«Algo huele a podrido en Dinamarca» Es una de las frases más famosas de toda la producción dramática de William Shakespeare.
Ultrarricos pidiendo pagar más impuestos es un hecho que desafía el razonamiento lógico. Veamos:
Dicen que se sienten “culpables” de ser tan ricos. Sería interesante ver cuántos de esos fueron los que crearon las empresas que los hizo ricos y cuántos no son más que herederos de los que forjaron esas empresas. Hay una frase popular en inglés que dice: de la miseria a la miseria se pasa en tres generaciones. En la primera generación el pobre hace dinero, en la segunda los herederos lo despilfarran y la tercera vuelve a la pobreza. Dudo mucho que su actitud sea las de la primera generación.
Dicen que hay muchas necesidades en el mundo y que se sienten comprometidos con ayudar. Bravo! Es muy cierto.
Pidieron en una carta que les aumenten los impuestos. Ummm. Eso es lo raro. Una propuesta de ese tipo no viene de empresarios. Viene de gente con plata heredada.
El empresario sabe muy bien que el Estado no es un buen administrador del dinero, gran parte se dilapida en burocracias. El empresario sabe dónde están las principales necesidades en esta situación de pandemia: ayudar a los millones que han perdido sus empleos y se han hundido en la pobreza. Cómo? Ayudando a las empresas con créditos tasa cero y con períodos de gracia suficientes para que puedan volver a operar, dándole trabajo a la gente. Algunos gobiernos ya lo están haciendo también, pero a costa de endeudamiento público. Por qué no destinan esa plata a un fondo con ese objetivo? Dejar al Estado que provea subsidios de desempleo y concentrarse en una solución duradera sería lo más racional.
Por otro lado, nada les impide donarle al Estado toda la plata que quieran. Cuál es la diferencia entre darla voluntariamente o que se la quiten mediante impuestos? Tampoco eso es una actitud propia de empresarios. Mucho menos de filántropos. La caridad cuando se hace pública no es genuina, es un costo para satisfacer el ego personal. Es un cohete publicitario? Qué hay detrás?
Por eso el título “Algo huele a podrido en Dinamarca”
Se conoce como marxismo cultural a un conjunto de ideas que tienen su base en la teoría marxista pero que desechan algunos de los dogmas del materialismo histórico y la teoría social de Marx.
El marxismo cultural rompe con el dogma marxista clásico de que el cambio del sistema capitalista a uno socialista solo podría realizarse con la maduración de condiciones económicas debido al desarrollo de las fuerzas productivas e introduce la estrategia del cambio de sistema mediante el cambio de superestructura ideológica, esto es, de las ideas, creencias, valores, normas de comportamiento predominantes en la sociedad, en una palabra, de su cultura.
“Las iteraciones populares del marxismo cultural se revelan en el uso casual de términos como “privilegio”, “alienación”, “mercantilización”, “fetichismo”, “materialismo”, “hegemonía”, “patriarcado”, “superestructura”. Como escribió Zubatov para Tablet, “Es un paso corto desde la “hegemonía” de Gramsci hasta los memes tóxicos ahora ubicuos de “patriarcado”, “hetero normatividad”, “supremacía blanca”,…“ Allen Mendenhall en El marxismo cultural es real.
A esos agregaría otros como “consumismo”, “obsolescencia programada”, “discriminación”, “opresión”, “fundamentalismo” ya sea religioso, liberal, o cualquier otro enemigo, y hay más. En América Latina particularmente, el secular antiimperialismo y “el imperio” pertenecen al lenguaje de estos grupos.
“A lo largo de la historia nuestra civilización ha estado bajo asedio y ataques constantes. Los métodos han evolucionado, ya no es la invasión frontal de un imperio islámico, sino un ataque sutil de la izquierda perpetrado por elementos de nuestra misma sociedad motivados por ideas violentas e irracionales. Lo “políticamente correcto” es el método, y el instrumento son estos grupúsculos de salvajes que dicen representar a minorías, supuestamente marginadas. Venden la idea de que tener éxito en la vida no depende de tus acciones, sino de nacer con cierto color de piel, estatus social o sexo.
A estos salvajes les amenaza la mera existencia de los blancos, “por ser descendientes de esclavistas”; de los hombres, “por el sistema opresivo patriarcal”; de los heterosexuales, porque “han oprimido” a las lesbianas, gays, bisexuales, transexuales, transgéneros, intersexuales, queer, asexuales y cuantos mas términos quieran inventar; de los judeo-cristianos, por ser co-responsables de todo lo que es hoy occidente. El único camino a la expiación es que renuncies a tu fe, “deconstruyas” tu género, menosprecies la masculinidad y te arrodilles por haber nacido blanco.
Esta neo inquisición ha invadido toda nuestra cultura. El bombardeo contra occidente es tan agresivo como el de Pearl Harbor. Se apalancan en los famosos, en los medios de comunicación tradicionales y en la industria mafiosa del entretenimiento para impregnar a cuantos puedan con sus ideas disfrazadas de causas nobles.” Alexis Paredes. Cómo la izquierda quiere acabar con la civilización Occidental
En Europa y en todo el continente americano, los “anti sistema”, es decir, todos los que adversan el sistema de mercado, han penetrado y se confunden como parte de diferentes tipos de movimientos sociales, llámense anti-racistas, anti-fascistas, feministas, movimientos pro LGTB, progresistas, ecologistas o ambientalistas, muchas veces distorsionando los objetivos genuinos y originales de estos movimientos. Los marxistas, neo marxistas, o socialistas han logrado imponer, en mayor o menor grado, su agenda anti sistema en ellos, de modo que todos tienen en común el mismo objetivo: acabar con el sistema “opresor”. Es así que participan de diferentes conflictos, construyendo nuevos antagonismos y ampliando el alcance de sus objetivos.
Es al italiano Antonio Gramsci a quien se le atribuye el esquema que ha servido de base al movimiento cultural marxista en el mundo occidental. La estrategia que Gramsci desarrolló
“no era una refutación de la revolución como tal, sino sólo una táctica diferente ̶una táctica que requería la infiltración de organizaciones influyentes que integran la sociedad civil. Gramsci comparó esas organizaciones con las “trincheras”, desde donde se llevaría a cabo la guerra posicional.
Gramsci habló de organizaciones que incluían a iglesias, organismos de caridad, medios de comunicación, escuelas, universidades y el poder “económico empresarial” como organizaciones que necesitaban ser invadidas por pensadores socialistas.
Aquí él se estaba refiriendo a una nueva voluntad colectiva entre las masas, que coincide con tener a la gente correcta en las posiciones estratégicas de la sociedad civil y de las burocracias estatales.
… la “larga marcha a través de las instituciones” es un intento deliberado de crear las mejores condiciones para el derrocamiento final de nuestra sociedad de propiedad privada. Su éxito sería un desastre.Bradley Thomas. Antonio Gramcsi: padrino del marxismo cultural
Y qué propone Gramsci? Pues que el Estado puede ser permeado desde la sociedad civil y que, en todo caso, su destrucción como “organismo al servicio de la clase dominante” no se agota en la destrucción del Ejército y de la burocracia al modo que Lenin proponía, sino fundamentalmente en la destrucción de la “concepción del mundo” que produce y reproduce el Estado para el mantenimiento de su hegemonía cultural, y su reemplazo por una nueva. Gramsci está proponiendo, en una palabra, dar una lucha cultural que socave la hegemonía ideológica de la “clase dominante” adueñada del Estado.
Dos de esos intelectuales que abandonaron y reinterpretaron los dogmas marxistas clásicos, fueron el argentino Ernesto Laclau y su mujer Chantal Mouffe.
… El post-marxismo de Laclau y Mouffe tiene centro en la supresión del concepto de “clase social” como elemento teórico relevante para la izquierda…. ponen el acento en la construcción discursiva de los sujetos. ¿Qué significa esto? Pues que los discursos ideológicos pueden dar origen a nuevos agentes de la revolución. Simplificando un poco: hay que fabricar y difundir relatos que vayan generando conflictos funcionales a la causa de la izquierda.
De lo que se trata es de abordar la democracia liberal y radicalizar su componente igualitario a tal punto que aquélla termine siendo diezmada desde su propio seno; que sea barrida por su propia lógica; destruir la democracia desde adentro, y no desde afuera. Ese objetivo termina de evidenciarse en el subsiguiente libro de Laclau: “La razón populista”. Nicolás Márquez y Agustín Laje. El Libro Negro de la Nueva Izquierda. Unión Editorial | Centro de Estudios LIBRE. 2016.
El movimiento feminista también ha sido utilizado por los marxistas culturales que proponen acabar con el “patriarcado” a través de una revolución social. El segmento ateo identifica a la Iglesia Católica como un bastión de ese “patriarcado”. Las quemas de iglesias en Chile en 2019 mostraron el grado de violencia al que llegan a recurrir. Una ideóloga marxista dice que
“… La crisis estructural del capitalismo y su desesperada búsqueda de nichos de beneficio saca otra vez a escena nuevas/viejas formas de acumulación de capital en el que las relaciones de opresión y explotación se entrecruzan: esclavismo, patriarcado, racismo, dominación cultural y lucha de clases.
La lucha internacionalista que inevitablemente se enfrenta a vida o muerte a la necesidad de destruir el capitalismo y construir el socialismo debe ser obrera, mujer, de todas las razas y de los pueblos por sus derechos nacionales.” Ángeles Maestro. Feminismo marxista. Notas acerca de un proceso en construcción. 2013.
En la lucha contra el capitalismo, uno de los frentes es dirigido a borrar la memoria histórica y en ese empeño eliminar las referencias a las figuras destacadas que hicieron aportes en diversos campos políticos, culturales o económicos, claro está, a excepción de Marx y sus herederos.
Tan reciente como en septiembre de 2020, la Universidad de Edimburgo cambió el nombre de la Torre David Hume, uno de los pensadores clave de la filosofía occidental, por el de George Floyd, un ciudadano negro muerto por policías, “por puntos de vista ‘racistas’” según una publicación de BBC News. En este caso, como en muchos otros, la regla del relativismo cultural en la historia no se aplica a conveniencia del progresismo.
En España, una publicación anunció que el grupo parlamentario del partido Vox presentó una propuesta para derogar la Ley de Memoria Histórica, “por considerar que se trata de un texto «liberticida» que supone un «ataque directo a la libertad ideológica individual», ya que busca «señalar a buenos y malos» en la Historia de España y, en definitiva, persigue «ir liquidando paulatinamente el régimen constitucional».
…Para Vox, la norma impulsada en su momento por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero y que ahora el PSOE quiere ampliar es un «atentado contra la libertad política, de pensamiento y de cátedra» y «un instrumento para enfrentar y dividir a los españoles con una visión obligada de buenos y malos»”.
Otra práctica relacionada va dirigida a falsear los hechos para acomodarlos a la conveniencia de la izquierda, como atribuirse “… todos los progresos políticos y sociales imaginables, desde la seguridad social, al voto universal, la abolición del trabajo infantil y las vacaciones pagadas. Orwell predijo que se acabarían atribuyendo el invento del helicóptero, yo no lo he oído, pero todo llegará. Olvidan que esas conquistas, cuando lo son y muchas veces es el caso, han sido implantadas por gobiernos conservadores (y para negarlo se ha inventado la memoria histórica, están en todo) o bien por acuerdos entre unos y otros, que es lo bueno.”Conservadores y progresistas.
El marxismo cultural es entonces una transformación de la teoría marxista clásica para perseguir el mismo fin, la colectivización de la sociedad mediante la destrucción de la democracia, la propiedad individual y el libre mercado. Las revoluciones mediante luchas guerrilleras o golpes de estado ya no son aceptados por la comunidad internacional como medios legítimos para hacerse del poder. De ahí que la izquierda ha estado usando a movimientos sociales de diferentes tipos para alcanzar el mismo objetivo. El lobo disfrazado con piel de oveja.
Arturo J. Solórzano
Junio, 2020
Cinco meses después…
“Las conjuras para acabar con el mal sueño que era la presidencia de Trump para “el establishment” habían comenzado nada más superarse la conmoción de la derrota en noviembre de 2016. Para la fecha de la toma de posesión ya planeaban acciones para acabar con el mandato aun no comenzado. Para la historia quedan todas las tramas, escándalos, leyendas y fabricaciones producidas por la administración contra el presidente al que debían lealtad y servicio.
Pero nunca nadie ha dirigido el sistema siendo tan ajeno al mismo como Donald Trump.
Y ha sido precisamente este intruso el que ha desenmascarado la profunda transformación del sistema que ya está prácticamente conquistado por una Nueva Clase, parafraseando a Milovan Djilas en su denuncia de 1957 sobre la Nomenklatura comunista. El sistema de poder en Washington, es decir ese “lodazal” o “pantano” que Trump prometió drenar y que es el que intenta destruirle a él desde 2016, está ya en poder de las elites surgidas de las universidades neomarxistas que son ya casi todas también en EEUU.
Es la realización del sueño de Gramsci, aquel comunista italiano que marcó el camino de la penetración cultural de las sociedades capitalistas desarrolladas como la forma más eficaz y consistente de la toma de poder comunista. Es la fértil y ya triunfante siembra de aquellos profesores alemanes que desarrollaron los nuevos talleres del pensamiento comunista y que llegaron a EEUU huyendo del nazismo. Con nombres como Horckheimer, Adorno, Marcuse, Fromm o Pollock, fueron los que impusieron esa mezcla de filosofía marxista y freudiana que conquistó todos los campus. Celebrada décadas más tarde como Escuela de Frankfurt, volvió a Europa después de 1945 y también conquistó las universidades europeas.
Estamos ante la confirmación del éxito de ese proyecto filosófico, político y social que fracasó en sus formas más violentas bolcheviques. Pero que se va imponiendo en todo el mundo
Medio siglo después de lo que algunos creen su fracaso con el mayo francés del 1968 han llegado a su mayor éxito con la penetración total del sistema capitalista norteamericano y europeo. En EEUU son sus discípulos prácticamente todas las personalidades que desde los 70 salen de las universidades de elite. Obama fue su primer presidente, James Comey su primer jefe del FBI y Kamala Harris será su primera presidente.
Hoy, toda unidad de la administración norteamericana, como todas las grandes compañías, los grandes medios, las redes, las multinacionales tecnológicas, el mundo cultural, tienen sus cuadros dirigentes licenciados de las universidades de elite. Son marxistas aunque no se proclamen como tales y comunistas porque asumen que se ha de utilizar el poder para imponer un sistema igualitarista. Creen en un final de la historia, desprecian el hecho religioso, consideran al hombre un animal receptivo y transformable, en el que todo es producto de acción química o exterior y por tanto modificable.
Solo un fenómeno tan extraordinario como Donald Trump podía sorprender a este movimiento que avanza sin fisuras y sin pausa por las escuelas, universidades, medios, publicaciones, películas, teatro. Carente de miedo y pudor y con una voluntad personal colosal, Trump puso patas arriba la cacharrería del sistema cuando se está concluyendo el traspaso de poderes de las elites tradicionales a las izquierdistas en el corazón del poder de los EEUU. Nada simboliza mejor esa transición en el sistema que el tándem Biden-Harris.
,,,Europa está en las mismas manos de los discípulos de la Escuela de Frankfurt que mandan en Bruselas. Decididos a aplastar la reacción nacional que surge en todos los países europeos. Que sienten la amenaza de esta deriva que ha vaciado las democracias, asfixia toda discrepancia e impone desde un centro formas de vida e ideología que nadie ha votado ni elegido. En EEUU está ahora el gran pulso para esas fuerzas que quieren cambiar no solo el mundo, sino al hombre mismo.
¿Quién ganará el pulso mundial entre la civilización y la utopía/distopía marxista?”
Se conoce como marxismo cultural a un conjunto de ideas que tienen su base en la teoría marxista pero que desechan algunos de los dogmas del materialismo histórico y la teoría social de Marx, principalmente el determinismo histórico que conduciría a la abolición del capitalismo como resultado de las contradicciones entre el proletariado y la burguesía para dar lugar al socialismo.
Andrew Lynn introduce una descripción en un artículo que pretende desacreditar el término obviando evidencias que luego se presentan, pero que sirve para fines de enmarcar el concepto.
¿Cómo un filósofo lector de Hegel del siglo XIX como Karl Marx da forma al pensamiento de los guerreros de la justicia social de hoy? Una historia en maceta de ideas es la siguiente: a mediados del siglo XX, la doctrina del “marxismo económico” fue fatalmente desacreditada por el fracaso de los regímenes comunistas en todo el mundo, lo que incitó a la intelectualidad desilusionada a buscar un marxismo nuevo y mejorado que pudiera hablar con el capitalismo de consumo de la posguerra. Estos llamados “marxistas culturales” emprendieron lo que el psicólogo y gurú canadiense Jordan Peterson ha llamado un “juego de prestidigitación” para salvar sus mercancías ideológicas, pasando de la economía a la cultura. Pensadores que van desde Antonio Gramsci hasta Jacques Derrida se agrupan en este esfuerzo, pero en el centro de esta historia casi siempre se encuentra la Escuela de Frankfurt, un grupo de marxistas de mediados de siglo que huyeron de Alemania y se refugiaron en Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial. La experiencia de este grupo no estaba en economía sino en filosofía, teoría social, arte y literatura. En consecuencia, sus miembros reempacaron su marxismo para los temas que mejor conocían. También recurrieron con frecuencia a las teorías de Freud, mezclando la preocupación del primer Marx por la alienación con las ideas de Freud sobre la represión y la sublimación.
Adelante al presente. Según el periodista y bloguero conservador Andrew Sullivan, los marxistas culturales de hoy están profundamente comprometidos en derrocar las estructuras de poder del patriarcado y el privilegio blanco. Lo hacen, según esta versión de la historia, siguiendo a los pensadores de la Escuela de Frankfurt al trasladar el conflicto oprimido-opresor entre el proletariado y la burguesía al ámbito cultural, asignando estatus de oprimido a varios grupos identitarios no privilegiados. Sigue el surgimiento de una cultura de victimización, a medida que los grupos que reclaman diversas identidades articulan quejas contra los grupos dominantes y las estructuras que sirven a sus intereses. La adjudicación racional de la verdad se subsume entonces bajo las demandas de subversión del poder, el patriarcado y el privilegio a través de instituciones sociales injustas. Andrew Lynn. Cultural Marxism
Este concepto oculta que las demandas no se limitan a aspectos meramente culturales, sino que son vinculadas a demandas de transformación del sistema capitalista en socialista.
Según Wikipedia “El marxismo cultural, en su uso moderno, es una teoría conspirativa difundida en círculos conservadores y de extrema derechaestadounidenses desde la década de 1990, que se refiere a una supuesta forma de marxismo que, pretendidamente adaptado de términos económicos a términos culturales por la Escuela de Fráncfort, se habría infiltrado en las sociedades occidentales con el objetivo final de destruir las instituciones y valores tradicionales de estas, mediante la implantación de una sociedad global, igualitaria y multicultural sin alma.”
Ahora veamos cómo la misma Wikipedia define el término teoría conspirativa: “El término teoría conspirativa o teoría de conspiración se usa para referirse a ciertas teorías alternativas a las oficiales que explican un acontecimiento o una cadena de acontecimientos ─comúnmente, de importancia política, social, económica, religiosa o histórica─ por medio de la acción secreta de grupos poderosos, extensos y de larga duración, y además en tono peyorativo para descalificar esas teorías. La hipótesis general de una teoría de conspiración es que ciertos sucesos importantes en la Historia han sido causados por conspiraciones ocultas y misteriosas.”
Como veremos más adelante, el marxismo cultural no es una teoría conspirativa en el sentido que las organizaciones y personas que lo practican no son secretas. Sí es conspirativa en el sentido en que, a diferencia de la teoría marxista clásica, que abiertamente abogó por la destrucción del capitalismo, las personas y movimientos del marxismo cultural no siempre piden abiertamente la sustitución del capitalismo por el socialismo, sino que abogan por cambios en el “sistema”, desde cambios económicos como confiscación a los ricos y redistribución de riqueza, a cambios sociales como en el tema de género o religión, hasta cambios políticos como la “democracia directa”.
“Las iteraciones populares del marxismo cultural se revelan en el uso casual de términos como “privilegio”, “alienación”, “mercantilización”, “fetichismo”, “materialismo”, “hegemonía”, “patriarcado”, “superestructura”. Como escribió Zubatov para Tablet, “Es un paso corto desde la “hegemonía” de Gramsci hasta los memes tóxicos ahora ubicuos de “patriarcado”, “hetero normatividad”, “supremacía blanca”,…“ Allen Mendenhall en El marxismo cultural es real.
A esos agregaría otros como “consumismo”, “obsolescencia programada”, “discriminación”, “opresión”, “fundamentalismo” ya sea religioso, liberal, o cualquier otro enemigo, y hay más. En América Latina particularmente, el secular antiimperialismo y “el imperio” pertenecen al lenguaje de estos grupos.
La definición de Wikipedia es una muestra de cómo los intelectuales marxistas operan distorsionando los hechos. Cualquier persona puede contribuir a los artículos temáticos en Wikipedia. Sin embargo, los marxistas son los más activos. Es una confirmación de su estrategia para ganar la batalla cultural.
En Europa y en todo el continente americano, los “anti sistema”, es decir, todos los que adversan el sistema de mercado, han penetrado y se confunden como parte de diferentes tipos de movimientos sociales, llámense anti-racistas, anti-fascistas, feministas, movimientos pro LGTB, o ambientalistas, muchas veces distorsionando los objetivos genuinos y originales de estos movimientos. Los marxistas, neo marxistas, o socialistas han logrado imponer, en mayor o menor grado, su agenda anti sistema en ellos, de modo que todos tienen en común el mismo objetivo: acabar con el sistema “opresor”. Es así que participan de diferentes conflictos, construyendo nuevos antagonismos y ampliando el alcance de sus objetivos.
El anticapitalismo tiene varias formas en ambos lados del espectro político, manifestándose como una crítica a la globalización dirigida contra el libre comercio y sus prácticas supuestamente explotadoras, nivelación cultural o la supuesta complicidad del capitalismo para crear pobreza en África. Alternativamente, puede tomar la forma de un resentimiento antiamericano que considera a los Estados Unidos como el epítome de la cosmovisión despiadada y mercenaria encarnada por el capitalismo. https://www.adamsmith.org/intellectuals-dont-like-capitalism
El marxismo cultural rompe con el dogma marxista clásico de que el cambio del sistema capitalista a uno socialista solo podría realizarse con la maduración de condiciones económicas debido al desarrollo de las fuerzas productivas e introduce la estrategia del cambio de sistema mediante el cambio de superestructura ideológica, esto es, de las ideas, creencias, valores, normas de comportamiento predominantes en la sociedad, en una palabra, de su cultura.
Antecedentes históricos
En el artículo citado, Allen Mendenhall resume los orígenes del Marxismo Cultural.
“Del estructuralismo y el post estructuralismo surgió el marxismo estructural, una escuela de pensamiento vinculada a Althusser que analiza el papel del estado para perpetuar el dominio de la clase dominante, los capitalistas.
En las décadas de 1930 y 1940, la Escuela de Frankfurt popularizó el tipo de trabajo generalmente etiquetado como “marxismo cultural”. Las figuras involucradas o asociadas con esta escuela incluyen a Erich Fromm, Theodore Adorno, Max Horkheimer, Herbert Marcuse y Walter Benjamin. Estos hombres revisaron, replantearon y extendieron el marxismo clásico al enfatizar la cultura y la ideología, incorporando ideas de campos emergentes como el psicoanálisis e investigando el auge de los medios de comunicación y la cultura de masas.
Insatisfechos con el determinismo económico y la coherencia ilusoria del materialismo histórico, y hartados por los fracasos de los gobiernos socialistas y comunistas, estos pensadores reformularon las tácticas y las premisas marxistas a su manera, sin repudiar por completo los diseños o ambiciones marxistas.
El feminismo, los estudios de género, la teoría crítica de la raza, el poscolonialismo, los estudios sobre la discapacidad, estas y otras disciplinas introducen elementos de análisis marxistas pero se pasan por alto uno o más de los paradigmas teóricos marxistas originales.”
La hegemonía cultural
Al italiano Antonio Gramsci (1891-1937) se le atribuye el esquema que ha servido de base al movimiento cultural marxista en el mundo occidental.
En el libro The Antonio Gramsci Reader:Selected Writings 1916-1935, editado por David Forgacs, Gramsci aclara el desarrollo de una nueva forma de estrategia para abrirle la puerta a la revolución socialista. Describió la revolución rusa como ejemplo de una “guerra de movimiento”, debido al derrocamiento súbito y total de la estructura gobernante existente en una sociedad. Gramsci razonó que, en la Rusia de 1917, “el Estado lo era todo, la sociedad civil era primigenia y gelatinosa”.
Así, un ataque directo sobre los gobernantes del momento podía funcionar debido a que no existía alguna otra estructura significativa o instituciones de influencia política que fuesen necesario superar. En contraste, en las sociedades occidentales, observó Gramsci, el Estado es “sólo un último esfuerzo desesperado” detrás del cual yace una sociedad civil robusta y firme.
Gramsci creía que las condiciones de Rusia en 1917, que posibilitaron la revolución, no se materializarían en los países capitalistas más avanzados de Occidente. La estrategia debería ser diferente y debía incluir un movimiento democrático masivo, una lucha ideológica.
Su apoyo hacia una guerra de posicionamiento, en vez de una guerra de movimiento no era una refutación de la revolución como tal, sino sólo una táctica diferente ̶una táctica que requería la infiltración de organizaciones influyentes que integran la sociedad civil. Gramsci comparó esas organizaciones con las “trincheras”, desde donde se llevaría a cabo la guerra posicional.
Desde su punto de vista, se requiere de una nueva voluntad general para avanzar esta guerra de posicionamiento para la revolución. Para él, es vital evaluar que puede oponerse en el camino de esa voluntad; esto es, ciertos grupos sociales de influencia con ideologías capitalistas prevalecientes que puedan impedir ese progreso.
Gramsci habló de organizaciones que incluían a iglesias, organismos de caridad, medios de comunicación, escuelas, universidades y el poder “económico empresarial” como organizaciones que necesitaban ser invadidas por pensadores socialistas.
La nueva dictadura del proletariado en Occidente, según Gramsci, sólo podía surgir producto de un consenso activo de las masas trabajadoras ̶ dirigidas por aquellas organizaciones civiles claves que generan una hegemonía ideológica.
Como la describió Gramsci, hegemonía significa liderazgo “cultural, moral e ideológico” sobre grupos aliados y subordinados.
… una guerra de posicionamiento implica una especie de “revolución pasiva”; que sea capaz de hacer la transición desde el orden burgués dominante hacia uno de socialismo, sin levantamiento social o violento alguno.
Para que ocurra la transición social, las “condiciones necesarias” en la sociedad deben “ya haber sido incubadas”, según Gramsci. Aquí él se estaba refiriendo a una nueva voluntad colectiva entre las masas, que coincide con tener a la gente correcta en las posiciones estratégicas de la sociedad civil y de las burocracias estatales.
Para la Izquierda, la “larga marcha a través de las instituciones” es un intento deliberado de crear las mejores condiciones para el derrocamiento final de nuestra sociedad de propiedad privada. Su éxito sería un desastre. Bradley Thomas. Antonio Gramcsi: padrino del marxismo cultural
Nicki Lisa Cole, por su parte, analiza el concepto gramsciano de la “hegemonía cultural”
La hegemonía cultural se refiere a la dominación o regla mantenida a través de medios ideológicos o culturales. Por lo general, se logra a través de las instituciones sociales, que permiten a aquellos en el poder influir fuertemente en los valores, las normas, las ideas, las expectativas, la visión del mundo y el comportamiento del resto de la sociedad.
La hegemonía cultural funciona al enmarcar la cosmovisión de la clase dominante y las estructuras sociales y económicas que la encarnan, como justa, legítima y diseñada para el beneficio de todos, a pesar de que estas estructuras solo pueden beneficiar a la clase dominante. Este tipo de poder es distinto del gobierno por la fuerza, como en una dictadura militar, porque permite que la clase dominante ejerza la autoridad utilizando los medios “pacíficos” de ideología y cultura.
… Gramsci desarrolló el concepto de hegemonía cultural a partir de la teoría de Karl Marx de que la ideología dominante de la sociedad refleja las creencias e intereses de la clase dominante. Gramsci argumentó que el consentimiento para el gobierno del grupo dominante se logra mediante la difusión de ideologías (creencias, suposiciones y valores) a través de instituciones sociales como escuelas, iglesias, tribunales y medios de comunicación, entre otros. Estas instituciones hacen el trabajo de socializar a las personas dentro de las normas, valores y creencias del grupo social dominante. Como tal, el grupo que controla estas instituciones controla el resto de la sociedad.
La hegemonía cultural se manifiesta con mayor fuerza cuando los gobernados por el grupo dominante llegan a creer que las condiciones económicas y sociales de su sociedad son naturales e inevitables, en lugar de ser creadas por personas con un interés personal en determinados órdenes sociales, económicos y políticos.
El poder cultural de la ideología
Gramsci se dio cuenta de que el dominio del capitalismo tenía más que la estructura de clases y su explotación de los trabajadores. Marx había reconocido el importante papel que desempeñaba la ideología en la reproducción del sistema económico y la estructura social que lo apoyaba, pero Gramsci creía que Marx no había otorgado suficiente crédito al poder de la ideología. En su ensayo ” Los intelectuales “, escrito entre 1929 y 1935, Gramsci describió el poder de la ideología para reproducir la estructura social a través de instituciones como la religión y la educación. Argumentó que los intelectuales de la sociedad, a menudo vistos como observadores independientes de la vida social, en realidad están integrados en una clase social privilegiada y disfrutan de un gran prestigio. Como tales, funcionan como los “diputados” de la clase dominante, enseñando y alentando a las personas a seguir las normas y reglas establecidas por la clase dominante.
Y qué propone Gramsci? Pues que el Estado puede ser permeado desde la sociedad civil y que, en todo caso, su destrucción como “organismo al servicio de la clase dominante” no se agota en la destrucción del Ejército y de la burocracia al modo que Lenin proponía, sino fundamentalmente en la destrucción de la “concepción del mundo” que produce y reproduce el Estado para el mantenimiento de su hegemonía cultural, y su reemplazo por una nueva. Gramsci está proponiendo, en una palabra, dar una lucha cultural que socave la hegemonía ideológica de la “clase dominante” pertrechada en el Estado. Nicolás Márquez y Agustín Laje. El Libro Negro de la Nueva Izquierda. Unión Editorial | Centro de Estudios LIBRE. 2016.
Juan Carlos de Orellana es otro estudioso de Gramsci y se refiere al papel que este adjudica a los intelectuales en la estrategia para tomar el poder.
“Una de las formas en que el proletariado debe emprender tal tarea es a través de “intelectuales orgánicos”, que para Gramsci, “son los ‘diputados’ del grupo dominante que ejercen las funciones subalternas de la hegemonía social y el gobierno político”. Su “función en la sociedad es principalmente la de organizar, administrar, dirigir, educar o dirigir a otros”. Estos cuadros especializados, formados tanto en el partido político de la clase trabajadora como a través de la educación, tienen el deber de organizar, administrar, dirigir, educar o dirigir a otros. La formación de un colectivo nacional-popular no es un proceso autónomo, ni lo es la voluntad de ese colectivo. Los intelectuales orgánicos, que no deben estar relacionados con los intelectuales de la burguesía, deben organizarse y mediar en la formación de la voluntad colectiva nacional-popular.” Gramsci sobre hegemonía.
