La Conspiración de la Izquierda Internacional en Latinoamérica

Un espectro está recorriendo América, el espectro del socialismo marxista. Ha tomado el poder en algunos países donde ha instalado el totalitarismo y está conspirando para tomarlo en otros. La lucha contra la desigualdad es su nueva bandera pero su enemigo es siempre el mismo: la democracia, la libertad y la economía de mercado. Su método es el adoctrinamiento y la propaganda ideológica usando la libertad de expresión que luego reprime. Usa los espacios democráticos que luego suprime. Dice luchar por los derechos humanos que luego violenta. Sataniza la riqueza de la que luego se apropia. Dice luchar en favor de los pobres pero aumenta y eterniza la pobreza. Promete el cielo en la tierra pero crea el infierno en la tierra. Organiza, financia y azuza la violencia y la destrucción como recurso final cuando le han fallado los métodos pacíficos.

Los antecedentes

Después del fracaso del “socialismo real” en la Unión Soviética y Europa del Este en 1989, y la adopción de la economía de mercado en China, India y Vietnam, marcaron el fin del experimento socialista en el mundo. Solo quedaron Corea del Norte y Cuba persistiendo en mantener un sistema que no logró llevar a sus países desarrollo económico ni justicia social. Posterior al colapso de la URSS, la cleptocracia que se adueñó del poder en Rusia pasó muchos años ocupada en sus asuntos internos y desconectó el respirador artificial que mantenía a flote la ineficiente economía cubana. Castro decretó el “período especial” durante el cual muchos cubanos pasaron hambre, y ante la incapacidad del Estado de seguir proveyendo bienes y servicios, permitió el surgimiento de negocios individuales que llegaron a producir el 29% del PIB cubano.

Diario de una traición”  Durante los 57 años que Fidel Castro permaneció en el poder en Cuba (1959-2016), con el apoyo económico y militar de la URSS, intervino en prácticamente todos los países de América Latina, tratando de exportar su revolución marxista, mediante intervenciones directas armadas, financiamiento y promoción de grupos armados locales, entrenamiento ideológico y militar de latinoamericanos en Cuba, promoción de actos terroristas, financiamiento a  políticos individuales y a movimientos políticos, sindicales, estudiantiles y de diverso tipo, entre otras modalidades. Ver más detalles en Yahoo News, Las intervenciones militares que ordenó Fidel Castro en América Latina y África, BBC News, Cómo fueron las intervenciones armadas impulsadas por Cuba en América Latina y en los tres libros de Leovigildo Ruiz, “Diario de una traición: Cuba, 1959; 1960; 1961”.

El Socialismo del Siglo XXI

El fin de las intervenciones militares cubanas coincide con el colapso del socialismo real. Se acabó la plata para gastar en aventuras armadas, tan necesaria para mantener funcionando la ineficiente economía cubana.  El régimen cubano había sido un parásito dependiente de la URSS y encontró un nuevo huésped donde alojarse, cuando en 1999 apareció Hugo Chávez.

Un artículo de Joaquín Villalobos, ex jefe guerrillero salvadoreño, consultor en seguridad y resolución de conflictos dice que: “Los ingresos petroleros de Venezuela desde 1998 hasta 2016 se estiman en cerca de un millón de millones de dólares, el más grande boom petrolero en la historia de Venezuela. Una verdadera orgía de dinero a la que los militares venezolanos invitaron a los izquierdistas de todo el planeta.

…La plata venezolana llegó así, a los extremistas de izquierda de todas partes: Estados Unidos, Gran Bretaña, España y toda América Latina; se pagaron consultorías a académicos europeos a precios de ejecutivos de Coca Cola, se financiaron partidos políticos, organismos no gubernamentales, campañas electorales, candidaturas presidenciales, convenciones internacionales, se inventó la Alianza Bolivariana de América, se alineó petroleramente a los pequeños países caribeños y con 90 mil barriles diarios de petróleo Cuba logró sobrevivir y ganar tiempo para empezar a transitar gradualmente al capitalismo porque su socialismo ya había fracasado.” Joaquín Villalobos. La gran estafa bolivariana. Septiembre, 2017.

El subsidio venezolano permitió a Castro reanimar la economía interna y dar marcha atrás a las tímidas reformas liberalizadoras del período especial. En realidad, no hizo más que cumplir con sus palabras cuando anunció tales reformas, de que eran temporales y fueron hechas a regañadientes.

Cuba se convirtió entonces en el principal beneficiario de la ayuda venezolana, pagando con lo que mejor sabía hacer en base a su experiencia: asesorar en cómo desarrollar un régimen totalitario y estatizar la economía. Cuba envió a Venezuela a miles de agentes que se posicionaron en todas las ramas del gobierno, la policía y el ejército para transferir el “know how” de cómo construir y mantener una dictadura.

Como señala Carlos Alberto Montaner “Cuba necesita exportar su revolución para poder sobrevivir. … La mercancía que ofrece a cambio es su propio ejemplo: sesenta años de férreo control de una pobre gente que ha perdido cualquier vestigio de libertad.” “No sólo vendían la dictadura llave en mano: agregaban la asesoría militar para impedir que el gobierno se escapara de las manos.” Y premonitoriamente aconseja: “Ojalá América Latina reaccione y sea capaz de “connect the dots”. En ello les va la vida”. Carlos Alberto Montaner. Cuba y Venezuela: Los nuevos hallazgos. Agosto, 2019.

Otra forma de intervención, de la cual saca sustanciales réditos el régimen cubano son las misiones médicas. Según una publicación del digital Diario de Cuba de diciembre de 2016. Casi la mitad de los 82,000 médicos cubanos graduados (también se gradúan extranjeros) no están en la Isla. Prestan servicio en 67 países, fundamentalmente en Venezuela y Brasil. Tres años después se destaparían por los medios de comunicación, causando revuelo internacional, las prácticas esclavistas del régimen de Castro, con la complicidad de regímenes de izquierda y la OPS, intermediario con quien se reparte la plata.

Una publicación de Infobae escrita por Héctor Schamis el 18 de mayo de 2019 titulada “El mundo empieza a saberlo: castrismo y esclavitud” informó de las denuncias de médicos cubanos del programa “Mais Médicos“, llevado a cabo entre 2013 y 2018 en el Brasil de Lula, que además de revelar cómo solamente recibían alrededor de un 15% de su salario (el resto se lo queda el gobierno cubano), informa sobre las condiciones humillantes y casi de esclavitud a la que son sometidos por el gobierno cubano los médicos que participan de forma obligatoria en dichas misiones.

El subsiguiente gobierno de Jair Bolsonaro canceló el programa y poco después, según una publicación de Pan Am Post de julio de 2019, el presidente mexicano Andrés López Obrador habría firmado en secreto un programa similar con el gobierno cubano, mientras despide a unos 10,000 médicos mexicanos.

Schamis informa de otra denuncia sobre el mismo tema remitida a la Corte Penal Internacional por las ONGs “Prisoners Defenders” y “Unión Patriótica de Cuba (UNPACU)“. “Acusan a seis altos funcionarios del gobierno cubano, Raúl Castro y Miguel Díaz-Canel entre ellos, por esclavitud, persecución y otros actos inhumanos invocando el artículo 7 del Estatuto de Roma que define y tipifica los crímenes de lesa humanidad. La denuncia se basa en 110 testimonios de médicos que abandonaron el programa. …. Los cargos son casi idénticos a los de “Mais Médicos”. Se ratifica un patrón: coacción, trabajo forzoso y explotación.

Testimonios de médicos cubanos que sirvieron en esos programas fueron revelados por otra publicación de Radio Televisión Martí de septiembre de 2019. En los testimonios se ofrece información que revela que los médicos eran utilizados para realizar propaganda política y falsificar las estadísticas de atención médica, entre otras arbitrariedades. La publicación asegura que “Dentro de Cuba, a su vez, la adulteración de información de salud pública sirve para reproducir el mito de la excelencia médica del sistema cubano, la tarjeta de presentación de las misiones en el exterior”.

El escándalo del programa médico es otra muestra de la intervención cubana en Latinoamérica y el mundo pero que además le produce ingresos monetarios al gobierno de Cuba. En palabras de Schamis, desenmascara “la narrativa con la que una tiranía de seis décadas continúa diseñando su política exterior, la que es escuchada y venerada, sino obedecida, por buena parte de la izquierda latinoamericana y europea. … Considérese la leyenda del bloqueo, en lugar de embargo, de la siempre inminente invasión que al final no ocurrió, de los derechos de los pueblos latinoamericanos al mismo tiempo que se violan los derechos del pueblo cubano. … Ese es el valor de las denuncias de las misiones cubanas, desnudan la hipocresía de un régimen que proclama la emancipación del proletariado, pero esclaviza médicos. Ya no se puede fingir ignorancia. … El mundo empieza a saberlo, pues, la dictadura castrista debe rendir cuentas.”

Muy poco después, en agosto 2019 se presentó en la sede del Interamerican Institute for Democracy, en Miami el  libro escrito por su Director Ejecutivo, Carlos Sánchez Berzaín, titulado “Castrochavismo. Crimen organizado en las Américas”, el cual denuncia las características criminales de los regímenes de Cuba y Venezuela, que recurren a todo tipo de crímenes para mantenerse en el poder y desestabilizar a los países latinoamericanos.

Berzaín apunta que “con el dinero de Venezuela, Castro comenzó a producir derrocamientos democráticos: el primero se dio en Argentina, cuando cayó el presidente Fernando de la Rúa; el segundo se produjo en Ecuador, y es Jamil Mahuad el que pagó el precio; el tercero fue el derrocamiento de Sánchez de Losada en Bolivia“.  “En estos 20 años de castrochavismo sucede que el líder, Chávez, muere. Y, muy convenientemente para la dictadura cubana, Castro asume el liderazgo“. “El objetivo de este libro es demostrar que ese castrochavismo es una organización delictiva que hay que separar de la política y tratar como crimen organizado“. “el castrochavismo se acota y se reduce a Cuba, Venezuela, Bolivia y Nicaragua y se dedica a hacer cuatro cosas para sobrevivir: retener el poder a toda costa, no importa los crímenes que cometan; conspirar contra los que los acusan y los gobiernos que defienden la democracia, porque tienen mucho dinero para convertir los reclamos legítimos que pueda haber en desestabilización; politizar sus actos, y así hay justificativos para todos los crímenes; negociar para ganar tiempo“.

