a quién “echarle la culpa”, a quien “amenazar”, a quien “acusar”, a quien “perseguir”. Pero esto -como las comillas lo insinúan- es de mentiritas, porque a los verdaderos enemigos se les encierra y se les mata. Un tirano rara vez deja cabos sueltos; ellos no están jugando.

Es así como surge la necesidad de una oposición diseñada, creada, financiada y dotada de apoyo popular suficiente. Esta representa una de las piezas más poderosas de la inteligencia comunista, que será usada con fines propagandísticos.

¿Por qué? Pues porque con sus propios funcionarios, la dictadura controla la matriz de opinión de sus seguidores. Y con políticos disfrazados de adversarios, la inteligencia comunista controla al otro grueso de la población que podrían convertirse en potenciales disidentes.

Para lograr amarrar el poder en sus manos, la izquierda necesita controlar los dos bultos: el de sus fanáticos convencidos y el de aquellos que no están de acuerdo. ¿Cómo controlar a quienes no están de acuerdo? Diciéndoles lo que quieren escuchar, a través de voces y líderes en los que ellos aprenden a creer, pero que no los llevan a ningún lado, que no actúan, que son inertes. Jose Miguel. Las Mentiras del Socialismo: La Inteligencia Cubana G2 y la “Oposición”. Abril 2019.

En la actualidad, el Gran Hermano también vigila a los ciudadanos y ha encontrado en la tecnología a un aliado en sus propósitos autoritarios de vigilancia y control.

En Rusia, el Kremlin desarrolló el sistema de búsqueda y vigilancia SORM (Systema Operativno-Rozysknikh Meropriyatiy) que vigila las llamadas telefónicas, el tráfico de correo electrónico y actividad de navegación de la web y un nuevo servicio de vigilancia financiera diseñado para proporcionarle una visión completa de lo que la élite política y económica rusa está haciendo con su dinero y su tiempo.

El otro eje de acción es la propaganda a través del Internet para incidir en las opiniones de las personas para favorecer sus intereses, tanto para mantener el control de sus ciudadanos como para influir en la política internacional.

De acuerdo a una investigación de Andrei Soldatov e Irina Borogany que plasmaron en el libro The Red Web: The Kremlin´s War on the Internet. Borogan y Soldatov han pasado una década y media informando sobre el oscuro mundo de los servicios secretos de Rusia a través de su blog, Agentura.ru. Son unos de los principales expertos de Moscú en espionaje, censura y paranoia. Su tesis central aquí es bastante directa: los policías secretos, incluido el mismo presidente -el ex alumno más famoso de la KGB- están constantemente preocupados por el poder “subversivo” de Internet, por lo que han construido una de las redes de espionaje más intrusivas del planeta y están sistemáticamente legislando en contra de las libertades tradicionales del ciberespacio.

“Putin se ha rodeado intelectualmente de unos filósofos y pensadores que adscriben a ideas neo-fascistas, totalitarias y anti democráticas. Estos han ayudado a promover estas ideas por el mundo, ya sea desde la misma retórica del presidente ruso o desde la Agencia de Investigación de Internet, la herramienta rusa para crear granjas de trolls que pueblan de noticias falsas y odio a la web.”

La cadena de televisión anteriormente conocida como Russia Today cuenta con un presupuesto -alrededor de USD 300 millones anuales- que se puede comparar con el de los mayor grupos de medios de comunicación del mundo, como BBC o Fox News.” En palabras del presidente ruso, RT está decidido a romper el “monopolio anglosajón en las corrientes de información global”. Además, Sputnik News, que le pertenece a la agencia estatal de noticias, ha crecido exponencialmente en los últimos años.

— Más allá de promover sus intereses ayudando a elegir líderes pro Putin, el Kremlin diseñó sus misiones de desinformación con el explícito propósito de generar conflictos internos para fomentar las divisiones sociales y deteriorar el pluralismo en los países occidentales.

… hay una dosis diaria de informes falsos o distorsionados que parecen diseñados para explotar las divisiones en la sociedad y la política occidentales, especialmente en temas como la raza, la violencia y los derechos sexuales, y que son promulgados por grupos de operativos que se presentan como ciudadanos comunes en las cuentas de redes sociales. Al armar campañas de desinformación diseñadas específicamente para generar discordia, los rusos intentan utilizar la guerra cibernética como un arma psicológica contra las democracias liberales.

… En The Darkening Web Klimburg indica que, al ser aplicada a nivel nacional como un instrumento de control político e internacionalmente para avanzar en una estrategia de desestabilización, “la doctrina del ciberdominio de Moscú es ominosa y cada vez más efectiva”. Para darle apoyo numérico a esta afirmación, el autor cita un estudio realizado en 2015 que concluye que “los usuarios rusos de Internet se han acostumbrado tanto a la narrativa de Internet del Kremlin como una herramienta de las potencias occidentales que dos de cada cinco rusos desconfían de los medios extranjeros y casi la mitad de los rusos creen que los sitios web de noticias extranjeras deben ser censurados”.

… La estrategia se enfoca en propagar una noticia falsa o una mentira verosímil, de modo que esta narrativa tome una “vida por sí misma” y sea diseminada por cientos de miles. Al volverse masiva, esta empezará a aparecer en portales de noticias, lo cual ayuda a darle legitimidad. Esta entonces se transformará en algo que los medios más grandes deberán cubrir, incluso si es para desmentir la información. Pero el daño ya está hecho: cientos de miles o millones de personas leyeron o vieron la “noticia falsa” y ahora están convencidos de que era cierta.

Complementando su máquina de propaganda, la agencia del gobierno ruso emplea a cientos de trolls de Internet para difundir desinformación y publicar comentarios antagónicos en los medios occidentales.

… Pero, nunca faltó a su método para “desinformar y dividir”, el autor cuenta que la “ofensiva de guerra de propaganda rusa” fue fundamental para la ocupación de Crimea en 2014 e incluyó afirmaciones inventadas de que los bebés habían sido crucificados por soldados ucranianos.

…El Kremlin busca sembrar discordia en regímenes liberales porque es en estos donde se permite la libertad de opinión.  Y eso es un derecho que debemos valorar, “sin dejar que nuestras distintos opiniones nos vuelvan enemigos”. Cómo funciona la maquinaria oculta de Vladimir Putin para golpear las democracias del mundo

En China, el Internet está limitado. Sitios como Facebook, Instagram, Twitter y YouTube, están censurados y bloqueados, y se necesita una tecnología VPN para el acceso. En su lugar, se usa la aplicación china WeChat, controlada por el gobierno. El gobierno obliga a dirigir todo el tráfico en línea a través de tres sistemas de enrutamiento central. Esto facilita que los censores examinen todos los datos que ingresan y salen del país.

El gobierno chino ha introducido recientemente un sistema por el que se pierde el crédito por mala conducta. Ni siquiera tiene que ser por actos ilegales. Jugar demasiados videojuegos o comprar demasiado alcohol, actividad de internet, todo realmente afectará su puntuación y podrá tener  consecuencias negativas. Y todo se basa en la vigilancia de las actividades de los ciudadanos.

El presidente chino, Xi Jinping, se ha embarcado en la creación del llamado sistema de crédito social. Si lograba completarlo, el estado obtendría el control total sobre sus ciudadanos. De manera inquietante, el público chino encuentra atractivo el sistema de crédito social, ya que les brinda servicios que antes carecían, promete perseguir a los delincuentes y ofrece a los ciudadanos una guía sobre cómo mantenerse alejado de los problemas. Aún más inquietante, China podría vender el sistema de crédito social en todo el mundo a los posibles dictadores, que luego se volverían políticamente dependientes de China. George Soros. The Rise of Nationalism After the Fall of the Berlin Wall, Noviembre, 2019.

Con ayuda de la última tecnología, el sistema de vigilancia, recopilación y procesamiento de información permite al gobierno chino concentrar sus actividades en grupos étnicos o religiosos que resisten el esfuerzo gubernamental por uniformar a la sociedad. El país tiene un pequeño ejército (más de 50,000 personas) monitoreando la actividad de Internet en todo momento.

El gobierno está construyendo cientos o miles de campos de reeducación no reconocidos a los que se pueden enviar uigures [etnia de idioma turco] por cualquier motivo o por ninguno. En algunos de ellos las condiciones cotidianas no parecen ser físicamente abusivas tanto como espeluznantes. Un preso liberado ha dicho que no se le permitió comer hasta que le había dado las gracias a Xi Jinping, el presidente chino y al Partido Comunista. Pero ha habido denuncias de tortura a otros.

Kashgar, la ciudad uigur más grande, tiene cuatro campamentos, de los cuales el más grande está en la escuela secundaria número 5. Un jefe de seguridad local dijo en 2017 que “aproximadamente 120.000” personas estaban retenidas en la ciudad. En Korla, en el centro de la provincia, un funcionario de seguridad dijo recientemente que los campamentos están tan llenos que los oficiales en ellos están rogando a la policía que deje de traer gente.

… No se rigen por ningún proceso judicial; las detenciones son por orden de la policía o los funcionarios del partido, no por el veredicto de un tribunal.

Bajo un sistema llamado fanghuiju, los equipos de media docena —compuestos por policías o funcionarios locales e incluyendo siempre un traductor uigur, que casi siempre significa un uigur— van de casa en casa recopilando expedientes de información personal. Fanghuiju es la abreviatura de “investigar las condiciones de las personas, mejorar la vida de las personas, ganar el corazón de las personas”.

Desde la primavera de 2017, la información se ha utilizado para clasificar la “fiabilidad” de los ciudadanos utilizando varios criterios. [que van desde la edad, etnia, religión a tener pasaporte o familiares en el exterior] ,,, Para completar el panorama de la vigilancia humana, el gobierno tiene un programa llamado “convertirse en parientes” en el que las familias locales (principalmente uigur) “adoptan” funcionarios (principalmente de la mayoritaria etnia Han). El funcionario visita a su familia adoptiva regularmente, vive con ella durante períodos cortos, les da regalos y enseña el mandarín local. También verifica la información recopilada por los equipos de fanghuiju. El programa parece ser inmenso. Según un informe oficial de 2018, 1.1 millones de funcionarios han sido emparejados con 1.6 millones de familias. Eso significa que aproximadamente la mitad de los hogares uigures han tenido un espía/adoctrinador chino Han asignado a ellos.

Estos esfuerzos mapean el territorio ideológico de la provincia familia por familia; la tecnología mapea las actividades de la población calle por calle y teléfono por teléfono. En Hotan y Kashgar hay postes que llevan tal vez ocho o diez cámaras de video a intervalos de 100-200 metros a lo largo de cada calle; una red de vigilancia mucho más fina que en la mayoría de las ciudades chinas. Además de ver a los peatones, las cámaras pueden leer las matrículas de los coches y correlacionarlas con la cara de la persona que conduce. Sólo los propietarios registrados pueden conducir automóviles; cualquier otra persona será arrestada, según un funcionario de seguridad pública que acompañó a este corresponsal en Hotan. Las cámaras están equipadas para trabajar tanto por la noche como por el día.

Debido a que el gobierno ve lo que llama “limpieza web” como necesario para evitar el acceso a la información terrorista, se supone que todos en Xinjiang deben tener una aplicación de spyware en su teléfono móvil. No instalar la aplicación, que puede identificar a las personas llamadas, realizar un seguimiento de la actividad en línea y registrar el uso de las redes sociales, es un delito. Los “rastreadores Wi-Fi” en lugares públicos mantienen un ojo, o nariz, en todos los dispositivos en red en el rango.

A continuación, los registros asociados con los documentos de identidad pueden contener datos biométricos, incluidas las huellas dactilares, el tipo de sangre y la información de ADN, así como el registro de detención del sujeto y el “estado de fiabilidad”. El gobierno recoge gran parte de este material biométrico sigiloso, bajo la apariencia de un programa de salud pública llamado “Física para todos”, que requiere que la gente proporcione muestras de sangre.

Un sistema llamado Plataforma Integrada de Operaciones Conjuntas (IJOP), revelado por primera vez por Human Rights Watch, utiliza sistemas de aprendizaje automático, información de cámaras, teléfonos inteligentes, registros financieros y de planificación familiar e incluso un uso inusual de la electricidad para generar listas de sospechosos para su detención. Un informe oficial de WeChat dijo que verificar las listas del IJOP era una de las principales responsabilidades del comité de seguridad local. Incluso sin vigilancia de alta tecnología, el estado policial de Xinjiang es formidable. Con él, se vuelve aterrador. The Economist. “Apartheid with Chinese characteristics“. May 31st 2018.

En 2006, la organización no gubernamental internacional, Reporteros Sin Fronteras que promueve la libertad de prensa, empezó a publicar una lista de “Enemigos del Internet“. La organización clasifica a un país como enemigo del Internet a “todos aquellos países se caracterizan no solo por su capacidad de censurar noticias e información en línea, sino también por su represión casi sistemática de los usuarios de Internet“. Los 5 “Estados enemigos del Internet” nombrados en marzo de 2013 fueron: Baréin, China, Irán, Siria y Vietnam. Esta lista no ha sido actualizada desde entonces. Wikipedia. Censura y vigilancia del internet por país.

Actualmente, existe restricción a noticias políticas en Burundi, Etiopía, Corea del Norte, Cuba, Venezuela, Honduras (parcialmente) y Turquía, y hay restricción a medios sociales en Belarus, Corea del Norte, Etiopía, Turkmenistan, Turquía, Uzbekistan. Arabia Saudita y Rusia impulsaron legislaciones para legalizar el filtrado de información por Internet.

En Corea del Norte la navegación no autorizada de Internet es una actividad peligrosa. Los principales teléfonos inteligentes, tabletas, sistemas operativos y navegadores utilizados en el país fueron desarrollados por el gobierno, y el contenido en los aproximadamente 5,000 sitios web accesibles está estrictamente controlado.

Si hay una historia que pueda resumir las causas contemporáneas de la censura en Internet, esta tuvo lugar en Egipto. En enero de 2011, activistas egipcios, inspirados por un levantamiento exitoso en Túnez, comenzaron a organizar una manifestación usando Facebook. En cuestión de días, miles de manifestantes se reunieron en la plaza Tahrir de El Cairo para protestar contra el régimen de Mubarak.

El gobierno egipcio pronto tomó la “audaz” medida de cortar el acceso a internet del país. La respuesta fue que miles se sumaron a las protestas. El régimen de Mubarak rápidamente se dio cuenta de su error: nunca cortar el acceso a Internet.

Mubarak finalmente fue forzado a renunciar después de solo 18 días de protestas masivas. La Primavera Árabe de Egipto demostró dos cosas: el poder de organización de Internet y la rapidez con la que un gobierno puede decretar la censura en Internet. La censura en Internet: El estatus de la libertad en la red en 2018.

Como puede observarse, el autoritarismo sigue presente actualmente en muchos países y el Gran Hermano hoy usa la tecnología para vigilar y controlar a los ciudadanos.

En las dictaduras de tipo marxista el fenómeno totalitario no es parte intrínseca de la doctrina que las determina pero sí parece ser una consecuencia de su aplicación práctica.

… Las diferentes corrientes marxistas han dado diferentes respuestas al fenómeno desde las restricciones que el marxismo impone a una definición particular de dominación política que implica tanto una ingeniería social consciente como una dominación determinada políticamente, ambas situaciones previstas sólo unas pocas veces en el análisis histórico marxista de la sociedad (que considera irrelevante la autonomía privada de la volición individual como paso necesario para la expresión libre de una determinada consciencia de clase. … Esta subordinación es parte necesaria de la capacidad del socialismo de ejercer un control consciente sobre la construcción de toda la sociedad. … esta subordinación no es voluntaria sino coercitiva, y su competencia interna por el poder va delegando las jefaturas hasta un individuo único, líder e ideólogo, tomado como referente para el ejercicio de un culto a la personalidad. Wikipedia, Totalitarismo.

El guión para construir el estado totalitario que Hakey magistralmente describió hace ya 85 años y Orwell retrató hace 70, fue documentado con evidencias surgidas de fuentes oficiales por Hannah Arendt muy poco después en “Los orígenes del totalitarismo”.

Lo interesante, desde luego, no es que la China comunista sea diferente de la Rusia comunista o que la Rusia de Stalin fuera diferente de la Alemania de Hitler. La ebriedad y la incompetencia que tan ampliamente asoman en cualquier descripción de la Rusia de los años 20 ó de los años 30, y que siguen estando hoy muy extendidas, no desempeñaron papel alguno en la Alemania nazi, mientras que la indecible y gratuita crueldad de los campos alemanes de concentración y de exterminio parece haber estado considerablemente ausente de los campos rusos, donde los cautivos morían de abandono más que de tortura.

… Lo que en nuestro contexto resulta decisivo es que el Gobierno totalitario resulta diferente de las dictaduras y tiranías; la capacidad de advertir esta diferencia no es en manera alguna una cuestión académica que pueda abandonarse confiadamente a los «teóricos», porque la dominación total es la única forma de gobierno con la que no es posible la coexistencia. Por ello tenemos todas las razones posibles para emplear escasa y prudentemente la palabra «totalitario».

… Por lo que se refiere a Stalin, las sorprendentes declaraciones de Kruschev, que —por la obvia razón de que su audiencia y él mismo estuvieron totalmente complicados en el asunto— ocultaban considerablemente más de lo que revelaban, tuvieron el desgraciado resultado de minimizar a los ojos de muchos (y desde luego a los de los eruditos con su amor profesional por las fuentes oficiales) la gigantesca criminalidad del régimen de Stalin, que, al fin y al cabo, no consistió simplemente en la difamación de unos pocos centenares de miles de destacadas figuras políticas y literarias, a las que se podía «rehabilitar» póstumamente, sino en el exterminio de los literalmente indecibles millones de personas a las que nadie, ni siquiera Stalin, podía considerar sospechosas de actividades «contrarrevolucionarias». Y fue precisamente con el reconocimiento de algunos crímenes como ocultó Kruschev la criminalidad del régimen en conjunto, y es precisamente contra este camuflaje y contra la hipocresía de los actuales dirigentes rusos —todos los cuales se prepararon y progresaron bajo Stalin— contra lo que se halla ahora en casi abierta rebelión la joven generación de intelectuales rusos. Porque ellos saben todo lo que es necesario saber sobre «las purgas masivas y la deportación y el aniquilamiento de pueblos enteros». La explicación que de los crímenes formuló Kruschev —la demente suspicacia de Stalin— ocultaba el aspecto más característico del terror totalitario, el de desatarse cuando ha muerto ya toda oposición organizada y el dirigente totalitario sabe que ya no necesita temer nada. Esto es particularmente cierto en lo que se refiere a la evolución rusa. Stalin comenzó sus gigantescas purgas no en 1928, cuando admitió: «Tenemos enemigos internos», y cuando tenía razones para sentir temor —sabía que Bujarin le había comparado con Genghis Khan y que estaba convencido de que la política de Stalin «estaba conduciendo al país al hambre, a la ruina y a un régimen policíaco».

… el Archivo de Smolensko tiende a confirmar lo que ya sabíamos de fuentes menos irrefutables. Esto es incluso cierto en el caso de algunas de sus curiosas lagunas, especialmente las referentes a los datos estadísticos. Porque esta ausencia demuestra simplemente que, como en otros aspectos, el régimen de Stalin era implacablemente consecuente: todos los hechos que no estuviesen conformes o que ofrecieran la posibilidad de no coincidir con la ficción oficial —datos sobre cosechas, criminalidad, auténticos incidentes de actividades «contrarrevolucionarias», a diferencia de las ulteriores conspiraciones ficticias— eran tratados como carentes de existencia. Resultaba, además, completamente de acuerdo con el desprecio totalitario por los hechos y la realidad el que todos estos datos, en vez de ser recogidos en Moscú procedentes de las cuatro esquinas del inmenso territorio, fueran conocidos por vez primera en las respectivas localidades a través de su publicación en Pravda, Izvestia o cualquier otro órgano oficial de Moscú; de esta forma, cada región y cada distrito de la Unión Soviética recibía sus datos estadísticos oficiales y ficticios muy de la misma manera que recibía las no menos ficticias normas que le fijaba el Plan Quinquenal.

Enumeraré brevemente unos pocos de los más sorprendentes puntos que antes podían ser sólo supuestos y que ahora han quedado demostrados por pruebas documentales. Siempre habíamos sospechado, pero no lo sabíamos con certeza, que el régimen nunca fue «monolítico», sino que se hallaba «conscientemente construido en torno a funciones superpuestas, duplicadas y paralelas» y que su estructura grotescamente amorfa era conservada unida por el mismo principio del führer —el llamado «culto de la personalidad»— que hallamos en la Alemania nazi; que la rama ejecutiva de este Gobierno especial no era el Partido, sino la policía, cuyas «actividades operacionales no eran reguladas a través de los canales del Partido»; que las personas enteramente inocentes a quienes el régimen liquidó, a millones, los «enemigos objetivos» en el lenguaje bolchevique, sabían que eran «delincuentes sin un delito»; que fue precisamente esta nueva categoría, diferenciada de los primeros auténticos enemigos del régimen —asesinos de funcionarios del Gobierno, incendiarios y bandidos— la que reaccionó con la misma «completa pasividad» que conocemos también a través de las normas de conducta de las víctimas del terror nazi. Nunca hubo duda alguna de que la «oleada de denuncias mutuas» durante la Gran Purga resultó tan desastrosa para el bienestar económico y social del país como eficaz para fortalecer al dirigente totalitario, pero sólo ahora conocemos cuán deliberadamente puso en marcha Stalin «esta amenazadora cadena de denuncias» cuando proclamó oficialmente el 29 de julio de 1936: Inalienable calidad de cada bolchevique en las circunstancias presentes debe ser la capacidad para reconocer a un enemigo del Partido por muy bien enmascarado que pueda hallarse. (El subrayado es de la autora.) De la misma manera que la «Solución Final» de Hitler significaba para la élite nazi la obligatoriedad de cumplir el mandamiento «Tú matarás», la declaración de Stalin prescribía: «Tú levantarás falso testimonio», como norma directriz de la conducta de todos los miembros del Partido bolchevique. … La verdad es que el precio de la dominación totalitaria fue tan alto que ni en Alemania ni en Rusia ha sido todavía completamente pagado.

… Es cierto que la superioridad de la policía secreta sobre el aparato militar constituye característica determinante de muchas tiranías y no sólo de la totalitaria; pero en el caso del Gobierno totalitario la preponderancia de la policía no responde simplemente a la necesidad de reprimir a la población en el país, sino que encaja con la reivindicación ideológica a una dominación mundial. … Así, los nazis emplearon esencialmente sus tropas SS como fuerza de policía para la dominación e incluso la conquista de territorios extranjeros, con el propósito final de amalgamar el Ejército y la policía bajo la dirección de las SS.

… Menos bien conocido, pero quizá aún más convincente, es el hecho de que el propio y más ambicioso intento de Kruschev de invertir el proceso de des-totalitarización concluyó en un completo fracaso. En 1957 presentó una nueva «ley contra los parásitos sociales» que hubiera permitido al régimen reintroducir las deportaciones en masa, restablecer los trabajos forzados en gran escala y —lo que resulta más importante para la dominación total— desencadenar otra oleada de denuncias en masa; porque se suponía que los «parásitos» habían de ser seleccionados por el mismo pueblo en reuniones de masas. La «ley», sin embargo, tropezó con la oposición de los juristas soviéticos y fue desechada antes siquiera de que hubiera podido ser ensayada. En otras palabras, el pueblo de la Unión Soviética ha pasado de la pesadilla de la dominación totalitaria a los múltiples peligros, dificultades e injusticias de la dictadura de partido único, y aunque es enteramente cierto que esta moderna forma de tiranía no ofrece ninguna de las garantías del Gobierno constitucional, que, «incluso aceptando los presupuestos de la ideología comunista, todo el poder en la URSS es, en definitiva, ilegítimo» y que, por ello, el país puede volver a caer en el totalitarismo de un día para otro sin que se produzcan revueltas importantes, también es cierto que la más horrible de todas las nuevas formas de gobierno, cuyos elementos y orígenes históricos trato de analizar, concluyó en Rusia con la muerte de Stalin de la misma manera que el totalitarismo acabó en Alemania con la muerte de Hitler.  Hannah Arendt. Los orígenes del totalitarismo (1951)

De manera que ese guión para construir el estado totalitario ha sido seguido en todo o en parte por diversos regímenes en todo el mundo. Desde la extinta URSS, sus satélites europeos del “campo socialista”, la China de Mao, la Camboya de Pol Pot, y la actual Corea del Norte. Pero también fue aplicado en gran parte por los regímenes autoritarios y dictaduras –que Arendt distingue de los totalitarios porque en ellos no existe autoridad ni jerarquía intermedia– que se han sucedido en diferentes momentos y lugares del mundo. Tanto el fascismo como el nazismo siguieron el modelo  soviético de dictadura y la represión violenta de los disidentes. Ciertamente, como dice Arendt, “el totalitarismo concluyó en Rusia con la muerte de Stalin de la misma manera que el totalitarismo acabó en Alemania con la muerte de Hitler”. A eso podríamos agregar que también en China con la muerte Mao.

Pero muchos catalogan con este término el franquismo en España, como se conoce al período de la dictadura de Francisco Franco, surgido tras la guerra civil de 1936-1939 y que se prolongó hasta su muerte en 1975. Sus bases fueron el nacionalismo español, el catolicismo, el fascismo y el anticomunismo, que sirvieron de apoyo a una dictadura militar totalitaria que se autoproclamó como «democracia orgánica» en oposición a la democracia parlamentaria.

Sin embargo, el autoritarismo y las dictaduras han implementado diferentes aspectos y hasta han seguido un guión similar. Empecemos por entender estos conceptos.

Dictadura, forma de gobierno en la que una persona o un pequeño grupo posee el poder absoluto sin limitaciones constitucionales efectivas. El término dictadura proviene del título latino dictador, que en la República Romana designaba a un magistrado temporal al que se le otorgaban poderes extraordinarios para hacer frente a las crisis estatales. Los dictadores modernos, sin embargo, se parecen más a los tiranos antiguos que a los dictadores antiguos. Las descripciones de los filósofos antiguos de las tiranías de Grecia y Siciliair muy lejos en la caracterización de dictaduras modernas. Los dictadores suelen recurrir a la fuerza o al fraude para obtener un poder político despótico, que mantienen mediante el uso de la intimidación, el terror y la supresión de las libertades civiles básicas. También pueden emplear técnicas de propaganda masiva para mantener su apoyo público. Dictatorship. Encyclopaedia Britannica.

Una dictadura es una forma autoritaria de gobierno, caracterizada por un solo líder o grupo de líderes y pluralismo político limitado. Según otras definiciones, las democracias son regímenes en los que «quienes gobiernan son seleccionados mediante elecciones competitivas»; por lo tanto, las dictaduras no son «democracias» Dictadura. Wikipedia.

El concepto de dictadura corresponde a un tipo o sistema de gobierno … cuyos poderes estatales legislativos, judiciales y ejecutivos recaen directa y exclusivamente sobre un individuo o, en muchos casos, grupo político como puede ser un partido hegemónico. https://psicologiaymente.com/social/tipos-de-dictadura

En ciencia política y sociología el concepto de “autoritarismo” no tiene una definición unívoca, lo que permite identificar como autoritarias muchas y muy diferentes ideologías, movimientos y regímenes políticosAutoritarismo. Wikipedia.

Según estas definiciones, todas las dictaduras son autoritarias, desde el momento en que impiden las elecciones libres. Sin embargo, no todos los regímenes autoritarios son o han sido dictaduras.

En los gobiernos autoritarios se restringen las libertades civiles e incluso sociales, de pensamiento y de reunión. Cualquier confrontación con el Estado se suele considerar como un acto de conspiración y traición. En ocasiones, sin ningún tipo de evidencia, eludiendo así cualquier tipo de justicia.

Es importante mencionar que los regímenes autoritarios y dictatoriales en América Latina han abrazado ideologías de diferentes extremos del espectro político. Entre las principales podemos mencionar la de Jorge Rafael Videla en Argentina, Hugo Banzer en Bolivia,  Alencar Castelo Branco,  Artur da Costa e Silva, Emílio Garrastazu Médici, Ernesto Geisel y João Figueiredo en Brasil, Fulgencio Batista en Cuba, Augusto Pinochet en Chile, Hosni Mubarak en Egipto, Carlos Castillo Armas en Guatemala, Saddam Husein en Irak, Muammar al-Gaddafi  en Libia, Anastasio Somoza (padre e hijo) y Daniel Ortega en Nicaragua, Hafez al-Asad y su hijo Bashar al-Asad en Siria, Manuel Noriega en Panamá, Alberto Fujimori en Perú, Alfredo Stroessner en Paraguay, Leónidas Trujillo en República Dominicana, Juan Vicente Gómez en Venezuela, entre otros.

Otros países tienen dictaduras de partido único, donde el gobernante lo designa el partido, como en el caso de China, Cuba, Laos y  Myanmar, las monarquías islámicas como en Arabia Saudí y Omán, las dictaduras religiosas como en Irán, los regímenes híbridos que cuentan con rasgos democráticos y autoritarios por la preponderancia permanente de un partido como en Singapur y Sudán.

En todos los casos, los regímenes autoritarios y los dictatoriales concentran el poder en una persona o una organización o partido y el Estado tiene el papel central en conducir la economía y la sociedad.

Sin embargo, desde que existe el Estado, en la historia antigua tanto como en la reciente, los monarcas, los regímenes totalitarios, dictatoriales o autoritarios siempre tuvieron que recurrir al apoyo de una elite generosamente recompensada para sostener su poder.

En los Discursos observa Maquiavelo que todo aquel que pretenda establecer un gobierno de libertad e igualdad fracasará, «a menos que, aparte de esa igualdad general, a un número de los espíritus más osados y ambiciosos los haga caballeros, no solo de nombre sino de hecho, dándoles castillos y posesiones, así como dinero y súbditos, para que, rodeado de ellos, pueda mantener su poder y ellos, con su apoyo, puedan satisfacer su ambición».

En la historia reciente, la mayoría de estos regímenes gobiernan en un sistema económico de mercado distorsionado por la presencia de grupos oligárquicos que medran a la sombra del poder político. En América Latina, el “capitalismo de compinches” ha reinado en todos los países del subcontinente.

El poder arbitrario de muchos regímenes autoritarios no comunistas, además, se fortaleció por muchos años mediante la imposición del Estado para limitar o constreñir el funcionamiento de una economía de mercado. La dictadura militar brasilera (1964-1985) construyó numerosas empresas del Estado para consolidar y ampliar su poder. El último gobierno militar argentino (1976-1983) estableció feudos económicos para proteger el poder del ejército, de la marina y de la aviación. La dictadura del general Augusto Pinochet en Chile se apropió de la gran minería cuprífera chilena para financiar y abastecer el presupuesto militar. La política fiscal del autoritarismo mexicano dependió por décadas de los ingresos de Petróleos Mexicanos, la principal empresa del Estado. El último gobierno militar peruano (1968-1980) se fundó precisamente sobre un intento de reducir en lo posible la importancia de la economía de mercado. En estos y otros casos, la limitación de la economía de mercado por parte del Estado autoritario permitió y estimuló el abuso y la corrupción, y redujo las libertadas democráticas. Jorge I. Domínguez. Cinco falacias sobre la democracia en América Latina

Aunque Domínguez se limita principalmente a ejemplos de las dictaduras militares latinoamericanas, todos los gobiernos autoritarios civiles también han promovido el “capitalismo de compinches”.

Sin embargo, en el mundo de hoy persiste aún el culto al totalitarismo por ciertos grupos opuestos a la democracia y la libertad. Tan reciente como en septiembre de 2019, el Parlamento Europeo publicó una resolución titulada Importancia de la memoria histórica europea para el futuro de Europa recordando que muchos países del este de Europa fueron “sometidos a dictaduras, a veces bajo la ocupación o la influencia directa de la Unión Soviética, durante medio siglo, y continuaron privados de libertad, soberanía, dignidad, derechos humanos y desarrollo socioeconómico”; que “sigue existiendo la necesidad urgente de sensibilizar sobre los crímenes perpetrados por el estalinismo y otras dictaduras, evaluarlos moral y jurídicamente, y llevar a cabo investigaciones judiciales sobre ellos”; y que es de vital importancia para la unidad de Europa “recordar a las víctimas de los regímenes totalitarios y autoritarios, y reconocer y divulgar el legado común europeo de los crímenes cometidos por las dictaduras estalinista, nazi y de otro tipo”.

Acusa directamente a Rusia de seguir “siendo la mayor víctima del totalitarismo comunista y que su evolución hacia un Estado democrático seguirá obstaculizada mientras el Gobierno, la élite política y la propaganda política continúen encubriendo los crímenes comunistas y ensalzando el régimen totalitario soviético; pide, por tanto, a la sociedad rusa que acepte su trágico pasado;” y por “los esfuerzos de los actuales dirigentes rusos por distorsionar los hechos históricos y ocultar los crímenes perpetrados por el régimen totalitario soviético, esfuerzos que constituyen un peligroso elemento de la guerra de la información librada contra la Europa democrática con el objetivo de dividirla, y pide a la Comisión, por tanto, que luche firmemente contra ellos;

En su parte resolutiva “condena en los términos más enérgicos los actos de agresión, los crímenes contra la humanidad y las violaciones masivas de los derechos humanos perpetrados por los regímenes comunista, nazi y otros regímenes totalitarios; … Condena toda manifestación y propagación de ideologías totalitarias, como el nazismo y el estalinismo. … manifiesta su inquietud ante los casos que se han denunciado, en algunos Estados miembros, de colusión entre, por un lado, líderes políticos, partidos políticos y fuerzas de seguridad y, por otro, movimientos radicales, racistas y xenófobos de distintas denominaciones políticas; condenando la distorsión de los hechos históricos y la utilización de símbolos y retóricas que evocan aspectos de la propaganda totalitaria, toda manifestación y propagación de ideologías totalitarias, como el nazismo y el estalinismo, en la Unión; Condena el revisionismo histórico y la glorificación de los colaboradores nazis en algunos Estados miembros de la Unión; Pide una cultura común de memoria histórica que rechace los crímenes de los regímenes fascistas y estalinistas, y de otros regímenes totalitarios y autoritarios del pasado, como medio para fomentar, en particular entre las generaciones más jóvenes, la resiliencia ante las amenazas modernas que se ciernen sobre la democracia;”.

El fantasma del totalitarismo y el autoritarismo todavía deambula por el mundo, los europeos lo reconocen como una amenaza real a la democracia y la libertad y por eso llaman a combatirlo. 

Arturo J. Solórzano
Junio de 2019

 

El lenguaje no solo escribe y piensa por mí, también dicta cada vez más mis sentimientos y gobierna todo mi ser espiritual cuanto más incuestionable e inconscientemente me abandono. . Las palabras pueden ser como pequeñas dosis de arsénico; se tragan sin ser notados, parecen no tener efecto y, después de un tiempo, la reacción tóxica comienza después de todo.

Klemperer dijo que no era que los nazis inventaran muchas palabras nuevas, aunque lo hicieron en algunos casos con un diseño intencional. Pero argumentaba que lo que era mucho más desagradable es que a través de sus propios usos particulares de las palabras existentes, una y otra vez en su propaganda, discursos y publicaciones, cambiaron los significados y contextos de estas palabras dadas por supuestas del idioma alemán.

Los nazis, a través de este método, hicieron que las palabras tuvieran un solo significado, el significado colectivo o compartido al servicio de los propósitos de los nazis. “Al hacer que el lenguaje sea el servidor de su terrible sistema, lo consigue en sus medios publicitarios más poderosos, públicos y subrepticios”, explicó Klemperer, y continuó:

El único propósito del [uso y forma de lenguaje nazi] es despojar a todos de su individualidad, paralizarlos como personalidades, convertirlos en ganado irreflexivo y dócil en un rebaño conducido y perseguido en una dirección particular, para convertirlos en átomos en un enorme bloque de piedra rodante. . . Donde [el lenguaje nazi] se dirige al individuo. . . donde educa, enseña medios de criar fanatismo y técnicas de sugerencia masiva.

El control soviético del pensamiento a través del lenguaje

No fue diferente en esta técnica ideológica de flexionar el lenguaje para sus propósitos el régimen comunista en la Rusia soviética. El historiador ruso Mikhail Heller (1922-1997) destacó este aspecto de la sociedad socialista planificada en su perspicaz trabajo, Cogs in the Wheel: The Formation of Soviet Man (1988).

Desde la época de Vladimir Lenin con la llegada de la Revolución Bolchevique en noviembre de 1917 hasta el reinado de veinticinco años de Josef Stalin, a los líderes soviéticos al final del régimen en 1991, se hizo un lenguaje para servir a los medios y fines. del sistema socialista. Heller explicó:

Lenin desarrolló una forma especial de escritura que hizo posible establecer el “eslogan de fórmula” en la mente del lector u oyente. . . Luego, como el elemento compositivo más importante, existe el uso de la repetición, mediante la cual se forma un rectángulo que concentra la atención, reduce el campo de posibilidades y exprime el pensamiento en un anillo apretado del cual solo hay una salida. . .

El poder total sobre la Palabra le da al Maestro de la Palabra un poder mágico sobre todas las comunicaciones. El discurso soviético es siempre un monólogo porque no hay otra parte con quien hablar. Del otro lado está el enemigo. En el idioma soviético no hay palabras neutrales: cada palabra conlleva una carga ideológica. . . Es por eso que en el idioma soviético las mismas palabras se repiten una y otra vez, hasta que se convierten en una señal que actúa sin ningún esfuerzo de pensamiento. El efecto de frases y consignas establecidas también está asegurado por su repetición siempre en la misma forma. . .

El idioma soviético se convirtió en el medio más importante para evitar que las personas adquieran más conocimiento de lo que el estado deseaba. . . El discurso soviético perdió su libertad. El lenguaje fue elaborado a partir de consignas y citas del Líder [Stalin]. . . La autoridad aplastante e incuestionable de la palabra del Líder es el resultado en gran parte de su derecho y poder para nombrar al Enemigo. . . La palabra que significa que el enemigo debe ser impactante, fácil de recordar, implicando condena por su propio sonido, y siempre imprecisa, para que todos los que en un momento dado no complace al Líder puedan ser incluidos bajo esta rúbrica. . . Richard M. Ebeling Tyrants of the Mind and the New Collectivism

El totalitarismo en China siguió, y sigue hasta el presente pero de manera más sofisticada, el mismo patrón reseñado en la sociedad orwelliana.

Quien no haya conocido China en tiempos de Mao y de sus sucesores inmediatos no percibirá el carácter extraordinario de esta simple conversación en Pekín. Nunca, en la historia contemporánea, había sido tan controlado un pueblo entero: los chinos no sólo debían hablar al unísono, también debían pensar al unísono. A diferencia de los regímenes autoritarios que permiten a sus súbditos conservar su libertad interior con tal de que se callen, el maoísmo exigía que se pensara “como se debía” con sinceridad. El control social alcanzaba hasta la vida privada: el dormitorio, el matrimonio, las prácticas sexuales estaban sometidas a la línea del Partido. En la década de 1970, toda sensibilidad estaba anestesiada; cada uno, transformado en loro, repetía el eslogan del día. Toda conversación aparentemente personal comenzaba con una cita de Mao. No se podía acceder más que a libros mediocres y asistir a ocho óperas “revolucionarias”. Altoparlantes dispuestos en las plazas de las ciudades, en las estaciones, en el interior de los trenes, en las oficinas, en las fábricas, difundían desde el alba y hasta bien entrada la noche músicas militares; prohibían hablar, oírse, reflexionar.

Hay una diferencia esencial entre el maoísmo y el estalinismo: los dirigentes soviéticos sabían que mentían, el pueblo sabía que el comunismo era una impostura, la mentira era proclamada como si fuera una verdad, y pocos la creían; los dirigentes maoístas no quedaban satisfechos con que el pueblo viviera en la mentira al mismo tiempo que confesaba la verdad oficial; les hacía falta que los chinos con el cerebro lavado interiorizaran la mentira. La mentira maoísta debía ser sincera, lo que los acercaba más a la Inquisición católica que al estalinismo ateo. Nada de esto se dice en China, porque la desmaoización todavía no ha ocurrido. Guy Sorman. China: El Imperio de las Mentiras. 2012.

En la Alemania Oriental dominada por el comunismo, la sociedad era vigilada por la Stasi, la policía secreta del régimen, que se dedicaba a identificar cualquier tipo de descontento.

Para mantener el poder durante 40 años mientras su gente moría de hambre y planeaba escapar, el Partido Comunista tuvo que ser muy bueno para controlar a las personas y socavar a los activistas anti estatales. … Su única función era mantener al Partido Comunista en el poder. No les importaba cómo.

… En la década de 1950, la represión era brutal, tortura física. A principios de la década de 1970, ansiosa por ser aceptada en el escenario internacional, la Policía Secreta de Alemania Oriental tuvo que volverse más sutil. El objetivo de Zersetzung (un término militar reutilizado que significa desintegración o corrosión) era “desconectar” a los individuos y grupos activistas que pudieran amenazar al Partido. La policía recopiló registros médicos, escolares y policiales, entrevistas con vecinos y familiares, y cualquier otra evidencia que pudieran obtener y luego personalizaría un impacto directo en la salud mental de un individuo. … Si alguien parecía que podría desafiar la legitimidad o el control del Partido Comunista, la Stasi destruyó sistemáticamente su vida. Usaron el chantaje, la vergüenza social, las amenazas y la tortura. 

…La Stasi tenía 91,000 empleados en su apogeo: aproximadamente uno de cada 30 residentes era un agente de la Stasi. Más de uno de cada tres alemanes orientales (5,6 millones) estaba bajo sospecha o vigilancia, con un archivo abierto de la Stasi. Otro medio millón estaba alimentando la información de la Stasi. Este nivel de vigilancia e infiltración causó que los alemanes orientales vivieran aterrorizados (realmente nunca se sabía si podía confiar en alguien)

La Stasi operaba su propia prisión, Hohenschönhausen. Más de 900 ex reclusos han dado testimonio sobre el horror que sucedió allí, pero mientras la Stasi estaba activa, la instalación era de alto secreto. El área no existía oficialmente y estaba marcada con un espacio en blanco en los mapas de la ciudad. En realidad, la mayor parte del país funcionaba como una prisión al aire libre, ya que a pocas personas se les permitía salir del país con visas de salida.

Las escuelas públicas en Alemania del Este eran campos de entrenamiento para el cumplimiento del estado policial. Niños pequeños cortan y colorean muñecos de papel con máscaras de gas y AK-47 . Se establecieron grupos de estilo juvenil de Hitler para escolares . …Los nazis allanaron el camino al usar ciudadanos como informadores o denunciantes. En ese tipo de cultura chismosa, denunciar a sus vecinos por delitos menores podría mantener a salvo a su propia familia. La policía secreta tenía tanta información personal sobre cada ciudadano y tanta influencia sobre las instituciones (ya sea que pudieras ingresar a la universidad, conseguir un trabajo, comprar un automóvil) su poder era casi absoluto, y absolutamente inexplicable. No tenían que arrestarte, podían paralizarte socialmente. Laura Williams. 10 hechos terroríficos sobre la policía secreta de Alemania del Este.

Es paradójico que la doctrina marxista proclamara que “la religión es el opio del pueblo” y que el advenimiento del socialismo tenía un carácter “científico”, en el socialismo real esta haya adquirido los atributos de una religión, en la que no hay un dios imaginario, sino real, de carne y hueso y un aparato que vela por la integridad de los dogmas de fe, las “verdades” totalitarias, de la nueva religión.

Fue el espíritu religioso que impregna la cultura occidental lo que desnaturalizó el marxismo de los fundadores, convirtiéndolo en la religión secular del siglo XX. Al apartarse de la ciencia, de la mano de la cual había dado sus primeros pasos, y pretender convertirse él mismo en ciencia, el marxismo se volvió una dogmática y se inmunizó contra disciplinas y conocimientos fundamentales, como los que aportaron Freud y el psicoanálisis, que hubieran impedido la disolución del individuo en la noción de clase y que aquél fuera tratado por los regímenes colectivistas como una pieza dispensable del organismo social. Su metamorfosis en religión laica fue apartando al marxismo del mundo real y tornándolo un sistema de ilusiones. E hizo del partido una Iglesia de rígidas jerarquías en las que el vértice —Comité Central, Buró Político, secretario general— tenía el atributo de la infalibilidad. El militante debía obedecer, con la fe del carbonero, las directivas, tesis e interpretaciones de los guardianes de la verdad absoluta, aun en contra de la razón y del simple sentido común. De este modo, el espíritu religioso —la superstición, en el lenguaje del siglo de las luces— consiguió sobrevivir y aun fortalecerse a través de un movimiento nacido, según el designio de Marx, para poner fin al reino de la fe e instaurar el de la razón en la historia. Mario Vargas Llosa. Desafíos a la libertad. 1994.

Otra estrategia utilizada por los regímenes totalitarios ha sido la “fabricación” de opositores “de mentira” para controlar a la disidencia. El siguiente artículo, escritor por un venezolano, explica en qué consiste tal estrategia y señala al cuerpo de inteligencia cubano, conocido como G2, destacado en Venezuela, como el autor intelectual de la misma. Esta práctica ha sido también utilizada en Nicaragua, con la creación de partidos políticos supuestamente opositores pero aliados al régimen, llamados popularmente “zancudos” en alusión a los mosquitos que viven de chupar la sangre de las personas.

Ni la Unión Soviética de Stalin, ni la China de Mao, ni la Alemania de Hitler, ni la Cuba de Fidel, ni la Venezuela de Chávez habrían sido posibles si hubiesen tenido un enemigo real, poderoso y radicalmente opuesto en lo ideológico. El conquistar la mente de los ciudadanos con ideas que vayan de la mano con sus intenciones políticas y que se sostengan sobre los principios del sistema que desean imponer es clave para ganar la primera batalla y -así mismo- la guerra: el socialismo debe gobernar -primero- en la mente de las personas.

Lo hicieron en Rusia. Lo hicieron en China. Lo hicieron en Alemania, en Cuba y también en Venezuela.

En su libro “1984”, George Orwell lo explica perfecto a través del personaje Emmanuel Goldstein: toda dictadura necesita a quién “echarle la culpa”, a quien “amenazar”, a quien “acusar”, a quien “perseguir”. Pero esto -como las comillas lo insinúan- es de mentiritas, porque a los verdaderos enemigos se les encierra y se les mata. Un tirano rara vez deja cabos sueltos; ellos no están jugando.

Es así como surge la necesidad de una oposición diseñada, creada, financiada y dotada de apoyo popular suficiente. Esta representa una de las piezas más poderosas de la inteligencia comunista, que será usada con fines propagandísticos.

¿Por qué? Pues porque con sus propios funcionarios, la dictadura controla la matriz de opinión de sus seguidores. Y con políticos disfrazados de adversarios, la inteligencia comunista controla al otro grueso de la población que podrían convertirse en potenciales disidentes.

Para lograr amarrar el poder en sus manos, la izquierda necesita controlar los dos bultos: el de sus fanáticos convencidos y el de aquellos que no están de acuerdo. ¿Cómo controlar a quienes no están de acuerdo? Diciéndoles lo que quieren escuchar, a través de voces y líderes en los que ellos aprenden a creer, pero que no los llevan a ningún lado, que no actúan, que son inertes. Jose Miguel. Las Mentiras del Socialismo: La Inteligencia Cubana G2 y la “Oposición”. Abril 2019.

En la actualidad, el Gran Hermano también vigila a los ciudadanos y ha encontrado en la tecnología a un aliado en sus propósitos autoritarios de vigilancia y control.

En Rusia, el Kremlin desarrolló el sistema de búsqueda y vigilancia SORM (Systema Operativno-Rozysknikh Meropriyatiy) que vigila las llamadas telefónicas, el tráfico de correo electrónico y actividad de navegación de la web y un nuevo servicio de vigilancia financiera diseñado para proporcionarle una visión completa de lo que la élite política y económica rusa está haciendo con su dinero y su tiempo.

El otro eje de acción es la propaganda a través del Internet para incidir en las opiniones de las personas para favorecer sus intereses, tanto para mantener el control de sus ciudadanos como para influir en la política internacional.

De acuerdo a una investigación de Andrei Soldatov e Irina Borogany que plasmaron en el libro The Red Web: The Kremlin´s War on the Internet. Borogan y Soldatov han pasado una década y media informando sobre el oscuro mundo de los servicios secretos de Rusia a través de su blog, Agentura.ru. Son unos de los principales expertos de Moscú en espionaje, censura y paranoia. Su tesis central aquí es bastante directa: los policías secretos, incluido el mismo presidente -el ex alumno más famoso de la KGB- están constantemente preocupados por el poder “subversivo” de Internet, por lo que han construido una de las redes de espionaje más intrusivas del planeta y están sistemáticamente legislando en contra de las libertades tradicionales del ciberespacio.

“Putin se ha rodeado intelectualmente de unos filósofos y pensadores que adscriben a ideas neo-fascistas, totalitarias y anti democráticas. Estos han ayudado a promover estas ideas por el mundo, ya sea desde la misma retórica del presidente ruso o desde la Agencia de Investigación de Internet, la herramienta rusa para crear granjas de trolls que pueblan de noticias falsas y odio a la web.”

La cadena de televisión anteriormente conocida como Russia Today cuenta con un presupuesto -alrededor de USD 300 millones anuales- que se puede comparar con el de los mayor grupos de medios de comunicación del mundo, como BBC o Fox News.” En palabras del presidente ruso, RT está decidido a romper el “monopolio anglosajón en las corrientes de información global”. Además, Sputnik News, que le pertenece a la agencia estatal de noticias, ha crecido exponencialmente en los últimos años.

— Más allá de promover sus intereses ayudando a elegir líderes pro Putin, el Kremlin diseñó sus misiones de desinformación con el explícito propósito de generar conflictos internos para fomentar las divisiones sociales y deteriorar el pluralismo en los países occidentales.

… hay una dosis diaria de informes falsos o distorsionados que parecen diseñados para explotar las divisiones en la sociedad y la política occidentales, especialmente en temas como la raza, la violencia y los derechos sexuales, y que son promulgados por grupos de operativos que se presentan como ciudadanos comunes en las cuentas de redes sociales. Al armar campañas de desinformación diseñadas específicamente para generar discordia, los rusos intentan utilizar la guerra cibernética como un arma psicológica contra las democracias liberales.

… En The Darkening Web Klimburg indica que, al ser aplicada a nivel nacional como un instrumento de control político e internacionalmente para avanzar en una estrategia de desestabilización, “la doctrina del ciberdominio de Moscú es ominosa y cada vez más efectiva”. Para darle apoyo numérico a esta afirmación, el autor cita un estudio realizado en 2015 que concluye que “los usuarios rusos de Internet se han acostumbrado tanto a la narrativa de Internet del Kremlin como una herramienta de las potencias occidentales que dos de cada cinco rusos desconfían de los medios extranjeros y casi la mitad de los rusos creen que los sitios web de noticias extranjeras deben ser censurados”.

… La estrategia se enfoca en propagar una noticia falsa o una mentira verosímil, de modo que esta narrativa tome una “vida por sí misma” y sea diseminada por cientos de miles. Al volverse masiva, esta empezará a aparecer en portales de noticias, lo cual ayuda a darle legitimidad. Esta entonces se transformará en algo que los medios más grandes deberán cubrir, incluso si es para desmentir la información. Pero el daño ya está hecho: cientos de miles o millones de personas leyeron o vieron la “noticia falsa” y ahora están convencidos de que era cierta.

Complementando su máquina de propaganda, la agencia del gobierno ruso emplea a cientos de trolls de Internet para difundir desinformación y publicar comentarios antagónicos en los medios occidentales.

… Pero, nunca faltó a su método para “desinformar y dividir”, el autor cuenta que la “ofensiva de guerra de propaganda rusa” fue fundamental para la ocupación de Crimea en 2014 e incluyó afirmaciones inventadas de que los bebés habían sido crucificados por soldados ucranianos.

…El Kremlin busca sembrar discordia en regímenes liberales porque es en estos donde se permite la libertad de opinión.  Y eso es un derecho que debemos valorar, “sin dejar que nuestras distintos opiniones nos vuelvan enemigos”. Cómo funciona la maquinaria oculta de Vladimir Putin para golpear las democracias del mundo

En China, el Internet está limitado. Sitios como Facebook, Instagram, Twitter y YouTube, están censurados y bloqueados, y se necesita una tecnología VPN para el acceso. En su lugar, se usa la aplicación china WeChat, controlada por el gobierno. El gobierno obliga a dirigir todo el tráfico en línea a través de tres sistemas de enrutamiento central. Esto facilita que los censores examinen todos los datos que ingresan y salen del país.

El gobierno chino ha introducido recientemente un sistema por el que se pierde el crédito por mala conducta. Ni siquiera tiene que ser por actos ilegales. Jugar demasiados videojuegos o comprar demasiado alcohol, actividad de internet, todo realmente afectará su puntuación y podrá tener  consecuencias negativas. Y todo se basa en la vigilancia de las actividades de los ciudadanos.

El presidente chino, Xi Jinping, se ha embarcado en la creación del llamado sistema de crédito social. Si lograba completarlo, el estado obtendría el control total sobre sus ciudadanos. De manera inquietante, el público chino encuentra atractivo el sistema de crédito social, ya que les brinda servicios que antes carecían, promete perseguir a los delincuentes y ofrece a los ciudadanos una guía sobre cómo mantenerse alejado de los problemas. Aún más inquietante, China podría vender el sistema de crédito social en todo el mundo a los posibles dictadores, que luego se volverían políticamente dependientes de China. George Soros. The Rise of Nationalism After the Fall of the Berlin Wall, Noviembre, 2019.

Con ayuda de la última tecnología, el sistema de vigilancia, recopilación y procesamiento de información permite al gobierno chino concentrar sus actividades en grupos étnicos o religiosos que resisten el esfuerzo gubernamental por uniformar a la sociedad. El país tiene un pequeño ejército (más de 50,000 personas) monitoreando la actividad de Internet en todo momento.

El gobierno está construyendo cientos o miles de campos de reeducación no reconocidos a los que se pueden enviar uigures [etnia de idioma turco] por cualquier motivo o por ninguno. En algunos de ellos las condiciones cotidianas no parecen ser físicamente abusivas tanto como espeluznantes. Un preso liberado ha dicho que no se le permitió comer hasta que le había dado las gracias a Xi Jinping, el presidente chino y al Partido Comunista. Pero ha habido denuncias de tortura a otros.

Kashgar, la ciudad uigur más grande, tiene cuatro campamentos, de los cuales el más grande está en la escuela secundaria número 5. Un jefe de seguridad local dijo en 2017 que “aproximadamente 120.000” personas estaban retenidas en la ciudad. En Korla, en el centro de la provincia, un funcionario de seguridad dijo recientemente que los campamentos están tan llenos que los oficiales en ellos están rogando a la policía que deje de traer gente.

… No se rigen por ningún proceso judicial; las detenciones son por orden de la policía o los funcionarios del partido, no por el veredicto de un tribunal.

Bajo un sistema llamado fanghuiju, los equipos de media docena —compuestos por policías o funcionarios locales e incluyendo siempre un traductor uigur, que casi siempre significa un uigur— van de casa en casa recopilando expedientes de información personal. Fanghuiju es la abreviatura de “investigar las condiciones de las personas, mejorar la vida de las personas, ganar el corazón de las personas”.

Desde la primavera de 2017, la información se ha utilizado para clasificar la “fiabilidad” de los ciudadanos utilizando varios criterios. [que van desde la edad, etnia, religión a tener pasaporte o familiares en el exterior] ,,, Para completar el panorama de la vigilancia humana, el gobierno tiene un programa llamado “convertirse en parientes” en el que las familias locales (principalmente uigur) “adoptan” funcionarios (principalmente de la mayoritaria etnia Han). El funcionario visita a su familia adoptiva regularmente, vive con ella durante períodos cortos, les da regalos y enseña el mandarín local. También verifica la información recopilada por los equipos de fanghuiju. El programa parece ser inmenso. Según un informe oficial de 2018, 1.1 millones de funcionarios han sido emparejados con 1.6 millones de familias. Eso significa que aproximadamente la mitad de los hogares uigures han tenido un espía/adoctrinador chino Han asignado a ellos.

Estos esfuerzos mapean el territorio ideológico de la provincia familia por familia; la tecnología mapea las actividades de la población calle por calle y teléfono por teléfono. En Hotan y Kashgar hay postes que llevan tal vez ocho o diez cámaras de video a intervalos de 100-200 metros a lo largo de cada calle; una red de vigilancia mucho más fina que en la mayoría de las ciudades chinas. Además de ver a los peatones, las cámaras pueden leer las matrículas de los coches y correlacionarlas con la cara de la persona que conduce. Sólo los propietarios registrados pueden conducir automóviles; cualquier otra persona será arrestada, según un funcionario de seguridad pública que acompañó a este corresponsal en Hotan. Las cámaras están equipadas para trabajar tanto por la noche como por el día.

Debido a que el gobierno ve lo que llama “limpieza web” como necesario para evitar el acceso a la información terrorista, se supone que todos en Xinjiang deben tener una aplicación de spyware en su teléfono móvil. No instalar la aplicación, que puede identificar a las personas llamadas, realizar un seguimiento de la actividad en línea y registrar el uso de las redes sociales, es un delito. Los “rastreadores Wi-Fi” en lugares públicos mantienen un ojo, o nariz, en todos los dispositivos en red en el rango.

A continuación, los registros asociados con los documentos de identidad pueden contener datos biométricos, incluidas las huellas dactilares, el tipo de sangre y la información de ADN, así como el registro de detención del sujeto y el “estado de fiabilidad”. El gobierno recoge gran parte de este material biométrico sigiloso, bajo la apariencia de un programa de salud pública llamado “Física para todos”, que requiere que la gente proporcione muestras de sangre.

Un sistema llamado Plataforma Integrada de Operaciones Conjuntas (IJOP), revelado por primera vez por Human Rights Watch, utiliza sistemas de aprendizaje automático, información de cámaras, teléfonos inteligentes, registros financieros y de planificación familiar e incluso un uso inusual de la electricidad para generar listas de sospechosos para su detención. Un informe oficial de WeChat dijo que verificar las listas del IJOP era una de las principales responsabilidades del comité de seguridad local. Incluso sin vigilancia de alta tecnología, el estado policial de Xinjiang es formidable. Con él, se vuelve aterrador. The Economist. “Apartheid with Chinese characteristics“. May 31st 2018.

En 2006, la organización no gubernamental internacional, Reporteros Sin Fronteras que promueve la libertad de prensa, empezó a publicar una lista de “Enemigos del Internet“. La organización clasifica a un país como enemigo del Internet a “todos aquellos países se caracterizan no solo por su capacidad de censurar noticias e información en línea, sino también por su represión casi sistemática de los usuarios de Internet“. Los 5 “Estados enemigos del Internet” nombrados en marzo de 2013 fueron: Baréin, China, Irán, Siria y Vietnam. Esta lista no ha sido actualizada desde entonces. Wikipedia. Censura y vigilancia del internet por país.

Actualmente, existe restricción a noticias políticas en Burundi, Etiopía, Corea del Norte, Cuba, Venezuela, Honduras (parcialmente) y Turquía, y hay restricción a medios sociales en Belarus, Corea del Norte, Etiopía, Turkmenistan, Turquía, Uzbekistan. Arabia Saudita y Rusia impulsaron legislaciones para legalizar el filtrado de información por Internet.

En Corea del Norte la navegación no autorizada de Internet es una actividad peligrosa. Los principales teléfonos inteligentes, tabletas, sistemas operativos y navegadores utilizados en el país fueron desarrollados por el gobierno, y el contenido en los aproximadamente 5,000 sitios web accesibles está estrictamente controlado.

Si hay una historia que pueda resumir las causas contemporáneas de la censura en Internet, esta tuvo lugar en Egipto. En enero de 2011, activistas egipcios, inspirados por un levantamiento exitoso en Túnez, comenzaron a organizar una manifestación usando Facebook. En cuestión de días, miles de manifestantes se reunieron en la plaza Tahrir de El Cairo para protestar contra el régimen de Mubarak.

El gobierno egipcio pronto tomó la “audaz” medida de cortar el acceso a internet del país. La respuesta fue que miles se sumaron a las protestas. El régimen de Mubarak rápidamente se dio cuenta de su error: nunca cortar el acceso a Internet.

Mubarak finalmente fue forzado a renunciar después de solo 18 días de protestas masivas. La Primavera Árabe de Egipto demostró dos cosas: el poder de organización de Internet y la rapidez con la que un gobierno puede decretar la censura en Internet. La censura en Internet: El estatus de la libertad en la red en 2018.

Como puede observarse, el autoritarismo sigue presente actualmente en muchos países y el Gran Hermano hoy usa la tecnología para vigilar y controlar a los ciudadanos.

En las dictaduras de tipo marxista el fenómeno totalitario no es parte intrínseca de la doctrina que las determina pero sí parece ser una consecuencia de su aplicación práctica.

… Las diferentes corrientes marxistas han dado diferentes respuestas al fenómeno desde las restricciones que el marxismo impone a una definición particular de dominación política que implica tanto una ingeniería social consciente como una dominación determinada políticamente, ambas situaciones previstas sólo unas pocas veces en el análisis histórico marxista de la sociedad (que considera irrelevante la autonomía privada de la volición individual como paso necesario para la expresión libre de una determinada consciencia de clase. … Esta subordinación es parte necesaria de la capacidad del socialismo de ejercer un control consciente sobre la construcción de toda la sociedad. … esta subordinación no es voluntaria sino coercitiva, y su competencia interna por el poder va delegando las jefaturas hasta un individuo único, líder e ideólogo, tomado como referente para el ejercicio de un culto a la personalidad. Wikipedia, Totalitarismo.

El guión para construir el estado totalitario que Hakey magistralmente describió hace ya 85 años y Orwell retrató hace 70, fue documentado con evidencias surgidas de fuentes oficiales por Hannah Arendt muy poco después en “Los orígenes del totalitarismo”.

Lo interesante, desde luego, no es que la China comunista sea diferente de la Rusia comunista o que la Rusia de Stalin fuera diferente de la Alemania de Hitler. La ebriedad y la incompetencia que tan ampliamente asoman en cualquier descripción de la Rusia de los años 20 ó de los años 30, y que siguen estando hoy muy extendidas, no desempeñaron papel alguno en la Alemania nazi, mientras que la indecible y gratuita crueldad de los campos alemanes de concentración y de exterminio parece haber estado considerablemente ausente de los campos rusos, donde los cautivos morían de abandono más que de tortura.

… Lo que en nuestro contexto resulta decisivo es que el Gobierno totalitario resulta diferente de las dictaduras y tiranías; la capacidad de advertir esta diferencia no es en manera alguna una cuestión académica que pueda abandonarse confiadamente a los «teóricos», porque la dominación total es la única forma de gobierno con la que no es posible la coexistencia. Por ello tenemos todas las razones posibles para emplear escasa y prudentemente la palabra «totalitario».

… Por lo que se refiere a Stalin, las sorprendentes declaraciones de Kruschev, que —por la obvia razón de que su audiencia y él mismo estuvieron totalmente complicados en el asunto— ocultaban considerablemente más de lo que revelaban, tuvieron el desgraciado resultado de minimizar a los ojos de muchos (y desde luego a los de los eruditos con su amor profesional por las fuentes oficiales) la gigantesca criminalidad del régimen de Stalin, que, al fin y al cabo, no consistió simplemente en la difamación de unos pocos centenares de miles de destacadas figuras políticas y literarias, a las que se podía «rehabilitar» póstumamente, sino en el exterminio de los literalmente indecibles millones de personas a las que nadie, ni siquiera Stalin, podía considerar sospechosas de actividades «contrarrevolucionarias». Y fue precisamente con el reconocimiento de algunos crímenes como ocultó Kruschev la criminalidad del régimen en conjunto, y es precisamente contra este camuflaje y contra la hipocresía de los actuales dirigentes rusos —todos los cuales se prepararon y progresaron bajo Stalin— contra lo que se halla ahora en casi abierta rebelión la joven generación de intelectuales rusos. Porque ellos saben todo lo que es necesario saber sobre «las purgas masivas y la deportación y el aniquilamiento de pueblos enteros». La explicación que de los crímenes formuló Kruschev —la demente suspicacia de Stalin— ocultaba el aspecto más característico del terror totalitario, el de desatarse cuando ha muerto ya toda oposición organizada y el dirigente totalitario sabe que ya no necesita temer nada. Esto es particularmente cierto en lo que se refiere a la evolución rusa. Stalin comenzó sus gigantescas purgas no en 1928, cuando admitió: «Tenemos enemigos internos», y cuando tenía razones para sentir temor —sabía que Bujarin le había comparado con Genghis Khan y que estaba convencido de que la política de Stalin «estaba conduciendo al país al hambre, a la ruina y a un régimen policíaco».

… el Archivo de Smolensko tiende a confirmar lo que ya sabíamos de fuentes menos irrefutables. Esto es incluso cierto en el caso de algunas de sus curiosas lagunas, especialmente las referentes a los datos estadísticos. Porque esta ausencia demuestra simplemente que, como en otros aspectos, el régimen de Stalin era implacablemente consecuente: todos los hechos que no estuviesen conformes o que ofrecieran la posibilidad de no coincidir con la ficción oficial —datos sobre cosechas, criminalidad, auténticos incidentes de actividades «contrarrevolucionarias», a diferencia de las ulteriores conspiraciones ficticias— eran tratados como carentes de existencia. Resultaba, además, completamente de acuerdo con el desprecio totalitario por los hechos y la realidad el que todos estos datos, en vez de ser recogidos en Moscú procedentes de las cuatro esquinas del inmenso territorio, fueran conocidos por vez primera en las respectivas localidades a través de su publicación en Pravda, Izvestia o cualquier otro órgano oficial de Moscú; de esta forma, cada región y cada distrito de la Unión Soviética recibía sus datos estadísticos oficiales y ficticios muy de la misma manera que recibía las no menos ficticias normas que le fijaba el Plan Quinquenal.

Enumeraré brevemente unos pocos de los más sorprendentes puntos que antes podían ser sólo supuestos y que ahora han quedado demostrados por pruebas documentales. Siempre habíamos sospechado, pero no lo sabíamos con certeza, que el régimen nunca fue «monolítico», sino que se hallaba «conscientemente construido en torno a funciones superpuestas, duplicadas y paralelas» y que su estructura grotescamente amorfa era conservada unida por el mismo principio del führer —el llamado «culto de la personalidad»— que hallamos en la Alemania nazi; que la rama ejecutiva de este Gobierno especial no era el Partido, sino la policía, cuyas «actividades operacionales no eran reguladas a través de los canales del Partido»; que las personas enteramente inocentes a quienes el régimen liquidó, a millones, los «enemigos objetivos» en el lenguaje bolchevique, sabían que eran «delincuentes sin un delito»; que fue precisamente esta nueva categoría, diferenciada de los primeros auténticos enemigos del régimen —asesinos de funcionarios del Gobierno, incendiarios y bandidos— la que reaccionó con la misma «completa pasividad» que conocemos también a través de las normas de conducta de las víctimas del terror nazi. Nunca hubo duda alguna de que la «oleada de denuncias mutuas» durante la Gran Purga resultó tan desastrosa para el bienestar económico y social del país como eficaz para fortalecer al dirigente totalitario, pero sólo ahora conocemos cuán deliberadamente puso en marcha Stalin «esta amenazadora cadena de denuncias» cuando proclamó oficialmente el 29 de julio de 1936: Inalienable calidad de cada bolchevique en las circunstancias presentes debe ser la capacidad para reconocer a un enemigo del Partido por muy bien enmascarado que pueda hallarse. (El subrayado es de la autora.) De la misma manera que la «Solución Final» de Hitler significaba para la élite nazi la obligatoriedad de cumplir el mandamiento «Tú matarás», la declaración de Stalin prescribía: «Tú levantarás falso testimonio», como norma directriz de la conducta de todos los miembros del Partido bolchevique. … La verdad es que el precio de la dominación totalitaria fue tan alto que ni en Alemania ni en Rusia ha sido todavía completamente pagado.

… Es cierto que la superioridad de la policía secreta sobre el aparato militar constituye característica determinante de muchas tiranías y no sólo de la totalitaria; pero en el caso del Gobierno totalitario la preponderancia de la policía no responde simplemente a la necesidad de reprimir a la población en el país, sino que encaja con la reivindicación ideológica a una dominación mundial. … Así, los nazis emplearon esencialmente sus tropas SS como fuerza de policía para la dominación e incluso la conquista de territorios extranjeros, con el propósito final de amalgamar el Ejército y la policía bajo la dirección de las SS.

… Menos bien conocido, pero quizá aún más convincente, es el hecho de que el propio y más ambicioso intento de Kruschev de invertir el proceso de des-totalitarización concluyó en un completo fracaso. En 1957 presentó una nueva «ley contra los parásitos sociales» que hubiera permitido al régimen reintroducir las deportaciones en masa, restablecer los trabajos forzados en gran escala y —lo que resulta más importante para la dominación total— desencadenar otra oleada de denuncias en masa; porque se suponía que los «parásitos» habían de ser seleccionados por el mismo pueblo en reuniones de masas. La «ley», sin embargo, tropezó con la oposición de los juristas soviéticos y fue desechada antes siquiera de que hubiera podido ser ensayada. En otras palabras, el pueblo de la Unión Soviética ha pasado de la pesadilla de la dominación totalitaria a los múltiples peligros, dificultades e injusticias de la dictadura de partido único, y aunque es enteramente cierto que esta moderna forma de tiranía no ofrece ninguna de las garantías del Gobierno constitucional, que, «incluso aceptando los presupuestos de la ideología comunista, todo el poder en la URSS es, en definitiva, ilegítimo» y que, por ello, el país puede volver a caer en el totalitarismo de un día para otro sin que se produzcan revueltas importantes, también es cierto que la más horrible de todas las nuevas formas de gobierno, cuyos elementos y orígenes históricos trato de analizar, concluyó en Rusia con la muerte de Stalin de la misma manera que el totalitarismo acabó en Alemania con la muerte de Hitler.  Hannah Arendt. Los orígenes del totalitarismo (1951)

De manera que ese guión para construir el estado totalitario ha sido seguido en todo o en parte por diversos regímenes en todo el mundo. Desde la extinta URSS, sus satélites europeos del “campo socialista”, la China de Mao, la Camboya de Pol Pot, y la actual Corea del Norte. Pero también fue aplicado en gran parte por los regímenes autoritarios y dictaduras –que Arendt distingue de los totalitarios porque en ellos no existe autoridad ni jerarquía intermedia– que se han sucedido en diferentes momentos y lugares del mundo. Tanto el fascismo como el nazismo siguieron el modelo  soviético de dictadura y la represión violenta de los disidentes. Ciertamente, como dice Arendt, “el totalitarismo concluyó en Rusia con la muerte de Stalin de la misma manera que el totalitarismo acabó en Alemania con la muerte de Hitler”. A eso podríamos agregar que también en China con la muerte Mao.

Pero muchos catalogan con este término el franquismo en España, como se conoce al período de la dictadura de Francisco Franco, surgido tras la guerra civil de 1936-1939 y que se prolongó hasta su muerte en 1975. Sus bases fueron el nacionalismo español, el catolicismo, el fascismo y el anticomunismo, que sirvieron de apoyo a una dictadura militar totalitaria que se autoproclamó como «democracia orgánica» en oposición a la democracia parlamentaria.

Sin embargo, el autoritarismo y las dictaduras han implementado diferentes aspectos y hasta han seguido un guión similar. Empecemos por entender estos conceptos.

Dictadura, forma de gobierno en la que una persona o un pequeño grupo posee el poder absoluto sin limitaciones constitucionales efectivas. El término dictadura proviene del título latino dictador, que en la República Romana designaba a un magistrado temporal al que se le otorgaban poderes extraordinarios para hacer frente a las crisis estatales. Los dictadores modernos, sin embargo, se parecen más a los tiranos antiguos que a los dictadores antiguos. Las descripciones de los filósofos antiguos de las tiranías de Grecia y Siciliair muy lejos en la caracterización de dictaduras modernas. Los dictadores suelen recurrir a la fuerza o al fraude para obtener un poder político despótico, que mantienen mediante el uso de la intimidación, el terror y la supresión de las libertades civiles básicas. También pueden emplear técnicas de propaganda masiva para mantener su apoyo público. Dictatorship. Encyclopaedia Britannica.

Una dictadura es una forma autoritaria de gobierno, caracterizada por un solo líder o grupo de líderes y pluralismo político limitado. Según otras definiciones, las democracias son regímenes en los que «quienes gobiernan son seleccionados mediante elecciones competitivas»; por lo tanto, las dictaduras no son «democracias» Dictadura. Wikipedia.

El concepto de dictadura corresponde a un tipo o sistema de gobierno … cuyos poderes estatales legislativos, judiciales y ejecutivos recaen directa y exclusivamente sobre un individuo o, en muchos casos, grupo político como puede ser un partido hegemónico. https://psicologiaymente.com/social/tipos-de-dictadura

En ciencia política y sociología el concepto de “autoritarismo” no tiene una definición unívoca, lo que permite identificar como autoritarias muchas y muy diferentes ideologías, movimientos y regímenes políticosAutoritarismo. Wikipedia.

Según estas definiciones, todas las dictaduras son autoritarias, desde el momento en que impiden las elecciones libres. Sin embargo, no todos los regímenes autoritarios son o han sido dictaduras.

En los gobiernos autoritarios se restringen las libertades civiles e incluso sociales, de pensamiento y de reunión. Cualquier confrontación con el Estado se suele considerar como un acto de conspiración y traición. En ocasiones, sin ningún tipo de evidencia, eludiendo así cualquier tipo de justicia.

Es importante mencionar que los regímenes autoritarios y dictatoriales en América Latina han abrazado ideologías de diferentes extremos del espectro político. Entre las principales podemos mencionar la de Jorge Rafael Videla en Argentina, Hugo Banzer en Bolivia,  Alencar Castelo Branco,  Artur da Costa e Silva, Emílio Garrastazu Médici, Ernesto Geisel y João Figueiredo en Brasil, Fulgencio Batista en Cuba, Augusto Pinochet en Chile, Hosni Mubarak en Egipto, Carlos Castillo Armas en Guatemala, Saddam Husein en Irak, Muammar al-Gaddafi  en Libia, Anastasio Somoza (padre e hijo) y Daniel Ortega en Nicaragua, Hafez al-Asad y su hijo Bashar al-Asad en Siria, Manuel Noriega en Panamá, Alberto Fujimori en Perú, Alfredo Stroessner en Paraguay, Leónidas Trujillo en República Dominicana, Juan Vicente Gómez en Venezuela, entre otros.

Otros países tienen dictaduras de partido único, donde el gobernante lo designa el partido, como en el caso de China, Cuba, Laos y  Myanmar, las monarquías islámicas como en Arabia Saudí y Omán, las dictaduras religiosas como en Irán, los regímenes híbridos que cuentan con rasgos democráticos y autoritarios por la preponderancia permanente de un partido como en Singapur y Sudán.

En todos los casos, los regímenes autoritarios y los dictatoriales concentran el poder en una persona o una organización o partido y el Estado tiene el papel central en conducir la economía y la sociedad.

Sin embargo, desde que existe el Estado, en la historia antigua tanto como en la reciente, los monarcas, los regímenes totalitarios, dictatoriales o autoritarios siempre tuvieron que recurrir al apoyo de una elite generosamente recompensada para sostener su poder.

En los Discursos observa Maquiavelo que todo aquel que pretenda establecer un gobierno de libertad e igualdad fracasará, «a menos que, aparte de esa igualdad general, a un número de los espíritus más osados y ambiciosos los haga caballeros, no solo de nombre sino de hecho, dándoles castillos y posesiones, así como dinero y súbditos, para que, rodeado de ellos, pueda mantener su poder y ellos, con su apoyo, puedan satisfacer su ambición».

En la historia reciente, la mayoría de estos regímenes gobiernan en un sistema económico de mercado distorsionado por la presencia de grupos oligárquicos que medran a la sombra del poder político. En América Latina, el “capitalismo de compinches” ha reinado en todos los países del subcontinente.

El poder arbitrario de muchos regímenes autoritarios no comunistas, además, se fortaleció por muchos años mediante la imposición del Estado para limitar o constreñir el funcionamiento de una economía de mercado. La dictadura militar brasilera (1964-1985) construyó numerosas empresas del Estado para consolidar y ampliar su poder. El último gobierno militar argentino (1976-1983) estableció feudos económicos para proteger el poder del ejército, de la marina y de la aviación. La dictadura del general Augusto Pinochet en Chile se apropió de la gran minería cuprífera chilena para financiar y abastecer el presupuesto militar. La política fiscal del autoritarismo mexicano dependió por décadas de los ingresos de Petróleos Mexicanos, la principal empresa del Estado. El último gobierno militar peruano (1968-1980) se fundó precisamente sobre un intento de reducir en lo posible la importancia de la economía de mercado. En estos y otros casos, la limitación de la economía de mercado por parte del Estado autoritario permitió y estimuló el abuso y la corrupción, y redujo las libertadas democráticas. Jorge I. Domínguez. Cinco falacias sobre la democracia en América Latina

Aunque Domínguez se limita principalmente a ejemplos de las dictaduras militares latinoamericanas, todos los gobiernos autoritarios civiles también han promovido el “capitalismo de compinches”.

Sin embargo, en el mundo de hoy persiste aún el culto al totalitarismo por ciertos grupos opuestos a la democracia y la libertad. Tan reciente como en septiembre de 2019, el Parlamento Europeo publicó una resolución titulada Importancia de la memoria histórica europea para el futuro de Europa recordando que muchos países del este de Europa fueron “sometidos a dictaduras, a veces bajo la ocupación o la influencia directa de la Unión Soviética, durante medio siglo, y continuaron privados de libertad, soberanía, dignidad, derechos humanos y desarrollo socioeconómico”; que “sigue existiendo la necesidad urgente de sensibilizar sobre los crímenes perpetrados por el estalinismo y otras dictaduras, evaluarlos moral y jurídicamente, y llevar a cabo investigaciones judiciales sobre ellos”; y que es de vital importancia para la unidad de Europa “recordar a las víctimas de los regímenes totalitarios y autoritarios, y reconocer y divulgar el legado común europeo de los crímenes cometidos por las dictaduras estalinista, nazi y de otro tipo”.

Acusa directamente a Rusia de seguir “siendo la mayor víctima del totalitarismo comunista y que su evolución hacia un Estado democrático seguirá obstaculizada mientras el Gobierno, la élite política y la propaganda política continúen encubriendo los crímenes comunistas y ensalzando el régimen totalitario soviético; pide, por tanto, a la sociedad rusa que acepte su trágico pasado;” y por “los esfuerzos de los actuales dirigentes rusos por distorsionar los hechos históricos y ocultar los crímenes perpetrados por el régimen totalitario soviético, esfuerzos que constituyen un peligroso elemento de la guerra de la información librada contra la Europa democrática con el objetivo de dividirla, y pide a la Comisión, por tanto, que luche firmemente contra ellos;

En su parte resolutiva “condena en los términos más enérgicos los actos de agresión, los crímenes contra la humanidad y las violaciones masivas de los derechos humanos perpetrados por los regímenes comunista, nazi y otros regímenes totalitarios; … Condena toda manifestación y propagación de ideologías totalitarias, como el nazismo y el estalinismo. … manifiesta su inquietud ante los casos que se han denunciado, en algunos Estados miembros, de colusión entre, por un lado, líderes políticos, partidos políticos y fuerzas de seguridad y, por otro, movimientos radicales, racistas y xenófobos de distintas denominaciones políticas; condenando la distorsión de los hechos históricos y la utilización de símbolos y retóricas que evocan aspectos de la propaganda totalitaria, toda manifestación y propagación de ideologías totalitarias, como el nazismo y el estalinismo, en la Unión; Condena el revisionismo histórico y la glorificación de los colaboradores nazis en algunos Estados miembros de la Unión; Pide una cultura común de memoria histórica que rechace los crímenes de los regímenes fascistas y estalinistas, y de otros regímenes totalitarios y autoritarios del pasado, como medio para fomentar, en particular entre las generaciones más jóvenes, la resiliencia ante las amenazas modernas que se ciernen sobre la democracia;”.

El fantasma del totalitarismo y el autoritarismo todavía deambula por el mundo, los europeos lo reconocen como una amenaza real a la democracia y la libertad y por eso llaman a combatirlo. 

Arturo J. Solórzano
Junio de 2019

 

El nazismo impregnaba la carne y la sangre de las personas a través de palabras simples, modismos y estructuras de oraciones que se les impusieron en un millón de repeticiones y se tomaron en cuenta de forma mecánica e inconsciente. . .

El lenguaje no solo escribe y piensa por mí, también dicta cada vez más mis sentimientos y gobierna todo mi ser espiritual cuanto más incuestionable e inconscientemente me abandono. . Las palabras pueden ser como pequeñas dosis de arsénico; se tragan sin ser notados, parecen no tener efecto y, después de un tiempo, la reacción tóxica comienza después de todo.

Klemperer dijo que no era que los nazis inventaran muchas palabras nuevas, aunque lo hicieron en algunos casos con un diseño intencional. Pero argumentaba que lo que era mucho más desagradable es que a través de sus propios usos particulares de las palabras existentes, una y otra vez en su propaganda, discursos y publicaciones, cambiaron los significados y contextos de estas palabras dadas por supuestas del idioma alemán.

Los nazis, a través de este método, hicieron que las palabras tuvieran un solo significado, el significado colectivo o compartido al servicio de los propósitos de los nazis. “Al hacer que el lenguaje sea el servidor de su terrible sistema, lo consigue en sus medios publicitarios más poderosos, públicos y subrepticios”, explicó Klemperer, y continuó:

El único propósito del [uso y forma de lenguaje nazi] es despojar a todos de su individualidad, paralizarlos como personalidades, convertirlos en ganado irreflexivo y dócil en un rebaño conducido y perseguido en una dirección particular, para convertirlos en átomos en un enorme bloque de piedra rodante. . . Donde [el lenguaje nazi] se dirige al individuo. . . donde educa, enseña medios de criar fanatismo y técnicas de sugerencia masiva.

El control soviético del pensamiento a través del lenguaje

No fue diferente en esta técnica ideológica de flexionar el lenguaje para sus propósitos el régimen comunista en la Rusia soviética. El historiador ruso Mikhail Heller (1922-1997) destacó este aspecto de la sociedad socialista planificada en su perspicaz trabajo, Cogs in the Wheel: The Formation of Soviet Man (1988).

Desde la época de Vladimir Lenin con la llegada de la Revolución Bolchevique en noviembre de 1917 hasta el reinado de veinticinco años de Josef Stalin, a los líderes soviéticos al final del régimen en 1991, se hizo un lenguaje para servir a los medios y fines. del sistema socialista. Heller explicó:

Lenin desarrolló una forma especial de escritura que hizo posible establecer el “eslogan de fórmula” en la mente del lector u oyente. . . Luego, como el elemento compositivo más importante, existe el uso de la repetición, mediante la cual se forma un rectángulo que concentra la atención, reduce el campo de posibilidades y exprime el pensamiento en un anillo apretado del cual solo hay una salida. . .

El poder total sobre la Palabra le da al Maestro de la Palabra un poder mágico sobre todas las comunicaciones. El discurso soviético es siempre un monólogo porque no hay otra parte con quien hablar. Del otro lado está el enemigo. En el idioma soviético no hay palabras neutrales: cada palabra conlleva una carga ideológica. . . Es por eso que en el idioma soviético las mismas palabras se repiten una y otra vez, hasta que se convierten en una señal que actúa sin ningún esfuerzo de pensamiento. El efecto de frases y consignas establecidas también está asegurado por su repetición siempre en la misma forma. . .

El idioma soviético se convirtió en el medio más importante para evitar que las personas adquieran más conocimiento de lo que el estado deseaba. . . El discurso soviético perdió su libertad. El lenguaje fue elaborado a partir de consignas y citas del Líder [Stalin]. . . La autoridad aplastante e incuestionable de la palabra del Líder es el resultado en gran parte de su derecho y poder para nombrar al Enemigo. . . La palabra que significa que el enemigo debe ser impactante, fácil de recordar, implicando condena por su propio sonido, y siempre imprecisa, para que todos los que en un momento dado no complace al Líder puedan ser incluidos bajo esta rúbrica. . . Richard M. Ebeling Tyrants of the Mind and the New Collectivism

El totalitarismo en China siguió, y sigue hasta el presente pero de manera más sofisticada, el mismo patrón reseñado en la sociedad orwelliana.

Quien no haya conocido China en tiempos de Mao y de sus sucesores inmediatos no percibirá el carácter extraordinario de esta simple conversación en Pekín. Nunca, en la historia contemporánea, había sido tan controlado un pueblo entero: los chinos no sólo debían hablar al unísono, también debían pensar al unísono. A diferencia de los regímenes autoritarios que permiten a sus súbditos conservar su libertad interior con tal de que se callen, el maoísmo exigía que se pensara “como se debía” con sinceridad. El control social alcanzaba hasta la vida privada: el dormitorio, el matrimonio, las prácticas sexuales estaban sometidas a la línea del Partido. En la década de 1970, toda sensibilidad estaba anestesiada; cada uno, transformado en loro, repetía el eslogan del día. Toda conversación aparentemente personal comenzaba con una cita de Mao. No se podía acceder más que a libros mediocres y asistir a ocho óperas “revolucionarias”. Altoparlantes dispuestos en las plazas de las ciudades, en las estaciones, en el interior de los trenes, en las oficinas, en las fábricas, difundían desde el alba y hasta bien entrada la noche músicas militares; prohibían hablar, oírse, reflexionar.

Hay una diferencia esencial entre el maoísmo y el estalinismo: los dirigentes soviéticos sabían que mentían, el pueblo sabía que el comunismo era una impostura, la mentira era proclamada como si fuera una verdad, y pocos la creían; los dirigentes maoístas no quedaban satisfechos con que el pueblo viviera en la mentira al mismo tiempo que confesaba la verdad oficial; les hacía falta que los chinos con el cerebro lavado interiorizaran la mentira. La mentira maoísta debía ser sincera, lo que los acercaba más a la Inquisición católica que al estalinismo ateo. Nada de esto se dice en China, porque la desmaoización todavía no ha ocurrido. Guy Sorman. China: El Imperio de las Mentiras. 2012.

En la Alemania Oriental dominada por el comunismo, la sociedad era vigilada por la Stasi, la policía secreta del régimen, que se dedicaba a identificar cualquier tipo de descontento.

Para mantener el poder durante 40 años mientras su gente moría de hambre y planeaba escapar, el Partido Comunista tuvo que ser muy bueno para controlar a las personas y socavar a los activistas anti estatales. … Su única función era mantener al Partido Comunista en el poder. No les importaba cómo.

… En la década de 1950, la represión era brutal, tortura física. A principios de la década de 1970, ansiosa por ser aceptada en el escenario internacional, la Policía Secreta de Alemania Oriental tuvo que volverse más sutil. El objetivo de Zersetzung (un término militar reutilizado que significa desintegración o corrosión) era “desconectar” a los individuos y grupos activistas que pudieran amenazar al Partido. La policía recopiló registros médicos, escolares y policiales, entrevistas con vecinos y familiares, y cualquier otra evidencia que pudieran obtener y luego personalizaría un impacto directo en la salud mental de un individuo. … Si alguien parecía que podría desafiar la legitimidad o el control del Partido Comunista, la Stasi destruyó sistemáticamente su vida. Usaron el chantaje, la vergüenza social, las amenazas y la tortura. 

…La Stasi tenía 91,000 empleados en su apogeo: aproximadamente uno de cada 30 residentes era un agente de la Stasi. Más de uno de cada tres alemanes orientales (5,6 millones) estaba bajo sospecha o vigilancia, con un archivo abierto de la Stasi. Otro medio millón estaba alimentando la información de la Stasi. Este nivel de vigilancia e infiltración causó que los alemanes orientales vivieran aterrorizados (realmente nunca se sabía si podía confiar en alguien)

La Stasi operaba su propia prisión, Hohenschönhausen. Más de 900 ex reclusos han dado testimonio sobre el horror que sucedió allí, pero mientras la Stasi estaba activa, la instalación era de alto secreto. El área no existía oficialmente y estaba marcada con un espacio en blanco en los mapas de la ciudad. En realidad, la mayor parte del país funcionaba como una prisión al aire libre, ya que a pocas personas se les permitía salir del país con visas de salida.

Las escuelas públicas en Alemania del Este eran campos de entrenamiento para el cumplimiento del estado policial. Niños pequeños cortan y colorean muñecos de papel con máscaras de gas y AK-47 . Se establecieron grupos de estilo juvenil de Hitler para escolares . …Los nazis allanaron el camino al usar ciudadanos como informadores o denunciantes. En ese tipo de cultura chismosa, denunciar a sus vecinos por delitos menores podría mantener a salvo a su propia familia. La policía secreta tenía tanta información personal sobre cada ciudadano y tanta influencia sobre las instituciones (ya sea que pudieras ingresar a la universidad, conseguir un trabajo, comprar un automóvil) su poder era casi absoluto, y absolutamente inexplicable. No tenían que arrestarte, podían paralizarte socialmente. Laura Williams. 10 hechos terroríficos sobre la policía secreta de Alemania del Este.

Es paradójico que la doctrina marxista proclamara que “la religión es el opio del pueblo” y que el advenimiento del socialismo tenía un carácter “científico”, en el socialismo real esta haya adquirido los atributos de una religión, en la que no hay un dios imaginario, sino real, de carne y hueso y un aparato que vela por la integridad de los dogmas de fe, las “verdades” totalitarias, de la nueva religión.

Fue el espíritu religioso que impregna la cultura occidental lo que desnaturalizó el marxismo de los fundadores, convirtiéndolo en la religión secular del siglo XX. Al apartarse de la ciencia, de la mano de la cual había dado sus primeros pasos, y pretender convertirse él mismo en ciencia, el marxismo se volvió una dogmática y se inmunizó contra disciplinas y conocimientos fundamentales, como los que aportaron Freud y el psicoanálisis, que hubieran impedido la disolución del individuo en la noción de clase y que aquél fuera tratado por los regímenes colectivistas como una pieza dispensable del organismo social. Su metamorfosis en religión laica fue apartando al marxismo del mundo real y tornándolo un sistema de ilusiones. E hizo del partido una Iglesia de rígidas jerarquías en las que el vértice —Comité Central, Buró Político, secretario general— tenía el atributo de la infalibilidad. El militante debía obedecer, con la fe del carbonero, las directivas, tesis e interpretaciones de los guardianes de la verdad absoluta, aun en contra de la razón y del simple sentido común. De este modo, el espíritu religioso —la superstición, en el lenguaje del siglo de las luces— consiguió sobrevivir y aun fortalecerse a través de un movimiento nacido, según el designio de Marx, para poner fin al reino de la fe e instaurar el de la razón en la historia. Mario Vargas Llosa. Desafíos a la libertad. 1994.

Otra estrategia utilizada por los regímenes totalitarios ha sido la “fabricación” de opositores “de mentira” para controlar a la disidencia. El siguiente artículo, escritor por un venezolano, explica en qué consiste tal estrategia y señala al cuerpo de inteligencia cubano, conocido como G2, destacado en Venezuela, como el autor intelectual de la misma. Esta práctica ha sido también utilizada en Nicaragua, con la creación de partidos políticos supuestamente opositores pero aliados al régimen, llamados popularmente “zancudos” en alusión a los mosquitos que viven de chupar la sangre de las personas.

Ni la Unión Soviética de Stalin, ni la China de Mao, ni la Alemania de Hitler, ni la Cuba de Fidel, ni la Venezuela de Chávez habrían sido posibles si hubiesen tenido un enemigo real, poderoso y radicalmente opuesto en lo ideológico. El conquistar la mente de los ciudadanos con ideas que vayan de la mano con sus intenciones políticas y que se sostengan sobre los principios del sistema que desean imponer es clave para ganar la primera batalla y -así mismo- la guerra: el socialismo debe gobernar -primero- en la mente de las personas.

Lo hicieron en Rusia. Lo hicieron en China. Lo hicieron en Alemania, en Cuba y también en Venezuela.

En su libro “1984”, George Orwell lo explica perfecto a través del personaje Emmanuel Goldstein: toda dictadura necesita a quién “echarle la culpa”, a quien “amenazar”, a quien “acusar”, a quien “perseguir”. Pero esto -como las comillas lo insinúan- es de mentiritas, porque a los verdaderos enemigos se les encierra y se les mata. Un tirano rara vez deja cabos sueltos; ellos no están jugando.

Es así como surge la necesidad de una oposición diseñada, creada, financiada y dotada de apoyo popular suficiente. Esta representa una de las piezas más poderosas de la inteligencia comunista, que será usada con fines propagandísticos.

¿Por qué? Pues porque con sus propios funcionarios, la dictadura controla la matriz de opinión de sus seguidores. Y con políticos disfrazados de adversarios, la inteligencia comunista controla al otro grueso de la población que podrían convertirse en potenciales disidentes.

Para lograr amarrar el poder en sus manos, la izquierda necesita controlar los dos bultos: el de sus fanáticos convencidos y el de aquellos que no están de acuerdo. ¿Cómo controlar a quienes no están de acuerdo? Diciéndoles lo que quieren escuchar, a través de voces y líderes en los que ellos aprenden a creer, pero que no los llevan a ningún lado, que no actúan, que son inertes. Jose Miguel. Las Mentiras del Socialismo: La Inteligencia Cubana G2 y la “Oposición”. Abril 2019.

En la actualidad, el Gran Hermano también vigila a los ciudadanos y ha encontrado en la tecnología a un aliado en sus propósitos autoritarios de vigilancia y control.

En Rusia, el Kremlin desarrolló el sistema de búsqueda y vigilancia SORM (Systema Operativno-Rozysknikh Meropriyatiy) que vigila las llamadas telefónicas, el tráfico de correo electrónico y actividad de navegación de la web y un nuevo servicio de vigilancia financiera diseñado para proporcionarle una visión completa de lo que la élite política y económica rusa está haciendo con su dinero y su tiempo.

El otro eje de acción es la propaganda a través del Internet para incidir en las opiniones de las personas para favorecer sus intereses, tanto para mantener el control de sus ciudadanos como para influir en la política internacional.

De acuerdo a una investigación de Andrei Soldatov e Irina Borogany que plasmaron en el libro The Red Web: The Kremlin´s War on the Internet. Borogan y Soldatov han pasado una década y media informando sobre el oscuro mundo de los servicios secretos de Rusia a través de su blog, Agentura.ru. Son unos de los principales expertos de Moscú en espionaje, censura y paranoia. Su tesis central aquí es bastante directa: los policías secretos, incluido el mismo presidente -el ex alumno más famoso de la KGB- están constantemente preocupados por el poder “subversivo” de Internet, por lo que han construido una de las redes de espionaje más intrusivas del planeta y están sistemáticamente legislando en contra de las libertades tradicionales del ciberespacio.

“Putin se ha rodeado intelectualmente de unos filósofos y pensadores que adscriben a ideas neo-fascistas, totalitarias y anti democráticas. Estos han ayudado a promover estas ideas por el mundo, ya sea desde la misma retórica del presidente ruso o desde la Agencia de Investigación de Internet, la herramienta rusa para crear granjas de trolls que pueblan de noticias falsas y odio a la web.”

La cadena de televisión anteriormente conocida como Russia Today cuenta con un presupuesto -alrededor de USD 300 millones anuales- que se puede comparar con el de los mayor grupos de medios de comunicación del mundo, como BBC o Fox News.” En palabras del presidente ruso, RT está decidido a romper el “monopolio anglosajón en las corrientes de información global”. Además, Sputnik News, que le pertenece a la agencia estatal de noticias, ha crecido exponencialmente en los últimos años.

— Más allá de promover sus intereses ayudando a elegir líderes pro Putin, el Kremlin diseñó sus misiones de desinformación con el explícito propósito de generar conflictos internos para fomentar las divisiones sociales y deteriorar el pluralismo en los países occidentales.

… hay una dosis diaria de informes falsos o distorsionados que parecen diseñados para explotar las divisiones en la sociedad y la política occidentales, especialmente en temas como la raza, la violencia y los derechos sexuales, y que son promulgados por grupos de operativos que se presentan como ciudadanos comunes en las cuentas de redes sociales. Al armar campañas de desinformación diseñadas específicamente para generar discordia, los rusos intentan utilizar la guerra cibernética como un arma psicológica contra las democracias liberales.

… En The Darkening Web Klimburg indica que, al ser aplicada a nivel nacional como un instrumento de control político e internacionalmente para avanzar en una estrategia de desestabilización, “la doctrina del ciberdominio de Moscú es ominosa y cada vez más efectiva”. Para darle apoyo numérico a esta afirmación, el autor cita un estudio realizado en 2015 que concluye que “los usuarios rusos de Internet se han acostumbrado tanto a la narrativa de Internet del Kremlin como una herramienta de las potencias occidentales que dos de cada cinco rusos desconfían de los medios extranjeros y casi la mitad de los rusos creen que los sitios web de noticias extranjeras deben ser censurados”.

… La estrategia se enfoca en propagar una noticia falsa o una mentira verosímil, de modo que esta narrativa tome una “vida por sí misma” y sea diseminada por cientos de miles. Al volverse masiva, esta empezará a aparecer en portales de noticias, lo cual ayuda a darle legitimidad. Esta entonces se transformará en algo que los medios más grandes deberán cubrir, incluso si es para desmentir la información. Pero el daño ya está hecho: cientos de miles o millones de personas leyeron o vieron la “noticia falsa” y ahora están convencidos de que era cierta.

Complementando su máquina de propaganda, la agencia del gobierno ruso emplea a cientos de trolls de Internet para difundir desinformación y publicar comentarios antagónicos en los medios occidentales.

… Pero, nunca faltó a su método para “desinformar y dividir”, el autor cuenta que la “ofensiva de guerra de propaganda rusa” fue fundamental para la ocupación de Crimea en 2014 e incluyó afirmaciones inventadas de que los bebés habían sido crucificados por soldados ucranianos.

…El Kremlin busca sembrar discordia en regímenes liberales porque es en estos donde se permite la libertad de opinión.  Y eso es un derecho que debemos valorar, “sin dejar que nuestras distintos opiniones nos vuelvan enemigos”. Cómo funciona la maquinaria oculta de Vladimir Putin para golpear las democracias del mundo

En China, el Internet está limitado. Sitios como Facebook, Instagram, Twitter y YouTube, están censurados y bloqueados, y se necesita una tecnología VPN para el acceso. En su lugar, se usa la aplicación china WeChat, controlada por el gobierno. El gobierno obliga a dirigir todo el tráfico en línea a través de tres sistemas de enrutamiento central. Esto facilita que los censores examinen todos los datos que ingresan y salen del país.

El gobierno chino ha introducido recientemente un sistema por el que se pierde el crédito por mala conducta. Ni siquiera tiene que ser por actos ilegales. Jugar demasiados videojuegos o comprar demasiado alcohol, actividad de internet, todo realmente afectará su puntuación y podrá tener  consecuencias negativas. Y todo se basa en la vigilancia de las actividades de los ciudadanos.

El presidente chino, Xi Jinping, se ha embarcado en la creación del llamado sistema de crédito social. Si lograba completarlo, el estado obtendría el control total sobre sus ciudadanos. De manera inquietante, el público chino encuentra atractivo el sistema de crédito social, ya que les brinda servicios que antes carecían, promete perseguir a los delincuentes y ofrece a los ciudadanos una guía sobre cómo mantenerse alejado de los problemas. Aún más inquietante, China podría vender el sistema de crédito social en todo el mundo a los posibles dictadores, que luego se volverían políticamente dependientes de China. George Soros. The Rise of Nationalism After the Fall of the Berlin Wall, Noviembre, 2019.

Con ayuda de la última tecnología, el sistema de vigilancia, recopilación y procesamiento de información permite al gobierno chino concentrar sus actividades en grupos étnicos o religiosos que resisten el esfuerzo gubernamental por uniformar a la sociedad. El país tiene un pequeño ejército (más de 50,000 personas) monitoreando la actividad de Internet en todo momento.

El gobierno está construyendo cientos o miles de campos de reeducación no reconocidos a los que se pueden enviar uigures [etnia de idioma turco] por cualquier motivo o por ninguno. En algunos de ellos las condiciones cotidianas no parecen ser físicamente abusivas tanto como espeluznantes. Un preso liberado ha dicho que no se le permitió comer hasta que le había dado las gracias a Xi Jinping, el presidente chino y al Partido Comunista. Pero ha habido denuncias de tortura a otros.

Kashgar, la ciudad uigur más grande, tiene cuatro campamentos, de los cuales el más grande está en la escuela secundaria número 5. Un jefe de seguridad local dijo en 2017 que “aproximadamente 120.000” personas estaban retenidas en la ciudad. En Korla, en el centro de la provincia, un funcionario de seguridad dijo recientemente que los campamentos están tan llenos que los oficiales en ellos están rogando a la policía que deje de traer gente.

… No se rigen por ningún proceso judicial; las detenciones son por orden de la policía o los funcionarios del partido, no por el veredicto de un tribunal.

Bajo un sistema llamado fanghuiju, los equipos de media docena —compuestos por policías o funcionarios locales e incluyendo siempre un traductor uigur, que casi siempre significa un uigur— van de casa en casa recopilando expedientes de información personal. Fanghuiju es la abreviatura de “investigar las condiciones de las personas, mejorar la vida de las personas, ganar el corazón de las personas”.

Desde la primavera de 2017, la información se ha utilizado para clasificar la “fiabilidad” de los ciudadanos utilizando varios criterios. [que van desde la edad, etnia, religión a tener pasaporte o familiares en el exterior] ,,, Para completar el panorama de la vigilancia humana, el gobierno tiene un programa llamado “convertirse en parientes” en el que las familias locales (principalmente uigur) “adoptan” funcionarios (principalmente de la mayoritaria etnia Han). El funcionario visita a su familia adoptiva regularmente, vive con ella durante períodos cortos, les da regalos y enseña el mandarín local. También verifica la información recopilada por los equipos de fanghuiju. El programa parece ser inmenso. Según un informe oficial de 2018, 1.1 millones de funcionarios han sido emparejados con 1.6 millones de familias. Eso significa que aproximadamente la mitad de los hogares uigures han tenido un espía/adoctrinador chino Han asignado a ellos.

Estos esfuerzos mapean el territorio ideológico de la provincia familia por familia; la tecnología mapea las actividades de la población calle por calle y teléfono por teléfono. En Hotan y Kashgar hay postes que llevan tal vez ocho o diez cámaras de video a intervalos de 100-200 metros a lo largo de cada calle; una red de vigilancia mucho más fina que en la mayoría de las ciudades chinas. Además de ver a los peatones, las cámaras pueden leer las matrículas de los coches y correlacionarlas con la cara de la persona que conduce. Sólo los propietarios registrados pueden conducir automóviles; cualquier otra persona será arrestada, según un funcionario de seguridad pública que acompañó a este corresponsal en Hotan. Las cámaras están equipadas para trabajar tanto por la noche como por el día.

Debido a que el gobierno ve lo que llama “limpieza web” como necesario para evitar el acceso a la información terrorista, se supone que todos en Xinjiang deben tener una aplicación de spyware en su teléfono móvil. No instalar la aplicación, que puede identificar a las personas llamadas, realizar un seguimiento de la actividad en línea y registrar el uso de las redes sociales, es un delito. Los “rastreadores Wi-Fi” en lugares públicos mantienen un ojo, o nariz, en todos los dispositivos en red en el rango.

A continuación, los registros asociados con los documentos de identidad pueden contener datos biométricos, incluidas las huellas dactilares, el tipo de sangre y la información de ADN, así como el registro de detención del sujeto y el “estado de fiabilidad”. El gobierno recoge gran parte de este material biométrico sigiloso, bajo la apariencia de un programa de salud pública llamado “Física para todos”, que requiere que la gente proporcione muestras de sangre.

Un sistema llamado Plataforma Integrada de Operaciones Conjuntas (IJOP), revelado por primera vez por Human Rights Watch, utiliza sistemas de aprendizaje automático, información de cámaras, teléfonos inteligentes, registros financieros y de planificación familiar e incluso un uso inusual de la electricidad para generar listas de sospechosos para su detención. Un informe oficial de WeChat dijo que verificar las listas del IJOP era una de las principales responsabilidades del comité de seguridad local. Incluso sin vigilancia de alta tecnología, el estado policial de Xinjiang es formidable. Con él, se vuelve aterrador. The Economist. “Apartheid with Chinese characteristics“. May 31st 2018.

En 2006, la organización no gubernamental internacional, Reporteros Sin Fronteras que promueve la libertad de prensa, empezó a publicar una lista de “Enemigos del Internet“. La organización clasifica a un país como enemigo del Internet a “todos aquellos países se caracterizan no solo por su capacidad de censurar noticias e información en línea, sino también por su represión casi sistemática de los usuarios de Internet“. Los 5 “Estados enemigos del Internet” nombrados en marzo de 2013 fueron: Baréin, China, Irán, Siria y Vietnam. Esta lista no ha sido actualizada desde entonces. Wikipedia. Censura y vigilancia del internet por país.

Actualmente, existe restricción a noticias políticas en Burundi, Etiopía, Corea del Norte, Cuba, Venezuela, Honduras (parcialmente) y Turquía, y hay restricción a medios sociales en Belarus, Corea del Norte, Etiopía, Turkmenistan, Turquía, Uzbekistan. Arabia Saudita y Rusia impulsaron legislaciones para legalizar el filtrado de información por Internet.

En Corea del Norte la navegación no autorizada de Internet es una actividad peligrosa. Los principales teléfonos inteligentes, tabletas, sistemas operativos y navegadores utilizados en el país fueron desarrollados por el gobierno, y el contenido en los aproximadamente 5,000 sitios web accesibles está estrictamente controlado.

Si hay una historia que pueda resumir las causas contemporáneas de la censura en Internet, esta tuvo lugar en Egipto. En enero de 2011, activistas egipcios, inspirados por un levantamiento exitoso en Túnez, comenzaron a organizar una manifestación usando Facebook. En cuestión de días, miles de manifestantes se reunieron en la plaza Tahrir de El Cairo para protestar contra el régimen de Mubarak.

El gobierno egipcio pronto tomó la “audaz” medida de cortar el acceso a internet del país. La respuesta fue que miles se sumaron a las protestas. El régimen de Mubarak rápidamente se dio cuenta de su error: nunca cortar el acceso a Internet.

Mubarak finalmente fue forzado a renunciar después de solo 18 días de protestas masivas. La Primavera Árabe de Egipto demostró dos cosas: el poder de organización de Internet y la rapidez con la que un gobierno puede decretar la censura en Internet. La censura en Internet: El estatus de la libertad en la red en 2018.

Como puede observarse, el autoritarismo sigue presente actualmente en muchos países y el Gran Hermano hoy usa la tecnología para vigilar y controlar a los ciudadanos.

En las dictaduras de tipo marxista el fenómeno totalitario no es parte intrínseca de la doctrina que las determina pero sí parece ser una consecuencia de su aplicación práctica.

… Las diferentes corrientes marxistas han dado diferentes respuestas al fenómeno desde las restricciones que el marxismo impone a una definición particular de dominación política que implica tanto una ingeniería social consciente como una dominación determinada políticamente, ambas situaciones previstas sólo unas pocas veces en el análisis histórico marxista de la sociedad (que considera irrelevante la autonomía privada de la volición individual como paso necesario para la expresión libre de una determinada consciencia de clase. … Esta subordinación es parte necesaria de la capacidad del socialismo de ejercer un control consciente sobre la construcción de toda la sociedad. … esta subordinación no es voluntaria sino coercitiva, y su competencia interna por el poder va delegando las jefaturas hasta un individuo único, líder e ideólogo, tomado como referente para el ejercicio de un culto a la personalidad. Wikipedia, Totalitarismo.

El guión para construir el estado totalitario que Hakey magistralmente describió hace ya 85 años y Orwell retrató hace 70, fue documentado con evidencias surgidas de fuentes oficiales por Hannah Arendt muy poco después en “Los orígenes del totalitarismo”.

Lo interesante, desde luego, no es que la China comunista sea diferente de la Rusia comunista o que la Rusia de Stalin fuera diferente de la Alemania de Hitler. La ebriedad y la incompetencia que tan ampliamente asoman en cualquier descripción de la Rusia de los años 20 ó de los años 30, y que siguen estando hoy muy extendidas, no desempeñaron papel alguno en la Alemania nazi, mientras que la indecible y gratuita crueldad de los campos alemanes de concentración y de exterminio parece haber estado considerablemente ausente de los campos rusos, donde los cautivos morían de abandono más que de tortura.

… Lo que en nuestro contexto resulta decisivo es que el Gobierno totalitario resulta diferente de las dictaduras y tiranías; la capacidad de advertir esta diferencia no es en manera alguna una cuestión académica que pueda abandonarse confiadamente a los «teóricos», porque la dominación total es la única forma de gobierno con la que no es posible la coexistencia. Por ello tenemos todas las razones posibles para emplear escasa y prudentemente la palabra «totalitario».

… Por lo que se refiere a Stalin, las sorprendentes declaraciones de Kruschev, que —por la obvia razón de que su audiencia y él mismo estuvieron totalmente complicados en el asunto— ocultaban considerablemente más de lo que revelaban, tuvieron el desgraciado resultado de minimizar a los ojos de muchos (y desde luego a los de los eruditos con su amor profesional por las fuentes oficiales) la gigantesca criminalidad del régimen de Stalin, que, al fin y al cabo, no consistió simplemente en la difamación de unos pocos centenares de miles de destacadas figuras políticas y literarias, a las que se podía «rehabilitar» póstumamente, sino en el exterminio de los literalmente indecibles millones de personas a las que nadie, ni siquiera Stalin, podía considerar sospechosas de actividades «contrarrevolucionarias». Y fue precisamente con el reconocimiento de algunos crímenes como ocultó Kruschev la criminalidad del régimen en conjunto, y es precisamente contra este camuflaje y contra la hipocresía de los actuales dirigentes rusos —todos los cuales se prepararon y progresaron bajo Stalin— contra lo que se halla ahora en casi abierta rebelión la joven generación de intelectuales rusos. Porque ellos saben todo lo que es necesario saber sobre «las purgas masivas y la deportación y el aniquilamiento de pueblos enteros». La explicación que de los crímenes formuló Kruschev —la demente suspicacia de Stalin— ocultaba el aspecto más característico del terror totalitario, el de desatarse cuando ha muerto ya toda oposición organizada y el dirigente totalitario sabe que ya no necesita temer nada. Esto es particularmente cierto en lo que se refiere a la evolución rusa. Stalin comenzó sus gigantescas purgas no en 1928, cuando admitió: «Tenemos enemigos internos», y cuando tenía razones para sentir temor —sabía que Bujarin le había comparado con Genghis Khan y que estaba convencido de que la política de Stalin «estaba conduciendo al país al hambre, a la ruina y a un régimen policíaco».

… el Archivo de Smolensko tiende a confirmar lo que ya sabíamos de fuentes menos irrefutables. Esto es incluso cierto en el caso de algunas de sus curiosas lagunas, especialmente las referentes a los datos estadísticos. Porque esta ausencia demuestra simplemente que, como en otros aspectos, el régimen de Stalin era implacablemente consecuente: todos los hechos que no estuviesen conformes o que ofrecieran la posibilidad de no coincidir con la ficción oficial —datos sobre cosechas, criminalidad, auténticos incidentes de actividades «contrarrevolucionarias», a diferencia de las ulteriores conspiraciones ficticias— eran tratados como carentes de existencia. Resultaba, además, completamente de acuerdo con el desprecio totalitario por los hechos y la realidad el que todos estos datos, en vez de ser recogidos en Moscú procedentes de las cuatro esquinas del inmenso territorio, fueran conocidos por vez primera en las respectivas localidades a través de su publicación en Pravda, Izvestia o cualquier otro órgano oficial de Moscú; de esta forma, cada región y cada distrito de la Unión Soviética recibía sus datos estadísticos oficiales y ficticios muy de la misma manera que recibía las no menos ficticias normas que le fijaba el Plan Quinquenal.

Enumeraré brevemente unos pocos de los más sorprendentes puntos que antes podían ser sólo supuestos y que ahora han quedado demostrados por pruebas documentales. Siempre habíamos sospechado, pero no lo sabíamos con certeza, que el régimen nunca fue «monolítico», sino que se hallaba «conscientemente construido en torno a funciones superpuestas, duplicadas y paralelas» y que su estructura grotescamente amorfa era conservada unida por el mismo principio del führer —el llamado «culto de la personalidad»— que hallamos en la Alemania nazi; que la rama ejecutiva de este Gobierno especial no era el Partido, sino la policía, cuyas «actividades operacionales no eran reguladas a través de los canales del Partido»; que las personas enteramente inocentes a quienes el régimen liquidó, a millones, los «enemigos objetivos» en el lenguaje bolchevique, sabían que eran «delincuentes sin un delito»; que fue precisamente esta nueva categoría, diferenciada de los primeros auténticos enemigos del régimen —asesinos de funcionarios del Gobierno, incendiarios y bandidos— la que reaccionó con la misma «completa pasividad» que conocemos también a través de las normas de conducta de las víctimas del terror nazi. Nunca hubo duda alguna de que la «oleada de denuncias mutuas» durante la Gran Purga resultó tan desastrosa para el bienestar económico y social del país como eficaz para fortalecer al dirigente totalitario, pero sólo ahora conocemos cuán deliberadamente puso en marcha Stalin «esta amenazadora cadena de denuncias» cuando proclamó oficialmente el 29 de julio de 1936: Inalienable calidad de cada bolchevique en las circunstancias presentes debe ser la capacidad para reconocer a un enemigo del Partido por muy bien enmascarado que pueda hallarse. (El subrayado es de la autora.) De la misma manera que la «Solución Final» de Hitler significaba para la élite nazi la obligatoriedad de cumplir el mandamiento «Tú matarás», la declaración de Stalin prescribía: «Tú levantarás falso testimonio», como norma directriz de la conducta de todos los miembros del Partido bolchevique. … La verdad es que el precio de la dominación totalitaria fue tan alto que ni en Alemania ni en Rusia ha sido todavía completamente pagado.

… Es cierto que la superioridad de la policía secreta sobre el aparato militar constituye característica determinante de muchas tiranías y no sólo de la totalitaria; pero en el caso del Gobierno totalitario la preponderancia de la policía no responde simplemente a la necesidad de reprimir a la población en el país, sino que encaja con la reivindicación ideológica a una dominación mundial. … Así, los nazis emplearon esencialmente sus tropas SS como fuerza de policía para la dominación e incluso la conquista de territorios extranjeros, con el propósito final de amalgamar el Ejército y la policía bajo la dirección de las SS.

… Menos bien conocido, pero quizá aún más convincente, es el hecho de que el propio y más ambicioso intento de Kruschev de invertir el proceso de des-totalitarización concluyó en un completo fracaso. En 1957 presentó una nueva «ley contra los parásitos sociales» que hubiera permitido al régimen reintroducir las deportaciones en masa, restablecer los trabajos forzados en gran escala y —lo que resulta más importante para la dominación total— desencadenar otra oleada de denuncias en masa; porque se suponía que los «parásitos» habían de ser seleccionados por el mismo pueblo en reuniones de masas. La «ley», sin embargo, tropezó con la oposición de los juristas soviéticos y fue desechada antes siquiera de que hubiera podido ser ensayada. En otras palabras, el pueblo de la Unión Soviética ha pasado de la pesadilla de la dominación totalitaria a los múltiples peligros, dificultades e injusticias de la dictadura de partido único, y aunque es enteramente cierto que esta moderna forma de tiranía no ofrece ninguna de las garantías del Gobierno constitucional, que, «incluso aceptando los presupuestos de la ideología comunista, todo el poder en la URSS es, en definitiva, ilegítimo» y que, por ello, el país puede volver a caer en el totalitarismo de un día para otro sin que se produzcan revueltas importantes, también es cierto que la más horrible de todas las nuevas formas de gobierno, cuyos elementos y orígenes históricos trato de analizar, concluyó en Rusia con la muerte de Stalin de la misma manera que el totalitarismo acabó en Alemania con la muerte de Hitler.  Hannah Arendt. Los orígenes del totalitarismo (1951)

De manera que ese guión para construir el estado totalitario ha sido seguido en todo o en parte por diversos regímenes en todo el mundo. Desde la extinta URSS, sus satélites europeos del “campo socialista”, la China de Mao, la Camboya de Pol Pot, y la actual Corea del Norte. Pero también fue aplicado en gran parte por los regímenes autoritarios y dictaduras –que Arendt distingue de los totalitarios porque en ellos no existe autoridad ni jerarquía intermedia– que se han sucedido en diferentes momentos y lugares del mundo. Tanto el fascismo como el nazismo siguieron el modelo  soviético de dictadura y la represión violenta de los disidentes. Ciertamente, como dice Arendt, “el totalitarismo concluyó en Rusia con la muerte de Stalin de la misma manera que el totalitarismo acabó en Alemania con la muerte de Hitler”. A eso podríamos agregar que también en China con la muerte Mao.

Pero muchos catalogan con este término el franquismo en España, como se conoce al período de la dictadura de Francisco Franco, surgido tras la guerra civil de 1936-1939 y que se prolongó hasta su muerte en 1975. Sus bases fueron el nacionalismo español, el catolicismo, el fascismo y el anticomunismo, que sirvieron de apoyo a una dictadura militar totalitaria que se autoproclamó como «democracia orgánica» en oposición a la democracia parlamentaria.

Sin embargo, el autoritarismo y las dictaduras han implementado diferentes aspectos y hasta han seguido un guión similar. Empecemos por entender estos conceptos.

Dictadura, forma de gobierno en la que una persona o un pequeño grupo posee el poder absoluto sin limitaciones constitucionales efectivas. El término dictadura proviene del título latino dictador, que en la República Romana designaba a un magistrado temporal al que se le otorgaban poderes extraordinarios para hacer frente a las crisis estatales. Los dictadores modernos, sin embargo, se parecen más a los tiranos antiguos que a los dictadores antiguos. Las descripciones de los filósofos antiguos de las tiranías de Grecia y Siciliair muy lejos en la caracterización de dictaduras modernas. Los dictadores suelen recurrir a la fuerza o al fraude para obtener un poder político despótico, que mantienen mediante el uso de la intimidación, el terror y la supresión de las libertades civiles básicas. También pueden emplear técnicas de propaganda masiva para mantener su apoyo público. Dictatorship. Encyclopaedia Britannica.

Una dictadura es una forma autoritaria de gobierno, caracterizada por un solo líder o grupo de líderes y pluralismo político limitado. Según otras definiciones, las democracias son regímenes en los que «quienes gobiernan son seleccionados mediante elecciones competitivas»; por lo tanto, las dictaduras no son «democracias» Dictadura. Wikipedia.

El concepto de dictadura corresponde a un tipo o sistema de gobierno … cuyos poderes estatales legislativos, judiciales y ejecutivos recaen directa y exclusivamente sobre un individuo o, en muchos casos, grupo político como puede ser un partido hegemónico. https://psicologiaymente.com/social/tipos-de-dictadura

En ciencia política y sociología el concepto de “autoritarismo” no tiene una definición unívoca, lo que permite identificar como autoritarias muchas y muy diferentes ideologías, movimientos y regímenes políticosAutoritarismo. Wikipedia.

Según estas definiciones, todas las dictaduras son autoritarias, desde el momento en que impiden las elecciones libres. Sin embargo, no todos los regímenes autoritarios son o han sido dictaduras.

En los gobiernos autoritarios se restringen las libertades civiles e incluso sociales, de pensamiento y de reunión. Cualquier confrontación con el Estado se suele considerar como un acto de conspiración y traición. En ocasiones, sin ningún tipo de evidencia, eludiendo así cualquier tipo de justicia.

Es importante mencionar que los regímenes autoritarios y dictatoriales en América Latina han abrazado ideologías de diferentes extremos del espectro político. Entre las principales podemos mencionar la de Jorge Rafael Videla en Argentina, Hugo Banzer en Bolivia,  Alencar Castelo Branco,  Artur da Costa e Silva, Emílio Garrastazu Médici, Ernesto Geisel y João Figueiredo en Brasil, Fulgencio Batista en Cuba, Augusto Pinochet en Chile, Hosni Mubarak en Egipto, Carlos Castillo Armas en Guatemala, Saddam Husein en Irak, Muammar al-Gaddafi  en Libia, Anastasio Somoza (padre e hijo) y Daniel Ortega en Nicaragua, Hafez al-Asad y su hijo Bashar al-Asad en Siria, Manuel Noriega en Panamá, Alberto Fujimori en Perú, Alfredo Stroessner en Paraguay, Leónidas Trujillo en República Dominicana, Juan Vicente Gómez en Venezuela, entre otros.

Otros países tienen dictaduras de partido único, donde el gobernante lo designa el partido, como en el caso de China, Cuba, Laos y  Myanmar, las monarquías islámicas como en Arabia Saudí y Omán, las dictaduras religiosas como en Irán, los regímenes híbridos que cuentan con rasgos democráticos y autoritarios por la preponderancia permanente de un partido como en Singapur y Sudán.

En todos los casos, los regímenes autoritarios y los dictatoriales concentran el poder en una persona o una organización o partido y el Estado tiene el papel central en conducir la economía y la sociedad.

Sin embargo, desde que existe el Estado, en la historia antigua tanto como en la reciente, los monarcas, los regímenes totalitarios, dictatoriales o autoritarios siempre tuvieron que recurrir al apoyo de una elite generosamente recompensada para sostener su poder.

En los Discursos observa Maquiavelo que todo aquel que pretenda establecer un gobierno de libertad e igualdad fracasará, «a menos que, aparte de esa igualdad general, a un número de los espíritus más osados y ambiciosos los haga caballeros, no solo de nombre sino de hecho, dándoles castillos y posesiones, así como dinero y súbditos, para que, rodeado de ellos, pueda mantener su poder y ellos, con su apoyo, puedan satisfacer su ambición».

En la historia reciente, la mayoría de estos regímenes gobiernan en un sistema económico de mercado distorsionado por la presencia de grupos oligárquicos que medran a la sombra del poder político. En América Latina, el “capitalismo de compinches” ha reinado en todos los países del subcontinente.

El poder arbitrario de muchos regímenes autoritarios no comunistas, además, se fortaleció por muchos años mediante la imposición del Estado para limitar o constreñir el funcionamiento de una economía de mercado. La dictadura militar brasilera (1964-1985) construyó numerosas empresas del Estado para consolidar y ampliar su poder. El último gobierno militar argentino (1976-1983) estableció feudos económicos para proteger el poder del ejército, de la marina y de la aviación. La dictadura del general Augusto Pinochet en Chile se apropió de la gran minería cuprífera chilena para financiar y abastecer el presupuesto militar. La política fiscal del autoritarismo mexicano dependió por décadas de los ingresos de Petróleos Mexicanos, la principal empresa del Estado. El último gobierno militar peruano (1968-1980) se fundó precisamente sobre un intento de reducir en lo posible la importancia de la economía de mercado. En estos y otros casos, la limitación de la economía de mercado por parte del Estado autoritario permitió y estimuló el abuso y la corrupción, y redujo las libertadas democráticas. Jorge I. Domínguez. Cinco falacias sobre la democracia en América Latina

Aunque Domínguez se limita principalmente a ejemplos de las dictaduras militares latinoamericanas, todos los gobiernos autoritarios civiles también han promovido el “capitalismo de compinches”.

Sin embargo, en el mundo de hoy persiste aún el culto al totalitarismo por ciertos grupos opuestos a la democracia y la libertad. Tan reciente como en septiembre de 2019, el Parlamento Europeo publicó una resolución titulada Importancia de la memoria histórica europea para el futuro de Europa recordando que muchos países del este de Europa fueron “sometidos a dictaduras, a veces bajo la ocupación o la influencia directa de la Unión Soviética, durante medio siglo, y continuaron privados de libertad, soberanía, dignidad, derechos humanos y desarrollo socioeconómico”; que “sigue existiendo la necesidad urgente de sensibilizar sobre los crímenes perpetrados por el estalinismo y otras dictaduras, evaluarlos moral y jurídicamente, y llevar a cabo investigaciones judiciales sobre ellos”; y que es de vital importancia para la unidad de Europa “recordar a las víctimas de los regímenes totalitarios y autoritarios, y reconocer y divulgar el legado común europeo de los crímenes cometidos por las dictaduras estalinista, nazi y de otro tipo”.

