Karl Marx es sin duda uno de los más importantes científicos sociales de todos los tiempos. Su pensamiento, plasmado en sus obras, tuvo y sigue teniendo una influencia poderosa en los intelectuales, especialmente en los profesionales de las ciencias sociales, como también en los políticos y figuras influyentes, que a su vez difunden sus ideas al resto de la sociedad. Sus teorías, para bien o para mal, provocaron grandes cambios en los sistemas políticos, económicos y sociales en el mundo entero.
Veamos estas definiciones del concepto de marxismo:
El marxismo, un cuerpo de doctrina desarrollado por Karl Marx y, en menor medida, por Friedrich Engels a mediados del siglo XIX. Originalmente constaba de tres ideas relacionadas: una antropología filosófica , una teoría de la historia y un programa económico y político. También existe el marxismo tal como lo han entendido y practicado los diversos movimientos socialistas, particularmente antes de 1914. Luego está el marxismo soviético elaborado por Vladimir Ilich Lenin y modificado por Joseph Stalin, que bajo el nombre de marxismo-leninismo (ver leninismo) se convirtió en la doctrina de los partidos comunistas establecidos después de la Revolución Rusa. (1917). Derivados de esto incluyeron el marxismo interpretado por el antiestalinista Leon Trotsky y sus seguidores, Mao Zedong, la variante china del marxismo-leninismo, y varios marxismos en el mundo en desarrollo. También estaban los marxismos no dogmáticos posteriores a la Segunda Guerra Mundial que han modificado el pensamiento de Marx con préstamos de las filosofías modernas, principalmente de las de Edmund Husserl y Martin Heidegger, pero también de Sigmund Freud y otros. Marxism. Encyclopaedia Britannica.
El marxismo es el modelo teórico explicativo de la realidad, compuesto principalmente por el pensamiento desarrollado en la obra de Karl Marx, filósofo, sociólogo, economista y periodista revolucionario alemán de origen judío, quien contribuyó en campos como la sociología, la economía, el derecho, y la historia; así como también la serie de pensadores que complementan o reinterpretan este modelo, tradición que va desde el coeditor de Marx, Friedrich Engels, hasta otros pensadores como Lenin, Stalin, León Trotski, Rosa Luxemburgo, Antonio Gramsci, Georg Lukács o Mao Zedong. Por lo tanto es correcto hablar de marxismo como una corriente del pensamiento humano. El marxismo se asocia principalmente al conjunto de movimientos políticos y sociales que surgieron durante el siglo XX, entre los que destacaron la Revolución rusa, la Revolución china y la Revolución cubana. Para estos movimientos sociales el nombre correcto es «comunismo» o «socialismo». Es incorrecto plantear estos movimientos como sinónimo de «marxismo», porque ni todo su componente humano ni toda su doctrina política se basó en el marxismo como tal. Wikipedia. Marxismo.
Tanto antes como hoy, Marx continúa dividiendo las opiniones de la gente.
Es indudable que ninguna personalidad ha inspirado más opiniones contradictorias que Karl Marx. No hay prácticamente un término medio entre la visión que lo califica de haber sido “un judío diabólicamente inspirado que conspiró la caída de la civilización” y la imagen diametralmente opuesta de él como “el santo adorable que se dedicó desinteresadamente a la clase desheredada del mundo del siglo XIX“. Robert B. Downs. Books That Changed the World. 1983.
Por tal razón es un imperativo reseñar aquí los aspectos centrales de sus teorías, expuestas principalmente en su famosa obra El Capital y otras más. Las obras de Marx no están escritas en un lenguaje y forma que puede entenderse fácilmente. Los estudiosos de sus obras así lo confirman.
Como autor, Karl Marx fue envidiablemente afortunado. Nadie afirmará que su trabajo puede clasificarse entre los libros que son fáciles de leer o fáciles de entender. La mayoría de los otros libros habrían encontrado su camino hacia la popularidad si hubieran trabajado bajo un lastre aún más ligero que el de la dialéctica dura y la deducción matemática agotadora. Pero Marx, a pesar de todo esto, se ha convertido en el apóstol de amplios círculos de lectores, incluidos muchos que, por regla general, no se dedican a la lectura de libros difíciles. Además, la fuerza y la claridad de su razonamiento no eran tales como para obligar al asentimiento. Eugen Böhm-Bawerk. Karl Marx and the Close of His System.
El socialismo había sido una vieja idea utópica. Las teorías desarrolladas por Marx tienen su fuente en otros grandes pensadores de la época, como Adam Smith y David Ricardo en la teoría del valor, de Henri de Saint-Simon y Georg Hegel en el método dialéctico, y de John Stuart Mill en las leyes sociales que rigen los cambios en la sociedad. Marx toma elementos de ellos, aunque también de otros, y los utiliza en la formulación de sus teorías económicas y sociales, produciendo un cuerpo teórico diferente que revolucionó el pensamiento intelectual de su época.
Henri de Saint-Simon (1760-1825), filósofo francés, es conocido junto a Auguste Comte como el padre de la sociología y fue uno de los más influyentes teóricos del “socialismo utópico”.
El sansimonismo elimina todo lo que puede ser causa de división y desigualdad entre los seres humanos: la propiedad privada, el mercado, la competencia, y, en última palabra, aquella libertad que es fuente de desigualdades, abusos y explotación en el mundo capitalista. La ciencia y el orden sustituirían de este modo a la anarquía y la codicia en el campo económico. La vida productiva estaría bajo la vigilancia de un Banco Central a través del cual el Estado ejercería su benevolente autoridad sustentada en la competencia de sus ingenieros, empresarios y técnicos, los héroes intelectuales del momento, sobre todo si egresaban de la École Polytechnique, a la que los sansimonianos veían como una verdadera fábrica de genios. Algo después Marx y Engels descartarían de manera un tanto despectiva lo que llamaban este «socialismo utópico». Mario Vargas Llosa. La llamada de la tribu. (2018)
De acuerdo a Karl Popper (1902- 1994), “Podría decirse de la profecía histórica de Marx que constituye una argumentación íntimamente entretejida.” Resume en tres pasos el desarrollo de su doctrina:
En el primer paso de su razonamiento, Marx analiza el método de la producción capitalista y comprueba que existe una tendencia hacia el aumento de la productividad del trabajo, relacionada con los progresos técnicos, así como también con lo que él denomina la acumulación creciente de los medios de producción. Partiendo de esta base, el razonamiento lo lleva a la conclusión de que en la esfera de las relaciones sociales entre las clases, esta tendencia debe conducir a la acumulación de más y más riqueza en menos manos cada vez; es decir, que se observará una tendencia hacia el aumento de riqueza y la miseria; de riqueza en la clase gobernante, la burguesía, y de miseria en la clase gobernada, la de los trabajadores.
