El economista surcoreano [Ha-Joong Chang], considerado uno de los pensadores más importantes del mundo, afirma que la razón detrás de estas revueltas es una sola: la incapacidad de estos países de innovar, de cambiar la estructura de mercado y, con ello, de reducir la desigualdad.
BBC News. Fernanda Paúl. “El fracaso de construir una economía más igualitaria e innovadora es lo que está en el corazón de las protestas latinoamericanas”: 4 febrero 2020.
Chang casi no se equivoca en el diagnóstico pero se equivoca completamente en identificar al culpable. Veamos: Puede tener algo de razón cuando dice que la causa detrás de las revueltas latinoamericanas de 2019 es «la incapacidad de estos países de innovar, de cambiar la estructura de mercado” para elevar el nivel de vida. En el caso de Chile, donde se produjeron las protestas más violentas, es muy discutible. Pero lo que sigue “y, con ello, de reducir la desigualdad.” es una falacia. Tomemos el ejemplo de Chile o el de China, dos países con altas tasas de crecimiento, con sistemas económicos y políticos diferentes y en continentes diferentes. En ambos países, la innovación y la diversificación productiva (la estructura de mercado) han producido un rápido crecimiento económico y mientras más gente han sacado de la pobreza, más multimillonarios tienen. Ambos parámetros, más desigualdad y menos pobreza han ido de la mano en la realidad. Es por tanto, una falacia que se confirma con el ejemplo de muchos otros países, que la innovación y la diversificación de la estructura industrial y de mercados trae como consecuencia automática una reducción de la desigualdad.
Es cierto que gran parte de la razón del atraso latinoamericano está en la escasez de innovación. La innovación conduce a diversificar la estructura del mercado hacia actividades de mayor productividad, pero “América Latina ha optado por quedarse solamente con los recursos naturales y eso significa que la región no va rápido, la economía está atascada“. Eso lo comparto totalmente.
También comparto que parte de la razón detrás de las revueltas puede estar en la percepción de que la desigualdad es causa de la pobreza y digo percepción porque la evidencia en el mundo no lo confirma. Como dije al inicio, la realidad confirma que mientras más gente se ha sacado de la pobreza, más multimillonarios hay. Pero además, el tema de la desigualdad no ha sido el detonante de las protestas en los diferentes países, en cada uno, los detonantes han sido diferentes, pero tienen en común protestas por el alza en el costo de la vida.
Sin embargo, en América Latina, donde predomina la corrupción estatal y de empresarios privados coludidos con políticos, una parte de la riqueza que acumulan se extrae de la población mediante precios altos e impuestos y lo que el Estado devuelve en servicios no lo compensa, de manera que en esos casos la desigualdad no va de la mano con la reducción de pobreza, sino al contrario. Es el caso de casi todos los países latinoamericanos, pero no de Chile o de Uruguay, donde el índice de corrupción es de los más bajos.
Índice de percepción de corrupción
William J. Baumol, Robert E. Litan, And Carl J. Schramm en su libro Good Capitalism, Bad Capitalism, and the Economics of Growth and Prosperity (2007) categorizaron cuatro modelos de capitalismo en el mundo: capitalismo emprendedor, capitalismo de grandes empresas, capitalismo guiado por el Estado y capitalismo oligárquico (o capitalismo de compinches). Los mecanismos que dirigen las energías productivas y las inversiones en cada sistema son los que diferencian una forma de otra y explican en buena parte el ritmo de desarrollo económico de los países
Una investigación realizada en 2015 por Sutirtha Bagchi y Jan Svejnar. “Does Wealth Inequality Matter for Growth? The Effect of Billionaire Wealth, Income Distribution, and Poverty“ encontró que la riqueza obtenida a través de conexiones políticas o corrupción está relacionada negativamente al crecimiento económico mientras que los efectos de la desigualdad de riqueza, la desigualdad de ingresos y la pobreza inicial políticamente desconectados son estadísticamente insignificantes.
El estudio referido es una confirmación de lo que Baumol et. al. establecen al denominar el tipo de capitalismo oligárquico “o de compinches” como diferente a otros modelos de capitalismo y su peor desempeño en crecimiento económico.
Una reciente (abril 2019) investigación del Fondo Monetario Internacional (FMI), The Cost Of Corruption, revela cómo la corrupción no solamente produce la pérdida de ingresos fiscales, sino también tiene un costo social.
Buena parte del descontento de la población se debe a la percepción de corrupción que prevalece en Latinoamérica y culpan al Estado de ser fuente o de promover la misma.
Qué pasa con la administración de los recursos que capta el Estado? Las evidencias de que el Estado en América Latina es un gran despilfarrador de recursos salieron a luz con la publicación del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) de su informe insignia “Mejor Gasto para Mejores Vidas. Cómo América Latina y el Caribe puede hacer más con menos” (2018) que muestra que cada año, la ineficiencia en el gasto de los Gobiernos de América Latina y el Caribe genera un despilfarro total de 220.000 millones de dólares, el equivalente a un 4,4% del PIB. “Esa cifra, bien invertida, sería suficiente para acabar con la pobreza extrema en la región” asegura Alejandro Izquierdo, economista jefe del BID. El “despilfarro de recursos” no es más que una contabilización de la corrupción gubernamental.
Este análisis no existe en la entrevista. O Chang lo desconoce o lo omite deliberadamente, lo cual es grave, ya que la corrupción, elemento prevaleciente en la cultura latinoamericana, es el factor clave que explica en buena parte el atraso en Latinoamérica. El “capitalismo de compinches” desincentiva la innovación y favorece la vía fácil de generar ingresos. De ahí la concentración en explotar recursos naturales, ya que son élites que, más que empresarios capaces de competir en un mercado libre, son delincuentes protegidos por otros delincuentes en el poder, que obtienen concesiones del Estado, evitan la competencia, perjudican a los empresarios no corruptos y a la población en general.
Eso está muy lejos de llamarse “neoliberalismo”, ya que el neoliberalismo presupone la competencia de las empresas en el mercado, no la competencia injusta de empresas favorecidas por funcionarios corruptos del Estado.
Cuando respondiendo a la pregunta sobre las revueltas en América Latina dice: “Ha sido básicamente una reacción al modelo económico neoliberal que el continente ha seguido en las últimas décadas.” muestra un desconocimiento grave del modelo que se ha seguido en América Latina, que no es completamente neoliberal, sino una mezcla de algunas políticas neoliberales, el rechazo de otras que no se aplican -las más importantes-, de políticas populistas de gasto social inefectivas y contraproducentes y del capitalismo de compinches. Lea el artículo donde se aborda el concepto de neoliberalismo y las políticas que involucra en: Liberalismo y Neoliberalismo.
Ha-Joong Chang se monta en la ola de la propaganda anti neoliberal y anti desigualdad mostrando un desconocimiento fatal de la realidad latinoamericana.
Arturo J. Solórzano
Febrero, 2020
Los millonarios virtuosos y filántropos son víctimas de la corrupción política ligada a una mafia elitista, quienes usan el poder económico e influencias en el sistema político corrupto; para satisfacer sus ambiciones, usando el sistema judicial, financiero y todo el estado para repartirse riquezas y oportunidades, muchos político son los nuevos millonarios que han sido abrazados y acogidos por la oligarquía, por el hecho de tener intereses y negocios en común. ESTO AFECTA LA IMAGEN DE TODO EL EMPRESARIADO Y GRAN CAPITAL Y DE TODA LA POLÍTICA EN GENERAL, PORQUE ES UN CÁNCER QUE INFECTA A TODOS LOS PARTIDOS Y A TODAS LAS ESFERAS SOCIALES