El post-marxismo
Los marxistas occidentales siguieron defendiendo la teoría clásica marxista durante los 70 años que duró el experimento socialista en Rusia y Europa Oriental. Esta vez, incorporando el pensamiento de Lenin y en otros casos, el de Mao. El marxismo-leninismo continuó ignorando a Gramsci y a los pensadores de la Escuela de Frankfurt.
Al escribir en la edición de julio de 1950 de Les Temps Modernes, Sartre, el dramaturgo y fundador de la filosofía existencialista y uno de los principales intelectuales franceses del siglo XX, negó la existencia de gulags soviéticos. A su regreso de un viaje a la Unión Soviética en 1954, hizo la afirmación absurda de que los ciudadanos soviéticos gozaban de plena libertad para criticar las medidas implementadas por el régimen. Esto no hizo nada para disminuir la adulación otorgada al mismo Sartre por otros intelectuales. Lo mismo ocurre con Noam Chomsky, uno de los principales críticos del capitalismo en los Estados Unidos, que minimizó la escala de los asesinatos en masa de Pol Pot. En un debate televisado de 1971 con Chomsky, el filósofo francés Michel Foucault, uno de los defensores más importantes del post estructuralismo y el fundador del análisis del discurso, expresó su propia ira contra la élite capitalista: “El proletariado no libra una guerra contra la clase dominante porque considera que tal guerra es justa. El proletariado hace la guerra contra la clase dominante porque, por primera vez en la historia, quiere tomar el poder. Cuando el proletariado toma el poder, puede ser bastante posible que el proletariado ejerza hacia las clases sobre las cuales ha triunfado un poder violento, dictatorial e incluso sangriento. No puedo ver qué objeción podría hacerse a esto “.
Intelectuales destacados, incluidos Feuchtwanger, Brecht, Barbusse, Sartre y Chomsky, entre muchos otros, se involucran en una negación constante de, en primer lugar, las atrocidades perpetradas en nombre del comunismo, que en el transcurso del siglo XX causaron aproximadamente 100 millones de muertes, así como, en segundo lugar, de los logros civilizadores del capitalismo, un sistema que ha hecho más para eliminar la pobreza que cualquier otro orden económico en la historia humana. https://www.adamsmith.org/intellectuals-dont-like-capitalism
Posteriormente, el fracaso de los sistemas socialistas destrozó las bases teóricas de la izquierda, causando un duro golpe a las creencias y las propuestas de los intelectuales y movimientos pro socialistas. Ante estos hechos, a la izquierda no le quedó más que buscar otras excusas y alternativas para persistir en la utopía socialista como se evidencia con las palabras de un analista de izquierda que no se da por vencido:
“La crisis de la Unión Soviética y la caída del muro de Berlín han sido losas difíciles de soslayar a la hora de pensar el socialismo y la democracia. Dichos acontecimientos generaron una sensación de desánimo tras quitar el velo que ocultaba en los países del Este prácticas contrarias a los principios más elementales de la doctrina democrática, socialista y comunista. Los regímenes políticos liderados por los partidos comunistas dejaron una estela de corrupción e inmoralidad nada favorable a la defensa de los ideales igualitarios contenidos en el pensamiento marxista. No debe extrañar que algunos intelectuales desertaran, atacaran y abdicaran del marxismo (proceso en marcha desde los años setenta). Tampoco que otros se reconvirtieran al orden establecido y desde allí iniciaran un nuevo viaje. Pero ha habido quienes, sin claudicar, asumieron la idea de fracaso y derrota como un principio desde el cual analizar la realidad emergente tras la desintegración del bloque comunista y del nuevo proceso de internacionalización.
,,, La concepción de orfandad teórica y de proyecto político ganó espacio y comenzó a ser postulada por un conjunto importante de científicos-sociales y políticos de izquierda durante la década de los años noventa del siglo xx, proyectándose hasta hoy en día. La noción de triunfo del capitalismo y la ideología de la globalización han sido factores coadyuvantes en desatar una imagen de desastre total, provocando una desbandada en el pensamiento crítico. Los primeros en verse afectados han sido los partidos comunistas. Algunos cambiando de nombre, otros inmolándose o pidiendo su disolución. Y a continuación les han seguido teóricos y militantes de izquierdas sin filiación procomunista.
… hoy vivimos un proceso de involución política en el que se pretende hacer desaparecer cualquier opción alternativa que tienda a revertir el derrotero. Pero ello es totalmente diferente a que no existan alternativas. … Romper con este sentimiento de culpa es una tarea prioritaria para abrir las puertas a una concepción transformadora que huya del pragmatismo y la idea de fracaso o derrota. El Foro de Porto Alegre es parte del camino.” Marcos Roitman Rosenmann. La idea de derrota en la izquierda latinoamericana
Dos de esos intelectuales que abandonaron y reinterpretaron los dogmas marxistas clásicos, fueron el argentino Ernesto Laclau y su mujer Chantal Mouffe.
Ellos “han generado otro salto importantísimo en la teoría marxista. Tan importante ha sido este salto, que se les reconoce en el mundo académico un rol indiscutible como dos de los mayores referentes del llamado “post-marxismo” o “posmarxismo”, una corriente teórica muy reciente cuya característica fundamental es que se ha propuesto revisar al marxismo para adecuarlo, teórica y estratégicamente, al nuevo mundo que nació del fracaso del “socialismo real” de la Unión Soviética. Sin embargo, Ernesto Laclau no ha trascendido sólo en el mundo académico, sino que también su imagen ha llegado al mundo de la política en general en virtud de habérsele reconocido un rol filosófico relevante en el proyecto del “Socialismo del Siglo XXI” en general, y en el caso del régimen kirchnerista en particular. Prácticamente no ha existido medio de comunicación nacional e internacional que, al mencionarlo, no le haya adjudicado el papel del “filósofo del kirchnerismo”.
… Lo que Laclau ve cuando escribe junto a Chantal Mouffe su obra Hegemonía y estrategia socialista, publicada en 1985, es un mundo donde el capitalismo se ha expandido enormemente y, lejos de agudizar los conflictos de clase, logró cada vez mejores condiciones de existencia para el proletariado.
… El post-marxismo de Laclau y Mouffe tiene centro en la supresión del concepto de “clase social” como elemento teórico relevante para la izquierda. Este es el paso crucial que ambos pensadores dan respecto de Gramsci en quien, por lo demás, basan la mayor parte de su teoría. El proletariado ya no es el sujeto revolucionario privilegiado en ningún sentido posible; la clase obrera en Laclau no tiene siquiera privilegios en una estrategia hegemónica como en la teoría gramsciana. Pero además de ello, tampoco hay ningún sentido en buscar otro sujeto privilegiado, como aconteció en la década del ’60 en la cual se discutió, a partir especialmente de los teóricos de la Escuela de Frankfurt, si el privilegio de la historia pasaba por los jóvenes, las mujeres, etcétera.[45] Contra el intento desesperado por descubrir nuevos sujetos para la revolución anticapitalista, Laclau y Mouffe ponen el acento en la construcción discursiva de los sujetos. ¿Qué significa esto? Pues que los discursos ideológicos pueden dar origen a nuevos agentes de la revolución (el discurso tiene carácter performativo, diría el filósofo del lenguaje John Austin). Simplificando un poco: hay que fabricar y difundir relatos que vayan generando conflictos funcionales a la causa de la izquierda.
Naturalmente, la estrategia que estos autores le proponen al socialismo, lejos de tener por objetivo inmediato la destrucción de la “democracia burguesa” —al modo del marxismo clásico—, tiene su eje en el hecho de entender la democracia como el terreno sobre el cual el proyecto socialista puede y debe desenvolverse, aprovechando y fomentando la multiplicidad de puntos de antagonismos que bajo aquélla es posible hacer emerger. De lo que se trata es de abordar la democracia liberal y radicalizar su componente igualitario a tal punto que aquélla termine siendo diezmada desde su propio seno; que sea barrida por su propia lógica; destruir la democracia desde adentro, y no desde afuera. Ese objetivo termina de evidenciarse en el subsiguiente libro de Laclau: “La razón populista”.
La tarea de la izquierda no puede por tanto consistir en renegar de la ideología liberal democrática sino al contrario, en profundizarla y expandirla en la dirección de una democracia radicalizada y plural. (…) No es en el abandono del terreno democrático sino, al contrario, en la extensión del campo de las luchas democráticas al conjunto de la sociedad civil y del Estado, donde reside la posibilidad de una estrategia hegemónica de izquierda”.
Digamos al respecto dos cosas. En primer lugar, surge de la propia pluma de Laclau y Mouffe que la radicalización de la democracia no es un fin en sí mismo sino un medio para alcanzar otro fin: la destrucción del “individualismo posesivo” típicamente liberal, es decir, la destrucción de la noción de los derechos individuales y de la propiedad privada. En segundo lugar, así como las dictaduras socialistas del siglo pasado alegaban estar llevando adelante una “democracia sustancial” frente a la “democracia burguesa” del mundo capitalista, en Laclau y Mouffe esta distinción se mantiene vigente aunque con un nuevo nombre: democracia radical vs. democracia liberal. Pero la supuesta “democracia radical” no es mucho más que el nombre dado a un socialismo que ha incluido en su discurso una serie de demandas que exceden al tradicional terreno de las clases. Y tan así es, que los propios autores concluyen su libro de esta forma: “Todo proyecto de democracia radicalizada incluye necesariamente, según dijimos, la dimensión socialista —es decir, la abolición de las relaciones capitalistas de producción— (…). Por consiguiente, el descentramiento y la autonomía de los distintos discursos y luchas, la multiplicación de los antagonismos y la construcción de una pluralidad de espacios dentro de los cuales puedan afirmarse y desenvolverse, son las condiciones sine qua non de posibilidad de que los distintos componentes del ideal clásico del socialismo (…) puedan ser alcanzados”.[
… “El término poco satisfactorio de ‘nuevos movimientos sociales’ — escriben los autores— amalgama una serie de luchas muy diversas: urbanas, ecológicas, antiautoritarias, anti institucionales, feministas, antirracistas, de minorías étnicas, regionales o sexuales. (…) Lo que nos interesa de estos nuevos movimientos sociales no es (…) su arbitraria agrupación en una categoría que los opondría a los de clase, sino la novedad de los mismos, en tanto que a través de ellos se articula esa rápida difusión de la conflictividad social a relaciones más y más numerosas, que es hoy día característica de las sociedades industriales avanzadas”. Nicolás Márquez y Agustín Laje. El Libro Negro de la Nueva Izquierda. Unión Editorial | Centro de Estudios LIBRE. 2016.
Otros teóricos post marxistas muy de moda en los años 60 del siglo pasado fueron los formuladores de la Teoría de la Dependencia, Las primeras ideas fueron desarrolladas por André Gunder Frank y luego por Fernando Henrique Cardoso y Enzo Faletto que aseguraban que el subdesarrollo latinoamericano era producto de la subordinación de los países “periféricos” a las reglas del mercado establecidas por las grandes potencias del “centro”. Dicha teoría no hizo más que reforzar el fatalismo con un análisis victimista que intentaba culpar a otros de nuestros propios fracasos e incapacidades, producto de los vicios y valores culturales prevalecientes. Al final, los éxitos de otros países “periféricos” como los tigres asiáticos, echaron por el suelo esta teoría.
Otros movimientos anti sistema tienen principalmente a organizaciones y no tanto a personas o intelectuales como referentes.
Otros movimientos anti sistema tienen principalmente a organizaciones y no tanto a personas o intelectuales como referentes. Un ejemplo de ello es Green Peace. Para Slavoj Žižek, filósofo esloveno, “la ecología está destinada a convertirse en lo que la religión era para Marx: el “opio de los pueblos”. La ecología aborda un problema real, el del capitalismo, desde un punto de vista engañoso. Con ese fin construye una falsa noción de “naturaleza” como un estado incontaminado por lo humano que debe ser descartada.” Filosofía Siglo XXI para Principiantes.
Otro ejemplo es Oxfam, enfocado en su campaña contra la desigualdad de ingresos y riqueza.
“Observan mil millones de seres humanos que surgen de la indigencia. En ninguna parte de su literatura, en las 600 páginas de Piketty o en el sitio web de Oxfam, hacen una pregunta muy simple: ¿qué fue lo que llevó a esto? Si están interesados en la pobreza, ¿empezarán diciendo: dónde se ha aliviado más la pobreza, qué ha pasado, qué ha provocado esto? No tienen ningún interés en esa pregunta. Por el contrario, si hicieran esa pregunta, descubrirían que es debido a las políticas de libre mercado, la liberalización, la privatización, la reducción del gasto público, la reducción del papel del gobierno y la liberación de los mercados. Eso no les interesa, porque va en contra de su sesgo ideológico. Oxfam tiene la temeridad de decirle a los países del mundo cómo gravar y cómo distribuir la riqueza, especialmente en los países donde hay menos pobreza, los países a los que todos los más pobres del mundo quieren emigrar.” Leon Louw. “Should We Be Obsessed with “Inequality”? En “AOC is Wrong” por Tom Woods.
El nuevo feminismo
El feminismo es básicamente un movimiento social que exige la igualdad de derechos de las mujeres y los hombres, lo cual es a todas luces encomiable. No es un movimiento político y en él han militado mujeres de diferente signo ideológico. Sus ideas y acciones han logrado grandes avances para el tratamiento justo y la igualdad de derechos de las mujeres.
Dentro del feminismo hay varias corrientes, una de ellas es el “feminismo radical”, que acaba por incurrir en el “hembrismo”, es decir, el desprecio y la discriminación hacia el hombre y lo que este representa. Mezclada con esta corriente están las feministas que proponen acabar con el “patriarcado” a través de una revolución social. El segmento ateo identifica a la Iglesia Católica como un bastión de ese “patriarcado”. Las quemas de iglesias en Chile en 2019 mostraron el grado de violencia al que llegan a recurrir.
Sin embargo, desde hace más de un siglo, el feminismo también ha sido utilizado por los marxistas para impulsar su agenda anti sistema. Para ilustrar algunos conceptos principales del “feminismo marxista”, están estos párrafos explicados por una marxista.
La obra de Simone de Beauvoir “El segundo sexo” (1949) introduce, en plena euforia de un capitalismo de guerra fría que proclamaba el fin de la Historia, el cuestionamiento de que la incorporación de las mujeres al trabajo abriera un camino de progreso continuado que culminara en su liberación. Su obra tiene el valor de reintroducir en el debate político la denuncia del patriarcado en un modelo capitalista occidental que mantenía intacta la dominación de clase, el expolio de las materias primas de los pueblos de la periferia y las guerras imperialistas.
Lo más fecundo del pensamiento feminista radical de esa época supo utilizar eficazmente las herramientas teóricas del marxismo, del psicoanálisis, de la lucha contra el racismo y del anticolonialismo de las y los condenados de la tierra. En este ámbito es clave la obra de dos mujeres: Kate Millet y “Política Sexual” y Sulamit Firestone y su “Dialéctica de la sexualidad”.
En ellas analizan las relaciones de poder que estructuran la familia, la sexualidad y la opresión racial. Su lema “lo personal es político” saca a la luz los pilares ideológicos de la dominación y su relación con estructuras que perpetúan al mismo tiempo la opresión de clase, de género y la dominación sobre los pueblos.
… destaca la obra de Silvia Federici “la reconstrucción de la historia de las mujeres o la mirada de la Historia desde el punto de vista femenino implica una redefinición de las categorías históricas aceptadas, que visibilice las estructuras ocultas de dominación y explotación”.
… La crisis estructural del capitalismo y su desesperada búsqueda de nichos de beneficio saca otra vez a escena nuevas/viejas formas de acumulación de capital en el que las relaciones de opresión y explotación se entrecruzan: esclavismo, patriarcado, racismo, dominación cultural y lucha de clases.
La lucha internacionalista que inevitablemente se enfrenta a vida o muerte a la necesidad de destruir el capitalismo y construir el socialismo debe ser obrera, mujer, de todas las razas y de los pueblos por sus derechos nacionales. Ángeles Maestro. Feminismo marxista. Notas acerca de un proceso en construcción. 2013.
El marxismo cultural es entonces una transformación de la teoría marxista clásica para perseguir el mismo fin, la colectivización de la sociedad mediante la destrucción de la democracia, la propiedad individual y el libre mercado. Las revoluciones mediante luchas guerrilleras o golpes de estado ya no son aceptados por la comunidad internacional como medios legítimos para hacerse del poder. De ahí que la izquierda ha estado usando a movimientos sociales de diferentes tipos para alcanzar el mismo objetivo. El lobo disfrazado con piel de oveja.
Espero que después de haber leído este artículo se haya entendido el concepto de marxismo cultural, el cual no es un mito o una teoría conspirativa, sino un concepto que amalgama diversas corrientes posteriores que reemplazan al marxismo clásico ante el evidente fracaso del mismo como teoría “científica” para explicar la dinámica económica y social, el consecuente abandono de sus vaticinios sobre el derrumbe auto ocasionado del capitalismo y la necesidad de encontrar otras vías para perseguir el mismo fin.
El siguiente texto corresponde al capítulo 3 del libro “Capitalismo, Socialismo y Democracia” de Joshep Schumpeter titulado “Marx, el Economista”. Se conservan los párrafos fundamentales, en realidad casi todos, no incluyendo aquí, por razón de espacio, algunas partes que pueden considerarse accesorias, como tampoco las notas, pero que son interesantes de conocer. En adelante, todo el texto corresponde a la fuente.
“Voy a hacer ahora un bosquejo desesperadamente abreviado de
la argumentación de Marx, inevitablemente injusto en muchos puntos
con la estructura de Das Kapital, en parte incompleto y en parte
desmantelado por ataques afortunados.
… Marx cayó con la corriente ordinaria de los teóricos de su tiempo y también de una época posterior haciendo de la teoría del valor la piedra angular de su estructura teórica. Su teoría del valor es la Ricardiana. … Hay mucha diferencia en la redacción, el método de deducción y la implicación sociológica, pero no hay ninguno en el teorema desnudo, el que por sí solo importa al teórico de hoy. Tanto Ricardo como Marx dicen que el valor de cada mercancía es (en perfecto equilibrio y competencia perfecta) proporcional a la cantidad de mano de obra contenida en el producto, siempre que esta mano de obra esté de acuerdo con el estándar existente de eficiencia de la producción (la “cantidad socialmente necesaria de mano de obra”). Ambos miden esta cantidad en horas de trabajo y utilizan el mismo método para reducir las diferentes calidades de trabajo a un solo estándar. Ambos se encuentran con las dificultades de umbral incidentes a este enfoque de manera similar (es decir, Marx se encuentra con ellos como había aprendido a hacer de Ricardo). Tampoco tiene nada útil que decir sobre el monopolio o lo que ahora llamamos competencia imperfecta. Ambos responden a los críticos por los mismos argumentos. Los argumentos de Marx son simplemente menos educados, más prolijos y más “filosóficos” en el peor sentido de esta palabra.
Todo el mundo sabe que esta teoría del valor es insatisfactoria. … Para la economía como ciencia positiva, sin embargo, que tiene que describir o explicar los procesos reales, es mucho más importante preguntar cómo funciona la teoría del valor trabajo como una herramienta de análisis, y el verdadero problema con ella es que lo hace muy mal.
Para empezar, no funciona en absoluto fuera del caso de competencia perfecta. En segundo lugar, incluso con una competencia perfecta nunca funciona sin problemas excepto si el trabajo es el único factor de producción y, además, si el trabajo es todo de un tipo. Si no se cumple alguna de estas dos condiciones, deben introducirse supuestos adicionales y aumentar las dificultades analíticas hasta una medida que pronto se vuelva inmanejable. El razonamiento sobre las líneas de la teoría laboral del valor es, por lo tanto, el razonamiento sobre un caso muy especial sin importancia práctica, aunque algo podría decirse de ello si se interpreta en el sentido de una aproximación a las tendencias históricas de los valores relativos. La teoría que la reemplazó, en su forma más antigua y ahora anticuada, conocida como la teoría de la utilidad marginal, puede reclamar superioridad en muchos aspectos, pero el verdadero argumento es porque es mucho más general y se aplica igualmente bien, por un lado, a los casos de monopolio y competencia imperfecta y, por otro lado, a la presencia de otros factores y de trabajo de muchos tipos y cualidades diferentes. Además, si introducimos en esta teoría los supuestos restrictivos mencionados, la proporcionalidad entre el valor y la cantidad de mano de obra aplicada se deriva de ella. Debe quedar claro, por lo tanto, no sólo que era perfectamente absurdo que los marxistas cuestionaran, como al principio trataron de hacer, la validez de la teoría marginal de la utilidad del valor (que era lo que los enfrentaba), sino también que es incorrecto llamar a la teoría laboral del valor “equivocada”. En cualquier caso, está muerta y enterrada.
… Ninguno de los tópicos usuales acerca del poder de defraudación y engaño de los patronos le satisfacían. Lo que [Marx] quería probar era que la explotación no se derivaba de situaciones individuales de vez en cuando y accidentalmente; sino que era el resultado de la lógica misma del sistema capitalista, inevitablemente y de manera bastante independiente de cualquier intención individual.
Así es como lo hizo. El cerebro, los músculos y los nervios de un obrero constituyen, por así decirlo, un fondo o un stock de mano de obra potencial (Arbeitskraft, generalmente traducido no muy satisfactoriamente como fuerza de trabajo). Este fondo o acervo que Marx considera como una especie de sustancia que existe en una cantidad definida y que en la sociedad capitalista es una mercancía como cualquier otra. Podemos aclarar el pensamiento por nosotros mismos pensando en el caso de la esclavitud: la idea de Marx es que no hay diferencia esencial, aunque hay muchas secundarias, entre el contrato salarial y la compra de un esclavo, lo que el empleador de mano de obra “libre” compra no es de hecho, como en el caso de la esclavitud, los propios obreros, sino una cuota determinada de la suma total de su potencial de trabajo.
Ahora bien, dado que el trabajo en ese sentido (no el servicio de trabajo o la verdadera hora-hombre) es una mercancía, la ley del valor debe aplicarse a ella. Es decir, debe, en equilibrio y competencia perfecta, obtener un salario proporcional al número de horas de trabajo que entró en su “producción”. Pero, ¿qué número de horas de trabajo entra en la “producción” del stock de mano de obra potencial que se almacena dentro de la piel de un obrero? Bueno, el número de horas de trabajo que se necesitaron y necesitan para levantarse, comer, vestirse y albergarse el obrero. Esto constituye el valor de ese acervo, y si vende partes de él, expresados en días, semanas o años, recibirá salarios que corresponden al valor del trabajo de esas partes así como un comerciante de esclavos que vende un esclavo recibiría en equilibrio un precio proporcional al número total de esas horas de trabajo. Debe observarse, una vez más, que Marx se mantiene así cuidadosamente aparte de todos los tópicos populares que en una u otra forma sostenían que, en el mercado de trabajo capitalista, el obrero es robado o engañado o que, en su lamentable debilidad, está simplemente constreñido a aceptar cualesquiera condiciones que se le impongan. La cosa no es tan sencilla; el obrero obtiene el valor pleno de su potencial de trabajo.
Pero una vez que los “capitalistas” han adquirido ese stock de servicios potenciales, están en condiciones de hacer que el trabajador trabaje más horas —prestan más servicios reales— de lo que se necesita para producir ese stock o existencia potencial. Pueden exigir, en este sentido, más horas de trabajo reales de las que han pagado. Dado que los productos resultantes también se venden a un precio proporcional a las horas-hombre que entran en su producción, existe una diferencia entre los dos valores —que surgen de nada más que el modus operandi de la ley marxista de los valores— que necesariamente y en virtud del mecanismo de los mercados capitalistas va al capitalista. Este es el valor de excedente o plusvalía (Mehrwert). Al apropiarse de él, el trabajo capitalista “explota” al obrero, aunque paga a los obreros no menos que el valor total de su potencial laboral y recibe de los consumidores no más que el valor total de los productos que vende. Una vez más, debe observarse que no hay ningún atractivo para cosas tales como la fijación de precios desleales, la restricción de la producción o el engaño en los mercados de los productos. Marx, por supuesto, no quiso negar la existencia de tales prácticas. Pero las vio en su verdadera perspectiva y, por lo tanto, nunca basó en ellas ninguna conclusión fundamental.
Admiremos, de paso, la pedagogía de la misma: por especial que sea el sentido corriente el significado que ahora adquiere la palabra explotación, por dudoso que sea el apoyo que deriva del derecho natural y las filosofías de los escolásticos y los escritores de la Ilustración, se recibe en la palidez de los argumentos científicos después de todo y por lo tanto sirve el propósito de consolar al discípulo que marcha para luchar sus batallas. Por lo que se refiere a los méritos de este argumento científico, debemos distinguir cuidadosamente dos aspectos del mismo, uno de los cuales ha sido persistentemente descuidado por los críticos.
En el nivel ordinario de la teoría de un proceso económico estacionario es fácil demostrar que bajo las propias suposiciones de Marx la doctrina de la plusvalía es insostenible. La teoría del valor del trabajo, incluso si pudiéramos concederla válida para cualquier otra mercancía nunca se puede aplicar a la mercancía trabajo, ya que esto implicaría que los trabajadores, como las máquinas, son producidos de acuerdo con cálculos racionales de costos. Como no lo son, no hay ninguna justificación para asumir que el valor de la fuerza de trabajo será proporcional a las horas-hombre que entran en su “producción”. Lógicamente Marx habría mejorado su posición si hubiera aceptado la Ley de Hierro del Salario de Lassalle o simplemente hubiera argumentado sobre las líneas maltusianas como lo hizo Ricardo. Pero como se negó muy sabiamente a hacer eso, su teoría de la explotación pierde desde el principio uno de sus puntales esenciales.
… En primer lugar, la teoría de la plusvalía no hace en nada más fácil la resolución de los problemas aludidos anteriormente, que son creados por la discrepancia entre la teoría del valor del trabajo y los hechos patentes de la realidad económica. Por el contrario, los agudiza, porque, según esta teoría, el capital constante —es decir, el capital que no es de salarios- no transmite al producto un valor superior al .que pierde en su producción; únicamente transmite más valor el capital de salarios y los beneficios obtenidos habrán de variar, por consiguiente, de una empresa a otra, según la composición orgánica de sus capitales. Marx cuenta con la competencia entre los capitalistas para llevar a cabo una redistribución tal de la “masa” total de plusvalía .que cada empresa obtenga beneficios proporcionales a su capital total o que se equiparen los tipos singulares de los beneficios. Vemos, fácilmente, que la dificultad entra en la categoría de los falsos problemas que resultan siempre de los intentos de construcción de una teoría artificiosa y la solución pertenece a la categoría de las resoluciones desesperadas.
Marx, sin embargo, creía no solamente que esta solución permitiría establecer la uniformidad necesaria de los tipos de beneficio y explicar cómo, a causa de ello, los precios relativos de las mercancías habían de desviarse de sus valores expresados en trabajo, sino también que su teoría ofrecía una explicación de otra “ley” que ocupó un lugar destacado en la teoría clásica, a saber: la afirmación de que el tipo de beneficio tiene una tendencia inherente a descender. En realidad, esta tendencia se deduce de un modo bastante plausible del aumento de la importancia relativa de la parte constante del capital total en las industrias que producen bienes que llevan incorporados salarios; si la importancia relativa de la instalación y equipo aumenta en estas industrias, como ocurre en el curso de la evolución capitalista, y sí el tipo de plusvalía o el grado de explotación permanece igual, entonces el tipo de rendimiento del capital total decrecerá en general. Este razonamiento ha atraído mucha admiración y, posiblemente, fue mirado por el mismo Marx con toda la satisfacción que acostumbramos sentir cuando una teoría nuestra explica una observación que no en· traba en su construcción. Sería interesante discutirla por sí misma, independientemente de los errores cometidos por Marx al deducirla.
No necesitamos, sin embargo, detenernos a hacerlo, ya que está suficientemente condenada por sus propias premisas. Pero una proposición afín, aunque no idéntica, proporciona a la vez una de las “fuerzas” más importantes de la dinámica de Marx y el eslabón que une la teoría de la explotación y la planta superior del edificio analítico de Marx, denominada, usualmente, teoría de la acumulación.
La parte principal del botín arrancado a la mano de obra explotada (según algunos de sus discípulos, prácticamente todo él) la convierten los capitalistas en capital, esto es, en medio de producción. En sí misma, y prescindiendo del modo de expresión con que la presenta ta fraseología de Marx, ésta no es, por supuesto, más que la afirmación de un hecho bien conocido, descrito por lo general en términos de ahorro e inversión. A Marx, sin embargo, no le bastaba este simple hecho: si el proceso capitalista tenía que desplegarse conforme a una lógica inexorable, ese hecho tenía que ser parte de esta lógica, lo cual significa, prácticamente, que tenía que ser necesario.
… Al exponer la naturaleza de esta compulsión al ahorro voy a aceptar en un punto, por motivos de conveniencia, la teoría de Marx, es decir, voy a admitir, como él, que el ahorro efectuado por la clase capitalista implica, ipso facto un aumento correlativo en el capital rcal. Este aumento tendrá siempre lugar, en primer término, en la parte variable del capital total, en el capital de salarios, aun cuando la intención del ahorrador sea aumentar la parte constante y, en especial, la parte que Ricardo llamaba capital fijo, principalmente la maquinaria.
Al discutir la teoría de la explotación de Marx he subrayado que, en una economía de competencia perfecta, los beneficios de explotación inducirían a los capitalistas a expandir la producción o a intentar expandirla, porque desde el punto de vista de cada uno de ellos esto significaría más beneficio. Ahora bien: para conseguirlo tendrían que acumular. Además, el efecto masivo de este comportamiento tendería a reducir las plus valías a causa de la elevación consiguiente de los tipos de salarios, así como también por una baja subsiguiente de los precios de los productos, lo cual constituye un buen ejemplo de las contradicciones inherentes al capitalismo, que eran tan queridas por el corazón de Marx. Y esta misma tendencia constituirla, también para el capitalista individual, otra razón por la que se sentiría compelido a acumular, aunque, en definitiva, este comportamiento haría, a su vez, empeorar las cosas para la clase capitalista en su conjunto. Habría, por tanto, una especie de coerción hacia la acumulación aun en un sistema estacionario en todo lo demás, el cual, como antes decía, no puede alcanzar un equilibrio estable hasta que la acumulación haya reducido a cero la plus valía y haya destruido así al capitalismo mismo.
Hay, sin embargo, otra fuerza de acumulación mucho más importante y mucho más drásticamente coercitiva. En realidad, la economía capitalista no es ni puede ser estacionaria. Tampoco se expande conforme a un ritmo uniforme. Está, incesantemente, revolucionada desde dentro por un nuevo espíritu de empresa, es decir, por la introducción de nuevas mercancías o nuevos métodos de producción o nuevas posibilidades comerciales en la estructura industrial, tal como existe en cualquier momento. Todas las estructuras existentes y todas las condiciones de la vida económica se hallan siempre en un proceso de transformación. Toda situación es derribada antes de que haya tenido tiempo de desarrollarse plenamente. En la sociedad capitalista el progreso económico significa derrumbamiento. Y, como veremos en la parte siguiente, en un proceso de derrumbamiento funciona la competencia de una manera completamente diferente a como funcionaría en un sistema estacionario, aunque fuese de competencia perfecta.
Constantemente se dan posibilidades de obtener ganancias produciendo cosas nuevas o produciendo cosas antiguas más baratas. y se atraenJ para ello, nuevas inversiones. Estos nuevos productos y estos métodos nuevos compiten con los productos y con los métodos antiguos, no en término~ de igualdad, sino de ventaja decisiva que puede significar la muerte para los últimos. Así es como penetra el “progreso” en la sociedad capitalista. A fin de evitar ser vendidas a bajo precio todas las empresas se ven constreñidas, en definitiva, a seguir el mismo camino, esto es, a invertir por su parte, y, a fin de poder hacerlo, a reservar parte de sus beneficios, es decir, a acumular. Así, pues, todo el mundo acumula.