En el segundo paso del razonamiento, se da por descontado el resultado del primer paso. Y de allí se extraen dos conclusiones: primero, que todas las clases, salvo una pequeña burguesía gobernante y una vasta y explotada clase trabajadora tienden a desaparecer o a perder todo significado, y segundo, que la creciente tensión entre estas dos clases debe conducir a una revolución social.
En el tercer paso del argumento se dan por sentadas, a su vez, las conclusiones alcanzadas en el segundo paso, infiriéndose, por último, la conclusión final de que, tras la victoria de los trabajadores sobre la burguesía, verá la luz una sociedad compuesta de una sola clase o, lo que es lo mismo, una sociedad sin clases, una sociedad sin explotación; verá la luz el socialismo. Karl Popper. La sociedad abierta y sus enemigos. 1945.
Por tal razón, para conocer sus teorías, resulta conveniente leer lo que sus principales estudiosos han escrito, en una manera más resumida y comprensible. Para ello se incluye en el apéndice de este ensayo, un texto que resume lo más relevante de la teoría marxista, escrito por un intelectual que se identifica con la misma, Robin Goodfellow, quien escribió “El marxismo en resumen”, del cual se puede consultar en Algunas nociones fundamentales de la teoría marxista, un extracto que describe los principales conceptos utilizados por Marx. Por supuesto, hay otros textos más amplios como el de Los Fundamentos Teóricos del Marxismo, de M. Tugan – Baranowsky, Profesor de la Universidad de Petrogrado o más conocidos como Iniciación a la Economia Marxista, de Ernest Mandel y El ABC del Comunismo, de Nikolai Bujarin y Evgeni Preobrazhenski.
A continuación intentaré resumir los principales conceptos de la teoría marxista.
El más importante es que el trabajo es la única fuente de valor. El valor de cambio de las mercancías está determinado por el valor del tiempo de trabajo socialmente necesario –valor promedio del trabajo en la sociedad– para producirlas. Por tanto, el valor de cambio de los bienes no tiene nada que ver con el valor de uso –la utilidad– de los mismos. Las mercancías se intercambian en proporción al tiempo de trabajo socialmente necesario incorporado en ellas. Reconoce las fluctuaciones de precio en el mercado debido a la oferta y la demanda, pero afirma que estas oscilaciones constantes se compensan y cancelan entre sí, y se reducen al precio promedio como su ley interna. El precio es la expresión del valor de la mercancía en dinero y no es igual al valor de cambio. La misma magnitud de valor se puede expresar en más o menos dinero.
La fuerza de trabajo –capacidad de trabajo– que compra al trabajador el capitalista –el empresario– por un sueldo o salario, tiene la capacidad de producir más valor que el necesario para reproducirla –el valor de todo lo necesario para vivir– de modo que las mercancías que el trabajador produce se venden por un valor de cambio determinado, generan una plusvalía –valor excedente a los salarios pagados– de la cual se apropia el capitalista.
La plusvalía se genera cuando el capitalista hace que el trabajador trabaje para él una parte del día sin pagarle por ello. Durante el “tiempo de trabajo necesario“, el trabajador produce el valor de los medios necesarios para su propio sustento, y por esta parte de su trabajo recibe un salario. Durante el “tiempo de trabajo excedente“, trabaja para beneficio del capitalista (explotación), produciendo la “plusvalía“.
La ganancia del capitalista proviene de la plusvalía generada por el trabajo. Las máquinas, equipos, herramientas, materias primas, electricidad y demás insumos que se usan y consumen en el proceso de producción, denominados capital constante transmiten su valor al producto pero no generan plusvalía, solamente el trabajo, cuya expresión en salarios es el capital variable. En otras palabras, la ganancia o plusvalía es la diferencia entre el precio o valor de cambio y el costo o valor del capital constante y variable.
La plusvalía generada por el trabajo y apropiada por el capitalista pasa a convertirse en capital, que es así, ajeno al trabajador porque ya no le pertenece. A este hecho se le llama alienación. La alineación nace de la separación entre el obrero y el fruto de su actividad, efecto simultáneo de la división del trabajo y de la producción de mercancías destinadas a un mercado y a un consumidor desconocidos y no al beneficio del mismo trabajador.
La división del trabajo en particular deshumaniza el trabajo al especializarlo en una operación repetitiva
La reinversión de la plusvalía convertida en capital da lugar a la reproducción ampliada del capital, produciendo un ciclo permanente de acumulación de capital. En este proceso continuo, se van eliminando de la competencia los pequeños capitales –pequeñas empresas– formándose monopolios y oligopolios, dando lugar a la concentración del capital. La reinversión de la plusvalía se hace en nuevo capital constante –por la introducción de nuevos equipos de mayor capacidad o ahorro de materiales, por ejemplo–, aumentando la productividad y desplazando trabajadores, formándose así un ejército industrial de reserva –desempleados– sin ingresos para adquirir los bienes en el mercado. Esto a su vez ocasiona crisis periódicas de superproducción de mercancías. El desarrollo de la producción capitalista hace que esta situación sea cada vez más frecuente, ya que el consumo de la sociedad, sólo experimenta un aumento muy reducido, mientras la rapidez con que la producción aumenta es mayor. La superproducción conduce entonces al cierre de empresas y a la disminución de la tasa de ganancia. De esto se deduce que el orden económico capitalista es también insostenible para los mismos capitalistas.