Con plata en mano, el régimen de Chávez pasó a ocupar el liderazgo en la promoción del socialismo en el mundo. La asesoría cubana fue fundamental para que líderes populistas de izquierda tomaran el poder en varios países: Néstor Kirchner (2003) en Argentina, “Lula” Da Silva (2003) en Brasil, Evo Morales (2005) en Bolivia, Rafael Correa (2007) en Ecuador y Daniel Ortega (2007) en Nicaragua, Michelle Bachelet (2006) en Chile, Cristina (2007) Kirchner en Argentina.

Con la muerte de Chávez en 2013, es sucedido por Nicolás Maduro. Castro retomaría el liderazgo manejando a su dócil y poco instruido pupilo. Los regímenes de Bolivia, Nicaragua y Venezuela, accedieron al poder por la vía democrática pero una vez conseguido, se dispusieron a desmantelar el sistema democrático para concentrar el poder y mantenerse en el mismo, hasta hoy.

A estos regímenes también se les conoce como populistas, un estilo de gobierno basado en el otorgamiento de beneficios sociales más allá de la capacidad del Estado, cuyos líderes se identifican como parte de la izquierda internacional. Además de los mencionados anteriormente, sigue los mismos principios el gobierno de Andrés López Obrador (2019) en México.

El Populismo

Las características comunes de los regímenes populistas de izquierdas o del “Socialismo del Siglo XXI” son las siguientes, según Susanne Gratius, en “La “tercera ola populista” de América Latina” (2007). Mis adiciones entre corchetes:

    1. Inventar símbolos colectivos. El culto a la historia política de la nación, culto a los próceres de la independencia –como Bolívar [y Sandino] y culto a determinados movimientos sociales como pueden ser los sindicatos.
    2. Crear movimientos propios, como, por ejemplo, el peronismo [el sandinismo] o el chavismo.
    3. Difamar a la “oligarquía nacional”. Aquellos individuos o grupos organizados que no ingresan en la definición de pueblo. [Estos son caracterizados como enemigos internos]
    4. Cambiar [ocupar con fieles seguidores] las instituciones [especialmente el poder legislativo y judicial, concentrando los poderes en el ejecutivo], incluyendo [cambios en] la constitución.
    5. Estatizar la economía [En algunos casos cooptar al sector privado].
    6. Aumentar del gasto dedicado a proyectos “sociales” que favorecen el clientelismo político y el culto a la figura del líder y su gobierno. [Casi siempre financiados con deuda externa e inflación]
    7. Actuar con y contra la religión. [Ataques a líderes religiosos que se pronuncian críticamente, en especial de la Iglesia Católica]
    8. Defender la independencia y la soberanía [La realidad ha demostrado que es más demagogia que principios aplicados pues no dudan en venderse a Rusia, China o Irán. El discurso machaca en culpar a enemigos externos (el imperialismo, el neoliberalismo, el FMI, la OEA, etc.) de los males que atraviesa el país].

El Foro de São Paulo

Para exportar el “Socialismo del Siglo XXI” se organizó el “Foro de São Paulo”. Hugo Balderrama en su artículo “El Foro de São Paulo y su estrategia para imponer el socialismo” apunta sobre el objetivo principal del Foro: “En 1990, el ahora fallecido Fidel Castro y Lula da Silva fundaron el Foro de São Paulo. Según ambos personajes, “el Foro fue constituido para reunir esfuerzos de los partidos y movimientos de izquierda después de la caída del muro de Berlín y las consecuencias del neoliberalismo en los países de Latinoamérica y el Caribe”. En la época de su fundación, Castro era el único miembro en un cargo de poder, pero la pandilla izquierdista la tenía muy clara: había que tomar el poder.”

Con la llegada al poder de Lula, Chávez, Correa, Morales y Ortega, el Foro de São Paulo se convirtió en un medio de coordinación para impulsar la agenda de la izquierda en el resto de países latinoamericanos. El Diario Las Américas en su artículo “El Foro de São Paulo, estrategia de Maduro para postergar la usurpación” dice sobre su objetivo: “Su principal propósito es operar como un “aparato unificador” del comunismo en América Latina, a través de la infiltración de universidades, colegios, escuelas, gremios de artistas e intelectuales, academias y otras instituciones.

La vigésima quinta edición del Foro se realizó en Caracas, Venezuela del 25 al 28 de julio de 2019, declarando desde el inicio que los representantes presentes estaban ahí para apoyar a los líderes con quienes coinciden ideológicamente, como Lula, Nicolás Maduro, Evo Morales, Daniel Ortega y los argentinos Alberto Fernández y Cristina Fernández, además de impulsar la lucha por el poder en el resto de países de América Latina. Por México asistió la diputada del PT, Circe Camacho. La complicidad de la izquierda internacional representada en el Foro se mantiene con los regímenes de Nicaragua y Venezuela, comprobados violadores de los derechos humanos y responsables de crímenes de lesa humanidad, a pesar de que hasta la Alta Comisionada para los Derechos Humanos de la ONU, Michele Bachelet les dio la espalda, presentando sendos informes en donde quedó claro el alto grado de criminalidad y represión que ejercen tales dictaduras en contra de sus pueblos. Los delegados hicieron un llamado a fortalecer la alianza de la izquierda mundial frente al imperialismo” estadounidense y en contra de las sanciones impuestas por Washington al Gobierno venezolano y al de Cuba.

La oposición venezolana se pronunció: “Los venezolanos rechazamos la presencia de este club de adoradores de Maduro …, nuestra voz de protesta se hará sentir en todo el país para que el mundo sepa que en Venezuela el Foro de São Paulo es non grato“, dijo en un comunicado el partido Primero Justicia (PJ), en el que milita el ex candidato presidencial Enrique Capriles.

En el evento se invirtieron más de 200 millones de dólares, pagando los gastos de unos 500 delegados de los movimientos de izquierda, mientras Venezuela sufre la mayor crisis económica y humanitaria de su historia.

Estos movimientos profesan el marxismo cultural y tienen en común que son “anti sistema”, es decir, son los que “adversan el sistema de mercado, que han penetrado y se confunden como parte de diferentes tipos de movimientos sociales, llámense anti-racistas, anti-fascistas, feministas, movimientos pro LGTB, ecologistas o ambientalistas, muchas veces distorsionando los objetivos genuinos y originales de estos movimientos.  Los marxistas, neo marxistas, o socialistas han logrado imponer, en mayor o menor grado, su agenda anti sistema en ellos, de modo que todos tienen en común el mismo objetivo: acabar con el sistema “opresor”. Es así que participan de diferentes conflictos, construyendo nuevos antagonismos y ampliando el alcance de sus objetivos.” Ver el artículo de mi blog “El marxismo cultural”.

Los regímenes dictatoriales condenados en varias ocasiones por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos –CIDH- por la comisión de crímenes de lesa humanidad y violación constante a los derechos humanos, principalmente Cuba, Nicaragua y Venezuela, no solamente cuentan con el respaldo de las organizaciones de izquierda del Foro de São Paulo, sino también de gobiernos Latinoamericanos que siempre votan en contra de las resoluciones de condena en el marco de la Organización de Estados Americanos –OEA-. Es el caso de los gobiernos que forman parte de PETROCARIBE, comprados con el petróleo venezolano, que incluye a los estados antillanos Antigua y Barbuda, Bahamas, Cuba, Dominica, Haití, Jamaica, Granada, San Vicente y Granadinas; los centroamericanos Belice, El Salvador (durante el gobierno del FMLN), Honduras, Nicaragua, República Dominicana, y los sudamericanos Guyana, y Surinam, además de Bolivia, Argentina mientras gobernaron los Kirchner, Brasil durante el gobierno de Lula y Rousseff.

En el ámbito global, estas dictaduras cuentan con el apoyo incondicional de Rusia y China, que tienen poder de veto en el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas –ONU- de modo que es imposible, para la comunidad de países democráticos, intervenir para poner fin a las actuaciones criminales del Estado en esos países. El resto de cómplices son más de cincuenta países que votan recurrentemente en contra de resoluciones que condenan violaciones de los derechos humanos. No resulta raro entonces que esos Estados se protejan entre sí y ocupen puestos en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, eligiendo recientemente al régimen de Venezuela en la presidencia de ese organismo. Debido a tal situación, el gobierno de Donald Trump decidió retirar a Estados Unidos de ese Consejo, aduciendo que “Durante demasiado tiempo, el Consejo de Derechos Humanos ha sido un protector de los violadores de los derechos humanos y una cloaca de prejuicios políticos”. y condenando la “hipocresía” de sus miembros. EEUU se retira del Consejo de DDHH de la ONU y lo tilda de ‘cloaca’.

Paralelamente al Foro de São Paulo, la izquierda latinoamericana se agrupa en su brazo político, el Grupo de Puebla, formado con el objetivo de acabar con el Grupo de Lima y desmantelar a la Organización de los Estados Americanos (OEA) con nuevos gobiernos de izquierda, compartiendo con el Foro de São Paulo el objetivo de desestabilizar por medio del uso de la violencia a países democráticos y a gobiernos democráticos calificados como de derecha. .

El Grupo de Lima, según lo describe Wikipedia, “es una instancia multilateral que se estableció tras la denominada Declaración de Lima, el 8 de agosto de 2017 en la capital homónima, donde se reunieron representantes de 14 países con el objetivo de dar seguimiento y buscar una salida pacífica a la crisis en Venezuela. Entre otras cosas, exige la liberación de los presos políticos, pide elecciones libres, ofrece ayuda humanitaria y critica la ruptura del orden institucional en el país sudamericano. Doce países americanos en un principio suscribieron la declaración: Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Guatemala, Honduras, México, Panamá, Paraguay y Perú, uniéndose posteriormente Guyana y Santa Lucía. Siendo avalado también por Barbados, Estados Unidos, Granada, y Jamaica que asistieron al encuentro, así mismo organismos como la Organización de los Estados Americanos y la Unión Europea, además de la oposición venezolana, han dado su respaldo a dicho documento”.

¿Qué es el Grupo de Puebla? del cual no hay una definición en Wikipedia (fue eliminada un día antes de escribir este artículo). Según una publicación del medio digital NTN24: “Al movimiento lo llamaron “‘Progresivamente” y entre sus miembros destacan Lula da Silva y Dilma Rousseff (Brasil), Fernando Lugo (Paraguay), Ernesto Samper (Colombia), Leonel Fernández (República Dominicana), con José Luis Rodríguez Zapatero (España) como voz iberoamericana. Además, aparecen los dirigentes Carlos y Marco Enríquez Ominami por Chile, junto al exsecretario de la OEA José Miguel Insulza; Yeidckol Polevsky, representante de Andrés Manuel López Obrador, presidente de México; y Daniel Martínez, candidato a presidente del Frente Amplio de Uruguay. El  sitio web oficial es progresivamente.org/.