Acusa directamente a Rusia de seguir “siendo la mayor víctima del totalitarismo comunista y que su evolución hacia un Estado democrático seguirá obstaculizada mientras el Gobierno, la élite política y la propaganda política continúen encubriendo los crímenes comunistas y ensalzando el régimen totalitario soviético; pide, por tanto, a la sociedad rusa que acepte su trágico pasado;” y por “los esfuerzos de los actuales dirigentes rusos por distorsionar los hechos históricos y ocultar los crímenes perpetrados por el régimen totalitario soviético, esfuerzos que constituyen un peligroso elemento de la guerra de la información librada contra la Europa democrática con el objetivo de dividirla, y pide a la Comisión, por tanto, que luche firmemente contra ellos;

En su parte resolutiva “condena en los términos más enérgicos los actos de agresión, los crímenes contra la humanidad y las violaciones masivas de los derechos humanos perpetrados por los regímenes comunista, nazi y otros regímenes totalitarios; … Condena toda manifestación y propagación de ideologías totalitarias, como el nazismo y el estalinismo. … manifiesta su inquietud ante los casos que se han denunciado, en algunos Estados miembros, de colusión entre, por un lado, líderes políticos, partidos políticos y fuerzas de seguridad y, por otro, movimientos radicales, racistas y xenófobos de distintas denominaciones políticas; condenando la distorsión de los hechos históricos y la utilización de símbolos y retóricas que evocan aspectos de la propaganda totalitaria, toda manifestación y propagación de ideologías totalitarias, como el nazismo y el estalinismo, en la Unión; Condena el revisionismo histórico y la glorificación de los colaboradores nazis en algunos Estados miembros de la Unión; Pide una cultura común de memoria histórica que rechace los crímenes de los regímenes fascistas y estalinistas, y de otros regímenes totalitarios y autoritarios del pasado, como medio para fomentar, en particular entre las generaciones más jóvenes, la resiliencia ante las amenazas modernas que se ciernen sobre la democracia;”.

El fantasma del totalitarismo y el autoritarismo todavía deambula por el mundo, los europeos lo reconocen como una amenaza real a la democracia y la libertad y por eso llaman a combatirlo. 

Arturo J. Solórzano
Junio de 2019

 

¿Por qué? Porque habían sido capturados y adaptados en sus pensamientos y creencias a las ideas e ideología de sus amos nazis. Les resultaba difícil pensar en la vida y la moral de otra manera; es decir, razonar de manera independiente del lenguaje de las palabras y frases políticas que reflejan las concepciones nazis del hombre, la “raza” y la sociedad. Klemperer estaba sugiriendo en sus mentes que ya no eran seres humanos autónomos, sino esclavos del régimen, ya que pensaban y actuaban en términos del léxico y la lógica del nacionalsocialismo de Hitler. Dijo Klemperer:

El nazismo impregnaba la carne y la sangre de las personas a través de palabras simples, modismos y estructuras de oraciones que se les impusieron en un millón de repeticiones y se tomaron en cuenta de forma mecánica e inconsciente. . .

El lenguaje no solo escribe y piensa por mí, también dicta cada vez más mis sentimientos y gobierna todo mi ser espiritual cuanto más incuestionable e inconscientemente me abandono. . Las palabras pueden ser como pequeñas dosis de arsénico; se tragan sin ser notados, parecen no tener efecto y, después de un tiempo, la reacción tóxica comienza después de todo.

Klemperer dijo que no era que los nazis inventaran muchas palabras nuevas, aunque lo hicieron en algunos casos con un diseño intencional. Pero argumentaba que lo que era mucho más desagradable es que a través de sus propios usos particulares de las palabras existentes, una y otra vez en su propaganda, discursos y publicaciones, cambiaron los significados y contextos de estas palabras dadas por supuestas del idioma alemán.

Los nazis, a través de este método, hicieron que las palabras tuvieran un solo significado, el significado colectivo o compartido al servicio de los propósitos de los nazis. “Al hacer que el lenguaje sea el servidor de su terrible sistema, lo consigue en sus medios publicitarios más poderosos, públicos y subrepticios”, explicó Klemperer, y continuó:

El único propósito del [uso y forma de lenguaje nazi] es despojar a todos de su individualidad, paralizarlos como personalidades, convertirlos en ganado irreflexivo y dócil en un rebaño conducido y perseguido en una dirección particular, para convertirlos en átomos en un enorme bloque de piedra rodante. . . Donde [el lenguaje nazi] se dirige al individuo. . . donde educa, enseña medios de criar fanatismo y técnicas de sugerencia masiva.

El control soviético del pensamiento a través del lenguaje

No fue diferente en esta técnica ideológica de flexionar el lenguaje para sus propósitos el régimen comunista en la Rusia soviética. El historiador ruso Mikhail Heller (1922-1997) destacó este aspecto de la sociedad socialista planificada en su perspicaz trabajo, Cogs in the Wheel: The Formation of Soviet Man (1988).

Desde la época de Vladimir Lenin con la llegada de la Revolución Bolchevique en noviembre de 1917 hasta el reinado de veinticinco años de Josef Stalin, a los líderes soviéticos al final del régimen en 1991, se hizo un lenguaje para servir a los medios y fines. del sistema socialista. Heller explicó:

Lenin desarrolló una forma especial de escritura que hizo posible establecer el “eslogan de fórmula” en la mente del lector u oyente. . . Luego, como el elemento compositivo más importante, existe el uso de la repetición, mediante la cual se forma un rectángulo que concentra la atención, reduce el campo de posibilidades y exprime el pensamiento en un anillo apretado del cual solo hay una salida. . .

El poder total sobre la Palabra le da al Maestro de la Palabra un poder mágico sobre todas las comunicaciones. El discurso soviético es siempre un monólogo porque no hay otra parte con quien hablar. Del otro lado está el enemigo. En el idioma soviético no hay palabras neutrales: cada palabra conlleva una carga ideológica. . . Es por eso que en el idioma soviético las mismas palabras se repiten una y otra vez, hasta que se convierten en una señal que actúa sin ningún esfuerzo de pensamiento. El efecto de frases y consignas establecidas también está asegurado por su repetición siempre en la misma forma. . .

El idioma soviético se convirtió en el medio más importante para evitar que las personas adquieran más conocimiento de lo que el estado deseaba. . . El discurso soviético perdió su libertad. El lenguaje fue elaborado a partir de consignas y citas del Líder [Stalin]. . . La autoridad aplastante e incuestionable de la palabra del Líder es el resultado en gran parte de su derecho y poder para nombrar al Enemigo. . . La palabra que significa que el enemigo debe ser impactante, fácil de recordar, implicando condena por su propio sonido, y siempre imprecisa, para que todos los que en un momento dado no complace al Líder puedan ser incluidos bajo esta rúbrica. . . Richard M. Ebeling Tyrants of the Mind and the New Collectivism

El totalitarismo en China siguió, y sigue hasta el presente pero de manera más sofisticada, el mismo patrón reseñado en la sociedad orwelliana.

Quien no haya conocido China en tiempos de Mao y de sus sucesores inmediatos no percibirá el carácter extraordinario de esta simple conversación en Pekín. Nunca, en la historia contemporánea, había sido tan controlado un pueblo entero: los chinos no sólo debían hablar al unísono, también debían pensar al unísono. A diferencia de los regímenes autoritarios que permiten a sus súbditos conservar su libertad interior con tal de que se callen, el maoísmo exigía que se pensara “como se debía” con sinceridad. El control social alcanzaba hasta la vida privada: el dormitorio, el matrimonio, las prácticas sexuales estaban sometidas a la línea del Partido. En la década de 1970, toda sensibilidad estaba anestesiada; cada uno, transformado en loro, repetía el eslogan del día. Toda conversación aparentemente personal comenzaba con una cita de Mao. No se podía acceder más que a libros mediocres y asistir a ocho óperas “revolucionarias”. Altoparlantes dispuestos en las plazas de las ciudades, en las estaciones, en el interior de los trenes, en las oficinas, en las fábricas, difundían desde el alba y hasta bien entrada la noche músicas militares; prohibían hablar, oírse, reflexionar.

Hay una diferencia esencial entre el maoísmo y el estalinismo: los dirigentes soviéticos sabían que mentían, el pueblo sabía que el comunismo era una impostura, la mentira era proclamada como si fuera una verdad, y pocos la creían; los dirigentes maoístas no quedaban satisfechos con que el pueblo viviera en la mentira al mismo tiempo que confesaba la verdad oficial; les hacía falta que los chinos con el cerebro lavado interiorizaran la mentira. La mentira maoísta debía ser sincera, lo que los acercaba más a la Inquisición católica que al estalinismo ateo. Nada de esto se dice en China, porque la desmaoización todavía no ha ocurrido. Guy Sorman. China: El Imperio de las Mentiras. 2012.

En la Alemania Oriental dominada por el comunismo, la sociedad era vigilada por la Stasi, la policía secreta del régimen, que se dedicaba a identificar cualquier tipo de descontento.

Para mantener el poder durante 40 años mientras su gente moría de hambre y planeaba escapar, el Partido Comunista tuvo que ser muy bueno para controlar a las personas y socavar a los activistas anti estatales. … Su única función era mantener al Partido Comunista en el poder. No les importaba cómo.

… En la década de 1950, la represión era brutal, tortura física. A principios de la década de 1970, ansiosa por ser aceptada en el escenario internacional, la Policía Secreta de Alemania Oriental tuvo que volverse más sutil. El objetivo de Zersetzung (un término militar reutilizado que significa desintegración o corrosión) era “desconectar” a los individuos y grupos activistas que pudieran amenazar al Partido. La policía recopiló registros médicos, escolares y policiales, entrevistas con vecinos y familiares, y cualquier otra evidencia que pudieran obtener y luego personalizaría un impacto directo en la salud mental de un individuo. … Si alguien parecía que podría desafiar la legitimidad o el control del Partido Comunista, la Stasi destruyó sistemáticamente su vida. Usaron el chantaje, la vergüenza social, las amenazas y la tortura. 

…La Stasi tenía 91,000 empleados en su apogeo: aproximadamente uno de cada 30 residentes era un agente de la Stasi. Más de uno de cada tres alemanes orientales (5,6 millones) estaba bajo sospecha o vigilancia, con un archivo abierto de la Stasi. Otro medio millón estaba alimentando la información de la Stasi. Este nivel de vigilancia e infiltración causó que los alemanes orientales vivieran aterrorizados (realmente nunca se sabía si podía confiar en alguien)

La Stasi operaba su propia prisión, Hohenschönhausen. Más de 900 ex reclusos han dado testimonio sobre el horror que sucedió allí, pero mientras la Stasi estaba activa, la instalación era de alto secreto. El área no existía oficialmente y estaba marcada con un espacio en blanco en los mapas de la ciudad. En realidad, la mayor parte del país funcionaba como una prisión al aire libre, ya que a pocas personas se les permitía salir del país con visas de salida.

Las escuelas públicas en Alemania del Este eran campos de entrenamiento para el cumplimiento del estado policial. Niños pequeños cortan y colorean muñecos de papel con máscaras de gas y AK-47 . Se establecieron grupos de estilo juvenil de Hitler para escolares . …Los nazis allanaron el camino al usar ciudadanos como informadores o denunciantes. En ese tipo de cultura chismosa, denunciar a sus vecinos por delitos menores podría mantener a salvo a su propia familia. La policía secreta tenía tanta información personal sobre cada ciudadano y tanta influencia sobre las instituciones (ya sea que pudieras ingresar a la universidad, conseguir un trabajo, comprar un automóvil) su poder era casi absoluto, y absolutamente inexplicable. No tenían que arrestarte, podían paralizarte socialmente. Laura Williams. 10 hechos terroríficos sobre la policía secreta de Alemania del Este.

Es paradójico que la doctrina marxista proclamara que “la religión es el opio del pueblo” y que el advenimiento del socialismo tenía un carácter “científico”, en el socialismo real esta haya adquirido los atributos de una religión, en la que no hay un dios imaginario, sino real, de carne y hueso y un aparato que vela por la integridad de los dogmas de fe, las “verdades” totalitarias, de la nueva religión.

Fue el espíritu religioso que impregna la cultura occidental lo que desnaturalizó el marxismo de los fundadores, convirtiéndolo en la religión secular del siglo XX. Al apartarse de la ciencia, de la mano de la cual había dado sus primeros pasos, y pretender convertirse él mismo en ciencia, el marxismo se volvió una dogmática y se inmunizó contra disciplinas y conocimientos fundamentales, como los que aportaron Freud y el psicoanálisis, que hubieran impedido la disolución del individuo en la noción de clase y que aquél fuera tratado por los regímenes colectivistas como una pieza dispensable del organismo social. Su metamorfosis en religión laica fue apartando al marxismo del mundo real y tornándolo un sistema de ilusiones. E hizo del partido una Iglesia de rígidas jerarquías en las que el vértice —Comité Central, Buró Político, secretario general— tenía el atributo de la infalibilidad. El militante debía obedecer, con la fe del carbonero, las directivas, tesis e interpretaciones de los guardianes de la verdad absoluta, aun en contra de la razón y del simple sentido común. De este modo, el espíritu religioso —la superstición, en el lenguaje del siglo de las luces— consiguió sobrevivir y aun fortalecerse a través de un movimiento nacido, según el designio de Marx, para poner fin al reino de la fe e instaurar el de la razón en la historia. Mario Vargas Llosa. Desafíos a la libertad. 1994.

Otra estrategia utilizada por los regímenes totalitarios ha sido la “fabricación” de opositores “de mentira” para controlar a la disidencia. El siguiente artículo, escritor por un venezolano, explica en qué consiste tal estrategia y señala al cuerpo de inteligencia cubano, conocido como G2, destacado en Venezuela, como el autor intelectual de la misma. Esta práctica ha sido también utilizada en Nicaragua, con la creación de partidos políticos supuestamente opositores pero aliados al régimen, llamados popularmente “zancudos” en alusión a los mosquitos que viven de chupar la sangre de las personas.

Ni la Unión Soviética de Stalin, ni la China de Mao, ni la Alemania de Hitler, ni la Cuba de Fidel, ni la Venezuela de Chávez habrían sido posibles si hubiesen tenido un enemigo real, poderoso y radicalmente opuesto en lo ideológico. El conquistar la mente de los ciudadanos con ideas que vayan de la mano con sus intenciones políticas y que se sostengan sobre los principios del sistema que desean imponer es clave para ganar la primera batalla y -así mismo- la guerra: el socialismo debe gobernar -primero- en la mente de las personas.

Lo hicieron en Rusia. Lo hicieron en China. Lo hicieron en Alemania, en Cuba y también en Venezuela.

En su libro “1984”, George Orwell lo explica perfecto a través del personaje Emmanuel Goldstein: toda dictadura necesita a quién “echarle la culpa”, a quien “amenazar”, a quien “acusar”, a quien “perseguir”. Pero esto -como las comillas lo insinúan- es de mentiritas, porque a los verdaderos enemigos se les encierra y se les mata. Un tirano rara vez deja cabos sueltos; ellos no están jugando.

Es así como surge la necesidad de una oposición diseñada, creada, financiada y dotada de apoyo popular suficiente. Esta representa una de las piezas más poderosas de la inteligencia comunista, que será usada con fines propagandísticos.

¿Por qué? Pues porque con sus propios funcionarios, la dictadura controla la matriz de opinión de sus seguidores. Y con políticos disfrazados de adversarios, la inteligencia comunista controla al otro grueso de la población que podrían convertirse en potenciales disidentes.

Para lograr amarrar el poder en sus manos, la izquierda necesita controlar los dos bultos: el de sus fanáticos convencidos y el de aquellos que no están de acuerdo. ¿Cómo controlar a quienes no están de acuerdo? Diciéndoles lo que quieren escuchar, a través de voces y líderes en los que ellos aprenden a creer, pero que no los llevan a ningún lado, que no actúan, que son inertes. Jose Miguel. Las Mentiras del Socialismo: La Inteligencia Cubana G2 y la “Oposición”. Abril 2019.

En la actualidad, el Gran Hermano también vigila a los ciudadanos y ha encontrado en la tecnología a un aliado en sus propósitos autoritarios de vigilancia y control.

En Rusia, el Kremlin desarrolló el sistema de búsqueda y vigilancia SORM (Systema Operativno-Rozysknikh Meropriyatiy) que vigila las llamadas telefónicas, el tráfico de correo electrónico y actividad de navegación de la web y un nuevo servicio de vigilancia financiera diseñado para proporcionarle una visión completa de lo que la élite política y económica rusa está haciendo con su dinero y su tiempo.

El otro eje de acción es la propaganda a través del Internet para incidir en las opiniones de las personas para favorecer sus intereses, tanto para mantener el control de sus ciudadanos como para influir en la política internacional.

De acuerdo a una investigación de Andrei Soldatov e Irina Borogany que plasmaron en el libro The Red Web: The Kremlin´s War on the Internet. Borogan y Soldatov han pasado una década y media informando sobre el oscuro mundo de los servicios secretos de Rusia a través de su blog, Agentura.ru. Son unos de los principales expertos de Moscú en espionaje, censura y paranoia. Su tesis central aquí es bastante directa: los policías secretos, incluido el mismo presidente -el ex alumno más famoso de la KGB- están constantemente preocupados por el poder “subversivo” de Internet, por lo que han construido una de las redes de espionaje más intrusivas del planeta y están sistemáticamente legislando en contra de las libertades tradicionales del ciberespacio.

“Putin se ha rodeado intelectualmente de unos filósofos y pensadores que adscriben a ideas neo-fascistas, totalitarias y anti democráticas. Estos han ayudado a promover estas ideas por el mundo, ya sea desde la misma retórica del presidente ruso o desde la Agencia de Investigación de Internet, la herramienta rusa para crear granjas de trolls que pueblan de noticias falsas y odio a la web.”

La cadena de televisión anteriormente conocida como Russia Today cuenta con un presupuesto -alrededor de USD 300 millones anuales- que se puede comparar con el de los mayor grupos de medios de comunicación del mundo, como BBC o Fox News.” En palabras del presidente ruso, RT está decidido a romper el “monopolio anglosajón en las corrientes de información global”. Además, Sputnik News, que le pertenece a la agencia estatal de noticias, ha crecido exponencialmente en los últimos años.

— Más allá de promover sus intereses ayudando a elegir líderes pro Putin, el Kremlin diseñó sus misiones de desinformación con el explícito propósito de generar conflictos internos para fomentar las divisiones sociales y deteriorar el pluralismo en los países occidentales.

… hay una dosis diaria de informes falsos o distorsionados que parecen diseñados para explotar las divisiones en la sociedad y la política occidentales, especialmente en temas como la raza, la violencia y los derechos sexuales, y que son promulgados por grupos de operativos que se presentan como ciudadanos comunes en las cuentas de redes sociales. Al armar campañas de desinformación diseñadas específicamente para generar discordia, los rusos intentan utilizar la guerra cibernética como un arma psicológica contra las democracias liberales.

… En The Darkening Web Klimburg indica que, al ser aplicada a nivel nacional como un instrumento de control político e internacionalmente para avanzar en una estrategia de desestabilización, “la doctrina del ciberdominio de Moscú es ominosa y cada vez más efectiva”. Para darle apoyo numérico a esta afirmación, el autor cita un estudio realizado en 2015 que concluye que “los usuarios rusos de Internet se han acostumbrado tanto a la narrativa de Internet del Kremlin como una herramienta de las potencias occidentales que dos de cada cinco rusos desconfían de los medios extranjeros y casi la mitad de los rusos creen que los sitios web de noticias extranjeras deben ser censurados”.

… La estrategia se enfoca en propagar una noticia falsa o una mentira verosímil, de modo que esta narrativa tome una “vida por sí misma” y sea diseminada por cientos de miles. Al volverse masiva, esta empezará a aparecer en portales de noticias, lo cual ayuda a darle legitimidad. Esta entonces se transformará en algo que los medios más grandes deberán cubrir, incluso si es para desmentir la información. Pero el daño ya está hecho: cientos de miles o millones de personas leyeron o vieron la “noticia falsa” y ahora están convencidos de que era cierta.

Complementando su máquina de propaganda, la agencia del gobierno ruso emplea a cientos de trolls de Internet para difundir desinformación y publicar comentarios antagónicos en los medios occidentales.

… Pero, nunca faltó a su método para “desinformar y dividir”, el autor cuenta que la “ofensiva de guerra de propaganda rusa” fue fundamental para la ocupación de Crimea en 2014 e incluyó afirmaciones inventadas de que los bebés habían sido crucificados por soldados ucranianos.

…El Kremlin busca sembrar discordia en regímenes liberales porque es en estos donde se permite la libertad de opinión.  Y eso es un derecho que debemos valorar, “sin dejar que nuestras distintos opiniones nos vuelvan enemigos”. Cómo funciona la maquinaria oculta de Vladimir Putin para golpear las democracias del mundo

En China, el Internet está limitado. Sitios como Facebook, Instagram, Twitter y YouTube, están censurados y bloqueados, y se necesita una tecnología VPN para el acceso. En su lugar, se usa la aplicación china WeChat, controlada por el gobierno. El gobierno obliga a dirigir todo el tráfico en línea a través de tres sistemas de enrutamiento central. Esto facilita que los censores examinen todos los datos que ingresan y salen del país.

El gobierno chino ha introducido recientemente un sistema por el que se pierde el crédito por mala conducta. Ni siquiera tiene que ser por actos ilegales. Jugar demasiados videojuegos o comprar demasiado alcohol, actividad de internet, todo realmente afectará su puntuación y podrá tener  consecuencias negativas. Y todo se basa en la vigilancia de las actividades de los ciudadanos.

El presidente chino, Xi Jinping, se ha embarcado en la creación del llamado sistema de crédito social. Si lograba completarlo, el estado obtendría el control total sobre sus ciudadanos. De manera inquietante, el público chino encuentra atractivo el sistema de crédito social, ya que les brinda servicios que antes carecían, promete perseguir a los delincuentes y ofrece a los ciudadanos una guía sobre cómo mantenerse alejado de los problemas. Aún más inquietante, China podría vender el sistema de crédito social en todo el mundo a los posibles dictadores, que luego se volverían políticamente dependientes de China. George Soros. The Rise of Nationalism After the Fall of the Berlin Wall, Noviembre, 2019.

Con ayuda de la última tecnología, el sistema de vigilancia, recopilación y procesamiento de información permite al gobierno chino concentrar sus actividades en grupos étnicos o religiosos que resisten el esfuerzo gubernamental por uniformar a la sociedad. El país tiene un pequeño ejército (más de 50,000 personas) monitoreando la actividad de Internet en todo momento.

El gobierno está construyendo cientos o miles de campos de reeducación no reconocidos a los que se pueden enviar uigures [etnia de idioma turco] por cualquier motivo o por ninguno. En algunos de ellos las condiciones cotidianas no parecen ser físicamente abusivas tanto como espeluznantes. Un preso liberado ha dicho que no se le permitió comer hasta que le había dado las gracias a Xi Jinping, el presidente chino y al Partido Comunista. Pero ha habido denuncias de tortura a otros.

Kashgar, la ciudad uigur más grande, tiene cuatro campamentos, de los cuales el más grande está en la escuela secundaria número 5. Un jefe de seguridad local dijo en 2017 que “aproximadamente 120.000” personas estaban retenidas en la ciudad. En Korla, en el centro de la provincia, un funcionario de seguridad dijo recientemente que los campamentos están tan llenos que los oficiales en ellos están rogando a la policía que deje de traer gente.

… No se rigen por ningún proceso judicial; las detenciones son por orden de la policía o los funcionarios del partido, no por el veredicto de un tribunal.

Bajo un sistema llamado fanghuiju, los equipos de media docena —compuestos por policías o funcionarios locales e incluyendo siempre un traductor uigur, que casi siempre significa un uigur— van de casa en casa recopilando expedientes de información personal. Fanghuiju es la abreviatura de “investigar las condiciones de las personas, mejorar la vida de las personas, ganar el corazón de las personas”.

Desde la primavera de 2017, la información se ha utilizado para clasificar la “fiabilidad” de los ciudadanos utilizando varios criterios. [que van desde la edad, etnia, religión a tener pasaporte o familiares en el exterior] ,,, Para completar el panorama de la vigilancia humana, el gobierno tiene un programa llamado “convertirse en parientes” en el que las familias locales (principalmente uigur) “adoptan” funcionarios (principalmente de la mayoritaria etnia Han). El funcionario visita a su familia adoptiva regularmente, vive con ella durante períodos cortos, les da regalos y enseña el mandarín local. También verifica la información recopilada por los equipos de fanghuiju. El programa parece ser inmenso. Según un informe oficial de 2018, 1.1 millones de funcionarios han sido emparejados con 1.6 millones de familias. Eso significa que aproximadamente la mitad de los hogares uigures han tenido un espía/adoctrinador chino Han asignado a ellos.

Estos esfuerzos mapean el territorio ideológico de la provincia familia por familia; la tecnología mapea las actividades de la población calle por calle y teléfono por teléfono. En Hotan y Kashgar hay postes que llevan tal vez ocho o diez cámaras de video a intervalos de 100-200 metros a lo largo de cada calle; una red de vigilancia mucho más fina que en la mayoría de las ciudades chinas. Además de ver a los peatones, las cámaras pueden leer las matrículas de los coches y correlacionarlas con la cara de la persona que conduce. Sólo los propietarios registrados pueden conducir automóviles; cualquier otra persona será arrestada, según un funcionario de seguridad pública que acompañó a este corresponsal en Hotan. Las cámaras están equipadas para trabajar tanto por la noche como por el día.

Debido a que el gobierno ve lo que llama “limpieza web” como necesario para evitar el acceso a la información terrorista, se supone que todos en Xinjiang deben tener una aplicación de spyware en su teléfono móvil. No instalar la aplicación, que puede identificar a las personas llamadas, realizar un seguimiento de la actividad en línea y registrar el uso de las redes sociales, es un delito. Los “rastreadores Wi-Fi” en lugares públicos mantienen un ojo, o nariz, en todos los dispositivos en red en el rango.

A continuación, los registros asociados con los documentos de identidad pueden contener datos biométricos, incluidas las huellas dactilares, el tipo de sangre y la información de ADN, así como el registro de detención del sujeto y el “estado de fiabilidad”. El gobierno recoge gran parte de este material biométrico sigiloso, bajo la apariencia de un programa de salud pública llamado “Física para todos”, que requiere que la gente proporcione muestras de sangre.

Un sistema llamado Plataforma Integrada de Operaciones Conjuntas (IJOP), revelado por primera vez por Human Rights Watch, utiliza sistemas de aprendizaje automático, información de cámaras, teléfonos inteligentes, registros financieros y de planificación familiar e incluso un uso inusual de la electricidad para generar listas de sospechosos para su detención. Un informe oficial de WeChat dijo que verificar las listas del IJOP era una de las principales responsabilidades del comité de seguridad local. Incluso sin vigilancia de alta tecnología, el estado policial de Xinjiang es formidable. Con él, se vuelve aterrador. The Economist. “Apartheid with Chinese characteristics“. May 31st 2018.

En 2006, la organización no gubernamental internacional, Reporteros Sin Fronteras que promueve la libertad de prensa, empezó a publicar una lista de “Enemigos del Internet“. La organización clasifica a un país como enemigo del Internet a “todos aquellos países se caracterizan no solo por su capacidad de censurar noticias e información en línea, sino también por su represión casi sistemática de los usuarios de Internet“. Los 5 “Estados enemigos del Internet” nombrados en marzo de 2013 fueron: Baréin, China, Irán, Siria y Vietnam. Esta lista no ha sido actualizada desde entonces. Wikipedia. Censura y vigilancia del internet por país.

Actualmente, existe restricción a noticias políticas en Burundi, Etiopía, Corea del Norte, Cuba, Venezuela, Honduras (parcialmente) y Turquía, y hay restricción a medios sociales en Belarus, Corea del Norte, Etiopía, Turkmenistan, Turquía, Uzbekistan. Arabia Saudita y Rusia impulsaron legislaciones para legalizar el filtrado de información por Internet.

En Corea del Norte la navegación no autorizada de Internet es una actividad peligrosa. Los principales teléfonos inteligentes, tabletas, sistemas operativos y navegadores utilizados en el país fueron desarrollados por el gobierno, y el contenido en los aproximadamente 5,000 sitios web accesibles está estrictamente controlado.

Si hay una historia que pueda resumir las causas contemporáneas de la censura en Internet, esta tuvo lugar en Egipto. En enero de 2011, activistas egipcios, inspirados por un levantamiento exitoso en Túnez, comenzaron a organizar una manifestación usando Facebook. En cuestión de días, miles de manifestantes se reunieron en la plaza Tahrir de El Cairo para protestar contra el régimen de Mubarak.

El gobierno egipcio pronto tomó la “audaz” medida de cortar el acceso a internet del país. La respuesta fue que miles se sumaron a las protestas. El régimen de Mubarak rápidamente se dio cuenta de su error: nunca cortar el acceso a Internet.

Mubarak finalmente fue forzado a renunciar después de solo 18 días de protestas masivas. La Primavera Árabe de Egipto demostró dos cosas: el poder de organización de Internet y la rapidez con la que un gobierno puede decretar la censura en Internet. La censura en Internet: El estatus de la libertad en la red en 2018.

Como puede observarse, el autoritarismo sigue presente actualmente en muchos países y el Gran Hermano hoy usa la tecnología para vigilar y controlar a los ciudadanos.

En las dictaduras de tipo marxista el fenómeno totalitario no es parte intrínseca de la doctrina que las determina pero sí parece ser una consecuencia de su aplicación práctica.

… Las diferentes corrientes marxistas han dado diferentes respuestas al fenómeno desde las restricciones que el marxismo impone a una definición particular de dominación política que implica tanto una ingeniería social consciente como una dominación determinada políticamente, ambas situaciones previstas sólo unas pocas veces en el análisis histórico marxista de la sociedad (que considera irrelevante la autonomía privada de la volición individual como paso necesario para la expresión libre de una determinada consciencia de clase. … Esta subordinación es parte necesaria de la capacidad del socialismo de ejercer un control consciente sobre la construcción de toda la sociedad. … esta subordinación no es voluntaria sino coercitiva, y su competencia interna por el poder va delegando las jefaturas hasta un individuo único, líder e ideólogo, tomado como referente para el ejercicio de un culto a la personalidad. Wikipedia, Totalitarismo.

El guión para construir el estado totalitario que Hakey magistralmente describió hace ya 85 años y Orwell retrató hace 70, fue documentado con evidencias surgidas de fuentes oficiales por Hannah Arendt muy poco después en “Los orígenes del totalitarismo”.

Lo interesante, desde luego, no es que la China comunista sea diferente de la Rusia comunista o que la Rusia de Stalin fuera diferente de la Alemania de Hitler. La ebriedad y la incompetencia que tan ampliamente asoman en cualquier descripción de la Rusia de los años 20 ó de los años 30, y que siguen estando hoy muy extendidas, no desempeñaron papel alguno en la Alemania nazi, mientras que la indecible y gratuita crueldad de los campos alemanes de concentración y de exterminio parece haber estado considerablemente ausente de los campos rusos, donde los cautivos morían de abandono más que de tortura.

… Lo que en nuestro contexto resulta decisivo es que el Gobierno totalitario resulta diferente de las dictaduras y tiranías; la capacidad de advertir esta diferencia no es en manera alguna una cuestión académica que pueda abandonarse confiadamente a los «teóricos», porque la dominación total es la única forma de gobierno con la que no es posible la coexistencia. Por ello tenemos todas las razones posibles para emplear escasa y prudentemente la palabra «totalitario».

… Por lo que se refiere a Stalin, las sorprendentes declaraciones de Kruschev, que —por la obvia razón de que su audiencia y él mismo estuvieron totalmente complicados en el asunto— ocultaban considerablemente más de lo que revelaban, tuvieron el desgraciado resultado de minimizar a los ojos de muchos (y desde luego a los de los eruditos con su amor profesional por las fuentes oficiales) la gigantesca criminalidad del régimen de Stalin, que, al fin y al cabo, no consistió simplemente en la difamación de unos pocos centenares de miles de destacadas figuras políticas y literarias, a las que se podía «rehabilitar» póstumamente, sino en el exterminio de los literalmente indecibles millones de personas a las que nadie, ni siquiera Stalin, podía considerar sospechosas de actividades «contrarrevolucionarias». Y fue precisamente con el reconocimiento de algunos crímenes como ocultó Kruschev la criminalidad del régimen en conjunto, y es precisamente contra este camuflaje y contra la hipocresía de los actuales dirigentes rusos —todos los cuales se prepararon y progresaron bajo Stalin— contra lo que se halla ahora en casi abierta rebelión la joven generación de intelectuales rusos. Porque ellos saben todo lo que es necesario saber sobre «las purgas masivas y la deportación y el aniquilamiento de pueblos enteros». La explicación que de los crímenes formuló Kruschev —la demente suspicacia de Stalin— ocultaba el aspecto más característico del terror totalitario, el de desatarse cuando ha muerto ya toda oposición organizada y el dirigente totalitario sabe que ya no necesita temer nada. Esto es particularmente cierto en lo que se refiere a la evolución rusa. Stalin comenzó sus gigantescas purgas no en 1928, cuando admitió: «Tenemos enemigos internos», y cuando tenía razones para sentir temor —sabía que Bujarin le había comparado con Genghis Khan y que estaba convencido de que la política de Stalin «estaba conduciendo al país al hambre, a la ruina y a un régimen policíaco».

… el Archivo de Smolensko tiende a confirmar lo que ya sabíamos de fuentes menos irrefutables. Esto es incluso cierto en el caso de algunas de sus curiosas lagunas, especialmente las referentes a los datos estadísticos. Porque esta ausencia demuestra simplemente que, como en otros aspectos, el régimen de Stalin era implacablemente consecuente: todos los hechos que no estuviesen conformes o que ofrecieran la posibilidad de no coincidir con la ficción oficial —datos sobre cosechas, criminalidad, auténticos incidentes de actividades «contrarrevolucionarias», a diferencia de las ulteriores conspiraciones ficticias— eran tratados como carentes de existencia. Resultaba, además, completamente de acuerdo con el desprecio totalitario por los hechos y la realidad el que todos estos datos, en vez de ser recogidos en Moscú procedentes de las cuatro esquinas del inmenso territorio, fueran conocidos por vez primera en las respectivas localidades a través de su publicación en Pravda, Izvestia o cualquier otro órgano oficial de Moscú; de esta forma, cada región y cada distrito de la Unión Soviética recibía sus datos estadísticos oficiales y ficticios muy de la misma manera que recibía las no menos ficticias normas que le fijaba el Plan Quinquenal.

Enumeraré brevemente unos pocos de los más sorprendentes puntos que antes podían ser sólo supuestos y que ahora han quedado demostrados por pruebas documentales. Siempre habíamos sospechado, pero no lo sabíamos con certeza, que el régimen nunca fue «monolítico», sino que se hallaba «conscientemente construido en torno a funciones superpuestas, duplicadas y paralelas» y que su estructura grotescamente amorfa era conservada unida por el mismo principio del führer —el llamado «culto de la personalidad»— que hallamos en la Alemania nazi; que la rama ejecutiva de este Gobierno especial no era el Partido, sino la policía, cuyas «actividades operacionales no eran reguladas a través de los canales del Partido»; que las personas enteramente inocentes a quienes el régimen liquidó, a millones, los «enemigos objetivos» en el lenguaje bolchevique, sabían que eran «delincuentes sin un delito»; que fue precisamente esta nueva categoría, diferenciada de los primeros auténticos enemigos del régimen —asesinos de funcionarios del Gobierno, incendiarios y bandidos— la que reaccionó con la misma «completa pasividad» que conocemos también a través de las normas de conducta de las víctimas del terror nazi. Nunca hubo duda alguna de que la «oleada de denuncias mutuas» durante la Gran Purga resultó tan desastrosa para el bienestar económico y social del país como eficaz para fortalecer al dirigente totalitario, pero sólo ahora conocemos cuán deliberadamente puso en marcha Stalin «esta amenazadora cadena de denuncias» cuando proclamó oficialmente el 29 de julio de 1936: Inalienable calidad de cada bolchevique en las circunstancias presentes debe ser la capacidad para reconocer a un enemigo del Partido por muy bien enmascarado que pueda hallarse. (El subrayado es de la autora.) De la misma manera que la «Solución Final» de Hitler significaba para la élite nazi la obligatoriedad de cumplir el mandamiento «Tú matarás», la declaración de Stalin prescribía: «Tú levantarás falso testimonio», como norma directriz de la conducta de todos los miembros del Partido bolchevique. … La verdad es que el precio de la dominación totalitaria fue tan alto que ni en Alemania ni en Rusia ha sido todavía completamente pagado.

… Es cierto que la superioridad de la policía secreta sobre el aparato militar constituye característica determinante de muchas tiranías y no sólo de la totalitaria; pero en el caso del Gobierno totalitario la preponderancia de la policía no responde simplemente a la necesidad de reprimir a la población en el país, sino que encaja con la reivindicación ideológica a una dominación mundial. … Así, los nazis emplearon esencialmente sus tropas SS como fuerza de policía para la dominación e incluso la conquista de territorios extranjeros, con el propósito final de amalgamar el Ejército y la policía bajo la dirección de las SS.

… Menos bien conocido, pero quizá aún más convincente, es el hecho de que el propio y más ambicioso intento de Kruschev de invertir el proceso de des-totalitarización concluyó en un completo fracaso. En 1957 presentó una nueva «ley contra los parásitos sociales» que hubiera permitido al régimen reintroducir las deportaciones en masa, restablecer los trabajos forzados en gran escala y —lo que resulta más importante para la dominación total— desencadenar otra oleada de denuncias en masa; porque se suponía que los «parásitos» habían de ser seleccionados por el mismo pueblo en reuniones de masas. La «ley», sin embargo, tropezó con la oposición de los juristas soviéticos y fue desechada antes siquiera de que hubiera podido ser ensayada. En otras palabras, el pueblo de la Unión Soviética ha pasado de la pesadilla de la dominación totalitaria a los múltiples peligros, dificultades e injusticias de la dictadura de partido único, y aunque es enteramente cierto que esta moderna forma de tiranía no ofrece ninguna de las garantías del Gobierno constitucional, que, «incluso aceptando los presupuestos de la ideología comunista, todo el poder en la URSS es, en definitiva, ilegítimo» y que, por ello, el país puede volver a caer en el totalitarismo de un día para otro sin que se produzcan revueltas importantes, también es cierto que la más horrible de todas las nuevas formas de gobierno, cuyos elementos y orígenes históricos trato de analizar, concluyó en Rusia con la muerte de Stalin de la misma manera que el totalitarismo acabó en Alemania con la muerte de Hitler.  Hannah Arendt. Los orígenes del totalitarismo (1951)

De manera que ese guión para construir el estado totalitario ha sido seguido en todo o en parte por diversos regímenes en todo el mundo. Desde la extinta URSS, sus satélites europeos del “campo socialista”, la China de Mao, la Camboya de Pol Pot, y la actual Corea del Norte. Pero también fue aplicado en gran parte por los regímenes autoritarios y dictaduras –que Arendt distingue de los totalitarios porque en ellos no existe autoridad ni jerarquía intermedia– que se han sucedido en diferentes momentos y lugares del mundo. Tanto el fascismo como el nazismo siguieron el modelo  soviético de dictadura y la represión violenta de los disidentes. Ciertamente, como dice Arendt, “el totalitarismo concluyó en Rusia con la muerte de Stalin de la misma manera que el totalitarismo acabó en Alemania con la muerte de Hitler”. A eso podríamos agregar que también en China con la muerte Mao.

Pero muchos catalogan con este término el franquismo en España, como se conoce al período de la dictadura de Francisco Franco, surgido tras la guerra civil de 1936-1939 y que se prolongó hasta su muerte en 1975. Sus bases fueron el nacionalismo español, el catolicismo, el fascismo y el anticomunismo, que sirvieron de apoyo a una dictadura militar totalitaria que se autoproclamó como «democracia orgánica» en oposición a la democracia parlamentaria.

Sin embargo, el autoritarismo y las dictaduras han implementado diferentes aspectos y hasta han seguido un guión similar. Empecemos por entender estos conceptos.

Dictadura, forma de gobierno en la que una persona o un pequeño grupo posee el poder absoluto sin limitaciones constitucionales efectivas. El término dictadura proviene del título latino dictador, que en la República Romana designaba a un magistrado temporal al que se le otorgaban poderes extraordinarios para hacer frente a las crisis estatales. Los dictadores modernos, sin embargo, se parecen más a los tiranos antiguos que a los dictadores antiguos. Las descripciones de los filósofos antiguos de las tiranías de Grecia y Siciliair muy lejos en la caracterización de dictaduras modernas. Los dictadores suelen recurrir a la fuerza o al fraude para obtener un poder político despótico, que mantienen mediante el uso de la intimidación, el terror y la supresión de las libertades civiles básicas. También pueden emplear técnicas de propaganda masiva para mantener su apoyo público. Dictatorship. Encyclopaedia Britannica.

Una dictadura es una forma autoritaria de gobierno, caracterizada por un solo líder o grupo de líderes y pluralismo político limitado. Según otras definiciones, las democracias son regímenes en los que «quienes gobiernan son seleccionados mediante elecciones competitivas»; por lo tanto, las dictaduras no son «democracias» Dictadura. Wikipedia.

El concepto de dictadura corresponde a un tipo o sistema de gobierno … cuyos poderes estatales legislativos, judiciales y ejecutivos recaen directa y exclusivamente sobre un individuo o, en muchos casos, grupo político como puede ser un partido hegemónico. https://psicologiaymente.com/social/tipos-de-dictadura

En ciencia política y sociología el concepto de “autoritarismo” no tiene una definición unívoca, lo que permite identificar como autoritarias muchas y muy diferentes ideologías, movimientos y regímenes políticosAutoritarismo. Wikipedia.

Según estas definiciones, todas las dictaduras son autoritarias, desde el momento en que impiden las elecciones libres. Sin embargo, no todos los regímenes autoritarios son o han sido dictaduras.

En los gobiernos autoritarios se restringen las libertades civiles e incluso sociales, de pensamiento y de reunión. Cualquier confrontación con el Estado se suele considerar como un acto de conspiración y traición. En ocasiones, sin ningún tipo de evidencia, eludiendo así cualquier tipo de justicia.

Es importante mencionar que los regímenes autoritarios y dictatoriales en América Latina han abrazado ideologías de diferentes extremos del espectro político. Entre las principales podemos mencionar la de Jorge Rafael Videla en Argentina, Hugo Banzer en Bolivia,  Alencar Castelo Branco,  Artur da Costa e Silva, Emílio Garrastazu Médici, Ernesto Geisel y João Figueiredo en Brasil, Fulgencio Batista en Cuba, Augusto Pinochet en Chile, Hosni Mubarak en Egipto, Carlos Castillo Armas en Guatemala, Saddam Husein en Irak, Muammar al-Gaddafi  en Libia, Anastasio Somoza (padre e hijo) y Daniel Ortega en Nicaragua, Hafez al-Asad y su hijo Bashar al-Asad en Siria, Manuel Noriega en Panamá, Alberto Fujimori en Perú, Alfredo Stroessner en Paraguay, Leónidas Trujillo en República Dominicana, Juan Vicente Gómez en Venezuela, entre otros.

Otros países tienen dictaduras de partido único, donde el gobernante lo designa el partido, como en el caso de China, Cuba, Laos y  Myanmar, las monarquías islámicas como en Arabia Saudí y Omán, las dictaduras religiosas como en Irán, los regímenes híbridos que cuentan con rasgos democráticos y autoritarios por la preponderancia permanente de un partido como en Singapur y Sudán.

En todos los casos, los regímenes autoritarios y los dictatoriales concentran el poder en una persona o una organización o partido y el Estado tiene el papel central en conducir la economía y la sociedad.

Sin embargo, desde que existe el Estado, en la historia antigua tanto como en la reciente, los monarcas, los regímenes totalitarios, dictatoriales o autoritarios siempre tuvieron que recurrir al apoyo de una elite generosamente recompensada para sostener su poder.

En los Discursos observa Maquiavelo que todo aquel que pretenda establecer un gobierno de libertad e igualdad fracasará, «a menos que, aparte de esa igualdad general, a un número de los espíritus más osados y ambiciosos los haga caballeros, no solo de nombre sino de hecho, dándoles castillos y posesiones, así como dinero y súbditos, para que, rodeado de ellos, pueda mantener su poder y ellos, con su apoyo, puedan satisfacer su ambición».

En la historia reciente, la mayoría de estos regímenes gobiernan en un sistema económico de mercado distorsionado por la presencia de grupos oligárquicos que medran a la sombra del poder político. En América Latina, el “capitalismo de compinches” ha reinado en todos los países del subcontinente.

El poder arbitrario de muchos regímenes autoritarios no comunistas, además, se fortaleció por muchos años mediante la imposición del Estado para limitar o constreñir el funcionamiento de una economía de mercado. La dictadura militar brasilera (1964-1985) construyó numerosas empresas del Estado para consolidar y ampliar su poder. El último gobierno militar argentino (1976-1983) estableció feudos económicos para proteger el poder del ejército, de la marina y de la aviación. La dictadura del general Augusto Pinochet en Chile se apropió de la gran minería cuprífera chilena para financiar y abastecer el presupuesto militar. La política fiscal del autoritarismo mexicano dependió por décadas de los ingresos de Petróleos Mexicanos, la principal empresa del Estado. El último gobierno militar peruano (1968-1980) se fundó precisamente sobre un intento de reducir en lo posible la importancia de la economía de mercado. En estos y otros casos, la limitación de la economía de mercado por parte del Estado autoritario permitió y estimuló el abuso y la corrupción, y redujo las libertadas democráticas. Jorge I. Domínguez. Cinco falacias sobre la democracia en América Latina

Aunque Domínguez se limita principalmente a ejemplos de las dictaduras militares latinoamericanas, todos los gobiernos autoritarios civiles también han promovido el “capitalismo de compinches”.

Sin embargo, en el mundo de hoy persiste aún el culto al totalitarismo por ciertos grupos opuestos a la democracia y la libertad. Tan reciente como en septiembre de 2019, el Parlamento Europeo publicó una resolución titulada Importancia de la memoria histórica europea para el futuro de Europa recordando que muchos países del este de Europa fueron “sometidos a dictaduras, a veces bajo la ocupación o la influencia directa de la Unión Soviética, durante medio siglo, y continuaron privados de libertad, soberanía, dignidad, derechos humanos y desarrollo socioeconómico”; que “sigue existiendo la necesidad urgente de sensibilizar sobre los crímenes perpetrados por el estalinismo y otras dictaduras, evaluarlos moral y jurídicamente, y llevar a cabo investigaciones judiciales sobre ellos”; y que es de vital importancia para la unidad de Europa “recordar a las víctimas de los regímenes totalitarios y autoritarios, y reconocer y divulgar el legado común europeo de los crímenes cometidos por las dictaduras estalinista, nazi y de otro tipo”.

Acusa directamente a Rusia de seguir “siendo la mayor víctima del totalitarismo comunista y que su evolución hacia un Estado democrático seguirá obstaculizada mientras el Gobierno, la élite política y la propaganda política continúen encubriendo los crímenes comunistas y ensalzando el régimen totalitario soviético; pide, por tanto, a la sociedad rusa que acepte su trágico pasado;” y por “los esfuerzos de los actuales dirigentes rusos por distorsionar los hechos históricos y ocultar los crímenes perpetrados por el régimen totalitario soviético, esfuerzos que constituyen un peligroso elemento de la guerra de la información librada contra la Europa democrática con el objetivo de dividirla, y pide a la Comisión, por tanto, que luche firmemente contra ellos;

En su parte resolutiva “condena en los términos más enérgicos los actos de agresión, los crímenes contra la humanidad y las violaciones masivas de los derechos humanos perpetrados por los regímenes comunista, nazi y otros regímenes totalitarios; … Condena toda manifestación y propagación de ideologías totalitarias, como el nazismo y el estalinismo. … manifiesta su inquietud ante los casos que se han denunciado, en algunos Estados miembros, de colusión entre, por un lado, líderes políticos, partidos políticos y fuerzas de seguridad y, por otro, movimientos radicales, racistas y xenófobos de distintas denominaciones políticas; condenando la distorsión de los hechos históricos y la utilización de símbolos y retóricas que evocan aspectos de la propaganda totalitaria, toda manifestación y propagación de ideologías totalitarias, como el nazismo y el estalinismo, en la Unión; Condena el revisionismo histórico y la glorificación de los colaboradores nazis en algunos Estados miembros de la Unión; Pide una cultura común de memoria histórica que rechace los crímenes de los regímenes fascistas y estalinistas, y de otros regímenes totalitarios y autoritarios del pasado, como medio para fomentar, en particular entre las generaciones más jóvenes, la resiliencia ante las amenazas modernas que se ciernen sobre la democracia;”.

El fantasma del totalitarismo y el autoritarismo todavía deambula por el mundo, los europeos lo reconocen como una amenaza real a la democracia y la libertad y por eso llaman a combatirlo. 

Arturo J. Solórzano
Junio de 2019

 

Mantuvo un diario detallado y verdaderamente fascinante sobre la vida cotidiana durante la era nazi en Alemania, cuyo contenido completo fue publicado bajo el título, I Will Bear Witness: A Diary of the Nazi Years (1995), mucho después de su fallecimiento. Se basó en estas meticulosas observaciones al escribir El lenguaje del Tercer Reich en la década de 1950. Klemperer argumentó que prácticamente todos en la Alemania de Hitler eran nazis, se consideraran o no nacionalsocialistas, incluidas muchas de las víctimas del régimen (incluidos los judíos alemanes).

¿Por qué? Porque habían sido capturados y adaptados en sus pensamientos y creencias a las ideas e ideología de sus amos nazis. Les resultaba difícil pensar en la vida y la moral de otra manera; es decir, razonar de manera independiente del lenguaje de las palabras y frases políticas que reflejan las concepciones nazis del hombre, la “raza” y la sociedad. Klemperer estaba sugiriendo en sus mentes que ya no eran seres humanos autónomos, sino esclavos del régimen, ya que pensaban y actuaban en términos del léxico y la lógica del nacionalsocialismo de Hitler. Dijo Klemperer:

El nazismo impregnaba la carne y la sangre de las personas a través de palabras simples, modismos y estructuras de oraciones que se les impusieron en un millón de repeticiones y se tomaron en cuenta de forma mecánica e inconsciente. . .

El lenguaje no solo escribe y piensa por mí, también dicta cada vez más mis sentimientos y gobierna todo mi ser espiritual cuanto más incuestionable e inconscientemente me abandono. . Las palabras pueden ser como pequeñas dosis de arsénico; se tragan sin ser notados, parecen no tener efecto y, después de un tiempo, la reacción tóxica comienza después de todo.

Klemperer dijo que no era que los nazis inventaran muchas palabras nuevas, aunque lo hicieron en algunos casos con un diseño intencional. Pero argumentaba que lo que era mucho más desagradable es que a través de sus propios usos particulares de las palabras existentes, una y otra vez en su propaganda, discursos y publicaciones, cambiaron los significados y contextos de estas palabras dadas por supuestas del idioma alemán.

Los nazis, a través de este método, hicieron que las palabras tuvieran un solo significado, el significado colectivo o compartido al servicio de los propósitos de los nazis. “Al hacer que el lenguaje sea el servidor de su terrible sistema, lo consigue en sus medios publicitarios más poderosos, públicos y subrepticios”, explicó Klemperer, y continuó:

El único propósito del [uso y forma de lenguaje nazi] es despojar a todos de su individualidad, paralizarlos como personalidades, convertirlos en ganado irreflexivo y dócil en un rebaño conducido y perseguido en una dirección particular, para convertirlos en átomos en un enorme bloque de piedra rodante. . . Donde [el lenguaje nazi] se dirige al individuo. . . donde educa, enseña medios de criar fanatismo y técnicas de sugerencia masiva.

El control soviético del pensamiento a través del lenguaje

No fue diferente en esta técnica ideológica de flexionar el lenguaje para sus propósitos el régimen comunista en la Rusia soviética. El historiador ruso Mikhail Heller (1922-1997) destacó este aspecto de la sociedad socialista planificada en su perspicaz trabajo, Cogs in the Wheel: The Formation of Soviet Man (1988).

Desde la época de Vladimir Lenin con la llegada de la Revolución Bolchevique en noviembre de 1917 hasta el reinado de veinticinco años de Josef Stalin, a los líderes soviéticos al final del régimen en 1991, se hizo un lenguaje para servir a los medios y fines. del sistema socialista. Heller explicó:

Lenin desarrolló una forma especial de escritura que hizo posible establecer el “eslogan de fórmula” en la mente del lector u oyente. . . Luego, como el elemento compositivo más importante, existe el uso de la repetición, mediante la cual se forma un rectángulo que concentra la atención, reduce el campo de posibilidades y exprime el pensamiento en un anillo apretado del cual solo hay una salida. . .

El poder total sobre la Palabra le da al Maestro de la Palabra un poder mágico sobre todas las comunicaciones. El discurso soviético es siempre un monólogo porque no hay otra parte con quien hablar. Del otro lado está el enemigo. En el idioma soviético no hay palabras neutrales: cada palabra conlleva una carga ideológica. . . Es por eso que en el idioma soviético las mismas palabras se repiten una y otra vez, hasta que se convierten en una señal que actúa sin ningún esfuerzo de pensamiento. El efecto de frases y consignas establecidas también está asegurado por su repetición siempre en la misma forma. . .

El idioma soviético se convirtió en el medio más importante para evitar que las personas adquieran más conocimiento de lo que el estado deseaba. . . El discurso soviético perdió su libertad. El lenguaje fue elaborado a partir de consignas y citas del Líder [Stalin]. . . La autoridad aplastante e incuestionable de la palabra del Líder es el resultado en gran parte de su derecho y poder para nombrar al Enemigo. . . La palabra que significa que el enemigo debe ser impactante, fácil de recordar, implicando condena por su propio sonido, y siempre imprecisa, para que todos los que en un momento dado no complace al Líder puedan ser incluidos bajo esta rúbrica. . . Richard M. Ebeling Tyrants of the Mind and the New Collectivism

El totalitarismo en China siguió, y sigue hasta el presente pero de manera más sofisticada, el mismo patrón reseñado en la sociedad orwelliana.

Quien no haya conocido China en tiempos de Mao y de sus sucesores inmediatos no percibirá el carácter extraordinario de esta simple conversación en Pekín. Nunca, en la historia contemporánea, había sido tan controlado un pueblo entero: los chinos no sólo debían hablar al unísono, también debían pensar al unísono. A diferencia de los regímenes autoritarios que permiten a sus súbditos conservar su libertad interior con tal de que se callen, el maoísmo exigía que se pensara “como se debía” con sinceridad. El control social alcanzaba hasta la vida privada: el dormitorio, el matrimonio, las prácticas sexuales estaban sometidas a la línea del Partido. En la década de 1970, toda sensibilidad estaba anestesiada; cada uno, transformado en loro, repetía el eslogan del día. Toda conversación aparentemente personal comenzaba con una cita de Mao. No se podía acceder más que a libros mediocres y asistir a ocho óperas “revolucionarias”. Altoparlantes dispuestos en las plazas de las ciudades, en las estaciones, en el interior de los trenes, en las oficinas, en las fábricas, difundían desde el alba y hasta bien entrada la noche músicas militares; prohibían hablar, oírse, reflexionar.

Hay una diferencia esencial entre el maoísmo y el estalinismo: los dirigentes soviéticos sabían que mentían, el pueblo sabía que el comunismo era una impostura, la mentira era proclamada como si fuera una verdad, y pocos la creían; los dirigentes maoístas no quedaban satisfechos con que el pueblo viviera en la mentira al mismo tiempo que confesaba la verdad oficial; les hacía falta que los chinos con el cerebro lavado interiorizaran la mentira. La mentira maoísta debía ser sincera, lo que los acercaba más a la Inquisición católica que al estalinismo ateo. Nada de esto se dice en China, porque la desmaoización todavía no ha ocurrido. Guy Sorman. China: El Imperio de las Mentiras. 2012.

En la Alemania Oriental dominada por el comunismo, la sociedad era vigilada por la Stasi, la policía secreta del régimen, que se dedicaba a identificar cualquier tipo de descontento.

Para mantener el poder durante 40 años mientras su gente moría de hambre y planeaba escapar, el Partido Comunista tuvo que ser muy bueno para controlar a las personas y socavar a los activistas anti estatales. … Su única función era mantener al Partido Comunista en el poder. No les importaba cómo.

… En la década de 1950, la represión era brutal, tortura física. A principios de la década de 1970, ansiosa por ser aceptada en el escenario internacional, la Policía Secreta de Alemania Oriental tuvo que volverse más sutil. El objetivo de Zersetzung (un término militar reutilizado que significa desintegración o corrosión) era “desconectar” a los individuos y grupos activistas que pudieran amenazar al Partido. La policía recopiló registros médicos, escolares y policiales, entrevistas con vecinos y familiares, y cualquier otra evidencia que pudieran obtener y luego personalizaría un impacto directo en la salud mental de un individuo. … Si alguien parecía que podría desafiar la legitimidad o el control del Partido Comunista, la Stasi destruyó sistemáticamente su vida. Usaron el chantaje, la vergüenza social, las amenazas y la tortura. 

…La Stasi tenía 91,000 empleados en su apogeo: aproximadamente uno de cada 30 residentes era un agente de la Stasi. Más de uno de cada tres alemanes orientales (5,6 millones) estaba bajo sospecha o vigilancia, con un archivo abierto de la Stasi. Otro medio millón estaba alimentando la información de la Stasi. Este nivel de vigilancia e infiltración causó que los alemanes orientales vivieran aterrorizados (realmente nunca se sabía si podía confiar en alguien)

La Stasi operaba su propia prisión, Hohenschönhausen. Más de 900 ex reclusos han dado testimonio sobre el horror que sucedió allí, pero mientras la Stasi estaba activa, la instalación era de alto secreto. El área no existía oficialmente y estaba marcada con un espacio en blanco en los mapas de la ciudad. En realidad, la mayor parte del país funcionaba como una prisión al aire libre, ya que a pocas personas se les permitía salir del país con visas de salida.

Las escuelas públicas en Alemania del Este eran campos de entrenamiento para el cumplimiento del estado policial. Niños pequeños cortan y colorean muñecos de papel con máscaras de gas y AK-47 . Se establecieron grupos de estilo juvenil de Hitler para escolares . …Los nazis allanaron el camino al usar ciudadanos como informadores o denunciantes. En ese tipo de cultura chismosa, denunciar a sus vecinos por delitos menores podría mantener a salvo a su propia familia. La policía secreta tenía tanta información personal sobre cada ciudadano y tanta influencia sobre las instituciones (ya sea que pudieras ingresar a la universidad, conseguir un trabajo, comprar un automóvil) su poder era casi absoluto, y absolutamente inexplicable. No tenían que arrestarte, podían paralizarte socialmente. Laura Williams. 10 hechos terroríficos sobre la policía secreta de Alemania del Este.

Es paradójico que la doctrina marxista proclamara que “la religión es el opio del pueblo” y que el advenimiento del socialismo tenía un carácter “científico”, en el socialismo real esta haya adquirido los atributos de una religión, en la que no hay un dios imaginario, sino real, de carne y hueso y un aparato que vela por la integridad de los dogmas de fe, las “verdades” totalitarias, de la nueva religión.

Fue el espíritu religioso que impregna la cultura occidental lo que desnaturalizó el marxismo de los fundadores, convirtiéndolo en la religión secular del siglo XX. Al apartarse de la ciencia, de la mano de la cual había dado sus primeros pasos, y pretender convertirse él mismo en ciencia, el marxismo se volvió una dogmática y se inmunizó contra disciplinas y conocimientos fundamentales, como los que aportaron Freud y el psicoanálisis, que hubieran impedido la disolución del individuo en la noción de clase y que aquél fuera tratado por los regímenes colectivistas como una pieza dispensable del organismo social. Su metamorfosis en religión laica fue apartando al marxismo del mundo real y tornándolo un sistema de ilusiones. E hizo del partido una Iglesia de rígidas jerarquías en las que el vértice —Comité Central, Buró Político, secretario general— tenía el atributo de la infalibilidad. El militante debía obedecer, con la fe del carbonero, las directivas, tesis e interpretaciones de los guardianes de la verdad absoluta, aun en contra de la razón y del simple sentido común. De este modo, el espíritu religioso —la superstición, en el lenguaje del siglo de las luces— consiguió sobrevivir y aun fortalecerse a través de un movimiento nacido, según el designio de Marx, para poner fin al reino de la fe e instaurar el de la razón en la historia. Mario Vargas Llosa. Desafíos a la libertad. 1994.

Otra estrategia utilizada por los regímenes totalitarios ha sido la “fabricación” de opositores “de mentira” para controlar a la disidencia. El siguiente artículo, escritor por un venezolano, explica en qué consiste tal estrategia y señala al cuerpo de inteligencia cubano, conocido como G2, destacado en Venezuela, como el autor intelectual de la misma. Esta práctica ha sido también utilizada en Nicaragua, con la creación de partidos políticos supuestamente opositores pero aliados al régimen, llamados popularmente “zancudos” en alusión a los mosquitos que viven de chupar la sangre de las personas.

Ni la Unión Soviética de Stalin, ni la China de Mao, ni la Alemania de Hitler, ni la Cuba de Fidel, ni la Venezuela de Chávez habrían sido posibles si hubiesen tenido un enemigo real, poderoso y radicalmente opuesto en lo ideológico. El conquistar la mente de los ciudadanos con ideas que vayan de la mano con sus intenciones políticas y que se sostengan sobre los principios del sistema que desean imponer es clave para ganar la primera batalla y -así mismo- la guerra: el socialismo debe gobernar -primero- en la mente de las personas.

Lo hicieron en Rusia. Lo hicieron en China. Lo hicieron en Alemania, en Cuba y también en Venezuela.

En su libro “1984”, George Orwell lo explica perfecto a través del personaje Emmanuel Goldstein: toda dictadura necesita a quién “echarle la culpa”, a quien “amenazar”, a quien “acusar”, a quien “perseguir”. Pero esto -como las comillas lo insinúan- es de mentiritas, porque a los verdaderos enemigos se les encierra y se les mata. Un tirano rara vez deja cabos sueltos; ellos no están jugando.

Es así como surge la necesidad de una oposición diseñada, creada, financiada y dotada de apoyo popular suficiente. Esta representa una de las piezas más poderosas de la inteligencia comunista, que será usada con fines propagandísticos.

¿Por qué? Pues porque con sus propios funcionarios, la dictadura controla la matriz de opinión de sus seguidores. Y con políticos disfrazados de adversarios, la inteligencia comunista controla al otro grueso de la población que podrían convertirse en potenciales disidentes.

Para lograr amarrar el poder en sus manos, la izquierda necesita controlar los dos bultos: el de sus fanáticos convencidos y el de aquellos que no están de acuerdo. ¿Cómo controlar a quienes no están de acuerdo? Diciéndoles lo que quieren escuchar, a través de voces y líderes en los que ellos aprenden a creer, pero que no los llevan a ningún lado, que no actúan, que son inertes. Jose Miguel. Las Mentiras del Socialismo: La Inteligencia Cubana G2 y la “Oposición”. Abril 2019.

En la actualidad, el Gran Hermano también vigila a los ciudadanos y ha encontrado en la tecnología a un aliado en sus propósitos autoritarios de vigilancia y control.

En Rusia, el Kremlin desarrolló el sistema de búsqueda y vigilancia SORM (Systema Operativno-Rozysknikh Meropriyatiy) que vigila las llamadas telefónicas, el tráfico de correo electrónico y actividad de navegación de la web y un nuevo servicio de vigilancia financiera diseñado para proporcionarle una visión completa de lo que la élite política y económica rusa está haciendo con su dinero y su tiempo.

El otro eje de acción es la propaganda a través del Internet para incidir en las opiniones de las personas para favorecer sus intereses, tanto para mantener el control de sus ciudadanos como para influir en la política internacional.

De acuerdo a una investigación de Andrei Soldatov e Irina Borogany que plasmaron en el libro The Red Web: The Kremlin´s War on the Internet. Borogan y Soldatov han pasado una década y media informando sobre el oscuro mundo de los servicios secretos de Rusia a través de su blog, Agentura.ru. Son unos de los principales expertos de Moscú en espionaje, censura y paranoia. Su tesis central aquí es bastante directa: los policías secretos, incluido el mismo presidente -el ex alumno más famoso de la KGB- están constantemente preocupados por el poder “subversivo” de Internet, por lo que han construido una de las redes de espionaje más intrusivas del planeta y están sistemáticamente legislando en contra de las libertades tradicionales del ciberespacio.

“Putin se ha rodeado intelectualmente de unos filósofos y pensadores que adscriben a ideas neo-fascistas, totalitarias y anti democráticas. Estos han ayudado a promover estas ideas por el mundo, ya sea desde la misma retórica del presidente ruso o desde la Agencia de Investigación de Internet, la herramienta rusa para crear granjas de trolls que pueblan de noticias falsas y odio a la web.”

La cadena de televisión anteriormente conocida como Russia Today cuenta con un presupuesto -alrededor de USD 300 millones anuales- que se puede comparar con el de los mayor grupos de medios de comunicación del mundo, como BBC o Fox News.” En palabras del presidente ruso, RT está decidido a romper el “monopolio anglosajón en las corrientes de información global”. Además, Sputnik News, que le pertenece a la agencia estatal de noticias, ha crecido exponencialmente en los últimos años.

— Más allá de promover sus intereses ayudando a elegir líderes pro Putin, el Kremlin diseñó sus misiones de desinformación con el explícito propósito de generar conflictos internos para fomentar las divisiones sociales y deteriorar el pluralismo en los países occidentales.

… hay una dosis diaria de informes falsos o distorsionados que parecen diseñados para explotar las divisiones en la sociedad y la política occidentales, especialmente en temas como la raza, la violencia y los derechos sexuales, y que son promulgados por grupos de operativos que se presentan como ciudadanos comunes en las cuentas de redes sociales. Al armar campañas de desinformación diseñadas específicamente para generar discordia, los rusos intentan utilizar la guerra cibernética como un arma psicológica contra las democracias liberales.

… En The Darkening Web Klimburg indica que, al ser aplicada a nivel nacional como un instrumento de control político e internacionalmente para avanzar en una estrategia de desestabilización, “la doctrina del ciberdominio de Moscú es ominosa y cada vez más efectiva”. Para darle apoyo numérico a esta afirmación, el autor cita un estudio realizado en 2015 que concluye que “los usuarios rusos de Internet se han acostumbrado tanto a la narrativa de Internet del Kremlin como una herramienta de las potencias occidentales que dos de cada cinco rusos desconfían de los medios extranjeros y casi la mitad de los rusos creen que los sitios web de noticias extranjeras deben ser censurados”.

… La estrategia se enfoca en propagar una noticia falsa o una mentira verosímil, de modo que esta narrativa tome una “vida por sí misma” y sea diseminada por cientos de miles. Al volverse masiva, esta empezará a aparecer en portales de noticias, lo cual ayuda a darle legitimidad. Esta entonces se transformará en algo que los medios más grandes deberán cubrir, incluso si es para desmentir la información. Pero el daño ya está hecho: cientos de miles o millones de personas leyeron o vieron la “noticia falsa” y ahora están convencidos de que era cierta.

Complementando su máquina de propaganda, la agencia del gobierno ruso emplea a cientos de trolls de Internet para difundir desinformación y publicar comentarios antagónicos en los medios occidentales.

… Pero, nunca faltó a su método para “desinformar y dividir”, el autor cuenta que la “ofensiva de guerra de propaganda rusa” fue fundamental para la ocupación de Crimea en 2014 e incluyó afirmaciones inventadas de que los bebés habían sido crucificados por soldados ucranianos.

…El Kremlin busca sembrar discordia en regímenes liberales porque es en estos donde se permite la libertad de opinión.  Y eso es un derecho que debemos valorar, “sin dejar que nuestras distintos opiniones nos vuelvan enemigos”. Cómo funciona la maquinaria oculta de Vladimir Putin para golpear las democracias del mundo

En China, el Internet está limitado. Sitios como Facebook, Instagram, Twitter y YouTube, están censurados y bloqueados, y se necesita una tecnología VPN para el acceso. En su lugar, se usa la aplicación china WeChat, controlada por el gobierno. El gobierno obliga a dirigir todo el tráfico en línea a través de tres sistemas de enrutamiento central. Esto facilita que los censores examinen todos los datos que ingresan y salen del país.

El gobierno chino ha introducido recientemente un sistema por el que se pierde el crédito por mala conducta. Ni siquiera tiene que ser por actos ilegales. Jugar demasiados videojuegos o comprar demasiado alcohol, actividad de internet, todo realmente afectará su puntuación y podrá tener  consecuencias negativas. Y todo se basa en la vigilancia de las actividades de los ciudadanos.

El presidente chino, Xi Jinping, se ha embarcado en la creación del llamado sistema de crédito social. Si lograba completarlo, el estado obtendría el control total sobre sus ciudadanos. De manera inquietante, el público chino encuentra atractivo el sistema de crédito social, ya que les brinda servicios que antes carecían, promete perseguir a los delincuentes y ofrece a los ciudadanos una guía sobre cómo mantenerse alejado de los problemas. Aún más inquietante, China podría vender el sistema de crédito social en todo el mundo a los posibles dictadores, que luego se volverían políticamente dependientes de China. George Soros. The Rise of Nationalism After the Fall of the Berlin Wall, Noviembre, 2019.

Con ayuda de la última tecnología, el sistema de vigilancia, recopilación y procesamiento de información permite al gobierno chino concentrar sus actividades en grupos étnicos o religiosos que resisten el esfuerzo gubernamental por uniformar a la sociedad. El país tiene un pequeño ejército (más de 50,000 personas) monitoreando la actividad de Internet en todo momento.

El gobierno está construyendo cientos o miles de campos de reeducación no reconocidos a los que se pueden enviar uigures [etnia de idioma turco] por cualquier motivo o por ninguno. En algunos de ellos las condiciones cotidianas no parecen ser físicamente abusivas tanto como espeluznantes. Un preso liberado ha dicho que no se le permitió comer hasta que le había dado las gracias a Xi Jinping, el presidente chino y al Partido Comunista. Pero ha habido denuncias de tortura a otros.

Kashgar, la ciudad uigur más grande, tiene cuatro campamentos, de los cuales el más grande está en la escuela secundaria número 5. Un jefe de seguridad local dijo en 2017 que “aproximadamente 120.000” personas estaban retenidas en la ciudad. En Korla, en el centro de la provincia, un funcionario de seguridad dijo recientemente que los campamentos están tan llenos que los oficiales en ellos están rogando a la policía que deje de traer gente.

… No se rigen por ningún proceso judicial; las detenciones son por orden de la policía o los funcionarios del partido, no por el veredicto de un tribunal.

Bajo un sistema llamado fanghuiju, los equipos de media docena —compuestos por policías o funcionarios locales e incluyendo siempre un traductor uigur, que casi siempre significa un uigur— van de casa en casa recopilando expedientes de información personal. Fanghuiju es la abreviatura de “investigar las condiciones de las personas, mejorar la vida de las personas, ganar el corazón de las personas”.

Desde la primavera de 2017, la información se ha utilizado para clasificar la “fiabilidad” de los ciudadanos utilizando varios criterios. [que van desde la edad, etnia, religión a tener pasaporte o familiares en el exterior] ,,, Para completar el panorama de la vigilancia humana, el gobierno tiene un programa llamado “convertirse en parientes” en el que las familias locales (principalmente uigur) “adoptan” funcionarios (principalmente de la mayoritaria etnia Han). El funcionario visita a su familia adoptiva regularmente, vive con ella durante períodos cortos, les da regalos y enseña el mandarín local. También verifica la información recopilada por los equipos de fanghuiju. El programa parece ser inmenso. Según un informe oficial de 2018, 1.1 millones de funcionarios han sido emparejados con 1.6 millones de familias. Eso significa que aproximadamente la mitad de los hogares uigures han tenido un espía/adoctrinador chino Han asignado a ellos.

Estos esfuerzos mapean el territorio ideológico de la provincia familia por familia; la tecnología mapea las actividades de la población calle por calle y teléfono por teléfono. En Hotan y Kashgar hay postes que llevan tal vez ocho o diez cámaras de video a intervalos de 100-200 metros a lo largo de cada calle; una red de vigilancia mucho más fina que en la mayoría de las ciudades chinas. Además de ver a los peatones, las cámaras pueden leer las matrículas de los coches y correlacionarlas con la cara de la persona que conduce. Sólo los propietarios registrados pueden conducir automóviles; cualquier otra persona será arrestada, según un funcionario de seguridad pública que acompañó a este corresponsal en Hotan. Las cámaras están equipadas para trabajar tanto por la noche como por el día.

Debido a que el gobierno ve lo que llama “limpieza web” como necesario para evitar el acceso a la información terrorista, se supone que todos en Xinjiang deben tener una aplicación de spyware en su teléfono móvil. No instalar la aplicación, que puede identificar a las personas llamadas, realizar un seguimiento de la actividad en línea y registrar el uso de las redes sociales, es un delito. Los “rastreadores Wi-Fi” en lugares públicos mantienen un ojo, o nariz, en todos los dispositivos en red en el rango.

A continuación, los registros asociados con los documentos de identidad pueden contener datos biométricos, incluidas las huellas dactilares, el tipo de sangre y la información de ADN, así como el registro de detención del sujeto y el “estado de fiabilidad”. El gobierno recoge gran parte de este material biométrico sigiloso, bajo la apariencia de un programa de salud pública llamado “Física para todos”, que requiere que la gente proporcione muestras de sangre.

Un sistema llamado Plataforma Integrada de Operaciones Conjuntas (IJOP), revelado por primera vez por Human Rights Watch, utiliza sistemas de aprendizaje automático, información de cámaras, teléfonos inteligentes, registros financieros y de planificación familiar e incluso un uso inusual de la electricidad para generar listas de sospechosos para su detención. Un informe oficial de WeChat dijo que verificar las listas del IJOP era una de las principales responsabilidades del comité de seguridad local. Incluso sin vigilancia de alta tecnología, el estado policial de Xinjiang es formidable. Con él, se vuelve aterrador. The Economist. “Apartheid with Chinese characteristics“. May 31st 2018.

En 2006, la organización no gubernamental internacional, Reporteros Sin Fronteras que promueve la libertad de prensa, empezó a publicar una lista de “Enemigos del Internet“. La organización clasifica a un país como enemigo del Internet a “todos aquellos países se caracterizan no solo por su capacidad de censurar noticias e información en línea, sino también por su represión casi sistemática de los usuarios de Internet“. Los 5 “Estados enemigos del Internet” nombrados en marzo de 2013 fueron: Baréin, China, Irán, Siria y Vietnam. Esta lista no ha sido actualizada desde entonces. Wikipedia. Censura y vigilancia del internet por país.

Actualmente, existe restricción a noticias políticas en Burundi, Etiopía, Corea del Norte, Cuba, Venezuela, Honduras (parcialmente) y Turquía, y hay restricción a medios sociales en Belarus, Corea del Norte, Etiopía, Turkmenistan, Turquía, Uzbekistan. Arabia Saudita y Rusia impulsaron legislaciones para legalizar el filtrado de información por Internet.

En Corea del Norte la navegación no autorizada de Internet es una actividad peligrosa. Los principales teléfonos inteligentes, tabletas, sistemas operativos y navegadores utilizados en el país fueron desarrollados por el gobierno, y el contenido en los aproximadamente 5,000 sitios web accesibles está estrictamente controlado.

Si hay una historia que pueda resumir las causas contemporáneas de la censura en Internet, esta tuvo lugar en Egipto. En enero de 2011, activistas egipcios, inspirados por un levantamiento exitoso en Túnez, comenzaron a organizar una manifestación usando Facebook. En cuestión de días, miles de manifestantes se reunieron en la plaza Tahrir de El Cairo para protestar contra el régimen de Mubarak.

El gobierno egipcio pronto tomó la “audaz” medida de cortar el acceso a internet del país. La respuesta fue que miles se sumaron a las protestas. El régimen de Mubarak rápidamente se dio cuenta de su error: nunca cortar el acceso a Internet.

Mubarak finalmente fue forzado a renunciar después de solo 18 días de protestas masivas. La Primavera Árabe de Egipto demostró dos cosas: el poder de organización de Internet y la rapidez con la que un gobierno puede decretar la censura en Internet. La censura en Internet: El estatus de la libertad en la red en 2018.

Como puede observarse, el autoritarismo sigue presente actualmente en muchos países y el Gran Hermano hoy usa la tecnología para vigilar y controlar a los ciudadanos.

En las dictaduras de tipo marxista el fenómeno totalitario no es parte intrínseca de la doctrina que las determina pero sí parece ser una consecuencia de su aplicación práctica.

… Las diferentes corrientes marxistas han dado diferentes respuestas al fenómeno desde las restricciones que el marxismo impone a una definición particular de dominación política que implica tanto una ingeniería social consciente como una dominación determinada políticamente, ambas situaciones previstas sólo unas pocas veces en el análisis histórico marxista de la sociedad (que considera irrelevante la autonomía privada de la volición individual como paso necesario para la expresión libre de una determinada consciencia de clase. … Esta subordinación es parte necesaria de la capacidad del socialismo de ejercer un control consciente sobre la construcción de toda la sociedad. … esta subordinación no es voluntaria sino coercitiva, y su competencia interna por el poder va delegando las jefaturas hasta un individuo único, líder e ideólogo, tomado como referente para el ejercicio de un culto a la personalidad. Wikipedia, Totalitarismo.

El guión para construir el estado totalitario que Hakey magistralmente describió hace ya 85 años y Orwell retrató hace 70, fue documentado con evidencias surgidas de fuentes oficiales por Hannah Arendt muy poco después en “Los orígenes del totalitarismo”.

Lo interesante, desde luego, no es que la China comunista sea diferente de la Rusia comunista o que la Rusia de Stalin fuera diferente de la Alemania de Hitler. La ebriedad y la incompetencia que tan ampliamente asoman en cualquier descripción de la Rusia de los años 20 ó de los años 30, y que siguen estando hoy muy extendidas, no desempeñaron papel alguno en la Alemania nazi, mientras que la indecible y gratuita crueldad de los campos alemanes de concentración y de exterminio parece haber estado considerablemente ausente de los campos rusos, donde los cautivos morían de abandono más que de tortura.

… Lo que en nuestro contexto resulta decisivo es que el Gobierno totalitario resulta diferente de las dictaduras y tiranías; la capacidad de advertir esta diferencia no es en manera alguna una cuestión académica que pueda abandonarse confiadamente a los «teóricos», porque la dominación total es la única forma de gobierno con la que no es posible la coexistencia. Por ello tenemos todas las razones posibles para emplear escasa y prudentemente la palabra «totalitario».

… Por lo que se refiere a Stalin, las sorprendentes declaraciones de Kruschev, que —por la obvia razón de que su audiencia y él mismo estuvieron totalmente complicados en el asunto— ocultaban considerablemente más de lo que revelaban, tuvieron el desgraciado resultado de minimizar a los ojos de muchos (y desde luego a los de los eruditos con su amor profesional por las fuentes oficiales) la gigantesca criminalidad del régimen de Stalin, que, al fin y al cabo, no consistió simplemente en la difamación de unos pocos centenares de miles de destacadas figuras políticas y literarias, a las que se podía «rehabilitar» póstumamente, sino en el exterminio de los literalmente indecibles millones de personas a las que nadie, ni siquiera Stalin, podía considerar sospechosas de actividades «contrarrevolucionarias». Y fue precisamente con el reconocimiento de algunos crímenes como ocultó Kruschev la criminalidad del régimen en conjunto, y es precisamente contra este camuflaje y contra la hipocresía de los actuales dirigentes rusos —todos los cuales se prepararon y progresaron bajo Stalin— contra lo que se halla ahora en casi abierta rebelión la joven generación de intelectuales rusos. Porque ellos saben todo lo que es necesario saber sobre «las purgas masivas y la deportación y el aniquilamiento de pueblos enteros». La explicación que de los crímenes formuló Kruschev —la demente suspicacia de Stalin— ocultaba el aspecto más característico del terror totalitario, el de desatarse cuando ha muerto ya toda oposición organizada y el dirigente totalitario sabe que ya no necesita temer nada. Esto es particularmente cierto en lo que se refiere a la evolución rusa. Stalin comenzó sus gigantescas purgas no en 1928, cuando admitió: «Tenemos enemigos internos», y cuando tenía razones para sentir temor —sabía que Bujarin le había comparado con Genghis Khan y que estaba convencido de que la política de Stalin «estaba conduciendo al país al hambre, a la ruina y a un régimen policíaco».

… el Archivo de Smolensko tiende a confirmar lo que ya sabíamos de fuentes menos irrefutables. Esto es incluso cierto en el caso de algunas de sus curiosas lagunas, especialmente las referentes a los datos estadísticos. Porque esta ausencia demuestra simplemente que, como en otros aspectos, el régimen de Stalin era implacablemente consecuente: todos los hechos que no estuviesen conformes o que ofrecieran la posibilidad de no coincidir con la ficción oficial —datos sobre cosechas, criminalidad, auténticos incidentes de actividades «contrarrevolucionarias», a diferencia de las ulteriores conspiraciones ficticias— eran tratados como carentes de existencia. Resultaba, además, completamente de acuerdo con el desprecio totalitario por los hechos y la realidad el que todos estos datos, en vez de ser recogidos en Moscú procedentes de las cuatro esquinas del inmenso territorio, fueran conocidos por vez primera en las respectivas localidades a través de su publicación en Pravda, Izvestia o cualquier otro órgano oficial de Moscú; de esta forma, cada región y cada distrito de la Unión Soviética recibía sus datos estadísticos oficiales y ficticios muy de la misma manera que recibía las no menos ficticias normas que le fijaba el Plan Quinquenal.

Enumeraré brevemente unos pocos de los más sorprendentes puntos que antes podían ser sólo supuestos y que ahora han quedado demostrados por pruebas documentales. Siempre habíamos sospechado, pero no lo sabíamos con certeza, que el régimen nunca fue «monolítico», sino que se hallaba «conscientemente construido en torno a funciones superpuestas, duplicadas y paralelas» y que su estructura grotescamente amorfa era conservada unida por el mismo principio del führer —el llamado «culto de la personalidad»— que hallamos en la Alemania nazi; que la rama ejecutiva de este Gobierno especial no era el Partido, sino la policía, cuyas «actividades operacionales no eran reguladas a través de los canales del Partido»; que las personas enteramente inocentes a quienes el régimen liquidó, a millones, los «enemigos objetivos» en el lenguaje bolchevique, sabían que eran «delincuentes sin un delito»; que fue precisamente esta nueva categoría, diferenciada de los primeros auténticos enemigos del régimen —asesinos de funcionarios del Gobierno, incendiarios y bandidos— la que reaccionó con la misma «completa pasividad» que conocemos también a través de las normas de conducta de las víctimas del terror nazi. Nunca hubo duda alguna de que la «oleada de denuncias mutuas» durante la Gran Purga resultó tan desastrosa para el bienestar económico y social del país como eficaz para fortalecer al dirigente totalitario, pero sólo ahora conocemos cuán deliberadamente puso en marcha Stalin «esta amenazadora cadena de denuncias» cuando proclamó oficialmente el 29 de julio de 1936: Inalienable calidad de cada bolchevique en las circunstancias presentes debe ser la capacidad para reconocer a un enemigo del Partido por muy bien enmascarado que pueda hallarse. (El subrayado es de la autora.) De la misma manera que la «Solución Final» de Hitler significaba para la élite nazi la obligatoriedad de cumplir el mandamiento «Tú matarás», la declaración de Stalin prescribía: «Tú levantarás falso testimonio», como norma directriz de la conducta de todos los miembros del Partido bolchevique. … La verdad es que el precio de la dominación totalitaria fue tan alto que ni en Alemania ni en Rusia ha sido todavía completamente pagado.

… Es cierto que la superioridad de la policía secreta sobre el aparato militar constituye característica determinante de muchas tiranías y no sólo de la totalitaria; pero en el caso del Gobierno totalitario la preponderancia de la policía no responde simplemente a la necesidad de reprimir a la población en el país, sino que encaja con la reivindicación ideológica a una dominación mundial. … Así, los nazis emplearon esencialmente sus tropas SS como fuerza de policía para la dominación e incluso la conquista de territorios extranjeros, con el propósito final de amalgamar el Ejército y la policía bajo la dirección de las SS.

… Menos bien conocido, pero quizá aún más convincente, es el hecho de que el propio y más ambicioso intento de Kruschev de invertir el proceso de des-totalitarización concluyó en un completo fracaso. En 1957 presentó una nueva «ley contra los parásitos sociales» que hubiera permitido al régimen reintroducir las deportaciones en masa, restablecer los trabajos forzados en gran escala y —lo que resulta más importante para la dominación total— desencadenar otra oleada de denuncias en masa; porque se suponía que los «parásitos» habían de ser seleccionados por el mismo pueblo en reuniones de masas. La «ley», sin embargo, tropezó con la oposición de los juristas soviéticos y fue desechada antes siquiera de que hubiera podido ser ensayada. En otras palabras, el pueblo de la Unión Soviética ha pasado de la pesadilla de la dominación totalitaria a los múltiples peligros, dificultades e injusticias de la dictadura de partido único, y aunque es enteramente cierto que esta moderna forma de tiranía no ofrece ninguna de las garantías del Gobierno constitucional, que, «incluso aceptando los presupuestos de la ideología comunista, todo el poder en la URSS es, en definitiva, ilegítimo» y que, por ello, el país puede volver a caer en el totalitarismo de un día para otro sin que se produzcan revueltas importantes, también es cierto que la más horrible de todas las nuevas formas de gobierno, cuyos elementos y orígenes históricos trato de analizar, concluyó en Rusia con la muerte de Stalin de la misma manera que el totalitarismo acabó en Alemania con la muerte de Hitler.  Hannah Arendt. Los orígenes del totalitarismo (1951)

De manera que ese guión para construir el estado totalitario ha sido seguido en todo o en parte por diversos regímenes en todo el mundo. Desde la extinta URSS, sus satélites europeos del “campo socialista”, la China de Mao, la Camboya de Pol Pot, y la actual Corea del Norte. Pero también fue aplicado en gran parte por los regímenes autoritarios y dictaduras –que Arendt distingue de los totalitarios porque en ellos no existe autoridad ni jerarquía intermedia– que se han sucedido en diferentes momentos y lugares del mundo. Tanto el fascismo como el nazismo siguieron el modelo  soviético de dictadura y la represión violenta de los disidentes. Ciertamente, como dice Arendt, “el totalitarismo concluyó en Rusia con la muerte de Stalin de la misma manera que el totalitarismo acabó en Alemania con la muerte de Hitler”. A eso podríamos agregar que también en China con la muerte Mao.

Pero muchos catalogan con este término el franquismo en España, como se conoce al período de la dictadura de Francisco Franco, surgido tras la guerra civil de 1936-1939 y que se prolongó hasta su muerte en 1975. Sus bases fueron el nacionalismo español, el catolicismo, el fascismo y el anticomunismo, que sirvieron de apoyo a una dictadura militar totalitaria que se autoproclamó como «democracia orgánica» en oposición a la democracia parlamentaria.

Sin embargo, el autoritarismo y las dictaduras han implementado diferentes aspectos y hasta han seguido un guión similar. Empecemos por entender estos conceptos.

Dictadura, forma de gobierno en la que una persona o un pequeño grupo posee el poder absoluto sin limitaciones constitucionales efectivas. El término dictadura proviene del título latino dictador, que en la República Romana designaba a un magistrado temporal al que se le otorgaban poderes extraordinarios para hacer frente a las crisis estatales. Los dictadores modernos, sin embargo, se parecen más a los tiranos antiguos que a los dictadores antiguos. Las descripciones de los filósofos antiguos de las tiranías de Grecia y Siciliair muy lejos en la caracterización de dictaduras modernas. Los dictadores suelen recurrir a la fuerza o al fraude para obtener un poder político despótico, que mantienen mediante el uso de la intimidación, el terror y la supresión de las libertades civiles básicas. También pueden emplear técnicas de propaganda masiva para mantener su apoyo público. Dictatorship. Encyclopaedia Britannica.

Una dictadura es una forma autoritaria de gobierno, caracterizada por un solo líder o grupo de líderes y pluralismo político limitado. Según otras definiciones, las democracias son regímenes en los que «quienes gobiernan son seleccionados mediante elecciones competitivas»; por lo tanto, las dictaduras no son «democracias» Dictadura. Wikipedia.

El concepto de dictadura corresponde a un tipo o sistema de gobierno … cuyos poderes estatales legislativos, judiciales y ejecutivos recaen directa y exclusivamente sobre un individuo o, en muchos casos, grupo político como puede ser un partido hegemónico. https://psicologiaymente.com/social/tipos-de-dictadura

En ciencia política y sociología el concepto de “autoritarismo” no tiene una definición unívoca, lo que permite identificar como autoritarias muchas y muy diferentes ideologías, movimientos y regímenes políticosAutoritarismo. Wikipedia.

Según estas definiciones, todas las dictaduras son autoritarias, desde el momento en que impiden las elecciones libres. Sin embargo, no todos los regímenes autoritarios son o han sido dictaduras.

En los gobiernos autoritarios se restringen las libertades civiles e incluso sociales, de pensamiento y de reunión. Cualquier confrontación con el Estado se suele considerar como un acto de conspiración y traición. En ocasiones, sin ningún tipo de evidencia, eludiendo así cualquier tipo de justicia.

Es importante mencionar que los regímenes autoritarios y dictatoriales en América Latina han abrazado ideologías de diferentes extremos del espectro político. Entre las principales podemos mencionar la de Jorge Rafael Videla en Argentina, Hugo Banzer en Bolivia,  Alencar Castelo Branco,  Artur da Costa e Silva, Emílio Garrastazu Médici, Ernesto Geisel y João Figueiredo en Brasil, Fulgencio Batista en Cuba, Augusto Pinochet en Chile, Hosni Mubarak en Egipto, Carlos Castillo Armas en Guatemala, Saddam Husein en Irak, Muammar al-Gaddafi  en Libia, Anastasio Somoza (padre e hijo) y Daniel Ortega en Nicaragua, Hafez al-Asad y su hijo Bashar al-Asad en Siria, Manuel Noriega en Panamá, Alberto Fujimori en Perú, Alfredo Stroessner en Paraguay, Leónidas Trujillo en República Dominicana, Juan Vicente Gómez en Venezuela, entre otros.

Otros países tienen dictaduras de partido único, donde el gobernante lo designa el partido, como en el caso de China, Cuba, Laos y  Myanmar, las monarquías islámicas como en Arabia Saudí y Omán, las dictaduras religiosas como en Irán, los regímenes híbridos que cuentan con rasgos democráticos y autoritarios por la preponderancia permanente de un partido como en Singapur y Sudán.

En todos los casos, los regímenes autoritarios y los dictatoriales concentran el poder en una persona o una organización o partido y el Estado tiene el papel central en conducir la economía y la sociedad.

Sin embargo, desde que existe el Estado, en la historia antigua tanto como en la reciente, los monarcas, los regímenes totalitarios, dictatoriales o autoritarios siempre tuvieron que recurrir al apoyo de una elite generosamente recompensada para sostener su poder.

En los Discursos observa Maquiavelo que todo aquel que pretenda establecer un gobierno de libertad e igualdad fracasará, «a menos que, aparte de esa igualdad general, a un número de los espíritus más osados y ambiciosos los haga caballeros, no solo de nombre sino de hecho, dándoles castillos y posesiones, así como dinero y súbditos, para que, rodeado de ellos, pueda mantener su poder y ellos, con su apoyo, puedan satisfacer su ambición».

En la historia reciente, la mayoría de estos regímenes gobiernan en un sistema económico de mercado distorsionado por la presencia de grupos oligárquicos que medran a la sombra del poder político. En América Latina, el “capitalismo de compinches” ha reinado en todos los países del subcontinente.

El poder arbitrario de muchos regímenes autoritarios no comunistas, además, se fortaleció por muchos años mediante la imposición del Estado para limitar o constreñir el funcionamiento de una economía de mercado. La dictadura militar brasilera (1964-1985) construyó numerosas empresas del Estado para consolidar y ampliar su poder. El último gobierno militar argentino (1976-1983) estableció feudos económicos para proteger el poder del ejército, de la marina y de la aviación. La dictadura del general Augusto Pinochet en Chile se apropió de la gran minería cuprífera chilena para financiar y abastecer el presupuesto militar. La política fiscal del autoritarismo mexicano dependió por décadas de los ingresos de Petróleos Mexicanos, la principal empresa del Estado. El último gobierno militar peruano (1968-1980) se fundó precisamente sobre un intento de reducir en lo posible la importancia de la economía de mercado. En estos y otros casos, la limitación de la economía de mercado por parte del Estado autoritario permitió y estimuló el abuso y la corrupción, y redujo las libertadas democráticas. Jorge I. Domínguez. Cinco falacias sobre la democracia en América Latina

Aunque Domínguez se limita principalmente a ejemplos de las dictaduras militares latinoamericanas, todos los gobiernos autoritarios civiles también han promovido el “capitalismo de compinches”.

Sin embargo, en el mundo de hoy persiste aún el culto al totalitarismo por ciertos grupos opuestos a la democracia y la libertad. Tan reciente como en septiembre de 2019, el Parlamento Europeo publicó una resolución titulada Importancia de la memoria histórica europea para el futuro de Europa recordando que muchos países del este de Europa fueron “sometidos a dictaduras, a veces bajo la ocupación o la influencia directa de la Unión Soviética, durante medio siglo, y continuaron privados de libertad, soberanía, dignidad, derechos humanos y desarrollo socioeconómico”; que “sigue existiendo la necesidad urgente de sensibilizar sobre los crímenes perpetrados por el estalinismo y otras dictaduras, evaluarlos moral y jurídicamente, y llevar a cabo investigaciones judiciales sobre ellos”; y que es de vital importancia para la unidad de Europa “recordar a las víctimas de los regímenes totalitarios y autoritarios, y reconocer y divulgar el legado común europeo de los crímenes cometidos por las dictaduras estalinista, nazi y de otro tipo”.

Acusa directamente a Rusia de seguir “siendo la mayor víctima del totalitarismo comunista y que su evolución hacia un Estado democrático seguirá obstaculizada mientras el Gobierno, la élite política y la propaganda política continúen encubriendo los crímenes comunistas y ensalzando el régimen totalitario soviético; pide, por tanto, a la sociedad rusa que acepte su trágico pasado;” y por “los esfuerzos de los actuales dirigentes rusos por distorsionar los hechos históricos y ocultar los crímenes perpetrados por el régimen totalitario soviético, esfuerzos que constituyen un peligroso elemento de la guerra de la información librada contra la Europa democrática con el objetivo de dividirla, y pide a la Comisión, por tanto, que luche firmemente contra ellos;

En su parte resolutiva “condena en los términos más enérgicos los actos de agresión, los crímenes contra la humanidad y las violaciones masivas de los derechos humanos perpetrados por los regímenes comunista, nazi y otros regímenes totalitarios; … Condena toda manifestación y propagación de ideologías totalitarias, como el nazismo y el estalinismo. … manifiesta su inquietud ante los casos que se han denunciado, en algunos Estados miembros, de colusión entre, por un lado, líderes políticos, partidos políticos y fuerzas de seguridad y, por otro, movimientos radicales, racistas y xenófobos de distintas denominaciones políticas; condenando la distorsión de los hechos históricos y la utilización de símbolos y retóricas que evocan aspectos de la propaganda totalitaria, toda manifestación y propagación de ideologías totalitarias, como el nazismo y el estalinismo, en la Unión; Condena el revisionismo histórico y la glorificación de los colaboradores nazis en algunos Estados miembros de la Unión; Pide una cultura común de memoria histórica que rechace los crímenes de los regímenes fascistas y estalinistas, y de otros regímenes totalitarios y autoritarios del pasado, como medio para fomentar, en particular entre las generaciones más jóvenes, la resiliencia ante las amenazas modernas que se ciernen sobre la democracia;”.

El fantasma del totalitarismo y el autoritarismo todavía deambula por el mundo, los europeos lo reconocen como una amenaza real a la democracia y la libertad y por eso llaman a combatirlo. 

Arturo J. Solórzano
Junio de 2019

 

Mantuvo un diario detallado y verdaderamente fascinante sobre la vida cotidiana durante la era nazi en Alemania, cuyo contenido completo fue publicado bajo el título, I Will Bear Witness: A Diary of the Nazi Years (1995), mucho después de su fallecimiento. Se basó en estas meticulosas observaciones al escribir El lenguaje del Tercer Reich en la década de 1950. Klemperer argumentó que prácticamente todos en la Alemania de Hitler eran nazis, se consideraran o no nacionalsocialistas, incluidas muchas de las víctimas del régimen (incluidos los judíos alemanes).

¿Por qué? Porque habían sido capturados y adaptados en sus pensamientos y creencias a las ideas e ideología de sus amos nazis. Les resultaba difícil pensar en la vida y la moral de otra manera; es decir, razonar de manera independiente del lenguaje de las palabras y frases políticas que reflejan las concepciones nazis del hombre, la “raza” y la sociedad. Klemperer estaba sugiriendo en sus mentes que ya no eran seres humanos autónomos, sino esclavos del régimen, ya que pensaban y actuaban en términos del léxico y la lógica del nacionalsocialismo de Hitler. Dijo Klemperer:

El nazismo impregnaba la carne y la sangre de las personas a través de palabras simples, modismos y estructuras de oraciones que se les impusieron en un millón de repeticiones y se tomaron en cuenta de forma mecánica e inconsciente. . .

El lenguaje no solo escribe y piensa por mí, también dicta cada vez más mis sentimientos y gobierna todo mi ser espiritual cuanto más incuestionable e inconscientemente me abandono. . Las palabras pueden ser como pequeñas dosis de arsénico; se tragan sin ser notados, parecen no tener efecto y, después de un tiempo, la reacción tóxica comienza después de todo.

Klemperer dijo que no era que los nazis inventaran muchas palabras nuevas, aunque lo hicieron en algunos casos con un diseño intencional. Pero argumentaba que lo que era mucho más desagradable es que a través de sus propios usos particulares de las palabras existentes, una y otra vez en su propaganda, discursos y publicaciones, cambiaron los significados y contextos de estas palabras dadas por supuestas del idioma alemán.

Los nazis, a través de este método, hicieron que las palabras tuvieran un solo significado, el significado colectivo o compartido al servicio de los propósitos de los nazis. “Al hacer que el lenguaje sea el servidor de su terrible sistema, lo consigue en sus medios publicitarios más poderosos, públicos y subrepticios”, explicó Klemperer, y continuó:

El único propósito del [uso y forma de lenguaje nazi] es despojar a todos de su individualidad, paralizarlos como personalidades, convertirlos en ganado irreflexivo y dócil en un rebaño conducido y perseguido en una dirección particular, para convertirlos en átomos en un enorme bloque de piedra rodante. . . Donde [el lenguaje nazi] se dirige al individuo. . . donde educa, enseña medios de criar fanatismo y técnicas de sugerencia masiva.

El control soviético del pensamiento a través del lenguaje

No fue diferente en esta técnica ideológica de flexionar el lenguaje para sus propósitos el régimen comunista en la Rusia soviética. El historiador ruso Mikhail Heller (1922-1997) destacó este aspecto de la sociedad socialista planificada en su perspicaz trabajo, Cogs in the Wheel: The Formation of Soviet Man (1988).

Desde la época de Vladimir Lenin con la llegada de la Revolución Bolchevique en noviembre de 1917 hasta el reinado de veinticinco años de Josef Stalin, a los líderes soviéticos al final del régimen en 1991, se hizo un lenguaje para servir a los medios y fines. del sistema socialista. Heller explicó:

Lenin desarrolló una forma especial de escritura que hizo posible establecer el “eslogan de fórmula” en la mente del lector u oyente. . . Luego, como el elemento compositivo más importante, existe el uso de la repetición, mediante la cual se forma un rectángulo que concentra la atención, reduce el campo de posibilidades y exprime el pensamiento en un anillo apretado del cual solo hay una salida. . .

El poder total sobre la Palabra le da al Maestro de la Palabra un poder mágico sobre todas las comunicaciones. El discurso soviético es siempre un monólogo porque no hay otra parte con quien hablar. Del otro lado está el enemigo. En el idioma soviético no hay palabras neutrales: cada palabra conlleva una carga ideológica. . . Es por eso que en el idioma soviético las mismas palabras se repiten una y otra vez, hasta que se convierten en una señal que actúa sin ningún esfuerzo de pensamiento. El efecto de frases y consignas establecidas también está asegurado por su repetición siempre en la misma forma. . .

El idioma soviético se convirtió en el medio más importante para evitar que las personas adquieran más conocimiento de lo que el estado deseaba. . . El discurso soviético perdió su libertad. El lenguaje fue elaborado a partir de consignas y citas del Líder [Stalin]. . . La autoridad aplastante e incuestionable de la palabra del Líder es el resultado en gran parte de su derecho y poder para nombrar al Enemigo. . . La palabra que significa que el enemigo debe ser impactante, fácil de recordar, implicando condena por su propio sonido, y siempre imprecisa, para que todos los que en un momento dado no complace al Líder puedan ser incluidos bajo esta rúbrica. . . Richard M. Ebeling Tyrants of the Mind and the New Collectivism

El totalitarismo en China siguió, y sigue hasta el presente pero de manera más sofisticada, el mismo patrón reseñado en la sociedad orwelliana.

Quien no haya conocido China en tiempos de Mao y de sus sucesores inmediatos no percibirá el carácter extraordinario de esta simple conversación en Pekín. Nunca, en la historia contemporánea, había sido tan controlado un pueblo entero: los chinos no sólo debían hablar al unísono, también debían pensar al unísono. A diferencia de los regímenes autoritarios que permiten a sus súbditos conservar su libertad interior con tal de que se callen, el maoísmo exigía que se pensara “como se debía” con sinceridad. El control social alcanzaba hasta la vida privada: el dormitorio, el matrimonio, las prácticas sexuales estaban sometidas a la línea del Partido. En la década de 1970, toda sensibilidad estaba anestesiada; cada uno, transformado en loro, repetía el eslogan del día. Toda conversación aparentemente personal comenzaba con una cita de Mao. No se podía acceder más que a libros mediocres y asistir a ocho óperas “revolucionarias”. Altoparlantes dispuestos en las plazas de las ciudades, en las estaciones, en el interior de los trenes, en las oficinas, en las fábricas, difundían desde el alba y hasta bien entrada la noche músicas militares; prohibían hablar, oírse, reflexionar.

Hay una diferencia esencial entre el maoísmo y el estalinismo: los dirigentes soviéticos sabían que mentían, el pueblo sabía que el comunismo era una impostura, la mentira era proclamada como si fuera una verdad, y pocos la creían; los dirigentes maoístas no quedaban satisfechos con que el pueblo viviera en la mentira al mismo tiempo que confesaba la verdad oficial; les hacía falta que los chinos con el cerebro lavado interiorizaran la mentira. La mentira maoísta debía ser sincera, lo que los acercaba más a la Inquisición católica que al estalinismo ateo. Nada de esto se dice en China, porque la desmaoización todavía no ha ocurrido. Guy Sorman. China: El Imperio de las Mentiras. 2012.

En la Alemania Oriental dominada por el comunismo, la sociedad era vigilada por la Stasi, la policía secreta del régimen, que se dedicaba a identificar cualquier tipo de descontento.

Para mantener el poder durante 40 años mientras su gente moría de hambre y planeaba escapar, el Partido Comunista tuvo que ser muy bueno para controlar a las personas y socavar a los activistas anti estatales. … Su única función era mantener al Partido Comunista en el poder. No les importaba cómo.

… En la década de 1950, la represión era brutal, tortura física. A principios de la década de 1970, ansiosa por ser aceptada en el escenario internacional, la Policía Secreta de Alemania Oriental tuvo que volverse más sutil. El objetivo de Zersetzung (un término militar reutilizado que significa desintegración o corrosión) era “desconectar” a los individuos y grupos activistas que pudieran amenazar al Partido. La policía recopiló registros médicos, escolares y policiales, entrevistas con vecinos y familiares, y cualquier otra evidencia que pudieran obtener y luego personalizaría un impacto directo en la salud mental de un individuo. … Si alguien parecía que podría desafiar la legitimidad o el control del Partido Comunista, la Stasi destruyó sistemáticamente su vida. Usaron el chantaje, la vergüenza social, las amenazas y la tortura. 

…La Stasi tenía 91,000 empleados en su apogeo: aproximadamente uno de cada 30 residentes era un agente de la Stasi. Más de uno de cada tres alemanes orientales (5,6 millones) estaba bajo sospecha o vigilancia, con un archivo abierto de la Stasi. Otro medio millón estaba alimentando la información de la Stasi. Este nivel de vigilancia e infiltración causó que los alemanes orientales vivieran aterrorizados (realmente nunca se sabía si podía confiar en alguien)

La Stasi operaba su propia prisión, Hohenschönhausen. Más de 900 ex reclusos han dado testimonio sobre el horror que sucedió allí, pero mientras la Stasi estaba activa, la instalación era de alto secreto. El área no existía oficialmente y estaba marcada con un espacio en blanco en los mapas de la ciudad. En realidad, la mayor parte del país funcionaba como una prisión al aire libre, ya que a pocas personas se les permitía salir del país con visas de salida.

Las escuelas públicas en Alemania del Este eran campos de entrenamiento para el cumplimiento del estado policial. Niños pequeños cortan y colorean muñecos de papel con máscaras de gas y AK-47 . Se establecieron grupos de estilo juvenil de Hitler para escolares . …Los nazis allanaron el camino al usar ciudadanos como informadores o denunciantes. En ese tipo de cultura chismosa, denunciar a sus vecinos por delitos menores podría mantener a salvo a su propia familia. La policía secreta tenía tanta información personal sobre cada ciudadano y tanta influencia sobre las instituciones (ya sea que pudieras ingresar a la universidad, conseguir un trabajo, comprar un automóvil) su poder era casi absoluto, y absolutamente inexplicable. No tenían que arrestarte, podían paralizarte socialmente. Laura Williams. 10 hechos terroríficos sobre la policía secreta de Alemania del Este.

Es paradójico que la doctrina marxista proclamara que “la religión es el opio del pueblo” y que el advenimiento del socialismo tenía un carácter “científico”, en el socialismo real esta haya adquirido los atributos de una religión, en la que no hay un dios imaginario, sino real, de carne y hueso y un aparato que vela por la integridad de los dogmas de fe, las “verdades” totalitarias, de la nueva religión.

Fue el espíritu religioso que impregna la cultura occidental lo que desnaturalizó el marxismo de los fundadores, convirtiéndolo en la religión secular del siglo XX. Al apartarse de la ciencia, de la mano de la cual había dado sus primeros pasos, y pretender convertirse él mismo en ciencia, el marxismo se volvió una dogmática y se inmunizó contra disciplinas y conocimientos fundamentales, como los que aportaron Freud y el psicoanálisis, que hubieran impedido la disolución del individuo en la noción de clase y que aquél fuera tratado por los regímenes colectivistas como una pieza dispensable del organismo social. Su metamorfosis en religión laica fue apartando al marxismo del mundo real y tornándolo un sistema de ilusiones. E hizo del partido una Iglesia de rígidas jerarquías en las que el vértice —Comité Central, Buró Político, secretario general— tenía el atributo de la infalibilidad. El militante debía obedecer, con la fe del carbonero, las directivas, tesis e interpretaciones de los guardianes de la verdad absoluta, aun en contra de la razón y del simple sentido común. De este modo, el espíritu religioso —la superstición, en el lenguaje del siglo de las luces— consiguió sobrevivir y aun fortalecerse a través de un movimiento nacido, según el designio de Marx, para poner fin al reino de la fe e instaurar el de la razón en la historia. Mario Vargas Llosa. Desafíos a la libertad. 1994.

Otra estrategia utilizada por los regímenes totalitarios ha sido la “fabricación” de opositores “de mentira” para controlar a la disidencia. El siguiente artículo, escritor por un venezolano, explica en qué consiste tal estrategia y señala al cuerpo de inteligencia cubano, conocido como G2, destacado en Venezuela, como el autor intelectual de la misma. Esta práctica ha sido también utilizada en Nicaragua, con la creación de partidos políticos supuestamente opositores pero aliados al régimen, llamados popularmente “zancudos” en alusión a los mosquitos que viven de chupar la sangre de las personas.

Ni la Unión Soviética de Stalin, ni la China de Mao, ni la Alemania de Hitler, ni la Cuba de Fidel, ni la Venezuela de Chávez habrían sido posibles si hubiesen tenido un enemigo real, poderoso y radicalmente opuesto en lo ideológico. El conquistar la mente de los ciudadanos con ideas que vayan de la mano con sus intenciones políticas y que se sostengan sobre los principios del sistema que desean imponer es clave para ganar la primera batalla y -así mismo- la guerra: el socialismo debe gobernar -primero- en la mente de las personas.

Lo hicieron en Rusia. Lo hicieron en China. Lo hicieron en Alemania, en Cuba y también en Venezuela.

En su libro “1984”, George Orwell lo explica perfecto a través del personaje Emmanuel Goldstein: toda dictadura necesita a quién “echarle la culpa”, a quien “amenazar”, a quien “acusar”, a quien “perseguir”. Pero esto -como las comillas lo insinúan- es de mentiritas, porque a los verdaderos enemigos se les encierra y se les mata. Un tirano rara vez deja cabos sueltos; ellos no están jugando.

Es así como surge la necesidad de una oposición diseñada, creada, financiada y dotada de apoyo popular suficiente. Esta representa una de las piezas más poderosas de la inteligencia comunista, que será usada con fines propagandísticos.

¿Por qué? Pues porque con sus propios funcionarios, la dictadura controla la matriz de opinión de sus seguidores. Y con políticos disfrazados de adversarios, la inteligencia comunista controla al otro grueso de la población que podrían convertirse en potenciales disidentes.

Para lograr amarrar el poder en sus manos, la izquierda necesita controlar los dos bultos: el de sus fanáticos convencidos y el de aquellos que no están de acuerdo. ¿Cómo controlar a quienes no están de acuerdo? Diciéndoles lo que quieren escuchar, a través de voces y líderes en los que ellos aprenden a creer, pero que no los llevan a ningún lado, que no actúan, que son inertes. Jose Miguel. Las Mentiras del Socialismo: La Inteligencia Cubana G2 y la “Oposición”. Abril 2019.

En la actualidad, el Gran Hermano también vigila a los ciudadanos y ha encontrado en la tecnología a un aliado en sus propósitos autoritarios de vigilancia y control.

En Rusia, el Kremlin desarrolló el sistema de búsqueda y vigilancia SORM (Systema Operativno-Rozysknikh Meropriyatiy) que vigila las llamadas telefónicas, el tráfico de correo electrónico y actividad de navegación de la web y un nuevo servicio de vigilancia financiera diseñado para proporcionarle una visión completa de lo que la élite política y económica rusa está haciendo con su dinero y su tiempo.

El otro eje de acción es la propaganda a través del Internet para incidir en las opiniones de las personas para favorecer sus intereses, tanto para mantener el control de sus ciudadanos como para influir en la política internacional.

De acuerdo a una investigación de Andrei Soldatov e Irina Borogany que plasmaron en el libro The Red Web: The Kremlin´s War on the Internet. Borogan y Soldatov han pasado una década y media informando sobre el oscuro mundo de los servicios secretos de Rusia a través de su blog, Agentura.ru. Son unos de los principales expertos de Moscú en espionaje, censura y paranoia. Su tesis central aquí es bastante directa: los policías secretos, incluido el mismo presidente -el ex alumno más famoso de la KGB- están constantemente preocupados por el poder “subversivo” de Internet, por lo que han construido una de las redes de espionaje más intrusivas del planeta y están sistemáticamente legislando en contra de las libertades tradicionales del ciberespacio.

“Putin se ha rodeado intelectualmente de unos filósofos y pensadores que adscriben a ideas neo-fascistas, totalitarias y anti democráticas. Estos han ayudado a promover estas ideas por el mundo, ya sea desde la misma retórica del presidente ruso o desde la Agencia de Investigación de Internet, la herramienta rusa para crear granjas de trolls que pueblan de noticias falsas y odio a la web.”

La cadena de televisión anteriormente conocida como Russia Today cuenta con un presupuesto -alrededor de USD 300 millones anuales- que se puede comparar con el de los mayor grupos de medios de comunicación del mundo, como BBC o Fox News.” En palabras del presidente ruso, RT está decidido a romper el “monopolio anglosajón en las corrientes de información global”. Además, Sputnik News, que le pertenece a la agencia estatal de noticias, ha crecido exponencialmente en los últimos años.

— Más allá de promover sus intereses ayudando a elegir líderes pro Putin, el Kremlin diseñó sus misiones de desinformación con el explícito propósito de generar conflictos internos para fomentar las divisiones sociales y deteriorar el pluralismo en los países occidentales.

… hay una dosis diaria de informes falsos o distorsionados que parecen diseñados para explotar las divisiones en la sociedad y la política occidentales, especialmente en temas como la raza, la violencia y los derechos sexuales, y que son promulgados por grupos de operativos que se presentan como ciudadanos comunes en las cuentas de redes sociales. Al armar campañas de desinformación diseñadas específicamente para generar discordia, los rusos intentan utilizar la guerra cibernética como un arma psicológica contra las democracias liberales.

… En The Darkening Web Klimburg indica que, al ser aplicada a nivel nacional como un instrumento de control político e internacionalmente para avanzar en una estrategia de desestabilización, “la doctrina del ciberdominio de Moscú es ominosa y cada vez más efectiva”. Para darle apoyo numérico a esta afirmación, el autor cita un estudio realizado en 2015 que concluye que “los usuarios rusos de Internet se han acostumbrado tanto a la narrativa de Internet del Kremlin como una herramienta de las potencias occidentales que dos de cada cinco rusos desconfían de los medios extranjeros y casi la mitad de los rusos creen que los sitios web de noticias extranjeras deben ser censurados”.

… La estrategia se enfoca en propagar una noticia falsa o una mentira verosímil, de modo que esta narrativa tome una “vida por sí misma” y sea diseminada por cientos de miles. Al volverse masiva, esta empezará a aparecer en portales de noticias, lo cual ayuda a darle legitimidad. Esta entonces se transformará en algo que los medios más grandes deberán cubrir, incluso si es para desmentir la información. Pero el daño ya está hecho: cientos de miles o millones de personas leyeron o vieron la “noticia falsa” y ahora están convencidos de que era cierta.

Complementando su máquina de propaganda, la agencia del gobierno ruso emplea a cientos de trolls de Internet para difundir desinformación y publicar comentarios antagónicos en los medios occidentales.

… Pero, nunca faltó a su método para “desinformar y dividir”, el autor cuenta que la “ofensiva de guerra de propaganda rusa” fue fundamental para la ocupación de Crimea en 2014 e incluyó afirmaciones inventadas de que los bebés habían sido crucificados por soldados ucranianos.

…El Kremlin busca sembrar discordia en regímenes liberales porque es en estos donde se permite la libertad de opinión.  Y eso es un derecho que debemos valorar, “sin dejar que nuestras distintos opiniones nos vuelvan enemigos”. Cómo funciona la maquinaria oculta de Vladimir Putin para golpear las democracias del mundo

En China, el Internet está limitado. Sitios como Facebook, Instagram, Twitter y YouTube, están censurados y bloqueados, y se necesita una tecnología VPN para el acceso. En su lugar, se usa la aplicación china WeChat, controlada por el gobierno. El gobierno obliga a dirigir todo el tráfico en línea a través de tres sistemas de enrutamiento central. Esto facilita que los censores examinen todos los datos que ingresan y salen del país.

El gobierno chino ha introducido recientemente un sistema por el que se pierde el crédito por mala conducta. Ni siquiera tiene que ser por actos ilegales. Jugar demasiados videojuegos o comprar demasiado alcohol, actividad de internet, todo realmente afectará su puntuación y podrá tener  consecuencias negativas. Y todo se basa en la vigilancia de las actividades de los ciudadanos.

El presidente chino, Xi Jinping, se ha embarcado en la creación del llamado sistema de crédito social. Si lograba completarlo, el estado obtendría el control total sobre sus ciudadanos. De manera inquietante, el público chino encuentra atractivo el sistema de crédito social, ya que les brinda servicios que antes carecían, promete perseguir a los delincuentes y ofrece a los ciudadanos una guía sobre cómo mantenerse alejado de los problemas. Aún más inquietante, China podría vender el sistema de crédito social en todo el mundo a los posibles dictadores, que luego se volverían políticamente dependientes de China. George Soros. The Rise of Nationalism After the Fall of the Berlin Wall, Noviembre, 2019.

Con ayuda de la última tecnología, el sistema de vigilancia, recopilación y procesamiento de información permite al gobierno chino concentrar sus actividades en grupos étnicos o religiosos que resisten el esfuerzo gubernamental por uniformar a la sociedad. El país tiene un pequeño ejército (más de 50,000 personas) monitoreando la actividad de Internet en todo momento.

El gobierno está construyendo cientos o miles de campos de reeducación no reconocidos a los que se pueden enviar uigures [etnia de idioma turco] por cualquier motivo o por ninguno. En algunos de ellos las condiciones cotidianas no parecen ser físicamente abusivas tanto como espeluznantes. Un preso liberado ha dicho que no se le permitió comer hasta que le había dado las gracias a Xi Jinping, el presidente chino y al Partido Comunista. Pero ha habido denuncias de tortura a otros.

Kashgar, la ciudad uigur más grande, tiene cuatro campamentos, de los cuales el más grande está en la escuela secundaria número 5. Un jefe de seguridad local dijo en 2017 que “aproximadamente 120.000” personas estaban retenidas en la ciudad. En Korla, en el centro de la provincia, un funcionario de seguridad dijo recientemente que los campamentos están tan llenos que los oficiales en ellos están rogando a la policía que deje de traer gente.

… No se rigen por ningún proceso judicial; las detenciones son por orden de la policía o los funcionarios del partido, no por el veredicto de un tribunal.

Bajo un sistema llamado fanghuiju, los equipos de media docena —compuestos por policías o funcionarios locales e incluyendo siempre un traductor uigur, que casi siempre significa un uigur— van de casa en casa recopilando expedientes de información personal. Fanghuiju es la abreviatura de “investigar las condiciones de las personas, mejorar la vida de las personas, ganar el corazón de las personas”.

Desde la primavera de 2017, la información se ha utilizado para clasificar la “fiabilidad” de los ciudadanos utilizando varios criterios. [que van desde la edad, etnia, religión a tener pasaporte o familiares en el exterior] ,,, Para completar el panorama de la vigilancia humana, el gobierno tiene un programa llamado “convertirse en parientes” en el que las familias locales (principalmente uigur) “adoptan” funcionarios (principalmente de la mayoritaria etnia Han). El funcionario visita a su familia adoptiva regularmente, vive con ella durante períodos cortos, les da regalos y enseña el mandarín local. También verifica la información recopilada por los equipos de fanghuiju. El programa parece ser inmenso. Según un informe oficial de 2018, 1.1 millones de funcionarios han sido emparejados con 1.6 millones de familias. Eso significa que aproximadamente la mitad de los hogares uigures han tenido un espía/adoctrinador chino Han asignado a ellos.

Estos esfuerzos mapean el territorio ideológico de la provincia familia por familia; la tecnología mapea las actividades de la población calle por calle y teléfono por teléfono. En Hotan y Kashgar hay postes que llevan tal vez ocho o diez cámaras de video a intervalos de 100-200 metros a lo largo de cada calle; una red de vigilancia mucho más fina que en la mayoría de las ciudades chinas. Además de ver a los peatones, las cámaras pueden leer las matrículas de los coches y correlacionarlas con la cara de la persona que conduce. Sólo los propietarios registrados pueden conducir automóviles; cualquier otra persona será arrestada, según un funcionario de seguridad pública que acompañó a este corresponsal en Hotan. Las cámaras están equipadas para trabajar tanto por la noche como por el día.

Debido a que el gobierno ve lo que llama “limpieza web” como necesario para evitar el acceso a la información terrorista, se supone que todos en Xinjiang deben tener una aplicación de spyware en su teléfono móvil. No instalar la aplicación, que puede identificar a las personas llamadas, realizar un seguimiento de la actividad en línea y registrar el uso de las redes sociales, es un delito. Los “rastreadores Wi-Fi” en lugares públicos mantienen un ojo, o nariz, en todos los dispositivos en red en el rango.

A continuación, los registros asociados con los documentos de identidad pueden contener datos biométricos, incluidas las huellas dactilares, el tipo de sangre y la información de ADN, así como el registro de detención del sujeto y el “estado de fiabilidad”. El gobierno recoge gran parte de este material biométrico sigiloso, bajo la apariencia de un programa de salud pública llamado “Física para todos”, que requiere que la gente proporcione muestras de sangre.

Un sistema llamado Plataforma Integrada de Operaciones Conjuntas (IJOP), revelado por primera vez por Human Rights Watch, utiliza sistemas de aprendizaje automático, información de cámaras, teléfonos inteligentes, registros financieros y de planificación familiar e incluso un uso inusual de la electricidad para generar listas de sospechosos para su detención. Un informe oficial de WeChat dijo que verificar las listas del IJOP era una de las principales responsabilidades del comité de seguridad local. Incluso sin vigilancia de alta tecnología, el estado policial de Xinjiang es formidable. Con él, se vuelve aterrador. The Economist. “Apartheid with Chinese characteristics“. May 31st 2018.

En 2006, la organización no gubernamental internacional, Reporteros Sin Fronteras que promueve la libertad de prensa, empezó a publicar una lista de “Enemigos del Internet“. La organización clasifica a un país como enemigo del Internet a “todos aquellos países se caracterizan no solo por su capacidad de censurar noticias e información en línea, sino también por su represión casi sistemática de los usuarios de Internet“. Los 5 “Estados enemigos del Internet” nombrados en marzo de 2013 fueron: Baréin, China, Irán, Siria y Vietnam. Esta lista no ha sido actualizada desde entonces. Wikipedia. Censura y vigilancia del internet por país.

Actualmente, existe restricción a noticias políticas en Burundi, Etiopía, Corea del Norte, Cuba, Venezuela, Honduras (parcialmente) y Turquía, y hay restricción a medios sociales en Belarus, Corea del Norte, Etiopía, Turkmenistan, Turquía, Uzbekistan. Arabia Saudita y Rusia impulsaron legislaciones para legalizar el filtrado de información por Internet.

En Corea del Norte la navegación no autorizada de Internet es una actividad peligrosa. Los principales teléfonos inteligentes, tabletas, sistemas operativos y navegadores utilizados en el país fueron desarrollados por el gobierno, y el contenido en los aproximadamente 5,000 sitios web accesibles está estrictamente controlado.

Si hay una historia que pueda resumir las causas contemporáneas de la censura en Internet, esta tuvo lugar en Egipto. En enero de 2011, activistas egipcios, inspirados por un levantamiento exitoso en Túnez, comenzaron a organizar una manifestación usando Facebook. En cuestión de días, miles de manifestantes se reunieron en la plaza Tahrir de El Cairo para protestar contra el régimen de Mubarak.

El gobierno egipcio pronto tomó la “audaz” medida de cortar el acceso a internet del país. La respuesta fue que miles se sumaron a las protestas. El régimen de Mubarak rápidamente se dio cuenta de su error: nunca cortar el acceso a Internet.

Mubarak finalmente fue forzado a renunciar después de solo 18 días de protestas masivas. La Primavera Árabe de Egipto demostró dos cosas: el poder de organización de Internet y la rapidez con la que un gobierno puede decretar la censura en Internet. La censura en Internet: El estatus de la libertad en la red en 2018.

Como puede observarse, el autoritarismo sigue presente actualmente en muchos países y el Gran Hermano hoy usa la tecnología para vigilar y controlar a los ciudadanos.

En las dictaduras de tipo marxista el fenómeno totalitario no es parte intrínseca de la doctrina que las determina pero sí parece ser una consecuencia de su aplicación práctica.