Ahora Marx vio este proceso de cambio industrial más claramente y se dio cuenta de su importancia fundamental más plenamente que cualquier otro economista de su tiempo. Esto no significa que entendió correctamente su naturaleza o analizó correctamente su mecanismo. Con él, ese mecanismo se resuelve en mera mecánica de masas de capital. No tenía una teoría adecuada de la empresa y su fracaso para distinguir al emprendedor del capitalista, junto con una teórica defectuosa, representa muchos casos de non sequitur y muchos errores. Pero la mera visión del proceso era en sí misma suficiente para muchos de los propósitos que Marx tenía en mente.
Marx no fundamentó, de una manera satisfactoria, la coerción a acumular que es tan esencial para su argumentación. Pero de los defectos de su explicación no resultan grandes daños, ya que, como hemos indicado, podemos nosotros mismos ofrecer fácilmente otra explicación más satisfactoria, en la que, entre otras cosas, la disminución de los beneficios se coloca, por sí misma, en el lugar que corresponde. El tipo de beneficio conjunto de un capital industrial total no necesita disminuir a largo plazo, bien porque, según Marx, el capital constante aumenta con relación al capital variable bien por cualquier otra razón. Como hemos visto basta con que el beneficio de cada empresa singular esté incesantemente amenazado por la competencia efectiva o potencial de nuevas mercancías o nuevos métodos de producción, que, más tarde o más temprano, lo convertirían en una pérdida. Así obtenemos la fuerza impulsora necesaria e, incluso un analogon a la afirmación de Marx de que el capital constante no produce plusvalía -pues ninguna reunión singular de bienes de capital permanece para siempre como una fuente de sobre ganancia- sin tener que apoyarnos en aquellas partes de su argumentación que son de validez dudosa.
Otro ejemplo lo suministra el eslabón siguiente de la cadena de Marx, su teoría de la concentración, esto es, su tratamiento de la tendencia del proceso capitalista a incrementar tanto el volumen de las instalaciones industriales, com9 el de las unidades de intervención. La única explicación que ofrece, si se la despoja de su fantasía, se reduce a afirmaciones desapasionadas, tales como la de que “la batalla de la competencia se libra mediante el abaratamiento de las mercancías”, el cual “depende, ceteris paribus de la productividad del trabajo”; de la que ésta depende, a su vez, de la escala de producción, y la de que “los capitales mayores aniquilan a los menores”. Esto es muy parecido a lo que dicen sobre el particular los libros de texto corrientes y no es en sí ni muy profundo ni muy admirable. Estas afirmaciones son particularmente defectuosas a causa de la importancia exclusiva que atribuyen al volumen de los “capitales” singulares, mientras que, en la descripción de los efectos de la concentración, se perjudica mucho por su técnica, que le imposibilita tratar de un modo eficaz el monopolio y el oligopolio.
Sin embargo, la admiración que tantos economistas fuera del redil profesan sentir por esta teoría no es injustificada. Para empezar, predecir el advenimiento de las grandes empresas fue, teniendo en cuenta las condiciones del día de Marx, un logro en sí mismo. Pero hizo más que eso. Enganchó perfectamente la concentración en el proceso de acumulación o más bien visualizó el primero como parte del segundo, y no sólo como parte de su patrón fáctico, sino también de su lógica. Percibió correctamente algunas de las consecuencias, por ejemplo, que “la creciente mayor parte de las masas individuales de capital se convierte en la base material de una revolución ininterrumpida en el modo de producción en sí misma”— y otras al menos en una unilateral o distorsionada manera.
Dos elementos más completarán este boceto: la teoría de Marx de Verelendung o, para usar el equivalente inglés que me he atrevido a adoptar, de la pauperización [immiserization en inglés, empobrecimiento en español], y su teoría (y la de Engels) del ciclo económico. En el primero, tanto el análisis como la visión fallan sin remedio; ambos se cuentan en su haber. Marx sin duda sostuvo que en el curso de la evolución capitalista las tasas salariales reales y el nivel de vida de las masas caería para los mejor pagados, y no mejoraría en los estratos peor pagados y que esto no se produciría a través de ningún accidente o medio ambiente circunstancial, sino en virtud de la lógica misma del proceso capitalista. Como predicción, esto era, por supuesto, singularmente calamitosa y los marxistas de todo tipo se han visto en dificultades en un aprieto para salir con bien de las pruebas claramente adversas con que se enfrentaron. Al principio, y en algunos casos aislados incluso hasta nuestros días, mostraron una notable tenacidad al tratar de salvar esa “ley” como una declaración de una tendencia real confirmada por las estadísticas salariales. Después se esforzaron por darle otro sentido, esto es, por referirla no a los tipos de salario real ni a la participación absoluta en la renta de la clase trabajadora, sino a la parte relativa de las rentas del trabajo respecto de la renta nacional total.
Pero el verdadero problema es que la estructura teórica de Marx es cualquier cosa menos confiable en ese sector: junto con la visión, la base analítica es la culpable. La base de la teoría de la pauperización es la teoría del “ejército de reserva industrial”, es decir, del desempleo creado por la mecanización del proceso de producción. Y la teoría del ejército de reserva se basa a su vez en la doctrina expuesta en la de Ricardo en el capítulo sobre maquinaria. En ningún otro lugar — excepto por supuesto la teoría del valor— el argumento de Marx depende tan completamente del de Ricardo sin agregar nada esencial. Estoy hablando, por supuesto, de la teoría pura del fenómeno solamente. Marx añadió, como siempre, muchos toques menores, como la alegre generalización por la cual se hace la sustitución de trabajadores calificados por trabajadores no calificados para entrar en el concepto de desempleo; también añadió una riqueza infinita de ilustración y fraseología; y, lo más importante de todo, añadió el impresionante escenario, los amplios antecedentes de su proceso social.
Ricardo al principio se había inclinado a compartir la opinión, muy común en todo momento, de que la introducción de máquinas en el proceso productivo difícilmente podía dejar de beneficiar a las masas. Cuando llegó a dudar de esa opinión o, en todo caso, de su validez general, con su característica franqueza revisó su posición. … El no trató de negar, por una parte, que solamente estaba demostrando una posibilidad -aunque no inverosímil-, ni que, por otra parte, la mecanización daría lugar, al final, a un beneficio neto para el obrero, por medio de sus efectos ulteriores sobre la renta, los precios, etc. … El considera una empresa que posee un capital de una cuantía dada y que emplea a un número dado de obreros, la cual decide adelantar un paso en la mecanización. En consecuencia, dedica un grupo de estos obreros a la labor de construir una máquina que, cuando esté instalada, permitirá a la empresa prescindir de parte de ese grupo. Los beneficios pueden ser a la larga los mismos (después de los ajustes de la competencia, que eliminarán todo superbeneficio temporal), pero la renta bruta se habrá destruido exactamente en la cuantía de los salarios que se pagaban antes a los obreros que ahora se han “liberado”. La idea de Marx de la sustitución del capital variable (de salarios) por el capital constante es casi la réplica exacta a esta forma de plantearlo. El subrayado de Ricardo al exceso de población resultante tiene igualmente su paralelo exacto en el subrayado de Marx a la población excedente, cuya expresión usa alternándola con la de “ejército de reserva industrial”. La teoría de Ricardo la ha tragado, en realidad, Marx con anzuelo, cuerda y plomada.
Pero lo que puede resistir la prueba, mientras nos movemos dentro del objetivo limitado que Ricardo tenía a la vista, se hace totalmente inadecuado –de hecho la fuente de otro non sequitur, no salvado esta vez por una visión acertada de los resultados últimos~ en cuanto consideramos la superestructura que Marx construyó sobre ese endeble cimiento, pues se aferró; con una energía que tiene en sí algo de desesperada, a la conclusión condicionalmente pesimista de su maestro, como si el “caso forzado” de este último fuese el único posible, y combatió, con energía aún más desesperada, a los autores que habían desarrollado las consecuencias de la insinuación de Ricardo sobre las compensaciones que la edad de la máquina podía ofrecer a los obreros, incluso donde el ,efecto inmediato de la introducción de la maquinaria significó un perjuicio (la teoría de la compensación, la aversión favorita de todos los marxistas).
Marx tenía toda la razón para adoptar esta posición, ya que le era muy necesaria una base firme para su teoría del ejército de reserva, la cual tenía que servir para dos finalidades de importancia fundamental, aparte de otras menos importantes. En primer lugar, hemos visto que Marx, con su aversión a hacer uso de la teoría de la población de Malthus, despojó a su teoría de la explotación de lo que antes he calificado de un puntal esencial. Este puntal fue sustituido por el ejército de reserva, siempre existente, porque siempre está renovándose.
En segundo lugar, la concepción particularmente estrecha del proceso de mecanización que Marx adoptó era esencial para motivar las frases resonantes del capítulo XXXII del tomo I de Das Kapital, que en cierto sentido son la coronación final no sólo de ese tomo, sino de toda la obra de Marx. Voy a citarlas completas -más completas de lo que requiere el punto que se discute….-, a fin de presentar a mis lectores una visión de Marx en una actitud que explica igualmente bien el entusiasmo de unos y el desdén de otros. Y ya sea o no esta mescolanza de cosas el corazón mismo de la verdad profética, helas aquí:
“Mano a mano con esta centralización o esta expropiación de muchos capitalistas por pocos se desarrolla . . . el enredo de todas las naciones en la red del mercado mundial y con esto el Carácter internacional del régimen capitalista. Junto al número constantemente decreciente de Jos magnates del capital, que usurpan y monopolizan todas las ventajas de este proceso de transformación, crece la masa de miseria, de esclavitud, de degradación, de explotación; pero con esto crece también el levantamiento de la clase obrera,, una clase que aumenta incesantemente en número y que es disciplinada, unida y organizada por el mismo mecanismo del propio proceso de producción capitalista. El monopolio del capital se convierte en el grillete que aprisiona el modo de producción que ha nacido y florecido con él y bajo él. La centralización de los medios de producción y la social
La aportación de Marx en el campo de los ciclos económicos es sumamente difícil de apreciar. La parte realmente valiosa de la misma consiste en unas docenas de observaciones y comentarios, la mayoría ocasionales, que están esparcidos por casi todos sus escritos. incluyendo muchas de sus cartas. Los intentos de reconstruir, partiendo de estos membra disjecta, un cuerpo que no aparece en ninguna parte hecho carne y que tal vez no existió siquiera en la n1ente de Marx, a no ser en una forma embrionaria, pueden fáciln1ente producir resultados diferentes en las distintas manos y ser viciados por una tendencia comprensible en los admiradores de Marx de imputarle, por medio de una interpretación adecuada, prácticamente todos los resultados de ulteriores investigaciones que los mismos admiradores aceptan.
La masa común de amigos y enemigos de Marx no ha vislumbrado nunca ni vislumbra ahora la clase de cometido con que se enfrenta el comentador a causa de la naturaleza de la contribución caleidoscópica de Marx en esta materia. Al ver que Marx se expresaba con tanta frecuencia acerca de ella y que su importancia para su tema fundamental era evidentemente grande, unos y otros aceptaron cono seguro que tenía que haber una teoría del ciclo de Marx sencilla y tajante y que debía ser posible deducirla de los elementos restantes de su lógica del proceso capitalista, del mismo modo que la teoría de la explotación, por ejemplo, puede ser deducida de la teoría del trabajo. En consecuencia, se pusieron a buscar tal teoría y es fácil adivinar qué fue lo que les sucedió.
Por una parte, Marx exalta indudablemente -aunque con una motivación no del todo adecuada- el enorme poder del capitalisnmo para desarrollar la capacidad de producción de la sociedad. Por otra parte, destaca incesantemente la creciente miseria de las masas. ¿No es la cosa más natural del mundo concluir que las crisis o depresiones se deben al hecho de que las masas explotadas no pueden comprar todo ]o que este aparato de producción constantemente en aumento crea o está en situación de crear y que, por esta y otras razones, que no necesitamos repetir, el tipo de beneficio baja hasta un nivel de bancarrota? Así, pues, parecemos efectivamente arribar. según el elemento que queramos realizar. a las costas de una teoría del infraconsu.mo o a las de una teoría de la superproducción del tipo más vulgar.
… La realidad es que no tenía ninguna teoría sencilla del ciclo económico. Y no puede deducirse lógicamente ninguna siguiendo sus “leyes” de la evolución capitalista. Aun cuando aceptemos su explicación del origen de la plus valía y convengamos en admitir que la acumulación, la mecanización (aumento relativo del capital constante y la superpoblación profundizan inexorablemente la miseria de las masas y se enlazan en una cadena lógica que termina en la catástrofe del sistema capitalista, incluso entonces nos falta un factor que confiera al proceso las fluctuaciones cíclicas, con carácter de necesi dad, y explique la alternación inmanente de las prosperidades y las depresiones. Indudablemente, tenemos siempre a la mano bastantes accidentes e incidentes a los que asirnos para compensar los defectos de la explicación fundamental.
…Por último, la idea de que la evolución capitalista estallará —o superará— las instituciones de la sociedad capitalista (Zusammenbruchstheorie, la teoría de la catástrofe inevitable) ofrece un último ejemplo de la combinación de un non sequitur con una visión profunda que ayuda a rescatar el resultado.
… Estando basada, como está, la “deducción dialéctica” de Marx en el crecimiento de la miseria y la opresión que provocará la rebelión de las masas, es invalidada por el non sequitur que vicia el argumento que era establecer ese inevitable crecimiento de la miseria.
Además, hace ya tiempo que marxistas, que en lo demás son ortodoxos, han comenzado a poner en duda la validez de la afirmación de que la concentración del dominio industrial es necesariamente incompatible con el sistema funcional del capitalismo. El primero de ellos en proclamar esta duda mediante un razonamiento bien fundamentado fue Rudolf Hilferding, uno de los dirigentes del importante grupo de los neo-marxistas, quien, efectivamente, se inclinó hacia la tesis opuesta a saber: que el capitalismo podría ganar en estabilidad por medio de la concentración.
No es apenas necesario resumir de un modo detallado. Nuestro bosquejo, aunque imperfecto, debe bastar para establecer: primero, que nadie que se interese algo por el análisis puramente económico puede hablar de éxito absoluto de Marx en el dominio económico; seguro de que nadie que se interese algo por las construcciones. atrevidas puede hablar de fracaso absoluto.
En el tribunal que juzga la técnica teórica el veredicto tiene que ser adverso a Marx. La adhesión a un aparato analítico que ha sido siempre inadecuado y que en los propios días de Marx se anticuaba rápidamente; una larga lista de conclusiones que no están bien deducidas o son manifiestamente erróneas; errores que si se corrigieran cambiarían las conclusiones esenciales, a veces, en sus contrarias; todos estos cargos pueden hacerse, con razón, contra Marx en cuanto técnico teórico.
Pero un tribunal de apelación -aun cuando estuviera también limitado a las cuestiones teóricas -podría sentirse inclinado a revocar por completo este veredicto. Pues hay una aportación de verdadera importancia que registrar frente a las faltas teóricas de Marx. A través de todo lo que hay de defectuoso, incluso de anticientífico en su análisis, fluye una idea fundamental que no es ni una cosa ni otra: la concepción de una teoría, no simplemente de un número indefinido de situaciones singulares dispersas ni de la lógica de las cantidades económicas en general, sino de la concatenación efectiva de estas situaciones o de la evolución económica tal como se desarrolla por su propio impulso, a través del tiempo histórico, produciendo a cada instante aquella situación que por sí misma ha de determinar la siguiente.
Así, el autor de tantas concepciones falsas fue también el primero en vislumbrar lo que aún en la actualidad sigue siendo la teoría económica del futuro, para la cual estamos acumulando, lenta y laboriosamente, piedra y mortero, hechos estadísticos y ecuaciones funcionales. Y no solamente concibió esta idea, sino que trató de llevarla a la práctica. Todos los defectos que desfiguran su obra deben ser juzgados de otra manera, a causa de la gran finalidad a que intenta servir su argumentación, aun cuando no sean, como en algunos casos, completamente redimidos por ella. Pero Marx ha logrado efectivamente una cosa de importancia fundamental para la metodología de la economía. Los economistas siempre han utilizado ó bien el trabajo histórico económico realizado por ellos mismos o bien el trabajo histórico de los demás. Pero los hechos de la historia económica se relegaban a un compartimento separado. Si entraban en la teoría era, simplemente, desempeñando el papel de ilustraciones o posiblemente el de verificación de las conclusiones. Se mezclaban con ella sólo mecánicamente.
Ahora bien: la mezcla de Marx es una mezcla química, es decir. que él introdujo los datos históricos en el mismo razonamiento del que deriva sus conclusiones. Fue el primer economista de rango superior que vio y enseñó, sistemáticamente, cómo la teoría económica puede convertirse en análisis histórico y cómo la narración histórica puede convertirse en histoire raisonnée. El problema análogo con relación a la estadística no intentó resolverlo. Pero, en cierto sentido, está implícito en el otro. Esto también responde a la cuestión de en qué medida la teoría económica de Marx, de la manera como se expuso al final del capítulo anterior, consiguió apuntalar su andamiaje sociológico. En esto no tuvo éxito; pero al fracasar no sólo señaló una meta, sino que fundó, también, un método.”
Fuente: Joseph A. Schumpeter. “Capitalism, Socialism, and Democray” (1943)
Las violentas manifestaciones en los últimos días en los Estados Unidos, iniciadas como protesta por la muerte de un ciudadano de raza negra a manos de un policía y los disturbios en Chile de hace menos de un año, iniciados como protesta por aumentos en el precio del pasaje en el metro, tienen como elemento común el alto nivel de violencia y destrucción, que no justifica la causa que los originó.
En la Circular del Comité Central a la Liga Comunista, marzo de 1850, Marx propone unos lineamientos estratégicos para la lucha contra los demócratas-liberales en el contexto de la agitación revolucionaria de 1848, y anticipa:
“Lejos de oponerse a los llamados excesos, deben emprenderse actos de odio ejemplar contra edificios individuales o públicos a los cuales acompaña odiosa memoria, sacrificándolos a la venganza popular; tales actos, no sólo deben ser tolerados, sino que ha de tomarse su dirección.”
Las recomendaciones de Marx se han seguido al pie de la letra por los grupos violentos que lideran acciones de vandalismo en nombre de protestas “justas” contra gobiernos democráticos donde predomina el sistema de mercado.
En ambos casos, las protestas han reunido a los “antisistema”, es decir, a todos los que adversan el sistema de mercado y la democracia, llámense anti-racistas, anti-fascistas, feministas extremas, movimientos pro LGTBI, ambientalistas, neo marxistas, socialistas o comunistas. Todos tienen en común el mismo objetivo: acabar con el sistema “opresor”. Son grupos pequeños pero con capacidad para influir y arrastrar a seguidores de partidos opositores y muchedumbres de ciudadanos descontentos no afiliados con ningún grupo, entre los que se cuelan también delincuentes que aprovechan los disturbios para cometer toda clase de crímenes.
Pero solo un grupo pequeño entre ellos tiene claro con qué tipo de sistema debe ser sustituido: con el socialismo dictatorial. En este grupo están todos los que creen en la vieja pero perdurable teoría marxista de que el capitalismo es un sistema de explotación, que los empresarios explotan a a los trabajadores y hay que cambiarlo porque es el culpable de la desigualdad de ingresos y riqueza, y de las deficiencias objetivas que existen, aunque sea el sistema que más haya disminuido la pobreza y traído más innovaciones y progreso en el mundo, excepto en aquellos países donde aún persiste un alto nivel de corrupción, controles y políticas estatales que frenan la inversión y la competencia en el mercado.
El núcleo de este grupo marxista sigue la estrategia descrita por el italiano e ideólogo comunista Antonio Gramsci de llegar al poder mediante la penetración y el control de las instituciones educativas y culturales, una táctica que requiere la infiltración de organizaciones influyentes que integran la sociedad civil, especialmente escuelas y universidades, así como medios de comunicación para convertirlos en instrumentos de agitación marxista, las “trincheras” desde donde se llevaría a cabo la lucha cultural para socavar la hegemonía ideológica de la “clase dominante” que ocupa al Estado. Esta estrategia ha estado en marcha desde hace más de 50 años y ha dado sus frutos. Los jóvenes adoctrinados hace pocas décadas en el sistema educativo hoy forman parte de organizaciones civiles antisistema y medios de comunicación, otros son militantes de partidos políticos y hasta funcionarios gubernamentales. El desarrollo de las redes sociales ha potenciado su capacidad de influir en las mentes de muchos más. Los “influencers” no se cansan de repetir el discurso de la “opresión” causada por “el sistema” y la “reivindicación de derechos” “robados” por el “neoliberalismo” y los más ricos.
En América Latina, los movimientos antisistema están organizados en el Foro de São Paulo, cuyo objetivo es implementar dictaduras socialistas en los países latinoamericanos, con apoyo financiero del crimen organizado.
Es tan evidente el papel del castrochavismo y la izquierda aglutinada en el Foro de São Paulo en la promoción de los disturbios en varios países latinoamericanos que la Secretaría General de la OEA emitió un comunicado el 16 de octubre de 2019, en el cual expresa: “Las actuales corrientes de desestabilización de los sistemas políticos del continente tienen su origen en la estrategia de las dictaduras bolivariana y cubana, que buscan nuevamente reposicionarse, no a través de un proceso de reinstitucionalización y redemocratización, sino a través de su vieja metodología de exportar polarización y malas prácticas, pero esencialmente financiar, apoyar y promover conflicto político y social. … Las “brisas bolivarianas”, a las que ha hecho referencia el presidente de la ilegítima asamblea nacional constituyente bolivariana, han traído desestabilización, violencia, narcotráfico, muerte y corrupción. … La estrategia de desestabilización de la democracia a través del financiamiento de movimientos políticos y sociales ha distorsionado las dinámicas políticas en las Américas. … Durante años, la dictadura venezolana, con apoyo de la dictadura cubana, institucionalizó en la región sofisticadas estructuras de cooptación, represión, desestabilización y de propaganda mediática. Por ejemplo, el financiamiento de la dictadura venezolana a campañas políticas ha sido una de las formas efectivas para incrementar capacidades de generar conflictividad. … La Secretaría General de la OEA reafirma su obligación de proteger los principios democráticos y los derechos humanos, y de defenderlos donde éstos sean amenazados.”
No olvidemos la confesión de Maduro: “El plan va como lo hicimos, va perfecto. Ustedes me entienden… Foro de São Paulo, el plan va en pleno desarrollo, victorioso. …Todas las metas que nos hemos propuesto en el Foro de São Paulo las estamos cumpliendo una por una”…”articulando los partidos políticos progresistas, revolucionarios, de izquierda … de toda América Latina y el mundo con los movimientos sociales, esa fue la estrategia que trazamos, y vamos bien… y todavía lo que falta. No puedo decir más, son secretos de súper bigote, no puedo decir más.”
Este video informa sobre el involucramiento de organizaciones marxistas en las recientes protestas en los Estados Unidos.
Es obvio que no podía decir más. Es un plan organizado para subvertir las democracias de todo el continente americano, en curso de ejecución por las organizaciones del Foro. Lo ejecutaron en Chile y Ecuador, lo han intentado en Colombia, Panamá y Honduras. Hoy lo ejecutan en los Estados Unidos. En todos los países, el plan está en curso, solo esperando el momento adecuado. No son “teorías conspirativas”, la evidencia está ante nuestros ojos.
“Cuando trasladamos la situación al ámbito político, el problema luce aún mas preocupante y es que la gran mayoría de los líderes de nuestra civilización son hombres débiles y maleables; dispuestos a ceder en las pretensiones de estos salvajes con la excusa de la paz y de tolerancia. La verdad es que no puede haber tolerancia con el intolerante; ni podemos ofrecer la paz al salvaje que está dispuesto a destruir el orden establecido.” Alexis Paredes. Cómo la izquierda quiere acabar con la civilización Occidental
Pero los políticos y funcionarios gubernamentales en los países democráticos siguen ignorando o subestimando la amenaza de la izquierda continental organizada. Su fin último ha sido confesado innumerables veces: la destrucción del sistema de mercado y la democracia para instaurar el socialismo, no importa cuántas veces haya fallado. No en vano Cuba ha persistido más de 60 años en el comunismo intentando exportar su revolución, ahora con Venezuela como su aliado principal.
Termino este artículo con este párrafo de Max Eastman, que advierte sobre las consecuencias de no actuar de forma rápida y contundente para impedir el avance de la agenda antisistema de la izquierda, válido para todas las democracias del continente.
“Ahora, cualquiera que haya investigado los escritos de Lenin y haya seguido su solicitud por parte de Stalin, sabe lo que significa esa frase: “aplastar el aparato estatal burgués”. Significa en los Estados Unidos apoderarse de los edificios públicos y purgarlos de cada funcionario y cada empleado, y el asistente de cada empleado que sea fiel a los ideales, o imbuido de los hábitos de la libre empresa y el gobierno representativo; entre en los edificios y límpielos a punta de bayoneta, desinféctelos de la democracia mediante ejecuciones sumarias y campos de prisioneros, y establezca una dictadura despiadada de un solo partido en este país que se hará cargo de nuestro comercio, nuestra industria, nuestros sindicatos, nuestro último círculo de costura y sociedad para la conservación de la vida de las aves. Eso es lo que significa.” Max Forrester Eastman (January 4, 1883 – March 25, 1969). Reflections on the Failure of Socialism. 1955.
El primer error o primer problema: la arbitraria selección que efectúa Marx de cuál es el denominador común de las mercancías que participan en un intercambio.
El único elemento que tienen en común dos mercancías intercambiadas no es que sean fruto del trabajo humano. Recordemos que Marx afirma que los mercancías que son intercambiadas sólo tienen en común ser fruto del trabajo humano, pero esto es evidentemente falso.
Otras cosas que pueden tener en común otras propiedades que pueden tener en común son sus propiedades naturales, por ejemplo, su peso. En este sentido podríamos articular una teoría del valor-peso, según el cual el valor de cambio de las mercancías depende de su peso. O también de manera todavía más fundamental podríamos decir que lo que tiene en común dos mercancías intercambiadas es que son fruto de la energía, energía que se puede haber canalizado a través del ser humano o no. De hecho, fijémonos que esta teoría sería una teoría bastante más general que la teoría de valor trabajo. Al fin y al cabo, el trabajo humano no es más que una forma de aplicar energía.
Por tanto podríamos avanzar hacia una teoría todavía más general más amplia que la teoría de valor trabajo del marxismo y afirmar que el valor de cambio de las mercancías depende de la energía que socialmente sea necesaria para producirlas y que por tanto las mercancías se intercambian según el equivalente de energía que sea necesario incorporar a ellas para fabricarlas.
Realmente, lo verdaderamente relevante, la propiedad verdaderamente relevante o la característica realmente relevante que tienen en común las dos mercancías intercambiadas no es o no son, ni sus propiedades naturales ni el ser fruto de la energía sino que son mercancías, son bienes relativamente escasos con respecto a las necesidades humanas que pueden satisfacer. Es decir, lo que tienen en común la tonelada de trigo que se intercambia por las 200 docenas de huevos es que la tonelada de trigo es relativamente escasa con respecto a la necesidad social que satisface esa tonelada de trigo y las 200 docenas de huevos también son relativamente escasas con respecto a las necesidades que pueden satisfacer.
Esto es algo que además está implícito en el desarrollo marxista. Marx dice que un objeto sin valor de uso no es mercancía, no llega a ser mercancía y por tanto no se intercambia en el mercado. Si esto es así, significa que sólo serán mercancías aquellos objetos que sigan teniendo valor de uso. Es decir, aquellos objetos que sigan siendo susceptibles de satisfacer necesidades humanas y si siguen siendo susceptibles de satisfacer las necesidades humanas es porque las necesidades humanas subsisten en relación con la disponibilidad de esas mercancías.
Si existiera sobreabundancia de todas las mercancías en relación con las necesidades humanas, habría una parte del stock de esas mercancías que ya no serviría para nada, ya no se dirigiría a satisfacer ninguna necesidad humana y por tanto esa parte del stock de mercancías no sería realmente una mercancía, porque no tendría valor de uso.
Si las mercancías siguen siendo mercancías y se siguen intercambiando en el mercado es porque son relativamente escasas, su oferta es relativamente escasa con respecto a las necesidades humanas que satisfacen.
Marx no nos explica por qué si las mercancías tienen en común no solo ser fruto del trabajo humano sino también pueden tener en común su peso, su superficie o el ser fruto de la energía o sobre todo que ambas tienen utilidad para satisfacer, ambas son útiles a la hora de satisfacer necesidades sociales. Porque esas propiedades que también son comunes no pueden ser las que determinan los valores de cambio?
Fijémonos en el razonamiento que hace Marx donde no demuestra que solo el valor, que no solo que el tiempo de trabajo socialmente necesario para producir las mercancías es la variable relevante para explicar su valor de cambio, simplemente descarta sin justificar, sin argumentar, que esas otras características que acabamos de citar sean las que puedan determinar esos valores de cambio.
Dice Marx: ese algo común en las mercancías intercambiadas no puede ser una propiedad natural, geométrica, física, química o de otra índole, de las mercancías. Sus propiedades corpóreas entran en consideración única y exclusivamente en la medida en que ellas hacen útiles a las mercancías, en que las hacen ser pues valores de uso.
Pero por otra parte, salta a la vista que es precisamente la abstracción de sus valores de uso lo que caracteriza la relación de intercambio entre las mercancías. Es decir, esto no es un argumento, no es una forma de razonar. Es como decir, es evidente que el valor de cambio de las mercancías no depende de su utilidad, porque es evidente.
Si el valor de cambio no depende de la utilidad, debería ser capaz de explicar por qué no y Marx no hace esto. Marx en ninguna parte del capital nos explica por qué el elemento común que participa, que existe en todo intercambio de mercancías no puede ser la utilidad. Simplemente dice que para él es evidente que no lo es, pero eso no es una forma científica de demostrar nada.
De hecho fijémonos como continua Marx: Ahora bien si ponemos a un lado el valor de uso del cuerpo de las mercancías nos olvidamos de este elemento que también es común en las mercancías únicamente le restará una propiedad, la de ser productos del trabajo útil. Después de decir que hay muchos elementos potenciales que tienen en común las mercancías que participan en un intercambio, vamos a olvidarnos de todos los que no me interesan y entonces solo tienen en común el ser fruto del trabajo humano.
De nuevo, no se está explicando por qué el elemento común no puede ser cualquiera de los otros y muy en particular el que dice la teoría subjetiva del valor, a saber, que son bienes útiles con respecto a las necesidades humanas y esto además es una cierta contradicción dentro de todo el esquema marxista porque como hemos dicho antes, Marx sólo analiza el valor de cambio de aquellas mercancías que son reproducibles a través del trabajo humano.
Pero Marx reconoce que hay otras mercancías que no son reproducibles a través del trabajo humano, que se intercambian en el mercado y que tienen a su vez un valor de cambio. Entonces si hay mercancías, por ejemplo, recursos naturales, ciertos activos reales, bienes que son únicos y exclusivos y que no se pueden reproducir, por ejemplo, cuadros de Picasso y que no se pueden reproducir nuevamente a través del trabajo humano. Si Marx reconoce que todo esto existe y qué, cuando llegue al mercado, tiene un valor de cambio, es evidente que se producen otros intercambios donde el elemento común no es el ser fruto del trabajo humano. El elemento común será otro. Pero si hay otros elementos potencialmente en común en aquellas mercancías que no son fruto del trabajo humano o que no son reproducibles a través del trabajo humano, porque ese mismo elemento común, básicamente la utilidad, no puede ser el que determina los intercambios de las mercancías, que si son reproducibles a través del trabajo humano?