Continúa diciendo NTN24: “Sin una presencia explícita del chavismo, acordaron defender la revolución bolivariana de Maduro, rechazar la aplicación del TIAR y volver a reunirse luego que gane Alberto Fernández en Argentina, cese el macrismo y que este país salga del Grupo de Lima, como lo reseña un artículo en Actualidad RT [RT, siglas de “Rusia Today” es la agencia de propaganda financiada por el gobierno ruso]. Fernández será el líder de este Grupo”.

La violenta ofensiva de la izquierda en 2019

En la misma publicación de NTN24 antes referida, el político y profesor Pedro Urruchurtu, declara que “no es casualidad que el Grupo de Puebla se haya reunido diez días antes que el Foro de São Paulo. Asegura que es todo un plan para que la izquierda regrese a [gobernar] América Latina. “De ahí en adelante, el objetivo será acabar con el Grupo de Lima; desmantelarlo con nuevos gobiernos “progresistas” o incentivar más desestabilización. También buscarán arrebatarle la reelección a Almagro en la Secretaría General de la OEA.” 

Esto sería lo que oxigena protestas masivas y violentas como las ocurridas en Ecuador y Chile. “Tienen todo un sistema de medios propios (InfoNodal) y externos (RT, Telesur [agencia de propaganda financiada por el chavismo], etc.) listos para hacer su trabajo de reimpulso de la izquierda y del reacomodo de la región. En tiempo de repliegue se han reorganizado, por no haberlos derrotado a tiempo, comenzando por Venezuela“.

Poco tiempo después del encuentro de Caracas se han desatado conmociones sociopolíticas en varios países de la región, como Ecuador, Chile y Perú; y en Colombia, parte de las FARC [Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia] regresan a la violencia guerrillera. Todas esas situaciones han sido impulsadas, en general, por grupos integrantes o afines del Foro de Sao Paulo.

Las protestas y actos de vandalismo en Honduras, Ecuador y Chile habrían sido promovidas por la acción de estos grupos pertenecientes al Foro de São Paulo coordinados por Cuba y el Grupo de Puebla y financiados por el régimen venezolano.

En junio de 2019, los sindicatos de educación y salud protagonizaron violentas protestas en Tegucigalpa, Honduras, alegando una supuesta “precarización” en esos servicios. Impulsando las mismas estaba el ex presidente Manuel Zelaya, activo miembro del Grupo de Puebla y del Foro de São Paulo, quien hace diez años (junio de 2009) fue depuesto por los militares al tratar de retener el poder violando la Constitución hondureña que prohibía la reelección. Hay que recordar que Manuel Zelaya, aliado de Hugo Chávez, trataba de gobernar indefinidamente bajo la ideología del socialismo del siglo XXI. Chávez declaró que la propuesta de Zelaya para reformar la Constitución en Honduras era su idea. Los militares entregaron inmediatamente el poder al Presidente del Congreso, según lo establecía la Constitución. Ya en ese entonces, manifestantes denunciaban la influencia castro-chavista … en la política de Honduras.

Un artículo de PanAmPost del 22 de octubre informa que “En Ecuador, donde el presidente Lenín Moreno había anunciado un paquete de medidas para sanear las finanzas del Estado, terminó con graves protestas sociales que se tornaron violentas. Según información oficial y las mismas denuncias de las autoridades, había decenas de detenidos venezolanos ligados al chavismo en Venezuela y hasta al grupo narcoterrorista FARC.

Moreno había anunciado un plan de ajuste económico que, entre otras medidas, puso fin a 40 años de subsidios para mantener artificialmente bajos los precios de las gasolinas y el diesel con el objetivo de reducir el abultado déficit fiscal que había heredado del gobierno del socialista Rafael Correa, lo que permitiría obtener préstamos del FMI. Durante el gobierno populista de Correa, el gasto público pasó de 25% del PIB a 44% entre 2007 y 2014. Los precios en septiembre de 2019 en Ecuador eran de $1.85 y $1.08 por galón para las gasolinas y el diesel, respectivamente. Para comparar, en los países centroamericanos estaban entre $3.02 a $3.77 y $2.57 a $3.08, por galón de gasolina y diesel respectivamente, en el mismo mes.

Entre otras medidas anunciadas por el gobierno ecuatoriano el 1 de octubre de 2019 se destacan:

  • baja salarial de hasta 20% en contratos temporales en el sector público
  • reducción de las vacaciones de 30 a 15 días para empleados públicos
  • aporte de un día de salario mensual de los empleados públicos al fisco
  • contribución especial de las empresas con ingresos de más de US$10 millones anuales a las arcas fiscales
  • aumento en los bonos (de US$69 a US$84) que se entregan a las familias más pobres -y una extensión del beneficio a 1.300.000 personas- como medida de compensación.
  • reducción de aranceles para la compra de maquinarias
  • supresión de impuestos a la importación de tecnología (como celulares y computadores) y autos (con un valor inferior a US$32.000).

Todas las medidas eran absolutamente lógicas y necesarias para revitalizar la estancada economía ecuatoriana, pero fueron tildadas de “neoliberales” por grupos opositores de izquierda que habrían de incitar las protestas. Era lógico también que el aumento del precio de los combustibles ocasionaría alza en los precios de casi todos los bienes y servicios. Los productos alimenticios tuvieron un alza que promedia el 10% según una publicación en base a datos del instituto de estadísticas. ¿Era esto suficiente como para desatar las violentas protestas?

El referido artículo de PanAmPost continúa diciendo: En Santiago de Chile sucedió algo similar. Tras el anuncio del presidente Sebastián Piñera sobre el aumento del pasaje del Metro, iniciaron las protestas violentas, que se expandieron con saqueos, destrozos e incendios.”

El mismo artículo habla de ciudadanos venezolanos involucrados en las protestas. Las protestas en Chile dejaron más de 300 millones de dólares en pérdidas por los saqueos, incendios y destrucción de propiedad pública y privada. El metro de Santiago fue destruido y centenares de negocios saqueados. Las protestas se extendieron a Mendoza y Buenos Aires, Argentina donde grupos de izquierda​ locales liderados por el Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS), Central de Trabajadores de la Argentina (CTA) y Partido Obrero (PO) incendiando la entrada al metro de Buenos Aires y lesionando periodistas.

El chileno Juan Lehuedé en su video ¿Quién está detrás del desastre? realiza un inventario de los daños ocasionados: 19 estaciones del metro completamente destruidas, incluyendo los vagones, 63 estaciones adicionales con daños, más de 1,000 establecimientos, comercios y oficinas saqueados.

Otra publicación digital venezolana denuncia: “Las democracias de América Latina se ven indefensas ante el acoso. La Carta Democrática Interamericana es letra muerta. Iniciativas como el Grupo de Lima se comportan como si estuvieran en Escandinavia. Un socialista democrático y moderno, Luis Almagro, secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), no se cansa de denunciar estas realidades, y su audiencia natural no se cansa de ignorarlo. Muchos voceros de la causa democrática en numeroso países, y Venezuela es el «ejemplo» principal, se muestran tibios o acobardados, escudándose en pretendidos diálogos o negociaciones con los mismos déspotas que tienen bloqueadas las salidas democráticas. Otros proceden de igual manera, pero no por tibieza o cobardía, sino por complicidad dineraria.”

Buscando las explicaciones

¿Estaban tan mal los chilenos como para que estallara una protesta de esta magnitud? La información estadística muestra que Chile ha tenido el crecimiento económico más alto de América Latina y un excelente desempeño en varios indicadores.

El PIB per cápita (método PPA, de acuerdo al poder adquisitivo) ha pasado de $4,511 en 1990, a $9,553 en 2,000 y a $25,222 en 2018, es decir, se ha multiplicado por 5.6 veces. La brecha de pobreza (considerando un nivel de $5.50 por día), se ha reducido dramáticamente desde 23.7% en 1987 (3 millones) a 19.2% en 1990, a 11.5% en 2,000 y a 2% en 2017 (369 mil).  Es decir, 2.6 millones de chilenos han salido de la pobreza en ese lapso de tiempo. El desempleo total se ha mantenido bajo el 7.2% en los últimos siete años, la mitad de la tasa de hace 35 años. La proporción de jóvenes sin educación, empleo ni capacitación, era de 28.1% en 1990, cuando se empezó a medir este indicador, que se ha reducido hasta 15.9% en 1017. La inflación, por su parte, ha sido de 3.4% promedio anual desde 2,000 a 2018, mientras que en los 20 años anteriores promedió 16.4% anual. El índice de Gini, que mide el nivel de desigualdad, es de 46.6, menor al de Brasil, Guatemala, Haití y Honduras, y ligeramente mayor al del resto de países latinoamericanos, mientras en 1986, año en que se inició su medición, fue de 56.7.  Todas las cifras anteriores son de la base de datos del Banco Mundial. Una publicación del diario argentino La Prensa manifiesta que “Cuando comenzaron las reformas había 200 compañías exportadoras. Hoy hay casi 2,500 y el país ha firmado docenas de Tratados de Libre Comercio con todas las naciones accesibles.” Según datos de la CEPAL, el salario medio real anual aumentó 39.4% de 1999 a 2018. El nivel de percepción de corrupción según el índice que publica Transparencia Internacional es bajo, estando en el puesto 27 entre 178 países, donde solo países desarrollados ocupan un puesto menor. La relación entre estos dos índices indica que la concentración de riqueza en Chile no es de origen ilícito.

La información y el análisis del caso chileno que provee una persona no identificada en un mensaje de WhatsApp es digna de tomarse en cuenta, ya que ofrece datos adicionales relevantes:

Jamás en la historia del Transantiago un trabajador con sueldo mínimo había tenido una tan buena relación tarifa/sueldo como la de durante el último año. Desde Febrero de 2007 a la fecha la tarifa del Metro en hora punta ha crecido en casi un 98%. Durante el mismo periodo, el Salario Mínimo ha aumentado en un 109%.

Pero esto no termina sólo con la tarifa del metro. En 2011, una canasta básica representaba el 19.3% aprox. del salario mínimo. A fecha de Agosto de este año, representa sólo el 14.3% aprox.

Lo mismo ocurre con las tarifas de electricidad. Una cuenta mensual de un hogar en Santiago de 180 Kwh (consumo promedio) en 2012 representaba un 9,8% aprox. del salario mínimo nacional. A fecha de hoy consiste en el 7,6% aproximadamente.

