Antes de 1800, prácticamente todos eran pobres. Estaba la realeza, estaban esos grandes terratenientes, pero ellos constituían una pequeña minoría, y prácticamente todas las personas vivían en la pobreza. Además, todos vivían muy vinculados a sus tierras. Esa era la historia de la humanidad. Por cierto, hubo algunos cambios enormes, como la agricultura. Antes de que surgiera la agricultura, la mayor parte de las personas eran cazadores y recolectores. Y luego, con la agricultura, la producción de alimentos llegó a las personas, y no viceversa. La gente no tenía que salir a buscar alimentos. Había lugares donde sabían que se generaría un suministro constante.
Pero la riqueza estaba ligada a la tierra, y quienes controlaban la tierra, controlaban gran parte de la riqueza del mundo. La dificultad estaba en el transporte o el traslado de todo: artículos, ideas, personas. Era muy difícil movilizar cualquier cosa, por lo que no había mucho comercio. Así, el costo de trasladar cosas era un aspecto realmente importante y configuró la manera en que se formaron las sociedades.
En el siglo XVII, solamente 3000 barcos europeos navegaban a Asia. En el siglo XVIII, durante los 100 años siguientes, lo hacían alrededor de 6000 embarcaciones. Era muy difícil transportar todo tipo de artículos.
Ahora bien, entre 1800 y 1820 aproximadamente, hubo acontecimientos muy importantes. Y los dos más significativos que suele estudiar la mayoría de los historiadores son la Revolución Industrial y el descubrimiento del vapor. Alrededor de 1820, el vapor hizo posible el transporte de bienes, y el transporte de bienes impulsó la industrialización, el comercio y el crecimiento económico.
Pero justo alrededor de esa época, con el advenimiento de la Revolución Industrial y el vapor, también se inició lo que una de las grandes economistas, Deirdre McCloskey, denominó la “gran divergencia”, lo que significó que ciertas áreas, en especial Europa y Estados Unidos, se hicieron ricas muy rápidamente.
Ella habla de la fundación, la formación de la denominada burguesía. Y la burguesía la constituían antiguos campesinos suficientemente cercanos a la realeza que querían vivir de esa manera. Por eso, ella considera el surgimiento de la burguesía como un acontecimiento muy importante, porque fue la precursora de la clase media.
En los dos siglos transcurridos desde 1820 hasta ahora, la disponibilidad de bienes y servicios sencillamente explotó. No se trató de cambios menores: hubo enormes cantidades de cambios, porque antes de 1820, las personas nacían y morían prácticamente en el mismo mundo. Desde que nacían hasta que morían, el mundo no cambiaba mucho. Pero a partir de 1820, comenzó a transformarse vertiginosamente.
Hace dos siglos, en Estados Unidos, cuatro de cada cinco adultos trabajaban para cultivar alimentos para sus familias. En la actualidad, un agricultor alimenta a 300 personas.
La razón por la que menciono esto es que debemos poner las cosas en perspectiva. Tenemos que poner la evolución del progreso humano —el desarrollo, que es a lo que nos dedicamos en el Banco Mundial— en la perspectiva de lo que sucedió antes.
El presidente de China, Xi Jinping, habla de miles de años de gran éxito. Y, ciertamente, Asia y Oriente Medio fueron la cuna de gran parte de la innovación antes de 1800. Sin embargo, a menudo él dice que los 200 años siguientes a 1800 no fueron tan prósperos para China, aunque sin duda ese país crece aceleradamente en la actualidad.
Pero recuerden que, antes de 1800, prácticamente todos eran pobres.
Jim Yong Kim, Presidente del Grupo Banco Mundial. Discurso en American University. Washington, 10 de abril de 2018
Nunca, en toda la historia de la humanidad, al planeta Tierra había tenido una tasa de pobreza extrema tan baja como la que tenemos en el 2015. La tasa de pobreza extrema mundial se ha dividido por 5 desde 1970 y se ha dividido por 2 desde 1990. Es decir, los objetivos del milenio que pedían que la pobreza se dividiera por dos entre 1990 y 2015 se consiguieron. El éxito fue tan rotundo que a septiembre de 2015, las Naciones Unidas propusieron un nuevo objetivo para la humanidad: erradicar la pobreza extrema en 2030. Xavier Sala i Martin. Economía en Colores (2015)
Veamos otros datos del Banco Mundial:
La riqueza mundial creció aproximadamente un 66 % entre 1995 y 2014 (de USD 690 billones a USD 1140 billones en dólares estadounidenses constantes de 2014 a precios de mercado). La proporción de la riqueza mundial de los países de ingresos medianos está creciendo: pasó del 19 % al 28 % entre 1995 y 2014, mientras que la proporción de la riqueza mundial de los países de ingreso alto de la OCDE disminuyó del 75 % al 65 %.