Y cito a Marx para que quede claro que él consideraba que, como digo, su teoría del valor-trabajo sólo sirve para mercancías reproducibles a través del trabajo humano. Dice: por último al considerar las formas en que se manifiesta la renta de la tierra, es decir el arriendo abonado al terrateniente bajo el título de renta a cambio de la utilización del suelo, sea con fines productivos en el consumo, cabe sostener que el precio de aquellas cosas que no tienen un valor intrínseco, es decir, que no son el producto del trabajo como la tierra o que por lo menos no pueden ser reproducidos mediante el trabajo como las antigüedades, las obras de arte de determinados maestros, etcétera, puede ser determinado por combinaciones sumamente fortuitas.
Es decir lo que dice Marx es que el valor de cambio de todo aquello que no es reproducible mediante el trabajo humano se determina de manera fortuita, no es capaz de explicarlo. Son intercambios, tienen valor de cambio en los intercambios y esos intercambios o ese valor de cambio tendrá que tener algo en común según su propio razonamiento con las mercancías con las que se intercambia y ese algo en común el mismo dice que no es el ser fruto del trabajo humano. Por tanto qué es? Porque no es lo mismo que existe en común en las mercancías que sí son fruto del trabajo humano? Fundamentalmente, claro, la utilidad.
Segundo problema, el tiempo de trabajo socialmente necesario, que como sabemos es lo que determina el valor de cambio de las mercancías es un concepto vago y endógeno a la demanda. Por qué es un concepto vago? Pues en esencia porque no existe una unidad homogénea de trabajo abstracto al que reducir los distintos trabajos concretos y heterogéneos que tienen lugar dentro de una economía. O dicho de otra manera, imaginemos que el tiempo de trabajo socialmente necesario para producir una docena de huevos es el mismo que el tiempo de trabajo necesario para realizar una operación de cirugía muy compleja.
Imaginemos que para producir una docena de huevos hacen falta cinco horas de trabajo y para producir o para prestar esa operación de cirugía también el cirujano toma cinco horas. Eso significa que la operación de cirugía se intercambiará por el mismo valor de cambio que esa docena de huevos que ambas han costado cuantitativamente el mismo tiempo de trabajo socialmente necesario, es decir, cinco horas? Pues evidentemente no, porque cada una de estas mercancías aunque han costado o incorporan cinco horas de trabajo socialmente necesarias, cada una de esas horas de trabajo, las horas de trabajo del granjero y las horas de trabajo del cirujano, no son homogéneas en su intensidad. Por tanto, para poder comparar horas de trabajo de distintas intensidades de trabajo concreto, es necesario reducir esas horas de trabajo concreto con distintas intensidades a horas de trabajo abstracto y decir, por ejemplo, la hora de trabajo socialmente necesaria de un cirujano equivale a 500 horas de trabajo socialmente necesario de un granjero. Esto es algo que el propio Marx reconoce.
Así como en la sociedad burguesa, un general o un banquero desempeñan un papel prominente y el hombre sin más, un papel muy deslucido, otro tanto ocurre con el trabajo humano. Este gasto de la fuerza del trabajo simple que en término medio todo hombre común, sin necesidad de un desarrollo especial posee en su organismo corporal. El carácter del trabajo medio simple varía por cierto según los diversos países y épocas culturales pero está dado para una sociedad determinada.
Se considera que el trabajo más complejo, por ejemplo, el del cirujano, es igual sólo a un trabajo simple potenciado o más bien multiplicado, de suerte que una pequeña cantidad de trabajo complejo equivale a una cantidad mayor de trabajo simple. El problema es que cómo establecemos la relación multiplicada que existe entre el trabajo simple por ejemplo de un granjero y el trabajo complejo de un cirujano? Lo que nos dice Marx es que tenemos que comparar los valores de cambio del producto de su trabajo.
Dice: La experiencia muestra que constantemente se opera esa reducción. Por más que una mercancía sea el producto del trabajo más complejo, su valor de cambio lo equipara al producto del trabajo simple y por consiguiente no representa más que una determinada cantidad de trabajo simple. Es decir, lo que a lo que nos aboca Marx es a que comparemos cuál es el valor de cambio de una operación de cirugía y comparemos eso con el valor de cambio del kilo de tomates de un granjero. Entonces, si las 5 horas de un cirujano se intercambian por el equivalente a 20 horas de un granjero, cabrá decir que la hora de un cirujano es trabajo multiplicado equivalente a cuatro veces el trabajo de un granjero.
Entonces aparentemente aquí podríamos tener una respuesta. Es decir, aunque no existe una unidad homogénea mediante la cual podamos reducir desde un comienzo el trabajo heterogéneo de distintos trabajadores con distintas intensidades de fuerza de trabajo podríamos pensar que a través del valor de cambio de las mercancías que ellos producen podemos indirectamente conocer cuál es la proporción entre trabajo simple y trabajo complejo, trabajo multiplicado, de cada uno de esos trabajadores.
El problema de esto es que los diferenciales de intensidad de trabajo no pueden medirse por los diferenciales de los precios de mercado de las mercancías producidas. Y por qué razón no podemos hacer esto? Que es lo que nos sugiere Marx?
De hecho, el propósito o la misión del volumen tercero es explicar esto. Nos explica que los precios de mercado, que es lo observable y lo que podríamos comparar, el precio de mercado de una hora de una operación de cirugía y el precio de mercado de un kilo de tomates, nos explica que los precios de mercado de las mercancías no coinciden necesariamente con sus valores de cambio, que los precios de mercado de las mercancías pueden fluctuar por encima o por debajo de sus valores de cambio. Esto es algo que el propio Marx reconoce. Dice el volumen tercero del capital: La suposición de que las mercancías de las diferentes esferas de producción se venden a sus valores solo significa naturalmente que su valor es el punto de gravitación en torno al cual giran los precios y hacia el cual se nivelan sus constantes alzas y bajas.
Entonces, siempre habrá que distinguir además entre un valor de mercado sobre el cual hablaremos más tarde y el valor individual de las diversas mercancías producidas por los diferentes productores. El valor individual de algunas de esas mercancías estará por debajo del valor de mercado, es decir, que se requerirá menos tiempo de trabajo para su producción de lo que expresa el valor de mercado, el de otras estará por encima de él.
Por tanto, Marx nos está diciendo en el volumen 1 del capital, que para conocer las diferencias de intensidad entre una misma cantidad de horas de tiempo de trabajo socialmente necesario de dos trabajadores muy heterogéneos los trabajadores con complejidades a intensidades muy distintas, podemos conocer cuál es la relación de esas intensidades de trabajo, de esas intensidades heterogéneas de trabajo, comparando el valor de los productos, de las mercancías, que esos trabajadores crean. Pero el valor no es directamente observable en el mercado. Lo que observamos en el mercado son los precios de mercado y en el volumen tercero Marx nos dice que los precios de mercado no reflejan necesariamente el valor.
Por tanto, aunque la hora de un cirujano se pague por ejemplo a cien euros y la hora de un agricultor se pague a cinco euros, no podemos decir que la hora de un cirujano es veinte veces más intensa que la hora de un agricultor porque podría ser que esos cien euros, que es el precio de mercado de una hora de trabajo de un cirujano, no reflejan adecuadamente el valor del cirujano, porque los precios como dice Marx aquí pueden fluctuar al alza o a la baja y por tanto, si solo podemos conocer el diferencial de intensidades a través del diferencial de valores de cambio de las mercancías que producen por hora pero no podemos conocer cuál es ese valor de cambio de las mercancías que producen por hora porque el precio de mercado de esas mercancías fluctúa al alza o a la baja de sus valores de cambio. Lo dice aquí, leo de nuevo, es decir que se requerirá menos tiempo de trabajo para su producción de lo que expresa el valor de mercado, pues no hay forma de conocer cuál es el diferencial de intensidades en horas de trabajo heterogéneas.
Por tanto, apelar al tiempo de trabajo socialmente necesario para aproximar el valor de cambio de una mercancía por necesidad sea un concepto muy vago, muy indefinido, porque las distintas obras de distintos trabajadores no valdrán lo mismo y no tendremos forma de saber cuánto vale cada una de ellas porque los precios de mercado no serán un indicador para conocer esto.
Por tanto, al final Marx está cayendo en la arbitrariedad absoluta en la determinación de los precios. Y más allá de este problema metodológico, muy grave para conocer cómo se determina realmente el valor de cambio de las mercancías, hay otro problema adicional que este si se va más al fondo de la teoría del valor trabajo.
Recordemos que la teoría del valor trabajo de Marx afirma o pretende que creamos que el valor de cambio de las mercancías no depende de su utilidad, no está modulado por su utilidad. Como hemos dicho, si una mercancía no es útil, no llega a ser mercancía. Por tanto, ni siquiera puede llegar a tener valor de cambio. Pero el valor de cambio no está modulado, no es mayor o menor en función de si su utilidad es mayor o menor.
Pero esto es erróneo porque el propio Marx reconoce que el concepto de tiempo de trabajo socialmente necesario no es independiente ni de la oferta no laboral ni tampoco de la demanda de las mercancías que tienen un determinado valor de cambio, a su vez determinado por el tiempo de trabajo socialmente necesario para producirlas.
Cito de nuevo a Marx: El tiempo de trabajo socialmente necesario es el requerido para producir un valor de uso cualquiera en las condiciones normales de producción vigentes en una sociedad y con el grado en medio de destreza e intensidad del trabajo. Es decir, el tiempo de trabajo socialmente necesario depende del resto de la estructura productiva, depende de cuál sea la oferta de medios de producción que se complementan con el factor trabajo para producir mercancías. Si una sociedad tiene muchos y muy buenos medios de producción, el tiempo de trabajo socialmente necesario para producir un televisor será muy bajo y si una sociedad tiene medios de producción escasos y de muy mala calidad, el tiempo de trabajo socialmente necesario para producir ese mismo televisor será más alto. Por tanto, el tiempo de trabajo socialmente necesario depende, está condicionado, estrictamente por las condiciones de la oferta no laboral.
Otro acaso quizá más llamativo incluso porque incluso hay una modificación retroactiva del valor de cambio es este que proporciona Marx: Si el tiempo de trabajo socialmente requerido para su producción se ha modificado, la misma cantidad de algodón por ejemplo en caso de malas cosechas representa una cantidad mayor de trabajo que cuando aquellas son buenas. Si el tipo de trabajo socialmente requerido para su producción se ha modificado, se opera un efecto retroactivo sobre la vieja mercancía que cuenta siempre tan solo como un ejemplar individual de su género y cuyo valor en todos los casos se mide por el trabajo socialmente necesario. Esto es por el trabajo necesario bajo las condiciones sociales actuales.
Fijémonos que aquí más lo que está diciendo es si el tiempo de trabajo socialmente necesario es uno en buenas condiciones climáticas cultivamos el algodón ya después de haber incorporado el tiempo de trabajo socialmente necesario para producir una determinada cantidad de algodón pero por lo que sea, hay un incendio o hay cualquier accidente y la mitad de la cosecha desaparece, retroactivamente el tiempo de trabajo socialmente necesario incorporado en esas mercancías se incrementa. Es algo así como si las mercancías que desaparecen le traspasaran valor de cambio a las mercancías que sobreviven.
Por tanto, no es sólo que para crear las mercancías, el tiempo de trabajo socialmente necesario y por tanto el valor de cambio depende de las condiciones de la oferta, es que incluso una vez producidas las mercancías el valor de cambio de tiempo de trabajo socialmente necesario depende de que esas condiciones se mantengan hasta que la mercancía sea enajenada.
Por un lado el tiempo de trabajo socialmente necesario depende de la oferta no laboral pero por otro, es que además depende de la demanda, depende de la utilidad relativa de los productos de eso que Marx nos decía que teníamos que hacer abstracción, porque no determinaba el valor de cambio.
Dice Marx: Supongamos por último que cada pieza del lienzo disponible en el mercado solo contiene tiempo de trabajo socialmente necesario. Puede ocurrir sin embargo que la suma total de esas piezas contenga tiempo de trabajo gastado de manera superflua si el estómago del mercado no puede absorber la cantidad total del lienzo al precio normal de dos chelines por vara, ello demuestra que se consumió bajo la forma de la fabricación del lienzo una parte excesivamente grande del tiempo de trabajo social en su conjunto, el resultado es el mismo que si cada uno de los tejedores hubiera empleado en su producto individual más tiempo de trabajo que el socialmente necesario.
Aquí se aplica lo de que pagan justos por pecadores. Que incluso el tiempo de trabajo socialmente necesario para Marx depende de la extensión de la demanda. Si la demanda es mayor y las mercancías se vuelven superfluas en relación con la demanda, el valor de cambio de las mercancías, aún cuando el tiempo de trabajo socialmente necesario para producirlas no haya variado, el valor de cambio de las mercancías caerá y si las mercancías se vuelven -básicamente la implicación complementaria a esta que he mencionado- todavía más escasas de lo que eran en relación con la demanda de mercado y -esta es la parte quizá más interesante- el tiempo de trabajo socialmente necesario se incrementa porque entramos en rendimientos decrecientes de la producción de esa mercancía. Es decir, si la demanda de mercancías se incrementa y para incrementar la producción tenemos que recurrir a métodos productivos menos eficientes que los disponibles con un nivel de producción más bajo y tenemos que por ejemplo utilizar tierras sub marginales o el equipo de la maquinaria que tenemos disponible no es tan eficiente como la que veníamos empleando, porque si el tiempo de trabajo socialmente necesario se incrementa a resultas de una mayor demanda de esa mercancía, entonces el tiempo de trabajo socialmente necesario del conjunto de las mercancías se incrementará también.
Por tanto, no puede decirse en absoluto que el valor de cambio sea independiente del valor de uso porque a mayor valor de uso de una mercancía, mayor necesidad de producir esa mercancía y en la medida en que esa mercancía tenga que ser producida por métodos progresivamente menos productivos, es decir, que requieran un tiempo de trabajo socialmente necesario mayor, el valor de cambio de esa mercancía se incrementará. Por tanto la utilidad de la mercancía determinará indirectamente el valor de cambio vía condiciones productivas y además condiciones productivas que van más allá que la mera incorporación de trabajo, condiciones productivas que dependen de la organización de una determinada estructura productiva.
Por consiguiente, fijémonos que el valor de cambio, que el tiempo de trabajo socialmente necesario es una variable endógena a la demanda de mercancías es decir a la utilidad que le reportan a los demandantes, a los consumidores esas mercancías y también una variable endógena a la forma que adopte la estructura productiva dentro de la cual el trabajador desempeña su fuerza de trabajo para producir mercancías.
Y si el tiempo de trabajo socialmente necesario es una variable endógena a la demanda de mercancías y a la oferta no laboral de mercancías, en qué sentido podemos decir que solo el trabajo y no la demanda y no las condiciones complementarias no laborales de la oferta son las que determinan el valor de cambio? Que solo el trabajo y no la demanda y las condiciones no laborales de la oferta son las que determinan el valor de cambio?
A partir de aquí ya podemos avanzar hacia el tercer problema de la teoría del valor trabajo que además será el que nos permitirá ligar con el gran error que comete Marx en su teoría de la explotación. El tercer problema, el tercer error, es que es solo el trabajo es fuente de valor. Para Marx, sólo el trabajo humano, como ya hemos dicho, es capaz de generar nuevo valor de cambio. Ni los animales ni los robots pueden generar un nuevo valor de cambio. Para Marx, los animales o los robots, únicamente trasladan el valor de cambio que incorporaban cuando fueron producidos a su vez a través del trabajo.
Por ejemplo si para producir, para criar y engordar una gallina hacen falta 20 horas de trabajo humano. Si luego esa gallina la matamos para producir carne y la carne la comercializamos en el supermercado y el valor final de las pechugas de gallina, la gallina como tal, sólo trasladará 20 horas de trabajo, es decir el valor de cambio de la gallina en forma de pechugas o de filetes en el supermercado solo será de 20 horas de trabajo socialmente necesarias. Luego evidentemente, el proceso de transformación de una gallina muerta o fileteada a una gallina o unos filetes comercializados en el supermercado pueden requerir trabajo adicional y ese trabajo adicional para terminar vendiendo la gallina sí que sumará al producto final, pero la gallina en sí misma sólo trasladará el valor de cambio que ya tenía cristalizado, solidificado, cuando fue producida por el trabajo humano. Bien, esta es una clara arbitrariedad de Marx. No queda claro por qué ni los animales ni los robots pueden generar nuevo valor de cambio.
Imaginemos un caballo que necesita alimentarse diariamente con una determinada cantidad de comida y que incluso tiene que mantener su establo en determinadas condiciones para que el caballo se mantenga sano. Ese caballo diariamente podría estar empleado durante por ejemplo 10 horas y durante cuatro o cinco horas producir las mercancías con un valor de cambio equivalente al que sea necesario invertir para alimentar el caballo, para cuidar su establo, etcétera y toda la producción adicional de mercancías que realice ese caballo día a día será un plus trabajo del caballo, sería un plus trabajo del caballo, un excedente sobre el coste de las mercancías, el coste en términos de valor de cambio que se necesita para reponer y para mantener en adecuadas condiciones al caballo y a sus a sus crías.
Lo mismo con los robots. Imaginemos que fabricamos un robot, un autómata que es capaz de reproducir autónomamente nuevas mercancías. Bien, pues todo aquel exceso de mercancías que produzca el robot más allá del valor de cambio que se necesita para mantener en funcionamiento el robot ya sea para costear la energía que necesita el robot o ya sea para mantener en buen estado, cambiar las piezas que se vayan deteriorando, mantener en buen estado el robot, todo ese exceso de valor de cambio es nuevo valor de cambio que se genera en exceso del valor de cambio que hemos invertido al fabricar el robot. De hecho en realidad cualquier medio de producción capaz de incrementar la cantidad del valor de cambio de las mercancías que produce o es capaz de incrementar las mercancías en términos de valor de cambio por encima de su coste de reposición, deberíamos considerar que es capaz de generar un nuevo valor de cambio, un valor de cambio netamente positivo sobre ese coste de reposición.
Por qué Marx no quiere reconocer esto? Porque para Marx -de nuevo esta es una de las arbitrariedades que hemos destacado en el primer error en el primer problema – para Marx, solo el trabajo humano es fuente de valor. Entonces, solo el trabajo humano es fuente de valor el trabajo humano socialmente necesario es fuente de valor, pero como hemos visto en el problema 2, el tiempo de trabajo socialmente necesario depende en gran medida de las condiciones de la oferta no laboral, al final lo que está haciendo Marx sin explicitarlo claramente, pero es lo que está haciendo, es imputarle al trabajador toda la ganancia de productividad que se pueda derivar de un cambio de una mejoría en la estructura productiva.
Porque el tiempo de trabajo socialmente necesario depende de la estructura productiva pero ningún elemento de esa estructura productiva genera valor adicional al del trabajo. Por tanto, si la estructura productiva permite generar más productos que antes al complementarse con el trabajo y esos productos adicionales, esos nuevos productos, esos productos extraordinarios, con respecto a la situación anterior con respecto a la situación de otra estructura productiva, pues esos productos extraordinarios sólo se podrán imputar al trabajador.
Por ejemplo, imaginemos que en este con una determinada estructura productiva el tiempo de trabajo necesario para reproducir el valor de cambio de la fuerza de trabajo son 10 horas. Llega el capitalista y en esa estructura productiva incorpora nueva maquinaria, lo que permite que el trabajador reproduzca su fuerza de trabajo simplemente trabajando 6 horas al día, para Marx esta ganancia de productividad que deriva de un cambio de la estructura productiva porque el capitalista ha introducido nueva maquinaria, es imputable al trabajador y lo que nos dirá es que la reducción del tiempo de trabajo necesario de 10 a 6 horas si la jornada laboral se mantiene en 10 -antes era necesario trabajar 10, ahora solo es necesario trabajar 6- y si la jornada laboral se mantiene en 10 eso significa que ha habido un aumento del plus trabajo de 4 horas es decir que el capitalista ahora se apropia de 4 horas del trabajo del trabajador. Pero, por qué le imputa Marx esas 4 horas que son una ganancia de productividad derivada de la introducción de una nueva maquinaria en la estructura productiva? Por qué se las imputa al trabajador?
Una primera respuesta podría ser: porque esas esa maquinaria ha sido a su vez producida por otros trabajadores. Imaginemos que esa maquinaria la ha producido con sus propias manos el capitalista y que esa maquinaria producida por sí mismo la incorpora a la estructura productiva que permite que el trabajador que trabaja con esa maquinaria vea incrementada su productividad, hasta el punto de que antes necesitaba trabajar 10 horas para reproducir las mercancías que le permitían sostenerse con vida y con capacidades productivas, de 10 a 6 horas.
Por qué suponer que esa reducción de 10 a 6 horas, esa ganancia de productividad es imputable solo al trabajador y no al trabajo que ha incorporado a la maquinaria el capitalista y que permite por tanto la reducción del tiempo de trabajo socialmente necesario de 10 a 6 horas?
Fijémonos en la trampa que comete Marx para justificar esto, porque la segunda respuesta que podríamos dar aquí es que, una vez producida la maquinaria por el capitalista, si el trabajador se expropia, es decir, si cambiamos los títulos de propiedad sobre la maquinaria entonces sí es verdad que el trabajador no necesitará trabajar 10 horas para reproducir su fuerza de trabajo, sino que bastará con que trabaje 6. Por tanto al final con una determinada estructura productiva que sí que puede ser fruto de decisiones pasadas de los capitalistas pero con una determinada estructura productiva cambiando el régimen de propiedad de esa estructura productiva conseguiríamos reducir la jornada laboral necesaria del trabajador de 10 a 6 horas y esto sí sería así siempre y cuando supongamos que el hecho de cambiar los títulos de propiedad -por ejemplo de la maquinaria- no conduzca y haya menos maquinaria de la que habría manteniendo la propiedad de la maquinaria en manos de los capitalistas y fijaos que esa cuestión que es la clave más la resuelve de una manera tramposa.
Dice Marx: Como hemos visto durante una parte del proceso laboral el obrero se limita a producir el valor de su fuerza de trabajo esto es el valor de los medios necesarios de subsistencia. Como actúa en un régimen que se funda en la división social del trabajo no produce directamente sus medios de subsistencia sino que bajo la forma de una mercancía particular, del hilado por ejemplo, produce un valor igual al valor de sus medios de subsistencia o al dinero con el que los compra. La parte de la jornada laboral utilizada por él a tal efecto será mayor o menor según el valor medio de los artículos necesarios para su subsistencia diaria y por ende, según el tiempo de trabajo diario requerido el término medio para su producción. Si el valor de sus medios de subsistencia diario representa promedialmente seis horas de trabajo objetivadas, el obrero tendrá que trabajar, término medio, seis horas para producirlo, si en vez de trabajar para el capitalista lo hiciera para sí mismo por su cuenta y si las demás circunstancias fueran iguales el obrero tendría que trabajar realmente como siempre la misma parte alícuota de la jornada para producir el valor de su fuerza de trabajo adquiriendo así los medios de subsistencia necesarios para su propia conservación o reproducción continua.
Es decir, lo que está diciendo Marx es, céteris paribus, manteniendo todo lo demás constante, si la propiedad de los medios de producción pasa del capitalista al trabajador, el tiempo de trabajo socialmente necesario para reproducir la fuerza de trabajo, evidentemente no cambiará. Pero, cuán riguroso es ese céteris paribus? Es decir si cambian los títulos de propiedad de los medios de producción, no cambia la cantidad de medios de producción, no cambia la estructura de los medios de producción, no cambia por tanto las condiciones no laborales de la oferta, que son las que determinan el tiempo de trabajo socialmente necesario y por tanto la extensión de la jornada laboral necesaria. Y ese es justamente pues el problema cuarto y último que comete Marx y que invalida su teoría de la explotación, el error del céteris paribus de las condiciones productivas al cambiar el régimen de propiedad.
La cantidad y calidad de los medios de producción disponibles en una sociedad dependen de la cantidad y de la intensidad del tiempo de trabajo que los individuos dediquen a producirlos. Esto es así dentro del marco de la teoría del valor trabajo. No hace falta que salgamos ni siquiera de ese marco. Dentro del marco de la teoría de valor trabajo, la cantidad y calidad de los medios de producción que hay en una sociedad dependen de cuánto tiempo y de cuánta dedicación, cuánto esfuerzo, dediquen los trabajadores a producir esos medios de producción. Entonces, cambiando el régimen de propiedad de los medios de producción solo seguirá habiendo los mismos medios de producción que antes de cambiar el régimen de propiedad, si suponemos que el comportamiento de los agentes en relación con la reproducción, con la creación de medios de producción, no va a cambiar.
Pero esto es evidentemente una hipótesis del todo irreal. La cantidad y la intensidad del tiempo de trabajo que las personas pueden o desean dedicar a los medios de producción no es idéntico entre todas las personas. Cada persona puede y quiere dedicar un tiempo y una intensidad de trabajo a producir bienes en medios de producción que son distintas. Y de qué depende ese tiempo y esa intensidad del tiempo de trabajo dedicado a producir medios de producción? Pues depende por ejemplo, de la paciencia que tenga cada persona y la paciencia de todas ellas no es idéntica. Esto es lo que los economistas llamarían preferencia temporal. Si un trabajador dedica diez horas diarias a producir por ejemplo más caballos y en cambio otro trabajador no quiere dedicar 10 horas diarias a producir caballos como medio de producción sino que quiere dedicarlas a producir tomates para luego comérselos él y su familia y sus amigos. Evidentemente en esa sociedad habrá más tomates y no habrá tantos caballos o incluso aunque los dos produzcan caballos si uno los utiliza para comérselos y el otro los utiliza para venderlos y el que los compra se los come y en cambio otro los produce para que otro los utilice productivamente como medio de producción, pues en la sociedad donde las personas compran la mercancía del animal caballo para producir y no para consumir, pues en esa sociedad, en esa estructura productiva, habrá más caballos que son productivos que en otra sociedad donde se compran los caballos para consumir carne. Por tanto la paciencia de las personas para retrasar el momento de satisfacer sus necesidades lo que permite es ampliar el abanico de medios de producción disponibles en una sociedad, que son los que determinan el tiempo de trabajo socialmente necesario para producir otra serie de mercancías.
Otro elemento que determina la distinta disponibilidad de medios de producción es la aversión al riesgo. Imaginemos que un trabajador no quiere o no se atreve a producir caballos porque a lo mejor son un animal muy salvaje que implica mucho riesgo para su producción o por si queremos darle el trato de mercancías, imaginemos que no hay nadie que quiera comprar caballos para utilizarlos como medio de producción porque son un animal muy difícil de domar y de utilizar en actividades productivas, aunque si se utilizan bien puede dar como resultado una mayor producción futura de mercancías. Bueno pues esa aversión al riesgo determina que haya más o menos caballos -y cuando digo caballos podrían ser máquinas o cualquier otro medio de producción-, más o menos caballos o máquinas y que se utilicen como medios de producción y si hay menos caballos que se utilizan como medio de producción las condiciones de trabajo socialmente necesarias para producir mercancías cuyo tiempo de trabajo se podría abaratar utilizando caballos, pues evidentemente ese tiempo de trabajo será mayor del que sería.
Y el tercer elemento que determina cuántos medios de producción hay disponibles dentro de una economía es la habilidad. No todas las personas tienen la misma habilidad para producir los mismos medios de producción. Como hemos dicho antes, yo no tengo por qué ser capaz de -no tengo los conocimientos de ingeniería para- producir ciertas maquinarias. Otra persona no tendrá los conocimientos de medicina para prestar servicios de cirugía.
Podemos no tener los conocimientos para adquirir medios de producción muy diversos ensamblarlos y coordinarlos todos ellos de manera adecuada y eficiente para producir de la manera más productiva posible, es decir, al menor tiempo de trabajo socialmente necesario posible, la mayor cantidad de mercancías. Entonces, en la medida en que no todas las personas somos igual de hábiles para producir o para organizar los medios de producción a la hora de producir mercancías, las diferencias de habilidad entre las personas también condicionan los medios de producción disponibles, la cantidad y la calidad de los medios de producción disponibles y por tanto la estructura productiva y por tanto el tiempo de trabajo socialmente necesario dentro de esa estructura productiva.
Si es evidente que no de cualquier forma llegamos a una misma estructura productiva, si las personas son más pacientes, si las personas son más adversas al riesgo, si las personas son menos hábiles, la estructura productiva a la que llegaremos será una del tiempo de trabajo socialmente necesario será una diferente a la que llegaremos si son más pacientes, más valientes y más hábiles.
Por tanto, si se prevé la expropiación, si se prevé que quien produzca o quien adquiera unos determinados medios de producción no va a retener la propiedad sobre ellos, las personas pacientes, valientes y habilidosas que podrían fabricarlos porque podrían incorporarlos a un proceso de producción, optarán por no hacerlo.
Pero sí yo sé que comprando un caballo y utilizándolo para producir me van a robar el caballo una vez lo haya comprado para dárselo al trabajador que pueda contratar con ese caballo, pues yo dejaré de comprar el caballo como medio de producción, tendrá que comprarlo el trabajador al que se le hubiese querido regalar el caballo que yo he comprado.
El problema a lo mejor es que ese trabajador no es tan paciente, no es tan propenso al riesgo o no es tan hábil a la hora de manejar este animal como lo soy yo. Entonces, si yo no estoy dispuesto a arriesgarme para adquirir un caballo y utilizarlo dentro del proceso de producción contratando por supuesto o adquiriendo fuerza de trabajo para complementar ese caballo, pues si yo no estoy dispuesto a hacerlo porque creo que me van a robar el animal, yo dejaré de demandarlo, este se dejará de producir y por tanto esa estructura productiva tendrá menos medios de producción, en este caso basados en animales.
Por tanto el céteris paribus del que habla Marx cuando dice si en lugar de trabajar para el capitalista un obrero trabaja para sí mismo requerirá de las mismas horas de trabajo necesarias para reproducir su fuerza de trabajo siempre y cuando todo lo demás permanezca constante, pero es que no todo lo demás va a permanecer constante, a menos que presupongamos que todas las personas tienen igual paciencia, igual aversión al riesgo e igual habilidad y eso no es un presupuesto realista.
Por tanto, si no todas las personas tienen misma paciencia, misma aversión al riesgo, misma habilidad. Si por tanto, hay personas que tienen que efectuar sacrificios a la hora de ahorrar, es decir, de retrasar la satisfacción de sus necesidades durante más tiempo, si tienen que asumir más riesgos de los que están dispuestas a asumir otras personas o si tienen una mayor habilidad, por ejemplo, para coordinar los medios de producción y crear estructuras de producción más eficientes que las que existían; si estas personas por tanto pueden incrementar la cantidad y la calidad de los medios de producción existentes y por tanto pueden a través de esa determinación de la estructura productiva modificar el tiempo de trabajo socialmente necesario del trabajador, lo que estamos diciendo es que no toda la productividad del sistema económico es atribuible al trabajador en sí mismo.
Parte de la productividad, parte de la mejoría del tiempo de trabajo socialmente necesario, parte de la mayor creación de valor de cambio es atribuible a las decisiones de ahorro, de inversión y de gestión empresarial que toman determinadas personas con un determinado perfil de preferencia temporal, de aversión al riesgo y de habilidad gestora.