El siguiente párrafo ilustra la visión de Marx sobre el trabajo del obrero en el capitalismo de su tiempo:
Veíamos en la sección cuarta, al estudiar la producción de la plusvalía relativa, que, dentro del sistema capitalista, todos los métodos encaminados a intensificar la fuerza productiva social del trabajo se realizan a expensas del obrero individual: todos los medios enderezados al desarrollo de la producción se truecan en medios de explotación y esclavizamiento del productor, mutilan el obrero convirtiéndolo en un hombre fragmentario, lo rebajan a la categoría de apéndice de la máquina, destruyen con la tortura de su trabajo el contenido de éste, le enajenan las potencias espirituales del proceso del trabajo en la medida en que a éste se incorpora la ciencia como potencia independiente; corrompen las condiciones bajo las cuales trabaja; le someten, durante la ejecución de su trabajo, al despotismo más odioso y más mezquino; convierten todas las horas de su vida en horas de trabajo; lanzan a sus mujeres y sus hijos bajo la rueda trituradora del capital. Pero, todos los métodos de producción de plusvalía son, al mismo tiempo, métodos de acumulación y todos los progresos de la acumulación se convierten, a su vez, en medios de desarrollo de aquellos métodos. De donde se sigue que, a medida que se acumula el capital, tiene necesariamente que empeorar la situación del obrero, cualquiera que sea su retribución, ya sea ésta alta o baja. Finalmente, la ley que mantiene siempre la superpoblación relativa o ejército industrial de reserva en equilibrio con el volumen y la intensidad de la acumulación mantiene al obrero encadenado al capital con grilletes más firmes que las cuñas de Vulcano con que Prometeo fue clavado a la roca. Esta ley determina una acumulación de miseria equivalente a la acumulación de capital. Por eso, lo que en un polo es acumulación de riqueza es, en el polo contrario, es decir, en la clase que crea su propio producto como capital, acumulación de miseria, de tormentos de trabajo, de esclavitud, de despotismo y de ignorancia y degradación moral. … Este [es el] carácter antagónico de la acumulación capitalista. Karl Marx. El Capital, Tomo I, 654
“La historia de todas las sociedades es la historia de la lucha de clases“. El capitalismo produce la división de la sociedad en clases, principalmente la burguesía o capitalistas –los explotadores- por un lado y el proletariado o los trabajadores –los explotados- por el otro, lo que conduce a una permanente lucha de clases. Aunque se reconoce la existencia de otras clases como los terratenientes, los campesinos y la pequeña burguesía.
Las distinciones de clase surgieron con el desarrollo de la división del trabajo. La base de todo régimen de división del trabajo … condicionado por el intercambio de mercancías es la separación entre la ciudad y el campo, entre manufactura y agricultura. La división del trabajo en general significa división de la propiedad, y la división de la propiedad sobre los medios de producción significa la división de la sociedad en clases sociales antagónicas. La concentración del capital conduce a que la sociedad se divida cada vez más en dos clases: un número cada vez más pequeño de capitalistas de la “clase dominante” y un número cada vez mayor de miembros de la “clase trabajadora“. Es cuando los trabajadores han adquirido conciencia de clase que su lucha culmina en la revolución social.
Por tanto, en base al uso de la dialéctica hegeliana, el capitalismo, sería sustituido por otro sistema superior, el comunismo, pasando por una fase intermedia, el socialismo pero cuya organización y funcionamiento Marx nunca abordó en sus escritos.
La filosofía marxista del desarrollo histórico es conocida como materialismo histórico y se basa en los principios de la dialéctica de Hegel:
En la producción social de su vida, los hombres entran en relaciones definidas que son indispensables e independientes de su voluntad, relaciones de producción que corresponden a una etapa definida de desarrollo de sus fuerzas productivas materiales.
La suma total de estas relaciones de producción constituye la estructura económica de la sociedad, el fundamento real, sobre el cual surge una superestructura legal y política y a la que corresponden formas definidas de conciencia social.
El modo de producción de la vida material condiciona el proceso de vida social, política e intelectual en general. No es la conciencia de los hombres lo que determina su ser, sino, por el contrario, su ser social lo que determina su conciencia.
En una determinada etapa de su desarrollo, las fuerzas productivas materiales de la sociedad entran en conflicto con las relaciones de producción existentes o, lo que no es más que una expresión legal de lo mismo, con las relaciones de propiedad dentro de las cuales han estado trabajando hasta ahora.
“Ningún orden social perece antes de que se hayan desarrollado todas las fuerzas productivas para las cuales hay espacio; y las nuevas relaciones superiores de producción nunca aparecen antes de que las condiciones materiales de su existencia hayan madurado en el útero de la vieja sociedad.”
Estas relaciones de producción se convierten en cadenas que impiden el desarrollo del sistema. Entonces comienza una época de revolución social. Con el cambio de los fundamentos económicos, toda la inmensa superestructura se transforma más o menos rápidamente.
Las relaciones sociales están estrechamente vinculadas con las fuerzas productivas. Al adquirir nuevas fuerzas productivas, los hombres cambian su modo de producción; y al cambiar su modo de producción, al cambiar la forma de ganarse la vida, cambian todas sus relaciones sociales.
“En El Capital, publicado en 1867, Karl Marx intentó introducir un modelo alternativo a la economía clásica de Adam Smith. Este sistema tenía como objetivo demostrar a través de leyes “científicas” inmutables que el sistema capitalista era fatalmente defectuoso, que beneficiaba intrínsecamente a los capitalistas y a las grandes empresas, que explotaba a los trabajadores, que la mano de obra se había reducido a una mera mercancía con un precio pero sin alma, y que era tan propenso a la crisis que inevitablemente se destruiría a sí mismo. En muchos sentidos, el modelo marxista racionalizó la creencia de su creador de que el sistema capitalista debe ser derrocado y reemplazado por el comunismo.