Las tarifas de agua potable también son un servicio público digno de análisis. En Santiago, en 2011, el metro cúbico de agua potable costaba US$1.39 aprox. Ahora en 2019 el precio ronda los US$1.45. Un aumento del 4.3% aprox. Saben acaso cuanto aumentó el salario mínimo durante el mismo período de tiempo? Un 75%. Es más, Chile es el único país de Sudamérica que con el pasar de los años ha podido bajar el costo de los servicios públicos con respecto al salario mínimo.

El costo de vida en Chile sigue siendo caro con respecto a los sueldos, eso es verdad. Pero ésa es la situación en la que Chile se ha visto inmerso desde el principio de sus tiempos y de la que ha estado escapando constantemente durante los últimos 40 años. Nunca en la historia de Chile hubo un menor porcentaje de pobreza, una menor desigualdad o una mayor movilidad social que en el día de hoy.

Se puede descartar, según la evidencia, que las protestas no se deben a un empeoramiento de la capacidad adquisitiva de los salarios, un alto nivel de inflación o un alto nivel de desempleo, acumulado en los últimos años.

Analistas de renombre como Fareed Zakaria, en un artículo del 24 de octubre de 2019, ofrece la deducción de que los sucesos en Chile se deben a un “aumento de las ansiedades” ocasionadas por la corrupción, la desigualdad y una reducción del crecimiento económico en los últimos cinco años. Dice Zakaria “Cuando el crecimiento colapsa, aumentan las ansiedades, especialmente entre la clase media que se siente apretada, enfurecida por la corrupción y la desigualdad, y tiene la capacidad de expresar su ira. Considere a Chile, donde una subida de la tarifa del metro ha llevado a la peor violencia callejera en décadas. Sin embargo, los disturbios están sucediendo en una atmósfera de expectativas disminuidas. No hace mucho, Chile era la economía estrella de América Latina, con un crecimiento del 6% en la década de 1990 y del 4% en la década de 2000. En los últimos cinco años, el crecimiento ha promediado el 2 por ciento.“ Sin embargo, el factor corrupción no parece ser, como hemos visto, un problema para Chile.

De manera similar, varios analistas ofrecen la explicación de que la desigualdad de ingresos y de riqueza es la que provoca el malestar. El debate, se dice entonces, no es ya entre capitalismo vs. socialismo, sino entre igualdad y desigualdad. A este debate se incorpora el libro del francés Thomas Piketty “El Capital en el siglo XXI” (el título recuerda a la obra central de Marx, “El Capital” y el agregado sugiere que es una actualización del mismo para el siglo XXI) que ha tenido una amplia difusión mundial, con sus predicciones de un futuro de alta concentración de la riqueza y sus recomendaciones de política, que incluyen un impuesto mundial al capital y una alta tasa de impuesto sobre la renta. La crítica central que se le hace es ignorar en su obra el aumento del nivel de vida y la reducción de la pobreza en el mundo, centrándose en un análisis de la distribución de la riqueza en países desarrollados.

Agreguemos a eso que para muchos, las personas que gozan de altos ingresos, no son merecedores de los mismos y tenemos el argumento perfecto para concluir que el sistema no funciona y hay que cambiarlo.

¿Pero de qué sistema hablamos? ¿Del capitalismo o lo que es lo mismo, de la economía de mercado? Pero ¿podemos decir que la economía de mercado es la que funciona en América Latina? No, como tampoco la democracia y la independencia de poderes en el Estado. Lo que existe es: mercados distorsionados por la colusión entre el Estado y las oligarquías conectadas con el poder y democracias imperfectas en que el poder, en casi todos los países, es centralizado en el ejecutivo.

William J. Baumol, Robert E. Litan y Carl J. Schramm en su libro “Good Capitalism, Bad Capitalism, and the Economics of Growth and Prosperity” (2007), caracterizan cuatro tipos diferentes de capitalismo—el emprendedor, el de grandes empresas, el dirigido por el estado y el oligárquico, y cómo estos afectan el crecimiento. Aunque en Latinoamérica hay diferencias de uno a otro país, en la mayoría predomina un tipo de capitalismo oligárquico que muchos denominan como “capitalismo de compinches”, en el que las élites en el poder están coludidas con la oligarquía local para extraer las rentas derivadas de prácticas corruptas, las que de otra manera no pueden obtener participando en el libre juego de la competencia en el mercado, perjudicando así a otros competidores y a los consumidores en general. Esto tiene como consecuencia el desincentivo de la competencia, la innovación y la inversión, fuente principal del desarrollo económico de cualquier país.  Los beneficiados por este capitalismo oligárquico constituyen una parte de la clase de ricos que con mucha razón no son merecedores de su riqueza.

Una investigación realizada en 2015 por Sutirtha Bagchi y Jan Svejnar,  “Does Wealth Inequality Matter for Growth? The Effect of Billionaire Wealth, Income Distribution, and Poverty“ (2015), encontró que la desigualdad de ingresos es marginalmente significativa para explicar el ritmo de crecimiento económico mientras que la desigualdad de riqueza ejerce un efecto negativo. Pero más importante aún fue la verificación de que la riqueza obtenida a través de conexiones políticas o corrupción está relacionada negativamente al crecimiento económico.

En el sistema capitalista oligárquico, el Estado juega el rol de socio de las oligarquías, otra de sus características, además de la tradicional que es su ineficiencia en la administración de los recursos y su papel como redistribuidor del ingreso.

Las evidencias de que el Estado en América Latina es un gran despilfarrador de recursos salieron a luz con la publicación del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) de su informe insignia  Mejor Gasto para Mejores Vidas. Cómo América Latina y el Caribe puede hacer más con menos (2018) que muestra que cada año, la ineficiencia en el gasto de los Gobiernos de América Latina y el Caribe genera un despilfarro total de 220.000 millones de dólares, el equivalente a un 4,4% del PIB. “Esa cifra, bien invertida, sería suficiente para acabar con la pobreza extrema en la región” asegura Alejandro Izquierdo, economista jefe del BID. El drenaje de recursos equivale al 16% del gasto público promedio. Esto equivale a US$220.000 millones, un monto entre el PIB de Perú (US$190.000 millones) y el de Chile (US$250.000 millones), dos de las economías más grandes de la región. El despilfarro de recursos no es más que una contabilización de la corrupción gubernamental.

El informe es revelador y contundente. En América Latina, más recursos para el Estado significan más recursos desviados por la corrupción para beneficiar a unos cuantos y perjudicar a la mayoría. Pero también significa menos recursos disponibles en el bolsillo de las personas para consumir o para ahorrar e invertir. Menos recursos para expandir la demanda y la producción.

Aun así, la izquierda continúa proponiendo más gasto social, para lo que se necesita más impuestos o más deuda, y el papel activo del Estado en la redistribución del ingreso, poniendo como ejemplo los logros de los países nórdicos. Pero no dicen que, para crear un estado benefactor y reducir las desigualdades de ingresos, estos países primero tuvieron que desarrollar el capital humano y la productividad ascendente de las empresas que les permitiera alcanzar el nivel de riqueza necesario, para luego empezar a distribuir los beneficios a la población. Todo esto acompañado de niveles de corrupción muy bajos y alto nivel de eficiencia en la administración pública.

Obviamente, este no es el caso de América Latina, donde, según el índice de percepción de la corrupción, que elabora Transparencia Internacional para 178 países y territorios, 13 países latinoamericanos ocupan altos puestos en este índice, superiores a 100, 9 están entre los puestos 50 y 99 y solamente 3 ocupan bajos puestos, Costa Rica (48), Chile (27) y Uruguay (23), que indican menor percepción de corrupción.

En cuanto a la desigualdad de ingresos, de 144 países listados en el índice de Gini que elabora el Banco Mundial, 68 países superan el promedio del índice (39.5), es decir, son más desiguales que los que están bajo el promedio. Todos los países latinoamericanos están entre los que superan el promedio mundial. Por tanto, los datos muestran que existe una correlación entre el nivel de desigualdad de ingresos de un país y la percepción de corrupción que hay en el mismo.

De los resultados de un estudio de Sutirtha Bagchi and Jan Svejnar,Does Wealth Inequality Matter for Growth? The Effect of Billionaire Wealth, Income Distribution, and Poverty“ 2015), se desprende que la desigualdad de ingresos en los países no se relaciona con el nivel de crecimiento económico, pero sí lo hace la desigualdad de riqueza y el origen ilícito de la misma, es decir riqueza obtenida mediante la corrupción. En América Latina, todos los países tienen un alto nivel de desigualdad en la distribución del ingreso y la mayoría ocupan puestos altos en el índice de corrupción, una de las características del capitalismo oligárquico que Baumol et. al asocian al pobre desempeño económico.

Volviendo al caso de Chile, la concentración de riqueza en ese país no es entonces de origen ilícito y es precisamente la mayor libertad en el funcionamiento del mercado la que le ha traído un mayor crecimiento económico en comparación con el resto de América Latina, solo comparable al de Panamá. Por lo tanto, se puede descartar, que las protestas no se deben, ni a la percepción de un sistema que promueve la concentración de la riqueza ilícitamente, ni a una reducción del nivel de vida de la población.

Entonces, ¿a qué se deben? Algunos analistas dicen que la prosperidad empuja a que las expectativas de las personas crezcan. Ese punto de vista es razonable, ya que es imposible que todas las necesidades personales puedan considerarse satisfechas. Como seres humanos, siempre estamos buscando como mejorar nuestras condiciones de vida. Teóricamente, no existe ningún nivel de ingreso que pueda considerarse como el “techo” hasta el cual podemos aspirar. Traspasado cierto umbral, el ingreso incremental se dedica a la inversión y el gasto en consumo crece menos o no crece. Por tanto, la generalidad de las personas siempre estará buscando más ingresos, no tanto para consumir más, como para invertir.

El otro factor que puede ayudar a explicar esta aparente paradoja es que la globalización y especialmente los rápidos avances en las tecnologías, han hecho posible que la información y la comunicación se difunda globalmente y rápidamente, especialmente entre los jóvenes, acostumbrados a usar computadoras, tabletas, teléfonos inteligentes, conectados permanente­mente a Internet. También, la televisión ofrece ahora la posibilidad de un amplio rango de canales internacionales. La diversidad de contenidos a los que tienen acceso, a través de texto, imágenes, videos, juegos, etc., y la interacción en las redes sociales, tienen la capacidad de influenciar las creencias, costumbres y valores, con mayor eficacia en los más jóvenes, tanto o más que la influencia que pueden recibir de los profesores en la escuela o la universidad.