Pretender que la estructura productiva sea la misma cuando estas personas toman estas decisiones que cuando no las toman es absolutamente irreal, salvo como he dicho, que supongamos que si esas personas no las toman las tomarán otras, pero para presuponer eso es necesario presuponer que todas las personas tienen una misma paciencia, una misma aversión al riesgo y una misma habilidad, lo cual de nuevo no es realista.
Por tanto, si no toda la productividad es atribuible al trabajador porque estas personas toman determinadas decisiones de creación de medios de producción en determinadas condiciones mejora la productividad del trabajador y si esas personas no toman esas decisiones, la productividad del trabajador no mejorará, parte del excedente de producción, que no genera solo el trabajador, sino que genera el trabajador en conjunto con los medios de producción que ellos han creado, bajo esas condiciones particulares de la producción el sistema económico deberá ir a parar a ellos por contribuir a incrementar la oferta de medios de producción y por tanto por contribuir a determinar la estructura productiva que es la que determina el tiempo de trabajo socialmente necesario junto con el trabajador y por tanto parte de la producción de esa estructura productiva, no sólo irá y no sólo merecerá ir al trabajador, sino también a aquellos capitalistas que con su ahorro, su inversión arriesgada y su habilidad coordinando factores productivos, han sido capaces de aumentar la productividad conjunta del sistema. Y esa parte de la producción que terminará yendo a los capitalistas por esas decisiones que han impactado sobre la estructura productiva y que han modificado el tiempo de trabajo socialmente necesario vía la mayor productividad del sistema económico esa parte de la producción que va a parar a ellos es lo que más llama plusvalía, plusvalor, pero eso no es ninguna explotación, eso es simplemente trabajador y capitalista, cada uno aportando algo, el trabajador su fuerza de trabajo, el capitalista los medios de producción que ha creado donde no los había, debido a su ahorro, a su inversión arriesgada y a su habilidad coordinadora, ambos trabajando conjuntamente han dado lugar a una determinada cantidad de producción y como los dos han participado en producir esas mercancías, los dos terminan repartiéndose el valor de cambio conjunto contenido en esas mercancías. Marx lo que pretende en cierta medida es que el trabajador se quede con toda la mercancía y no remunere de ninguna manera el capitalista por su contribución a la hora de incrementar la productividad del sistema económico.
He dicho que Marx pretende que el trabajador se quede con toda la producción cuando esto realmente no es así. Marx era muy consciente de que el trabajador no podía quedarse con el producto íntegro de su trabajo porque era necesario invertir, reinvertir, protegerse frente a riesgos y remunerar a los gestores para que la estructura productiva se mantuviera y mejorara y para que, por tanto, la productividad del trabajador también fuera en aumento.
Si leemos su Crítica del Programa de Gotha lo que dice es lo siguiente: “Tomemos en primer lugar las palabras el fruto del trabajo en el sentido del producto del trabajo entonces el fruto del trabajo colectivo será la totalidad del producto social, pero de aquí hay que deducir: Primero: una parte para reponer los medios de producción consumidos”, es decir Marx está diciendo que de lo que produzca un trabajador o de lo que produzca el conjunto de trabajadores, una parte ya no puede ir a parar a los trabajadores porque es necesario ahorrar forzosamente para reponer los medios de producción que han sido consumidos en el proceso de producción, por tanto ahorro forzoso por un lado.
“Segundo: una parte suplementaria para aumentar la producción. Es decir, no sólo ahorrar para reponer los medios de producción consumidos, sino ahorrar adicionalmente para crear nuevos medios de producción. Por tanto, más ahorro forzoso y aquí el punto es, por qué sí hay trabajadores que no quieren ahorrar tanto y en cambio hay otros que sí quieren ahorrar más. Por qué no dejamos que los que quieren ahorrar más ahorren más y vendan en el mercado el fruto de ese ahorro, es decir el fruto de esos medios de producción y por tanto se cobren con parte de la producción de las mercancías adicionales que será posible lograr con la utilización conjunta de la fuerza de trabajo y de esos medios de producción que han creado o que han podido crear por ser ahorradores más pacientes que los otros? Por qué no se permite esa transacción que es perfectamente legítima y conveniente para ambos porque unos no quieren ahorrar y los otros sí? Por qué no se permite eso y si en cambio se obliga a que todos ahorran lo mismo?
Tercera deducción que hay que hacer del producto social del conjunto de trabajadores “el fondo de reserva de seguro contra accidentes, trastornos debidos a fenómenos naturales, etcétera.” Es decir, hay que hacer una provisión frente a riesgos. De nuevo, si hay gente que no quiere asumir en sus propias carnes la totalidad de los riesgos y otras personas que sí están dispuestas a soportar los riesgos de los primeros en sus propias carnes, porque no dejamos que unos les paguen a los otros para que soporten los riesgos? Esto es por cierto lo que sucede en cualquier seguro, si yo temo que mi casa puede sufrir un incendio y yo no quiero soportar todo el riesgo de que mi casa se incendia, lo que hago es pagarle a una empresa a una aseguradora para que si mi casa se incendia, ella soporta el riesgo de ese quebranto.
Bueno pues lo que Marx está diciendo es, no todos los trabajadores tienen que hacer una provisión frente a todos los riesgos. Por qué no dejamos que los riesgos, especialmente los riesgos vinculados al proceso de producción al proceso de creación de valor de cambio? Por qué no permitimos que unos trabajadores que no quieren soportar ese riesgo en sus carnes le paguen una porción de sus salarios a los capitalistas para que sean ellos quienes los soporten ese pago? No es otra cosa que una parte de la plusvalía pero todavía hay más.
“Estas deducciones del fruto íntegro del trabajo constituyen una necesidad económica y su magnitud se determinará según los medios y fuerzas existentes y en parte por medio de cálculo de probabilidades. Lo que no puede hacerse de ningún modo es calcularlas partiendo de la equidad. Queda la parte restante del producto social –después de deducir el ahorro para reponer mercancías para ampliar la producción y para ahorrar frente a riesgos queda la parte restante del producto total– destinada a servir de medio de consumo. Pero antes de que esta parte llegue al reparto individual, de ella todavía hay que deducir primero los gastos generales de administración no concernientes a la producción.”
Es decir, hay que remunerar a aquellas personas que se dedican a gestionar, a administrar, a coordinar al conjunto de trabajadores y de medios de producción. Marx lo que dice es que todos los trabajadores tienen que soportar el coste de esta gestión empresarial. Podríamos decir que es lo mismo que sucede en un mercado libre capitalista y los capitalistas son los que empresarialmente gestionan sus empresas y los trabajadores “vía plusvalía” les pagan por esa gestión que efectúan.
Cuál es la diferencia? Lo que dice Marx a continuación es que esta parte es decir, los gastos generales de administración, “En esta parte se conseguirá desde el primer momento una reducción considerabilísima en comparación con la sociedad actual, reducción que irá en aumento a medida que la nueva sociedad se desarrolle. Es decir, lo que está diciendo Marx es vamos a pagar mucho menos a los capitalistas por su administración y como vamos a pagar menos a los capitalistas por su administración, el producto que irá a parar al trabajador será mayor de lo que es ahora.
El punto es qué sabe Marx sobre que el trabajo de los capitalistas a la hora de coordinar trabajadores y medios de producción es menos valioso de lo que se está pagando en una economía de libre mercado? Por qué hay que rebajarles en otras palabras el sueldo a los capitalistas que coordinan los medios de producción y a los trabajadores con respecto a las rentas que obtienen hoy? Cómo sabe Marx que se está sobre remunerando a los capitalistas? Pues realmente no lo sabe. De hecho esto lo podemos replantear en términos de teoría del valor trabajo. Cuál es la intensidad del trabajo de los capitalistas en relación con la intensidad del trabajo de los trabajadores? Es decir, 10 horas de trabajo de un capitalista son igual de intensivas que 10 horas del trabajo de un trabajador? O en cambio de la misma manera que la intensidad del trabajo de un cirujano podría ser 10 veces 20 veces 50 veces la de un granjero la intensidad del trabajo coordinador de un capitalista puede ser también un múltiplo gigantesco de veces de la intensidad del trabajo de un trabajador raso?
Esto, de nuevo Marx no nos lo puede decir. De hecho si atendiéramos a su explicación de cómo reducir a unidades de trabajo homogéneo el trabajo heterogéneo de distintos trabajadores lo que deberíamos observar es el diferencial de remuneración de los productos, de las mercancías, de cada uno de estos trabajadores en el mercado y en este sentido, si el valor de mercado de la producción de uno es muchísimo mayor que el valor de mercado de la producción de otro, deberíamos decir que en función de sus diferenciales de valor de mercado también hay diferenciales de sus valores de la intensidad de sus horas de trabo Ya hemos dicho que esto tiene problemas de coherencia dentro de la teoría marxista porque los precios de mercado no tienen por qué reflejar los valores de cambio pero si nos inscribimos a la interpretación literal de Marx, deberíamos convalidar los diferenciales de remuneración de capitalistas y trabajadores suponiendo que simplemente son diferenciales de intensidad de su trabajo, del trabajo como coordinador del capitalista y del trabajo de reproductor de órdenes del trabajador. Si no atendemos a esta la literalidad de la teoría del valor trabajo pues simplemente no sabemos cuál es el valor que está generando un capitalista como coordinador. De hecho esto lo descubrimos a través del proceso de competencia: Si un capitalista genera mucho valor alianza en trabajo conjunto con un trabajador esa empresa logrará muchos más beneficios que otra empresa que no incorpora ese capitalista. El hecho diferencial entre una empresa y otra será el capitalista y si y si la empresa que incorpora ese capitalista gana mucho más dinero es porque diferencialmente ese capitalista genera mucho más valor que el otro merced a su valor habilidad.
Por eso en lugar de expropiar absolutamente toda la propiedad y socializarla, bastaría con que los trabajadores compitieran vía cooperativas con las empresas donde existen capitalistas que coordinan el trabajo y las funciones dentro de esa empresa. Si el capitalista por su habilidad no incorpora ningún valor adicional, es decir, no incrementa su habilidad gestora la productividad del trabajador, lo que sucederá es que las remuneraciones en la cooperativa serán mucho mayores que en la empresa capitalista y por tanto los trabajadores se organizarán de manera cooperativa. Si en cambio, las remuneraciones son mayores en la empresa capitalista porque la empresa capitalista es más competitiva frente a la cooperativa y lo es, porque el capitalista aporta un valor que no está presente en la cooperativa, entonces lo que tenderán a predominar son empresas capitalistas y no empresas cooperativas.
Pero lo que no tiene sentido es decir: vamos a expropiar los medios de producción que están siendo coordinados por los capitalistas y pese a habernos cargado los incentivos y la capacidad de organización de esas unidades productivas de los capitalistas, vamos a suponer que la productividad de esa economía no desciende y que por tanto esa economía, con esos medios de producción, ahora ordenados de una manera radicalmente distinta e incluso si no hay más ahorros o no hay el mismo ahorro y la misma propensión al riesgo, con una reducción de la cantidad total de medios de producción, pues esa economía con menos medios de producción y organizados de manera distinta va a ser igual de productiva que la economía con más medios de producción y mejor organizados.
Ese céteris paribus no tiene ningún sentido y pensar que ese céteris paribus es correcto y que por tanto las dos economías son equivalentes y que por tanto lo único que cambia es que en una economía el trabajador está menos remunerado que en la otra es lo que lleva a la conclusión errónea de que el trabajador está explotado y está cediendo parte de su jornada de trabajo al capitalista. No cede nada de su jornada de trabajo al capitalista, el capitalista amplía la capacidad productiva del trabajador con su ahorro su inversión y su habilidad coordinadora y al hacerlo el trabajador es capaz de producir más y cómo es capaz de producir más ese extra de producción que logra gracias al ahorro inversión y habilidad gestora a la hora de crear medios de producción por parte del capitalista, esa producción extra que genera el trabajador es la que le entrega al menos en parte al capitalista como precio, como pago por el valor de cambio extraordinario que ha permitido generar el capitalista gracias a su actividad ahorradora, inversora y gestora. No hay explotación, la explotación es simplemente el pago por la actividad laboral, por la actividad ahorradora, inversora y gestora y todo esto es también la actividad productiva que genera el capitalista.
En definitiva, la teoría del valor trabajo es errónea por las razones que hemos explicado, una serie de supuestos totalmente arbitrarios y en parte contradictorios que adopta más para terminar defendiéndola y a su vez la teoría de la explotación también es errónea no sólo porque la teoría de valor trabajo lo es que evidentemente es que la teoría hablar de trabajo es errónea, la teoría de la explotación ya no tiene ninguna base pero incluso aceptando la teoría del valor trabajo la teoría de la explotación es errónea porque al final se niega a reconocer la contribución que desarrolla el capitalista dentro del proceso productivo.
El post no sustenta cómo es que «la desigualdad se ha convertido en uno de los problemas más complejos y desconcertantes de la economía mundial». Por qué es un problema? Solamente es un problema cuando tal desigualdad es producto de colusión entre el Estado y empresarios corruptos, violando el principio de igualdad ante la ley. No tiene que ser un problema cuando la desigualdad es producto del funcionamiento del sistema de mercado respetando las leyes, ya que la acumulación es necesaria para que existan empresas con economías de escala capaces de servir mercados más amplios. No abordar esta «pequeña diferencia» es una grave carencia que lleva a conclusiones equivocadas.
Pero además, el problema central es la pobreza. La «Desigualdad de oportunidades» existe porque existen pobres y ricos. Para igualar las oportunidades de los pobres a las oportunidades de los ricos la tarea es sacarlos de la pobreza y volverlos ricos. Cómo?
Parece que la estrategia del FMI para lograrlo es como declara? «Una de las piedras angulares de la manera en que abordamos las cuestiones relacionadas con la inclusión económica es nuestra estrategia de gasto social.» Y está bien, tal vez puede funcionar en los países ricos, con algunas reservas, que tienen generosos ingresos fiscales o capacidad de endeudamiento, pero esa receta no es válida para los magros presupuestos de los países pobres a menos que los resultados se esperen en muchas décadas. Esto lo confirma el artículo citado sobre tributación progresiva: «Una conclusión importante es que algunas economías avanzadas pueden aumentar la progresividad sin perjudicar el crecimiento, siempre que la progresividad no sea excesiva.»
Entonces, cuál es la propuesta para el resto de países del mundo que no pueden generar más ingresos fiscales de lo que ya generan?
El FMI está fallando en su misión. Para los países pobres, no se puede reducir la desigualdad de ingresos o riqueza si no se reduce la pobreza. La solución para estos países no está en reducir los ingresos o la riqueza de los ricos y redistribuirla. Lo dicho en el párrafo anterior lo evidencia.
Reducir la pobreza pasa por eliminar la corrupción en el sector público y privado. El otro artículo citado sobre corrupción aborda el asunto. Un informe del BID detalla el drenaje de recursos causado por la colusión entre políticos y funcionarios corruptos con empresarios corruptos en América Latina, pero en su esencia es válido para otra gran cantidad de países en desarrollo. Hay que estar claros de que es la corrupción en los países con «capitalismo de compinches» la que estanca el desarrollo económico, impide el mejoramiento del ingreso en los pobres y a veces los hunde más en la pobreza, ya que no solamente dilapida los ingresos fiscales, si no que también aumenta los precios para generar ganancias en empresas ineficientes y protegidas, impide la competencia justa en el mercado, impide la inversión y la innovación, y produce una desigualdad de ingresos y riqueza ilegítimas.
En eso es lo que el FMI debería enfocarse si es que verdaderamente quiere cumplir un papel relevante para los países en desarrollo, reducir la pobreza y el tipo de desigualdad que sí es un problema: aquella basada en la corrupción.
Cuando murió Mao, el “Gran Timonel”, el culto a su personalidad desapareció. De modo que para preservar la existencia del Partido Comunista, Deng Xiaoping, muy pragmático, pensó que era el momento de abandonar el fracasado sistema económico comunista y dejar que los chinos se enriquecieran, rechazando así el componente económico del marxismo, más no el político.
Se le atribuye la frase: “No importa si un gato es negro o blanco, siempre que atrape ratones”, es decir, no importa que las empresas sean privadas o estatales, lo importante es que creen riqueza. También le atribuyen la frase: “Hacerse rico es glorioso“, pero en realidad lo que dijo fue que había que permitir que la gente se enriqueciera.
Bajo la idea de un “socialismo con características chinas”, a partir de 1979, Deng impulsó una serie de reformas económicas, centradas en la agricultura, la liberalización del sector privado, la modernización de la industria y la apertura de China al comercio exterior. El PCC decidió abrir el país a la inversión extranjera y permitir el funcionamiento de la empresa privada, privatizando la mayoría de las empresas estatales. Los capitales extranjeros fluyeron en una corriente interminable para aprovechar los pírricos salarios y los incentivos ofrecidos por el gobierno chino. Cienes de empresas se trasladaron a China desde Europa, Estados Unidos, Japón y otras economías desarrolladas, estableciéndose en zonas geográficas designadas por el gobierno, que se convirtieron en polos de desarrollo económico. Otras trasladaron ahí parte de sus operaciones. China se convirtió así en la “fábrica del mundo”
Se crearon millones de nuevos empleos en China, pero también desaparecieron muchos, ciertamente en menor cantidad, en los países desde donde se movieron las empresas. Rápidamente, las tecnologías importadas fueron copiadas –con ayuda del Estado- y así también se desarrollaron miles de empresas chinas. Al producir con menores costos, las empresas extranjeras con operaciones en China y las nacionales, pudieron vender más en el mercado internacional desplazando a buena parte de sus competidores. De esa forma, la economía creció durante décadas a tasas nunca vistas y sacó de la pobreza a cienes de millones de chinos, convirtiendo al país en la segunda economía mundial, por su tamaño.
Desde que China comenzó a abrirse y reformar su economía en 1978, el crecimiento del PIB ha promediado casi un 10 por ciento anual y más de 850 millones de personas han salido de la pobreza.
Hoy, China es un país de ingresos medianos altos y la segunda economía más grande del mundo. Pero su ingreso per cápita sigue siendo solo una cuarta parte del de los países de ingresos altos, y alrededor de 373 millones de chinos viven por debajo del umbral de pobreza de ingresos medios-altos de 5,50 dólares al día. China también está rezagada en productividad laboral y capital humano. La desigualdad de ingresos ha mejorado durante la última década, pero sigue siendo relativamente alta.El Banco Mundial en China
En 2018 el ingreso per cápita es de US$ 18,210, mucho menor a los US$ 46,304 de la zona del Euro y a los US$ 61,162 de América del Norte.
El sector privado es la fuente principal del crecimiento económico.
Según un artículo publicado por el Foro Económico Mundial: El sector privado de China, que se ha estado acelerando desde la crisis financiera mundial, ahora está sirviendo como el principal impulsor del crecimiento económico de China. La combinación de los números 60/70/80/90 se usa con frecuencia para describir la contribución del sector privado a la economía china: contribuyen con el 60% del PIB de China y son responsables del 70% de la innovación, el 80% del empleo urbano y proporcionan 90 % de nuevos empleos. La riqueza privada también es responsable del 70% de la inversión y del 90% de las exportaciones. Dr Rainer Zitelmann. “Here in China, Hardly Anyone Still Believes in Karl Marx’s Ideas.” — A Travelogue
“La expansión del alcance de los mercados y el creciente papel de las empresas privadas que operan en estos mercados ha sido una fuente importante (si no la principal) de crecimiento económico en la era de la reforma (Lardy 2014). El papel de los mercados en China ciertamente se ha expandido desde principios de los años ochenta. China ha pasado de un sistema en el que casi todos los precios importantes se establecieron administrativamente, con escasa atención a la oferta y la demanda subyacentes, a uno en el que los mercados determinan los precios de prácticamente todos los bienes y servicios y, más recientemente, también la mayoría de los factores de producción. . En este entorno cada vez más impulsado por el mercado, las empresas privadas se han convertido en la fuente dominante del crecimiento de la producción, el empleo y las exportaciones. Por otro lado, otros estudios han enfatizado la continua centralidad de la planificación estatal y las empresas controladas por el estado (Comisión de Revisión Económica y de Seguridad de EE. UU. Y China 2015).” Nicholas Lardy. The Changing Role of the Private Sector in China.
De modo que el milagro económico chino se debió fundamentalmente al flujo de la inversión y la tecnología extranjera, aprovechando los bajos salarios e incentivos, produciendo y vendiendo más barato al mercado internacional. Eso en cuanto a la economía se refiere.
El crecimiento chino les debe mucho a los inversores extranjeros (muchas veces chinos ellos mismos). ¿Por qué éstos prefieren China a India en una relación matemática de 12 a 1? Porque se enriquecen más rápido en China que en India: el Partido Comunista tramita rápidamente las formalidades, pone a disposición de los inversores masas de asalariados dóciles, no se preocupa ni por los derechos sociales ni por el medio ambiente. Es la ventaja de una administración autoritaria. En la India democrática, donde los ciudadanos tienen derechos, todo se torna por esto más lento. A largo plazo, India es más previsible que China, sin riesgo político mayor. Pero las ganancias rápidas se consiguen sólo en China. Guy Sorman. China: El Imperio de las Mentiras. 2012.
Las ganancias se aseguraban con costos de mano de obra más bajos, necesarios para inundar los mercados globales con menores precios. Lo de rápidas es discutible. Sin embargo, esa fue la zanahoria que el gobierno chino mostraba a los inversionistas. De hecho, con solamente crear más empleos, las empresas extranjeras estaban sacando de la pobreza a millones de chinos. Un buen trato de “ganar-ganar”, desde el punto de vista de los empresarios.
Abandonar el comunismo y adoptar reformas basadas en el mercado. Tales políticas han cumplido más objetivos humanitarios de lo que cualquier socialista o organización benéfica podría soñar.
… Sacar al gobierno del camino y permitir que las personas realicen negocios de la manera que consideren adecuada ha hecho más por China que cualquier programa gubernamental.
Una línea de tiempo proporcionada por Reuters demuestra lo que sucede cuando se introduce más libertad económica en China cuando señala
“1980: La ciudad sureña de Shenzhen se convierte en la primera” zona económica especial “en experimentar con políticas de mercado más flexibles y en cuestión de años se transforma de un pueblo de pescadores en una potencia de fabricación y envío”. Ethan Yang. Reflexionando sobre el comunismo después de 103 años.
Sin embargo, el crecimiento tiene su lado negativo.
En los últimos años, el crecimiento se ha moderado frente a las limitaciones estructurales, incluida la disminución del crecimiento de la población activa, la disminución de los rendimientos de la inversión y la desaceleración de la productividad. … China es el mayor emisor de gases de efecto invernadero y su contaminación del aire y el agua afecta a otros países. El Banco Mundial en China
Pero si se analizan los efectos en los trabajadores de las empresas que trasladaron sus operaciones, estos fueron nefastos para ellos. La contrapartida fue “una enorme oleada de desempleo y cierre de fábricas en Estados Unidos conocida como el “shock chino”. Los estados del llamado “cinturón de óxido” en Estados Unidos, el antiguo cinturón industrial que respaldó a Trump en 2016, se llevaron la peor parte.” asegura BBC News en “China es una amenaza mayor que la Unión Soviética”
Esta fue la causa para que los Estados Unidos impusieran mayores aranceles a las importaciones de China en 2018, iniciando una guerra comercial.
Sin embargo, mientras facilitaba la inversión extranjera, el gobierno chino paralelamente implementaba su verdadera estrategia de largo plazo: la apropiación de la tecnología extranjera para convertirse en una potencia tecnológica.
Según Daniel Kliman, hubo un alto precio que pagar para esas compañías: “China las ha forzado a entregarles su tecnología, su propiedad intelectual”, asegura.
“Hasta las empresas que no reubicaron su producción se dieron cuenta que, de alguna manera, China se apoderó de sus secretos comerciales. Los organismos de seguridad en EE.UU. tienen una larga lista de acusaciones contra individuos y compañías chinas por espionaje y piratería informática.
El director del FBI, Christopher Wray, recientemente informó al Congreso de EE.UU. que hay más de mil investigaciones en marcha sobre robo de propiedad intelectual a empresas estadounidenses que conducen a China.
El gobierno de EE.UU. estima que el valor total de la propiedad intelectual robada por China en solo cuatro años y hasta 2017 es de US$1,2 billones.
“Cuando las compañías se enteran de que sus patentes están siendo saqueadas, cuando sus productos son copiados con retroingeniería, cuando se apropian de sus procesos de investigación y desarrollo, cada vez más compañías concluyeron que asociarse con China no resultaba beneficioso y en realidad podría ser completamente negativo”, afirma.
Con fuentes en el seno del gobierno estadounidense, el analista económico Ray Bowen dice haber notado un cambio de parecer a finales de 2015. Las personas que antes habían abogado por estrechar los vínculos con China ven ahora con alarma lo rápido que el país asiático les alcanza.
Al mismo tiempo, en el Pentágono, el brigadier general Robert Spalding lideraba un equipo de personas que intentaban formular una nueva política de seguridad nacional para lidiar con el ascenso e influencia de China.
Ya retirado del Ejército, Spalding escribió un libro llamado “Stealth War, How China Took Over While America’s Elite Slept” (Guerra silenciosa. Cómo China tomó el poder mientras la élite estadounidense dormía”).
Cuando se le pregunta sobre la amenaza que plantea Pekín a los intereses de EE.UU., el general Spalding es claro: “Es la amenaza existencial más consecuente desde el partido nazi en la Segunda Guerra Mundial”.
“Creo que es una amenaza mucho mayor que lo que la Unión Soviética jamás pudo ser. Como la segunda economía del mundo, su alcance, particularmente dentro de los gobiernos y en todas las instituciones de Occidente, sobrepasa por mucho cualquier cosa que los soviéticos fueron capaces de lograr”. ” BBC News. “China es una amenaza mayor que la Unión Soviética”
Según el afamado columnista Fareed Zakaria, en un artículo del 24 de octubre de 2019, “China ha sido la segunda mejor fuente de vitalidad económica del mundo, detrás de Estados Unidos. Pero desde que Xi Jinping ascendió a la presidencia en 2013, el país se ha alejado de las reformas clave del mercado. Nicholas Lardy, del Instituto Peterson, ha demostrado que, en los últimos años, Beijing ha prodigado crédito y apoyo a empresas estatales y hambreado al sector privado de recursos. El resultado, concluye Lardy, ha sido una desaceleración significativa en el crecimiento chino, que está empeorando. Y China es tan grande ahora que su desaceleración tiene efectos expansivos lejos de sus fronteras. Una razón principal de los problemas de Alemania es la caída de la demanda china de sus productos.” Esto, indudablemente, también ha repercutido en América Latina.
El PCC conservó el legado marxista-leninista del monopolio del poder, y su papel de conductor del pensamiento y la acción de los individuos de la sociedad para someterlos a su visión totalitaria y mantener así los privilegios de la élite partidaria.
Ahora es necesario echar una mirada a lo que ha pasado en la sociedad, especialmente a la vida de los individuos, en un relato de Guy Sorman.
“De viaje por China, tres siglos después de que arribaran los jesuitas fundadores, los escritores Roland Barthes, Philippe Sollers, Jacques Lacan, entre muchos otros de su tribu, lograron no ver nada. En plena guerra civil, llamada “Gran Revolución Cultural”, Maria-Antonietta Macciocchi, que pasaba por una autoridad intelectual en Italia y en Francia, escribió: “Luego de tres años de desorden, la Revolución Cultural inaugurará mil años de felicidad”. Los nuevos filósofos, como Guy Lardreau y Christian Jambet, vieron en Mao una resurrección de Cristo y en el Pequeño libro rojo, una reedición de los Evangelios; su enfoque metafórico del maoísmo era la exacta simetría de la interpretación del confucianismo que habían hecho los jesuitas, un viaje de retorno de lo imaginario. Jean-Paul Sartre, siempre sensible a la estética de la violencia, fue evidentemente maoísta sin ni siquiera tener la necesidad de ir a China. “Un tonto sabio es más tonto que un tonto ignorante”, escribió Molière. No fueron todos ingenuos en esta segunda “invención” de China. En esos mismos años de 1970, el escritor belga Pierre Ryckmans, alias Simon Leys, y René Viénet, cineasta y autor del film Chinois, encore un effort pour être révolutionnaires! (un decálogo en imágenes de la propaganda maoísta), observaban, entre otros indicios, que los cadáveres atados unos a los otros que arrastraba el río de las Perlas llegaban hasta la bahía de Hong Kong. No hicieron falta informaciones escritas sobre las masacres para aquellos que querían consultarlas; pero ellos conocían la China real, lo que volvía sus propósitos y sus denuncias del maoísmo menos inoportunos que las fantasías jesuítico-izquierdistas. En 1971, René Viénet y Chang Hing-ho publicaban en su colección, la “Biblioteca asiática”, Les Habits neufs du président Mao de Simon Leys, que se convirtió en un clásico del análisis de la dictadura maoísta. Como en los tiempos del gulag soviético y de los campos de concentración nazis, era imposible ignorar los crímenes maoístas en el mismo instante en que se los cometía.
Sin duda hacía falta ser maoísta en los años setenta, como se fue, en la Europa del siglo XVIII, adicto a la chinoiserie (una moda inocente), y a mediados del siglo XX, compañero de ruta del estalinismo. De nuevo hoy, sin haber cambiado mucho nada, vemos la tercera “invención” de China.
Las delegaciones de los hombres de Estado y de los hombres de negocios que se suceden en Pekín, ¿ven mejor a China que los jesuitas de anteayer y que los intelectuales progresistas de ayer? No es para nada seguro. El interés los motiva, así como el provecho y la razón de Estado, … Un cierto asombro se apodera siempre de las delegaciones occidentales que llegan a Pekín, que fomentan los huéspedes comunistas, expertos en la escenificación del recibimiento tal como lo hacían los emperadores y Mao Zedong. Uno se queda perplejo ante esa abdicación del espíritu crítico de los oficiales occidentales en China: este país no es más “exótico” que África o India, y desde una veintena de años, lo es menos.
Pero la Gran China de fantasía todavía oculta a la China real. Las delegaciones actuales, como los jesuitas de anteayer, sólo tratan con la corte y sus mandarines; los de hoy son sólo menos refinados que sus predecesores: los dirigentes comunistas son brutales en su manera de ser y de dirigir el país. Para el visitante, en la China real, que es vasta, existen regiones prohibidas, informaciones censuradas, los interlocutores son reticentes o están bajo control. Se les permite a los chinos expresarse a título personal, criticar el régimen, a condición de que esta información no circule y que no se organice, que no se sistematice. Toda organización no comercial, cualquiera sea el motivo, social, religioso, cultural, está prohibida por el Partido Comunista; los promotores de las organizaciones a menudo son enviados a prisión sin que siquiera se les conceda un juicio. La China real, la que habitan los chinos, está en manos de un Partido siempre totalitario, de sus oficinas de Seguridad, de su departamento de Propaganda. Ésta es por lejos la administración más eficaz con la que cuenta el país. Los extranjeros consumen lo que ella administra: estadísticas económicas inverificables, elecciones fraudulentas, epidemias disimuladas, pretendida paz social, pretendida ausencia de toda aspiración a la democracia…
¿Qué piensan los chinos, el 95 por ciento que no integra el Partido Comunista, los millones y millones que siguen siendo libres de espíritu y campesinos pobres? En un país totalitario, no se puede medir la insatisfacción, la oposición, el odio hacia el Partido. Pero está permitido ir al encuentro de individuos con el enorme coraje de expresar su anhelo de libertad: y eso hemos hecho; la investigación tiene sus riesgos, pero no es imposible. Otros se han consagrado a esto, periodistas, sociólogos, economistas, y llegaron a la misma conclusión: a los chinos no les gusta el Partido Comunista, la inmensa mayoría prefiere otro régimen menos corrupto, más igualitario. La proporción de quienes sacan provecho del desarrollo económico es tan poca que la gran masa de los chinos manifiesta un sentimiento de profunda injusticia, más poderoso que la esperanza en el progreso individual.