…Las grandes empresas se concentran a medida que las empresas más grandes producen más barato, lo que “siempre termina en la ruina de muchos pequeños capitalistas”. Mientras tanto, los trabajadores se vuelven aún más miserables, teniendo cada vez menos con lo que comprar bienes de consumo. Cada vez más trabajadores son expulsados del trabajo, cada vez más desempleados en un “ejército de reserva industrial” que gana un salario de subsistencia. La reducción de los costos, la caída de los beneficios, el poder monopolístico, el sub consumo, el desempleo masivo de la clase proletaria, todas estas condiciones conducen a “crisis más extensas y más destructivas” y depresiones para el sistema capitalista (Marx y Engels 1964 [1848], 13). ¡Y todo esto se deriva de la teoría del valor-trabajo! Marx rechazó la ley de mercados de Say, que él calificó de “balbuceo infantil … tonterías . . . patrañas” (Buchholz 1999, 133). No había estabilidad en el capitalismo, ni tendencia al equilibrio y al pleno empleo. Marx hizo hincapié tanto en el auge como en la naturaleza de la quiebra del sistema capitalista, y que su desaparición definitiva era inevitable.
… Según esta teoría [la filosofía hegeliana de la contradicción en términos de las fuerzas dialécticas y opuestas que eventualmente dan lugar a una nueva fuerza], la esclavitud fue vista como el principal medio de producción o tesis durante la época grecorromana. El feudalismo se convirtió en su principal antítesis en la Edad Media. La síntesis se convirtió en capitalismo, que a su vez se convirtió en la nueva tesis después de la Ilustración. Pero el capitalismo se enfrentó a su propia antítesis, la creciente amenaza del socialismo. Eventualmente, esta lucha resultaría en el sistema final de producción, el comunismo. De esta manera, Marx era un optimista eterno. Creía firmemente que toda la historia apuntaba a formas superiores de sociedad, que culminaban en el comunismo. Mark Skousen. “The big three in economics: Adam Smith, Karl Marx, and John Maynard Keynes” (2007)
Para Marx, los males ocasionados por el capitalismo no podían ser enmendados por la voluntad de las personas pues estaba convencido de que la “tendencia histórica de la acumulación capitalista” conducía inexorablemente a la destrucción del capitalismo.
“Paralelamente con la continua disminución del número de magnates capitalistas que usurpan y monopolizan todas las ventajas de este proceso, aumenta la miseria, la opresión, la servidumbre, la degradación y la explotación; pero, al mismo tiempo, se levanta la indignación rebelde de la clase trabajadora, cada vez mayor en número, y cada vez más disciplinada, unida y organizada por el engranaje mismo del método capitalista de producción. En definitiva, el monopolio del capital se convierte en una ligadura del modo de producción que ha prosperado bajo su imperio. Tanto la centralización de los medios de producción en unas pocas manos como la organización social del trabajo alcanzan un punto tal en que la vestidura capitalista se convierte en una camisa de fuerza, hasta que estalla. Entonces habrá sonado la hora de la propiedad capitalista privada: los expropiadores serán expropiados”. Karl Marx. El Capital, Tomo I.
De ahí llegó a la conclusión de que “la instauración del comunismo sólo podía llevarla a cabo un alzamiento del proletariado, toda su existencia se volcó en el intento de organizarlo y disciplinarlo para cumplir tal misión.” Isaiah Berlin. Karl Marx: Su vida y su entorno.
Pero aunque el comunismo era supuestamente inevitable, Marx sintió que la revolución era necesaria para llevarla a cabo. En primer lugar, Marx fue uno de los principales defensores del derrocamiento violento (“contundente”) del gobierno y del establecimiento del socialismo revolucionario. Le encantaba la violencia. Marx promovió causas revolucionarias en El Manifiesto Comunista en 1848, la Primera Internacional en 1860, y la Comuna de París en 1871.”
Aunque el revolucionario alemán no reveló sus planes en detalle, el Manifiesto Comunista incluyó un programa de diez puntos (Marx y Engels 1964 [1848], 40):
- Abolición de la propiedad en la tierra y aplicaciones de todos los alquileres de tierras a fines públicos.
- Un impuesto sobre la renta progresivo o graduado.
- Abolición de todo derecho de herencia.
- Confiscación de los bienes de todos los emigrantes y rebeldes.
- Centralización del crédito en manos del Estado mediante un banco nacional con capital estatal y un monopolio exclusivo.
- Centralización de los medios de comunicación y transporte en manos del Estado.
- Ampliación de fábricas e instrumentos de producción propiedad del Estado; la introducción en el cultivo de tierras de desecho, y la mejora del suelo en general de acuerdo con un plan común.
- Igual obligación de todos para trabajar. Establecimiento de ejércitos industriales, especialmente para la agricultura.
- Combinación de la agricultura con las industrias manufactureras; abolición gradual de la distinción entre ciudad y campo, por una distribución más equitativa de la población sobre el país.
- Educación gratuita para todos los niños en las escuelas públicas. Abolición de la mano de obra infantil en su forma actual. Combinación de educación con producción industrial, y así sucesivamente.