Pero hay otro aspecto menos evidente, aunque no por eso menos relevante, que consiste en que la información sobre cómo viven otras personas, los estilos de vida generalmente vinculados a mayores ingresos que los que los jóvenes pueden alcanzar a corto plazo, puede crear sentimientos de frustración en muchos.

Esto explicaría en buena parte por qué la queja recurrente en los últimos años apunta contra la desigualdad o la concentración de riqueza. No importa que los ingresos reales hayan crecido y que haya abundancia y diversidad de bienes y servicios. Lo que importa es que muchos no pueden tener acceso a todos los que quisieran. Están ahí, disponibles, pero solo tienen acceso a algunos de ellos las personas con altos ingresos.

La desigualdad de ingresos y de riqueza es un hecho, igual que es un hecho el aumento continuo del ingreso real que ha ido reduciendo la pobreza. También es un hecho cierto que el aumento en el nivel de vida se ha dado a una tasa de crecimiento que es imperceptible de un año a otro y que en el transcurso de una década o de una generación es fácilmente olvidada. El cambio drástico solo puede observarse si se compara la situación con la de hace 30 o más años.

Es importante analizar cómo influye el factor tiempo en las expectativas de las personas. Los que pertenecemos a la generación de los 50, 60, y 70 pasamos la primera parte de nuestras vidas en un mundo de cambios lentos y nos acostumbramos a tener paciencia para todo. Con la posterior revolución tecnológica, los que nacieron después han experimentado los beneficios de cambios más rápidos en la tecnología. Solo compare qué ha pasado con la revolución del audio y video. En aquellas décadas el servicio de video lo acaparaba la TV con limitados canales y los cines, limitando lo que se podía ver a lo que producían unos pocos productores en días y horarios determinados. Hoy está YouTube y otras fuentes, con miles de opciones de contenidos, accesibles en el momento en que uno quiera, para todos los gustos, necesidades, preferencias e intereses. Igual pasa con la música, antes estábamos sujetos a escuchar la programación de la radio o comprar un disco de vinil, luego la cinta de casete, y luego el disco compacto. Eso ya es historia. Todo esto ha ocurrido en las últimas tres décadas. De modo que gran parte del conocimiento y la información –es imposible aventurar un porcentaje pero esta crece cada día– está disponible para cualquier persona con un dispositivo con acceso a Internet.

Las causas … reveladas

Resumiendo, es un hecho que las expectativas y la urgencia o impaciencia por seguir mejorando se han incrementado a pesar de que la situación económica no ha desmejorado en Chile como en otros países latinoamericanos, sino al contrario.

Sumemos a esto la persistente propaganda en contra de la desigualdad de ingresos y de riqueza dirigida a provocar el enfrentamiento en la sociedad y podremos encontrar parte de la explicación de las protestas. El tema de la desigualdad es la nueva bandera de la izquierda internacional para socavar las bases de la economía de mercado, pero en esencia, se trata de la lucha para implantar el socialismo. El venezolano Julio Pieraldi dice al respecto:

“¿No es cierto que, desde que tienes memoria, has escuchado el cuento ese de que el capitalismo es malo? ¿Que quienes dedican su vida a la “lucha social” son mejores que aquellos que la dedican a generar riqueza? ¿Y que estos últimos, sin importar si su trabajo es honesto o no, siempre son vistos como una suerte de criminales? ¿Dime si no es cierto que siempre nos han enseñado que el mercado es algo malo que debe ser controlado? Pues bien, en este caso es mejor empezar desde el principio.

Origen del mito: Estamos hablando de una prolongada campaña de descrédito que se viene ejecutando desde hace casi 200 años. Todo empezó en el siglo XIX, cuando Karl Marx, economista alemán, escribe su famosa obra El Capital y su Manifiesto Comunista.” ¿Es realmente el Capitalismo tan malo como lo pintan? 6 septiembre 2019.

Hoy tenemos la versión 2.0 de El Capital de Marx, El Capital en el siglo XXI de Piketty. Fracasada la teoría de valor trabajo como explicación de la supuesta inmoral explotación de los trabajadores por los capitalistas, con el consecuente llamado a destruir a la burguesía; ahora es sustituida por la supuesta inmoral concentración de la riqueza, con el consecuente llamado a su distribución. A diferencia de Marx, Piketty no aboga por eliminar a los capitalistas, sino por confiscar parte de sus ganancias. Para la izquierda, provee la justificación teórica actualizada para su lucha contra el capitalismo.

La influencia de la propaganda pro marxista y socialista es tan fuerte, que aún un segmento no despreciable de la población continúa creyendo en los postulados de la doctrina marxista y las supuestas ventajas del socialismo. Profesores de escuelas y universidades, estudiantes, periodistas, escritores, artistas, políticos, profesionales, líderes sindicales y de movimientos cívicos, líderes religiosos, en fin, personas de todas las ocupaciones en la sociedad expresan ideas que se derivan de la doctrina marxista y post marxista, ya no digamos aquellos líderes políticos de izquierda o de organizaciones que abiertamente promueven acciones violentas contra la democracia y el sistema de economía de mercado.

En el siglo pasado, los regímenes totalitarios comunistas implementaron una campaña para influenciar la opinión de la población del mundo capitalista en favor del socialismo. En la antigua Unión Soviética, los países satélites de Europa Oriental y Cuba, se formaron contingentes de estudiantes latinoamericanos que además de estudiar diversas carreras eran inoculados con la doctrina marxista. Luego estos regresaron a sus países y se encargaron de difundir las ideas marxistas y comunistas. Hoy, se les puede encontrar en universidades, sindicatos, partidos políticos, medios de comunicación y el gobierno. Muchos llegaron a ser los líderes de movimientos de subversión en sus países. El Foro de São Paulo está copado por ellos.

Axel Kaiser y Gloria Álvarez se refieren a la influencia del marxismo en la filosofía de los latinoamericanos y al discurso de la desigualdad en los populistas de izquierda. “Según una fuente puramente académica y neutral como la Universidad de Stanford, todo el pensamiento filosófico latinoamericano se encuentra atravesado de marxismo,  que ha tenido un impacto institucional considerable. Esto, debemos insistir, es de la máxima relevancia. … En América Latina, dada la aplastante influencia marxista, el discurso populista derivado de ella ha puesto siempre el énfasis central en la idea de igualdad material. Si la teoría de la dependencia y el estructuralismo promovidos por la CEPAL se basaban en que había una enorme desigualdad entre los países desarrollados y los latinoamericanos, que los primeros  explotaban en su beneficio y que había oligarquías que, coludidas con el capitalismo internacional, explotaban a los pueblos de la región, la argumentación populista de hoy no es muy distinta. Siempre se alega que hay un grupo que tiene demasiado, y otro, muy poco, y por tanto debe confiscarse al que tiene más para repartir.” Axel Kaiser y Gloria Álvarez. El engaño populista. 2016.

Agrego este párrafo escrito por Mario Vargas Llosa que alude a otras facetas, verdaderamente no exclusivas de la izquierda, que complementan lo antes mencionado.

… “todas las doctrinas que profusamente tratan de explicar realidades tan dramáticas como la pobreza, los desequilibrios sociales, la explotación, la ineptitud para producir riqueza y crear empleo y los fracasos de las instituciones civiles y la democracia en América Latina se explican, en gran parte, como resultado de una pertinaz y generalizada actitud irresponsable, de jugar al avestruz en lo que respecta a las propias miserias y defectos, negándose a admitirlos —y por lo tanto a corregirlos— y buscándose coartadas y chivos expiatorios (el imperialismo, el neocolonialismo, las trasnacionales, los injustos términos de intercambio, el Pentágono, la CÍA, el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, etcétera) para sentirse siempre en la cómoda situación de víctimas y, con toda buena conciencia, eternizarse en el error. Sin proponérselo, Mendoza, Montaner y Vargas Llosa parecen haber llegado en sus investigaciones sobre la idiotez intelectual en América Latina a la misma conclusión que el economista norteamericano Lawrence E. Harrison, quien, en un polémico ensayo, aseguró hace algunos años que el subdesarrollo es «una enfermedad mental». Mario Vargas Llosa. Prólogo al “Manual del perfecto idiota latinoamericano” de Plinio Apuleyo Mendoza, Carlos Alberto Montaner y Álvaro Vargas Llosa (1996).

Sin duda, el pensamiento de la izquierda latinoamericana ha sido una mezcla de marxismo y  nacionalismo anti estadounidense, por ser los Estados Unidos, aún con sus errores, el símbolo del capitalismo y las libertades democráticas. Por eso han centrado sus ataques en Chile, que representa el ejemplo actual de cómo un país subdesarrollado puede dejar atrás la pobreza practicando la democracia y la economía de mercado. La izquierda internacional no podía permitir ese “mal ejemplo” chileno que da al traste con sus mitos y postulados marxistas, hoy disfrazados de lucha contra la desigualdad.

La segunda parte del análisis de la persona no identificada en un mensaje de WhatsApp que antes reproduje, es una crítica a aquellos que califica como cómplices, de la cual extraigo un resumen:

Esta crítica no va dirigida a los comunistas ni a esos encapuchados anarquistas que aparecen en la tele, que … lo único que han aprendido es que el capitalismo mata y que la seguridad social es su derecho. No, ellos ya están perdidos.

Esta crítica va a los que sí han tenido el privilegio de recibir una buena educación. A aquellos que han tenido todas las herramientas para formarse una opinión lo más objetiva posible, y que una vez más, se pasaron el pensamiento crítico por … No se dignaron a buscar ni un solo porcentaje, ni un solo gráfico, antes de despotricar contra el sistema.

Es sabido que la izquierda más dura necesita de sólo una chispa para dejar el país patas arriba. Están tan obnubilados con sus luchas de clases que no son capaces de hacer un juicio racional. Pero ustedes, como ovejas mediocres, decidieron seguirles el juego sin siquiera poner una coma. Veo sus historias de instagram llenas de “Chile despertó” y expresiones semejantes, pero no logro ver ni un sólo dato, … ni siquiera se dan la dignidad de buscarle base a sus argumentos, cuando sus juicios emocionales priman sobre los racionales.

Así que felicitaciones. Ustedes son cómplices de darle el espacio a la izquierda radical para desmantelar al país. Son cómplices de que Chile haya amanecido en llamas y con sus habitantes polarizados.

Un ejemplo de este tipo de análisis que pretende justificar la violencia y la destrucción en Chile fue publicado por el Washington Post con el título “Las protestas en Chile no son de unos 30 pesos. Son unos 30 años de fracaso”. El artículo carece de sustento para justificar el fracaso indicado en el título, pues no ofrece más que una narrativa emocional de una experiencia personal y es una muestra de cómo la propaganda de la izquierda actúa, en este caso, a través de una publicación en uno de los principales periódicos de los Estados Unidos.