… A estos hombres y mujeres que aman la libertad —a quienes di un lugar de privilegio en esta investigación—, la colusión de los gobiernos occidentales con el Partido Comunista les resulta incomprensible. ¿Cómo es posible —me preguntan muchas veces— que hayan olvidado tan rápido la masacre de Tiananmen? A las familias no les dieron ni siquiera los cuerpos de las víctimas. ¿Dudamos un instante de que el Partido, si se sintiera amenazado, recurriría de nuevo al ejército? ¿Sabemos nosotros que por todas partes de China hay revueltas de agricultores en los campos, y de obreros en las fábricas, en contra del Partido? ¿Ignoramos que las religiones son reprimidas, que miles de sacerdotes, pastores y fieles de tal o cual culto son internados sin juicio previo en “centros de reeducación por el trabajo”? ¿Somos sensibles o no al abandono sin ningún tipo de cuidado de centenares de miles de víctimas del sida, a la suerte de los millones de jóvenes campesinas condenadas a la prostitución para —entre otras cosas— atraer a los inversores extranjeros? ¿Cómo interpretamos la emigración, todos los años, de millones de chinos, desde los más educados hasta aquellos de educación rudimentaria? ¿Conocemos el número, en millones de divisas, que los dirigentes del Partido roban a los trabajadores chinos para invertir en el extranjero y vivir fuera de China, donde a menudo ya se encuentran sus familias anticipándose a un golpe de Estado?
Sería incorrecto esquivar estos interrogantes, bajo la ficción de que se trata de asuntos interiores de China, ya que el destino de este país depende en gran parte de las decisiones tomadas en Occidente: sin las inversiones extranjeras, sin la importación de productos chinos, el desarrollo económico del país se vería interrumpido; el 60 por ciento de las exportaciones de China se efectúa por intermedio de empresas extranjeras; la supervivencia del Partido Comunista es tributaria de la relación privilegiada que tiene con quienes deciden en Occidente. Esto explica la energía que pone el Departamento de Propaganda en seducir a la opinión pública en Occidente o en comprarla.
,,, Pero el pueblo sabe cuántas cosas siguen estando en manos del Partido, cuántas están expuestas a los humores y las luchas de los dirigentes y las facciones; en el vecindario, el pueblo, la empresa, todo individuo sigue a merced del pequeño jefe local. Si los chinos pudieran, arrojarían a estos apparatchiks al cubo de basura de la Historia. No pueden hacerlo, aunque algunos sin embargo lo dicen, y esto exige de su parte un coraje inaudito.
…el Partido chino se convirtió en una dinastía no hereditaria donde las generaciones se suceden ahora sin violencia; ha llegado también a cambiar su base, pasando sin perturbación de la utopía al desarrollo, del militantismo a la tecnocracia, mejorando en el proceso sus capacidades de gestión de la economía, de la defensa nacional y de los movimientos sociales. Guy Sorman. China: El Imperio de las Mentiras. 2012.
Un artículo de BBC Mundo informa sobre la intervención en la economía del “capitalismo estatal” chino:
“Económicamente China hoy está más cerca del capitalismo que del comunismo”, dice a BBC Mundo Kelsey Broderick, analista experta en China de la consultora Eurasia Group.
“Es una sociedad de consumo, lo que es totalmente opuesto al comunismo”, opina.
Sin embargo, Broderick advierte que, aunque a primera vista la economía china parece completamente capitalista, “si remueves la primera capa, puedes sentir la pesada mano del Partido“.
La “mano invisible” del PCCh está en todos los aspectos de la economía. Aunque las capas más bajas funcionan de manera más cercana al capitalismo, el control es definitivamente más visible en lo alto de la pirámide económica: el Estado determina, por ejemplo, el precio del yuan y quién puede comprar divisas.
Es el que controla las empresas más grandes del país, que manejan los recursos naturales.También es oficialmente el dueño de toda la tierra, aunque en la práctica las personas pueden poseer propiedades privadas. Y controla el sistema bancario, por lo que decide a quién se le otorga préstamos.
Incluso las empresas privadas chinas deben someterse a inspecciones estatales y tienen “comités partidarios que pueden influenciar la toma de decisiones”, cuenta Broderick.
Esto último también ocurre con algunas firmas extranjeras, en el caso de que tengan tres o más miembros del PCCh empleados (una situación no poco común teniendo en cuenta que la formación tiene casi 90 millones de miembros).
Según el gobierno de Donald Trump, China utiliza a su principal empresa privada para espiar a otros países, acusación que Huawei rechaza. Este borroso límite entre lo privado y lo estatal está detrás de la controversia que hoy afecta a Huawei, luego de que EE.UU. acusara a la empresa privada más grande de China de ser un frente para el espionaje estatal (algo que la compañía niega).
Estos rasgos socialistas que aún persisten en el modelo económico chino, y que han llevado a que muchos analistas lo tilden de “capitalismo estatal”, también han exacerbado la guerra comercial entre China y EE.UU.
Si bien el conflicto se centra en la balanza comercial, muy inclinada a favor de Pekín, Washington y otros socios comerciales de China reclaman por las enormes ayudas estatales que reciben las empresas privadas chinas, y que las ponen en ventaja con respecto a sus rivales internacionales.
“Las empresas privadas chinas tienen una doble ventaja: toman créditos de bancos públicos y reciben subsidios energéticos de las empresas estatales que controlan toda la producción de energía del país”, señala el periodista y analista internacional Diego Laje.
Laje, quien fue presentador en la Televisión Central de China (CCTV) en Pekín y corresponsal para Asia de la cadena estadounidense CNN, considera que China “no se puede llamar capitalista porque no cumple con los requisitos y compromisos de la Organización Mundial del Comercio (OMC)”, a la que se adhirió en 2001 y que aún no lo reconoce como “economía de mercado”. ¿Cuán comunista es realmente China hoy?
El mismo artículo de BBC Mundo habla del fortalecimiento del sistema político comunista en China.
Fraser Howie, coautor del libro “Capitalismo Rojo: las frágiles bases financieras del extraordinario crecimiento de China”, advierte que el mandatario chino se está alejando del capitalismo.
“Xi quiere que un Estado fuerte esté a cargo. Simplemente no cree en las fuerzas del mercado como una solución a los problemas, ni ve ningún espacio en el que el Partido Comunista no pueda o no deba intervenir”, dijo al diario South China Morning Post (SCMP), el principal periódico en inglés de Hong Kong.
“Están aumentando los niveles de represión y control y se ha perfeccionado la tecnología para que hoy China sea un Estado policial perfecto“, considera.
El columnista del SCMP Cary Huang afirma que Xi se muestra como un “defensor del libre mercado y la globalización económica” en el exterior, pero “en su país de origen lidera una campaña para adoctrinar a la nación con ideologías de marxismo, leninismo y Mao”.
Según Huang, el presidente chino ha logrado convertirse en un “sabio espiritual del comunismo, a la par de Mao y superior a Deng” y su “entusiasmo por la ortodoxia comunista” podría tener que ver con sus deseos de “justificar lo que probablemente termine siendo un gobierno de por vida, de estilo monárquico” ¿Cuán comunista es realmente China hoy?
Otro artículo de BBC Mundo se refiere a lo expresado por el economista János Kornai, uno de los asesores para la reforma económica china:
En una reciente carta abierta publicada en el diario Financial Times, Kornai señaló a los economistas occidentales como responsables de la “pesadilla” en la que se ha convertido el modelo económico y social chino que lidera el presidente Xi Jinping, al que acusa de tener un estilo de hacer las cosas de “reminiscencias estalinistas”.
En esa columna, Kornai denunció que los juicios amañados se extienden en China, que cualquier prisionero puede ser torturado y que las ejecuciones son de nuevo muy comunes en el país.
“Muchos de nosotros todavía cargamos con la responsabilidad moral de no haber protestado contra la resurrección del monstruo chino, o incluso peor, por haber tenido un papel activo como asesores”, escribió el profesor, que fue clave en las reformas chinas de los años 80.
Kornai cree que los economistas que ayudaron a China en el pasado fueron como ese doctor Frankenstein que en la novela de la escritora inglesa Mary Shelley resucita de la muerte al “engendro”.
En una entrevista con BBC Mundo, el economista afirma que ese “monstruo” se ha ido revelando poco a poco y es ahora, “cuando el nuevo régimen, de línea dura, llegó al poder” o cuando China “cambió la ley para que Xi Jinping pudiera permanecer en el poder el resto de su vida”, cuando vemos claramente el rumbo que ha adoptado la segunda economía del mundo.
Para el profesor, una de las cosas que han vuelto más peligrosas a China es que sus “líderes han anunciado que están regresando al antiguo sistema totalitario. Abogan, como su propio eslogan indica, por: ‘¡Larga vida al partido de Marx, Engels, Lenin, Stalin, Mao y Xi!'”.
“A lo que tenemos que prestar atención es a la dinámica del proceso y si es negativo o positivo: un drástico endurecimiento ha sustituido a la lenta moderación política. Si un liderazgo es tan feroz, puede hacer lo que le plazca. En consecuencia, China reclama para sí la hegemonía mundial”, le cuenta Kornai a BBC Mundo.
La humanidad está en continuo progreso, pero no siempre ha sido así.
La riqueza generada en tan solo 150 años ha sacado de la pobreza extrema a gran parte de la humanidad. Antes de 1820 todas las personas eran pobres. Solo una pequeña minoría era rica: los monarcas, nobles, aristócratas y autoridades religiosas. La desigualdad económica en las sociedades pre modernas era extremadamente alta y la persona promedio vivía en condiciones que hoy llamaríamos pobreza extrema. El siguiente gráfico muestra que durante el milenio anterior (del año 1,000 al 2,000, la riqueza creada se mantuvo casi estática durante 800 años. Es después del año 1800 que el crecimiento económico empieza a acelerarse. Pero es a partir de 1900 que crece más rápidamente.
Hoy, con la ingente cantidad de datos que miden los indicadores económicos de los países, se conoce más precisamente la evolución de la economía en el mundo. Desde 1870, ciento cincuenta años después, la creación de riqueza se ha multiplicado doce veces, como promedio mundial
Durante milenios, desde la época romana hasta la Edad Media y el Renacimiento, los humanos lucharon por sobrevivir con el sudor de su frente, a menudo sólo sobrellevando una rudimentaria existencia. Estaban constantemente protegiéndose contra la muerte prematura, las enfermedades, el hambre, la guerra y los salarios de subsistencia. Sólo unos pocos afortunados —principalmente gobernantes y aristócratas— vivían vidas tranquilas, e incluso esos estaban crudos según las normas modernas. Para el hombre común, poco cambió a lo largo de los siglos. Los salarios reales per cápita eran prácticamente los mismos, año tras año, década tras década. Durante esta época, cuando la vida promedio era de apenas cuarenta años, el escritor inglés Thomas Hobbes calificó con razón la vida del hombre como “solitaria, pobre, desagradable, brutal y corta”. Mark Skousen. “The big three in economics: Adam Smith, Karl Marx, and John Maynard Keynes” (2007)
“En los dos siglos transcurridos desde 1820 hasta ahora, la disponibilidad de bienes y servicios sencillamente explotó. No se trató de cambios menores: hubo enormes cantidades de cambios, porantes de 1820, las personas nacían y morían prácticamente en el mismo mundo. Desde que nacían hasta que morían, el mundo no cambiaba mucho. Pero a partir de 1820, comenzó a transformarse vertiginosamente.” Jim Yong Kim, Presidente del Grupo Banco Mundial. Discurso en American University. Washington, 10 de abril de 2018.
“Durante el siglo XIX, el llamado “capitalismo” aumentó el salario real del trabajador británico en un 400 por ciento; El salario real promedio del trabajador estadounidense aumentó, entre 1840 y 1951, de dieciocho a ochenta y seis centavos por hora. Un buen hada difícilmente podría haber trabajado más rápido.” Max Eastman. Reflections on the Failure of Socialism. 1940.
Para tomar un período más reciente, el PIB per cápita ha pasado de $5,494 en 1990 a $17,913 en 2018, es decir se ha multiplicado 3.3 veces en tan solo 28 años. Sin embargo, el crecimiento no ha sido igual en los países y regiones. Aun así, todos han crecido. Europa Occidental creció 16 veces, Estados Unidos y América Latina 14 veces.
En sólo los últimos 20 años, el crecimiento económico ha sido fenomenal, al mismo tiempo que se redujeron las diferencias en la distribución de riqueza entre países.
“La riqueza mundial creció aproximadamente un 66 % entre 1995 y 2014 (de USD 690 billones a USD 1140 billones en dólares estadounidenses constantes de 2014 a precios de mercado). La proporción de la riqueza mundial de los países de ingresos medianos está creciendo: pasó del 19 % al 28 % entre 1995 y 2014, mientras que la proporción de la riqueza mundial de los países de ingreso alto de la OCDE disminuyó del 75 % al 65 %.
De acuerdo con las últimas estimaciones, el 10 % de la población mundial vivía con menos de USD 1,90 al día en 2015, en comparación con el 11 % en 2013. Esta proporción es inferior al valor de casi 36 % registrado en 1990. En la actualidad, casi 1100 millones de personas menos viven en la pobreza, en comparación con 1990. En 2015 había 736 millones de personas que vivían con menos de USD 1,90 al día, cifra inferior a los 1850 millones de 1990.” Banco Mundial. Pobreza: panorama general (2019)
“Nunca, en toda la historia de la humanidad, el planeta Tierra había tenido una tasa de pobreza extrema tan baja como la que tenemos en el 2015. La tasa de pobreza extrema mundial se ha dividido por 5 desde 1970 y se ha dividido por 2 desde 1990. Es decir, los objetivos del milenio que pedían que la pobreza se dividiera por dos entre 1990 y 2015 se consiguieron. El éxito fue tan rotundo que a septiembre de 2015, las Naciones Unidas propusieron un nuevo objetivo para la humanidad: erradicar la pobreza extrema en 2030.” Xavier Sala i Martin. Economía en Colores (2015)
Otra comparación interesante muestra que en los primeros 1800 años de la era cristiana, el ingreso per cápita prácticamente no creció. El crecimiento se ha producido en los últimos 200 años y su tasa de crecimiento se ha ido acelerando, como muestra el siguiente gráfico.
Como consecuencia, el tiempo necesario para que se dupliquen los ingresos se ha venido reduciendo, pasando de 107 años de 1800 a 1900, a 23.5 años en los años transcurridos desde 2000 hasta 2014. De continuar la tendencia, para 2030 el ingreso per-cápita se estaría duplicando cada 14 años, o menos.
¿Qué es lo que ha causado el progreso? Lo podemos atribuir a la innovación tecnológica. Como veremos, han sido las sucesivas innovaciones tecnológicas introducidas las que han multiplicado la cantidad y diversidad de bienes y servicios, llenando cada vez más necesidades para cada vez más personas en el mundo.
El despegue de las innovaciones tecnológicas empieza con la abolición del régimen feudal y su sustitución por el capitalismo. Como lo dijo Marx en 1948, “La burguesía, durante su gobierno de escasos cien años, ha creado fuerzas productivas más masivas y colosales que todas las generaciones anteriores juntas“. Esas fuerzas productivas fueron creadas por la introducción de nuevas tecnologías.
Las sucesivas oleadas de cambios tecnológicos desde los inicios de la primera revolución industrial se han originado en países capitalistas, es decir, en economías donde empresas privadas compiten en el mercado para vender sus productos a los consumidores. Las empresas privadas y los empresarios han sido los motores fundamentales para que las innovaciones tecnológicas se hagan realidad.
Sin embargo, para muchas personas, el progreso no se ve. Y puede que tengan razón si viven en países donde la economía ha retrocedido y la pobreza ha aumentado. Pero ese no es el caso de gran parte del mundo. También, solo podemos ver el progreso desde nuestra propia perspectiva limitada al tiempo que hemos vivido y comparar la situación presente con la memoria de nuestro pasado. Otro aspecto que incide en desconocer el progreso es que muchas de las cosas o servicios que hoy tenemos o usamos ya las percibimos como dadas pues siempre hemos disfrutado de ellas, cuando la verdad es que hace 50, 100 o más años no existían. Agreguemos a esto la influencia de los medios de comunicación que solamente publican los aspectos negativos, los sucesos de nota roja que acaparan la atención de la audiencia: guerras, crímenes, desastres, accidentes, contaminación, desempleo, inflación, desigualdad, etc., con lo cual el mundo nos parece cada vez peor que antes.
A esto se refiere Steven Pinker en su conferencia en TED Talk “El mundo, ¿está mejorando o empeorando? Una mirada a los números”:
Siempre pueden engañarse y ver un deterioro si comparan los titulares sangrientos del presente con las imágenes color de rosa del pasado. ¿Cómo se ve la trayectoria del mundo si medimos el bienestar a lo largo del tiempo usando un criterio constante?
Durante el año pasado (2017) hubo 12 guerras en curso, 60 autocracias, un 10 % de la población mundial viviendo en extrema pobreza y más de 10 000 armas nucleares. Pero hace 30 años había 23 guerras, 85 autocracias, un 37 % de la población mundial viviendo en extrema pobreza y más de 60 000 armas nucleares. …
Angus Deaton nos ofrece una visión de las diferencias de crecimiento económico en los países.
Desde el término de la segunda Guerra Mundial, que dejó a gran parte de Europa en desorden económico y social, los países más ricos del mundo han crecido rápidamente, primero reparando el daño y después avanzando hacia nuevos niveles de prosperidad. También han tendido a converger en su crecimiento, y las diferencias entre sí actualmente son pequeñas en comparación con las diferencias entre ellos y el resto del mundo.
Naturalmente, cuando incluimos a los países pobres la variedad de ingresos promedio es mucho más grande… . cuando analizamos a todos los países transversalmente, la dispersión de ingresos promedio —la desigualdad de ingreso país por país a nivel internacional— no disminuye a través del tiempo.
Las tasas de crecimiento en los países pobres no han sido más bajas que las de los países ricos, y en ocasiones han sido más altas, pero mientras algunos países han crecido rápidamente y están en el camino para alcanzar a los ricos, otros se han retrasado más y más. La diversidad de la experiencia de crecimiento ha sido mucho mayor en los países más pobres. Algunos países han sido capaces de aprovechar las oportunidades para cerrar la brecha con respecto a los países ricos. Un grupo de países asiáticos —China, Hong Kong, Malasia, Singapur, Corea del Sur, Taiwán y Tailandia—, así como un país africano, Botswana, crecieron a más de 4% al año de 1960 a 2010 —un incremento de más de siete veces el ingreso promedio durante cinco décadas—. Al mismo tiempo, la República de África Central, la República Democrática del Congo (RDC), Guinea, Haití, Madagascar, Nicaragua y Níger en realidad eran más pobres en 2010 que hace medio siglo, y hay otros países que casi seguramente son parte de este grupo, pero para los cuales los datos no existen. (Probablemente Afganistán, Djibuti, Liberia, Sierra Leona y Somalia son candidatos para integrar este grupo, así como varios de los países que en 1960 eran parte de lo que entonces se llamaba el Bloque del Este.)
Dos de las naciones de más rápido crecimiento son China y Singapur, pero la primera tiene una población que es más de 300 veces la de la segunda. La India, el otro gigante, no se expandió tan pronto ni tan rápidamente como China, pero ha crecido a una tasa mayor que el doble del promedio mundial desde 1990. Aunque China y la India sólo son dos países, su rápido crecimiento a fines del siglo significó que alrededor del 40% de la población mundial vivía en países que estaban desarrollándose muy velozmente. En contraste, en el extremo “malo” de la distribución del crecimiento, los países que han estado retrocediendo son pequeños en muchos casos (aunque hay excepciones, como la RDC, que es grande y es un fracaso espectacular).
Al analizar las tasas de crecimiento —no en términos de cuántos países han tenido crecimiento elevado, sino en términos de cuántas personas han experimentado el crecimiento elevado—, el crecimiento global asume una apariencia más color de rosa. El país promedio creció 1.5% al año durante el medio siglo posterior a 1960, pero la persona promedio vivió en un país que crecía 3% al año. China y la India, donde vive mucha gente, han crecido mucho más velozmente que el país típico. Angus Deaton. El Gran Escape. 2015.
Un factor fundamental para el progreso económico mundial ha sido lo que se conoce como globalización. ¿Qué es la globalización?
Cuando dentro de unos años los historiadores miren hacia atrás y se pregunten cuál fue el producto más emblemático del año 2000, seguro que llegarán a la conclusión de que fue el teléfono móvil. Millones de personas del mundo entero han pasado a depender de un aparato que hace poco ni tan siquiera existía. El teléfono móvil simboliza aquello que muchos denominan la globalización. Representa unas nuevas tecnologías que incluyen el ordenador, la red de Internet y la ingeniería genética. El teléfono móvil representa la comunicación constante, prácticamente instantánea y muy barata entre cualquier punto del planeta y permite saber lo que sucede en cualquier parte del globo de manera casi inmediata. El teléfono móvil representa la producción transnacional: la empresa que los produce puede tener capital finlandés, utilizar tecnología norteamericana, producir cada una de las partes que constituyen el aparato en una docena de ciudades donde se contratan a trabajadores que hablan una docena de idiomas distintos, montar los aparatos en Helsinki y vender el producto final por todos los países del mundo. La mundialización de los procesos productivos conlleva que el planeta entero se esté convirtiendo en un único mercado global donde los capitales, las tecnologías, la información, los trabajadores y los productos saltan de un país a otro aparentemente sin posibilidad de ser detenidos.
Y todo esto es lo que representa la globalización, que podría definirse como la situación en que existe el libre movimiento internacional de cinco factores: el capital, el trabajo, las tecnologías, el comercio y la información.
… Si la globalización es la situación en la que ni las distancias físicas ni las fronteras impiden el movimiento de mercancías, capitales, personas, capital e información, ¡el mundo actual no es, ni de lejos, un mundo totalmente globalizado! Lo que sí es cierto es que estamos viviendo un proceso que nos lleva hacia una mayor globalización. Xavier Sala i Martin. Economía liberal para no economistas y no liberales (2001)
La globalización económica se refiere a la creciente interconexión de los mercados en diferentes países. Este proceso se refleja en el crecimiento del comercio internacional y la inversión extranjera y, especialmente, en el aumento de los flujos financieros internacionales.
La característica común en todos estos procesos es la enorme movilidad internacional del capital. La mayor movilidad internacional del capital afecta tanto a la producción como a las finanzas. … La inversión extranjera incluye los gastos en el extranjero en activos productivos, independientemente de su nacionalidad, …
En contraste, la globalización de las finanzas implica préstamos bancarios internacionales e inversiones de cartera, que son compras por extranjeros de acciones, bonos y cuentas bancarias. En resumen, la globalización de las finanzas se refiere exclusivamente a los flujos monetarios, mientras que la globalización de la producción implica tanto la inversión extranjera directa como el comercio internacional.
Otro aspecto de la globalización es la vigorosa entrada en el sistema capitalista mundial de una serie de grandes países y regiones que anteriormente habían sido sospechosas o hostiles a este sistema económico. La República Popular China sigue siendo un país comunista en el que su esfera política está totalmente dominada por el Partido Comunista Chino. Pero su economía sólo puede caracterizarse como capitalista, ya que las empresas privadas están en auge, los especuladores inmobiliarios y los desarrolladores controlan el mercado de la propiedad en las principales ciudades, y las corporaciones transnacionales de los Estados Unidos, Japón y Europa han acudido a China. Los países de Europa del Este y Rusia, el antiguo bloque soviético, que rápidamente pasó de socialista a capitalista después de 1989, han implementado planes integrales para privatizar lo que era propiedad estatal. Muchos de estos países son ahora miembros de la Unión Europea y de la Organización Mundial del Comercio. En los últimos 10 años, la India ha abierto sus fronteras al comercio exterior y a la inversión en un grado que no se ha visto desde que se independizó en 1947. La entrada de estos países en la economía mundial ha significado nuevos mercados para los productores de todo el mundo y nuevas fuentes de competencia por bienes y servicios de bajos salarios. El efecto general de la entrada de estos países en el sistema capitalista mundial es la adición de 1.600 millones de trabajadores a la fuerza laboral global, lo que el economista Richard Freeman ha llamado “la gran duplicación“. Robert L. Heilbroner and William Milberg. The making of economic society 13th ed. 2012
Veamos ahora las diferentes facetas en que se manifiesta el progreso de la humanidad.
Pasemos a los datos, comenzando por el más valioso de todos: la vida. Durante casi toda la historia humana, la esperanza de vida al nacer eran 30 años. Hoy en día, mundialmente, es de más de 70 años, y en el mundo desarrollado es de más de 80 años. Hace 250 años, en los países más ricos del mundo, un tercio de los niños no vivían para ver su quinto cumpleaños, antes de que el riesgo descendiera 100 veces. Hoy en día, menos de un 6 % de los niños corren esa misma suerte en los países más pobres del mundo. La hambruna es uno de los cuatro jinetes del Apocalipsis. Puede llevar la devastación a cualquier parte del mundo. Hoy, la hambruna ha sido desterrada a las regiones más remotas y devastadas por la guerra. Hace 200 años, un 90 % de la población mundial subsistía en extrema pobreza. Hoy en día, menos del 10 % de la gente lo hace. En casi toda la historia humana, los estados poderosos y los imperios estuvieron casi siempre en guerra entre sí, y la paz fue simplemente un interludio entre las guerras. Hoy en día, nunca están en guerra entre sí. La última gran guerra de poder enfrentó a EE.UU. contra China hace 65 años. Más recientemente, guerras de toda clase han disminuido y son menos mortales. La tasa anual de guerras disminuyó de un 22 por cada 100 000 al año, al principio de la década del 50, a 1,2 por cada 100 000, hoy en día. La democracia ha sufrido, sin duda, retrocesos en Venezuela, Rusia, Turquía y está amenazada por el aumento del populismo autoritario en el este de Europa y en EE.UU. Sin embargo, el mundo nunca ha sido más democrático que en la década pasada, con dos tercios de la población mundial viviendo en democracias. Las tasas de homicidio caen siempre que la anarquía y el código de venganza son reemplazados por el estado de derecho. Ocurrió cuando la Europa feudal fue puesta bajo el control de reinos centralizados, por lo que, hoy en día, un europeo tiene una posibilidad de ser asesinado de 1 en 35 comparado con sus ancestros medievales. Ocurrió nuevamente en la Nueva Inglaterra colonial, en el Salvaje Oeste de EE.UU., cuando los sheriffs se mudaron a la ciudad y en México. Steven Pinker. El mundo, ¿está mejorando o empeorando? Una mirada a los números.
Uno de los indicadores del progreso por el que se interesa más la gente es la reducción de la pobreza. Angus Deaton, en su obra “El Gran Escape” se refiere al asunto diciendo: “el rápido crecimiento de los ingresos promedio, especialmente en China y la India, y particularmente después de 1975, hizo mucho para reducir la pobreza extrema en el mundo. En China más que en cualquier otra parte, pero también en la India, el escape de cientos de millones de una pobreza tradicional y largamente establecida califica como el Escape más Grande de todos.“
La tabla siguiente muestra que la pobreza extrema en el mundo se ha reducido del 90% hace dos siglos a poco menos del 10%.
Siguiendo con el análisis de Steven Pinker sobre el progreso mundial, nos dice:
Verdaderamente, nos volvimos más seguros en todos los modos posibles. Durante el último siglo, alcanzamos un 96 % menos de probabilidad de morir en un accidente de auto, un 88 % menos de posibilidad de ser abatidos en la acera, un 99 % menos posibilidad de morir en un accidente de avión, un 95 % menos de posibilidad de morir en el trabajo, un 89 % menos de posibilidad de morir por un desastre natural, como una sequía, inundación, incendio forestal, tormenta, volcán, deslizamiento de tierra, terremoto o meteorito, presumiblemente no porque Dios esté menos enojado con nosotros sino por las mejoras en la resistencia de nuestra infraestructura. ¿Y qué sobre el desastre natural supremo el proyectil lanzado por el mismo Zeus? Sí, tenemos un 97 % menos de posibilidad de que nos mate un rayo.
Antes de siglo XVII, solo un 15 % de los europeos sabían leer o escribir. Europa y EE.UU. alcanzaron la alfabetización universal a mediados del siglo XX, y el resto del mundo la está alcanzando. Hoy en día, más del 90 % de la población mundial de menos de 25 años sabe leer y escribir. En el siglo XIX, los occidentales trabajaban más de 60 horas por semana. Hoy en día, trabajan menos de 40 horas. Gracias al suministro universal de agua corriente y electricidad en el mundo desarrollado y la adopción general de lavarropas, aspiradoras, refrigeradores, lavavajillas, hornos y microondas, la cantidad de tiempo que pasamos en tareas domésticas se redujo de 60 horas por semana a menos de 15 horas por semana.
Todos estos avances en salud, riqueza, seguridad, conocimiento y ocio, ¿nos hacen más felices? La respuesta es sí. En un 86 % de los países del mundo, la felicidad ha aumentado en las décadas recientes.
Bien, espero haberlos convencido de que el progreso no es cuestión de fe u optimismo, sino una realidad de la historia humana, de hecho, la realidad más grande en la historia humana. ¿Y cómo han cubierto los medios esta realidad? Una tabulación de palabras sobre emociones positivas y negativas en las noticias mostró que durante las décadas en las que la humanidad se volvió más sana, más rica, más sabia, más segura y más feliz, “The New York Times” se volvió cada vez más malhumorado y las transmisiones de TV también se fueron volviendo más sombrías. Las noticias son sobre cosas que ocurren, no cosas que no pasan. Nunca ven un periodista que diga: “Estoy transmitiendo en vivo desde un país que estuvo en paz durante 40 años”, o una ciudad que no ha sido atacada por los terroristas. Además, las cosas malas suelen ocurrir rápidamente, pero las cosas buenas no se construyen en un día. Los periódicos podrían destacar: “137 000 personas escaparon ayer de la extrema pobreza”, cada día durante los últimos 25 años. Eso es 1,250 millones de personas que dejaron atrás la pobreza, pero nunca leen sobre eso. Además, las noticias capitalizan nuestro interés mórbido en lo que puede ir mal, capturado en la política de programación … el mundo está por terminarse ya desde hace mucho tiempo. Steven Pinker. El mundo, ¿está mejorando o empeorando? Una mirada a los números.
Para ilustrar el crecimiento y desarrollo económico mundial en las últimas décadas usaremos los principales indicadores globales del Banco Mundial.
Primero veremos cómo ha sido la evolución de la población total en el mundo, ya que algunos análisis son más pertinentes cuando se refieren a las personas. La población mundial ha aumentado desde 3,032 millones de personas en 1960 a 7,594 mil millones en 2018, se ha multiplicado por 2.5 veces. En el siguiente gráfico interactivo puede ver el dato para cada año colocándose sobre la línea.
La mayoría de la población vive en Asia Oriental, como puede verse en el siguiente gráfico:
La esperanza de vida al nacer pasó de 53 años en 1960 a 72 años en 2017 en el mismo período.