… Las diferentes corrientes marxistas han dado diferentes respuestas al fenómeno desde las restricciones que el marxismo impone a una definición particular de dominación política que implica tanto una ingeniería social consciente como una dominación determinada políticamente, ambas situaciones previstas sólo unas pocas veces en el análisis histórico marxista de la sociedad (que considera irrelevante la autonomía privada de la volición individual como paso necesario para la expresión libre de una determinada consciencia de clase. … Esta subordinación es parte necesaria de la capacidad del socialismo de ejercer un control consciente sobre la construcción de toda la sociedad. … esta subordinación no es voluntaria sino coercitiva, y su competencia interna por el poder va delegando las jefaturas hasta un individuo único, líder e ideólogo, tomado como referente para el ejercicio de un culto a la personalidad. Wikipedia, Totalitarismo.

El guión para construir el estado totalitario que Hakey magistralmente describió hace ya 85 años y Orwell retrató hace 70, fue documentado con evidencias surgidas de fuentes oficiales por Hannah Arendt muy poco después en “Los orígenes del totalitarismo”.

Lo interesante, desde luego, no es que la China comunista sea diferente de la Rusia comunista o que la Rusia de Stalin fuera diferente de la Alemania de Hitler. La ebriedad y la incompetencia que tan ampliamente asoman en cualquier descripción de la Rusia de los años 20 ó de los años 30, y que siguen estando hoy muy extendidas, no desempeñaron papel alguno en la Alemania nazi, mientras que la indecible y gratuita crueldad de los campos alemanes de concentración y de exterminio parece haber estado considerablemente ausente de los campos rusos, donde los cautivos morían de abandono más que de tortura.

… Lo que en nuestro contexto resulta decisivo es que el Gobierno totalitario resulta diferente de las dictaduras y tiranías; la capacidad de advertir esta diferencia no es en manera alguna una cuestión académica que pueda abandonarse confiadamente a los «teóricos», porque la dominación total es la única forma de gobierno con la que no es posible la coexistencia. Por ello tenemos todas las razones posibles para emplear escasa y prudentemente la palabra «totalitario».

… Por lo que se refiere a Stalin, las sorprendentes declaraciones de Kruschev, que —por la obvia razón de que su audiencia y él mismo estuvieron totalmente complicados en el asunto— ocultaban considerablemente más de lo que revelaban, tuvieron el desgraciado resultado de minimizar a los ojos de muchos (y desde luego a los de los eruditos con su amor profesional por las fuentes oficiales) la gigantesca criminalidad del régimen de Stalin, que, al fin y al cabo, no consistió simplemente en la difamación de unos pocos centenares de miles de destacadas figuras políticas y literarias, a las que se podía «rehabilitar» póstumamente, sino en el exterminio de los literalmente indecibles millones de personas a las que nadie, ni siquiera Stalin, podía considerar sospechosas de actividades «contrarrevolucionarias». Y fue precisamente con el reconocimiento de algunos crímenes como ocultó Kruschev la criminalidad del régimen en conjunto, y es precisamente contra este camuflaje y contra la hipocresía de los actuales dirigentes rusos —todos los cuales se prepararon y progresaron bajo Stalin— contra lo que se halla ahora en casi abierta rebelión la joven generación de intelectuales rusos. Porque ellos saben todo lo que es necesario saber sobre «las purgas masivas y la deportación y el aniquilamiento de pueblos enteros». La explicación que de los crímenes formuló Kruschev —la demente suspicacia de Stalin— ocultaba el aspecto más característico del terror totalitario, el de desatarse cuando ha muerto ya toda oposición organizada y el dirigente totalitario sabe que ya no necesita temer nada. Esto es particularmente cierto en lo que se refiere a la evolución rusa. Stalin comenzó sus gigantescas purgas no en 1928, cuando admitió: «Tenemos enemigos internos», y cuando tenía razones para sentir temor —sabía que Bujarin le había comparado con Genghis Khan y que estaba convencido de que la política de Stalin «estaba conduciendo al país al hambre, a la ruina y a un régimen policíaco».

… el Archivo de Smolensko tiende a confirmar lo que ya sabíamos de fuentes menos irrefutables. Esto es incluso cierto en el caso de algunas de sus curiosas lagunas, especialmente las referentes a los datos estadísticos. Porque esta ausencia demuestra simplemente que, como en otros aspectos, el régimen de Stalin era implacablemente consecuente: todos los hechos que no estuviesen conformes o que ofrecieran la posibilidad de no coincidir con la ficción oficial —datos sobre cosechas, criminalidad, auténticos incidentes de actividades «contrarrevolucionarias», a diferencia de las ulteriores conspiraciones ficticias— eran tratados como carentes de existencia. Resultaba, además, completamente de acuerdo con el desprecio totalitario por los hechos y la realidad el que todos estos datos, en vez de ser recogidos en Moscú procedentes de las cuatro esquinas del inmenso territorio, fueran conocidos por vez primera en las respectivas localidades a través de su publicación en Pravda, Izvestia o cualquier otro órgano oficial de Moscú; de esta forma, cada región y cada distrito de la Unión Soviética recibía sus datos estadísticos oficiales y ficticios muy de la misma manera que recibía las no menos ficticias normas que le fijaba el Plan Quinquenal.

Enumeraré brevemente unos pocos de los más sorprendentes puntos que antes podían ser sólo supuestos y que ahora han quedado demostrados por pruebas documentales. Siempre habíamos sospechado, pero no lo sabíamos con certeza, que el régimen nunca fue «monolítico», sino que se hallaba «conscientemente construido en torno a funciones superpuestas, duplicadas y paralelas» y que su estructura grotescamente amorfa era conservada unida por el mismo principio del führer —el llamado «culto de la personalidad»— que hallamos en la Alemania nazi; que la rama ejecutiva de este Gobierno especial no era el Partido, sino la policía, cuyas «actividades operacionales no eran reguladas a través de los canales del Partido»; que las personas enteramente inocentes a quienes el régimen liquidó, a millones, los «enemigos objetivos» en el lenguaje bolchevique, sabían que eran «delincuentes sin un delito»; que fue precisamente esta nueva categoría, diferenciada de los primeros auténticos enemigos del régimen —asesinos de funcionarios del Gobierno, incendiarios y bandidos— la que reaccionó con la misma «completa pasividad» que conocemos también a través de las normas de conducta de las víctimas del terror nazi. Nunca hubo duda alguna de que la «oleada de denuncias mutuas» durante la Gran Purga resultó tan desastrosa para el bienestar económico y social del país como eficaz para fortalecer al dirigente totalitario, pero sólo ahora conocemos cuán deliberadamente puso en marcha Stalin «esta amenazadora cadena de denuncias» cuando proclamó oficialmente el 29 de julio de 1936: Inalienable calidad de cada bolchevique en las circunstancias presentes debe ser la capacidad para reconocer a un enemigo del Partido por muy bien enmascarado que pueda hallarse. (El subrayado es de la autora.) De la misma manera que la «Solución Final» de Hitler significaba para la élite nazi la obligatoriedad de cumplir el mandamiento «Tú matarás», la declaración de Stalin prescribía: «Tú levantarás falso testimonio», como norma directriz de la conducta de todos los miembros del Partido bolchevique. … La verdad es que el precio de la dominación totalitaria fue tan alto que ni en Alemania ni en Rusia ha sido todavía completamente pagado.

… Es cierto que la superioridad de la policía secreta sobre el aparato militar constituye característica determinante de muchas tiranías y no sólo de la totalitaria; pero en el caso del Gobierno totalitario la preponderancia de la policía no responde simplemente a la necesidad de reprimir a la población en el país, sino que encaja con la reivindicación ideológica a una dominación mundial. … Así, los nazis emplearon esencialmente sus tropas SS como fuerza de policía para la dominación e incluso la conquista de territorios extranjeros, con el propósito final de amalgamar el Ejército y la policía bajo la dirección de las SS.

… Menos bien conocido, pero quizá aún más convincente, es el hecho de que el propio y más ambicioso intento de Kruschev de invertir el proceso de des-totalitarización concluyó en un completo fracaso. En 1957 presentó una nueva «ley contra los parásitos sociales» que hubiera permitido al régimen reintroducir las deportaciones en masa, restablecer los trabajos forzados en gran escala y —lo que resulta más importante para la dominación total— desencadenar otra oleada de denuncias en masa; porque se suponía que los «parásitos» habían de ser seleccionados por el mismo pueblo en reuniones de masas. La «ley», sin embargo, tropezó con la oposición de los juristas soviéticos y fue desechada antes siquiera de que hubiera podido ser ensayada. En otras palabras, el pueblo de la Unión Soviética ha pasado de la pesadilla de la dominación totalitaria a los múltiples peligros, dificultades e injusticias de la dictadura de partido único, y aunque es enteramente cierto que esta moderna forma de tiranía no ofrece ninguna de las garantías del Gobierno constitucional, que, «incluso aceptando los presupuestos de la ideología comunista, todo el poder en la URSS es, en definitiva, ilegítimo» y que, por ello, el país puede volver a caer en el totalitarismo de un día para otro sin que se produzcan revueltas importantes, también es cierto que la más horrible de todas las nuevas formas de gobierno, cuyos elementos y orígenes históricos trato de analizar, concluyó en Rusia con la muerte de Stalin de la misma manera que el totalitarismo acabó en Alemania con la muerte de Hitler.  Hannah Arendt. Los orígenes del totalitarismo (1951)

De manera que ese guión para construir el estado totalitario ha sido seguido en todo o en parte por diversos regímenes en todo el mundo. Desde la extinta URSS, sus satélites europeos del “campo socialista”, la China de Mao, la Camboya de Pol Pot, y la actual Corea del Norte. Pero también fue aplicado en gran parte por los regímenes autoritarios y dictaduras –que Arendt distingue de los totalitarios porque en ellos no existe autoridad ni jerarquía intermedia– que se han sucedido en diferentes momentos y lugares del mundo. Tanto el fascismo como el nazismo siguieron el modelo  soviético de dictadura y la represión violenta de los disidentes. Ciertamente, como dice Arendt, “el totalitarismo concluyó en Rusia con la muerte de Stalin de la misma manera que el totalitarismo acabó en Alemania con la muerte de Hitler”. A eso podríamos agregar que también en China con la muerte Mao.

Pero muchos catalogan con este término el franquismo en España, como se conoce al período de la dictadura de Francisco Franco, surgido tras la guerra civil de 1936-1939 y que se prolongó hasta su muerte en 1975. Sus bases fueron el nacionalismo español, el catolicismo, el fascismo y el anticomunismo, que sirvieron de apoyo a una dictadura militar totalitaria que se autoproclamó como «democracia orgánica» en oposición a la democracia parlamentaria.

Sin embargo, el autoritarismo y las dictaduras han implementado diferentes aspectos y hasta han seguido un guión similar. Empecemos por entender estos conceptos.

Dictadura, forma de gobierno en la que una persona o un pequeño grupo posee el poder absoluto sin limitaciones constitucionales efectivas. El término dictadura proviene del título latino dictador, que en la República Romana designaba a un magistrado temporal al que se le otorgaban poderes extraordinarios para hacer frente a las crisis estatales. Los dictadores modernos, sin embargo, se parecen más a los tiranos antiguos que a los dictadores antiguos. Las descripciones de los filósofos antiguos de las tiranías de Grecia y Siciliair muy lejos en la caracterización de dictaduras modernas. Los dictadores suelen recurrir a la fuerza o al fraude para obtener un poder político despótico, que mantienen mediante el uso de la intimidación, el terror y la supresión de las libertades civiles básicas. También pueden emplear técnicas de propaganda masiva para mantener su apoyo público. Dictatorship. Encyclopaedia Britannica.

Una dictadura es una forma autoritaria de gobierno, caracterizada por un solo líder o grupo de líderes y pluralismo político limitado. Según otras definiciones, las democracias son regímenes en los que «quienes gobiernan son seleccionados mediante elecciones competitivas»; por lo tanto, las dictaduras no son «democracias» Dictadura. Wikipedia.

El concepto de dictadura corresponde a un tipo o sistema de gobierno … cuyos poderes estatales legislativos, judiciales y ejecutivos recaen directa y exclusivamente sobre un individuo o, en muchos casos, grupo político como puede ser un partido hegemónico. https://psicologiaymente.com/social/tipos-de-dictadura

En ciencia política y sociología el concepto de “autoritarismo” no tiene una definición unívoca, lo que permite identificar como autoritarias muchas y muy diferentes ideologías, movimientos y regímenes políticosAutoritarismo. Wikipedia.

Según estas definiciones, todas las dictaduras son autoritarias, desde el momento en que impiden las elecciones libres. Sin embargo, no todos los regímenes autoritarios son o han sido dictaduras.

En los gobiernos autoritarios se restringen las libertades civiles e incluso sociales, de pensamiento y de reunión. Cualquier confrontación con el Estado se suele considerar como un acto de conspiración y traición. En ocasiones, sin ningún tipo de evidencia, eludiendo así cualquier tipo de justicia.

Es importante mencionar que los regímenes autoritarios y dictatoriales en América Latina han abrazado ideologías de diferentes extremos del espectro político. Entre las principales podemos mencionar la de Jorge Rafael Videla en Argentina, Hugo Banzer en Bolivia,  Alencar Castelo Branco,  Artur da Costa e Silva, Emílio Garrastazu Médici, Ernesto Geisel y João Figueiredo en Brasil, Fulgencio Batista en Cuba, Augusto Pinochet en Chile, Hosni Mubarak en Egipto, Carlos Castillo Armas en Guatemala, Saddam Husein en Irak, Muammar al-Gaddafi  en Libia, Anastasio Somoza (padre e hijo) y Daniel Ortega en Nicaragua, Hafez al-Asad y su hijo Bashar al-Asad en Siria, Manuel Noriega en Panamá, Alberto Fujimori en Perú, Alfredo Stroessner en Paraguay, Leónidas Trujillo en República Dominicana, Juan Vicente Gómez en Venezuela, entre otros.

Otros países tienen dictaduras de partido único, donde el gobernante lo designa el partido, como en el caso de China, Cuba, Laos y  Myanmar, las monarquías islámicas como en Arabia Saudí y Omán, las dictaduras religiosas como en Irán, los regímenes híbridos que cuentan con rasgos democráticos y autoritarios por la preponderancia permanente de un partido como en Singapur y Sudán.

En todos los casos, los regímenes autoritarios y los dictatoriales concentran el poder en una persona o una organización o partido y el Estado tiene el papel central en conducir la economía y la sociedad.

Sin embargo, desde que existe el Estado, en la historia antigua tanto como en la reciente, los monarcas, los regímenes totalitarios, dictatoriales o autoritarios siempre tuvieron que recurrir al apoyo de una elite generosamente recompensada para sostener su poder.

En los Discursos observa Maquiavelo que todo aquel que pretenda establecer un gobierno de libertad e igualdad fracasará, «a menos que, aparte de esa igualdad general, a un número de los espíritus más osados y ambiciosos los haga caballeros, no solo de nombre sino de hecho, dándoles castillos y posesiones, así como dinero y súbditos, para que, rodeado de ellos, pueda mantener su poder y ellos, con su apoyo, puedan satisfacer su ambición».

En la historia reciente, la mayoría de estos regímenes gobiernan en un sistema económico de mercado distorsionado por la presencia de grupos oligárquicos que medran a la sombra del poder político. En América Latina, el “capitalismo de compinches” ha reinado en todos los países del subcontinente.

El poder arbitrario de muchos regímenes autoritarios no comunistas, además, se fortaleció por muchos años mediante la imposición del Estado para limitar o constreñir el funcionamiento de una economía de mercado. La dictadura militar brasilera (1964-1985) construyó numerosas empresas del Estado para consolidar y ampliar su poder. El último gobierno militar argentino (1976-1983) estableció feudos económicos para proteger el poder del ejército, de la marina y de la aviación. La dictadura del general Augusto Pinochet en Chile se apropió de la gran minería cuprífera chilena para financiar y abastecer el presupuesto militar. La política fiscal del autoritarismo mexicano dependió por décadas de los ingresos de Petróleos Mexicanos, la principal empresa del Estado. El último gobierno militar peruano (1968-1980) se fundó precisamente sobre un intento de reducir en lo posible la importancia de la economía de mercado. En estos y otros casos, la limitación de la economía de mercado por parte del Estado autoritario permitió y estimuló el abuso y la corrupción, y redujo las libertadas democráticas. Jorge I. Domínguez. Cinco falacias sobre la democracia en América Latina

Aunque Domínguez se limita principalmente a ejemplos de las dictaduras militares latinoamericanas, todos los gobiernos autoritarios civiles también han promovido el “capitalismo de compinches”.

Sin embargo, en el mundo de hoy persiste aún el culto al totalitarismo por ciertos grupos opuestos a la democracia y la libertad. Tan reciente como en septiembre de 2019, el Parlamento Europeo publicó una resolución titulada Importancia de la memoria histórica europea para el futuro de Europa recordando que muchos países del este de Europa fueron “sometidos a dictaduras, a veces bajo la ocupación o la influencia directa de la Unión Soviética, durante medio siglo, y continuaron privados de libertad, soberanía, dignidad, derechos humanos y desarrollo socioeconómico”; que “sigue existiendo la necesidad urgente de sensibilizar sobre los crímenes perpetrados por el estalinismo y otras dictaduras, evaluarlos moral y jurídicamente, y llevar a cabo investigaciones judiciales sobre ellos”; y que es de vital importancia para la unidad de Europa “recordar a las víctimas de los regímenes totalitarios y autoritarios, y reconocer y divulgar el legado común europeo de los crímenes cometidos por las dictaduras estalinista, nazi y de otro tipo”.

Acusa directamente a Rusia de seguir “siendo la mayor víctima del totalitarismo comunista y que su evolución hacia un Estado democrático seguirá obstaculizada mientras el Gobierno, la élite política y la propaganda política continúen encubriendo los crímenes comunistas y ensalzando el régimen totalitario soviético; pide, por tanto, a la sociedad rusa que acepte su trágico pasado;” y por “los esfuerzos de los actuales dirigentes rusos por distorsionar los hechos históricos y ocultar los crímenes perpetrados por el régimen totalitario soviético, esfuerzos que constituyen un peligroso elemento de la guerra de la información librada contra la Europa democrática con el objetivo de dividirla, y pide a la Comisión, por tanto, que luche firmemente contra ellos;

En su parte resolutiva “condena en los términos más enérgicos los actos de agresión, los crímenes contra la humanidad y las violaciones masivas de los derechos humanos perpetrados por los regímenes comunista, nazi y otros regímenes totalitarios; … Condena toda manifestación y propagación de ideologías totalitarias, como el nazismo y el estalinismo. … manifiesta su inquietud ante los casos que se han denunciado, en algunos Estados miembros, de colusión entre, por un lado, líderes políticos, partidos políticos y fuerzas de seguridad y, por otro, movimientos radicales, racistas y xenófobos de distintas denominaciones políticas; condenando la distorsión de los hechos históricos y la utilización de símbolos y retóricas que evocan aspectos de la propaganda totalitaria, toda manifestación y propagación de ideologías totalitarias, como el nazismo y el estalinismo, en la Unión; Condena el revisionismo histórico y la glorificación de los colaboradores nazis en algunos Estados miembros de la Unión; Pide una cultura común de memoria histórica que rechace los crímenes de los regímenes fascistas y estalinistas, y de otros regímenes totalitarios y autoritarios del pasado, como medio para fomentar, en particular entre las generaciones más jóvenes, la resiliencia ante las amenazas modernas que se ciernen sobre la democracia;”.

El fantasma del totalitarismo y el autoritarismo todavía deambula por el mundo, los europeos lo reconocen como una amenaza real a la democracia y la libertad y por eso llaman a combatirlo. 

Arturo J. Solórzano
Junio de 2019

 

La manipulación nazi de las mentes a través del lenguaje

Para ver un ejemplo de esto, podemos recurrir a Victor Klemperer (1881-1960), un judío alemán que sobrevivió en la Alemania nazi fuera del sistema de campos de concentración porque su esposa no era judía y ella estuvo a su lado y lo defendió durante la Segunda Guerra Mundial. Varios años después de la derrota de Hitler y el régimen nacionalsocialista en 1945, Klemperer escribió un libro llamado  El lenguaje del Tercer Reich (1957). Profesor de lenguas romances en una universidad de Dresde antes del ascenso de Hitler al poder en 1933, estaba especialmente en sintonía con los usos y matices de las palabras y sus significados contextuales.

Mantuvo un diario detallado y verdaderamente fascinante sobre la vida cotidiana durante la era nazi en Alemania, cuyo contenido completo fue publicado bajo el título, I Will Bear Witness: A Diary of the Nazi Years (1995), mucho después de su fallecimiento. Se basó en estas meticulosas observaciones al escribir El lenguaje del Tercer Reich en la década de 1950. Klemperer argumentó que prácticamente todos en la Alemania de Hitler eran nazis, se consideraran o no nacionalsocialistas, incluidas muchas de las víctimas del régimen (incluidos los judíos alemanes).

¿Por qué? Porque habían sido capturados y adaptados en sus pensamientos y creencias a las ideas e ideología de sus amos nazis. Les resultaba difícil pensar en la vida y la moral de otra manera; es decir, razonar de manera independiente del lenguaje de las palabras y frases políticas que reflejan las concepciones nazis del hombre, la “raza” y la sociedad. Klemperer estaba sugiriendo en sus mentes que ya no eran seres humanos autónomos, sino esclavos del régimen, ya que pensaban y actuaban en términos del léxico y la lógica del nacionalsocialismo de Hitler. Dijo Klemperer:

El nazismo impregnaba la carne y la sangre de las personas a través de palabras simples, modismos y estructuras de oraciones que se les impusieron en un millón de repeticiones y se tomaron en cuenta de forma mecánica e inconsciente. . .

El lenguaje no solo escribe y piensa por mí, también dicta cada vez más mis sentimientos y gobierna todo mi ser espiritual cuanto más incuestionable e inconscientemente me abandono. . Las palabras pueden ser como pequeñas dosis de arsénico; se tragan sin ser notados, parecen no tener efecto y, después de un tiempo, la reacción tóxica comienza después de todo.

Klemperer dijo que no era que los nazis inventaran muchas palabras nuevas, aunque lo hicieron en algunos casos con un diseño intencional. Pero argumentaba que lo que era mucho más desagradable es que a través de sus propios usos particulares de las palabras existentes, una y otra vez en su propaganda, discursos y publicaciones, cambiaron los significados y contextos de estas palabras dadas por supuestas del idioma alemán.

Los nazis, a través de este método, hicieron que las palabras tuvieran un solo significado, el significado colectivo o compartido al servicio de los propósitos de los nazis. “Al hacer que el lenguaje sea el servidor de su terrible sistema, lo consigue en sus medios publicitarios más poderosos, públicos y subrepticios”, explicó Klemperer, y continuó:

El único propósito del [uso y forma de lenguaje nazi] es despojar a todos de su individualidad, paralizarlos como personalidades, convertirlos en ganado irreflexivo y dócil en un rebaño conducido y perseguido en una dirección particular, para convertirlos en átomos en un enorme bloque de piedra rodante. . . Donde [el lenguaje nazi] se dirige al individuo. . . donde educa, enseña medios de criar fanatismo y técnicas de sugerencia masiva.

El control soviético del pensamiento a través del lenguaje

No fue diferente en esta técnica ideológica de flexionar el lenguaje para sus propósitos el régimen comunista en la Rusia soviética. El historiador ruso Mikhail Heller (1922-1997) destacó este aspecto de la sociedad socialista planificada en su perspicaz trabajo, Cogs in the Wheel: The Formation of Soviet Man (1988).

Desde la época de Vladimir Lenin con la llegada de la Revolución Bolchevique en noviembre de 1917 hasta el reinado de veinticinco años de Josef Stalin, a los líderes soviéticos al final del régimen en 1991, se hizo un lenguaje para servir a los medios y fines. del sistema socialista. Heller explicó:

Lenin desarrolló una forma especial de escritura que hizo posible establecer el “eslogan de fórmula” en la mente del lector u oyente. . . Luego, como el elemento compositivo más importante, existe el uso de la repetición, mediante la cual se forma un rectángulo que concentra la atención, reduce el campo de posibilidades y exprime el pensamiento en un anillo apretado del cual solo hay una salida. . .

El poder total sobre la Palabra le da al Maestro de la Palabra un poder mágico sobre todas las comunicaciones. El discurso soviético es siempre un monólogo porque no hay otra parte con quien hablar. Del otro lado está el enemigo. En el idioma soviético no hay palabras neutrales: cada palabra conlleva una carga ideológica. . . Es por eso que en el idioma soviético las mismas palabras se repiten una y otra vez, hasta que se convierten en una señal que actúa sin ningún esfuerzo de pensamiento. El efecto de frases y consignas establecidas también está asegurado por su repetición siempre en la misma forma. . .

El idioma soviético se convirtió en el medio más importante para evitar que las personas adquieran más conocimiento de lo que el estado deseaba. . . El discurso soviético perdió su libertad. El lenguaje fue elaborado a partir de consignas y citas del Líder [Stalin]. . . La autoridad aplastante e incuestionable de la palabra del Líder es el resultado en gran parte de su derecho y poder para nombrar al Enemigo. . . La palabra que significa que el enemigo debe ser impactante, fácil de recordar, implicando condena por su propio sonido, y siempre imprecisa, para que todos los que en un momento dado no complace al Líder puedan ser incluidos bajo esta rúbrica. . . Richard M. Ebeling Tyrants of the Mind and the New Collectivism

El totalitarismo en China siguió, y sigue hasta el presente pero de manera más sofisticada, el mismo patrón reseñado en la sociedad orwelliana.

Quien no haya conocido China en tiempos de Mao y de sus sucesores inmediatos no percibirá el carácter extraordinario de esta simple conversación en Pekín. Nunca, en la historia contemporánea, había sido tan controlado un pueblo entero: los chinos no sólo debían hablar al unísono, también debían pensar al unísono. A diferencia de los regímenes autoritarios que permiten a sus súbditos conservar su libertad interior con tal de que se callen, el maoísmo exigía que se pensara “como se debía” con sinceridad. El control social alcanzaba hasta la vida privada: el dormitorio, el matrimonio, las prácticas sexuales estaban sometidas a la línea del Partido. En la década de 1970, toda sensibilidad estaba anestesiada; cada uno, transformado en loro, repetía el eslogan del día. Toda conversación aparentemente personal comenzaba con una cita de Mao. No se podía acceder más que a libros mediocres y asistir a ocho óperas “revolucionarias”. Altoparlantes dispuestos en las plazas de las ciudades, en las estaciones, en el interior de los trenes, en las oficinas, en las fábricas, difundían desde el alba y hasta bien entrada la noche músicas militares; prohibían hablar, oírse, reflexionar.

Hay una diferencia esencial entre el maoísmo y el estalinismo: los dirigentes soviéticos sabían que mentían, el pueblo sabía que el comunismo era una impostura, la mentira era proclamada como si fuera una verdad, y pocos la creían; los dirigentes maoístas no quedaban satisfechos con que el pueblo viviera en la mentira al mismo tiempo que confesaba la verdad oficial; les hacía falta que los chinos con el cerebro lavado interiorizaran la mentira. La mentira maoísta debía ser sincera, lo que los acercaba más a la Inquisición católica que al estalinismo ateo. Nada de esto se dice en China, porque la desmaoización todavía no ha ocurrido. Guy Sorman. China: El Imperio de las Mentiras. 2012.

En la Alemania Oriental dominada por el comunismo, la sociedad era vigilada por la Stasi, la policía secreta del régimen, que se dedicaba a identificar cualquier tipo de descontento.

Para mantener el poder durante 40 años mientras su gente moría de hambre y planeaba escapar, el Partido Comunista tuvo que ser muy bueno para controlar a las personas y socavar a los activistas anti estatales. … Su única función era mantener al Partido Comunista en el poder. No les importaba cómo.

… En la década de 1950, la represión era brutal, tortura física. A principios de la década de 1970, ansiosa por ser aceptada en el escenario internacional, la Policía Secreta de Alemania Oriental tuvo que volverse más sutil. El objetivo de Zersetzung (un término militar reutilizado que significa desintegración o corrosión) era “desconectar” a los individuos y grupos activistas que pudieran amenazar al Partido. La policía recopiló registros médicos, escolares y policiales, entrevistas con vecinos y familiares, y cualquier otra evidencia que pudieran obtener y luego personalizaría un impacto directo en la salud mental de un individuo. … Si alguien parecía que podría desafiar la legitimidad o el control del Partido Comunista, la Stasi destruyó sistemáticamente su vida. Usaron el chantaje, la vergüenza social, las amenazas y la tortura. 

…La Stasi tenía 91,000 empleados en su apogeo: aproximadamente uno de cada 30 residentes era un agente de la Stasi. Más de uno de cada tres alemanes orientales (5,6 millones) estaba bajo sospecha o vigilancia, con un archivo abierto de la Stasi. Otro medio millón estaba alimentando la información de la Stasi. Este nivel de vigilancia e infiltración causó que los alemanes orientales vivieran aterrorizados (realmente nunca se sabía si podía confiar en alguien)

La Stasi operaba su propia prisión, Hohenschönhausen. Más de 900 ex reclusos han dado testimonio sobre el horror que sucedió allí, pero mientras la Stasi estaba activa, la instalación era de alto secreto. El área no existía oficialmente y estaba marcada con un espacio en blanco en los mapas de la ciudad. En realidad, la mayor parte del país funcionaba como una prisión al aire libre, ya que a pocas personas se les permitía salir del país con visas de salida.

Las escuelas públicas en Alemania del Este eran campos de entrenamiento para el cumplimiento del estado policial. Niños pequeños cortan y colorean muñecos de papel con máscaras de gas y AK-47 . Se establecieron grupos de estilo juvenil de Hitler para escolares . …Los nazis allanaron el camino al usar ciudadanos como informadores o denunciantes. En ese tipo de cultura chismosa, denunciar a sus vecinos por delitos menores podría mantener a salvo a su propia familia. La policía secreta tenía tanta información personal sobre cada ciudadano y tanta influencia sobre las instituciones (ya sea que pudieras ingresar a la universidad, conseguir un trabajo, comprar un automóvil) su poder era casi absoluto, y absolutamente inexplicable. No tenían que arrestarte, podían paralizarte socialmente. Laura Williams. 10 hechos terroríficos sobre la policía secreta de Alemania del Este.

Es paradójico que la doctrina marxista proclamara que “la religión es el opio del pueblo” y que el advenimiento del socialismo tenía un carácter “científico”, en el socialismo real esta haya adquirido los atributos de una religión, en la que no hay un dios imaginario, sino real, de carne y hueso y un aparato que vela por la integridad de los dogmas de fe, las “verdades” totalitarias, de la nueva religión.

Fue el espíritu religioso que impregna la cultura occidental lo que desnaturalizó el marxismo de los fundadores, convirtiéndolo en la religión secular del siglo XX. Al apartarse de la ciencia, de la mano de la cual había dado sus primeros pasos, y pretender convertirse él mismo en ciencia, el marxismo se volvió una dogmática y se inmunizó contra disciplinas y conocimientos fundamentales, como los que aportaron Freud y el psicoanálisis, que hubieran impedido la disolución del individuo en la noción de clase y que aquél fuera tratado por los regímenes colectivistas como una pieza dispensable del organismo social. Su metamorfosis en religión laica fue apartando al marxismo del mundo real y tornándolo un sistema de ilusiones. E hizo del partido una Iglesia de rígidas jerarquías en las que el vértice —Comité Central, Buró Político, secretario general— tenía el atributo de la infalibilidad. El militante debía obedecer, con la fe del carbonero, las directivas, tesis e interpretaciones de los guardianes de la verdad absoluta, aun en contra de la razón y del simple sentido común. De este modo, el espíritu religioso —la superstición, en el lenguaje del siglo de las luces— consiguió sobrevivir y aun fortalecerse a través de un movimiento nacido, según el designio de Marx, para poner fin al reino de la fe e instaurar el de la razón en la historia. Mario Vargas Llosa. Desafíos a la libertad. 1994.

Otra estrategia utilizada por los regímenes totalitarios ha sido la “fabricación” de opositores “de mentira” para controlar a la disidencia. El siguiente artículo, escritor por un venezolano, explica en qué consiste tal estrategia y señala al cuerpo de inteligencia cubano, conocido como G2, destacado en Venezuela, como el autor intelectual de la misma. Esta práctica ha sido también utilizada en Nicaragua, con la creación de partidos políticos supuestamente opositores pero aliados al régimen, llamados popularmente “zancudos” en alusión a los mosquitos que viven de chupar la sangre de las personas.

Ni la Unión Soviética de Stalin, ni la China de Mao, ni la Alemania de Hitler, ni la Cuba de Fidel, ni la Venezuela de Chávez habrían sido posibles si hubiesen tenido un enemigo real, poderoso y radicalmente opuesto en lo ideológico. El conquistar la mente de los ciudadanos con ideas que vayan de la mano con sus intenciones políticas y que se sostengan sobre los principios del sistema que desean imponer es clave para ganar la primera batalla y -así mismo- la guerra: el socialismo debe gobernar -primero- en la mente de las personas.

Lo hicieron en Rusia. Lo hicieron en China. Lo hicieron en Alemania, en Cuba y también en Venezuela.

En su libro “1984”, George Orwell lo explica perfecto a través del personaje Emmanuel Goldstein: toda dictadura necesita a quién “echarle la culpa”, a quien “amenazar”, a quien “acusar”, a quien “perseguir”. Pero esto -como las comillas lo insinúan- es de mentiritas, porque a los verdaderos enemigos se les encierra y se les mata. Un tirano rara vez deja cabos sueltos; ellos no están jugando.

Es así como surge la necesidad de una oposición diseñada, creada, financiada y dotada de apoyo popular suficiente. Esta representa una de las piezas más poderosas de la inteligencia comunista, que será usada con fines propagandísticos.

¿Por qué? Pues porque con sus propios funcionarios, la dictadura controla la matriz de opinión de sus seguidores. Y con políticos disfrazados de adversarios, la inteligencia comunista controla al otro grueso de la población que podrían convertirse en potenciales disidentes.

Para lograr amarrar el poder en sus manos, la izquierda necesita controlar los dos bultos: el de sus fanáticos convencidos y el de aquellos que no están de acuerdo. ¿Cómo controlar a quienes no están de acuerdo? Diciéndoles lo que quieren escuchar, a través de voces y líderes en los que ellos aprenden a creer, pero que no los llevan a ningún lado, que no actúan, que son inertes. Jose Miguel. Las Mentiras del Socialismo: La Inteligencia Cubana G2 y la “Oposición”. Abril 2019.

En la actualidad, el Gran Hermano también vigila a los ciudadanos y ha encontrado en la tecnología a un aliado en sus propósitos autoritarios de vigilancia y control.

En Rusia, el Kremlin desarrolló el sistema de búsqueda y vigilancia SORM (Systema Operativno-Rozysknikh Meropriyatiy) que vigila las llamadas telefónicas, el tráfico de correo electrónico y actividad de navegación de la web y un nuevo servicio de vigilancia financiera diseñado para proporcionarle una visión completa de lo que la élite política y económica rusa está haciendo con su dinero y su tiempo.

El otro eje de acción es la propaganda a través del Internet para incidir en las opiniones de las personas para favorecer sus intereses, tanto para mantener el control de sus ciudadanos como para influir en la política internacional.

De acuerdo a una investigación de Andrei Soldatov e Irina Borogany que plasmaron en el libro The Red Web: The Kremlin´s War on the Internet. Borogan y Soldatov han pasado una década y media informando sobre el oscuro mundo de los servicios secretos de Rusia a través de su blog, Agentura.ru. Son unos de los principales expertos de Moscú en espionaje, censura y paranoia. Su tesis central aquí es bastante directa: los policías secretos, incluido el mismo presidente -el ex alumno más famoso de la KGB- están constantemente preocupados por el poder “subversivo” de Internet, por lo que han construido una de las redes de espionaje más intrusivas del planeta y están sistemáticamente legislando en contra de las libertades tradicionales del ciberespacio.

“Putin se ha rodeado intelectualmente de unos filósofos y pensadores que adscriben a ideas neo-fascistas, totalitarias y anti democráticas. Estos han ayudado a promover estas ideas por el mundo, ya sea desde la misma retórica del presidente ruso o desde la Agencia de Investigación de Internet, la herramienta rusa para crear granjas de trolls que pueblan de noticias falsas y odio a la web.”

La cadena de televisión anteriormente conocida como Russia Today cuenta con un presupuesto -alrededor de USD 300 millones anuales- que se puede comparar con el de los mayor grupos de medios de comunicación del mundo, como BBC o Fox News.” En palabras del presidente ruso, RT está decidido a romper el “monopolio anglosajón en las corrientes de información global”. Además, Sputnik News, que le pertenece a la agencia estatal de noticias, ha crecido exponencialmente en los últimos años.

— Más allá de promover sus intereses ayudando a elegir líderes pro Putin, el Kremlin diseñó sus misiones de desinformación con el explícito propósito de generar conflictos internos para fomentar las divisiones sociales y deteriorar el pluralismo en los países occidentales.

… hay una dosis diaria de informes falsos o distorsionados que parecen diseñados para explotar las divisiones en la sociedad y la política occidentales, especialmente en temas como la raza, la violencia y los derechos sexuales, y que son promulgados por grupos de operativos que se presentan como ciudadanos comunes en las cuentas de redes sociales. Al armar campañas de desinformación diseñadas específicamente para generar discordia, los rusos intentan utilizar la guerra cibernética como un arma psicológica contra las democracias liberales.

… En The Darkening Web Klimburg indica que, al ser aplicada a nivel nacional como un instrumento de control político e internacionalmente para avanzar en una estrategia de desestabilización, “la doctrina del ciberdominio de Moscú es ominosa y cada vez más efectiva”. Para darle apoyo numérico a esta afirmación, el autor cita un estudio realizado en 2015 que concluye que “los usuarios rusos de Internet se han acostumbrado tanto a la narrativa de Internet del Kremlin como una herramienta de las potencias occidentales que dos de cada cinco rusos desconfían de los medios extranjeros y casi la mitad de los rusos creen que los sitios web de noticias extranjeras deben ser censurados”.

… La estrategia se enfoca en propagar una noticia falsa o una mentira verosímil, de modo que esta narrativa tome una “vida por sí misma” y sea diseminada por cientos de miles. Al volverse masiva, esta empezará a aparecer en portales de noticias, lo cual ayuda a darle legitimidad. Esta entonces se transformará en algo que los medios más grandes deberán cubrir, incluso si es para desmentir la información. Pero el daño ya está hecho: cientos de miles o millones de personas leyeron o vieron la “noticia falsa” y ahora están convencidos de que era cierta.

Complementando su máquina de propaganda, la agencia del gobierno ruso emplea a cientos de trolls de Internet para difundir desinformación y publicar comentarios antagónicos en los medios occidentales.

… Pero, nunca faltó a su método para “desinformar y dividir”, el autor cuenta que la “ofensiva de guerra de propaganda rusa” fue fundamental para la ocupación de Crimea en 2014 e incluyó afirmaciones inventadas de que los bebés habían sido crucificados por soldados ucranianos.

…El Kremlin busca sembrar discordia en regímenes liberales porque es en estos donde se permite la libertad de opinión.  Y eso es un derecho que debemos valorar, “sin dejar que nuestras distintos opiniones nos vuelvan enemigos”. Cómo funciona la maquinaria oculta de Vladimir Putin para golpear las democracias del mundo

En China, el Internet está limitado. Sitios como Facebook, Instagram, Twitter y YouTube, están censurados y bloqueados, y se necesita una tecnología VPN para el acceso. En su lugar, se usa la aplicación china WeChat, controlada por el gobierno. El gobierno obliga a dirigir todo el tráfico en línea a través de tres sistemas de enrutamiento central. Esto facilita que los censores examinen todos los datos que ingresan y salen del país.

El gobierno chino ha introducido recientemente un sistema por el que se pierde el crédito por mala conducta. Ni siquiera tiene que ser por actos ilegales. Jugar demasiados videojuegos o comprar demasiado alcohol, actividad de internet, todo realmente afectará su puntuación y podrá tener  consecuencias negativas. Y todo se basa en la vigilancia de las actividades de los ciudadanos.

El presidente chino, Xi Jinping, se ha embarcado en la creación del llamado sistema de crédito social. Si lograba completarlo, el estado obtendría el control total sobre sus ciudadanos. De manera inquietante, el público chino encuentra atractivo el sistema de crédito social, ya que les brinda servicios que antes carecían, promete perseguir a los delincuentes y ofrece a los ciudadanos una guía sobre cómo mantenerse alejado de los problemas. Aún más inquietante, China podría vender el sistema de crédito social en todo el mundo a los posibles dictadores, que luego se volverían políticamente dependientes de China. George Soros. The Rise of Nationalism After the Fall of the Berlin Wall, Noviembre, 2019.

Con ayuda de la última tecnología, el sistema de vigilancia, recopilación y procesamiento de información permite al gobierno chino concentrar sus actividades en grupos étnicos o religiosos que resisten el esfuerzo gubernamental por uniformar a la sociedad. El país tiene un pequeño ejército (más de 50,000 personas) monitoreando la actividad de Internet en todo momento.

El gobierno está construyendo cientos o miles de campos de reeducación no reconocidos a los que se pueden enviar uigures [etnia de idioma turco] por cualquier motivo o por ninguno. En algunos de ellos las condiciones cotidianas no parecen ser físicamente abusivas tanto como espeluznantes. Un preso liberado ha dicho que no se le permitió comer hasta que le había dado las gracias a Xi Jinping, el presidente chino y al Partido Comunista. Pero ha habido denuncias de tortura a otros.

Kashgar, la ciudad uigur más grande, tiene cuatro campamentos, de los cuales el más grande está en la escuela secundaria número 5. Un jefe de seguridad local dijo en 2017 que “aproximadamente 120.000” personas estaban retenidas en la ciudad. En Korla, en el centro de la provincia, un funcionario de seguridad dijo recientemente que los campamentos están tan llenos que los oficiales en ellos están rogando a la policía que deje de traer gente.

… No se rigen por ningún proceso judicial; las detenciones son por orden de la policía o los funcionarios del partido, no por el veredicto de un tribunal.

Bajo un sistema llamado fanghuiju, los equipos de media docena —compuestos por policías o funcionarios locales e incluyendo siempre un traductor uigur, que casi siempre significa un uigur— van de casa en casa recopilando expedientes de información personal. Fanghuiju es la abreviatura de “investigar las condiciones de las personas, mejorar la vida de las personas, ganar el corazón de las personas”.

Desde la primavera de 2017, la información se ha utilizado para clasificar la “fiabilidad” de los ciudadanos utilizando varios criterios. [que van desde la edad, etnia, religión a tener pasaporte o familiares en el exterior] ,,, Para completar el panorama de la vigilancia humana, el gobierno tiene un programa llamado “convertirse en parientes” en el que las familias locales (principalmente uigur) “adoptan” funcionarios (principalmente de la mayoritaria etnia Han). El funcionario visita a su familia adoptiva regularmente, vive con ella durante períodos cortos, les da regalos y enseña el mandarín local. También verifica la información recopilada por los equipos de fanghuiju. El programa parece ser inmenso. Según un informe oficial de 2018, 1.1 millones de funcionarios han sido emparejados con 1.6 millones de familias. Eso significa que aproximadamente la mitad de los hogares uigures han tenido un espía/adoctrinador chino Han asignado a ellos.

Estos esfuerzos mapean el territorio ideológico de la provincia familia por familia; la tecnología mapea las actividades de la población calle por calle y teléfono por teléfono. En Hotan y Kashgar hay postes que llevan tal vez ocho o diez cámaras de video a intervalos de 100-200 metros a lo largo de cada calle; una red de vigilancia mucho más fina que en la mayoría de las ciudades chinas. Además de ver a los peatones, las cámaras pueden leer las matrículas de los coches y correlacionarlas con la cara de la persona que conduce. Sólo los propietarios registrados pueden conducir automóviles; cualquier otra persona será arrestada, según un funcionario de seguridad pública que acompañó a este corresponsal en Hotan. Las cámaras están equipadas para trabajar tanto por la noche como por el día.

Debido a que el gobierno ve lo que llama “limpieza web” como necesario para evitar el acceso a la información terrorista, se supone que todos en Xinjiang deben tener una aplicación de spyware en su teléfono móvil. No instalar la aplicación, que puede identificar a las personas llamadas, realizar un seguimiento de la actividad en línea y registrar el uso de las redes sociales, es un delito. Los “rastreadores Wi-Fi” en lugares públicos mantienen un ojo, o nariz, en todos los dispositivos en red en el rango.

A continuación, los registros asociados con los documentos de identidad pueden contener datos biométricos, incluidas las huellas dactilares, el tipo de sangre y la información de ADN, así como el registro de detención del sujeto y el “estado de fiabilidad”. El gobierno recoge gran parte de este material biométrico sigiloso, bajo la apariencia de un programa de salud pública llamado “Física para todos”, que requiere que la gente proporcione muestras de sangre.

Un sistema llamado Plataforma Integrada de Operaciones Conjuntas (IJOP), revelado por primera vez por Human Rights Watch, utiliza sistemas de aprendizaje automático, información de cámaras, teléfonos inteligentes, registros financieros y de planificación familiar e incluso un uso inusual de la electricidad para generar listas de sospechosos para su detención. Un informe oficial de WeChat dijo que verificar las listas del IJOP era una de las principales responsabilidades del comité de seguridad local. Incluso sin vigilancia de alta tecnología, el estado policial de Xinjiang es formidable. Con él, se vuelve aterrador. The Economist. “Apartheid with Chinese characteristics“. May 31st 2018.

En 2006, la organización no gubernamental internacional, Reporteros Sin Fronteras que promueve la libertad de prensa, empezó a publicar una lista de “Enemigos del Internet“. La organización clasifica a un país como enemigo del Internet a “todos aquellos países se caracterizan no solo por su capacidad de censurar noticias e información en línea, sino también por su represión casi sistemática de los usuarios de Internet“. Los 5 “Estados enemigos del Internet” nombrados en marzo de 2013 fueron: Baréin, China, Irán, Siria y Vietnam. Esta lista no ha sido actualizada desde entonces. Wikipedia. Censura y vigilancia del internet por país.

Actualmente, existe restricción a noticias políticas en Burundi, Etiopía, Corea del Norte, Cuba, Venezuela, Honduras (parcialmente) y Turquía, y hay restricción a medios sociales en Belarus, Corea del Norte, Etiopía, Turkmenistan, Turquía, Uzbekistan. Arabia Saudita y Rusia impulsaron legislaciones para legalizar el filtrado de información por Internet.

En Corea del Norte la navegación no autorizada de Internet es una actividad peligrosa. Los principales teléfonos inteligentes, tabletas, sistemas operativos y navegadores utilizados en el país fueron desarrollados por el gobierno, y el contenido en los aproximadamente 5,000 sitios web accesibles está estrictamente controlado.

Si hay una historia que pueda resumir las causas contemporáneas de la censura en Internet, esta tuvo lugar en Egipto. En enero de 2011, activistas egipcios, inspirados por un levantamiento exitoso en Túnez, comenzaron a organizar una manifestación usando Facebook. En cuestión de días, miles de manifestantes se reunieron en la plaza Tahrir de El Cairo para protestar contra el régimen de Mubarak.

El gobierno egipcio pronto tomó la “audaz” medida de cortar el acceso a internet del país. La respuesta fue que miles se sumaron a las protestas. El régimen de Mubarak rápidamente se dio cuenta de su error: nunca cortar el acceso a Internet.

Mubarak finalmente fue forzado a renunciar después de solo 18 días de protestas masivas. La Primavera Árabe de Egipto demostró dos cosas: el poder de organización de Internet y la rapidez con la que un gobierno puede decretar la censura en Internet. La censura en Internet: El estatus de la libertad en la red en 2018.

Como puede observarse, el autoritarismo sigue presente actualmente en muchos países y el Gran Hermano hoy usa la tecnología para vigilar y controlar a los ciudadanos.

En las dictaduras de tipo marxista el fenómeno totalitario no es parte intrínseca de la doctrina que las determina pero sí parece ser una consecuencia de su aplicación práctica.

… Las diferentes corrientes marxistas han dado diferentes respuestas al fenómeno desde las restricciones que el marxismo impone a una definición particular de dominación política que implica tanto una ingeniería social consciente como una dominación determinada políticamente, ambas situaciones previstas sólo unas pocas veces en el análisis histórico marxista de la sociedad (que considera irrelevante la autonomía privada de la volición individual como paso necesario para la expresión libre de una determinada consciencia de clase. … Esta subordinación es parte necesaria de la capacidad del socialismo de ejercer un control consciente sobre la construcción de toda la sociedad. … esta subordinación no es voluntaria sino coercitiva, y su competencia interna por el poder va delegando las jefaturas hasta un individuo único, líder e ideólogo, tomado como referente para el ejercicio de un culto a la personalidad. Wikipedia, Totalitarismo.

El guión para construir el estado totalitario que Hakey magistralmente describió hace ya 85 años y Orwell retrató hace 70, fue documentado con evidencias surgidas de fuentes oficiales por Hannah Arendt muy poco después en “Los orígenes del totalitarismo”.

Lo interesante, desde luego, no es que la China comunista sea diferente de la Rusia comunista o que la Rusia de Stalin fuera diferente de la Alemania de Hitler. La ebriedad y la incompetencia que tan ampliamente asoman en cualquier descripción de la Rusia de los años 20 ó de los años 30, y que siguen estando hoy muy extendidas, no desempeñaron papel alguno en la Alemania nazi, mientras que la indecible y gratuita crueldad de los campos alemanes de concentración y de exterminio parece haber estado considerablemente ausente de los campos rusos, donde los cautivos morían de abandono más que de tortura.

… Lo que en nuestro contexto resulta decisivo es que el Gobierno totalitario resulta diferente de las dictaduras y tiranías; la capacidad de advertir esta diferencia no es en manera alguna una cuestión académica que pueda abandonarse confiadamente a los «teóricos», porque la dominación total es la única forma de gobierno con la que no es posible la coexistencia. Por ello tenemos todas las razones posibles para emplear escasa y prudentemente la palabra «totalitario».

… Por lo que se refiere a Stalin, las sorprendentes declaraciones de Kruschev, que —por la obvia razón de que su audiencia y él mismo estuvieron totalmente complicados en el asunto— ocultaban considerablemente más de lo que revelaban, tuvieron el desgraciado resultado de minimizar a los ojos de muchos (y desde luego a los de los eruditos con su amor profesional por las fuentes oficiales) la gigantesca criminalidad del régimen de Stalin, que, al fin y al cabo, no consistió simplemente en la difamación de unos pocos centenares de miles de destacadas figuras políticas y literarias, a las que se podía «rehabilitar» póstumamente, sino en el exterminio de los literalmente indecibles millones de personas a las que nadie, ni siquiera Stalin, podía considerar sospechosas de actividades «contrarrevolucionarias». Y fue precisamente con el reconocimiento de algunos crímenes como ocultó Kruschev la criminalidad del régimen en conjunto, y es precisamente contra este camuflaje y contra la hipocresía de los actuales dirigentes rusos —todos los cuales se prepararon y progresaron bajo Stalin— contra lo que se halla ahora en casi abierta rebelión la joven generación de intelectuales rusos. Porque ellos saben todo lo que es necesario saber sobre «las purgas masivas y la deportación y el aniquilamiento de pueblos enteros». La explicación que de los crímenes formuló Kruschev —la demente suspicacia de Stalin— ocultaba el aspecto más característico del terror totalitario, el de desatarse cuando ha muerto ya toda oposición organizada y el dirigente totalitario sabe que ya no necesita temer nada. Esto es particularmente cierto en lo que se refiere a la evolución rusa. Stalin comenzó sus gigantescas purgas no en 1928, cuando admitió: «Tenemos enemigos internos», y cuando tenía razones para sentir temor —sabía que Bujarin le había comparado con Genghis Khan y que estaba convencido de que la política de Stalin «estaba conduciendo al país al hambre, a la ruina y a un régimen policíaco».

… el Archivo de Smolensko tiende a confirmar lo que ya sabíamos de fuentes menos irrefutables. Esto es incluso cierto en el caso de algunas de sus curiosas lagunas, especialmente las referentes a los datos estadísticos. Porque esta ausencia demuestra simplemente que, como en otros aspectos, el régimen de Stalin era implacablemente consecuente: todos los hechos que no estuviesen conformes o que ofrecieran la posibilidad de no coincidir con la ficción oficial —datos sobre cosechas, criminalidad, auténticos incidentes de actividades «contrarrevolucionarias», a diferencia de las ulteriores conspiraciones ficticias— eran tratados como carentes de existencia. Resultaba, además, completamente de acuerdo con el desprecio totalitario por los hechos y la realidad el que todos estos datos, en vez de ser recogidos en Moscú procedentes de las cuatro esquinas del inmenso territorio, fueran conocidos por vez primera en las respectivas localidades a través de su publicación en Pravda, Izvestia o cualquier otro órgano oficial de Moscú; de esta forma, cada región y cada distrito de la Unión Soviética recibía sus datos estadísticos oficiales y ficticios muy de la misma manera que recibía las no menos ficticias normas que le fijaba el Plan Quinquenal.

Enumeraré brevemente unos pocos de los más sorprendentes puntos que antes podían ser sólo supuestos y que ahora han quedado demostrados por pruebas documentales. Siempre habíamos sospechado, pero no lo sabíamos con certeza, que el régimen nunca fue «monolítico», sino que se hallaba «conscientemente construido en torno a funciones superpuestas, duplicadas y paralelas» y que su estructura grotescamente amorfa era conservada unida por el mismo principio del führer —el llamado «culto de la personalidad»— que hallamos en la Alemania nazi; que la rama ejecutiva de este Gobierno especial no era el Partido, sino la policía, cuyas «actividades operacionales no eran reguladas a través de los canales del Partido»; que las personas enteramente inocentes a quienes el régimen liquidó, a millones, los «enemigos objetivos» en el lenguaje bolchevique, sabían que eran «delincuentes sin un delito»; que fue precisamente esta nueva categoría, diferenciada de los primeros auténticos enemigos del régimen —asesinos de funcionarios del Gobierno, incendiarios y bandidos— la que reaccionó con la misma «completa pasividad» que conocemos también a través de las normas de conducta de las víctimas del terror nazi. Nunca hubo duda alguna de que la «oleada de denuncias mutuas» durante la Gran Purga resultó tan desastrosa para el bienestar económico y social del país como eficaz para fortalecer al dirigente totalitario, pero sólo ahora conocemos cuán deliberadamente puso en marcha Stalin «esta amenazadora cadena de denuncias» cuando proclamó oficialmente el 29 de julio de 1936: Inalienable calidad de cada bolchevique en las circunstancias presentes debe ser la capacidad para reconocer a un enemigo del Partido por muy bien enmascarado que pueda hallarse. (El subrayado es de la autora.) De la misma manera que la «Solución Final» de Hitler significaba para la élite nazi la obligatoriedad de cumplir el mandamiento «Tú matarás», la declaración de Stalin prescribía: «Tú levantarás falso testimonio», como norma directriz de la conducta de todos los miembros del Partido bolchevique. … La verdad es que el precio de la dominación totalitaria fue tan alto que ni en Alemania ni en Rusia ha sido todavía completamente pagado.

… Es cierto que la superioridad de la policía secreta sobre el aparato militar constituye característica determinante de muchas tiranías y no sólo de la totalitaria; pero en el caso del Gobierno totalitario la preponderancia de la policía no responde simplemente a la necesidad de reprimir a la población en el país, sino que encaja con la reivindicación ideológica a una dominación mundial. … Así, los nazis emplearon esencialmente sus tropas SS como fuerza de policía para la dominación e incluso la conquista de territorios extranjeros, con el propósito final de amalgamar el Ejército y la policía bajo la dirección de las SS.

… Menos bien conocido, pero quizá aún más convincente, es el hecho de que el propio y más ambicioso intento de Kruschev de invertir el proceso de des-totalitarización concluyó en un completo fracaso. En 1957 presentó una nueva «ley contra los parásitos sociales» que hubiera permitido al régimen reintroducir las deportaciones en masa, restablecer los trabajos forzados en gran escala y —lo que resulta más importante para la dominación total— desencadenar otra oleada de denuncias en masa; porque se suponía que los «parásitos» habían de ser seleccionados por el mismo pueblo en reuniones de masas. La «ley», sin embargo, tropezó con la oposición de los juristas soviéticos y fue desechada antes siquiera de que hubiera podido ser ensayada. En otras palabras, el pueblo de la Unión Soviética ha pasado de la pesadilla de la dominación totalitaria a los múltiples peligros, dificultades e injusticias de la dictadura de partido único, y aunque es enteramente cierto que esta moderna forma de tiranía no ofrece ninguna de las garantías del Gobierno constitucional, que, «incluso aceptando los presupuestos de la ideología comunista, todo el poder en la URSS es, en definitiva, ilegítimo» y que, por ello, el país puede volver a caer en el totalitarismo de un día para otro sin que se produzcan revueltas importantes, también es cierto que la más horrible de todas las nuevas formas de gobierno, cuyos elementos y orígenes históricos trato de analizar, concluyó en Rusia con la muerte de Stalin de la misma manera que el totalitarismo acabó en Alemania con la muerte de Hitler.  Hannah Arendt. Los orígenes del totalitarismo (1951)

De manera que ese guión para construir el estado totalitario ha sido seguido en todo o en parte por diversos regímenes en todo el mundo. Desde la extinta URSS, sus satélites europeos del “campo socialista”, la China de Mao, la Camboya de Pol Pot, y la actual Corea del Norte. Pero también fue aplicado en gran parte por los regímenes autoritarios y dictaduras –que Arendt distingue de los totalitarios porque en ellos no existe autoridad ni jerarquía intermedia– que se han sucedido en diferentes momentos y lugares del mundo. Tanto el fascismo como el nazismo siguieron el modelo  soviético de dictadura y la represión violenta de los disidentes. Ciertamente, como dice Arendt, “el totalitarismo concluyó en Rusia con la muerte de Stalin de la misma manera que el totalitarismo acabó en Alemania con la muerte de Hitler”. A eso podríamos agregar que también en China con la muerte Mao.

Pero muchos catalogan con este término el franquismo en España, como se conoce al período de la dictadura de Francisco Franco, surgido tras la guerra civil de 1936-1939 y que se prolongó hasta su muerte en 1975. Sus bases fueron el nacionalismo español, el catolicismo, el fascismo y el anticomunismo, que sirvieron de apoyo a una dictadura militar totalitaria que se autoproclamó como «democracia orgánica» en oposición a la democracia parlamentaria.

Sin embargo, el autoritarismo y las dictaduras han implementado diferentes aspectos y hasta han seguido un guión similar. Empecemos por entender estos conceptos.

Dictadura, forma de gobierno en la que una persona o un pequeño grupo posee el poder absoluto sin limitaciones constitucionales efectivas. El término dictadura proviene del título latino dictador, que en la República Romana designaba a un magistrado temporal al que se le otorgaban poderes extraordinarios para hacer frente a las crisis estatales. Los dictadores modernos, sin embargo, se parecen más a los tiranos antiguos que a los dictadores antiguos. Las descripciones de los filósofos antiguos de las tiranías de Grecia y Siciliair muy lejos en la caracterización de dictaduras modernas. Los dictadores suelen recurrir a la fuerza o al fraude para obtener un poder político despótico, que mantienen mediante el uso de la intimidación, el terror y la supresión de las libertades civiles básicas. También pueden emplear técnicas de propaganda masiva para mantener su apoyo público. Dictatorship. Encyclopaedia Britannica.

Una dictadura es una forma autoritaria de gobierno, caracterizada por un solo líder o grupo de líderes y pluralismo político limitado. Según otras definiciones, las democracias son regímenes en los que «quienes gobiernan son seleccionados mediante elecciones competitivas»; por lo tanto, las dictaduras no son «democracias» Dictadura. Wikipedia.

El concepto de dictadura corresponde a un tipo o sistema de gobierno … cuyos poderes estatales legislativos, judiciales y ejecutivos recaen directa y exclusivamente sobre un individuo o, en muchos casos, grupo político como puede ser un partido hegemónico. https://psicologiaymente.com/social/tipos-de-dictadura

En ciencia política y sociología el concepto de “autoritarismo” no tiene una definición unívoca, lo que permite identificar como autoritarias muchas y muy diferentes ideologías, movimientos y regímenes políticosAutoritarismo. Wikipedia.

Según estas definiciones, todas las dictaduras son autoritarias, desde el momento en que impiden las elecciones libres. Sin embargo, no todos los regímenes autoritarios son o han sido dictaduras.

En los gobiernos autoritarios se restringen las libertades civiles e incluso sociales, de pensamiento y de reunión. Cualquier confrontación con el Estado se suele considerar como un acto de conspiración y traición. En ocasiones, sin ningún tipo de evidencia, eludiendo así cualquier tipo de justicia.

Es importante mencionar que los regímenes autoritarios y dictatoriales en América Latina han abrazado ideologías de diferentes extremos del espectro político. Entre las principales podemos mencionar la de Jorge Rafael Videla en Argentina, Hugo Banzer en Bolivia,  Alencar Castelo Branco,  Artur da Costa e Silva, Emílio Garrastazu Médici, Ernesto Geisel y João Figueiredo en Brasil, Fulgencio Batista en Cuba, Augusto Pinochet en Chile, Hosni Mubarak en Egipto, Carlos Castillo Armas en Guatemala, Saddam Husein en Irak, Muammar al-Gaddafi  en Libia, Anastasio Somoza (padre e hijo) y Daniel Ortega en Nicaragua, Hafez al-Asad y su hijo Bashar al-Asad en Siria, Manuel Noriega en Panamá, Alberto Fujimori en Perú, Alfredo Stroessner en Paraguay, Leónidas Trujillo en República Dominicana, Juan Vicente Gómez en Venezuela, entre otros.

Otros países tienen dictaduras de partido único, donde el gobernante lo designa el partido, como en el caso de China, Cuba, Laos y  Myanmar, las monarquías islámicas como en Arabia Saudí y Omán, las dictaduras religiosas como en Irán, los regímenes híbridos que cuentan con rasgos democráticos y autoritarios por la preponderancia permanente de un partido como en Singapur y Sudán.

En todos los casos, los regímenes autoritarios y los dictatoriales concentran el poder en una persona o una organización o partido y el Estado tiene el papel central en conducir la economía y la sociedad.

Sin embargo, desde que existe el Estado, en la historia antigua tanto como en la reciente, los monarcas, los regímenes totalitarios, dictatoriales o autoritarios siempre tuvieron que recurrir al apoyo de una elite generosamente recompensada para sostener su poder.

En los Discursos observa Maquiavelo que todo aquel que pretenda establecer un gobierno de libertad e igualdad fracasará, «a menos que, aparte de esa igualdad general, a un número de los espíritus más osados y ambiciosos los haga caballeros, no solo de nombre sino de hecho, dándoles castillos y posesiones, así como dinero y súbditos, para que, rodeado de ellos, pueda mantener su poder y ellos, con su apoyo, puedan satisfacer su ambición».

En la historia reciente, la mayoría de estos regímenes gobiernan en un sistema económico de mercado distorsionado por la presencia de grupos oligárquicos que medran a la sombra del poder político. En América Latina, el “capitalismo de compinches” ha reinado en todos los países del subcontinente.

El poder arbitrario de muchos regímenes autoritarios no comunistas, además, se fortaleció por muchos años mediante la imposición del Estado para limitar o constreñir el funcionamiento de una economía de mercado. La dictadura militar brasilera (1964-1985) construyó numerosas empresas del Estado para consolidar y ampliar su poder. El último gobierno militar argentino (1976-1983) estableció feudos económicos para proteger el poder del ejército, de la marina y de la aviación. La dictadura del general Augusto Pinochet en Chile se apropió de la gran minería cuprífera chilena para financiar y abastecer el presupuesto militar. La política fiscal del autoritarismo mexicano dependió por décadas de los ingresos de Petróleos Mexicanos, la principal empresa del Estado. El último gobierno militar peruano (1968-1980) se fundó precisamente sobre un intento de reducir en lo posible la importancia de la economía de mercado. En estos y otros casos, la limitación de la economía de mercado por parte del Estado autoritario permitió y estimuló el abuso y la corrupción, y redujo las libertadas democráticas. Jorge I. Domínguez. Cinco falacias sobre la democracia en América Latina

Aunque Domínguez se limita principalmente a ejemplos de las dictaduras militares latinoamericanas, todos los gobiernos autoritarios civiles también han promovido el “capitalismo de compinches”.

Sin embargo, en el mundo de hoy persiste aún el culto al totalitarismo por ciertos grupos opuestos a la democracia y la libertad. Tan reciente como en septiembre de 2019, el Parlamento Europeo publicó una resolución titulada Importancia de la memoria histórica europea para el futuro de Europa recordando que muchos países del este de Europa fueron “sometidos a dictaduras, a veces bajo la ocupación o la influencia directa de la Unión Soviética, durante medio siglo, y continuaron privados de libertad, soberanía, dignidad, derechos humanos y desarrollo socioeconómico”; que “sigue existiendo la necesidad urgente de sensibilizar sobre los crímenes perpetrados por el estalinismo y otras dictaduras, evaluarlos moral y jurídicamente, y llevar a cabo investigaciones judiciales sobre ellos”; y que es de vital importancia para la unidad de Europa “recordar a las víctimas de los regímenes totalitarios y autoritarios, y reconocer y divulgar el legado común europeo de los crímenes cometidos por las dictaduras estalinista, nazi y de otro tipo”.

Acusa directamente a Rusia de seguir “siendo la mayor víctima del totalitarismo comunista y que su evolución hacia un Estado democrático seguirá obstaculizada mientras el Gobierno, la élite política y la propaganda política continúen encubriendo los crímenes comunistas y ensalzando el régimen totalitario soviético; pide, por tanto, a la sociedad rusa que acepte su trágico pasado;” y por “los esfuerzos de los actuales dirigentes rusos por distorsionar los hechos históricos y ocultar los crímenes perpetrados por el régimen totalitario soviético, esfuerzos que constituyen un peligroso elemento de la guerra de la información librada contra la Europa democrática con el objetivo de dividirla, y pide a la Comisión, por tanto, que luche firmemente contra ellos;

En su parte resolutiva “condena en los términos más enérgicos los actos de agresión, los crímenes contra la humanidad y las violaciones masivas de los derechos humanos perpetrados por los regímenes comunista, nazi y otros regímenes totalitarios; … Condena toda manifestación y propagación de ideologías totalitarias, como el nazismo y el estalinismo. … manifiesta su inquietud ante los casos que se han denunciado, en algunos Estados miembros, de colusión entre, por un lado, líderes políticos, partidos políticos y fuerzas de seguridad y, por otro, movimientos radicales, racistas y xenófobos de distintas denominaciones políticas; condenando la distorsión de los hechos históricos y la utilización de símbolos y retóricas que evocan aspectos de la propaganda totalitaria, toda manifestación y propagación de ideologías totalitarias, como el nazismo y el estalinismo, en la Unión; Condena el revisionismo histórico y la glorificación de los colaboradores nazis en algunos Estados miembros de la Unión; Pide una cultura común de memoria histórica que rechace los crímenes de los regímenes fascistas y estalinistas, y de otros regímenes totalitarios y autoritarios del pasado, como medio para fomentar, en particular entre las generaciones más jóvenes, la resiliencia ante las amenazas modernas que se ciernen sobre la democracia;”.

El fantasma del totalitarismo y el autoritarismo todavía deambula por el mundo, los europeos lo reconocen como una amenaza real a la democracia y la libertad y por eso llaman a combatirlo. 

Arturo J. Solórzano
Junio de 2019

 

La manipulación del lenguaje en la sociedad orwelliana, fue practicada bajo el totalitarismo comunista y nazi para someter a las personas.

La manipulación nazi de las mentes a través del lenguaje

Para ver un ejemplo de esto, podemos recurrir a Victor Klemperer (1881-1960), un judío alemán que sobrevivió en la Alemania nazi fuera del sistema de campos de concentración porque su esposa no era judía y ella estuvo a su lado y lo defendió durante la Segunda Guerra Mundial. Varios años después de la derrota de Hitler y el régimen nacionalsocialista en 1945, Klemperer escribió un libro llamado  El lenguaje del Tercer Reich (1957). Profesor de lenguas romances en una universidad de Dresde antes del ascenso de Hitler al poder en 1933, estaba especialmente en sintonía con los usos y matices de las palabras y sus significados contextuales.

Mantuvo un diario detallado y verdaderamente fascinante sobre la vida cotidiana durante la era nazi en Alemania, cuyo contenido completo fue publicado bajo el título, I Will Bear Witness: A Diary of the Nazi Years (1995), mucho después de su fallecimiento. Se basó en estas meticulosas observaciones al escribir El lenguaje del Tercer Reich en la década de 1950. Klemperer argumentó que prácticamente todos en la Alemania de Hitler eran nazis, se consideraran o no nacionalsocialistas, incluidas muchas de las víctimas del régimen (incluidos los judíos alemanes).

¿Por qué? Porque habían sido capturados y adaptados en sus pensamientos y creencias a las ideas e ideología de sus amos nazis. Les resultaba difícil pensar en la vida y la moral de otra manera; es decir, razonar de manera independiente del lenguaje de las palabras y frases políticas que reflejan las concepciones nazis del hombre, la “raza” y la sociedad. Klemperer estaba sugiriendo en sus mentes que ya no eran seres humanos autónomos, sino esclavos del régimen, ya que pensaban y actuaban en términos del léxico y la lógica del nacionalsocialismo de Hitler. Dijo Klemperer:

El nazismo impregnaba la carne y la sangre de las personas a través de palabras simples, modismos y estructuras de oraciones que se les impusieron en un millón de repeticiones y se tomaron en cuenta de forma mecánica e inconsciente. . .

El lenguaje no solo escribe y piensa por mí, también dicta cada vez más mis sentimientos y gobierna todo mi ser espiritual cuanto más incuestionable e inconscientemente me abandono. . Las palabras pueden ser como pequeñas dosis de arsénico; se tragan sin ser notados, parecen no tener efecto y, después de un tiempo, la reacción tóxica comienza después de todo.

Klemperer dijo que no era que los nazis inventaran muchas palabras nuevas, aunque lo hicieron en algunos casos con un diseño intencional. Pero argumentaba que lo que era mucho más desagradable es que a través de sus propios usos particulares de las palabras existentes, una y otra vez en su propaganda, discursos y publicaciones, cambiaron los significados y contextos de estas palabras dadas por supuestas del idioma alemán.

Los nazis, a través de este método, hicieron que las palabras tuvieran un solo significado, el significado colectivo o compartido al servicio de los propósitos de los nazis. “Al hacer que el lenguaje sea el servidor de su terrible sistema, lo consigue en sus medios publicitarios más poderosos, públicos y subrepticios”, explicó Klemperer, y continuó:

El único propósito del [uso y forma de lenguaje nazi] es despojar a todos de su individualidad, paralizarlos como personalidades, convertirlos en ganado irreflexivo y dócil en un rebaño conducido y perseguido en una dirección particular, para convertirlos en átomos en un enorme bloque de piedra rodante. . . Donde [el lenguaje nazi] se dirige al individuo. . . donde educa, enseña medios de criar fanatismo y técnicas de sugerencia masiva.

El control soviético del pensamiento a través del lenguaje

No fue diferente en esta técnica ideológica de flexionar el lenguaje para sus propósitos el régimen comunista en la Rusia soviética. El historiador ruso Mikhail Heller (1922-1997) destacó este aspecto de la sociedad socialista planificada en su perspicaz trabajo, Cogs in the Wheel: The Formation of Soviet Man (1988).

Desde la época de Vladimir Lenin con la llegada de la Revolución Bolchevique en noviembre de 1917 hasta el reinado de veinticinco años de Josef Stalin, a los líderes soviéticos al final del régimen en 1991, se hizo un lenguaje para servir a los medios y fines. del sistema socialista. Heller explicó:

Lenin desarrolló una forma especial de escritura que hizo posible establecer el “eslogan de fórmula” en la mente del lector u oyente. . . Luego, como el elemento compositivo más importante, existe el uso de la repetición, mediante la cual se forma un rectángulo que concentra la atención, reduce el campo de posibilidades y exprime el pensamiento en un anillo apretado del cual solo hay una salida. . .

El poder total sobre la Palabra le da al Maestro de la Palabra un poder mágico sobre todas las comunicaciones. El discurso soviético es siempre un monólogo porque no hay otra parte con quien hablar. Del otro lado está el enemigo. En el idioma soviético no hay palabras neutrales: cada palabra conlleva una carga ideológica. . . Es por eso que en el idioma soviético las mismas palabras se repiten una y otra vez, hasta que se convierten en una señal que actúa sin ningún esfuerzo de pensamiento. El efecto de frases y consignas establecidas también está asegurado por su repetición siempre en la misma forma. . .

El idioma soviético se convirtió en el medio más importante para evitar que las personas adquieran más conocimiento de lo que el estado deseaba. . . El discurso soviético perdió su libertad. El lenguaje fue elaborado a partir de consignas y citas del Líder [Stalin]. . . La autoridad aplastante e incuestionable de la palabra del Líder es el resultado en gran parte de su derecho y poder para nombrar al Enemigo. . . La palabra que significa que el enemigo debe ser impactante, fácil de recordar, implicando condena por su propio sonido, y siempre imprecisa, para que todos los que en un momento dado no complace al Líder puedan ser incluidos bajo esta rúbrica. . . Richard M. Ebeling Tyrants of the Mind and the New Collectivism

El totalitarismo en China siguió, y sigue hasta el presente pero de manera más sofisticada, el mismo patrón reseñado en la sociedad orwelliana.

Quien no haya conocido China en tiempos de Mao y de sus sucesores inmediatos no percibirá el carácter extraordinario de esta simple conversación en Pekín. Nunca, en la historia contemporánea, había sido tan controlado un pueblo entero: los chinos no sólo debían hablar al unísono, también debían pensar al unísono. A diferencia de los regímenes autoritarios que permiten a sus súbditos conservar su libertad interior con tal de que se callen, el maoísmo exigía que se pensara “como se debía” con sinceridad. El control social alcanzaba hasta la vida privada: el dormitorio, el matrimonio, las prácticas sexuales estaban sometidas a la línea del Partido. En la década de 1970, toda sensibilidad estaba anestesiada; cada uno, transformado en loro, repetía el eslogan del día. Toda conversación aparentemente personal comenzaba con una cita de Mao. No se podía acceder más que a libros mediocres y asistir a ocho óperas “revolucionarias”. Altoparlantes dispuestos en las plazas de las ciudades, en las estaciones, en el interior de los trenes, en las oficinas, en las fábricas, difundían desde el alba y hasta bien entrada la noche músicas militares; prohibían hablar, oírse, reflexionar.

Hay una diferencia esencial entre el maoísmo y el estalinismo: los dirigentes soviéticos sabían que mentían, el pueblo sabía que el comunismo era una impostura, la mentira era proclamada como si fuera una verdad, y pocos la creían; los dirigentes maoístas no quedaban satisfechos con que el pueblo viviera en la mentira al mismo tiempo que confesaba la verdad oficial; les hacía falta que los chinos con el cerebro lavado interiorizaran la mentira. La mentira maoísta debía ser sincera, lo que los acercaba más a la Inquisición católica que al estalinismo ateo. Nada de esto se dice en China, porque la desmaoización todavía no ha ocurrido. Guy Sorman. China: El Imperio de las Mentiras. 2012.

En la Alemania Oriental dominada por el comunismo, la sociedad era vigilada por la Stasi, la policía secreta del régimen, que se dedicaba a identificar cualquier tipo de descontento.

Para mantener el poder durante 40 años mientras su gente moría de hambre y planeaba escapar, el Partido Comunista tuvo que ser muy bueno para controlar a las personas y socavar a los activistas anti estatales. … Su única función era mantener al Partido Comunista en el poder. No les importaba cómo.

… En la década de 1950, la represión era brutal, tortura física. A principios de la década de 1970, ansiosa por ser aceptada en el escenario internacional, la Policía Secreta de Alemania Oriental tuvo que volverse más sutil. El objetivo de Zersetzung (un término militar reutilizado que significa desintegración o corrosión) era “desconectar” a los individuos y grupos activistas que pudieran amenazar al Partido. La policía recopiló registros médicos, escolares y policiales, entrevistas con vecinos y familiares, y cualquier otra evidencia que pudieran obtener y luego personalizaría un impacto directo en la salud mental de un individuo. … Si alguien parecía que podría desafiar la legitimidad o el control del Partido Comunista, la Stasi destruyó sistemáticamente su vida. Usaron el chantaje, la vergüenza social, las amenazas y la tortura. 

…La Stasi tenía 91,000 empleados en su apogeo: aproximadamente uno de cada 30 residentes era un agente de la Stasi. Más de uno de cada tres alemanes orientales (5,6 millones) estaba bajo sospecha o vigilancia, con un archivo abierto de la Stasi. Otro medio millón estaba alimentando la información de la Stasi. Este nivel de vigilancia e infiltración causó que los alemanes orientales vivieran aterrorizados (realmente nunca se sabía si podía confiar en alguien)

La Stasi operaba su propia prisión, Hohenschönhausen. Más de 900 ex reclusos han dado testimonio sobre el horror que sucedió allí, pero mientras la Stasi estaba activa, la instalación era de alto secreto. El área no existía oficialmente y estaba marcada con un espacio en blanco en los mapas de la ciudad. En realidad, la mayor parte del país funcionaba como una prisión al aire libre, ya que a pocas personas se les permitía salir del país con visas de salida.

Las escuelas públicas en Alemania del Este eran campos de entrenamiento para el cumplimiento del estado policial. Niños pequeños cortan y colorean muñecos de papel con máscaras de gas y AK-47 . Se establecieron grupos de estilo juvenil de Hitler para escolares . …Los nazis allanaron el camino al usar ciudadanos como informadores o denunciantes. En ese tipo de cultura chismosa, denunciar a sus vecinos por delitos menores podría mantener a salvo a su propia familia. La policía secreta tenía tanta información personal sobre cada ciudadano y tanta influencia sobre las instituciones (ya sea que pudieras ingresar a la universidad, conseguir un trabajo, comprar un automóvil) su poder era casi absoluto, y absolutamente inexplicable. No tenían que arrestarte, podían paralizarte socialmente. Laura Williams. 10 hechos terroríficos sobre la policía secreta de Alemania del Este.

Es paradójico que la doctrina marxista proclamara que “la religión es el opio del pueblo” y que el advenimiento del socialismo tenía un carácter “científico”, en el socialismo real esta haya adquirido los atributos de una religión, en la que no hay un dios imaginario, sino real, de carne y hueso y un aparato que vela por la integridad de los dogmas de fe, las “verdades” totalitarias, de la nueva religión.

Fue el espíritu religioso que impregna la cultura occidental lo que desnaturalizó el marxismo de los fundadores, convirtiéndolo en la religión secular del siglo XX. Al apartarse de la ciencia, de la mano de la cual había dado sus primeros pasos, y pretender convertirse él mismo en ciencia, el marxismo se volvió una dogmática y se inmunizó contra disciplinas y conocimientos fundamentales, como los que aportaron Freud y el psicoanálisis, que hubieran impedido la disolución del individuo en la noción de clase y que aquél fuera tratado por los regímenes colectivistas como una pieza dispensable del organismo social. Su metamorfosis en religión laica fue apartando al marxismo del mundo real y tornándolo un sistema de ilusiones. E hizo del partido una Iglesia de rígidas jerarquías en las que el vértice —Comité Central, Buró Político, secretario general— tenía el atributo de la infalibilidad. El militante debía obedecer, con la fe del carbonero, las directivas, tesis e interpretaciones de los guardianes de la verdad absoluta, aun en contra de la razón y del simple sentido común. De este modo, el espíritu religioso —la superstición, en el lenguaje del siglo de las luces— consiguió sobrevivir y aun fortalecerse a través de un movimiento nacido, según el designio de Marx, para poner fin al reino de la fe e instaurar el de la razón en la historia. Mario Vargas Llosa. Desafíos a la libertad. 1994.

Otra estrategia utilizada por los regímenes totalitarios ha sido la “fabricación” de opositores “de mentira” para controlar a la disidencia. El siguiente artículo, escritor por un venezolano, explica en qué consiste tal estrategia y señala al cuerpo de inteligencia cubano, conocido como G2, destacado en Venezuela, como el autor intelectual de la misma. Esta práctica ha sido también utilizada en Nicaragua, con la creación de partidos políticos supuestamente opositores pero aliados al régimen, llamados popularmente “zancudos” en alusión a los mosquitos que viven de chupar la sangre de las personas.

Ni la Unión Soviética de Stalin, ni la China de Mao, ni la Alemania de Hitler, ni la Cuba de Fidel, ni la Venezuela de Chávez habrían sido posibles si hubiesen tenido un enemigo real, poderoso y radicalmente opuesto en lo ideológico. El conquistar la mente de los ciudadanos con ideas que vayan de la mano con sus intenciones políticas y que se sostengan sobre los principios del sistema que desean imponer es clave para ganar la primera batalla y -así mismo- la guerra: el socialismo debe gobernar -primero- en la mente de las personas.

Lo hicieron en Rusia. Lo hicieron en China. Lo hicieron en Alemania, en Cuba y también en Venezuela.

En su libro “1984”, George Orwell lo explica perfecto a través del personaje Emmanuel Goldstein: toda dictadura necesita a quién “echarle la culpa”, a quien “amenazar”, a quien “acusar”, a quien “perseguir”. Pero esto -como las comillas lo insinúan- es de mentiritas, porque a los verdaderos enemigos se les encierra y se les mata. Un tirano rara vez deja cabos sueltos; ellos no están jugando.

Es así como surge la necesidad de una oposición diseñada, creada, financiada y dotada de apoyo popular suficiente. Esta representa una de las piezas más poderosas de la inteligencia comunista, que será usada con fines propagandísticos.

¿Por qué? Pues porque con sus propios funcionarios, la dictadura controla la matriz de opinión de sus seguidores. Y con políticos disfrazados de adversarios, la inteligencia comunista controla al otro grueso de la población que podrían convertirse en potenciales disidentes.

Para lograr amarrar el poder en sus manos, la izquierda necesita controlar los dos bultos: el de sus fanáticos convencidos y el de aquellos que no están de acuerdo. ¿Cómo controlar a quienes no están de acuerdo? Diciéndoles lo que quieren escuchar, a través de voces y líderes en los que ellos aprenden a creer, pero que no los llevan a ningún lado, que no actúan, que son inertes. Jose Miguel. Las Mentiras del Socialismo: La Inteligencia Cubana G2 y la “Oposición”. Abril 2019.

En la actualidad, el Gran Hermano también vigila a los ciudadanos y ha encontrado en la tecnología a un aliado en sus propósitos autoritarios de vigilancia y control.

En Rusia, el Kremlin desarrolló el sistema de búsqueda y vigilancia SORM (Systema Operativno-Rozysknikh Meropriyatiy) que vigila las llamadas telefónicas, el tráfico de correo electrónico y actividad de navegación de la web y un nuevo servicio de vigilancia financiera diseñado para proporcionarle una visión completa de lo que la élite política y económica rusa está haciendo con su dinero y su tiempo.

El otro eje de acción es la propaganda a través del Internet para incidir en las opiniones de las personas para favorecer sus intereses, tanto para mantener el control de sus ciudadanos como para influir en la política internacional.

De acuerdo a una investigación de Andrei Soldatov e Irina Borogany que plasmaron en el libro The Red Web: The Kremlin´s War on the Internet. Borogan y Soldatov han pasado una década y media informando sobre el oscuro mundo de los servicios secretos de Rusia a través de su blog, Agentura.ru. Son unos de los principales expertos de Moscú en espionaje, censura y paranoia. Su tesis central aquí es bastante directa: los policías secretos, incluido el mismo presidente -el ex alumno más famoso de la KGB- están constantemente preocupados por el poder “subversivo” de Internet, por lo que han construido una de las redes de espionaje más intrusivas del planeta y están sistemáticamente legislando en contra de las libertades tradicionales del ciberespacio.

“Putin se ha rodeado intelectualmente de unos filósofos y pensadores que adscriben a ideas neo-fascistas, totalitarias y anti democráticas. Estos han ayudado a promover estas ideas por el mundo, ya sea desde la misma retórica del presidente ruso o desde la Agencia de Investigación de Internet, la herramienta rusa para crear granjas de trolls que pueblan de noticias falsas y odio a la web.”

La cadena de televisión anteriormente conocida como Russia Today cuenta con un presupuesto -alrededor de USD 300 millones anuales- que se puede comparar con el de los mayor grupos de medios de comunicación del mundo, como BBC o Fox News.” En palabras del presidente ruso, RT está decidido a romper el “monopolio anglosajón en las corrientes de información global”. Además, Sputnik News, que le pertenece a la agencia estatal de noticias, ha crecido exponencialmente en los últimos años.

— Más allá de promover sus intereses ayudando a elegir líderes pro Putin, el Kremlin diseñó sus misiones de desinformación con el explícito propósito de generar conflictos internos para fomentar las divisiones sociales y deteriorar el pluralismo en los países occidentales.

… hay una dosis diaria de informes falsos o distorsionados que parecen diseñados para explotar las divisiones en la sociedad y la política occidentales, especialmente en temas como la raza, la violencia y los derechos sexuales, y que son promulgados por grupos de operativos que se presentan como ciudadanos comunes en las cuentas de redes sociales. Al armar campañas de desinformación diseñadas específicamente para generar discordia, los rusos intentan utilizar la guerra cibernética como un arma psicológica contra las democracias liberales.

… En The Darkening Web Klimburg indica que, al ser aplicada a nivel nacional como un instrumento de control político e internacionalmente para avanzar en una estrategia de desestabilización, “la doctrina del ciberdominio de Moscú es ominosa y cada vez más efectiva”. Para darle apoyo numérico a esta afirmación, el autor cita un estudio realizado en 2015 que concluye que “los usuarios rusos de Internet se han acostumbrado tanto a la narrativa de Internet del Kremlin como una herramienta de las potencias occidentales que dos de cada cinco rusos desconfían de los medios extranjeros y casi la mitad de los rusos creen que los sitios web de noticias extranjeras deben ser censurados”.

… La estrategia se enfoca en propagar una noticia falsa o una mentira verosímil, de modo que esta narrativa tome una “vida por sí misma” y sea diseminada por cientos de miles. Al volverse masiva, esta empezará a aparecer en portales de noticias, lo cual ayuda a darle legitimidad. Esta entonces se transformará en algo que los medios más grandes deberán cubrir, incluso si es para desmentir la información. Pero el daño ya está hecho: cientos de miles o millones de personas leyeron o vieron la “noticia falsa” y ahora están convencidos de que era cierta.

Complementando su máquina de propaganda, la agencia del gobierno ruso emplea a cientos de trolls de Internet para difundir desinformación y publicar comentarios antagónicos en los medios occidentales.

… Pero, nunca faltó a su método para “desinformar y dividir”, el autor cuenta que la “ofensiva de guerra de propaganda rusa” fue fundamental para la ocupación de Crimea en 2014 e incluyó afirmaciones inventadas de que los bebés habían sido crucificados por soldados ucranianos.

…El Kremlin busca sembrar discordia en regímenes liberales porque es en estos donde se permite la libertad de opinión.  Y eso es un derecho que debemos valorar, “sin dejar que nuestras distintos opiniones nos vuelvan enemigos”. Cómo funciona la maquinaria oculta de Vladimir Putin para golpear las democracias del mundo

En China, el Internet está limitado. Sitios como Facebook, Instagram, Twitter y YouTube, están censurados y bloqueados, y se necesita una tecnología VPN para el acceso. En su lugar, se usa la aplicación china WeChat, controlada por el gobierno. El gobierno obliga a dirigir todo el tráfico en línea a través de tres sistemas de enrutamiento central. Esto facilita que los censores examinen todos los datos que ingresan y salen del país.

El gobierno chino ha introducido recientemente un sistema por el que se pierde el crédito por mala conducta. Ni siquiera tiene que ser por actos ilegales. Jugar demasiados videojuegos o comprar demasiado alcohol, actividad de internet, todo realmente afectará su puntuación y podrá tener  consecuencias negativas. Y todo se basa en la vigilancia de las actividades de los ciudadanos.

El presidente chino, Xi Jinping, se ha embarcado en la creación del llamado sistema de crédito social. Si lograba completarlo, el estado obtendría el control total sobre sus ciudadanos. De manera inquietante, el público chino encuentra atractivo el sistema de crédito social, ya que les brinda servicios que antes carecían, promete perseguir a los delincuentes y ofrece a los ciudadanos una guía sobre cómo mantenerse alejado de los problemas. Aún más inquietante, China podría vender el sistema de crédito social en todo el mundo a los posibles dictadores, que luego se volverían políticamente dependientes de China. George Soros. The Rise of Nationalism After the Fall of the Berlin Wall, Noviembre, 2019.

Con ayuda de la última tecnología, el sistema de vigilancia, recopilación y procesamiento de información permite al gobierno chino concentrar sus actividades en grupos étnicos o religiosos que resisten el esfuerzo gubernamental por uniformar a la sociedad. El país tiene un pequeño ejército (más de 50,000 personas) monitoreando la actividad de Internet en todo momento.

El gobierno está construyendo cientos o miles de campos de reeducación no reconocidos a los que se pueden enviar uigures [etnia de idioma turco] por cualquier motivo o por ninguno. En algunos de ellos las condiciones cotidianas no parecen ser físicamente abusivas tanto como espeluznantes. Un preso liberado ha dicho que no se le permitió comer hasta que le había dado las gracias a Xi Jinping, el presidente chino y al Partido Comunista. Pero ha habido denuncias de tortura a otros.

Kashgar, la ciudad uigur más grande, tiene cuatro campamentos, de los cuales el más grande está en la escuela secundaria número 5. Un jefe de seguridad local dijo en 2017 que “aproximadamente 120.000” personas estaban retenidas en la ciudad. En Korla, en el centro de la provincia, un funcionario de seguridad dijo recientemente que los campamentos están tan llenos que los oficiales en ellos están rogando a la policía que deje de traer gente.

… No se rigen por ningún proceso judicial; las detenciones son por orden de la policía o los funcionarios del partido, no por el veredicto de un tribunal.

Bajo un sistema llamado fanghuiju, los equipos de media docena —compuestos por policías o funcionarios locales e incluyendo siempre un traductor uigur, que casi siempre significa un uigur— van de casa en casa recopilando expedientes de información personal. Fanghuiju es la abreviatura de “investigar las condiciones de las personas, mejorar la vida de las personas, ganar el corazón de las personas”.

Desde la primavera de 2017, la información se ha utilizado para clasificar la “fiabilidad” de los ciudadanos utilizando varios criterios. [que van desde la edad, etnia, religión a tener pasaporte o familiares en el exterior] ,,, Para completar el panorama de la vigilancia humana, el gobierno tiene un programa llamado “convertirse en parientes” en el que las familias locales (principalmente uigur) “adoptan” funcionarios (principalmente de la mayoritaria etnia Han). El funcionario visita a su familia adoptiva regularmente, vive con ella durante períodos cortos, les da regalos y enseña el mandarín local. También verifica la información recopilada por los equipos de fanghuiju. El programa parece ser inmenso. Según un informe oficial de 2018, 1.1 millones de funcionarios han sido emparejados con 1.6 millones de familias. Eso significa que aproximadamente la mitad de los hogares uigures han tenido un espía/adoctrinador chino Han asignado a ellos.

Estos esfuerzos mapean el territorio ideológico de la provincia familia por familia; la tecnología mapea las actividades de la población calle por calle y teléfono por teléfono. En Hotan y Kashgar hay postes que llevan tal vez ocho o diez cámaras de video a intervalos de 100-200 metros a lo largo de cada calle; una red de vigilancia mucho más fina que en la mayoría de las ciudades chinas. Además de ver a los peatones, las cámaras pueden leer las matrículas de los coches y correlacionarlas con la cara de la persona que conduce. Sólo los propietarios registrados pueden conducir automóviles; cualquier otra persona será arrestada, según un funcionario de seguridad pública que acompañó a este corresponsal en Hotan. Las cámaras están equipadas para trabajar tanto por la noche como por el día.

Debido a que el gobierno ve lo que llama “limpieza web” como necesario para evitar el acceso a la información terrorista, se supone que todos en Xinjiang deben tener una aplicación de spyware en su teléfono móvil. No instalar la aplicación, que puede identificar a las personas llamadas, realizar un seguimiento de la actividad en línea y registrar el uso de las redes sociales, es un delito. Los “rastreadores Wi-Fi” en lugares públicos mantienen un ojo, o nariz, en todos los dispositivos en red en el rango.

A continuación, los registros asociados con los documentos de identidad pueden contener datos biométricos, incluidas las huellas dactilares, el tipo de sangre y la información de ADN, así como el registro de detención del sujeto y el “estado de fiabilidad”. El gobierno recoge gran parte de este material biométrico sigiloso, bajo la apariencia de un programa de salud pública llamado “Física para todos”, que requiere que la gente proporcione muestras de sangre.

Un sistema llamado Plataforma Integrada de Operaciones Conjuntas (IJOP), revelado por primera vez por Human Rights Watch, utiliza sistemas de aprendizaje automático, información de cámaras, teléfonos inteligentes, registros financieros y de planificación familiar e incluso un uso inusual de la electricidad para generar listas de sospechosos para su detención. Un informe oficial de WeChat dijo que verificar las listas del IJOP era una de las principales responsabilidades del comité de seguridad local. Incluso sin vigilancia de alta tecnología, el estado policial de Xinjiang es formidable. Con él, se vuelve aterrador. The Economist. “Apartheid with Chinese characteristics“. May 31st 2018.

En 2006, la organización no gubernamental internacional, Reporteros Sin Fronteras que promueve la libertad de prensa, empezó a publicar una lista de “Enemigos del Internet“. La organización clasifica a un país como enemigo del Internet a “todos aquellos países se caracterizan no solo por su capacidad de censurar noticias e información en línea, sino también por su represión casi sistemática de los usuarios de Internet“. Los 5 “Estados enemigos del Internet” nombrados en marzo de 2013 fueron: Baréin, China, Irán, Siria y Vietnam. Esta lista no ha sido actualizada desde entonces. Wikipedia. Censura y vigilancia del internet por país.

Actualmente, existe restricción a noticias políticas en Burundi, Etiopía, Corea del Norte, Cuba, Venezuela, Honduras (parcialmente) y Turquía, y hay restricción a medios sociales en Belarus, Corea del Norte, Etiopía, Turkmenistan, Turquía, Uzbekistan. Arabia Saudita y Rusia impulsaron legislaciones para legalizar el filtrado de información por Internet.

En Corea del Norte la navegación no autorizada de Internet es una actividad peligrosa. Los principales teléfonos inteligentes, tabletas, sistemas operativos y navegadores utilizados en el país fueron desarrollados por el gobierno, y el contenido en los aproximadamente 5,000 sitios web accesibles está estrictamente controlado.

Si hay una historia que pueda resumir las causas contemporáneas de la censura en Internet, esta tuvo lugar en Egipto. En enero de 2011, activistas egipcios, inspirados por un levantamiento exitoso en Túnez, comenzaron a organizar una manifestación usando Facebook. En cuestión de días, miles de manifestantes se reunieron en la plaza Tahrir de El Cairo para protestar contra el régimen de Mubarak.

El gobierno egipcio pronto tomó la “audaz” medida de cortar el acceso a internet del país. La respuesta fue que miles se sumaron a las protestas. El régimen de Mubarak rápidamente se dio cuenta de su error: nunca cortar el acceso a Internet.

Mubarak finalmente fue forzado a renunciar después de solo 18 días de protestas masivas. La Primavera Árabe de Egipto demostró dos cosas: el poder de organización de Internet y la rapidez con la que un gobierno puede decretar la censura en Internet. La censura en Internet: El estatus de la libertad en la red en 2018.

Como puede observarse, el autoritarismo sigue presente actualmente en muchos países y el Gran Hermano hoy usa la tecnología para vigilar y controlar a los ciudadanos.

En las dictaduras de tipo marxista el fenómeno totalitario no es parte intrínseca de la doctrina que las determina pero sí parece ser una consecuencia de su aplicación práctica.

… Las diferentes corrientes marxistas han dado diferentes respuestas al fenómeno desde las restricciones que el marxismo impone a una definición particular de dominación política que implica tanto una ingeniería social consciente como una dominación determinada políticamente, ambas situaciones previstas sólo unas pocas veces en el análisis histórico marxista de la sociedad (que considera irrelevante la autonomía privada de la volición individual como paso necesario para la expresión libre de una determinada consciencia de clase. … Esta subordinación es parte necesaria de la capacidad del socialismo de ejercer un control consciente sobre la construcción de toda la sociedad. … esta subordinación no es voluntaria sino coercitiva, y su competencia interna por el poder va delegando las jefaturas hasta un individuo único, líder e ideólogo, tomado como referente para el ejercicio de un culto a la personalidad. Wikipedia, Totalitarismo.

El guión para construir el estado totalitario que Hakey magistralmente describió hace ya 85 años y Orwell retrató hace 70, fue documentado con evidencias surgidas de fuentes oficiales por Hannah Arendt muy poco después en “Los orígenes del totalitarismo”.

Lo interesante, desde luego, no es que la China comunista sea diferente de la Rusia comunista o que la Rusia de Stalin fuera diferente de la Alemania de Hitler. La ebriedad y la incompetencia que tan ampliamente asoman en cualquier descripción de la Rusia de los años 20 ó de los años 30, y que siguen estando hoy muy extendidas, no desempeñaron papel alguno en la Alemania nazi, mientras que la indecible y gratuita crueldad de los campos alemanes de concentración y de exterminio parece haber estado considerablemente ausente de los campos rusos, donde los cautivos morían de abandono más que de tortura.

… Lo que en nuestro contexto resulta decisivo es que el Gobierno totalitario resulta diferente de las dictaduras y tiranías; la capacidad de advertir esta diferencia no es en manera alguna una cuestión académica que pueda abandonarse confiadamente a los «teóricos», porque la dominación total es la única forma de gobierno con la que no es posible la coexistencia. Por ello tenemos todas las razones posibles para emplear escasa y prudentemente la palabra «totalitario».

… Por lo que se refiere a Stalin, las sorprendentes declaraciones de Kruschev, que —por la obvia razón de que su audiencia y él mismo estuvieron totalmente complicados en el asunto— ocultaban considerablemente más de lo que revelaban, tuvieron el desgraciado resultado de minimizar a los ojos de muchos (y desde luego a los de los eruditos con su amor profesional por las fuentes oficiales) la gigantesca criminalidad del régimen de Stalin, que, al fin y al cabo, no consistió simplemente en la difamación de unos pocos centenares de miles de destacadas figuras políticas y literarias, a las que se podía «rehabilitar» póstumamente, sino en el exterminio de los literalmente indecibles millones de personas a las que nadie, ni siquiera Stalin, podía considerar sospechosas de actividades «contrarrevolucionarias». Y fue precisamente con el reconocimiento de algunos crímenes como ocultó Kruschev la criminalidad del régimen en conjunto, y es precisamente contra este camuflaje y contra la hipocresía de los actuales dirigentes rusos —todos los cuales se prepararon y progresaron bajo Stalin— contra lo que se halla ahora en casi abierta rebelión la joven generación de intelectuales rusos. Porque ellos saben todo lo que es necesario saber sobre «las purgas masivas y la deportación y el aniquilamiento de pueblos enteros». La explicación que de los crímenes formuló Kruschev —la demente suspicacia de Stalin— ocultaba el aspecto más característico del terror totalitario, el de desatarse cuando ha muerto ya toda oposición organizada y el dirigente totalitario sabe que ya no necesita temer nada. Esto es particularmente cierto en lo que se refiere a la evolución rusa. Stalin comenzó sus gigantescas purgas no en 1928, cuando admitió: «Tenemos enemigos internos», y cuando tenía razones para sentir temor —sabía que Bujarin le había comparado con Genghis Khan y que estaba convencido de que la política de Stalin «estaba conduciendo al país al hambre, a la ruina y a un régimen policíaco».

… el Archivo de Smolensko tiende a confirmar lo que ya sabíamos de fuentes menos irrefutables. Esto es incluso cierto en el caso de algunas de sus curiosas lagunas, especialmente las referentes a los datos estadísticos. Porque esta ausencia demuestra simplemente que, como en otros aspectos, el régimen de Stalin era implacablemente consecuente: todos los hechos que no estuviesen conformes o que ofrecieran la posibilidad de no coincidir con la ficción oficial —datos sobre cosechas, criminalidad, auténticos incidentes de actividades «contrarrevolucionarias», a diferencia de las ulteriores conspiraciones ficticias— eran tratados como carentes de existencia. Resultaba, además, completamente de acuerdo con el desprecio totalitario por los hechos y la realidad el que todos estos datos, en vez de ser recogidos en Moscú procedentes de las cuatro esquinas del inmenso territorio, fueran conocidos por vez primera en las respectivas localidades a través de su publicación en Pravda, Izvestia o cualquier otro órgano oficial de Moscú; de esta forma, cada región y cada distrito de la Unión Soviética recibía sus datos estadísticos oficiales y ficticios muy de la misma manera que recibía las no menos ficticias normas que le fijaba el Plan Quinquenal.

Enumeraré brevemente unos pocos de los más sorprendentes puntos que antes podían ser sólo supuestos y que ahora han quedado demostrados por pruebas documentales. Siempre habíamos sospechado, pero no lo sabíamos con certeza, que el régimen nunca fue «monolítico», sino que se hallaba «conscientemente construido en torno a funciones superpuestas, duplicadas y paralelas» y que su estructura grotescamente amorfa era conservada unida por el mismo principio del führer —el llamado «culto de la personalidad»— que hallamos en la Alemania nazi; que la rama ejecutiva de este Gobierno especial no era el Partido, sino la policía, cuyas «actividades operacionales no eran reguladas a través de los canales del Partido»; que las personas enteramente inocentes a quienes el régimen liquidó, a millones, los «enemigos objetivos» en el lenguaje bolchevique, sabían que eran «delincuentes sin un delito»; que fue precisamente esta nueva categoría, diferenciada de los primeros auténticos enemigos del régimen —asesinos de funcionarios del Gobierno, incendiarios y bandidos— la que reaccionó con la misma «completa pasividad» que conocemos también a través de las normas de conducta de las víctimas del terror nazi. Nunca hubo duda alguna de que la «oleada de denuncias mutuas» durante la Gran Purga resultó tan desastrosa para el bienestar económico y social del país como eficaz para fortalecer al dirigente totalitario, pero sólo ahora conocemos cuán deliberadamente puso en marcha Stalin «esta amenazadora cadena de denuncias» cuando proclamó oficialmente el 29 de julio de 1936: Inalienable calidad de cada bolchevique en las circunstancias presentes debe ser la capacidad para reconocer a un enemigo del Partido por muy bien enmascarado que pueda hallarse. (El subrayado es de la autora.) De la misma manera que la «Solución Final» de Hitler significaba para la élite nazi la obligatoriedad de cumplir el mandamiento «Tú matarás», la declaración de Stalin prescribía: «Tú levantarás falso testimonio», como norma directriz de la conducta de todos los miembros del Partido bolchevique. … La verdad es que el precio de la dominación totalitaria fue tan alto que ni en Alemania ni en Rusia ha sido todavía completamente pagado.

… Es cierto que la superioridad de la policía secreta sobre el aparato militar constituye característica determinante de muchas tiranías y no sólo de la totalitaria; pero en el caso del Gobierno totalitario la preponderancia de la policía no responde simplemente a la necesidad de reprimir a la población en el país, sino que encaja con la reivindicación ideológica a una dominación mundial. … Así, los nazis emplearon esencialmente sus tropas SS como fuerza de policía para la dominación e incluso la conquista de territorios extranjeros, con el propósito final de amalgamar el Ejército y la policía bajo la dirección de las SS.

… Menos bien conocido, pero quizá aún más convincente, es el hecho de que el propio y más ambicioso intento de Kruschev de invertir el proceso de des-totalitarización concluyó en un completo fracaso. En 1957 presentó una nueva «ley contra los parásitos sociales» que hubiera permitido al régimen reintroducir las deportaciones en masa, restablecer los trabajos forzados en gran escala y —lo que resulta más importante para la dominación total— desencadenar otra oleada de denuncias en masa; porque se suponía que los «parásitos» habían de ser seleccionados por el mismo pueblo en reuniones de masas. La «ley», sin embargo, tropezó con la oposición de los juristas soviéticos y fue desechada antes siquiera de que hubiera podido ser ensayada. En otras palabras, el pueblo de la Unión Soviética ha pasado de la pesadilla de la dominación totalitaria a los múltiples peligros, dificultades e injusticias de la dictadura de partido único, y aunque es enteramente cierto que esta moderna forma de tiranía no ofrece ninguna de las garantías del Gobierno constitucional, que, «incluso aceptando los presupuestos de la ideología comunista, todo el poder en la URSS es, en definitiva, ilegítimo» y que, por ello, el país puede volver a caer en el totalitarismo de un día para otro sin que se produzcan revueltas importantes, también es cierto que la más horrible de todas las nuevas formas de gobierno, cuyos elementos y orígenes históricos trato de analizar, concluyó en Rusia con la muerte de Stalin de la misma manera que el totalitarismo acabó en Alemania con la muerte de Hitler.  Hannah Arendt. Los orígenes del totalitarismo (1951)

De manera que ese guión para construir el estado totalitario ha sido seguido en todo o en parte por diversos regímenes en todo el mundo. Desde la extinta URSS, sus satélites europeos del “campo socialista”, la China de Mao, la Camboya de Pol Pot, y la actual Corea del Norte. Pero también fue aplicado en gran parte por los regímenes autoritarios y dictaduras –que Arendt distingue de los totalitarios porque en ellos no existe autoridad ni jerarquía intermedia– que se han sucedido en diferentes momentos y lugares del mundo. Tanto el fascismo como el nazismo siguieron el modelo  soviético de dictadura y la represión violenta de los disidentes. Ciertamente, como dice Arendt, “el totalitarismo concluyó en Rusia con la muerte de Stalin de la misma manera que el totalitarismo acabó en Alemania con la muerte de Hitler”. A eso podríamos agregar que también en China con la muerte Mao.

Pero muchos catalogan con este término el franquismo en España, como se conoce al período de la dictadura de Francisco Franco, surgido tras la guerra civil de 1936-1939 y que se prolongó hasta su muerte en 1975. Sus bases fueron el nacionalismo español, el catolicismo, el fascismo y el anticomunismo, que sirvieron de apoyo a una dictadura militar totalitaria que se autoproclamó como «democracia orgánica» en oposición a la democracia parlamentaria.

Sin embargo, el autoritarismo y las dictaduras han implementado diferentes aspectos y hasta han seguido un guión similar. Empecemos por entender estos conceptos.

Dictadura, forma de gobierno en la que una persona o un pequeño grupo posee el poder absoluto sin limitaciones constitucionales efectivas. El término dictadura proviene del título latino dictador, que en la República Romana designaba a un magistrado temporal al que se le otorgaban poderes extraordinarios para hacer frente a las crisis estatales. Los dictadores modernos, sin embargo, se parecen más a los tiranos antiguos que a los dictadores antiguos. Las descripciones de los filósofos antiguos de las tiranías de Grecia y Siciliair muy lejos en la caracterización de dictaduras modernas. Los dictadores suelen recurrir a la fuerza o al fraude para obtener un poder político despótico, que mantienen mediante el uso de la intimidación, el terror y la supresión de las libertades civiles básicas. También pueden emplear técnicas de propaganda masiva para mantener su apoyo público. Dictatorship. Encyclopaedia Britannica.

Una dictadura es una forma autoritaria de gobierno, caracterizada por un solo líder o grupo de líderes y pluralismo político limitado. Según otras definiciones, las democracias son regímenes en los que «quienes gobiernan son seleccionados mediante elecciones competitivas»; por lo tanto, las dictaduras no son «democracias» Dictadura. Wikipedia.

El concepto de dictadura corresponde a un tipo o sistema de gobierno … cuyos poderes estatales legislativos, judiciales y ejecutivos recaen directa y exclusivamente sobre un individuo o, en muchos casos, grupo político como puede ser un partido hegemónico. https://psicologiaymente.com/social/tipos-de-dictadura

En ciencia política y sociología el concepto de “autoritarismo” no tiene una definición unívoca, lo que permite identificar como autoritarias muchas y muy diferentes ideologías, movimientos y regímenes políticosAutoritarismo. Wikipedia.

Según estas definiciones, todas las dictaduras son autoritarias, desde el momento en que impiden las elecciones libres. Sin embargo, no todos los regímenes autoritarios son o han sido dictaduras.

En los gobiernos autoritarios se restringen las libertades civiles e incluso sociales, de pensamiento y de reunión. Cualquier confrontación con el Estado se suele considerar como un acto de conspiración y traición. En ocasiones, sin ningún tipo de evidencia, eludiendo así cualquier tipo de justicia.

Es importante mencionar que los regímenes autoritarios y dictatoriales en América Latina han abrazado ideologías de diferentes extremos del espectro político. Entre las principales podemos mencionar la de Jorge Rafael Videla en Argentina, Hugo Banzer en Bolivia,  Alencar Castelo Branco,  Artur da Costa e Silva, Emílio Garrastazu Médici, Ernesto Geisel y João Figueiredo en Brasil, Fulgencio Batista en Cuba, Augusto Pinochet en Chile, Hosni Mubarak en Egipto, Carlos Castillo Armas en Guatemala, Saddam Husein en Irak, Muammar al-Gaddafi  en Libia, Anastasio Somoza (padre e hijo) y Daniel Ortega en Nicaragua, Hafez al-Asad y su hijo Bashar al-Asad en Siria, Manuel Noriega en Panamá, Alberto Fujimori en Perú, Alfredo Stroessner en Paraguay, Leónidas Trujillo en República Dominicana, Juan Vicente Gómez en Venezuela, entre otros.

Otros países tienen dictaduras de partido único, donde el gobernante lo designa el partido, como en el caso de China, Cuba, Laos y  Myanmar, las monarquías islámicas como en Arabia Saudí y Omán, las dictaduras religiosas como en Irán, los regímenes híbridos que cuentan con rasgos democráticos y autoritarios por la preponderancia permanente de un partido como en Singapur y Sudán.

En todos los casos, los regímenes autoritarios y los dictatoriales concentran el poder en una persona o una organización o partido y el Estado tiene el papel central en conducir la economía y la sociedad.

Sin embargo, desde que existe el Estado, en la historia antigua tanto como en la reciente, los monarcas, los regímenes totalitarios, dictatoriales o autoritarios siempre tuvieron que recurrir al apoyo de una elite generosamente recompensada para sostener su poder.

En los Discursos observa Maquiavelo que todo aquel que pretenda establecer un gobierno de libertad e igualdad fracasará, «a menos que, aparte de esa igualdad general, a un número de los espíritus más osados y ambiciosos los haga caballeros, no solo de nombre sino de hecho, dándoles castillos y posesiones, así como dinero y súbditos, para que, rodeado de ellos, pueda mantener su poder y ellos, con su apoyo, puedan satisfacer su ambición».

En la historia reciente, la mayoría de estos regímenes gobiernan en un sistema económico de mercado distorsionado por la presencia de grupos oligárquicos que medran a la sombra del poder político. En América Latina, el “capitalismo de compinches” ha reinado en todos los países del subcontinente.

El poder arbitrario de muchos regímenes autoritarios no comunistas, además, se fortaleció por muchos años mediante la imposición del Estado para limitar o constreñir el funcionamiento de una economía de mercado. La dictadura militar brasilera (1964-1985) construyó numerosas empresas del Estado para consolidar y ampliar su poder. El último gobierno militar argentino (1976-1983) estableció feudos económicos para proteger el poder del ejército, de la marina y de la aviación. La dictadura del general Augusto Pinochet en Chile se apropió de la gran minería cuprífera chilena para financiar y abastecer el presupuesto militar. La política fiscal del autoritarismo mexicano dependió por décadas de los ingresos de Petróleos Mexicanos, la principal empresa del Estado. El último gobierno militar peruano (1968-1980) se fundó precisamente sobre un intento de reducir en lo posible la importancia de la economía de mercado. En estos y otros casos, la limitación de la economía de mercado por parte del Estado autoritario permitió y estimuló el abuso y la corrupción, y redujo las libertadas democráticas. Jorge I. Domínguez. Cinco falacias sobre la democracia en América Latina

Aunque Domínguez se limita principalmente a ejemplos de las dictaduras militares latinoamericanas, todos los gobiernos autoritarios civiles también han promovido el “capitalismo de compinches”.

Sin embargo, en el mundo de hoy persiste aún el culto al totalitarismo por ciertos grupos opuestos a la democracia y la libertad. Tan reciente como en septiembre de 2019, el Parlamento Europeo publicó una resolución titulada Importancia de la memoria histórica europea para el futuro de Europa recordando que muchos países del este de Europa fueron “sometidos a dictaduras, a veces bajo la ocupación o la influencia directa de la Unión Soviética, durante medio siglo, y continuaron privados de libertad, soberanía, dignidad, derechos humanos y desarrollo socioeconómico”; que “sigue existiendo la necesidad urgente de sensibilizar sobre los crímenes perpetrados por el estalinismo y otras dictaduras, evaluarlos moral y jurídicamente, y llevar a cabo investigaciones judiciales sobre ellos”; y que es de vital importancia para la unidad de Europa “recordar a las víctimas de los regímenes totalitarios y autoritarios, y reconocer y divulgar el legado común europeo de los crímenes cometidos por las dictaduras estalinista, nazi y de otro tipo”.

Acusa directamente a Rusia de seguir “siendo la mayor víctima del totalitarismo comunista y que su evolución hacia un Estado democrático seguirá obstaculizada mientras el Gobierno, la élite política y la propaganda política continúen encubriendo los crímenes comunistas y ensalzando el régimen totalitario soviético; pide, por tanto, a la sociedad rusa que acepte su trágico pasado;” y por “los esfuerzos de los actuales dirigentes rusos por distorsionar los hechos históricos y ocultar los crímenes perpetrados por el régimen totalitario soviético, esfuerzos que constituyen un peligroso elemento de la guerra de la información librada contra la Europa democrática con el objetivo de dividirla, y pide a la Comisión, por tanto, que luche firmemente contra ellos;

En su parte resolutiva “condena en los términos más enérgicos los actos de agresión, los crímenes contra la humanidad y las violaciones masivas de los derechos humanos perpetrados por los regímenes comunista, nazi y otros regímenes totalitarios; … Condena toda manifestación y propagación de ideologías totalitarias, como el nazismo y el estalinismo. … manifiesta su inquietud ante los casos que se han denunciado, en algunos Estados miembros, de colusión entre, por un lado, líderes políticos, partidos políticos y fuerzas de seguridad y, por otro, movimientos radicales, racistas y xenófobos de distintas denominaciones políticas; condenando la distorsión de los hechos históricos y la utilización de símbolos y retóricas que evocan aspectos de la propaganda totalitaria, toda manifestación y propagación de ideologías totalitarias, como el nazismo y el estalinismo, en la Unión; Condena el revisionismo histórico y la glorificación de los colaboradores nazis en algunos Estados miembros de la Unión; Pide una cultura común de memoria histórica que rechace los crímenes de los regímenes fascistas y estalinistas, y de otros regímenes totalitarios y autoritarios del pasado, como medio para fomentar, en particular entre las generaciones más jóvenes, la resiliencia ante las amenazas modernas que se ciernen sobre la democracia;”.

El fantasma del totalitarismo y el autoritarismo todavía deambula por el mundo, los europeos lo reconocen como una amenaza real a la democracia y la libertad y por eso llaman a combatirlo. 

Arturo J. Solórzano
Junio de 2019

 

La manipulación del lenguaje en la sociedad orwelliana, fue practicada bajo el totalitarismo comunista y nazi para someter a las personas.

La manipulación nazi de las mentes a través del lenguaje

Para ver un ejemplo de esto, podemos recurrir a Victor Klemperer (1881-1960), un judío alemán que sobrevivió en la Alemania nazi fuera del sistema de campos de concentración porque su esposa no era judía y ella estuvo a su lado y lo defendió durante la Segunda Guerra Mundial. Varios años después de la derrota de Hitler y el régimen nacionalsocialista en 1945, Klemperer escribió un libro llamado  El lenguaje del Tercer Reich (1957). Profesor de lenguas romances en una universidad de Dresde antes del ascenso de Hitler al poder en 1933, estaba especialmente en sintonía con los usos y matices de las palabras y sus significados contextuales.

Mantuvo un diario detallado y verdaderamente fascinante sobre la vida cotidiana durante la era nazi en Alemania, cuyo contenido completo fue publicado bajo el título, I Will Bear Witness: A Diary of the Nazi Years (1995), mucho después de su fallecimiento. Se basó en estas meticulosas observaciones al escribir El lenguaje del Tercer Reich en la década de 1950. Klemperer argumentó que prácticamente todos en la Alemania de Hitler eran nazis, se consideraran o no nacionalsocialistas, incluidas muchas de las víctimas del régimen (incluidos los judíos alemanes).

¿Por qué? Porque habían sido capturados y adaptados en sus pensamientos y creencias a las ideas e ideología de sus amos nazis. Les resultaba difícil pensar en la vida y la moral de otra manera; es decir, razonar de manera independiente del lenguaje de las palabras y frases políticas que reflejan las concepciones nazis del hombre, la “raza” y la sociedad. Klemperer estaba sugiriendo en sus mentes que ya no eran seres humanos autónomos, sino esclavos del régimen, ya que pensaban y actuaban en términos del léxico y la lógica del nacionalsocialismo de Hitler. Dijo Klemperer:

El nazismo impregnaba la carne y la sangre de las personas a través de palabras simples, modismos y estructuras de oraciones que se les impusieron en un millón de repeticiones y se tomaron en cuenta de forma mecánica e inconsciente. . .

El lenguaje no solo escribe y piensa por mí, también dicta cada vez más mis sentimientos y gobierna todo mi ser espiritual cuanto más incuestionable e inconscientemente me abandono. . Las palabras pueden ser como pequeñas dosis de arsénico; se tragan sin ser notados, parecen no tener efecto y, después de un tiempo, la reacción tóxica comienza después de todo.

Klemperer dijo que no era que los nazis inventaran muchas palabras nuevas, aunque lo hicieron en algunos casos con un diseño intencional. Pero argumentaba que lo que era mucho más desagradable es que a través de sus propios usos particulares de las palabras existentes, una y otra vez en su propaganda, discursos y publicaciones, cambiaron los significados y contextos de estas palabras dadas por supuestas del idioma alemán.

Los nazis, a través de este método, hicieron que las palabras tuvieran un solo significado, el significado colectivo o compartido al servicio de los propósitos de los nazis. “Al hacer que el lenguaje sea el servidor de su terrible sistema, lo consigue en sus medios publicitarios más poderosos, públicos y subrepticios”, explicó Klemperer, y continuó:

El único propósito del [uso y forma de lenguaje nazi] es despojar a todos de su individualidad, paralizarlos como personalidades, convertirlos en ganado irreflexivo y dócil en un rebaño conducido y perseguido en una dirección particular, para convertirlos en átomos en un enorme bloque de piedra rodante. . . Donde [el lenguaje nazi] se dirige al individuo. . . donde educa, enseña medios de criar fanatismo y técnicas de sugerencia masiva.

El control soviético del pensamiento a través del lenguaje

No fue diferente en esta técnica ideológica de flexionar el lenguaje para sus propósitos el régimen comunista en la Rusia soviética. El historiador ruso Mikhail Heller (1922-1997) destacó este aspecto de la sociedad socialista planificada en su perspicaz trabajo, Cogs in the Wheel: The Formation of Soviet Man (1988).

Desde la época de Vladimir Lenin con la llegada de la Revolución Bolchevique en noviembre de 1917 hasta el reinado de veinticinco años de Josef Stalin, a los líderes soviéticos al final del régimen en 1991, se hizo un lenguaje para servir a los medios y fines. del sistema socialista. Heller explicó:

Lenin desarrolló una forma especial de escritura que hizo posible establecer el “eslogan de fórmula” en la mente del lector u oyente. . . Luego, como el elemento compositivo más importante, existe el uso de la repetición, mediante la cual se forma un rectángulo que concentra la atención, reduce el campo de posibilidades y exprime el pensamiento en un anillo apretado del cual solo hay una salida. . .

El poder total sobre la Palabra le da al Maestro de la Palabra un poder mágico sobre todas las comunicaciones. El discurso soviético es siempre un monólogo porque no hay otra parte con quien hablar. Del otro lado está el enemigo. En el idioma soviético no hay palabras neutrales: cada palabra conlleva una carga ideológica. . . Es por eso que en el idioma soviético las mismas palabras se repiten una y otra vez, hasta que se convierten en una señal que actúa sin ningún esfuerzo de pensamiento. El efecto de frases y consignas establecidas también está asegurado por su repetición siempre en la misma forma. . .

El idioma soviético se convirtió en el medio más importante para evitar que las personas adquieran más conocimiento de lo que el estado deseaba. . . El discurso soviético perdió su libertad. El lenguaje fue elaborado a partir de consignas y citas del Líder [Stalin]. . . La autoridad aplastante e incuestionable de la palabra del Líder es el resultado en gran parte de su derecho y poder para nombrar al Enemigo. . . La palabra que significa que el enemigo debe ser impactante, fácil de recordar, implicando condena por su propio sonido, y siempre imprecisa, para que todos los que en un momento dado no complace al Líder puedan ser incluidos bajo esta rúbrica. . . Richard M. Ebeling Tyrants of the Mind and the New Collectivism

El totalitarismo en China siguió, y sigue hasta el presente pero de manera más sofisticada, el mismo patrón reseñado en la sociedad orwelliana.

Quien no haya conocido China en tiempos de Mao y de sus sucesores inmediatos no percibirá el carácter extraordinario de esta simple conversación en Pekín. Nunca, en la historia contemporánea, había sido tan controlado un pueblo entero: los chinos no sólo debían hablar al unísono, también debían pensar al unísono. A diferencia de los regímenes autoritarios que permiten a sus súbditos conservar su libertad interior con tal de que se callen, el maoísmo exigía que se pensara “como se debía” con sinceridad. El control social alcanzaba hasta la vida privada: el dormitorio, el matrimonio, las prácticas sexuales estaban sometidas a la línea del Partido. En la década de 1970, toda sensibilidad estaba anestesiada; cada uno, transformado en loro, repetía el eslogan del día. Toda conversación aparentemente personal comenzaba con una cita de Mao. No se podía acceder más que a libros mediocres y asistir a ocho óperas “revolucionarias”. Altoparlantes dispuestos en las plazas de las ciudades, en las estaciones, en el interior de los trenes, en las oficinas, en las fábricas, difundían desde el alba y hasta bien entrada la noche músicas militares; prohibían hablar, oírse, reflexionar.

Hay una diferencia esencial entre el maoísmo y el estalinismo: los dirigentes soviéticos sabían que mentían, el pueblo sabía que el comunismo era una impostura, la mentira era proclamada como si fuera una verdad, y pocos la creían; los dirigentes maoístas no quedaban satisfechos con que el pueblo viviera en la mentira al mismo tiempo que confesaba la verdad oficial; les hacía falta que los chinos con el cerebro lavado interiorizaran la mentira. La mentira maoísta debía ser sincera, lo que los acercaba más a la Inquisición católica que al estalinismo ateo. Nada de esto se dice en China, porque la desmaoización todavía no ha ocurrido. Guy Sorman. China: El Imperio de las Mentiras. 2012.

En la Alemania Oriental dominada por el comunismo, la sociedad era vigilada por la Stasi, la policía secreta del régimen, que se dedicaba a identificar cualquier tipo de descontento.

Para mantener el poder durante 40 años mientras su gente moría de hambre y planeaba escapar, el Partido Comunista tuvo que ser muy bueno para controlar a las personas y socavar a los activistas anti estatales. … Su única función era mantener al Partido Comunista en el poder. No les importaba cómo.

… En la década de 1950, la represión era brutal, tortura física. A principios de la década de 1970, ansiosa por ser aceptada en el escenario internacional, la Policía Secreta de Alemania Oriental tuvo que volverse más sutil. El objetivo de Zersetzung (un término militar reutilizado que significa desintegración o corrosión) era “desconectar” a los individuos y grupos activistas que pudieran amenazar al Partido. La policía recopiló registros médicos, escolares y policiales, entrevistas con vecinos y familiares, y cualquier otra evidencia que pudieran obtener y luego personalizaría un impacto directo en la salud mental de un individuo. … Si alguien parecía que podría desafiar la legitimidad o el control del Partido Comunista, la Stasi destruyó sistemáticamente su vida. Usaron el chantaje, la vergüenza social, las amenazas y la tortura. 