En los países donde existe el respeto a la libertad de expresión y de movilización, las protestas pacíficas son un vehículo legítimo para expresar los deseos de la población. Pero, ¿es legítimo el vandalismo, la destrucción, el saqueo, como medio de protesta? No solo es ilegítimo, sino criminal. ¿Es posible incendiar y destruir simultáneamente decenas de estaciones del metro? Tales actos han sido realizados de manera coordinada y llevados a cabo por pequeños grupos de la extrema izquierda. La inmensa mayoría de la población los encuentra reprobables. La izquierda calla ante ellos o en el colmo del cinismo los atribuyen al gobierno o a la “derecha”.

No hay que cerrar los ojos a la realidad. Solo comparen las multitudinarias marchas en Managua, Nicaragua en abril y mayo de 2018, contra el régimen de Ortega, fueron totalmente pacíficas, donde los manifestantes hasta limpiaban la basura que dejaban en la calle. No hubo saqueos, incendios, destrucción de la propiedad y si inicialmente hubieron algunos, causados por delincuentes, la misma gente se encargó de resguardar los locales. Esas eran manifestaciones cívicas de un pueblo, supuestamente con menos nivel de educación que el chileno, calificadas por la dictadura como un “intento de golpe” de la derecha. Esas manifestaciones serían reprimidas poco después por la policía, paramilitares y fuerzas de choque, con balas, secuestros y encarcelamientos, provocando centenares de muertos y miles de heridos. Los informes de la CIDH así lo confirman.

Ahora veamos Chile, incendios, saqueos y destrucción. ¿Alguien cree que fue el pueblo chileno quien hizo eso? No nos equivoquemos, fueron las hordas de delincuentes de izquierda financiadas y azuzadas por Cuba y Venezuela. Las evidencias apuntan a que es parte de un plan para destruir un país que es ejemplo en Latinoamérica de que el capitalismo liberal funciona para llevar progreso económico y social. Un “mal ejemplo” porque contradice las teorías de la izquierda.

Las publicaciones sobre la reciente crisis chilena que han hecho los principales medios noticiosos del mundo han sido superficiales en su análisis de las causas. Pocos son los que se atreven a llamar las cosas por su nombre y a denunciar la innegable influencia de la izquierda en la psicología de las masas, como es el artículo Dante Bobadilla publicado en el sitio informativo digital “El Montonero”:

Las turbas salvajes de la izquierda chilena aprovechan las libertades y garantías que les ofrece la democracia para perpetrar su vandalismo, convencidos de que no les van a disparar, como sucede en Venezuela o Cuba. Para colmo, esa prensa basura que hoy parece ser el patrón de la prensa en todas partes, apoya los desmanes y cuestiona la presencia de las FF.AA. en las calles. Y como siempre, los defensores de los DD.HH. están de lado de los violentistas. Chile es hoy un mundo al revés. Es el país más próspero de la región, pero la gente protesta como si viviera en Cuba o Venezuela. Y lo peor es que esta gente admira esos modelos.

Los mismos charlatanes de siempre han vuelto a llenarse la boca con las típicas frases de cliché con que condenan lo que llaman “neoliberalismo” y “desigualdad”. … Los que callan ante la crisis humanitaria en Venezuela, apoyan las “justas demandas sociales del pueblo chileno”, que vive en la sociedad más opulenta de la región. Nadie explica cómo es que una banda de desadaptados juveniles puede ser capaz de incendiar 76 estaciones del metro de manera coordinada. ¿Quién los organiza y financia? 

…  Sin duda acá hay una patología cultural que ya debería ser claramente señalada. Yo lo llamaría socialismo, a secas. Que haya malestar en ciertos sectores no es nada raro. ¿En qué sociedad no hay algún tipo de malestar y reclamo? Pero nada de esto explica ni justifica lo ocurrido.

…De hecho es un golpe de Estado perpetrado por las turbas salvajes alentadas por la izquierda. No podían tolerar un modelo de éxito que era un ejemplo de la región para el mundo. Había que destruirlo todo para probar que el liberalismo no funciona. Porque la izquierda no soporta el éxito. Eso es todo.” Dante Bobadilla. Lo que queda de Chile.

En el video antes citado de Lehuedé, este asegura que “esto no lo hicieron los ciudadanos comunes descontentos, ¿Por qué? Porque estar descontento es una cosa y ser terrorista es otra cosa muy diferente. Además, ningún ciudadano normal tiene la intención, los recursos para ejecutar este terrorismo. ¿Ha pensado usted lo difícil que es incendiar y destruir solo una estación de metro, con los trenes incluidos? Hay 95% de concreto y acero no inflamables. Se necesitan conocimientos y materiales muy inflamables y acelerantes, especiales. Quemaron 82 estaciones de metro en dos días. ¿Conclusión? Fueron terroristas y/o guerrilleros entrenados y muy organizados. Todo indica que fue el Foro de Sao Paulo”.

Benjamín Lea-Plaza,  Gerente General en 4U Holding SpA, Chile, ofrece una interesante caracterización de los grupos participantes en las protestas.

“No soy bueno para muchas cosas, pero me he ganado la vida en los últimos años identificando segmentos, y creo que lo hago bien. Así es que les comparto un análisis de lo que he visto hasta ahora en las marchas.

Mi conclusión es que tenemos manifestantes de 6 tipos.

    1. AGITADORES: Los que están organizando al lumpen. Son pocos, altamente entrenados, saben de estrategias militares subversivas, y son quienes abren los supermercados y almacenes para que el lumpen entre a robar. Aparentemente tienen relación con Maduro, el narcotráfico, o ambos.
    2. LUMPEN: Los que se aprovechan de las acciones de los anteriores (agitadores) para robar. Son oportunistas que aprovechan la ocasión para agarrar algo, una especie de carroñeros.
    3. ENCAPUCHADOS: son activistas que han estado presentes en las tomas de colegios y universidades, mezclándose con quienes protestan, para provocar a la policía y generar caos y desmanes. También son los que conforman las barras bravas de la U y del Colo Colo.
    4. FRUSTRADOS: Los que acuden a las convocatorias de marchas porque acumulan frustraciones, llevan años esperando para que se cumplan sus sueños y no ven mejoras significativas.
    5. INTOLERANTES: Los que no tienen mayores problemas, pero odian a la derecha y no soportan la idea de ver a Piñera en la presidencia. No tienen demandas propias, pero hacen suyas las de otros para justificar su presencia en las marchas.
    6. TURISTAS: Son los adolescentes que van a la plaza Ñuñoa o a otros lugares como si se tratara de un festival, para ellos es una oportunidad de carrete.

Estos grupos no deben confundirse, porque tienen objetivos totalmente distintos. Piñera y en general los políticos y la prensa los meten a todos en el mismo saco, y creen que son todos del grupo 4. Se cree que satisfaciendo las demandas de este grupo se va a acabar el descontento y las marchas. Pero adivinen qué: los anuncios de Piñera no redujeron las protestas, porque a los grupos distintos del 4 les daba lo mismo. Las soluciones de Piñera no respondían a las demandas de los otros grupos.

… Los del grupo 1 (Agitadores), no tienen demandas, porque actúan siguiendo instrucciones. Éstos deben ser el foco de atención de los policías y militares, porque son los más peligrosos y están utilizando a nuestros propios compatriotas para atacar y perjudicar a otros chilenos.”

Por su parte, Carlos Alberto Montaner, férreo defensor de las libertades y crítico de la izquierda y las dictaduras, dice al respecto en un artículo publicado el 27 de octubre en el diario digital 14 y medio:

No creo que la motivación tras los desórdenes callejeros sean producto de las frustraciones de las clases medias. No conozco a ninguna persona razonable capaz de quemar una estación de trenes por alcanzar la calidad de vida de los norteamericanos y europeos. Los chilenos no viven peor que los húngaros, polacos o portugueses.

…Sin embargo, a lo largo de mi vida he visto numerosos fanáticos capaces de destruir los fundamentos de una sociedad, como ocurrió en Cuba o Venezuela, incluso en Argentina, basados en supersticiones ideológicas.

…A mi juicio, está bastante claro que los comunistas querían destruir a Chile. ¿Por qué? Porque es un ejemplo nocivo para ellos. Era una sociedad exitosa en la que se empeñaban en ver solo las supuestas fallas.

…¿Quiénes fueron los encapuchados que cometieron esos desmanes contra la sociedad chilena? En primer lugar, creo que hay mucho de diversión siniestra en la tea incendiaria. … Pero también hay que tomar en serio a Nicolás Maduro y a Diosdado Cabello cuando indican que ellos fueron los instigadores, pero los ejecutores fueron los comunistas locales. No se trató de una explosión espontánea, sino de un plan meditado.

Los análisis de Bobadilla, de Lea-Plaza y de Montaner, son coincidentes en cuanto identifican a los agentes principales: agitadores de la izquierda violenta que azuzan a la población para provocar destrucción y caos. Detrás de todo está el Castrochavismo y el Foro de São Paulo.

Investigadores policiales detectaron la presencia de ciudadanos venezolanos y cubanos durante las jornadas más violentas de protesta en Santiago de Chile, según informó este lunes el periódico La Tercera, que también informa que ya se identificó a uno de los sujetos que participó de los incendios en las estaciones del metro, dice una publicación de Infobae.

Una de las teorías de la pesquisa es que grupos organizados tuvieron un rol clave en el ataque al sistema de transporte, que sufrió daños millonarios en 79 de sus 136 estaciones.

PanamPost publicó otro artículo sobre la participación de grupos entrenados especialmente para destruir objetivos “Explican los especialistas de inteligencia que los ataques a las estaciones incendiadas, se dieron prácticamente de forma simultánea; lo que demostraría un hecho planificado con premeditación. Además aseguran que se habrían atacado «zonas estratégicas» y para iniciar el fuego se habrían utilizado recursos de «difícil acceso en el mercado».

Ya el expresidente de Chile, Ricardo Lagos, había asegurado que en los incendios que afectaron distintas líneas del Metro de Santiago, hubo “sustancias aceleradoras que en Chile no hay“.

No es primera vez que fuentes de inteligencia de la región revelan una información tan importante y que demuestran la intención de la izquierda de desestabilizar a los Gobiernos democráticos; de hecho, el pasado 11 de octubre el mismo presidente de Ecuador, Lenín Moreno, aseguró que en las protestas de su país estuvieron infiltrados miembros de la guerrilla FARC y del chavismo en Venezuela.”