Skousen (idem)
Las últimas líneas del Manifiesto Comunista llaman a derrocar el capitalismo y generar las condiciones para crear la sociedad socialista:
“Los Comunistas no se dignan a ocultar sus opiniones y objetivos. Ellos abiertamente declaran que sus fines pueden ser logrados sólo por el derrocamiento total de todas las condiciones sociales existentes. Dejen a las clases dirigentes temblar en una revolución comunista. Los proletarios no tienen nada para perder, salvo sus cadenas. Ellos tienen un mundo para ganar. ¡Trabajadores del mundo, uníos!”. Skousen [ídem]
Aunque Marx evitó e incluso prohibió “pensar e investigar científicamente la organización y el funcionamiento de la economía socialista” (Mises), las propuestas concretas en el Manifiesto Comunista fueron las primeras sobre cómo debía organizarse y funcionar la sociedad socialista y se basaban en el andamiaje teórico desarrollado por él. Un escritor marxista se refiere a las etapas de socialismo y comunismo:
Marx divide el futuro comunista … en mitades, una primera etapa o socialismo, que a menudo se conoce como la “dictadura del proletariado”, y una segunda etapa que también se llama “comunismo pleno”. Los límites históricos de la primera etapa se establecen en la afirmación de que “entre la sociedad capitalista y la comunista se encuentra el período de la transformación revolucionaria de una a otra. A esto corresponde también un período de transición política en el que el estado no puede ser nada más que la dictadura revolucionaria del proletariado“.
El carácter general de este período lo proporciona la declaración de Marx de que “lo que tenemos que tratar aquí es una sociedad comunista, no como se ha desarrollado sobre sus propios cimientos, sino por el contrario, tal como surge de la sociedad capitalista; la que está así, en todos los aspectos, todavía estampada con las marcas de nacimiento de la vieja sociedad de cuyo vientre emerge“. Esta primera etapa es el período de gestación necesario para el comunismo completo: es un momento en que las personas que han destruido el capitalismo se dedican a la tarea de la reconstrucción total. Como forma de vida y organización, tiene rasgos en común tanto con el capitalismo como con el comunismo pleno y muchos que son únicamente propios, y Marx nunca indicó cuánto tiempo podía llevar esto, la primera etapa da paso gradualmente, casi imperceptiblemente, a la segunda. Bertell Ollman. Marx’s Vision of Communism
Engels acuñó el término socialismo científico para diferenciar el marxismo de las corrientes socialistas anteriores englobadas por él bajo el término socialismo utópico.
Después de la muerte de Marx en 1883, sus seguidores, particularmente Engels, trabajaron duro para convertir sus teorías en un sistema cerrado. La búsqueda de la pureza implicó luchas viciosas entre facciones cuando los marxistas “reales” expulsaron a los renegados, revisionistas y herejes. Eventualmente condujo a la monstruosidad del marxismo-leninismo, con sus pretensiones de infalibilidad (“socialismo científico“), su deleite en la ofuscación (“materialismo dialéctico“) y su culto a la personalidad (esas gigantescas estatuas de Marx y Lenin). The Economist. Rulers of the world: read Karl Marx!
Al morir Marx en 1883, surgieron diferentes grupos, movimientos y partidos políticos inspirados en su doctrina, muchas veces con interpretaciones y políticas muy distintas u opuestas.
…Una de las mayores divisiones ocurrió entre los reformistas, también denominados socialdemócratas, que alegaban que la transición al socialismo puede ocurrir dentro de un sistema pluripartidista y capitalista, y los comunistas, que alegaban que la transición a una sociedad socialista requería una revolución para instaurar la dictadura del proletariado. La socialdemocracia resultó en la formación del Partido Laborista y del Partido Socialdemócrata de Alemania, entre otros partidos; en tanto que el comunismo resultó en la formación de varios partidos comunistas; en 1918 en Rusia, previo a la formación de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, dimanan dos partidos del Partido Obrero Social Demócrata de Rusia: el Partido Comunista y el Partido Social Demócrata de Rusia.
En la actualidad sigue habiendo muchos movimientos revolucionarios y partidos políticos en todo el mundo, aunque desde el final de la Unión Soviética, el internacionalismo obrero ha sufrido una grave crisis. Aunque hay partidos socialdemócratas en el poder en varias naciones de Occidente, hace mucho que se distanciaron en aspectos relevantes de sus lazos históricos con Marx y sus ideas. En la actualidad en Laos, Corea del Norte, Vietnam, Cuba, la República Popular China y Moldavia hay en el poder gobiernos que se autoproclaman marxistas.
Muchos gobiernos, partidos políticos, movimientos sociales y teóricos académicos han afirmado fundamentarse en principios marxistas. Ejemplos particularmente importantes son los movimientos socialdemócratas de la Europa del siglo XX, el bolchevismo ruso, la Unión Soviética (Lenin, Trotsky, Stalin) y otros países del bloque oriental, Mao Zedong, Fidel Castro, Ernesto “Che” Guevara, Santucho, Kwame Nkrumah, Julius Nyerere, Thomas Sankara y otros revolucionarios en países agrarios en desarrollo. Estas luchas han agregado nuevas ideas a Marx y, por lo demás, han transmutado tanto el marxismo que resulta difícil especificar el núcleo de éste. Actualmente las transformaciones socio-económicas han obligado a repensar al marxismo en una línea llamada posmarxismo en la cual se encuentran autores como Ernesto Laclau y Chantal Mouffe. Wikipedia: Marxismo.
En sus obras, Marx no llegó a escribir cómo funcionaría el socialismo, pero sí dejó establecidas las principales características del sistema: la abolición de la propiedad privada sobre los medios de producción y la construcción del socialismo bajo la dictadura del proletariado, en base a los diez puntos del Manifiesto Comunista. Sobre el comunismo no escribió más que sus referencias a que sería un sistema superior que acabaría con todos los males del capitalismo que detalladamente describió y analizó en la mayor parte de su obra.
Para conocer lo que sus más fieles seguidores entendían sobre socialismo y comunismo, nada mejor que el resumen, elaborado con fines didácticos por Nikolai Ivánovich Bujarin en 1919, el “ABC del comunismo”, solo dos años después del triunfo de la revolución rusa de 1917, cuando era una de las figuras influyentes del gobernante Partido Bolchevique, al que pertenecía desde 1906. Por sus posiciones críticas al autoritarismo de Lenin, fue condenado a muerte y ejecutado en 1938.