…La Stasi tenía 91,000 empleados en su apogeo: aproximadamente uno de cada 30 residentes era un agente de la Stasi. Más de uno de cada tres alemanes orientales (5,6 millones) estaba bajo sospecha o vigilancia, con un archivo abierto de la Stasi. Otro medio millón estaba alimentando la información de la Stasi. Este nivel de vigilancia e infiltración causó que los alemanes orientales vivieran aterrorizados (realmente nunca se sabía si podía confiar en alguien)

La Stasi operaba su propia prisión, Hohenschönhausen. Más de 900 ex reclusos han dado testimonio sobre el horror que sucedió allí, pero mientras la Stasi estaba activa, la instalación era de alto secreto. El área no existía oficialmente y estaba marcada con un espacio en blanco en los mapas de la ciudad. En realidad, la mayor parte del país funcionaba como una prisión al aire libre, ya que a pocas personas se les permitía salir del país con visas de salida.

Las escuelas públicas en Alemania del Este eran campos de entrenamiento para el cumplimiento del estado policial. Niños pequeños cortan y colorean muñecos de papel con máscaras de gas y AK-47 . Se establecieron grupos de estilo juvenil de Hitler para escolares . …Los nazis allanaron el camino al usar ciudadanos como informadores o denunciantes. En ese tipo de cultura chismosa, denunciar a sus vecinos por delitos menores podría mantener a salvo a su propia familia. La policía secreta tenía tanta información personal sobre cada ciudadano y tanta influencia sobre las instituciones (ya sea que pudieras ingresar a la universidad, conseguir un trabajo, comprar un automóvil) su poder era casi absoluto, y absolutamente inexplicable. No tenían que arrestarte, podían paralizarte socialmente. Laura Williams. 10 hechos terroríficos sobre la policía secreta de Alemania del Este.

Es paradójico que la doctrina marxista proclamara que “la religión es el opio del pueblo” y que el advenimiento del socialismo tenía un carácter “científico”, en el socialismo real esta haya adquirido los atributos de una religión, en la que no hay un dios imaginario, sino real, de carne y hueso y un aparato que vela por la integridad de los dogmas de fe, las “verdades” totalitarias, de la nueva religión.

Fue el espíritu religioso que impregna la cultura occidental lo que desnaturalizó el marxismo de los fundadores, convirtiéndolo en la religión secular del siglo XX. Al apartarse de la ciencia, de la mano de la cual había dado sus primeros pasos, y pretender convertirse él mismo en ciencia, el marxismo se volvió una dogmática y se inmunizó contra disciplinas y conocimientos fundamentales, como los que aportaron Freud y el psicoanálisis, que hubieran impedido la disolución del individuo en la noción de clase y que aquél fuera tratado por los regímenes colectivistas como una pieza dispensable del organismo social. Su metamorfosis en religión laica fue apartando al marxismo del mundo real y tornándolo un sistema de ilusiones. E hizo del partido una Iglesia de rígidas jerarquías en las que el vértice —Comité Central, Buró Político, secretario general— tenía el atributo de la infalibilidad. El militante debía obedecer, con la fe del carbonero, las directivas, tesis e interpretaciones de los guardianes de la verdad absoluta, aun en contra de la razón y del simple sentido común. De este modo, el espíritu religioso —la superstición, en el lenguaje del siglo de las luces— consiguió sobrevivir y aun fortalecerse a través de un movimiento nacido, según el designio de Marx, para poner fin al reino de la fe e instaurar el de la razón en la historia. Mario Vargas Llosa. Desafíos a la libertad. 1994.

Otra estrategia utilizada por los regímenes totalitarios ha sido la “fabricación” de opositores “de mentira” para controlar a la disidencia. El siguiente artículo, escritor por un venezolano, explica en qué consiste tal estrategia y señala al cuerpo de inteligencia cubano, conocido como G2, destacado en Venezuela, como el autor intelectual de la misma. Esta práctica ha sido también utilizada en Nicaragua, con la creación de partidos políticos supuestamente opositores pero aliados al régimen, llamados popularmente “zancudos” en alusión a los mosquitos que viven de chupar la sangre de las personas.

Ni la Unión Soviética de Stalin, ni la China de Mao, ni la Alemania de Hitler, ni la Cuba de Fidel, ni la Venezuela de Chávez habrían sido posibles si hubiesen tenido un enemigo real, poderoso y radicalmente opuesto en lo ideológico. El conquistar la mente de los ciudadanos con ideas que vayan de la mano con sus intenciones políticas y que se sostengan sobre los principios del sistema que desean imponer es clave para ganar la primera batalla y -así mismo- la guerra: el socialismo debe gobernar -primero- en la mente de las personas.

Lo hicieron en Rusia. Lo hicieron en China. Lo hicieron en Alemania, en Cuba y también en Venezuela.

En su libro “1984”, George Orwell lo explica perfecto a través del personaje Emmanuel Goldstein: toda dictadura necesita a quién “echarle la culpa”, a quien “amenazar”, a quien “acusar”, a quien “perseguir”. Pero esto -como las comillas lo insinúan- es de mentiritas, porque a los verdaderos enemigos se les encierra y se les mata. Un tirano rara vez deja cabos sueltos; ellos no están jugando.

Es así como surge la necesidad de una oposición diseñada, creada, financiada y dotada de apoyo popular suficiente. Esta representa una de las piezas más poderosas de la inteligencia comunista, que será usada con fines propagandísticos.

¿Por qué? Pues porque con sus propios funcionarios, la dictadura controla la matriz de opinión de sus seguidores. Y con políticos disfrazados de adversarios, la inteligencia comunista controla al otro grueso de la población que podrían convertirse en potenciales disidentes.

Para lograr amarrar el poder en sus manos, la izquierda necesita controlar los dos bultos: el de sus fanáticos convencidos y el de aquellos que no están de acuerdo. ¿Cómo controlar a quienes no están de acuerdo? Diciéndoles lo que quieren escuchar, a través de voces y líderes en los que ellos aprenden a creer, pero que no los llevan a ningún lado, que no actúan, que son inertes. Jose Miguel. Las Mentiras del Socialismo: La Inteligencia Cubana G2 y la “Oposición”. Abril 2019.

En la actualidad, el Gran Hermano también vigila a los ciudadanos y ha encontrado en la tecnología a un aliado en sus propósitos autoritarios de vigilancia y control.

En Rusia, el Kremlin desarrolló el sistema de búsqueda y vigilancia SORM (Systema Operativno-Rozysknikh Meropriyatiy) que vigila las llamadas telefónicas, el tráfico de correo electrónico y actividad de navegación de la web y un nuevo servicio de vigilancia financiera diseñado para proporcionarle una visión completa de lo que la élite política y económica rusa está haciendo con su dinero y su tiempo.

El otro eje de acción es la propaganda a través del Internet para incidir en las opiniones de las personas para favorecer sus intereses, tanto para mantener el control de sus ciudadanos como para influir en la política internacional.

De acuerdo a una investigación de Andrei Soldatov e Irina Borogany que plasmaron en el libro The Red Web: The Kremlin´s War on the Internet. Borogan y Soldatov han pasado una década y media informando sobre el oscuro mundo de los servicios secretos de Rusia a través de su blog, Agentura.ru. Son unos de los principales expertos de Moscú en espionaje, censura y paranoia. Su tesis central aquí es bastante directa: los policías secretos, incluido el mismo presidente -el ex alumno más famoso de la KGB- están constantemente preocupados por el poder “subversivo” de Internet, por lo que han construido una de las redes de espionaje más intrusivas del planeta y están sistemáticamente legislando en contra de las libertades tradicionales del ciberespacio.

“Putin se ha rodeado intelectualmente de unos filósofos y pensadores que adscriben a ideas neo-fascistas, totalitarias y anti democráticas. Estos han ayudado a promover estas ideas por el mundo, ya sea desde la misma retórica del presidente ruso o desde la Agencia de Investigación de Internet, la herramienta rusa para crear granjas de trolls que pueblan de noticias falsas y odio a la web.”

La cadena de televisión anteriormente conocida como Russia Today cuenta con un presupuesto -alrededor de USD 300 millones anuales- que se puede comparar con el de los mayor grupos de medios de comunicación del mundo, como BBC o Fox News.” En palabras del presidente ruso, RT está decidido a romper el “monopolio anglosajón en las corrientes de información global”. Además, Sputnik News, que le pertenece a la agencia estatal de noticias, ha crecido exponencialmente en los últimos años.

— Más allá de promover sus intereses ayudando a elegir líderes pro Putin, el Kremlin diseñó sus misiones de desinformación con el explícito propósito de generar conflictos internos para fomentar las divisiones sociales y deteriorar el pluralismo en los países occidentales.

… hay una dosis diaria de informes falsos o distorsionados que parecen diseñados para explotar las divisiones en la sociedad y la política occidentales, especialmente en temas como la raza, la violencia y los derechos sexuales, y que son promulgados por grupos de operativos que se presentan como ciudadanos comunes en las cuentas de redes sociales. Al armar campañas de desinformación diseñadas específicamente para generar discordia, los rusos intentan utilizar la guerra cibernética como un arma psicológica contra las democracias liberales.

… En The Darkening Web Klimburg indica que, al ser aplicada a nivel nacional como un instrumento de control político e internacionalmente para avanzar en una estrategia de desestabilización, “la doctrina del ciberdominio de Moscú es ominosa y cada vez más efectiva”. Para darle apoyo numérico a esta afirmación, el autor cita un estudio realizado en 2015 que concluye que “los usuarios rusos de Internet se han acostumbrado tanto a la narrativa de Internet del Kremlin como una herramienta de las potencias occidentales que dos de cada cinco rusos desconfían de los medios extranjeros y casi la mitad de los rusos creen que los sitios web de noticias extranjeras deben ser censurados”.

… La estrategia se enfoca en propagar una noticia falsa o una mentira verosímil, de modo que esta narrativa tome una “vida por sí misma” y sea diseminada por cientos de miles. Al volverse masiva, esta empezará a aparecer en portales de noticias, lo cual ayuda a darle legitimidad. Esta entonces se transformará en algo que los medios más grandes deberán cubrir, incluso si es para desmentir la información. Pero el daño ya está hecho: cientos de miles o millones de personas leyeron o vieron la “noticia falsa” y ahora están convencidos de que era cierta.

Complementando su máquina de propaganda, la agencia del gobierno ruso emplea a cientos de trolls de Internet para difundir desinformación y publicar comentarios antagónicos en los medios occidentales.

… Pero, nunca faltó a su método para “desinformar y dividir”, el autor cuenta que la “ofensiva de guerra de propaganda rusa” fue fundamental para la ocupación de Crimea en 2014 e incluyó afirmaciones inventadas de que los bebés habían sido crucificados por soldados ucranianos.

…El Kremlin busca sembrar discordia en regímenes liberales porque es en estos donde se permite la libertad de opinión.  Y eso es un derecho que debemos valorar, “sin dejar que nuestras distintos opiniones nos vuelvan enemigos”. Cómo funciona la maquinaria oculta de Vladimir Putin para golpear las democracias del mundo

En China, el Internet está limitado. Sitios como Facebook, Instagram, Twitter y YouTube, están censurados y bloqueados, y se necesita una tecnología VPN para el acceso. En su lugar, se usa la aplicación china WeChat, controlada por el gobierno. El gobierno obliga a dirigir todo el tráfico en línea a través de tres sistemas de enrutamiento central. Esto facilita que los censores examinen todos los datos que ingresan y salen del país.

El gobierno chino ha introducido recientemente un sistema por el que se pierde el crédito por mala conducta. Ni siquiera tiene que ser por actos ilegales. Jugar demasiados videojuegos o comprar demasiado alcohol, actividad de internet, todo realmente afectará su puntuación y podrá tener  consecuencias negativas. Y todo se basa en la vigilancia de las actividades de los ciudadanos.

El presidente chino, Xi Jinping, se ha embarcado en la creación del llamado sistema de crédito social. Si lograba completarlo, el estado obtendría el control total sobre sus ciudadanos. De manera inquietante, el público chino encuentra atractivo el sistema de crédito social, ya que les brinda servicios que antes carecían, promete perseguir a los delincuentes y ofrece a los ciudadanos una guía sobre cómo mantenerse alejado de los problemas. Aún más inquietante, China podría vender el sistema de crédito social en todo el mundo a los posibles dictadores, que luego se volverían políticamente dependientes de China. George Soros. The Rise of Nationalism After the Fall of the Berlin Wall, Noviembre, 2019.

Con ayuda de la última tecnología, el sistema de vigilancia, recopilación y procesamiento de información permite al gobierno chino concentrar sus actividades en grupos étnicos o religiosos que resisten el esfuerzo gubernamental por uniformar a la sociedad. El país tiene un pequeño ejército (más de 50,000 personas) monitoreando la actividad de Internet en todo momento.

El gobierno está construyendo cientos o miles de campos de reeducación no reconocidos a los que se pueden enviar uigures [etnia de idioma turco] por cualquier motivo o por ninguno. En algunos de ellos las condiciones cotidianas no parecen ser físicamente abusivas tanto como espeluznantes. Un preso liberado ha dicho que no se le permitió comer hasta que le había dado las gracias a Xi Jinping, el presidente chino y al Partido Comunista. Pero ha habido denuncias de tortura a otros.

Kashgar, la ciudad uigur más grande, tiene cuatro campamentos, de los cuales el más grande está en la escuela secundaria número 5. Un jefe de seguridad local dijo en 2017 que “aproximadamente 120.000” personas estaban retenidas en la ciudad. En Korla, en el centro de la provincia, un funcionario de seguridad dijo recientemente que los campamentos están tan llenos que los oficiales en ellos están rogando a la policía que deje de traer gente.

… No se rigen por ningún proceso judicial; las detenciones son por orden de la policía o los funcionarios del partido, no por el veredicto de un tribunal.

Bajo un sistema llamado fanghuiju, los equipos de media docena —compuestos por policías o funcionarios locales e incluyendo siempre un traductor uigur, que casi siempre significa un uigur— van de casa en casa recopilando expedientes de información personal. Fanghuiju es la abreviatura de “investigar las condiciones de las personas, mejorar la vida de las personas, ganar el corazón de las personas”.

Desde la primavera de 2017, la información se ha utilizado para clasificar la “fiabilidad” de los ciudadanos utilizando varios criterios. [que van desde la edad, etnia, religión a tener pasaporte o familiares en el exterior] ,,, Para completar el panorama de la vigilancia humana, el gobierno tiene un programa llamado “convertirse en parientes” en el que las familias locales (principalmente uigur) “adoptan” funcionarios (principalmente de la mayoritaria etnia Han). El funcionario visita a su familia adoptiva regularmente, vive con ella durante períodos cortos, les da regalos y enseña el mandarín local. También verifica la información recopilada por los equipos de fanghuiju. El programa parece ser inmenso. Según un informe oficial de 2018, 1.1 millones de funcionarios han sido emparejados con 1.6 millones de familias. Eso significa que aproximadamente la mitad de los hogares uigures han tenido un espía/adoctrinador chino Han asignado a ellos.

Estos esfuerzos mapean el territorio ideológico de la provincia familia por familia; la tecnología mapea las actividades de la población calle por calle y teléfono por teléfono. En Hotan y Kashgar hay postes que llevan tal vez ocho o diez cámaras de video a intervalos de 100-200 metros a lo largo de cada calle; una red de vigilancia mucho más fina que en la mayoría de las ciudades chinas. Además de ver a los peatones, las cámaras pueden leer las matrículas de los coches y correlacionarlas con la cara de la persona que conduce. Sólo los propietarios registrados pueden conducir automóviles; cualquier otra persona será arrestada, según un funcionario de seguridad pública que acompañó a este corresponsal en Hotan. Las cámaras están equipadas para trabajar tanto por la noche como por el día.

Debido a que el gobierno ve lo que llama “limpieza web” como necesario para evitar el acceso a la información terrorista, se supone que todos en Xinjiang deben tener una aplicación de spyware en su teléfono móvil. No instalar la aplicación, que puede identificar a las personas llamadas, realizar un seguimiento de la actividad en línea y registrar el uso de las redes sociales, es un delito. Los “rastreadores Wi-Fi” en lugares públicos mantienen un ojo, o nariz, en todos los dispositivos en red en el rango.

A continuación, los registros asociados con los documentos de identidad pueden contener datos biométricos, incluidas las huellas dactilares, el tipo de sangre y la información de ADN, así como el registro de detención del sujeto y el “estado de fiabilidad”. El gobierno recoge gran parte de este material biométrico sigiloso, bajo la apariencia de un programa de salud pública llamado “Física para todos”, que requiere que la gente proporcione muestras de sangre.

Un sistema llamado Plataforma Integrada de Operaciones Conjuntas (IJOP), revelado por primera vez por Human Rights Watch, utiliza sistemas de aprendizaje automático, información de cámaras, teléfonos inteligentes, registros financieros y de planificación familiar e incluso un uso inusual de la electricidad para generar listas de sospechosos para su detención. Un informe oficial de WeChat dijo que verificar las listas del IJOP era una de las principales responsabilidades del comité de seguridad local. Incluso sin vigilancia de alta tecnología, el estado policial de Xinjiang es formidable. Con él, se vuelve aterrador. The Economist. “Apartheid with Chinese characteristics“. May 31st 2018.

En 2006, la organización no gubernamental internacional, Reporteros Sin Fronteras que promueve la libertad de prensa, empezó a publicar una lista de “Enemigos del Internet“. La organización clasifica a un país como enemigo del Internet a “todos aquellos países se caracterizan no solo por su capacidad de censurar noticias e información en línea, sino también por su represión casi sistemática de los usuarios de Internet“. Los 5 “Estados enemigos del Internet” nombrados en marzo de 2013 fueron: Baréin, China, Irán, Siria y Vietnam. Esta lista no ha sido actualizada desde entonces. Wikipedia. Censura y vigilancia del internet por país.

Actualmente, existe restricción a noticias políticas en Burundi, Etiopía, Corea del Norte, Cuba, Venezuela, Honduras (parcialmente) y Turquía, y hay restricción a medios sociales en Belarus, Corea del Norte, Etiopía, Turkmenistan, Turquía, Uzbekistan. Arabia Saudita y Rusia impulsaron legislaciones para legalizar el filtrado de información por Internet.

En Corea del Norte la navegación no autorizada de Internet es una actividad peligrosa. Los principales teléfonos inteligentes, tabletas, sistemas operativos y navegadores utilizados en el país fueron desarrollados por el gobierno, y el contenido en los aproximadamente 5,000 sitios web accesibles está estrictamente controlado.

Si hay una historia que pueda resumir las causas contemporáneas de la censura en Internet, esta tuvo lugar en Egipto. En enero de 2011, activistas egipcios, inspirados por un levantamiento exitoso en Túnez, comenzaron a organizar una manifestación usando Facebook. En cuestión de días, miles de manifestantes se reunieron en la plaza Tahrir de El Cairo para protestar contra el régimen de Mubarak.

El gobierno egipcio pronto tomó la “audaz” medida de cortar el acceso a internet del país. La respuesta fue que miles se sumaron a las protestas. El régimen de Mubarak rápidamente se dio cuenta de su error: nunca cortar el acceso a Internet.

Mubarak finalmente fue forzado a renunciar después de solo 18 días de protestas masivas. La Primavera Árabe de Egipto demostró dos cosas: el poder de organización de Internet y la rapidez con la que un gobierno puede decretar la censura en Internet. La censura en Internet: El estatus de la libertad en la red en 2018.

Como puede observarse, el autoritarismo sigue presente actualmente en muchos países y el Gran Hermano hoy usa la tecnología para vigilar y controlar a los ciudadanos.

En las dictaduras de tipo marxista el fenómeno totalitario no es parte intrínseca de la doctrina que las determina pero sí parece ser una consecuencia de su aplicación práctica.

… Las diferentes corrientes marxistas han dado diferentes respuestas al fenómeno desde las restricciones que el marxismo impone a una definición particular de dominación política que implica tanto una ingeniería social consciente como una dominación determinada políticamente, ambas situaciones previstas sólo unas pocas veces en el análisis histórico marxista de la sociedad (que considera irrelevante la autonomía privada de la volición individual como paso necesario para la expresión libre de una determinada consciencia de clase. … Esta subordinación es parte necesaria de la capacidad del socialismo de ejercer un control consciente sobre la construcción de toda la sociedad. … esta subordinación no es voluntaria sino coercitiva, y su competencia interna por el poder va delegando las jefaturas hasta un individuo único, líder e ideólogo, tomado como referente para el ejercicio de un culto a la personalidad. Wikipedia, Totalitarismo.

El guión para construir el estado totalitario que Hakey magistralmente describió hace ya 85 años y Orwell retrató hace 70, fue documentado con evidencias surgidas de fuentes oficiales por Hannah Arendt muy poco después en “Los orígenes del totalitarismo”.

Lo interesante, desde luego, no es que la China comunista sea diferente de la Rusia comunista o que la Rusia de Stalin fuera diferente de la Alemania de Hitler. La ebriedad y la incompetencia que tan ampliamente asoman en cualquier descripción de la Rusia de los años 20 ó de los años 30, y que siguen estando hoy muy extendidas, no desempeñaron papel alguno en la Alemania nazi, mientras que la indecible y gratuita crueldad de los campos alemanes de concentración y de exterminio parece haber estado considerablemente ausente de los campos rusos, donde los cautivos morían de abandono más que de tortura.

… Lo que en nuestro contexto resulta decisivo es que el Gobierno totalitario resulta diferente de las dictaduras y tiranías; la capacidad de advertir esta diferencia no es en manera alguna una cuestión académica que pueda abandonarse confiadamente a los «teóricos», porque la dominación total es la única forma de gobierno con la que no es posible la coexistencia. Por ello tenemos todas las razones posibles para emplear escasa y prudentemente la palabra «totalitario».

… Por lo que se refiere a Stalin, las sorprendentes declaraciones de Kruschev, que —por la obvia razón de que su audiencia y él mismo estuvieron totalmente complicados en el asunto— ocultaban considerablemente más de lo que revelaban, tuvieron el desgraciado resultado de minimizar a los ojos de muchos (y desde luego a los de los eruditos con su amor profesional por las fuentes oficiales) la gigantesca criminalidad del régimen de Stalin, que, al fin y al cabo, no consistió simplemente en la difamación de unos pocos centenares de miles de destacadas figuras políticas y literarias, a las que se podía «rehabilitar» póstumamente, sino en el exterminio de los literalmente indecibles millones de personas a las que nadie, ni siquiera Stalin, podía considerar sospechosas de actividades «contrarrevolucionarias». Y fue precisamente con el reconocimiento de algunos crímenes como ocultó Kruschev la criminalidad del régimen en conjunto, y es precisamente contra este camuflaje y contra la hipocresía de los actuales dirigentes rusos —todos los cuales se prepararon y progresaron bajo Stalin— contra lo que se halla ahora en casi abierta rebelión la joven generación de intelectuales rusos. Porque ellos saben todo lo que es necesario saber sobre «las purgas masivas y la deportación y el aniquilamiento de pueblos enteros». La explicación que de los crímenes formuló Kruschev —la demente suspicacia de Stalin— ocultaba el aspecto más característico del terror totalitario, el de desatarse cuando ha muerto ya toda oposición organizada y el dirigente totalitario sabe que ya no necesita temer nada. Esto es particularmente cierto en lo que se refiere a la evolución rusa. Stalin comenzó sus gigantescas purgas no en 1928, cuando admitió: «Tenemos enemigos internos», y cuando tenía razones para sentir temor —sabía que Bujarin le había comparado con Genghis Khan y que estaba convencido de que la política de Stalin «estaba conduciendo al país al hambre, a la ruina y a un régimen policíaco».

… el Archivo de Smolensko tiende a confirmar lo que ya sabíamos de fuentes menos irrefutables. Esto es incluso cierto en el caso de algunas de sus curiosas lagunas, especialmente las referentes a los datos estadísticos. Porque esta ausencia demuestra simplemente que, como en otros aspectos, el régimen de Stalin era implacablemente consecuente: todos los hechos que no estuviesen conformes o que ofrecieran la posibilidad de no coincidir con la ficción oficial —datos sobre cosechas, criminalidad, auténticos incidentes de actividades «contrarrevolucionarias», a diferencia de las ulteriores conspiraciones ficticias— eran tratados como carentes de existencia. Resultaba, además, completamente de acuerdo con el desprecio totalitario por los hechos y la realidad el que todos estos datos, en vez de ser recogidos en Moscú procedentes de las cuatro esquinas del inmenso territorio, fueran conocidos por vez primera en las respectivas localidades a través de su publicación en Pravda, Izvestia o cualquier otro órgano oficial de Moscú; de esta forma, cada región y cada distrito de la Unión Soviética recibía sus datos estadísticos oficiales y ficticios muy de la misma manera que recibía las no menos ficticias normas que le fijaba el Plan Quinquenal.

Enumeraré brevemente unos pocos de los más sorprendentes puntos que antes podían ser sólo supuestos y que ahora han quedado demostrados por pruebas documentales. Siempre habíamos sospechado, pero no lo sabíamos con certeza, que el régimen nunca fue «monolítico», sino que se hallaba «conscientemente construido en torno a funciones superpuestas, duplicadas y paralelas» y que su estructura grotescamente amorfa era conservada unida por el mismo principio del führer —el llamado «culto de la personalidad»— que hallamos en la Alemania nazi; que la rama ejecutiva de este Gobierno especial no era el Partido, sino la policía, cuyas «actividades operacionales no eran reguladas a través de los canales del Partido»; que las personas enteramente inocentes a quienes el régimen liquidó, a millones, los «enemigos objetivos» en el lenguaje bolchevique, sabían que eran «delincuentes sin un delito»; que fue precisamente esta nueva categoría, diferenciada de los primeros auténticos enemigos del régimen —asesinos de funcionarios del Gobierno, incendiarios y bandidos— la que reaccionó con la misma «completa pasividad» que conocemos también a través de las normas de conducta de las víctimas del terror nazi. Nunca hubo duda alguna de que la «oleada de denuncias mutuas» durante la Gran Purga resultó tan desastrosa para el bienestar económico y social del país como eficaz para fortalecer al dirigente totalitario, pero sólo ahora conocemos cuán deliberadamente puso en marcha Stalin «esta amenazadora cadena de denuncias» cuando proclamó oficialmente el 29 de julio de 1936: Inalienable calidad de cada bolchevique en las circunstancias presentes debe ser la capacidad para reconocer a un enemigo del Partido por muy bien enmascarado que pueda hallarse. (El subrayado es de la autora.) De la misma manera que la «Solución Final» de Hitler significaba para la élite nazi la obligatoriedad de cumplir el mandamiento «Tú matarás», la declaración de Stalin prescribía: «Tú levantarás falso testimonio», como norma directriz de la conducta de todos los miembros del Partido bolchevique. … La verdad es que el precio de la dominación totalitaria fue tan alto que ni en Alemania ni en Rusia ha sido todavía completamente pagado.

… Es cierto que la superioridad de la policía secreta sobre el aparato militar constituye característica determinante de muchas tiranías y no sólo de la totalitaria; pero en el caso del Gobierno totalitario la preponderancia de la policía no responde simplemente a la necesidad de reprimir a la población en el país, sino que encaja con la reivindicación ideológica a una dominación mundial. … Así, los nazis emplearon esencialmente sus tropas SS como fuerza de policía para la dominación e incluso la conquista de territorios extranjeros, con el propósito final de amalgamar el Ejército y la policía bajo la dirección de las SS.

… Menos bien conocido, pero quizá aún más convincente, es el hecho de que el propio y más ambicioso intento de Kruschev de invertir el proceso de des-totalitarización concluyó en un completo fracaso. En 1957 presentó una nueva «ley contra los parásitos sociales» que hubiera permitido al régimen reintroducir las deportaciones en masa, restablecer los trabajos forzados en gran escala y —lo que resulta más importante para la dominación total— desencadenar otra oleada de denuncias en masa; porque se suponía que los «parásitos» habían de ser seleccionados por el mismo pueblo en reuniones de masas. La «ley», sin embargo, tropezó con la oposición de los juristas soviéticos y fue desechada antes siquiera de que hubiera podido ser ensayada. En otras palabras, el pueblo de la Unión Soviética ha pasado de la pesadilla de la dominación totalitaria a los múltiples peligros, dificultades e injusticias de la dictadura de partido único, y aunque es enteramente cierto que esta moderna forma de tiranía no ofrece ninguna de las garantías del Gobierno constitucional, que, «incluso aceptando los presupuestos de la ideología comunista, todo el poder en la URSS es, en definitiva, ilegítimo» y que, por ello, el país puede volver a caer en el totalitarismo de un día para otro sin que se produzcan revueltas importantes, también es cierto que la más horrible de todas las nuevas formas de gobierno, cuyos elementos y orígenes históricos trato de analizar, concluyó en Rusia con la muerte de Stalin de la misma manera que el totalitarismo acabó en Alemania con la muerte de Hitler.  Hannah Arendt. Los orígenes del totalitarismo (1951)

De manera que ese guión para construir el estado totalitario ha sido seguido en todo o en parte por diversos regímenes en todo el mundo. Desde la extinta URSS, sus satélites europeos del “campo socialista”, la China de Mao, la Camboya de Pol Pot, y la actual Corea del Norte. Pero también fue aplicado en gran parte por los regímenes autoritarios y dictaduras –que Arendt distingue de los totalitarios porque en ellos no existe autoridad ni jerarquía intermedia– que se han sucedido en diferentes momentos y lugares del mundo. Tanto el fascismo como el nazismo siguieron el modelo  soviético de dictadura y la represión violenta de los disidentes. Ciertamente, como dice Arendt, “el totalitarismo concluyó en Rusia con la muerte de Stalin de la misma manera que el totalitarismo acabó en Alemania con la muerte de Hitler”. A eso podríamos agregar que también en China con la muerte Mao.

Pero muchos catalogan con este término el franquismo en España, como se conoce al período de la dictadura de Francisco Franco, surgido tras la guerra civil de 1936-1939 y que se prolongó hasta su muerte en 1975. Sus bases fueron el nacionalismo español, el catolicismo, el fascismo y el anticomunismo, que sirvieron de apoyo a una dictadura militar totalitaria que se autoproclamó como «democracia orgánica» en oposición a la democracia parlamentaria.

Sin embargo, el autoritarismo y las dictaduras han implementado diferentes aspectos y hasta han seguido un guión similar. Empecemos por entender estos conceptos.

Dictadura, forma de gobierno en la que una persona o un pequeño grupo posee el poder absoluto sin limitaciones constitucionales efectivas. El término dictadura proviene del título latino dictador, que en la República Romana designaba a un magistrado temporal al que se le otorgaban poderes extraordinarios para hacer frente a las crisis estatales. Los dictadores modernos, sin embargo, se parecen más a los tiranos antiguos que a los dictadores antiguos. Las descripciones de los filósofos antiguos de las tiranías de Grecia y Siciliair muy lejos en la caracterización de dictaduras modernas. Los dictadores suelen recurrir a la fuerza o al fraude para obtener un poder político despótico, que mantienen mediante el uso de la intimidación, el terror y la supresión de las libertades civiles básicas. También pueden emplear técnicas de propaganda masiva para mantener su apoyo público. Dictatorship. Encyclopaedia Britannica.

Una dictadura es una forma autoritaria de gobierno, caracterizada por un solo líder o grupo de líderes y pluralismo político limitado. Según otras definiciones, las democracias son regímenes en los que «quienes gobiernan son seleccionados mediante elecciones competitivas»; por lo tanto, las dictaduras no son «democracias» Dictadura. Wikipedia.

El concepto de dictadura corresponde a un tipo o sistema de gobierno … cuyos poderes estatales legislativos, judiciales y ejecutivos recaen directa y exclusivamente sobre un individuo o, en muchos casos, grupo político como puede ser un partido hegemónico. https://psicologiaymente.com/social/tipos-de-dictadura

En ciencia política y sociología el concepto de “autoritarismo” no tiene una definición unívoca, lo que permite identificar como autoritarias muchas y muy diferentes ideologías, movimientos y regímenes políticosAutoritarismo. Wikipedia.

Según estas definiciones, todas las dictaduras son autoritarias, desde el momento en que impiden las elecciones libres. Sin embargo, no todos los regímenes autoritarios son o han sido dictaduras.

En los gobiernos autoritarios se restringen las libertades civiles e incluso sociales, de pensamiento y de reunión. Cualquier confrontación con el Estado se suele considerar como un acto de conspiración y traición. En ocasiones, sin ningún tipo de evidencia, eludiendo así cualquier tipo de justicia.

Es importante mencionar que los regímenes autoritarios y dictatoriales en América Latina han abrazado ideologías de diferentes extremos del espectro político. Entre las principales podemos mencionar la de Jorge Rafael Videla en Argentina, Hugo Banzer en Bolivia,  Alencar Castelo Branco,  Artur da Costa e Silva, Emílio Garrastazu Médici, Ernesto Geisel y João Figueiredo en Brasil, Fulgencio Batista en Cuba, Augusto Pinochet en Chile, Hosni Mubarak en Egipto, Carlos Castillo Armas en Guatemala, Saddam Husein en Irak, Muammar al-Gaddafi  en Libia, Anastasio Somoza (padre e hijo) y Daniel Ortega en Nicaragua, Hafez al-Asad y su hijo Bashar al-Asad en Siria, Manuel Noriega en Panamá, Alberto Fujimori en Perú, Alfredo Stroessner en Paraguay, Leónidas Trujillo en República Dominicana, Juan Vicente Gómez en Venezuela, entre otros.

Otros países tienen dictaduras de partido único, donde el gobernante lo designa el partido, como en el caso de China, Cuba, Laos y  Myanmar, las monarquías islámicas como en Arabia Saudí y Omán, las dictaduras religiosas como en Irán, los regímenes híbridos que cuentan con rasgos democráticos y autoritarios por la preponderancia permanente de un partido como en Singapur y Sudán.

En todos los casos, los regímenes autoritarios y los dictatoriales concentran el poder en una persona o una organización o partido y el Estado tiene el papel central en conducir la economía y la sociedad.

Sin embargo, desde que existe el Estado, en la historia antigua tanto como en la reciente, los monarcas, los regímenes totalitarios, dictatoriales o autoritarios siempre tuvieron que recurrir al apoyo de una elite generosamente recompensada para sostener su poder.

En los Discursos observa Maquiavelo que todo aquel que pretenda establecer un gobierno de libertad e igualdad fracasará, «a menos que, aparte de esa igualdad general, a un número de los espíritus más osados y ambiciosos los haga caballeros, no solo de nombre sino de hecho, dándoles castillos y posesiones, así como dinero y súbditos, para que, rodeado de ellos, pueda mantener su poder y ellos, con su apoyo, puedan satisfacer su ambición».

En la historia reciente, la mayoría de estos regímenes gobiernan en un sistema económico de mercado distorsionado por la presencia de grupos oligárquicos que medran a la sombra del poder político. En América Latina, el “capitalismo de compinches” ha reinado en todos los países del subcontinente.

El poder arbitrario de muchos regímenes autoritarios no comunistas, además, se fortaleció por muchos años mediante la imposición del Estado para limitar o constreñir el funcionamiento de una economía de mercado. La dictadura militar brasilera (1964-1985) construyó numerosas empresas del Estado para consolidar y ampliar su poder. El último gobierno militar argentino (1976-1983) estableció feudos económicos para proteger el poder del ejército, de la marina y de la aviación. La dictadura del general Augusto Pinochet en Chile se apropió de la gran minería cuprífera chilena para financiar y abastecer el presupuesto militar. La política fiscal del autoritarismo mexicano dependió por décadas de los ingresos de Petróleos Mexicanos, la principal empresa del Estado. El último gobierno militar peruano (1968-1980) se fundó precisamente sobre un intento de reducir en lo posible la importancia de la economía de mercado. En estos y otros casos, la limitación de la economía de mercado por parte del Estado autoritario permitió y estimuló el abuso y la corrupción, y redujo las libertadas democráticas. Jorge I. Domínguez. Cinco falacias sobre la democracia en América Latina

Aunque Domínguez se limita principalmente a ejemplos de las dictaduras militares latinoamericanas, todos los gobiernos autoritarios civiles también han promovido el “capitalismo de compinches”.

Sin embargo, en el mundo de hoy persiste aún el culto al totalitarismo por ciertos grupos opuestos a la democracia y la libertad. Tan reciente como en septiembre de 2019, el Parlamento Europeo publicó una resolución titulada Importancia de la memoria histórica europea para el futuro de Europa recordando que muchos países del este de Europa fueron “sometidos a dictaduras, a veces bajo la ocupación o la influencia directa de la Unión Soviética, durante medio siglo, y continuaron privados de libertad, soberanía, dignidad, derechos humanos y desarrollo socioeconómico”; que “sigue existiendo la necesidad urgente de sensibilizar sobre los crímenes perpetrados por el estalinismo y otras dictaduras, evaluarlos moral y jurídicamente, y llevar a cabo investigaciones judiciales sobre ellos”; y que es de vital importancia para la unidad de Europa “recordar a las víctimas de los regímenes totalitarios y autoritarios, y reconocer y divulgar el legado común europeo de los crímenes cometidos por las dictaduras estalinista, nazi y de otro tipo”.

Acusa directamente a Rusia de seguir “siendo la mayor víctima del totalitarismo comunista y que su evolución hacia un Estado democrático seguirá obstaculizada mientras el Gobierno, la élite política y la propaganda política continúen encubriendo los crímenes comunistas y ensalzando el régimen totalitario soviético; pide, por tanto, a la sociedad rusa que acepte su trágico pasado;” y por “los esfuerzos de los actuales dirigentes rusos por distorsionar los hechos históricos y ocultar los crímenes perpetrados por el régimen totalitario soviético, esfuerzos que constituyen un peligroso elemento de la guerra de la información librada contra la Europa democrática con el objetivo de dividirla, y pide a la Comisión, por tanto, que luche firmemente contra ellos;

En su parte resolutiva “condena en los términos más enérgicos los actos de agresión, los crímenes contra la humanidad y las violaciones masivas de los derechos humanos perpetrados por los regímenes comunista, nazi y otros regímenes totalitarios; … Condena toda manifestación y propagación de ideologías totalitarias, como el nazismo y el estalinismo. … manifiesta su inquietud ante los casos que se han denunciado, en algunos Estados miembros, de colusión entre, por un lado, líderes políticos, partidos políticos y fuerzas de seguridad y, por otro, movimientos radicales, racistas y xenófobos de distintas denominaciones políticas; condenando la distorsión de los hechos históricos y la utilización de símbolos y retóricas que evocan aspectos de la propaganda totalitaria, toda manifestación y propagación de ideologías totalitarias, como el nazismo y el estalinismo, en la Unión; Condena el revisionismo histórico y la glorificación de los colaboradores nazis en algunos Estados miembros de la Unión; Pide una cultura común de memoria histórica que rechace los crímenes de los regímenes fascistas y estalinistas, y de otros regímenes totalitarios y autoritarios del pasado, como medio para fomentar, en particular entre las generaciones más jóvenes, la resiliencia ante las amenazas modernas que se ciernen sobre la democracia;”.

El fantasma del totalitarismo y el autoritarismo todavía deambula por el mundo, los europeos lo reconocen como una amenaza real a la democracia y la libertad y por eso llaman a combatirlo. 

Arturo J. Solórzano
Junio de 2019

 

Teorías explicativas de los factores determinantes del valor y precio de las cosas

Detrás de toda teoría económica ha estado siempre una determinada teoría del valor. Los economistas clásicos diferenciaron entre los conceptos de valor de uso y valor de cambio. Pero como la característica fundamental de lo económico era para ellos el intercambio, centraron su atención en la segunda de estas acepciones del término valor.

Adam Smith (1723-1790) propuso como medida del valor de un bien la cantidad de trabajo de que se puede disponer o adquirir a cambio de dicho bien (teoría del valor-trabajo adquirible). El trabajo era para Adam Smith el primer precio o el dinero primigenio que había que pagar por la adquisición de cualquier bien. En una economía primitiva en la que no existiera división del trabajo ni propiedad privada el valor de las cosas dependería únicamente de la dificultad o trabajo necesario para su obtención. En una economía especializada de intercambio, en la que los medios de producción son de propiedad privada, el valor del trabajo representa sólo una fracción (mayor o menor, según los casos) del valor total de los bienes y servicios productivos.

David Ricardo (1772-1823) centró también su atención en el valor de cambio y en la teoría del valor trabajo, pero, a diferencia de Smith, Ricardo sostuvo que el valor de cambio de las cosas viene determinado por el valor del trabajo incorporado (teoría del valor-trabajo incorporado), y para evitar el problema de la variación del valor del trabajo al variar el nivel del salario de subsistencia, Ricardo propuso como unidad de medida una mercancía que contuviera una cantidad de trabajo constante. Dada la dificultad de encontrar una mercancía de estas características, David Ricardo propuso como nueva unidad de medida un bien que tuviera como relación capital/trabajo el valor medio de las relaciones capital/trabajo de todos los bienes de la economía.

Las primeras críticas a la teoría del valor-trabajo de David Ricardo le vinieron de parte de J. B. Say (1767-1832) y John Stuart Mill (1806-1873), quienes sostuvieron, al igual que otros muchos economistas de la época, que si bien el valor de cambio de las cosas puede fluctuar accidentalmente en función de la demanda, su verdadero valor (a modo de valor natural o precio justo, alrededor del cual oscilará el precio de mercado) viene determinado por el valor del trabajo y demás insumos incorporados (teoría del costo de la producción).

Para Karl Marx (1818-1883) el trabajo es la única fuente de valor. Sostuvo que la fuerza de trabajo tenía un valor de uso (rendimiento obtenido por el capitalista) superior al valor de cambio (salario pagado por el capitalista); esa diferencia constituye la plusvalía. Para Marx el valor de un bien depende del trabajo socialmente necesario para producirlo.

La economía neoclásica y, en particular, la revolución marginalista supuso un cambio de rumbo considerable en la utilización del concepto de valor. El neoclasicismo abandona la teoría del valor-trabajo y la sustituye por la teoría subjetiva del valor, que explica por medio de una combinación de escasez y utilidad [Desarrollada originalmente por Carl Menger (1840-1921)]. William Stanley Jevons (1835-1882) se deshizo de la paradoja smithiana de discrepancia entre el valor de uso y el valor de cambio apelando al concepto de grado de utilidad final (utilidad marginal). El valor de uso de los economistas clásicos se corresponde con el concepto de utilidad total del bien, mientras que el intercambio de un bien por otro se establece en términos de utilidad marginal, que disminuye al aumentar la cantidad del bien intercambiado.

En este video Martin Krause muestra con ejemplos cómo la teoría subjetiva del valor logra lo que no puede explicar la teoría del valor trabajo de Marx.

ni la cantidad de trabajo requerida para la producción o reproducción de un bien ni otros bienes constituyen el factor determinante del valor. La medida viene dada por la magnitud de la significación de [el valor que asignamos a] aquella necesidad para cuya satisfacción dependemos y sabemos que dependemos de la disposición [uso o goce] de un bien. Carl Menger. Principios de Economía Política (1871).

Eugene Böhm-Bawerk, economista austríaco, hizo una crítica de todo el edificio económico de Marx, hace más de un siglo en su “Karl Marx and the close of his System” . Böhm-Bawerk ataca los tres principales pilares del sistema económico de Marx: la teoría del valor trabajo, la ley del valor de Marx y su teoría del valor de la plusvalía como fuente de beneficio del capitalista. Al final de su asalto, ninguno de estos pilares queda en pie y todo el edificio se viene abajo. La crítica de Böhm-Bawerk sigue siendo hasta hoy una de las más poderosas del argumento de que la fuente del beneficio del capitalista reside en la explotación de los trabajadores.

… Marx había enseñado en su primer volumen que todo el valor de las mercancías se basaba en el trabajo incorporado en ellas, y que en virtud de esta “ley del valor” se deben intercambiar en proporción a la cantidad de trabajo que contienen; que, además, la plusvalía o ganancia que obtiene el capitalista era el fruto de la extorsión practicada al trabajador; que, sin embargo, la cantidad de plusvalía no era proporcional a la cantidad total del capital empleado por el capitalista, sino solo a la cantidad de la parte “variable”, es decir, a la parte del capital pagada en salarios mientras que el “capital constante”, el capital empleado en la compra de los medios de producción, no agregó plusvalía. Sin embargo, en la vida diaria, la ganancia de capital es proporcional al capital total invertido; y, en gran parte por esta razón, los productos no se intercambian como un hecho en proporción a la cantidad de trabajo incorporado en ellos. Aquí, por lo tanto, había una contradicción entre el sistema y el hecho que apenas parecía admitir una explicación satisfactoria. La evidente contradicción tampoco escapó al propio Marx. Él dice con referencia a ella: “Esta ley” (la ley, a saber, que la plusvalía es proporcional solo a la parte variable del capital), “claramente contradice toda experiencia prima facie”. Pero al mismo tiempo declara que la contradicción es solo aparente, cuya solución requiere muchos enlaces faltantes, y será pospuesta a volúmenes posteriores de su trabajo. La crítica experta pensó que podría aventurarse a profetizar con certeza que Marx nunca redimiría esta promesa, porque, como trató de demostrarlo de manera elaborada, la contradicción era insoluble. Sin embargo, su razonamiento no causó ninguna impresión en la masa de los seguidores de Marx. Su simple promesa superaba todas las refutaciones lógicas.

… El suspenso se volvió más difícil cuando se vio que en el segundo volumen del trabajo de Marx, que apareció después de la muerte del maestro, no se había hecho ningún intento hacia la solución anunciada (que, según el plan de todo el trabajo, estaba reservada para el tercer volumen), ni siquiera se dio la más mínima indicación de la dirección en la que Marx propuso buscar la solución.

Entre 1885, el año en que apareció el segundo volumen de Capital de Marx, y 1894, cuando salió el tercer volumen, se realizó un concurso de ensayos de premios sobre la “tasa de ganancia promedio” y su relación con la “ley del valor” [al que Friedrich Engels había convocado] para intentar resolver el problema “cómo, no solo sin contradecir la ley del valor, sino incluso en virtud de ella, se puede y se debe crear una tasa de beneficio promedio igual“. … Según el punto de vista de Friedrich Engels … nadie logró llevarse el premio. Eugen Böhm-Bawerk. Karl Marx and the Close of His System.

Con esta introducción al problema insoluble de que en la realidad verificable los productos no se intercambian por un valor que está en proporción a la cantidad de trabajo incorporado en ellos y que por tanto invalida el concepto de plusvalía, Böhm-Bawerk procede a realizar un análisis detallado de la construcción lógica que sigue Marx, desde la definición de mercancía, la distinción entre valor de uso y valor de cambio, el tiempo de trabajo socialmente necesario para producir la mercancía, el concepto de plusvalía generada por la fuerza de trabajo, la tasa de plusvalía y la tasa de ganancia.

Luego pasa a exponer los errores lógicos de esa construcción teórica, tales como la falta de pruebas empíricas con información de la realidad; la exclusión inicial, per se, del análisis del efecto de la oferta y la demanda en el valor de cambio; el uso de una prueba negativa –por exclusión arbitraria de propiedades-, en lugar de positiva, para encontrar el factor común que explicaría el valor de cambio de las mercancías; la exclusión del factor cualitativo, tanto del trabajo como de las mercancías; la falacia del trabajo simple (no calificado) para calcular el tiempo de trabajo incorporado y por tanto el valor de las mercancías; los errores de método al ignorar en la investigación científica el mismo punto que exige explicación; la contradicción entre la ley del “precio de producción” y la “ley de valor”; el posterior análisis superficial y forzado de la competencia, la oferta y la demanda; la contradicción con su tesis original y la admisión de que las mercancías se intercambian pricipalmente según sus precios de producción debido a la competencia (oferta y demanda); y la inconsistente descripción de los factores que rigen el valor de mercado, entre otros.

En fin, un análisis crítico de alta calidad científica que desmenuza, parte por parte, las teorías expuestas por Marx en los tres volúmenes de El Capital, señalando los errores, inconsistencias, contradicciones y falacias existentes en la obra, y

que, desde el principio, su argumento no es natural y no se adapta al carácter del problema; y, además, que la evidencia que Marx presenta en su sistema claramente no es la misma por medio de la cual él mismo llega a sus convicciones, sino que posteriormente se consideró como un apoyo artificial para una opinión que se derivaba previamente de otras fuentes; y finalmente, y este es el punto más decisivo, que el razonamiento está lleno de las fallas más obvias de lógica y método que lo privan de toda fuerza. … Sin embargo, lo que diré es que nadie, con una mente tan poderosa como Marx, ha exhibido una lógica tan continua y tan palpablemente errónea como lo demuestra en la prueba sistemática de su doctrina fundamental.” Böhm-Bawerk. Idem.

Otros dos párrafos resumen la crítica de Böhm-Bawerk:

…De tal naturaleza son el razonamiento y el método empleado por Marx al introducir en su sistema su proposición fundamental de que el trabajo es la única base de valor. En mi opinión, es bastante imposible que este hocus-pocus dialéctico constituya el fundamento y la fuente de las propias convicciones de Marx. Hubiera sido imposible para un pensador como él (y lo veo como una fuerza intelectual del más alto orden), haber seguido métodos tan tortuosos y antinaturales si hubiera estado involucrado, con una mente libre y abierta, en realmente investigar las conexiones reales de las cosas y formar sus propias conclusiones con respecto a ellas; hubiera sido imposible para él caer sucesivamente por simple accidente en todos los errores de pensamiento y método que he descrito, para llegar a la conclusión de que el trabajo es la única fuente de valor como la consecuencia natural, no el resultado deseado y predeterminado, de tal modo de investigación.

…Aquí yace [en el décimo capítulo del tercer volumen de El Capital], creo, el Alfa y la Omega de todo lo que es falaz, contradictorio y vago en el tratamiento de su tema por parte de Marx. Su sistema no está en contacto cercano con los hechos. Marx no ha deducido de los hechos los principios fundamentales de su sistema, ya sea mediante un empirismo sólido o un análisis económico-psicológico sólido; pero lo encuentra en un terreno no más firme que una dialéctica formal. Esta es la gran falla radical del sistema marxista en su nacimiento; de él todo lo demás surge necesariamente. El sistema funciona en una dirección, los hechos van en otra; y cruzan el curso del sistema a veces aquí, a veces allí, y en cada ocasión la falla original engendra una falla nueva. El conflicto entre el sistema y los hechos deben mantenerse apartados de la vista, de modo que el asunto esté envuelto en la oscuridad o la vaguedad, o se dé vuelta y se retuerza con los mismos trucos de dialéctica que al principio; o donde nada de esto sirve tenemos una contradicción. Tal es el carácter del décimo capítulo del tercer volumen de Marx. Trae la mala cosecha diferida durante mucho tiempo, que creció por necesidad de la mala semilla. Eugen Böhm-Bawerk. Karl Marx and the Close of His System.

Una traducción al español está en el Apéndice: Karl Marx y la Conclusión de su Sistema o La Conclusión del Sistema Marxiano

Otro crítico de la teoría del valor trabajo de Marx es Phillip Wiksteed, quien argumenta que solo si la fuerza de trabajo pudiera cambiarse para producir más fuerza de trabajo, en lugar de para producir otras mercancías, su valor estaría relacionado con el tiempo necesario para producirla, es decir, con el costo de producir y reproducir al trabajador. Ver la argumentación en el apéndice Wicksteed sobre la plusvalía.

El austríaco Joseph Schumpeter fue otro de los que hizo una revisión crítica de la teoría económica marxista. Con respecto a la teoría del valor, dice lo siguiente:

“Marx cayó con la corriente ordinaria de los teóricos de su tiempo y también de una época posterior haciendo de la teoría del valor la piedra angular de su estructura teórica. Su teoría del valor es la Ricardiana. … Tanto Ricardo como Marx dicen que el valor de cada mercancía es (en perfecto equilibrio y competencia perfecta) proporcional a la cantidad de mano de obra contenida en el producto, siempre que esta mano de obra esté de acuerdo con el estándar existente de eficiencia de la producción (la “cantidad socialmente necesaria de mano de obra”). Ambos miden esta cantidad en horas de trabajo y utilizan el mismo método para reducir las diferentes calidades de trabajo a un solo estándar. 

Todo el mundo sabe que esta teoría del valor es insatisfactoria. … Para la economía como ciencia positiva, sin embargo, que tiene que describir o explicar los procesos reales, es mucho más importante preguntar cómo funciona la teoría del valor trabajo como una herramienta de análisis, y el verdadero problema con ella es que lo hace muy mal.

Para empezar, no funciona en absoluto fuera del caso de competencia perfecta. En segundo lugar, incluso con una competencia perfecta nunca funciona sin problemas excepto si el trabajo es el único factor de producción y, además, si el trabajo es todo de un tipo. Si no se cumple alguna de estas dos condiciones, deben introducirse supuestos adicionales y aumentar las dificultades analíticas hasta una medida que pronto se vuelva inmanejable. El razonamiento sobre las líneas de la teoría laboral del valor es, por lo tanto, el razonamiento sobre un caso muy especial sin importancia práctica, aunque algo podría decirse de ello si se interpreta en el sentido de una aproximación a las tendencias históricas de los valores relativos. La teoría que la reemplazó, en su forma más antigua y ahora anticuada, conocida como la teoría de la utilidad marginal, puede reclamar superioridad en muchos aspectos, pero el verdadero argumento es porque es mucho más general y se aplica igualmente bien, por un lado, a los casos de monopolio y competencia imperfecta y, por otro lado, a la presencia de otros factores y de trabajo de muchos tipos y cualidades diferentes.

… [Según Marx]  El cerebro, los músculos y los nervios de un obrero constituyen, por así decirlo, un fondo o un stock de mano de obra potencial (Arbeitskraft, generalmente traducido no muy satisfactoriamente como fuerza de trabajo). Este fondo o acervo que Marx considera como una especie de sustancia que existe en una cantidad definida y que en la sociedad capitalista es una mercancía como cualquier otra. 

…Ahora bien, dado que el trabajo en ese sentido (no el servicio de trabajo o la verdadera hora-hombre) es una mercancía, la ley del valor debe aplicarse a ella. Es decir, debe, en equilibrio y competencia perfecta, obtener un salario proporcional al número de horas de trabajo que entró en su “producción”. Pero, ¿qué número de horas de trabajo entra en la “producción” del stock de mano de obra potencial que se almacena dentro de la piel de un obrero? Bueno, el número de horas de trabajo que se necesitaron y necesitan para levantarse, comer, vestirse y albergarse el obrero. Esto constituye el valor de ese acervo, y si vende partes de él, expresados en días, semanas o años, recibirá salarios que corresponden al valor del trabajo de esas partes así como un comerciante de esclavos que vende un esclavo recibiría en equilibrio un precio proporcional al número total de esas horas de trabajo. 

Pero una vez que los “capitalistas” han adquirido ese stock de servicios potenciales, están en condiciones de hacer que el trabajador trabaje más horas —prestan más servicios reales— de lo que se necesita para producir ese stock o existencia potencial. Pueden exigir, en este sentido, más horas de trabajo reales de las que han pagado. Dado que los productos resultantes también se venden a un precio proporcional a las horas-hombre que entran en su producción, existe una diferencia entre los dos valores —que surgen de nada más que el modus operandi de la ley marxista de los valores— que necesariamente y en virtud del mecanismo de los mercados capitalistas va al capitalista. Este es el valor de excedente o  plusvalía (Mehrwert). Al apropiarse de él, el trabajo capitalista “explota” al obrero, aunque paga a los obreros no menos que el valor total de su potencial laboral y recibe de los consumidores no más que el valor total de los productos que vende.

…La teoría del valor del trabajo, incluso si pudiéramos concederla válida para cualquier otra mercancía nunca se puede aplicar a la mercancía trabajo, ya que esto implicaría que los trabajadores, como las máquinas, son producidos de acuerdo con cálculos racionales de costos. Como no lo son, no hay ninguna justificación para asumir que el valor de la fuerza de trabajo será proporcional a las horas-hombre que entran en su “producción”. “

Luego, Schumpeter analiza la teoría de la “explotación” marxista, de la concentración del capital, los ciclos económicos y su aporte al análisis histórico.  El texto puede consultarse en La crítica de Schumpeter a la teoría económica de Marx.

Por su parte, Juan Ramón Rallo, economista español, ofrece un análisis de los errores cometidos por Marx en la construcción de su teoría del valor-trabajo, en el cual resalta la renuencia de Marx a reconocer el papel del empresario en la creación de valor y adjudicarle todo a los trabajadores. 

Un resumen de las principales críticas de Rallo son las siguientes. Para una explicación completa ver: Refutación a las teorías del valor trabajo y de la explotación de Marx – Juan Ramón Rallo. : 

El primer error o primer problema: la arbitraria selección que efectúa Marx de cuál es el denominador común de las mercancías que participan en un intercambio. Recordemos que Marx afirma que los mercancías que son intercambiadas sólo tienen en común ser fruto del trabajo humano, pero esto es evidentemente falso. La propiedad verdaderamente relevante que tienen en común dos mercancías intercambiadas no es o no son, ni sus propiedades naturales ni el ser fruto de la energía sino que son mercancías, son bienes relativamente escasos con respecto a las necesidades humanas que pueden satisfacer. Es decir, la característica común es la utilidad de las mismas, no el trabajo humano. Esto se demuestra en el caso de una mercancía producida por animales o por robots y en los casos de todo aquello que no es reproducible mediante el trabajo humano. El valor de cambio está determinado por la utilidad de las mercancías.

El segundo error: el tiempo de trabajo socialmente necesario, que como sabemos es lo que determina el valor de cambio de las mercancías es un concepto vago y endógeno a la demanda. Porque no existe una unidad homogénea de trabajo abstracto al que reducir los distintos trabajos concretos y heterogéneos que tienen lugar dentro de una economía. Marx  considera que el trabajo más complejo, por ejemplo, el de un cirujano, es igual sólo a un trabajo simple potenciado o más bien multiplicado, de suerte que una pequeña cantidad de trabajo complejo equivale a una cantidad mayor de trabajo simple. El problema es que cómo establecemos la relación multiplicada que existe entre el trabajo simple por ejemplo de un granjero y el trabajo complejo de un cirujano? Lo que nos dice Marx es que tenemos que comparar los valores de cambio del producto de su trabajo. El problema de esto es que los diferenciales de intensidad de trabajo no pueden medirse por los diferenciales de los precios de mercado de las mercancías producidas. Y por qué razón no podemos hacer esto? Que es lo que nos sugiere Marx? Que el valor no es directamente observable en el mercado. Lo que observamos en el mercado son los precios de mercado y en el volumen tercero Marx nos dice que los precios de mercado no reflejan necesariamente el valor. Por tanto, apelar al tiempo de trabajo socialmente necesario para aproximar el valor de cambio de una mercancía por necesidad sea un concepto muy vago, muy indefinido, porque las distintas obras de distintos trabajadores no valdrán lo mismo y no tendremos forma de saber cuánto vale cada una de ellas porque los precios de mercado no serán un indicador para conocer esto.

El tercer problema, el tercer error, es que es solo el trabajo es fuente de valor. Para Marx, sólo el trabajo humano, como ya hemos dicho, es capaz de generar nuevo valor de cambio. Ni los animales ni los robots pueden generar un nuevo valor de cambio. Para Marx, los animales o los robots, únicamente trasladan el valor de cambio que incorporaban cuando fueron producidos a su vez a través del trabajo. Al final lo que está haciendo Marx sin explicitarlo claramente, es imputarle al trabajador toda la ganancia de productividad que se pueda derivar de un cambio de una mejoría en la estructura productiva.  La cantidad y calidad de los medios de producción disponibles en una sociedad dependen de la cantidad y de la intensidad del tiempo de trabajo que los individuos dediquen a producirlos. Esto es así dentro del marco de la teoría del valor trabajo. Si las personas son más pacientes, si las personas son más adversas al riesgo, si las personas son menos hábiles, la estructura productiva a la que llegaremos será una diferente a la que llegaremos si son más pacientes, más valientes y más hábiles.  Parte de la productividad, parte de la mejoría del tiempo de trabajo socialmente necesario, parte de la mayor creación de valor de cambio, es atribuible a las decisiones de ahorro, de inversión y de gestión empresarial que toman determinadas personas con un determinado perfil de preferencia temporal, de aversión al riesgo y de habilidad gestora. Y esa parte de la producción que terminará yendo a los capitalistas por esas decisiones que han impactado sobre la estructura productiva y que han modificado el tiempo de trabajo socialmente necesario vía la mayor productividad del sistema económico,  esa parte de la producción que va a parar a ellos es lo que se llama plusvalía, plusvalor, pero eso no es ninguna explotación, eso es simplemente trabajador y capitalista, cada uno aportando algo, el trabajador su fuerza de trabajo, el capitalista los medios de producción que ha creado donde no los había, debido a su ahorro, a su inversión arriesgada y a su habilidad coordinadora, ambos trabajando conjuntamente han dado lugar a una determinada cantidad de producción y como los dos han participado en producir esas mercancías, los dos terminan repartiéndose el valor de cambio conjunto contenido en esas mercancías. 

Marx  dice que todos los trabajadores tienen que soportar el coste de esta gestión empresarial. Lo que dice Marx a continuación es que esta parte es decir, los gastos generales de administración, “En esta parte se conseguirá desde el primer momento una reducción considerabilísima en comparación con la sociedad actual, reducción que irá en aumento a medida que la nueva sociedad se desarrolle. Es decir, lo que está diciendo Marx es vamos a pagar mucho menos a los capitalistas por su administración y como vamos a pagar menos a los capitalistas por su administración, el producto que irá a parar al trabajador será mayor de lo que es ahora. El punto es qué sabe Marx sobre que el trabajo de los capitalistas a la hora de coordinar trabajadores y medios de producción es menos valioso de lo que se está pagando en una economía de libre mercado? Por qué hay que rebajarles en otras palabras el sueldo a los capitalistas que coordinan los medios de producción y a los trabajadores con respecto a las rentas que obtienen hoy? Cómo sabe Marx que se está sobre remunerando a los capitalistas? Pues realmente no lo sabe. Cuál es la intensidad del trabajo de los capitalistas en relación con la intensidad del trabajo de los trabajadores? La intensidad del trabajo coordinador, de un capitalista puede ser un múltiplo gigantesco de veces la intensidad del trabajo de un trabajador raso. De hecho si atendiéramos a su explicación de cómo reducir a unidades de trabajo homogéneo el trabajo heterogéneo de distintos trabajadores lo que deberíamos observar es el diferencial de remuneración de los productos, de las mercancías, de cada uno de estos trabajadores en el mercado y en este sentido, si el valor de mercado de la producción de uno es muchísimo mayor que el valor de mercado de la producción de otro, deberíamos decir que en función de sus diferenciales de valor de mercado también hay diferenciales de sus valores de la intensidad de sus horas de trabajo. Ya hemos dicho que esto tiene problemas de coherencia dentro de la teoría marxista porque los precios de mercado no tienen por qué reflejar los valores de cambio pero si nos inscribimos a la interpretación literal de Marx, deberíamos convalidar los diferenciales de remuneración de capitalistas y trabajadores suponiendo que simplemente son diferenciales de intensidad de su trabajo, del trabajo como coordinador del capitalista y del trabajo de reproductor de órdenes del trabajador. Si no atendemos a esta literalidad de la teoría del valor trabajo pues simplemente no sabemos cuál es el valor que está generando un capitalista como coordinador. De hecho esto lo descubrimos a través del proceso de competencia: Si un capitalista genera mucho valor en alianza en trabajo conjunto con un trabajador esa empresa logrará muchos más beneficios que otra empresa que no incorpora ese capitalista. El hecho diferencial entre una empresa y otra será el capitalista y si y si la empresa que incorpora ese capitalista gana mucho más dinero es porque diferencialmente ese capitalista genera mucho más valor que el otro merced a su mayor habilidad.

En definitiva, la teoría del valor trabajo es errónea por las razones que hemos explicado, una serie de supuestos totalmente arbitrarios y en parte contradictorios que adopta más para terminar defendiéndola y a su vez, la teoría de la explotación también es errónea no sólo porque la teoría de valor trabajo lo es, … pero incluso aceptando la teoría del valor trabajo, la teoría de la explotación es errónea porque al final se niega a reconocer la contribución que desarrolla el capitalista dentro del proceso productivo.

Otro crítico, Richard M. Ebeling, refiere que uno de los principales errores de la teoría económica marxista fue basarla exclusivamente en la parte “material” de las relaciones económicas. 

La teoría económica neoclásica es una teoría de la formación de los precios y del funcionamiento de los mercados. La teoría de la distribución es para el neoclasicismo una prolongación de la teoría de los precios; en equilibrio el precio de cada factor productivo es igual al valor de su productividad marginal. Los economistas neoclásicos relegan el concepto de valor al campo de la psicología y centran su atención en la teoría de la formación de los precios. Los precios que, bajo la óptica del equilibrio parcial, son el resultado del equilibrio entre la oferta (detrás de la cual está el costo o sacrificio que la producción del bien implica) y la demanda (detrás de la cual está la utilidad o satisfacción que el consumo del bien reporta) son las expresiones monetarias de los valores de las cosas, de los bienes y servicios intercambiados en el mercado.

La ley de la oferta y la demanda además de ser la ley de la formación de los precios ha pasado a ser con los economistas neoclásicos la ley de la determinación del valor de las cosas. La teoría del valor-trabajo continúa siendo utilizada hoy día por los economistas neo-marxistas y posricardianos.

Detrás de la teoría de los juegos desarrollada por el matemático austríaco nacido en Budapest Janos (más tarde John) von Neumann y del economista de la misma nacionalidad Oskar Morgenstern, en su obra Teoría de los juegos y comportamiento económico (1944), se halla también una nueva y original teoría del valor, según la cual el valor resultante de una situación en la que hay conflicto de intereses (intereses encontrados o contrapuestos) es un valor de equilibrio que expresa la posición de fuerza relativa de las diferentes partes implicadas en el juego. Fuente: Die Größe Enzyklopädie der Wirtschaft

La teoría marxista del valor que establece que el valor de cambio, que es el precio, depende del trabajo socialmente necesario para producirlo no es capaz de explicar de donde sale el valor de muchos bienes y servicios. Por ejemplo, tomemos el caso de los bienes naturales, de los que se encuentran en la naturaleza en su estado original y en los que la acción del ser humano no ha tenido ninguna intervención: la tierra virgen, los árboles de un bosque natural, el agua de una fuente natural, el petróleo o los minerales bajo el subsuelo, etc.

Tomemos por ejemplo el caso de la tierra virgen. El valor de la tierra, antes de invertir trabajo para hacerla producir, es el precio que alguien paga por adquirirla. Tiene un valor propio que nada tiene que ver con trabajo, pues no es producto del trabajo. Puede ser objeto de trabajo futuro y adquirir más valor pero la tierra en su estado virgen no ha sido producto del trabajo y, sin embargo, tiene un valor. Igual pasa con un árbol silvestre, en el cual no hay trabajo invertido. Tiene un valor por sí mismo y el dueño de la tierra donde está ese árbol puede venderlo por un precio determinado.

En cualquier caso, ya sea la tierra o el árbol, el precio promedio o valor de cambio no refleja ningún valor de tiempo de trabajo invertido, ya que son bienes naturales no producidos por el trabajo humano. Aquí se cae el supuesto de Marx de que el valor de cambio está determinado por el tiempo de trabajo socialmente necesario.

La falacia de la teoría del valor trabajo -y por tanto, de la “plusvalía” generada exclusivamente por el trabajo- también puede demostrarse observando lo que sucede en la vida real.

Cuando se inventa un nuevo bien o servicio, lo que convencionalmente se llama innovación, término definido en “Guidelines for Collecting and Interpreting Innovation Data. A joint publication of OECD and Eurostat”, 2005, más conocido como el Manual de Oslo, se crea un nuevo valor agregado, adicional a la suma de los valores agregados de las partes o componentes del nuevo producto. El concepto de valor agregado comprende las remuneraciones al trabajo, la depreciación, ganancias e impuestos. El Producto Interno Bruto de un país es la suma de los valores agregados de todas las actividades económicas. Por su parte, las innovaciones pueden ser de producto (características del bien o servicio), de procesos de producción o comercialización y organizacionales. Para ser reconocida como tal, una innovación debe pasar la prueba del mercado, es decir, los consumidores pagan por ella. Para ser reconocida como tal, una innovación debe pasar la prueba del mercado, es decir, los consumidores pagan por ella, lo que es congruente con la teoría de la utilidad marginal.

Puede ser el caso de introducir un material o componente adicional a un producto existente, que mejora su utilidad, le dota de un uso adicional o le confiere una nueva utilidad. Al hacerlo, se vende por un precio (valor de cambio) que es superior al costo del nuevo material empleado y del trabajo adicional que requiere su introducción en el proceso de producción, usualmente genera una ganancia (excedente de explotación) proporcionalmente superior a la ganancia que se obtenía antes de introducirlo. En otras palabras, genera un valor agregado proporcionalmente mayor al que se generaba antes de realizar la innovación. Hay miles de ejemplos de estos casos.

Poniéndole cifras al ejemplo (véase la tabla arriba), supongamos de manera simplificada que antes de la innovación, el costo de los materiales empleados (5 o 10 diferentes materiales) era de $50, el de las remuneraciones al trabajo era de $20, la depreciación era de $10 y la ganancia de $20, para un valor total o precio de venta del producto de $100. Luego de la innovación, agregamos $10 por el costo del nuevo material y tenemos un total de costo de materiales de $60, 20% más, y agregamos $5 por aumento de las remuneraciones pagadas (asumiendo que la introducción del material aumenta 25% las horas de trabajo). Para ser consistente, también agregamos un 25% de aumento a la depreciación, con lo que esta llega a $12.50. Sumando los costos llegamos a $97.50, un aumento de 22% sobre el costo total anterior. Las características del nuevo producto permiten que se pueda vender, digamos, por $125, un 25% más, en lugar de los $100 anteriores, lo cual no es nada inusual para un producto que satisface necesidades adicionales. Se supone que los consumidores están dispuestos a pagar el precio, de lo contrario, la innovación no habrá pasado la prueba de mercado y será un fracaso. Por otro lado, el aumento de 25% en el precio de venta es ligeramente mayor al aumento de 22% en los costos totales, siendo por tanto, modesto y razonable. Esto deja una ganancia de $27.50, superior a los $20 anteriores, un margen adicional de $7.50 o en términos porcentuales, 37.5% adicional. El valor agregado ha aumentado en 30% y ha pasado de representar un 50% del valor total del producto a un 52%.

Aquí podemos deducir que (1) el aumento del valor agregado y de la ganancia depende del nivel de aumento en el precio de venta (valor de cambio) del producto; (2) el precio de venta, está a su vez determinado por (3) cuánto está dispuesto a pagar el comprador por el producto según la utilidad marginal que le asigna para satisfacer sus necesidades o la de otros para los cuales está comprando el producto. Para simplificar, en este punto, no estamos considerando la influencia, en el tiempo, del nivel de oferta y demanda del producto, que también implica un aumento o disminución del precio, según la estructura del mercado (número de oferentes y demandantes del producto), ya que estamos considerando que el producto se produce en las cantidades que demandan los consumidores al momento de poner en el mercado la innovación. (4) El aumento de la ganancia y del valor agregado, por tanto, depende de (3): la utilidad marginal que el comprador le asigna al producto.

Ahora bien, en este ejemplo, el comprador está dispuesto a pagar un 25% más por el producto, que a la empresa le genera un 37.5% de aumento en sus ganancias. Cómo se generó el aumento? Como dijimos, por la introducción de un material adicional que le incorporó nuevas características al producto. Quién debe recibir los beneficios de esta innovación? La o las personas que tuvieron la idea de mejorar las características del producto introduciendo el material adicional. Generalmente, quien toma las decisiones para hacerlo realidad es el dueño o gerente de la empresa. Puede que sea iniciativa de un emprendedor que ha visto la oportunidad de vender un producto con esas características para satisfacer una necesidad y que ha tenido la idea de que incorporando el material adicional, puede hacer tal producto, por lo que inicia una nueva empresa; o puede que sea una idea de alguien en una empresa que ya existe. En cualquier caso, el dueño de la idea puede proteger su derecho a recibir los beneficios de su explotación registrando ante las autoridades correspondientes la propiedad intelectual. También, en cualquier caso, para que se convierta en una innovación, es necesario llevar la idea a la práctica y pasar la prueba del mercado. Esto exige diversas tareas, como reunir el capital que se necesita, y organizar y administrar los procesos de producción y comercialización. De esta manera, podemos ver claramente que el aumento de valor se debe a la actividad intelectual creativa que origina la innovación y a la actividad intelectual del emprendedor o empresario que lleva a la práctica la innovación, asumiendo el riesgo que conlleva.

Como puede verse, no ha sido entonces el trabajo de los empleados, el que ha causado el aumento del valor del producto. Ellos han recibido un aumento en sus remuneraciones equivalente al aumento de las horas adicionales de trabajo.

El aumento del valor del producto en el ejemplo se ha debido a la innovación, esto es, a la introducción de un material adicional que le confiere al producto características diferentes que el consumidor valora como merecedoras de pagar un precio adicional. De ahí que la innovación sea el factor fundamental para el aumento del valor de las cosas y de las ganancias, es decir, de la creación de nueva riqueza, que se mide por el valor agregado generado.

La otra falacia es la relacionada a la llamada “productividad del trabajo”.

La productividad del trabajo no es más que una medida que resulta de dividir el valor de lo producido por el número de personas que trabajaron o el número de horas usadas para producir. Es decir, es un indicador de medición ex-post. Medida de esta manera, la productividad del trabajo atribuye al número de personas o al número de horas trabajadas, las variaciones en la producción.

Si aumenta la productividad, es porque el mismo número de personas producen productos con mayor valor que antes debido a la introducción de cambios tecnológicos en los procesos empresariales o porque, sin haberse introducido cambios tecnológicos, intensificaron su trabajo usando el mismo tiempo o alternativamente porque, por haberse introducido cambios tecnológicos, menos personas producen productos con igual valor que antes. Vemos entonces que el aumento en la productividad del trabajo solo puede hacerse por dos vías, por: 1) la intensificación del trabajo usando el mismo tiempo o por 2) la introducción de cambios tecnológicos.

La intensificación del trabajo usando el mismo tiempo tiene un límite, por lo que no puede tomarse como la explicación de una productividad del trabajo aumentada, excepto para un muy corto período de tiempo, por lo que la explicación que queda como válida es la introducción de cambios tecnológicos.

Por tanto, vemos que la productividad del trabajo es causada principalmente por la innovación de productos o procesos.

En el ejemplo que hemos visto, que se trata de una innovación del producto, la productividad del trabajo aumentó 5%, ya que el valor agregado aumentó en 30% y las horas trabajadas en 25%. Pero el aumento del valor agregado no se debió a que los trabajadores fueran más eficientes, sino a la innovación introducida. Es más, el aumento del 5% en la productividad del trabajo se debió al trabajo intelectual involucrado en el desarrollo de la idea inicial y la organización de la puesta en práctica de la innovación (su venta en el mercado), que no se puede atribuir a los trabajadores.

De igual manera, en una innovación del proceso de producción, digamos, por la introducción de un nuevo equipo que realiza el trabajo con mayor rapidez, en menos tiempo, con mayor calidad y menor cantidad de errores y desperdicios, es posible que el mismo número de empleados produzca una mayor cantidad de producto, lo que aumenta el valor agregado, principalmente, en términos absolutos, aunque la disminución de errores y desperdicios también puede aumentarlo en términos relativos. Como resultado, al dividir el valor agregado total creado entre el número de personas, que permanece constante, o el número de horas trabajadas, tenemos un aumento de la productividad del trabajo. De nuevo, en este caso también la productividad del trabajo se ha incrementado debido a la introducción de un equipo más eficiente, no a un aumento de la eficiencia de los trabajadores.

Se puede argumentar que al introducir un nuevo material, un nuevo equipo o un nuevo proceso de producción, se requiere de mayores conocimientos o habilidades por parte de los trabajadores, lo cual es correcto. Normalmente, esa adquisición de conocimientos se hace mediante la capacitación o entrenamiento. De esa manera, se desarrollan nuevas capacidades que normalmente son mejor remuneradas. De este modo, la innovación también produce beneficios para los trabajadores. De aquí surge el concepto de “capital humano” para designar los conocimientos, habilidades y destrezas de las personas que resultan en mejoras a su productividad o eficiencia.

En resumen, la innovación, y especialmente la de carácter tecnológico, la innovación tecnológica, es la fuente principal de la creación de valor en las empresas y en la economía de un país. No es el trabajo físico el que crea valor, es el trabajo intelectual, en la medida en que este se aplica a la creación de innovaciones. No es por tanto casual que el desarrollo económico y la mayor generación de riqueza se haya empezado con la revolución industrial en 1750 y la incorporación de innovaciones en las sucesivas oleadas de revoluciones tecnológicas.

Arturo J. Solórzano
Mayo, 2019

 

APÉNDICE

Teorías explicativas de los factores determinantes del valor y precio de las cosas

Karl Marx y la Conclusión de su Sistema o La Conclusión del Sistema Marxiano

Wicksteed sobre la plusvalía

La crítica de Schumpeter a la teoría económica de Marx

Refutación a las teorías del valor trabajo y de la explotación de Marx – Juan Ramón Rallo

Los errores de la Doctrina Marxista

Marx había reconocido, por supuesto, que el capitalismo mejora el nivel de vida de la gran mayoría de la gente, incluidos los trabajadores. El reconocimiento de Marx es precisamente la razón por la que la idea de que los trabajadores siempre son remunerados a nivel de subsistencia tuvo que ser rescatada mediante la redefinición del concepto de subsistencia. La subsistencia ya no se consideraba una mera supervivencia, sino más bien una vida plena que depende de la etapa de desarrollo económico. Algunos comentaristas críticos han encontrado que esta idea de subsistencia es suficiente para descartar la teoría de la explotación marxista, pero en sentido estricto, el mero hecho de que el nivel de vida material de los trabajadores esté aumentando bajo el capitalismo, no implica en absoluto que los trabajadores no sean explotados. Es muy posible que los trabajadores sigan sin recibir la parte que les corresponde, incluso hoy en día.

Sin embargo, en la medida en que la explotación existe en la sociedad, no emana de ninguna característica inherente a la relación entre capital y trabajo en un orden de libre mercado. Este argumento fue demostrado desde el principio por el gran economista austriaco Eugen von Böhm-Bawerk en su crítica magistral La conclusión del sistema marxiano (1896).

Incluso después de más de 120 años, vale la pena entender la crítica de Böhm-Bawerk, y no sólo porque haya proporcionado varios ejemplos interesantes para los que la teoría del valor-trabajo no parece ser válida. Después de todo, tales ejemplos podrían ser sólo las excepciones que dejan la regla intacta. Vale especialmente la pena leer a Böhm-Bawerk, porque puso al descubierto una contradicción interna que pone en peligro todo el marco marxiano.

Para la vergüenza duradera de todos los autoproclamados marxistas modernos, nadie ha presentado todavía una solución viable a la crítica de Böhm-Bawerk.” Karl-Friedrich Israel. El fin de la teoría de la explotación marxiana

En este video Martin Krause muestra con ejemplos cómo la teoría subjetiva del valor logra lo que no puede explicar la teoría del valor trabajo de Marx.

Eugen Böhm-Bawerk, economista austríaco, describe los errores conceptuales de la teoría del valor-trabajo de Marx.  Los siguientes párrafos resumen lo fundamental de su crítica.

… Marx había enseñado en su primer volumen que todo el valor de las mercancías se basaba en el trabajo incorporado en ellas, y que en virtud de esta “ley del valor” se deben intercambiar en proporción a la cantidad de trabajo que contienen; que, además, la plusvalía o ganancia que obtiene el capitalista era el fruto de la extorsión practicada al trabajador; que, sin embargo, la cantidad de plusvalía no era proporcional a la cantidad total del capital empleado por el capitalista, sino solo a la cantidad de la parte “variable”, es decir, a la parte del capital pagada en salarios mientras que el “capital constante”, el capital empleado en la compra de los medios de producción, no agregó plusvalía. Sin embargo, en la vida diaria, la ganancia de capital es proporcional al capital total invertido; y, en gran parte por esta razón, los productos no se intercambian como un hecho en proporción a la cantidad de trabajo incorporado en ellos. Aquí, por lo tanto, había una contradicción entre el sistema y el hecho que apenas parecía admitir una explicación satisfactoria. La evidente contradicción tampoco escapó al propio Marx. Él dice con referencia a ella: “Esta ley” (la ley, a saber, que la plusvalía es proporcional solo a la parte variable del capital), “claramente contradice toda experiencia prima facie”. Pero al mismo tiempo declara que la contradicción es solo aparente, cuya solución requiere muchos enlaces faltantes, y será pospuesta a volúmenes posteriores de su trabajo. La crítica experta pensó que podría aventurarse a profetizar con certeza que Marx nunca redimiría esta promesa, porque, como trató de demostrarlo de manera elaborada, la contradicción era insoluble. Sin embargo, su razonamiento no causó ninguna impresión en la masa de los seguidores de Marx. Su simple promesa superaba todas las refutaciones lógicas.

… El suspenso se volvió más difícil cuando se vio que en el segundo volumen del trabajo de Marx, que apareció después de la muerte del maestro, no se había hecho ningún intento hacia la solución anunciada (que, según el plan de todo el trabajo, estaba reservada para el tercer volumen), ni siquiera se dio la más mínima indicación de la dirección en la que Marx propuso buscar la solución.

Entre 1885, el año en que apareció el segundo volumen de Capital de Marx, y 1894, cuando salió el tercer volumen, se realizó un concurso de ensayos de premios sobre la “tasa de ganancia promedio” y su relación con la “ley del valor” [al que Friedrich Engels había convocado] para intentar resolver el problema “cómo, no solo sin contradecir la ley del valor, sino incluso en virtud de ella, se puede y se debe crear una tasa de beneficio promedio igual“. … Según el punto de vista de Friedrich Engels … nadie logró llevarse el premio. Eugen Böhm-Bawerk. Karl Marx and the Close of His System.

Con esta introducción al problema insoluble de que en la realidad verificable los productos no se intercambian por un valor que está en proporción a la cantidad de trabajo incorporado en ellos y que por tanto invalida el concepto de plusvalía, Böhm-Bawerk procede a realizar un análisis detallado de la construcción lógica que sigue Marx, desde la definición de mercancía, la distinción entre valor de uso y valor de cambio, el tiempo de trabajo socialmente necesario para producir la mercancía, el concepto de plusvalía generada por la fuerza de trabajo, la tasa de plusvalía y la tasa de ganancia.

Luego pasa a exponer los errores lógicos de esa construcción teórica, tales como la falta de pruebas empíricas con información de la realidad; la exclusión inicial, per se, del análisis del efecto de la oferta y la demanda en el valor de cambio; el uso de una prueba negativa –por exclusión arbitraria de propiedades-, en lugar de positiva, para encontrar el factor común que explicaría el valor de cambio de las mercancías; la exclusión del factor cualitativo, tanto del trabajo como de las mercancías; la falacia del trabajo simple (no calificado) para calcular el tiempo de trabajo incorporado y por tanto el valor de las mercancías; los errores de método al ignorar en la investigación científica el mismo punto que exige explicación; la contradicción entre la ley del “precio de producción” y la “ley de valor”; el posterior análisis superficial y forzado de la competencia, la oferta y la demanda; la contradicción con su tesis original y la admisión de que las mercancías se intercambian pricipalmente según sus precios de producción debido a la competencia (oferta y demanda); y la inconsistente descripción de los factores que rigen el valor de mercado, entre otros.

En fin, un análisis crítico de alta calidad científica que desmenuza, parte por parte, las teorías expuestas por Marx en los tres volúmenes de El Capital, señalando los errores, inconsistencias, contradicciones y falacias existentes en la obra, y

que, desde el principio, su argumento no es natural y no se adapta al carácter del problema; y, además, que la evidencia que Marx presenta en su sistema claramente no es la misma por medio de la cual él mismo llega a sus convicciones, sino que posteriormente se consideró como un apoyo artificial para una opinión que se derivaba previamente de otras fuentes; y finalmente, y este es el punto más decisivo, que el razonamiento está lleno de las fallas más obvias de lógica y método que lo privan de toda fuerza. … Sin embargo, lo que diré es que nadie, con una mente tan poderosa como Marx, ha exhibido una lógica tan continua y tan palpablemente errónea como lo demuestra en la prueba sistemática de su doctrina fundamental.” Böhm-Bawerk. Idem.

Otros dos párrafos resumen la crítica de Böhm-Bawerk:  

…De tal naturaleza son el razonamiento y el método empleado por Marx al introducir en su sistema su proposición fundamental de que el trabajo es la única base de valor. En mi opinión, es bastante imposible que este hocus-pocus dialéctico constituya el fundamento y la fuente de las propias convicciones de Marx. Hubiera sido imposible para un pensador como él (y lo veo como una fuerza intelectual del más alto orden), haber seguido métodos tan tortuosos y antinaturales si hubiera estado involucrado, con una mente libre y abierta, en realmente investigar las conexiones reales de las cosas y formar sus propias conclusiones con respecto a ellas; hubiera sido imposible para él caer sucesivamente por simple accidente en todos los errores de pensamiento y método que he descrito, para llegar a la conclusión de que el trabajo es la única fuente de valor como la consecuencia natural, no el resultado deseado y predeterminado, de tal modo de investigación.

…Aquí yace [en el décimo capítulo del tercer volumen de El Capital], creo, el Alfa y la Omega de todo lo que es falaz, contradictorio y vago en el tratamiento de su tema por parte de Marx. Su sistema no está en contacto cercano con los hechos. Marx no ha deducido de los hechos los principios fundamentales de su sistema, ya sea mediante un empirismo sólido o un análisis económico-psicológico sólido; pero lo encuentra en un terreno no más firme que una dialéctica formal. Esta es la gran falla radical del sistema marxista en su nacimiento; de él todo lo demás surge necesariamente. El sistema funciona en una dirección, los hechos van en otra; y cruzan el curso del sistema a veces aquí, a veces allí, y en cada ocasión la falla original engendra una falla nueva. El conflicto entre el sistema y los hechos deben mantenerse apartados de la vista, de modo que el asunto esté envuelto en la oscuridad o la vaguedad, o se dé vuelta y se retuerza con los mismos trucos de dialéctica que al principio; o donde nada de esto sirve tenemos una contradicción. Tal es el carácter del décimo capítulo del tercer volumen de Marx. Trae la mala cosecha diferida durante mucho tiempo, que creció por necesidad de la mala semilla. Eugen Böhm-Bawerk. Karl Marx and the Close of His System.

Una traducción al español está en el Apéndice: Karl Marx y la Conclusión de su Sistema o La Conclusión del Sistema Marxiano

Otro crítico de la teoría del valor trabajo de Marx es Phillip Wiksteed, quien argumenta que solo si la fuerza de trabajo pudiera cambiarse para producir más fuerza de trabajo, en lugar de para producir otras mercancías, su valor estaría relacionado con el tiempo necesario para producirla, es decir, con el costo de producir y reproducir al trabajador. Ver la argumentación en el apéndice Wicksteed sobre la plusvalía.

La principal crítica que Joseph Schumpeter hizo a la teoría del valor trabajo se centra en la imposibilidad de calcular el valor de la fuerza de trabajo, que Marx considera una mercancía,  ya que los trabajadores, a diferencia de las máquinas, no son “producidos” de acuerdo con cálculos racionales de costos.  A continuación los párrafos esenciales sobre este tema. Una ampliación de este tema está en La crítica de Schumpeter a la teoría económica de Marx.

“… Todo el mundo sabe que esta teoría del valor es insatisfactoria. … Para la economía como ciencia positiva, sin embargo, que tiene que describir o explicar los procesos reales, es mucho más importante preguntar cómo funciona la teoría del valor trabajo como una herramienta de análisis, y el verdadero problema con ella es que lo hace muy mal.

Para empezar, no funciona en absoluto fuera del caso de competencia perfecta. En segundo lugar, incluso con una competencia perfecta nunca funciona sin problemas excepto si el trabajo es el único factor de producción y, además, si el trabajo es todo de un tipo.

…La teoría que la reemplazó, en su forma más antigua y ahora anticuada, conocida como la teoría de la utilidad marginal, puede reclamar superioridad en muchos aspectos, pero el verdadero argumento es porque es mucho más general y se aplica igualmente bien, por un lado, a los casos de monopolio y competencia imperfecta y, por otro lado, a la presencia de otros factores y de trabajo de muchos tipos y cualidades diferentes.

… [Según Marx]  El cerebro, los músculos y los nervios de un obrero constituyen, por así decirlo, un fondo o un stock de mano de obra potencial (Arbeitskraft, generalmente traducido no muy satisfactoriamente como fuerza de trabajo). Este fondo o acervo que Marx considera como una especie de sustancia que existe en una cantidad definida y que en la sociedad capitalista es una mercancía como cualquier otra. 

… Ahora bien, dado que el trabajo en ese sentido (no el servicio de trabajo o la verdadera hora-hombre) es una mercancía, la ley del valor debe aplicarse a ella. Es decir, debe, en equilibrio y competencia perfecta, obtener un salario proporcional al número de horas de trabajo que entró en su “producción”. Pero, ¿qué número de horas de trabajo entra en la “producción” del stock de mano de obra potencial que se almacena dentro de la piel de un obrero? Bueno, el número de horas de trabajo que se necesitaron y necesitan para levantarse, comer, vestirse y albergarse el obrero. Esto constituye el valor de ese acervo, y si vende partes de él, expresados en días, semanas o años, recibirá salarios que corresponden al valor del trabajo de esas partes así como un comerciante de esclavos que vende un esclavo recibiría en equilibrio un precio proporcional al número total de esas horas de trabajo. 

…La teoría del valor del trabajo, incluso si pudiéramos concederla válida para cualquier otra mercancía nunca se puede aplicar a la mercancía trabajo, ya que esto implicaría que los trabajadores, como las máquinas, son producidos de acuerdo con cálculos racionales de costos. Como no lo son, no hay ninguna justificación para asumir que el valor de la fuerza de trabajo será proporcional a las horas-hombre que entran en su “producción”. ”  Joseph A. Schumpeter. “Capitalism, Socialism, and Democray” (1943)

Luego, Schumpeter analiza la teoría de la “explotación” marxista, de la concentración del capital, los ciclos económicos y su aporte al análisis histórico.

“Debe observarse, una vez más, que Marx se mantiene así cuidadosamente aparte de todos los tópicos populares que en una u otra forma sostenían que, en el mercado de trabajo capitalista, el obrero es robado o engañado o que, en su lamentable debilidad, está simplemente constreñido a aceptar cualesquiera condiciones que se le impongan. La cosa no es tan sencilla; el obrero obtiene el valor pleno de su potencial de trabajo.

… [Según Marx] Pero una vez que los “capitalistas” han adquirido ese stock de servicios potenciales, están en condiciones de hacer que el trabajador trabaje más horas —prestan más servicios reales— de lo que se necesita para producir ese stock o existencia potencial. Pueden exigir, en este sentido, más horas de trabajo reales de las que han pagado. Dado que los productos resultantes también se venden a un precio proporcional a las horas-hombre que entran en su producción, existe una diferencia entre los dos valores —que surgen de nada más que el modus operandi de la ley marxista de los valores— que necesariamente y en virtud del mecanismo de los mercados capitalistas va al capitalista. Este es el valor de excedente o  plusvalía (Mehrwert). Al apropiarse de él, el trabajo capitalista “explota” al obrero, aunque paga a los obreros no menos que el valor total de su potencial laboral y recibe de los consumidores no más que el valor total de los productos que vende. Una vez más, debe observarse que no hay ningún atractivo para cosas tales como la fijación de precios desleales, la restricción de la producción o el engaño en los mercados de los productos. Marx, por supuesto, no quiso negar la existencia de tales prácticas. Pero las vio en su verdadera perspectiva y, por lo tanto, nunca basó en ellas ninguna conclusión fundamental.

… En primer lugar, la teoría de la plusvalía no hace en nada más fácil la resolución de los problemas aludidos anteriormente, que son creados por la discrepancia entre la teoría del valor del trabajo y los hechos patentes de la realidad económica. Por el contrario, los agudiza, porque, según esta teoría, el capital constante —es decir, el capital que no es de salarios- no transmite al producto un valor superior al .que pierde en su producción; únicamente transmite más valor el capital de salarios y los beneficios obtenidos habrán de variar, por consiguiente, de una empresa a otra, según la composición orgánica de sus capitales. Marx cuenta con la competencia entre los capitalistas para llevar a cabo una redistribución tal de la “masa” total de plusvalía .que cada empresa obtenga beneficios proporcionales a su capital total o que se equiparen los tipos singulares de los beneficios. Vemos, fácilmente, que la dificultad entra en la categoría de los falsos problemas que resultan siempre de los intentos de construcción de una teoría artificiosa y la solución pertenece a la categoría de las resoluciones desesperadas.

…Pero una proposición afín, aunque no idéntica, proporciona a la vez una de las “fuerzas” más importantes de la dinámica de Marx y el eslabón que une la teoría de la explotación y la planta superior del edificio analítico de Marx, denominada, usualmente, teoría de la acumulación.

La parte principal del botín arrancado a la mano de obra explotada (según algunos de sus discípulos, prácticamente todo él) la convierten los capitalistas en capital, esto es, en medio de producción. En sí misma, y prescindiendo del modo de expresión con que la presenta ta fraseología de Marx, ésta no es, por supuesto, más que la afirmación de un hecho bien conocido, descrito por lo general en términos de ahorro e inversión. 

… Al discutir la teoría de la explotación de Marx he subrayado que, en una economía de competencia perfecta, los beneficios de explotación inducirían a los capitalistas a expandir la producción o a intentar expandirla, porque desde el punto de vista de cada uno de ellos esto significaría más beneficio. Ahora bien: para conseguirlo tendrían que acumular. Además, el efecto masivo de este comportamiento tendería a reducir las plus valías a causa de la elevación consiguiente de los tipos de salarios, así como también por una baja subsiguiente de los precios de los productos, lo cual constituye un buen ejemplo de las contradicciones inherentes al capitalismo, que eran tan queridas por el corazón de Marx. Y esta misma tendencia constituirla, también para el capitalista individual, otra razón por la que se sentiría compelido a acumular, aunque, en definitiva, este comportamiento haría, a su vez, empeorar las cosas para la clase capitalista en su conjunto. Habría, por tanto, una especie de coerción hacia la acumulación aun en un sistema estacionario en todo lo demás, el cual, como antes decía, no puede alcanzar un equilibrio estable hasta que la acumulación haya reducido a cero la plus valía y haya destruido así al capitalismo mismo.

Constantemente se dan posibilidades de obtener ganancias produciendo cosas nuevas o produciendo cosas antiguas más baratas. y se atraenJ para ello, nuevas inversiones. Estos nuevos productos y estos métodos nuevos compiten con los productos y con los métodos antiguos, no en término~ de igualdad, sino de ventaja decisiva que puede significar la muerte para los últimos. Así es como penetra el “progreso” en la sociedad capitalista. A fin de evitar ser vendidas a bajo precio todas las empresas se ven constreñidas, en definitiva, a seguir el mismo camino, esto es, a invertir por su parte, y, a fin de poder hacerlo, a reservar parte de sus beneficios, es decir, a acumular. Así, pues, todo el mundo acumula.

Hay, sin embargo, otra fuerza de acumulación mucho más importante y mucho más drásticamente coercitiva. En realidad, la economía capitalista no es ni puede ser estacionaria. Tampoco se expande conforme a un ritmo uniforme. Está, incesantemente, revolucionada desde dentro por un nuevo espíritu de empresa, es decir, por la introducción de nuevas mercancías o nuevos métodos de producción o nuevas posibilidades comerciales en la estructura industrial, tal como existe en cualquier momento. Todas las estructuras existentes y todas las condiciones de la vida económica se hallan siempre en un proceso de transformación. Toda situación es derribada antes de que haya tenido tiempo de desarrollarse plenamente. En la sociedad capitalista el progreso económico significa derrumbamiento. Y, como veremos en la parte siguiente, en un proceso de derrumbamiento funciona la competencia de una manera completamente diferente a como funcionaría en un sistema estacionario, aunque fuese de competencia perfecta.

… basta con que el beneficio de cada empresa singular esté incesantemente amenazado por la competencia efectiva o potencial de nuevas mercancías o nuevos métodos de producción, que, más tarde o más temprano, lo convertirían en una pérdida. Así obtenemos la fuerza impulsora necesaria e, incluso un analogon a la afirmación de Marx de que el capital constante no produce plusvalía -pues ninguna reunión singular de bienes de capital permanece para siempre como una fuente de sobre ganancia- sin tener que apoyarnos en aquellas partes de su argumentación que son de validez dudosa.

Otro ejemplo lo suministra el eslabón siguiente de la cadena de Marx, su teoría de la concentración, esto es, su tratamiento de la tendencia del proceso capitalista a incrementar tanto el volumen de las instalaciones industriales, com9 el de las unidades de intervención. La única explicación que ofrece,  si se la despoja de su fantasía, se reduce a afirmaciones desapasionadas, tales como la de que “la batalla de la competencia se libra mediante el abaratamiento de las mercancías”, el cual “depende, ceteris paribus de la productividad del trabajo”;  de la que ésta depende, a su vez, de la escala de producción, y la de que “los capitales mayores aniquilan a los menores”.

Sin embargo, la admiración que tantos economistas fuera del redil profesan sentir por esta teoría no es injustificada. Para empezar, predecir el advenimiento de las grandes empresas fue, teniendo en cuenta las condiciones del día de Marx, un logro en sí mismo. Pero hizo más que eso. Enganchó perfectamente la concentración en el proceso de acumulación o más bien visualizó el primero como parte del segundo, y no sólo como parte de su patrón fáctico, sino también de su lógica. Percibió correctamente algunas de las consecuencias, por ejemplo, que “la creciente mayor parte de las masas individuales de capital se convierte en la base material de una revolución ininterrumpida en el modo de producción en sí misma”— y otras al menos en una unilateral o distorsionada manera.

Dos elementos más completarán este boceto: la teoría de Marx de Verelendung o, para usar el equivalente inglés que me he atrevido a adoptar, de la pauperización [immiserization en inglés, empobrecimiento en español], y su teoría (y la de Engels) del ciclo económico. En el primero, tanto el análisis como la visión fallan sin remedio; ambos se cuentan en su haber. Marx sin duda sostuvo que en el curso de la evolución capitalista las tasas salariales reales y el nivel de vida de las masas caería para los mejor pagados, y no mejoraría en los estratos peor pagados y que esto no se produciría a través de ningún accidente o medio ambiente circunstancial, sino en virtud de la lógica misma del proceso capitalista. Como predicción, esto era, por supuesto, singularmente calamitosa y los marxistas de todo tipo se han visto en dificultades en un aprieto para salir con bien de las pruebas claramente adversas con que se enfrentaron. Al principio, y en algunos casos aislados incluso hasta nuestros días, mostraron una notable tenacidad al tratar de salvar esa “ley” como una declaración de una tendencia real confirmada por las estadísticas salariales. Después se esforzaron por darle otro sentido, esto es, por referirla no a los tipos de salario real ni a la participación absoluta en la renta de la clase trabajadora, sino a la parte relativa de las rentas del trabajo respecto de la renta nacional total.

Pero el verdadero problema es que la estructura teórica de Marx es cualquier cosa menos confiable en ese sector: junto con la visión, la base analítica es la culpable. La base de la teoría de la pauperización es la teoría del “ejército de reserva industrial”, es decir, del desempleo creado por la mecanización del proceso de producción. Y la teoría del ejército de reserva se basa a su vez en la doctrina expuesta en la de Ricardo en el capítulo sobre maquinaria. En ningún otro lugar — excepto por supuesto la teoría del valor— el argumento de Marx depende tan completamente del de Ricardo sin agregar nada esencial.

Por una parte, Marx exalta indudablemente -aunque con una motivación no del todo adecuada- el enorme poder del capitalisnmo para desarrollar la capacidad de producción de la sociedad. Por otra parte, destaca incesantemente la creciente miseria de las masas. ¿No es la cosa más natural del mundo concluir que las crisis o depresiones se deben al hecho de que las masas explotadas no pueden comprar todo ]o que este aparato de producción constantemente en aumento crea o está en situación de crear y que, por esta y otras razones, que no necesitamos repetir, el tipo de beneficio baja hasta un nivel de bancarrota? Así, pues, parecemos efectivamente arribar. según el elemento que queramos realizar. a las costas de una teoría del infraconsu.mo o a las de una teoría de la superproducción del tipo más vulgar.

… La realidad es que no tenía ninguna teoría sencilla del ciclo económico. Y no puede deducirse lógicamente ninguna siguiendo sus “leyes” de la evolución capitalista. Aun cuando aceptemos su explicación del origen de la plus valía y convengamos en admitir que la acumulación, la mecanización (aumento relativo del capital constante y la superpoblación profundizan inexorablemente la miseria de las masas y se enlazan en una cadena lógica que termina en la catástrofe del sistema capitalista, incluso entonces nos falta un factor que confiera al proceso las fluctuaciones cíclicas, con carácter de necesi dad, y explique la alternación inmanente de las prosperidades y las depresiones.  Indudablemente, tenemos siempre a la mano bastantes accidentes e incidentes a los que asirnos para compensar los defectos de la explicación fundamental.

Además, hace ya tiempo que marxistas, que en lo demás son ortodoxos, han comenzado a poner en duda la validez de la afirmación de que la concentración del dominio industrial es necesariamente incompatible con el sistema funcional del capitalismo. El primero de ellos en proclamar esta duda mediante un razonamiento bien fundamentado fue Rudolf Hilferding, uno de los dirigentes del importante grupo de los neo-marxistas, quien, efectivamente, se inclinó hacia la tesis opuesta a saber: que el capitalismo podría ganar en estabilidad por medio de la concentración.

No es apenas necesario resumir de un modo detallado. Nuestro bosquejo, aunque imperfecto, debe bastar para establecer: primero, que nadie que se interese algo por el análisis puramente económico puede hablar de éxito absoluto de Marx en el dominio económico; seguro de que nadie que se interese algo por las construcciones. atrevidas puede hablar de fracaso absoluto.

En el tribunal que juzga la técnica teórica el veredicto tiene que ser adverso a Marx. La adhesión a un aparato analítico que ha sido siempre inadecuado y que en los propios días de Marx se anticuaba rápidamente; una larga lista de conclusiones que no están bien deducidas o son manifiestamente erróneas; errores que si se corrigieran cambiarían las conclusiones esenciales, a veces, en sus contrarias; todos estos cargos pueden hacerse, con razón, contra Marx en cuanto técnico teórico.

…Por último, la idea de que la evolución capitalista estallará —o superará— las instituciones de la sociedad capitalista (Zusammenbruchstheorie, la teoría de la catástrofe inevitable) ofrece un último ejemplo de la combinación de un non sequitur con una visión profunda que ayuda a rescatar el resultado.

… Estando basada, como está, la “deducción dialéctica” de Marx en el crecimiento de la miseria y la opresión que provocará la rebelión de las masas, es invalidada por el non sequitur que vicia el argumento que era establecer ese inevitable crecimiento de la miseria.

Pero Marx ha logrado efectivamente una cosa de importancia fundamental para la metodología de la economía. Los economistas siempre han utilizado ó bien el trabajo histórico económico realizado por ellos mismos o bien el trabajo histórico de los demás. Pero los hechos de la historia económica se relegaban a un compartimento separado. Si entraban en la teoría era, simplemente, desempeñando el papel de ilustraciones o posiblemente el de verificación de las conclusiones. Se mezclaban con ella sólo mecánicamente.

Ahora bien: la mezcla de Marx es una mezcla química, es decir. que él introdujo los datos históricos en el mismo razonamiento del que deriva sus conclusiones. Fue el primer economista de rango superior que vio y enseñó, sistemáticamente, cómo la teoría económica puede convertirse en análisis histórico y cómo la narración histórica puede convertirse en histoire raisonnée.  El problema análogo con relación a la estadística no intentó resolverlo. Pero, en cierto sentido, está implícito en el otro. Esto también responde a la cuestión de en qué medida la teoría económica de Marx, de la manera como se expuso al final del capítulo anterior, consiguió apuntalar su andamiaje sociológico. En esto no tuvo éxito; pero al fracasar no sólo señaló una meta, sino que fundó, también, un método.” Joseph A. Schumpeter. “Capitalism, Socialism, and Democray” (1943)

Por su parte, Juan Ramón Rallo, economista español, ofrece un análisis de los errores cometidos por Marx en la construcción de su teoría del valor-trabajo, en el cual resalta la renuencia de Marx a reconocer el papel del empresario en la creación de valor y adjudicarle todo a los trabajadores. 

Un resumen de las principales críticas de Rallo son las siguientes.: 

El primer error o primer problema: la arbitraria selección que efectúa Marx de cuál es el denominador común de las mercancías que participan en un intercambio. Recordemos que Marx afirma que los mercancías que son intercambiadas sólo tienen en común ser fruto del trabajo humano, pero esto es evidentemente falso. La propiedad verdaderamente relevante que tienen en común dos mercancías intercambiadas no es o no son, ni sus propiedades naturales ni el ser fruto de la energía sino que son mercancías, son bienes relativamente escasos con respecto a las necesidades humanas que pueden satisfacer. Es decir, la característica común es la utilidad de las mismas, no el trabajo humano. Esto se demuestra en el caso de una mercancía producida por animales o por robots y en los casos de todo aquello que no es reproducible mediante el trabajo humano. El valor de cambio está determinado por la utilidad de las mercancías.

El segundo error: el tiempo de trabajo socialmente necesario, que como sabemos es lo que determina el valor de cambio de las mercancías es un concepto vago y endógeno a la demanda. Porque no existe una unidad homogénea de trabajo abstracto al que reducir los distintos trabajos concretos y heterogéneos que tienen lugar dentro de una economía. Marx  considera que el trabajo más complejo, por ejemplo, el de un cirujano, es igual sólo a un trabajo simple potenciado o más bien multiplicado, de suerte que una pequeña cantidad de trabajo complejo equivale a una cantidad mayor de trabajo simple. El problema es que cómo establecemos la relación multiplicada que existe entre el trabajo simple por ejemplo de un granjero y el trabajo complejo de un cirujano? Lo que nos dice Marx es que tenemos que comparar los valores de cambio del producto de su trabajo. El problema de esto es que los diferenciales de intensidad de trabajo no pueden medirse por los diferenciales de los precios de mercado de las mercancías producidas. Y por qué razón no podemos hacer esto? Que es lo que nos sugiere Marx? Que el valor no es directamente observable en el mercado. Lo que observamos en el mercado son los precios de mercado y en el volumen tercero Marx nos dice que los precios de mercado no reflejan necesariamente el valor. Por tanto, apelar al tiempo de trabajo socialmente necesario para aproximar el valor de cambio de una mercancía por necesidad sea un concepto muy vago, muy indefinido, porque las distintas obras de distintos trabajadores no valdrán lo mismo y no tendremos forma de saber cuánto vale cada una de ellas porque los precios de mercado no serán un indicador para conocer esto.

El tercer problema, el tercer error, es que es solo el trabajo es fuente de valor. Para Marx, sólo el trabajo humano, como ya hemos dicho, es capaz de generar nuevo valor de cambio. Ni los animales ni los robots pueden generar un nuevo valor de cambio. Para Marx, los animales o los robots, únicamente trasladan el valor de cambio que incorporaban cuando fueron producidos a su vez a través del trabajo. Al final lo que está haciendo Marx sin explicitarlo claramente, es imputarle al trabajador toda la ganancia de productividad que se pueda derivar de un cambio de una mejoría en la estructura productiva.  

Marx  dice que todos los trabajadores tienen que soportar el coste de la gestión empresarial. … Cómo sabe Marx que se está sobre remunerando a los capitalistas? Pues realmente no lo sabe. Cuál es la intensidad del trabajo de los capitalistas en relación con la intensidad del trabajo de los trabajadores? La intensidad del trabajo coordinador, de un capitalista puede ser un múltiplo gigantesco de veces la intensidad del trabajo de un trabajador raso. … Si no atendemos a esta literalidad de la teoría del valor trabajo pues simplemente no sabemos cuál es el valor que está generando un capitalista como coordinador. De hecho esto lo descubrimos a través del proceso de competencia: Si un capitalista genera mucho valor en alianza en trabajo conjunto con un trabajador esa empresa logrará muchos más beneficios que otra empresa que no incorpora ese capitalista. El hecho diferencial entre una empresa y otra será el capitalista y si  la empresa que incorpora ese capitalista gana mucho más dinero es porque diferencialmente ese capitalista genera mucho más valor que el otro merced a su mayor habilidad.

En definitiva, la teoría del valor trabajo es errónea por las razones que hemos explicado, una serie de supuestos totalmente arbitrarios y en parte contradictorios que adopta más para terminar defendiéndola y a su vez, la teoría de la explotación también es errónea no sólo porque la teoría de valor trabajo lo es, … pero incluso aceptando la teoría del valor trabajo, la teoría de la explotación es errónea porque al final se niega a reconocer la contribución que desarrolla el capitalista dentro del proceso productivo. Refutación a las teorías del valor trabajo y de la explotación de Marx – Juan Ramón Rallo.

Richard M. Ebeling refiere que uno de los principales error es de la teoría económica marxista fue basarla exclusivamente en la parte “material” de las relaciones económicas.

Los economistas clásicos distinguieron entre lo que llamaron intereses y motivos “materiales” y “no materiales”. El concepto central del enfoque “clásico” era que la economía como campo de estudio era la ciencia de la producción y distribución de la riqueza. Es decir, las actividades materiales del hombre en la búsqueda de su supervivencia y mejora.

El “giro” de Marx en este enfoque, como hemos visto, fue su argumento de que el lado material de la vida del hombre (es decir, su [modo de] producción) era el ingrediente determinante para establecer y dictar todas las demás relaciones sociales, políticas y económicas en la sociedad. Las “relaciones de producción” (la tecnología dominante y las formas físicas de capital en las que se encarnaba) determinaron la “superestructura” del orden social en la forma de sus instituciones y relaciones humanas. …

A finales del siglo XIX, los economistas vieron cada vez más el concepto de escasez como un elemento central para la comprensión económica. La economía se reformuló como el estudio del principio del comportamiento económico bajo la restricción de medios insuficientes para satisfacer todos los fines del deseo.

En las décadas de 1920 y 1930, los economistas desarrollaron un enfoque que extendió y refinó la idea de la economía aún más. Especialmente a través de los escritos de varios economistas de la escuela austriaca, en particular, Ludwig von Mises, Hans Mayer y Richard Strigl, y el economista británico, Lionel Robbins, la economía llegó a ser vista como la lógica de la acción y la elección: lo que delinea un campo de investigación para el análisis económico no son los motivos particulares por los cuales los individuos emprenden acciones, es decir, objetivos “materiales” versus algunos objetivos “no materiales”, sino las relaciones particulares que imponen un “aspecto económico” a toda acción humana: eso constituye la necesidad de seleccionar entre todos y cada uno de los fines alternativos cuando los medios son insuficientes para cumplir con todos los objetivos o propósitos para los cuales podrían aplicarse.

En esto, el individuo compara todo tipo de fines, independientemente de su contenido. Por ejemplo, la escasez de tiempo requiere una elección entre “trabajar por dinero” en lugar de hacer “trabajo de caridad”. O elegir entre “pan” y “honor”. Por lo tanto, no hay nada distinto sobre el “lado material” de la vida, aparte de la manera en que los medios pueden usarse para perseguir un conjunto de fines, en lugar de otros.

… De hecho, cuanto más se desarrolla la sociedad en términos del aumento del nivel de vida material, menos importante se vuelve la búsqueda de fines “materiales” en sentido estricto (comida, vivienda, ropa). Cuanto más productiva es la sociedad, más se satisface este tipo de fines para la gran mayoría de las personas. Como resultado, los intereses y deseos de las personas cambian a otros “márgenes” de interés y deseo, por ejemplo, “estilos de vida”, “arte”, una amplia variedad de usos personales y cambiantes de los medios cada vez más disponibles para diversos refinamientos y placeres de la “buena vida”.

Es el capitalismo, en otras palabras, lo que aumenta la capacidad de un número cada vez mayor de personas para contemplar cómo distribuir su mayor cantidad de “tiempo libre” entre los fines deseables alcanzables (tal vez, para usar la frase de Marx, para ir a “pescar en el mañana” y “cazar por la tarde”…). Por lo tanto, es el capitalismo el que proporciona los medios para que las personas tengan más tiempo y más medios para lo que Marx llamó “acción autónoma”. Richard M. Ebeling. Karl Marx’s Ideas and Errors About Capitalism and Markets

La alemana Gran Enciclopedia de la Economía, describe el abandono de la teoría del valor trabajo por los economistas posteriores a Marx, como explicación para la formación de los precios, debido a los errores y contradicción en la teoría marxista antes señalados por Böhm-Bawerk.

La economía neoclásica y, en particular, la revolución marginalista supuso un cambio de rumbo considerable en la utilización del concepto de valor. El neoclasicismo abandona la teoría del valor-trabajo y la sustituye por la teoría subjetiva del valor, que explica por medio de una combinación de escasez y utilidad [Desarrollada originalmente por Carl Menger (1840-1921)]. William Stanley Jevons (1835-1882) se deshizo de la paradoja smithiana de discrepancia entre el valor de uso y el valor de cambio apelando al concepto de grado de utilidad final (utilidad marginal). El valor de uso de los economistas clásicos se corresponde con el concepto de utilidad total del bien, mientras que el intercambio de un bien por otro se establece en términos de utilidad marginal, que disminuye al aumentar la cantidad del bien intercambiado.

ni la cantidad de trabajo requerida para la producción o reproducción de un bien ni otros bienes constituyen el factor determinante del valor. La medida viene dada por la magnitud de la significación de [el valor que asignamos a] aquella necesidad para cuya satisfacción dependemos y sabemos que dependemos de la disposición [uso o goce] de un bien. Carl Menger. Principios de Economía Política (1871).

La teoría económica neoclásica es una teoría de la formación de los precios y del funcionamiento de los mercados. La teoría de la distribución es para el neoclasicismo una prolongación de la teoría de los precios; en equilibrio el precio de cada factor productivo es igual al valor de su productividad marginal. Los economistas neoclásicos relegan el concepto de valor al campo de la psicología y centran su atención en la teoría de la formación de los precios. Los precios que, bajo la óptica del equilibrio parcial, son el resultado del equilibrio entre la oferta (detrás de la cual está el costo o sacrificio que la producción del bien implica) y la demanda (detrás de la cual está la utilidad o satisfacción que el consumo del bien reporta) son las expresiones monetarias de los valores de las cosas, de los bienes y servicios intercambiados en el mercado.

La ley de la oferta y la demanda además de ser la ley de la formación de los precios ha pasado a ser con los economistas neoclásicos la ley de la determinación del valor de las cosas. La teoría del valor-trabajo continúa siendo utilizada hoy día por los economistas neo-marxistas y pos ricardianos. Die Größe Enzyklopädie der Wirtschaft. Teorías explicativas de los factores determinantes del valor y precio de las cosas.

Aunque los economistas posteriores a Marx de todas las escuelas económicas y de todas las épocas –exceptuando a los marxistas por supuesto- hayan demostrado que la teoría del valor-trabajo fue superada como explicación del precio de las cosas, y que la ley de la oferta y la demanda, se reconoce como la ley que explica la determinación de los precios; mucha gente piensa que sigue siendo válida la teoría de la explotación de los trabajadores –basada en la teoría del valor trabajo, desarrollada primeramente por David Ricardo y luego por Karl Marx como base para construir su teoría del funcionamiento del capitalismo y la inevitabilidad de su reemplazo por un sistema superior: el comunismo-. 

En efecto, la teoría del valor trabajo como explicación del precio y valor de las cosas, solamente se aborda en las clases de economía de la universidad y si el análisis lo hace un profesor de ideología marxista, socialista o de izquierda, tratará de acomodarlo para sustentar sus ideas. De este asunto teórico pocos se ocupan. La posterior demostración de la inutilidad de la teoría marxista del valor,  realizada por los más prestigiados economistas y académicos del mundo no es conocida por la inmensa mayoría de personas.

Como hemos visto, la teoría del valor trabajo de Marx establece que el valor de los bienes y servicios viene dado por el valor del trabajo incorporado en su producción, pero que los trabajadores solamente reciben una parte del valor de los mismos y que el empresario se apropia del resto.

Marx sostuvo que la fuerza de trabajo tenía un valor de uso (rendimiento obtenido por el capitalista) superior al valor de cambio (salario pagado por el capitalista); esa diferencia constituye la plusvalía que es la ganancia de la que se apropia el capitalista. Para Marx el valor de un bien depende del trabajo socialmente necesario para producirlo.

El postulado de Marx no era útil para explicar el comportamiento de los precios en la vida real, por lo que posteriormente los economistas abandonan la teoría del valor-trabajo y la sustituyen por la teoría subjetiva del valor, que explica que el valor es determinado por medio de una combinación de escasez y utilidad y por el concepto de grado de utilidad final (utilidad marginal), desarrollada por Carl Menger, William S. Jevons, León Walras y Alfred Marshall en el último cuarto del siglo XIX. El valor de uso se corresponde con el concepto de utilidad total del bien, mientras que el valor de cambio de un bien por otro se establece en términos de utilidad marginal, que disminuye al aumentar la cantidad del bien intercambiado.

Hans-Hermann Hoppe explica que la  falla en la teoría marxista de la explotación es que Marx obvia el axioma de “preferencia intertemporal” como una categoría básica de acción humana.  Pero antes de entrar a  este punto, como antecedente, Hoppe aborda el concepto de explotación en la obra de Marx.

“Según Marx, los sistemas pre-capitalistas como el esclavismo y el feudalismo estaban caracterizados por la explotación. Cierto. En ambos sistemas los intereses del explotado y el explotador son antagonistas. El esclavo no puede ganar en un intercambio que no es libre, y por tanto el beneficio del explotador es la pérdida del explotado [un juego de suma cero]. Lo mismo se puede decir del señor feudal que extrae rentas de las tierras que el campesino legítimamente se apropió con su trabajo. Las ganancias del ‘lord’ son las pérdidas del campesino.

Y es claro que ambos sistemas impedían el desarrollo de mejores formas productivas. El esclavo y el siervo no eran tan productivos como hubieran podido serlo en ausencia de tales sistemas. Si al esclavo le hubieran ‘pagado’ según su productividad, entonces hubiera trabajado con más ganas.

Pero Marx sigue creyendo que las condiciones no han cambiado en el capitalismo. En el capítulo 24 del Capital —”Sobre la Apropiación Originaria”— Marx da un recuento histórico de cómo el capitalismo emergió a partir de conquistas, robos y asesinatos. De la misma forma, en el capítulo 25, “Sobre la Teoría Moderna del Colonialismo”, la invasión del tercer mundo es fuertemente enfatizada. Todo eso es correcto, nadie puede negar la conquista imperialista. Pero no tiene nada que ver una invasión violenta con intercambio voluntario [Capitalismo].

En este punto Marx entra en un juego lógico. A través de recuentos históricos y apelando a la indignación de los lectores frente a la forma en que unas riquezas capitalistas fueron creadas, Marx mueve la discusión en su favor con un tema que no era su tesis básica. Marx no explica el origen de la propiedad ‘limpia’, es decir, la propiedad que fue adquirida por apropiación originaria cuando un hombre cultivó una tierra antes no poseída por nadie. Marx simplemente describe el robo de propiedad, pero no el origen. No habla de la propiedad que no fue robada a nadie. Según Marx, el hombre que adquirió propiedad limpiamente —porque antes no había sido poseída por nadie— sigue siendo un explotador sin importar que ahora las transacciones sean voluntarias entre hombres libres.

Esto me hace recordar la famosa afirmación de Proudhon de que la propiedad es robo. Eso es una contradicción porque todo robo presupone propiedad.

¿Cuáles son las ‘pruebas’ que Marx presenta para demostrar que el capitalista sigue siendo un explotador? [Y Marx consideraba esto su mayor aporte al análisis económico].

Su prueba de esto es que el salario es menor que el precio de venta del producto. Por ejemplo, si el obrero crea valor trabajando por 5 días, sólo recibe el valor de tres días de trabajo. El resto del valor creado -la plusvalía- es apropiado por el capitalista, luego —según Marx— se prueba que hay explotación. Esa explicación es incorrecta.

¿Qué está mal en ese análisis? La respuesta es clara cuando uno se pregunta: ¿por qué el obrero acepta tal oferta?

Que el obrero no reciba el valor completo de su trabajo no tiene nada que ver con explotación sino que es un reflejo de su preferencia intertemporal.”

Qué es la preferencia intertemporal? “Preferir lo que puede obtenerse en el presente para satisfacer una necesidad inmediata en lugar de lo que puede tenerse en el futuro aunque tenga mayor valor. El hombre prefiere más a menos, cierto. Pero el hombre está restringido por su consumo para mantenerse vivo.  Nadie que tiene la comida contada dejaría de comer un pan hoy para recibir un pan dentro de un mes” , pero sí podría limitarse para recibir dos panes. Y así aparece la categoría de interés. Es una característica propia de la acción humana.”  

Si el obrero quiere recibir el fruto completo de su trabajo, entonces necesita esperar más tiempo ya que al no aceptar el empleo, el obrero puede dedicarse a producir para él mismo. Y al final no recibiría tres días de paga salarial, sino que recibiría los cinco días de valor que le corresponde. Pero tiene que esperar más. El obrero acepta porque el salario que recibe representa bienes de consumo presente, mientras que su trabajo representa bienes de consumo futuro.”

La diferencia en el precio de venta de un producto y el costo de los factores para producirlo siempre será —y tiene que ser— positiva dada la preferencia de consumo en el tiempo.

Si el empresario no estuviera seguro de que puede recibir algo más en el futuro, simplemente no produciría nada. De la misma forma, el obrero sabe que puede recibir más bienes en el futuro, pero lo que le interesan son los bienes en el presente.

¿Por qué el obrero decide intercambiar? El obrero, como el resto de hombres, decide intercambiar porque a través del intercambio mejora su situación.

Si tengo sed, y el vendedor de la esquina me ofrece una Coca-Cola por medio dólar, al comprar la Coca-Cola demuestro que saciar mi sed vale más para mí que el medio dólar. Mientras que para el vendedor mi medio dólar vale más que la Coca-Cola, que obviamente le costó menos de medio dólar. Al final ambas partes han ganado porque ambas partes han obtenido más por algo que valoraban menos. Si no hubiera beneficio para ambas partes el intercambio voluntario sería imposible. A partir de este ejemplo podemos observar también que ‘el valor’ se crea en la cabeza de los individuos.

¿Y por qué el obrero acepta intercambiar su salario —una cantidad menor de bienes- por una cantidad mayor de bienes— el fruto completo de su trabajo?  Por el tiempo que tardarán en llegar los bienes futuros.

¿Por qué el capitalista está dispuesto a adelantar pagos salariales por un producto que estará listo mucho después? Obviamente el capitalista, no pagaría $100 hoy para recibir los mismos $100 luego de un año. En ese caso sería mejor no entrar en negociaciones con nadie y tener absoluto control sobre los $100. El capitalista espera recibir más dinero en el futuro.

Por tanto, Hoppe concluye que “Lo que está mal en la teoría de Marx es que él no comprende el axioma de “preferencia intertemporal” como una categoría básica de acción humana.

Que el obrero no reciba el valor completo de su trabajo no tiene nada que ver con explotación sino que es un reflejo de su preferencia intertemporal, la idea de que es imposible para el hombre recibir la misma cantidad de un bien hoy y dentro de 3 años a menos que esté descontada por un valor. Es imposible para el hombre intercambiar bienes presentes y bienes futuros al mismo valor, sino que tiene que descontarlos.” Hans-Hermann Hoppe.  Economía y Ética de la Propiedad Privada. 2da. Ed.

Por tal razón, la relación entre el empresario y el empleado es de mutuo beneficio, no una de explotación. 

Contrario a lo que ocurre en esclavitud donde el esclavista se beneficia a expensas del esclavo, la relación entre el capitalista y el empleado es mutuamente beneficiosa. El empleado entra al acuerdo porque, dada su preferencia de tiempo, él prefiere un monto menor de bienes hoy frente a un monto mayor de bienes en el futuro. Y el capitalista entra en el acuerdo porque, dada su preferencia intertemporal, él tiene una preferencia intertemporal en reversa y valora un mayor monto de bienes en el futuro más que una menor cantidad de bienes en el futuro. Los intereses no son antagonistas sino armoniosos. Si el capitalista no tuviese preferencia intertemporal, el empleado estaría peor, porque tendría que esperar más de lo que está dispuesto a esperar para recibir el fruto de su trabajo. Y si el empleado no tuviese preferencia intertemporal, el capitalista estaría peor porque tendría que recurrir a procesos más largos e ineficientes de producción. Pero con el intercambio ambas partes ganan.” [Ibid.]