La buena noticia es que la riqueza general está aumentando. Los países de ingreso mediano acortan la brecha con los países de ingreso alto y ahora tienen una mayor participación en la riqueza. Más de 20 países de ingreso bajo, donde el capital natural era el componente predominante de la riqueza general, pasaron a ser de ingreso mediano, en parte invirtiendo de manera prudente ganancias derivadas de los recursos naturales en sectores como el de infraestructura y educación. Sin embargo, no todo es positivo ya que el valor de los bosques productivos disminuyó y la riqueza per cápita se redujo o se estancó en más de dos docenas de países. Banco Mundial.
Los avances logrados en la reducción de la pobreza han sido notables en las últimas décadas. El mundo cumplió la meta del primer objetivo de desarrollo del milenio de disminuir a la mitad para 2015 la tasa de pobreza registrada en 1990, lográndolo en 2010, cinco años antes del plazo previsto. Pero pese a los avances en la reducción de la pobreza, la cantidad de personas que viven en condiciones de pobreza extrema en el mundo sigue siendo inaceptablemente alta. Además, si se tienen en cuenta los pronósticos del crecimiento mundial, el ritmo de reducción de la pobreza tal vez no sea suficientemente rápido para alcanzar la meta de poner fin a la pobreza extrema a más tardar en 2030.
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- De acuerdo con las últimas estimaciones, el 10 % de la población mundial vivía con menos de USD 1,90 al día en 2015, en comparación con el 11 % en 2013. Esta proporción es inferior al valor de casi 36 % registrado en 1990.
- En la actualidad, casi 1100 millones de personas menos viven en la pobreza, en comparación con 1990. En 2015 había 736 millones de personas que vivían con menos de USD 1,90 al día, cifra inferior a los 1850 millones de 1990.
Si bien las tasas de pobreza han disminuido en todas las regiones, los avances no han sido uniformes:
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- Dos regiones, Asia oriental y el Pacífico (47 millones de personas extremadamente pobres) y Europa y Asia central (7 millones) han reducido la pobreza extrema a menos del 3 % y han alcanzado la meta de 2030.
- Más de la mitad de la población extremadamente pobre vive en África al sur del Sahara. De hecho, la cantidad de pobres de esa región aumentó en 9 millones, por lo que en 2015 había 413 millones de personas que vivían con menos de USD 1,90 al día, cifra superior a la de todas las demás regiones en conjunto. Si esta tendencia se mantiene, para 2030 prácticamente 9 de cada 10 personas extremadamente pobres vivirán en África al sur del Sahara.
- La mayoría de las personas pobres del mundo viven en zonas rurales y tienen escasa instrucción, trabajan principalmente en el sector de agricultura y son menores de 18 años.
Aún queda mucho por hacer para poner fin a la pobreza extrema, y siguen existiendo muchos desafíos. Las proyecciones más recientes muestran que, si se mantiene el rumbo actual, el mundo no será capaz de erradicar la pobreza extrema para 2030. Eso se debe a que cada vez es más difícil llegar a quienes todavía viven en la pobreza extrema, dado que con frecuencia se encuentran en países en situación de fragilidad y zonas remotas. El acceso a buena educación, atención de la salud, electricidad, agua salubre y otros servicios fundamentales sigue estando fuera del alcance de muchas personas, a menudo por razones socioeconómicas, geográficas, étnicas y de género.
El enfoque multidimensional —en el cual se incluyen otros aspectos, tales como la educación, el acceso a servicios básicos, la atención de la salud y la seguridad— revela un mundo en el que la pobreza es un problema mucho más generalizado y arraigado. La proporción de pobres, según una definición multidimensional que abarca el consumo, la educación y el acceso a servicios básicos, es alrededor del 50 % más alta que cuando se mide teniendo en cuenta exclusivamente la pobreza monetaria. Es más, el progreso frecuentemente es temporal para quienes han logrado salir de la pobreza: las crisis económicas, la inseguridad alimentaria y el cambio climático amenazan con quitarles aquello que han conseguido con tanto esfuerzo y con hacerlos caer nuevamente en la pobreza. Será fundamental encontrar formas de enfrentar estos problemas a medida que se avanza hacia 2030. Banco Mundial. Pobreza: panorama general (2019)
No hay mejor ejemplo que el de China para verificar que la desigualdad puede aumentar y eso no tiene absolutamente ningún impacto negativo en la pobreza, sino al contrario. China es uno de esos países donde se pasó de un sistema económico socialista a uno capitalista.
“El capitalismo de libre mercado con propiedad privada y asignación de bienes y servicios determinada por el mercado a menudo se le atribuye la generación de crecimiento económico y altos ingresos promedio. Pero los críticos sostienen que una economía de mercado no ayuda lo suficiente a los pobres. El socialismo, que combina la propiedad estatal de gran parte de los medios de producción con una asignación sustancial determinada centralmente, es defendido por ser más benévolo que el capitalismo de libre mercado.
Gran parte de la literatura analiza el bienestar relativo. La benevolencia se mide a menudo por la desigualdad o por cómo les va a los ricos en relación con los pobres, pero la desigualdad no es una buena medida de qué tan bien les va a los pobres en general.