[El Socialismo (la dictadura del proletariado)]
Para poder realizar el orden social comunista, el proletariado tiene que ser dueño de todo el poder y de toda la fuerza estatal. Él no puede destruir el viejo mundo hasta que no tenga el poder en sus manos y se haya convertido, por un cierto tiempo, en clase dominante. Se comprende que la burguesía no abandonará su posición sin lucha. Para ella el comunismo representa la pérdida de su posición dominante, la pérdida de la libertad de sacar el sudor y la sangre a la clase obrera, la pérdida del derecho a las ganancias, a las rentas, a los intereses, etc. Por todo esto la revolución, comunista del proletariado, la transformación comunista de la sociedad encuentra una resistencia encarnizada de los explotadores. El poder proletario tiene por misión el romper implacablemente esta resistencia. Como ésta, inevitablemente, ha de ser muy fuerte, el dominio del proletariado tiene que asumir la forma de dictadura. Bajo el nombre de «dictadura» se entiende un rígido sistema de gobierno y la máxima resolución en la represión del enemigo. En tales circunstancias no puede tratarse de «libertad» para todos los individuos.
… Para que pueda vencer en un país el proletariado es menester que éste sea compacto y organizado y que tenga un partido comunista, el cual tiene por misión el poseer una comprensión exacta del desarrollo del capitalismo, de las condiciones políticas y de los intereses reales ds la clase obrera, a quien tiene que dirigir en la lucha. Jamas un partido ha conseguido contar en sus filas con todos los miembros de la clase que representa. Este alto grado ningún partido lo tuvo nunca.
… ¿Qué posición debe tomar nuestro partido frente a la pequeña burguesía? … Debemos demostrar por todos los medios a la pequeña burguesía que toda esperanza de una vida mejor bajo el capitalismo es una mentira y un autoengaño. Tenemos con paciencia y constancia que hacer comprender al campesino medio que él debe pasarse resueltamente al campo del proletariado y luchar junto a él. Tenemos que demostrarles que con la victoria de la burguesía ganarían sólo los grandes campesinos usureros, que se convertirían en nuevos latifundistas. En una palabra, tenemos que traer a todos los trabajadores a que se entiendan con el proletariado y llevarlo al terreno de la clase obrera. La pequeña burguesía y el proletariado están llenos de prejuicios, que son hijos de sus condiciones de vida. Nuestro deber consiste en hacerles ver con evidencia el estado real de las cosas, esto es, que no hay esperanza bajó el capitalismo para la condición del artesano y del campesino trabajador.
… En su lucha por el poder, ¿contra quién lucha eí proletariado? En primer lugar contra la organización burguesa. En esta lucha el proletariado tiene la misión de atacar, de destruir el estado burgués. Como la fuerza principal del estado burgués reside en el ejército, para poder aniquilar a la burguesía es necesario minar y destruir el ejército burgués.
… La dictadura es un arma en manos del proletariado. Quien está en contra de la dictadura, teme las acciones decididas, le disgusta hacer daño a la burguesía y no es un verdadero revolucionario. Cuando la burguesía esté vencida definitivamente, no tendremos ya más necesidad de la dictadura proletaria. Pero mientras se combate la lucha por la vida o la muerte, la clase obrera tiene el sacrosanto deber de suprimir implacablemente a sus enemigos. Entre el comunismo y el capitalismo tiene necesariamente que interponerse el período de la dictadura proletaria. ….La dictadura proletaria no es sólo un arma para la represión del enemigo, sino también una ayuda para la transformación económica. Mediante esta transformación, la propiedad privada de los medios de producción, ha de ser sustituida con la propiedad social; esta transformación debe quitar a la burguesía los medios de producción y de cambio (expropiación). …Por esto es natural que la expropiación de la burguesía tiene que ser llevara a cabo por el poder organizado del proletariado. Y este poder organizado no es otro sino el Estado obrero dictatorial.
… Bajo la dictadura del proletariado, que sólo es un fenómeno transitorio, los medios de producción pertenecen, como es natural, no a toda la sociedad, sino al proletariado, a su organización estatal. Los medios de producción son transitoriamente monopolizados por la clase trabajadora, es decir, por la mayoría de la población. Por tanto, todavía no pueden existir relaciones de producción verdaderamente comunistas. Sigue persistiendo la división de la sociedad en clases; todavía existe una clase dominante, el proletariado, el monopolio de los medios de producción por parte de esta nueva clase y un poder estatal que suprime a sus enemigos Cuando la resistencia de los antiguos capitalistas, latifundistas, banqueros, generales y obispos haya desaparecido y la idea comunista haya ganado la mente y el corazón de la mayoría de los productores, el régimen de dictadura proletaria morirá sin necesidad de revolución.
[El Comunismo]
Las características del sistema de producción comunista son las siguientes:
1. La sociedad estará organizada, es decir, no existirá ni anarquía en la producción, ni concurrencia [competencia], ni crisis.
2. No existirá división en clases, esto es, la sociedad no estará más dividida en dos partes que se combaten mutuamente y no será, por tanto, posible que una sea explotada por la otra. Una sociedad en que no existan clases y en que toda la producción esté organizada no puede ser otra que la sociedad comunista, en la cual todos trabajan solidariamente.
Estudiemos de cerca esta sociedad. La base de la sociedad comunista es la propiedad social de los medios de producción y de cambio, … Ni un solo capitalista ni sociedad alguna de ricos podrán disponer de estos medios, que pertenecen a la sociedad por entero.
…En dicho orden la organización de la producción es posible. La concurrencia, en cambio, ya no es posible, porque en la sociedad comunista todas las fábricas, oficinas, minas y cualquier clase de empresa, no son sino otras tantas dependencias de una gran oficina nacional que abarca toda la economía. No hay que decir que una organización tan grandiosa presupone un plan general de producción.
El carácter social de la producción comunista también se manifiesta en todas las particularidades de esta organización. En el régimen comunista, por ejemplo, no habrá directores de fábricas permanentes o gentes que durante toda su vida hagan el mismo trabajo. … Todos los hombres poseerán una cultura multiforme, de modo que todos puedan aplicar su actividad en todos los ramos de la producción. Todos son administradores; mañana trabajarán en una fábrica de jabones; la semana siguiente, quizá en un invernadero y, al pasar un mes, en alguna central eléctrica. Pero esto no será posible sino cuando todos los miembros de la sociedad puedan tener una educación adecuada.