La falacia de la teoría del valor trabajo puede demostrarse observando lo que sucede en la vida real. Cuando se inventa un nuevo bien o servicio, lo que convencionalmente se llama innovación, término definido en “Guidelines for Collecting and Interpreting Innovation Data. A joint publication of OECD and Eurostat”, 2005, más conocido como el Manual de Oslo, se crea un nuevo valor agregado, adicional a la suma de los valores agregados de las partes o componentes del nuevo producto. El concepto de valor agregado comprende las remuneraciones al trabajo, la depreciación, ganancias e impuestos. El Producto Interno Bruto de un país es la suma de los valores agregados de todas las actividades económicas. Por su parte, las innovaciones pueden ser de producto (características del bien o servicio), de procesos de producción o comercialización y organizacionales. Para ser reconocida como tal, una innovación debe pasar la prueba del mercado, es decir, los consumidores pagan por ella.

Puede ser el caso de introducir un nuevo equipo o maquinaria más eficiente que reduce el tiempo de producción, produciendo más unidades del producto en menos tiempo o que reduce el desperdicio o que mejora la el acabado y otras características del producto y le confiere mayor calidad. En cualquier caso, crea mayor valor, independiente del tiempo de trabajo humano, el cual incluso puede reducirse.

Puede ser el caso de introducir un material o componente adicional a un producto existente, que mejora su utilidad, le dota de un uso adicional o le confiere una nueva utilidad. Al hacerlo, se vende por un precio (valor de cambio) que es superior al costo del nuevo material empleado y del trabajo adicional que requiere su introducción en el proceso de producción, usualmente genera una ganancia (excedente de explotación) proporcionalmente superior a la ganancia que se obtenía antes de introducirlo. En otras palabras, genera un valor agregado proporcionalmente mayor al que se generaba antes de realizar la innovación. En este caso, de igual manera, se crea mayor valor, independiente del tiempo de trabajo humano.

Hay miles de ejemplos de estos casos. Veamos uno de ellos para ilustrar este hecho:

Poniéndole cifras al ejemplo (véase la tabla arriba), supongamos de manera simplificada que antes de la innovación, el costo de los materiales empleados (5 o 10 diferentes materiales) era de $50, el de las remuneraciones al trabajo era de $20, la depreciación era de $10 y la ganancia de $20, para un valor total o precio de venta del producto de $100. Luego de la innovación, agregamos $10 por el costo del nuevo material y tenemos un total de costo de materiales de $60, 20% más, y agregamos $5 por aumento de las remuneraciones pagadas (asumiendo que la introducción del material aumenta 25% las horas de trabajo). Para ser consistente, también agregamos un 25% de aumento a la depreciación, con lo que esta llega a $12.50. Sumando los costos llegamos a $97.50, un aumento de 22% sobre el costo total anterior.

Las características del nuevo producto permiten que se pueda vender, digamos, por $125, un 25% más, en lugar de los $100 anteriores, lo cual no es nada inusual para un producto que satisface necesidades adicionales. Se supone que los consumidores están dispuestos a pagar el precio, de lo contrario, la innovación no habrá pasado la prueba de mercado y será un fracaso. Por otro lado, el aumento de 25% en el precio de venta es ligeramente mayor al aumento de 22% en los costos totales, siendo por tanto, modesto y razonable. Esto deja una ganancia de $27.50, superior a los $20 anteriores, un margen adicional de $7.50 o en términos porcentuales, 37.5% adicional. El valor agregado ha aumentado en 30% y ha pasado de representar un 50% del valor total del producto a un 52%.

Aquí podemos deducir que (1) el aumento del valor agregado y de la ganancia depende del nivel de aumento en el precio de venta (valor de cambio) del producto; (2) el precio de venta, está a su vez determinado por (3) cuánto está dispuesto a pagar el comprador por el producto según la utilidad marginal que le asigna para satisfacer sus necesidades o la de otros para los cuales está comprando el producto. Para simplificar, en este punto, no estamos considerando la influencia, en el tiempo, del nivel de oferta y demanda del producto, que también implica un aumento o disminución del precio, según la estructura del mercado (número de oferentes y demandantes del producto), ya que estamos considerando que el producto se produce en las cantidades que demandan los consumidores al momento de poner en el mercado la innovación. (4) El aumento de la ganancia y del valor agregado, por tanto, depende de (3): la utilidad marginal que el comprador le asigna al producto.

Ahora bien, en este ejemplo, el comprador está dispuesto a pagar un 25% más por el producto, que a la empresa le genera un 37.5% de aumento en sus ganancias. Cómo se generó el aumento? Como dijimos, por la introducción de un material adicional que le incorporó nuevas características al producto. Quién debe recibir los beneficios de esta innovación? La o las personas que tuvieron la idea de mejorar las características del producto introduciendo el material adicional. Generalmente, quien toma las decisiones para hacerlo realidad es el dueño o gerente de la empresa. Puede que sea iniciativa de un emprendedor que ha visto la oportunidad de vender un producto con esas características para satisfacer una necesidad y que ha tenido la idea de que incorporando el material adicional, puede hacer tal producto, por lo que inicia una nueva empresa; o puede que sea una idea de alguien en una empresa que ya existe.

En cualquier caso, el dueño de la idea puede proteger su derecho a recibir los beneficios de su explotación registrando ante las autoridades correspondientes la propiedad intelectual. También, en cualquier caso, para que se convierta en una innovación, es necesario llevar la idea a la práctica y pasar la prueba del mercado. Esto exige diversas tareas, como reunir el capital que se necesita, y organizar y administrar los procesos de producción y comercialización. De esta manera, podemos ver claramente que el aumento de valor se debe a la actividad intelectual creativa que origina la innovación y a la actividad intelectual del emprendedor o empresario que lleva a la práctica la innovación, asumiendo el riesgo que conlleva.

Como puede verse, no ha sido entonces el trabajo de los empleados, el que ha causado el aumento del valor del producto. Ellos han recibido un aumento en sus remuneraciones equivalente al aumento de las horas adicionales de trabajo. Los trabajadores no han hecho absolutamente nada en la creación de la innovación ni en su puesta en práctica. El mérito corresponde al innovador y al emprendedor o empresario. Por tanto, es a ellos a los que corresponde cosechar los frutos de su trabajo. 

La pretensión marxista de que el excedente generado por la introducción de innovaciones que aumentan la “productividad del trabajo” es una apropiación forzosa del trabajo de los empleados, la teoría de la explotación, no solo es falsa, sino que es inmoral y anti ética, ya que pretende justificar un despojo arbitrario a los creadores de esa riqueza del fruto de su esfuerzo, para entregarlo a quienes no han hecho nada por crearla.

Las implicaciones de esta teoría no solamente conducen a crear una ideología de condena y desprecio por los innovadores, emprendedores y empresarios, sino también a crear una ilusión de que los trabajadores “explotados”, una vez libres de sus “explotadores” serán capaces de obtener todos los beneficios de los que ahora son despojados. Tal ilusión asume que todas las personas tienen la misma capacidad, los mismos conocimientos, y las mismas habilidades de los innovadores, los emprendedores y los empresarios.  Otra muestra de que la teoría marxista niega las evidencias de la realidad.  De ahí el estrepitoso fracaso donde tales ideas se han implantado.    

La otra falacia está relacionada a la llamada “productividad del trabajo”, un concepto que recogen de la teoría marxista hasta los economistas modernos. La productividad del trabajo es una medida que resulta de dividir el valor de lo producido por el número de personas que trabajaron o el número de horas usadas para producir. Medida de esta manera, la productividad del trabajo atribuye al número de personas o al número de horas trabajadas, las variaciones en la misma. Si aumenta la productividad, es porque el mismo número de personas producen productos con mayor valor o porque trabajaron más, y viceversa. Se hace caso omiso de la fuente de los aumentos en el valor causados por la innovación de productos o procesos.

En el ejemplo que hemos visto, que se trata de una innovación del producto, la productividad del trabajo aumentó 5%, ya que el valor agregado aumentó en 30% y las horas trabajadas en 25%. Pero el aumento del valor agregado no se debió a que los trabajadores fueran más eficientes, sino a la innovación introducida. Es más, el aumento del 5% en la productividad del trabajo se debió al trabajo intelectual involucrado en el desarrollo de la idea inicial y la organización de la puesta en práctica de la innovación (su venta en el mercado), que no se puede atribuir a los trabajadores.

De igual manera, en una innovación del proceso de producción, digamos, por la introducción de un nuevo equipo que realiza el trabajo con mayor rapidez, en menos tiempo, con mayor calidad y menor cantidad de errores y desperdicios, es posible que el mismo número de empleados produzca una mayor cantidad de producto, lo que aumenta el valor agregado, principalmente, en términos absolutos, aunque la disminución de errores y desperdicios también puede aumentarlo en términos relativos. Como resultado, al dividir el valor agregado total creado entre el número de personas, que permanece constante, o el número de horas trabajadas, tenemos un aumento de la productividad del trabajo. De nuevo, en este caso también la productividad del trabajo se ha incrementado debido a la introducción de un equipo más eficiente, no a un aumento de la eficiencia de los trabajadores.

Se puede argumentar que al introducir un nuevo material, un nuevo equipo o un nuevo proceso de producción, se requiere de mayores conocimientos o habilidades por parte de los trabajadores, lo cual es correcto. Normalmente, esa adquisición de conocimientos se hace mediante la capacitación o entrenamiento. De esa manera, se desarrollan nuevas capacidades que normalmente son mejor remuneradas. De este modo, la innovación también produce beneficios para los trabajadores. De aquí surge el concepto de “capital humano” para designar los conocimientos, habilidades y destrezas de las personas que resultan en mejoras a su productividad o eficiencia.

En resumen, la innovación, y especialmente la de carácter tecnológico, la innovación tecnológica, es la fuente principal de la creación de valor en las empresas y en la economía de un país. No es el trabajo físico el que crea valor, es el trabajo intelectual, en la medida en que este se aplica a la creación de innovaciones. No es por tanto casual que el desarrollo económico y la mayor generación de riqueza se haya empezado con la revolución industrial en 1750 y la incorporación de innovaciones en las sucesivas oleadas de revoluciones tecnológicas.

Para un mayor detalle sobre este tema, véase “Teorías explicativas de los factores determinantes del valor y precio de las cosas”.

Walt Whitman Rostow (1916-2003), creador del modelo de desarrollo económico por etapas, hace una crítica de la teoría económica marxista y piensa que el principal error de Marx fue que “no pudo percibir que el cuerpo de pensamiento sobre la sociedad, del que formaba parte la economía clásica, era un credo amplio, complejo y esencialmente paradójico”. El comportamiento humano “se ve no como un acto de maximización” a lo que lo reduce la doctrina marxista, “sino como un acto de equilibrio entre objetivos humanos alternativos y, a menudo, conflictivos e independientes frente a la gama cambiante de alternativas que los hombres perciben como abiertos a ellos”. El comportamiento humano, es pues, complejo, lo que no calza con la visión reduccionista de Marx de clases enfrentadas por maximizar beneficios.

Marx interpretó varias de sus herramientas analíticas esenciales de la economía clásica, tal como la interpretó: una teoría laboral del valor; una ley esencialmente maltusiana de población y oferta de trabajo; y una versión de rendimientos decrecientes, aplicada al capital social. Pero su derivación más importante fue la noción de tratar el comportamiento humano como un ejercicio de maximización de ganancias.

…el desempeño de las sociedades no está determinado únicamente por el lugar de la propiedad ni por la naturaleza de las técnicas de producción. Los sectores de la sociedad interactúan: las fuerzas culturales, sociales y políticas, que reflejan diferentes facetas de la aspiración humana, tienen su propio impacto auténtico en la evolución de las sociedades, incluida su evolución económica. No son una superestructura derivada de la economía. Esta visión altera las etapas específicas de crecimiento alejándose del patrón marxista de maneras bastante particulares.

…ni dentro ni fuera del mercado está el poder de los propietarios como para negar necesariamente a la fuerza laboral una participación en la expansión de la producción una vez que el crecimiento regular comienza con el despegue; y el hecho del progreso, combinado con la urbanización, generalmente ha puesto en marcha una disminución no maltusiana en las tasas de natalidad, tendiendo a reforzar el aumento de los salarios reales.

… con el hecho de un progreso regular en el ingreso, la elasticidad ingreso de la demanda entra en juego como una fuerza independiente, alterando el rango de alternativas percibidas, el patrón de demanda efectiva y la estructura sectorial de la economía; mientras que en el marxismo la elasticidad ingreso de la demanda aparece solo en la forma perversa de aumento del ingreso por plusvalía en manos de una banda cada vez más estrecha de la burguesía, capaz de utilizarla y que solo distorsionará aún más la estructura sectorial de la economía y acelerará su crisis final.

…las elecciones hechas por la sociedad están determinadas por la existencia de procesos políticos y sociales poderosos e independientes donde la influencia efectiva no se ve ponderada por la propiedad; y, especialmente cuando se alcanza la madurez, estas áreas de influencia ayudan a determinar cómo y en qué secuencia se utilizarán los recursos de la economía madura, incluida la posibilidad de un estado de bienestar basado en impuestos progresivos.

…las opciones abiertas a los hombres cuando se alcanza la riqueza parecen incluir pero trascender la visión un tanto romántica de Marx de “el trabajo como una necesidad primordial de la vida”. Existen, como se sugirió anteriormente, las posibilidades de un aumento de la población; espacio exterior; ocio; una elevación de la calidad de vida; o el diablo haciendo trabajo para manos ociosas.

El error básico en el marxismo no es, entonces, un error técnico en su economía; aunque tales errores pueden ser identificados. Al construir sobre la tradición intelectual y moral occidental, no pudo percibir que el cuerpo de pensamiento sobre la sociedad, del que formaba parte la economía clásica, era un credo amplio, complejo y esencialmente paradójico. Como Myrdal y Robbins han señalado en esta generación, el credo individualista-utilitarista defendió los mercados libres y competitivos y la propiedad privada; pero también contenía dentro de sus presupuestos el caso de elecciones libres, en base a un hombre, un voto; para destruir o controlar monopolios; para una legislación social que pondría las consideraciones del bienestar humano frente a los incentivos de ganancias; y, sobre todo, para el impuesto progresivo sobre la renta. W. W. Rostow. The Stages Of Economic Growth. The Economic History Review. Second Series, Vol. XII, No. I 1959.

Hemos visto las principales críticas a la teoría económica de Marx. Ahora veamos cuáles son las principales críticas a la teoría social marxista, aunque ambas están relacionadas.

Un párrafo que resume un elemento fundamental de esa teoría es el siguiente:

En cierto estadio de su desarrollo, las fuerzas materiales de producción entran en conflicto, en la sociedad, con las relaciones existentes de producción, o —lo que no es sino una manera legal de decir lo mismo— con las relaciones de propiedad dentro de las cuales han operado antes. Estas relaciones, que habían sido formas de desarrollo de las fuerzas productivas, se convierten en las cadenas de los hombres. Sobreviene luego la época de la revolución social. Con el cambio de los cimientos económicos, toda la entera e inmensa superestructura queda tarde o temprano enteramente transformada. Karl Marx. Prólogo a la Contribución a la Crítica de la Economía Política. 1859.

El materialismo histórico es una interpretación de la historia pasada de la cual Marx sacó la conclusión que las sociedades cambiaban como resultado de la lucha de clases y la transformación de las relaciones de producción. Como abstracción obtenida a partir de la evolución histórica pasada, tenía lógica. El problema de esa abstracción es que encasilló los “modos de producción” a épocas pero la realidad es que, si bien tales “modos de producción” se generalizaron o eran predominantes en una época determinada, no es menos cierto que coexistían otros. Ejemplo: el esclavismo fue predominante en una época, pero en esa misma época también habían relaciones de producción feudales y capitalistas, solo que el desarrollo de la tecnología era mucho menor y por tanto no existían las grandes fábricas que Marx usó como ejemplo del capitalismo.

El problema con esa teoría es que es absolutista y etnocéntrica, basada en la historia europea, teniendo poco que ver con la historia económica en el resto del mundo. Esa concepción absolutista llevó a Marx a cometer el error de vaticinar la desaparición del capitalismo y su sustitución por el socialismo y luego el comunismo, un sistema que jamás había existido en la historia de la humanidad, precisamente por su inviabilidad práctica.

De modo que toda la construcción teórica de Marx la hace con ese objetivo, tratando de justificar la supuesta inevitabilidad del comunismo. Su vaticinio de que el desarrollo de las fuerzas productivas llevaría a tal cambio de sistema económico o modo de producción jamás se cumplió. Todos los intentos de implantarlo fueron por la fuerza y demostraron su fracaso para continuar desarrollando las fuerzas productivas.

Pero ¿Es la humanidad llevada a lo largo de un viaje histórico de evolución social por un patrón repetitivo de lucha entre fuerzas internas contradictorias que producen los cambios en los sistemas políticos, económicos y sociales?

Y si es así, ¿deberían tales luchas ser llevadas apelando al uso de la violencia, la humillación, la tortura o la muerte de los adversarios, –tal como el animal por instinto de sobrevivencia en la selva, la estepa o el mar, mata para comer–, rebajando la humanidad a un estadio salvaje? ¿deberían tales muertes, individuales o masivas –genocidios– considerarse solo como “efectos secundarios”, nimiedades, en comparación al fin supremo? ¿cuál es la base moral de tal perversión? ¿hasta dónde puede justificarse un fin superior de beneficio para una sociedad para que un segmento de ella pretenda erigirse en dioses con poder para quitarle la vida a las personas que ven como enemigos? ¿no es acaso propio de mentes enfermas, distorsionadas, obtusas y carentes de empatía cometer crímenes sin tener el más mínimo sentimiento de remordimiento o de pesar por sus víctimas, sino por el contrario, de haber hecho algo bueno?

En sus escritos, Marx y Engels llamaron abiertamente a una revolución para destruir el sistema capitalista. No esperaron lo que su propia teoría establecía, el desarrollo de las fuerzas productivas que produciría contradicciones entre las clases sociales hasta el punto de reemplazar el sistema económico prevaleciente. No había que esperar. En ello iba implícito el uso de la violencia. El desprecio por la vida humana, siempre que fuera de un oponente ideológico o simplemente de cualquiera que se considerase un enemigo, activo o pasivo, es parte de la doctrina marxista de la revolución social, que sus seguidores prácticos llevaron a extremos perversos, solo comparables al holocausto fascista del régimen nazi de Hitler.

El mundo entero ha condenado la estela de muerte dejada por aquellos auto declarados herederos del pensamiento marxista en Rusia, Europa oriental, China, el Sudeste Asiático, África y América Latina, igual que condenó el genocidio en la Alemania fascista, las matanzas étnicas en los Balcanes y Burundi y otras en el pasado reciente que no tuvieron nada que ver con el marxismo.

La historia ha demostrado que la inmensa mayoría de la humanidad tiene una vocación por la paz y el progreso y que las guerras han sido impulsadas por personas mesiánicas y pequeños grupos partidarios de la violencia que desprecian la vida de las personas, que han sabido cómo arrastrar a otros para acompañarlos en sus crímenes, cometidos en nombre de causas religiosas, ideológicas, económicas o raciales.

En la medida en que la civilización ha ido avanzando, en que los avances tecnológicos no solo mejoran continuamente el nivel de vida, sino que difunden más rápida y globalmente las ideas; en la medida en que la globalización ha creado mayor interdependencia económica y los estados-naciones están en parte supeditados a órganos supranacionales, el espacio para los que promueven la violencia como manera de resolver los conflictos se hace cada vez más reducido.

Podemos entonces concluir que la doctrina marxista de la resolución violenta de los conflictos sociales, enunciada como ley científica, no tiene espacio en el mundo de hoy, dadas las evidencias de su culpabilidad como causa originaria de millones de muertes en los países donde se llevó a la práctica.  

Además, ¿no deberían conducir las luchas sociales a elevar la calidad de vida de las personas al mismo tiempo que respetar su individualidad y libertad, eliminando toda clase de opresión o imposición coercitiva que pone límites a la voluntad individual, más que aquellos que afectan los derechos legítimos de los demás?

La abolición de la propiedad privada sobre los medios de producción y la construcción del socialismo bajo la dictadura del proletariado, postulados conclusivos de la doctrina social de Marx, condujeron en todos los casos, a dictaduras totalitarias o autoritarias de una elite que se arrogó la representación del proletariado o del pueblo, al culto a la personalidad, a la existencia de un Estado omnipotente que controlaba todos los aspectos de la vida de las personas. Estas fueron características del socialismo real.

Un Estado donde un grupo de burócratas planificaba y dirigía centralmente la economía, decidiendo qué producir, cómo producir y para quién producir, lo que provocó el atraso económico y la insatisfacción de las necesidades de la población. La promesa de la igualdad se cumplió para la gran mayoría de la población, solo que la riqueza resultó tan poca que lo que se igualó fue la pobreza. Sin embargo la elite vivía con las comodidades y lujos que antes los revolucionarios criticaron a la burguesía. Las clases no desaparecieron, sino que cambiaron. Los burgueses fueron sustituidos por la nueva clase de burócratas del partido, gozando de privilegios negados a la mayoría.

Un Estado policíaco que restringe las libertades personales y los derechos humanos y reprime sin miramientos cualquier disidencia u opinión diferente a los dogmas revolucionarios; dogmas y mitos difundidos a través de la educación obligatoria y el adoctrinamiento ideológico en las escuelas y universidades para crear el “hombre nuevo”, de modo que con el cerebro lavado y libre de la ideología “burguesa”, las personas se convirtieran en entusiastas fanáticos que aplaudieran los dictados del partido, o al menos en dóciles y obedientes, pusilánimes o resignados ciudadanos incapaces de desafiar el poder.

De modo que el socialismo real no produjo, ni en lo económico ni en lo social, los efectos que la doctrina marxista había sostenido. Fue un completo fracaso en todos los aspectos y en todos y cada uno de los países donde se ha implementado. Los neo marxistas aducen que el socialismo real, sus características y por tanto su fracaso, no son el resultado de la doctrina marxista, pero las evidencias están ahí: los dogmas de Marx sobre la necesaria abolición de la propiedad privada sobre los medios de producción y la dictadura del proletariado, conducida por una vanguardia intelectual, que destruyera a la burguesía, como clase explotadora de los trabajadores, para construir el socialismo, son postulados centrales de la doctrina marxista. Sus seguidores implementaron fielmente estos postulados.

Que Lenin, Stalin, Mao, Honecker, Ceaucescu, Ho-Chi Min, Kim Il Sung, Castro o Chávez hayan impreso al socialismo su sello personal y lo hayan adecuado a las condiciones de sus respectivos países, tal vez alejándose de los deseos de Marx, es otro asunto y es totalmente comprensible, pues Marx nunca llegó a escribir en detalle cómo debía ser la construcción del socialismo, y de haberlo hecho, nunca podría haberse implementado de igual manera en todas partes. Tocó a cada uno adecuarlo a las circunstancias, pero los dogmas en los que se basaron fueron los mismos.

Pero lo que cuenta aquí no son los deseos de Marx, o lo que utópicamente creyó que sería el resultado final de sus teorías –y fue un contrasentido que en su tiempo llamara utopistas a quienes pretendían elaborar una teoría de cómo debía organizarse el socialismo–, sino los resultados reales de su dogma sobre el proceso dialéctico que según él conduce fatalmente al socialismo, etapa intermedia para construir el comunismo el cual como dijo Ludwig von Mises “promete realizar los sueños y los viejos deseos de la humanidad y saciar sus resentimientos innatos. Promete el paraíso terrenal, una Jauja llena de felicidades y de goces, y el regalo más apetitoso para los desheredados: la humillación de todos aquellos que son más fuertes y mejores que la multitud.” 

Max Eastman en Reflections on the Failure of Socialism se refiere a esa utopía: “Era natural que las personas idealistas que habían dejado de creer en el cielo pensaran en alguna esperanza brillante para la humanidad en la tierra.” 

Marx fue un maestro del populismo. Desde la antigüedad ha habido líderes que saben perfectamente que la manera de alcanzar y mantener el poder es diciendo a la gente lo que quieren oir, por irreal o inalcanzable que sea. Expertos en el marketing político. El populista se dirige a las masas, a los pobres que son la mayoría, ofreciendo acabar con la miseria, acabando con los supuestos causantes de la misma, la minoría más pudiente, identificada como el enemigo. Para los comunistas el enemigo es la burguesía. Para los nazis fueron los judíos. En otros casos, se escogen “enemigos” externos. Las masas, en su mayoría ignorantes y con bajo nivel de confianza en sus capacidades individuales, acogen los cantos de sirena del populista como una tabla de salvación.

La popularidad del líder se basa entonces en su capacidad  de convencer a las masas de que la solución para todos sus males es destruir al enemigo. Destruido éste, todo vendrá por añadidura: la riqueza, la abundancia, la felicidad.

El idílico mundo de la sociedad comunista que Bujarin describió en su ABC del Comunismo, jamás fue alcanzado. Durante los 70 años que duró el socialismo real en la Unión Soviética y Europa del Este, los más de 50 años que duró en China, y los más de 70 años que ha durado en Cuba, no se dio la  transición hacia el comunismo, donde el Estado desaparece. Por el contrario, en el socialismo real el Estado se convirtió en la fuente principal de opresión,  control y miseria de la sociedad.  

Si la doctrina marxista erró en cuanto a los resultados que debían producir sus postulados sobre el socialismo y el comunismo, también erró en cuanto a sus predicciones sobre el capitalismo. Veamos los más importantes:

El capitalismo no creó una gran masa de obreros cada vez más pobres. Por el contrario, la pobreza se ha ido reduciendo en el mundo capitalista. China es el ejemplo más reciente de la capacidad del capitalismo para sacar a millones de personas de la pobreza, lo que solo pudo lograr abandonando el sistema socialista.

    1. El capitalismo no creó un “ejército industrial de reserva” o un número de desempleados cada vez mayor. De hecho, hay ciclos económicos de mayor o menor desempleo, pero en los países con economía de mercado y mayor desarrollo económico, la tasa media de  desempleo es cada vez menor.

    2. Las dos primeras predicciones no condujeron a una constante pauperización de los trabajadores, como tampoco a una “sobreproducción” persistente que no encuentra salida en el mercado ante la falta de capacidad de compra de los trabajadores, reduciendo la tasa de ganancia y la reinversión de capital. Al contrario, el crecimiento de las economías de mercado ha sido constante, aunque se registran mayores tasas de crecimiento en las economías emergentes que en las economías maduras y se da un movimiento internacional de capitales de estas hacia las primeras.

    3. La división del trabajo y la especialización no condenó a los trabajadores a la “inmovilidad” y la “degeneración”, “fomentando artificialmente una de sus habilidades parciales”. La división del trabajo existe desde tiempos remotos, mucho antes de que existiera el capitalismo. Sin ella, aún estaríamos en la era de las cavernas. Por otro lado, el desarrollo de la tecnología ha liberado a los trabajadores de trabajos pesados, repetitivos, peligrosos y monótonos.

    4. La división de la sociedad capitalista en dos clases principales antagónicas –la burguesía (los capitalistas) y el proletariado (los trabajadores asalariados)– que debían enfrentarse a muerte de manera inexorable nunca se produjo. Con el desarrollo tecnológico, el número de trabajadores industriales se ha venido reduciendo, trasladándose a ocupaciones en el creciente sector de servicios. También, las economías de mercado hicieron posible el surgimiento de una creciente clase media, compuesta de una amplia gama de ocupaciones y con mejores salarios. De hecho, muchas de esas personas pueden ser al mismo tiempo empleados asalariados, tener ingresos de negocios, ser propietarios que alquilan un inmueble o ser inversores en acciones empresariales o bonos estatales, de modo que no pueden clasificarse en las estrechas clases antiguas de burgueses y proletarios.

    5. La “anarquía de la producción”, a causa de la falta de un plan central que la dirija, no causó un permanente desperdicio de recursos y falta de aplicación donde la misma se requiere para satisfacer necesidades. Al contrario, el libre mercado, aún con sus imperfecciones, y no la planificación central, demostró ser el mejor sistema para asignar recursos y satisfacer necesidades, y los precios como la guía fundamental para las decisiones del empresario y del consumidor.

    6. La idea de la concentración y centralización del capital resultó ser falsa.  En el capitalismo, si bien hay empresas que logran perdurar en el tiempo, existen otras que si no están constantemente innovando, entonces se van a  la quiebra o pierden poder dentro del mercado, tal como sucedió con Blockbuster frente a Netflix o Kodak frente a las cámaras digitales. Si uno examina, por ejemplo, el Índice Industrial Dow Jones puede percatarse de los cambios en las industrias que integran aquel índice desde 1894 hasta la fecha. En nuestros días los Rothschild, los Carnegie o los Rockefeller han dejado de ser la “gran amenaza monopolista”. Como explica Rothbard, si la ley de la concentración del capital no es en absoluto cierta, entonces la tesis que le sigue, la ley de la centralización del capital, resulta ser más endeble. Nadie es capaz de predecir por donde soplarán los vientos de la competencia, de la creación y el declive, de la innovación y la decadencia. [Nadie sabe quiénes desbancarán mañana a los gigantes de hoy como Google, Amazon, Apple o Microsoft]. No cabe duda de que una de las tendencias del capitalismo es hacia una gran variedad y gama en la calidad de los productos, y esta tendencia promueve la “descentralización” y no la centralización marxista. Jan Doxrud. Errores económicos del pensamiento marxista.

En los siguientes párrafos, Richard M. Ebeling se refiere a la falacia del determinismo dialéctico marxista y su fracaso para predecir el curso de la historia política, económica y social de la humanidad.

… Marx estaba convencido de que esas décadas intermedias del siglo XIX fueron los años crepusculares de la época capitalista de la industrialización. Sus escritos dejan en claro que creía que la revolución socialista estaba a la vuelta de la esquina en su propia vida.

>Desde la perspectiva de 2017, casi 170 años después de la publicación del Manifiesto Comunista, su visión del siglo XIX no parece más que una ilusión de un revolucionario anticapitalista que quería creer que el “estado obrero” estaba al terminar el horizonte.

Marx no solo malinterpretó los “dolores de parto” del capitalismo por su “sonajero de muerte”, sino que también interpretó mal la forma en que el capitalismo realmente ha evolucionado, considerando que como sistema económico estaba emergiendo cuando Marx escribió, y no estaba terminando.

En su Pobreza del historicismo (1957), el filósofo de la ciencia, Karl Popper (1902-1994), señaló con acierto la imprevisibilidad inevitable del futuro debido a su dependencia del conocimiento que las personas poseen y la imposibilidad de conocer hoy el conocimiento que varias personas solo pueden adquirir mañana:

El curso de la historia humana está fuertemente influenciado por el crecimiento del conocimiento humano. . . No podemos predecir, por métodos racionales o científicos, el crecimiento futuro de nuestro conocimiento científico. . . Por lo tanto, no podemos predecir el curso futuro de la historia humana. . . Esto significa que debemos rechazar la posibilidad de una historia teórica; es decir, de una ciencia social histórica que correspondería a la física teórica. No puede haber una teoría científica del desarrollo histórico que sirva de base para la predicción histórica….

…¡Con qué frecuencia las tendencias de la época parecen inevitables e ineludibles! La mayoría de las personas a principios del siglo XX confiaban en que, después de todos los logros políticos, sociales y económicos del orden liberal (clásico) del siglo XIX, el nuevo siglo recién amaneciendo solo podía prometer más libertad personal, mayor prosperidad material y una probable paz segura para la humanidad. Pocos imaginaron los restos humanos y materiales que la “Gran Guerra” de 1914-1918 pronto traería sobre la humanidad.

Muchos amigos de la libertad vivos a mediados de la década de 1930 estaban profundamente abatidos, temiendo o incluso creyendo que la época de la libertad terminaba con el surgimiento del colectivismo moderno en las formas de la revolución comunista en Rusia, el movimiento fascista en Italia, el surgimiento de Hitler y los nazis al poder en Alemania, y el establecimiento del New Deal en América. Y a muchos les preocupaba que se acercara otra gran guerra que terminaría con la civilización como la humanidad había llegado a conocerla con el triunfo del colectivismo totalitario en todas partes. No resultó de esa manera.

Durante la mayor parte de la era posterior a la Segunda Guerra Mundial que comenzó en 1945, muchos en Occidente estaban seguros de que el marxismo, dirigido e inspirado por la Unión Soviética y luego por la China comunista, significaba el fin de la democracia liberal y cualquier forma de economía de mercado. Muchos de los de “la izquierda” en Occidente no podían esperar el día en que alguna forma de planificación central socialista prevalecería en todas partes. Aquellos en la “derecha” política temieron y se desesperaron si “Occidente” todavía tenía el carácter y las convicciones para oponerse y triunfar sobre el comunismo como una fuerza ideológica y militar en la lucha global de la Guerra Fría. No resultó de esa manera.

En la década de 1990, después de la caída del Muro de Berlín y el colapso de la Unión Soviética, las nuevas tendencias históricas parecían asegurar un futuro para la humanidad de los sistemas de “capitalismo democrático”, y algunos incluso sugirieron que con esta etapa de la política y el desarrollo económico, la humanidad había alcanzado “el fin de la historia”, en alguna evolución hegeliana pro capitalista. No ha resultado así.

Ahora, en el siglo XXI, muchos de los lectores de las tendencias de la historia temen que el fundamentalismo islámico envuelva a algunas partes de Europa, o el surgimiento de China como la nueva potencia global con un modelo ganador de una forma de gestión autoritaria, capitalismo de compinches, o la involución de los Estados Unidos bajo las presiones y fuerzas del socialismo populista, la bancarrota fiscal y la corrección política “progresista”. No tiene que suceder así.

No hay un “lado derecho de la historia” en el sentido hegeliano y marxista. Aquellos en la izquierda política que, hoy en día, continúan usando esta retórica de los lados correcto e incorrecto de la historia, simplemente usan una frase atractiva que les da la sensación de poseer un terreno moral y que puede intimidar fácilmente a aquellos a quienes se les dice que “Las políticas progresistas, un uso más amable y gentil de las palabras “socialismo”, “colectivismo”, “tiranía” o “planificación”, representan el progreso.

… Sin embargo, es cierto que una noción de “lado derecho de la historia” es una frase vacía y sin sentido. La historia no es producto de fuerzas misteriosas más allá del control y el poder del hombre y la humanidad. La historia es el producto y el resultado de las ideas: ideas sobre la naturaleza del hombre, las concepciones de cómo los hombres podrían y deberían vivir juntos, y el orden institucional político y económico de las cosas que beneficiarán mejor a la humanidad como la suma de los individuos que lo componen.

Lo que la historia ha demostrado es que ha habido una mayor libertad humana, una mayor prosperidad humana y una mayor paz y tranquilidad humanas durante los momentos en que las ideas de libertad individual, mercados libres y gobierno limitado han prevalecido y se han instituido en la sociedad. Cuanto mayor es el grado de control, intervención y coerción del gobierno en la sociedad, menos han existido y florecido estas cosas.

La tarea no es estar en el mítico “lado derecho de la historia”, sino hacer que la historia refleje el triunfo y el éxito de la idea y los ideales de la libertad humana. Pero esto no sucede solo. Requiere que cada uno de nosotros comprenda el significado, el valor y la importancia de la libertad en ese sentido liberal y libertario clásico, y que estemos dispuestos a defenderla y promoverla entre nuestros semejantes. Eso es lo que haría historia. Richard M. Ebeling. Karl Marx’s Ideas and Errors About Capitalism and Markets

Karl Popper considerado como uno de los filósofos de la ciencia más importantes del siglo XX rechaza lo que él denominó como el historicismo en la doctrina marxista. 

¿Está dentro de las posibilidades de alguna ciencia social la formulación de profecías históricas de tan vasto alcance? ¿Cabe esperar algo más que la irresponsable respuesta de un adivino cuando nos dirigimos a un hombre para interrogarlo acerca de lo que el futuro depara a la Humanidad? Se trata aquí de la cuestión del método de las ciencias sociales. Evidentemente, es más fundamental que cualquier debate relativo a cualquier argumento particular en defensa de cualquier profecía histórica.

…También creen haber descubierto ciertas leyes de la historia que les permiten profetizar el curso de los sucesos históricos. Bajo el nombre de historicismo, he agrupado las diversas teorías sociales que sustentan afirmaciones de este tipo. En otra parte, en The Poverty of Historicism | La pobreza del historicismo | (Económica, 1944-1945), he tratado de rebatir esas pretensiones y de demostrar que, pese a su plausibilidad, se basan en una idea errónea del método de la ciencia, y especialmente, en el olvido de la distinción que debe realizarse entre una predicción científica y una profecía histórica.

… Marx veía a los actores humanos del escenario de la historia, incluyendo también a los «grandes», como simples marionetas movidas por la fuerza irresistible de los hilos económicos, de las fuerzas históricas sobre las cuales carecen absolutamente de control. La escena de la historia —pensaba Marx— se levanta dentro de un sistema social que nos ata a todos igualmente; se levanta en el «reino de la necesidad».

… Al describir al marxismo como la forma más dura del historicismo creo haber dejado bien sentado que, a mi juicio, el método marxista es, en verdad, sumamente pobre.

Pese a todos sus méritos, Marx fue, a mi entender, un falso profeta. Profetizó sobre el curso de la historia y sus profecías no resultaron ciertas. Sin embargo, no es ésta mi principal acusación. Mucho más importante es que haya conducido por la senda equivocada a docenas de poderosas mentalidades, convenciéndolas de que la profecía histórica era el método científico indicado para la resolución de los problemas sociales. Marx es responsable de la devastadora influencia del método de pensamiento historicista en las filas de quienes desean defender la causa de la sociedad abierta. Karl Popper. La sociedad abierta y sus enemigos. 1945.

Mario Vargas Llosa, en su obra La llamada de la tribu (2018) considera como erróneo el determinismo histórico pues es la actuación de los individuos la que va produciendo los cambios en las sociedades.

Los destinos humanos no están escritos, no se hallan trazados de manera fatídica. Individuos y sociedades pueden trascender los condicionamientos geográficos, sociales y culturales y alterar el orden de las cosas mediante actos, optando por ciertas decisiones y descartando otras. Por eso, porque gozan siempre de ese margen de libertad son responsables de su propio destino. Todo esto lo describe Hayek admirablemente en un ensayo dedicado a mostrar las semejanzas entre dos pensadores a quienes se creería muy alejados uno del otro: «Compte and Hegel»

En los países donde se impusieron regímenes socialistas, el balance de la herencia ideológica de Marx es negativo, ya que ha contribuido no solo al surgimiento de guerras, genocidios, odio de clases, dictaduras, pérdida de las libertades individuales, sometimiento, pobreza y estancamiento económico, según el país donde tales ideas se incrustaron, como lo resume Mark Skousen en este párrafo:

… “Marx está maldito con una marca negra en la historia. Su nombre se asociará para siempre con el lado oscuro del comunismo. Un espectro está atormentando a Karl Marx: la historia de Lenin, Stalin, Mao y Pol Pot, y los millones que murieron y sufrieron bajo el “imperio del mal”, como lo llamó Ronald Reagan. Los apologistas dicen que Marx no puede ser responsable de las atrocidades de sus seguidores comunistas e incluso afirman que Marx habría sido uno de los primeros en ser ejecutado o enviado al Gulag. Quizás. Por un lado, se opuso vehementemente a la censura de la prensa a lo largo de su carrera. Sin embargo, sin Marx, ¿podría haber habido una revolución y una represión tan violentas? ¿No apoyó Marx un “reino del terror” sobre la burguesía? Como dijo un amargo crítico: “En nombre del progreso humano, Marx probablemente ha causado más muerte, miseria, degradación y desesperación que cualquier hombre que haya vivido” (Downs 1983, 299).” Mark Skousen. “The big three in economics: Adam Smith, Karl Marx, and John Maynard Keynes” (2007)

Pero además de causar sufrimiento, atraso y pobreza en los países que sucumbieron a la imposición violenta del socialismo, en el resto del mundo no se cumplió la profecía marxista de que el capitalismo inevitablemente se destruiría a sí mismo. 

Las predicciones de Marx fueron erróneas, aunque no todas de inmediato. Ya en 1937, Wassily Leontief, el emigrante ruso que más tarde ganó el Premio Nobel por su análisis de insumo-producto, proclamó que el historial de Marx era “impresionante” y “correcto” (Leontief 1938, 5, 8). Pero los elogios de Leontief fueron prematuros. Desde entonces, como Leszek Kolakowski, ex líder del Partido Comunista Polaco, declaró: “Todas las profecías importantes de Marx resultaron ser falsas” (Denby 1996, 339). Para revisar:

1. Bajo el capitalismo, la tasa de ganancias no ha disminuido, aun cuando se ha acumulado más y más capital a lo largo de los siglos. 

2. La clase trabajadora no ha caído en mayor y mayor miseria. Los salarios han aumentado sustancialmente por encima del nivel de subsistencia. Las naciones industriales han visto un aumento dramático en el nivel de vida del trabajador promedio. La clase media no ha desaparecido, sino que se ha expandido. Como concluye Paul Samuelson: “La pauperización de la clase obrera… simplemente nunca tuvo lugar. Como profeta, Marx tuvo una mala suerte y su sistema era colosalmente inútil” (1967, 622).

3. Hay poca evidencia de una mayor concentración de industrias en las sociedades capitalistas avanzadas, especialmente con la competencia mundial.

4. Las sociedades utópicas socialistas no han florecido, ni la revolución proletaria ha ocurrido inevitablemente.

5. A pesar de los ciclos empresariales e incluso de depresiones ocasionales, el capitalismo parece estar floreciendo como nunca antes.  
Mark Skousen. “The big three in economics: Adam Smith, Karl Marx, and John Maynard Keynes” (2007)

Algunas observaciones se derivan de estos hechos, tomando las afirmaciones de la teoría marxista:

    1. Si la tasa de ganancia debiera tender a disminuir y esta resulta de la plusvalía, eso significaría que la tendencia es a disminuir la explotación, no a aumentarla como calculaba Marx. Aquí su teoría es en sí misma contradictoria.

    2.  Las crisis periódicas del capitalismo concuerdan con la explicación de la dialéctica de los ciclos. Por qué entonces habrían de verse como nocivas? No es, por el contrario, una validación de que luego de cada crisis, el capitalismo emerge mejorado y fortalecido? La monotonía de una economía sin altibajos sería una negación del progreso y la dialéctica. Schumpeter lo desarrolla con su análisis de la “destrucción creativa”.

    3. El proceso de concentración del capital tampoco provocó la desaparición de las pequeñas empresas, pues si bien desaparecieron en algunos sectores, surgieron otras en otros sectores. El desempleo se ha reducido con el tiempo. Las personas cambiaron de ocupación. Tampoco provocó perjuicios a los consumidores, sino al contrario, ya que las economías de escala conducen a mayor eficiencia y productividad, mayores volúmenes de producción, mejor calidad, precios más bajos y mejores salarios. 

    4. La acumulación y concentración de capital contribuye a la desigualdad de ingresos y de riqueza. Pero no es en sí misma un problema, en cuanto, a la vez que incrementa la desigualdad, reduce la pobreza, por lo mencionado en el punto anterior. 

La doctrina de Marx es la base del socialismo, como la de Smith y otros lo es del capitalismo. Pero veamos cómo surge la doctrina marxista, en lo escrito al respecto en 1932 por Ludwig von Mises:

… “la idea fundamental del socialismo se fue desarrollando claramente a partir del segundo cuarto del siglo XIX, y los proyectos de un orden social socialista, concebidos por los escritores que la terminología marxista denomina hoy «socialistas utópicos», se convirtieron en materia de examen científico. Este examen reducía a la nada la idea socialista. Los «utopistas» no habían logrado inventar, edificar un sistema social capaz de resistir a la crítica de los economistas y de los sociólogos. Era fácil descubrir los puntos débiles de sus proyectos. Se demostró que una sociedad organizada conforme a los principios de los utopistas no podía vivir ni funcionar, y que no podría ciertamente llevar a cabo lo que de ella se esperaba. Hacia mediados del siglo XIX las ideas socialistas parecían estar muertas definitivamente. La ciencia, por medio de una argumentación rigurosamente lógica, había demostrado su vaciedad, y los portavoces del socialismo se mostraban incapaces de oponer a dicha argumentación contraargumentos de algún valor.

En ese momento Marx entró en escena, muy imbuido de dialéctica hegeliana. Es fácil abusar del método hegeliano cuando se quiere subordinar el pensamiento al servicio de ideas fantásticas, de imaginaciones arbitrarias y de redundancias metafísicas, para probar todo lo que complace a tal o cual política.

Ahí encontró Marx, sin dificultad, un medio de sacar al socialismo del descrédito en que había caído. Puesto que la ciencia y el pensamiento lógico ofrecían testimonios contra el socialismo, se quería hallar un sistema que lo protegiese de la ingrata crítica de los científicos y de los lógicos. Esa fue la tarea que el marxismo se esforzó en realizar. Para ello empleó tres medios. [Marx] Negaba el carácter necesario y universal de la lógica, válido para todos los hombres y todas las épocas. [Aseguraba que] El pensamiento es función de la clase social en que vive el pensador, es una «superestructura ideológica» de sus intereses de clase. Marx declara como «burgués», como defensor del capitalismo, el tipo de razonamiento que refuta la idea socialista. En segundo lugar, el marxismo enseñaba que el proceso dialéctico conduce fatalmente al socialismo. El objeto y fin de la historia es, dice, la socialización de los medios de producción mediante la expropiación de los expropiadores en cuanto negación de la negación. El marxismo, finalmente, pretendía que es inadmisible ocuparse, como hicieron los utopistas, de la organización de la Tierra Prometida del socialismo, que verá la luz como inevitable necesidad. Aún más, la ciencia debería renunciar a cualquier estudio sobre el carácter y la esencia del socialismo, puesto que éste es ineluctable.

Nunca doctrina alguna obtuvo en la historia un triunfo tan rápido ni tan completo como esos tres principios del marxismo. … El éxito incomparable del marxismo se debe al hecho de que promete realizar los sueños y los viejos deseos de la humanidad y saciar sus resentimientos innatos. Promete el paraíso terrenal, una Jauja llena de felicidades y de goces, y el regalo más apetitoso para los desheredados: la humillación de todos aquellos que son más fuertes y mejores que la multitud. Enseña cómo eliminar la lógica y el pensamiento, debido a que estos hacen ver la estupidez de tales sueños de felicidad y venganza. El marxismo es la más radical de todas las reacciones contra el dominio del pensamiento científico sobre la vida y la acción establecida por el racionalismo. Es contrario a la lógica, a la ciencia, al pensamiento. Por otro lado, su principio más notable es la prohibición de pensar e investigar científicamente la organización y el funcionamiento de la economía socialista. Por un procedimiento característico de su rencor contra la ciencia, el marxismo se ha aplicado a sí mismo el nombre de socialismo «científico». Al extender su autoridad sobre la vida y la acción con éxito indiscutible, la ciencia ha adquirido un prestigio del cual el marxismo quiere sacar partido en su lucha contra el empleo de la ciencia en la organización de la economía social. Los bolcheviques no cesan de repetir que la religión es un opio para el pueblo. Lo cierto, sin embargo, es que el marxismo es el opio de la alta clase intelectual, de quienes podrían pensar y a quienes desea mantener al margen del pensamiento.” Ludwig von Mises. Socialismo: Análisis Económico y Sociológico. Unión Editorial, 2007.

Una comparación que trata de resumir el pensamiento de Smith y el de Marx sobre el sistema capitalista es la siguiente:

“Si la obra de Adam Smith es el Génesis de la economía moderna, la de Karl Marx es su Éxodo. Si el filósofo escocés es el gran creador del laissez-faire, el revolucionario alemán es su gran destructor. El marxista John E. Roemer lo admite. Según él, la “principal diferencia” entre Smith y Marx es la siguiente: “Smith sostuvo que la búsqueda del individuo del interés propio conduciría a un resultado beneficioso para todos, mientras que Marx sostuvo que la búsqueda del interés propio conduciría a la anarquía, la crisis, y la disolución del propio sistema basado en la propiedad privada. . . . Smith habló de la mano invisible que guía a los agentes individuales y de interés propio para llevar a cabo aquellas acciones que serían, a pesar de su falta de preocupación por tal resultado, socialmente óptimas; para el marxismo el símil es el puño de hierro de la competencia, pulverizando a los trabajadores y empeorándolos de lo que estarían en otro sistema factible, a saber, uno basado en la propiedad social o pública de la propiedad” (Roemer 1988, 2–3)”. Citado en Mark Skousen. “The big three in economics: Adam Smith, Karl Marx, and John Maynard Keynes” (2007)

Al pasar el tiempo, ha quedado demostrada la capacidad del capitalismo para producir riqueza y progreso. Hasta el mismo Marx quedó muy impresionado con la capacidad de los empresarios para acumular más capital y crear nuevos mercados, tanto en el país como en el extranjero. El Manifiesto Comunista describió este fenómeno en un pasaje famoso: “La burguesía, durante su gobierno de escasos cien años, ha creado fuerzas productivas más masivas y colosales que todas las generaciones anteriores juntas“. 

Marx argumentó que el capitalismo es en esencia un sistema de búsqueda de rentas: en lugar de crear riqueza de la nada, como les gusta imaginar, los capitalistas se dedican a expropiar la riqueza de los demás. Marx estaba equivocado acerca del capitalismo en esencia: los grandes empresarios acumulan fortunas inventando nuevos productos o nuevas formas de organizar la producción. Pero tenía un punto sobre el capitalismo en su forma burocrática. Un número deprimente de los jefes de hoy son burócratas corporativos en lugar de creadores de riqueza, que usan fórmulas convenientes para asegurarse de que sus salarios aumenten. Trabajan de la mano con una creciente multitud de otros solicitantes de rentas, como consultores de gestión (que sueñan con nuevas excusas para la búsqueda de rentas).

El capitalismo, sostuvo Marx, es por su naturaleza un sistema global: “Debe anidarse en todas partes, establecerse en todas partes, establecer conexiones en todas partes”. Eso es tan cierto hoy como lo fue en la era victoriana. Los dos desarrollos más llamativos de los últimos 30 años son el desmantelamiento progresivo de las barreras a la libre circulación de los factores de producción (bienes, capital y, en cierta medida, personas) y el surgimiento del mundo emergente. Las empresas globales plantan sus banderas donde sea más conveniente. Los CEOs sin fronteras se trasladan de un país a otro en busca de la eficiencia. El jamboree anual del Foro Económico Mundial en Davos, Suiza, bien podría titularse “Marx tenía razón”.

Pensaba que el capitalismo tenía una tendencia al monopolio, ya que los capitalistas exitosos expulsaban a sus rivales más débiles del preludio a la extracción de las rentas del monopolio. Nuevamente, esto parece ser una descripción razonable del mundo comercial que está siendo moldeado por la globalización e Internet. Las empresas más grandes del mundo no solo están creciendo en términos absolutos, sino que también están convirtiendo a un gran número de empresas más pequeñas en simples apéndices. Los gigantes de la nueva economía están ejerciendo un dominio de mercado que no se había visto desde los barones ladrones de Estados Unidos. Facebook y Google absorben dos tercios de los ingresos publicitarios en línea de Estados Unidos. Amazon controla más del 40% del floreciente mercado de compras en línea del país. En algunos países, Google procesa más del 90% de las búsquedas web. El medio no solo es el mensaje, sino que la plataforma también es el mercado.

Desde el punto de vista de Marx, el capitalismo produjo un ejército de trabajadores ocasionales que existían de un trabajo a otro. Durante el largo boom de la posguerra, esto parecía una tontería. Lejos de no tener nada que perder excepto sus cadenas, los trabajadores del mundo, al menos el mundo rico, tenían trabajos seguros, casas en los suburbios y una gran cantidad de posesiones. Los marxistas como Herbert Marcuse se vieron obligados a denunciar el capitalismo con el argumento de que producía demasiada riqueza para los trabajadores en lugar de muy poco.

Sin embargo, una vez más, el argumento de Marx está ganando urgencia. La economía del concierto está reuniendo una fuerza de reserva de trabajadores atomizados que esperan ser convocados, a través de capataces electrónicos, para entregar la comida de las personas, limpiar sus casas o actuar como sus choferes. 

… Aún así, la rehabilitación no debería ir demasiado lejos. Los errores de Marx superaron con creces sus ideas. Su insistencia en que el capitalismo lleva el nivel de vida de los trabajadores al nivel de subsistencia es absurdo. El genio del capitalismo es que reduce sin descanso el precio de los artículos de consumo regular: los trabajadores de hoy tienen fácil acceso a los bienes que alguna vez se consideraron lujos de los monarcas. El Banco Mundial calcula que el número de personas en “extrema pobreza” ha disminuido de 1.850 millones en 1990 a 767 millones en 2013, una cifra que pone en perspectiva el estancamiento lamentable del nivel de vida de los trabajadores occidentales. La visión de Marx de un futuro pos capitalista es banal y peligrosa: banal porque presenta una imagen de personas que holgazanean (cazar por la mañana, pescar por la tarde, criar ganado por la noche y criticar después de la cena);

Sin embargo, el mayor fracaso de Marx fue que subestimó el poder de la reforma: la capacidad de las personas para resolver los problemas evidentes del capitalismo a través de la discusión racional y el compromiso. Él creía que la historia era un carro que tronaba hasta un fin predeterminado y que lo mejor que pueden hacer los aurigas es esperar. Los reformadores liberales, incluido su casi contemporáneo William Gladstone, han demostrado repetidamente que estaba equivocado. No solo han salvado al capitalismo de sí mismo mediante la introducción de reformas de gran alcance, sino que lo han hecho a través del poder de la persuasión. La “superestructura” ha triunfado sobre la “base”, el “cretinismo parlamentario” sobre la “dictadura del proletariado”. The Economist. Rulers of the world: read Karl Marx!

Un enfoque basado en las fallas de las tesis que sostenía el marxismo es el que presenta el investigador alemán Immanuel Wallerstein.

Marx ha muerto muchas veces, pero ha experimentado otros tantos renacimientos. Como para todo pensador de esta envergadura, es a la luz de la actualidad que es preciso releerlo, puesto que hoy en día no sólo es Marx quien muere una vez más; es también toda una serie de estados que se habían atribuido la etiqueta marxista-leninista los que se encuentran conmocionados y que en su mayor parte se derrumban. Ante esta situación, algunas personas se regocijan, otras entristecen, pero raros son quienes intentan hacer un balance juicioso y ponderado. Recordemos de entrada que el marxismo no es la suma de las ideas o de los escritos de Marx, sino más bien un conjunto de teorías, de análisis y de recetas de acción política —inspiradas sin duda en los razonamientos de Marx— que fueron erigidas en una especie de canon; esta versión del marxismo, que llamaré dominante, se debe a los aportes paralelos y sucesivos, conjuntos mas no conjugados, de dos partidos históricos; el partido socialdemócrata alemán (sobre todo en el periodo anterior a 1914) y el partido bolchevique, que se convirtió en el Partido Comunista de la Unión Soviética. Si bien la versión dominante del “marxismo” no ocupó nunca sola el terreno, otras versiones permanecieron, hasta una época relativamente reciente, decididamente minoritarias. Los verdaderos inicios de la escisión del marxismo no datan, en efecto, sino de la revolución que sacudió al mundo en 1968 (ver Lefebvre, 1976). Una cierta confusión surgió de la coincidencia de esta revolución con el estancamiento, y luego el fracaso, de los estados etiquetados como marxistas.

Para salir de esta confusión es preciso aceptar un desafío particularmente delicado: intentar separar, en la medida de lo posible, por una parte, las tesis del “marxismo de los partidos” (versión dominante), que están gravemente comprometidas —incluso totalmente refutadas— por el derrumbe de los estados del “socialismo real”; y, por otra, las tesis de Marx o aquellos aspectos de su pensamiento (o aun los de la práctica de los marxistas) que no estaban —o no estaban esencialmente— implicados en la experiencia de los estados-partidos.

El razonamiento siguiente puede resumirse en estos términos: lo que ha muerto es el marxismo como teoría de la modernidad, teoría coexistente con la del liberalismo y, a decir verdad, inspirada en él. Lo que aún no ha muerto es el marxismo como crítica de la modernidad (incluyendo la manifestación histórica de esta última, la economía-mundo capitalista). Lo que ha muerto es el marxismo-leninismo como estrategia política, que, bien considerada, fue una estrategia reformista. Lo que aún no ha muerto es la tendencia anti sistémica popular y marxizante que anima ciertas fuerzas sociales reales.

Me parece que la teoría del marxismo, convertido en marxismo-leninismo, reposaba de hecho en cinco tesis principales. Éstas no emanaron de los marxólogos, sino de los marxistas practicantes y fueron elaboradas a través de la praxis de los partidos.

En suma, una tras otra, cada una de las cinco tesis del marxismo de los partidos (marxismo realmente existente) fueron nuevamente puestas en tela de juicio, particularmente por aquellos mismos que habían sostenido estos regímenes. Immanuel Wallerstein. El Marxismo después del fin de los Comunismos. 1993,

Sin embargo, todas las evidencias anteriormente presentadas sobre los errores de la doctrina marxista son invalidadas a priori por los marxistas recurriendo al polilogismo: invalidar la lógica, pretender que la lógica no es única, sino que depende de quién la expresa y que la única lógica válida es la lógica marxista. Veamos lo que al respecto nos dice Ludwig von Mises:

Hasta mediados del siglo XIX, nadie se atrevió a cuestionar el hecho de que la estructura lógica de la mente es inmutable y común a todos los seres humanos. Todas las interrelaciones humanas se basan en este supuesto de una estructura lógica uniforme. Solo podemos hablar unos con otros porque podemos apelar a algo común para todos nosotros, a saber, la estructura lógica de la razón

Hay personas que no pueden contar más de tres; pero su conteo, por lo que va, no difiere del de Gauss o Laplace. Ningún historiador o viajero nos ha traído ningún conocimiento de personas para quienes a y no-a eran idénticos, o quienes no podían comprender la diferencia entre afirmación y negación.

Diariamente, es cierto, las personas violan los principios lógicos en el razonamiento. Pero quien examina sus inferencias de manera competente puede descubrir sus errores. Debido a que todos consideran que estos hechos son incuestionables, los hombres entran en discusiones; se hablan el uno al otro escriben cartas y libros; Intentan probar o refutar. La cooperación social e intelectual entre hombres sería imposible si esto no fuera así. Nuestras mentes ni siquiera pueden imaginar constantemente un mundo poblado por hombres de diferentes estructuras lógicas o una estructura lógica diferente a la nuestra.

Sin embargo, en el transcurso del siglo XIX, este hecho innegable ha sido impugnado. Marx y los marxistas, entre ellos el «filósofo proletario» Dietzgen, enseñaron que el pensamiento está determinado por la posición de clase del pensador. Lo que produce el pensamiento no es verdad sino «ideologías».

Esta palabra significa, en el contexto de la filosofía marxiana, un disfraz del interés egoísta de la clase social a la que está unido el individuo pensante. Por lo tanto, es inútil discutir cualquier cosa con personas de otra clase social.

Las ideologías no necesitan ser refutadas por el razonamiento discursivo; deben desenmascararse denunciando la posición de clase, el trasfondo social de sus autores. Pues, los marxistas no discuten los méritos de las teorías físicas; simplemente descubren a los «burgueses».

Los marxistas han recurrido al polilogismo porque no pudieron refutar con métodos lógicos las teorías desarrolladas por la economía «burguesa» o las inferencias extraídas de estas teorías que demuestran la impracticabilidad del socialismo. Como no pudieron demostrar racionalmente la solidez de sus propias ideas o la insensatez de las ideas de sus adversarios, han denunciado los métodos lógicos aceptados.

El éxito de esta estratagema marxiana no tuvo precedentes. Ha brindado pruebas contra cualquier crítica razonable de todos los absurdos de los supuestos economistas marxianos y de la posible sociología. Sólo mediante los trucos lógicos del polilogismo podría el estatismo hacerse con la mente moderna.

El principio del polilogismo llevaría a la inferencia de que las enseñanzas marxianas tampoco son objetivamente verdaderas, sino que son solo declaraciones «ideológicas». Pero los marxistas lo niegan. Ellos reclaman para sus propias doctrinas el carácter de verdad absoluta. Así, Dietzgen enseña que «las ideas de la lógica proletaria no son ideas de partido, sino el resultado de la lógica pura y simple». La lógica proletaria no es «ideología» sino lógica absoluta. Los marxistas actuales, que etiquetan sus enseñanzas como sociología del conocimiento dan prueba de la misma inconsistencia.

Uno de sus campeones, el profesor Mannheim, intenta demostrar que existe un grupo de hombres, los «intelectuales desapegados», que están equipados con el don de captar la verdad sin caer en la culpa de los errores ideológicos. Por supuesto, el profesor Mannheim está convencido de que es el más importante de estos «intelectuales desapegados». Simplemente no puedes refutarlo. Si no estás de acuerdo con él, solo demuestras que tú mismo no eres uno de esta elite de «intelectuales desapegados» y que tus declaraciones son tonterías ideológicas.

Los nacionalsocialistas alemanes tuvieron que enfrentar precisamente el mismo problema que los marxistas. Tampoco pudieron demostrar la exactitud de sus propias afirmaciones ni refutar las teorías de la economía y la praxeología. Así se refugiaron bajo el techo del polilogismo, preparado para ellos por los marxistas. Por supuesto, inventaron su propia marca de polilogismo. La estructura lógica de la mente, dicen, es diferente en diferentes naciones y razas.

A los ojos de los marxistas, Ricardo, Freud, Bergson, y Einstein se equivocan porque son burgueses; a los ojos de los nazis están equivocados porque son judíos. Ni el polilogismo marxiano ni el nazi fueron más lejos que declarar que la estructura lógica de la mente es diferente con varias clases o razas. Nunca se aventuraron a demostrar precisamente en qué difiere la lógica de los proletarios de la lógica de la burguesía, o en qué difiere la lógica de los arios de la lógica de los judíos o los británicos.

El polilogismo tiene un método peculiar de tratar con puntos de vista disidentes. Si sus partidarios no logran desenmascarar el fondo de un oponente, simplemente lo califican de traidor. Tanto los marxistas como los nazis conocen solo dos categorías de adversarios. Los extraños, ya sean miembros de una clase no proletaria o de una raza no aria, están equivocados porque son extraños; los opositores de origen proletario o ario están equivocados porque son traidores.  Lo que los Nazis tomaron prestado de Marx, por Ludwig von Mises.

Arturo J. Sol órzano
Mayo de 2019

 

APÉNDICE

Teorías explicativas de los factores determinantes del valor y precio de las cosas

Karl Marx y la Conclusión de su Sistema o La Conclusión del Sistema Marxiano

Wicksteed sobre la plusvalía

La crítica de Schumpeter a la teoría económica de Marx

Refutación a las teorías del valor trabajo y de la explotación de Marx – Juan Ramón Rallo

“El segundo y tercer volumen de Kapital de Marx fueron publicados póstumamente bajo la dirección de su estrecho colaborador Friedrich Engels en 1883 y 1894, respectivamente. Es un hecho curioso que para entonces los cimientos subyacentes del sistema económico de Marx, tal como se presentaron en el primer volumen en 1867, estaban completamente obsoletos. En cierto modo, todo el punto de partida del análisis de Marx estaba obsoleto antes de que su final viera la luz del día. Esta obsolescencia no ha impedido en lo más mínimo el tremendo éxito del marxismo en el ámbito político y cultural. La narrativa de la explotación inherente de los trabajadores asalariados por parte de los capitalistas está viva hoy en día, a pesar de un nivel de vida material creciente y de unos servicios tecnológicos cada vez más innovadores que hace tan sólo unos años eran inimaginables.

Marx había reconocido, por supuesto, que el capitalismo mejora el nivel de vida de la gran mayoría de la gente, incluidos los trabajadores. El reconocimiento de Marx es precisamente la razón por la que la idea de que los trabajadores siempre son remunerados a nivel de subsistencia tuvo que ser rescatada mediante la redefinición del concepto de subsistencia. La subsistencia ya no se consideraba una mera supervivencia, sino más bien una vida plena que depende de la etapa de desarrollo económico. Algunos comentaristas críticos han encontrado que esta idea de subsistencia es suficiente para descartar la teoría de la explotación marxista, pero en sentido estricto, el mero hecho de que el nivel de vida material de los trabajadores esté aumentando bajo el capitalismo, no implica en absoluto que los trabajadores no sean explotados. Es muy posible que los trabajadores sigan sin recibir la parte que les corresponde, incluso hoy en día.

Sin embargo, en la medida en que la explotación existe en la sociedad, no emana de ninguna característica inherente a la relación entre capital y trabajo en un orden de libre mercado. Este argumento fue demostrado desde el principio por el gran economista austriaco Eugen von Böhm-Bawerk en su crítica magistral La conclusión del sistema marxiano (1896).

Incluso después de más de 120 años, vale la pena entender la crítica de Böhm-Bawerk, y no sólo porque haya proporcionado varios ejemplos interesantes para los que la teoría del valor-trabajo no parece ser válida. Después de todo, tales ejemplos podrían ser sólo las excepciones que dejan la regla intacta. Vale especialmente la pena leer a Böhm-Bawerk, porque puso al descubierto una contradicción interna que pone en peligro todo el marco marxiano.

Para la vergüenza duradera de todos los autoproclamados marxistas modernos, nadie ha presentado todavía una solución viable a la crítica de Böhm-Bawerk.” Karl-Friedrich Israel. El fin de la teoría de la explotación marxiana

En este video Martin Krause muestra con ejemplos cómo la teoría subjetiva del valor logra lo que no puede explicar la teoría del valor trabajo de Marx.

Eugen Böhm-Bawerk, economista austríaco, describe los errores conceptuales de la teoría del valor-trabajo de Marx.  Los siguientes párrafos resumen lo fundamental de su crítica.

… Marx había enseñado en su primer volumen que todo el valor de las mercancías se basaba en el trabajo incorporado en ellas, y que en virtud de esta “ley del valor” se deben intercambiar en proporción a la cantidad de trabajo que contienen; que, además, la plusvalía o ganancia que obtiene el capitalista era el fruto de la extorsión practicada al trabajador; que, sin embargo, la cantidad de plusvalía no era proporcional a la cantidad total del capital empleado por el capitalista, sino solo a la cantidad de la parte “variable”, es decir, a la parte del capital pagada en salarios mientras que el “capital constante”, el capital empleado en la compra de los medios de producción, no agregó plusvalía. Sin embargo, en la vida diaria, la ganancia de capital es proporcional al capital total invertido; y, en gran parte por esta razón, los productos no se intercambian como un hecho en proporción a la cantidad de trabajo incorporado en ellos. Aquí, por lo tanto, había una contradicción entre el sistema y el hecho que apenas parecía admitir una explicación satisfactoria. La evidente contradicción tampoco escapó al propio Marx. Él dice con referencia a ella: “Esta ley” (la ley, a saber, que la plusvalía es proporcional solo a la parte variable del capital), “claramente contradice toda experiencia prima facie”. Pero al mismo tiempo declara que la contradicción es solo aparente, cuya solución requiere muchos enlaces faltantes, y será pospuesta a volúmenes posteriores de su trabajo. La crítica experta pensó que podría aventurarse a profetizar con certeza que Marx nunca redimiría esta promesa, porque, como trató de demostrarlo de manera elaborada, la contradicción era insoluble. Sin embargo, su razonamiento no causó ninguna impresión en la masa de los seguidores de Marx. Su simple promesa superaba todas las refutaciones lógicas.

… El suspenso se volvió más difícil cuando se vio que en el segundo volumen del trabajo de Marx, que apareció después de la muerte del maestro, no se había hecho ningún intento hacia la solución anunciada (que, según el plan de todo el trabajo, estaba reservada para el tercer volumen), ni siquiera se dio la más mínima indicación de la dirección en la que Marx propuso buscar la solución.

Entre 1885, el año en que apareció el segundo volumen de Capital de Marx, y 1894, cuando salió el tercer volumen, se realizó un concurso de ensayos de premios sobre la “tasa de ganancia promedio” y su relación con la “ley del valor” [al que Friedrich Engels había convocado] para intentar resolver el problema “cómo, no solo sin contradecir la ley del valor, sino incluso en virtud de ella, se puede y se debe crear una tasa de beneficio promedio igual“. … Según el punto de vista de Friedrich Engels … nadie logró llevarse el premio. Eugen Böhm-Bawerk. Karl Marx and the Close of His System.

Con esta introducción al problema insoluble de que en la realidad verificable los productos no se intercambian por un valor que está en proporción a la cantidad de trabajo incorporado en ellos y que por tanto invalida el concepto de plusvalía, Böhm-Bawerk procede a realizar un análisis detallado de la construcción lógica que sigue Marx, desde la definición de mercancía, la distinción entre valor de uso y valor de cambio, el tiempo de trabajo socialmente necesario para producir la mercancía, el concepto de plusvalía generada por la fuerza de trabajo, la tasa de plusvalía y la tasa de ganancia.

Luego pasa a exponer los errores lógicos de esa construcción teórica, tales como la falta de pruebas empíricas con información de la realidad; la exclusión inicial, per se, del análisis del efecto de la oferta y la demanda en el valor de cambio; el uso de una prueba negativa –por exclusión arbitraria de propiedades-, en lugar de positiva, para encontrar el factor común que explicaría el valor de cambio de las mercancías; la exclusión del factor cualitativo, tanto del trabajo como de las mercancías; la falacia del trabajo simple (no calificado) para calcular el tiempo de trabajo incorporado y por tanto el valor de las mercancías; los errores de método al ignorar en la investigación científica el mismo punto que exige explicación; la contradicción entre la ley del “precio de producción” y la “ley de valor”; el posterior análisis superficial y forzado de la competencia, la oferta y la demanda; la contradicción con su tesis original y la admisión de que las mercancías se intercambian pricipalmente según sus precios de producción debido a la competencia (oferta y demanda); y la inconsistente descripción de los factores que rigen el valor de mercado, entre otros.

En fin, un análisis crítico de alta calidad científica que desmenuza, parte por parte, las teorías expuestas por Marx en los tres volúmenes de El Capital, señalando los errores, inconsistencias, contradicciones y falacias existentes en la obra, y

que, desde el principio, su argumento no es natural y no se adapta al carácter del problema; y, además, que la evidencia que Marx presenta en su sistema claramente no es la misma por medio de la cual él mismo llega a sus convicciones, sino que posteriormente se consideró como un apoyo artificial para una opinión que se derivaba previamente de otras fuentes; y finalmente, y este es el punto más decisivo, que el razonamiento está lleno de las fallas más obvias de lógica y método que lo privan de toda fuerza. … Sin embargo, lo que diré es que nadie, con una mente tan poderosa como Marx, ha exhibido una lógica tan continua y tan palpablemente errónea como lo demuestra en la prueba sistemática de su doctrina fundamental.” Böhm-Bawerk. Idem.

Otros dos párrafos resumen la crítica de Böhm-Bawerk:  

…De tal naturaleza son el razonamiento y el método empleado por Marx al introducir en su sistema su proposición fundamental de que el trabajo es la única base de valor. En mi opinión, es bastante imposible que este hocus-pocus dialéctico constituya el fundamento y la fuente de las propias convicciones de Marx. Hubiera sido imposible para un pensador como él (y lo veo como una fuerza intelectual del más alto orden), haber seguido métodos tan tortuosos y antinaturales si hubiera estado involucrado, con una mente libre y abierta, en realmente investigar las conexiones reales de las cosas y formar sus propias conclusiones con respecto a ellas; hubiera sido imposible para él caer sucesivamente por simple accidente en todos los errores de pensamiento y método que he descrito, para llegar a la conclusión de que el trabajo es la única fuente de valor como la consecuencia natural, no el resultado deseado y predeterminado, de tal modo de investigación.

…Aquí yace [en el décimo capítulo del tercer volumen de El Capital], creo, el Alfa y la Omega de todo lo que es falaz, contradictorio y vago en el tratamiento de su tema por parte de Marx. Su sistema no está en contacto cercano con los hechos. Marx no ha deducido de los hechos los principios fundamentales de su sistema, ya sea mediante un empirismo sólido o un análisis económico-psicológico sólido; pero lo encuentra en un terreno no más firme que una dialéctica formal. Esta es la gran falla radical del sistema marxista en su nacimiento; de él todo lo demás surge necesariamente. El sistema funciona en una dirección, los hechos van en otra; y cruzan el curso del sistema a veces aquí, a veces allí, y en cada ocasión la falla original engendra una falla nueva. El conflicto entre el sistema y los hechos deben mantenerse apartados de la vista, de modo que el asunto esté envuelto en la oscuridad o la vaguedad, o se dé vuelta y se retuerza con los mismos trucos de dialéctica que al principio; o donde nada de esto sirve tenemos una contradicción. Tal es el carácter del décimo capítulo del tercer volumen de Marx. Trae la mala cosecha diferida durante mucho tiempo, que creció por necesidad de la mala semilla. Eugen Böhm-Bawerk. Karl Marx and the Close of His System.

Una traducción al español está en el Apéndice: Karl Marx y la Conclusión de su Sistema o La Conclusión del Sistema Marxiano

Otro crítico de la teoría del valor trabajo de Marx es Phillip Wiksteed, quien argumenta que solo si la fuerza de trabajo pudiera cambiarse para producir más fuerza de trabajo, en lugar de para producir otras mercancías, su valor estaría relacionado con el tiempo necesario para producirla, es decir, con el costo de producir y reproducir al trabajador. Ver la argumentación en el apéndice Wicksteed sobre la plusvalía.

La principal crítica que Joseph Schumpeter hizo a la teoría del valor trabajo se centra en la imposibilidad de calcular el valor de la fuerza de trabajo, que Marx considera una mercancía,  ya que los trabajadores, a diferencia de las máquinas, no son “producidos” de acuerdo con cálculos racionales de costos.  A continuación los párrafos esenciales sobre este tema. Una ampliación de este tema está en La crítica de Schumpeter a la teoría económica de Marx.

“… Todo el mundo sabe que esta teoría del valor es insatisfactoria. … Para la economía como ciencia positiva, sin embargo, que tiene que describir o explicar los procesos reales, es mucho más importante preguntar cómo funciona la teoría del valor trabajo como una herramienta de análisis, y el verdadero problema con ella es que lo hace muy mal.

Para empezar, no funciona en absoluto fuera del caso de competencia perfecta. En segundo lugar, incluso con una competencia perfecta nunca funciona sin problemas excepto si el trabajo es el único factor de producción y, además, si el trabajo es todo de un tipo.

…La teoría que la reemplazó, en su forma más antigua y ahora anticuada, conocida como la teoría de la utilidad marginal, puede reclamar superioridad en muchos aspectos, pero el verdadero argumento es porque es mucho más general y se aplica igualmente bien, por un lado, a los casos de monopolio y competencia imperfecta y, por otro lado, a la presencia de otros factores y de trabajo de muchos tipos y cualidades diferentes.

… [Según Marx]  El cerebro, los músculos y los nervios de un obrero constituyen, por así decirlo, un fondo o un stock de mano de obra potencial (Arbeitskraft, generalmente traducido no muy satisfactoriamente como fuerza de trabajo). Este fondo o acervo que Marx considera como una especie de sustancia que existe en una cantidad definida y que en la sociedad capitalista es una mercancía como cualquier otra. 

… Ahora bien, dado que el trabajo en ese sentido (no el servicio de trabajo o la verdadera hora-hombre) es una mercancía, la ley del valor debe aplicarse a ella. Es decir, debe, en equilibrio y competencia perfecta, obtener un salario proporcional al número de horas de trabajo que entró en su “producción”. Pero, ¿qué número de horas de trabajo entra en la “producción” del stock de mano de obra potencial que se almacena dentro de la piel de un obrero? Bueno, el número de horas de trabajo que se necesitaron y necesitan para levantarse, comer, vestirse y albergarse el obrero. Esto constituye el valor de ese acervo, y si vende partes de él, expresados en días, semanas o años, recibirá salarios que corresponden al valor del trabajo de esas partes así como un comerciante de esclavos que vende un esclavo recibiría en equilibrio un precio proporcional al número total de esas horas de trabajo. 

…La teoría del valor del trabajo, incluso si pudiéramos concederla válida para cualquier otra mercancía nunca se puede aplicar a la mercancía trabajo, ya que esto implicaría que los trabajadores, como las máquinas, son producidos de acuerdo con cálculos racionales de costos. Como no lo son, no hay ninguna justificación para asumir que el valor de la fuerza de trabajo será proporcional a las horas-hombre que entran en su “producción”. ”  Joseph A. Schumpeter. “Capitalism, Socialism, and Democray” (1943)

Luego, Schumpeter analiza la teoría de la “explotación” marxista, de la concentración del capital, los ciclos económicos y su aporte al análisis histórico.

“Debe observarse, una vez más, que Marx se mantiene así cuidadosamente aparte de todos los tópicos populares que en una u otra forma sostenían que, en el mercado de trabajo capitalista, el obrero es robado o engañado o que, en su lamentable debilidad, está simplemente constreñido a aceptar cualesquiera condiciones que se le impongan. La cosa no es tan sencilla; el obrero obtiene el valor pleno de su potencial de trabajo.

… [Según Marx] Pero una vez que los “capitalistas” han adquirido ese stock de servicios potenciales, están en condiciones de hacer que el trabajador trabaje más horas —prestan más servicios reales— de lo que se necesita para producir ese stock o existencia potencial. Pueden exigir, en este sentido, más horas de trabajo reales de las que han pagado. Dado que los productos resultantes también se venden a un precio proporcional a las horas-hombre que entran en su producción, existe una diferencia entre los dos valores —que surgen de nada más que el modus operandi de la ley marxista de los valores— que necesariamente y en virtud del mecanismo de los mercados capitalistas va al capitalista. Este es el valor de excedente o  plusvalía (Mehrwert). Al apropiarse de él, el trabajo capitalista “explota” al obrero, aunque paga a los obreros no menos que el valor total de su potencial laboral y recibe de los consumidores no más que el valor total de los productos que vende. Una vez más, debe observarse que no hay ningún atractivo para cosas tales como la fijación de precios desleales, la restricción de la producción o el engaño en los mercados de los productos. Marx, por supuesto, no quiso negar la existencia de tales prácticas. Pero las vio en su verdadera perspectiva y, por lo tanto, nunca basó en ellas ninguna conclusión fundamental.

… En primer lugar, la teoría de la plusvalía no hace en nada más fácil la resolución de los problemas aludidos anteriormente, que son creados por la discrepancia entre la teoría del valor del trabajo y los hechos patentes de la realidad económica. Por el contrario, los agudiza, porque, según esta teoría, el capital constante —es decir, el capital que no es de salarios- no transmite al producto un valor superior al .que pierde en su producción; únicamente transmite más valor el capital de salarios y los beneficios obtenidos habrán de variar, por consiguiente, de una empresa a otra, según la composición orgánica de sus capitales. Marx cuenta con la competencia entre los capitalistas para llevar a cabo una redistribución tal de la “masa” total de plusvalía .que cada empresa obtenga beneficios proporcionales a su capital total o que se equiparen los tipos singulares de los beneficios. Vemos, fácilmente, que la dificultad entra en la categoría de los falsos problemas que resultan siempre de los intentos de construcción de una teoría artificiosa y la solución pertenece a la categoría de las resoluciones desesperadas.

…Pero una proposición afín, aunque no idéntica, proporciona a la vez una de las “fuerzas” más importantes de la dinámica de Marx y el eslabón que une la teoría de la explotación y la planta superior del edificio analítico de Marx, denominada, usualmente, teoría de la acumulación.

La parte principal del botín arrancado a la mano de obra explotada (según algunos de sus discípulos, prácticamente todo él) la convierten los capitalistas en capital, esto es, en medio de producción. En sí misma, y prescindiendo del modo de expresión con que la presenta ta fraseología de Marx, ésta no es, por supuesto, más que la afirmación de un hecho bien conocido, descrito por lo general en términos de ahorro e inversión. 

… Al discutir la teoría de la explotación de Marx he subrayado que, en una economía de competencia perfecta, los beneficios de explotación inducirían a los capitalistas a expandir la producción o a intentar expandirla, porque desde el punto de vista de cada uno de ellos esto significaría más beneficio. Ahora bien: para conseguirlo tendrían que acumular. Además, el efecto masivo de este comportamiento tendería a reducir las plus valías a causa de la elevación consiguiente de los tipos de salarios, así como también por una baja subsiguiente de los precios de los productos, lo cual constituye un buen ejemplo de las contradicciones inherentes al capitalismo, que eran tan queridas por el corazón de Marx. Y esta misma tendencia constituirla, también para el capitalista individual, otra razón por la que se sentiría compelido a acumular, aunque, en definitiva, este comportamiento haría, a su vez, empeorar las cosas para la clase capitalista en su conjunto. Habría, por tanto, una especie de coerción hacia la acumulación aun en un sistema estacionario en todo lo demás, el cual, como antes decía, no puede alcanzar un equilibrio estable hasta que la acumulación haya reducido a cero la plus valía y haya destruido así al capitalismo mismo.

Constantemente se dan posibilidades de obtener ganancias produciendo cosas nuevas o produciendo cosas antiguas más baratas. y se atraenJ para ello, nuevas inversiones. Estos nuevos productos y estos métodos nuevos compiten con los productos y con los métodos antiguos, no en término~ de igualdad, sino de ventaja decisiva que puede significar la muerte para los últimos. Así es como penetra el “progreso” en la sociedad capitalista. A fin de evitar ser vendidas a bajo precio todas las empresas se ven constreñidas, en definitiva, a seguir el mismo camino, esto es, a invertir por su parte, y, a fin de poder hacerlo, a reservar parte de sus beneficios, es decir, a acumular. Así, pues, todo el mundo acumula.

Hay, sin embargo, otra fuerza de acumulación mucho más importante y mucho más drásticamente coercitiva. En realidad, la economía capitalista no es ni puede ser estacionaria. Tampoco se expande conforme a un ritmo uniforme. Está, incesantemente, revolucionada desde dentro por un nuevo espíritu de empresa, es decir, por la introducción de nuevas mercancías o nuevos métodos de producción o nuevas posibilidades comerciales en la estructura industrial, tal como existe en cualquier momento. Todas las estructuras existentes y todas las condiciones de la vida económica se hallan siempre en un proceso de transformación. Toda situación es derribada antes de que haya tenido tiempo de desarrollarse plenamente. En la sociedad capitalista el progreso económico significa derrumbamiento. Y, como veremos en la parte siguiente, en un proceso de derrumbamiento funciona la competencia de una manera completamente diferente a como funcionaría en un sistema estacionario, aunque fuese de competencia perfecta.

… basta con que el beneficio de cada empresa singular esté incesantemente amenazado por la competencia efectiva o potencial de nuevas mercancías o nuevos métodos de producción, que, más tarde o más temprano, lo convertirían en una pérdida. Así obtenemos la fuerza impulsora necesaria e, incluso un analogon a la afirmación de Marx de que el capital constante no produce plusvalía -pues ninguna reunión singular de bienes de capital permanece para siempre como una fuente de sobre ganancia- sin tener que apoyarnos en aquellas partes de su argumentación que son de validez dudosa.

Otro ejemplo lo suministra el eslabón siguiente de la cadena de Marx, su teoría de la concentración, esto es, su tratamiento de la tendencia del proceso capitalista a incrementar tanto el volumen de las instalaciones industriales, com9 el de las unidades de intervención. La única explicación que ofrece,  si se la despoja de su fantasía, se reduce a afirmaciones desapasionadas, tales como la de que “la batalla de la competencia se libra mediante el abaratamiento de las mercancías”, el cual “depende, ceteris paribus de la productividad del trabajo”;  de la que ésta depende, a su vez, de la escala de producción, y la de que “los capitales mayores aniquilan a los menores”.

Sin embargo, la admiración que tantos economistas fuera del redil profesan sentir por esta teoría no es injustificada. Para empezar, predecir el advenimiento de las grandes empresas fue, teniendo en cuenta las condiciones del día de Marx, un logro en sí mismo. Pero hizo más que eso. Enganchó perfectamente la concentración en el proceso de acumulación o más bien visualizó el primero como parte del segundo, y no sólo como parte de su patrón fáctico, sino también de su lógica. Percibió correctamente algunas de las consecuencias, por ejemplo, que “la creciente mayor parte de las masas individuales de capital se convierte en la base material de una revolución ininterrumpida en el modo de producción en sí misma”— y otras al menos en una unilateral o distorsionada manera.

Dos elementos más completarán este boceto: la teoría de Marx de Verelendung o, para usar el equivalente inglés que me he atrevido a adoptar, de la pauperización [immiserization en inglés, empobrecimiento en español], y su teoría (y la de Engels) del ciclo económico. En el primero, tanto el análisis como la visión fallan sin remedio; ambos se cuentan en su haber. Marx sin duda sostuvo que en el curso de la evolución capitalista las tasas salariales reales y el nivel de vida de las masas caería para los mejor pagados, y no mejoraría en los estratos peor pagados y que esto no se produciría a través de ningún accidente o medio ambiente circunstancial, sino en virtud de la lógica misma del proceso capitalista. Como predicción, esto era, por supuesto, singularmente calamitosa y los marxistas de todo tipo se han visto en dificultades en un aprieto para salir con bien de las pruebas claramente adversas con que se enfrentaron. Al principio, y en algunos casos aislados incluso hasta nuestros días, mostraron una notable tenacidad al tratar de salvar esa “ley” como una declaración de una tendencia real confirmada por las estadísticas salariales. Después se esforzaron por darle otro sentido, esto es, por referirla no a los tipos de salario real ni a la participación absoluta en la renta de la clase trabajadora, sino a la parte relativa de las rentas del trabajo respecto de la renta nacional total.

Pero el verdadero problema es que la estructura teórica de Marx es cualquier cosa menos confiable en ese sector: junto con la visión, la base analítica es la culpable. La base de la teoría de la pauperización es la teoría del “ejército de reserva industrial”, es decir, del desempleo creado por la mecanización del proceso de producción. Y la teoría del ejército de reserva se basa a su vez en la doctrina expuesta en la de Ricardo en el capítulo sobre maquinaria. En ningún otro lugar — excepto por supuesto la teoría del valor— el argumento de Marx depende tan completamente del de Ricardo sin agregar nada esencial.

Por una parte, Marx exalta indudablemente -aunque con una motivación no del todo adecuada- el enorme poder del capitalisnmo para desarrollar la capacidad de producción de la sociedad. Por otra parte, destaca incesantemente la creciente miseria de las masas. ¿No es la cosa más natural del mundo concluir que las crisis o depresiones se deben al hecho de que las masas explotadas no pueden comprar todo ]o que este aparato de producción constantemente en aumento crea o está en situación de crear y que, por esta y otras razones, que no necesitamos repetir, el tipo de beneficio baja hasta un nivel de bancarrota? Así, pues, parecemos efectivamente arribar. según el elemento que queramos realizar. a las costas de una teoría del infraconsu.mo o a las de una teoría de la superproducción del tipo más vulgar.

… La realidad es que no tenía ninguna teoría sencilla del ciclo económico. Y no puede deducirse lógicamente ninguna siguiendo sus “leyes” de la evolución capitalista. Aun cuando aceptemos su explicación del origen de la plus valía y convengamos en admitir que la acumulación, la mecanización (aumento relativo del capital constante y la superpoblación profundizan inexorablemente la miseria de las masas y se enlazan en una cadena lógica que termina en la catástrofe del sistema capitalista, incluso entonces nos falta un factor que confiera al proceso las fluctuaciones cíclicas, con carácter de necesi dad, y explique la alternación inmanente de las prosperidades y las depresiones.  Indudablemente, tenemos siempre a la mano bastantes accidentes e incidentes a los que asirnos para compensar los defectos de la explicación fundamental.

Además, hace ya tiempo que marxistas, que en lo demás son ortodoxos, han comenzado a poner en duda la validez de la afirmación de que la concentración del dominio industrial es necesariamente incompatible con el sistema funcional del capitalismo. El primero de ellos en proclamar esta duda mediante un razonamiento bien fundamentado fue Rudolf Hilferding, uno de los dirigentes del importante grupo de los neo-marxistas, quien, efectivamente, se inclinó hacia la tesis opuesta a saber: que el capitalismo podría ganar en estabilidad por medio de la concentración.

No es apenas necesario resumir de un modo detallado. Nuestro bosquejo, aunque imperfecto, debe bastar para establecer: primero, que nadie que se interese algo por el análisis puramente económico puede hablar de éxito absoluto de Marx en el dominio económico; seguro de que nadie que se interese algo por las construcciones. atrevidas puede hablar de fracaso absoluto.

En el tribunal que juzga la técnica teórica el veredicto tiene que ser adverso a Marx. La adhesión a un aparato analítico que ha sido siempre inadecuado y que en los propios días de Marx se anticuaba rápidamente; una larga lista de conclusiones que no están bien deducidas o son manifiestamente erróneas; errores que si se corrigieran cambiarían las conclusiones esenciales, a veces, en sus contrarias; todos estos cargos pueden hacerse, con razón, contra Marx en cuanto técnico teórico.

…Por último, la idea de que la evolución capitalista estallará —o superará— las instituciones de la sociedad capitalista (Zusammenbruchstheorie, la teoría de la catástrofe inevitable) ofrece un último ejemplo de la combinación de un non sequitur con una visión profunda que ayuda a rescatar el resultado.

… Estando basada, como está, la “deducción dialéctica” de Marx en el crecimiento de la miseria y la opresión que provocará la rebelión de las masas, es invalidada por el non sequitur que vicia el argumento que era establecer ese inevitable crecimiento de la miseria.

Pero Marx ha logrado efectivamente una cosa de importancia fundamental para la metodología de la economía. Los economistas siempre han utilizado ó bien el trabajo histórico económico realizado por ellos mismos o bien el trabajo histórico de los demás. Pero los hechos de la historia económica se relegaban a un compartimento separado. Si entraban en la teoría era, simplemente, desempeñando el papel de ilustraciones o posiblemente el de verificación de las conclusiones. Se mezclaban con ella sólo mecánicamente.

Ahora bien: la mezcla de Marx es una mezcla química, es decir. que él introdujo los datos históricos en el mismo razonamiento del que deriva sus conclusiones. Fue el primer economista de rango superior que vio y enseñó, sistemáticamente, cómo la teoría económica puede convertirse en análisis histórico y cómo la narración histórica puede convertirse en histoire raisonnée.  El problema análogo con relación a la estadística no intentó resolverlo. Pero, en cierto sentido, está implícito en el otro. Esto también responde a la cuestión de en qué medida la teoría económica de Marx, de la manera como se expuso al final del capítulo anterior, consiguió apuntalar su andamiaje sociológico. En esto no tuvo éxito; pero al fracasar no sólo señaló una meta, sino que fundó, también, un método.” Joseph A. Schumpeter. “Capitalism, Socialism, and Democray” (1943)

Por su parte, Juan Ramón Rallo, economista español, ofrece un análisis de los errores cometidos por Marx en la construcción de su teoría del valor-trabajo, en el cual resalta la renuencia de Marx a reconocer el papel del empresario en la creación de valor y adjudicarle todo a los trabajadores. 

Un resumen de las principales críticas de Rallo son las siguientes.: 

El primer error o primer problema: la arbitraria selección que efectúa Marx de cuál es el denominador común de las mercancías que participan en un intercambio. Recordemos que Marx afirma que los mercancías que son intercambiadas sólo tienen en común ser fruto del trabajo humano, pero esto es evidentemente falso. La propiedad verdaderamente relevante que tienen en común dos mercancías intercambiadas no es o no son, ni sus propiedades naturales ni el ser fruto de la energía sino que son mercancías, son bienes relativamente escasos con respecto a las necesidades humanas que pueden satisfacer. Es decir, la característica común es la utilidad de las mismas, no el trabajo humano. Esto se demuestra en el caso de una mercancía producida por animales o por robots y en los casos de todo aquello que no es reproducible mediante el trabajo humano. El valor de cambio está determinado por la utilidad de las mercancías.

El segundo error: el tiempo de trabajo socialmente necesario, que como sabemos es lo que determina el valor de cambio de las mercancías es un concepto vago y endógeno a la demanda. Porque no existe una unidad homogénea de trabajo abstracto al que reducir los distintos trabajos concretos y heterogéneos que tienen lugar dentro de una economía. Marx  considera que el trabajo más complejo, por ejemplo, el de un cirujano, es igual sólo a un trabajo simple potenciado o más bien multiplicado, de suerte que una pequeña cantidad de trabajo complejo equivale a una cantidad mayor de trabajo simple. El problema es que cómo establecemos la relación multiplicada que existe entre el trabajo simple por ejemplo de un granjero y el trabajo complejo de un cirujano? Lo que nos dice Marx es que tenemos que comparar los valores de cambio del producto de su trabajo. El problema de esto es que los diferenciales de intensidad de trabajo no pueden medirse por los diferenciales de los precios de mercado de las mercancías producidas. Y por qué razón no podemos hacer esto? Que es lo que nos sugiere Marx? Que el valor no es directamente observable en el mercado. Lo que observamos en el mercado son los precios de mercado y en el volumen tercero Marx nos dice que los precios de mercado no reflejan necesariamente el valor. Por tanto, apelar al tiempo de trabajo socialmente necesario para aproximar el valor de cambio de una mercancía por necesidad sea un concepto muy vago, muy indefinido, porque las distintas obras de distintos trabajadores no valdrán lo mismo y no tendremos forma de saber cuánto vale cada una de ellas porque los precios de mercado no serán un indicador para conocer esto.

El tercer problema, el tercer error, es que es solo el trabajo es fuente de valor. Para Marx, sólo el trabajo humano, como ya hemos dicho, es capaz de generar nuevo valor de cambio. Ni los animales ni los robots pueden generar un nuevo valor de cambio. Para Marx, los animales o los robots, únicamente trasladan el valor de cambio que incorporaban cuando fueron producidos a su vez a través del trabajo. Al final lo que está haciendo Marx sin explicitarlo claramente, es imputarle al trabajador toda la ganancia de productividad que se pueda derivar de un cambio de una mejoría en la estructura productiva.  

Marx  dice que todos los trabajadores tienen que soportar el coste de la gestión empresarial. … Cómo sabe Marx que se está sobre remunerando a los capitalistas? Pues realmente no lo sabe. Cuál es la intensidad del trabajo de los capitalistas en relación con la intensidad del trabajo de los trabajadores? La intensidad del trabajo coordinador, de un capitalista puede ser un múltiplo gigantesco de veces la intensidad del trabajo de un trabajador raso. … Si no atendemos a esta literalidad de la teoría del valor trabajo pues simplemente no sabemos cuál es el valor que está generando un capitalista como coordinador. De hecho esto lo descubrimos a través del proceso de competencia: Si un capitalista genera mucho valor en alianza en trabajo conjunto con un trabajador esa empresa logrará muchos más beneficios que otra empresa que no incorpora ese capitalista. El hecho diferencial entre una empresa y otra será el capitalista y si  la empresa que incorpora ese capitalista gana mucho más dinero es porque diferencialmente ese capitalista genera mucho más valor que el otro merced a su mayor habilidad.

En definitiva, la teoría del valor trabajo es errónea por las razones que hemos explicado, una serie de supuestos totalmente arbitrarios y en parte contradictorios que adopta más para terminar defendiéndola y a su vez, la teoría de la explotación también es errónea no sólo porque la teoría de valor trabajo lo es, … pero incluso aceptando la teoría del valor trabajo, la teoría de la explotación es errónea porque al final se niega a reconocer la contribución que desarrolla el capitalista dentro del proceso productivo. Refutación a las teorías del valor trabajo y de la explotación de Marx – Juan Ramón Rallo.

Richard M. Ebeling refiere que uno de los principales error es de la teoría económica marxista fue basarla exclusivamente en la parte “material” de las relaciones económicas.

Los economistas clásicos distinguieron entre lo que llamaron intereses y motivos “materiales” y “no materiales”. El concepto central del enfoque “clásico” era que la economía como campo de estudio era la ciencia de la producción y distribución de la riqueza. Es decir, las actividades materiales del hombre en la búsqueda de su supervivencia y mejora.

El “giro” de Marx en este enfoque, como hemos visto, fue su argumento de que el lado material de la vida del hombre (es decir, su [modo de] producción) era el ingrediente determinante para establecer y dictar todas las demás relaciones sociales, políticas y económicas en la sociedad. Las “relaciones de producción” (la tecnología dominante y las formas físicas de capital en las que se encarnaba) determinaron la “superestructura” del orden social en la forma de sus instituciones y relaciones humanas. …

A finales del siglo XIX, los economistas vieron cada vez más el concepto de escasez como un elemento central para la comprensión económica. La economía se reformuló como el estudio del principio del comportamiento económico bajo la restricción de medios insuficientes para satisfacer todos los fines del deseo.

En las décadas de 1920 y 1930, los economistas desarrollaron un enfoque que extendió y refinó la idea de la economía aún más. Especialmente a través de los escritos de varios economistas de la escuela austriaca, en particular, Ludwig von Mises, Hans Mayer y Richard Strigl, y el economista británico, Lionel Robbins, la economía llegó a ser vista como la lógica de la acción y la elección: lo que delinea un campo de investigación para el análisis económico no son los motivos particulares por los cuales los individuos emprenden acciones, es decir, objetivos “materiales” versus algunos objetivos “no materiales”, sino las relaciones particulares que imponen un “aspecto económico” a toda acción humana: eso constituye la necesidad de seleccionar entre todos y cada uno de los fines alternativos cuando los medios son insuficientes para cumplir con todos los objetivos o propósitos para los cuales podrían aplicarse.

En esto, el individuo compara todo tipo de fines, independientemente de su contenido. Por ejemplo, la escasez de tiempo requiere una elección entre “trabajar por dinero” en lugar de hacer “trabajo de caridad”. O elegir entre “pan” y “honor”. Por lo tanto, no hay nada distinto sobre el “lado material” de la vida, aparte de la manera en que los medios pueden usarse para perseguir un conjunto de fines, en lugar de otros.

… De hecho, cuanto más se desarrolla la sociedad en términos del aumento del nivel de vida material, menos importante se vuelve la búsqueda de fines “materiales” en sentido estricto (comida, vivienda, ropa). Cuanto más productiva es la sociedad, más se satisface este tipo de fines para la gran mayoría de las personas. Como resultado, los intereses y deseos de las personas cambian a otros “márgenes” de interés y deseo, por ejemplo, “estilos de vida”, “arte”, una amplia variedad de usos personales y cambiantes de los medios cada vez más disponibles para diversos refinamientos y placeres de la “buena vida”.

Es el capitalismo, en otras palabras, lo que aumenta la capacidad de un número cada vez mayor de personas para contemplar cómo distribuir su mayor cantidad de “tiempo libre” entre los fines deseables alcanzables (tal vez, para usar la frase de Marx, para ir a “pescar en el mañana” y “cazar por la tarde”…). Por lo tanto, es el capitalismo el que proporciona los medios para que las personas tengan más tiempo y más medios para lo que Marx llamó “acción autónoma”. Richard M. Ebeling. Karl Marx’s Ideas and Errors About Capitalism and Markets

La alemana Gran Enciclopedia de la Economía, describe el abandono de la teoría del valor trabajo por los economistas posteriores a Marx, como explicación para la formación de los precios, debido a los errores y contradicción en la teoría marxista antes señalados por Böhm-Bawerk.

La economía neoclásica y, en particular, la revolución marginalista supuso un cambio de rumbo considerable en la utilización del concepto de valor. El neoclasicismo abandona la teoría del valor-trabajo y la sustituye por la teoría subjetiva del valor, que explica por medio de una combinación de escasez y utilidad [Desarrollada originalmente por Carl Menger (1840-1921)]. William Stanley Jevons (1835-1882) se deshizo de la paradoja smithiana de discrepancia entre el valor de uso y el valor de cambio apelando al concepto de grado de utilidad final (utilidad marginal). El valor de uso de los economistas clásicos se corresponde con el concepto de utilidad total del bien, mientras que el intercambio de un bien por otro se establece en términos de utilidad marginal, que disminuye al aumentar la cantidad del bien intercambiado.

ni la cantidad de trabajo requerida para la producción o reproducción de un bien ni otros bienes constituyen el factor determinante del valor. La medida viene dada por la magnitud de la significación de [el valor que asignamos a] aquella necesidad para cuya satisfacción dependemos y sabemos que dependemos de la disposición [uso o goce] de un bien. Carl Menger. Principios de Economía Política (1871).

La teoría económica neoclásica es una teoría de la formación de los precios y del funcionamiento de los mercados. La teoría de la distribución es para el neoclasicismo una prolongación de la teoría de los precios; en equilibrio el precio de cada factor productivo es igual al valor de su productividad marginal. Los economistas neoclásicos relegan el concepto de valor al campo de la psicología y centran su atención en la teoría de la formación de los precios. Los precios que, bajo la óptica del equilibrio parcial, son el resultado del equilibrio entre la oferta (detrás de la cual está el costo o sacrificio que la producción del bien implica) y la demanda (detrás de la cual está la utilidad o satisfacción que el consumo del bien reporta) son las expresiones monetarias de los valores de las cosas, de los bienes y servicios intercambiados en el mercado.

La ley de la oferta y la demanda además de ser la ley de la formación de los precios ha pasado a ser con los economistas neoclásicos la ley de la determinación del valor de las cosas. La teoría del valor-trabajo continúa siendo utilizada hoy día por los economistas neo-marxistas y pos ricardianos. Die Größe Enzyklopädie der Wirtschaft. Teorías explicativas de los factores determinantes del valor y precio de las cosas.

Aunque los economistas posteriores a Marx de todas las escuelas económicas y de todas las épocas –exceptuando a los marxistas por supuesto- hayan demostrado que la teoría del valor-trabajo fue superada como explicación del precio de las cosas, y que la ley de la oferta y la demanda, se reconoce como la ley que explica la determinación de los precios; mucha gente piensa que sigue siendo válida la teoría de la explotación de los trabajadores –basada en la teoría del valor trabajo, desarrollada primeramente por David Ricardo y luego por Karl Marx como base para construir su teoría del funcionamiento del capitalismo y la inevitabilidad de su reemplazo por un sistema superior: el comunismo-. 

En efecto, la teoría del valor trabajo como explicación del precio y valor de las cosas, solamente se aborda en las clases de economía de la universidad y si el análisis lo hace un profesor de ideología marxista, socialista o de izquierda, tratará de acomodarlo para sustentar sus ideas. De este asunto teórico pocos se ocupan. La posterior demostración de la inutilidad de la teoría marxista del valor,  realizada por los más prestigiados economistas y académicos del mundo no es conocida por la inmensa mayoría de personas.

Como hemos visto, la teoría del valor trabajo de Marx establece que el valor de los bienes y servicios viene dado por el valor del trabajo incorporado en su producción, pero que los trabajadores solamente reciben una parte del valor de los mismos y que el empresario se apropia del resto.

Marx sostuvo que la fuerza de trabajo tenía un valor de uso (rendimiento obtenido por el capitalista) superior al valor de cambio (salario pagado por el capitalista); esa diferencia constituye la plusvalía que es la ganancia de la que se apropia el capitalista. Para Marx el valor de un bien depende del trabajo socialmente necesario para producirlo.

El postulado de Marx no era útil para explicar el comportamiento de los precios en la vida real, por lo que posteriormente los economistas abandonan la teoría del valor-trabajo y la sustituyen por la teoría subjetiva del valor, que explica que el valor es determinado por medio de una combinación de escasez y utilidad y por el concepto de grado de utilidad final (utilidad marginal), desarrollada por Carl Menger, William S. Jevons, León Walras y Alfred Marshall en el último cuarto del siglo XIX. El valor de uso se corresponde con el concepto de utilidad total del bien, mientras que el valor de cambio de un bien por otro se establece en términos de utilidad marginal, que disminuye al aumentar la cantidad del bien intercambiado.

Hans-Hermann Hoppe explica que la  falla en la teoría marxista de la explotación es que Marx obvia el axioma de “preferencia intertemporal” como una categoría básica de acción humana.  Pero antes de entrar a  este punto, como antecedente, Hoppe aborda el concepto de explotación en la obra de Marx.

“Según Marx, los sistemas pre-capitalistas como el esclavismo y el feudalismo estaban caracterizados por la explotación. Cierto. En ambos sistemas los intereses del explotado y el explotador son antagonistas. El esclavo no puede ganar en un intercambio que no es libre, y por tanto el beneficio del explotador es la pérdida del explotado [un juego de suma cero]. Lo mismo se puede decir del señor feudal que extrae rentas de las tierras que el campesino legítimamente se apropió con su trabajo. Las ganancias del ‘lord’ son las pérdidas del campesino.

Y es claro que ambos sistemas impedían el desarrollo de mejores formas productivas. El esclavo y el siervo no eran tan productivos como hubieran podido serlo en ausencia de tales sistemas. Si al esclavo le hubieran ‘pagado’ según su productividad, entonces hubiera trabajado con más ganas.

Pero Marx sigue creyendo que las condiciones no han cambiado en el capitalismo. En el capítulo 24 del Capital —”Sobre la Apropiación Originaria”— Marx da un recuento histórico de cómo el capitalismo emergió a partir de conquistas, robos y asesinatos. De la misma forma, en el capítulo 25, “Sobre la Teoría Moderna del Colonialismo”, la invasión del tercer mundo es fuertemente enfatizada. Todo eso es correcto, nadie puede negar la conquista imperialista. Pero no tiene nada que ver una invasión violenta con intercambio voluntario [Capitalismo].

En este punto Marx entra en un juego lógico. A través de recuentos históricos y apelando a la indignación de los lectores frente a la forma en que unas riquezas capitalistas fueron creadas, Marx mueve la discusión en su favor con un tema que no era su tesis básica. Marx no explica el origen de la propiedad ‘limpia’, es decir, la propiedad que fue adquirida por apropiación originaria cuando un hombre cultivó una tierra antes no poseída por nadie. Marx simplemente describe el robo de propiedad, pero no el origen. No habla de la propiedad que no fue robada a nadie. Según Marx, el hombre que adquirió propiedad limpiamente —porque antes no había sido poseída por nadie— sigue siendo un explotador sin importar que ahora las transacciones sean voluntarias entre hombres libres.

Esto me hace recordar la famosa afirmación de Proudhon de que la propiedad es robo. Eso es una contradicción porque todo robo presupone propiedad.

¿Cuáles son las ‘pruebas’ que Marx presenta para demostrar que el capitalista sigue siendo un explotador? [Y Marx consideraba esto su mayor aporte al análisis económico].

Su prueba de esto es que el salario es menor que el precio de venta del producto. Por ejemplo, si el obrero crea valor trabajando por 5 días, sólo recibe el valor de tres días de trabajo. El resto del valor creado -la plusvalía- es apropiado por el capitalista, luego —según Marx— se prueba que hay explotación. Esa explicación es incorrecta.

¿Qué está mal en ese análisis? La respuesta es clara cuando uno se pregunta: ¿por qué el obrero acepta tal oferta?

Que el obrero no reciba el valor completo de su trabajo no tiene nada que ver con explotación sino que es un reflejo de su preferencia intertemporal.”

Qué es la preferencia intertemporal? “Preferir lo que puede obtenerse en el presente para satisfacer una necesidad inmediata en lugar de lo que puede tenerse en el futuro aunque tenga mayor valor. El hombre prefiere más a menos, cierto. Pero el hombre está restringido por su consumo para mantenerse vivo.  Nadie que tiene la comida contada dejaría de comer un pan hoy para recibir un pan dentro de un mes” , pero sí podría limitarse para recibir dos panes. Y así aparece la categoría de interés. Es una característica propia de la acción humana.”  

Si el obrero quiere recibir el fruto completo de su trabajo, entonces necesita esperar más tiempo ya que al no aceptar el empleo, el obrero puede dedicarse a producir para él mismo. Y al final no recibiría tres días de paga salarial, sino que recibiría los cinco días de valor que le corresponde. Pero tiene que esperar más. El obrero acepta porque el salario que recibe representa bienes de consumo presente, mientras que su trabajo representa bienes de consumo futuro.”

La diferencia en el precio de venta de un producto y el costo de los factores para producirlo siempre será —y tiene que ser— positiva dada la preferencia de consumo en el tiempo.

Si el empresario no estuviera seguro de que puede recibir algo más en el futuro, simplemente no produciría nada. De la misma forma, el obrero sabe que puede recibir más bienes en el futuro, pero lo que le interesan son los bienes en el presente.

¿Por qué el obrero decide intercambiar? El obrero, como el resto de hombres, decide intercambiar porque a través del intercambio mejora su situación.

Si tengo sed, y el vendedor de la esquina me ofrece una Coca-Cola por medio dólar, al comprar la Coca-Cola demuestro que saciar mi sed vale más para mí que el medio dólar. Mientras que para el vendedor mi medio dólar vale más que la Coca-Cola, que obviamente le costó menos de medio dólar. Al final ambas partes han ganado porque ambas partes han obtenido más por algo que valoraban menos. Si no hubiera beneficio para ambas partes el intercambio voluntario sería imposible. A partir de este ejemplo podemos observar también que ‘el valor’ se crea en la cabeza de los individuos.

¿Y por qué el obrero acepta intercambiar su salario —una cantidad menor de bienes- por una cantidad mayor de bienes— el fruto completo de su trabajo?  Por el tiempo que tardarán en llegar los bienes futuros.

¿Por qué el capitalista está dispuesto a adelantar pagos salariales por un producto que estará listo mucho después? Obviamente el capitalista, no pagaría $100 hoy para recibir los mismos $100 luego de un año. En ese caso sería mejor no entrar en negociaciones con nadie y tener absoluto control sobre los $100. El capitalista espera recibir más dinero en el futuro.

Por tanto, Hoppe concluye que “Lo que está mal en la teoría de Marx es que él no comprende el axioma de “preferencia intertemporal” como una categoría básica de acción humana.

Que el obrero no reciba el valor completo de su trabajo no tiene nada que ver con explotación sino que es un reflejo de su preferencia intertemporal, la idea de que es imposible para el hombre recibir la misma cantidad de un bien hoy y dentro de 3 años a menos que esté descontada por un valor. Es imposible para el hombre intercambiar bienes presentes y bienes futuros al mismo valor, sino que tiene que descontarlos.” Hans-Hermann Hoppe.  Economía y Ética de la Propiedad Privada. 2da. Ed.

Por tal razón, la relación entre el empresario y el empleado es de mutuo beneficio, no una de explotación. 

Contrario a lo que ocurre en esclavitud donde el esclavista se beneficia a expensas del esclavo, la relación entre el capitalista y el empleado es mutuamente beneficiosa. El empleado entra al acuerdo porque, dada su preferencia de tiempo, él prefiere un monto menor de bienes hoy frente a un monto mayor de bienes en el futuro. Y el capitalista entra en el acuerdo porque, dada su preferencia intertemporal, él tiene una preferencia intertemporal en reversa y valora un mayor monto de bienes en el futuro más que una menor cantidad de bienes en el futuro. Los intereses no son antagonistas sino armoniosos. Si el capitalista no tuviese preferencia intertemporal, el empleado estaría peor, porque tendría que esperar más de lo que está dispuesto a esperar para recibir el fruto de su trabajo. Y si el empleado no tuviese preferencia intertemporal, el capitalista estaría peor porque tendría que recurrir a procesos más largos e ineficientes de producción. Pero con el intercambio ambas partes ganan.” [Ibid.]

La falacia de la teoría del valor trabajo puede demostrarse observando lo que sucede en la vida real. Cuando se inventa un nuevo bien o servicio, lo que convencionalmente se llama innovación, término definido en “Guidelines for Collecting and Interpreting Innovation Data. A joint publication of OECD and Eurostat”, 2005, más conocido como el Manual de Oslo, se crea un nuevo valor agregado, adicional a la suma de los valores agregados de las partes o componentes del nuevo producto. El concepto de valor agregado comprende las remuneraciones al trabajo, la depreciación, ganancias e impuestos. El Producto Interno Bruto de un país es la suma de los valores agregados de todas las actividades económicas. Por su parte, las innovaciones pueden ser de producto (características del bien o servicio), de procesos de producción o comercialización y organizacionales. Para ser reconocida como tal, una innovación debe pasar la prueba del mercado, es decir, los consumidores pagan por ella.

Puede ser el caso de introducir un nuevo equipo o maquinaria más eficiente que reduce el tiempo de producción, produciendo más unidades del producto en menos tiempo o que reduce el desperdicio o que mejora la el acabado y otras características del producto y le confiere mayor calidad. En cualquier caso, crea mayor valor, independiente del tiempo de trabajo humano, el cual incluso puede reducirse.

Puede ser el caso de introducir un material o componente adicional a un producto existente, que mejora su utilidad, le dota de un uso adicional o le confiere una nueva utilidad. Al hacerlo, se vende por un precio (valor de cambio) que es superior al costo del nuevo material empleado y del trabajo adicional que requiere su introducción en el proceso de producción, usualmente genera una ganancia (excedente de explotación) proporcionalmente superior a la ganancia que se obtenía antes de introducirlo. En otras palabras, genera un valor agregado proporcionalmente mayor al que se generaba antes de realizar la innovación. En este caso, de igual manera, se crea mayor valor, independiente del tiempo de trabajo humano.

Hay miles de ejemplos de estos casos. Veamos uno de ellos para ilustrar este hecho:

Poniéndole cifras al ejemplo (véase la tabla arriba), supongamos de manera simplificada que antes de la innovación, el costo de los materiales empleados (5 o 10 diferentes materiales) era de $50, el de las remuneraciones al trabajo era de $20, la depreciación era de $10 y la ganancia de $20, para un valor total o precio de venta del producto de $100. Luego de la innovación, agregamos $10 por el costo del nuevo material y tenemos un total de costo de materiales de $60, 20% más, y agregamos $5 por aumento de las remuneraciones pagadas (asumiendo que la introducción del material aumenta 25% las horas de trabajo). Para ser consistente, también agregamos un 25% de aumento a la depreciación, con lo que esta llega a $12.50. Sumando los costos llegamos a $97.50, un aumento de 22% sobre el costo total anterior.

Las características del nuevo producto permiten que se pueda vender, digamos, por $125, un 25% más, en lugar de los $100 anteriores, lo cual no es nada inusual para un producto que satisface necesidades adicionales. Se supone que los consumidores están dispuestos a pagar el precio, de lo contrario, la innovación no habrá pasado la prueba de mercado y será un fracaso. Por otro lado, el aumento de 25% en el precio de venta es ligeramente mayor al aumento de 22% en los costos totales, siendo por tanto, modesto y razonable. Esto deja una ganancia de $27.50, superior a los $20 anteriores, un margen adicional de $7.50 o en términos porcentuales, 37.5% adicional. El valor agregado ha aumentado en 30% y ha pasado de representar un 50% del valor total del producto a un 52%.

Aquí podemos deducir que (1) el aumento del valor agregado y de la ganancia depende del nivel de aumento en el precio de venta (valor de cambio) del producto; (2) el precio de venta, está a su vez determinado por (3) cuánto está dispuesto a pagar el comprador por el producto según la utilidad marginal que le asigna para satisfacer sus necesidades o la de otros para los cuales está comprando el producto. Para simplificar, en este punto, no estamos considerando la influencia, en el tiempo, del nivel de oferta y demanda del producto, que también implica un aumento o disminución del precio, según la estructura del mercado (número de oferentes y demandantes del producto), ya que estamos considerando que el producto se produce en las cantidades que demandan los consumidores al momento de poner en el mercado la innovación. (4) El aumento de la ganancia y del valor agregado, por tanto, depende de (3): la utilidad marginal que el comprador le asigna al producto.

Ahora bien, en este ejemplo, el comprador está dispuesto a pagar un 25% más por el producto, que a la empresa le genera un 37.5% de aumento en sus ganancias. Cómo se generó el aumento? Como dijimos, por la introducción de un material adicional que le incorporó nuevas características al producto. Quién debe recibir los beneficios de esta innovación? La o las personas que tuvieron la idea de mejorar las características del producto introduciendo el material adicional. Generalmente, quien toma las decisiones para hacerlo realidad es el dueño o gerente de la empresa. Puede que sea iniciativa de un emprendedor que ha visto la oportunidad de vender un producto con esas características para satisfacer una necesidad y que ha tenido la idea de que incorporando el material adicional, puede hacer tal producto, por lo que inicia una nueva empresa; o puede que sea una idea de alguien en una empresa que ya existe.

En cualquier caso, el dueño de la idea puede proteger su derecho a recibir los beneficios de su explotación registrando ante las autoridades correspondientes la propiedad intelectual. También, en cualquier caso, para que se convierta en una innovación, es necesario llevar la idea a la práctica y pasar la prueba del mercado. Esto exige diversas tareas, como reunir el capital que se necesita, y organizar y administrar los procesos de producción y comercialización. De esta manera, podemos ver claramente que el aumento de valor se debe a la actividad intelectual creativa que origina la innovación y a la actividad intelectual del emprendedor o empresario que lleva a la práctica la innovación, asumiendo el riesgo que conlleva.

Como puede verse, no ha sido entonces el trabajo de los empleados, el que ha causado el aumento del valor del producto. Ellos han recibido un aumento en sus remuneraciones equivalente al aumento de las horas adicionales de trabajo. Los trabajadores no han hecho absolutamente nada en la creación de la innovación ni en su puesta en práctica. El mérito corresponde al innovador y al emprendedor o empresario. Por tanto, es a ellos a los que corresponde cosechar los frutos de su trabajo. 

La pretensión marxista de que el excedente generado por la introducción de innovaciones que aumentan la “productividad del trabajo” es una apropiación forzosa del trabajo de los empleados, la teoría de la explotación, no solo es falsa, sino que es inmoral y anti ética, ya que pretende justificar un despojo arbitrario a los creadores de esa riqueza del fruto de su esfuerzo, para entregarlo a quienes no han hecho nada por crearla.

Las implicaciones de esta teoría no solamente conducen a crear una ideología de condena y desprecio por los innovadores, emprendedores y empresarios, sino también a crear una ilusión de que los trabajadores “explotados”, una vez libres de sus “explotadores” serán capaces de obtener todos los beneficios de los que ahora son despojados. Tal ilusión asume que todas las personas tienen la misma capacidad, los mismos conocimientos, y las mismas habilidades de los innovadores, los emprendedores y los empresarios.  Otra muestra de que la teoría marxista niega las evidencias de la realidad.  De ahí el estrepitoso fracaso donde tales ideas se han implantado.    

La otra falacia está relacionada a la llamada “productividad del trabajo”, un concepto que recogen de la teoría marxista hasta los economistas modernos. La productividad del trabajo es una medida que resulta de dividir el valor de lo producido por el número de personas que trabajaron o el número de horas usadas para producir. Medida de esta manera, la productividad del trabajo atribuye al número de personas o al número de horas trabajadas, las variaciones en la misma. Si aumenta la productividad, es porque el mismo número de personas producen productos con mayor valor o porque trabajaron más, y viceversa. Se hace caso omiso de la fuente de los aumentos en el valor causados por la innovación de productos o procesos.

En el ejemplo que hemos visto, que se trata de una innovación del producto, la productividad del trabajo aumentó 5%, ya que el valor agregado aumentó en 30% y las horas trabajadas en 25%. Pero el aumento del valor agregado no se debió a que los trabajadores fueran más eficientes, sino a la innovación introducida. Es más, el aumento del 5% en la productividad del trabajo se debió al trabajo intelectual involucrado en el desarrollo de la idea inicial y la organización de la puesta en práctica de la innovación (su venta en el mercado), que no se puede atribuir a los trabajadores.

De igual manera, en una innovación del proceso de producción, digamos, por la introducción de un nuevo equipo que realiza el trabajo con mayor rapidez, en menos tiempo, con mayor calidad y menor cantidad de errores y desperdicios, es posible que el mismo número de empleados produzca una mayor cantidad de producto, lo que aumenta el valor agregado, principalmente, en términos absolutos, aunque la disminución de errores y desperdicios también puede aumentarlo en términos relativos. Como resultado, al dividir el valor agregado total creado entre el número de personas, que permanece constante, o el número de horas trabajadas, tenemos un aumento de la productividad del trabajo. De nuevo, en este caso también la productividad del trabajo se ha incrementado debido a la introducción de un equipo más eficiente, no a un aumento de la eficiencia de los trabajadores.

Se puede argumentar que al introducir un nuevo material, un nuevo equipo o un nuevo proceso de producción, se requiere de mayores conocimientos o habilidades por parte de los trabajadores, lo cual es correcto. Normalmente, esa adquisición de conocimientos se hace mediante la capacitación o entrenamiento. De esa manera, se desarrollan nuevas capacidades que normalmente son mejor remuneradas. De este modo, la innovación también produce beneficios para los trabajadores. De aquí surge el concepto de “capital humano” para designar los conocimientos, habilidades y destrezas de las personas que resultan en mejoras a su productividad o eficiencia.

En resumen, la innovación, y especialmente la de carácter tecnológico, la innovación tecnológica, es la fuente principal de la creación de valor en las empresas y en la economía de un país. No es el trabajo físico el que crea valor, es el trabajo intelectual, en la medida en que este se aplica a la creación de innovaciones. No es por tanto casual que el desarrollo económico y la mayor generación de riqueza se haya empezado con la revolución industrial en 1750 y la incorporación de innovaciones en las sucesivas oleadas de revoluciones tecnológicas.

Para un mayor detalle sobre este tema, véase “Teorías explicativas de los factores determinantes del valor y precio de las cosas”.

Walt Whitman Rostow (1916-2003), creador del modelo de desarrollo económico por etapas, hace una crítica de la teoría económica marxista y piensa que el principal error de Marx fue que “no pudo percibir que el cuerpo de pensamiento sobre la sociedad, del que formaba parte la economía clásica, era un credo amplio, complejo y esencialmente paradójico”. El comportamiento humano “se ve no como un acto de maximización” a lo que lo reduce la doctrina marxista, “sino como un acto de equilibrio entre objetivos humanos alternativos y, a menudo, conflictivos e independientes frente a la gama cambiante de alternativas que los hombres perciben como abiertos a ellos”. El comportamiento humano, es pues, complejo, lo que no calza con la visión reduccionista de Marx de clases enfrentadas por maximizar beneficios.

Marx interpretó varias de sus herramientas analíticas esenciales de la economía clásica, tal como la interpretó: una teoría laboral del valor; una ley esencialmente maltusiana de población y oferta de trabajo; y una versión de rendimientos decrecientes, aplicada al capital social. Pero su derivación más importante fue la noción de tratar el comportamiento humano como un ejercicio de maximización de ganancias.

…el desempeño de las sociedades no está determinado únicamente por el lugar de la propiedad ni por la naturaleza de las técnicas de producción. Los sectores de la sociedad interactúan: las fuerzas culturales, sociales y políticas, que reflejan diferentes facetas de la aspiración humana, tienen su propio impacto auténtico en la evolución de las sociedades, incluida su evolución económica. No son una superestructura derivada de la economía. Esta visión altera las etapas específicas de crecimiento alejándose del patrón marxista de maneras bastante particulares.

…ni dentro ni fuera del mercado está el poder de los propietarios como para negar necesariamente a la fuerza laboral una participación en la expansión de la producción una vez que el crecimiento regular comienza con el despegue; y el hecho del progreso, combinado con la urbanización, generalmente ha puesto en marcha una disminución no maltusiana en las tasas de natalidad, tendiendo a reforzar el aumento de los salarios reales.

… con el hecho de un progreso regular en el ingreso, la elasticidad ingreso de la demanda entra en juego como una fuerza independiente, alterando el rango de alternativas percibidas, el patrón de demanda efectiva y la estructura sectorial de la economía; mientras que en el marxismo la elasticidad ingreso de la demanda aparece solo en la forma perversa de aumento del ingreso por plusvalía en manos de una banda cada vez más estrecha de la burguesía, capaz de utilizarla y que solo distorsionará aún más la estructura sectorial de la economía y acelerará su crisis final.

…las elecciones hechas por la sociedad están determinadas por la existencia de procesos políticos y sociales poderosos e independientes donde la influencia efectiva no se ve ponderada por la propiedad; y, especialmente cuando se alcanza la madurez, estas áreas de influencia ayudan a determinar cómo y en qué secuencia se utilizarán los recursos de la economía madura, incluida la posibilidad de un estado de bienestar basado en impuestos progresivos.