China es quizás el mejor ejemplo de ello. Es probable que se extraigan inferencias completamente diferentes con respecto al bienestar de los pobres dependiendo de la medida elegida. La Figura 1 muestra lo que sucedió con la desigualdad de ingresos en China desde 1980 cuando la economía pasó de un control estricto a uno más orientado al mercado con una propiedad privada significativa y flexibilidad empresarial. El aumento de la desigualdad es enorme. La relación entre el ingreso promedio de los que se encuentran en el decil superior y el ingreso promedio de los del decil inferior pasó de ocho en la década de 1980 a alrededor de cuarenta, y solo comenzó a revertirse en los últimos años. Presentado solo, este hecho sugiere que, aunque el movimiento hacia el mercado ha beneficiado a los ricos en China, no ha ayudado a los pobres.
El gráfico 2, que rastrea el ingreso mensual absoluto del decil más bajo de China a lo largo del tiempo, sugiere una conclusión diferente. Aunque tomó una década, a mediados de la década de 1990, los ingresos de los más pobres de China comenzaron a crecer y la tasa de crecimiento repuntó en la última década. Hoy en día, los chinos más pobres ganan cinco veces más que apenas dos décadas antes. A lo largo de la década de 1980 y antes, una gran parte de la población china vivía en la pobreza extrema. Los pobres de hoy en China siguen siendo pobres según los estándares de los países desarrollados, pero no se puede negar que están mucho mejor que hace dos décadas. De hecho, el rápido levantamiento de tantas personas del peor estado de pobreza es probablemente el mayor cambio en el bienestar humano en la historia mundial.
La experiencia de China es quizás la más pronunciada e importante porque muchos se ven afectados. Pero no es único. India, con una población casi igual a la de China, experimentó un fenómeno similar, aunque en menor medida. La relación entre los ingresos de los que se encuentran en el decil superior y los del decil inferior pasó de dieciséis a veinte durante las últimas tres décadas. Al mismo tiempo, el ingreso absoluto del decil más pobre se duplicó aproximadamente. La desigualdad aumentó, pero los pobres se hicieron sustancialmente más ricos. India también adoptó reformas de mercado a fines de los años ochenta y noventa.
…El caso chino es una prueba de que la creciente desigualdad no implica una caída de los ingresos entre los pobres. Más allá de China, existe evidencia general sobre el tema derivada de muchos países y durante varios años. Los resultados de ese análisis se pueden resumir.
Primero, no hay evidencia de que, en general, los grupos de altos ingresos se beneficien más de un movimiento hacia el capitalismo que los grupos de bajos ingresos. El efecto de cambiar la propiedad estatal y la libertad económica sobre los ingresos no es mayor para los ricos que para los pobres. En segundo lugar, el crecimiento de los ingresos se correlaciona positivamente entre los deciles. La situación se acerca más a una marea alta que levanta todos los barcos que a que el gordo engorda al adelgazar al delgado. Por último, no existe evidencia consistente en el gran número de países y períodos examinados de un vínculo fuerte y generalizado entre el crecimiento de los ingresos y la desigualdad. Hay ejemplos, como China, donde el crecimiento de los ingresos se combinó con grandes aumentos de la desigualdad, pero otros como Chile, donde se produjo un fuerte crecimiento de los ingresos sin grandes cambios en la desigualdad, y Corea del Sur,
Las transferencias y la redistribución presentan el cuadro más complejo de la participación estatal.
Las transferencias de ricos a pobres a través del sistema tributario son un lujo que solo los países ricos parecen poder permitirse y no son un producto del socialismo per se. Existe una correlación muy alta (-.67 en 2010) entre la renta mediana contemporánea y el bajo índice de transferencia entre países.
Los países de alta transferencia como los de Escandinavia y otras partes ricas de Europa tienen principalmente propiedad privada y libertad económica más parecida a la que prevalece en Estados Unidos que en los países socialistas. Los pobres definitivamente —y como era de esperar— parecen beneficiarse de transferencias más altas en un momento determinado. Pero los altos impuestos que generalmente acompañan a las transferencias dan como resultado un crecimiento de ingresos bajos para los grupos de ingresos medios y altos dentro de un país determinado a lo largo del tiempo. Edward Paul Lazear. Socialism, Capitalism, And Income.
Concluyendo, los datos muestran que el capitalismo ha elevado los ingresos sustancialmente para los más pobres, aunque la desigualdad se haya mantenido o aumentado. Los ingresos son una medida importante porque se traducen en consumo. Al aumentar sus ingresos, los pobres pueden disfrutar del acceso a bienes y servicios, en una buena parte comunes a los que disfrutan los más ricos, aumentan por tanto su riqueza. La riqueza, como lo manifiesta Michael Munger no es el dinero, ni los activos que se poseen, la riqueza es poder consumir bienes y servicios, o más bien la riqueza es el uso de cosas y el acceso a los servicios.
Ver el artículo principal: Desigualdad y Desarrollo Económico: Por qué la desigualdad es necesaria para reducir la pobreza.
Arturo J. Solórzano
Julio, 2020