Uno de los indicadores que componen el Índice de Desarrollo Humano (IDH) que elabora Naciones Unidas es la esperanza de vida al nacer, que nos indica el efecto de las mejoras en la salud y que nos permite vivir más tiempo. El aumento en la esperanza de vida se ha distribuido más uniformemente en el mundo que los ingresos. Es lo que muestran los resultados de un análisis de este indicador en una publicación:
“Utilizando datos demográficos accesibles para todos, Sam Peltzman hizo el ejercicio de medir la desigualdad en la esperanza de vida en un artículo de 2009 en el Journal of Economic Perspectives . Se calculó el coeficiente de Gini para ese indicador desde finales del siglo 19 para muchos países y ya en 1750 para algunos países como Suecia y Alemania. El coeficiente de Gini toma un valor de cero si hay igualdad perfecta y un valor de uno si hay desigualdad perfecta.
“¿Qué resulta de su ejercicio? El coeficiente de Gini para Suecia, Inglaterra, Francia, Alemania y los Estados Unidos se situó entre 0,4 y 0,5 para la mayor parte del siglo 19. Sin embargo, hubo una clara tendencia a la baja en la desigualdad de la mortalidad, por lo que para 1900, el nivel había caído a un rango entre 0.3 y 0.4. Para 1950, la caída había continuado y se situó entre 0.1 y 0.2. Hoy está más cerca de 0.1. Disminuciones similares se observan en países como India, Brasil y Japón en el transcurso del siglo. 20.
“De hecho, Peltzman señala que en algunos países como India y Brasil, “la mortalidad se distribuye más que el ingreso”. Este es un colapso trascendental en la desigualdad en la esperanza de vida. The Underappreciated Trend in Mortality and Inequality
Asociada con la esperanza de vida al nacer está la mortalidad infantil, que mide la intensidad de la mortalidad durante el primer año de vida. El siguiente gráfico dinámico muestra la fuerte reducción que ha tenido por regiones en el mundo desde 1950 a 2015.
El Producto Interno Bruto (PIB) (a precios actuales) pasó de 1,371 a 85,804 billones de US$ en el mismo período, aumentando 62.6 veces.
Pero el PIB per capita, como indicador de la producción promedio por persona, no necesariamente refleja cómo se distribuye el ingreso. El PIB per capita puede crecer, pero no nos dice nada sobre cómo crecen los ingresos en los diferentes grupos poblacionales. El grado de equidad en la distribución del ingreso se mide por el Coeficiente de Gini. El siguiente mapa de Wikipedia muestra este coeficiente por países.
Mientras mayor el índice, mayor la desigualdad existente en un país, mayores las disparidades de ingresos.
Sin embargo, los ingresos explican solo una parte, aunque importante, del bienestar de las personas. Para medir otros elementos del bienestar humano y presentar una visión global de la calidad de vida de las personas, se desarrolló el Índice de Progreso Social (IPS), publicándose por primera vez en el año 2014.
El IPS “es un modelo integral de medición del desempeño social de un país, pues concibe que la calidad de vida de la persona esté compuesta por varios aspectos que se encuentran interrelacionados y que en conjunto impactan en su bienestar. Para el Índice, el progreso social es la capacidad de una sociedad para satisfacer las necesidades humanas fundamentales de sus ciudadanos, establecer los elementos básicos que permitan a individuos y comunidades mejorar y mantener su calidad de vida, y crear las condiciones para que todas las personas alcancen su pleno potencial. Para capturar la calidad de vida, el Índice de Progreso Social agrupa indicadores sociales en tres dimensiones: 1) Necesidades Humanas Básicas 2) Fundamentos del Bienestar y 3) Oportunidades, los que a su vez se dividen en doce componentes. Esta estructura permite tener una visión a la vez global del desarrollo social y enfocada en temas relevantes para la vida de las personas.” Manuel Velazquez. El Origen del Índice de Progreso Social.
El Índice de Progreso Social 2019, así como seis años de resultados, reflejan que el mundo, en general, está mejorando y muestra avances. Desde el inicio del SPI, en el año 2014, el mundo ha mejorado pasando de con una puntuación de 62.16 a 64.47. Por mucho, el mayor progreso se ha logrado con el Acceso a la Información y a las Comunicaciones (71.74), que mejoró con 11.49 puntos en los últimos seis años. El incremento en el acceso a internet y el aumento de suscripciones a teléfonos móviles, particularmente en el mundo en desarrollo, han jugado un papel importante.
Sin embargo, el progreso es lento y desigual. El mundo está mostrando un rendimiento inferior comparado con lo que el promedio mundial del PIB per cápita sugiere que es posible. Esto indica que contamos con los recursos para ser mejores y que las cifras crecientes del PIB están ocultando los problemas reales que enfrentan las sociedades y que afecta a la gente común.
Además, el Índice de Progreso Social se puede utilizar para medir el progreso frente a losObjetivos de Desarrollo Sostenible (SDGs, por sus siglas en inglés) de la ONU. De acuerdo con las proyecciones basadas en el Índice de Progreso Social 2019, con el ritmo actual, el mundo no alcanzará los SDGs sino hasta 2073. Deloitte. Índice de Progreso Social 2019,
Los principales hallazgos del IPS de 2020 son:
El mundo obtiene las mejores puntuaciones en Nutrición y Atención Médica Básica (84,63), Vivienda (77,09), Agua y Saneamiento (74,72) y Acceso a los Conocimientos Básicos (75,18). El mundo obtiene las peores puntuaciones en Calidad ambiental (36,87) e Inclusión (39,25), las cuales están muy por detrás de todos los demás componentes del Índice.
El mundo ha mejorado drásticamente en el acceso a la información y las comunicaciones (+21.61). Otras mejoras materiales incluyen: acceso a educación avanzada (+7.45), refugio (+6.10) y agua y saneamiento (+5.57).
Noruega ocupa el primer lugar en el mundo en progreso social, con Sudán del Sur al final de la lista. El progreso más rápido durante la última década se da entre los países en desarrollo, incluidos Gambia, Sierra Leona, Túnez, Etiopía y Nepal.
Estados Unidos es el único país del G7 que retrocede en el progreso social y uno de los tres únicos países que han disminuido durante la última década, junto con Brasil y Hungría.
Los países en desarrollo se están poniendo al día. Desde 2011, la variación en las puntuaciones del índice ha caído un 12,3%. Las tasas de convergencia son más altas que las del PIB per cápita.
El PIB no es un destino. Muchos países tienen un desempeño inferior al del progreso social en relación con su PIB, pero otros se desempeñan mucho mejor de lo que sus ingresos sugieren que es posible o probable. El mundo debe aprender de estos países para acelerar el progreso de manera más amplia. Deloitte. 2020 Social Progress Index results.
La publicación La economía mundial resumida en una gráfica dice que “La economía americana es tan grande que equivale a la suma de la de Japón, Alemania, Reino Unido, Francia, India, Italia, Brasil y Canadá (de la tercera a la décima economía del mundo). Si en vez de países, miramos continentes la cosa cambia y Asia lidera el ranking con un 33.84%, América un 27.95% y Europa un 21.37%. Las tres mayores economías de África (Sudáfrica, Egipto y Nigeria) no llegan al 1.5% (menos que España). Las suma de las 100 economías más pequeñas, que incluyen a países como Pakistan (182 millones de habitantes), Bangladesh (157 millones), Chile o la próspera Luxemburgo solo generan el 9.4% del PIB mundial. En una gráfica, el megapastel económico mundial quedaría así:
En este video se puede ver la evolución del PIB de las veinte principales economías del mundo desde 1960 con una proyección hasta el año 2030, visualizando cómo unas desplazan a otras en el transcurso del tiempo.
En este otro video, se puede ver esa evolución para los países Latinoamericanos
Las exportaciones de bienes y servicios (balanza de pagos, US$ a precios actuales) pasaron de US$ 1,375 billones en 1960 a US$ 25,102 millones en 2018, se ha multiplicado por poco más de 18 veces.
El Producto Interno Bruto (PIB) (a precios constantes de 2010), es decir, descontando la inflación, pasó de 11,394 a 82,635 billones de US$ en el mismo período, aumentando 7.25 veces
El Producto Interno Bruto per cápita, es decir promedio por persona, (US$ a precios constantes de 2010) pasó de 3,757.9 a 10,881.1 US$ en el mismo período, aumentando 2.9 veces
El Producto Interno Bruto per cápita de 2018, por países
La tasa de incidencia de la pobreza, sobre la base de $1,90 por día (2011 PPA)) pasó de 42.1% de la población en 1981 a 10% de la población en 2015, una reducción de 76%.
Este mapa interactivo muestra la incidencia de la desnutrición en el mundo. El último año con información es 2013 y se puede comparar con mediciones de años anteriores.
El Banco Mundial mide diferentes niveles de pobreza. La tasa de incidencia de la pobreza extrema se mide por el porcentaje de la población que vive con menos de 1.90 dólares al día; la pobreza grave, que se mide por menos de 3.20 dólares cada día y la pobreza más leve, que se mide bajo los 5,50 dólares. La tasa de incidencia de la pobreza, sobre la base de $3.20 por día (2011 PPP) pasó de 56.9% de la población en 1981 a 26.3% de la población en 2015, una reducción de 54%. Si se mide sobre la base de $1.90 por día, los que están en la pobreza extrema se han reducido de 42.1% a 10%, es decir, 4 veces.
En América Latina, la tasa de pobreza bajo la línea de $5.50 por día en 2017 se ilustra en el siguiente gráfico:
El siguiente gráfico muestra la incidencia de la pobreza en sus tres niveles de medición para los países de América Latina:
Un indicador relacionado con el nivel de ingresos en los países es el salario mínimo. El siguiente gráfico muestra los salarios mínimos por hora en el mundo en 2018
Este gráfico muestra los salarios mínimos mensuales en los países latinoamericanos:
La productividad del trabajo es otro indicador importante del progreso económico. El siguiente gráfico muestra los quince países con más alta productividad laboral en el mundo:
Este gráfico muestra la productividad laboral en los países del continente americano.
Los países con mayor inmigración y emigración se muestran en el siguiente gráfico. Los movimientos migratorios van generalmente desde los países pobres o con conflictos armados hacia los países desarrollados.
Este es un sitio interactivo de London School of Economics and Political Sciences que muestra los flujos económicos globales de inversión extranjera y sus impactos en las regiones del mundo.
Mapa mundi que muestra el tamaño de los países según la capitalización bursátil total de sus mercados. El tamaño de las bolsas de valores está relacionado al desarrollo económico de los países.
El acceso a la electricidad ha aumentado rápidamente desde 2010, (PDF, en inglés) y 40 países han logrado el acceso universal desde ese año. Sin embargo, alrededor de 1000 millones de personas, o el 13 % de la población mundial, aún vive sin electricidad. Las mayores brechas se registran en África al sur del Sahara, Asia central y Asia meridional. Casi el 87 % de la población que no tiene electricidad en el mundo vive en zonas rurales. Las diferencias son enormes, pero se han producido avances en numerosos frentes. Nuevos enfoques de gran escala que combinan electrificación con y sin conexión a la red han permitido lograr resultados asombrosos en el acceso a la energía en muchos países. En otros, las minirredes y los sistemas solares domésticos están demostrando ser prometedores para subsanar la brecha en materia de acceso. Los costos marcadamente más bajos de la energía limpia están contribuyendo a esta transición
Los científicos han estado utilizando imágenes satelitales de la Tierra por la noche, denominadas “luces nocturnas”, para estudiar la actividad humana y los eventos naturales durante casi 30 años.
Eche un vistazo a la península de Corea y observe la marcada diferencia entre el norte y el sur (ver Imagen abajo). Es un contraste de oscuridad y brillo, de aislamiento y conexión.
La revolución verde. El uso creciente de energías renovables se aceleró en los últimos años, en la medida en que los costos de producción disminuyen y las tecnologías avanzan. Algunas proyecciones indican que en dos décadas, la energía solar y eólica ocuparán casi la mitad de la capacidad eléctrica instalada en el mundo. Las innovadoras soluciones para generar más y mejores fuentes de energías renovables en el planeta. Otras señalan que para el año 2047 habrá unos 1.000 millones de autos eléctricos transitando por el mundo. Y la inversión en energías más limpias a nivel global podría llegar a los US$10,2 billones en el año 2040. BBC Mundo. 7 fuerzas que van a cambiar el futuro de la economía.
Muchos de los indicadores que se han mostrado son a nivel global. Pero, cuál fue el desempeño de los países capitalistas y de los países socialistas? Hay diferencias?
La mayor parte del crecimiento ha sido aportado por los países de economía de mercado, llamados capitalistas. Esto ha sido corroborado con datos. Por ejemplo, en un estudio realizado por Matei Dăian comparando el desempeño de los países de Europa Occidental con los de Europa Oriental y el Asia Central que estuvieron bajo el dominio comunista, llega a la siguiente conclusión:
«Existe una clara diferencia económica entre la Europa occidental más desarrollada económicamente y sus contrapartes más pobres en Europa del Este y Asia central. Pero, ¿qué causó esta divergencia económica? ¿Qué papel tan importante jugó el comunismo? Si el comunismo es responsable, ¿a través de qué mecanismos económicos logró obstaculizar el crecimiento? … Este documento encuentra no solo que el comunismo tuvo un enorme impacto negativo en el crecimiento, sino que a pesar de que el comunismo se había ido completamente de Europa en 1991; Todavía afecta el crecimiento de los antiguos países comunistas.»The Veil of Communism: An Analysis of Lifespan, GDP per Capita, Human Capital, and Agricultural Productivity in Eastern Europe .
Otra comparación es entre Estados Unidos y la URSS. Claramente se observa el menor desempeño de la economía soviética, medido por el crecimiento del Producto Interno Bruto.
El gráfico es de la investigación de Remco Kouwenhoven. A Comparison of Soviet and US Industrial Performance: 1928-90. Contiene gran cantidad de datos comparativos. Uno de ellos muestra que la productividad del trabajo en la industria soviética en 1986 era el 25% de la de los Estados Unidos.
Las economías socialistas no pudieron eliminar la pobreza. En la antigua URSS, «alrededor del 40% de toda la población en 1967 sería considerada pobre según los estándares soviéticos de 1974«, según un estudio mencionado en Nintil. En el resto de países socialistas de Europa Oriental, el nivel de pobreza era mayor, con la excepción de Alemania Oriental.
Tampoco se eliminó la desigualdad de ingresos, solo reduciéndola a un nivel similar al de algunos países nórdicos. Sin embargo, la desigualdad es encubierta por los privilegios no monetarios de que disfrutaba la nueva clase.
El Informe de Competitividad Global de 2019 es la última edición de la serie lanzada en 1979 que proporciona una evaluación anual de los impulsores de la productividad y el crecimiento económico a largo plazo. Con un puntaje de 84.8 (+1.3), Singapur es la economía más competitiva del mundo en 2019, superando a Estados Unidos, que cae al segundo lugar. Hong Kong SAR (3 °), Países Bajos (4 °) y Suiza (5 °) completan los cinco primeros.
Cada indicador, o “pilar” utiliza una escala de 0 a 100, para mostrar qué tan cerca está una economía del estado ideal o “frontera” de competitividad en esa área
Sobre la base de cuatro décadas de experiencia en la evaluación comparativa de la competitividad, el índice mapea el panorama de competitividad de 141 economías a través de 103 indicadores organizados en 12 temas. Cada indicador, usando una escala de 0 a 100, muestra cuán cerca está una economía del estado ideal o “frontera” de competitividad. Los pilares, que cubren amplios elementos socioeconómicos son: instituciones, infraestructura, adopción de las TIC, estabilidad macroeconómica, salud, habilidades, mercado de productos, mercado laboral, sistema financiero, tamaño del mercado, dinamismo empresarial y capacidad de innovación.
Con un puntaje de 84.8 sobre 100, Singapur es el país más cercano a la frontera de la competitividad
Otras economías del G20 en el top 10 incluyen Estados Unidos (2º), Japón (6º), Alemania (7º) y Reino Unido (9º), mientras que Argentina (83º, dos lugares abajo) es el país con la clasificación más baja entre los países del G20.
Asia-Pacífico es la región más competitiva del mundo, seguida de cerca por Europa y América del Norte.
Estados Unidos puede haber perdido a Singapur en general, pero sigue siendo una potencia de innovación, ocupando el primer lugar en el pilar del dinamismo empresarial, el segundo en capacidad de innovación y el primero en encontrar empleados calificados.
Los países nórdicos se encuentran entre los más avanzados tecnológicamente, innovadores y dinámicos del mundo, al tiempo que proporcionan mejores condiciones de vida y protección social.
Dinamarca, Uruguay y Zimbabwe han aumentado su participación en las fuentes de energía renovables significativamente más que otros países en sus respectivos niveles de competitividad.
A pesar de los evidentes avances en el desarrollo económico, en el mundo actual vemos que hay países en los que el avance en la superación de la pobreza es lento y en que las tasas de crecimiento económico no se traducen en tasas equivalentes de aumento de riqueza para las mayorías, sino para minorías. También vemos países de los que cienes de miles de personas emigran buscando oportunidades de progreso que sus países de origen les niegan. Ciertamente, son realidades evidentes. Pero luego veremos a que se deben.
La evidencia estadística muestra que el mundo se encamina hacia una convergencia de ingresos entre países ricos y pobres. Los primeros 200 años de desarrollo que iniciaron alrededor de 1750 crearon una gran brecha de ingresos entre los países que despuntaron con la revolución industrial y la incorporación de avances tecnológicos en sucesivas oleadas.
La primera oleada de la Revolución Industrial fue el desarrollo de la máquina de vapor y tecnologías relacionadas, incluyendo la organización de la producción de fábricas a gran escala, nueva maquinaria en el sector textil y de la confección, y nuevas técnicas para producir acero. Una segunda oleada de avances tecnológicos se produjo a mediados del siglo XIX con el ferrocarril, y aún más notablemente el telégrafo, que ofrecía las primeras telecomunicaciones instantáneas en todo el mundo, un avance fenomenal en la capacidad de información difusa a gran escala.
La segunda ola tecnológica también incluyó vapores oceánicos, comercio a escala mundial y dos grandes proyectos de infraestructura: el Canal de Suez, terminado en 1869, que acortó significativamente el tiempo de comercio entre Europa y Asia, y el Canal de Panamá, terminado en 1914, que redujo drásticamente el tiempo de comercio entre la costa este de Los Estados Unidos y los destinos en el oeste de los Estados Unidos, gran parte de América Latina y Asia oriental.
… La tercera oleada de avances tecnológicos implicó la electrificación de la industria y la sociedad urbana a finales del siglo XIX, incluyendo la invención de Edison de la bombilla incandescente y otros aparatos electrónicos. Edison, Westinghouse y otros lideraron la construcción de grandes centrales eléctricas que podían llevar electricidad a hogares, edificios de oficinas y fábricas por alambres, que era la nueva infraestructura definitoria de principios del siglo XX. El desarrollo del motor de combustión interna también fue crítico, al igual que el avance fundamental en la industria química, principalmente en Alemania, con el nuevo proceso para tomar nitrógeno atmosférico y convertirlo en amoníaco para fertilizante (el proceso Haber-Bosch). Este uso de la energía de combustibles fósiles para crear fertilizantes a base de nitrógeno fue el gran avance en el aumento de la producción de alimentos en el siglo XX, permitiendo que una gran proporción de la humanidad, aunque todavía no toda, superara el hambre crónica y los riesgos de hambruna que habían plagado siempre a la humanidad. Jeffrey D. Sachs. “The End of Poverty: Economic Possibilities for Our Time” (2005).
La primera revolución industrial comenzó en 1760 con la invención de la máquina de vapor. La máquina de vapor permitió la transición de la agricultura y la sociedad feudal al nuevo proceso de fabricación. Esta transición incluyó el uso del carbón como energía principal, mientras que los trenes eran el principal medio de transporte. El textil y el acero fueron las industrias dominantes en términos de empleo, valor de la producción y capital invertido. La segunda revolución industrial comenzó en 1900 con la invención del motor de combustión interna. Esto condujo a una era de rápida industrialización utilizando petróleo y electricidad para alimentar la producción en masa. La tercera revolución industrial comenzó en 1960 y se caracterizó por la implementación de la electrónica y la tecnología de la información para automatizar la producción. Bajo las viejas costumbres, hacer las cosas implicaban atornillar o soldar un montón de piezas juntas. La cuarta revolución industrial ahora implica el diseño de productos generados por computadora y la impresión tridimensional (3D), que puede crear objetos sólidos mediante la construcción de sucesivas capas de materiales.
Ahora una Cuarta Revolución Industrial se basa en la Tercera, la revolución digital que se está produciendo desde mediados del siglo pasado. Se caracteriza por una fusión de tecnologías que está difuminando las líneas entre las esferas física, digital y biológica.
Hay tres razones por las que las transformaciones actuales representan no sólo una prolongación de la Tercera Revolución Industrial, sino más bien la llegada de una Cuarta y distinta: velocidad, alcance e impacto en los sistemas. La velocidad de los avances actuales no tiene precedentes históricos. En comparación con las revoluciones industriales anteriores, la Cuarta está evolucionando a un ritmo exponencial en lugar de lineal. Además, está perturbando casi todas las industrias de todos los países. Y la amplitud y profundidad de estos cambios anuncian la transformación de sistemas enteros de producción, gestión y gobernanza”. (Schwab 2015)
Los principales investigadores sostienen que la cuarta revolución industrial dará forma al futuro a través de sus impactos en el gobierno y las empresas. La gente no tiene control sobre la tecnología ni sobre los cambios que vienen con la cuarta revolución industrial. Sin embargo, podemos predecir las oportunidades que vienen con la cuarta revolución industrial: 1) menores barreras entre inventores y mercados, 2) un papel más activo para la inteligencia artificial (IA), 3) la integración de diferentes técnicas y dominios (fusión), 4) mejora de nuestras vidas (robótica) y 5) la vida conectada (Internet).
… Como han señalado los economistas Erik Brynjolfsson y Andrew McAfee, esta revolución podría producir una mayor desigualdad, especialmente en su potencial para perturbar los mercados laborales. A medida que la automatización sustituye a la mano de obra en toda la economía, el desplazamiento neto de trabajadores por máquinas podría exacerbar la brecha entre los retornos al capital y los retornos a la mano de obra. Por otro lado, también es posible que el desplazamiento de trabajadores por tecnología traiga, en conjunto, un aumento neto de los puestos de trabajo seguros y gratificantes”. Klaus Schwab. Min Xu, Jeanne M. David & Suk Hi Kim. “The Fourth Industrial Revolution: Opportunities and Challenges” (2018)
La introducción de innovaciones tecnológicas se hace cada vez más rápidamente. En el caso del auto fueron cerca de seis décadas; del teléfono, cinco; y de las tarjetas de crédito, más de veinte años. Actualmente, el tiempo en que el mercado adopta una nueva tecnología puede ser de apenas unos meses.
El siguiente gráfico dinámico permite comparar las tasas de adopción de nuevas tecnologías durante más de un siglo. Muestra que la velocidad con que se adoptan nuevas tecnologías se aumenta en años recientes. El gráfico sirve como un indicador del aumento del nivel de vida debido a los cambios tecnológicos. Haga click en el botón abajo para reproducir el gráfico dinámico.
El grado de adopción de tecnologías por zonas geográficas en el mundo se muestra en este gráfico del Foro Económico Mundial.
La Cuarta Revolución Industrial ya empezó. El siguiente artículo de Salesforce ofrece una visión general de lo que significa, las tecnologías en desarrollo, su impacto y algunos ejemplos.
En su libro sobre la Cuarta Revolución Industrial, el Dr. Klaus Schwab la describe así: “Comenzó a principios de este siglo y tuvo como base la revolución digital. Está caracterizada por un Internet mucho más móvil y mundial, por sensores más pequeños y más potentes, y por inteligencia artificial y aprendizaje automático”.
Erik Brynjolfsson y Andrew McAfee, investigadores de MIT, describen este período como “la segunda era de las máquinas”. (nota del blog: aquí está la pista para el libro más reciente de Erik y de Andrew, “Machine, Platform, Crowd. Harnessing our Digital Future” [Máquina, plataforma, multitud. Aprovechamiento de nuestro futuro digital].}
…En la Cuarta Revolución Industrial, los principales factores de los cambios asombrosos que estamos presenciando incluyen el costo decreciente de la computación y los dispositivos conectados, la facilidad de implementación de algoritmos de IA, y la caída radical del precio de la secuenciación genética. … Son los avances tecnológicos los que impulsan las revoluciones industriales. Las diez tecnologías de la Cuarta Revolución Industrial son:
Tecnologías que cambian el mundo físico
Biotecnología
Robótica
Impresión en 3D
Nuevos materiales
Internet de las Cosas (IoT)
Transmisión, almacenamiento y captura de energía
Tecnologías que cambian el mundo digital
Inteligencia Artificial (IA)
Cadena de bloques
Nuevas tecnologías computacionales
Realidad virtual y aumentada
Ahora vamos a investigar los efectos e impactos de la Cuarta Revolución Industrial. El primero de ellos es el aumento de la productividad. Las tecnologías como la IA y la automatización han aumentado nuestra capacidad productiva y mejorado la distribución de nuestro tiempo. Sin embargo, no todo es tan sencillo. Aún existen muchas cuestiones morales y éticas acerca de estas innovaciones (si quiere profundizar, consulte, por ejemplo, el argumento de la “Superinteligencia” de Nick Bostrom).
…Las tecnologías que nos rodean evolucionaron y elevaron las expectativas de los clientes. La IA, por ejemplo, ya transformó la expectativa en relación con la atención al cliente. Nuestra referencia de hoy es obtener respuestas rápidas (todo se encuentra a una búsqueda de distancia en Google), servicio personalizado e inteligente, es decir, que tome en cuenta nuestro historial y preferencias.
… Una de las consecuencias de la revolución digital es que estamos produciendo datos de manera exponencial. Aquí tienen una estadística: el 90% de los datos se crearon en los dos últimos años. Videos, fotos, tuits, publicaciones en redes sociales, blogs, sensores, la lista es extensa.
Todos esos datos son alimento para la inteligencia artificial. La IA está fomentando innovaciones en varios tipos de productos y servicios, y cuanto mayor sea el volumen de datos, mejores las predicciones.
Los algoritmos del aprendizaje automático pueden analizar esas transacciones y variables para mejorar el desempeño de los negocios. Por ejemplo, ayudan a las empresas a anticipar las necesidades de los clientes y optimizar precios.
… El Foro Económico Mundial publicó un informe sobre los puntos de inflexión de las nuevas tecnologías y sus impactos en la sociedad.
Estos son algunos puntos de inflexión que pueden presentarse en el 2025:
El 10% de las personas usarán ropa conectada a Internet;
Existirá el primer robot para farmacia en Estados Unidos;
Aparecerá el primer automóvil hecho en impresora 3D;
El 5% de los productos de consumo se hará en impresoras 3D;
El 90% de la población mundial tendrá acceso constante a Internet;
Los autos automáticos concentrarán el 10% de la flotilla de vehículos en Estados Unidos;
El 50% del tráfico de Internet en domicilios será dirigido a dispositivos y equipos domésticos;
Existirá la primera ciudad con más de 50,000 habitantes y ningún semáforo;
Se empleará la primera IA en el consejo de administración de una empresa.
A medida que se desarrolle la Cuarta Revolución Industrial, estas innovaciones recibirán un lugar en nuestra vida diaria. ¿Qué más podemos esperar para el futuro?
Los avances en poder computacional, La, robótica y ciencias de materiales pueden acelerar el cambio a productos sustentables. Las técnicas de manufactura digital, incluida la impresión en 3D, se aproximarán al proceso productivo de los clientes y lograrán que el mantenimiento de piezas sea más rápido y barato.
Las innovaciones en biotecnología pueden permitir la sustitución de huesos y el trasplante de órganos a partir de impresiones en 3D de las células del tronco de un paciente. Conforme los descubrimientos sobre el funcionamiento del cerebro avanzan, podemos crearnos la expectativa de tener implantes neurales e interfaces cerebro-máquina que solucionen las enfermedades cognitivas.
Las nuevas tecnologías energéticas pueden crear fuentes de bajo costo y sustentables para liberar al planeta de los combustibles fósiles originados en la primera revolución industrial. Qué es la Cuarta Revolución Industrial?
En cuanto a consecuencias que se perciben como negativas, veamos algunas más usuales. Por ejemplo, la sustitución de personas por robots se percibe como una amenaza que aumentaría el desempleo. La preocupación es legítima. Sin embargo, hay que tener en cuenta que toda revolución tecnológica ha afectado a las personas que trabajaban con las tecnologías que pasaron a la obsolescencia. Así ha sucedido con los empleos en la agricultura, que fueron mayoritarios hace más de un siglo y fueron sustituidos por empleos en las industrias manufactureras.
Los robots han liberado a los trabajadores de trabajos pesados, repetitivos, peligrosos y monótonos. Igual que muchas máquinas desde la primera revolución industrial hasta hoy liberaron a las personas de muchos trabajos que hoy se considerarían inhumanos y que hoy se hacen con mayor productividad, reduciendo costos y aumentando la producción. Los trabajos desplazados en la manufactura encuentran su contrapartida en la creación de empleos en el creciente sector de servicios, de modo que la tasa global de desempleo no aumenta. Obviamente, no son todas las mismas personas desplazadas de sus antiguos empleos las que encuentran un nuevo empleo, ya que se exigen diferentes conocimientos y habilidades.
La revolución industrial convirtió a la tecnología en el motor del crecimiento económico (Landes 1969, Mokyr 1990). Antes de 1750, el ingreso per cápita en el mundo se duplicaba cada 6,000 años. Desde entonces, se ha duplicado cada 50 años (DeLong 1999). Esta aceleración fue en gran parte la consecuencia de la aplicación de maquinaria en la producción, lo que nos permitió producir más con menos personas (Frey 2019). Visto desde esta perspectiva, la histeria actual de la automatización es difícil de entender. Las generaciones futuras podrían dar un salto extraordinario desde el “gran enriquecimiento” de la Revolución Industrial. Sin embargo, el proceso de industrialización en sí mismo era un asunto diferente. Los luditas, que se amotinaron contra la fábrica mecanizada, no fueron enemigos irracionales del progreso tecnológico (Citi 2019, Frey 2019). No fueron los que se beneficiaron de la mecanización, por lo que su oposición tenía sentido.
La Revolución Industrial sentó las bases del mundo moderno en el que vivimos hoy, pero llegar allí implicó una transición dolorosa. Incluso cuando el crecimiento del PIB per cápita despegó, las ganancias del crecimiento no llegaron a los bolsillos de la gente promedio. Los salarios reales estaban estancados o incluso cayendo para algunos. A medida que los ingresos de los artesanos desaparecieron, a medida que sus trabajos fueron reemplazados por máquinas, las ganancias del crecimiento fueron para los industriales, quienes vieron duplicar su tasa de ganancias (Allen 2009). Esto llevó a Friedrich Engels a concluir que los industriales propietarios de máquinas se hicieron “ricos en la miseria de la masa de asalariados”. Como señaló el eminente Eric Hobsbawm, la Revolución Industrial comenzó con la construcción de las primeras fábricas y terminó con la publicación del Manifiesto Comunista (Hobsbawm 1962).