…las opciones abiertas a los hombres cuando se alcanza la riqueza parecen incluir pero trascender la visión un tanto romántica de Marx de “el trabajo como una necesidad primordial de la vida”. Existen, como se sugirió anteriormente, las posibilidades de un aumento de la población; espacio exterior; ocio; una elevación de la calidad de vida; o el diablo haciendo trabajo para manos ociosas.

El error básico en el marxismo no es, entonces, un error técnico en su economía; aunque tales errores pueden ser identificados. Al construir sobre la tradición intelectual y moral occidental, no pudo percibir que el cuerpo de pensamiento sobre la sociedad, del que formaba parte la economía clásica, era un credo amplio, complejo y esencialmente paradójico. Como Myrdal y Robbins han señalado en esta generación, el credo individualista-utilitarista defendió los mercados libres y competitivos y la propiedad privada; pero también contenía dentro de sus presupuestos el caso de elecciones libres, en base a un hombre, un voto; para destruir o controlar monopolios; para una legislación social que pondría las consideraciones del bienestar humano frente a los incentivos de ganancias; y, sobre todo, para el impuesto progresivo sobre la renta. W. W. Rostow. The Stages Of Economic Growth. The Economic History Review. Second Series, Vol. XII, No. I 1959.

Hemos visto las principales críticas a la teoría económica de Marx. Ahora veamos cuáles son las principales críticas a la teoría social marxista, aunque ambas están relacionadas.

Un párrafo que resume un elemento fundamental de esa teoría es el siguiente:

En cierto estadio de su desarrollo, las fuerzas materiales de producción entran en conflicto, en la sociedad, con las relaciones existentes de producción, o —lo que no es sino una manera legal de decir lo mismo— con las relaciones de propiedad dentro de las cuales han operado antes. Estas relaciones, que habían sido formas de desarrollo de las fuerzas productivas, se convierten en las cadenas de los hombres. Sobreviene luego la época de la revolución social. Con el cambio de los cimientos económicos, toda la entera e inmensa superestructura queda tarde o temprano enteramente transformada. Karl Marx. Prólogo a la Contribución a la Crítica de la Economía Política. 1859.

El materialismo histórico es una interpretación de la historia pasada de la cual Marx sacó la conclusión que las sociedades cambiaban como resultado de la lucha de clases y la transformación de las relaciones de producción. Como abstracción obtenida a partir de la evolución histórica pasada, tenía lógica. El problema de esa abstracción es que encasilló los “modos de producción” a épocas pero la realidad es que, si bien tales “modos de producción” se generalizaron o eran predominantes en una época determinada, no es menos cierto que coexistían otros. Ejemplo: el esclavismo fue predominante en una época, pero en esa misma época también habían relaciones de producción feudales y capitalistas, solo que el desarrollo de la tecnología era mucho menor y por tanto no existían las grandes fábricas que Marx usó como ejemplo del capitalismo.

El problema con esa teoría es que es absolutista y etnocéntrica, basada en la historia europea, teniendo poco que ver con la historia económica en el resto del mundo. Esa concepción absolutista llevó a Marx a cometer el error de vaticinar la desaparición del capitalismo y su sustitución por el socialismo y luego el comunismo, un sistema que jamás había existido en la historia de la humanidad, precisamente por su inviabilidad práctica.

De modo que toda la construcción teórica de Marx la hace con ese objetivo, tratando de justificar la supuesta inevitabilidad del comunismo. Su vaticinio de que el desarrollo de las fuerzas productivas llevaría a tal cambio de sistema económico o modo de producción jamás se cumplió. Todos los intentos de implantarlo fueron por la fuerza y demostraron su fracaso para continuar desarrollando las fuerzas productivas.

Pero ¿Es la humanidad llevada a lo largo de un viaje histórico de evolución social por un patrón repetitivo de lucha entre fuerzas internas contradictorias que producen los cambios en los sistemas políticos, económicos y sociales?

Y si es así, ¿deberían tales luchas ser llevadas apelando al uso de la violencia, la humillación, la tortura o la muerte de los adversarios, –tal como el animal por instinto de sobrevivencia en la selva, la estepa o el mar, mata para comer–, rebajando la humanidad a un estadio salvaje? ¿deberían tales muertes, individuales o masivas –genocidios– considerarse solo como “efectos secundarios”, nimiedades, en comparación al fin supremo? ¿cuál es la base moral de tal perversión? ¿hasta dónde puede justificarse un fin superior de beneficio para una sociedad para que un segmento de ella pretenda erigirse en dioses con poder para quitarle la vida a las personas que ven como enemigos? ¿no es acaso propio de mentes enfermas, distorsionadas, obtusas y carentes de empatía cometer crímenes sin tener el más mínimo sentimiento de remordimiento o de pesar por sus víctimas, sino por el contrario, de haber hecho algo bueno?

En sus escritos, Marx y Engels llamaron abiertamente a una revolución para destruir el sistema capitalista. No esperaron lo que su propia teoría establecía, el desarrollo de las fuerzas productivas que produciría contradicciones entre las clases sociales hasta el punto de reemplazar el sistema económico prevaleciente. No había que esperar. En ello iba implícito el uso de la violencia. El desprecio por la vida humana, siempre que fuera de un oponente ideológico o simplemente de cualquiera que se considerase un enemigo, activo o pasivo, es parte de la doctrina marxista de la revolución social, que sus seguidores prácticos llevaron a extremos perversos, solo comparables al holocausto fascista del régimen nazi de Hitler.

El mundo entero ha condenado la estela de muerte dejada por aquellos auto declarados herederos del pensamiento marxista en Rusia, Europa oriental, China, el Sudeste Asiático, África y América Latina, igual que condenó el genocidio en la Alemania fascista, las matanzas étnicas en los Balcanes y Burundi y otras en el pasado reciente que no tuvieron nada que ver con el marxismo.

La historia ha demostrado que la inmensa mayoría de la humanidad tiene una vocación por la paz y el progreso y que las guerras han sido impulsadas por personas mesiánicas y pequeños grupos partidarios de la violencia que desprecian la vida de las personas, que han sabido cómo arrastrar a otros para acompañarlos en sus crímenes, cometidos en nombre de causas religiosas, ideológicas, económicas o raciales.

En la medida en que la civilización ha ido avanzando, en que los avances tecnológicos no solo mejoran continuamente el nivel de vida, sino que difunden más rápida y globalmente las ideas; en la medida en que la globalización ha creado mayor interdependencia económica y los estados-naciones están en parte supeditados a órganos supranacionales, el espacio para los que promueven la violencia como manera de resolver los conflictos se hace cada vez más reducido.

Podemos entonces concluir que la doctrina marxista de la resolución violenta de los conflictos sociales, enunciada como ley científica, no tiene espacio en el mundo de hoy, dadas las evidencias de su culpabilidad como causa originaria de millones de muertes en los países donde se llevó a la práctica.  

Además, ¿no deberían conducir las luchas sociales a elevar la calidad de vida de las personas al mismo tiempo que respetar su individualidad y libertad, eliminando toda clase de opresión o imposición coercitiva que pone límites a la voluntad individual, más que aquellos que afectan los derechos legítimos de los demás?

La abolición de la propiedad privada sobre los medios de producción y la construcción del socialismo bajo la dictadura del proletariado, postulados conclusivos de la doctrina social de Marx, condujeron en todos los casos, a dictaduras totalitarias o autoritarias de una elite que se arrogó la representación del proletariado o del pueblo, al culto a la personalidad, a la existencia de un Estado omnipotente que controlaba todos los aspectos de la vida de las personas. Estas fueron características del socialismo real.

Un Estado donde un grupo de burócratas planificaba y dirigía centralmente la economía, decidiendo qué producir, cómo producir y para quién producir, lo que provocó el atraso económico y la insatisfacción de las necesidades de la población. La promesa de la igualdad se cumplió para la gran mayoría de la población, solo que la riqueza resultó tan poca que lo que se igualó fue la pobreza. Sin embargo la elite vivía con las comodidades y lujos que antes los revolucionarios criticaron a la burguesía. Las clases no desaparecieron, sino que cambiaron. Los burgueses fueron sustituidos por la nueva clase de burócratas del partido, gozando de privilegios negados a la mayoría.

Un Estado policíaco que restringe las libertades personales y los derechos humanos y reprime sin miramientos cualquier disidencia u opinión diferente a los dogmas revolucionarios; dogmas y mitos difundidos a través de la educación obligatoria y el adoctrinamiento ideológico en las escuelas y universidades para crear el “hombre nuevo”, de modo que con el cerebro lavado y libre de la ideología “burguesa”, las personas se convirtieran en entusiastas fanáticos que aplaudieran los dictados del partido, o al menos en dóciles y obedientes, pusilánimes o resignados ciudadanos incapaces de desafiar el poder.

De modo que el socialismo real no produjo, ni en lo económico ni en lo social, los efectos que la doctrina marxista había sostenido. Fue un completo fracaso en todos los aspectos y en todos y cada uno de los países donde se ha implementado. Los neo marxistas aducen que el socialismo real, sus características y por tanto su fracaso, no son el resultado de la doctrina marxista, pero las evidencias están ahí: los dogmas de Marx sobre la necesaria abolición de la propiedad privada sobre los medios de producción y la dictadura del proletariado, conducida por una vanguardia intelectual, que destruyera a la burguesía, como clase explotadora de los trabajadores, para construir el socialismo, son postulados centrales de la doctrina marxista. Sus seguidores implementaron fielmente estos postulados.

Que Lenin, Stalin, Mao, Honecker, Ceaucescu, Ho-Chi Min, Kim Il Sung, Castro o Chávez hayan impreso al socialismo su sello personal y lo hayan adecuado a las condiciones de sus respectivos países, tal vez alejándose de los deseos de Marx, es otro asunto y es totalmente comprensible, pues Marx nunca llegó a escribir en detalle cómo debía ser la construcción del socialismo, y de haberlo hecho, nunca podría haberse implementado de igual manera en todas partes. Tocó a cada uno adecuarlo a las circunstancias, pero los dogmas en los que se basaron fueron los mismos.

Pero lo que cuenta aquí no son los deseos de Marx, o lo que utópicamente creyó que sería el resultado final de sus teorías –y fue un contrasentido que en su tiempo llamara utopistas a quienes pretendían elaborar una teoría de cómo debía organizarse el socialismo–, sino los resultados reales de su dogma sobre el proceso dialéctico que según él conduce fatalmente al socialismo, etapa intermedia para construir el comunismo el cual como dijo Ludwig von Mises “promete realizar los sueños y los viejos deseos de la humanidad y saciar sus resentimientos innatos. Promete el paraíso terrenal, una Jauja llena de felicidades y de goces, y el regalo más apetitoso para los desheredados: la humillación de todos aquellos que son más fuertes y mejores que la multitud.” 

Max Eastman en Reflections on the Failure of Socialism se refiere a esa utopía: “Era natural que las personas idealistas que habían dejado de creer en el cielo pensaran en alguna esperanza brillante para la humanidad en la tierra.” 

Marx fue un maestro del populismo. Desde la antigüedad ha habido líderes que saben perfectamente que la manera de alcanzar y mantener el poder es diciendo a la gente lo que quieren oir, por irreal o inalcanzable que sea. Expertos en el marketing político. El populista se dirige a las masas, a los pobres que son la mayoría, ofreciendo acabar con la miseria, acabando con los supuestos causantes de la misma, la minoría más pudiente, identificada como el enemigo. Para los comunistas el enemigo es la burguesía. Para los nazis fueron los judíos. En otros casos, se escogen “enemigos” externos. Las masas, en su mayoría ignorantes y con bajo nivel de confianza en sus capacidades individuales, acogen los cantos de sirena del populista como una tabla de salvación.

La popularidad del líder se basa entonces en su capacidad  de convencer a las masas de que la solución para todos sus males es destruir al enemigo. Destruido éste, todo vendrá por añadidura: la riqueza, la abundancia, la felicidad.

El idílico mundo de la sociedad comunista que Bujarin describió en su ABC del Comunismo, jamás fue alcanzado. Durante los 70 años que duró el socialismo real en la Unión Soviética y Europa del Este, los más de 50 años que duró en China, y los más de 70 años que ha durado en Cuba, no se dio la  transición hacia el comunismo, donde el Estado desaparece. Por el contrario, en el socialismo real el Estado se convirtió en la fuente principal de opresión,  control y miseria de la sociedad.  

Si la doctrina marxista erró en cuanto a los resultados que debían producir sus postulados sobre el socialismo y el comunismo, también erró en cuanto a sus predicciones sobre el capitalismo. Veamos los más importantes:

El capitalismo no creó una gran masa de obreros cada vez más pobres. Por el contrario, la pobreza se ha ido reduciendo en el mundo capitalista. China es el ejemplo más reciente de la capacidad del capitalismo para sacar a millones de personas de la pobreza, lo que solo pudo lograr abandonando el sistema socialista.

    1. El capitalismo no creó un “ejército industrial de reserva” o un número de desempleados cada vez mayor. De hecho, hay ciclos económicos de mayor o menor desempleo, pero en los países con economía de mercado y mayor desarrollo económico, la tasa media de  desempleo es cada vez menor.

    2. Las dos primeras predicciones no condujeron a una constante pauperización de los trabajadores, como tampoco a una “sobreproducción” persistente que no encuentra salida en el mercado ante la falta de capacidad de compra de los trabajadores, reduciendo la tasa de ganancia y la reinversión de capital. Al contrario, el crecimiento de las economías de mercado ha sido constante, aunque se registran mayores tasas de crecimiento en las economías emergentes que en las economías maduras y se da un movimiento internacional de capitales de estas hacia las primeras.

    3. La división del trabajo y la especialización no condenó a los trabajadores a la “inmovilidad” y la “degeneración”, “fomentando artificialmente una de sus habilidades parciales”. La división del trabajo existe desde tiempos remotos, mucho antes de que existiera el capitalismo. Sin ella, aún estaríamos en la era de las cavernas. Por otro lado, el desarrollo de la tecnología ha liberado a los trabajadores de trabajos pesados, repetitivos, peligrosos y monótonos.

    4. La división de la sociedad capitalista en dos clases principales antagónicas –la burguesía (los capitalistas) y el proletariado (los trabajadores asalariados)– que debían enfrentarse a muerte de manera inexorable nunca se produjo. Con el desarrollo tecnológico, el número de trabajadores industriales se ha venido reduciendo, trasladándose a ocupaciones en el creciente sector de servicios. También, las economías de mercado hicieron posible el surgimiento de una creciente clase media, compuesta de una amplia gama de ocupaciones y con mejores salarios. De hecho, muchas de esas personas pueden ser al mismo tiempo empleados asalariados, tener ingresos de negocios, ser propietarios que alquilan un inmueble o ser inversores en acciones empresariales o bonos estatales, de modo que no pueden clasificarse en las estrechas clases antiguas de burgueses y proletarios.

    5. La “anarquía de la producción”, a causa de la falta de un plan central que la dirija, no causó un permanente desperdicio de recursos y falta de aplicación donde la misma se requiere para satisfacer necesidades. Al contrario, el libre mercado, aún con sus imperfecciones, y no la planificación central, demostró ser el mejor sistema para asignar recursos y satisfacer necesidades, y los precios como la guía fundamental para las decisiones del empresario y del consumidor.

    6. La idea de la concentración y centralización del capital resultó ser falsa.  En el capitalismo, si bien hay empresas que logran perdurar en el tiempo, existen otras que si no están constantemente innovando, entonces se van a  la quiebra o pierden poder dentro del mercado, tal como sucedió con Blockbuster frente a Netflix o Kodak frente a las cámaras digitales. Si uno examina, por ejemplo, el Índice Industrial Dow Jones puede percatarse de los cambios en las industrias que integran aquel índice desde 1894 hasta la fecha. En nuestros días los Rothschild, los Carnegie o los Rockefeller han dejado de ser la “gran amenaza monopolista”. Como explica Rothbard, si la ley de la concentración del capital no es en absoluto cierta, entonces la tesis que le sigue, la ley de la centralización del capital, resulta ser más endeble. Nadie es capaz de predecir por donde soplarán los vientos de la competencia, de la creación y el declive, de la innovación y la decadencia. [Nadie sabe quiénes desbancarán mañana a los gigantes de hoy como Google, Amazon, Apple o Microsoft]. No cabe duda de que una de las tendencias del capitalismo es hacia una gran variedad y gama en la calidad de los productos, y esta tendencia promueve la “descentralización” y no la centralización marxista. Jan Doxrud. Errores económicos del pensamiento marxista.

En los siguientes párrafos, Richard M. Ebeling se refiere a la falacia del determinismo dialéctico marxista y su fracaso para predecir el curso de la historia política, económica y social de la humanidad.

… Marx estaba convencido de que esas décadas intermedias del siglo XIX fueron los años crepusculares de la época capitalista de la industrialización. Sus escritos dejan en claro que creía que la revolución socialista estaba a la vuelta de la esquina en su propia vida.

>Desde la perspectiva de 2017, casi 170 años después de la publicación del Manifiesto Comunista, su visión del siglo XIX no parece más que una ilusión de un revolucionario anticapitalista que quería creer que el “estado obrero” estaba al terminar el horizonte.

Marx no solo malinterpretó los “dolores de parto” del capitalismo por su “sonajero de muerte”, sino que también interpretó mal la forma en que el capitalismo realmente ha evolucionado, considerando que como sistema económico estaba emergiendo cuando Marx escribió, y no estaba terminando.

En su Pobreza del historicismo (1957), el filósofo de la ciencia, Karl Popper (1902-1994), señaló con acierto la imprevisibilidad inevitable del futuro debido a su dependencia del conocimiento que las personas poseen y la imposibilidad de conocer hoy el conocimiento que varias personas solo pueden adquirir mañana:

El curso de la historia humana está fuertemente influenciado por el crecimiento del conocimiento humano. . . No podemos predecir, por métodos racionales o científicos, el crecimiento futuro de nuestro conocimiento científico. . . Por lo tanto, no podemos predecir el curso futuro de la historia humana. . . Esto significa que debemos rechazar la posibilidad de una historia teórica; es decir, de una ciencia social histórica que correspondería a la física teórica. No puede haber una teoría científica del desarrollo histórico que sirva de base para la predicción histórica….

…¡Con qué frecuencia las tendencias de la época parecen inevitables e ineludibles! La mayoría de las personas a principios del siglo XX confiaban en que, después de todos los logros políticos, sociales y económicos del orden liberal (clásico) del siglo XIX, el nuevo siglo recién amaneciendo solo podía prometer más libertad personal, mayor prosperidad material y una probable paz segura para la humanidad. Pocos imaginaron los restos humanos y materiales que la “Gran Guerra” de 1914-1918 pronto traería sobre la humanidad.

Muchos amigos de la libertad vivos a mediados de la década de 1930 estaban profundamente abatidos, temiendo o incluso creyendo que la época de la libertad terminaba con el surgimiento del colectivismo moderno en las formas de la revolución comunista en Rusia, el movimiento fascista en Italia, el surgimiento de Hitler y los nazis al poder en Alemania, y el establecimiento del New Deal en América. Y a muchos les preocupaba que se acercara otra gran guerra que terminaría con la civilización como la humanidad había llegado a conocerla con el triunfo del colectivismo totalitario en todas partes. No resultó de esa manera.

Durante la mayor parte de la era posterior a la Segunda Guerra Mundial que comenzó en 1945, muchos en Occidente estaban seguros de que el marxismo, dirigido e inspirado por la Unión Soviética y luego por la China comunista, significaba el fin de la democracia liberal y cualquier forma de economía de mercado. Muchos de los de “la izquierda” en Occidente no podían esperar el día en que alguna forma de planificación central socialista prevalecería en todas partes. Aquellos en la “derecha” política temieron y se desesperaron si “Occidente” todavía tenía el carácter y las convicciones para oponerse y triunfar sobre el comunismo como una fuerza ideológica y militar en la lucha global de la Guerra Fría. No resultó de esa manera.

En la década de 1990, después de la caída del Muro de Berlín y el colapso de la Unión Soviética, las nuevas tendencias históricas parecían asegurar un futuro para la humanidad de los sistemas de “capitalismo democrático”, y algunos incluso sugirieron que con esta etapa de la política y el desarrollo económico, la humanidad había alcanzado “el fin de la historia”, en alguna evolución hegeliana pro capitalista. No ha resultado así.

Ahora, en el siglo XXI, muchos de los lectores de las tendencias de la historia temen que el fundamentalismo islámico envuelva a algunas partes de Europa, o el surgimiento de China como la nueva potencia global con un modelo ganador de una forma de gestión autoritaria, capitalismo de compinches, o la involución de los Estados Unidos bajo las presiones y fuerzas del socialismo populista, la bancarrota fiscal y la corrección política “progresista”. No tiene que suceder así.

No hay un “lado derecho de la historia” en el sentido hegeliano y marxista. Aquellos en la izquierda política que, hoy en día, continúan usando esta retórica de los lados correcto e incorrecto de la historia, simplemente usan una frase atractiva que les da la sensación de poseer un terreno moral y que puede intimidar fácilmente a aquellos a quienes se les dice que “Las políticas progresistas, un uso más amable y gentil de las palabras “socialismo”, “colectivismo”, “tiranía” o “planificación”, representan el progreso.

… Sin embargo, es cierto que una noción de “lado derecho de la historia” es una frase vacía y sin sentido. La historia no es producto de fuerzas misteriosas más allá del control y el poder del hombre y la humanidad. La historia es el producto y el resultado de las ideas: ideas sobre la naturaleza del hombre, las concepciones de cómo los hombres podrían y deberían vivir juntos, y el orden institucional político y económico de las cosas que beneficiarán mejor a la humanidad como la suma de los individuos que lo componen.

Lo que la historia ha demostrado es que ha habido una mayor libertad humana, una mayor prosperidad humana y una mayor paz y tranquilidad humanas durante los momentos en que las ideas de libertad individual, mercados libres y gobierno limitado han prevalecido y se han instituido en la sociedad. Cuanto mayor es el grado de control, intervención y coerción del gobierno en la sociedad, menos han existido y florecido estas cosas.

La tarea no es estar en el mítico “lado derecho de la historia”, sino hacer que la historia refleje el triunfo y el éxito de la idea y los ideales de la libertad humana. Pero esto no sucede solo. Requiere que cada uno de nosotros comprenda el significado, el valor y la importancia de la libertad en ese sentido liberal y libertario clásico, y que estemos dispuestos a defenderla y promoverla entre nuestros semejantes. Eso es lo que haría historia. Richard M. Ebeling. Karl Marx’s Ideas and Errors About Capitalism and Markets

Karl Popper considerado como uno de los filósofos de la ciencia más importantes del siglo XX rechaza lo que él denominó como el historicismo en la doctrina marxista. 

¿Está dentro de las posibilidades de alguna ciencia social la formulación de profecías históricas de tan vasto alcance? ¿Cabe esperar algo más que la irresponsable respuesta de un adivino cuando nos dirigimos a un hombre para interrogarlo acerca de lo que el futuro depara a la Humanidad? Se trata aquí de la cuestión del método de las ciencias sociales. Evidentemente, es más fundamental que cualquier debate relativo a cualquier argumento particular en defensa de cualquier profecía histórica.

…También creen haber descubierto ciertas leyes de la historia que les permiten profetizar el curso de los sucesos históricos. Bajo el nombre de historicismo, he agrupado las diversas teorías sociales que sustentan afirmaciones de este tipo. En otra parte, en The Poverty of Historicism | La pobreza del historicismo | (Económica, 1944-1945), he tratado de rebatir esas pretensiones y de demostrar que, pese a su plausibilidad, se basan en una idea errónea del método de la ciencia, y especialmente, en el olvido de la distinción que debe realizarse entre una predicción científica y una profecía histórica.

… Marx veía a los actores humanos del escenario de la historia, incluyendo también a los «grandes», como simples marionetas movidas por la fuerza irresistible de los hilos económicos, de las fuerzas históricas sobre las cuales carecen absolutamente de control. La escena de la historia —pensaba Marx— se levanta dentro de un sistema social que nos ata a todos igualmente; se levanta en el «reino de la necesidad».

… Al describir al marxismo como la forma más dura del historicismo creo haber dejado bien sentado que, a mi juicio, el método marxista es, en verdad, sumamente pobre.

Pese a todos sus méritos, Marx fue, a mi entender, un falso profeta. Profetizó sobre el curso de la historia y sus profecías no resultaron ciertas. Sin embargo, no es ésta mi principal acusación. Mucho más importante es que haya conducido por la senda equivocada a docenas de poderosas mentalidades, convenciéndolas de que la profecía histórica era el método científico indicado para la resolución de los problemas sociales. Marx es responsable de la devastadora influencia del método de pensamiento historicista en las filas de quienes desean defender la causa de la sociedad abierta. Karl Popper. La sociedad abierta y sus enemigos. 1945.

Mario Vargas Llosa, en su obra La llamada de la tribu (2018) considera como erróneo el determinismo histórico pues es la actuación de los individuos la que va produciendo los cambios en las sociedades.

Los destinos humanos no están escritos, no se hallan trazados de manera fatídica. Individuos y sociedades pueden trascender los condicionamientos geográficos, sociales y culturales y alterar el orden de las cosas mediante actos, optando por ciertas decisiones y descartando otras. Por eso, porque gozan siempre de ese margen de libertad son responsables de su propio destino. Todo esto lo describe Hayek admirablemente en un ensayo dedicado a mostrar las semejanzas entre dos pensadores a quienes se creería muy alejados uno del otro: «Compte and Hegel»

En los países donde se impusieron regímenes socialistas, el balance de la herencia ideológica de Marx es negativo, ya que ha contribuido no solo al surgimiento de guerras, genocidios, odio de clases, dictaduras, pérdida de las libertades individuales, sometimiento, pobreza y estancamiento económico, según el país donde tales ideas se incrustaron, como lo resume Mark Skousen en este párrafo:

… “Marx está maldito con una marca negra en la historia. Su nombre se asociará para siempre con el lado oscuro del comunismo. Un espectro está atormentando a Karl Marx: la historia de Lenin, Stalin, Mao y Pol Pot, y los millones que murieron y sufrieron bajo el “imperio del mal”, como lo llamó Ronald Reagan. Los apologistas dicen que Marx no puede ser responsable de las atrocidades de sus seguidores comunistas e incluso afirman que Marx habría sido uno de los primeros en ser ejecutado o enviado al Gulag. Quizás. Por un lado, se opuso vehementemente a la censura de la prensa a lo largo de su carrera. Sin embargo, sin Marx, ¿podría haber habido una revolución y una represión tan violentas? ¿No apoyó Marx un “reino del terror” sobre la burguesía? Como dijo un amargo crítico: “En nombre del progreso humano, Marx probablemente ha causado más muerte, miseria, degradación y desesperación que cualquier hombre que haya vivido” (Downs 1983, 299).” Mark Skousen. “The big three in economics: Adam Smith, Karl Marx, and John Maynard Keynes” (2007)

Pero además de causar sufrimiento, atraso y pobreza en los países que sucumbieron a la imposición violenta del socialismo, en el resto del mundo no se cumplió la profecía marxista de que el capitalismo inevitablemente se destruiría a sí mismo. 

Las predicciones de Marx fueron erróneas, aunque no todas de inmediato. Ya en 1937, Wassily Leontief, el emigrante ruso que más tarde ganó el Premio Nobel por su análisis de insumo-producto, proclamó que el historial de Marx era “impresionante” y “correcto” (Leontief 1938, 5, 8). Pero los elogios de Leontief fueron prematuros. Desde entonces, como Leszek Kolakowski, ex líder del Partido Comunista Polaco, declaró: “Todas las profecías importantes de Marx resultaron ser falsas” (Denby 1996, 339). Para revisar:

1. Bajo el capitalismo, la tasa de ganancias no ha disminuido, aun cuando se ha acumulado más y más capital a lo largo de los siglos. 

2. La clase trabajadora no ha caído en mayor y mayor miseria. Los salarios han aumentado sustancialmente por encima del nivel de subsistencia. Las naciones industriales han visto un aumento dramático en el nivel de vida del trabajador promedio. La clase media no ha desaparecido, sino que se ha expandido. Como concluye Paul Samuelson: “La pauperización de la clase obrera… simplemente nunca tuvo lugar. Como profeta, Marx tuvo una mala suerte y su sistema era colosalmente inútil” (1967, 622).

3. Hay poca evidencia de una mayor concentración de industrias en las sociedades capitalistas avanzadas, especialmente con la competencia mundial.

4. Las sociedades utópicas socialistas no han florecido, ni la revolución proletaria ha ocurrido inevitablemente.

5. A pesar de los ciclos empresariales e incluso de depresiones ocasionales, el capitalismo parece estar floreciendo como nunca antes.  
Mark Skousen. “The big three in economics: Adam Smith, Karl Marx, and John Maynard Keynes” (2007)

Algunas observaciones se derivan de estos hechos, tomando las afirmaciones de la teoría marxista:

    1. Si la tasa de ganancia debiera tender a disminuir y esta resulta de la plusvalía, eso significaría que la tendencia es a disminuir la explotación, no a aumentarla como calculaba Marx. Aquí su teoría es en sí misma contradictoria.

    2.  Las crisis periódicas del capitalismo concuerdan con la explicación de la dialéctica de los ciclos. Por qué entonces habrían de verse como nocivas? No es, por el contrario, una validación de que luego de cada crisis, el capitalismo emerge mejorado y fortalecido? La monotonía de una economía sin altibajos sería una negación del progreso y la dialéctica. Schumpeter lo desarrolla con su análisis de la “destrucción creativa”.

    3. El proceso de concentración del capital tampoco provocó la desaparición de las pequeñas empresas, pues si bien desaparecieron en algunos sectores, surgieron otras en otros sectores. El desempleo se ha reducido con el tiempo. Las personas cambiaron de ocupación. Tampoco provocó perjuicios a los consumidores, sino al contrario, ya que las economías de escala conducen a mayor eficiencia y productividad, mayores volúmenes de producción, mejor calidad, precios más bajos y mejores salarios. 

    4. La acumulación y concentración de capital contribuye a la desigualdad de ingresos y de riqueza. Pero no es en sí misma un problema, en cuanto, a la vez que incrementa la desigualdad, reduce la pobreza, por lo mencionado en el punto anterior. 

La doctrina de Marx es la base del socialismo, como la de Smith y otros lo es del capitalismo. Pero veamos cómo surge la doctrina marxista, en lo escrito al respecto en 1932 por Ludwig von Mises:

… “la idea fundamental del socialismo se fue desarrollando claramente a partir del segundo cuarto del siglo XIX, y los proyectos de un orden social socialista, concebidos por los escritores que la terminología marxista denomina hoy «socialistas utópicos», se convirtieron en materia de examen científico. Este examen reducía a la nada la idea socialista. Los «utopistas» no habían logrado inventar, edificar un sistema social capaz de resistir a la crítica de los economistas y de los sociólogos. Era fácil descubrir los puntos débiles de sus proyectos. Se demostró que una sociedad organizada conforme a los principios de los utopistas no podía vivir ni funcionar, y que no podría ciertamente llevar a cabo lo que de ella se esperaba. Hacia mediados del siglo XIX las ideas socialistas parecían estar muertas definitivamente. La ciencia, por medio de una argumentación rigurosamente lógica, había demostrado su vaciedad, y los portavoces del socialismo se mostraban incapaces de oponer a dicha argumentación contraargumentos de algún valor.

En ese momento Marx entró en escena, muy imbuido de dialéctica hegeliana. Es fácil abusar del método hegeliano cuando se quiere subordinar el pensamiento al servicio de ideas fantásticas, de imaginaciones arbitrarias y de redundancias metafísicas, para probar todo lo que complace a tal o cual política.

Ahí encontró Marx, sin dificultad, un medio de sacar al socialismo del descrédito en que había caído. Puesto que la ciencia y el pensamiento lógico ofrecían testimonios contra el socialismo, se quería hallar un sistema que lo protegiese de la ingrata crítica de los científicos y de los lógicos. Esa fue la tarea que el marxismo se esforzó en realizar. Para ello empleó tres medios. [Marx] Negaba el carácter necesario y universal de la lógica, válido para todos los hombres y todas las épocas. [Aseguraba que] El pensamiento es función de la clase social en que vive el pensador, es una «superestructura ideológica» de sus intereses de clase. Marx declara como «burgués», como defensor del capitalismo, el tipo de razonamiento que refuta la idea socialista. En segundo lugar, el marxismo enseñaba que el proceso dialéctico conduce fatalmente al socialismo. El objeto y fin de la historia es, dice, la socialización de los medios de producción mediante la expropiación de los expropiadores en cuanto negación de la negación. El marxismo, finalmente, pretendía que es inadmisible ocuparse, como hicieron los utopistas, de la organización de la Tierra Prometida del socialismo, que verá la luz como inevitable necesidad. Aún más, la ciencia debería renunciar a cualquier estudio sobre el carácter y la esencia del socialismo, puesto que éste es ineluctable.

Nunca doctrina alguna obtuvo en la historia un triunfo tan rápido ni tan completo como esos tres principios del marxismo. … El éxito incomparable del marxismo se debe al hecho de que promete realizar los sueños y los viejos deseos de la humanidad y saciar sus resentimientos innatos. Promete el paraíso terrenal, una Jauja llena de felicidades y de goces, y el regalo más apetitoso para los desheredados: la humillación de todos aquellos que son más fuertes y mejores que la multitud. Enseña cómo eliminar la lógica y el pensamiento, debido a que estos hacen ver la estupidez de tales sueños de felicidad y venganza. El marxismo es la más radical de todas las reacciones contra el dominio del pensamiento científico sobre la vida y la acción establecida por el racionalismo. Es contrario a la lógica, a la ciencia, al pensamiento. Por otro lado, su principio más notable es la prohibición de pensar e investigar científicamente la organización y el funcionamiento de la economía socialista. Por un procedimiento característico de su rencor contra la ciencia, el marxismo se ha aplicado a sí mismo el nombre de socialismo «científico». Al extender su autoridad sobre la vida y la acción con éxito indiscutible, la ciencia ha adquirido un prestigio del cual el marxismo quiere sacar partido en su lucha contra el empleo de la ciencia en la organización de la economía social. Los bolcheviques no cesan de repetir que la religión es un opio para el pueblo. Lo cierto, sin embargo, es que el marxismo es el opio de la alta clase intelectual, de quienes podrían pensar y a quienes desea mantener al margen del pensamiento.” Ludwig von Mises. Socialismo: Análisis Económico y Sociológico. Unión Editorial, 2007.

Una comparación que trata de resumir el pensamiento de Smith y el de Marx sobre el sistema capitalista es la siguiente:

“Si la obra de Adam Smith es el Génesis de la economía moderna, la de Karl Marx es su Éxodo. Si el filósofo escocés es el gran creador del laissez-faire, el revolucionario alemán es su gran destructor. El marxista John E. Roemer lo admite. Según él, la “principal diferencia” entre Smith y Marx es la siguiente: “Smith sostuvo que la búsqueda del individuo del interés propio conduciría a un resultado beneficioso para todos, mientras que Marx sostuvo que la búsqueda del interés propio conduciría a la anarquía, la crisis, y la disolución del propio sistema basado en la propiedad privada. . . . Smith habló de la mano invisible que guía a los agentes individuales y de interés propio para llevar a cabo aquellas acciones que serían, a pesar de su falta de preocupación por tal resultado, socialmente óptimas; para el marxismo el símil es el puño de hierro de la competencia, pulverizando a los trabajadores y empeorándolos de lo que estarían en otro sistema factible, a saber, uno basado en la propiedad social o pública de la propiedad” (Roemer 1988, 2–3)”. Citado en Mark Skousen. “The big three in economics: Adam Smith, Karl Marx, and John Maynard Keynes” (2007)

Al pasar el tiempo, ha quedado demostrada la capacidad del capitalismo para producir riqueza y progreso. Hasta el mismo Marx quedó muy impresionado con la capacidad de los empresarios para acumular más capital y crear nuevos mercados, tanto en el país como en el extranjero. El Manifiesto Comunista describió este fenómeno en un pasaje famoso: “La burguesía, durante su gobierno de escasos cien años, ha creado fuerzas productivas más masivas y colosales que todas las generaciones anteriores juntas“. 

Marx argumentó que el capitalismo es en esencia un sistema de búsqueda de rentas: en lugar de crear riqueza de la nada, como les gusta imaginar, los capitalistas se dedican a expropiar la riqueza de los demás. Marx estaba equivocado acerca del capitalismo en esencia: los grandes empresarios acumulan fortunas inventando nuevos productos o nuevas formas de organizar la producción. Pero tenía un punto sobre el capitalismo en su forma burocrática. Un número deprimente de los jefes de hoy son burócratas corporativos en lugar de creadores de riqueza, que usan fórmulas convenientes para asegurarse de que sus salarios aumenten. Trabajan de la mano con una creciente multitud de otros solicitantes de rentas, como consultores de gestión (que sueñan con nuevas excusas para la búsqueda de rentas).

El capitalismo, sostuvo Marx, es por su naturaleza un sistema global: “Debe anidarse en todas partes, establecerse en todas partes, establecer conexiones en todas partes”. Eso es tan cierto hoy como lo fue en la era victoriana. Los dos desarrollos más llamativos de los últimos 30 años son el desmantelamiento progresivo de las barreras a la libre circulación de los factores de producción (bienes, capital y, en cierta medida, personas) y el surgimiento del mundo emergente. Las empresas globales plantan sus banderas donde sea más conveniente. Los CEOs sin fronteras se trasladan de un país a otro en busca de la eficiencia. El jamboree anual del Foro Económico Mundial en Davos, Suiza, bien podría titularse “Marx tenía razón”.

Pensaba que el capitalismo tenía una tendencia al monopolio, ya que los capitalistas exitosos expulsaban a sus rivales más débiles del preludio a la extracción de las rentas del monopolio. Nuevamente, esto parece ser una descripción razonable del mundo comercial que está siendo moldeado por la globalización e Internet. Las empresas más grandes del mundo no solo están creciendo en términos absolutos, sino que también están convirtiendo a un gran número de empresas más pequeñas en simples apéndices. Los gigantes de la nueva economía están ejerciendo un dominio de mercado que no se había visto desde los barones ladrones de Estados Unidos. Facebook y Google absorben dos tercios de los ingresos publicitarios en línea de Estados Unidos. Amazon controla más del 40% del floreciente mercado de compras en línea del país. En algunos países, Google procesa más del 90% de las búsquedas web. El medio no solo es el mensaje, sino que la plataforma también es el mercado.

Desde el punto de vista de Marx, el capitalismo produjo un ejército de trabajadores ocasionales que existían de un trabajo a otro. Durante el largo boom de la posguerra, esto parecía una tontería. Lejos de no tener nada que perder excepto sus cadenas, los trabajadores del mundo, al menos el mundo rico, tenían trabajos seguros, casas en los suburbios y una gran cantidad de posesiones. Los marxistas como Herbert Marcuse se vieron obligados a denunciar el capitalismo con el argumento de que producía demasiada riqueza para los trabajadores en lugar de muy poco.

Sin embargo, una vez más, el argumento de Marx está ganando urgencia. La economía del concierto está reuniendo una fuerza de reserva de trabajadores atomizados que esperan ser convocados, a través de capataces electrónicos, para entregar la comida de las personas, limpiar sus casas o actuar como sus choferes. 

… Aún así, la rehabilitación no debería ir demasiado lejos. Los errores de Marx superaron con creces sus ideas. Su insistencia en que el capitalismo lleva el nivel de vida de los trabajadores al nivel de subsistencia es absurdo. El genio del capitalismo es que reduce sin descanso el precio de los artículos de consumo regular: los trabajadores de hoy tienen fácil acceso a los bienes que alguna vez se consideraron lujos de los monarcas. El Banco Mundial calcula que el número de personas en “extrema pobreza” ha disminuido de 1.850 millones en 1990 a 767 millones en 2013, una cifra que pone en perspectiva el estancamiento lamentable del nivel de vida de los trabajadores occidentales. La visión de Marx de un futuro pos capitalista es banal y peligrosa: banal porque presenta una imagen de personas que holgazanean (cazar por la mañana, pescar por la tarde, criar ganado por la noche y criticar después de la cena);

Sin embargo, el mayor fracaso de Marx fue que subestimó el poder de la reforma: la capacidad de las personas para resolver los problemas evidentes del capitalismo a través de la discusión racional y el compromiso. Él creía que la historia era un carro que tronaba hasta un fin predeterminado y que lo mejor que pueden hacer los aurigas es esperar. Los reformadores liberales, incluido su casi contemporáneo William Gladstone, han demostrado repetidamente que estaba equivocado. No solo han salvado al capitalismo de sí mismo mediante la introducción de reformas de gran alcance, sino que lo han hecho a través del poder de la persuasión. La “superestructura” ha triunfado sobre la “base”, el “cretinismo parlamentario” sobre la “dictadura del proletariado”. The Economist. Rulers of the world: read Karl Marx!

Un enfoque basado en las fallas de las tesis que sostenía el marxismo es el que presenta el investigador alemán Immanuel Wallerstein.

Marx ha muerto muchas veces, pero ha experimentado otros tantos renacimientos. Como para todo pensador de esta envergadura, es a la luz de la actualidad que es preciso releerlo, puesto que hoy en día no sólo es Marx quien muere una vez más; es también toda una serie de estados que se habían atribuido la etiqueta marxista-leninista los que se encuentran conmocionados y que en su mayor parte se derrumban. Ante esta situación, algunas personas se regocijan, otras entristecen, pero raros son quienes intentan hacer un balance juicioso y ponderado. Recordemos de entrada que el marxismo no es la suma de las ideas o de los escritos de Marx, sino más bien un conjunto de teorías, de análisis y de recetas de acción política —inspiradas sin duda en los razonamientos de Marx— que fueron erigidas en una especie de canon; esta versión del marxismo, que llamaré dominante, se debe a los aportes paralelos y sucesivos, conjuntos mas no conjugados, de dos partidos históricos; el partido socialdemócrata alemán (sobre todo en el periodo anterior a 1914) y el partido bolchevique, que se convirtió en el Partido Comunista de la Unión Soviética. Si bien la versión dominante del “marxismo” no ocupó nunca sola el terreno, otras versiones permanecieron, hasta una época relativamente reciente, decididamente minoritarias. Los verdaderos inicios de la escisión del marxismo no datan, en efecto, sino de la revolución que sacudió al mundo en 1968 (ver Lefebvre, 1976). Una cierta confusión surgió de la coincidencia de esta revolución con el estancamiento, y luego el fracaso, de los estados etiquetados como marxistas.

Para salir de esta confusión es preciso aceptar un desafío particularmente delicado: intentar separar, en la medida de lo posible, por una parte, las tesis del “marxismo de los partidos” (versión dominante), que están gravemente comprometidas —incluso totalmente refutadas— por el derrumbe de los estados del “socialismo real”; y, por otra, las tesis de Marx o aquellos aspectos de su pensamiento (o aun los de la práctica de los marxistas) que no estaban —o no estaban esencialmente— implicados en la experiencia de los estados-partidos.

El razonamiento siguiente puede resumirse en estos términos: lo que ha muerto es el marxismo como teoría de la modernidad, teoría coexistente con la del liberalismo y, a decir verdad, inspirada en él. Lo que aún no ha muerto es el marxismo como crítica de la modernidad (incluyendo la manifestación histórica de esta última, la economía-mundo capitalista). Lo que ha muerto es el marxismo-leninismo como estrategia política, que, bien considerada, fue una estrategia reformista. Lo que aún no ha muerto es la tendencia anti sistémica popular y marxizante que anima ciertas fuerzas sociales reales.

Me parece que la teoría del marxismo, convertido en marxismo-leninismo, reposaba de hecho en cinco tesis principales. Éstas no emanaron de los marxólogos, sino de los marxistas practicantes y fueron elaboradas a través de la praxis de los partidos.

En suma, una tras otra, cada una de las cinco tesis del marxismo de los partidos (marxismo realmente existente) fueron nuevamente puestas en tela de juicio, particularmente por aquellos mismos que habían sostenido estos regímenes. Immanuel Wallerstein. El Marxismo después del fin de los Comunismos. 1993,

Sin embargo, todas las evidencias anteriormente presentadas sobre los errores de la doctrina marxista son invalidadas a priori por los marxistas recurriendo al polilogismo: invalidar la lógica, pretender que la lógica no es única, sino que depende de quién la expresa y que la única lógica válida es la lógica marxista. Veamos lo que al respecto nos dice Ludwig von Mises:

Hasta mediados del siglo XIX, nadie se atrevió a cuestionar el hecho de que la estructura lógica de la mente es inmutable y común a todos los seres humanos. Todas las interrelaciones humanas se basan en este supuesto de una estructura lógica uniforme. Solo podemos hablar unos con otros porque podemos apelar a algo común para todos nosotros, a saber, la estructura lógica de la razón

Hay personas que no pueden contar más de tres; pero su conteo, por lo que va, no difiere del de Gauss o Laplace. Ningún historiador o viajero nos ha traído ningún conocimiento de personas para quienes a y no-a eran idénticos, o quienes no podían comprender la diferencia entre afirmación y negación.

Diariamente, es cierto, las personas violan los principios lógicos en el razonamiento. Pero quien examina sus inferencias de manera competente puede descubrir sus errores. Debido a que todos consideran que estos hechos son incuestionables, los hombres entran en discusiones; se hablan el uno al otro escriben cartas y libros; Intentan probar o refutar. La cooperación social e intelectual entre hombres sería imposible si esto no fuera así. Nuestras mentes ni siquiera pueden imaginar constantemente un mundo poblado por hombres de diferentes estructuras lógicas o una estructura lógica diferente a la nuestra.

Sin embargo, en el transcurso del siglo XIX, este hecho innegable ha sido impugnado. Marx y los marxistas, entre ellos el «filósofo proletario» Dietzgen, enseñaron que el pensamiento está determinado por la posición de clase del pensador. Lo que produce el pensamiento no es verdad sino «ideologías».

Esta palabra significa, en el contexto de la filosofía marxiana, un disfraz del interés egoísta de la clase social a la que está unido el individuo pensante. Por lo tanto, es inútil discutir cualquier cosa con personas de otra clase social.

Las ideologías no necesitan ser refutadas por el razonamiento discursivo; deben desenmascararse denunciando la posición de clase, el trasfondo social de sus autores. Pues, los marxistas no discuten los méritos de las teorías físicas; simplemente descubren a los «burgueses».

Los marxistas han recurrido al polilogismo porque no pudieron refutar con métodos lógicos las teorías desarrolladas por la economía «burguesa» o las inferencias extraídas de estas teorías que demuestran la impracticabilidad del socialismo. Como no pudieron demostrar racionalmente la solidez de sus propias ideas o la insensatez de las ideas de sus adversarios, han denunciado los métodos lógicos aceptados.

El éxito de esta estratagema marxiana no tuvo precedentes. Ha brindado pruebas contra cualquier crítica razonable de todos los absurdos de los supuestos economistas marxianos y de la posible sociología. Sólo mediante los trucos lógicos del polilogismo podría el estatismo hacerse con la mente moderna.

El principio del polilogismo llevaría a la inferencia de que las enseñanzas marxianas tampoco son objetivamente verdaderas, sino que son solo declaraciones «ideológicas». Pero los marxistas lo niegan. Ellos reclaman para sus propias doctrinas el carácter de verdad absoluta. Así, Dietzgen enseña que «las ideas de la lógica proletaria no son ideas de partido, sino el resultado de la lógica pura y simple». La lógica proletaria no es «ideología» sino lógica absoluta. Los marxistas actuales, que etiquetan sus enseñanzas como sociología del conocimiento dan prueba de la misma inconsistencia.

Uno de sus campeones, el profesor Mannheim, intenta demostrar que existe un grupo de hombres, los «intelectuales desapegados», que están equipados con el don de captar la verdad sin caer en la culpa de los errores ideológicos. Por supuesto, el profesor Mannheim está convencido de que es el más importante de estos «intelectuales desapegados». Simplemente no puedes refutarlo. Si no estás de acuerdo con él, solo demuestras que tú mismo no eres uno de esta elite de «intelectuales desapegados» y que tus declaraciones son tonterías ideológicas.

Los nacionalsocialistas alemanes tuvieron que enfrentar precisamente el mismo problema que los marxistas. Tampoco pudieron demostrar la exactitud de sus propias afirmaciones ni refutar las teorías de la economía y la praxeología. Así se refugiaron bajo el techo del polilogismo, preparado para ellos por los marxistas. Por supuesto, inventaron su propia marca de polilogismo. La estructura lógica de la mente, dicen, es diferente en diferentes naciones y razas.

A los ojos de los marxistas, Ricardo, Freud, Bergson, y Einstein se equivocan porque son burgueses; a los ojos de los nazis están equivocados porque son judíos. Ni el polilogismo marxiano ni el nazi fueron más lejos que declarar que la estructura lógica de la mente es diferente con varias clases o razas. Nunca se aventuraron a demostrar precisamente en qué difiere la lógica de los proletarios de la lógica de la burguesía, o en qué difiere la lógica de los arios de la lógica de los judíos o los británicos.

El polilogismo tiene un método peculiar de tratar con puntos de vista disidentes. Si sus partidarios no logran desenmascarar el fondo de un oponente, simplemente lo califican de traidor. Tanto los marxistas como los nazis conocen solo dos categorías de adversarios. Los extraños, ya sean miembros de una clase no proletaria o de una raza no aria, están equivocados porque son extraños; los opositores de origen proletario o ario están equivocados porque son traidores.  Lo que los Nazis tomaron prestado de Marx, por Ludwig von Mises.

Arturo J. Sol órzano
Mayo de 2019

 

APÉNDICE

Teorías explicativas de los factores determinantes del valor y precio de las cosas

Karl Marx y la Conclusión de su Sistema o La Conclusión del Sistema Marxiano

Wicksteed sobre la plusvalía

La crítica de Schumpeter a la teoría económica de Marx

Refutación a las teorías del valor trabajo y de la explotación de Marx – Juan Ramón Rallo

El atractivo principal que para muchos tiene la doctrina elaborada por Karl Marx se basa en haber proveído justificaciones teóricas a las inclinaciones igualitarias y colectivistas: (i) legitimar el papel de víctimas que muchas personas tienen de sí mismos, víctimas de otros que son culpables de su pobreza o su falta de éxito económico al arrebatarles el fruto de su trabajo; (ii) los villanos capitalistas explotadores no tienen ningún mérito ni cualidades personales que  expliquen su progreso económico; (iii) tal sistema de explotación solo conducirá a la concentración de la riqueza en los capitalistas mientras se produce un empeoramiento del  nivel de vida de los trabajadores; (iv) la buena noticia es que ha descubierto las “leyes científicas” que rigen el curso de la historia, que indican que tal sistema llegará a su fin para dar lugar a uno, el comunismo, donde cesa la explotación y todos se reparten por igual lo que el sistema produce, sin importar su capacidad de contribución al mismo.

El andamiaje teórico construido por Marx se basó, principalmente, en su concepción del valor de las cosas, su ley del valor derivado del trabajo y la apropiación del mismo por el capitalista, la teoría de la explotación, la concentración del capital y la reducción de la tasa media de ganancia. La otra base fue el uso de la dialéctica hegeliana para la interpretación de los cambios económicos en la historia que lo llevaron a profetizar la destrucción del capitalismo y su sustitución por el socialismo, como sistema intermedio hacia el comunismo. En este capítulo empezamos por  referirnos a los errores y equivocaciones de la teoría económica de Marx y posteriormente a los que forman parte de su teoría del desarrollo social.

Karl-Friedrich Israel introduce en un artículo una de las críticas más devastadoras de la teoría marxista con las siguientes palabras.

“El segundo y tercer volumen de Kapital de Marx fueron publicados póstumamente bajo la dirección de su estrecho colaborador Friedrich Engels en 1883 y 1894, respectivamente. Es un hecho curioso que para entonces los cimientos subyacentes del sistema económico de Marx, tal como se presentaron en el primer volumen en 1867, estaban completamente obsoletos. En cierto modo, todo el punto de partida del análisis de Marx estaba obsoleto antes de que su final viera la luz del día. Esta obsolescencia no ha impedido en lo más mínimo el tremendo éxito del marxismo en el ámbito político y cultural. La narrativa de la explotación inherente de los trabajadores asalariados por parte de los capitalistas está viva hoy en día, a pesar de un nivel de vida material creciente y de unos servicios tecnológicos cada vez más innovadores que hace tan sólo unos años eran inimaginables.

Marx había reconocido, por supuesto, que el capitalismo mejora el nivel de vida de la gran mayoría de la gente, incluidos los trabajadores. El reconocimiento de Marx es precisamente la razón por la que la idea de que los trabajadores siempre son remunerados a nivel de subsistencia tuvo que ser rescatada mediante la redefinición del concepto de subsistencia. La subsistencia ya no se consideraba una mera supervivencia, sino más bien una vida plena que depende de la etapa de desarrollo económico. Algunos comentaristas críticos han encontrado que esta idea de subsistencia es suficiente para descartar la teoría de la explotación marxista, pero en sentido estricto, el mero hecho de que el nivel de vida material de los trabajadores esté aumentando bajo el capitalismo, no implica en absoluto que los trabajadores no sean explotados. Es muy posible que los trabajadores sigan sin recibir la parte que les corresponde, incluso hoy en día.

Sin embargo, en la medida en que la explotación existe en la sociedad, no emana de ninguna característica inherente a la relación entre capital y trabajo en un orden de libre mercado. Este argumento fue demostrado desde el principio por el gran economista austriaco Eugen von Böhm-Bawerk en su crítica magistral La conclusión del sistema marxiano (1896).

Incluso después de más de 120 años, vale la pena entender la crítica de Böhm-Bawerk, y no sólo porque haya proporcionado varios ejemplos interesantes para los que la teoría del valor-trabajo no parece ser válida. Después de todo, tales ejemplos podrían ser sólo las excepciones que dejan la regla intacta. Vale especialmente la pena leer a Böhm-Bawerk, porque puso al descubierto una contradicción interna que pone en peligro todo el marco marxiano.

Para la vergüenza duradera de todos los autoproclamados marxistas modernos, nadie ha presentado todavía una solución viable a la crítica de Böhm-Bawerk.” Karl-Friedrich Israel. El fin de la teoría de la explotación marxiana

En este video Martin Krause muestra con ejemplos cómo la teoría subjetiva del valor logra lo que no puede explicar la teoría del valor trabajo de Marx.

Eugen Böhm-Bawerk, economista austríaco, describe los errores conceptuales de la teoría del valor-trabajo de Marx.  Los siguientes párrafos resumen lo fundamental de su crítica.

… Marx había enseñado en su primer volumen que todo el valor de las mercancías se basaba en el trabajo incorporado en ellas, y que en virtud de esta “ley del valor” se deben intercambiar en proporción a la cantidad de trabajo que contienen; que, además, la plusvalía o ganancia que obtiene el capitalista era el fruto de la extorsión practicada al trabajador; que, sin embargo, la cantidad de plusvalía no era proporcional a la cantidad total del capital empleado por el capitalista, sino solo a la cantidad de la parte “variable”, es decir, a la parte del capital pagada en salarios mientras que el “capital constante”, el capital empleado en la compra de los medios de producción, no agregó plusvalía. Sin embargo, en la vida diaria, la ganancia de capital es proporcional al capital total invertido; y, en gran parte por esta razón, los productos no se intercambian como un hecho en proporción a la cantidad de trabajo incorporado en ellos. Aquí, por lo tanto, había una contradicción entre el sistema y el hecho que apenas parecía admitir una explicación satisfactoria. La evidente contradicción tampoco escapó al propio Marx. Él dice con referencia a ella: “Esta ley” (la ley, a saber, que la plusvalía es proporcional solo a la parte variable del capital), “claramente contradice toda experiencia prima facie”. Pero al mismo tiempo declara que la contradicción es solo aparente, cuya solución requiere muchos enlaces faltantes, y será pospuesta a volúmenes posteriores de su trabajo. La crítica experta pensó que podría aventurarse a profetizar con certeza que Marx nunca redimiría esta promesa, porque, como trató de demostrarlo de manera elaborada, la contradicción era insoluble. Sin embargo, su razonamiento no causó ninguna impresión en la masa de los seguidores de Marx. Su simple promesa superaba todas las refutaciones lógicas.

… El suspenso se volvió más difícil cuando se vio que en el segundo volumen del trabajo de Marx, que apareció después de la muerte del maestro, no se había hecho ningún intento hacia la solución anunciada (que, según el plan de todo el trabajo, estaba reservada para el tercer volumen), ni siquiera se dio la más mínima indicación de la dirección en la que Marx propuso buscar la solución.

Entre 1885, el año en que apareció el segundo volumen de Capital de Marx, y 1894, cuando salió el tercer volumen, se realizó un concurso de ensayos de premios sobre la “tasa de ganancia promedio” y su relación con la “ley del valor” [al que Friedrich Engels había convocado] para intentar resolver el problema “cómo, no solo sin contradecir la ley del valor, sino incluso en virtud de ella, se puede y se debe crear una tasa de beneficio promedio igual“. … Según el punto de vista de Friedrich Engels … nadie logró llevarse el premio. Eugen Böhm-Bawerk. Karl Marx and the Close of His System.

Con esta introducción al problema insoluble de que en la realidad verificable los productos no se intercambian por un valor que está en proporción a la cantidad de trabajo incorporado en ellos y que por tanto invalida el concepto de plusvalía, Böhm-Bawerk procede a realizar un análisis detallado de la construcción lógica que sigue Marx, desde la definición de mercancía, la distinción entre valor de uso y valor de cambio, el tiempo de trabajo socialmente necesario para producir la mercancía, el concepto de plusvalía generada por la fuerza de trabajo, la tasa de plusvalía y la tasa de ganancia.

Luego pasa a exponer los errores lógicos de esa construcción teórica, tales como la falta de pruebas empíricas con información de la realidad; la exclusión inicial, per se, del análisis del efecto de la oferta y la demanda en el valor de cambio; el uso de una prueba negativa –por exclusión arbitraria de propiedades-, en lugar de positiva, para encontrar el factor común que explicaría el valor de cambio de las mercancías; la exclusión del factor cualitativo, tanto del trabajo como de las mercancías; la falacia del trabajo simple (no calificado) para calcular el tiempo de trabajo incorporado y por tanto el valor de las mercancías; los errores de método al ignorar en la investigación científica el mismo punto que exige explicación; la contradicción entre la ley del “precio de producción” y la “ley de valor”; el posterior análisis superficial y forzado de la competencia, la oferta y la demanda; la contradicción con su tesis original y la admisión de que las mercancías se intercambian pricipalmente según sus precios de producción debido a la competencia (oferta y demanda); y la inconsistente descripción de los factores que rigen el valor de mercado, entre otros.

En fin, un análisis crítico de alta calidad científica que desmenuza, parte por parte, las teorías expuestas por Marx en los tres volúmenes de El Capital, señalando los errores, inconsistencias, contradicciones y falacias existentes en la obra, y

que, desde el principio, su argumento no es natural y no se adapta al carácter del problema; y, además, que la evidencia que Marx presenta en su sistema claramente no es la misma por medio de la cual él mismo llega a sus convicciones, sino que posteriormente se consideró como un apoyo artificial para una opinión que se derivaba previamente de otras fuentes; y finalmente, y este es el punto más decisivo, que el razonamiento está lleno de las fallas más obvias de lógica y método que lo privan de toda fuerza. … Sin embargo, lo que diré es que nadie, con una mente tan poderosa como Marx, ha exhibido una lógica tan continua y tan palpablemente errónea como lo demuestra en la prueba sistemática de su doctrina fundamental.” Böhm-Bawerk. Idem.

Otros dos párrafos resumen la crítica de Böhm-Bawerk:  

…De tal naturaleza son el razonamiento y el método empleado por Marx al introducir en su sistema su proposición fundamental de que el trabajo es la única base de valor. En mi opinión, es bastante imposible que este hocus-pocus dialéctico constituya el fundamento y la fuente de las propias convicciones de Marx. Hubiera sido imposible para un pensador como él (y lo veo como una fuerza intelectual del más alto orden), haber seguido métodos tan tortuosos y antinaturales si hubiera estado involucrado, con una mente libre y abierta, en realmente investigar las conexiones reales de las cosas y formar sus propias conclusiones con respecto a ellas; hubiera sido imposible para él caer sucesivamente por simple accidente en todos los errores de pensamiento y método que he descrito, para llegar a la conclusión de que el trabajo es la única fuente de valor como la consecuencia natural, no el resultado deseado y predeterminado, de tal modo de investigación.

…Aquí yace [en el décimo capítulo del tercer volumen de El Capital], creo, el Alfa y la Omega de todo lo que es falaz, contradictorio y vago en el tratamiento de su tema por parte de Marx. Su sistema no está en contacto cercano con los hechos. Marx no ha deducido de los hechos los principios fundamentales de su sistema, ya sea mediante un empirismo sólido o un análisis económico-psicológico sólido; pero lo encuentra en un terreno no más firme que una dialéctica formal. Esta es la gran falla radical del sistema marxista en su nacimiento; de él todo lo demás surge necesariamente. El sistema funciona en una dirección, los hechos van en otra; y cruzan el curso del sistema a veces aquí, a veces allí, y en cada ocasión la falla original engendra una falla nueva. El conflicto entre el sistema y los hechos deben mantenerse apartados de la vista, de modo que el asunto esté envuelto en la oscuridad o la vaguedad, o se dé vuelta y se retuerza con los mismos trucos de dialéctica que al principio; o donde nada de esto sirve tenemos una contradicción. Tal es el carácter del décimo capítulo del tercer volumen de Marx. Trae la mala cosecha diferida durante mucho tiempo, que creció por necesidad de la mala semilla. Eugen Böhm-Bawerk. Karl Marx and the Close of His System.

Una traducción al español está en el Apéndice: Karl Marx y la Conclusión de su Sistema o La Conclusión del Sistema Marxiano

Otro crítico de la teoría del valor trabajo de Marx es Phillip Wiksteed, quien argumenta que solo si la fuerza de trabajo pudiera cambiarse para producir más fuerza de trabajo, en lugar de para producir otras mercancías, su valor estaría relacionado con el tiempo necesario para producirla, es decir, con el costo de producir y reproducir al trabajador. Ver la argumentación en el apéndice Wicksteed sobre la plusvalía.

La principal crítica que Joseph Schumpeter hizo a la teoría del valor trabajo se centra en la imposibilidad de calcular el valor de la fuerza de trabajo, que Marx considera una mercancía,  ya que los trabajadores, a diferencia de las máquinas, no son “producidos” de acuerdo con cálculos racionales de costos.  A continuación los párrafos esenciales sobre este tema. Una ampliación de este tema está en La crítica de Schumpeter a la teoría económica de Marx.

“… Todo el mundo sabe que esta teoría del valor es insatisfactoria. … Para la economía como ciencia positiva, sin embargo, que tiene que describir o explicar los procesos reales, es mucho más importante preguntar cómo funciona la teoría del valor trabajo como una herramienta de análisis, y el verdadero problema con ella es que lo hace muy mal.

Para empezar, no funciona en absoluto fuera del caso de competencia perfecta. En segundo lugar, incluso con una competencia perfecta nunca funciona sin problemas excepto si el trabajo es el único factor de producción y, además, si el trabajo es todo de un tipo.

…La teoría que la reemplazó, en su forma más antigua y ahora anticuada, conocida como la teoría de la utilidad marginal, puede reclamar superioridad en muchos aspectos, pero el verdadero argumento es porque es mucho más general y se aplica igualmente bien, por un lado, a los casos de monopolio y competencia imperfecta y, por otro lado, a la presencia de otros factores y de trabajo de muchos tipos y cualidades diferentes.

… [Según Marx]  El cerebro, los músculos y los nervios de un obrero constituyen, por así decirlo, un fondo o un stock de mano de obra potencial (Arbeitskraft, generalmente traducido no muy satisfactoriamente como fuerza de trabajo). Este fondo o acervo que Marx considera como una especie de sustancia que existe en una cantidad definida y que en la sociedad capitalista es una mercancía como cualquier otra. 

… Ahora bien, dado que el trabajo en ese sentido (no el servicio de trabajo o la verdadera hora-hombre) es una mercancía, la ley del valor debe aplicarse a ella. Es decir, debe, en equilibrio y competencia perfecta, obtener un salario proporcional al número de horas de trabajo que entró en su “producción”. Pero, ¿qué número de horas de trabajo entra en la “producción” del stock de mano de obra potencial que se almacena dentro de la piel de un obrero? Bueno, el número de horas de trabajo que se necesitaron y necesitan para levantarse, comer, vestirse y albergarse el obrero. Esto constituye el valor de ese acervo, y si vende partes de él, expresados en días, semanas o años, recibirá salarios que corresponden al valor del trabajo de esas partes así como un comerciante de esclavos que vende un esclavo recibiría en equilibrio un precio proporcional al número total de esas horas de trabajo. 

…La teoría del valor del trabajo, incluso si pudiéramos concederla válida para cualquier otra mercancía nunca se puede aplicar a la mercancía trabajo, ya que esto implicaría que los trabajadores, como las máquinas, son producidos de acuerdo con cálculos racionales de costos. Como no lo son, no hay ninguna justificación para asumir que el valor de la fuerza de trabajo será proporcional a las horas-hombre que entran en su “producción”. ”  Joseph A. Schumpeter. “Capitalism, Socialism, and Democray” (1943)

Luego, Schumpeter analiza la teoría de la “explotación” marxista, de la concentración del capital, los ciclos económicos y su aporte al análisis histórico.

“Debe observarse, una vez más, que Marx se mantiene así cuidadosamente aparte de todos los tópicos populares que en una u otra forma sostenían que, en el mercado de trabajo capitalista, el obrero es robado o engañado o que, en su lamentable debilidad, está simplemente constreñido a aceptar cualesquiera condiciones que se le impongan. La cosa no es tan sencilla; el obrero obtiene el valor pleno de su potencial de trabajo.

… [Según Marx] Pero una vez que los “capitalistas” han adquirido ese stock de servicios potenciales, están en condiciones de hacer que el trabajador trabaje más horas —prestan más servicios reales— de lo que se necesita para producir ese stock o existencia potencial. Pueden exigir, en este sentido, más horas de trabajo reales de las que han pagado. Dado que los productos resultantes también se venden a un precio proporcional a las horas-hombre que entran en su producción, existe una diferencia entre los dos valores —que surgen de nada más que el modus operandi de la ley marxista de los valores— que necesariamente y en virtud del mecanismo de los mercados capitalistas va al capitalista. Este es el valor de excedente o  plusvalía (Mehrwert). Al apropiarse de él, el trabajo capitalista “explota” al obrero, aunque paga a los obreros no menos que el valor total de su potencial laboral y recibe de los consumidores no más que el valor total de los productos que vende. Una vez más, debe observarse que no hay ningún atractivo para cosas tales como la fijación de precios desleales, la restricción de la producción o el engaño en los mercados de los productos. Marx, por supuesto, no quiso negar la existencia de tales prácticas. Pero las vio en su verdadera perspectiva y, por lo tanto, nunca basó en ellas ninguna conclusión fundamental.

… En primer lugar, la teoría de la plusvalía no hace en nada más fácil la resolución de los problemas aludidos anteriormente, que son creados por la discrepancia entre la teoría del valor del trabajo y los hechos patentes de la realidad económica. Por el contrario, los agudiza, porque, según esta teoría, el capital constante —es decir, el capital que no es de salarios- no transmite al producto un valor superior al .que pierde en su producción; únicamente transmite más valor el capital de salarios y los beneficios obtenidos habrán de variar, por consiguiente, de una empresa a otra, según la composición orgánica de sus capitales. Marx cuenta con la competencia entre los capitalistas para llevar a cabo una redistribución tal de la “masa” total de plusvalía .que cada empresa obtenga beneficios proporcionales a su capital total o que se equiparen los tipos singulares de los beneficios. Vemos, fácilmente, que la dificultad entra en la categoría de los falsos problemas que resultan siempre de los intentos de construcción de una teoría artificiosa y la solución pertenece a la categoría de las resoluciones desesperadas.

…Pero una proposición afín, aunque no idéntica, proporciona a la vez una de las “fuerzas” más importantes de la dinámica de Marx y el eslabón que une la teoría de la explotación y la planta superior del edificio analítico de Marx, denominada, usualmente, teoría de la acumulación.

La parte principal del botín arrancado a la mano de obra explotada (según algunos de sus discípulos, prácticamente todo él) la convierten los capitalistas en capital, esto es, en medio de producción. En sí misma, y prescindiendo del modo de expresión con que la presenta ta fraseología de Marx, ésta no es, por supuesto, más que la afirmación de un hecho bien conocido, descrito por lo general en términos de ahorro e inversión. 

… Al discutir la teoría de la explotación de Marx he subrayado que, en una economía de competencia perfecta, los beneficios de explotación inducirían a los capitalistas a expandir la producción o a intentar expandirla, porque desde el punto de vista de cada uno de ellos esto significaría más beneficio. Ahora bien: para conseguirlo tendrían que acumular. Además, el efecto masivo de este comportamiento tendería a reducir las plus valías a causa de la elevación consiguiente de los tipos de salarios, así como también por una baja subsiguiente de los precios de los productos, lo cual constituye un buen ejemplo de las contradicciones inherentes al capitalismo, que eran tan queridas por el corazón de Marx. Y esta misma tendencia constituirla, también para el capitalista individual, otra razón por la que se sentiría compelido a acumular, aunque, en definitiva, este comportamiento haría, a su vez, empeorar las cosas para la clase capitalista en su conjunto. Habría, por tanto, una especie de coerción hacia la acumulación aun en un sistema estacionario en todo lo demás, el cual, como antes decía, no puede alcanzar un equilibrio estable hasta que la acumulación haya reducido a cero la plus valía y haya destruido así al capitalismo mismo.

Constantemente se dan posibilidades de obtener ganancias produciendo cosas nuevas o produciendo cosas antiguas más baratas. y se atraenJ para ello, nuevas inversiones. Estos nuevos productos y estos métodos nuevos compiten con los productos y con los métodos antiguos, no en término~ de igualdad, sino de ventaja decisiva que puede significar la muerte para los últimos. Así es como penetra el “progreso” en la sociedad capitalista. A fin de evitar ser vendidas a bajo precio todas las empresas se ven constreñidas, en definitiva, a seguir el mismo camino, esto es, a invertir por su parte, y, a fin de poder hacerlo, a reservar parte de sus beneficios, es decir, a acumular. Así, pues, todo el mundo acumula.

Hay, sin embargo, otra fuerza de acumulación mucho más importante y mucho más drásticamente coercitiva. En realidad, la economía capitalista no es ni puede ser estacionaria. Tampoco se expande conforme a un ritmo uniforme. Está, incesantemente, revolucionada desde dentro por un nuevo espíritu de empresa, es decir, por la introducción de nuevas mercancías o nuevos métodos de producción o nuevas posibilidades comerciales en la estructura industrial, tal como existe en cualquier momento. Todas las estructuras existentes y todas las condiciones de la vida económica se hallan siempre en un proceso de transformación. Toda situación es derribada antes de que haya tenido tiempo de desarrollarse plenamente. En la sociedad capitalista el progreso económico significa derrumbamiento. Y, como veremos en la parte siguiente, en un proceso de derrumbamiento funciona la competencia de una manera completamente diferente a como funcionaría en un sistema estacionario, aunque fuese de competencia perfecta.

… basta con que el beneficio de cada empresa singular esté incesantemente amenazado por la competencia efectiva o potencial de nuevas mercancías o nuevos métodos de producción, que, más tarde o más temprano, lo convertirían en una pérdida. Así obtenemos la fuerza impulsora necesaria e, incluso un analogon a la afirmación de Marx de que el capital constante no produce plusvalía -pues ninguna reunión singular de bienes de capital permanece para siempre como una fuente de sobre ganancia- sin tener que apoyarnos en aquellas partes de su argumentación que son de validez dudosa.

Otro ejemplo lo suministra el eslabón siguiente de la cadena de Marx, su teoría de la concentración, esto es, su tratamiento de la tendencia del proceso capitalista a incrementar tanto el volumen de las instalaciones industriales, com9 el de las unidades de intervención. La única explicación que ofrece,  si se la despoja de su fantasía, se reduce a afirmaciones desapasionadas, tales como la de que “la batalla de la competencia se libra mediante el abaratamiento de las mercancías”, el cual “depende, ceteris paribus de la productividad del trabajo”;  de la que ésta depende, a su vez, de la escala de producción, y la de que “los capitales mayores aniquilan a los menores”.

Sin embargo, la admiración que tantos economistas fuera del redil profesan sentir por esta teoría no es injustificada. Para empezar, predecir el advenimiento de las grandes empresas fue, teniendo en cuenta las condiciones del día de Marx, un logro en sí mismo. Pero hizo más que eso. Enganchó perfectamente la concentración en el proceso de acumulación o más bien visualizó el primero como parte del segundo, y no sólo como parte de su patrón fáctico, sino también de su lógica. Percibió correctamente algunas de las consecuencias, por ejemplo, que “la creciente mayor parte de las masas individuales de capital se convierte en la base material de una revolución ininterrumpida en el modo de producción en sí misma”— y otras al menos en una unilateral o distorsionada manera.

Dos elementos más completarán este boceto: la teoría de Marx de Verelendung o, para usar el equivalente inglés que me he atrevido a adoptar, de la pauperización [immiserization en inglés, empobrecimiento en español], y su teoría (y la de Engels) del ciclo económico. En el primero, tanto el análisis como la visión fallan sin remedio; ambos se cuentan en su haber. Marx sin duda sostuvo que en el curso de la evolución capitalista las tasas salariales reales y el nivel de vida de las masas caería para los mejor pagados, y no mejoraría en los estratos peor pagados y que esto no se produciría a través de ningún accidente o medio ambiente circunstancial, sino en virtud de la lógica misma del proceso capitalista. Como predicción, esto era, por supuesto, singularmente calamitosa y los marxistas de todo tipo se han visto en dificultades en un aprieto para salir con bien de las pruebas claramente adversas con que se enfrentaron. Al principio, y en algunos casos aislados incluso hasta nuestros días, mostraron una notable tenacidad al tratar de salvar esa “ley” como una declaración de una tendencia real confirmada por las estadísticas salariales. Después se esforzaron por darle otro sentido, esto es, por referirla no a los tipos de salario real ni a la participación absoluta en la renta de la clase trabajadora, sino a la parte relativa de las rentas del trabajo respecto de la renta nacional total.

Pero el verdadero problema es que la estructura teórica de Marx es cualquier cosa menos confiable en ese sector: junto con la visión, la base analítica es la culpable. La base de la teoría de la pauperización es la teoría del “ejército de reserva industrial”, es decir, del desempleo creado por la mecanización del proceso de producción. Y la teoría del ejército de reserva se basa a su vez en la doctrina expuesta en la de Ricardo en el capítulo sobre maquinaria. En ningún otro lugar — excepto por supuesto la teoría del valor— el argumento de Marx depende tan completamente del de Ricardo sin agregar nada esencial.

Por una parte, Marx exalta indudablemente -aunque con una motivación no del todo adecuada- el enorme poder del capitalisnmo para desarrollar la capacidad de producción de la sociedad. Por otra parte, destaca incesantemente la creciente miseria de las masas. ¿No es la cosa más natural del mundo concluir que las crisis o depresiones se deben al hecho de que las masas explotadas no pueden comprar todo ]o que este aparato de producción constantemente en aumento crea o está en situación de crear y que, por esta y otras razones, que no necesitamos repetir, el tipo de beneficio baja hasta un nivel de bancarrota? Así, pues, parecemos efectivamente arribar. según el elemento que queramos realizar. a las costas de una teoría del infraconsu.mo o a las de una teoría de la superproducción del tipo más vulgar.

… La realidad es que no tenía ninguna teoría sencilla del ciclo económico. Y no puede deducirse lógicamente ninguna siguiendo sus “leyes” de la evolución capitalista. Aun cuando aceptemos su explicación del origen de la plus valía y convengamos en admitir que la acumulación, la mecanización (aumento relativo del capital constante y la superpoblación profundizan inexorablemente la miseria de las masas y se enlazan en una cadena lógica que termina en la catástrofe del sistema capitalista, incluso entonces nos falta un factor que confiera al proceso las fluctuaciones cíclicas, con carácter de necesi dad, y explique la alternación inmanente de las prosperidades y las depresiones.  Indudablemente, tenemos siempre a la mano bastantes accidentes e incidentes a los que asirnos para compensar los defectos de la explicación fundamental.

Además, hace ya tiempo que marxistas, que en lo demás son ortodoxos, han comenzado a poner en duda la validez de la afirmación de que la concentración del dominio industrial es necesariamente incompatible con el sistema funcional del capitalismo. El primero de ellos en proclamar esta duda mediante un razonamiento bien fundamentado fue Rudolf Hilferding, uno de los dirigentes del importante grupo de los neo-marxistas, quien, efectivamente, se inclinó hacia la tesis opuesta a saber: que el capitalismo podría ganar en estabilidad por medio de la concentración.

No es apenas necesario resumir de un modo detallado. Nuestro bosquejo, aunque imperfecto, debe bastar para establecer: primero, que nadie que se interese algo por el análisis puramente económico puede hablar de éxito absoluto de Marx en el dominio económico; seguro de que nadie que se interese algo por las construcciones. atrevidas puede hablar de fracaso absoluto.

En el tribunal que juzga la técnica teórica el veredicto tiene que ser adverso a Marx. La adhesión a un aparato analítico que ha sido siempre inadecuado y que en los propios días de Marx se anticuaba rápidamente; una larga lista de conclusiones que no están bien deducidas o son manifiestamente erróneas; errores que si se corrigieran cambiarían las conclusiones esenciales, a veces, en sus contrarias; todos estos cargos pueden hacerse, con razón, contra Marx en cuanto técnico teórico.

…Por último, la idea de que la evolución capitalista estallará —o superará— las instituciones de la sociedad capitalista (Zusammenbruchstheorie, la teoría de la catástrofe inevitable) ofrece un último ejemplo de la combinación de un non sequitur con una visión profunda que ayuda a rescatar el resultado.

… Estando basada, como está, la “deducción dialéctica” de Marx en el crecimiento de la miseria y la opresión que provocará la rebelión de las masas, es invalidada por el non sequitur que vicia el argumento que era establecer ese inevitable crecimiento de la miseria.

Pero Marx ha logrado efectivamente una cosa de importancia fundamental para la metodología de la economía. Los economistas siempre han utilizado ó bien el trabajo histórico económico realizado por ellos mismos o bien el trabajo histórico de los demás. Pero los hechos de la historia económica se relegaban a un compartimento separado. Si entraban en la teoría era, simplemente, desempeñando el papel de ilustraciones o posiblemente el de verificación de las conclusiones. Se mezclaban con ella sólo mecánicamente.

Ahora bien: la mezcla de Marx es una mezcla química, es decir. que él introdujo los datos históricos en el mismo razonamiento del que deriva sus conclusiones. Fue el primer economista de rango superior que vio y enseñó, sistemáticamente, cómo la teoría económica puede convertirse en análisis histórico y cómo la narración histórica puede convertirse en histoire raisonnée.  El problema análogo con relación a la estadística no intentó resolverlo. Pero, en cierto sentido, está implícito en el otro. Esto también responde a la cuestión de en qué medida la teoría económica de Marx, de la manera como se expuso al final del capítulo anterior, consiguió apuntalar su andamiaje sociológico. En esto no tuvo éxito; pero al fracasar no sólo señaló una meta, sino que fundó, también, un método.” Joseph A. Schumpeter. “Capitalism, Socialism, and Democray” (1943)

Por su parte, Juan Ramón Rallo, economista español, ofrece un análisis de los errores cometidos por Marx en la construcción de su teoría del valor-trabajo, en el cual resalta la renuencia de Marx a reconocer el papel del empresario en la creación de valor y adjudicarle todo a los trabajadores. 

Un resumen de las principales críticas de Rallo son las siguientes.: 

El primer error o primer problema: la arbitraria selección que efectúa Marx de cuál es el denominador común de las mercancías que participan en un intercambio. Recordemos que Marx afirma que los mercancías que son intercambiadas sólo tienen en común ser fruto del trabajo humano, pero esto es evidentemente falso. La propiedad verdaderamente relevante que tienen en común dos mercancías intercambiadas no es o no son, ni sus propiedades naturales ni el ser fruto de la energía sino que son mercancías, son bienes relativamente escasos con respecto a las necesidades humanas que pueden satisfacer. Es decir, la característica común es la utilidad de las mismas, no el trabajo humano. Esto se demuestra en el caso de una mercancía producida por animales o por robots y en los casos de todo aquello que no es reproducible mediante el trabajo humano. El valor de cambio está determinado por la utilidad de las mercancías.

El segundo error: el tiempo de trabajo socialmente necesario, que como sabemos es lo que determina el valor de cambio de las mercancías es un concepto vago y endógeno a la demanda. Porque no existe una unidad homogénea de trabajo abstracto al que reducir los distintos trabajos concretos y heterogéneos que tienen lugar dentro de una economía. Marx  considera que el trabajo más complejo, por ejemplo, el de un cirujano, es igual sólo a un trabajo simple potenciado o más bien multiplicado, de suerte que una pequeña cantidad de trabajo complejo equivale a una cantidad mayor de trabajo simple. El problema es que cómo establecemos la relación multiplicada que existe entre el trabajo simple por ejemplo de un granjero y el trabajo complejo de un cirujano? Lo que nos dice Marx es que tenemos que comparar los valores de cambio del producto de su trabajo. El problema de esto es que los diferenciales de intensidad de trabajo no pueden medirse por los diferenciales de los precios de mercado de las mercancías producidas. Y por qué razón no podemos hacer esto? Que es lo que nos sugiere Marx? Que el valor no es directamente observable en el mercado. Lo que observamos en el mercado son los precios de mercado y en el volumen tercero Marx nos dice que los precios de mercado no reflejan necesariamente el valor. Por tanto, apelar al tiempo de trabajo socialmente necesario para aproximar el valor de cambio de una mercancía por necesidad sea un concepto muy vago, muy indefinido, porque las distintas obras de distintos trabajadores no valdrán lo mismo y no tendremos forma de saber cuánto vale cada una de ellas porque los precios de mercado no serán un indicador para conocer esto.

El tercer problema, el tercer error, es que es solo el trabajo es fuente de valor. Para Marx, sólo el trabajo humano, como ya hemos dicho, es capaz de generar nuevo valor de cambio. Ni los animales ni los robots pueden generar un nuevo valor de cambio. Para Marx, los animales o los robots, únicamente trasladan el valor de cambio que incorporaban cuando fueron producidos a su vez a través del trabajo. Al final lo que está haciendo Marx sin explicitarlo claramente, es imputarle al trabajador toda la ganancia de productividad que se pueda derivar de un cambio de una mejoría en la estructura productiva.  

Marx  dice que todos los trabajadores tienen que soportar el coste de la gestión empresarial. … Cómo sabe Marx que se está sobre remunerando a los capitalistas? Pues realmente no lo sabe. Cuál es la intensidad del trabajo de los capitalistas en relación con la intensidad del trabajo de los trabajadores? La intensidad del trabajo coordinador, de un capitalista puede ser un múltiplo gigantesco de veces la intensidad del trabajo de un trabajador raso. … Si no atendemos a esta literalidad de la teoría del valor trabajo pues simplemente no sabemos cuál es el valor que está generando un capitalista como coordinador. De hecho esto lo descubrimos a través del proceso de competencia: Si un capitalista genera mucho valor en alianza en trabajo conjunto con un trabajador esa empresa logrará muchos más beneficios que otra empresa que no incorpora ese capitalista. El hecho diferencial entre una empresa y otra será el capitalista y si  la empresa que incorpora ese capitalista gana mucho más dinero es porque diferencialmente ese capitalista genera mucho más valor que el otro merced a su mayor habilidad.

En definitiva, la teoría del valor trabajo es errónea por las razones que hemos explicado, una serie de supuestos totalmente arbitrarios y en parte contradictorios que adopta más para terminar defendiéndola y a su vez, la teoría de la explotación también es errónea no sólo porque la teoría de valor trabajo lo es, … pero incluso aceptando la teoría del valor trabajo, la teoría de la explotación es errónea porque al final se niega a reconocer la contribución que desarrolla el capitalista dentro del proceso productivo. Refutación a las teorías del valor trabajo y de la explotación de Marx – Juan Ramón Rallo.

Richard M. Ebeling refiere que uno de los principales error es de la teoría económica marxista fue basarla exclusivamente en la parte “material” de las relaciones económicas.

Los economistas clásicos distinguieron entre lo que llamaron intereses y motivos “materiales” y “no materiales”. El concepto central del enfoque “clásico” era que la economía como campo de estudio era la ciencia de la producción y distribución de la riqueza. Es decir, las actividades materiales del hombre en la búsqueda de su supervivencia y mejora.

El “giro” de Marx en este enfoque, como hemos visto, fue su argumento de que el lado material de la vida del hombre (es decir, su [modo de] producción) era el ingrediente determinante para establecer y dictar todas las demás relaciones sociales, políticas y económicas en la sociedad. Las “relaciones de producción” (la tecnología dominante y las formas físicas de capital en las que se encarnaba) determinaron la “superestructura” del orden social en la forma de sus instituciones y relaciones humanas. …

A finales del siglo XIX, los economistas vieron cada vez más el concepto de escasez como un elemento central para la comprensión económica. La economía se reformuló como el estudio del principio del comportamiento económico bajo la restricción de medios insuficientes para satisfacer todos los fines del deseo.

En las décadas de 1920 y 1930, los economistas desarrollaron un enfoque que extendió y refinó la idea de la economía aún más. Especialmente a través de los escritos de varios economistas de la escuela austriaca, en particular, Ludwig von Mises, Hans Mayer y Richard Strigl, y el economista británico, Lionel Robbins, la economía llegó a ser vista como la lógica de la acción y la elección: lo que delinea un campo de investigación para el análisis económico no son los motivos particulares por los cuales los individuos emprenden acciones, es decir, objetivos “materiales” versus algunos objetivos “no materiales”, sino las relaciones particulares que imponen un “aspecto económico” a toda acción humana: eso constituye la necesidad de seleccionar entre todos y cada uno de los fines alternativos cuando los medios son insuficientes para cumplir con todos los objetivos o propósitos para los cuales podrían aplicarse.

En esto, el individuo compara todo tipo de fines, independientemente de su contenido. Por ejemplo, la escasez de tiempo requiere una elección entre “trabajar por dinero” en lugar de hacer “trabajo de caridad”. O elegir entre “pan” y “honor”. Por lo tanto, no hay nada distinto sobre el “lado material” de la vida, aparte de la manera en que los medios pueden usarse para perseguir un conjunto de fines, en lugar de otros.

… De hecho, cuanto más se desarrolla la sociedad en términos del aumento del nivel de vida material, menos importante se vuelve la búsqueda de fines “materiales” en sentido estricto (comida, vivienda, ropa). Cuanto más productiva es la sociedad, más se satisface este tipo de fines para la gran mayoría de las personas. Como resultado, los intereses y deseos de las personas cambian a otros “márgenes” de interés y deseo, por ejemplo, “estilos de vida”, “arte”, una amplia variedad de usos personales y cambiantes de los medios cada vez más disponibles para diversos refinamientos y placeres de la “buena vida”.

Es el capitalismo, en otras palabras, lo que aumenta la capacidad de un número cada vez mayor de personas para contemplar cómo distribuir su mayor cantidad de “tiempo libre” entre los fines deseables alcanzables (tal vez, para usar la frase de Marx, para ir a “pescar en el mañana” y “cazar por la tarde”…). Por lo tanto, es el capitalismo el que proporciona los medios para que las personas tengan más tiempo y más medios para lo que Marx llamó “acción autónoma”. Richard M. Ebeling. Karl Marx’s Ideas and Errors About Capitalism and Markets

La alemana Gran Enciclopedia de la Economía, describe el abandono de la teoría del valor trabajo por los economistas posteriores a Marx, como explicación para la formación de los precios, debido a los errores y contradicción en la teoría marxista antes señalados por Böhm-Bawerk.

La economía neoclásica y, en particular, la revolución marginalista supuso un cambio de rumbo considerable en la utilización del concepto de valor. El neoclasicismo abandona la teoría del valor-trabajo y la sustituye por la teoría subjetiva del valor, que explica por medio de una combinación de escasez y utilidad [Desarrollada originalmente por Carl Menger (1840-1921)]. William Stanley Jevons (1835-1882) se deshizo de la paradoja smithiana de discrepancia entre el valor de uso y el valor de cambio apelando al concepto de grado de utilidad final (utilidad marginal). El valor de uso de los economistas clásicos se corresponde con el concepto de utilidad total del bien, mientras que el intercambio de un bien por otro se establece en términos de utilidad marginal, que disminuye al aumentar la cantidad del bien intercambiado.

ni la cantidad de trabajo requerida para la producción o reproducción de un bien ni otros bienes constituyen el factor determinante del valor. La medida viene dada por la magnitud de la significación de [el valor que asignamos a] aquella necesidad para cuya satisfacción dependemos y sabemos que dependemos de la disposición [uso o goce] de un bien. Carl Menger. Principios de Economía Política (1871).

La teoría económica neoclásica es una teoría de la formación de los precios y del funcionamiento de los mercados. La teoría de la distribución es para el neoclasicismo una prolongación de la teoría de los precios; en equilibrio el precio de cada factor productivo es igual al valor de su productividad marginal. Los economistas neoclásicos relegan el concepto de valor al campo de la psicología y centran su atención en la teoría de la formación de los precios. Los precios que, bajo la óptica del equilibrio parcial, son el resultado del equilibrio entre la oferta (detrás de la cual está el costo o sacrificio que la producción del bien implica) y la demanda (detrás de la cual está la utilidad o satisfacción que el consumo del bien reporta) son las expresiones monetarias de los valores de las cosas, de los bienes y servicios intercambiados en el mercado.

La ley de la oferta y la demanda además de ser la ley de la formación de los precios ha pasado a ser con los economistas neoclásicos la ley de la determinación del valor de las cosas. La teoría del valor-trabajo continúa siendo utilizada hoy día por los economistas neo-marxistas y pos ricardianos. Die Größe Enzyklopädie der Wirtschaft. Teorías explicativas de los factores determinantes del valor y precio de las cosas.

Aunque los economistas posteriores a Marx de todas las escuelas económicas y de todas las épocas –exceptuando a los marxistas por supuesto- hayan demostrado que la teoría del valor-trabajo fue superada como explicación del precio de las cosas, y que la ley de la oferta y la demanda, se reconoce como la ley que explica la determinación de los precios; mucha gente piensa que sigue siendo válida la teoría de la explotación de los trabajadores –basada en la teoría del valor trabajo, desarrollada primeramente por David Ricardo y luego por Karl Marx como base para construir su teoría del funcionamiento del capitalismo y la inevitabilidad de su reemplazo por un sistema superior: el comunismo-. 

En efecto, la teoría del valor trabajo como explicación del precio y valor de las cosas, solamente se aborda en las clases de economía de la universidad y si el análisis lo hace un profesor de ideología marxista, socialista o de izquierda, tratará de acomodarlo para sustentar sus ideas. De este asunto teórico pocos se ocupan. La posterior demostración de la inutilidad de la teoría marxista del valor,  realizada por los más prestigiados economistas y académicos del mundo no es conocida por la inmensa mayoría de personas.

Como hemos visto, la teoría del valor trabajo de Marx establece que el valor de los bienes y servicios viene dado por el valor del trabajo incorporado en su producción, pero que los trabajadores solamente reciben una parte del valor de los mismos y que el empresario se apropia del resto.

Marx sostuvo que la fuerza de trabajo tenía un valor de uso (rendimiento obtenido por el capitalista) superior al valor de cambio (salario pagado por el capitalista); esa diferencia constituye la plusvalía que es la ganancia de la que se apropia el capitalista. Para Marx el valor de un bien depende del trabajo socialmente necesario para producirlo.

El postulado de Marx no era útil para explicar el comportamiento de los precios en la vida real, por lo que posteriormente los economistas abandonan la teoría del valor-trabajo y la sustituyen por la teoría subjetiva del valor, que explica que el valor es determinado por medio de una combinación de escasez y utilidad y por el concepto de grado de utilidad final (utilidad marginal), desarrollada por Carl Menger, William S. Jevons, León Walras y Alfred Marshall en el último cuarto del siglo XIX. El valor de uso se corresponde con el concepto de utilidad total del bien, mientras que el valor de cambio de un bien por otro se establece en términos de utilidad marginal, que disminuye al aumentar la cantidad del bien intercambiado.

Hans-Hermann Hoppe explica que la  falla en la teoría marxista de la explotación es que Marx obvia el axioma de “preferencia intertemporal” como una categoría básica de acción humana.  Pero antes de entrar a  este punto, como antecedente, Hoppe aborda el concepto de explotación en la obra de Marx.

“Según Marx, los sistemas pre-capitalistas como el esclavismo y el feudalismo estaban caracterizados por la explotación. Cierto. En ambos sistemas los intereses del explotado y el explotador son antagonistas. El esclavo no puede ganar en un intercambio que no es libre, y por tanto el beneficio del explotador es la pérdida del explotado [un juego de suma cero]. Lo mismo se puede decir del señor feudal que extrae rentas de las tierras que el campesino legítimamente se apropió con su trabajo. Las ganancias del ‘lord’ son las pérdidas del campesino.

Y es claro que ambos sistemas impedían el desarrollo de mejores formas productivas. El esclavo y el siervo no eran tan productivos como hubieran podido serlo en ausencia de tales sistemas. Si al esclavo le hubieran ‘pagado’ según su productividad, entonces hubiera trabajado con más ganas.

Pero Marx sigue creyendo que las condiciones no han cambiado en el capitalismo. En el capítulo 24 del Capital —”Sobre la Apropiación Originaria”— Marx da un recuento histórico de cómo el capitalismo emergió a partir de conquistas, robos y asesinatos. De la misma forma, en el capítulo 25, “Sobre la Teoría Moderna del Colonialismo”, la invasión del tercer mundo es fuertemente enfatizada. Todo eso es correcto, nadie puede negar la conquista imperialista. Pero no tiene nada que ver una invasión violenta con intercambio voluntario [Capitalismo].

En este punto Marx entra en un juego lógico. A través de recuentos históricos y apelando a la indignación de los lectores frente a la forma en que unas riquezas capitalistas fueron creadas, Marx mueve la discusión en su favor con un tema que no era su tesis básica. Marx no explica el origen de la propiedad ‘limpia’, es decir, la propiedad que fue adquirida por apropiación originaria cuando un hombre cultivó una tierra antes no poseída por nadie. Marx simplemente describe el robo de propiedad, pero no el origen. No habla de la propiedad que no fue robada a nadie. Según Marx, el hombre que adquirió propiedad limpiamente —porque antes no había sido poseída por nadie— sigue siendo un explotador sin importar que ahora las transacciones sean voluntarias entre hombres libres.

Esto me hace recordar la famosa afirmación de Proudhon de que la propiedad es robo. Eso es una contradicción porque todo robo presupone propiedad.

¿Cuáles son las ‘pruebas’ que Marx presenta para demostrar que el capitalista sigue siendo un explotador? [Y Marx consideraba esto su mayor aporte al análisis económico].

Su prueba de esto es que el salario es menor que el precio de venta del producto. Por ejemplo, si el obrero crea valor trabajando por 5 días, sólo recibe el valor de tres días de trabajo. El resto del valor creado -la plusvalía- es apropiado por el capitalista, luego —según Marx— se prueba que hay explotación. Esa explicación es incorrecta.

¿Qué está mal en ese análisis? La respuesta es clara cuando uno se pregunta: ¿por qué el obrero acepta tal oferta?

Que el obrero no reciba el valor completo de su trabajo no tiene nada que ver con explotación sino que es un reflejo de su preferencia intertemporal.”

Qué es la preferencia intertemporal? “Preferir lo que puede obtenerse en el presente para satisfacer una necesidad inmediata en lugar de lo que puede tenerse en el futuro aunque tenga mayor valor. El hombre prefiere más a menos, cierto. Pero el hombre está restringido por su consumo para mantenerse vivo.  Nadie que tiene la comida contada dejaría de comer un pan hoy para recibir un pan dentro de un mes” , pero sí podría limitarse para recibir dos panes. Y así aparece la categoría de interés. Es una característica propia de la acción humana.”  

Si el obrero quiere recibir el fruto completo de su trabajo, entonces necesita esperar más tiempo ya que al no aceptar el empleo, el obrero puede dedicarse a producir para él mismo. Y al final no recibiría tres días de paga salarial, sino que recibiría los cinco días de valor que le corresponde. Pero tiene que esperar más. El obrero acepta porque el salario que recibe representa bienes de consumo presente, mientras que su trabajo representa bienes de consumo futuro.”

La diferencia en el precio de venta de un producto y el costo de los factores para producirlo siempre será —y tiene que ser— positiva dada la preferencia de consumo en el tiempo.

Si el empresario no estuviera seguro de que puede recibir algo más en el futuro, simplemente no produciría nada. De la misma forma, el obrero sabe que puede recibir más bienes en el futuro, pero lo que le interesan son los bienes en el presente.

¿Por qué el obrero decide intercambiar? El obrero, como el resto de hombres, decide intercambiar porque a través del intercambio mejora su situación.

Si tengo sed, y el vendedor de la esquina me ofrece una Coca-Cola por medio dólar, al comprar la Coca-Cola demuestro que saciar mi sed vale más para mí que el medio dólar. Mientras que para el vendedor mi medio dólar vale más que la Coca-Cola, que obviamente le costó menos de medio dólar. Al final ambas partes han ganado porque ambas partes han obtenido más por algo que valoraban menos. Si no hubiera beneficio para ambas partes el intercambio voluntario sería imposible. A partir de este ejemplo podemos observar también que ‘el valor’ se crea en la cabeza de los individuos.

¿Y por qué el obrero acepta intercambiar su salario —una cantidad menor de bienes- por una cantidad mayor de bienes— el fruto completo de su trabajo?  Por el tiempo que tardarán en llegar los bienes futuros.

¿Por qué el capitalista está dispuesto a adelantar pagos salariales por un producto que estará listo mucho después? Obviamente el capitalista, no pagaría $100 hoy para recibir los mismos $100 luego de un año. En ese caso sería mejor no entrar en negociaciones con nadie y tener absoluto control sobre los $100. El capitalista espera recibir más dinero en el futuro.

Por tanto, Hoppe concluye que “Lo que está mal en la teoría de Marx es que él no comprende el axioma de “preferencia intertemporal” como una categoría básica de acción humana.

Que el obrero no reciba el valor completo de su trabajo no tiene nada que ver con explotación sino que es un reflejo de su preferencia intertemporal, la idea de que es imposible para el hombre recibir la misma cantidad de un bien hoy y dentro de 3 años a menos que esté descontada por un valor. Es imposible para el hombre intercambiar bienes presentes y bienes futuros al mismo valor, sino que tiene que descontarlos.” Hans-Hermann Hoppe.  Economía y Ética de la Propiedad Privada. 2da. Ed.

Por tal razón, la relación entre el empresario y el empleado es de mutuo beneficio, no una de explotación. 

Contrario a lo que ocurre en esclavitud donde el esclavista se beneficia a expensas del esclavo, la relación entre el capitalista y el empleado es mutuamente beneficiosa. El empleado entra al acuerdo porque, dada su preferencia de tiempo, él prefiere un monto menor de bienes hoy frente a un monto mayor de bienes en el futuro. Y el capitalista entra en el acuerdo porque, dada su preferencia intertemporal, él tiene una preferencia intertemporal en reversa y valora un mayor monto de bienes en el futuro más que una menor cantidad de bienes en el futuro. Los intereses no son antagonistas sino armoniosos. Si el capitalista no tuviese preferencia intertemporal, el empleado estaría peor, porque tendría que esperar más de lo que está dispuesto a esperar para recibir el fruto de su trabajo. Y si el empleado no tuviese preferencia intertemporal, el capitalista estaría peor porque tendría que recurrir a procesos más largos e ineficientes de producción. Pero con el intercambio ambas partes ganan.” [Ibid.]

La falacia de la teoría del valor trabajo puede demostrarse observando lo que sucede en la vida real. Cuando se inventa un nuevo bien o servicio, lo que convencionalmente se llama innovación, término definido en “Guidelines for Collecting and Interpreting Innovation Data. A joint publication of OECD and Eurostat”, 2005, más conocido como el Manual de Oslo, se crea un nuevo valor agregado, adicional a la suma de los valores agregados de las partes o componentes del nuevo producto. El concepto de valor agregado comprende las remuneraciones al trabajo, la depreciación, ganancias e impuestos. El Producto Interno Bruto de un país es la suma de los valores agregados de todas las actividades económicas. Por su parte, las innovaciones pueden ser de producto (características del bien o servicio), de procesos de producción o comercialización y organizacionales. Para ser reconocida como tal, una innovación debe pasar la prueba del mercado, es decir, los consumidores pagan por ella.

Puede ser el caso de introducir un nuevo equipo o maquinaria más eficiente que reduce el tiempo de producción, produciendo más unidades del producto en menos tiempo o que reduce el desperdicio o que mejora la el acabado y otras características del producto y le confiere mayor calidad. En cualquier caso, crea mayor valor, independiente del tiempo de trabajo humano, el cual incluso puede reducirse.

Puede ser el caso de introducir un material o componente adicional a un producto existente, que mejora su utilidad, le dota de un uso adicional o le confiere una nueva utilidad. Al hacerlo, se vende por un precio (valor de cambio) que es superior al costo del nuevo material empleado y del trabajo adicional que requiere su introducción en el proceso de producción, usualmente genera una ganancia (excedente de explotación) proporcionalmente superior a la ganancia que se obtenía antes de introducirlo. En otras palabras, genera un valor agregado proporcionalmente mayor al que se generaba antes de realizar la innovación. En este caso, de igual manera, se crea mayor valor, independiente del tiempo de trabajo humano.

Hay miles de ejemplos de estos casos. Veamos uno de ellos para ilustrar este hecho:

Poniéndole cifras al ejemplo (véase la tabla arriba), supongamos de manera simplificada que antes de la innovación, el costo de los materiales empleados (5 o 10 diferentes materiales) era de $50, el de las remuneraciones al trabajo era de $20, la depreciación era de $10 y la ganancia de $20, para un valor total o precio de venta del producto de $100. Luego de la innovación, agregamos $10 por el costo del nuevo material y tenemos un total de costo de materiales de $60, 20% más, y agregamos $5 por aumento de las remuneraciones pagadas (asumiendo que la introducción del material aumenta 25% las horas de trabajo). Para ser consistente, también agregamos un 25% de aumento a la depreciación, con lo que esta llega a $12.50. Sumando los costos llegamos a $97.50, un aumento de 22% sobre el costo total anterior.

Las características del nuevo producto permiten que se pueda vender, digamos, por $125, un 25% más, en lugar de los $100 anteriores, lo cual no es nada inusual para un producto que satisface necesidades adicionales. Se supone que los consumidores están dispuestos a pagar el precio, de lo contrario, la innovación no habrá pasado la prueba de mercado y será un fracaso. Por otro lado, el aumento de 25% en el precio de venta es ligeramente mayor al aumento de 22% en los costos totales, siendo por tanto, modesto y razonable. Esto deja una ganancia de $27.50, superior a los $20 anteriores, un margen adicional de $7.50 o en términos porcentuales, 37.5% adicional. El valor agregado ha aumentado en 30% y ha pasado de representar un 50% del valor total del producto a un 52%.

Aquí podemos deducir que (1) el aumento del valor agregado y de la ganancia depende del nivel de aumento en el precio de venta (valor de cambio) del producto; (2) el precio de venta, está a su vez determinado por (3) cuánto está dispuesto a pagar el comprador por el producto según la utilidad marginal que le asigna para satisfacer sus necesidades o la de otros para los cuales está comprando el producto. Para simplificar, en este punto, no estamos considerando la influencia, en el tiempo, del nivel de oferta y demanda del producto, que también implica un aumento o disminución del precio, según la estructura del mercado (número de oferentes y demandantes del producto), ya que estamos considerando que el producto se produce en las cantidades que demandan los consumidores al momento de poner en el mercado la innovación. (4) El aumento de la ganancia y del valor agregado, por tanto, depende de (3): la utilidad marginal que el comprador le asigna al producto.

Ahora bien, en este ejemplo, el comprador está dispuesto a pagar un 25% más por el producto, que a la empresa le genera un 37.5% de aumento en sus ganancias. Cómo se generó el aumento? Como dijimos, por la introducción de un material adicional que le incorporó nuevas características al producto. Quién debe recibir los beneficios de esta innovación? La o las personas que tuvieron la idea de mejorar las características del producto introduciendo el material adicional. Generalmente, quien toma las decisiones para hacerlo realidad es el dueño o gerente de la empresa. Puede que sea iniciativa de un emprendedor que ha visto la oportunidad de vender un producto con esas características para satisfacer una necesidad y que ha tenido la idea de que incorporando el material adicional, puede hacer tal producto, por lo que inicia una nueva empresa; o puede que sea una idea de alguien en una empresa que ya existe.

En cualquier caso, el dueño de la idea puede proteger su derecho a recibir los beneficios de su explotación registrando ante las autoridades correspondientes la propiedad intelectual. También, en cualquier caso, para que se convierta en una innovación, es necesario llevar la idea a la práctica y pasar la prueba del mercado. Esto exige diversas tareas, como reunir el capital que se necesita, y organizar y administrar los procesos de producción y comercialización. De esta manera, podemos ver claramente que el aumento de valor se debe a la actividad intelectual creativa que origina la innovación y a la actividad intelectual del emprendedor o empresario que lleva a la práctica la innovación, asumiendo el riesgo que conlleva.

Como puede verse, no ha sido entonces el trabajo de los empleados, el que ha causado el aumento del valor del producto. Ellos han recibido un aumento en sus remuneraciones equivalente al aumento de las horas adicionales de trabajo. Los trabajadores no han hecho absolutamente nada en la creación de la innovación ni en su puesta en práctica. El mérito corresponde al innovador y al emprendedor o empresario. Por tanto, es a ellos a los que corresponde cosechar los frutos de su trabajo. 

La pretensión marxista de que el excedente generado por la introducción de innovaciones que aumentan la “productividad del trabajo” es una apropiación forzosa del trabajo de los empleados, la teoría de la explotación, no solo es falsa, sino que es inmoral y anti ética, ya que pretende justificar un despojo arbitrario a los creadores de esa riqueza del fruto de su esfuerzo, para entregarlo a quienes no han hecho nada por crearla.

Las implicaciones de esta teoría no solamente conducen a crear una ideología de condena y desprecio por los innovadores, emprendedores y empresarios, sino también a crear una ilusión de que los trabajadores “explotados”, una vez libres de sus “explotadores” serán capaces de obtener todos los beneficios de los que ahora son despojados. Tal ilusión asume que todas las personas tienen la misma capacidad, los mismos conocimientos, y las mismas habilidades de los innovadores, los emprendedores y los empresarios.  Otra muestra de que la teoría marxista niega las evidencias de la realidad.  De ahí el estrepitoso fracaso donde tales ideas se han implantado.    

La otra falacia está relacionada a la llamada “productividad del trabajo”, un concepto que recogen de la teoría marxista hasta los economistas modernos. La productividad del trabajo es una medida que resulta de dividir el valor de lo producido por el número de personas que trabajaron o el número de horas usadas para producir. Medida de esta manera, la productividad del trabajo atribuye al número de personas o al número de horas trabajadas, las variaciones en la misma. Si aumenta la productividad, es porque el mismo número de personas producen productos con mayor valor o porque trabajaron más, y viceversa. Se hace caso omiso de la fuente de los aumentos en el valor causados por la innovación de productos o procesos.

En el ejemplo que hemos visto, que se trata de una innovación del producto, la productividad del trabajo aumentó 5%, ya que el valor agregado aumentó en 30% y las horas trabajadas en 25%. Pero el aumento del valor agregado no se debió a que los trabajadores fueran más eficientes, sino a la innovación introducida. Es más, el aumento del 5% en la productividad del trabajo se debió al trabajo intelectual involucrado en el desarrollo de la idea inicial y la organización de la puesta en práctica de la innovación (su venta en el mercado), que no se puede atribuir a los trabajadores.

De igual manera, en una innovación del proceso de producción, digamos, por la introducción de un nuevo equipo que realiza el trabajo con mayor rapidez, en menos tiempo, con mayor calidad y menor cantidad de errores y desperdicios, es posible que el mismo número de empleados produzca una mayor cantidad de producto, lo que aumenta el valor agregado, principalmente, en términos absolutos, aunque la disminución de errores y desperdicios también puede aumentarlo en términos relativos. Como resultado, al dividir el valor agregado total creado entre el número de personas, que permanece constante, o el número de horas trabajadas, tenemos un aumento de la productividad del trabajo. De nuevo, en este caso también la productividad del trabajo se ha incrementado debido a la introducción de un equipo más eficiente, no a un aumento de la eficiencia de los trabajadores.

Se puede argumentar que al introducir un nuevo material, un nuevo equipo o un nuevo proceso de producción, se requiere de mayores conocimientos o habilidades por parte de los trabajadores, lo cual es correcto. Normalmente, esa adquisición de conocimientos se hace mediante la capacitación o entrenamiento. De esa manera, se desarrollan nuevas capacidades que normalmente son mejor remuneradas. De este modo, la innovación también produce beneficios para los trabajadores. De aquí surge el concepto de “capital humano” para designar los conocimientos, habilidades y destrezas de las personas que resultan en mejoras a su productividad o eficiencia.

En resumen, la innovación, y especialmente la de carácter tecnológico, la innovación tecnológica, es la fuente principal de la creación de valor en las empresas y en la economía de un país. No es el trabajo físico el que crea valor, es el trabajo intelectual, en la medida en que este se aplica a la creación de innovaciones. No es por tanto casual que el desarrollo económico y la mayor generación de riqueza se haya empezado con la revolución industrial en 1750 y la incorporación de innovaciones en las sucesivas oleadas de revoluciones tecnológicas.

Para un mayor detalle sobre este tema, véase “Teorías explicativas de los factores determinantes del valor y precio de las cosas”.

Walt Whitman Rostow (1916-2003), creador del modelo de desarrollo económico por etapas, hace una crítica de la teoría económica marxista y piensa que el principal error de Marx fue que “no pudo percibir que el cuerpo de pensamiento sobre la sociedad, del que formaba parte la economía clásica, era un credo amplio, complejo y esencialmente paradójico”. El comportamiento humano “se ve no como un acto de maximización” a lo que lo reduce la doctrina marxista, “sino como un acto de equilibrio entre objetivos humanos alternativos y, a menudo, conflictivos e independientes frente a la gama cambiante de alternativas que los hombres perciben como abiertos a ellos”. El comportamiento humano, es pues, complejo, lo que no calza con la visión reduccionista de Marx de clases enfrentadas por maximizar beneficios.

Marx interpretó varias de sus herramientas analíticas esenciales de la economía clásica, tal como la interpretó: una teoría laboral del valor; una ley esencialmente maltusiana de población y oferta de trabajo; y una versión de rendimientos decrecientes, aplicada al capital social. Pero su derivación más importante fue la noción de tratar el comportamiento humano como un ejercicio de maximización de ganancias.

…el desempeño de las sociedades no está determinado únicamente por el lugar de la propiedad ni por la naturaleza de las técnicas de producción. Los sectores de la sociedad interactúan: las fuerzas culturales, sociales y políticas, que reflejan diferentes facetas de la aspiración humana, tienen su propio impacto auténtico en la evolución de las sociedades, incluida su evolución económica. No son una superestructura derivada de la economía. Esta visión altera las etapas específicas de crecimiento alejándose del patrón marxista de maneras bastante particulares.

…ni dentro ni fuera del mercado está el poder de los propietarios como para negar necesariamente a la fuerza laboral una participación en la expansión de la producción una vez que el crecimiento regular comienza con el despegue; y el hecho del progreso, combinado con la urbanización, generalmente ha puesto en marcha una disminución no maltusiana en las tasas de natalidad, tendiendo a reforzar el aumento de los salarios reales.

… con el hecho de un progreso regular en el ingreso, la elasticidad ingreso de la demanda entra en juego como una fuerza independiente, alterando el rango de alternativas percibidas, el patrón de demanda efectiva y la estructura sectorial de la economía; mientras que en el marxismo la elasticidad ingreso de la demanda aparece solo en la forma perversa de aumento del ingreso por plusvalía en manos de una banda cada vez más estrecha de la burguesía, capaz de utilizarla y que solo distorsionará aún más la estructura sectorial de la economía y acelerará su crisis final.

…las elecciones hechas por la sociedad están determinadas por la existencia de procesos políticos y sociales poderosos e independientes donde la influencia efectiva no se ve ponderada por la propiedad; y, especialmente cuando se alcanza la madurez, estas áreas de influencia ayudan a determinar cómo y en qué secuencia se utilizarán los recursos de la economía madura, incluida la posibilidad de un estado de bienestar basado en impuestos progresivos.

…las opciones abiertas a los hombres cuando se alcanza la riqueza parecen incluir pero trascender la visión un tanto romántica de Marx de “el trabajo como una necesidad primordial de la vida”. Existen, como se sugirió anteriormente, las posibilidades de un aumento de la población; espacio exterior; ocio; una elevación de la calidad de vida; o el diablo haciendo trabajo para manos ociosas.

El error básico en el marxismo no es, entonces, un error técnico en su economía; aunque tales errores pueden ser identificados. Al construir sobre la tradición intelectual y moral occidental, no pudo percibir que el cuerpo de pensamiento sobre la sociedad, del que formaba parte la economía clásica, era un credo amplio, complejo y esencialmente paradójico. Como Myrdal y Robbins han señalado en esta generación, el credo individualista-utilitarista defendió los mercados libres y competitivos y la propiedad privada; pero también contenía dentro de sus presupuestos el caso de elecciones libres, en base a un hombre, un voto; para destruir o controlar monopolios; para una legislación social que pondría las consideraciones del bienestar humano frente a los incentivos de ganancias; y, sobre todo, para el impuesto progresivo sobre la renta. W. W. Rostow. The Stages Of Economic Growth. The Economic History Review. Second Series, Vol. XII, No. I 1959.

Hemos visto las principales críticas a la teoría económica de Marx. Ahora veamos cuáles son las principales críticas a la teoría social marxista, aunque ambas están relacionadas.

Un párrafo que resume un elemento fundamental de esa teoría es el siguiente:

En cierto estadio de su desarrollo, las fuerzas materiales de producción entran en conflicto, en la sociedad, con las relaciones existentes de producción, o —lo que no es sino una manera legal de decir lo mismo— con las relaciones de propiedad dentro de las cuales han operado antes. Estas relaciones, que habían sido formas de desarrollo de las fuerzas productivas, se convierten en las cadenas de los hombres. Sobreviene luego la época de la revolución social. Con el cambio de los cimientos económicos, toda la entera e inmensa superestructura queda tarde o temprano enteramente transformada. Karl Marx. Prólogo a la Contribución a la Crítica de la Economía Política. 1859.

El materialismo histórico es una interpretación de la historia pasada de la cual Marx sacó la conclusión que las sociedades cambiaban como resultado de la lucha de clases y la transformación de las relaciones de producción. Como abstracción obtenida a partir de la evolución histórica pasada, tenía lógica. El problema de esa abstracción es que encasilló los “modos de producción” a épocas pero la realidad es que, si bien tales “modos de producción” se generalizaron o eran predominantes en una época determinada, no es menos cierto que coexistían otros. Ejemplo: el esclavismo fue predominante en una época, pero en esa misma época también habían relaciones de producción feudales y capitalistas, solo que el desarrollo de la tecnología era mucho menor y por tanto no existían las grandes fábricas que Marx usó como ejemplo del capitalismo.

El problema con esa teoría es que es absolutista y etnocéntrica, basada en la historia europea, teniendo poco que ver con la historia económica en el resto del mundo. Esa concepción absolutista llevó a Marx a cometer el error de vaticinar la desaparición del capitalismo y su sustitución por el socialismo y luego el comunismo, un sistema que jamás había existido en la historia de la humanidad, precisamente por su inviabilidad práctica.

De modo que toda la construcción teórica de Marx la hace con ese objetivo, tratando de justificar la supuesta inevitabilidad del comunismo. Su vaticinio de que el desarrollo de las fuerzas productivas llevaría a tal cambio de sistema económico o modo de producción jamás se cumplió. Todos los intentos de implantarlo fueron por la fuerza y demostraron su fracaso para continuar desarrollando las fuerzas productivas.

Pero ¿Es la humanidad llevada a lo largo de un viaje histórico de evolución social por un patrón repetitivo de lucha entre fuerzas internas contradictorias que producen los cambios en los sistemas políticos, económicos y sociales?

Y si es así, ¿deberían tales luchas ser llevadas apelando al uso de la violencia, la humillación, la tortura o la muerte de los adversarios, –tal como el animal por instinto de sobrevivencia en la selva, la estepa o el mar, mata para comer–, rebajando la humanidad a un estadio salvaje? ¿deberían tales muertes, individuales o masivas –genocidios– considerarse solo como “efectos secundarios”, nimiedades, en comparación al fin supremo? ¿cuál es la base moral de tal perversión? ¿hasta dónde puede justificarse un fin superior de beneficio para una sociedad para que un segmento de ella pretenda erigirse en dioses con poder para quitarle la vida a las personas que ven como enemigos? ¿no es acaso propio de mentes enfermas, distorsionadas, obtusas y carentes de empatía cometer crímenes sin tener el más mínimo sentimiento de remordimiento o de pesar por sus víctimas, sino por el contrario, de haber hecho algo bueno?

En sus escritos, Marx y Engels llamaron abiertamente a una revolución para destruir el sistema capitalista. No esperaron lo que su propia teoría establecía, el desarrollo de las fuerzas productivas que produciría contradicciones entre las clases sociales hasta el punto de reemplazar el sistema económico prevaleciente. No había que esperar. En ello iba implícito el uso de la violencia. El desprecio por la vida humana, siempre que fuera de un oponente ideológico o simplemente de cualquiera que se considerase un enemigo, activo o pasivo, es parte de la doctrina marxista de la revolución social, que sus seguidores prácticos llevaron a extremos perversos, solo comparables al holocausto fascista del régimen nazi de Hitler.

El mundo entero ha condenado la estela de muerte dejada por aquellos auto declarados herederos del pensamiento marxista en Rusia, Europa oriental, China, el Sudeste Asiático, África y América Latina, igual que condenó el genocidio en la Alemania fascista, las matanzas étnicas en los Balcanes y Burundi y otras en el pasado reciente que no tuvieron nada que ver con el marxismo.

La historia ha demostrado que la inmensa mayoría de la humanidad tiene una vocación por la paz y el progreso y que las guerras han sido impulsadas por personas mesiánicas y pequeños grupos partidarios de la violencia que desprecian la vida de las personas, que han sabido cómo arrastrar a otros para acompañarlos en sus crímenes, cometidos en nombre de causas religiosas, ideológicas, económicas o raciales.

En la medida en que la civilización ha ido avanzando, en que los avances tecnológicos no solo mejoran continuamente el nivel de vida, sino que difunden más rápida y globalmente las ideas; en la medida en que la globalización ha creado mayor interdependencia económica y los estados-naciones están en parte supeditados a órganos supranacionales, el espacio para los que promueven la violencia como manera de resolver los conflictos se hace cada vez más reducido.

Podemos entonces concluir que la doctrina marxista de la resolución violenta de los conflictos sociales, enunciada como ley científica, no tiene espacio en el mundo de hoy, dadas las evidencias de su culpabilidad como causa originaria de millones de muertes en los países donde se llevó a la práctica.  

Además, ¿no deberían conducir las luchas sociales a elevar la calidad de vida de las personas al mismo tiempo que respetar su individualidad y libertad, eliminando toda clase de opresión o imposición coercitiva que pone límites a la voluntad individual, más que aquellos que afectan los derechos legítimos de los demás?

La abolición de la propiedad privada sobre los medios de producción y la construcción del socialismo bajo la dictadura del proletariado, postulados conclusivos de la doctrina social de Marx, condujeron en todos los casos, a dictaduras totalitarias o autoritarias de una elite que se arrogó la representación del proletariado o del pueblo, al culto a la personalidad, a la existencia de un Estado omnipotente que controlaba todos los aspectos de la vida de las personas. Estas fueron características del socialismo real.

Un Estado donde un grupo de burócratas planificaba y dirigía centralmente la economía, decidiendo qué producir, cómo producir y para quién producir, lo que provocó el atraso económico y la insatisfacción de las necesidades de la población. La promesa de la igualdad se cumplió para la gran mayoría de la población, solo que la riqueza resultó tan poca que lo que se igualó fue la pobreza. Sin embargo la elite vivía con las comodidades y lujos que antes los revolucionarios criticaron a la burguesía. Las clases no desaparecieron, sino que cambiaron. Los burgueses fueron sustituidos por la nueva clase de burócratas del partido, gozando de privilegios negados a la mayoría.

Un Estado policíaco que restringe las libertades personales y los derechos humanos y reprime sin miramientos cualquier disidencia u opinión diferente a los dogmas revolucionarios; dogmas y mitos difundidos a través de la educación obligatoria y el adoctrinamiento ideológico en las escuelas y universidades para crear el “hombre nuevo”, de modo que con el cerebro lavado y libre de la ideología “burguesa”, las personas se convirtieran en entusiastas fanáticos que aplaudieran los dictados del partido, o al menos en dóciles y obedientes, pusilánimes o resignados ciudadanos incapaces de desafiar el poder.

De modo que el socialismo real no produjo, ni en lo económico ni en lo social, los efectos que la doctrina marxista había sostenido. Fue un completo fracaso en todos los aspectos y en todos y cada uno de los países donde se ha implementado. Los neo marxistas aducen que el socialismo real, sus características y por tanto su fracaso, no son el resultado de la doctrina marxista, pero las evidencias están ahí: los dogmas de Marx sobre la necesaria abolición de la propiedad privada sobre los medios de producción y la dictadura del proletariado, conducida por una vanguardia intelectual, que destruyera a la burguesía, como clase explotadora de los trabajadores, para construir el socialismo, son postulados centrales de la doctrina marxista. Sus seguidores implementaron fielmente estos postulados.

Que Lenin, Stalin, Mao, Honecker, Ceaucescu, Ho-Chi Min, Kim Il Sung, Castro o Chávez hayan impreso al socialismo su sello personal y lo hayan adecuado a las condiciones de sus respectivos países, tal vez alejándose de los deseos de Marx, es otro asunto y es totalmente comprensible, pues Marx nunca llegó a escribir en detalle cómo debía ser la construcción del socialismo, y de haberlo hecho, nunca podría haberse implementado de igual manera en todas partes. Tocó a cada uno adecuarlo a las circunstancias, pero los dogmas en los que se basaron fueron los mismos.

Pero lo que cuenta aquí no son los deseos de Marx, o lo que utópicamente creyó que sería el resultado final de sus teorías –y fue un contrasentido que en su tiempo llamara utopistas a quienes pretendían elaborar una teoría de cómo debía organizarse el socialismo–, sino los resultados reales de su dogma sobre el proceso dialéctico que según él conduce fatalmente al socialismo, etapa intermedia para construir el comunismo el cual como dijo Ludwig von Mises “promete realizar los sueños y los viejos deseos de la humanidad y saciar sus resentimientos innatos. Promete el paraíso terrenal, una Jauja llena de felicidades y de goces, y el regalo más apetitoso para los desheredados: la humillación de todos aquellos que son más fuertes y mejores que la multitud.” 

Max Eastman en Reflections on the Failure of Socialism se refiere a esa utopía: “Era natural que las personas idealistas que habían dejado de creer en el cielo pensaran en alguna esperanza brillante para la humanidad en la tierra.” 

Marx fue un maestro del populismo. Desde la antigüedad ha habido líderes que saben perfectamente que la manera de alcanzar y mantener el poder es diciendo a la gente lo que quieren oir, por irreal o inalcanzable que sea. Expertos en el marketing político. El populista se dirige a las masas, a los pobres que son la mayoría, ofreciendo acabar con la miseria, acabando con los supuestos causantes de la misma, la minoría más pudiente, identificada como el enemigo. Para los comunistas el enemigo es la burguesía. Para los nazis fueron los judíos. En otros casos, se escogen “enemigos” externos. Las masas, en su mayoría ignorantes y con bajo nivel de confianza en sus capacidades individuales, acogen los cantos de sirena del populista como una tabla de salvación.