… El sistema de producción comunista no presupone la producción para el mercado. Se produce para satisfacer las necesidades de la sociedad. Por tanto, no existen mercancías, sino sólo productos. Estos productos no son recíprocamente cambiados, no son ni vendidos ni comprados, sino simplemente acumulados en los almacenes comunes y distribuidos a los que los necesitan. El dinero será cosa superflua.
… Se oye decir con frecuencia que en la sociedad futura se realizará el derecho de cada uno al producto íntegro de su trabajo: todo el mundo recibe lo que ha producido. Esto es erróneo y, además, jamás podría ser realizado, porque si todos recibieran lo que han producido no sería posible ni desarrollar ni agrandar y mejorar la producción. Una parte del trabajo prestado [generado] debe ser siempre empleada en mejorar la producción.
…En la sociedad comunista no existirán clases. El que no haya clases quiere decir que tampoco habrá un Estado. … Pero en la sociedad comunista no habrá latifundistas ni capitalistas ni asalariados: sólo habrá hombres, compañeros. No existirán clases, y, por tanto, tampoco lucha de clases ni organización de clases. No siendo necesario tener freno alguno, el Estado se convierte en superfluo. Ahora, alguien podrá preguntar: ¿cómo puede funcionar una organización tan grande sin una dirección? ¿Quién elaborará el plano de la economía colectiva? ¿Quién distribuirá las fuerzas de trabajo? ¿Quién calculará los ingresos y los gastos sociales? En una palabra, ¿quién cuidará de todo el orden social?
La respuesta a todas estas preguntas no es difícil. La dirección central residirá en las distintas oficinas de contabilidad y en las oficinas de estadística. En ellas, día por día, se llevará cuenta de la producción y de las necesidades; se establecerá dónde la mano de obra tenga que ser disminuida y dónde aumentada, y cuánto haya que producir de un artículo y cuánto de otro. Y puesto que todos estarán acostumbrados al trabajo colectivo desde la infancia y todos comprenderán que es necesario y que la vida es mucho más fácil si todo se desenvuelve según un plan sistemático, no habrá nadie que se niegue a trabajar según las órdenes de estas oficinas de organización. No habrá necesidad de ministros, ni de policía, ni prisiones, ni leyes.
A la manera como en una orquesta todos siguen la batuta del maestro, así seguirán el plan de producción, trabajando según él. Este orden de cosas tendrá lugar en el régimen comunista ya desarrollado y consolidado, después de la victoria completa y definitiva del proletariado. Antes deberá la clase obrera luchar largamente contra sus enemigos, sobre todo con la herencia del pasado, como el ocio, la negligencia, los instintos antisociales y criminales. Será necesario que pasen dos o tres generaciones educadas en las nuevas normas para que puedan suprimirse las leyes y los castigos, la autoridad del Estado y todos los residuos del pasado capitalista. Si hasta entonces el Estado obrero será necesario, en cambio, en la sociedad comunista, ya desarrollada también, desaparecerá el poder estatal del proletariado. El proletariado se confundirá con las demás clases porque todos, poco a poco, habrán sido atraídos en el trabajo colectivo, y después de veinte o treinta años surgirá un nuevo mundo con otros hombres y otras costumbres.
…En la sociedad comunista todo parasitismo será abolido. Todos los valores que en la sociedad burguesa son consumidos y destruidos por los capitalistas, en la sociedad comunista se utilizarán para las exigencias de la producción. Desaparecerán los capitalistas y sus lacras, los curas, las prostitutas, etc. Todos los miembros de la sociedad realizarán un trabajo productivo.
El sistema de producción comunista determinará un inmenso desarrollo de las fuerzas productivas, de modo que el trabajo que cada uno tendrá que ejecutar en la sociedad comunista será mucho menos que antes. La jornada de trabajo será cada vez más breve, y los hombres se libertarán de las cadenas con las que la Naturaleza les tiene atados. Cuando baste a los hombres emplear sólo poco tiempo para procurarse lo necesario para la vida material, podrán dedicar una gran parte del tiempo a su desarrollo espiritual. La civilización humana alcanzará un grado jamás soñado. La cultura será general, y no cultura de clase. Con la opresión del hombre sobre el hombre desaparecerá el dominio de la Naturaleza sobre el hombre. Y la Humanidad, por primera vez en la historia, llevará una verdadera vida.
… Para poder realizar el orden social comunista, el proletariado tiene que ser dueño de todo el poder y de toda la fuerza estatal. Él no puede destruir el viejo mundo hasta que no tenga el poder en sus manos y se haya convertido, por un cierto tiempo, en clase dominante. Nikolai Ivánovich Bujarin. “ABC del comunismo”, 1919.
La doctrina marxista proporcionó la base fundamental de la política del partido comunista ruso como se desprende de la interpretación de Bujarin. Sin embargo, no llegó a ocuparse de la organización y el funcionamiento de la economía socialista.