El gobierno de Chile anunció el martes 19 de noviembre la deportación de 50 inmigrantes del país por estar involucrados en distintas acciones vandálicas durante las protestas que han transcurrido durante este mes. De ellos, 30 son de nacionalidad cubana y 9 son venezolanos.

El periodista Andrés Oppenheimer dice lo siguiente: “El presidente chileno Sebastián Piñera me dijo que Chile necesita hacer un mejor trabajo para evitar “abusos” contra los más necesitados, pero agregó que hubo injerencia extranjera en las protestas. Las agencias de inteligencia chilenas han investigado “millones” de noticias falsas en las redes sociales, y muchas pudieron ser rastradas a Rusia, me dijo.”  “El presidente de Colombia, Ivan Duque, reconoció que Colombia tiene una alta tasa de desigualdad, y agrego que las recientes protestas en su país se vieron exacerbadas por falsas afirmaciones de que su gobierno planeaba eliminar los programas de capacitación para jóvenes y aumentar la edad de jubilación. “Esas fueron mentiras. Nunca habíamos dicho eso”, me dijo Duque. Agregó que muchos de esos reportes falsos en las redes sociales eran “patrocinados desde Venezuela”.¿Qué tienen en común las protestas mundiales?

Sendos artículos de ABC Internacional y The Epoch Times, refieren que el número dos del chavismo, Diosdado Cabello, dijo que ha “resurgido la izquierda bolivariana” y que “los pueblos de América Latina se están levantando solos”, durante una marcha convocada por el régimen el 24 de octubre.  Dijo que lo que está pasando en Perú, Chile, Ecuador, Argentina, Honduras “es apenas la brisita”, y viene un “huracán bolivariano”, cuando se refiere a la cadena de disturbios y protestas que desde hace semanas registra América Latina. También advirtió que en Brasil y Colombia comenzará pronto lo que denominó como “la arremetida de los pueblos”.

Por otro lado, Nicolás Maduro en la clausura de un Congreso Internacional de Comunas el 20 de octubre, dijo que dicho congreso “fue una decisión colectiva de todos los partidos políticos líderes del Foro de São Paulo”, añadiendo a continuación que “El plan va como lo hicimos, va perfecto. Ustedes me entienden… Foro de São Paulo, el plan va en pleno desarrollo, victorioso. …Todas las metas que nos hemos propuesto en el Foro de São Paulo las estamos cumpliendo una por una”… ”articulando los partidos políticos progresistas, revolucionarios, de izquierda … de toda América Latina y el mundo con los movimientos sociales, esa fue la estrategia que trazamos, y vamos bien… y todavía lo que falta. No puedo decir más, son secretos de súper bigote, no puedo decir más.

En ese mismo evento, el vicepresidente para las Comunas y Movimientos Sociales del PSUV Melvin Maldonado, anunció la creación de una Confederación Internacional de Comunas, Movimientos Sociales y el Poder Popular, como organización miembro del Foro de São Paulo, la creación de una Red Internacional de Comunicación Popular y Alternativa, plataforma de propaganda, la creación de la Comisión Económica Internacional Popular para la América Latina y del Instituto Internacional para Altos Estudios del Poder Popular. Estas organizaciones son las encargadas de continuar la puesta en práctica de la estrategia del Foro de São Paulo para la toma del poder por la izquierda en América Latina. Una vez en el poder, han desarrollado una agenda con las medidas para implantar regímenes comunistas totalitarios.

La estrategia del Foro de Sao Paulo es parte de una estrategia global que cuenta con el apoyo de Rusia, China y la izquierda europea y estadounidense para destruir el sistema capitalista y la democracia en el mundo. Prueba de ello es, por una parte el involucramiento descubierto de Rusia como generador de propaganda diversionista en las redes sociales y a través de los medios internacionales que controla, como Russia Today  (RT) y otros que financia como Telesur y el papel de China como socio financiero de las dictaduras de Bolivia, Cuba, Nicaragua y Venezuela. Por otra parte, ninguno de esos países, ni la izquierda europea ni la estadounidense, han condenado públicamente a esas dictaduras y se han opuesto a resoluciones de condena en la ONU y la OEA.

Otra publicación de PanamPost arroja luces sobre esta estrategia:

“Lo que ocurre en Chile no es simplemente la arremetida de un grupo de socialistas que quiere llegar al Congreso y a la presidencia y replicar el modelo cubano o venezolano. Lo que tiene lugar en el país austral es, además, una guerra irregular contra Occidente. Específicamente, lo que enfrentan los chilenos es un ataque práctico y teórico contra las instituciones que refuerzan y mantienen los valores occidentales. La idea, al final, es destruir el sistema. Destruir lo que conocemos como sociedad Occidental.

Reflexione el lector en por qué, en menos de un mes de protestas, van decenas de iglesias profanadas e incendiadas. No solo católicas, sino también evangélicas. Las iglesias protestantes no son fáciles de reconocer; a simple vista parecen bodegas o locales. Sin embargo, los «manifestantes» chilenos han ubicado estas iglesias y les han prendido fuego.

En diferentes calles de Chile, y dentro de las iglesias atacadas, los terroristas han pintado en las paredes la frase: «iglesia bastarda».

Si -como dicen los voceros de lo que ahora llaman «primavera chilena»- las movilizaciones son en contra de supuestas injusticias sociales y «mala situación económica», ¿por qué se ensañan con tal violencia contra las iglesias? ¿Qué culpa tienen los creyentes de las decisiones políticas del Gobierno de turno?

Y, en general, ¿por qué desatar tal nivel de caos? Hay ya más de 20 muertos, la mayoría perdieron la vida al quedar atrapados en medio de los incendios provocados los supuestos manifestantes. La Cruz Roja estima que 2.500 personas han resultado heridas. Unas 6.800 empresas pequeñas han sido destruidas, las estimaciones de los daños en infraestructura ascienden a 4.500 millones de dólares. 70 de las 136 estaciones de metro que tiene Santiago han sido totalmente destruidas. Y se han perdido aproximadamente 100 mil puestos de trabajo.

Lo que ocurre en Chile es terrorismo urbano. La gente normal no se enoja y sale a incendiar iglesias o edificios con gente adentro. Estamos hablando de grupos terroristas que quieren cambiar el sistema -como abiertamente lo dicen y lo pintan en las paredes- a través del caos.

Pero no hablan solo de un cambio de sistema económico, digo que lo que ocurre en Chile no es solo el típico socialismo que quiere estatizar la economía y quedarse con el poder político, los chilenos enfrentan una amenaza que va mucho más allá. El fondo, el objetivo final, es un cambio cultural que ni siquiera los mismos cabecillas de estos grupos tienen claro a dónde nos conduciría, pero lo que sí tienen claro es que necesitan deconstruir la cultura occidental. Lo que conocemos como natural. Por eso atacan las iglesias, por eso atemorizan a los creyentes de esa forma.

Aunque estas ideas puedan sonar extrañas y confusas para muchos lectores que no ven en las protestas chilenas más que una intento común del socialismo para llegar al poder, todo esto del cambio cultural la izquierda ya lo ha propuesto y trabajado desde hace años.

Lo que ocurre hoy en Chile parece la puesta en marcha de lo que alguna vez teorizaron Georg Lukács y los «intelectuales» de la Escuela de Frankfurt.

Lukács, por ejemplo, planteaba la necesidad de sumir a las personas en el pesimismo y hacerlas creer que vivían en un “mundo olvidado por Dios”, para de este modo tener las condiciones necesarias de desesperación social que permitirían la adhesión de nuevos militantes a la causa marxista. La iglesia, católica o protestante, es una barrera de contención contra el socialismo.”

Pero yendo al fondo del asunto, tanto Lukács como los teóricos de la Escuela de Frankfurt, dejaron de lado el asunto económico y convirtieron la cultura en su centro de estudio, teniendo claro que lo que querían era provocar «cambios sociales masivos». Vanessa Vallejo, ¿Por qué incendian iglesias en Chile?: una guerra irregular contra Occidente.

De igual manera, la izquierda se inspira en las ideas del marxista italiano Antonio Gramsci, quien proponía que las normas culturales vigentes de una sociedad son impuestas por la clase dominante (hegemonía cultural burguesa), de manera que no deberían percibirse como naturales o inevitables, sino reconocidas como una construcción social artificial y como instrumentos de dominación de clase. Por eso, la izquierda busca destruir esas normas culturales (normas democráticas, competencia, meritocracia, emprendimiento, libertad política, religión y demás reglas éticas y costumbres sociales generalmente aceptadas en la sociedad occidental), para conseguir una liberación política e intelectual del proletariado, reivindicando y creando su propia cultura de clase.

Un análisis de Patricio Quilhot, del 12 de diciembre del 2019 sobre las manifestaciones de extremistas feministas, también concuerda en que estas son parte de la estrategia para pervertir las normas culturales prevalecientes:

“No hay duda de que algo cambió en Chile con esta crisis, lo  notamos en especial cuando somos testigos de la extraña mutación moral vista en algunos grupos de jóvenes cuya motivación es cada vez menos comprensible. A las groseras imágenes pornográficas con tipos y tipas desnudos, introduciéndose consoladores frente a la universidad católica, o los desnudos con cola de caballo ante el monumento al general Baquedano debemos agregar una perfoma llevada a cabo por un grupo de mujeres, que agachadas frente a un cuartel de carabineros, encapuchadas y a trasero descubierto, orinaron en línea sobre la calle. No hay forma de que un ser humano normal pueda comprender el propósito de este tipo de demostraciones, las que parecieran corresponder a una provocación a la sociedad normal, a la cual nos demuestran no querer pertenecer o humillar, o quizás se trate de querer dar a conocer algún tipo de oscuras desviaciones sexuales de sus actores y promotores.

La parodia de las tesis sobre las violaciones, originalmente vista con cierto grado de comprensión como repudio a la injustificable violencia antifeminista, comienza a fastidiar al identificarse con la porquería antes señalada. En una línea de exposiciones poco agraciadas, con senos desnudos, vientres y cinturas voluminosas, llegaron a su máxima expresión cuando, ante el templo votivo de Maipú, ejecutaron una insultante parodia basada en un rezo a la Virgen María, plagado de expresiones soeces y groserías explícitas. Este tipo de demostración no tiene el menor sentido de protesta social y menos de liberación de demandas insatisfechas, correspondiendo a lo que parece una simple provocación que mientras más grosera, mejor.