La popularidad del líder se basa entonces en su capacidad  de convencer a las masas de que la solución para todos sus males es destruir al enemigo. Destruido éste, todo vendrá por añadidura: la riqueza, la abundancia, la felicidad.

El idílico mundo de la sociedad comunista que Bujarin describió en su ABC del Comunismo, jamás fue alcanzado. Durante los 70 años que duró el socialismo real en la Unión Soviética y Europa del Este, los más de 50 años que duró en China, y los más de 70 años que ha durado en Cuba, no se dio la  transición hacia el comunismo, donde el Estado desaparece. Por el contrario, en el socialismo real el Estado se convirtió en la fuente principal de opresión,  control y miseria de la sociedad.  

Si la doctrina marxista erró en cuanto a los resultados que debían producir sus postulados sobre el socialismo y el comunismo, también erró en cuanto a sus predicciones sobre el capitalismo. Veamos los más importantes:

El capitalismo no creó una gran masa de obreros cada vez más pobres. Por el contrario, la pobreza se ha ido reduciendo en el mundo capitalista. China es el ejemplo más reciente de la capacidad del capitalismo para sacar a millones de personas de la pobreza, lo que solo pudo lograr abandonando el sistema socialista.

    1. El capitalismo no creó un “ejército industrial de reserva” o un número de desempleados cada vez mayor. De hecho, hay ciclos económicos de mayor o menor desempleo, pero en los países con economía de mercado y mayor desarrollo económico, la tasa media de  desempleo es cada vez menor.

    2. Las dos primeras predicciones no condujeron a una constante pauperización de los trabajadores, como tampoco a una “sobreproducción” persistente que no encuentra salida en el mercado ante la falta de capacidad de compra de los trabajadores, reduciendo la tasa de ganancia y la reinversión de capital. Al contrario, el crecimiento de las economías de mercado ha sido constante, aunque se registran mayores tasas de crecimiento en las economías emergentes que en las economías maduras y se da un movimiento internacional de capitales de estas hacia las primeras.

    3. La división del trabajo y la especialización no condenó a los trabajadores a la “inmovilidad” y la “degeneración”, “fomentando artificialmente una de sus habilidades parciales”. La división del trabajo existe desde tiempos remotos, mucho antes de que existiera el capitalismo. Sin ella, aún estaríamos en la era de las cavernas. Por otro lado, el desarrollo de la tecnología ha liberado a los trabajadores de trabajos pesados, repetitivos, peligrosos y monótonos.

    4. La división de la sociedad capitalista en dos clases principales antagónicas –la burguesía (los capitalistas) y el proletariado (los trabajadores asalariados)– que debían enfrentarse a muerte de manera inexorable nunca se produjo. Con el desarrollo tecnológico, el número de trabajadores industriales se ha venido reduciendo, trasladándose a ocupaciones en el creciente sector de servicios. También, las economías de mercado hicieron posible el surgimiento de una creciente clase media, compuesta de una amplia gama de ocupaciones y con mejores salarios. De hecho, muchas de esas personas pueden ser al mismo tiempo empleados asalariados, tener ingresos de negocios, ser propietarios que alquilan un inmueble o ser inversores en acciones empresariales o bonos estatales, de modo que no pueden clasificarse en las estrechas clases antiguas de burgueses y proletarios.

    5. La “anarquía de la producción”, a causa de la falta de un plan central que la dirija, no causó un permanente desperdicio de recursos y falta de aplicación donde la misma se requiere para satisfacer necesidades. Al contrario, el libre mercado, aún con sus imperfecciones, y no la planificación central, demostró ser el mejor sistema para asignar recursos y satisfacer necesidades, y los precios como la guía fundamental para las decisiones del empresario y del consumidor.

    6. La idea de la concentración y centralización del capital resultó ser falsa.  En el capitalismo, si bien hay empresas que logran perdurar en el tiempo, existen otras que si no están constantemente innovando, entonces se van a  la quiebra o pierden poder dentro del mercado, tal como sucedió con Blockbuster frente a Netflix o Kodak frente a las cámaras digitales. Si uno examina, por ejemplo, el Índice Industrial Dow Jones puede percatarse de los cambios en las industrias que integran aquel índice desde 1894 hasta la fecha. En nuestros días los Rothschild, los Carnegie o los Rockefeller han dejado de ser la “gran amenaza monopolista”. Como explica Rothbard, si la ley de la concentración del capital no es en absoluto cierta, entonces la tesis que le sigue, la ley de la centralización del capital, resulta ser más endeble. Nadie es capaz de predecir por donde soplarán los vientos de la competencia, de la creación y el declive, de la innovación y la decadencia. [Nadie sabe quiénes desbancarán mañana a los gigantes de hoy como Google, Amazon, Apple o Microsoft]. No cabe duda de que una de las tendencias del capitalismo es hacia una gran variedad y gama en la calidad de los productos, y esta tendencia promueve la “descentralización” y no la centralización marxista. Jan Doxrud. Errores económicos del pensamiento marxista.

En los siguientes párrafos, Richard M. Ebeling se refiere a la falacia del determinismo dialéctico marxista y su fracaso para predecir el curso de la historia política, económica y social de la humanidad.

… Marx estaba convencido de que esas décadas intermedias del siglo XIX fueron los años crepusculares de la época capitalista de la industrialización. Sus escritos dejan en claro que creía que la revolución socialista estaba a la vuelta de la esquina en su propia vida.

>Desde la perspectiva de 2017, casi 170 años después de la publicación del Manifiesto Comunista, su visión del siglo XIX no parece más que una ilusión de un revolucionario anticapitalista que quería creer que el “estado obrero” estaba al terminar el horizonte.

Marx no solo malinterpretó los “dolores de parto” del capitalismo por su “sonajero de muerte”, sino que también interpretó mal la forma en que el capitalismo realmente ha evolucionado, considerando que como sistema económico estaba emergiendo cuando Marx escribió, y no estaba terminando.

En su Pobreza del historicismo (1957), el filósofo de la ciencia, Karl Popper (1902-1994), señaló con acierto la imprevisibilidad inevitable del futuro debido a su dependencia del conocimiento que las personas poseen y la imposibilidad de conocer hoy el conocimiento que varias personas solo pueden adquirir mañana:

El curso de la historia humana está fuertemente influenciado por el crecimiento del conocimiento humano. . . No podemos predecir, por métodos racionales o científicos, el crecimiento futuro de nuestro conocimiento científico. . . Por lo tanto, no podemos predecir el curso futuro de la historia humana. . . Esto significa que debemos rechazar la posibilidad de una historia teórica; es decir, de una ciencia social histórica que correspondería a la física teórica. No puede haber una teoría científica del desarrollo histórico que sirva de base para la predicción histórica….

…¡Con qué frecuencia las tendencias de la época parecen inevitables e ineludibles! La mayoría de las personas a principios del siglo XX confiaban en que, después de todos los logros políticos, sociales y económicos del orden liberal (clásico) del siglo XIX, el nuevo siglo recién amaneciendo solo podía prometer más libertad personal, mayor prosperidad material y una probable paz segura para la humanidad. Pocos imaginaron los restos humanos y materiales que la “Gran Guerra” de 1914-1918 pronto traería sobre la humanidad.

Muchos amigos de la libertad vivos a mediados de la década de 1930 estaban profundamente abatidos, temiendo o incluso creyendo que la época de la libertad terminaba con el surgimiento del colectivismo moderno en las formas de la revolución comunista en Rusia, el movimiento fascista en Italia, el surgimiento de Hitler y los nazis al poder en Alemania, y el establecimiento del New Deal en América. Y a muchos les preocupaba que se acercara otra gran guerra que terminaría con la civilización como la humanidad había llegado a conocerla con el triunfo del colectivismo totalitario en todas partes. No resultó de esa manera.

Durante la mayor parte de la era posterior a la Segunda Guerra Mundial que comenzó en 1945, muchos en Occidente estaban seguros de que el marxismo, dirigido e inspirado por la Unión Soviética y luego por la China comunista, significaba el fin de la democracia liberal y cualquier forma de economía de mercado. Muchos de los de “la izquierda” en Occidente no podían esperar el día en que alguna forma de planificación central socialista prevalecería en todas partes. Aquellos en la “derecha” política temieron y se desesperaron si “Occidente” todavía tenía el carácter y las convicciones para oponerse y triunfar sobre el comunismo como una fuerza ideológica y militar en la lucha global de la Guerra Fría. No resultó de esa manera.

En la década de 1990, después de la caída del Muro de Berlín y el colapso de la Unión Soviética, las nuevas tendencias históricas parecían asegurar un futuro para la humanidad de los sistemas de “capitalismo democrático”, y algunos incluso sugirieron que con esta etapa de la política y el desarrollo económico, la humanidad había alcanzado “el fin de la historia”, en alguna evolución hegeliana pro capitalista. No ha resultado así.

Ahora, en el siglo XXI, muchos de los lectores de las tendencias de la historia temen que el fundamentalismo islámico envuelva a algunas partes de Europa, o el surgimiento de China como la nueva potencia global con un modelo ganador de una forma de gestión autoritaria, capitalismo de compinches, o la involución de los Estados Unidos bajo las presiones y fuerzas del socialismo populista, la bancarrota fiscal y la corrección política “progresista”. No tiene que suceder así.

No hay un “lado derecho de la historia” en el sentido hegeliano y marxista. Aquellos en la izquierda política que, hoy en día, continúan usando esta retórica de los lados correcto e incorrecto de la historia, simplemente usan una frase atractiva que les da la sensación de poseer un terreno moral y que puede intimidar fácilmente a aquellos a quienes se les dice que “Las políticas progresistas, un uso más amable y gentil de las palabras “socialismo”, “colectivismo”, “tiranía” o “planificación”, representan el progreso.

… Sin embargo, es cierto que una noción de “lado derecho de la historia” es una frase vacía y sin sentido. La historia no es producto de fuerzas misteriosas más allá del control y el poder del hombre y la humanidad. La historia es el producto y el resultado de las ideas: ideas sobre la naturaleza del hombre, las concepciones de cómo los hombres podrían y deberían vivir juntos, y el orden institucional político y económico de las cosas que beneficiarán mejor a la humanidad como la suma de los individuos que lo componen.

Lo que la historia ha demostrado es que ha habido una mayor libertad humana, una mayor prosperidad humana y una mayor paz y tranquilidad humanas durante los momentos en que las ideas de libertad individual, mercados libres y gobierno limitado han prevalecido y se han instituido en la sociedad. Cuanto mayor es el grado de control, intervención y coerción del gobierno en la sociedad, menos han existido y florecido estas cosas.

La tarea no es estar en el mítico “lado derecho de la historia”, sino hacer que la historia refleje el triunfo y el éxito de la idea y los ideales de la libertad humana. Pero esto no sucede solo. Requiere que cada uno de nosotros comprenda el significado, el valor y la importancia de la libertad en ese sentido liberal y libertario clásico, y que estemos dispuestos a defenderla y promoverla entre nuestros semejantes. Eso es lo que haría historia. Richard M. Ebeling. Karl Marx’s Ideas and Errors About Capitalism and Markets

Karl Popper considerado como uno de los filósofos de la ciencia más importantes del siglo XX rechaza lo que él denominó como el historicismo en la doctrina marxista. 

¿Está dentro de las posibilidades de alguna ciencia social la formulación de profecías históricas de tan vasto alcance? ¿Cabe esperar algo más que la irresponsable respuesta de un adivino cuando nos dirigimos a un hombre para interrogarlo acerca de lo que el futuro depara a la Humanidad? Se trata aquí de la cuestión del método de las ciencias sociales. Evidentemente, es más fundamental que cualquier debate relativo a cualquier argumento particular en defensa de cualquier profecía histórica.

…También creen haber descubierto ciertas leyes de la historia que les permiten profetizar el curso de los sucesos históricos. Bajo el nombre de historicismo, he agrupado las diversas teorías sociales que sustentan afirmaciones de este tipo. En otra parte, en The Poverty of Historicism | La pobreza del historicismo | (Económica, 1944-1945), he tratado de rebatir esas pretensiones y de demostrar que, pese a su plausibilidad, se basan en una idea errónea del método de la ciencia, y especialmente, en el olvido de la distinción que debe realizarse entre una predicción científica y una profecía histórica.

… Marx veía a los actores humanos del escenario de la historia, incluyendo también a los «grandes», como simples marionetas movidas por la fuerza irresistible de los hilos económicos, de las fuerzas históricas sobre las cuales carecen absolutamente de control. La escena de la historia —pensaba Marx— se levanta dentro de un sistema social que nos ata a todos igualmente; se levanta en el «reino de la necesidad».

… Al describir al marxismo como la forma más dura del historicismo creo haber dejado bien sentado que, a mi juicio, el método marxista es, en verdad, sumamente pobre.

Pese a todos sus méritos, Marx fue, a mi entender, un falso profeta. Profetizó sobre el curso de la historia y sus profecías no resultaron ciertas. Sin embargo, no es ésta mi principal acusación. Mucho más importante es que haya conducido por la senda equivocada a docenas de poderosas mentalidades, convenciéndolas de que la profecía histórica era el método científico indicado para la resolución de los problemas sociales. Marx es responsable de la devastadora influencia del método de pensamiento historicista en las filas de quienes desean defender la causa de la sociedad abierta. Karl Popper. La sociedad abierta y sus enemigos. 1945.

Mario Vargas Llosa, en su obra La llamada de la tribu (2018) considera como erróneo el determinismo histórico pues es la actuación de los individuos la que va produciendo los cambios en las sociedades.

Los destinos humanos no están escritos, no se hallan trazados de manera fatídica. Individuos y sociedades pueden trascender los condicionamientos geográficos, sociales y culturales y alterar el orden de las cosas mediante actos, optando por ciertas decisiones y descartando otras. Por eso, porque gozan siempre de ese margen de libertad son responsables de su propio destino. Todo esto lo describe Hayek admirablemente en un ensayo dedicado a mostrar las semejanzas entre dos pensadores a quienes se creería muy alejados uno del otro: «Compte and Hegel»

En los países donde se impusieron regímenes socialistas, el balance de la herencia ideológica de Marx es negativo, ya que ha contribuido no solo al surgimiento de guerras, genocidios, odio de clases, dictaduras, pérdida de las libertades individuales, sometimiento, pobreza y estancamiento económico, según el país donde tales ideas se incrustaron, como lo resume Mark Skousen en este párrafo:

… “Marx está maldito con una marca negra en la historia. Su nombre se asociará para siempre con el lado oscuro del comunismo. Un espectro está atormentando a Karl Marx: la historia de Lenin, Stalin, Mao y Pol Pot, y los millones que murieron y sufrieron bajo el “imperio del mal”, como lo llamó Ronald Reagan. Los apologistas dicen que Marx no puede ser responsable de las atrocidades de sus seguidores comunistas e incluso afirman que Marx habría sido uno de los primeros en ser ejecutado o enviado al Gulag. Quizás. Por un lado, se opuso vehementemente a la censura de la prensa a lo largo de su carrera. Sin embargo, sin Marx, ¿podría haber habido una revolución y una represión tan violentas? ¿No apoyó Marx un “reino del terror” sobre la burguesía? Como dijo un amargo crítico: “En nombre del progreso humano, Marx probablemente ha causado más muerte, miseria, degradación y desesperación que cualquier hombre que haya vivido” (Downs 1983, 299).” Mark Skousen. “The big three in economics: Adam Smith, Karl Marx, and John Maynard Keynes” (2007)

Pero además de causar sufrimiento, atraso y pobreza en los países que sucumbieron a la imposición violenta del socialismo, en el resto del mundo no se cumplió la profecía marxista de que el capitalismo inevitablemente se destruiría a sí mismo. 

Las predicciones de Marx fueron erróneas, aunque no todas de inmediato. Ya en 1937, Wassily Leontief, el emigrante ruso que más tarde ganó el Premio Nobel por su análisis de insumo-producto, proclamó que el historial de Marx era “impresionante” y “correcto” (Leontief 1938, 5, 8). Pero los elogios de Leontief fueron prematuros. Desde entonces, como Leszek Kolakowski, ex líder del Partido Comunista Polaco, declaró: “Todas las profecías importantes de Marx resultaron ser falsas” (Denby 1996, 339). Para revisar:

1. Bajo el capitalismo, la tasa de ganancias no ha disminuido, aun cuando se ha acumulado más y más capital a lo largo de los siglos. 

2. La clase trabajadora no ha caído en mayor y mayor miseria. Los salarios han aumentado sustancialmente por encima del nivel de subsistencia. Las naciones industriales han visto un aumento dramático en el nivel de vida del trabajador promedio. La clase media no ha desaparecido, sino que se ha expandido. Como concluye Paul Samuelson: “La pauperización de la clase obrera… simplemente nunca tuvo lugar. Como profeta, Marx tuvo una mala suerte y su sistema era colosalmente inútil” (1967, 622).

3. Hay poca evidencia de una mayor concentración de industrias en las sociedades capitalistas avanzadas, especialmente con la competencia mundial.

4. Las sociedades utópicas socialistas no han florecido, ni la revolución proletaria ha ocurrido inevitablemente.

5. A pesar de los ciclos empresariales e incluso de depresiones ocasionales, el capitalismo parece estar floreciendo como nunca antes.  
Mark Skousen. “The big three in economics: Adam Smith, Karl Marx, and John Maynard Keynes” (2007)

Algunas observaciones se derivan de estos hechos, tomando las afirmaciones de la teoría marxista:

    1. Si la tasa de ganancia debiera tender a disminuir y esta resulta de la plusvalía, eso significaría que la tendencia es a disminuir la explotación, no a aumentarla como calculaba Marx. Aquí su teoría es en sí misma contradictoria.

    2.  Las crisis periódicas del capitalismo concuerdan con la explicación de la dialéctica de los ciclos. Por qué entonces habrían de verse como nocivas? No es, por el contrario, una validación de que luego de cada crisis, el capitalismo emerge mejorado y fortalecido? La monotonía de una economía sin altibajos sería una negación del progreso y la dialéctica. Schumpeter lo desarrolla con su análisis de la “destrucción creativa”.

    3. El proceso de concentración del capital tampoco provocó la desaparición de las pequeñas empresas, pues si bien desaparecieron en algunos sectores, surgieron otras en otros sectores. El desempleo se ha reducido con el tiempo. Las personas cambiaron de ocupación. Tampoco provocó perjuicios a los consumidores, sino al contrario, ya que las economías de escala conducen a mayor eficiencia y productividad, mayores volúmenes de producción, mejor calidad, precios más bajos y mejores salarios. 

    4. La acumulación y concentración de capital contribuye a la desigualdad de ingresos y de riqueza. Pero no es en sí misma un problema, en cuanto, a la vez que incrementa la desigualdad, reduce la pobreza, por lo mencionado en el punto anterior. 

La doctrina de Marx es la base del socialismo, como la de Smith y otros lo es del capitalismo. Pero veamos cómo surge la doctrina marxista, en lo escrito al respecto en 1932 por Ludwig von Mises:

… “la idea fundamental del socialismo se fue desarrollando claramente a partir del segundo cuarto del siglo XIX, y los proyectos de un orden social socialista, concebidos por los escritores que la terminología marxista denomina hoy «socialistas utópicos», se convirtieron en materia de examen científico. Este examen reducía a la nada la idea socialista. Los «utopistas» no habían logrado inventar, edificar un sistema social capaz de resistir a la crítica de los economistas y de los sociólogos. Era fácil descubrir los puntos débiles de sus proyectos. Se demostró que una sociedad organizada conforme a los principios de los utopistas no podía vivir ni funcionar, y que no podría ciertamente llevar a cabo lo que de ella se esperaba. Hacia mediados del siglo XIX las ideas socialistas parecían estar muertas definitivamente. La ciencia, por medio de una argumentación rigurosamente lógica, había demostrado su vaciedad, y los portavoces del socialismo se mostraban incapaces de oponer a dicha argumentación contraargumentos de algún valor.

En ese momento Marx entró en escena, muy imbuido de dialéctica hegeliana. Es fácil abusar del método hegeliano cuando se quiere subordinar el pensamiento al servicio de ideas fantásticas, de imaginaciones arbitrarias y de redundancias metafísicas, para probar todo lo que complace a tal o cual política.

Ahí encontró Marx, sin dificultad, un medio de sacar al socialismo del descrédito en que había caído. Puesto que la ciencia y el pensamiento lógico ofrecían testimonios contra el socialismo, se quería hallar un sistema que lo protegiese de la ingrata crítica de los científicos y de los lógicos. Esa fue la tarea que el marxismo se esforzó en realizar. Para ello empleó tres medios. [Marx] Negaba el carácter necesario y universal de la lógica, válido para todos los hombres y todas las épocas. [Aseguraba que] El pensamiento es función de la clase social en que vive el pensador, es una «superestructura ideológica» de sus intereses de clase. Marx declara como «burgués», como defensor del capitalismo, el tipo de razonamiento que refuta la idea socialista. En segundo lugar, el marxismo enseñaba que el proceso dialéctico conduce fatalmente al socialismo. El objeto y fin de la historia es, dice, la socialización de los medios de producción mediante la expropiación de los expropiadores en cuanto negación de la negación. El marxismo, finalmente, pretendía que es inadmisible ocuparse, como hicieron los utopistas, de la organización de la Tierra Prometida del socialismo, que verá la luz como inevitable necesidad. Aún más, la ciencia debería renunciar a cualquier estudio sobre el carácter y la esencia del socialismo, puesto que éste es ineluctable.

Nunca doctrina alguna obtuvo en la historia un triunfo tan rápido ni tan completo como esos tres principios del marxismo. … El éxito incomparable del marxismo se debe al hecho de que promete realizar los sueños y los viejos deseos de la humanidad y saciar sus resentimientos innatos. Promete el paraíso terrenal, una Jauja llena de felicidades y de goces, y el regalo más apetitoso para los desheredados: la humillación de todos aquellos que son más fuertes y mejores que la multitud. Enseña cómo eliminar la lógica y el pensamiento, debido a que estos hacen ver la estupidez de tales sueños de felicidad y venganza. El marxismo es la más radical de todas las reacciones contra el dominio del pensamiento científico sobre la vida y la acción establecida por el racionalismo. Es contrario a la lógica, a la ciencia, al pensamiento. Por otro lado, su principio más notable es la prohibición de pensar e investigar científicamente la organización y el funcionamiento de la economía socialista. Por un procedimiento característico de su rencor contra la ciencia, el marxismo se ha aplicado a sí mismo el nombre de socialismo «científico». Al extender su autoridad sobre la vida y la acción con éxito indiscutible, la ciencia ha adquirido un prestigio del cual el marxismo quiere sacar partido en su lucha contra el empleo de la ciencia en la organización de la economía social. Los bolcheviques no cesan de repetir que la religión es un opio para el pueblo. Lo cierto, sin embargo, es que el marxismo es el opio de la alta clase intelectual, de quienes podrían pensar y a quienes desea mantener al margen del pensamiento.” Ludwig von Mises. Socialismo: Análisis Económico y Sociológico. Unión Editorial, 2007.

Una comparación que trata de resumir el pensamiento de Smith y el de Marx sobre el sistema capitalista es la siguiente:

“Si la obra de Adam Smith es el Génesis de la economía moderna, la de Karl Marx es su Éxodo. Si el filósofo escocés es el gran creador del laissez-faire, el revolucionario alemán es su gran destructor. El marxista John E. Roemer lo admite. Según él, la “principal diferencia” entre Smith y Marx es la siguiente: “Smith sostuvo que la búsqueda del individuo del interés propio conduciría a un resultado beneficioso para todos, mientras que Marx sostuvo que la búsqueda del interés propio conduciría a la anarquía, la crisis, y la disolución del propio sistema basado en la propiedad privada. . . . Smith habló de la mano invisible que guía a los agentes individuales y de interés propio para llevar a cabo aquellas acciones que serían, a pesar de su falta de preocupación por tal resultado, socialmente óptimas; para el marxismo el símil es el puño de hierro de la competencia, pulverizando a los trabajadores y empeorándolos de lo que estarían en otro sistema factible, a saber, uno basado en la propiedad social o pública de la propiedad” (Roemer 1988, 2–3)”. Citado en Mark Skousen. “The big three in economics: Adam Smith, Karl Marx, and John Maynard Keynes” (2007)

Al pasar el tiempo, ha quedado demostrada la capacidad del capitalismo para producir riqueza y progreso. Hasta el mismo Marx quedó muy impresionado con la capacidad de los empresarios para acumular más capital y crear nuevos mercados, tanto en el país como en el extranjero. El Manifiesto Comunista describió este fenómeno en un pasaje famoso: “La burguesía, durante su gobierno de escasos cien años, ha creado fuerzas productivas más masivas y colosales que todas las generaciones anteriores juntas“. 

Marx argumentó que el capitalismo es en esencia un sistema de búsqueda de rentas: en lugar de crear riqueza de la nada, como les gusta imaginar, los capitalistas se dedican a expropiar la riqueza de los demás. Marx estaba equivocado acerca del capitalismo en esencia: los grandes empresarios acumulan fortunas inventando nuevos productos o nuevas formas de organizar la producción. Pero tenía un punto sobre el capitalismo en su forma burocrática. Un número deprimente de los jefes de hoy son burócratas corporativos en lugar de creadores de riqueza, que usan fórmulas convenientes para asegurarse de que sus salarios aumenten. Trabajan de la mano con una creciente multitud de otros solicitantes de rentas, como consultores de gestión (que sueñan con nuevas excusas para la búsqueda de rentas).

El capitalismo, sostuvo Marx, es por su naturaleza un sistema global: “Debe anidarse en todas partes, establecerse en todas partes, establecer conexiones en todas partes”. Eso es tan cierto hoy como lo fue en la era victoriana. Los dos desarrollos más llamativos de los últimos 30 años son el desmantelamiento progresivo de las barreras a la libre circulación de los factores de producción (bienes, capital y, en cierta medida, personas) y el surgimiento del mundo emergente. Las empresas globales plantan sus banderas donde sea más conveniente. Los CEOs sin fronteras se trasladan de un país a otro en busca de la eficiencia. El jamboree anual del Foro Económico Mundial en Davos, Suiza, bien podría titularse “Marx tenía razón”.

Pensaba que el capitalismo tenía una tendencia al monopolio, ya que los capitalistas exitosos expulsaban a sus rivales más débiles del preludio a la extracción de las rentas del monopolio. Nuevamente, esto parece ser una descripción razonable del mundo comercial que está siendo moldeado por la globalización e Internet. Las empresas más grandes del mundo no solo están creciendo en términos absolutos, sino que también están convirtiendo a un gran número de empresas más pequeñas en simples apéndices. Los gigantes de la nueva economía están ejerciendo un dominio de mercado que no se había visto desde los barones ladrones de Estados Unidos. Facebook y Google absorben dos tercios de los ingresos publicitarios en línea de Estados Unidos. Amazon controla más del 40% del floreciente mercado de compras en línea del país. En algunos países, Google procesa más del 90% de las búsquedas web. El medio no solo es el mensaje, sino que la plataforma también es el mercado.

Desde el punto de vista de Marx, el capitalismo produjo un ejército de trabajadores ocasionales que existían de un trabajo a otro. Durante el largo boom de la posguerra, esto parecía una tontería. Lejos de no tener nada que perder excepto sus cadenas, los trabajadores del mundo, al menos el mundo rico, tenían trabajos seguros, casas en los suburbios y una gran cantidad de posesiones. Los marxistas como Herbert Marcuse se vieron obligados a denunciar el capitalismo con el argumento de que producía demasiada riqueza para los trabajadores en lugar de muy poco.

Sin embargo, una vez más, el argumento de Marx está ganando urgencia. La economía del concierto está reuniendo una fuerza de reserva de trabajadores atomizados que esperan ser convocados, a través de capataces electrónicos, para entregar la comida de las personas, limpiar sus casas o actuar como sus choferes. 

… Aún así, la rehabilitación no debería ir demasiado lejos. Los errores de Marx superaron con creces sus ideas. Su insistencia en que el capitalismo lleva el nivel de vida de los trabajadores al nivel de subsistencia es absurdo. El genio del capitalismo es que reduce sin descanso el precio de los artículos de consumo regular: los trabajadores de hoy tienen fácil acceso a los bienes que alguna vez se consideraron lujos de los monarcas. El Banco Mundial calcula que el número de personas en “extrema pobreza” ha disminuido de 1.850 millones en 1990 a 767 millones en 2013, una cifra que pone en perspectiva el estancamiento lamentable del nivel de vida de los trabajadores occidentales. La visión de Marx de un futuro pos capitalista es banal y peligrosa: banal porque presenta una imagen de personas que holgazanean (cazar por la mañana, pescar por la tarde, criar ganado por la noche y criticar después de la cena);

Sin embargo, el mayor fracaso de Marx fue que subestimó el poder de la reforma: la capacidad de las personas para resolver los problemas evidentes del capitalismo a través de la discusión racional y el compromiso. Él creía que la historia era un carro que tronaba hasta un fin predeterminado y que lo mejor que pueden hacer los aurigas es esperar. Los reformadores liberales, incluido su casi contemporáneo William Gladstone, han demostrado repetidamente que estaba equivocado. No solo han salvado al capitalismo de sí mismo mediante la introducción de reformas de gran alcance, sino que lo han hecho a través del poder de la persuasión. La “superestructura” ha triunfado sobre la “base”, el “cretinismo parlamentario” sobre la “dictadura del proletariado”. The Economist. Rulers of the world: read Karl Marx!

Un enfoque basado en las fallas de las tesis que sostenía el marxismo es el que presenta el investigador alemán Immanuel Wallerstein.

Marx ha muerto muchas veces, pero ha experimentado otros tantos renacimientos. Como para todo pensador de esta envergadura, es a la luz de la actualidad que es preciso releerlo, puesto que hoy en día no sólo es Marx quien muere una vez más; es también toda una serie de estados que se habían atribuido la etiqueta marxista-leninista los que se encuentran conmocionados y que en su mayor parte se derrumban. Ante esta situación, algunas personas se regocijan, otras entristecen, pero raros son quienes intentan hacer un balance juicioso y ponderado. Recordemos de entrada que el marxismo no es la suma de las ideas o de los escritos de Marx, sino más bien un conjunto de teorías, de análisis y de recetas de acción política —inspiradas sin duda en los razonamientos de Marx— que fueron erigidas en una especie de canon; esta versión del marxismo, que llamaré dominante, se debe a los aportes paralelos y sucesivos, conjuntos mas no conjugados, de dos partidos históricos; el partido socialdemócrata alemán (sobre todo en el periodo anterior a 1914) y el partido bolchevique, que se convirtió en el Partido Comunista de la Unión Soviética. Si bien la versión dominante del “marxismo” no ocupó nunca sola el terreno, otras versiones permanecieron, hasta una época relativamente reciente, decididamente minoritarias. Los verdaderos inicios de la escisión del marxismo no datan, en efecto, sino de la revolución que sacudió al mundo en 1968 (ver Lefebvre, 1976). Una cierta confusión surgió de la coincidencia de esta revolución con el estancamiento, y luego el fracaso, de los estados etiquetados como marxistas.

Para salir de esta confusión es preciso aceptar un desafío particularmente delicado: intentar separar, en la medida de lo posible, por una parte, las tesis del “marxismo de los partidos” (versión dominante), que están gravemente comprometidas —incluso totalmente refutadas— por el derrumbe de los estados del “socialismo real”; y, por otra, las tesis de Marx o aquellos aspectos de su pensamiento (o aun los de la práctica de los marxistas) que no estaban —o no estaban esencialmente— implicados en la experiencia de los estados-partidos.

El razonamiento siguiente puede resumirse en estos términos: lo que ha muerto es el marxismo como teoría de la modernidad, teoría coexistente con la del liberalismo y, a decir verdad, inspirada en él. Lo que aún no ha muerto es el marxismo como crítica de la modernidad (incluyendo la manifestación histórica de esta última, la economía-mundo capitalista). Lo que ha muerto es el marxismo-leninismo como estrategia política, que, bien considerada, fue una estrategia reformista. Lo que aún no ha muerto es la tendencia anti sistémica popular y marxizante que anima ciertas fuerzas sociales reales.

Me parece que la teoría del marxismo, convertido en marxismo-leninismo, reposaba de hecho en cinco tesis principales. Éstas no emanaron de los marxólogos, sino de los marxistas practicantes y fueron elaboradas a través de la praxis de los partidos.

En suma, una tras otra, cada una de las cinco tesis del marxismo de los partidos (marxismo realmente existente) fueron nuevamente puestas en tela de juicio, particularmente por aquellos mismos que habían sostenido estos regímenes. Immanuel Wallerstein. El Marxismo después del fin de los Comunismos. 1993,

Sin embargo, todas las evidencias anteriormente presentadas sobre los errores de la doctrina marxista son invalidadas a priori por los marxistas recurriendo al polilogismo: invalidar la lógica, pretender que la lógica no es única, sino que depende de quién la expresa y que la única lógica válida es la lógica marxista. Veamos lo que al respecto nos dice Ludwig von Mises:

Hasta mediados del siglo XIX, nadie se atrevió a cuestionar el hecho de que la estructura lógica de la mente es inmutable y común a todos los seres humanos. Todas las interrelaciones humanas se basan en este supuesto de una estructura lógica uniforme. Solo podemos hablar unos con otros porque podemos apelar a algo común para todos nosotros, a saber, la estructura lógica de la razón

Hay personas que no pueden contar más de tres; pero su conteo, por lo que va, no difiere del de Gauss o Laplace. Ningún historiador o viajero nos ha traído ningún conocimiento de personas para quienes a y no-a eran idénticos, o quienes no podían comprender la diferencia entre afirmación y negación.

Diariamente, es cierto, las personas violan los principios lógicos en el razonamiento. Pero quien examina sus inferencias de manera competente puede descubrir sus errores. Debido a que todos consideran que estos hechos son incuestionables, los hombres entran en discusiones; se hablan el uno al otro escriben cartas y libros; Intentan probar o refutar. La cooperación social e intelectual entre hombres sería imposible si esto no fuera así. Nuestras mentes ni siquiera pueden imaginar constantemente un mundo poblado por hombres de diferentes estructuras lógicas o una estructura lógica diferente a la nuestra.

Sin embargo, en el transcurso del siglo XIX, este hecho innegable ha sido impugnado. Marx y los marxistas, entre ellos el «filósofo proletario» Dietzgen, enseñaron que el pensamiento está determinado por la posición de clase del pensador. Lo que produce el pensamiento no es verdad sino «ideologías».

Esta palabra significa, en el contexto de la filosofía marxiana, un disfraz del interés egoísta de la clase social a la que está unido el individuo pensante. Por lo tanto, es inútil discutir cualquier cosa con personas de otra clase social.

Las ideologías no necesitan ser refutadas por el razonamiento discursivo; deben desenmascararse denunciando la posición de clase, el trasfondo social de sus autores. Pues, los marxistas no discuten los méritos de las teorías físicas; simplemente descubren a los «burgueses».

Los marxistas han recurrido al polilogismo porque no pudieron refutar con métodos lógicos las teorías desarrolladas por la economía «burguesa» o las inferencias extraídas de estas teorías que demuestran la impracticabilidad del socialismo. Como no pudieron demostrar racionalmente la solidez de sus propias ideas o la insensatez de las ideas de sus adversarios, han denunciado los métodos lógicos aceptados.

El éxito de esta estratagema marxiana no tuvo precedentes. Ha brindado pruebas contra cualquier crítica razonable de todos los absurdos de los supuestos economistas marxianos y de la posible sociología. Sólo mediante los trucos lógicos del polilogismo podría el estatismo hacerse con la mente moderna.

El principio del polilogismo llevaría a la inferencia de que las enseñanzas marxianas tampoco son objetivamente verdaderas, sino que son solo declaraciones «ideológicas». Pero los marxistas lo niegan. Ellos reclaman para sus propias doctrinas el carácter de verdad absoluta. Así, Dietzgen enseña que «las ideas de la lógica proletaria no son ideas de partido, sino el resultado de la lógica pura y simple». La lógica proletaria no es «ideología» sino lógica absoluta. Los marxistas actuales, que etiquetan sus enseñanzas como sociología del conocimiento dan prueba de la misma inconsistencia.

Uno de sus campeones, el profesor Mannheim, intenta demostrar que existe un grupo de hombres, los «intelectuales desapegados», que están equipados con el don de captar la verdad sin caer en la culpa de los errores ideológicos. Por supuesto, el profesor Mannheim está convencido de que es el más importante de estos «intelectuales desapegados». Simplemente no puedes refutarlo. Si no estás de acuerdo con él, solo demuestras que tú mismo no eres uno de esta elite de «intelectuales desapegados» y que tus declaraciones son tonterías ideológicas.

Los nacionalsocialistas alemanes tuvieron que enfrentar precisamente el mismo problema que los marxistas. Tampoco pudieron demostrar la exactitud de sus propias afirmaciones ni refutar las teorías de la economía y la praxeología. Así se refugiaron bajo el techo del polilogismo, preparado para ellos por los marxistas. Por supuesto, inventaron su propia marca de polilogismo. La estructura lógica de la mente, dicen, es diferente en diferentes naciones y razas.

A los ojos de los marxistas, Ricardo, Freud, Bergson, y Einstein se equivocan porque son burgueses; a los ojos de los nazis están equivocados porque son judíos. Ni el polilogismo marxiano ni el nazi fueron más lejos que declarar que la estructura lógica de la mente es diferente con varias clases o razas. Nunca se aventuraron a demostrar precisamente en qué difiere la lógica de los proletarios de la lógica de la burguesía, o en qué difiere la lógica de los arios de la lógica de los judíos o los británicos.

El polilogismo tiene un método peculiar de tratar con puntos de vista disidentes. Si sus partidarios no logran desenmascarar el fondo de un oponente, simplemente lo califican de traidor. Tanto los marxistas como los nazis conocen solo dos categorías de adversarios. Los extraños, ya sean miembros de una clase no proletaria o de una raza no aria, están equivocados porque son extraños; los opositores de origen proletario o ario están equivocados porque son traidores.  Lo que los Nazis tomaron prestado de Marx, por Ludwig von Mises.

Arturo J. Sol órzano
Mayo de 2019

 

APÉNDICE

Teorías explicativas de los factores determinantes del valor y precio de las cosas

Karl Marx y la Conclusión de su Sistema o La Conclusión del Sistema Marxiano

Wicksteed sobre la plusvalía

La crítica de Schumpeter a la teoría económica de Marx

Refutación a las teorías del valor trabajo y de la explotación de Marx – Juan Ramón Rallo

El atractivo principal que para muchos tiene la doctrina elaborada por Karl Marx se basa en haber proveído justificaciones teóricas a las inclinaciones igualitarias y colectivistas: (i) legitimar el papel de víctimas que muchas personas tienen de sí mismos, víctimas de otros que son culpables de su pobreza o su falta de éxito económico al arrebatarles el fruto de su trabajo; (ii) los villanos capitalistas explotadores no tienen ningún mérito ni cualidades personales que  expliquen su progreso económico; (iii) tal sistema de explotación solo conducirá a la concentración de la riqueza en los capitalistas mientras se produce un empeoramiento del  nivel de vida de los trabajadores; (iv) la buena noticia es que ha descubierto las “leyes científicas” que rigen el curso de la historia, que indican que tal sistema llegará a su fin para dar lugar a uno, el comunismo, donde cesa la explotación y todos se reparten por igual lo que el sistema produce, sin importar su capacidad de contribución al mismo.

El andamiaje teórico construido por Marx se basó, principalmente, en su concepción del valor de las cosas, su ley del valor derivado del trabajo y la apropiación del mismo por el capitalista, la teoría de la explotación, la concentración del capital y la reducción de la tasa media de ganancia. La otra base fue el uso de la dialéctica hegeliana para la interpretación de los cambios económicos en la historia que lo llevaron a profetizar la destrucción del capitalismo y su sustitución por el socialismo, como sistema intermedio hacia el comunismo. En este capítulo empezamos por  referirnos a los errores y equivocaciones de la teoría económica de Marx y posteriormente a los que forman parte de su teoría del desarrollo social.

Karl-Friedrich Israel introduce en un artículo una de las críticas más devastadoras de la teoría marxista con las siguientes palabras.

“El segundo y tercer volumen de Kapital de Marx fueron publicados póstumamente bajo la dirección de su estrecho colaborador Friedrich Engels en 1883 y 1894, respectivamente. Es un hecho curioso que para entonces los cimientos subyacentes del sistema económico de Marx, tal como se presentaron en el primer volumen en 1867, estaban completamente obsoletos. En cierto modo, todo el punto de partida del análisis de Marx estaba obsoleto antes de que su final viera la luz del día. Esta obsolescencia no ha impedido en lo más mínimo el tremendo éxito del marxismo en el ámbito político y cultural. La narrativa de la explotación inherente de los trabajadores asalariados por parte de los capitalistas está viva hoy en día, a pesar de un nivel de vida material creciente y de unos servicios tecnológicos cada vez más innovadores que hace tan sólo unos años eran inimaginables.

Marx había reconocido, por supuesto, que el capitalismo mejora el nivel de vida de la gran mayoría de la gente, incluidos los trabajadores. El reconocimiento de Marx es precisamente la razón por la que la idea de que los trabajadores siempre son remunerados a nivel de subsistencia tuvo que ser rescatada mediante la redefinición del concepto de subsistencia. La subsistencia ya no se consideraba una mera supervivencia, sino más bien una vida plena que depende de la etapa de desarrollo económico. Algunos comentaristas críticos han encontrado que esta idea de subsistencia es suficiente para descartar la teoría de la explotación marxista, pero en sentido estricto, el mero hecho de que el nivel de vida material de los trabajadores esté aumentando bajo el capitalismo, no implica en absoluto que los trabajadores no sean explotados. Es muy posible que los trabajadores sigan sin recibir la parte que les corresponde, incluso hoy en día.

Sin embargo, en la medida en que la explotación existe en la sociedad, no emana de ninguna característica inherente a la relación entre capital y trabajo en un orden de libre mercado. Este argumento fue demostrado desde el principio por el gran economista austriaco Eugen von Böhm-Bawerk en su crítica magistral La conclusión del sistema marxiano (1896).

Incluso después de más de 120 años, vale la pena entender la crítica de Böhm-Bawerk, y no sólo porque haya proporcionado varios ejemplos interesantes para los que la teoría del valor-trabajo no parece ser válida. Después de todo, tales ejemplos podrían ser sólo las excepciones que dejan la regla intacta. Vale especialmente la pena leer a Böhm-Bawerk, porque puso al descubierto una contradicción interna que pone en peligro todo el marco marxiano.

Para la vergüenza duradera de todos los autoproclamados marxistas modernos, nadie ha presentado todavía una solución viable a la crítica de Böhm-Bawerk.” Karl-Friedrich Israel. El fin de la teoría de la explotación marxiana

En este video Martin Krause muestra con ejemplos cómo la teoría subjetiva del valor logra lo que no puede explicar la teoría del valor trabajo de Marx.

Eugen Böhm-Bawerk, economista austríaco, describe los errores conceptuales de la teoría del valor-trabajo de Marx.  Los siguientes párrafos resumen lo fundamental de su crítica.

… Marx había enseñado en su primer volumen que todo el valor de las mercancías se basaba en el trabajo incorporado en ellas, y que en virtud de esta “ley del valor” se deben intercambiar en proporción a la cantidad de trabajo que contienen; que, además, la plusvalía o ganancia que obtiene el capitalista era el fruto de la extorsión practicada al trabajador; que, sin embargo, la cantidad de plusvalía no era proporcional a la cantidad total del capital empleado por el capitalista, sino solo a la cantidad de la parte “variable”, es decir, a la parte del capital pagada en salarios mientras que el “capital constante”, el capital empleado en la compra de los medios de producción, no agregó plusvalía. Sin embargo, en la vida diaria, la ganancia de capital es proporcional al capital total invertido; y, en gran parte por esta razón, los productos no se intercambian como un hecho en proporción a la cantidad de trabajo incorporado en ellos. Aquí, por lo tanto, había una contradicción entre el sistema y el hecho que apenas parecía admitir una explicación satisfactoria. La evidente contradicción tampoco escapó al propio Marx. Él dice con referencia a ella: “Esta ley” (la ley, a saber, que la plusvalía es proporcional solo a la parte variable del capital), “claramente contradice toda experiencia prima facie”. Pero al mismo tiempo declara que la contradicción es solo aparente, cuya solución requiere muchos enlaces faltantes, y será pospuesta a volúmenes posteriores de su trabajo. La crítica experta pensó que podría aventurarse a profetizar con certeza que Marx nunca redimiría esta promesa, porque, como trató de demostrarlo de manera elaborada, la contradicción era insoluble. Sin embargo, su razonamiento no causó ninguna impresión en la masa de los seguidores de Marx. Su simple promesa superaba todas las refutaciones lógicas.

… El suspenso se volvió más difícil cuando se vio que en el segundo volumen del trabajo de Marx, que apareció después de la muerte del maestro, no se había hecho ningún intento hacia la solución anunciada (que, según el plan de todo el trabajo, estaba reservada para el tercer volumen), ni siquiera se dio la más mínima indicación de la dirección en la que Marx propuso buscar la solución.

Entre 1885, el año en que apareció el segundo volumen de Capital de Marx, y 1894, cuando salió el tercer volumen, se realizó un concurso de ensayos de premios sobre la “tasa de ganancia promedio” y su relación con la “ley del valor” [al que Friedrich Engels había convocado] para intentar resolver el problema “cómo, no solo sin contradecir la ley del valor, sino incluso en virtud de ella, se puede y se debe crear una tasa de beneficio promedio igual“. … Según el punto de vista de Friedrich Engels … nadie logró llevarse el premio. Eugen Böhm-Bawerk. Karl Marx and the Close of His System.

Con esta introducción al problema insoluble de que en la realidad verificable los productos no se intercambian por un valor que está en proporción a la cantidad de trabajo incorporado en ellos y que por tanto invalida el concepto de plusvalía, Böhm-Bawerk procede a realizar un análisis detallado de la construcción lógica que sigue Marx, desde la definición de mercancía, la distinción entre valor de uso y valor de cambio, el tiempo de trabajo socialmente necesario para producir la mercancía, el concepto de plusvalía generada por la fuerza de trabajo, la tasa de plusvalía y la tasa de ganancia.

Luego pasa a exponer los errores lógicos de esa construcción teórica, tales como la falta de pruebas empíricas con información de la realidad; la exclusión inicial, per se, del análisis del efecto de la oferta y la demanda en el valor de cambio; el uso de una prueba negativa –por exclusión arbitraria de propiedades-, en lugar de positiva, para encontrar el factor común que explicaría el valor de cambio de las mercancías; la exclusión del factor cualitativo, tanto del trabajo como de las mercancías; la falacia del trabajo simple (no calificado) para calcular el tiempo de trabajo incorporado y por tanto el valor de las mercancías; los errores de método al ignorar en la investigación científica el mismo punto que exige explicación; la contradicción entre la ley del “precio de producción” y la “ley de valor”; el posterior análisis superficial y forzado de la competencia, la oferta y la demanda; la contradicción con su tesis original y la admisión de que las mercancías se intercambian pricipalmente según sus precios de producción debido a la competencia (oferta y demanda); y la inconsistente descripción de los factores que rigen el valor de mercado, entre otros.

En fin, un análisis crítico de alta calidad científica que desmenuza, parte por parte, las teorías expuestas por Marx en los tres volúmenes de El Capital, señalando los errores, inconsistencias, contradicciones y falacias existentes en la obra, y

que, desde el principio, su argumento no es natural y no se adapta al carácter del problema; y, además, que la evidencia que Marx presenta en su sistema claramente no es la misma por medio de la cual él mismo llega a sus convicciones, sino que posteriormente se consideró como un apoyo artificial para una opinión que se derivaba previamente de otras fuentes; y finalmente, y este es el punto más decisivo, que el razonamiento está lleno de las fallas más obvias de lógica y método que lo privan de toda fuerza. … Sin embargo, lo que diré es que nadie, con una mente tan poderosa como Marx, ha exhibido una lógica tan continua y tan palpablemente errónea como lo demuestra en la prueba sistemática de su doctrina fundamental.” Böhm-Bawerk. Idem.

Otros dos párrafos resumen la crítica de Böhm-Bawerk:  

…De tal naturaleza son el razonamiento y el método empleado por Marx al introducir en su sistema su proposición fundamental de que el trabajo es la única base de valor. En mi opinión, es bastante imposible que este hocus-pocus dialéctico constituya el fundamento y la fuente de las propias convicciones de Marx. Hubiera sido imposible para un pensador como él (y lo veo como una fuerza intelectual del más alto orden), haber seguido métodos tan tortuosos y antinaturales si hubiera estado involucrado, con una mente libre y abierta, en realmente investigar las conexiones reales de las cosas y formar sus propias conclusiones con respecto a ellas; hubiera sido imposible para él caer sucesivamente por simple accidente en todos los errores de pensamiento y método que he descrito, para llegar a la conclusión de que el trabajo es la única fuente de valor como la consecuencia natural, no el resultado deseado y predeterminado, de tal modo de investigación.

…Aquí yace [en el décimo capítulo del tercer volumen de El Capital], creo, el Alfa y la Omega de todo lo que es falaz, contradictorio y vago en el tratamiento de su tema por parte de Marx. Su sistema no está en contacto cercano con los hechos. Marx no ha deducido de los hechos los principios fundamentales de su sistema, ya sea mediante un empirismo sólido o un análisis económico-psicológico sólido; pero lo encuentra en un terreno no más firme que una dialéctica formal. Esta es la gran falla radical del sistema marxista en su nacimiento; de él todo lo demás surge necesariamente. El sistema funciona en una dirección, los hechos van en otra; y cruzan el curso del sistema a veces aquí, a veces allí, y en cada ocasión la falla original engendra una falla nueva. El conflicto entre el sistema y los hechos deben mantenerse apartados de la vista, de modo que el asunto esté envuelto en la oscuridad o la vaguedad, o se dé vuelta y se retuerza con los mismos trucos de dialéctica que al principio; o donde nada de esto sirve tenemos una contradicción. Tal es el carácter del décimo capítulo del tercer volumen de Marx. Trae la mala cosecha diferida durante mucho tiempo, que creció por necesidad de la mala semilla. Eugen Böhm-Bawerk. Karl Marx and the Close of His System.

Una traducción al español está en el Apéndice: Karl Marx y la Conclusión de su Sistema o La Conclusión del Sistema Marxiano

Otro crítico de la teoría del valor trabajo de Marx es Phillip Wiksteed, quien argumenta que solo si la fuerza de trabajo pudiera cambiarse para producir más fuerza de trabajo, en lugar de para producir otras mercancías, su valor estaría relacionado con el tiempo necesario para producirla, es decir, con el costo de producir y reproducir al trabajador. Ver la argumentación en el apéndice Wicksteed sobre la plusvalía.

La principal crítica que Joseph Schumpeter hizo a la teoría del valor trabajo se centra en la imposibilidad de calcular el valor de la fuerza de trabajo, que Marx considera una mercancía,  ya que los trabajadores, a diferencia de las máquinas, no son “producidos” de acuerdo con cálculos racionales de costos.  A continuación los párrafos esenciales sobre este tema. Una ampliación de este tema está en La crítica de Schumpeter a la teoría económica de Marx.

“… Todo el mundo sabe que esta teoría del valor es insatisfactoria. … Para la economía como ciencia positiva, sin embargo, que tiene que describir o explicar los procesos reales, es mucho más importante preguntar cómo funciona la teoría del valor trabajo como una herramienta de análisis, y el verdadero problema con ella es que lo hace muy mal.

Para empezar, no funciona en absoluto fuera del caso de competencia perfecta. En segundo lugar, incluso con una competencia perfecta nunca funciona sin problemas excepto si el trabajo es el único factor de producción y, además, si el trabajo es todo de un tipo.

…La teoría que la reemplazó, en su forma más antigua y ahora anticuada, conocida como la teoría de la utilidad marginal, puede reclamar superioridad en muchos aspectos, pero el verdadero argumento es porque es mucho más general y se aplica igualmente bien, por un lado, a los casos de monopolio y competencia imperfecta y, por otro lado, a la presencia de otros factores y de trabajo de muchos tipos y cualidades diferentes.

… [Según Marx]  El cerebro, los músculos y los nervios de un obrero constituyen, por así decirlo, un fondo o un stock de mano de obra potencial (Arbeitskraft, generalmente traducido no muy satisfactoriamente como fuerza de trabajo). Este fondo o acervo que Marx considera como una especie de sustancia que existe en una cantidad definida y que en la sociedad capitalista es una mercancía como cualquier otra. 

… Ahora bien, dado que el trabajo en ese sentido (no el servicio de trabajo o la verdadera hora-hombre) es una mercancía, la ley del valor debe aplicarse a ella. Es decir, debe, en equilibrio y competencia perfecta, obtener un salario proporcional al número de horas de trabajo que entró en su “producción”. Pero, ¿qué número de horas de trabajo entra en la “producción” del stock de mano de obra potencial que se almacena dentro de la piel de un obrero? Bueno, el número de horas de trabajo que se necesitaron y necesitan para levantarse, comer, vestirse y albergarse el obrero. Esto constituye el valor de ese acervo, y si vende partes de él, expresados en días, semanas o años, recibirá salarios que corresponden al valor del trabajo de esas partes así como un comerciante de esclavos que vende un esclavo recibiría en equilibrio un precio proporcional al número total de esas horas de trabajo. 

…La teoría del valor del trabajo, incluso si pudiéramos concederla válida para cualquier otra mercancía nunca se puede aplicar a la mercancía trabajo, ya que esto implicaría que los trabajadores, como las máquinas, son producidos de acuerdo con cálculos racionales de costos. Como no lo son, no hay ninguna justificación para asumir que el valor de la fuerza de trabajo será proporcional a las horas-hombre que entran en su “producción”. ”  Joseph A. Schumpeter. “Capitalism, Socialism, and Democray” (1943)

Luego, Schumpeter analiza la teoría de la “explotación” marxista, de la concentración del capital, los ciclos económicos y su aporte al análisis histórico.

“Debe observarse, una vez más, que Marx se mantiene así cuidadosamente aparte de todos los tópicos populares que en una u otra forma sostenían que, en el mercado de trabajo capitalista, el obrero es robado o engañado o que, en su lamentable debilidad, está simplemente constreñido a aceptar cualesquiera condiciones que se le impongan. La cosa no es tan sencilla; el obrero obtiene el valor pleno de su potencial de trabajo.

… [Según Marx] Pero una vez que los “capitalistas” han adquirido ese stock de servicios potenciales, están en condiciones de hacer que el trabajador trabaje más horas —prestan más servicios reales— de lo que se necesita para producir ese stock o existencia potencial. Pueden exigir, en este sentido, más horas de trabajo reales de las que han pagado. Dado que los productos resultantes también se venden a un precio proporcional a las horas-hombre que entran en su producción, existe una diferencia entre los dos valores —que surgen de nada más que el modus operandi de la ley marxista de los valores— que necesariamente y en virtud del mecanismo de los mercados capitalistas va al capitalista. Este es el valor de excedente o  plusvalía (Mehrwert). Al apropiarse de él, el trabajo capitalista “explota” al obrero, aunque paga a los obreros no menos que el valor total de su potencial laboral y recibe de los consumidores no más que el valor total de los productos que vende. Una vez más, debe observarse que no hay ningún atractivo para cosas tales como la fijación de precios desleales, la restricción de la producción o el engaño en los mercados de los productos. Marx, por supuesto, no quiso negar la existencia de tales prácticas. Pero las vio en su verdadera perspectiva y, por lo tanto, nunca basó en ellas ninguna conclusión fundamental.

… En primer lugar, la teoría de la plusvalía no hace en nada más fácil la resolución de los problemas aludidos anteriormente, que son creados por la discrepancia entre la teoría del valor del trabajo y los hechos patentes de la realidad económica. Por el contrario, los agudiza, porque, según esta teoría, el capital constante —es decir, el capital que no es de salarios- no transmite al producto un valor superior al .que pierde en su producción; únicamente transmite más valor el capital de salarios y los beneficios obtenidos habrán de variar, por consiguiente, de una empresa a otra, según la composición orgánica de sus capitales. Marx cuenta con la competencia entre los capitalistas para llevar a cabo una redistribución tal de la “masa” total de plusvalía .que cada empresa obtenga beneficios proporcionales a su capital total o que se equiparen los tipos singulares de los beneficios. Vemos, fácilmente, que la dificultad entra en la categoría de los falsos problemas que resultan siempre de los intentos de construcción de una teoría artificiosa y la solución pertenece a la categoría de las resoluciones desesperadas.

…Pero una proposición afín, aunque no idéntica, proporciona a la vez una de las “fuerzas” más importantes de la dinámica de Marx y el eslabón que une la teoría de la explotación y la planta superior del edificio analítico de Marx, denominada, usualmente, teoría de la acumulación.

La parte principal del botín arrancado a la mano de obra explotada (según algunos de sus discípulos, prácticamente todo él) la convierten los capitalistas en capital, esto es, en medio de producción. En sí misma, y prescindiendo del modo de expresión con que la presenta ta fraseología de Marx, ésta no es, por supuesto, más que la afirmación de un hecho bien conocido, descrito por lo general en términos de ahorro e inversión. 

… Al discutir la teoría de la explotación de Marx he subrayado que, en una economía de competencia perfecta, los beneficios de explotación inducirían a los capitalistas a expandir la producción o a intentar expandirla, porque desde el punto de vista de cada uno de ellos esto significaría más beneficio. Ahora bien: para conseguirlo tendrían que acumular. Además, el efecto masivo de este comportamiento tendería a reducir las plus valías a causa de la elevación consiguiente de los tipos de salarios, así como también por una baja subsiguiente de los precios de los productos, lo cual constituye un buen ejemplo de las contradicciones inherentes al capitalismo, que eran tan queridas por el corazón de Marx. Y esta misma tendencia constituirla, también para el capitalista individual, otra razón por la que se sentiría compelido a acumular, aunque, en definitiva, este comportamiento haría, a su vez, empeorar las cosas para la clase capitalista en su conjunto. Habría, por tanto, una especie de coerción hacia la acumulación aun en un sistema estacionario en todo lo demás, el cual, como antes decía, no puede alcanzar un equilibrio estable hasta que la acumulación haya reducido a cero la plus valía y haya destruido así al capitalismo mismo.

Constantemente se dan posibilidades de obtener ganancias produciendo cosas nuevas o produciendo cosas antiguas más baratas. y se atraenJ para ello, nuevas inversiones. Estos nuevos productos y estos métodos nuevos compiten con los productos y con los métodos antiguos, no en término~ de igualdad, sino de ventaja decisiva que puede significar la muerte para los últimos. Así es como penetra el “progreso” en la sociedad capitalista. A fin de evitar ser vendidas a bajo precio todas las empresas se ven constreñidas, en definitiva, a seguir el mismo camino, esto es, a invertir por su parte, y, a fin de poder hacerlo, a reservar parte de sus beneficios, es decir, a acumular. Así, pues, todo el mundo acumula.

Hay, sin embargo, otra fuerza de acumulación mucho más importante y mucho más drásticamente coercitiva. En realidad, la economía capitalista no es ni puede ser estacionaria. Tampoco se expande conforme a un ritmo uniforme. Está, incesantemente, revolucionada desde dentro por un nuevo espíritu de empresa, es decir, por la introducción de nuevas mercancías o nuevos métodos de producción o nuevas posibilidades comerciales en la estructura industrial, tal como existe en cualquier momento. Todas las estructuras existentes y todas las condiciones de la vida económica se hallan siempre en un proceso de transformación. Toda situación es derribada antes de que haya tenido tiempo de desarrollarse plenamente. En la sociedad capitalista el progreso económico significa derrumbamiento. Y, como veremos en la parte siguiente, en un proceso de derrumbamiento funciona la competencia de una manera completamente diferente a como funcionaría en un sistema estacionario, aunque fuese de competencia perfecta.

… basta con que el beneficio de cada empresa singular esté incesantemente amenazado por la competencia efectiva o potencial de nuevas mercancías o nuevos métodos de producción, que, más tarde o más temprano, lo convertirían en una pérdida. Así obtenemos la fuerza impulsora necesaria e, incluso un analogon a la afirmación de Marx de que el capital constante no produce plusvalía -pues ninguna reunión singular de bienes de capital permanece para siempre como una fuente de sobre ganancia- sin tener que apoyarnos en aquellas partes de su argumentación que son de validez dudosa.

Otro ejemplo lo suministra el eslabón siguiente de la cadena de Marx, su teoría de la concentración, esto es, su tratamiento de la tendencia del proceso capitalista a incrementar tanto el volumen de las instalaciones industriales, com9 el de las unidades de intervención. La única explicación que ofrece,  si se la despoja de su fantasía, se reduce a afirmaciones desapasionadas, tales como la de que “la batalla de la competencia se libra mediante el abaratamiento de las mercancías”, el cual “depende, ceteris paribus de la productividad del trabajo”;  de la que ésta depende, a su vez, de la escala de producción, y la de que “los capitales mayores aniquilan a los menores”.

Sin embargo, la admiración que tantos economistas fuera del redil profesan sentir por esta teoría no es injustificada. Para empezar, predecir el advenimiento de las grandes empresas fue, teniendo en cuenta las condiciones del día de Marx, un logro en sí mismo. Pero hizo más que eso. Enganchó perfectamente la concentración en el proceso de acumulación o más bien visualizó el primero como parte del segundo, y no sólo como parte de su patrón fáctico, sino también de su lógica. Percibió correctamente algunas de las consecuencias, por ejemplo, que “la creciente mayor parte de las masas individuales de capital se convierte en la base material de una revolución ininterrumpida en el modo de producción en sí misma”— y otras al menos en una unilateral o distorsionada manera.

Dos elementos más completarán este boceto: la teoría de Marx de Verelendung o, para usar el equivalente inglés que me he atrevido a adoptar, de la pauperización [immiserization en inglés, empobrecimiento en español], y su teoría (y la de Engels) del ciclo económico. En el primero, tanto el análisis como la visión fallan sin remedio; ambos se cuentan en su haber. Marx sin duda sostuvo que en el curso de la evolución capitalista las tasas salariales reales y el nivel de vida de las masas caería para los mejor pagados, y no mejoraría en los estratos peor pagados y que esto no se produciría a través de ningún accidente o medio ambiente circunstancial, sino en virtud de la lógica misma del proceso capitalista. Como predicción, esto era, por supuesto, singularmente calamitosa y los marxistas de todo tipo se han visto en dificultades en un aprieto para salir con bien de las pruebas claramente adversas con que se enfrentaron. Al principio, y en algunos casos aislados incluso hasta nuestros días, mostraron una notable tenacidad al tratar de salvar esa “ley” como una declaración de una tendencia real confirmada por las estadísticas salariales. Después se esforzaron por darle otro sentido, esto es, por referirla no a los tipos de salario real ni a la participación absoluta en la renta de la clase trabajadora, sino a la parte relativa de las rentas del trabajo respecto de la renta nacional total.

Pero el verdadero problema es que la estructura teórica de Marx es cualquier cosa menos confiable en ese sector: junto con la visión, la base analítica es la culpable. La base de la teoría de la pauperización es la teoría del “ejército de reserva industrial”, es decir, del desempleo creado por la mecanización del proceso de producción. Y la teoría del ejército de reserva se basa a su vez en la doctrina expuesta en la de Ricardo en el capítulo sobre maquinaria. En ningún otro lugar — excepto por supuesto la teoría del valor— el argumento de Marx depende tan completamente del de Ricardo sin agregar nada esencial.

Por una parte, Marx exalta indudablemente -aunque con una motivación no del todo adecuada- el enorme poder del capitalisnmo para desarrollar la capacidad de producción de la sociedad. Por otra parte, destaca incesantemente la creciente miseria de las masas. ¿No es la cosa más natural del mundo concluir que las crisis o depresiones se deben al hecho de que las masas explotadas no pueden comprar todo ]o que este aparato de producción constantemente en aumento crea o está en situación de crear y que, por esta y otras razones, que no necesitamos repetir, el tipo de beneficio baja hasta un nivel de bancarrota? Así, pues, parecemos efectivamente arribar. según el elemento que queramos realizar. a las costas de una teoría del infraconsu.mo o a las de una teoría de la superproducción del tipo más vulgar.

… La realidad es que no tenía ninguna teoría sencilla del ciclo económico. Y no puede deducirse lógicamente ninguna siguiendo sus “leyes” de la evolución capitalista. Aun cuando aceptemos su explicación del origen de la plus valía y convengamos en admitir que la acumulación, la mecanización (aumento relativo del capital constante y la superpoblación profundizan inexorablemente la miseria de las masas y se enlazan en una cadena lógica que termina en la catástrofe del sistema capitalista, incluso entonces nos falta un factor que confiera al proceso las fluctuaciones cíclicas, con carácter de necesi dad, y explique la alternación inmanente de las prosperidades y las depresiones.  Indudablemente, tenemos siempre a la mano bastantes accidentes e incidentes a los que asirnos para compensar los defectos de la explicación fundamental.

Además, hace ya tiempo que marxistas, que en lo demás son ortodoxos, han comenzado a poner en duda la validez de la afirmación de que la concentración del dominio industrial es necesariamente incompatible con el sistema funcional del capitalismo. El primero de ellos en proclamar esta duda mediante un razonamiento bien fundamentado fue Rudolf Hilferding, uno de los dirigentes del importante grupo de los neo-marxistas, quien, efectivamente, se inclinó hacia la tesis opuesta a saber: que el capitalismo podría ganar en estabilidad por medio de la concentración.

No es apenas necesario resumir de un modo detallado. Nuestro bosquejo, aunque imperfecto, debe bastar para establecer: primero, que nadie que se interese algo por el análisis puramente económico puede hablar de éxito absoluto de Marx en el dominio económico; seguro de que nadie que se interese algo por las construcciones. atrevidas puede hablar de fracaso absoluto.

En el tribunal que juzga la técnica teórica el veredicto tiene que ser adverso a Marx. La adhesión a un aparato analítico que ha sido siempre inadecuado y que en los propios días de Marx se anticuaba rápidamente; una larga lista de conclusiones que no están bien deducidas o son manifiestamente erróneas; errores que si se corrigieran cambiarían las conclusiones esenciales, a veces, en sus contrarias; todos estos cargos pueden hacerse, con razón, contra Marx en cuanto técnico teórico.

…Por último, la idea de que la evolución capitalista estallará —o superará— las instituciones de la sociedad capitalista (Zusammenbruchstheorie, la teoría de la catástrofe inevitable) ofrece un último ejemplo de la combinación de un non sequitur con una visión profunda que ayuda a rescatar el resultado.

… Estando basada, como está, la “deducción dialéctica” de Marx en el crecimiento de la miseria y la opresión que provocará la rebelión de las masas, es invalidada por el non sequitur que vicia el argumento que era establecer ese inevitable crecimiento de la miseria.

Pero Marx ha logrado efectivamente una cosa de importancia fundamental para la metodología de la economía. Los economistas siempre han utilizado ó bien el trabajo histórico económico realizado por ellos mismos o bien el trabajo histórico de los demás. Pero los hechos de la historia económica se relegaban a un compartimento separado. Si entraban en la teoría era, simplemente, desempeñando el papel de ilustraciones o posiblemente el de verificación de las conclusiones. Se mezclaban con ella sólo mecánicamente.

Ahora bien: la mezcla de Marx es una mezcla química, es decir. que él introdujo los datos históricos en el mismo razonamiento del que deriva sus conclusiones. Fue el primer economista de rango superior que vio y enseñó, sistemáticamente, cómo la teoría económica puede convertirse en análisis histórico y cómo la narración histórica puede convertirse en histoire raisonnée.  El problema análogo con relación a la estadística no intentó resolverlo. Pero, en cierto sentido, está implícito en el otro. Esto también responde a la cuestión de en qué medida la teoría económica de Marx, de la manera como se expuso al final del capítulo anterior, consiguió apuntalar su andamiaje sociológico. En esto no tuvo éxito; pero al fracasar no sólo señaló una meta, sino que fundó, también, un método.” Joseph A. Schumpeter. “Capitalism, Socialism, and Democray” (1943)

Por su parte, Juan Ramón Rallo, economista español, ofrece un análisis de los errores cometidos por Marx en la construcción de su teoría del valor-trabajo, en el cual resalta la renuencia de Marx a reconocer el papel del empresario en la creación de valor y adjudicarle todo a los trabajadores. 

Un resumen de las principales críticas de Rallo son las siguientes.: 

El primer error o primer problema: la arbitraria selección que efectúa Marx de cuál es el denominador común de las mercancías que participan en un intercambio. Recordemos que Marx afirma que los mercancías que son intercambiadas sólo tienen en común ser fruto del trabajo humano, pero esto es evidentemente falso. La propiedad verdaderamente relevante que tienen en común dos mercancías intercambiadas no es o no son, ni sus propiedades naturales ni el ser fruto de la energía sino que son mercancías, son bienes relativamente escasos con respecto a las necesidades humanas que pueden satisfacer. Es decir, la característica común es la utilidad de las mismas, no el trabajo humano. Esto se demuestra en el caso de una mercancía producida por animales o por robots y en los casos de todo aquello que no es reproducible mediante el trabajo humano. El valor de cambio está determinado por la utilidad de las mercancías.

El segundo error: el tiempo de trabajo socialmente necesario, que como sabemos es lo que determina el valor de cambio de las mercancías es un concepto vago y endógeno a la demanda. Porque no existe una unidad homogénea de trabajo abstracto al que reducir los distintos trabajos concretos y heterogéneos que tienen lugar dentro de una economía. Marx  considera que el trabajo más complejo, por ejemplo, el de un cirujano, es igual sólo a un trabajo simple potenciado o más bien multiplicado, de suerte que una pequeña cantidad de trabajo complejo equivale a una cantidad mayor de trabajo simple. El problema es que cómo establecemos la relación multiplicada que existe entre el trabajo simple por ejemplo de un granjero y el trabajo complejo de un cirujano? Lo que nos dice Marx es que tenemos que comparar los valores de cambio del producto de su trabajo. El problema de esto es que los diferenciales de intensidad de trabajo no pueden medirse por los diferenciales de los precios de mercado de las mercancías producidas. Y por qué razón no podemos hacer esto? Que es lo que nos sugiere Marx? Que el valor no es directamente observable en el mercado. Lo que observamos en el mercado son los precios de mercado y en el volumen tercero Marx nos dice que los precios de mercado no reflejan necesariamente el valor. Por tanto, apelar al tiempo de trabajo socialmente necesario para aproximar el valor de cambio de una mercancía por necesidad sea un concepto muy vago, muy indefinido, porque las distintas obras de distintos trabajadores no valdrán lo mismo y no tendremos forma de saber cuánto vale cada una de ellas porque los precios de mercado no serán un indicador para conocer esto.

El tercer problema, el tercer error, es que es solo el trabajo es fuente de valor. Para Marx, sólo el trabajo humano, como ya hemos dicho, es capaz de generar nuevo valor de cambio. Ni los animales ni los robots pueden generar un nuevo valor de cambio. Para Marx, los animales o los robots, únicamente trasladan el valor de cambio que incorporaban cuando fueron producidos a su vez a través del trabajo. Al final lo que está haciendo Marx sin explicitarlo claramente, es imputarle al trabajador toda la ganancia de productividad que se pueda derivar de un cambio de una mejoría en la estructura productiva.  

Marx  dice que todos los trabajadores tienen que soportar el coste de la gestión empresarial. … Cómo sabe Marx que se está sobre remunerando a los capitalistas? Pues realmente no lo sabe. Cuál es la intensidad del trabajo de los capitalistas en relación con la intensidad del trabajo de los trabajadores? La intensidad del trabajo coordinador, de un capitalista puede ser un múltiplo gigantesco de veces la intensidad del trabajo de un trabajador raso. … Si no atendemos a esta literalidad de la teoría del valor trabajo pues simplemente no sabemos cuál es el valor que está generando un capitalista como coordinador. De hecho esto lo descubrimos a través del proceso de competencia: Si un capitalista genera mucho valor en alianza en trabajo conjunto con un trabajador esa empresa logrará muchos más beneficios que otra empresa que no incorpora ese capitalista. El hecho diferencial entre una empresa y otra será el capitalista y si  la empresa que incorpora ese capitalista gana mucho más dinero es porque diferencialmente ese capitalista genera mucho más valor que el otro merced a su mayor habilidad.

En definitiva, la teoría del valor trabajo es errónea por las razones que hemos explicado, una serie de supuestos totalmente arbitrarios y en parte contradictorios que adopta más para terminar defendiéndola y a su vez, la teoría de la explotación también es errónea no sólo porque la teoría de valor trabajo lo es, … pero incluso aceptando la teoría del valor trabajo, la teoría de la explotación es errónea porque al final se niega a reconocer la contribución que desarrolla el capitalista dentro del proceso productivo. Refutación a las teorías del valor trabajo y de la explotación de Marx – Juan Ramón Rallo.

Richard M. Ebeling refiere que uno de los principales error es de la teoría económica marxista fue basarla exclusivamente en la parte “material” de las relaciones económicas.

Los economistas clásicos distinguieron entre lo que llamaron intereses y motivos “materiales” y “no materiales”. El concepto central del enfoque “clásico” era que la economía como campo de estudio era la ciencia de la producción y distribución de la riqueza. Es decir, las actividades materiales del hombre en la búsqueda de su supervivencia y mejora.

El “giro” de Marx en este enfoque, como hemos visto, fue su argumento de que el lado material de la vida del hombre (es decir, su [modo de] producción) era el ingrediente determinante para establecer y dictar todas las demás relaciones sociales, políticas y económicas en la sociedad. Las “relaciones de producción” (la tecnología dominante y las formas físicas de capital en las que se encarnaba) determinaron la “superestructura” del orden social en la forma de sus instituciones y relaciones humanas. …

A finales del siglo XIX, los economistas vieron cada vez más el concepto de escasez como un elemento central para la comprensión económica. La economía se reformuló como el estudio del principio del comportamiento económico bajo la restricción de medios insuficientes para satisfacer todos los fines del deseo.

En las décadas de 1920 y 1930, los economistas desarrollaron un enfoque que extendió y refinó la idea de la economía aún más. Especialmente a través de los escritos de varios economistas de la escuela austriaca, en particular, Ludwig von Mises, Hans Mayer y Richard Strigl, y el economista británico, Lionel Robbins, la economía llegó a ser vista como la lógica de la acción y la elección: lo que delinea un campo de investigación para el análisis económico no son los motivos particulares por los cuales los individuos emprenden acciones, es decir, objetivos “materiales” versus algunos objetivos “no materiales”, sino las relaciones particulares que imponen un “aspecto económico” a toda acción humana: eso constituye la necesidad de seleccionar entre todos y cada uno de los fines alternativos cuando los medios son insuficientes para cumplir con todos los objetivos o propósitos para los cuales podrían aplicarse.

En esto, el individuo compara todo tipo de fines, independientemente de su contenido. Por ejemplo, la escasez de tiempo requiere una elección entre “trabajar por dinero” en lugar de hacer “trabajo de caridad”. O elegir entre “pan” y “honor”. Por lo tanto, no hay nada distinto sobre el “lado material” de la vida, aparte de la manera en que los medios pueden usarse para perseguir un conjunto de fines, en lugar de otros.

… De hecho, cuanto más se desarrolla la sociedad en términos del aumento del nivel de vida material, menos importante se vuelve la búsqueda de fines “materiales” en sentido estricto (comida, vivienda, ropa). Cuanto más productiva es la sociedad, más se satisface este tipo de fines para la gran mayoría de las personas. Como resultado, los intereses y deseos de las personas cambian a otros “márgenes” de interés y deseo, por ejemplo, “estilos de vida”, “arte”, una amplia variedad de usos personales y cambiantes de los medios cada vez más disponibles para diversos refinamientos y placeres de la “buena vida”.

Es el capitalismo, en otras palabras, lo que aumenta la capacidad de un número cada vez mayor de personas para contemplar cómo distribuir su mayor cantidad de “tiempo libre” entre los fines deseables alcanzables (tal vez, para usar la frase de Marx, para ir a “pescar en el mañana” y “cazar por la tarde”…). Por lo tanto, es el capitalismo el que proporciona los medios para que las personas tengan más tiempo y más medios para lo que Marx llamó “acción autónoma”. Richard M. Ebeling. Karl Marx’s Ideas and Errors About Capitalism and Markets

La alemana Gran Enciclopedia de la Economía, describe el abandono de la teoría del valor trabajo por los economistas posteriores a Marx, como explicación para la formación de los precios, debido a los errores y contradicción en la teoría marxista antes señalados por Böhm-Bawerk.

La economía neoclásica y, en particular, la revolución marginalista supuso un cambio de rumbo considerable en la utilización del concepto de valor. El neoclasicismo abandona la teoría del valor-trabajo y la sustituye por la teoría subjetiva del valor, que explica por medio de una combinación de escasez y utilidad [Desarrollada originalmente por Carl Menger (1840-1921)]. William Stanley Jevons (1835-1882) se deshizo de la paradoja smithiana de discrepancia entre el valor de uso y el valor de cambio apelando al concepto de grado de utilidad final (utilidad marginal). El valor de uso de los economistas clásicos se corresponde con el concepto de utilidad total del bien, mientras que el intercambio de un bien por otro se establece en términos de utilidad marginal, que disminuye al aumentar la cantidad del bien intercambiado.

ni la cantidad de trabajo requerida para la producción o reproducción de un bien ni otros bienes constituyen el factor determinante del valor. La medida viene dada por la magnitud de la significación de [el valor que asignamos a] aquella necesidad para cuya satisfacción dependemos y sabemos que dependemos de la disposición [uso o goce] de un bien. Carl Menger. Principios de Economía Política (1871).

La teoría económica neoclásica es una teoría de la formación de los precios y del funcionamiento de los mercados. La teoría de la distribución es para el neoclasicismo una prolongación de la teoría de los precios; en equilibrio el precio de cada factor productivo es igual al valor de su productividad marginal. Los economistas neoclásicos relegan el concepto de valor al campo de la psicología y centran su atención en la teoría de la formación de los precios. Los precios que, bajo la óptica del equilibrio parcial, son el resultado del equilibrio entre la oferta (detrás de la cual está el costo o sacrificio que la producción del bien implica) y la demanda (detrás de la cual está la utilidad o satisfacción que el consumo del bien reporta) son las expresiones monetarias de los valores de las cosas, de los bienes y servicios intercambiados en el mercado.

La ley de la oferta y la demanda además de ser la ley de la formación de los precios ha pasado a ser con los economistas neoclásicos la ley de la determinación del valor de las cosas. La teoría del valor-trabajo continúa siendo utilizada hoy día por los economistas neo-marxistas y pos ricardianos. Die Größe Enzyklopädie der Wirtschaft. Teorías explicativas de los factores determinantes del valor y precio de las cosas.

Aunque los economistas posteriores a Marx de todas las escuelas económicas y de todas las épocas –exceptuando a los marxistas por supuesto- hayan demostrado que la teoría del valor-trabajo fue superada como explicación del precio de las cosas, y que la ley de la oferta y la demanda, se reconoce como la ley que explica la determinación de los precios; mucha gente piensa que sigue siendo válida la teoría de la explotación de los trabajadores –basada en la teoría del valor trabajo, desarrollada primeramente por David Ricardo y luego por Karl Marx como base para construir su teoría del funcionamiento del capitalismo y la inevitabilidad de su reemplazo por un sistema superior: el comunismo-. 

En efecto, la teoría del valor trabajo como explicación del precio y valor de las cosas, solamente se aborda en las clases de economía de la universidad y si el análisis lo hace un profesor de ideología marxista, socialista o de izquierda, tratará de acomodarlo para sustentar sus ideas. De este asunto teórico pocos se ocupan. La posterior demostración de la inutilidad de la teoría marxista del valor,  realizada por los más prestigiados economistas y académicos del mundo no es conocida por la inmensa mayoría de personas.

Como hemos visto, la teoría del valor trabajo de Marx establece que el valor de los bienes y servicios viene dado por el valor del trabajo incorporado en su producción, pero que los trabajadores solamente reciben una parte del valor de los mismos y que el empresario se apropia del resto.

Marx sostuvo que la fuerza de trabajo tenía un valor de uso (rendimiento obtenido por el capitalista) superior al valor de cambio (salario pagado por el capitalista); esa diferencia constituye la plusvalía que es la ganancia de la que se apropia el capitalista. Para Marx el valor de un bien depende del trabajo socialmente necesario para producirlo.

El postulado de Marx no era útil para explicar el comportamiento de los precios en la vida real, por lo que posteriormente los economistas abandonan la teoría del valor-trabajo y la sustituyen por la teoría subjetiva del valor, que explica que el valor es determinado por medio de una combinación de escasez y utilidad y por el concepto de grado de utilidad final (utilidad marginal), desarrollada por Carl Menger, William S. Jevons, León Walras y Alfred Marshall en el último cuarto del siglo XIX. El valor de uso se corresponde con el concepto de utilidad total del bien, mientras que el valor de cambio de un bien por otro se establece en términos de utilidad marginal, que disminuye al aumentar la cantidad del bien intercambiado.

Hans-Hermann Hoppe explica que la  falla en la teoría marxista de la explotación es que Marx obvia el axioma de “preferencia intertemporal” como una categoría básica de acción humana.  Pero antes de entrar a  este punto, como antecedente, Hoppe aborda el concepto de explotación en la obra de Marx.

“Según Marx, los sistemas pre-capitalistas como el esclavismo y el feudalismo estaban caracterizados por la explotación. Cierto. En ambos sistemas los intereses del explotado y el explotador son antagonistas. El esclavo no puede ganar en un intercambio que no es libre, y por tanto el beneficio del explotador es la pérdida del explotado [un juego de suma cero]. Lo mismo se puede decir del señor feudal que extrae rentas de las tierras que el campesino legítimamente se apropió con su trabajo. Las ganancias del ‘lord’ son las pérdidas del campesino.

Y es claro que ambos sistemas impedían el desarrollo de mejores formas productivas. El esclavo y el siervo no eran tan productivos como hubieran podido serlo en ausencia de tales sistemas. Si al esclavo le hubieran ‘pagado’ según su productividad, entonces hubiera trabajado con más ganas.

Pero Marx sigue creyendo que las condiciones no han cambiado en el capitalismo. En el capítulo 24 del Capital —”Sobre la Apropiación Originaria”— Marx da un recuento histórico de cómo el capitalismo emergió a partir de conquistas, robos y asesinatos. De la misma forma, en el capítulo 25, “Sobre la Teoría Moderna del Colonialismo”, la invasión del tercer mundo es fuertemente enfatizada. Todo eso es correcto, nadie puede negar la conquista imperialista. Pero no tiene nada que ver una invasión violenta con intercambio voluntario [Capitalismo].

En este punto Marx entra en un juego lógico. A través de recuentos históricos y apelando a la indignación de los lectores frente a la forma en que unas riquezas capitalistas fueron creadas, Marx mueve la discusión en su favor con un tema que no era su tesis básica. Marx no explica el origen de la propiedad ‘limpia’, es decir, la propiedad que fue adquirida por apropiación originaria cuando un hombre cultivó una tierra antes no poseída por nadie. Marx simplemente describe el robo de propiedad, pero no el origen. No habla de la propiedad que no fue robada a nadie. Según Marx, el hombre que adquirió propiedad limpiamente —porque antes no había sido poseída por nadie— sigue siendo un explotador sin importar que ahora las transacciones sean voluntarias entre hombres libres.

Esto me hace recordar la famosa afirmación de Proudhon de que la propiedad es robo. Eso es una contradicción porque todo robo presupone propiedad.

¿Cuáles son las ‘pruebas’ que Marx presenta para demostrar que el capitalista sigue siendo un explotador? [Y Marx consideraba esto su mayor aporte al análisis económico].

Su prueba de esto es que el salario es menor que el precio de venta del producto. Por ejemplo, si el obrero crea valor trabajando por 5 días, sólo recibe el valor de tres días de trabajo. El resto del valor creado -la plusvalía- es apropiado por el capitalista, luego —según Marx— se prueba que hay explotación. Esa explicación es incorrecta.

¿Qué está mal en ese análisis? La respuesta es clara cuando uno se pregunta: ¿por qué el obrero acepta tal oferta?

Que el obrero no reciba el valor completo de su trabajo no tiene nada que ver con explotación sino que es un reflejo de su preferencia intertemporal.”

Qué es la preferencia intertemporal? “Preferir lo que puede obtenerse en el presente para satisfacer una necesidad inmediata en lugar de lo que puede tenerse en el futuro aunque tenga mayor valor. El hombre prefiere más a menos, cierto. Pero el hombre está restringido por su consumo para mantenerse vivo.  Nadie que tiene la comida contada dejaría de comer un pan hoy para recibir un pan dentro de un mes” , pero sí podría limitarse para recibir dos panes. Y así aparece la categoría de interés. Es una característica propia de la acción humana.”  

Si el obrero quiere recibir el fruto completo de su trabajo, entonces necesita esperar más tiempo ya que al no aceptar el empleo, el obrero puede dedicarse a producir para él mismo. Y al final no recibiría tres días de paga salarial, sino que recibiría los cinco días de valor que le corresponde. Pero tiene que esperar más. El obrero acepta porque el salario que recibe representa bienes de consumo presente, mientras que su trabajo representa bienes de consumo futuro.”

La diferencia en el precio de venta de un producto y el costo de los factores para producirlo siempre será —y tiene que ser— positiva dada la preferencia de consumo en el tiempo.

Si el empresario no estuviera seguro de que puede recibir algo más en el futuro, simplemente no produciría nada. De la misma forma, el obrero sabe que puede recibir más bienes en el futuro, pero lo que le interesan son los bienes en el presente.

¿Por qué el obrero decide intercambiar? El obrero, como el resto de hombres, decide intercambiar porque a través del intercambio mejora su situación.

Si tengo sed, y el vendedor de la esquina me ofrece una Coca-Cola por medio dólar, al comprar la Coca-Cola demuestro que saciar mi sed vale más para mí que el medio dólar. Mientras que para el vendedor mi medio dólar vale más que la Coca-Cola, que obviamente le costó menos de medio dólar. Al final ambas partes han ganado porque ambas partes han obtenido más por algo que valoraban menos. Si no hubiera beneficio para ambas partes el intercambio voluntario sería imposible. A partir de este ejemplo podemos observar también que ‘el valor’ se crea en la cabeza de los individuos.

¿Y por qué el obrero acepta intercambiar su salario —una cantidad menor de bienes- por una cantidad mayor de bienes— el fruto completo de su trabajo?  Por el tiempo que tardarán en llegar los bienes futuros.

¿Por qué el capitalista está dispuesto a adelantar pagos salariales por un producto que estará listo mucho después? Obviamente el capitalista, no pagaría $100 hoy para recibir los mismos $100 luego de un año. En ese caso sería mejor no entrar en negociaciones con nadie y tener absoluto control sobre los $100. El capitalista espera recibir más dinero en el futuro.

Por tanto, Hoppe concluye que “Lo que está mal en la teoría de Marx es que él no comprende el axioma de “preferencia intertemporal” como una categoría básica de acción humana.

Que el obrero no reciba el valor completo de su trabajo no tiene nada que ver con explotación sino que es un reflejo de su preferencia intertemporal, la idea de que es imposible para el hombre recibir la misma cantidad de un bien hoy y dentro de 3 años a menos que esté descontada por un valor. Es imposible para el hombre intercambiar bienes presentes y bienes futuros al mismo valor, sino que tiene que descontarlos.” Hans-Hermann Hoppe.  Economía y Ética de la Propiedad Privada. 2da. Ed.

Por tal razón, la relación entre el empresario y el empleado es de mutuo beneficio, no una de explotación. 

Contrario a lo que ocurre en esclavitud donde el esclavista se beneficia a expensas del esclavo, la relación entre el capitalista y el empleado es mutuamente beneficiosa. El empleado entra al acuerdo porque, dada su preferencia de tiempo, él prefiere un monto menor de bienes hoy frente a un monto mayor de bienes en el futuro. Y el capitalista entra en el acuerdo porque, dada su preferencia intertemporal, él tiene una preferencia intertemporal en reversa y valora un mayor monto de bienes en el futuro más que una menor cantidad de bienes en el futuro. Los intereses no son antagonistas sino armoniosos. Si el capitalista no tuviese preferencia intertemporal, el empleado estaría peor, porque tendría que esperar más de lo que está dispuesto a esperar para recibir el fruto de su trabajo. Y si el empleado no tuviese preferencia intertemporal, el capitalista estaría peor porque tendría que recurrir a procesos más largos e ineficientes de producción. Pero con el intercambio ambas partes ganan.” [Ibid.]

La falacia de la teoría del valor trabajo puede demostrarse observando lo que sucede en la vida real. Cuando se inventa un nuevo bien o servicio, lo que convencionalmente se llama innovación, término definido en “Guidelines for Collecting and Interpreting Innovation Data. A joint publication of OECD and Eurostat”, 2005, más conocido como el Manual de Oslo, se crea un nuevo valor agregado, adicional a la suma de los valores agregados de las partes o componentes del nuevo producto. El concepto de valor agregado comprende las remuneraciones al trabajo, la depreciación, ganancias e impuestos. El Producto Interno Bruto de un país es la suma de los valores agregados de todas las actividades económicas. Por su parte, las innovaciones pueden ser de producto (características del bien o servicio), de procesos de producción o comercialización y organizacionales. Para ser reconocida como tal, una innovación debe pasar la prueba del mercado, es decir, los consumidores pagan por ella.

Puede ser el caso de introducir un nuevo equipo o maquinaria más eficiente que reduce el tiempo de producción, produciendo más unidades del producto en menos tiempo o que reduce el desperdicio o que mejora la el acabado y otras características del producto y le confiere mayor calidad. En cualquier caso, crea mayor valor, independiente del tiempo de trabajo humano, el cual incluso puede reducirse.

Puede ser el caso de introducir un material o componente adicional a un producto existente, que mejora su utilidad, le dota de un uso adicional o le confiere una nueva utilidad. Al hacerlo, se vende por un precio (valor de cambio) que es superior al costo del nuevo material empleado y del trabajo adicional que requiere su introducción en el proceso de producción, usualmente genera una ganancia (excedente de explotación) proporcionalmente superior a la ganancia que se obtenía antes de introducirlo. En otras palabras, genera un valor agregado proporcionalmente mayor al que se generaba antes de realizar la innovación. En este caso, de igual manera, se crea mayor valor, independiente del tiempo de trabajo humano.

Hay miles de ejemplos de estos casos. Veamos uno de ellos para ilustrar este hecho:

Poniéndole cifras al ejemplo (véase la tabla arriba), supongamos de manera simplificada que antes de la innovación, el costo de los materiales empleados (5 o 10 diferentes materiales) era de $50, el de las remuneraciones al trabajo era de $20, la depreciación era de $10 y la ganancia de $20, para un valor total o precio de venta del producto de $100. Luego de la innovación, agregamos $10 por el costo del nuevo material y tenemos un total de costo de materiales de $60, 20% más, y agregamos $5 por aumento de las remuneraciones pagadas (asumiendo que la introducción del material aumenta 25% las horas de trabajo). Para ser consistente, también agregamos un 25% de aumento a la depreciación, con lo que esta llega a $12.50. Sumando los costos llegamos a $97.50, un aumento de 22% sobre el costo total anterior.

Las características del nuevo producto permiten que se pueda vender, digamos, por $125, un 25% más, en lugar de los $100 anteriores, lo cual no es nada inusual para un producto que satisface necesidades adicionales. Se supone que los consumidores están dispuestos a pagar el precio, de lo contrario, la innovación no habrá pasado la prueba de mercado y será un fracaso. Por otro lado, el aumento de 25% en el precio de venta es ligeramente mayor al aumento de 22% en los costos totales, siendo por tanto, modesto y razonable. Esto deja una ganancia de $27.50, superior a los $20 anteriores, un margen adicional de $7.50 o en términos porcentuales, 37.5% adicional. El valor agregado ha aumentado en 30% y ha pasado de representar un 50% del valor total del producto a un 52%.

Aquí podemos deducir que (1) el aumento del valor agregado y de la ganancia depende del nivel de aumento en el precio de venta (valor de cambio) del producto; (2) el precio de venta, está a su vez determinado por (3) cuánto está dispuesto a pagar el comprador por el producto según la utilidad marginal que le asigna para satisfacer sus necesidades o la de otros para los cuales está comprando el producto. Para simplificar, en este punto, no estamos considerando la influencia, en el tiempo, del nivel de oferta y demanda del producto, que también implica un aumento o disminución del precio, según la estructura del mercado (número de oferentes y demandantes del producto), ya que estamos considerando que el producto se produce en las cantidades que demandan los consumidores al momento de poner en el mercado la innovación. (4) El aumento de la ganancia y del valor agregado, por tanto, depende de (3): la utilidad marginal que el comprador le asigna al producto.

Ahora bien, en este ejemplo, el comprador está dispuesto a pagar un 25% más por el producto, que a la empresa le genera un 37.5% de aumento en sus ganancias. Cómo se generó el aumento? Como dijimos, por la introducción de un material adicional que le incorporó nuevas características al producto. Quién debe recibir los beneficios de esta innovación? La o las personas que tuvieron la idea de mejorar las características del producto introduciendo el material adicional. Generalmente, quien toma las decisiones para hacerlo realidad es el dueño o gerente de la empresa. Puede que sea iniciativa de un emprendedor que ha visto la oportunidad de vender un producto con esas características para satisfacer una necesidad y que ha tenido la idea de que incorporando el material adicional, puede hacer tal producto, por lo que inicia una nueva empresa; o puede que sea una idea de alguien en una empresa que ya existe.

En cualquier caso, el dueño de la idea puede proteger su derecho a recibir los beneficios de su explotación registrando ante las autoridades correspondientes la propiedad intelectual. También, en cualquier caso, para que se convierta en una innovación, es necesario llevar la idea a la práctica y pasar la prueba del mercado. Esto exige diversas tareas, como reunir el capital que se necesita, y organizar y administrar los procesos de producción y comercialización. De esta manera, podemos ver claramente que el aumento de valor se debe a la actividad intelectual creativa que origina la innovación y a la actividad intelectual del emprendedor o empresario que lleva a la práctica la innovación, asumiendo el riesgo que conlleva.

Como puede verse, no ha sido entonces el trabajo de los empleados, el que ha causado el aumento del valor del producto. Ellos han recibido un aumento en sus remuneraciones equivalente al aumento de las horas adicionales de trabajo. Los trabajadores no han hecho absolutamente nada en la creación de la innovación ni en su puesta en práctica. El mérito corresponde al innovador y al emprendedor o empresario. Por tanto, es a ellos a los que corresponde cosechar los frutos de su trabajo. 

La pretensión marxista de que el excedente generado por la introducción de innovaciones que aumentan la “productividad del trabajo” es una apropiación forzosa del trabajo de los empleados, la teoría de la explotación, no solo es falsa, sino que es inmoral y anti ética, ya que pretende justificar un despojo arbitrario a los creadores de esa riqueza del fruto de su esfuerzo, para entregarlo a quienes no han hecho nada por crearla.

Las implicaciones de esta teoría no solamente conducen a crear una ideología de condena y desprecio por los innovadores, emprendedores y empresarios, sino también a crear una ilusión de que los trabajadores “explotados”, una vez libres de sus “explotadores” serán capaces de obtener todos los beneficios de los que ahora son despojados. Tal ilusión asume que todas las personas tienen la misma capacidad, los mismos conocimientos, y las mismas habilidades de los innovadores, los emprendedores y los empresarios.  Otra muestra de que la teoría marxista niega las evidencias de la realidad.  De ahí el estrepitoso fracaso donde tales ideas se han implantado.    

La otra falacia está relacionada a la llamada “productividad del trabajo”, un concepto que recogen de la teoría marxista hasta los economistas modernos. La productividad del trabajo es una medida que resulta de dividir el valor de lo producido por el número de personas que trabajaron o el número de horas usadas para producir. Medida de esta manera, la productividad del trabajo atribuye al número de personas o al número de horas trabajadas, las variaciones en la misma. Si aumenta la productividad, es porque el mismo número de personas producen productos con mayor valor o porque trabajaron más, y viceversa. Se hace caso omiso de la fuente de los aumentos en el valor causados por la innovación de productos o procesos.

En el ejemplo que hemos visto, que se trata de una innovación del producto, la productividad del trabajo aumentó 5%, ya que el valor agregado aumentó en 30% y las horas trabajadas en 25%. Pero el aumento del valor agregado no se debió a que los trabajadores fueran más eficientes, sino a la innovación introducida. Es más, el aumento del 5% en la productividad del trabajo se debió al trabajo intelectual involucrado en el desarrollo de la idea inicial y la organización de la puesta en práctica de la innovación (su venta en el mercado), que no se puede atribuir a los trabajadores.

De igual manera, en una innovación del proceso de producción, digamos, por la introducción de un nuevo equipo que realiza el trabajo con mayor rapidez, en menos tiempo, con mayor calidad y menor cantidad de errores y desperdicios, es posible que el mismo número de empleados produzca una mayor cantidad de producto, lo que aumenta el valor agregado, principalmente, en términos absolutos, aunque la disminución de errores y desperdicios también puede aumentarlo en términos relativos. Como resultado, al dividir el valor agregado total creado entre el número de personas, que permanece constante, o el número de horas trabajadas, tenemos un aumento de la productividad del trabajo. De nuevo, en este caso también la productividad del trabajo se ha incrementado debido a la introducción de un equipo más eficiente, no a un aumento de la eficiencia de los trabajadores.

Se puede argumentar que al introducir un nuevo material, un nuevo equipo o un nuevo proceso de producción, se requiere de mayores conocimientos o habilidades por parte de los trabajadores, lo cual es correcto. Normalmente, esa adquisición de conocimientos se hace mediante la capacitación o entrenamiento. De esa manera, se desarrollan nuevas capacidades que normalmente son mejor remuneradas. De este modo, la innovación también produce beneficios para los trabajadores. De aquí surge el concepto de “capital humano” para designar los conocimientos, habilidades y destrezas de las personas que resultan en mejoras a su productividad o eficiencia.

En resumen, la innovación, y especialmente la de carácter tecnológico, la innovación tecnológica, es la fuente principal de la creación de valor en las empresas y en la economía de un país. No es el trabajo físico el que crea valor, es el trabajo intelectual, en la medida en que este se aplica a la creación de innovaciones. No es por tanto casual que el desarrollo económico y la mayor generación de riqueza se haya empezado con la revolución industrial en 1750 y la incorporación de innovaciones en las sucesivas oleadas de revoluciones tecnológicas.

Para un mayor detalle sobre este tema, véase “Teorías explicativas de los factores determinantes del valor y precio de las cosas”.

Walt Whitman Rostow (1916-2003), creador del modelo de desarrollo económico por etapas, hace una crítica de la teoría económica marxista y piensa que el principal error de Marx fue que “no pudo percibir que el cuerpo de pensamiento sobre la sociedad, del que formaba parte la economía clásica, era un credo amplio, complejo y esencialmente paradójico”. El comportamiento humano “se ve no como un acto de maximización” a lo que lo reduce la doctrina marxista, “sino como un acto de equilibrio entre objetivos humanos alternativos y, a menudo, conflictivos e independientes frente a la gama cambiante de alternativas que los hombres perciben como abiertos a ellos”. El comportamiento humano, es pues, complejo, lo que no calza con la visión reduccionista de Marx de clases enfrentadas por maximizar beneficios.

Marx interpretó varias de sus herramientas analíticas esenciales de la economía clásica, tal como la interpretó: una teoría laboral del valor; una ley esencialmente maltusiana de población y oferta de trabajo; y una versión de rendimientos decrecientes, aplicada al capital social. Pero su derivación más importante fue la noción de tratar el comportamiento humano como un ejercicio de maximización de ganancias.

…el desempeño de las sociedades no está determinado únicamente por el lugar de la propiedad ni por la naturaleza de las técnicas de producción. Los sectores de la sociedad interactúan: las fuerzas culturales, sociales y políticas, que reflejan diferentes facetas de la aspiración humana, tienen su propio impacto auténtico en la evolución de las sociedades, incluida su evolución económica. No son una superestructura derivada de la economía. Esta visión altera las etapas específicas de crecimiento alejándose del patrón marxista de maneras bastante particulares.

…ni dentro ni fuera del mercado está el poder de los propietarios como para negar necesariamente a la fuerza laboral una participación en la expansión de la producción una vez que el crecimiento regular comienza con el despegue; y el hecho del progreso, combinado con la urbanización, generalmente ha puesto en marcha una disminución no maltusiana en las tasas de natalidad, tendiendo a reforzar el aumento de los salarios reales.

… con el hecho de un progreso regular en el ingreso, la elasticidad ingreso de la demanda entra en juego como una fuerza independiente, alterando el rango de alternativas percibidas, el patrón de demanda efectiva y la estructura sectorial de la economía; mientras que en el marxismo la elasticidad ingreso de la demanda aparece solo en la forma perversa de aumento del ingreso por plusvalía en manos de una banda cada vez más estrecha de la burguesía, capaz de utilizarla y que solo distorsionará aún más la estructura sectorial de la economía y acelerará su crisis final.

…las elecciones hechas por la sociedad están determinadas por la existencia de procesos políticos y sociales poderosos e independientes donde la influencia efectiva no se ve ponderada por la propiedad; y, especialmente cuando se alcanza la madurez, estas áreas de influencia ayudan a determinar cómo y en qué secuencia se utilizarán los recursos de la economía madura, incluida la posibilidad de un estado de bienestar basado en impuestos progresivos.

…las opciones abiertas a los hombres cuando se alcanza la riqueza parecen incluir pero trascender la visión un tanto romántica de Marx de “el trabajo como una necesidad primordial de la vida”. Existen, como se sugirió anteriormente, las posibilidades de un aumento de la población; espacio exterior; ocio; una elevación de la calidad de vida; o el diablo haciendo trabajo para manos ociosas.

El error básico en el marxismo no es, entonces, un error técnico en su economía; aunque tales errores pueden ser identificados. Al construir sobre la tradición intelectual y moral occidental, no pudo percibir que el cuerpo de pensamiento sobre la sociedad, del que formaba parte la economía clásica, era un credo amplio, complejo y esencialmente paradójico. Como Myrdal y Robbins han señalado en esta generación, el credo individualista-utilitarista defendió los mercados libres y competitivos y la propiedad privada; pero también contenía dentro de sus presupuestos el caso de elecciones libres, en base a un hombre, un voto; para destruir o controlar monopolios; para una legislación social que pondría las consideraciones del bienestar humano frente a los incentivos de ganancias; y, sobre todo, para el impuesto progresivo sobre la renta. W. W. Rostow. The Stages Of Economic Growth. The Economic History Review. Second Series, Vol. XII, No. I 1959.

Hemos visto las principales críticas a la teoría económica de Marx. Ahora veamos cuáles son las principales críticas a la teoría social marxista, aunque ambas están relacionadas.

Un párrafo que resume un elemento fundamental de esa teoría es el siguiente:

En cierto estadio de su desarrollo, las fuerzas materiales de producción entran en conflicto, en la sociedad, con las relaciones existentes de producción, o —lo que no es sino una manera legal de decir lo mismo— con las relaciones de propiedad dentro de las cuales han operado antes. Estas relaciones, que habían sido formas de desarrollo de las fuerzas productivas, se convierten en las cadenas de los hombres. Sobreviene luego la época de la revolución social. Con el cambio de los cimientos económicos, toda la entera e inmensa superestructura queda tarde o temprano enteramente transformada. Karl Marx. Prólogo a la Contribución a la Crítica de la Economía Política. 1859.

El materialismo histórico es una interpretación de la historia pasada de la cual Marx sacó la conclusión que las sociedades cambiaban como resultado de la lucha de clases y la transformación de las relaciones de producción. Como abstracción obtenida a partir de la evolución histórica pasada, tenía lógica. El problema de esa abstracción es que encasilló los “modos de producción” a épocas pero la realidad es que, si bien tales “modos de producción” se generalizaron o eran predominantes en una época determinada, no es menos cierto que coexistían otros. Ejemplo: el esclavismo fue predominante en una época, pero en esa misma época también habían relaciones de producción feudales y capitalistas, solo que el desarrollo de la tecnología era mucho menor y por tanto no existían las grandes fábricas que Marx usó como ejemplo del capitalismo.

El problema con esa teoría es que es absolutista y etnocéntrica, basada en la historia europea, teniendo poco que ver con la historia económica en el resto del mundo. Esa concepción absolutista llevó a Marx a cometer el error de vaticinar la desaparición del capitalismo y su sustitución por el socialismo y luego el comunismo, un sistema que jamás había existido en la historia de la humanidad, precisamente por su inviabilidad práctica.

De modo que toda la construcción teórica de Marx la hace con ese objetivo, tratando de justificar la supuesta inevitabilidad del comunismo. Su vaticinio de que el desarrollo de las fuerzas productivas llevaría a tal cambio de sistema económico o modo de producción jamás se cumplió. Todos los intentos de implantarlo fueron por la fuerza y demostraron su fracaso para continuar desarrollando las fuerzas productivas.

Pero ¿Es la humanidad llevada a lo largo de un viaje histórico de evolución social por un patrón repetitivo de lucha entre fuerzas internas contradictorias que producen los cambios en los sistemas políticos, económicos y sociales?

Y si es así, ¿deberían tales luchas ser llevadas apelando al uso de la violencia, la humillación, la tortura o la muerte de los adversarios, –tal como el animal por instinto de sobrevivencia en la selva, la estepa o el mar, mata para comer–, rebajando la humanidad a un estadio salvaje? ¿deberían tales muertes, individuales o masivas –genocidios– considerarse solo como “efectos secundarios”, nimiedades, en comparación al fin supremo? ¿cuál es la base moral de tal perversión? ¿hasta dónde puede justificarse un fin superior de beneficio para una sociedad para que un segmento de ella pretenda erigirse en dioses con poder para quitarle la vida a las personas que ven como enemigos? ¿no es acaso propio de mentes enfermas, distorsionadas, obtusas y carentes de empatía cometer crímenes sin tener el más mínimo sentimiento de remordimiento o de pesar por sus víctimas, sino por el contrario, de haber hecho algo bueno?

En sus escritos, Marx y Engels llamaron abiertamente a una revolución para destruir el sistema capitalista. No esperaron lo que su propia teoría establecía, el desarrollo de las fuerzas productivas que produciría contradicciones entre las clases sociales hasta el punto de reemplazar el sistema económico prevaleciente. No había que esperar. En ello iba implícito el uso de la violencia. El desprecio por la vida humana, siempre que fuera de un oponente ideológico o simplemente de cualquiera que se considerase un enemigo, activo o pasivo, es parte de la doctrina marxista de la revolución social, que sus seguidores prácticos llevaron a extremos perversos, solo comparables al holocausto fascista del régimen nazi de Hitler.

El mundo entero ha condenado la estela de muerte dejada por aquellos auto declarados herederos del pensamiento marxista en Rusia, Europa oriental, China, el Sudeste Asiático, África y América Latina, igual que condenó el genocidio en la Alemania fascista, las matanzas étnicas en los Balcanes y Burundi y otras en el pasado reciente que no tuvieron nada que ver con el marxismo.

La historia ha demostrado que la inmensa mayoría de la humanidad tiene una vocación por la paz y el progreso y que las guerras han sido impulsadas por personas mesiánicas y pequeños grupos partidarios de la violencia que desprecian la vida de las personas, que han sabido cómo arrastrar a otros para acompañarlos en sus crímenes, cometidos en nombre de causas religiosas, ideológicas, económicas o raciales.

En la medida en que la civilización ha ido avanzando, en que los avances tecnológicos no solo mejoran continuamente el nivel de vida, sino que difunden más rápida y globalmente las ideas; en la medida en que la globalización ha creado mayor interdependencia económica y los estados-naciones están en parte supeditados a órganos supranacionales, el espacio para los que promueven la violencia como manera de resolver los conflictos se hace cada vez más reducido.

Podemos entonces concluir que la doctrina marxista de la resolución violenta de los conflictos sociales, enunciada como ley científica, no tiene espacio en el mundo de hoy, dadas las evidencias de su culpabilidad como causa originaria de millones de muertes en los países donde se llevó a la práctica.  

Además, ¿no deberían conducir las luchas sociales a elevar la calidad de vida de las personas al mismo tiempo que respetar su individualidad y libertad, eliminando toda clase de opresión o imposición coercitiva que pone límites a la voluntad individual, más que aquellos que afectan los derechos legítimos de los demás?

La abolición de la propiedad privada sobre los medios de producción y la construcción del socialismo bajo la dictadura del proletariado, postulados conclusivos de la doctrina social de Marx, condujeron en todos los casos, a dictaduras totalitarias o autoritarias de una elite que se arrogó la representación del proletariado o del pueblo, al culto a la personalidad, a la existencia de un Estado omnipotente que controlaba todos los aspectos de la vida de las personas. Estas fueron características del socialismo real.

Un Estado donde un grupo de burócratas planificaba y dirigía centralmente la economía, decidiendo qué producir, cómo producir y para quién producir, lo que provocó el atraso económico y la insatisfacción de las necesidades de la población. La promesa de la igualdad se cumplió para la gran mayoría de la población, solo que la riqueza resultó tan poca que lo que se igualó fue la pobreza. Sin embargo la elite vivía con las comodidades y lujos que antes los revolucionarios criticaron a la burguesía. Las clases no desaparecieron, sino que cambiaron. Los burgueses fueron sustituidos por la nueva clase de burócratas del partido, gozando de privilegios negados a la mayoría.

Un Estado policíaco que restringe las libertades personales y los derechos humanos y reprime sin miramientos cualquier disidencia u opinión diferente a los dogmas revolucionarios; dogmas y mitos difundidos a través de la educación obligatoria y el adoctrinamiento ideológico en las escuelas y universidades para crear el “hombre nuevo”, de modo que con el cerebro lavado y libre de la ideología “burguesa”, las personas se convirtieran en entusiastas fanáticos que aplaudieran los dictados del partido, o al menos en dóciles y obedientes, pusilánimes o resignados ciudadanos incapaces de desafiar el poder.

De modo que el socialismo real no produjo, ni en lo económico ni en lo social, los efectos que la doctrina marxista había sostenido. Fue un completo fracaso en todos los aspectos y en todos y cada uno de los países donde se ha implementado. Los neo marxistas aducen que el socialismo real, sus características y por tanto su fracaso, no son el resultado de la doctrina marxista, pero las evidencias están ahí: los dogmas de Marx sobre la necesaria abolición de la propiedad privada sobre los medios de producción y la dictadura del proletariado, conducida por una vanguardia intelectual, que destruyera a la burguesía, como clase explotadora de los trabajadores, para construir el socialismo, son postulados centrales de la doctrina marxista. Sus seguidores implementaron fielmente estos postulados.

Que Lenin, Stalin, Mao, Honecker, Ceaucescu, Ho-Chi Min, Kim Il Sung, Castro o Chávez hayan impreso al socialismo su sello personal y lo hayan adecuado a las condiciones de sus respectivos países, tal vez alejándose de los deseos de Marx, es otro asunto y es totalmente comprensible, pues Marx nunca llegó a escribir en detalle cómo debía ser la construcción del socialismo, y de haberlo hecho, nunca podría haberse implementado de igual manera en todas partes. Tocó a cada uno adecuarlo a las circunstancias, pero los dogmas en los que se basaron fueron los mismos.

Pero lo que cuenta aquí no son los deseos de Marx, o lo que utópicamente creyó que sería el resultado final de sus teorías –y fue un contrasentido que en su tiempo llamara utopistas a quienes pretendían elaborar una teoría de cómo debía organizarse el socialismo–, sino los resultados reales de su dogma sobre el proceso dialéctico que según él conduce fatalmente al socialismo, etapa intermedia para construir el comunismo el cual como dijo Ludwig von Mises “promete realizar los sueños y los viejos deseos de la humanidad y saciar sus resentimientos innatos. Promete el paraíso terrenal, una Jauja llena de felicidades y de goces, y el regalo más apetitoso para los desheredados: la humillación de todos aquellos que son más fuertes y mejores que la multitud.” 

Max Eastman en Reflections on the Failure of Socialism se refiere a esa utopía: “Era natural que las personas idealistas que habían dejado de creer en el cielo pensaran en alguna esperanza brillante para la humanidad en la tierra.” 

Marx fue un maestro del populismo. Desde la antigüedad ha habido líderes que saben perfectamente que la manera de alcanzar y mantener el poder es diciendo a la gente lo que quieren oir, por irreal o inalcanzable que sea. Expertos en el marketing político. El populista se dirige a las masas, a los pobres que son la mayoría, ofreciendo acabar con la miseria, acabando con los supuestos causantes de la misma, la minoría más pudiente, identificada como el enemigo. Para los comunistas el enemigo es la burguesía. Para los nazis fueron los judíos. En otros casos, se escogen “enemigos” externos. Las masas, en su mayoría ignorantes y con bajo nivel de confianza en sus capacidades individuales, acogen los cantos de sirena del populista como una tabla de salvación.

La popularidad del líder se basa entonces en su capacidad  de convencer a las masas de que la solución para todos sus males es destruir al enemigo. Destruido éste, todo vendrá por añadidura: la riqueza, la abundancia, la felicidad.

El idílico mundo de la sociedad comunista que Bujarin describió en su ABC del Comunismo, jamás fue alcanzado. Durante los 70 años que duró el socialismo real en la Unión Soviética y Europa del Este, los más de 50 años que duró en China, y los más de 70 años que ha durado en Cuba, no se dio la  transición hacia el comunismo, donde el Estado desaparece. Por el contrario, en el socialismo real el Estado se convirtió en la fuente principal de opresión,  control y miseria de la sociedad.  

Si la doctrina marxista erró en cuanto a los resultados que debían producir sus postulados sobre el socialismo y el comunismo, también erró en cuanto a sus predicciones sobre el capitalismo. Veamos los más importantes:

El capitalismo no creó una gran masa de obreros cada vez más pobres. Por el contrario, la pobreza se ha ido reduciendo en el mundo capitalista. China es el ejemplo más reciente de la capacidad del capitalismo para sacar a millones de personas de la pobreza, lo que solo pudo lograr abandonando el sistema socialista.

    1. El capitalismo no creó un “ejército industrial de reserva” o un número de desempleados cada vez mayor. De hecho, hay ciclos económicos de mayor o menor desempleo, pero en los países con economía de mercado y mayor desarrollo económico, la tasa media de  desempleo es cada vez menor.

    2. Las dos primeras predicciones no condujeron a una constante pauperización de los trabajadores, como tampoco a una “sobreproducción” persistente que no encuentra salida en el mercado ante la falta de capacidad de compra de los trabajadores, reduciendo la tasa de ganancia y la reinversión de capital. Al contrario, el crecimiento de las economías de mercado ha sido constante, aunque se registran mayores tasas de crecimiento en las economías emergentes que en las economías maduras y se da un movimiento internacional de capitales de estas hacia las primeras.

    3. La división del trabajo y la especialización no condenó a los trabajadores a la “inmovilidad” y la “degeneración”, “fomentando artificialmente una de sus habilidades parciales”. La división del trabajo existe desde tiempos remotos, mucho antes de que existiera el capitalismo. Sin ella, aún estaríamos en la era de las cavernas. Por otro lado, el desarrollo de la tecnología ha liberado a los trabajadores de trabajos pesados, repetitivos, peligrosos y monótonos.

    4. La división de la sociedad capitalista en dos clases principales antagónicas –la burguesía (los capitalistas) y el proletariado (los trabajadores asalariados)– que debían enfrentarse a muerte de manera inexorable nunca se produjo. Con el desarrollo tecnológico, el número de trabajadores industriales se ha venido reduciendo, trasladándose a ocupaciones en el creciente sector de servicios. También, las economías de mercado hicieron posible el surgimiento de una creciente clase media, compuesta de una amplia gama de ocupaciones y con mejores salarios. De hecho, muchas de esas personas pueden ser al mismo tiempo empleados asalariados, tener ingresos de negocios, ser propietarios que alquilan un inmueble o ser inversores en acciones empresariales o bonos estatales, de modo que no pueden clasificarse en las estrechas clases antiguas de burgueses y proletarios.

    5. La “anarquía de la producción”, a causa de la falta de un plan central que la dirija, no causó un permanente desperdicio de recursos y falta de aplicación donde la misma se requiere para satisfacer necesidades. Al contrario, el libre mercado, aún con sus imperfecciones, y no la planificación central, demostró ser el mejor sistema para asignar recursos y satisfacer necesidades, y los precios como la guía fundamental para las decisiones del empresario y del consumidor.

    6. La idea de la concentración y centralización del capital resultó ser falsa.  En el capitalismo, si bien hay empresas que logran perdurar en el tiempo, existen otras que si no están constantemente innovando, entonces se van a  la quiebra o pierden poder dentro del mercado, tal como sucedió con Blockbuster frente a Netflix o Kodak frente a las cámaras digitales. Si uno examina, por ejemplo, el Índice Industrial Dow Jones puede percatarse de los cambios en las industrias que integran aquel índice desde 1894 hasta la fecha. En nuestros días los Rothschild, los Carnegie o los Rockefeller han dejado de ser la “gran amenaza monopolista”. Como explica Rothbard, si la ley de la concentración del capital no es en absoluto cierta, entonces la tesis que le sigue, la ley de la centralización del capital, resulta ser más endeble. Nadie es capaz de predecir por donde soplarán los vientos de la competencia, de la creación y el declive, de la innovación y la decadencia. [Nadie sabe quiénes desbancarán mañana a los gigantes de hoy como Google, Amazon, Apple o Microsoft]. No cabe duda de que una de las tendencias del capitalismo es hacia una gran variedad y gama en la calidad de los productos, y esta tendencia promueve la “descentralización” y no la centralización marxista. Jan Doxrud. Errores económicos del pensamiento marxista.

En los siguientes párrafos, Richard M. Ebeling se refiere a la falacia del determinismo dialéctico marxista y su fracaso para predecir el curso de la historia política, económica y social de la humanidad.

… Marx estaba convencido de que esas décadas intermedias del siglo XIX fueron los años crepusculares de la época capitalista de la industrialización. Sus escritos dejan en claro que creía que la revolución socialista estaba a la vuelta de la esquina en su propia vida.

>Desde la perspectiva de 2017, casi 170 años después de la publicación del Manifiesto Comunista, su visión del siglo XIX no parece más que una ilusión de un revolucionario anticapitalista que quería creer que el “estado obrero” estaba al terminar el horizonte.

Marx no solo malinterpretó los “dolores de parto” del capitalismo por su “sonajero de muerte”, sino que también interpretó mal la forma en que el capitalismo realmente ha evolucionado, considerando que como sistema económico estaba emergiendo cuando Marx escribió, y no estaba terminando.

En su Pobreza del historicismo (1957), el filósofo de la ciencia, Karl Popper (1902-1994), señaló con acierto la imprevisibilidad inevitable del futuro debido a su dependencia del conocimiento que las personas poseen y la imposibilidad de conocer hoy el conocimiento que varias personas solo pueden adquirir mañana:

El curso de la historia humana está fuertemente influenciado por el crecimiento del conocimiento humano. . . No podemos predecir, por métodos racionales o científicos, el crecimiento futuro de nuestro conocimiento científico. . . Por lo tanto, no podemos predecir el curso futuro de la historia humana. . . Esto significa que debemos rechazar la posibilidad de una historia teórica; es decir, de una ciencia social histórica que correspondería a la física teórica. No puede haber una teoría científica del desarrollo histórico que sirva de base para la predicción histórica….

…¡Con qué frecuencia las tendencias de la época parecen inevitables e ineludibles! La mayoría de las personas a principios del siglo XX confiaban en que, después de todos los logros políticos, sociales y económicos del orden liberal (clásico) del siglo XIX, el nuevo siglo recién amaneciendo solo podía prometer más libertad personal, mayor prosperidad material y una probable paz segura para la humanidad. Pocos imaginaron los restos humanos y materiales que la “Gran Guerra” de 1914-1918 pronto traería sobre la humanidad.

Muchos amigos de la libertad vivos a mediados de la década de 1930 estaban profundamente abatidos, temiendo o incluso creyendo que la época de la libertad terminaba con el surgimiento del colectivismo moderno en las formas de la revolución comunista en Rusia, el movimiento fascista en Italia, el surgimiento de Hitler y los nazis al poder en Alemania, y el establecimiento del New Deal en América. Y a muchos les preocupaba que se acercara otra gran guerra que terminaría con la civilización como la humanidad había llegado a conocerla con el triunfo del colectivismo totalitario en todas partes. No resultó de esa manera.

Durante la mayor parte de la era posterior a la Segunda Guerra Mundial que comenzó en 1945, muchos en Occidente estaban seguros de que el marxismo, dirigido e inspirado por la Unión Soviética y luego por la China comunista, significaba el fin de la democracia liberal y cualquier forma de economía de mercado. Muchos de los de “la izquierda” en Occidente no podían esperar el día en que alguna forma de planificación central socialista prevalecería en todas partes. Aquellos en la “derecha” política temieron y se desesperaron si “Occidente” todavía tenía el carácter y las convicciones para oponerse y triunfar sobre el comunismo como una fuerza ideológica y militar en la lucha global de la Guerra Fría. No resultó de esa manera.

En la década de 1990, después de la caída del Muro de Berlín y el colapso de la Unión Soviética, las nuevas tendencias históricas parecían asegurar un futuro para la humanidad de los sistemas de “capitalismo democrático”, y algunos incluso sugirieron que con esta etapa de la política y el desarrollo económico, la humanidad había alcanzado “el fin de la historia”, en alguna evolución hegeliana pro capitalista. No ha resultado así.

Ahora, en el siglo XXI, muchos de los lectores de las tendencias de la historia temen que el fundamentalismo islámico envuelva a algunas partes de Europa, o el surgimiento de China como la nueva potencia global con un modelo ganador de una forma de gestión autoritaria, capitalismo de compinches, o la involución de los Estados Unidos bajo las presiones y fuerzas del socialismo populista, la bancarrota fiscal y la corrección política “progresista”. No tiene que suceder así.

No hay un “lado derecho de la historia” en el sentido hegeliano y marxista. Aquellos en la izquierda política que, hoy en día, continúan usando esta retórica de los lados correcto e incorrecto de la historia, simplemente usan una frase atractiva que les da la sensación de poseer un terreno moral y que puede intimidar fácilmente a aquellos a quienes se les dice que “Las políticas progresistas, un uso más amable y gentil de las palabras “socialismo”, “colectivismo”, “tiranía” o “planificación”, representan el progreso.

… Sin embargo, es cierto que una noción de “lado derecho de la historia” es una frase vacía y sin sentido. La historia no es producto de fuerzas misteriosas más allá del control y el poder del hombre y la humanidad. La historia es el producto y el resultado de las ideas: ideas sobre la naturaleza del hombre, las concepciones de cómo los hombres podrían y deberían vivir juntos, y el orden institucional político y económico de las cosas que beneficiarán mejor a la humanidad como la suma de los individuos que lo componen.

Lo que la historia ha demostrado es que ha habido una mayor libertad humana, una mayor prosperidad humana y una mayor paz y tranquilidad humanas durante los momentos en que las ideas de libertad individual, mercados libres y gobierno limitado han prevalecido y se han instituido en la sociedad. Cuanto mayor es el grado de control, intervención y coerción del gobierno en la sociedad, menos han existido y florecido estas cosas.

La tarea no es estar en el mítico “lado derecho de la historia”, sino hacer que la historia refleje el triunfo y el éxito de la idea y los ideales de la libertad humana. Pero esto no sucede solo. Requiere que cada uno de nosotros comprenda el significado, el valor y la importancia de la libertad en ese sentido liberal y libertario clásico, y que estemos dispuestos a defenderla y promoverla entre nuestros semejantes. Eso es lo que haría historia. Richard M. Ebeling. Karl Marx’s Ideas and Errors About Capitalism and Markets

Karl Popper considerado como uno de los filósofos de la ciencia más importantes del siglo XX rechaza lo que él denominó como el historicismo en la doctrina marxista. 

¿Está dentro de las posibilidades de alguna ciencia social la formulación de profecías históricas de tan vasto alcance? ¿Cabe esperar algo más que la irresponsable respuesta de un adivino cuando nos dirigimos a un hombre para interrogarlo acerca de lo que el futuro depara a la Humanidad? Se trata aquí de la cuestión del método de las ciencias sociales. Evidentemente, es más fundamental que cualquier debate relativo a cualquier argumento particular en defensa de cualquier profecía histórica.