¿Por qué los trabajadores participaron en la Revolución Industrial Británica si redujo su utilidad? La respuesta simple es que no lo hicieron. Además de los disturbios, con frecuencia solicitaron al parlamento que bloqueara la introducción de maquinaria. No solo se ignoró su voz, sino que el ejército británico se enfrentó con ingleses que destruyeron máquinas. …
¿Qué habría escrito Friedrich Engels si hubiera vivido hoy? Como han señalado los historiadores de la economía, nuestra era de la informatización ha causado un vaciado similar de los trabajos de ingresos medios como lo hizo la fábrica mecanizada en el siglo XIX (Katz y Margo 2013). Además, al igual que la mecanización durante la Revolución Industrial provocó la caída de la participación laboral del ingreso nacional, la participación laboral decreciente en todos los países está vinculada a la automatización de los empleos de ingresos medios y la reasignación de los trabajadores a empleos de servicios de bajos ingresos. De hecho, en un reciente estudio de varios países, el FMI concluyó que “el avance tecnológico, medido por el cambio a largo plazo en el precio relativo de los bienes de inversión, junto con la exposición inicial a la rutina, han sido los principales contribuyentes a la disminución de la participación del ingreso laboral en las economías avanzadas” (Dao et al. )
Al igual que durante la Revolución Industrial, los perdedores de la tecnología exigen cambios. … Si bien la respuesta política hasta ahora se ha centrado principalmente en la globalización y sus descontentos, muchos ciudadanos ahora también favorecen las políticas para frenar la revolución de los robots. Según una encuesta de Pew Research en 2017, el 85% de los encuestados en los EE. UU. Están a favor de políticas para restringir el uso de máquinas más allá del trabajo peligroso. Mientras tanto, las propuestas para imponer impuestos a los robots para reducir el ritmo de la automatización ahora figuran en el debate tanto en los EE. UU., Europa y Corea. En los Estados Unidos, Andrew Yang incluso ha convertido la automatización en el tema clave de su apuesta por la Casa Blanca en 2020. El impulso ludita podría regresar. …
Podríamos decir que estamos en medio de otra revolución en robótica e inteligencia artificial, que amenaza con hacer que muchos trabajos sean redundantes (Citi 2015, Frey y Osborne 2017). Y como hemos visto, tales tecnologías históricamente han provocado una resistencia generalizada. Si se bloquean las nuevas tecnologías porque algunas personas temen perder sus empleos, el crecimiento y la prosperidad a largo plazo sufrirán como consecuencia. La revolución industrial fue el comienzo de una transformación extraordinaria que benefició a todos a largo plazo. La robótica avanzada y la inteligencia artificial tienen el potencial de hacer lo mismo, pero cosechar los beneficios de las tecnologías en el horizonte requerirá administrar el corto plazo. Carl Benedikt Frey, Ebrahim Rahbari Automation and its enemies, Nov. 2019.
Otra preocupación que ha ido en aumento son los daños al medio ambiente causados por la industrialización como la contaminación ambiental y el cambio climático asociado a la misma. La digitalización ya ha reducido la cantidad de papel que antes se consumía, evitando la tala de gran cantidad de árboles. La presente revolución tecnológica ya ha desarrollado y continúa desarrollando nuevas fuentes de energía limpia para el uso en las industrias y consumidores finales, sistemas de reciclaje, de reducción y eliminación segura de desechos, sistemas de reducción de consumo de energía, sistemas masivos de repoblación forestal, de limpieza de aire y aguas contaminadas, haciendo que las regulaciones sean cada día más exigentes para proteger el medio ambiente.
Hasta la alimentación como la conocemos ahora está siendo transformada. La preocupación por los efectos de la ganadería y las granjas avícolas ha dado lugar a la creación de imitaciones de carne de res y de pollo recientemente lanzadas al mercado.
A nivel mundial, el nivel educativo es más alto que nunca, pero existen notables diferencias en cuánto aprenden los niños en la escuela. En una nueva base de datos, que abarca 160 economías, se armonizan resultados de pruebas regionales e internacionales para calcular los años reales de escolarización que tienen los niños. El promedio de los puntajes de las pruebas oscila entre 600 de los países con el mejor desempeño y 300 de aquellos con el peor desempeño (con un puntaje de 400 como punto de referencia para un nivel de competencia mínimo). Las diferencias se deben a la salud y la nutrición deficientes de los niños en los países de ingreso más bajo, la menor cantidad de años en la escuela (alrededor de 260 millones de niños y jóvenes no asisten a la escuela en absoluto), el ausentismo docente, los profesores que no cumplen con normas de competencia, y la fragilidad, los conflictos y la violencia. La base de datos sobre aprendizaje forma parte del Proyecto de Capital Humano del Grupo Banco Mundial, que incluye una clasificación de los países de acuerdo con sus resultados en salud y educación.
En 2019 se prevé que el 70% de la economía mundial experimente una desaceleración en su crecimiento, lo que no quiere decir que vaya a caer en recesión. La verdad es que la economía mundial no crece permanentemente a una tasa estática, sino que hay años con mayor crecimiento que otros. En el siguiente gráfico se observan las variaciones en las tasas de crecimiento del PIB mundial, mostrando el comportamiento cíclico de las mismas. En el período 1961-2018, solamente en 1964, 1968, 1969 y 1973 hubo un crecimiento del 6% o un poco más y el último año con una tasa mayor de 5% fue 1976. Posterior a ese año, las mayores tasas apenas sobrepasan el 4%, más bien han promediado un 3%. El único año en que la economía mundial se contrajo (-1.7%) es 2009.
Después de la Segunda Guerra Mundial, el mundo ha tendido a eliminar progresivamente las barreras comerciales entre países lo que permitió un largo período de crecimiento económico en el mundo. La desaceleración del crecimiento de la economía mundial en 2018, a partir de la guerra de aranceles entre China y Estados Unidos, ha causado una reducción en las exportaciones de los principales países exportadores. La guerra comercial está incidiendo en una reducción de la producción industrial.
El Informe de competitividad global 2019 del Foro Económico Mundial indica que no todo es color de rosa y que persisten problemas en varios países para lograr erradicar el hambre y la pobreza.
El crecimiento económico sostenido sigue siendo la ruta más segura para salir de la pobreza y un motor central del desarrollo humano. Durante la última década, el crecimiento ha sido moderado y sigue siendo inferior al potencial en la mayoría de los países en desarrollo, lo que obstaculiza gravemente el progreso en varios de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) 2030 de la ONU. El panorama de competitividad de 2019 no es un buen augurio. Los países individuales, la comunidad de ayuda y todas las partes interesadas deben intensificar sus esfuerzos con urgencia.
Los países individuales, la comunidad de ayuda y todas las partes interesadas deben intensificar sus esfuerzos con urgencia
El mundo no está en camino de cumplir ninguno de los ODS. Los países menos adelantados han incumplido el objetivo de crecimiento del 7% cada año desde 2015. La reducción de la pobreza extrema se está desacelerando. 3.400 millones de personas, o el 46% de la población mundial, vivían con menos de $ 5.50 por día y luchaban por satisfacer las necesidades básicas. Después de años de disminución constante, el hambre ha aumentado y ahora afecta a 826 millones, o una de cada nueve personas, en comparación con 784 millones en 2015. Un total del 20% de la población de África está desnutrida. Es casi seguro que se perderá el objetivo de “hambre cero”.
El índice muestra que hay poco determinismo y fatalismo en el proceso de desarrollo económico. El crecimiento económico no ocurre en el vacío. Se requieren algunos elementos básicos para impulsar el proceso de desarrollo, y se necesitan más para mantenerlo. En el contexto geopolítico volátil actual, y con una probable recesión por delante, la creación de resiliencia económica a través de una competitividad mejorada es crucial, especialmente para los países de bajos ingresos.
Por lo tanto, a medida que las políticas monetarias comienzan a agotarse, es crucial que las economías confíen en la política fiscal y los incentivos públicos para impulsar la investigación y el desarrollo, mejorar la base de habilidades de la fuerza laboral actual y futura, desarrollar nuevas infraestructuras e integrar nuevas tecnologías. World Economic Forum. Informe de competitividad global 2019
Sin embargo, como hemos visto, las caídas en la producción se han producido en varias otras ocasiones y la economía vuelve a repuntar. Los expertos concuerdan en que las tendencias a mediano y largo plazo indican un crecimiento continuo.
En este artículo, escrito hace cinco años, Ben Carlson aporta importantes argumentos sobre la continuidad del crecimiento económico futuro y la mejora del nivel de vida de la población.
“La humanidad ahora está entrando en un período de transformación radical en el que la tecnología tiene el potencial de elevar significativamente los estándares básicos de vida para cada hombre, mujer y niño en el planeta”. – Peter Diamandis
Hay algunas personas bien educadas por ahí argumentando que el crecimiento económico en el futuro no podrá mantenerse al día con los promedios a los que nos hemos acostumbrado en el pasado.
Esto podría conducir a rendimientos mucho más bajos en los mercados financieros y a un menor nivel de vida. La desigualdad de riqueza continúa ampliando la brecha entre los que tienen y los que no tienen, creando aún más municiones para el desastre que se avecina.
Es fácil dejarse atrapar por esta línea de pensamiento porque generalmente los doctores que presentan el caso tienen modelos complejos y una narrativa para respaldar sus afirmaciones. En un futuro incierto, a veces es fácil pasar a una visión pesimista sobre hacia dónde se dirigen las cosas.
¿Qué pasa si las personas están subestimando el potencial del futuro crecimiento económico mundial y la innovación? Cualquiera que tenga un teléfono inteligente tiene mejores capacidades de telefonía móvil que el presidente de los EE. UU. Hace 25 años y un mejor acceso a la información que el presidente hace 15 años (piense en Google). Es imposible predecir lo que puede suceder cuando el crecimiento exponencial se afianza porque significa que las mejoras se desarrollan sobre sí mismas de manera muy similar al interés compuesto por los esteroides.
Diamandis argumenta que la mayoría de las personas ni siquiera pueden comenzar a imaginar adónde nos llevará el progreso tecnológico continuo porque es difícil comprender el crecimiento exponencial. Y no en un futuro lejano dentro de cientos de años. Regreso al futuro II podría estar aquí antes de lo que pensamos. Él dice que para la década de 2030 podríamos ver grandes avances en todos nuestros problemas más importantes. Estos son algunos de los posibles solucionadores de problemas:
Fuentes baratas y amplias de energía reutilizable (solar)
Agricultura más inteligente (semillas genéticamente modificadas y carne cultivada a partir de células madre)
Tecnologías de robot (para conducir nuestros automóviles y cuidar a los ancianos)
Agua limpia en todo el mundo (sistemas portátiles de purificación de agua)
Mejor atención médica (los médicos usarán tecnologías de laboratorio en un chip para ejecutar cientos de diagnósticos en cuestión de minutos desde una gota de saliva o sangre a través de su teléfono inteligente)
Filantropía (busque la promesa de donación)
Dispositivos domésticos interconectados (todo con un enchufe será más eficiente y estará conectado mediante una dirección IP a través de Internet que puede controlar)
Educación para todos (aprenda en cualquier parte del mundo con acceso a Internet Wi-Fi)
Los beneficios de áreas como la educación mejorada también podrían conducir a una mayor libertad y democracia en los países opresivos, aunque esto podría llevar algún tiempo.
Pero si se cumple una fracción de lo que pronostica, esto podría significar (1) niveles de vida más altos en todo el mundo, (2) una creciente clase media de consumidores para comprar productos, ahorrar e invertir, y (3) tecnologías saliendo a la luz que una vez solo estaban reservadas para el cine.
Sin mencionar el hecho de que muchos de estos avances podrían ayudar a cerrar la brecha de la riqueza y sacar a miles de millones de personas de la pobreza (Muchos ven una situación en la que los ricos continúan enriqueciéndose con el progreso tecnológico, pero Diamondis argumenta que realmente tener un impacto mucho mayor en los pobres que en los ricos).
El punto es que nadie tiene idea de la forma del futuro, especialmente cuando se trata de pronosticar desarrollos económicos y tecnológicos. Elijo creer que las personas seguirán queriendo mejorar sus vidas, innovar, ser más inteligentes, ayudar a otros y mantener el motor de crecimiento en la dirección correcta. What if the Future is Better Than We Think? por Ben Carlson, 2014.
No en vano, renombrados economistas reconocen que el sistema de mercado y la libertad de los individuos para elegir qué producir, cómo producir y para quién producir es el único que ha podido crear riqueza y elevar el nivel de vida de las personas.
…”.soy liberal precisamente porque me interesa eliminar la pobreza del Tercer Mundo. Además de creer firmemente que la libertad de los individuos es el valor sobre el que deben fundamentarse la sociedad y la economía (la palabra liberal tiene el mismo origen etimológico que la palabra libertad), estoy profundamente convencido de que la libertad de elección individual dentro de la economía de mercado es un gran mecanismo, quizá el mejor mecanismo que jamás haya inventado el hombre, para crear riqueza y bienestar. Y la historia nos lo demuestra. Tal como dice el economista americano Paul Krugman, «el espíritu mercantil y el afán de lucro han hecho más para un gran número de gente pobre que toda la ayuda humanitaria y todos los créditos blandos concedidos por todos los gobiernos y todas las ONG del mundo a la vez».” Xavier Sala i Martin. Economía liberal para no economistas y no liberales (2001)
Todas las sucesivas oleadas de cambios introducidos por las innovaciones tecnológicas han permitido la creación de más y más bienes y servicios, no solamente ampliando la cantidad producida y reduciendo los precios, sino también mejorando la calidad y características, pero también de productos nuevos y previamente inexistentes, para satisfacer las crecientes demandas de los consumidores, que aumentan en la medida en que aumentan sus ingresos.
Si hay un lugar donde la innovación tecnológica es la dinámica central de las actividades diarias ese es Silicon Valley en California. Estas son algunas de las impresiones de Moisés Naim durante su visita a Silicon Valley:
“Acabo de pasar unos días en Silicon Valley. Desde este valle de California emanan con frecuencia nuevas tecnologías que cambian la vida de millones de personas en todo el mundo. Estuve conversando con inventores, emprendedores e inversionistas, así como con los jefes de las empresas donde trabajan. Muchas de ellas generan cuantiosas ganancias y otras aún no, y quizá nunca lo hagan. Las más sorprendentes son aquellas que son adquiridas por montos enormes a pesar de que sus ingresos son relativamente bajos.
WhatsApp, fue creada en 1999 y contando con 55 empleados y 20 millones de dólares de ingresos en 2014 fue comprada por Facebook por 19 mil millones de dólares.
Una tendencia que se ha acelerado es la de empresas basadas en internet con enorme éxito y sin fines de lucro; sólo quieren hacer el bien. Una de las más destacadas es el Khan Academy, creada por Salman Khan, un joven emprendedor que está revolucionando la educación a escala mundial. Otro ejemplo lo aportan Vint Cerf, uno de los creadores de internet que junto con sus colegas renuncio a monetizar su creación.
Hablar de cambio en Silicon Valley resulta como hablar de pan en una panadería: es lo que allí se hace. De eso viven, sólo en eso piensen, ya eso dedican el inmenso talento que allí se concentra y la imaginable cantidad de dinero listo para apostar por las ideas más audaces.
Es la cultura inherente a Silicon Valley: la ambición, la búsqueda de grandes números de usuarios, la propensión al solucionismo, es decir, la suposición de que todo problema tiene solución y que muy probablemente esa solución implica el uso de internet. Es una cultura de jóvenes, de gente que viene de todas partes del mundo, donde lo que importa es lo que uno sabe o lo que uno puede inventar, no donde nació, su color de piel, su acento, cómo viste o quiénes son sus padres. Es la meritocracia más intensa que he visto. También es una cultura que desdeña al gobierno, las organizaciones jerárquicas y centralizadas. En cambio, venera la informalidad, la agilidad, la movilidad, la inteligencia y sobre todo la propensión al riesgo y, más correctamente el no tenerle miedo al fracaso.
Mientras que en otras culturas un fracaso deja una marca negativa e indeleble en la reputación de una persona, en Silicon Valley el fracaso es visto como un valioso aprendizaje que ayuda a evitar errores en el futuro. Cabe también destacar que Silicon Valley se podría llamar el valle de los hombres: el número de mujeres es sorprendentemente bajo.
En esta visita detecte algunos cambios. Hay más empresas, más tecnologías, más iniciativas, más incursión en nuevos sectores -de automóviles a energía exploración espacial-; hay más dinero disponible para la inversión y más ganas de tener clientes fuera de Estados Unidos.
Muchas de las compañías recién creadas son micro multinacionales: desde el inicio nacen con la ambición de operar mundialmente.
Otra tendencia que detecte es que, aunque no lo reconozcan, los gigantes se sienten inseguros. Google, Facebook y otra de las empresas más grandes sienten la presión de consumidores que se rebelan ante alguna de sus prácticas y de gobiernos dispuestos endurecer las regulaciones.
Finalmente ¿cuáles son las principales sorpresas que nos legará el Silicon Valley en los próximos años? Imposible saberlo. Pero me arriesgo a señalar tres sectores que aportan dan innovaciones muy transformadoras. Uno es el campo de la energía, dónde habrá interesantes inventos relacionados con el almacenamiento y la mejora de baterías de gran tamaño, así como tecnologías más limpias y menores costos.
El segundo es el “internet de las cosas”, es decir, la creciente interconexión de todo tipo de aparatos y objetos a través de red. Se espera que muy pronto internet esté conectando entre sí más objetos (desde electrodomésticos a reservas de farmacia) que personas. Un tercer sector es la salud: me llevé la impresión de que veremos interesantes avances en tecnologías que mejoran la calidad de vida de los ancianos y otras que aumenten drásticamente la eficiencia y abarata en la prestación de servicios médicos y hospitalarios. Y muchas más de la popularización del dinero virtual como el Bitcoin o la exploración del espacio o la proliferación de robots de todo tipo”. (Moisés Naim en “Repensar el mundo 111 sorpresas del siglo XXI”.
No hay duda de que el talento y el espíritu emprendedor, la meritocracia, la libertad individual y el desarrollo de las fuentes de financiamiento son los factores que han hecho posible lo que ocurre en Silicon Valley. Sin el entorno de una economía de mercado competitiva y un sistema político democrático, es imposible desarrollar esos factores.
Sin embargo, la presente revolución tecnológica también trae perdedores, particularmente las personas que se verán afectadas por la robotización, que combinada con la globalización afectará muchos de los trabajos actuales, fenómeno para el que Richard Baldwin acuña la palabra globótica. Este tema lo aborda en un artículo, del cual extraigo estos párrafos:
… Nuestra capacidad de recopilar, transmitir, almacenar y procesar información digital se duplica cada año más o menos, y esto, a su vez, está creando un nuevo tipo de globalización que es virtual, y un nuevo tipo de robot que puede pensar.
La tecnología de ‘presencia virtual’ y la traducción automática instantánea permitirán a los extranjeros talentosos que se encuentran en el extranjero brindar servicios en nuestras oficinas y espacios de trabajo. Será casi como si estos trabajadores remotos estuvieran realmente allí con nosotros. Una forma de inteligencia artificial (IA) conocida como ‘aprendizaje automático’ es enseñar a las computadoras a automatizar tareas que involucran el reconocimiento de patrones basado en la experiencia, tareas que son comunes en trabajos profesionales, administrativos y de servicio. La parte de más rápido crecimiento del mercado de software empresarial, puede sorprenderse al aprender, es la automatización robótica de procesos (RPA), las aplicaciones que utilizan el aprendizaje automático para observar y luego copiar estas tareas.
Estos cambios desordenarán los trabajos del sector profesional y de servicios radicalmente más rápido que la globalización interrumpió el sector manufacturero. La globalización tradicional fue impulsada por un aumento en línea recta en nuestra capacidad de enviar mercancías. AI y RI pueden crecer exponencialmente.
Nuestros cerebros, que evolucionaron para comprender un mundo a poca distancia, encuentran que el crecimiento exponencial es inverosímil. El crecimiento exponencial significa que cada paso es dos veces el tamaño del anterior. Si pudieras duplicar la longitud de tu zancada cada vez que das un paso, tu zancada 23 podría llevarte de Nueva York a Los Ángeles.
Globotics avanza exponencialmente, debido a tres leyes digitales: la Ley de Moore, la Ley de Gilbert y la Ley de Metcalf (ver mi secuencia de blogs ). También es la razón por la que tantas personas no son conscientes de cuán revolucionarios serán los cambios o viven negando la rapidez con la que vendrán.
La revolución globótica promete un futuro maravilloso. Todos podríamos prosperar en una sociedad más justa y más humana. El peligro radica en una reacción neoludita.
Con su ritmo y enfoque en el servicio y los trabajos profesionales, la globótica podría destruir los cimientos de la prosperidad de la clase media en América del Norte y Europa….
Muchos de estos trabajos están en los sectores que los ‘globots’ interrumpirán. Si millones de vidas caen en desorden y las comunidades se ven afectadas, probablemente no veremos una actitud de “mantener la calma y continuar”. Existe una gran posibilidad de que haya una reacción violenta.
El desplazamiento de empleos será impulsado al ritmo de la tecnología digital, porque el desplazamiento de empleos es el modelo de negocio. El reemplazo de trabajo, por el contrario, está impulsado al ritmo del ingenio humano y el espíritu empresarial, que será mucho más lento.
Toda gran transformación crea triunfos para quienes pueden aprovechar las oportunidades y tragedias para quienes no pueden. Preparar a la sociedad para la agitación requiere una comprensión profunda de las fuerzas técnicas, económicas y políticas que configuran la globótica, ya que no habrá una receta universal para el éxito. Los cambios están llegando demasiado rápido y de muchas maneras para que funcione una fórmula única para todos. Las personas tendrán que pensar qué significa la globotics para su situación particular.
Puedo pensar en tres principios:
Las viejas reglas no funcionarán. La regla estándar para prosperar en la era de la globalización era obtener más habilidades. Esto no funcionará en la era de la globótica, porque los globots tienen muchas habilidades.
No compitas con los globots . Aléjese de las habilidades basadas en el reconocimiento de patrones basado en la experiencia y hacia tareas que requieren contacto frecuente y en persona, que los globots no pueden copiar.
Vea su humanidad como una ventaja, no una desventaja . Los humanos tienen ventajas únicas sobre los globots en cosas como conocimiento cultural local, juicio, empatía, intuición, creatividad y comprensión de interacciones complejas entre equipos de humanos. Con la preparación adecuada, deberíamos ser capaces de utilizar las funciones de aprendizaje rápido y ahorro de tiempo de globotics para hacernos más productivos a nosotros mismos y a nuestras empresas y responder mejor a las oportunidades y desafíos competitivos. Richard Baldwin. Sense and nonsense in the public discussion of the future of work. Nov. 2019.
Carl O. Pabo, fundador y presidente de Humanity 2050, además de reconocer que ha “mejorado claramente la vida diaria de la mayoría de la humanidad”, advierte en un artículo más reciente de la necesidad de abordar el desarrollo tecnológico con un enfoque integrador, dadas las externalidades y efectos negativos secundarios en el uso de algunas tecnologías. Dice:
En los últimos cientos de años, la ciencia y la tecnología, guiadas por la razón y el conocimiento, han mejorado claramente la vida diaria de la mayoría de la humanidad. Pero el progreso no es lineal. Cada avance produce algún tipo de interrupción y efectos secundarios que la sociedad lucha por abordar.
Por ejemplo, el proceso Haber-Bosch para la fijación artificial de nitrógeno aumentó los rendimientos agrícolas, pero ha provocado que las vías fluviales de todo el mundo se contaminen con la escorrentía debido al uso excesivo de algunos fertilizantes. Los clorofluorocarbonos, utilizados como refrigerantes, causaron el agujero de ozono, pero los esfuerzos para reemplazarlos dieron lugar a hidrofluorocarbonos , que son peligrosos gases de efecto invernadero. Y aunque los antibióticos han salvado cientos de millones de vidas, ahora se usan tan ampliamente que las cepas resistentes a los medicamentos se han convertido en un nuevo riesgo para la salud humana. Hay muchos más ejemplos de este tipo en todas las áreas de la ciencia y la tecnología. … Las empresas que desarrollan nuevas tecnologías, por ejemplo, deben evaluar y mitigar los riesgos en puntos clave de los procesos de investigación, desarrollo e implementación.
… La democracia y el capitalismo, junto con la ciencia moderna, han dado lugar a un notable florecimiento del pensamiento, la creatividad, la expresión y la invención, que ha consolidado la suposición de larga data de que el conocimiento, y las perspectivas de control humano de nuestro destino, aumentarían constantemente. Pero ahora hemos entrado en una fase en la que la complejidad creciente está creando un mundo que nadie entiende en detalle. … Este es un llamado a la acción global, digno de nuestras mentes más brillantes. Carl O. Pabo. Escapando de la trampa de la complejidad global. Enero 2020.
El Foro Económico Mundial ya está trabajando “para garantizar que las tecnologías nuevas y emergentes ayuden, no perjudiquen, a la humanidad”.
El Foro Económico Mundial fue el primero en llamar la atención del mundo sobre la Cuarta Revolución Industrial, el período actual de cambio sin precedentes impulsado por los rápidos avances tecnológicos. Las políticas, las normas y los reglamentos no han podido seguir el ritmo de la innovación, creando una creciente necesidad de llenar este vacío.
El Foro estableció el Centro para la Red de la Cuarta Revolución Industrial en 2017 para garantizar que las tecnologías nuevas y emergentes ayuden, no perjudiquen, a la humanidad en el futuro. Con sede en San Francisco, la red lanzó centros en China, India y Japón en 2018 y está estableciendo rápidamente Centros de afiliados administrados localmente en muchos países de todo el mundo.
Confío en que las mentes brillantes continuarán creando novedosas formas de mejorar cada vez más el nivel de vida de los ciudadanos. Lamentablemente, son unos pocos. Los muchos, la mayoría que solo espera a disfrutar de lo que los pocos hacen, podrían verse tentados a elegir lideres políticos y autoridades que poco o nada comprenden sobre cómo funciona el motor de las economías y estancar el progreso. con medidas insensatas.
El clérigo estudioso de Dante y economista del XIX y principios del siglo XX, Philip Wicksteed, escribió un notable artículo de crítica de Marx de que apareció en octubre de 1884, un año después de la muerte de Marx, en la revista socialista inglesa To-day. Un argumento en ese artículo no ha recibido la atención que merece. Da un golpe fatal a la tesis de la plusvalía de Marx.
Marx defiende la teoría laboral del valor, y la usa para explicar cómo los capitalistas obtienen ganancias. Según esta teoría, el valor de una mercancía es el tiempo de trabajo socialmente necesario requerido para producirlo. En el sistema capitalista, los trabajadores venden su fuerza de trabajo al empleador. El costo de la fuerza de trabajo, entonces, es el tiempo socialmente necesario requerido para producirlo. Marx considera que este es el tiempo socialmente necesario para producir los bienes que permiten a los trabajadores sobrevivir y reproducirse. Suponga que un trabajador trabaja durante diez horas cada día y suponga además que el costo de la fuerza laboral es de solo seis horas. Luego, el empleador obtiene cuatro horas adicionales, y esto es lo que Marx llama “plusvalía”. El empleador no ha pagado al trabajador menos de lo que vale, según la teoría del valor laboral, pero aún así gana un valor extra. Recuerda, según Marx,
Como explica Marx en Valor, Precio y Ganancia:
Al comprar el poder de trabajo del trabajador y al pagar su valor, el capitalista, como cualquier otro comprador, ha adquirido el derecho de consumir o usar la mercancía comprada. Consume o usa la fuerza de trabajo de un hombre haciéndolo trabajar, como consume o usa una máquina haciéndola funcionar. Al comprar el valor diario o semanal del poder de trabajo del trabajador, el capitalista, por lo tanto, adquirió el derecho de usar o hacer esa fuerza de trabajo durante todo el día o la semana…
El valor de la fuerza de trabajo está determinado por la cantidad de trabajo necesario para mantenerlo o reproducirlo, pero el uso de ese poder de trabajo solo está limitado por las energías activas y la fuerza física del trabajador. El valor diario o semanal de la fuerza de trabajo es bastante distinto del ejercicio diario o semanal de ese poder, lo mismo que la comida que un caballo quiere [es decir, necesita] y el tiempo que puede transportar al jinete son bastante distintos. La cantidad de trabajo por la cual el valor de la fuerza de trabajo del trabajador es limitado, de ninguna manera constituye un límite para la cantidad de trabajo que su fuerza de trabajo es apta para realizar.
Wicksteed usa la teoría subjetiva del valor para mostrar lo que está mal con este argumento. Él dice:
Solo resta aplicar nuestros resultados a la teoría de la plusvalía de Marx. La piedra angular del argumento por el cual se apoya esa teoría es, como hemos visto, la proposición de que el valor de la fuerza de trabajo [la traducción de Wicksteed del término alemán para “poder de trabajo”] está fijado por la cantidad de trabajo necesaria para producirlo, mientras que al emplearse, esa misma fuerza de trabajo se licua en una mayor cantidad de trabajo de la necesaria para producirla, de modo que si un hombre compra la fuerza de trabajo a su valor, podrá extraer al final de su negociación más trabajo (y, por lo tanto, más valor) del que le dedica al otro.
Sin embargo, ahora hemos aprendido que el valor no depende de la “cantidad de trabajo contenido” y no siempre coincide con él. ¿En qué condiciones coincide así? ¿Y la fuerza laboral cumple con esas condiciones? Siempre que el trabajo se pueda dirigir libremente a la producción de A o B opcionalmente, de modo que x días de trabajo se puedan convertir a voluntad en y unidades de A, o z unidades de B, entonces, pero solo entonces, el trabajo se dirigirá a la producción de una u otra unidad hasta que la abundancia o escasez relativa de A y B sea tal que las unidades y de A sean tan útiles en el margen de suministro como las unidades z de B. Entonces se alcanzará el equilibrio.
Por ejemplo, suponga que la mano de obra se puede cambiar fácilmente entre la producción de libros y periódicos. Luego, de acuerdo con la teoría subjetiva del valor, el trabajo cambiará hasta que no haya ganancias en la utilidad al cambiar las cantidades de periódicos y libros producidos. Wicksteed, que sigue a Jevons, dice que la mano de obra cambiará hasta que las unidades de periódicos y libros tengan la misma utilidad. (Mises y Rothbard no lo expresarían de esta manera, pero para nuestros propósitos esto no es relevante).
Sin embargo, ¿qué sucede cuando la mano de obra no se puede cambiar fácilmente para producir una cantidad diferente de un bien en particular? Entonces, dice Wicksteed, no hay razón para pensar que el valor del bien estará relacionado con la cantidad de tiempo de trabajo necesario para producirlo. Y, crucialmente, la fuerza laboral es un bien de este tipo.
Pero si hay alguna mercancía C, para cuya producción un hombre que tiene trabajo a su disposición no puede dirigir ese trabajo a su voluntad, entonces no hay razón alguna para suponer que el valor de C tendrá alguna relación con el cantidad de trabajo que contiene, porque su valor está determinado por su utilidad en el margen de la oferta, y por hipótesis está fuera del poder del trabajo aumentar o disminuir ese margen.
Ahora, este es el caso de la fuerza laboral en todos los países en los que el trabajador no es personalmente un esclavo. Si obtuve por compra o de otra manera el derecho de aplicar una cierta cantidad de mano de obra a cualquier propósito que elija, no puedo dirigirlo a mi elección a la producción de sombreros (por ejemplo) o a la producción de fuerza laboral, a menos que yo viva en un país donde tener esclavos es posible; y, por lo tanto, no existe una ley económica cuya acción lleve el valor de la fuerza laboral y el valor de otras mercancías a la proporción de las cantidades de trabajo, respectivamente, incorporadas en ellas.
El punto brillante de Wicksteed es que, fuera de un sistema en el que los empleadores podrían ordenar a los trabajadores que produzcan más trabajadores, la fuerza laboral no es un bien que los empleadores puedan cambiar fácilmente para producir más fuerza laboral. Solo si la fuerza de trabajo pudiera cambiarse para producir más fuerza de trabajo, su valor estaría relacionado con el tiempo necesario para producirlo, es decir, con el costo de producir y reproducir al trabajador. Por lo tanto, la tesis de Marx de la plusvalía falla. Wicksteed on Surplus Value