A lo largo de la historia reciente, durante períodos post dictadura o posguerra, han aparecido movimientos de liberación sexual con algunos excesos, orientados fundamentalmente a promover el amor y la paz, cómo ocurrió con los hippies de los 60. Sin embargo, jamás se ha dado algo de tal nivel de grosería como lo que vemos en Chile. Un afán de protagonismo y exhibicionismo degradante que solo puede nacer de mentes enfermas, ebrias de poder ante la impunidad con la que van dejando su degenerada huella.

Al igual que con los grupos que han ofendido y profanado monumentos e Iglesias, nadie ha hecho cumplir la ley, y la impunidad sigue alimentando su insensato camino hacia la anulación de toda barrera moral. Este es el legado cultural que nos está imponiendo la izquierda política, fiel seguidora de la doctrina de Gramsci, quien recomendaba promover la degradación moral de la sociedad como el medio menos demandante para destruirla por dentro.”

La ex agregada cultural de Michelle Bachelet en Cuba, en el Congreso Internacional de Comunicación del Foro de Sao Paulo, en Caracas, Venezuela, 2 de diciembre de 2019, reconoció que no se trataba de manifestaciones espontáneas del pueblo, que la izquierda sí está organizada y agradeció el ejemplo de Cuba y Venezuela como modelo para destruir Chile. Aquí sus palabras:

“…y no es real lo que quieren decir los medios de comunicación hegemónicos que son el 99 por ciento en mi país. Que no estamos organizados o que esto es una manifestación espontánea eso no es verdad. Sí, estamos organizados. Somos más de 100 movimientos sociales organizados, articulados en una mesa que se llama la Mesa de Unidad Social. … Por eso seguimos en las calles, por eso estamos llamando al primero de enero que es el año nuevo a una gran manifestación, por eso hemos hecho más de 15.000 cabildos autoconvocados, porque nos estamos organizando para avanzar en nuestra asamblea constituyente. … Obviamente este plebiscito no es vinculante pero sí simbólicamente es muy potente para dar cuenta de la organización popular, la construcción popular que nosotros estamos haciendo en Chile siguiéndonos del ejemplo del pueblo y de los conductores de Venezuela, siguiéndonos del ejemplo del pueblo y de los conductores cubanos, que sí han hecho procesos constituyentes con absoluta soberanía popular real. El comandante Chávez decía que la mejor defensa es la unidad y la ofensiva.” … Transcripción del video en https://www.youtube.com/watch?v=AIFBlTI8iXM&t=85s

El diario digital El Pitazo apunta que la izquierda está realizando una ofensiva a nivel continental en el siguiente análisis:

“La izquierda radical o jurásica o delictiva, como se prefiera, en América Latina, en todas sus variantes, comenzando por las disfrazadas de revolución democrática, tienen diversas características en común. No están aisladas las unas de las otras, sino que operan con una articulación estratégica y operativa, que puede tener como frente formal o escenario público al Foro de Sao Paulo, pero cuya «Meca» está en la capital cubana, y en no poca medida en su colonia venezolana. Cuentan con un enjambre de militantes o agentes que se movilizan a lo largo y ancho del continente en tareas de subversión violenta cuando es menester, o de represión implacable, cuando corresponde defender las hegemonías que los mantienen.

Las democracias de América Latina se ven indefensas ante el acoso. La Carta Democrática Interamericana es letra muerta. Iniciativas como el Grupo de Lima se comportan como si estuvieran en Escandinavia. Un socialista democrático y moderno, Luis Almagro, secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), no se cansa de denunciar estas realidades, y su audiencia natural no se cansa de ignorarlo. 

 Hay una ofensiva continental que lleva adelante la izquierda jurásica o radical, estrechamente imbricada con la criminalidad organizada y con polos de poder de otros ámbitos del mundo, que también desprecian la democracia.”  Fernando Egaña. Una ofensiva continental. Octubre 2019.

Es tan evidente el papel del castrochavismo y la izquierda aglutinada en el Foro de São Paulo en la promoción de los recientes disturbios en varios países latinoamericanos que la Secretaría General de la OEA emitió un comunicado el 16 de octubre de 2019, en el cual expresa: “Las actuales corrientes de desestabilización de los sistemas políticos del continente tienen su origen en la estrategia de las dictaduras bolivariana y cubana, que buscan nuevamente reposicionarse, no a través de un proceso de reinstitucionalización y redemocratización, sino a través de su vieja metodología de exportar polarización y malas prácticas, pero esencialmente financiar, apoyar y promover conflicto político y social. … Las “brisas bolivarianas”, a las que ha hecho referencia el presidente de la ilegítima asamblea nacional constituyente bolivariana, han traído desestabilización, violencia, narcotráfico, muerte y corrupción. … La estrategia de desestabilización de la democracia a través del financiamiento de movimientos políticos y sociales ha distorsionado las dinámicas políticas en las Américas. … Durante años, la dictadura venezolana, con apoyo de la dictadura cubana, institucionalizó en la región sofisticadas estructuras de cooptación, represión, desestabilización y de propaganda mediática. Por ejemplo, el financiamiento de la dictadura venezolana a campañas políticas ha sido una de las formas efectivas para incrementar capacidades de generar conflictividad. … La Secretaría General de la OEA reafirma su obligación de proteger los principios democráticos y los derechos humanos, y de defenderlos donde éstos sean amenazados.

Pronto veremos el estallido de protestas y revueltas en el resto de países latinoamericanos, manipulando reclamos que pueden ser legítimos para convertirlos en asonadas violentas con el objetivo de derribar a gobiernos democráticos. En Panamá ya iniciaron. Brasil, Colombia y Perú están en la lista de prioridades. No olvidemos la confesión de Maduro: “El plan va como lo hicimos, va perfecto. Ustedes me entienden… Foro de São Paulo, el plan va en pleno desarrollo, victorioso. …Todas las metas que nos hemos propuesto en el Foro de São Paulo las estamos cumpliendo una por una”…”articulando los partidos políticos progresistas … con los movimientos sociales, esa fue la estrategia que trazamos, y vamos bien… y todavía lo que falta, no puedo decir más, son secretos de super bigote, no puedo decir más.

La agenda para la implantación de dictaduras

El Congreso Nacional Ciudadano (CNC), una red de organizaciones de la sociedad civil y líderes ciudadanos independientes de México, publica en su sitio web un resumen de la Agenda del Foro de São Paulo para instalar e implementar el comunismo. Según el fundador del CNC, Gilberto Lozano, la agenda fue obtenida de un participante en el XXV Encuentro del Foro de São Paulo celebrado en Caracas, Venezuela del 25 al 28 de julio de 2019 y no es divulgada por razones obvias. Las actividades están organizadas en tres etapas según el horizonte de tiempo en que se deben desarrollar:

ETAPA 1. Formulada para instalar el Comunismo (2019-2020)

    1. Crear Guardia Militar
    2. Someter al poder legislativo y judicial bajo una solo poder.
    3. Modificar la Constitución para manejar a discreción el dinero del presupuesto.
    4. Equidad de genero
    5. Desmitificar a religiones, introducir elementos que confundan con sectas esotéricas.
    6. Control de medios, propaganda para impulsar el culto al líder.
    7. Agenda progresista (Aborto, drogas, homosexualismo, relatividad de valores)
    8. Grandes proyectos símbolo que acaparen la atención del Poder Comunista
    9. Reformar educación para la igualdad, adoctrinamiento y lucha de clases.
    10. Expandir el ejército de leales al Partido (apoyos, dádivas, cupones)

ETAPA 2.  Control Político y de población (2021-2022)

    1. Redes sociales y partidos satélites de apoyo
    2. Reforzar la Lucha por los pobres con la bandera de la Corrupción y el Neoliberalismo.
    3. Control total del Internet
    4. Paramilitares que puedan evadir los Derechos Humano en caso necesario.
    5. Mapear a los empresarios para proponer se vayan marginando o huyendo del país.
    6. Más y más gente en el Gobierno, creación de plazas para el Partido, quitando las que puedan ser vistas como de gobiernos anteriores.
    7. Estructura paralela para controlar gobernadores de estados.
    8. Mecanismo de control del dinero vía tecnología.
    9. Control de bancos.

ETAPA 3. Distribución de la Riqueza (2023-2024)

    1. Expropiaciones masivas
    2. Reparto de viviendas, terrenos, empresas a nombre del Partido.
    3. Escarmiento a clase alta económica; el dinero es pecado
    4. Cambio de Constitución para reelección a juicio del pueblo
    5. Medios de producción en manos del estado.
    6. Solo trabajo, fuera el capital, es de todos.

Esta estrategia es la que ha sido implementada en sus aspectos fundamentales, en Venezuela y Nicaragua, con algunas variaciones de acuerdo a las peculiaridades de cada país y se basa en las medidas que Castro implementó en Cuba. Algunas de ellas han sido también implementadas por Correa en Ecuador y Morales en Bolivia.

Otra denuncia relacionada es la expresada en el libro “El plan del FORO DE SÃO PAULO para destruir las FUERZAS ARMADAS” de Alejandro Peña Esclusa, Septiembre de 2009. Que inicia con las siguientes frases: “Las Fuerzas Armadas de América Latina son objeto de un ataque sin precedentes. La ofensiva se realiza en todas las naciones -aunque con métodos diferentes- para lograr un mismo fin: la destrucción definitiva de las instituciones armadas.” La denuncia se basa en la transformación de las fuerzas armadas venezolanas en un cuerpo militar corrupto, en una organización politizada y al servicio del proyecto político socialista y totalitario de Chávez y luego de Maduro.

En esta tarea, se revela el papel de la asesoría cubana y de Martha Harnecker, recientemente fallecida, asesora del gobierno de Fidel Castro después del golpe de estado de Pinochet y escritora de libros sobre marxismo ortodoxo. Según Peña Esclusa “Tan pronto asumió el gobierno, Chávez convoca a Martha Harnecker, revolucionaria con vasta experiencia en Chile, Nicaragua y en toda la lucha revolucionaria continental. Ella le presenta un plan para destruir a la Fuerza Armada Nacional Institucional, el cual resalta… “Las acciones de desprestigio, desmoralización y provocación””.

Pero los políticos y funcionarios gubernamentales en los países democráticos siguen ignorando o  subestimando la amenaza de la izquierda continental organizada. Su fin último ha sido confesado innumerables veces: la destrucción del sistema de mercado y la democracia para instaurar el socialismo, no importa cuántas veces haya fallado.  No en vano Cuba ha persistido más de 60 años en el comunismo intentando exportar su revolución, ahora con Venezuela como su aliado principal.

Arturo J. Solórzano
Diciembre, 2019