…También creen haber descubierto ciertas leyes de la historia que les permiten profetizar el curso de los sucesos históricos. Bajo el nombre de historicismo, he agrupado las diversas teorías sociales que sustentan afirmaciones de este tipo. En otra parte, en The Poverty of Historicism | La pobreza del historicismo | (Económica, 1944-1945), he tratado de rebatir esas pretensiones y de demostrar que, pese a su plausibilidad, se basan en una idea errónea del método de la ciencia, y especialmente, en el olvido de la distinción que debe realizarse entre una predicción científica y una profecía histórica.

… Marx veía a los actores humanos del escenario de la historia, incluyendo también a los «grandes», como simples marionetas movidas por la fuerza irresistible de los hilos económicos, de las fuerzas históricas sobre las cuales carecen absolutamente de control. La escena de la historia —pensaba Marx— se levanta dentro de un sistema social que nos ata a todos igualmente; se levanta en el «reino de la necesidad».

… Al describir al marxismo como la forma más dura del historicismo creo haber dejado bien sentado que, a mi juicio, el método marxista es, en verdad, sumamente pobre.

Pese a todos sus méritos, Marx fue, a mi entender, un falso profeta. Profetizó sobre el curso de la historia y sus profecías no resultaron ciertas. Sin embargo, no es ésta mi principal acusación. Mucho más importante es que haya conducido por la senda equivocada a docenas de poderosas mentalidades, convenciéndolas de que la profecía histórica era el método científico indicado para la resolución de los problemas sociales. Marx es responsable de la devastadora influencia del método de pensamiento historicista en las filas de quienes desean defender la causa de la sociedad abierta. Karl Popper. La sociedad abierta y sus enemigos. 1945.

Mario Vargas Llosa, en su obra La llamada de la tribu (2018) considera como erróneo el determinismo histórico pues es la actuación de los individuos la que va produciendo los cambios en las sociedades.

Los destinos humanos no están escritos, no se hallan trazados de manera fatídica. Individuos y sociedades pueden trascender los condicionamientos geográficos, sociales y culturales y alterar el orden de las cosas mediante actos, optando por ciertas decisiones y descartando otras. Por eso, porque gozan siempre de ese margen de libertad son responsables de su propio destino. Todo esto lo describe Hayek admirablemente en un ensayo dedicado a mostrar las semejanzas entre dos pensadores a quienes se creería muy alejados uno del otro: «Compte and Hegel»

En los países donde se impusieron regímenes socialistas, el balance de la herencia ideológica de Marx es negativo, ya que ha contribuido no solo al surgimiento de guerras, genocidios, odio de clases, dictaduras, pérdida de las libertades individuales, sometimiento, pobreza y estancamiento económico, según el país donde tales ideas se incrustaron, como lo resume Mark Skousen en este párrafo:

… “Marx está maldito con una marca negra en la historia. Su nombre se asociará para siempre con el lado oscuro del comunismo. Un espectro está atormentando a Karl Marx: la historia de Lenin, Stalin, Mao y Pol Pot, y los millones que murieron y sufrieron bajo el “imperio del mal”, como lo llamó Ronald Reagan. Los apologistas dicen que Marx no puede ser responsable de las atrocidades de sus seguidores comunistas e incluso afirman que Marx habría sido uno de los primeros en ser ejecutado o enviado al Gulag. Quizás. Por un lado, se opuso vehementemente a la censura de la prensa a lo largo de su carrera. Sin embargo, sin Marx, ¿podría haber habido una revolución y una represión tan violentas? ¿No apoyó Marx un “reino del terror” sobre la burguesía? Como dijo un amargo crítico: “En nombre del progreso humano, Marx probablemente ha causado más muerte, miseria, degradación y desesperación que cualquier hombre que haya vivido” (Downs 1983, 299).” Mark Skousen. “The big three in economics: Adam Smith, Karl Marx, and John Maynard Keynes” (2007)

Pero además de causar sufrimiento, atraso y pobreza en los países que sucumbieron a la imposición violenta del socialismo, en el resto del mundo no se cumplió la profecía marxista de que el capitalismo inevitablemente se destruiría a sí mismo. 

Las predicciones de Marx fueron erróneas, aunque no todas de inmediato. Ya en 1937, Wassily Leontief, el emigrante ruso que más tarde ganó el Premio Nobel por su análisis de insumo-producto, proclamó que el historial de Marx era “impresionante” y “correcto” (Leontief 1938, 5, 8). Pero los elogios de Leontief fueron prematuros. Desde entonces, como Leszek Kolakowski, ex líder del Partido Comunista Polaco, declaró: “Todas las profecías importantes de Marx resultaron ser falsas” (Denby 1996, 339). Para revisar:

1. Bajo el capitalismo, la tasa de ganancias no ha disminuido, aun cuando se ha acumulado más y más capital a lo largo de los siglos. 

2. La clase trabajadora no ha caído en mayor y mayor miseria. Los salarios han aumentado sustancialmente por encima del nivel de subsistencia. Las naciones industriales han visto un aumento dramático en el nivel de vida del trabajador promedio. La clase media no ha desaparecido, sino que se ha expandido. Como concluye Paul Samuelson: “La pauperización de la clase obrera… simplemente nunca tuvo lugar. Como profeta, Marx tuvo una mala suerte y su sistema era colosalmente inútil” (1967, 622).

3. Hay poca evidencia de una mayor concentración de industrias en las sociedades capitalistas avanzadas, especialmente con la competencia mundial.

4. Las sociedades utópicas socialistas no han florecido, ni la revolución proletaria ha ocurrido inevitablemente.

5. A pesar de los ciclos empresariales e incluso de depresiones ocasionales, el capitalismo parece estar floreciendo como nunca antes.  
Mark Skousen. “The big three in economics: Adam Smith, Karl Marx, and John Maynard Keynes” (2007)

Algunas observaciones se derivan de estos hechos, tomando las afirmaciones de la teoría marxista:

    1. Si la tasa de ganancia debiera tender a disminuir y esta resulta de la plusvalía, eso significaría que la tendencia es a disminuir la explotación, no a aumentarla como calculaba Marx. Aquí su teoría es en sí misma contradictoria.

    2.  Las crisis periódicas del capitalismo concuerdan con la explicación de la dialéctica de los ciclos. Por qué entonces habrían de verse como nocivas? No es, por el contrario, una validación de que luego de cada crisis, el capitalismo emerge mejorado y fortalecido? La monotonía de una economía sin altibajos sería una negación del progreso y la dialéctica. Schumpeter lo desarrolla con su análisis de la “destrucción creativa”.

    3. El proceso de concentración del capital tampoco provocó la desaparición de las pequeñas empresas, pues si bien desaparecieron en algunos sectores, surgieron otras en otros sectores. El desempleo se ha reducido con el tiempo. Las personas cambiaron de ocupación. Tampoco provocó perjuicios a los consumidores, sino al contrario, ya que las economías de escala conducen a mayor eficiencia y productividad, mayores volúmenes de producción, mejor calidad, precios más bajos y mejores salarios. 

    4. La acumulación y concentración de capital contribuye a la desigualdad de ingresos y de riqueza. Pero no es en sí misma un problema, en cuanto, a la vez que incrementa la desigualdad, reduce la pobreza, por lo mencionado en el punto anterior. 

La doctrina de Marx es la base del socialismo, como la de Smith y otros lo es del capitalismo. Pero veamos cómo surge la doctrina marxista, en lo escrito al respecto en 1932 por Ludwig von Mises:

… “la idea fundamental del socialismo se fue desarrollando claramente a partir del segundo cuarto del siglo XIX, y los proyectos de un orden social socialista, concebidos por los escritores que la terminología marxista denomina hoy «socialistas utópicos», se convirtieron en materia de examen científico. Este examen reducía a la nada la idea socialista. Los «utopistas» no habían logrado inventar, edificar un sistema social capaz de resistir a la crítica de los economistas y de los sociólogos. Era fácil descubrir los puntos débiles de sus proyectos. Se demostró que una sociedad organizada conforme a los principios de los utopistas no podía vivir ni funcionar, y que no podría ciertamente llevar a cabo lo que de ella se esperaba. Hacia mediados del siglo XIX las ideas socialistas parecían estar muertas definitivamente. La ciencia, por medio de una argumentación rigurosamente lógica, había demostrado su vaciedad, y los portavoces del socialismo se mostraban incapaces de oponer a dicha argumentación contraargumentos de algún valor.

En ese momento Marx entró en escena, muy imbuido de dialéctica hegeliana. Es fácil abusar del método hegeliano cuando se quiere subordinar el pensamiento al servicio de ideas fantásticas, de imaginaciones arbitrarias y de redundancias metafísicas, para probar todo lo que complace a tal o cual política.

Ahí encontró Marx, sin dificultad, un medio de sacar al socialismo del descrédito en que había caído. Puesto que la ciencia y el pensamiento lógico ofrecían testimonios contra el socialismo, se quería hallar un sistema que lo protegiese de la ingrata crítica de los científicos y de los lógicos. Esa fue la tarea que el marxismo se esforzó en realizar. Para ello empleó tres medios. [Marx] Negaba el carácter necesario y universal de la lógica, válido para todos los hombres y todas las épocas. [Aseguraba que] El pensamiento es función de la clase social en que vive el pensador, es una «superestructura ideológica» de sus intereses de clase. Marx declara como «burgués», como defensor del capitalismo, el tipo de razonamiento que refuta la idea socialista. En segundo lugar, el marxismo enseñaba que el proceso dialéctico conduce fatalmente al socialismo. El objeto y fin de la historia es, dice, la socialización de los medios de producción mediante la expropiación de los expropiadores en cuanto negación de la negación. El marxismo, finalmente, pretendía que es inadmisible ocuparse, como hicieron los utopistas, de la organización de la Tierra Prometida del socialismo, que verá la luz como inevitable necesidad. Aún más, la ciencia debería renunciar a cualquier estudio sobre el carácter y la esencia del socialismo, puesto que éste es ineluctable.

Nunca doctrina alguna obtuvo en la historia un triunfo tan rápido ni tan completo como esos tres principios del marxismo. … El éxito incomparable del marxismo se debe al hecho de que promete realizar los sueños y los viejos deseos de la humanidad y saciar sus resentimientos innatos. Promete el paraíso terrenal, una Jauja llena de felicidades y de goces, y el regalo más apetitoso para los desheredados: la humillación de todos aquellos que son más fuertes y mejores que la multitud. Enseña cómo eliminar la lógica y el pensamiento, debido a que estos hacen ver la estupidez de tales sueños de felicidad y venganza. El marxismo es la más radical de todas las reacciones contra el dominio del pensamiento científico sobre la vida y la acción establecida por el racionalismo. Es contrario a la lógica, a la ciencia, al pensamiento. Por otro lado, su principio más notable es la prohibición de pensar e investigar científicamente la organización y el funcionamiento de la economía socialista. Por un procedimiento característico de su rencor contra la ciencia, el marxismo se ha aplicado a sí mismo el nombre de socialismo «científico». Al extender su autoridad sobre la vida y la acción con éxito indiscutible, la ciencia ha adquirido un prestigio del cual el marxismo quiere sacar partido en su lucha contra el empleo de la ciencia en la organización de la economía social. Los bolcheviques no cesan de repetir que la religión es un opio para el pueblo. Lo cierto, sin embargo, es que el marxismo es el opio de la alta clase intelectual, de quienes podrían pensar y a quienes desea mantener al margen del pensamiento.” Ludwig von Mises. Socialismo: Análisis Económico y Sociológico. Unión Editorial, 2007.

Una comparación que trata de resumir el pensamiento de Smith y el de Marx sobre el sistema capitalista es la siguiente:

“Si la obra de Adam Smith es el Génesis de la economía moderna, la de Karl Marx es su Éxodo. Si el filósofo escocés es el gran creador del laissez-faire, el revolucionario alemán es su gran destructor. El marxista John E. Roemer lo admite. Según él, la “principal diferencia” entre Smith y Marx es la siguiente: “Smith sostuvo que la búsqueda del individuo del interés propio conduciría a un resultado beneficioso para todos, mientras que Marx sostuvo que la búsqueda del interés propio conduciría a la anarquía, la crisis, y la disolución del propio sistema basado en la propiedad privada. . . . Smith habló de la mano invisible que guía a los agentes individuales y de interés propio para llevar a cabo aquellas acciones que serían, a pesar de su falta de preocupación por tal resultado, socialmente óptimas; para el marxismo el símil es el puño de hierro de la competencia, pulverizando a los trabajadores y empeorándolos de lo que estarían en otro sistema factible, a saber, uno basado en la propiedad social o pública de la propiedad” (Roemer 1988, 2–3)”. Citado en Mark Skousen. “The big three in economics: Adam Smith, Karl Marx, and John Maynard Keynes” (2007)

Al pasar el tiempo, ha quedado demostrada la capacidad del capitalismo para producir riqueza y progreso. Hasta el mismo Marx quedó muy impresionado con la capacidad de los empresarios para acumular más capital y crear nuevos mercados, tanto en el país como en el extranjero. El Manifiesto Comunista describió este fenómeno en un pasaje famoso: “La burguesía, durante su gobierno de escasos cien años, ha creado fuerzas productivas más masivas y colosales que todas las generaciones anteriores juntas“. 

Marx argumentó que el capitalismo es en esencia un sistema de búsqueda de rentas: en lugar de crear riqueza de la nada, como les gusta imaginar, los capitalistas se dedican a expropiar la riqueza de los demás. Marx estaba equivocado acerca del capitalismo en esencia: los grandes empresarios acumulan fortunas inventando nuevos productos o nuevas formas de organizar la producción. Pero tenía un punto sobre el capitalismo en su forma burocrática. Un número deprimente de los jefes de hoy son burócratas corporativos en lugar de creadores de riqueza, que usan fórmulas convenientes para asegurarse de que sus salarios aumenten. Trabajan de la mano con una creciente multitud de otros solicitantes de rentas, como consultores de gestión (que sueñan con nuevas excusas para la búsqueda de rentas).

El capitalismo, sostuvo Marx, es por su naturaleza un sistema global: “Debe anidarse en todas partes, establecerse en todas partes, establecer conexiones en todas partes”. Eso es tan cierto hoy como lo fue en la era victoriana. Los dos desarrollos más llamativos de los últimos 30 años son el desmantelamiento progresivo de las barreras a la libre circulación de los factores de producción (bienes, capital y, en cierta medida, personas) y el surgimiento del mundo emergente. Las empresas globales plantan sus banderas donde sea más conveniente. Los CEOs sin fronteras se trasladan de un país a otro en busca de la eficiencia. El jamboree anual del Foro Económico Mundial en Davos, Suiza, bien podría titularse “Marx tenía razón”.

Pensaba que el capitalismo tenía una tendencia al monopolio, ya que los capitalistas exitosos expulsaban a sus rivales más débiles del preludio a la extracción de las rentas del monopolio. Nuevamente, esto parece ser una descripción razonable del mundo comercial que está siendo moldeado por la globalización e Internet. Las empresas más grandes del mundo no solo están creciendo en términos absolutos, sino que también están convirtiendo a un gran número de empresas más pequeñas en simples apéndices. Los gigantes de la nueva economía están ejerciendo un dominio de mercado que no se había visto desde los barones ladrones de Estados Unidos. Facebook y Google absorben dos tercios de los ingresos publicitarios en línea de Estados Unidos. Amazon controla más del 40% del floreciente mercado de compras en línea del país. En algunos países, Google procesa más del 90% de las búsquedas web. El medio no solo es el mensaje, sino que la plataforma también es el mercado.

Desde el punto de vista de Marx, el capitalismo produjo un ejército de trabajadores ocasionales que existían de un trabajo a otro. Durante el largo boom de la posguerra, esto parecía una tontería. Lejos de no tener nada que perder excepto sus cadenas, los trabajadores del mundo, al menos el mundo rico, tenían trabajos seguros, casas en los suburbios y una gran cantidad de posesiones. Los marxistas como Herbert Marcuse se vieron obligados a denunciar el capitalismo con el argumento de que producía demasiada riqueza para los trabajadores en lugar de muy poco.

Sin embargo, una vez más, el argumento de Marx está ganando urgencia. La economía del concierto está reuniendo una fuerza de reserva de trabajadores atomizados que esperan ser convocados, a través de capataces electrónicos, para entregar la comida de las personas, limpiar sus casas o actuar como sus choferes. 

… Aún así, la rehabilitación no debería ir demasiado lejos. Los errores de Marx superaron con creces sus ideas. Su insistencia en que el capitalismo lleva el nivel de vida de los trabajadores al nivel de subsistencia es absurdo. El genio del capitalismo es que reduce sin descanso el precio de los artículos de consumo regular: los trabajadores de hoy tienen fácil acceso a los bienes que alguna vez se consideraron lujos de los monarcas. El Banco Mundial calcula que el número de personas en “extrema pobreza” ha disminuido de 1.850 millones en 1990 a 767 millones en 2013, una cifra que pone en perspectiva el estancamiento lamentable del nivel de vida de los trabajadores occidentales. La visión de Marx de un futuro pos capitalista es banal y peligrosa: banal porque presenta una imagen de personas que holgazanean (cazar por la mañana, pescar por la tarde, criar ganado por la noche y criticar después de la cena);

Sin embargo, el mayor fracaso de Marx fue que subestimó el poder de la reforma: la capacidad de las personas para resolver los problemas evidentes del capitalismo a través de la discusión racional y el compromiso. Él creía que la historia era un carro que tronaba hasta un fin predeterminado y que lo mejor que pueden hacer los aurigas es esperar. Los reformadores liberales, incluido su casi contemporáneo William Gladstone, han demostrado repetidamente que estaba equivocado. No solo han salvado al capitalismo de sí mismo mediante la introducción de reformas de gran alcance, sino que lo han hecho a través del poder de la persuasión. La “superestructura” ha triunfado sobre la “base”, el “cretinismo parlamentario” sobre la “dictadura del proletariado”. The Economist. Rulers of the world: read Karl Marx!

Un enfoque basado en las fallas de las tesis que sostenía el marxismo es el que presenta el investigador alemán Immanuel Wallerstein.

Marx ha muerto muchas veces, pero ha experimentado otros tantos renacimientos. Como para todo pensador de esta envergadura, es a la luz de la actualidad que es preciso releerlo, puesto que hoy en día no sólo es Marx quien muere una vez más; es también toda una serie de estados que se habían atribuido la etiqueta marxista-leninista los que se encuentran conmocionados y que en su mayor parte se derrumban. Ante esta situación, algunas personas se regocijan, otras entristecen, pero raros son quienes intentan hacer un balance juicioso y ponderado. Recordemos de entrada que el marxismo no es la suma de las ideas o de los escritos de Marx, sino más bien un conjunto de teorías, de análisis y de recetas de acción política —inspiradas sin duda en los razonamientos de Marx— que fueron erigidas en una especie de canon; esta versión del marxismo, que llamaré dominante, se debe a los aportes paralelos y sucesivos, conjuntos mas no conjugados, de dos partidos históricos; el partido socialdemócrata alemán (sobre todo en el periodo anterior a 1914) y el partido bolchevique, que se convirtió en el Partido Comunista de la Unión Soviética. Si bien la versión dominante del “marxismo” no ocupó nunca sola el terreno, otras versiones permanecieron, hasta una época relativamente reciente, decididamente minoritarias. Los verdaderos inicios de la escisión del marxismo no datan, en efecto, sino de la revolución que sacudió al mundo en 1968 (ver Lefebvre, 1976). Una cierta confusión surgió de la coincidencia de esta revolución con el estancamiento, y luego el fracaso, de los estados etiquetados como marxistas.

Para salir de esta confusión es preciso aceptar un desafío particularmente delicado: intentar separar, en la medida de lo posible, por una parte, las tesis del “marxismo de los partidos” (versión dominante), que están gravemente comprometidas —incluso totalmente refutadas— por el derrumbe de los estados del “socialismo real”; y, por otra, las tesis de Marx o aquellos aspectos de su pensamiento (o aun los de la práctica de los marxistas) que no estaban —o no estaban esencialmente— implicados en la experiencia de los estados-partidos.

El razonamiento siguiente puede resumirse en estos términos: lo que ha muerto es el marxismo como teoría de la modernidad, teoría coexistente con la del liberalismo y, a decir verdad, inspirada en él. Lo que aún no ha muerto es el marxismo como crítica de la modernidad (incluyendo la manifestación histórica de esta última, la economía-mundo capitalista). Lo que ha muerto es el marxismo-leninismo como estrategia política, que, bien considerada, fue una estrategia reformista. Lo que aún no ha muerto es la tendencia anti sistémica popular y marxizante que anima ciertas fuerzas sociales reales.

Me parece que la teoría del marxismo, convertido en marxismo-leninismo, reposaba de hecho en cinco tesis principales. Éstas no emanaron de los marxólogos, sino de los marxistas practicantes y fueron elaboradas a través de la praxis de los partidos.

En suma, una tras otra, cada una de las cinco tesis del marxismo de los partidos (marxismo realmente existente) fueron nuevamente puestas en tela de juicio, particularmente por aquellos mismos que habían sostenido estos regímenes. Immanuel Wallerstein. El Marxismo después del fin de los Comunismos. 1993,

Sin embargo, todas las evidencias anteriormente presentadas sobre los errores de la doctrina marxista son invalidadas a priori por los marxistas recurriendo al polilogismo: invalidar la lógica, pretender que la lógica no es única, sino que depende de quién la expresa y que la única lógica válida es la lógica marxista. Veamos lo que al respecto nos dice Ludwig von Mises:

Hasta mediados del siglo XIX, nadie se atrevió a cuestionar el hecho de que la estructura lógica de la mente es inmutable y común a todos los seres humanos. Todas las interrelaciones humanas se basan en este supuesto de una estructura lógica uniforme. Solo podemos hablar unos con otros porque podemos apelar a algo común para todos nosotros, a saber, la estructura lógica de la razón

Hay personas que no pueden contar más de tres; pero su conteo, por lo que va, no difiere del de Gauss o Laplace. Ningún historiador o viajero nos ha traído ningún conocimiento de personas para quienes a y no-a eran idénticos, o quienes no podían comprender la diferencia entre afirmación y negación.

Diariamente, es cierto, las personas violan los principios lógicos en el razonamiento. Pero quien examina sus inferencias de manera competente puede descubrir sus errores. Debido a que todos consideran que estos hechos son incuestionables, los hombres entran en discusiones; se hablan el uno al otro escriben cartas y libros; Intentan probar o refutar. La cooperación social e intelectual entre hombres sería imposible si esto no fuera así. Nuestras mentes ni siquiera pueden imaginar constantemente un mundo poblado por hombres de diferentes estructuras lógicas o una estructura lógica diferente a la nuestra.

Sin embargo, en el transcurso del siglo XIX, este hecho innegable ha sido impugnado. Marx y los marxistas, entre ellos el «filósofo proletario» Dietzgen, enseñaron que el pensamiento está determinado por la posición de clase del pensador. Lo que produce el pensamiento no es verdad sino «ideologías».

Esta palabra significa, en el contexto de la filosofía marxiana, un disfraz del interés egoísta de la clase social a la que está unido el individuo pensante. Por lo tanto, es inútil discutir cualquier cosa con personas de otra clase social.

Las ideologías no necesitan ser refutadas por el razonamiento discursivo; deben desenmascararse denunciando la posición de clase, el trasfondo social de sus autores. Pues, los marxistas no discuten los méritos de las teorías físicas; simplemente descubren a los «burgueses».

Los marxistas han recurrido al polilogismo porque no pudieron refutar con métodos lógicos las teorías desarrolladas por la economía «burguesa» o las inferencias extraídas de estas teorías que demuestran la impracticabilidad del socialismo. Como no pudieron demostrar racionalmente la solidez de sus propias ideas o la insensatez de las ideas de sus adversarios, han denunciado los métodos lógicos aceptados.

El éxito de esta estratagema marxiana no tuvo precedentes. Ha brindado pruebas contra cualquier crítica razonable de todos los absurdos de los supuestos economistas marxianos y de la posible sociología. Sólo mediante los trucos lógicos del polilogismo podría el estatismo hacerse con la mente moderna.

El principio del polilogismo llevaría a la inferencia de que las enseñanzas marxianas tampoco son objetivamente verdaderas, sino que son solo declaraciones «ideológicas». Pero los marxistas lo niegan. Ellos reclaman para sus propias doctrinas el carácter de verdad absoluta. Así, Dietzgen enseña que «las ideas de la lógica proletaria no son ideas de partido, sino el resultado de la lógica pura y simple». La lógica proletaria no es «ideología» sino lógica absoluta. Los marxistas actuales, que etiquetan sus enseñanzas como sociología del conocimiento dan prueba de la misma inconsistencia.

Uno de sus campeones, el profesor Mannheim, intenta demostrar que existe un grupo de hombres, los «intelectuales desapegados», que están equipados con el don de captar la verdad sin caer en la culpa de los errores ideológicos. Por supuesto, el profesor Mannheim está convencido de que es el más importante de estos «intelectuales desapegados». Simplemente no puedes refutarlo. Si no estás de acuerdo con él, solo demuestras que tú mismo no eres uno de esta elite de «intelectuales desapegados» y que tus declaraciones son tonterías ideológicas.

Los nacionalsocialistas alemanes tuvieron que enfrentar precisamente el mismo problema que los marxistas. Tampoco pudieron demostrar la exactitud de sus propias afirmaciones ni refutar las teorías de la economía y la praxeología. Así se refugiaron bajo el techo del polilogismo, preparado para ellos por los marxistas. Por supuesto, inventaron su propia marca de polilogismo. La estructura lógica de la mente, dicen, es diferente en diferentes naciones y razas.

A los ojos de los marxistas, Ricardo, Freud, Bergson, y Einstein se equivocan porque son burgueses; a los ojos de los nazis están equivocados porque son judíos. Ni el polilogismo marxiano ni el nazi fueron más lejos que declarar que la estructura lógica de la mente es diferente con varias clases o razas. Nunca se aventuraron a demostrar precisamente en qué difiere la lógica de los proletarios de la lógica de la burguesía, o en qué difiere la lógica de los arios de la lógica de los judíos o los británicos.

El polilogismo tiene un método peculiar de tratar con puntos de vista disidentes. Si sus partidarios no logran desenmascarar el fondo de un oponente, simplemente lo califican de traidor. Tanto los marxistas como los nazis conocen solo dos categorías de adversarios. Los extraños, ya sean miembros de una clase no proletaria o de una raza no aria, están equivocados porque son extraños; los opositores de origen proletario o ario están equivocados porque son traidores.  Lo que los Nazis tomaron prestado de Marx, por Ludwig von Mises.

Arturo J. Sol órzano
Mayo de 2019

 

APÉNDICE

Teorías explicativas de los factores determinantes del valor y precio de las cosas

Karl Marx y la Conclusión de su Sistema o La Conclusión del Sistema Marxiano

Wicksteed sobre la plusvalía

La crítica de Schumpeter a la teoría económica de Marx

Refutación a las teorías del valor trabajo y de la explotación de Marx – Juan Ramón Rallo

La personalidad de Marx

El pensamiento de las personas es producto de lo que aprenden y experimentan a lo largo de su vida, de lo que les transmiten otras personas a través de la educación formal, de lo que leen, escuchan y ven. Como personas, estamos expuestos a la influencia de los acontecimientos que se suceden en el entorno inmediato y más allá. Las condiciones de vida también determinan de manera importante la manera de cómo percibimos el mundo. Son entonces múltiples los factores que influyen en la manera como pensamos y en nuestra visión del mundo. De modo que lo que hablamos, escribimos o hacemos refleja esa visión.

Para entender la doctrina marxista es necesario remitirnos a considerar las condiciones de los lugares (Alemania, Francia, Bélgica e Inglaterra) y la época (1818-1883) en que vivió Marx, época de la primera revolución industrial y de un extraordinario florecimiento de nuevas ideas que cambiaron las sociedades, cuyas influencias perduran hasta hoy.

Karl Popper, describe los méritos de la personalidad de Marx en “La sociedad abierta y sus enemigos”. (1945): “No se puede hacer justicia a Marx sin reconocer su sinceridad. Su amplitud de criterio, su sentido de los hechos, su desconfianza de las meras palabras y, en particular, de la verbosidad moralizante, le convirtieron en uno de los luchadores universales de mayor influencia contra la hipocresía y el fariseísmo. Marx se sintió movido por el ardiente deseo de ayudar a los oprimidos y tuvo plena conciencia de la necesidad de ponerse a prueba no sólo en las palabras sino también en los hechos. Dotado principalmente de talento teórico, dedicó ingentes esfuerzos a forjar lo que él suponía las armas científicas con que podría lucharse para mejorar la suerte de la gran mayoría de los hombres. A mi juicio, la sinceridad en la búsqueda de la verdad y su honestidad intelectual lo distinguen netamente de muchos de sus discípulos (si bien no escapó por completo, desgraciadamente, a la influencia corruptora de una educación impregnada por la atmósfera de la dialéctica hegeliana «destructora de toda inteligencia» según Schopenhauer).”

Marx nació en una familia acomodada y pudo estudiar Derecho en la universidad, pero se inclinó por el estudio de la filosofía. Desde joven, era intolerante con todo aquel que no compartía sus ideas y tenía una personalidad dictatorial y arrogante. Desde su primer trabajo como periodista se distinguió por sus críticas frontales al gobierno y al sistema, que lo llevaron al exilio, igual que sucedió en otras ocasiones posteriores, por lo que vivió exiliado en París, Bruselas y Londres, en esta última ciudad la mayor parte del tiempo, donde pasó privaciones viviendo con su familia en la extrema pobreza, sobreviviendo del apoyo financiero de Friedrich Engels, quien compartía sus ideas. Por ello no es difícil comprender que odiara la pobreza y a los supuestos causantes de la misma. Aborrecía las ideas liberales y humanistas prevalecientes en esa época y consideraba como sus enemigos a todos aquellos intelectuales que las expresaban y a aquellos con los que compartía algunas ideas pero difería en otras.

Mikhail Bakunin lo describió como “ambicioso y vanidoso, pendenciero, intolerante y absoluto … vengativo hasta el punto de la locura“. “Nos vimos a menudo. Lo respetaba mucho por su aprendizaje y por su apasionada devoción, aunque siempre mezclada con la vanidad, a la causa del proletariado. Ansiosamente busqué su conversación, que siempre fue instructiva e ingeniosa cuando no estaba inspirada en el odio mezquino, ¡qué desgracia! Era muy a menudo el caso. Nunca hubo una intimidad franca entre nosotros, nuestros temperamentos no lo permitieron. Me llamó un idealista sentimental, y tenía razón; Lo llamé vanidoso, pérfido y astuto, y también tenía razón.”

Marx como pensador está en el camino correcto. Él ha establecido el principio de que la evolución jurídica en la historia no es la causa sino el efecto del desarrollo económico, y este es un concepto excelente y fructífero. Pensaba que no lo había originado —fue formulado en mayor o menor medida por muchos otros— a Marx le corresponde el crédito por haberlo establecido sólidamente como la base de un sistema económico. Por otro lado, Proudhon entendió y sintió la libertad mucho mejor que él. Proudhon, cuando no estaba obsesionado con la doctrina metafísica, era un revolucionario por instinto; él adoraba a Satanás y proclamó la anarquía. Muy posiblemente, Marx podría construir un sistema de libertad aún más racional, pero carece del instinto de libertad, sigue siendo un autoritario de pies a cabeza”.  “Bornstadt, Marx, Engels, especialmente Marx, envenenan la atmósfera. Vanidad, malevolencia, chismes, pretenciosidad y jactancia en teoría y cobardía en la práctica. Disertaciones sobre la vida, la acción y el sentimiento, y ausencia total de vida, de acción y de sentimiento… La repugnante adulación de los trabajadores más avanzados y la conversación vacía. Según ellos, Feuerbach es un “burgués”, y el epíteto es gritado hasta la saciedad por personas que son de la cabeza a los pies más burguesas que nadie en una ciudad de provincias, en resumen, necedades y mentiras, mentiras y necedades. En una atmósfera así, nadie puede respirar libremente. Me mantengo alejado de ellos y he declarado abiertamente que no iré a su …Sociedad Comunista de Sindicatos y que no tendré nada que ver con esta organización.” Mikhail Bakunin. Bakunin on Anarchy, p. 25-6 (by James Guillaume).

Entregó su vida a desarrollar sus ideas, pasando casi todo el tiempo dedicado a la investigación y la escritura de sus obras, aunque también desarrollando movimientos políticos ajustados a su doctrina. En sus últimos años, sin embargo logró tener mayores comodidades materiales pero su bibliomanía era insaciable, difiriendo la terminación de los dos últimos tomos de su obra principal, El Capital, que Engels tuvo que editar y publicar tras su muerte.

Algunos acusan a Marx de practicar el satanismo, por varios poemas que escribió en su juventud. Murray Rothbard citó los siniestros poemas de Marx en su libro Economía clásica. Rothbard no estaba convencido por aquellos que dicen que estos poemas fueron producto de un joven Marx, y que no tienen importancia para comprender al hombre. Aquí un enlace a los controvertidos poemas de Marx.

En su libro “Marx: Prophet of Darkness”, (1986), Richard Wurmbrand, transcribe dichos poemas y ofrece su razonamiento sobre la vinculación de Marx con el satanismo, como su amistad con otros que profesaban similares creencias como Proudhon, Bakunin y Heinrich Heine; el casamiento de dos hijas con practicantes del satanismo; su odio a los judíos (que luego Hitler compartiría y llevó al Holocausto) y sus ataques a la religión (que sus seguidores habrían de llevar a crueles extremos, especialmente contra los católicos); las misteriosas muertes en la infancia de cuatro de siete hijos e hijas y tres nietos, el suicidio de su yerno e hija, que atribuye a prácticas satánicas; su excesivo narcisismo, autoritarismo y desprecio por los demás, asumido posteriormente por los líderes comunistas que implantaron su deificación y el culto a su personalidad; su declarada opción por la violencia y la destrucción de todos los que consideraba como enemigos.

“He visto los escritos de Karl Marx y las fechas de lanzamiento que coinciden con la muerte de sus hijos y no puedo encontrar ninguna evidencia de que él haya sido conmovido por ninguna de sus muertes. Parte de su material se publica muy poco (días) después de la muerte de sus hijos y sigue siendo tan despiadado, odioso y sin emociones como la mayoría de su trabajo.Es bien sabido que la verdadera secta satánica tiene sacrificios de bebés como rituales. Sospecho mucho de las muertes que rodearon a muchos de sus hijos y los de su hija a una edad tan temprana”. Karl Marx and his Hateful Dream of Atheism

El satanismo en el mundo es tan real como el cristianismo, se practica y sucede. En el siguiente artículo se puede encontrar un breve resumen de estas prácticas.

Según Wurmbrand “Es esencial … declarar enfáticamente que Marx y sus camaradas, aunque anti-Dios, no eran ateos, como dicen los marxistas actuales. Es decir, mientras denunciaban e  injuriaban abiertamente a Dios, odiaban a un Dios en quien creían. Su existencia no es cuestionada; Su supremacía sí”.

Lo que los marxistas dicen sobre Karl Marx es un mito. No le preocupa la pobreza de sus semejantes, para lo cual la revolución fue la única solución. No amaba al proletariado,  los llamó “locos”, “estúpidos”, “asnos”, “bribones”, incluso obscenidades. Ni siquiera amaba a sus camaradas en la lucha por el comunismo. Llamó a Freiligrath “el cerdo”,  “judío negro” a Lassalle , a Bakunin “un cero teórico”.

Un teniente Tchekhov, un luchador en la revolución de 1848 que pasó noches bebiendo con Marx, comentó que el narcisismo de Marx había devorado todo lo bueno que había en él.

Marx ciertamente no amaba a la humanidad. Giuseppe Mazzini, que lo conocía bien, escribió que tenía “un espíritu destructivo. Su corazón estalla de odio en lugar de amor hacia los hombres”.

… Aunque Mazzini fue crítico con Marx, mantuvo su amistad con él. La Enciclopedia Judía dice que a Mazzini y Marx se les encomendó la tarea de preparar el discurso y la constitución de la Primera Internacional. Esto significa que eran pájaros de la misma pluma, aunque a veces se picoteaban el uno al otro.

No conozco testimonios de los contemporáneos de Marx que contradigan la evaluación de Mazzini. Marx, el hombre amoroso, es un mito construido solo
después de su muerte.

De hecho, su fragmento de verso favorito fue esta cita de G. Werth: “No hay nada más hermoso en el mundo que morder a los enemigos”. En sus propias palabras, dijo directamente: “Somos despiadados. No pedimos lástima: cuando llegue nuestro turno, no rechazaremos el terrorismo”. Estos no son los sentimientos de un hombre amoroso.  Marx and Satan. Richard Wurmbrand. 1986.

En una entrevista, el escritor alemán Peter Schneider dice:

Marx tenía algo que siempre me ocupó y al mismo tiempo me causaba rechazos. En toda la construcción marxista no hay una sola frase tan simple como es no matarás. No hay ningún principio que prohíba matar una cantidad cualquiera de personas en nombre de la revolución y por supuesto que esa falta de ética es un defecto fértil que vive en la estructura y siempre hace que se desplome.” Peter Schneider en Marx y sus herederos.  DW Documental.

Intentaré presentar un resumen de quién era Karl Marx, la persona, a partir de extractos de la biografía de Marx escrita por Isaiah Berlin (1909-1997), que puede dar luz para entender la personalidad del polémico pensador, creador de la doctrina marxista: 

Karl Heinrich Marx, el mayor de los tres varones de Heinrich y Henrietta Marx, nació el 5 de mayo de 1818, en Tréveris, en la Renania alemana, donde su padre ejercía la profesión de abogado. Otrora sede de un príncipe arzobispo, había sido ocupada unos quince años antes por los franceses y Napoleón la había incorporado a la Confederación del Rin. Tras su derrota, diez años después, el Congreso de Viena la adjudicó al reino prusiano, que iba expandiéndose rápidamente.

Comenzó su carrera académica como estudiante de la Facultad de Derecho. Abandonó los estudios de derecho para dedicarse por entero al estudio de la filosofía. En 1841 sus circunstancias personales sufrieron un súbito y catastrófico cambio: su padre, de quien dependía financieramente, murió dejando medios de subsistencia apenas suficientes a su viuda e hijos menores. Tenía ahora veinticuatro años, era un filósofo aficionado, sin ocupación fija, y lo respetaban en los círculos más progresistas por su erudición y por su talento como polemista irónico y mordaz. Era un idealista disidente, pero aún era idealista: un año antes había obtenido el grado de doctor en la Universidad de Jena con una tesis típicamente hegeliana.

… por aquella época Marx halló en él [Moses Hess] un aliado útil, puesto que Hess, que era un incansable agitador, había logrado persuadir a un grupo de industriales liberales de Renania para financiar la publicación de un diario radical que contendría artículos sobre temas políticos y económicos, dirigidos contra la política económicamente reaccionaria del gobierno de Berlín, y simpatizaría con las necesidades de la clase burguesa en ascenso. Se editó en Colonia y se tituló Rheinische Zeitung. Marx fue invitado a contribuir regularmente con artículos para este diario, a lo que consintió de buena gana; diez meses después fue su director. Era ésta su primera experiencia en la política práctica: dirigió el diario con inmenso vigor e intolerancia; su naturaleza dictatorial se afirmó enseguida en aquellas circunstancias y sus subordinados no pedían nada mejor que él hiciera lo que se le antojara y escribiera cuantas hojas del diario deseara. De diario moderadamente liberal, al punto pasó a ser un diario vehementemente radical, violento, más hostil al gobierno que cualquier otra publicación alemana.

En abril de 1843 se casó con Jenny von Westphalen, contra los deseos de la mayoría de la familia de ésta. Marx abandonó el territorio prusiano en noviembre de 1843 y dos días después llegó a París. El fermento social, político y artístico de París a mediados del siglo XIX es un fenómeno sin paralelos en la historia europea.

A fines de 1844 ya estaba familiarizado con las doctrinas políticas y económicas de los principales pensadores franceses e ingleses, las que examinó a la luz de su aún semi ortodoxo hegelianismo para fijar finalmente su propia posición, definiendo de modo categórico su actitud frente a aquellas dos tendencias inconciliables. Leyó principalmente a los economistas, comenzando con Quesnay y Adam Smith y finalizando con Sismondi, Ricardo, Say, Proudhon y sus seguidores. … Si Marx derivó de Hegel su concepción de la estructura histórica, esto es, de las relaciones formales entre los elementos que constituyen la historia, conoció estos elementos por Saint-Simón y sus discípulos, así como los nuevos historiadores liberales, Guizot, Thierry y Mignet.

… Si lo que Marx necesitaba era un plan completo de acción, basado en el estudio de la historia y la observación de la escena contemporánea, poca o ninguna simpatía le hubieron de inspirar los reformadores y profetas que se reunían en los salones y cafés de París por la época de su llegada. … Mucho más poderosamente se sintió atraído por el partido que, para distinguirse de los moderados, a quienes se llamaba socialistas, adoptó el nombre de partido de los comunistas.

Sólo uno de los comunistas a quienes conoció en París le pareció poseer una auténtica comprensión de la situación. Se trataba de un tal Friedrich Engels, joven radical alemán de familia acomodada, hijo de un fabricante de tejidos de Barmen. Engels comenzó por ser poeta y periodista radical y acabó siendo, después de la muerte de Marx, el líder reconocido del socialismo internacional que, en vida suya, se había desarrollado para convertirse en movimiento mundial. Era un hombre de mente sólida y robusta, pero escasamente creadora; un hombre de excepcional integridad y fuerza de carácter, variadamente dotado, pero que poseía, en particular, sorprendente capacidad para la rápida asimilación de conocimientos. Mostraba un intelecto penetrante y lúcido y un sentido de la realidad como muy pocos, o quizá ninguno de sus contemporáneos radicales, podían ostentar; personalmente poco dotado para el descubrimiento original, tenía excepcional talento para investigar, determinar y percibir la aplicabilidad práctica de los descubrimientos de otros. Su destreza para escribir rápida y claramente, su paciencia y lealtad ilimitadas, lo convirtieron en ideal aliado y colaborador del inhibido y difícil Marx, cuya redacción era a menudo desmañada, sobrecargada y oscura.

Si Marx trató a Bakunin como a un igual, no ocultó su desprecio por el otro famoso agitador, Wilhelm Weitling, a quien conoció por la misma época. Sus relaciones con Proudhon fueron mucho más complicadas. En 1847 y como réplica a La filosofía de la miseria apareció La miseria de la filosofía, que contenía el ataque más acerbo lanzado por un pensador contra otro desde las celebradas polémicas del Renacimiento.

…Por ello, el rastrear las fuentes directas de cada una de las doctrinas expuestas por Marx es una tarea relativamente simple, a la que sus numerosos críticos se dedicaron con ansiedad, desde luego excesiva. … La teoría laboral del valor deriva de Locke, Adam Smith, Ricardo y los otros economistas clásicos; la teoría de la explotación y la plusvalía se halla en Fourier, y el modo de ponerle remedio, merced a un deliberado control estatal, en los escritos de los primeros socialistas ingleses, tales como Bray, Thompson y Hodgskin; Max Stirner enunció la teoría de la alienación de los proletarios por lo menos un año antes que Marx. La influencia de Hegel y de la filosofía alemana es la más profunda y más ubicua de todas.

… El gobierno de Guizot expulsó a Marx de París a principios de 1845. … Bakunin y Marx fueron expulsados a pesar de las vigorosas protestas de la prensa radical. Bakunin se dirigió a Suiza, y Marx, con su mujer y su hija de un año, Jenny, a Bruselas, donde poco después se le reunió Engels, que había retornado de Inglaterra con ese propósito.

… Karl Marx pertenecía espiritualmente a una generación anterior o posterior, pero, desde luego, no a su propia época. Carecía de penetración psicológica, y la pobreza y el duro trabajo no habían aumentado su receptividad emotiva; esta extrema ceguera a la experiencia y carácter de las personas que no estaban dentro de su esfera de experiencia inmediata hacía que su relación con el mundo externo se mostrase singularmente ruda; había vivido un breve período sentimental cuando estudiaba en Berlín, pero eso ya había acabado para siempre. Consideraba el sufrimiento moral o emocional, así como las crisis espirituales, como complacencias burguesas imperdonables en tiempo de guerra; como después Lenin, parecía que sólo le inspiraban menosprecio aquellos que, en el calor de la batalla y mientras el enemigo ganaba una posición tras otra, se preocupaban por el estado de su alma.

Se puso a trabajar para crear una organización revolucionaria internacional. … Bajo la guía de éste, la Liga de los Comunistas creció rápidamente y comenzó a abarcar grupos de trabajadores radicales, diseminados en su mayor parte en las zonas industriales de Alemania. … En 1847 el centro londinense de la Liga de los Comunistas mostró su confianza en Marx y Engels al encomendarles la redacción de un documento que enunciara las creencias y aspiraciones del grupo. Marx abrazó ansiosamente esta oportunidad de compendiar explícitamente la nueva doctrina, que al fin había tomado forma definitiva en su cerebro. Entregó el escrito en 1848. Se publicó, pocas semanas antes del estallido de la revolución de París, bajo el título de Manifiesto del Partido Comunista. … Como instrumento de propaganda destructiva, no tiene igual en parte alguna; el efecto que produjo en las generaciones subsiguientes no tiene paralelo. … El gobierno belga, que se comportaba con considerable tolerancia con los exilados políticos, no pudo pasar por alto esta formidable publicación y bruscamente expulsó a Marx y a su familia de su territorio. Al día siguiente estalló en París la revolución desde hacía tiempo esperada. Flocon, miembro radical del nuevo gobierno francés, invitó a Marx en una carta lisonjera a volver a la ciudad revolucionaria.

Para junio de 1848 la fase heroica de la revolución de París había llegado a su fin y los grupos conservadores comenzaron a rehacer sus tuerzas. … La sublevación de junio puede considerarse el primer alzamiento puramente socialista que se produjo en Europa, pues estaba conscientemente dirigido contra los liberales no menos que contra los legitimistas.

Por su parte, el gobierno prusiano, convencido ahora de que poco tenía que temer del sentimiento popular, ordenó la disolución de la asamblea democrática. Ésta replicó declarando ilegales todos los impuestos decretados por el gobierno. Marx apoyó vehementemente tal decisión y exhortó al pueblo a resistir todo intento de recaudar los impuestos.

Marx fue arrestado por incitación a la sedición y juzgado ante un tribunal en Colonia. Aprovechó la oportunidad para pronunciar un discurso de gran extensión y erudición en el que analizó detalladamente la situación política y social imperante en Alemania y en el exterior. El resultado fue inesperado: al anunciar la absolución, el presidente del jurado expresó que deseaba agradecer a Marx, en nombre propio y en el del jurado, la interesante e inusitadamente instructiva conferencia de la que todos habían sacado gran provecho. El gobierno prusiano, que cuatro años antes había anulado su ciudadanía prusiana, no pudiendo modificar el veredicto judicial, lo expulsó de Renania en julio de 1849. Se dirigió a París, donde la agitación bonapartista a favor del primer sobrino de Napoleón se había tornado aún más confusa.

… Llegó a Londres el 24 de agosto de 1849; su familia lo siguió un mes más tarde, y Engels … llegó a principios de noviembre. Encontró a Marx convencido de que la revolución podía estallar una vez más en cualquier momento y ocupado en la redacción de un folleto contra la conservadora república de Francia.

En el caso de Marx, la extrema pobreza y desolación eran factores que se añadían para desecar aún más su carácter anti romántico e indoblegable. Al paso que estos años de exilio lo beneficiaron como pensador y revolucionario, lo cierto es que también lo forzaron a retirarse casi enteramente al estrecho círculo compuesto por su familia, Engels y unos pocos amigos íntimos como Liebknecht, Wolff y Freiligrath. Como figura pública, su aspereza, su agresividad y sus celos, su deseo de aplastar a todos los rivales, aumentaron con los años; el desagrado que le inspiraba la sociedad en que vivía se fue haciendo cada vez más agudo, y su contacto personal con miembros individuales de ella, cada vez más difícil; se mostraba más considerado con los extranjeros «burgueses» que con los socialistas que estaban fuera de su órbita; disputaba fácilmente y no le agradaban las reconciliaciones. Mientras pudo apoyarse en Engels, no necesitó de otra ayuda, y hacia el fin de su vida, cuando el respeto y la admiración que se le prodigaban habían llegado al punto más alto, nadie se atrevía a acercarse mucho a él por temor de un rechazo particularmente humillante. Como a muchos grandes hombres, le agradaba la lisonja y, más aún, la sumisión total; en sus últimos años obtuvo ambas sin reticencias y murió rodeado de mayores honores y comodidades materiales que los que había disfrutado en cualquier otro período de su vida.

… Permaneció casi indiferente al contorno y vivía encerrado en su propio mundo, sobre todo alemán, constituido por su familia y un reducido grupo de amigos íntimos y camaradas políticos. Conoció a pocos ingleses y ni los comprendió ni se interesó por el modo de vida de éstos. Era un hombre insólitamente impermeable a la influencia del ambiente; sólo le interesaba lo que estaba impreso en los diarios o en los libros, y hasta su muerte apenas tuvo conciencia de la calidad de vida que lo rodeaba o de su telón de fondo social y natural.

… Los desastres de 1848 no conmovieron para nada las creencias teóricas de Marx, pero lo obligaron a revisar seriamente su programa político. En los años 1847-48 influyó tanto en él la propaganda de Weitling y Blanqui que comenzó a creer, contra su natural inclinación hegeliana, que podría realizarse una revolución coronada por el éxito mediante un golpe de estado llevado a cabo por un grupo reducido, pero resuelto, de revolucionarios adiestrados que, después de tomar el poder, podrían mantenerse en él, constituyendo ellos mismos el comité ejecutivo de las masas en cuyo nombre obraban. … Denominó a este necesario interludio estado de revolución permanente; la conduciría la dictadura del proletariado, clase revolucionaria que prevalecería sobre el resto «como un necesario paso intermedio para llegar a la abolición de todas las distinciones de clases, a la abolición de todas las relaciones productivas existentes en que descansan tales distinciones, a la abolición de todas las relaciones sociales que corresponden a estas relaciones productivas y a la completa inversión de todas las ideas que derivan de semejantes relaciones sociales». … Esta doctrina (cuya más clara formulación se halla en el mensaje de Marx de 1850 a la Liga de los Comunistas) es bien conocida porque (revivida por el agitador ruso Parvus) en 1905 Trotski urgió su aplicación, la adoptó Lenin y, en 1917, ambos la pusieron en práctica en Rusia con la fidelidad más literal. Empero, el propio Marx la abandonó a la luz de los sucesos de 1848.

En cuanto a la situación financiera de Marx, fue desesperada por muchos años: no contaba con una fuente regular de ingresos, su familia crecía y su reputación excluía la posibilidad de que hallara trabajo en cualquier firma respetable. La desolada pobreza en que él y su familia vivieron durante los veinte años siguientes, así como la indecible humillación que esto significó para él, han sido con frecuencia descritas: primero la familia erró de un tugurio a otro, de Chelsea a Leicester Square, y de allí a los arrabales sórdidos de Soho, azotados por las enfermedades; a menudo no había dinero en casa para pagar a los proveedores y la familia debía morirse de hambre literalmente hasta obtener un préstamo o hasta que Engels enviara un giro de una libra; a veces toda la ropa de la familia estaba pignorada y se veían forzados a permanecer largas horas sin luz ni comida, interrumpidas sólo por las visitas de importunos acreedores a quienes recibía en la puerta alguno de sus hijos con la invariable y automática respuesta: «El señor Marx no está»

… Un hombre de genio obligado a vivir en una buhardilla, a ocultarse cuando sus acreedores se tornan importunos, o yacer en cama porque sus ropas están pignoradas, es una figura convencional de comedia alegre y sentimental. Marx no era un bohemio y sus infortunios lo afectaban trágicamente. Era orgulloso, excesivamente susceptible, y mucho le exigía al mundo: las pequeñas humillaciones e insultos a que su situación lo exponían, la frustración de sus deseos de ocupar una posición dominante a la que se sentía merecedor, la represión de su colosal vitalidad natural, todo ello se volvía contra sí mismo y lo llevaba a paroxismos de odio y cólera. Sus amargos sentimientos a menudo hallaban cauce en sus escritos y en largas y salvajes venganzas personales. Veía complots, persecuciones y conspiraciones por doquier, y cuanto más sus víctimas protestaban de su inocencia, tanto más se convencía de su duplicidad y su culpa. Su modo de vida consistía en visitas diarias a la sala de lectura del Museo Británico, donde permanecía normalmente desde las nueve de la mañana hasta que cerraba a las siete; a esto seguían largas horas de trabajo nocturno durante las que fumaba incesantemente, hasta el punto de que el fumar, de placer se había convertido en indispensable anodino; esto afectó permanentemente su salud y se vio expuesto a frecuentes ataques de una enfermedad hepática, a veces acompañados de forúnculos y una inflamación de los ojos que lo obligaban a interrumpir el trabajo, lo agotaban e irritaban. 

Por ello no es difícil comprender que odiara la pobreza, y la esclavitud y degradación que ella acarrea, por lo menos tan apasionadamente como la servidumbre. Ofrece las descripciones, diseminadas en sus obras, de la vida en los suburbios industriales, en las ciudades mineras o las plantaciones, así como de la actitud de la opinión civilizada respecto de ella, con una combinación de violenta indignación y fría, contenida amargura que, particularmente cuando entra en detalles y el tono se vuelve inesperadamente calmo y monótono, posee una calidad aterradora e infunde insoportable cólera y vergüenza en lectores a quienes no habían conmovido la ruda retórica de Carlyle, el digno y humano alegato de J. S. Mili, o la avasalladora elocuencia de William Morris y los socialistas cristianos. Durante aquellos años murieron tres de sus hijos —los varones Guido y Edgar y la niña Franziska—, en gran medida como resultado de las condiciones en que vivían. … No era comunicativo por naturaleza, y jamás se abandonaba a la compasión de sí mismo; en sus cartas a Engels a menudo satirizó los propios infortunios con una sombría ironía que puede ocultar a un lector casual la desesperada situación en que frecuentemente se encontraba. Pero cuando en 1856 murió a los seis años su hijo Edgar, a quien profesaba tierno afecto, el dolor traspasó aquella reserva de hierro.

Un leve alivio llevó a esta situación la súbita propuesta de escribir regularmente artículos sobre asuntos europeos para el New York Daily Tribune. El New York Daily Tribune era un diario radical, fundado por un grupo de discípulos norteamericanos de Fourier, que por entonces tenía una circulación de más de doscientos mil ejemplares y era probablemente el más importante diario del mundo; su posición era ampliamente progresista. … Durante casi diez años escribió notas semanales que trataban de gran diversidad de temas y que aún hoy revisten cierto interés.

Durante toda su vida se esforzó por destruir o atenuar la influencia de los dirigentes populares y demagogos que creían en el poder del individuo para modificar el destino de las naciones. Sus salvajes ataques a Proudhon y Lassalle, así como su duelo posterior con Bakunin, no eran meras maniobras en la lucha por la supremacía personal por parte de un hombre ambicioso y despótico dispuesto a destruir a todos sus posibles rivales.

En 1860 la fama e influencia de Marx se limitaban a un estrecho círculo; desde los juicios de Colonia (1851) se había perdido el interés por el comunismo; con el extraordinario desarrollo de la industria y el comercio, la fe en el liberalismo, en la ciencia, en el progreso pacífico, volvió a ganar a las gentes. El propio Marx casi estaba comenzando a adquirir el interés de una figura histórica, a ser considerado como el formidable teórico y agitador de una generación anterior, ahora desterrado y desamparado y que subvenía a sus necesidades en un oscuro rincón de Londres escribiendo ocasionales artículos periodísticos. 

Pero quince años después todo esto había cambiado. Aun relativamente desconocido en Inglaterra, su figura se había agigantado en el extranjero y algunos lo consideraban el instigador de cualquier movimiento revolucionario que estallara en Europa, el fanático director de un movimiento mundial empeñado en subvertir el orden moral, la paz, la felicidad y prosperidad de la humanidad. Éstos lo representaban como el genio malo de la clase trabajadora, que conspiraba para minar y destruir la paz y la moral de la sociedad civilizada, que explotaba sistemáticamente las peores pasiones del populacho, que creaba injusticias y motivos de queja allí donde no existían, que vertía vinagre en las heridas de los descontentos, exacerbando sus relaciones con los patronos a fin de crear un caos universal en el que todos y cada uno habían de perder, y así, finalmente, todos se hallarían al mismo nivel, los ricos y los pobres, los malos y los buenos, los industriosos y los ociosos, los justos y los injustos. Otros veían en él al más infatigable y devoto estratega de las clases trabajadoras de todos los países del mundo, la autoridad infalible en todas las cuestiones teóricas, el fundador de un movimiento irresistible destinado a acabar con la injusticia y la desigualdad por medio de la persuasión o de la violencia. Se les aparecía como un iracundo e indomable Moisés moderno, el conductor y salvador de todos los humillados y oprimidos, con la figura más suave y más convencional de Engels a su lado, un Aarón dispuesto a exponer sus ideas a las extraviadas y poco esclarecidas masas del proletariado.

… El siglo XIX ofrece muchos críticos sociales y revolucionarios notables no menos originales, no menos violentos, no menos dogmáticos que Marx, pero ninguno se nos presenta tan exclusivamente concentrado en un solo propósito, tan absorbido en hacer de cada palabra y cada acto de su vida un medio enderezado a un fin único, inmediato, práctico, ante el cual no había nada tan sagrado que no debiera sacrificarse.

…Las relaciones con su familia fueron siempre —inclusive con la difícil Eleanor— cálidamente afectuosas. El sociólogo ruso Kovalevsky, que solía visitarlo en los últimos años, quedó agradablemente sorprendido por su urbanidad. Habitualmente se describe a Marx —escribió muchos años después— como a un hombre sombrío y arrogante que rechazaba de plano toda la ciencia y la cultura burguesa. En realidad, era un caballero anglo germánico bien educado y muy cultivado, un hombre cuya última relación con Heine había desarrollado en él una vena de sátira jovial, un hombre que rebosaba de la alegría de vivir gracias al hecho de que su posición personal era extremadamente cómoda. Este retrato que nos pinta a Marx como dueño de casa alegre e ingenioso expresa por lo menos, aunque no sea del todo convincente, el contraste con los primeros años que vivió en el arrabal de Soho. …  A pesar de todo su amor por la lectura, su gusto literario era, en términos generales, vulgar. Nada hay que indique que le agradaran la pintura o la música; su pasión por los libros era excluyente.

Y como su bibliomanía creciera, los temores de Engels se vieron confirmados; fue escribiendo cada vez menos y abandonó todo intento de poner orden en la caótica montaña de notas manuscritas en la que se basaron el segundo y el tercer volúmenes de Das Kapital, editados por Engels, y los estudios suplementarios que formaron el cuarto volumen, editado por Kautsky. Son muy enjundiosos y en modo alguno inferiores al primer volumen, que se convirtió en un clásico. Físicamente, declinaba con rapidez. En 1881, Jenny Marx murió de cáncer, después de una larga y penosa dolencia. «Con ella, también ha muerto el Moro», dijo Engels a su hija predilecta, Eleanor. Marx vivió dos años más, manteniendo siempre una voluminosa correspondencia con italianos, españoles, rusos, pero sus fuerzas se habían extinguido virtualmente. En 1882 y después de un invierno particularmente crudo, su médico lo envió a Argel a fin de que se repusiera. Llegó allí con una aguda pleuresía, que había contraído en el viaje. Pasó un mes en África del Norte, donde reinaba un clima insólitamente frío y húmedo, y regresó a Europa enfermo y agotado. Después de algunas semanas de vano errar por las ciudades de la Riviera francesa en busca del sol, fuese a París, donde permaneció algún tiempo con su hija mayor Jenny Longuet. Poco después de regresar a Londres recibió la noticia de la súbita muerte de ésta. Nunca se recobró del todo de tal golpe; cayó enfermo el año siguiente, se le desarrolló un absceso en el pulmón y el 14 de marzo de 1883 murió mientras dormía en su gabinete, sentado en un sillón. Fue sepultado junto a su mujer en el cementerio de Highgate.

…Marx luchó contra la mezquina y cínica sociedad de su tiempo, que, según le parecía, vulgarizaba y degradaba cualquier relación humana, con odio no menos profundo. Pero su espíritu estaba hecho de un tejido más fuerte y crudo; era insensible, estaba dotado de una poderosa voluntad y sólo tenía confianza en sí mismo. No estaba en su mano suprimir las causas de su propia infelicidad, que eran la pobreza, la enfermedad y el triunfo del enemigo. Su vida interior parece tranquila, falta de complicaciones y confiada. Veía el mundo en simples términos de blanco y negro; los que no estaban con él, estaban contra él. Sabía de qué lado estaba, empleó la vida en luchar por una causa y sabía que ésta había de vencer finalmente.  

Hasta aquí el resumen de la biografía escrita por Isahia Berlin. 

Una acotación final sobre la conexión entre su vida laboral y su obra. Su única ocupación fue ser un periodista asalariado, pero esporádicamente. La mayor parte del tiempo vivió de dilapidar la fortuna heredada de su padre y la de su esposa. Luego, cuando acabó con ella, tuvo que ser mantenido por Engels. El periódico del “imperio” capitalista The New York Times, le dio trabajo en su peor época de penuria. Jamás supo lo que era ganarse la vida iniciando su propio negocio. Su inteligencia no le daba para eso o pensaba que era demasiado inteligente como para ejercer una ocupación que menospreciaba. Tenía el ego de un aristócrata.

Si hubiera experimentado lo que es iniciar y manejar un negocio, por pequeño que fuera, no hubiera omitido la real función de los empresarios en la economía y la sociedad y no hubiera caído en la falacia de atribuir solamente a los trabajadores la función de creación de valor, núcleo sobre el cual basa todo su andamiaje teórico.

Arturo J. Solórzano
Mayo de 2019

La Doctrina Marxista y el Marxismo

Karl Marx es sin duda uno de los más importantes científicos sociales de todos los tiempos. Su pensamiento, plasmado en sus obras, tuvo y sigue teniendo una influencia poderosa en los intelectuales, especialmente en los profesionales de las ciencias sociales, como también en los políticos y figuras influyentes, que a su vez difunden sus ideas al resto de la sociedad. Sus teorías, para bien o para mal, provocaron grandes cambios en los sistemas políticos, económicos y sociales en el mundo entero.

Veamos estas definiciones del concepto de marxismo:

El marxismo,  un cuerpo de doctrina desarrollado por Karl Marx y, en menor medida, por Friedrich Engels a mediados del siglo XIX. Originalmente constaba de tres ideas relacionadas: una antropología filosófica , una teoría de la historia y un programa económico y político. También existe el marxismo tal como lo han entendido y practicado los diversos movimientos socialistas, particularmente antes de 1914. Luego está el marxismo soviético elaborado por Vladimir Ilich Lenin y modificado por Joseph Stalin, que bajo el nombre de marxismo-leninismo (ver leninismo) se convirtió en la doctrina de los partidos comunistas establecidos después de la Revolución Rusa. (1917). Derivados de esto incluyeron el marxismo interpretado por el antiestalinista Leon Trotsky y sus seguidores, Mao Zedong, la variante china del marxismo-leninismo, y varios marxismos en el mundo en desarrollo. También estaban los marxismos no dogmáticos posteriores a la Segunda Guerra Mundial que han modificado el pensamiento de Marx con préstamos de las filosofías modernas, principalmente de las de Edmund Husserl y Martin Heidegger, pero también de Sigmund Freud y otros. Marxism. Encyclopaedia Britannica.

El marxismo es el modelo teórico explicativo de la realidad, compuesto principalmente por el pensamiento desarrollado en la obra de Karl Marx, filósofo, sociólogo, economista y periodista revolucionario alemán de origen judío, quien contribuyó en campos como la sociología, la economía, el derecho, y la historia; así como también la serie de pensadores que complementan o reinterpretan este modelo, tradición que va desde el coeditor de Marx, Friedrich Engels, hasta otros pensadores como Lenin, Stalin, León Trotski, Rosa Luxemburgo, Antonio Gramsci, Georg Lukács o Mao Zedong. Por lo tanto es correcto hablar de marxismo como una corriente del pensamiento humano. El marxismo se asocia principalmente al conjunto de movimientos políticos y sociales que surgieron durante el siglo XX, entre los que destacaron la Revolución rusa, la Revolución china y la Revolución cubana. Para estos movimientos sociales el nombre correcto es «comunismo» o «socialismo». Es incorrecto plantear estos movimientos como sinónimo de «marxismo», porque ni todo su componente humano ni toda su doctrina política se basó en el marxismo como tal. Wikipedia. Marxismo.

Tanto antes como hoy, Marx continúa dividiendo las opiniones de la gente.

Es indudable que ninguna personalidad ha inspirado más opiniones contradictorias que Karl Marx. No hay prácticamente un término medio entre la visión que lo califica de haber sido “un judío diabólicamente inspirado que conspiró la caída de la civilización” y la imagen diametralmente opuesta de él como “el santo adorable que se dedicó desinteresadamente a la clase desheredada del mundo del siglo XIX“. Robert B. Downs. Books That Changed the World. 1983.

Por tal razón es un imperativo reseñar aquí los aspectos centrales de sus teorías, expuestas principalmente en su famosa obra El Capital y otras más. Las obras de Marx no están escritas en un lenguaje y forma que puede entenderse fácilmente. Los estudiosos de sus obras así lo confirman.

Como autor, Karl Marx fue envidiablemente afortunado. Nadie afirmará que su trabajo puede clasificarse entre los libros que son fáciles de leer o fáciles de entender. La mayoría de los otros libros habrían encontrado su camino hacia la popularidad si hubieran trabajado bajo un lastre aún más ligero que el de la dialéctica dura y la deducción matemática agotadora. Pero Marx, a pesar de todo esto, se ha convertido en el apóstol de amplios círculos de lectores, incluidos muchos que, por regla general, no se dedican a la lectura de libros difíciles. Además, la fuerza y ​​la claridad de su razonamiento no eran tales como para obligar al asentimiento. Eugen Böhm-Bawerk. Karl Marx and the Close of His System.

El socialismo había sido una vieja idea utópica. Las teorías desarrolladas por Marx tienen su fuente en otros grandes pensadores de la época, como Adam Smith y David Ricardo en la teoría del valor, de Henri de Saint-Simon y Georg Hegel en el método dialéctico, y  de John Stuart Mill en las leyes sociales que rigen los cambios en la sociedad. Marx toma elementos de ellos, aunque también de otros, y los utiliza en la formulación de sus teorías económicas y sociales, produciendo un cuerpo teórico diferente que revolucionó el pensamiento intelectual de su época.

Henri de Saint-Simon (1760-1825), filósofo francés, es conocido junto a Auguste Comte como el padre de la sociología y fue uno de los más influyentes teóricos del “socialismo utópico”.

El sansimonismo elimina todo lo que puede ser causa de división y desigualdad entre los seres humanos: la propiedad privada, el mercado, la competencia, y, en última palabra, aquella libertad que es fuente de desigualdades, abusos y explotación en el mundo capitalista. La ciencia y el orden sustituirían de este modo a la anarquía y la codicia en el campo económico. La vida productiva estaría bajo la vigilancia de un Banco Central a través del cual el Estado ejercería su benevolente autoridad sustentada en la competencia de sus ingenieros, empresarios y técnicos, los héroes intelectuales del momento, sobre todo si egresaban de la École Polytechnique, a la que los sansimonianos veían como una verdadera fábrica de genios. Algo después Marx y Engels descartarían de manera un tanto despectiva lo que llamaban este «socialismo utópico». Mario Vargas Llosa. La llamada de la tribu. (2018)

De acuerdo a Karl Popper (1902- 1994), “Podría decirse de la profecía histórica de Marx que constituye una argumentación íntimamente entretejida.” Resume en tres pasos el desarrollo de su doctrina:

En el primer paso de su razonamiento, Marx analiza el método de la producción capitalista y comprueba que existe una tendencia hacia el aumento de la productividad del trabajo, relacionada con los progresos técnicos, así como también con lo que él denomina la acumulación creciente de los medios de producción. Partiendo de esta base, el razonamiento lo lleva a la conclusión de que en la esfera de las relaciones sociales entre las clases, esta tendencia debe conducir a la  acumulación de más y más riqueza en menos manos cada vez; es decir, que se observará una tendencia hacia el aumento de riqueza y la miseria; de riqueza en la clase gobernante, la burguesía, y de miseria en la clase gobernada, la de los trabajadores. 

En el segundo paso del razonamiento, se da por descontado el resultado del primer paso. Y de allí se extraen dos conclusiones: primero, que todas las clases, salvo una pequeña burguesía gobernante y una vasta y explotada clase trabajadora tienden a desaparecer o a perder todo significado, y segundo, que la creciente tensión entre estas dos clases debe conducir a una revolución social.

En el tercer paso del argumento se dan por sentadas, a su vez, las conclusiones alcanzadas en el segundo paso, infiriéndose, por último, la conclusión final de que, tras la victoria de los trabajadores sobre la burguesía, verá la luz una sociedad compuesta de una sola clase o, lo que es lo mismo, una sociedad sin clases, una sociedad sin explotación; verá la luz el socialismo. Karl Popper. La sociedad abierta y sus enemigos. 1945.

Por tal razón, para conocer sus teorías, resulta conveniente leer lo que sus principales estudiosos han escrito, en una manera más resumida y comprensible. Para ello se incluye en el apéndice de este ensayo, un texto que resume lo más relevante de la teoría marxista, escrito por un intelectual que se identifica con la misma, Robin Goodfellow, quien escribió “El marxismo en resumen”, del cual se puede consultar en Algunas nociones fundamentales de la teoría marxista, un extracto que describe los principales conceptos utilizados por Marx. Por supuesto, hay otros textos más amplios como el de Los Fundamentos Teóricos del Marxismo, de M. Tugan – Baranowsky, Profesor de la Universidad de Petrogrado o más conocidos como Iniciación a la Economia Marxista, de Ernest Mandel y El ABC del Comunismo, de Nikolai Bujarin y Evgeni Preobrazhenski.

A continuación intentaré resumir los principales conceptos de la teoría marxista.

El más importante es que el trabajo es la única fuente de valor. El valor de cambio de las mercancías está determinado por el valor del tiempo de trabajo socialmente necesario –valor promedio del trabajo en la sociedad– para producirlas. Por tanto, el valor de cambio de los bienes no tiene nada que ver con el valor de uso –la utilidad– de los mismos. Las mercancías se intercambian en proporción al tiempo de trabajo socialmente necesario incorporado en ellas. Reconoce las fluctuaciones de precio en el mercado debido a la oferta y la demanda, pero afirma que estas oscilaciones constantes se compensan y cancelan entre sí, y se reducen al precio promedio como su ley interna. El precio es la expresión del valor de la mercancía en dinero y no es igual al valor de cambio. La misma magnitud de valor se puede expresar en más o menos dinero.

La fuerza de trabajo –capacidad de trabajo– que compra al trabajador el capitalista –el empresario– por un sueldo o salario, tiene la capacidad de producir más valor que el necesario para reproducirla –el valor de todo lo necesario para vivir– de modo que las mercancías que el trabajador produce se venden por un valor de cambio determinado, generan una plusvalía –valor excedente a los salarios pagados– de la cual se apropia el capitalista.

La plusvalía se genera cuando el capitalista hace que el trabajador trabaje para él una parte del día sin pagarle por ello. Durante el “tiempo de trabajo necesario“, el trabajador produce el valor de los medios necesarios para su propio sustento, y por esta parte de su trabajo recibe un salario. Durante el “tiempo de trabajo excedente“, trabaja para beneficio del capitalista (explotación), produciendo la “plusvalía“.

La ganancia del capitalista proviene de la plusvalía generada por el trabajo.  Las máquinas, equipos, herramientas, materias primas, electricidad y demás insumos que se usan y consumen en el proceso de producción, denominados capital constante transmiten su valor al producto pero no generan plusvalía, solamente el trabajo, cuya expresión en salarios es el capital variable. En otras palabras, la ganancia o plusvalía es la diferencia entre el precio o valor de cambio y el costo o valor del capital constante y variable.

La plusvalía generada por el trabajo y apropiada por el capitalista pasa a convertirse en capital, que es así, ajeno al trabajador porque ya no le pertenece. A este hecho se le llama alienación. La alineación nace de la separación entre el obrero y el fruto de su actividad, efecto simultáneo de la división del trabajo y de la producción de mercancías destinadas a un mercado y a un consumidor desconocidos y no al beneficio del mismo trabajador.

La división del trabajo en particular deshumaniza el trabajo al especializarlo en una operación repetitiva

La reinversión de la plusvalía convertida en capital da lugar a la reproducción ampliada del capital, produciendo un ciclo permanente de acumulación de capital. En este proceso continuo, se van eliminando de la competencia los pequeños capitales –pequeñas empresas– formándose monopolios y oligopolios, dando lugar a la concentración del capital. La reinversión de la plusvalía se hace en nuevo capital constante –por la introducción de nuevos equipos de mayor capacidad o ahorro de materiales, por ejemplo–, aumentando la productividad y desplazando trabajadores, formándose así un ejército industrial de reserva –desempleados– sin ingresos para adquirir los bienes en el mercado. Esto a su vez ocasiona crisis periódicas de superproducción de mercancías.  El desarrollo de la producción capitalista hace que esta situación sea cada vez más frecuente, ya que el consumo de la sociedad, sólo experimenta un aumento muy reducido, mientras la rapidez con que la producción aumenta es mayor. La superproducción conduce entonces al cierre de empresas y a la disminución de la tasa de ganancia. De esto se deduce que el orden económico capitalista es también insostenible para los mismos capitalistas.

El siguiente párrafo ilustra la visión de Marx sobre el trabajo del obrero en el capitalismo de su tiempo:

Veíamos en la sección cuarta, al estudiar la producción de la plusvalía relativa, que, dentro del sistema capitalista, todos los métodos encaminados a intensificar la fuerza productiva social del trabajo se realizan a expensas del obrero individual: todos los medios enderezados al desarrollo de la producción se truecan en medios de explotación y esclavizamiento del productor, mutilan el obrero convirtiéndolo en un hombre fragmentario, lo rebajan a la categoría de apéndice de la máquina, destruyen con la tortura de su trabajo el contenido de éste, le enajenan las potencias espirituales del proceso del trabajo en la medida en que a éste se incorpora la ciencia como potencia independiente; corrompen las condiciones bajo las cuales trabaja; le someten, durante la ejecución de su trabajo, al despotismo más odioso y más mezquino; convierten todas las horas de su vida en horas de trabajo; lanzan a sus mujeres y sus hijos bajo la rueda trituradora del capital. Pero, todos los métodos de producción de plusvalía son, al mismo tiempo, métodos de acumulación y todos los progresos de la acumulación se convierten, a su vez, en medios de desarrollo de aquellos métodos. De donde se sigue que, a medida que se acumula el capital, tiene necesariamente que empeorar la situación del obrero, cualquiera que sea su retribución, ya sea ésta alta o baja. Finalmente, la ley que mantiene siempre la superpoblación relativa o ejército industrial de reserva en equilibrio con el volumen y la intensidad de la acumulación mantiene al obrero encadenado al capital con grilletes más firmes que las cuñas de Vulcano con que Prometeo fue clavado a la roca. Esta ley determina una acumulación de miseria equivalente a la acumulación de capital. Por eso, lo que en un polo es acumulación de riqueza es, en el polo contrario, es decir, en la clase que crea su propio producto como capital, acumulación de miseria, de tormentos de trabajo, de esclavitud, de despotismo y de ignorancia y degradación moral. … Este [es el] carácter antagónico de la acumulación capitalista. Karl Marx. El Capital, Tomo I, 654

La historia de todas las sociedades es la historia de la lucha de clases“. El capitalismo produce la división de la sociedad en clases, principalmente la burguesía o capitalistas –los explotadores- por un lado y el proletariado o los trabajadores –los explotados- por el otro, lo que conduce a una permanente lucha de clases. Aunque se reconoce la existencia de otras clases como los terratenientes, los campesinos y la pequeña burguesía.

Las distinciones de clase surgieron con el desarrollo de la división del trabajo. La base de todo régimen de división del trabajo … condicionado por el intercambio de mercancías es la separación entre la ciudad y el campo, entre manufactura y agricultura. La división del trabajo en general significa división de la propiedad, y la división de la propiedad sobre los medios de producción significa la división de la sociedad en clases sociales antagónicas. La concentración del capital conduce a que la sociedad se divida cada vez más en dos clases: un número cada vez más pequeño de capitalistas de la “clase dominante” y un número cada vez mayor de miembros de la “clase trabajadora“. Es cuando los trabajadores han adquirido conciencia de clase que su lucha culmina en la revolución social.

Por tanto, en base al uso de la dialéctica hegeliana, el capitalismo, sería sustituido por otro sistema superior, el comunismo, pasando por una fase intermedia, el socialismo pero cuya organización y funcionamiento Marx nunca abordó en sus escritos.

La filosofía marxista del desarrollo histórico es conocida como materialismo histórico y se basa en los principios de la dialéctica de Hegel:

En la producción social de su vida, los hombres entran en relaciones definidas que son indispensables e independientes de su voluntad, relaciones de producción que corresponden a una etapa definida de desarrollo de sus fuerzas productivas materiales.

La suma total de estas relaciones de producción constituye la estructura económica de la sociedad, el fundamento real, sobre el cual surge una superestructura legal y política y a la que corresponden formas definidas de conciencia social.

El modo de producción de la vida material condiciona el proceso de vida social, política e intelectual en general. No es la conciencia de los hombres lo que determina su ser, sino, por el contrario, su ser social lo que determina su conciencia.

En una determinada etapa de su desarrollo, las fuerzas productivas materiales de la sociedad entran en conflicto con las relaciones de producción existentes o, lo que no es más que una expresión legal de lo mismo, con las relaciones de propiedad dentro de las cuales han estado trabajando hasta ahora.

“Ningún orden social perece antes de que se hayan desarrollado todas las fuerzas productivas para las cuales hay espacio; y las nuevas relaciones superiores de producción nunca aparecen antes de que las condiciones materiales de su existencia hayan madurado en el útero de la vieja sociedad.” 

Estas relaciones de producción se convierten en cadenas que impiden el desarrollo del sistema. Entonces comienza una época de revolución social. Con el cambio de los fundamentos económicos, toda la inmensa superestructura se transforma más o menos rápidamente.

Las relaciones sociales están estrechamente vinculadas con las fuerzas productivas. Al adquirir nuevas fuerzas productivas, los hombres cambian su modo de producción; y al cambiar su modo de producción, al cambiar la forma de ganarse la vida, cambian todas sus relaciones sociales.

“En El Capital, publicado en 1867, Karl Marx intentó introducir un modelo alternativo a la economía clásica de Adam Smith. Este sistema tenía como objetivo demostrar a través de leyes “científicas” inmutables que el sistema capitalista era fatalmente defectuoso, que beneficiaba intrínsecamente a los capitalistas y a las grandes empresas, que explotaba a los trabajadores, que la mano de obra se había reducido a una mera mercancía con un precio pero sin alma, y que era tan propenso a la crisis que inevitablemente se destruiría a sí mismo. En muchos sentidos, el modelo marxista racionalizó la creencia de su creador de que el sistema capitalista debe ser derrocado y reemplazado por el comunismo.

…Las grandes empresas se concentran a medida que las empresas más grandes producen más barato, lo que “siempre termina en la ruina de muchos pequeños capitalistas”. Mientras tanto, los trabajadores se vuelven aún más miserables, teniendo cada vez menos con lo que comprar bienes de consumo. Cada vez más trabajadores son expulsados del trabajo, cada vez más desempleados en un “ejército de reserva industrial” que gana un salario de subsistencia. La reducción de los costos, la caída de los beneficios, el poder monopolístico, el sub consumo, el desempleo masivo de la clase proletaria, todas estas condiciones conducen a “crisis más extensas y más destructivas” y depresiones para el sistema capitalista (Marx y Engels 1964 [1848], 13). ¡Y todo esto se deriva de la teoría del valor-trabajo! Marx rechazó la ley de mercados de Say, que él calificó de “balbuceo infantil … tonterías . . . patrañas” (Buchholz 1999, 133). No había estabilidad en el capitalismo, ni tendencia al equilibrio y al pleno empleo. Marx hizo hincapié tanto en el auge como en la naturaleza de la quiebra del sistema capitalista, y que su desaparición definitiva era inevitable.

… Según esta teoría [la filosofía hegeliana de la contradicción en términos de las fuerzas dialécticas y opuestas que eventualmente dan lugar a una nueva fuerza], la esclavitud fue vista como el principal medio de producción o tesis durante la época grecorromana. El feudalismo se convirtió en su principal antítesis en la Edad Media. La síntesis se convirtió en capitalismo, que a su vez se convirtió en la nueva tesis después de la Ilustración. Pero el capitalismo se enfrentó a su propia antítesis, la creciente amenaza del socialismo. Eventualmente, esta lucha resultaría en el sistema final de producción, el comunismo. De esta manera, Marx era un optimista eterno. Creía firmemente que toda la historia apuntaba a formas superiores de sociedad, que culminaban en el comunismo. Mark Skousen. “The big three in economics: Adam Smith, Karl Marx, and John Maynard Keynes” (2007)

Para Marx, los males ocasionados por el capitalismo no podían ser enmendados por la voluntad de las personas pues estaba convencido de que la “tendencia histórica de la acumulación capitalista” conducía inexorablemente a la destrucción del capitalismo.

“Paralelamente con la continua disminución del número de magnates capitalistas que usurpan y monopolizan todas las ventajas de este proceso, aumenta la miseria, la opresión, la servidumbre, la degradación y la explotación; pero, al mismo tiempo, se levanta la indignación rebelde de la clase trabajadora, cada vez mayor en número, y cada vez más disciplinada, unida y organizada por el engranaje mismo del método capitalista de producción. En definitiva, el monopolio del capital se convierte en una ligadura del modo de producción que ha prosperado bajo su imperio. Tanto la centralización de los medios de producción en unas pocas manos como la organización social del trabajo alcanzan un punto tal en que la vestidura capitalista se convierte en una camisa de fuerza, hasta que estalla. Entonces habrá sonado la hora de la propiedad capitalista privada: los expropiadores serán expropiados”. Karl Marx. El Capital, Tomo I.

De ahí llegó a la conclusión de que “la instauración del comunismo sólo podía llevarla a cabo un alzamiento del proletariado, toda su existencia se volcó en el intento de organizarlo y disciplinarlo para cumplir tal misión.” Isaiah Berlin. Karl Marx: Su vida y su entorno.

Pero aunque el comunismo era supuestamente inevitable, Marx sintió que la revolución era necesaria para llevarla a cabo. En primer lugar, Marx fue uno de los principales defensores del derrocamiento violento (“contundente”) del gobierno y del establecimiento del socialismo revolucionario. Le encantaba la violencia. Marx promovió causas revolucionarias en El Manifiesto Comunista en 1848, la Primera Internacional en 1860, y la Comuna de París en 1871.”

Aunque el revolucionario alemán no reveló sus planes en detalle, el Manifiesto Comunista incluyó un programa de diez puntos (Marx y Engels 1964 [1848], 40):

  1. Abolición de la propiedad en la tierra y aplicaciones de todos los alquileres de tierras a fines públicos.
  2. Un impuesto sobre la renta progresivo o graduado.
  3. Abolición de todo derecho de herencia.
  4. Confiscación de los bienes de todos los emigrantes y rebeldes.
  5. Centralización del crédito en manos del Estado mediante un banco nacional con capital estatal y un monopolio exclusivo.
  6. Centralización de los medios de comunicación y transporte en manos del Estado.
  7. Ampliación de fábricas e instrumentos de producción propiedad del Estado; la introducción en el cultivo de tierras de desecho, y la mejora del suelo en general de acuerdo con un plan común.
  8. Igual obligación de todos para trabajar. Establecimiento de ejércitos industriales, especialmente para la agricultura.
  9. Combinación de la agricultura con las industrias manufactureras; abolición gradual de la distinción entre ciudad y campo, por una distribución más equitativa de la población sobre el país.
  10. Educación gratuita para todos los niños en las escuelas públicas. Abolición de la mano de obra infantil en su forma actual. Combinación de educación con producción industrial, y así sucesivamente.

Skousen (idem)

Las últimas líneas del Manifiesto Comunista llaman a derrocar el capitalismo y generar las condiciones para crear la sociedad socialista:

Los Comunistas no se dignan a ocultar sus opiniones y objetivos. Ellos abiertamente declaran que sus fines pueden ser logrados sólo por el derrocamiento total de todas las condiciones sociales existentes. Dejen a las clases dirigentes temblar en una revolución comunista. Los proletarios no tienen nada para perder, salvo sus cadenas. Ellos tienen un mundo para ganar. ¡Trabajadores del mundo, uníos!”. Skousen [ídem]

Aunque Marx evitó e incluso prohibió “pensar e investigar científicamente la organización y el funcionamiento de la economía socialista” (Mises), las propuestas concretas en el Manifiesto Comunista fueron las primeras sobre cómo debía organizarse y funcionar la sociedad socialista y se basaban en el andamiaje teórico desarrollado por él. Un escritor marxista se refiere a las etapas de socialismo y comunismo:

Marx divide el futuro comunista … en mitades, una primera etapa o socialismo, que a menudo se conoce como la “dictadura del proletariado”, y una segunda etapa que también se llama “comunismo pleno”. Los límites históricos de la primera etapa se establecen en la afirmación de que “entre la sociedad capitalista y la comunista se encuentra el período de la transformación revolucionaria de una a otra. A esto corresponde también un período de transición política en el que el estado no puede ser nada más que la dictadura revolucionaria del proletariado“.

El carácter general de este período lo proporciona la declaración de Marx de que “lo que tenemos que tratar aquí es una sociedad comunista, no como se ha desarrollado sobre sus propios cimientos, sino por el contrario, tal como surge de la sociedad capitalista; la que está así, en todos los aspectos, todavía estampada con las marcas de nacimiento de la vieja sociedad de cuyo vientre emerge“. Esta primera etapa es el período de gestación necesario para el comunismo completo: es un momento en que las personas que han destruido el capitalismo se dedican a la tarea de la reconstrucción total. Como forma de vida y organización, tiene rasgos en común tanto con el capitalismo como con el comunismo pleno y muchos que son únicamente propios, y Marx nunca indicó cuánto tiempo podía llevar esto, la primera etapa da paso gradualmente, casi imperceptiblemente, a la segunda. Bertell Ollman. Marx’s Vision of Communism

Engels acuñó el término socialismo científico para diferenciar el marxismo de las corrientes socialistas anteriores englobadas por él bajo el término socialismo utópico.

Después de la muerte de Marx en 1883, sus seguidores, particularmente Engels, trabajaron duro para convertir sus teorías en un sistema cerrado. La búsqueda de la pureza implicó luchas viciosas entre facciones cuando los marxistas “reales” expulsaron a los renegados, revisionistas y herejes. Eventualmente condujo a la monstruosidad del marxismo-leninismo, con sus pretensiones de infalibilidad (“socialismo científico“), su deleite en la ofuscación (“materialismo dialéctico“) y su culto a la personalidad (esas gigantescas estatuas de Marx y Lenin). The Economist. Rulers of the world: read Karl Marx!

Al morir Marx en 1883, surgieron diferentes grupos, movimientos y partidos políticos inspirados en su doctrina, muchas veces con interpretaciones y políticas muy distintas u opuestas.

…Una de las mayores divisiones ocurrió entre los reformistas, también denominados socialdemócratas, que alegaban que la transición al socialismo puede ocurrir dentro de un sistema pluripartidista y capitalista, y los comunistas, que alegaban que la transición a una sociedad socialista requería una revolución para instaurar la dictadura del proletariado. La socialdemocracia resultó en la formación del Partido Laborista y del Partido Socialdemócrata de Alemania, entre otros partidos; en tanto que el comunismo resultó en la formación de varios partidos comunistas; en 1918 en Rusia, previo a la formación de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, dimanan dos partidos del Partido Obrero Social Demócrata de Rusia: el Partido Comunista y el Partido Social Demócrata de Rusia.

En la actualidad sigue habiendo muchos movimientos revolucionarios y partidos políticos en todo el mundo, aunque desde el final de la Unión Soviética, el internacionalismo obrero ha sufrido una grave crisis. Aunque hay partidos socialdemócratas en el poder en varias naciones de Occidente, hace mucho que se distanciaron en aspectos relevantes de sus lazos históricos con Marx y sus ideas. En la actualidad en Laos, Corea del Norte, Vietnam, Cuba, la República Popular China y Moldavia hay en el poder gobiernos que se autoproclaman marxistas.

Muchos gobiernos, partidos políticos, movimientos sociales y teóricos académicos han afirmado fundamentarse en principios marxistas. Ejemplos particularmente importantes son los movimientos socialdemócratas de la Europa del siglo XX, el bolchevismo ruso, la Unión Soviética (Lenin, Trotsky, Stalin) y otros países del bloque oriental, Mao Zedong, Fidel Castro, Ernesto “Che” Guevara, Santucho, Kwame Nkrumah, Julius Nyerere, Thomas Sankara y otros revolucionarios en países agrarios en desarrollo. Estas luchas han agregado nuevas ideas a Marx y, por lo demás, han transmutado tanto el marxismo que resulta difícil especificar el núcleo de éste. Actualmente las transformaciones socio-económicas han obligado a repensar al marxismo en una línea llamada posmarxismo en la cual se encuentran autores como Ernesto Laclau y Chantal Mouffe. Wikipedia: Marxismo.

En sus obras, Marx no llegó a escribir cómo funcionaría el socialismo, pero sí dejó establecidas las principales características del sistema: la abolición de la propiedad privada sobre los medios de producción y la construcción del socialismo bajo la dictadura del proletariado, en base a los diez puntos del Manifiesto Comunista. Sobre el comunismo no escribió más que sus referencias a que sería un sistema superior que acabaría con todos los males del capitalismo que detalladamente describió y analizó en la mayor parte de su obra.

Para conocer lo que sus más fieles seguidores entendían sobre socialismo y comunismo, nada mejor que el resumen, elaborado con fines didácticos por Nikolai Ivánovich Bujarin en 1919, el  “ABC del comunismo”, solo dos años después del triunfo de la revolución rusa de 1917, cuando era una de las figuras influyentes del gobernante Partido Bolchevique, al que pertenecía desde 1906. Por sus posiciones críticas al autoritarismo de Lenin, fue condenado a muerte y ejecutado en 1938.

[El Socialismo (la dictadura del proletariado)]

Para poder realizar el orden social comunista, el proletariado tiene que ser dueño de todo el poder y de toda la fuerza estatal. Él no puede destruir el viejo mundo hasta que no tenga el poder en sus manos y se haya convertido, por un cierto tiempo, en clase dominante. Se comprende que la burguesía no abandonará su posición sin lucha. Para ella el comunismo representa la pérdida de su posición dominante, la pérdida de la libertad de sacar el sudor y la sangre a la clase obrera, la pérdida del derecho a las ganancias, a las rentas, a los intereses, etc. Por todo esto la revolución, comunista del proletariado, la transformación comunista de la sociedad encuentra una resistencia encarnizada de los explotadores. El poder proletario tiene por misión el romper implacablemente esta resistencia. Como ésta, inevitablemente, ha de ser muy fuerte, el dominio del proletariado tiene que asumir la forma de dictadura. Bajo el nombre de «dictadura» se entiende un rígido sistema de gobierno y la máxima resolución en la represión del enemigo. En tales circunstancias no puede tratarse de «libertad» para todos los individuos.

… Para que pueda vencer en un país el proletariado es menester que éste sea compacto y organizado y que tenga un partido comunista, el cual tiene por misión el poseer una comprensión exacta del desarrollo del capitalismo, de las condiciones políticas y de los intereses reales ds la clase obrera, a quien tiene que dirigir en la lucha. Jamas un partido ha conseguido contar en sus filas con todos los miembros de la clase que representa. Este alto grado ningún partido lo tuvo nunca.

… ¿Qué posición debe tomar nuestro partido frente a la pequeña burguesía? … Debemos demostrar por todos los medios a la pequeña burguesía que toda esperanza de una vida mejor bajo el capitalismo es una mentira y un autoengaño. Tenemos con paciencia y constancia que hacer comprender al campesino medio que él debe pasarse resueltamente al campo del proletariado y luchar junto a él. Tenemos que demostrarles que con la victoria de la burguesía ganarían sólo los grandes campesinos usureros, que se convertirían en nuevos latifundistas. En una palabra, tenemos que traer a todos los trabajadores a que se entiendan con el proletariado y llevarlo al terreno de la clase obrera. La pequeña burguesía y el proletariado están llenos de prejuicios, que son hijos de sus condiciones de vida. Nuestro deber consiste en hacerles ver con evidencia el estado real de las cosas, esto es, que no hay esperanza bajó el capitalismo para la condición del artesano y del campesino trabajador.

… En su lucha por el poder, ¿contra quién lucha eí proletariado? En primer lugar contra la organización burguesa. En esta lucha el proletariado tiene la misión de atacar, de destruir el estado burgués. Como la fuerza principal del estado burgués reside en el ejército, para poder aniquilar a la burguesía es necesario minar y destruir el ejército burgués.

… La dictadura es un arma en manos del proletariado. Quien está en contra de la dictadura, teme las acciones decididas, le disgusta hacer daño a la burguesía y no es un verdadero revolucionario. Cuando la burguesía esté vencida definitivamente, no tendremos ya más necesidad de la dictadura proletaria. Pero mientras se combate la lucha por la vida o la muerte, la clase obrera tiene el sacrosanto deber de suprimir implacablemente a sus enemigos. Entre el comunismo y el capitalismo tiene necesariamente que interponerse el período de la dictadura proletaria. ….La dictadura proletaria no es sólo un arma para la represión del enemigo, sino también una ayuda para la transformación económica. Mediante esta transformación, la propiedad privada de los medios de producción, ha de ser sustituida con la propiedad social; esta transformación debe quitar a la burguesía los medios de producción y de cambio (expropiación). …Por esto es natural que la expropiación de la burguesía tiene que ser llevara a cabo por el poder organizado del proletariado. Y este poder organizado no es otro sino el Estado obrero dictatorial.

… Bajo la dictadura del proletariado, que sólo es un fenómeno transitorio, los medios de producción pertenecen, como es natural, no a toda la sociedad, sino al proletariado, a su organización estatal. Los medios de producción son transitoriamente monopolizados por la clase trabajadora, es decir, por la mayoría de la población. Por tanto, todavía no pueden existir relaciones de producción verdaderamente comunistas. Sigue persistiendo la división de la sociedad en clases; todavía existe una clase dominante, el proletariado, el monopolio de los medios de producción por parte de esta nueva clase y un poder estatal que suprime a sus enemigos Cuando la resistencia de los antiguos capitalistas, latifundistas, banqueros, generales y obispos haya desaparecido y la idea comunista haya ganado la mente y el corazón de la mayoría de los productores, el régimen de dictadura proletaria morirá sin necesidad de revolución.

 [El Comunismo]

Las características del sistema de producción comunista son las siguientes:

1. La sociedad estará organizada, es decir, no existirá ni anarquía en la producción, ni concurrencia [competencia], ni crisis.

2. No existirá división en clases, esto es, la sociedad no estará más dividida en dos partes que se combaten mutuamente y no será, por tanto, posible que una sea explotada por la otra. Una sociedad en que no existan clases y en que toda la producción esté organizada no puede ser otra que la sociedad comunista, en la cual todos trabajan solidariamente.

Estudiemos de cerca esta sociedad. La base de la sociedad comunista es la propiedad social de los medios de producción y de cambio, … Ni un solo capitalista ni sociedad alguna de ricos podrán disponer de estos medios, que pertenecen a la sociedad por entero.

…En dicho orden la organización de la producción es posible. La concurrencia, en cambio, ya no es posible, porque en la sociedad comunista todas las fábricas, oficinas, minas y cualquier clase de empresa, no son sino otras tantas dependencias de una gran oficina nacional que abarca toda la economía. No hay que decir que una organización tan grandiosa presupone un plan general de producción.

El carácter social de la producción comunista también se manifiesta en todas las particularidades de esta organización. En el régimen comunista, por ejemplo, no habrá directores de fábricas permanentes o gentes que durante toda su vida hagan el mismo trabajo. … Todos los hombres poseerán una cultura multiforme, de modo que todos puedan aplicar su actividad en todos los ramos de la producción. Todos son administradores; mañana trabajarán en una fábrica de jabones; la semana siguiente, quizá en un invernadero y, al pasar un mes, en alguna central eléctrica. Pero esto no será posible sino cuando todos los miembros de la sociedad puedan tener una educación adecuada.

… El sistema de producción comunista no presupone la producción para el mercado. Se produce para satisfacer las necesidades de la sociedad. Por tanto, no existen mercancías, sino sólo productos. Estos productos no son recíprocamente cambiados, no son ni vendidos ni comprados, sino simplemente acumulados en los almacenes comunes y distribuidos a los que los necesitan. El dinero será cosa superflua.

… Se oye decir con frecuencia que en la sociedad futura se realizará el derecho de cada uno al producto íntegro de su trabajo: todo el mundo recibe lo que ha producido. Esto es erróneo y, además, jamás podría ser realizado, porque si todos recibieran lo que han producido no sería posible ni desarrollar ni agrandar y mejorar la producción. Una parte del trabajo prestado [generado] debe ser siempre empleada en mejorar la producción.

…En la sociedad comunista no existirán clases. El que no haya clases quiere decir que tampoco habrá un Estado. … Pero en la sociedad comunista no habrá latifundistas ni capitalistas ni asalariados: sólo habrá hombres, compañeros. No existirán clases, y, por tanto, tampoco lucha de clases ni organización de clases. No siendo necesario tener freno alguno, el Estado se convierte en superfluo. Ahora, alguien podrá preguntar: ¿cómo puede funcionar una organización tan grande sin una dirección? ¿Quién elaborará el plano de la economía colectiva? ¿Quién distribuirá las fuerzas de trabajo? ¿Quién calculará los ingresos y los gastos sociales? En una palabra, ¿quién cuidará de todo el orden social?

La respuesta a todas estas preguntas no es difícil. La dirección central residirá en las distintas oficinas de contabilidad y en las oficinas de estadística. En ellas, día por día, se llevará cuenta de la producción y de las necesidades; se establecerá dónde la mano de obra tenga que ser disminuida y dónde aumentada, y cuánto haya que producir de un artículo y cuánto de otro. Y puesto que todos estarán acostumbrados al trabajo colectivo desde la infancia y todos comprenderán que es necesario y que la vida es mucho más fácil si todo se desenvuelve según un plan sistemático, no habrá nadie que se niegue a trabajar según las órdenes de estas oficinas de organización. No habrá necesidad de ministros, ni de policía, ni prisiones, ni leyes.

A la manera como en una orquesta todos siguen la batuta del maestro, así seguirán el plan de producción, trabajando según él. Este orden de cosas tendrá lugar en el régimen comunista ya desarrollado y consolidado, después de la victoria completa y definitiva del proletariado. Antes deberá la clase obrera luchar largamente contra sus enemigos, sobre todo con la herencia del pasado, como el ocio, la negligencia, los instintos antisociales y criminales. Será necesario que pasen dos o tres generaciones educadas en las nuevas normas para que puedan suprimirse las leyes y los castigos, la autoridad del Estado y todos los residuos del pasado capitalista. Si hasta entonces el Estado obrero será necesario, en cambio, en la sociedad comunista, ya desarrollada también, desaparecerá el poder estatal del proletariado. El proletariado se confundirá con las demás clases porque todos, poco a poco, habrán sido atraídos en el trabajo colectivo, y después de veinte o treinta años surgirá un nuevo mundo con otros hombres y otras costumbres.

…En la sociedad comunista todo parasitismo será abolido. Todos los valores que en la sociedad burguesa son consumidos y destruidos por los capitalistas, en la sociedad comunista se utilizarán para las exigencias de la producción. Desaparecerán los capitalistas y sus lacras, los curas, las prostitutas, etc. Todos los miembros de la sociedad realizarán un trabajo productivo.

El sistema de producción comunista determinará un inmenso desarrollo de las fuerzas productivas, de modo que el trabajo que cada uno tendrá que ejecutar en la sociedad comunista será mucho menos que antes. La jornada de trabajo será cada vez más breve, y los hombres se libertarán de las cadenas con las que la Naturaleza les tiene atados. Cuando baste a los hombres emplear sólo poco tiempo para procurarse lo necesario para la vida material, podrán dedicar una gran parte del tiempo a su desarrollo espiritual. La civilización humana alcanzará un grado jamás soñado. La cultura será general, y no cultura de clase. Con la opresión del hombre sobre el hombre desaparecerá el dominio de la Naturaleza sobre el hombre. Y la Humanidad, por primera vez en la historia, llevará una verdadera vida.

… Para poder realizar el orden social comunista, el proletariado tiene que ser dueño de todo el poder y de toda la fuerza estatal. Él no puede destruir el viejo mundo hasta que no tenga el poder en sus manos y se haya convertido, por un cierto tiempo, en clase dominante. Nikolai Ivánovich Bujarin. “ABC del comunismo”, 1919.

La doctrina marxista proporcionó la base fundamental de la política del partido comunista ruso como se desprende de la interpretación de Bujarin. Sin embargo, no llegó a ocuparse de la organización y el funcionamiento de la economía socialista.

Puesto que Marx había prohibido, prácticamente, toda tecnología social —a la que acusaba de utópica— sus discípulos rusos se encontraron, en un principio, totalmente desprevenidos y faltos de preparación para acometer las grandes empresas necesarias en el campo de la ingeniería social. Como no tardó en comprender Lenin, de poco o nada servía la ayuda que podía prestar el marxismo en los problemas de la economía práctica. «No conozco a ningún socialista que se haya ocupado de estos problemas», expresó Lenin, después de su advenimiento al poder; «nada de esto se hallaba escrito en los textos bolcheviques, o en los de los mencheviques». Tras un período de infructuosa experimentación, el llamado «período de la batalla comunista», Lenin decidió adoptar ciertas medidas que significaban, en realidad, una regresión limitada y pasajera a la empresa privada. La llamada N.E.P. (Nueva política Económica) y los experimentos posteriores —planes quinquenales, etc.— no tienen absolutamente nada que ver con las teorías del socialismo científico sustentadas en otro tiempo por Marx y Engels. No es posible apreciar cabalmente ni la situación peculiar en que se encontró Lenin antes de introducir la N.P.E., ni sus conquistas, sin la debida consideración de este punto. Las vastas investigaciones económicas de Marx no rozaron siquiera los problemas de una política económica constructiva, por ejemplo, la planificación económica. Como admite Lenin, difícilmente haya una palabra sobre la economía del socialismo en la obra de Marx, aparte de esos inútiles lemas como el de dar «a cada uno según su capacidad y a cada uno de acuerdo con su necesidad». La razón estriba en que la investigación económica de Marx se halla completamente supeditada a su profetizar histórico. Karl Popper. La sociedad abierta y sus enemigos. 1945.

Hubo en la segunda década del siglo pasado, una corriente conocida como “socialismo democrático”  en el que se inscriben los principales dirigentes socialistas de aquellos años como Kautsky, Plejanov, Martov y Bernstein. Abarca diferentes corrientes agrupadas en lo que se conoce como izquierda política o izquierda reformista que rechaza los métodos autoritarios de transición del capitalismo al socialismo en favor de los movimientos de base con el objetivo de la creación inmediata de descentralización y democracia económica.  El comunismo o “socialismo real” que se implementó nunca tuvo nada que ver con el socialismo democrático y, con frecuencia, fue su opuesto.

La doctrina marxista sigue siendo todavía una fuente principal de las ideas de intelectuales, políticos y demás influyentes en las ideas de las personas. Existen diversas corrientes, tantas que algunos deben referirse a ellas como “los marxismos” que toman algunos aspectos de la doctrina marxista mientras desechan otros.

… la relativa continuidad de los asuntos preferentemente tratados por autores que han seguido declarándose marxistas después de la desaparición del “socialismo real” guarda poca relación con el declive, evidente, de la perspectiva revolucionaria que durante más de un siglo inspiró a la mayoría de las organizaciones social-comunistas. El número de personas que desde 1990 votan opciones social-comunistas de inspiración marxista, sobre todo en Europa, ha descendido de forma tan notable como el número de intelectuales que en los últimos quince años siguen declarándose marxistas.

…Como suele ocurrir con las grandes cosmovisiones que en el mundo han sido, de las distintas maneras de interpretar todas esas cosas han salido y se han ido perfilando, también en este caso, marxismos diferentes en la forma de abordar temas básicos de la antropología filosófica, relativos al metabolismo entre seres humanos y la naturaleza entorno, pero también, y sobre todo, muy diferentes en la forma de abordar el mundo socio-político. Las distinciones históricas, primero entre un marxismo revolucionario y un marxismo académico, luego entre un marxismo reformista y un marxismo revolucionario, más tarde entre marxismo ruso-soviético y marxismo occidental y, por último, entre marxismo economicista y marxismo de la subjetividad o entre marxismo humanista y marxismo estructuralista, dan cuenta de ese equívoco acerca de la ortodoxia. Y también de la insuficiencia del término revisionismo para distinguir entre un marxismo “bueno” y un marxismo “malo” o degradado.

…de hecho, una buena parte de los marxistas de orientación troskysta, libertaria o eurocomunista, y no sólo ellos, sobre todo en Europa, tendieron a ver los acontecimientos de entonces [el abandono del sistema socialista en la URSS y Europa oriental] no como una nueva derrota sino más bien como la confirmación de anteriores previsiones o deseos … y, en todo caso, como una nueva oportunidad histórica de volver a fundir socialismo y democracia.

…Y, efectivamente, mucho de lo mejor que, en el plano teórico, han producido los marxismos durante la última década ha estado dedicado a encontrar explicaciones plausibles de lo ocurrido entre 1917 y 1990, es decir, a la investigación de las causas y motivos por los que un mundo que pudo ser no fue.

…los marxistas de estos últimos años, dentro y fuera de las universidades, están escribiendo un importante capítulo de la historia de las ideas que incluye la reconsideración documentada, sensible y renovadora de la obra de personajes clave del siglo XX como Antonio Gramsci, Rosa Luxemburg, Georg Lukács, Walter Benjamin, Bertolt Brecht, Palmiro Togliatti o Ernesto Che Guevara

…la transformación que se prevé (y que defienden por lo general los sindicatos) no va más allá de la consecución de ciertas mejoras o reformas garantistas en el interior del sistema capitalista. De hecho, en los sindicatos mayoritarios y en sus proximidades pocas veces se habla ya de marxismo, salvo en actos conmemorativos del pasado.

…En cambio, aquellos otros autores que vienen argumentando que la vieja oposición entre el capital y el trabajo ha perdido en nuestros días la centralidad que tuvo en otros tiempos, y que aducen como prueba de ello precisamente la actitud mayoritaria en los sindicatos, por lo que, ateniéndose a ese lado de la observación empírica, postulan que hay que pensar en nuevos sujetos para la transformación deseable de un mundo dominado por la desigualdad. … aunque formalmente lo hagan forzando la interpretación de Marx o a sabiendas de que entran en conflicto con una tesis central de la teoría y que, por consiguiente, la nueva contribución a la crítica de la economía política del Imperio está en gran parte por hacer. Sant Cugat. Corrientes Actuales del Marxismo. 2007

Una referencia a las principales corrientes actuales del marxismo se puede leer en el documento fuente.

“Peter Singer concluye que no es en su promesa revolucionaria, que en contra de lo que planteaba Marx no es ni deseable ni necesaria, sino en sus ideas y críticas al sistema capitalista donde podemos recoger visiones y propuestas políticas que nos permitan afrontar mejor las transformaciones de un sistema que no parece que tenga un final próximo.” Luis Roca Jusmet. Reseña de “Marx, una breve introducción”, de Peter Singer

Arturo J. Solórzano
Mayo, 2019

Fin del neoliberalismo? Un discurso ideológico

A partir de los recientes sucesos en Honduras, Ecuador y Chile, donde ha habido protestas multitudinarias –incluso la destrucción del metro, saqueos e incendios en Chile– en contra de medidas económicas gubernamentales que afectan a la población, no han faltado quienes las justifican.  Esta vez, tienen a un premio nobel estadounidense en el coro, Joseph Stiglitz, que recién publicó el artículo “El fin del neoliberalismo y el renacimiento de la historia” en Project Syndicate y fue reproducido en Confidencial.

De qué acusa Stiglitz al “neoliberalismo”? Dice “Hoy la credibilidad de la fe neoliberal en la total desregulación de mercados como forma más segura de alcanzar la prosperidad compartida está en terapia intensiva, y por buenos motivos. La pérdida simultánea de confianza en el neoliberalismo y en la democracia no es coincidencia o mera correlación.La forma de globalización prescrita por el neoliberalismo dejó a individuos y a sociedades enteras incapacitados de controlar una parte importante de su propio destino. Los efectos de la liberalización de los mercados de capitales fueron particularmente odiosos: bastaba que el candidato con ventaja en una elección presidencial de un país emergente no fuera del agrado de Wall Street para que los bancos sacaran el dinero del país.

Este es un análisis ideológico. Hay que preguntarse ¿por qué un candidato presidencial de un país emergente no sería del agrado de los inversionistas financieros? Recordemos la frase “no hay nada más nervioso que un millón de dólares” Cuando hay apertura a los flujos de inversión en los mercados de capital, un inversionista pone su dinero donde calcula que obtendrá más réditos, sopesando los riesgos. No lo pone porque le agrada o no un político, sino porque ese político dice o hace cosas que afectan positiva o negativamente las perspectivas de rentabilidad del capital. Es la lógica implícita en todo tipo de negocio. Lo demás es discurso ideológico.

Cuando al inicio del párrafo dice que, debido a la liberalización de los mercados de capitales “La forma de globalización prescrita por el neoliberalismo dejó a individuos y a sociedades enteras incapacitados de controlar una parte importante de su propio destino” la palabra clave aquí es “controlar”, una mala palabra para un inversionista, y lo que se deduce por el contexto es que se debe controlar la movilidad del capital a lo que atribuye la facultad de ser “una parte importante de su propio destino”, del destino de los individuos y las sociedades, como dice antes. Una exageración o magnificación a todas luces.

Continúa diciendo en su acusación a las consecuencias del “neoliberalismo”: “cuarenta años después, las cifras están a la vista: el crecimiento se desaceleró, y sus frutos fueron a parar en su gran mayoría a unos pocos en la cima de la pirámide. Con salarios estancados y bolsas en alza, los ingresos y la riqueza fluyeron hacia arriba, en vez de derramarse hacia abajo.”  

Este análisis se concentra en lo que sucede principalmente en los países desarrollados. Veamos las evidencias.

A nivel mundial, la desaceleración del crecimiento mundial es de poco más de un punto porcentual en los últimos 8 años, pasando de 4.28% en 2010 a 3.04% en 2018 y coincide con la desaceleración de la economía de China, país que había venido impulsando el crecimiento económico mundial. Las exportaciones de todos los países hacia China se redujeron 4.5% en los primeros 7 meses de 2019.  Se calcula que el volumen del comercio de mercancías descienda a 2.6% en 2019, frente al 3.0% en 2018.

Según un informe del Banco Mundial, en 2015 “Alrededor de 1100 millones de personas menos viven en pobreza extrema, en comparación con 1990.  Los avances obedecieron al sólido crecimiento mundial y a la prosperidad en aumento de muchos países en desarrollo, en particular en Asia oriental y el Pacífico y Asia meridional, las regiones más populosas del planeta”. Para 2016-2019, la tendencia se mantiene. La globalización, la apertura al comercio y la inversión es lo que ha hecho posible semejante reducción.

Los salarios estancados en occidente, por tanto, tienen su contrapartida en los salarios en continuo crecimiento en Asia oriental, al trasladarse la inversión a esos países, donde cientos de millones han salido de la pobreza. Esto lo omite Stiglitz pues no abona a su intención.

La otra parte de su acusación es que con el “neoliberalismo” “sus frutos fueron a parar en su gran mayoría a unos pocos en la cima de la pirámide” es decir, ha producido una concentración de la riqueza. Resulta que ahora el problema no es que la gente no sea pobre, sino que no sea igual de rica como los más ricos.

Al respecto voy a citar a Leon Louw quien escribió “Should We Be Obsessed with “Inequality”?  en la publicación de Tom Woods “AOC is Wrong”.

El aumento más asombroso de los niveles de vida de los miles de millones más pobres del mundo se ha producido en la última generación. … La tecnología ha hecho que una persona más pobre tenga una brecha mucho menor en la calidad de vida de la persona más rica que hace 20, 30, 100 años. … … Deberíamos darnos cuenta de que las comodidades de la vida, como yo los llamo, el acceso a las comunicaciones, el transporte motorizado, la comida, la vajilla, los cubiertos, el entretenimiento, la televisión, se ha disparado como un cohete para las personas más pobres del mundo. … acceso a la electricidad, acceso a la información, acceso a la alfabetización, acceso a servicios bancarios y financieros, acceso al crédito, etc. Cada cosa que determina la calidad de vida no sólo ha tenido un crecimiento asombroso para las masas del mundo, los pobres, sino que ha acercado cada vez más a los pobres a los ricos. Probablemente lo más importante de todo es la esperanza de vida. Desde tiempos bíblicos, las personas más ricas vivieron … 70 años. … Ha subido a tal vez 80. Mientras tanto, los pobres que vivían algo así como 25, 30, 40 años … están ahora en 65. Se están poniendo al día. … Ahora, ¿qué te dice eso? Te dice que tienen agua potable. Tienen condiciones de vida sanitarias. Tienen atención médica. Tienen analgésicos. Tienen antibióticos, etc.

Al reclamo de la desigualdad se suma Thomas Piketty con su libro “El Capital en el siglo XXI”, la versión 2 de “El Capital” de Karl Marx, que  ha tenido una amplia difusión mundial, con sus predicciones de un futuro de alta concentración de la riqueza y sus recomendaciones de política, que incluyen un impuesto mundial al capital y una alta tasa de impuesto sobre la renta. La obra de Piketty pasa por alto el aumento del nivel de vida y la reducción de la pobreza en el mundo, centrándose en un análisis de la distribución de la riqueza en países desarrollados.

Sobre Piketty, en la publicación antes citada de Leon Louw, este dice: “En ninguna parte de su literatura, en las 600 páginas de Piketty o en el sitio web de Oxfam, hacen una pregunta muy simple: ¿qué fue lo que llevó a esto? Si están interesados en la pobreza, ¿empezarán diciendo: dónde se ha aliviado más la pobreza, qué ha pasado, qué ha provocado esto? No tienen ningún interés en esa pregunta. Por el contrario, si hicieran esa pregunta, descubrirían que es debido a las políticas de libre mercado, la liberalización, la privatización, la reducción del gasto público, la reducción del papel del gobierno y la liberación de los mercados. Eso no les interesa, porque va en contra de su sesgo ideológico.” En otras palabras, Louw afirma que la pobreza se ha reducido precisamente gracias al “neoliberalismo” satanizado por Stiglitz y su coro.

En su nuevo libro “Capital e ideología” recién publicado en septiembre de 2019 y que parece responder a Louw, Piketty afirma que la desigualdad tiene un origen ideológico y político, según el artículo ‘La desigualdad es ideológica y política’, afirma Piketty en su nuevo libro.

En la investigación realizada en 2015 por Sutirtha Bagchi and Jan Svejnar.  “Does Wealth Inequality Matter for Growth? The Effect of Billionaire Wealth, Income Distribution, and Poverty“ 2015 encontraron que la desigualdad de ingresos es marginalmente significativa para explicar el ritmo de crecimiento económico mientras que la desigualdad de riqueza ejerce un efecto negativo. Pero más importante aún fue la verificación de que la riqueza obtenida a través de conexiones políticas o corrupción está relacionada negativamente al crecimiento económico mientras que los efectos de la desigualdad de riqueza, la desigualdad de ingresos y la pobreza inicial políticamente desconectados son estadísticamente insignificantes.

Esto coincide con previas y posteriores publicaciones que indican que en el llamado “capitalismo de compinches”, que prevalece en muchos países latinoamericanos y de otras latitudes –Rusia es un ejemplo emblemático- la concentración de la riqueza es producto de la corrupción y de la colusión de las élites en el poder político y económico, produciendo como consecuencia un bajo crecimiento económico y mayor desigualdad social. Estos países están lejos de practicar las políticas “neoliberales” establecidas en el Consenso de Whashington.

Para estar claros en qué consisten estas políticas es necesario referirnos a ellas:

El Consenso de Washington

El concepto y nombre del consenso de Washington fue presentado por primera vez en 1989 por John Williamson, economista del Instituto Peterson, un comité de expertos en economía internacional con sede en Washington. ​ Williamson usó el término para resumir una serie de temas comunes entre instituciones de asesoramiento político económico con sede en Washington, como el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y Departamento del Tesoro de los Estados Unidos, Williamson incluía diez amplios grupos de recomendaciones políticas relativamente específicas:1

    1. Disciplina en la política fiscal, enfocándose en evitar grandes déficits fiscales en relación con el Producto Interno Bruto;
    2. Redirección del gasto público en subsidios («especialmente de subsidios indiscriminados») hacia una mayor inversión en los puntos claves para el desarrollo, servicios favorables para los pobres como la educación primaria, la atención primaria de salud e infraestructura;
    3. Reforma tributaria, ampliando la base tributaria y la adopción de tipos impositivos marginales moderados;
    4. Tasas de interés que sean determinadas por el mercado y positivas (pero moderadas) en términos reales;
    5. Tipos de cambio competitivos;
    6. Liberalización del comercio: liberación de las importaciones, con un particular énfasis en la eliminación de las restricciones cuantitativas (licencias, etc.); cualquier protección comercial deberá tener aranceles bajos y relativamente uniformes;
    7. Liberalización de las barreras a la inversión extranjera directa;
    8. Privatización de las empresas estatales;
    9. Desregulación: abolición de regulaciones que impidan acceso al mercado o restrinjan la competencia, excepto las que estén justificadas por razones de seguridad, protección del medio ambiente y al consumidor y una supervisión prudencial de entidades financieras;
    10. Seguridad jurídica para los derechos de propiedad

Wikipedia. Consenso de Washington

Posteriormente estas recomendaciones se han pulido y ampliado considerablemente. Hacia fines de la década de los noventa se añadieron elementos a esta lista conocidos como “de segunda generación”, que tenían un cariz más institucional y se enfocaban a problemas de “gobernanza eficaz”.

Versión “aumentada” del Consenso de Washington (elementos agregados a los 10 originales)

    1. Gobernanza corporativa.
    2. Combate a la corrupción.
    3. Mercados laborales flexibles.
    4. Observancia de los preceptos de la OMC.
    5. Observancia de los códigos y estándares financieros internacionales.
    6. Apertura “prudente” de las cuentas de capital.
    7. Regímenes cambiarios no intermedios.
    8. Bancos centrales independientes / metas inflacionarias.
    9. Redes de seguridad social.
    10. Metas de reducción de la pobreza.

Dani Rodrik. Una economía, muchas recetas. La globalización, las instituciones y el crecimiento económico, 2011

Todas estas políticas, de ser correctamente implementadas, conducen inequívocamente a lograr un mayor crecimiento y desarrollo económico, prosperidad y aumento del nivel de vida de la población. Estas son entonces, las verdaderas políticas “neoliberales” que demonizan sus detractores, quienes se cuidan de decir que los gobiernos, en especial en Latinoamérica, solamente han implementado algunas de ellas.

La pura verdad es que no son las políticas “neoliberales” las que causan el atraso y la concentración de la riqueza en Latinoamérica. Es una mezcla de populismo y corrupción en sistemas donde impera el “capitalismo de compinches”.

Si quiere informarse sobre qué es el Liberalismo y el Neoliberalismo vea: Liberalismo y Neoliberalismo

Arturo J. Solórzano
5 de noviembre, 2019

A quiénes beneficia y a quienes perjudica una devaluación

Cuando de un día para otro el Estado decide que el dinero que ganas o recibes para comprar o pagar tus deudas vale menos que ayer, simplemente te está confiscando parte de tu dinero.

La devaluación de la moneda nacional respecto al dólar de los Estados Unidos de América, que es la moneda de referencia utilizada por el Banco Central de Nicaragua para realizar la devaluación programada de 5% anual que tenemos actualmente, reduce el poder de compra de los salarios en córdobas y aumenta todos los precios de bienes y servicios no indexados al dólar.

La devaluación encarece las importaciones y abarata las exportaciones para los compradores.

Los importadores tienen que pagar más córdobas por dólar para adquirir productos importados. Los aumentos de precios de bienes de consumo importados se trasladan inmediatamente a los consumidores. Los aumentos de precios en bienes intermedios (materias primas, envases, empaques y otros insumos) también se trasladan al consumidor en tiempo diferido. Igual los bienes de capital (maquinarias, equipos, etc.), ya que implica aplicar a los mismos una depreciación mayor. La devaluación puede entonces influir en una reducción de las importaciones, vía menor demanda.

Por el contrario, los exportadores reciben más córdobas por los dólares que reciben al exportar. Al devaluarse la moneda, los bienes y servicios exportados resultan más baratos para los compradores del exterior y esto puede influir en que éstos compren más productos nacionales.

La devaluación aumenta las deudas pactadas en moneda extranjera

Por otra parte, las deudas en dólares y las que tienen mantenimiento de valor tienen un aumento en córdobas. Igual pasa con los alquileres y otros servicios pactados en dólares. La devaluación significa pagar más córdobas por la misma cantidad de dólares. De modo que para todos aquellos que reciben salarios e ingresos en córdobas, equivale a un nuevo impuesto y a una reducción del salario o ingreso real.

En resumen, la devaluación beneficia a quienes poseen dólares ahorrados, a los que reciben ingresos en dólares y a los acreedores de préstamos en dólares o con mantenimiento del valor y perjudica a quienes poseen ahorros en córdobas sin mantenimiento del valor, a los que reciben salarios e ingresos en córdobas no indexados y a los que tienen deudas en córdobas sin mantenimiento de valor.

Adicionalmente, la devaluación tiene un efecto en el aumento del nivel de precios en toda la economía, pues los aumentos de precios en las importaciones se difunden hacia el resto de bienes y servicios. Uno de los precios que tienen mayor poder de difusión son los combustibles, por ser totalmente importados.

La devaluación que se efectúa actualmente es casi imperceptible en el corto plazo, ya que apenas es de un 5% anual, Sin embargo, una devaluación súbita, por ejemplo de un 10%, asestaría un duro golpe a todos los que antes mencionamos que sufren los efectos negativos. Mayor la devaluación, mayor es el golpe.

En opinión del economista Néstor Avendaño, el córdoba se encuentra sobrevaluado respecto al dólar y es la causa del pobre desempeño de las exportaciones, dice: “En tiempos de recesión económica, como los que vive Nicaragua desde el tercer trimestre de 2018, la teoría macroeconómica enseña que la política fiscal debe ser expansiva, es decir, impulsora de la  demanda agregada, o sea, facilitar el aumento del consumo y de la inversión de los sectores privado y público, y también el de las exportaciones de bienes y servicios, que desde hace décadas sólo reciben estímulos tributarios al carecer de estímulos cambiarios por el alto porcentaje de sobrevaluación del córdoba que explica el elevado déficit comercial del país con el resto del mundo, muy cercano al 20% del producto interno bruto (PIB) en tiempos económicos normales.”  La propuesta gubernamental de la política fiscal de 2020

En términos generales, una devaluación mayor a la programada que ya tenemos, tendría un mínimo efecto en el aumento de exportaciones, dadas las características de la canasta de bienes exportados. Lo que se requiere para aumentar las exportaciones es nuevas inversiones en el sector exportador, no una devaluación del córdoba. Por otro lado, una devaluación no produce per se un efecto expansivo en la demanda agregada, ya que los salarios no dolarizados, que son la inmensa mayoría, reducen su poder de compra al aumentar los precios de todos los bienes y servicios importados, de los nacionales que incluyen componente importado y de muchos servicios que están dolarizados. También reducen su poder de compra al aumentar el monto en córdobas de las deudas pactadas en dólares y con mantenimiento de valor. Resultado: el efecto es al contrario, contrayendo la demanda agregada.

Solamente hay que fijarse a quiénes beneficia y a quiénes perjudica una devaluación, lo que queda dicho anteriormente. Pocos son los beneficiados y demasiados los perjudicados.