Puesto que Marx había prohibido, prácticamente, toda tecnología social —a la que acusaba de utópica— sus discípulos rusos se encontraron, en un principio, totalmente desprevenidos y faltos de preparación para acometer las grandes empresas necesarias en el campo de la ingeniería social. Como no tardó en comprender Lenin, de poco o nada servía la ayuda que podía prestar el marxismo en los problemas de la economía práctica. «No conozco a ningún socialista que se haya ocupado de estos problemas», expresó Lenin, después de su advenimiento al poder; «nada de esto se hallaba escrito en los textos bolcheviques, o en los de los mencheviques». Tras un período de infructuosa experimentación, el llamado «período de la batalla comunista», Lenin decidió adoptar ciertas medidas que significaban, en realidad, una regresión limitada y pasajera a la empresa privada. La llamada N.E.P. (Nueva política Económica) y los experimentos posteriores —planes quinquenales, etc.— no tienen absolutamente nada que ver con las teorías del socialismo científico sustentadas en otro tiempo por Marx y Engels. No es posible apreciar cabalmente ni la situación peculiar en que se encontró Lenin antes de introducir la N.P.E., ni sus conquistas, sin la debida consideración de este punto. Las vastas investigaciones económicas de Marx no rozaron siquiera los problemas de una política económica constructiva, por ejemplo, la planificación económica. Como admite Lenin, difícilmente haya una palabra sobre la economía del socialismo en la obra de Marx, aparte de esos inútiles lemas como el de dar «a cada uno según su capacidad y a cada uno de acuerdo con su necesidad». La razón estriba en que la investigación económica de Marx se halla completamente supeditada a su profetizar histórico. Karl Popper. La sociedad abierta y sus enemigos. 1945.
Hubo en la segunda década del siglo pasado, una corriente conocida como “socialismo democrático” en el que se inscriben los principales dirigentes socialistas de aquellos años como Kautsky, Plejanov, Martov y Bernstein. Abarca diferentes corrientes agrupadas en lo que se conoce como izquierda política o izquierda reformista que rechaza los métodos autoritarios de transición del capitalismo al socialismo en favor de los movimientos de base con el objetivo de la creación inmediata de descentralización y democracia económica. El comunismo o “socialismo real” que se implementó nunca tuvo nada que ver con el socialismo democrático y, con frecuencia, fue su opuesto.
La doctrina marxista sigue siendo todavía una fuente principal de las ideas de intelectuales, políticos y demás influyentes en las ideas de las personas. Existen diversas corrientes, tantas que algunos deben referirse a ellas como “los marxismos” que toman algunos aspectos de la doctrina marxista mientras desechan otros.
… la relativa continuidad de los asuntos preferentemente tratados por autores que han seguido declarándose marxistas después de la desaparición del “socialismo real” guarda poca relación con el declive, evidente, de la perspectiva revolucionaria que durante más de un siglo inspiró a la mayoría de las organizaciones social-comunistas. El número de personas que desde 1990 votan opciones social-comunistas de inspiración marxista, sobre todo en Europa, ha descendido de forma tan notable como el número de intelectuales que en los últimos quince años siguen declarándose marxistas.
…Como suele ocurrir con las grandes cosmovisiones que en el mundo han sido, de las distintas maneras de interpretar todas esas cosas han salido y se han ido perfilando, también en este caso, marxismos diferentes en la forma de abordar temas básicos de la antropología filosófica, relativos al metabolismo entre seres humanos y la naturaleza entorno, pero también, y sobre todo, muy diferentes en la forma de abordar el mundo socio-político. Las distinciones históricas, primero entre un marxismo revolucionario y un marxismo académico, luego entre un marxismo reformista y un marxismo revolucionario, más tarde entre marxismo ruso-soviético y marxismo occidental y, por último, entre marxismo economicista y marxismo de la subjetividad o entre marxismo humanista y marxismo estructuralista, dan cuenta de ese equívoco acerca de la ortodoxia. Y también de la insuficiencia del término revisionismo para distinguir entre un marxismo “bueno” y un marxismo “malo” o degradado.
…de hecho, una buena parte de los marxistas de orientación troskysta, libertaria o eurocomunista, y no sólo ellos, sobre todo en Europa, tendieron a ver los acontecimientos de entonces [el abandono del sistema socialista en la URSS y Europa oriental] no como una nueva derrota sino más bien como la confirmación de anteriores previsiones o deseos … y, en todo caso, como una nueva oportunidad histórica de volver a fundir socialismo y democracia.
…Y, efectivamente, mucho de lo mejor que, en el plano teórico, han producido los marxismos durante la última década ha estado dedicado a encontrar explicaciones plausibles de lo ocurrido entre 1917 y 1990, es decir, a la investigación de las causas y motivos por los que un mundo que pudo ser no fue.
…los marxistas de estos últimos años, dentro y fuera de las universidades, están escribiendo un importante capítulo de la historia de las ideas que incluye la reconsideración documentada, sensible y renovadora de la obra de personajes clave del siglo XX como Antonio Gramsci, Rosa Luxemburg, Georg Lukács, Walter Benjamin, Bertolt Brecht, Palmiro Togliatti o Ernesto Che Guevara
…la transformación que se prevé (y que defienden por lo general los sindicatos) no va más allá de la consecución de ciertas mejoras o reformas garantistas en el interior del sistema capitalista. De hecho, en los sindicatos mayoritarios y en sus proximidades pocas veces se habla ya de marxismo, salvo en actos conmemorativos del pasado.
…En cambio, aquellos otros autores que vienen argumentando que la vieja oposición entre el capital y el trabajo ha perdido en nuestros días la centralidad que tuvo en otros tiempos, y que aducen como prueba de ello precisamente la actitud mayoritaria en los sindicatos, por lo que, ateniéndose a ese lado de la observación empírica, postulan que hay que pensar en nuevos sujetos para la transformación deseable de un mundo dominado por la desigualdad. … aunque formalmente lo hagan forzando la interpretación de Marx o a sabiendas de que entran en conflicto con una tesis central de la teoría y que, por consiguiente, la nueva contribución a la crítica de la economía política del Imperio está en gran parte por hacer. Sant Cugat. Corrientes Actuales del Marxismo. 2007
Una referencia a las principales corrientes actuales del marxismo se puede leer en el documento fuente.
“Peter Singer concluye que no es en su promesa revolucionaria, que en contra de lo que planteaba Marx no es ni deseable ni necesaria, sino en sus ideas y críticas al sistema capitalista donde podemos recoger visiones y propuestas políticas que nos permitan afrontar mejor las transformaciones de un sistema que no parece que tenga un final próximo.” Luis Roca Jusmet. Reseña de “Marx, una breve introducción”, de Peter Singer
Arturo J. Solórzano
Mayo, 2019